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Resumen

Grupo #2
Historia de América Latina
EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA Y SUS PUEBLOS ORIGINARIOS
La arquitectura y el urbanismo tuvieron una gran influencia en los pueblos originarios de
América. Estas civilizaciones desarrollaron distintos estilos arquitectónicos y formas de
planificación urbana que reflejaban sus creencias, necesidades y formas de vida. La
arquitectura estaba estrechamente ligada a aspectos religiosos, sociales y políticos, y se
manifestaba a través de construcciones monumentales como templos, palacios y fortalezas.
Los pueblos originarios también demostraron su capacidad para adaptarse al entorno,
aprovechando los recursos naturales y diseñando construcciones resistentes a los desastres
naturales.

La planificación urbana incluía la distribución de calles, plazas y espacios públicos, teniendo


en cuenta factores como la agricultura, el comercio y la defensa. Esta influencia de la
arquitectura y urbanismo en los pueblos originarios se puede observar hasta el día de hoy en
la preservación de sus construcciones y en la forma en que las comunidades indígenas
continúan interactuando y dando forma a su entorno físico.

En el caso de los mayas, por ejemplo, construyeron majestuosas ciudades como Tikal,
Palenque y Chichén Itzá, con imponentes templos, pirámides y sistemas de acueductos que
demuestran su avanzado conocimiento en matemáticas, astronomía y arquitectura. Estas
estructuras no solo servían como centros religiosos y administrativos, sino también como
expresiones de su identidad cultural y relación con la naturaleza. Por otro lado, los incas
desarrollaron un sistema urbano único en Machu Picchu, una ciudad sagrada situada en lo
alto de los Andes peruanos. Su arquitectura y diseño urbanístico se adaptan perfectamente al
terreno montañoso, con terrazas agrícolas, templos y viviendas integradas en armonía con la
naturaleza circundante. Este enfoque ecológico y sostenible en la planificación urbana es un
claro ejemplo de cómo los pueblos originarios valoraban y respetaban el medio ambiente.

INVASIÓN, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN


La llegada de los colonizadores europeos a estas tierras cambió radicalmente la forma en que
se concebían los espacios urbanos y la manera en que se construían los edificios. Durante la
invasión, los conquistadores europeos trajeron consigo sus propias ideas y estilos
arquitectónicos, que se fusionaron con las tradiciones locales para dar lugar a una arquitectura
única en la región.
Los colonizadores construyeron ciudades y fortalezas que servían como centros de poder y
control político, así como iglesias y catedrales que representaban el poder religioso de la
Iglesia Católica.

Uno de los aspectos más destacados de la arquitectura colonial en América Latina fue la
utilización de materiales locales y técnicas de construcción indígenas. Los colonizadores
adaptaron sus diseños y estilos a las condiciones del nuevo mundo, creando edificios que
combinaban elementos europeos con influencias locales. Esto se puede observar en la
arquitectura de ciudades como Cusco en Perú, donde se utilizó la piedra incaica para construir
edificios coloniales. En cuanto al urbanismo, la llegada de los europeos trajo consigo la
creación de ciudades planificadas y organizadas de acuerdo con estándares europeos. Se
establecieron plazas, calles y edificios públicos que reflejaban el orden y la jerarquía de la
sociedad colonial. Las ciudades coloniales se diseñaron siguiendo un modelo de cuadrícula,
con calles anchas y rectas que convergían en plazas centrales donde se encontraban los
edificios más importantes.

