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Rehabilitación (Madr). 2013;xxx(xx):xxx---xxx

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REVISIÓN

Instrumentos de medida más frecuentemente empleados en la

valoración del traumatismo craneoencefálico
S. Laxe ∗ , E. Capdevila Tomás y B. Castaño Monsalvez

Unidad de Daño Cerebral, Institut Guttmann-UAB, Badalona, Barcelona, España

Recibido el 2 de junio de 2013; aceptado el 2 de septiembre de 2013

PALABRAS CLAVE Resumen

Medidas de resultado; Introducción: La heterogeneidad de secuelas tras un traumatismo craneoencefálico (TCE) hace
Escalas; que la descripción del espectro funcional sea compleja. Por ello es esencial el uso de ins-
Rehabilitación; trumentos de medida para evaluar su estado funcional, así como su evolución a lo largo del
Daño cerebral; tiempo.
Traumatismo Objetivo: Identificar qué escalas son las más frecuentemente empleadas en esta población.
Estrategia de búsqueda: se realizó una búsqueda sistemática de escalas a través de Pubmed,
Embase y psycINFO.
Resultados: La Functional Independence Measure (FIM), la Glasgow Outcome Scale (GOS), la
Disability Rating Scale (DRS), el Barthel Index (BI), el Community Integration Questionnaire
(CIQ), el Rancho Los Amigos Level of Cognitive Functional Scale (RLS LCFS) y varios test
cognitivos Wechsler Adult Intelligence Scale (WAIS), el Wisconsin Card Sorting Test (WCST),
el Galveston Orientation Amnesia Test (GOAT), el California Verbal Learning Test (CVLT) y el
Mini-mental State Examination (MMSE) aparecieron nombrados en más del 10% de los artículos.
Conclusiones: La complejidad de secuelas tras un TCE explica la gran cantidad de escalas halla-
das. El presente artículo proporciona información sobre las más frecuentemente empleadas, así
como sus características, permitiendo a los clínicos e investigadores seleccionar el instrumento
de medida que más favorezca su área de interés.
© 2013 Elsevier España, S.L. y SERMEF. Todos los derechos reservados.

KEYWORDS Measurement instruments most frequently used in the evaluation of traumatic brain
Outcome assessment; injury
Scales;
Rehabilitation; Abstract
Brain damage; Introduction: The description of the functional spectrum after Traumatic Brain Injury (TBI) is
Traumatism complex due to the heterogeneity of its sequels. Thus, use of measurement instruments is of
utmost importance to evaluate its functional status and evolution throughout time.

∗ Autor para correspondencia.

Correo electrónico: slaxe@guttmann.com (S. Laxe).

0048-7120/$ – see front matter © 2013 Elsevier España, S.L. y SERMEF. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.rh.2013.09.003

Cómo citar este artículo: Laxe S, et al. Instrumentos de medida más frecuentemente empleados en la valoración del
traumatismo craneoencefálico. Rehabilitación (Madr). 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.rh.2013.09.003
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2 S. Laxe et al

Objective: To identify the scales used most frequently in this population. Search strategy: A
systematic search was done for scales using Pubmed, Embase and psycINFO.
Results: The Functional Independence Measure (FIM), Glasgow Outcome Scale (GOS), Disabi-
lity Rating Scale (DRS), Barthel Index (BI), Community Integration Questionnaire (CIQ), Rancho
Los Amigos Level of Cognitive Functional Scale (RLS LCFS) and several cognitive tests - Wechs-
ler Adult Intelligence Scale (WAIS), Wisconsin Card Sorting Test (WCST), Galveston Orientation
Amnesia Test (GOAT), California Verbal Learning Test (CVLT) and Mini-mental State Examination
(MMSE) were used in more than 10% of the articles.
Conclusions: The complexity of sequels after TBI explains the large amount of scales found.
This article provides information on the most frequently used scales as well as their characte-
ristics, allowing the clinicians and researchers to choose the best measurement instrument for
their area of interest.
© 2013 Elsevier España, S.L. and SERMEF. All rights reserved.

