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CRISIS CIVILIZATORIA

III

TOMO
EN EL MÉXICO RURAL

TRANSFORMACIONES Y RESISTENCIAS
HACIA NUEVAS PERSPECTIVAS DE
DESARROLLO RURAL

Coordinadores: Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

Coordinadores Generales:
Dante Ariel Ayala Ortiz l Dolores Camacho Velázquez
Yolanda Castañeda Zavala l Artemisa López León
CRISIS CIVILIZATORIA EN EL MÉXICO RURAL

Coordinadores Generales: Dante Ariel Ayala Ortiz l Dolores Camacho Velázquez


l Yolanda Castañeda Zavala l Artemisa López León

TOMO III Transformaciones y resistencias hacia nuevas perspectivas de desarrollo rural


Coordinadores: Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

Primera edición, 2015

D.R. © 2015, Asociación Mexicana de Estudios Rurales, A.C.


Instituto de Investigaciones Sociales de la unam
Circuito Mario de la Cueva s/n, Zona Cultural
Ciudad Universitaria, 04510 México, D.F.
D.R. © 2015, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco
Prol. Canal de Miramontes 3855
Col. Ex Hacienda San Juan de Dios, 14387 México, D.F.
D.R. © 2015, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Gral. Francisco J. Múgica S/N,
Col. Felicitas del Río, 58030 Morelia, Mich.
D.R. © 2015, Universidad Autónoma de Nayarit
Ciudad de la Cultura “Amado Nervo”, 63155 Tepic, Nay.
D.R. © 2015, Universidad Autónoma de Chiapas
Boulevard Belisario Domínguez, Kilómetro 1081, Sin Número,
29050 Terán Tuxtla Gutiérrez, Chis.

ISBN de la colección: 978-607-9293-12-3

ISBN del Tomo III: 978-607-9293-21-5

Diseño de portada e interiores: Editorial Cienpozuelos, S.A.

Este libro fue sometido a un proceso de dictaminación académica, de acuerdo con las
normas establecidas por el Consejo Editorial de la Asociación Mexicana de Estudios
Rurales, A.C. Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos
los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier
medio, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.

Impreso en México/Printed in Mexico


ÍNDICE

PRESENTACIÓN 5
Dante Ariel Ayala Ortiz
Dolores Camacho Velázquez
Yolanda Castañeda Zavala
Artemisa López León

INTRODUCCIÓN 11
Aportes del campo mexicano a un
nuevo proyecto de desarrollo social
Héctor B. Fletes Ocón
Katia Lozano Uvario

PRIMERA PARTE 27
Formas de organización diferenciada
en el espacio rural
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar y la
disputa por los apoyos gubernamentales en
Calakmul, Campeche 29
Santana Navarro Olmedo
Pastores trashumantes frente a la
reestructuración del campo 53
María Isabel Mora Ledesma
Asociatividad, competitividad y producción de
sorgo en la frontera norte 71
Artemisa López León
SEGUNDA PARTE 87
Mercados alternativos y propuestas
desde la economía substantiva
Límites y oportunidades del comercio justo
de café en México 89
Pablo Pérez Akaki
Políticas, esquemas y escenarios del crédito
rural en el comercio justo del café en Chiapas
y Oaxaca, México (1980-2010) 109
José Luis García y Medina
Mercados locales para la abundancia,
o pobreza globalizada 129
Laura Collin Harguindeguy
Tianguis alternativos: Alcances y dificultades 149
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

TERCERA PARTE 169


Nuevas perspectivas del desarrollo
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”:Algunas reflexiones
en torno a la política del ‘Vivir Mejor’ y su impacto
en dos comunidades indígenas del Occidente de México 171
Iliana Licona Flores
Peter R.W. Gerritsen
Natalia Álvarez G.
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido? 191
Paloma Paredes Bañuelos
PRESENTACIÓN

La Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER) tiene entre sus objetivos


principales la publicación de trabajos de calidad que hayan sido debatidos en
sus congresos bienales. En esta ocasión presentamos la colección denominada
Crisis Civilizatoria en el México Rural, producto del 9º Congreso efectuado del
5 al 8 de marzo de 2013 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. En el evento se
dieron cita investigadores, estudiantes y miembros de organizaciones sociales
preocupados por la situación del campo mexicano.
Una de las reflexiones que podemos hacer después de escuchar las ponencias
en las diversas mesas de debate, es percatarnos que la problemática del campo
no sólo se mantiene sino que se ha incrementado. Desde la creación de la
AMER en 1994, en cada congreso se discuten las nuevas problemáticas que
surgen como consecuencia de las políticas gubernamentales, dirigidas no a
resolver problemas del sector, sino a encubrir el severo abandono en que vive la
población que habita en las zonas rurales, como del ambiente socioeconómico
en general, en especial las llamadas reformas estructurales.
Los temas desarrollados son sobre el territorio mexicano dado el carácter
y objetivo de la asociación, sin embargo, al contextualizar la problemática
coincidimos en que la crisis alimentaria mundial va en ascenso, las hambrunas se
diversifican y en las proyecciones la situación no parece mejorar; paradójicamente
ante la situación de incertidumbre que vive el sector primario, el Estado continúa
con su política de desatención al mismo.
Las ponencias presentadas en el 9º Congreso de la AMER –más de
cuatrocientas– se ubicaron en XI ejes temáticos, que abarcaron cuestiones
derivadas de la crisis agroalimentaria, los cambios tecnológicos, la situación de
los pueblos indios, las organizaciones campesinas, y las nuevas configuraciones
rurales. Como suele ocurrir a lo largo de estos congresos, un Comité Temático se
dedicó a abordar la teoría y metodología para los estudios rurales, dado que los
actuales cuestionamientos que se vislumbran en el campo nos plantean nuevos
retos para su estudio.
Podemos afirmar que temas como migración y violencia volvieron a ser de
gran trascendencia en las mesas, demostrando así que las condiciones sociales no
sólo mantienen, sino que incrementan el nivel de conflictividad; también fueron

5
Presentación

tema de debate las políticas públicas debido a que cada vez encontramos más
elementos que nos permiten reiterar que éstas no están dirigidas a dar solución
a la complicada situación rural, sino a aminorar las condiciones sociales, lo
que da como resultado la continuidad de la crisis.
Entre los temas a discusión, destacó por su importancia en la alimentación
de los mexicanos, la protección del maíz nativo ante la posible liberación de
simiente genéticamente modificado, promovida por empresas transnacionales
y algunos centros de investigación pública, estos últimos convencidos que son
la alternativa para los problemas agronómicos de los productores que cultivan
tanto con semillas nativas como híbridas. Sin embargo, para organizaciones
campesinas e indígenas el maíz transgénico en el mercado no es necesario,
porque sus problemas no son primordialmente de plagas y malezas, sino que
se encuentran en la comercialización del grano, su precio y el cambio climático
que ha presentado fenómenos atípicos en los últimos años.
Un tema reciente y que tuvo presencia en las mesas de debate son los
megaproyectos, y no porque sean problemáticas nuevas, sino por la fuerza
que han adquirido en los últimos tiempos y por las consecuencias que están
ocasionando en el campo. Los trabajos presentados sobre este tema, indican
que estamos ante una política pública que refuerza el desarrollo de estos
proyectos, que son proclamados como formas de enfrentar la pobreza en el
campo. Asimismo, como es ya de dominio público, los megaproyectos son
normalmente extractivos, sustrayendo sin ningún control la riqueza natural de
grandes territorios, contribuyendo con esto a una mayor miseria y contaminación
ambiental; un ejemplo tangible de esta situación es el caso de la minería. Lo
mismo sucede con actividades que aún son defendidas como limpias, como
lo es la energía eólica, la forma como se está desarrollando esta industria en el
país ha traído como consecuencia casos de despojo de territorio, se ha impuesto
a poblaciones enteras que han visto cómo sus tierras son utilizadas para estos
fines sin obtener ningún beneficio.
Las proyecciones de la crisis alimentaria, de por sí negativas, se vislumbran
aún más severas. Asociado a ello, el cambio climático ampliamente discutido
durante el congreso, nos deja con proyecciones de un sector rural desastroso;
lo cual obviamente, repercutirá en el bienestar de la sociedad mundial, donde
los jóvenes al ver mermadas sus posibilidades de subsistencia en el medio rural,
buscan desesperadamente insertarse en otros sectores económicos a través de
la migración.
Sin embargo, en esta vorágine de acontecimientos poco alentadores, también
se compartieron experiencias exitosas, tal es el caso de la agricultura orgánica
y cultivos de traspatio. Existen organizaciones campesinas que están luchando