EVOLUCIÓN COLONIAL EN EL SIGLO 18


La evolución colonial urbana en América Latina durante el siglo 18 fue un proceso marcado
por una serie de cambios significativos que transformaron la configuración de las ciudades
en la región. Durante este período, las ciudades coloniales latinoamericanas experimentaron
un crecimiento demográfico y económico, así como un cambio en la estructura social y
urbana.
Es importante destacar que las ciudades coloniales latinoamericanas experimentaron un
rápido crecimiento demográfico durante el siglo 18. El aumento de la población se debió en
parte a la inmigración de europeos y africanos, así como al crecimiento natural de la
población indígena y mestiza. Este crecimiento demográfico condujo a una mayor densidad
urbana y a la expansión de las ciudades coloniales, que se convirtieron en importantes centros
económicos y administrativos en la región.
La estructura social y urbana de las ciudades coloniales latinoamericanas también
experimentó cambios significativos durante el siglo 18. La creciente urbanización y el
desarrollo económico llevaron a la aparición de barrios segregados, donde las diferentes
clases sociales vivían en espacios separados. Las élites urbanas residían en lujosas mansiones
en el centro de la ciudad, mientras que la población trabajadora y los esclavos vivían en
barrios periféricos y precarios.

LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA


La independencia de América Latina se puede dividir en dos etapas principales, la primera
etapa, que abarca desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX, se caracterizó por
movimientos independentistas incipientes y la consolidación de ideales revolucionarios.
Durante esta etapa, la arquitectura y el urbanismo todavía estaban fuertemente influenciados
por el estilo colonial impuesto por los conquistadores europeos. Sin embargo, comenzaron a
surgir movimientos de resistencia cultural que buscaban establecer una identidad propia.
Un ejemplo sería en la ciudad de Quito, Ecuador, durante esta etapa se construyeron edificios
religiosos y civiles que combinaban elementos barrocos europeos con detalles indígenas,
como la Iglesia de la Compañía de Jesús.

La segunda etapa, que comprende desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo
XX, fue el período en el que las naciones latinoamericanas lograron la independencia formal.
Durante esta época, se produjo un resurgimiento del nacionalismo y un renovado interés por
las culturas precolombinas. Se buscó establecer una identidad propia a través de la
arquitectura y el urbanismo, adoptando estilos que reflejaran la historia y la cultura local. Se
incorporaron elementos simbólicos y estilísticos propios de la cultura local en la construcción
de edificios gubernamentales, monumentos y espacios urbanos. Se llevaron a cabo proyectos
de planificación urbana que buscaban crear ciudades modernas y funcionales, pero también
que reflejaran la identidad y los valores de las nuevas naciones independientes.
Ejemplo de esto es El Palacio de las Bellas Artes en la Ciudad de México, inaugurado en
1934, combina elementos de arquitectura neoclásica con motivos artísticos precolombinos,
simbolizando la fusión de las culturas indígena y europea en México. Otro ejemplo
destacado, pero de proyectos de planificación urbana que establecían la nueva identidad tras
la independencia es la remodelación de la ciudad de Buenos Aires durante el siglo XIX.
Después de la independencia de Argentina, hubo un impulso por parte de las autoridades para
modernizar y embellecer la capital. Uno de los proyectos más importantes fue la creación de
la Avenida de Mayo, inaugurada en 1894, que conectaba la Plaza de Mayo con el Congreso
Nacional. La Avenida de Mayo fue diseñada siguiendo los principios urbanísticos de la Belle
Époque, pero también incorporó elementos arquitectónicos que reflejaban la identidad
argentina, como edificios con influencias europeas pero adaptados al estilo local y decorados
con detalles que homenajeaban la cultura y la historia del país. Esta avenida se convirtió en
un símbolo de la modernidad y la identidad nacional argentina, y aún hoy en día es una de
las principales arterias de la ciudad y un importante punto de referencia cultural e histórico.

FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES DE AMÉRICA LATINA


La influencia política en la arquitectura y el urbanismo del siglo XIX en América Latina fue
profunda, dando forma a la construcción de identidades nacionales y al establecimiento de
un orden social a través del diseño del espacio público y los edificios emblemáticos.

La arquitectura y el urbanismo en la formación de estados nacionales en América Latina se


vieron significativamente influenciados por los cambios políticos de la época. La arquitectura
se convirtió en una herramienta para manifestar la identidad nacional y el poder del Estado,
reflejando los valores y la historia de cada nación.