Introducción clasificación y estratificación de los pacientes en grupos fun-

El traumatismo craneoencefálico (TCE) es la causa de dis-
capacidad y de muerte más frecuente en gente joven, y se
estima que en Europa viven alrededor de 7,8 millones de
personas con algún tipo de discapacidad secundaria a ello1,2 .
La heterogeneidad de las secuelas, que abarcan desde tras-
tornos de conciencia, déficits motores y sensoriales hasta
problemas endocrinológicos, crisis comiciales, déficits cog-
nitivos o afectación de la conducta hacen que el espectro
funcional sea complejo. La posibilidad de que estas cam-
bien a lo largo del tiempo genera incertidumbre sobre la
previsión de futuro3,4 .
La rehabilitación persigue la búsqueda del mayor nivel de
autonomía posible, con el fin último de alcanzar la máxima
calidad de vida de aquellos que sufren una discapacidad.
En esta tesitura la rehabilitación es entendida como una
estrategia de salud que se inicia una vez transcurridas las
fases de prevención y de tratamiento agudo, y que esta-
blece unos objetivos que en términos concretos varían de
paciente a paciente, pero también a lo largo del tiempo5 .
Es por esto que el conocimiento de las secuelas tras un TCE,
y consiguientemente la descripción de su estado de funcio-
nalidad, es fundamental para realizar no solo un correcto
manejo clínico, sino también para identificar los objetivos
del tratamiento, cuantificar resultados y crear planes de
intervención cuyo fin último es el de obtener una mejor
integración comunitaria6 .
Un componente clave en la consecución de esta empresa
viene determinado por el uso de instrumentos de medida o
escalas de valoración.
Es sobre los años 70 cuando el desarrollo de instrumen-
tos de medida y su aplicación se extiende en los sistemas
de salud de forma paralela a la introducción de un nuevo
modelo de paradigma en los sistemas sanitarios, que se eti-
quetó como medicina basada en la evidencia. En este nuevo
marco la búsqueda de indicadores de salud, de efectividad
en el tratamiento y de calidad de vida es la base de un nuevo
modelo de praxis clínica. Las escalas de valoración ofrecen
al profesional una forma práctica, validada y estandarizada
para documentar la repercusión y tipo de discapacidad que
padece una persona. Paralelamente, permiten una mejor
cionales, y con ello el desarrollo de conocimiento que puede
ser aplicado en diferentes situaciones, tanto en la clínica
para establecer un pronóstico y medir un resultado, como en
la investigación para comparar resultados o estudios, pero
también en la gestión hospitalaria, siendo empleadas como
indicadores de salud en el llamado benchmarking7,8 .
Estos instrumentos de medida de resultados o escalas han
de reunir unos principios comunes entre los que destaca
que tengan suficiente fiabilidad que garantice una buena
reproductibilidad y la suficiente validez como para permitir
predecir parámetros, por ejemplo, saber si el paciente va a
ser capaz de regresar a casa con una cierta independencia
o si va a tener que ir a un sociosanitario.
El objetivo del presente estudio es revisar cuáles son
los instrumentos de medida que más frecuentemente se
emplean en los estudios realizados en el ámbito de la reha-
bilitación del TCE, con el fin de poder asesorar a los clínicos
en su práctica habitual.
Material y métodos
Se realizó una búsqueda en la literatura para identificar
estudios centrados en pacientes que habían sufrido un TCE.
Estrategia de búsqueda
Con el fin de sistematizar la búsqueda bibliográfica se
incluyeron 3 bases de datos electrónicas (Pubmed, EMbase
y psycINFO). La terminología de búsqueda empleó los
siguientes términos: traumatic brain injury, brain injury,
head trauma, outcome assessment, outcome measures,
questionnaire, functional asessment, disability quality of
life y evaluation.
Se escogieron aquellos estudios que incluyesen pacientes
mayores de 18 años con un diagnóstico de TCE.
Criterios de inclusión/exclusión
Se incluyeron todos los estudios clínicos aleatorizados,
ensayos clínicos, estudios observacionales y estudios cuali-
tativos donde se empleasen escalas de valoración funcional