6
Crisis Civilizatoria en el México Rural

ante la adversidad, y que a pesar de ello son un claro ejemplo de éxito; además
de poblaciones indígenas que a fuerza de propuestas han logrado mantener sus
territorios libres de intervenciones empresariales y políticas; es decir, que aún
hay espacios de resistencia y lucha contra la imposiciones de “política pública”,
orientadas en mayor medida a hacer de los campesinos simples clientes del
mercado de alimentos.
La colección editorial titulada Crisis Civilizatoria en el México Rural, reúne en
cinco tomos, la selección de ponencias expuestas en el marco del 9º Congreso
de la AMER, los cuales fueron sometidos al riguroso proceso de dictaminación
que la asociación realiza para proceder a la publicación de sus obras.
El Tomo I titulado Crisis alimentaria y sus dilemas tecnológicos y socioambientales.
Respuestas de los actores sociales, es coordinado por Yolanda Castañeda Zavala
y Yolanda Cristina Massieu Trigo. En la introducción, se comentan los siete
capítulos que abordan la compleja situación de crisis que atraviesa el sistema
alimentario mundial y mexicano, y los dilemas propiciados por el uso excesivo
de la tecnología; de forma particular los aspectos socioambientales desde
la perspectiva de los actores sociales, de cómo estos están adaptándose o
resistiéndose a ello. El contenido de este tomo fue ordenado en tres partes:
Género, cambio climático y producción alimentaria local; Tecnología y gestión territorial,
y Maíz: tecnología, mercados y política.
El Tomo II se titula Migración y estrategias de vida en contextos rurales.
Coordinado por Jesús Antonio Madera Pacheco y Laura Isabel Cayeros López,
consta de siete capítulos que nos acercan a las diferentes estrategias creadas
por los actores sociales para enfrentar las consecuencias de la crisis del campo,
la migración es una opción que se visualiza cada vez con mayor intensidad en
las comunidades rurales, incluidas las indígenas. Se someten a discusión, las
diversas miradas que sobre la migración existen, desde la perspectiva de género,
y de las formas de cómo los actores logran ratificar su cultura y sus derechos
aun en territorios de migración.
Es posible apreciar en los trabajos incluidos en las dos partes en que está
dividido este tomo, Transformación de las ruralidades y Migración como estrategia, las
diversas formas en que las comunidades campesinas e indígenas se reproducen
en condiciones de crisis, sin necesidad de perder sus particularidades culturales
a pesar de abandonar en muchos casos sus territorios de origen, pero también
casos en que es posible la reproducción campesina gracias a las remesas que
algunos miembros del núcleo familiar envían a sus comunidades.
El Tomo III intitulado Transformaciones y resistencias hacia nuevas perspectivas
de desarrollo rural, coordinado por Héctor B. Fletes Ocón y Katia Magdalena