La influencia política en la arquitectura se reflejó en la adopción de estilos arquitectónicos


que buscaban simbolizar la grandeza y la estabilidad de los nuevos Estados, como el
neoclasicismo y el eclecticismo. Además, la planificación urbana estuvo estrechamente
ligada a los intereses políticos, con la creación de plazas, monumentos y edificios públicos
que buscaban fomentar la cohesión social y la identidad nacional.

La construcción de palacios presidenciales, congresos, catedrales y teatros fue común en esta


época, como símbolos del poder político y cultural de los Estados emergentes. Asimismo, la
planificación de nuevas ciudades y la remodelación de las ya existentes estuvieron marcadas
por la visión política de las élites gobernantes, que buscaban establecer un orden social y
político a través del espacio urbano.

EL REFORMISMO LIBERAL EN AMÉRICA LATINA


El reformismo liberal en América Latina es un fenómeno político y económico que ha tenido
un impacto significativo en diversos aspectos de la sociedad. En este sentido, la arquitectura
y el urbanismo no son excepción, ya que también han sido influenciados por los principios y
valores del liberalismo.
El reformismo liberal se refiere a las políticas y medidas implementadas en América Latina
que promueven la libre competencia, la propiedad privada y la apertura a la inversión
extranjera. Estas políticas buscan fortalecer el rol del mercado y reducir la intervención
estatal en la economía. En el ámbito de la arquitectura y el urbanismo, el reformismo liberal
implica una mayor participación del sector privado en el desarrollo de proyectos, así como
cambios en la planificación urbana y el diseño de ciudades.
La arquitectura y el urbanismo desempeñan un papel fundamental en la configuración de las
ciudades y en la vida de sus habitantes. En América Latina, donde la urbanización y el
crecimiento de las ciudades han sido prominentes, la importancia de la arquitectura y el
urbanismo se magnifica. Estas disciplinas no solo son responsables de la construcción de
edificios y espacios públicos, sino que también influyen en la calidad de vida de las personas,
la preservación del patrimonio cultural y la identidad de las ciudades latinoamericanas.

RIVALIDADES INTERAMERICANAS
En el siglo 19, las rivalidades interamericanas en arquitectura y urbanismo jugaron un papel
fundamental en la conformación de las ciudades y paisajes urbanos de la región. Durante este
periodo, las distintas naciones de América Latina y del continente norteamericano buscaron
establecer su identidad arquitectónica y urbanística a través de la competencia y la
comparación con sus vecinos.

Una de las principales rivalidades que surgieron en este contexto fue entre las ciudades de
Buenos Aires y Río de Janeiro. Ambas ciudades buscaban convertirse en los centros
culturales y económicos de sus respectivos países, y esto se vio reflejado en la arquitectura y
el urbanismo de la época. Buenos Aires, influenciada por la arquitectura europea, en
particular por la ciudad de París, buscaba emular su elegancia y grandiosidad a través de la
construcción de edificios públicos y residenciales de estilo neoclásico y ecléctico. Por otro
lado, Río de Janeiro, influenciada por la arquitectura portuguesa y colonial, mantenía una
estrecha relación con las tradiciones arquitectónicas de la metrópoli y buscaba preservar su
identidad a través de la conservación de sus edificios históricos.

A través de la competencia y la comparación, las distintas naciones de América Latina y del


continente norteamericano buscaron establecer su identidad arquitectónica y urbanística,
influenciadas por las tradiciones arquitectónicas europeas y por sus propias raíces históricas.
Estas rivalidades, lejos de ser un obstáculo, fueron un motor de innovación y creatividad que
contribuyeron a enriquecer el patrimonio arquitectónico y urbanístico de la región.

LAS DOS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX LATINOAMERICANO


En las dos primeras décadas del siglo XX, la arquitectura y el urbanismo en Latinoamérica
experimentaron importantes cambios y transformaciones, influenciados por diversos factores
como la industrialización, la migración rural-urbana, la influencia de corrientes artísticas
europeas y la búsqueda de una identidad propia.

La influencia extranjera, especialmente estadounidense e inglesa, se reflejó en la


construcción de infraestructura como ferrocarriles y en la explotación de recursos naturales.
Esto alteró el paisaje urbano y rural, pues empresas concesionarias recibían privilegios y
controlaban grandes extensiones de tierra para la construcción de líneas ferroviarias.