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traumatismo craneoencefálico. Rehabilitación (Madr). 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.rh.2013.09.003
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Instrumentos de valoración en TCE
Tabla 1 Instrumentos de medida que han aparecido en
estudios con sujetos con TCE en más del 10% de los estudios
encontrados
Escala Porcentaje de
aparición
Functional Independence Measure (FIM) 50
Glasgow Outcome Scale (GOS) 34
Disability Rating Scale (DRS) 32
Wechsler Adult Intelligence Scale III 29
Trail Making Test (TMT) 26
Community Integration Questionnaire 22
(CIQ)
Wisconsin Card Sorting Test (WCST) 15
Barthel Index (BI) 14
Controlled Oral Word Association Test 14
(COWAT)
Galveston Orientation and Amnesia Test 13
(GOAT)
California Verbal Learning Test (CVLT) 12
Rancho Los Amigos Level of Cognitive 12
Functional Scale (RLA LCGS)
Mini Mental State Examination (MMSE) 10
publicados entre el año 2000 y 2010. Se excluyeron estudios
donde únicamente se valoraban parámetros de laboratorio
o datos genéticos, cartas al director, editoriales o revisiones
sistemáticas. En el caso de que se encontrasen varias publi-
caciones fueron escogidas aquellas que tenían mayor factor
de impacto.
Resultados
Se incluyeron 193 artículos que fueron leídos íntegramente
y en los cuales se encontraron 283 instrumentos de medida
diferentes.
A continuación se describen las características de los ins-
trumentos de medida cuya frecuencia de aparición en los
estudios de TCE superó el 10% como punto de corte (tabla 1)
Functional Independence Measure
La Functional Independence Measure (FIM) evalúa diferen-
tes aspectos de la realización de actividades de la vida diaria
como son la alimentación, los cuidados personales, el uso del
aseo, las transferencias y la locomoción, así como también
aspectos cognitivos como la comunicación, la memoria, la
resolución de problemas y la interacción social9,10 . Hoy en
día es una de las escalas más ampliamente empleadas en el
mundo de la rehabilitación por su capacidad para detectar
cambios durante la fase de hospitalización. Ha demostrado
tener un valor predictivo en cuanto al grado de asistencia
que necesitarán los pacientes al alta hospitalaria, y tiene
una gran fiabilidad inter e intraobservador11,12 . Sus desven-
tajas incluyen que en la fase subaguda alcanza un techo
y tiene poca sensibilidad para determinar cambios. Otro
hecho limitante es que se necesita autorización para su uso
y una formación adecuada.
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traumatismo craneoencefálico. Rehabilitación (Madr). 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.rh.2013.09.003
3
Glasgow Outcome Scale
La Glasgow Outcome Scale (GOS) se desarrolló por la necesi-
dad de identificar características similares en pacientes con
un TCE para poder predecir el pronóstico y para completar
la información reportada por la Escala de Coma de Glasgow
(GCS). Por su sencillez y facilidad de administración13 es otra
de las escalas más ampliamente utilizada como indicador de
resultados en TCE.
Incluye 5 ítems que en realidad son una breve descripción
del estatus funcional del paciente, que finalmente quedará
clasificado en: muerte, estado vegetativo, severa discapa-
cidad, moderada discapacidad y buena recuperación.
Más recientemente se elaboró una versión extensa, la
Glasgow Outcome Scale-extended (GOSE)14 , que incorpora
áreas como la independencia en el hogar, la independen-
cia fuera del hogar, el trabajo, las actividades sociales y la
relación con la familia o las amistades. De todas formas la
GOSE, aunque incrementa la sensibilidad, estudios recientes
demuestran que tiene una ratio de concordancia interobser-
vacional del 60% en investigadores poco entrenados15 .
La GOS tiende a alcanzar un plateau de alrededor de los
6 meses, y al igual que el instrumento anterior, deja de ser
sensible a la hora de determinar cambios más allá de ese
período.
A pesar de ello, la GOS, por su sencillez, sigue siendo
la escala más frecuentemente empleada en los ensayos clí-
nicos y los resultados, incluso tienden a dicotomizarse en
pacientes con pronóstico favorable y pacientes con pronós-
tico desfavorable16,17 .
Disability Rating Scale
La Disability Rating Scale (DRS) se creó con el objetivo de