7
Presentación

Lozano Uvario, incluye los capítulos que analizan la diversidad de los cambios
surgidos en diversos contextos sociales y regionales del país. La obra se encuentra
dividida en tres apartados. El primero, titulado Formas de organización diferenciada
en el espacio rural, comprende tres trabajos que dan cuenta de la complejidad
que han adquirido las dinámicas de relaciones sociales en el medio rural,
frente a la reestructuración de la economía y del Estado neoliberal. Disputas
por reconocimiento, visibilización social y competencia económica son los
principales aspectos del desarrollo que son discutidos.
El segundo apartado del libro Mercados alternativos y propuestas desde la
economía substantiva, incluye cuatro capítulos que analizan experiencias de
organizaciones y comunidades que han incurrido en lo que se llama “mercados
alternativos”, como forma de enfrentar la crítica situación del campo. Las
alternativas que son analizadas reflejan los diversos desafíos que encierran estos
esfuerzos, puesto que en algunos casos terminan constituyéndose en “mercados
de élite” debido a que los productos que se expenden contienen un valor que
no necesariamente es social. Por lo cual, se requiere de formas específicas de
analizar las experiencias en un contexto más amplio.
El tercer apartado titulado Nuevas perspectivas del desarrollo, incluye dos
capítulos, que analizan, conceptos usados por organismos internacionales
y el gobierno mexicano como narrativas que justifican sus enfoques para el
ataque a la pobreza; así, conceptos como: “para vivir mejor”, “vivir bien”
y “empoderamiento” son cuestionados desde su aplicación en las políticas
sociales rurales, dejando claro que las interpretaciones y significaciones que la
población les otorga son muy diferentes a las narrativas oficiales.
El Tomo IV titulado Territorios y organización sociopolítica en el México rural,
coordinado por Artemisa López León y Rosa María Larroa Torres, contiene
además de una introducción comentada, siete capítulos divididos en dos partes;
en la primera denominada Territorio, se analiza en tres capítulos las experiencias
de igual número de regiones diferentes de México, los tres casos dan cuenta sobre
cómo los territorios indígenas y campesinos han sido devastados y despojados
para la construcción de proyectos llamados de desarrollo que engloban una
visión completamente contraria a la idea de vida que sus originales propietarios
tenían de la vida campesina; en los tres casos es visible el engaño al que fueron
sometidos y se percibe la dificultad con que ahora enfrentan procesos de
fragmentación y de expulsión de sus propias tierras.
La parte Organización sociopolítica, contiene los cuatro capítulos restantes.
Los cuales abordan problemáticas referentes a la participación de actores
externos, ya sea organizaciones civiles, organismos públicos y organizaciones
político-electorales en las comunidades campesinas e indígenas, demuestran
los cambios surgidos a raíz de que dichos actores, que en algunos casos con
“buenas intenciones”, terminan dividiendo la frágil cohesión social comunitaria.

8
Crisis Civilizatoria en el México Rural

El Tomo V, Ambiente, desarrollo e investigación rural, coordinado por Dante


Ariel Ayala Ortiz y María Luisa Osorio Rosales, se divide en dos partes, la
primera de ellas Ambiente, desarrollo y sustentabilidad, contiene cinco capítulos, y
recoge trabajos que en su momento fueron presentados en el Comité Temático X.
“Recursos naturales, crisis ambiental y sustentabilidad”, del mencionado congreso.
Los trabajos incluidos discuten las experiencias en diversas zonas del país, de
comunidades que enfrentan deterioro ambiental por diversas circunstancias y lo
relacionan con problemas de salud, turismo, conservación del patrimonio; también
analizan las figuras legales de protección como las áreas naturales protegidas y
los programas de compra de bonos de carbono, en sus diversas modalidades, para
reducir las emisiones de gases contaminantes. Lo que demuestran estos trabajos
es que falta mucho para que exista una política de conservación que tome en
cuenta la problemática social diversa que viven las comunidades rurales, y que
privilegie este hecho a la política global en sí misma.
La segunda parte del volumen Otros métodos y enfoques en investigación
rural, incluye tres trabajos presentados en el Comité Temático XI. “Teoría y
metodología de los estudios rurales”. Estos capítulos reflejan algunos aspectos
de la discusión teórica que sobre los estudios rurales existen; discusión que
normalmente se hace más compleja ante las diversas experiencias que día a
día surgen en las comunidades rurales e indígenas de México.
Esperamos que los trabajos seleccionados y presentados, sean de utilidad
para continuar con el debate.
Agradecemos a todos los participantes en este esfuerzo, desde autores,
dictaminadores, coordinadores, pero de forma especial a las instituciones
que hicieron posible esta serie editorial, aportando recursos económicos a la
Asociación que representamos. En orden alfabético: Universidad Autónoma
de Chiapas, Universidad Autónoma de Nayarit, Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo y Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

Los Coordinadores Generales:

Dante Ariel Ayala


Dolores Camacho
Yolanda Castañeda
Artemisa López

9
INTRODUCCIÓN
APORTES DEL CAMPO
MEXICANO A UN NUEVO
PROYECTO DE DESARROLLO
SOCIAL

Héctor B. Fletes Ocón1


Katia Lozano Uvario2

El siglo XXI despliega en México una serie de


procesos rurales que muestran la relevancia de definir
nuevos principios de desarrollo. Después de tres
décadas del experimento de política neoliberal, y de
evidencias contundentes de las contradicciones del
“pensamiento único” del mercado como garante
del bienestar general y del desarrollo (entre ellas los
múltiples huecos de conocimiento, desigualdades
sociales, desarticulación productiva y exclusiones
que ha conllevado), se vuelve crucial sistematizar esta
situación social y establecer elementos analíticos para
un cambio radical de tal política. La proliferación
dogmática de ideas asociadas con los procesos de
globalización, que la construyen como un proceso
consumado y homogeneizante, debe ser cuestionada
por el mundo académico, así como por los actores
políticos; como ya ha sido objetada por las formas
en las que se ha transformado el campo y sus actores
sociales. Si bien las transformaciones en este ámbito se
asocian en parte a un conjunto de fenómenos y actores
de alcance global, como bien nos recuerdan Belo
(2010), Almeyra (2012) o Ianni (2004), se conservan

1
Profesor de Tiempo Completo, UNACH. Correo electrónico: hctrfo@gmail.com
2
Profesora de Tiempo Completo, U. de G. Correo electrónico: Katia.lozano@gmail.com

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Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

espacios de intervención por parte de los propios


Estados nación, así como de los actores sociales
locales y regionales, para construir perfiles nacionales
de las políticas y de los procesos de desarrollo. A
continuación revisaremos estos espacios donde se
muestran más claramente tales contradicciones, lo
cual nos permitirá comprnder mejor los trabajos que
componen este volumen, que de manera integrada,
nos invitan a establecer elementos que pueden
retomarse en las políticas recientes de desarrollo
social y económico en el campo mexicano.

Espacios invisibilizados del desarrollo

En tanto operan a través de un proceso de sistematización de la vida social, las


políticas recientes (centradas en el mercado, la eficiencia y la rentabilidad), hacen
a un lado la gran complejidad de los actores rurales, sus relaciones sociales y
diversidad de formas de vida. Esto tiene que ver con la aguda crítica realizada por
Boaventura de Sousa, quien enfatiza el proceso de producción de ignorancia en
lo que denomina la “Sociología de las ausencias” (De Sousa, 2005), es decir la
intencionada estrategia de reconocer y sistematizar sólo ciertos procesos, actores
y lógicas del mundo social, en demérito de otras formas sociales y actores que
participan activamente en los procesos de cambio, pero que no son reconocidas
por el discurso y los términos del desarrollo asociados con el neoliberalismo
(ver Morán, 2007). Hay evidencias de la existencia de espacios invisibilizados
del desarrollo rural, lo cual se ha acentuado en las últimas tres décadas. Entre
estos espacios podemos mencionar las estrategias creativas de subsistencia de
numerosos actores rurales, jornaleros, migrantes, y campesinos de subsistencia,
en condiciones sumamente precarias de reproducción. Otros procesos se
refieren a la desarticulación de las cadenas productivas, la concentración del
valor en algunas esferas y actores de la distribución, la polarización agraria y la
profundización de la pobreza rural, la migración y distintos tipos de violencia
social. El resultado de ello es la producción de contradicciones sociales,
ensanchamiento de las brechas de desigualdad, y por ende la centralización
de las condiciones en que participan los actores sociales.

Impactos diferenciados de las políticas

Por otro lado, reconocer los impactos diferenciados y conflictos que pueden
generar las políticas centradas exclusivamente en la eficiencia económica,
conduce a proponer el diseño de estrategias diferenciadas de intervención, y