En esta época, se observó un fuerte auge de la arquitectura modernista, caracterizada por una
ruptura con los estilos tradicionales y una marcada influencia de la arquitectura europea,
principalmente de la escuela Bauhaus. Esta corriente se basaba en la funcionalidad, la
simplicidad y la pureza de las formas, buscando crear espacios innovadores y adaptados a las
nuevas necesidades de la sociedad.

Uno de los principales exponentes de la arquitectura modernista en Latinoamérica fue el


arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, quien junto al urbanista Lucio Costa, diseñó la ciudad
de Brasilia, considerada como una de las obras maestras del urbanismo moderno en la región.
Esta ciudad presentaba un diseño urbanístico revolucionario, con amplios bulevares, edificios
de líneas curvas y una planificación que buscaba integrar a la naturaleza con el espacio
urbano.

Además de Brasilia, otras ciudades latinoamericanas experimentaron importantes


transformaciones urbanísticas durante estas décadas. En México, por ejemplo, el arquitecto
Luis Barragán introdujo el concepto de arquitectura emocional, utilizando colores vibrantes
y formas geométricas para crear espacios que estimularan las emociones y sensaciones de los
habitantes.

En Argentina, el arquitecto y urbanista Le Corbusier tuvo una gran influencia en el desarrollo


de la arquitectura moderna, con la construcción de edificios emblemáticos como la Casa
Curutchet en la ciudad de La Plata. Este edificio, que combina elementos de la arquitectura
tradicional con la modernidad, es considerado una obra maestra del movimiento modernista
en la región.

AUGE DE LOS MOVIMIENTOS POLÍTICOS Y SOCIALES


Durante las primeras décadas del siglo XX en América Latina, se vivió un periodo de
transformación en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la arquitectura y el
urbanismo. Este periodo estuvo marcado por el auge de los movimientos políticos y sociales
que buscaban redefinir la identidad y el rumbo de los países latinoamericanos.

En las primeras décadas del siglo XX, América Latina experimentaba una serie de cambios
políticos y sociales que marcaban el fin de la era colonial y el comienzo de una nueva etapa
de independencia y autodeterminación. Los movimientos populares y revolucionarios se
multiplicaban en toda la región, impulsados por líderes carismáticos que abogaban por la
justicia social y la igualdad. Estos movimientos políticos y sociales tuvieron un impacto
profundo en la arquitectura y el urbanismo de la época, ya que buscaban reflejar los ideales
de cambio y transformación en el espacio público.

Una de las figuras clave en este periodo fue el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, quien se
convirtió en uno de los principales exponentes de la arquitectura moderna en América Latina.
Niemeyer fue un discípulo de Le Corbusier y se destacó por su estilo audaz y experimental,
que combinaba líneas curvas y formas orgánicas con materiales industriales como el concreto
armado. Su trabajo en la construcción de Brasilia, la nueva capital de Brasil es un ejemplo
paradigmático de su visión de una arquitectura al servicio del progreso y la modernidad.

Otro personaje influyente en este periodo fue el urbanista chileno Enrique Peñalosa, quien
desarrolló un enfoque innovador en la planificación urbana que priorizaba la calidad de vida
de los ciudadanos por encima de intereses comerciales o políticos. Peñalosa abogaba por la
creación de espacios públicos accesibles y sostenibles, que promovieran la interacción social
y el bienestar colectivo. Su trabajo en la revitalización de espacios urbanos en Santiago y
otras ciudades chilenas sentó las bases para un nuevo enfoque en la planificación urbana en
América Latina.

El impacto de la arquitectura y el urbanismo en pleno auge de los movimientos políticos y


sociales de las primeras décadas del siglo XX en América Latina fue profundo y duradero.
Por un lado, la experimentación y la innovación en el diseño y la construcción de edificios y
espacios públicos reflejaban la voluntad de cambio y transformación que caracterizaba a la
época. Por otro lado, la incorporación de principios de sostenibilidad y equidad social en la
planificación urbana sentaba las bases para un desarrollo más inclusivo y sostenible en la
región.