complementar a la GOS para asesorar de forma cuantitativa
la discapacidad en aquellos pacientes con un traumatismo
severo durante su fase de recuperación a través de los dife-
rentes estadios, que van desde el coma hasta una afectación
global de las funciones superiores18 . Estaba encaminada a
ser administrada de forma rápida, que no fuera compleja de
aprender y que tuviera una alta fiabilidad interobservador.
La DRS contiene 8 ítems que se distribuyen en 4 domi-
nios entre los que se incluyen nivel de conciencia, capacidad
cognitiva para realizar el autocuidado, nivel de dependencia
física de terceras personas y aspectos sociales que evalúan
la capacidad de retorno al trabajo.
Una menor puntuación indica una baja discapacidad,
mientras que una puntuación alta refleja una alta discapaci-
dad. La DRS divide a los pacientes en diferentes categorías
de recuperación: ausencia de discapacidad, discapacidad
leve, parcial, moderada, moderadamente severa, discapa-
cidad severa, extremadamente severa, estado vegetativo,
estado vegetativo extremo y muerte. La DRS ha demostrado
ser sensible a la hora de discriminar pequeños cambios en
la condición de un paciente a lo largo del tiempo durante la
fase de hospitalización, sobre todo a medio y largo plazo,
por lo que puede ser más útil en el ámbito de la rehabilita-
ción para determinar cuándo un paciente ha alcanzado un
plateau en su curva de recuperación. Es una escala fiable
y válida para una población con secuelas tras un TCE, y ha
demostrado tener una buena correlación tanto con pruebas
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4 S. Laxe et al
neurofisiológicas como con la predicción de discapacidad a
largo plazo tras un TCE19 . Sin embargo, la DRS no está diri-
gida a discriminar la discapacidad en aquellos pacientes con
traumatismo que hayan tenido una buena evolución física y
que hayan quedado con secuelas cognitivas importantes; en
estos casos la DRS no aporta cambios sutiles, por lo que los
test neuropsicológicos convencionales han de ser empleados
en esta situación.
Barthel Index
Este instrumento ya antiguo, desarrollado en el Reino Unido
en 1965, está encaminado a medir la independencia fun-
cional en relación con los cuidados de higiene personal y
actividades básicas de la vida diaria, como son la alimenta-
ción, las transferencias, la higiene básica, el uso del baño,
la movilidad y la continencia de esfínteres. El Barthel Index
(BI) es fácil de administrar y ha demostrado tener una buena
fiabilidad inter-intraobservador, junto a un alto valor predic-
tivo en cuanto a la independencia funcional en pacientes con
ictus20,21 . Sin embargo, su uso hoy en día en el TCE está más
limitado, ya que mide funciones muy básicas y puede darse
la circunstancia de que pacientes con una puntuación más
alta tengan una afectación cognitiva importante7 .
Community Integration Questionnaire
El Community Integration Questionnaire22 (CIQ) es un ins-
trumento que consta de 15 ítems y que fue designado como
medida para evaluar el retorno a la vida social y comunitaria
tras un TCE, y es considerado como el instrumento más ade-
cuado para cuantificar las consecuencias del TCE a nivel de
la participación23 . Las subescalas del CIQ se basan en aspec-
tos que incluyen el nivel de independencia necesario para el
retorno al domicilio y la participación en actividades socia-
les y productivas, como son la incorporación al trabajo o al
estudio. El CIQ ha demostrado tener una buena correlación
con otra escala empleada en rehabilitación como la Craig
Handicap Assessment Report Technique (CHART) y con la
calidad de vida tras el TCE7 . Tiene la ventaja de ser de fácil
administración, pudiendo ser completado por un profesional
sanitario, por el paciente o incluso por un familiar.
Rancho Los Amigos Level of Cognitive Functioning Scale
El Rancho Los Amigos Level of Cognitive Functioning Scale
(RLA LCFS) Fue una de las primeras escalas desarrolladas
para evaluar las funciones cognitivas en pacientes ingresa-
dos con trastornos de conciencia tras un TCE. Hagen et al.,
en 1972, describieron 8 estadios que comprenden: no res-
puesta (i), respuesta generalizada (ii), respuesta localizada
(iii), respuesta confusa/agitada (iv), respuesta inapropiada