12
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

la participación activa de los actores rurales en ello. En ese sentido, otra esfera
de las contradicciones de los modelos recientes corresponde a lo que se ha
señalado como una “hipocresía” en que incurren los dirigentes de gobiernos
de países “desarrollados”, y también los calificados como “en desarrollo”
(Holt y Patel, 2012), al presentar la liberalización como una estrategia que
llevaría a la eficiencia económica internacional y nacional, pero sosteniendo
un esquema muy amplio de subsidios agrícolas. Lo último da cuenta de una
clara estrategia de seguridad alimentaria en sólo algunos Estados nación, que
después se ha extendido a una geopolítica de seguridad en muchos sentidos,
sea ésta económica, energética o social.
Es decir, mientras que se recetó e impuso un esquema de privatización,
apertura y adelgazamiento del Estado, este no fue aplicado consecuentemente
y de manera homogénea. Debía profundizarse en países de sudamérica, pero
solo quedó como discurso en el Norte global. Tal proceso desmantela (a la
fecha) las economías (agrícolas) nacionales en el Sur, mientras que estimula la
“competitividad” de los productos agrícolas del Norte. Con ello se ha creado un
espacio que las corporaciones transnacionales han aprovechado para ampliar
su dominio de la agroindustria global (Holt y Patel, 2012; Mackinlay, 2008).
La situación de inequidad no se ciñe a los patrones, reglas y términos de
comercio global alentados por el neoliberalismo y los grupos de poder, sino que
se extiende a los espacios nacionales, a través de las formas específicas como
burocracias estatales instrumentan las políticas. En México, son ampliamente
reconocidos los efectos de producción de desigualdad que han conllevado
los esquemas de subsidios de las últimas décadas (Fox y Haight, 2010; Lara,
2014), los cuales tenían como principio amortiguar los efectos de la apertura
comercial con el TLCAN, en una fase de transformación y “eficientización”
que se asumía sería lograda por la gama de productores del país, aun por los
pequeños y de carácter campesino.
Al contrario de lo esperado, operaron dos procesos. El primero, una parte
significativa de los subsidios fueron aprovechados por empresas comerciales
de gran escala que ampliaron las superficies plantadas de granos, entre ellos
el maíz, en áreas irrigadas del norte del país, esto debido al equivocado diseño
inicial del principal programa (Procampo), entregado con base en el criterio
de superficie sembrada. El segundo, aparece representado por un numeroso
contingente de campesinos y jornaleros que abandonó el campo para dedicarse
a otras actividades que les representara más ingresos, pero que no fueron
apropiadamente absorbidos en la esfera industrial o del comercio, en donde
los diseñadores de política neoliberal, estimaban serían ocupados (Valenzuela,
2013:37-39).
Principalmente en el cambio de siglo XX al XXI, se transitó de una sociedad
agraria a una sociedad rural en donde este sector no sólo coexiste con otras
actividades económicas sino que es la actividad menos importante en términos

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Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

de población económicamente activa involucrada, y en número de hogares e


ingreso obtenido, señala De Grammont (2009). El trato discriminatorio que
han hecho las políticas económicas desde principios de los años ochenta, de las
agriculturas “competitivas”, “comerciales”, “modernas”, en contra de aquellas
“tradicionales”, “ineficientes” y de “subsistencia”, así como la transformación
de la participación del Estado, condujo en México a la desaparición entre 1992
y 2004 de un poco más de un millón de unidades económicas campesinas pluriactivas
(Carton de Grammont, 2009)3. Para amortiguar este proceso, agricultores en
un contexto de economía campesina, retornaron a realizar actividades en el
campo, como estrategia de seguridad alimentaria y económica, en particular
los productores de maíz (Eakin et al., 2014).

Globalización de la desigualdad social

Más que la ampliación de las interconexiones (o a la par de las mismas), la


actual globalización es también un proceso de expansión de las resistencias y de
la lucha por una democracia no sólo política, sino también, social y económica.
Por todos lados, desde el movimiento laboral, las manifestaciones en los foros
mundiales de comercio, la Primavera Árabe, o Vía Campesina, se dejan ver
expresiones del profundo descontento producido por las actuales formas de
relación y regulación económica. En una era en donde se asume mayor libertad,
por la posibilidad que tiene la población de interconectarse en tiempo real a
grandes distancias (así como de ejercer presión sobre burocracias políticas, y
gobiernos autoritarios), se reproducen ejercicios de represión de la diferencia,
y políticas de desigualdad y exclusión. Haesbaert (2011) ha señalado ciertos
patrones de desigualdad económica y exclusión territorial en la presente era,
mismo periodo de los grandes adelantos tecnológicos en telecomunicaciones
y sistemas informáticos que se asume han mejorado el nivel de vida.
Una situación similar se encuentra si analizamos el sistema alimentario,
en donde los movimientos sociales adquieren una gran diversidad, es decir
no se trata sólo de la búsqueda de sistemas más naturales o respetuosos con
el ambiente. Sin embargo, consideremos tal aspecto en primera instancia.
Como consecuencia de la proliferación de nuevas enfermedades asociadas