Sin embargo, también hubo aspectos negativos en este periodo. La rapidez y la falta de
planificación en la construcción de nuevas ciudades y barrios urbanos llevaron a la
proliferación de espacios desarticulados y poco funcionales, que carecían de identidad y
cohesión social. Además, la influencia de corrientes arquitectónicas europeas y
estadounidenses en la región a veces relegaba la rica tradición arquitectónica local, generando
conflictos de identidad y apropiación cultural.

DE LA GRAN DEPRESIÓN A LA II GUERRA MUNDIAL


La arquitectura y el urbanismo en América Latina durante la Gran Depresión y la II Guerra
Mundial fueron influenciados por una serie de factores históricos, económicos y sociales que
marcaron el desarrollo de las ciudades en la región.

Durante la Gran Depresión, que tuvo lugar a partir de 1929, América Latina experimentó una
profunda crisis económica que afectó la construcción y el desarrollo urbano en la región. La
falta de recursos financieros y la disminución de la inversión en infraestructura provocaron
que muchas ciudades se estancaran en su crecimiento. Sin embargo, algunos países como
Brasil y Argentina lograron mantener un ritmo constante de desarrollo urbano, impulsando
la construcción de nuevas edificaciones y la planificación de espacios públicos.

Una de las figuras clave en el campo de la arquitectura y el urbanismo en América Latina


durante este período fue el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, conocido por su estilo
moderno y su colaboración en la construcción de la ciudad de Brasilia. Niemeyer se destacó
por su enfoque en la integración de la arquitectura con el entorno natural, creando
edificaciones que se fusionaban con el paisaje circundante. Su trabajo influyó en la forma en
que se diseñaron las ciudades en la región, fomentando un enfoque más integrado entre la
naturaleza y la arquitectura.

Otro arquitecto relevante en este período fue el mexicano Luis Barragán, conocido por su
uso innovador del color y la luz en sus diseños. Barragán introdujo una nueva estética en la
arquitectura latinoamericana, inspirada en la tradición cultural y el paisaje de México. Su
trabajo influyó en la forma en que se concebían y construían los espacios urbanos en la
región, marcando una nueva dirección en el campo de la arquitectura moderna en América
Latina.
Durante la II Guerra Mundial, América Latina experimentó un auge de la construcción y el
urbanismo, impulsado por la demanda de infraestructura para apoyar el esfuerzo bélico.
Muchas ciudades en la región se expandieron y modernizaron, construyendo nuevos edificios
públicos, viviendas y espacios de recreación. Este período marcó un cambio significativo en
la forma en que se planificaban y construían las ciudades en América Latina, haciendo
hincapié en la funcionalidad y la eficiencia de los espacios urbanos.

Uno de los impactos más importantes de la arquitectura y el urbanismo durante este período
fue la creación de nuevas ciudades planificadas, como Brasilia en Brasil y Ciudad Guayana
en Venezuela. Estas ciudades fueron diseñadas siguiendo un enfoque moderno y funcional,
buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes a través de la integración de espacios
verdes, zonas residenciales y áreas comerciales. Esta nueva forma de planificar las ciudades
influyó en la forma en que se concebían y construían los espacios urbanos en América Latina,
marcando un cambio en la tradición arquitectónica de la región.

Sin embargo, también hubo aspectos negativos en el desarrollo de la arquitectura y el


urbanismo durante este período. La rápida expansión de las ciudades y la falta de
planificación adecuada provocaron problemas de congestión, contaminación y desigualdad
social en muchas ciudades latinoamericanas. La falta de inversión en infraestructura y
servicios básicos también generó deficiencias en la calidad de vida de muchos habitantes
urbanos, exacerbando las condiciones de pobreza y marginalidad en la región.