pero no agitada (v), respuesta confusa pero apropiada (vi),
respuesta automática y apropiada (vii) y respuesta apropiada
(viii). Es una escala que sirve para tipificar a los pacientes de
una forma rápida según su grado de colaboración para ser
incluidos en diferentes programas de rehabilitación.
A pesar de ser una escala de empleo rápido y empleada
en el benchmarking, tiene el inconveniente de que puede
haber fluctuaciones, sobre todo en los pacientes que están
entre el nivel iv y v, es decir, en aquellos que están en el
límite de la amnesia postraumática24 .
Cómo citar este artículo: Laxe S, et al. Instrumentos de medida más frecuentemente empleados en la valoración del
traumatismo craneoencefálico. Rehabilitación (Madr). 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.rh.2013.09.003
Tests cognitivos
Tradicionalmente estos fueron rechazados como instrumen-
tos de medida de resultado en pacientes con TCE, pero
estudios recientes han mostrado que aspectos de orienta-
ción, memoria verbal y velocidad de procesamiento de la
información pueden ser empleados como factores pronós-
tico dentro de la valoración neuropsicológica25 . Dentro de la
batería de test neuropsicológicos que aparecieron en nues-
tra búsqueda destaca el Trail Making Test26 (TMT) con sus
2 partes. La parte A consiste en que el paciente vincule
mediante una línea una serie de números que se encuen-
tran distribuidos aleatoriamente en una hoja de papel. En la
parte B el paciente debe ordenar números y letras de forma
alterante (por ejemplo: 1A, 2B, 3C). Esto aporta información
sobre la atención visual, el reconocimiento de imágenes, la
velocidad de procesamiento de la información, la flexibili-
dad mental y la ejecución.
Por otro lado, la WechslerAdult Intelligence Scale es
un instrumento para evaluar la inteligencia en mayores de
16 años y que fue publicado por primera vez en 1955. Está
constituida por 11 subtests, 6 de los cuales constituyen la
escala verbal y 5 la escala de ejecución. En la escala verbal
se evalúan aspectos como la comprensión, el vocabulario
y la aritmética. En la segunda parte se evalúan aspectos
relacionados con la capacidad de aprendizaje, la memoria
visual, la percepción lógica y el razonamiento. El Wiscon-
sin Card Sorting Test27 es un test paradigmático en el TCE,
ya que es empleado como instrumento de medición de la
flexibilidad cognitiva. Se trata de un test en el que se le
pide al paciente que clasifique una serie de cartas en fun-
ción de 3 categorías (color, forma y número) una vez que ha
visto a su examinador hacerlo, por lo que ha de deducir la
secuenciación.
El Controlled Oral Word Association Test (COWAT) es un
test que mide la atención, la memoria de trabajo y las
funciones ejecutivas. Este test ha demostrado una buena
correlación entre las funciones ejecutivas y las lesiones fron-
tales. Burgess et al. demostraron que en aquellos pacientes
con TCE con un bajo rendimiento en el COWAT sus familia-
res y cuidadores tendían a reportar un mayor número de
problemas en las actividades de la vida diaria28
El Galveston Orientation and Amnesia Test (GOAT) apa-
reció en siguiente lugar, siendo nombrado en un 13% de los
artículos. Se trata de un sencillo test cuyo fin es medir
la orientación y amnesia de eventos que ocurrieron tanto
antes como después del TCE. Dentro de las áreas que eva-
lúa se incluye información biográfica e información sobre
la orientación témporo-espacial. Al comenzar la adminis-
tración del test cada paciente dispone de 100 puntos, que
se les van sustrayendo por cada error cometido. Una pun-
tuación entre 76 y 100 se considera normal. El GOAT ha
demostrado tener una correlación con la severidad de la
lesión y determina el período de amnesia postraumática,
que es un factor pronóstico tras el TCE29 . La fiabilidad inte-
robservador también ha sido demostrada, y hace que el
GOAT se muestre como un test con una buena capacidad de
predecir la capacidad funcional en la población afecta de
TCE30 . Tiene el inconveniente de que aunque existe un test
alternativo, es de difícil administración en aquellos pacien-
tes con afectación verbal, con problemas de disartria o
afasia.
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Instrumentos de valoración en TCE
El siguiente test fue el California Verbal Learning Test