3
De Grammont distingue para su análisis dos tipos de hogares/familias rurales: unas son
las Unidades Económicas Campesinas Pluriactivas (UECP), que son familias campesinas,
las cuales hacen una compleja combinación entre actividad agropecuaria y asalariada,
ocasionalmente con pequeños negocios y oficios propios, conocida como pluriactividad
campesina. Por otro lado, se encuentran las familias no campesinas que, debido al crecimiento
demográfico y al fin del reparto agrario, representan ahora la mayoría de los hogares en el
campo. Estas familias rurales no campesinas viven, en esencia, del trabajo asalariado. Son
por definición pluriactivas, y las denomina Unidades Familiares Rurales.

14
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

con los sistemas de producción industrial y con la extensión de las cadenas de


producción, distribución y consumo a nivel global, se han creado socialmente
(es decir, con participación de productores, distribuidores, y consumidores)
espacios donde se revaloriza la cualidad natural de la producción alimentaria
y el precio justo de los productos. Con ello, se reconoce la importancia de la
producción local y orgánica de los alimentos, y en ese sentido su estrecha relación
con el territorio, como se señala por muy diversas perspectivas, entre ellas,
las presentados en los textos de Morgan et al., (2006); y desde otro ámbito los
estudios de Sistemas Agroalimentarios Localizados –SIAL- (Boucher et al., 2012).
Otro ámbito de discusión en el sistema alimentario, refiere más bien
las dinámicas de poder, estrechamente relacionadas con el territorio (Fletes,
2013), y contiendas por la definición de estándares, valores, y atributos de los
alimentos (Rodríguez, 2012). Estos análisis entienden los alimentos como
objetos involucrados en auténticas guerras de poder ya sea entre naciones,
corporaciones, grupos de productores, consumidores, o entre varios de tales
grupos interrelacionados (Wynne and Midderdof, 2008). Se ha destacado que
estas disputas ocurren en un escenario de crisis e inestabilidad económica global,
fuertemente asociada con el auge inflacionario de los precios de alimentos en el
año 2007 (y la crisis financiera del 2008), que en el caso de México repercutió
en un fuerte ascenso de los precios del maíz, y una marcada dependencia
comercial (Bello, 2009; Rodríguez, 2009). Es decir, los procesos hasta ahora
presentados revelan la conformación de la esfera alimentaria como un espacio
de acumulación en sí mismo (Biel, 2007), que refleja las diferentes pugnas
entre grupos sociales marcadamente desiguales, que buscan establecer nuevas
formas de relación económica.
Otro aspecto de esta problemática se refiere a la profunda restructuración que
han emprendido los Estados en el contexto de la política neoliberal, los cuales
al abandonar el principio de seguridad alimentaria dentro de la estrategia de
desarrollo nacional, han acentuado las asimetrías entre los actores diversos de la
agricultura nacional, re-estructurando y desarticulando las cadenas productivas
existentes hasta mediados de la década de los noventa (Harvey, 2008; Fletes,
2013). Estos procesos finalmente, vienen a modificar las formas de relación y
participación de los grupos de productores, que no ven otra perspectiva que
actuar de manera colectiva o articulados en redes productivas.

Las experiencias de los mercados locales


y nuevas maneras de pensar el desarrollo

Los procesos actuales del desarrollo del capitalismo han propiciado que en
el espacio rural aparezcan respuestas alternativas orientadas a superar las