En términos futuros, la arquitectura y el urbanismo en América Latina enfrentan varios


desafíos y oportunidades. Por un lado, la región aún tiene un gran potencial de crecimiento y
desarrollo urbano, con la necesidad de planificar y construir ciudades más sostenibles,
inclusivas y resistentes al cambio climático. Por otro lado, la preservación del patrimonio
arquitectónico y cultural de la región también es un desafío importante, que requiere un
enfoque integral y colaborativo entre arquitectos, urbanistas, autoridades y la comunidad en
general.

AMERICA LATINA EN POSGUERRA


La arquitectura en América Latina durante la posguerra experimentó un período de
transformación y evolución marcado por un fuerte interés en la modernidad y la búsqueda de
una identidad propia. Este período de posguerra, que se extendió principalmente en las
décadas de los años 40 y 50, estuvo influenciado por los cambios sociales, políticos y
económicos que surgieron tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial.

Durante este tiempo, muchos arquitectos latinoamericanos buscaron romper con la tradición
y las influencias europeas para crear un estilo arquitectónico que reflejara la identidad y la
cultura de la región. Se produjo un movimiento hacia una arquitectura moderna y funcional
que incorporaba elementos locales y materiales autóctonos en el diseño de edificios y
estructuras. Este enfoque se vio reflejado en la obra de arquitectos como Oscar Niemeyer en
Brasil, Luis Barragán en México y Clorindo Testa en Argentina.
DE LA REVOLUCIÓN CUBANA A LAS DICTADURAS MILITARES
La arquitectura y el urbanismo son dos elementos fundamentales que han desempeñado un
papel crucial en la configuración de las ciudades y sociedades a lo largo de la historia. En
Latinoamérica, en particular, estos aspectos han estado estrechamente vinculados a los
procesos políticos y sociales que han marcado la región.

La Revolución Cubana, que tuvo lugar en 1959, trajo consigo cambios significativos en la
arquitectura y el urbanismo de la isla. El líder revolucionario Fidel Castro impulsó un
programa de construcción masiva de viviendas sociales y de infraestructuras públicas, con el
objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población. Se promovió la construcción de
escuelas, hospitales y centros culturales, así como la rehabilitación de edificaciones
históricas.

En este sentido, la arquitectura cubana de la época se caracterizó por su funcionalidad y su


enfoque en el bienestar colectivo. Se priorizó el diseño de espacios abiertos y accesibles, que
favorecieran la integración comunitaria y la participación ciudadana. Un ejemplo
emblemático de este enfoque es el proyecto de la Microbrigada de Construcción de
Viviendas, que permitía a los propios habitantes participar en la edificación de sus hogares.

Sin embargo, con el paso de los años, la situación política en Cuba se fue deteriorando, lo
que tuvo un impacto negativo en el desarrollo urbano. Las restricciones económicas
impuestas por el embargo estadounidense y la centralización del poder en el gobierno
llevaron a la parálisis de muchos proyectos arquitectónicos y a la falta de mantenimiento de
edificaciones existentes.

En contraste con la Revolución Cubana, en otros países de América Latina se vivieron


periodos de dictaduras militares que tuvieron consecuencias diferentes en la arquitectura y el
urbanismo. En Chile, por ejemplo, la dictadura de Augusto Pinochet impulsó un modelo
neoliberal que privilegiaba la privatización de espacios públicos y la concentración de la
riqueza en manos de una élite.

Esto se reflejó en la proliferación de grandes proyectos inmobiliarios y en la segregación


espacial de la población, con la creación de barrios exclusivos para las clases altas y la
marginación de los sectores más vulnerables. La arquitectura de la época se caracterizó por
su ostentación y su desconexión con las necesidades reales de la sociedad, lo que generó un
profundo descontento entre la población.

RESURGIR DEMOCRÁTICO EN LA DÉCADA


La década de los ochenta en América Latina estuvo marcada por profundos cambios políticos,
sociales y económicos. En medio de la crisis económica que azotaba la región, surgieron
movimientos democráticos que buscaban poner fin a regímenes autoritarios y abrir paso a la
democracia. Este periodo de transición, conocido como el "resurgir democrático", tuvo un
impacto significativo en diferentes ámbitos, incluyendo la arquitectura.