(CVLT), cuya creación en el año 1987 parte de un ambicioso
proyecto basado en la metodología y constructos de ciencias
cognitivas para medir cómo y cuánto era capaz de aprender
un sujeto. El test se basó en el Auditory Verbal Learning Test
y consiste en administrar al paciente una lista de 16 nombres
que ha de leer y después ha de recordar, distribuyendo los
nombres en 4 categorías semánticas (herramientas, frutas,
ropa y especias).
Por último, en un 10% de los artículos fue mencionado el
Minimental State Examination. Se trata de un instrumento
introducido por Folstein en 1975 con la idea de disponer
de un test válido, consistente y que sirviera como cribado
cognitivo en la valoración inicial de pacientes neurológi-
cos. Quizás hoy en día se conozca más por su utilidad en
el cribado del deterioro cognitivo31 .
La escala consiste en 11 ítems distribuidos en 6 domi-
nios: orientación, registro de información nueva, atención,
cálculo, lenguaje y construcción visuoespacial. Es un test
que ha sido validado en varios idiomas y tiene las venta-
jas de ser breve, de fácil administración y con una buena
fiabilidad tanto inter como intraobservador. No obstante,
tiene algunas carencias como poca sensibilidad en deterioros
cognitivos leves o en trastornos frontales31,32 .
Discusión
Esta revisión ha puesto en evidencia la existencia de un gran
número de instrumentos de medida usados en la valora-
ción de pacientes con TCE, lo cual refleja la complejidad
de sus secuelas33,34 . En el ámbito de la investigación, la
selección del instrumento de medida corre a la par que
el objetivo particular del estudio, condición necesaria para
evaluar un aspecto concreto. La mayoría de los instrumentos
identificados poseen unas buenas propiedades psicométri-
cas y todos ellos, en conjunto, cubren una amplia área de
funcionamiento35 . La literatura científica publicada hasta el
momento ha proporcionado escasa información sobre qué
instrumentos son los más apropiados para cada situación clí-
nica o de investigación, por lo que recientemente se está
produciendo un incremento de publicaciones científicas que
hacen referencia al análisis conceptual de diferentes esca-
las empleando el marco de la Clasificación Internacional del
Funcionamiento, la Discapacidad y la salud (CIF) de referen-
cia para su comparación6,36,37 .
Siguiendo el modelo biopsicosocial de la OMS, y
empleando la CIF como marco conceptual, se observa que
algunos instrumentos están orientados a determinar un défi-
cit, como los test neuropsicológicos, otros determinan la
limitación en las actividades, como el BI o el FIM, o la restric-
ción en la participación como el CIQ y otras medidas abarcan
varios dominios de la CIF como la DRS o el GOS.
Los test neuropsicológicos evalúan diferentes funciones
cognitivas como son la memoria, la atención, la veloci-
dad de procesado de la información o funciones ejecutivas.
Recientes estudios han mostrado su correlación con medidas
globales de resultado como el funcionamiento a largo plazo
o el retorno al trabajo25,38 . Incluso el hecho de no realizar
correctamente un test neuropsicológico al año de la lesión
se ha relacionado con una escasa probabilidad de retorno a
una actividad remunerada39,40 .
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5
Las escalas de valoración global del funcionamiento como
la GOS, su versión extensa GOSE o la DRS, han demos-
trado tanto una buena fiabilidad como validez en sujetos
con TCE14,19 , y han demostrado validez a la hora de pre-
decir resultados tanto a los 3 como a los 6 meses de la
lesión. Diferentes estudios refieren una buena correlación
entre la puntuación de la DRS y la duración de la estan-
cia hospitalaria, así como la funcionalidad al alta. Tanto
en el diseño de estudios como en el trabajo clínico de
rehabilitación tras una lesión traumática cerebral cobra
especial importancia identificar a aquellos pacientes en
los que la capacidad de intervención y mejoría sea posi-
ble y realista19 . El inconveniente viene determinado por
la característica singular de que en ocasiones la evolución
de estos pacientes puede ocurrir a un ritmo más lento,
y pueden aparecer cambios funcionales o nuevos proble-
mas que no sean capturados por estos instrumentos de
medida.