La arquitectura en América Latina durante la década de los ochenta se vio afectada por las
transformaciones políticas y sociales que se estaban llevando a cabo en la región. La
transición hacia la democracia implicó una apertura mayor al mundo exterior, lo que se reflejó
en la arquitectura a través de la incorporación de nuevas influencias y corrientes
internacionales. Además, el fin de los regímenes autoritarios permitió una mayor libertad de
expresión en la arquitectura, lo que se tradujo en una mayor diversidad de estilos y enfoques.

El resurgir democrático también tuvo un impacto en la arquitectura a nivel institucional. Con


la llegada de gobiernos democráticos, se promovieron políticas de desarrollo urbano más
inclusivas y participativas, lo que se reflejó en la construcción de espacios públicos más
democráticos y accesibles. Asimismo, se dio mayor importancia a la preservación del
patrimonio arquitectónico, lo que llevó al rescate y restauración de edificios históricos y
culturales.

En cuanto a la formación de arquitectos, el resurgir democrático trajo consigo una apertura


mayor en la educación y la práctica de la arquitectura. Se promovió un enfoque más crítico
y reflexivo en la formación de arquitectos, que buscaba no solo formar profesionales técnicos,
sino también ciudadanos comprometidos con la transformación de la sociedad a través de la
arquitectura.

LA CONVULSA DÉCADA DE LOS 90


La década de los noventa fue una época interesante para la arquitectura y el urbanismo,
caracterizada por una combinación de estilos y perspectivas. Por un lado, se vio una
continuación de la arquitectura postmoderna, con sus elementos ornamentales y referencias
históricas.

No obstante, la arquitectura funcionalista y minimalista, impulsada por el diseño escandinavo


y japonés, también ganó popularidad. El movimiento denominado New Urbanismo, que
fomentaba comunidades más estructuradas y accesibles, fue una de las nuevas ideas en
cuanto al urbanismo que surgieron con el propósito de revitalizar áreas urbanas
desfavorecidas.

La década de los noventa experimentó un incremento en la arquitectura sostenible, enfocada


en la eficiencia energética y el empleo de materiales respetuosos con el medio ambiente. Sin
embargo, la época también se vio agitada, con conflictos sociales y económicos que
impactaron en el crecimiento urbano en diversas regiones del planeta.

Uno de los aspectos más destacados de la década de los 90 en América Latina fue el proceso
de globalización y apertura económica que llevó a la consolidación de grandes centros
urbanos como hubs del comercio, la industria y los servicios. Esto se reflejó en el surgimiento
de megaproyectos urbanos orientados a la inversión extranjera y al turismo, como complejos
residenciales de lujo, centros comerciales y hoteles de cinco estrellas. Estos proyectos
contribuyeron a la gentrificación de barrios tradicionales, la expulsión de poblaciones
marginalizadas y la exacerbación de la desigualdad social en las ciudades latinoamericanas.

Otro aspecto importante de la década de los 90 fue la creciente preocupación por la


preservación del patrimonio arquitectónico y cultural de la región. En muchos países, se
implementaron políticas de conservación y restauración de edificios históricos, así como la
promoción de la arquitectura vernácula y el desarrollo sostenible. Sin embargo, estos
esfuerzos se vieron obstaculizados por la falta de recursos económicos y la corrupción en el
sector público, lo que llevó a la degradación de muchos sitios de valor arquitectónico.

En cuanto a la planificación urbana, la década de los 90 estuvo marcada por la proliferación


de proyectos de infraestructura a gran escala, como la construcción de autopistas, metros y
sistemas de transporte público. Si bien estos proyectos contribuyeron a mejorar la movilidad
en las ciudades, también generaron problemas como la congestión vehicular, la
contaminación ambiental y la fragmentación social. Además, la falta de coordinación entre
los diferentes niveles de gobierno y la participación ciudadana limitada en el proceso de toma
de decisiones resultaron en la implementación de políticas urbanas poco sostenibles a largo
plazo.

EL CICLO POPULISTA ANTINEOLIBERAL (1999 - 2015)


Durante el ciclo populista antineoliberal que abarcó desde 1999 hasta 2015, en varios países
de América Latina, hubo una tendencia a centrarse en políticas urbanas y arquitectónicas que
buscaban reducir las desigualdades sociales y promover el acceso a la vivienda y los servicios
básicos para todos durante el ciclo populista antineoliberal, que abarcó desde 1999 hasta
2015. Esto se materializó en programas de desarrollo urbano, proyectos de vivienda social y
revitalización de áreas urbanas marginadas. No obstante, se hizo hincapié en la falta de
planificación a largo plazo y la sobre política en ciertas situaciones.

Uno de los aspectos más destacados de este ciclo populista fue la apuesta por la construcción
de infraestructuras sociales que mejoraran la calidad de vida de la población. En este sentido,
se llevaron a cabo proyectos de vivienda social que buscaban reducir el déficit habitacional
y generar espacios urbanos más inclusivos. Estas políticas se tradujeron en la construcción
de conjuntos habitacionales de interés social y la rehabilitación de barrios marginales,
promoviendo la integración de las clases menos favorecidas en la ciudad.

Asimismo, durante este período se impulsaron iniciativas de revitalización urbana que tenían
como objetivo recuperar espacios públicos degradados y promover la creación de áreas
verdes y zonas de recreación. Estas intervenciones contribuyeron a mejorar la calidad de vida
de los habitantes de las ciudades, fomentando la interacción social y favoreciendo el
desarrollo de una identidad urbana más cohesionada.

En el ámbito arquitectónico, se observó un interés por promover la construcción sostenible y


respetuosa con el medio ambiente. Se priorizó el uso de materiales locales y técnicas
constructivas tradicionales, buscando reducir el impacto ambiental de las obras y
promoviendo la integración de la arquitectura con el entorno natural.
ARQUITECTURA Y URBANISMO EN AMÉRICA LATINA
EXPONEN:
1. DANIEL CAMPANA
2. ANGELA MEDINA
3. FELIX ORTEGA
4. MAYERLIS PIMENTEL
5. AYLIN REYES(NO ASISTIO)
PRESENTACIÓN
1. DANILO SÁNCHEZ
2. JORGE VALDES
RESUMEN + ANEXO DE IMÁGENES CON SU DESCRIPCIÓN
1. JOEL RIVERA
2. VIVIAN TORRES
3. MADAI REINA
4. ASHLY PINTO
5. REYMOND RODRIGUEZ
6. ERIELYS LASSO
7. SMILIHA RAMIREZ
LIBROS DE REFERENCIA
- HISTORIA DE AMÉRICA LATINA 1 Y 2
- ARQUITECTURA Y URBANISMO EN IBEROAMÉRICA DE RAMÓN
GUTIÉRREZ
TEMA NOMBRE

1. El Poblamiento De América Y Sus JOEL RIVERA


Pueblos Originarios.
2. Invasión, Conquista Y Colonización.
3. Evolución Colonial En El Siglo XVIII

4. La Independencia De América Latina; VIVIAN TORRES


Primera Etapa (1808 – 1815)
5. La Independencia De América Latina;
Segunda Etapa (1816 – 1825)

6. Formación De Los Estados Nacionales MADAI REINA


De América Latina
7. El Reformismo Liberal en América
Latina
8. Rivalidades Interamericanas Y Auge
Del Dominio Norte Americano

9. Las Dos Primeras Décadas Del Siglo ASHLY PINTO


XX Latinoamericano
10. Auge De Los Movimientos Políticos Y
Sociales
11. De La Gran Depresión A La II Guerra
Mundial

12. América Latina En Posguerra REYMOND RODRIGUEZ


13. De La Revolución Cubana A Las
Dictaduras Militares

14. Resurgir Democratico En La Decada ERIELYS LASSO


Perdida
15. La Convulsa Década De Los 90 SMILIHA RAMIREZ
16. El Ciclo Populista Antineoliberal (1999
- 2015)

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