Algunos autores como Nichol y Maas recomiendan el uso
de la GOS frente a la DRS en la realización de estudios
controlados, ya que es una escala más corta que consume
menos tiempo y es, a la vez, la escala más frecuente-
mente empleada por su validez y fiabilidad en estudios
controlados en pacientes con TCE. Además, su versión
extensa ha demostrado una buena correlación con los test
neuropsicológicos17,37 .
En relación con la limitación en la actividad destacan el
BI y la FIM. Aunque ambos cubren los mismos dominios, y
los estudios no parecen demostrar la existencia de diferen-
cias en los resultados, la FIM le gana terreno al BI en el
TCE, ya que tiene la ventaja de gozar de una validez pre-
dictiva en otras poblaciones diferentes a las de TCE y que le
permite servir como instrumento de medida para la retri-
bución económica de algunos hospitales20,41 . La principal
desventaja radica en que se trata de una escala que pre-
cisa de autorización por su propietario, así como un período
de entrenamiento.
En los resultados destaca la ausencia de escalas que eva-
lúen de forma específica la calidad de vida en pacientes con
TCE, y de hecho estudios recientes describen una caren-
cia de los mismos en los estudios con TCE en términos de
la evaluación de dominios importantes para los pacientes o
sus familiares36 , lo que suscitó la necesidad de replantear
la orientación de los instrumentos de medida empleados.
En este sentido cabe destacar la aparición de publicaciones
recientes en donde se mencionan 2 instrumentos nuevos:
PROMIS y QoLIBRI. Ambas escalas surgen de la necesidad
de incorporar la perspectiva del paciente como medida de
resultado, ya que en definitiva la rehabilitación busca alcan-
zar el máximo nivel de satisfacción y de autonomía personal.
El QoLIBRI es el primer instrumento de medida específico
que se ha desarrollado para una población con TCE que mide
la calidad de vida y que ha sido validado en 2 estudios mul-
tinacionales. Sus ítems se distribuyen en la evaluación de
4 áreas: cognición, actividades de la vida diaria y autono-
mía personal, relaciones sociales y emociones y problemas
físicos42,43 .
La PROMIS es una medida genérica para medir calidad
de vida a través de diferentes poblaciones y capturar el
impacto de una enfermedad sobre el individuo. Esta escala
comprende un conjunto de ítems distribuidos a lo largo de
diferentes dominios que miden la función física, el sueño,
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6 S. Laxe et al
la fatiga, la ansiedad, la depresión, los roles sociales y las
actividades sociales44 .
Con todo, la valoración de la calidad de vida en pacientes
con TCE es compleja por la propia idiosincrasia del TCE, en
donde paradójicamente aquellos individuos que están peor
no reconocen sus déficits y suelen puntuar más alto que
aquellos que están realmente mejor45 .
Otra limitación de este estudio es que no se incluyeron
los términos relacionados con la conducta, por lo que no
figuran escalas relacionadas con aspectos conductuales, a
pesar de tener una alta prevalencia en estos individuos, y
que además su consecuencia directa es una limitación en su
funcionamiento y su calidad de vida.
Conclusiones
Es necesario el uso de medidas específicas para aspectos
concretos, pero también son necesarias escalas consen-
suadas de calidad de vida y de resultado que faciliten la
comparación de estudios, con el fin de buscar evidencia cien-
tífica en intervenciones de salud que permita incrementar el
conocimiento sobre las repercusiones del TCE, que favorez-
can el desarrollo de estrategias sanitarias y el benchmarking
en rehabilitación.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran
que para esta investigación no se han realizado experimen-
tos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que
han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la
publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes
incluidos en el estudio han recibido información suficiente
y han dado su consentimiento informado por escrito para
participar en dicho estudio.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los
autores declaran que en este artículo no aparecen datos de
pacientes.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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