15
Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

tradicionales estructuras de mercado y las formas de intercambio reguladas


por los sistemas de precios. Estas iniciativas nacientes tienen como principio el
de la economía solidaria, resaltando en los intercambios sociales los aspectos
de la reciprocidad, la cooperación y el interés social. Opta también por valorar
la producción local, generar empleo y reconocer las estructuras sociales
invisibilizadas por las condiciones de pobreza y vulnerabilidad presentes en
las comunidades (ver la colección en el libro de Marañón, 2014).
Entre las nuevas lógicas presentes en el espacio rural están también aquellas
ligadas con la emergencia de configuraciones de relaciones distintas entre
los actores del desarrollo. Aunque persiste la participación del gobierno en
la construcción de proyectos comunes, se presentan nuevos mecanismos de
negociación y conflicto entre sus distintos ámbitos (federal, estatal y municipal),
lo cual incentiva la generación de relaciones intergubernamentales diferenciadas
en las localidades, sobre todo cuando se trata del acceso a los recursos financieros
públicos. Por su parte, también los grupos de campesinos y ejidatarios diversifican
sus formas de relación y participación con los actores gubernamentales. Además
de ello, las instituciones no gubernamentales forman parte del entramado
socioeconómico, que si bien recupera la participación social, involucra nuevas
tensiones.
Por otro lado, como respuesta a los procesos de exclusión e invisibilización
asociados con la globalización neoliberal, encontramos la reivindicación o el
reconocimiento de la importancia de las mujeres en los procesos de desarrollo.
De tal suerte, conceptos como el de empoderamiento apoyan a la interpretación
de aquellas experiencias de éxito, lideradas por mujeres tanto en la esfera rural
como en la urbana, en pro del beneficio comunitario y en áreas que van desde la
salud, la educación, alimentación, hasta la ejecución de proyectos productivos.

Estructura del libro

Los artículos que componen el presente libro estudian la diversidad de los


cambios presentados anteriormente, en diferentes contextos sociales y regio-
nales del país. El libro se encuentra dividido en tres apartados. El primero,
titulado Formas de organización diferenciada en el espacio rural de Santana Na-
varro Olmedo, comprende tres trabajos que dan cuenta de la complejidad
que han adquirido las dinámicas de relaciones sociales en el medio rural,
frente a la reestructuración de la economía y del Estado neoliberal. Dispu-
tas por reconocimiento, visibilización social y competencia económica son
los principales aspectos del desarrollo que son discutidos. En el primer texto
(“Ejidatarios y pobladores. Economía familiar y la disputa por los apoyos gu-
bernamentales en Calakmul, Campeche”), Santana Navarro Olmedo analiza

16
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

la dinámica social en torno a los apoyos gubernamentales que inciden en tres


ejidos del municipio de Calakmul, Campeche. El autor destaca las disputas
que ejidatarios y pobladores sostienen en esta esfera. Mediante entrevistas en
profundidad, historias de vida y revisión de documentos, analiza los efectos
de estos programas entre los habitantes de los ejidos estudiados. En conjunto
con la agricultura de subsistencia y los trabajos remunerados fuera del predio,
tales apoyos en efectivo o en especie, permiten a las familias rurales sostenerse
ante las constantes fluctuaciones del mercado regional e internacional. Sin
embargo, las disputas se han ido ampliando hacia fuera de los ejidos, donde
los funcionarios controlan el presupuesto y deciden a quién dar o no dar los
apoyos sin la intervención de los órganos de gobierno ejidal. El texto presenta
evidencias de un nuevo y complejo proceso de debilitamiento del tejido social
rural, relacionado con un nutrido conjunto de programas de carácter social
asistencialista más que productivos. Igualmente, recoge las tensiones que ope-
ran después de dos décadas de reformas estructurales neoliberales, entre dos
grupos de población, que conviviendo en el mismo espacio, son producidos
como diferentes por los principios bajo los cuales se diseñan los programas
sociales.
El texto de María Isabel Mora Ledesma, Pastores trashumantes frente a la
restructuración del campo, gira su atención hacia aquellas estrategias subsistencia
y formas de vida, que son realmente invisibilizadas por los programas de
desarrollo agrícola y rural. Mora afirma que los estudios socioculturales
del mundo agrario y rural presentan imágenes y tendencias de los procesos
de modernización y reestructuración. Igualmente, abordan el carácter de la
penetración del gran capital en el campo, así como los cambios en distintos
niveles, como son aquellos que afectan al hábitat rural en su conjunto y los
que generan núcleos que redefinen el espacio rural y los horizontes de sentido
de los habitantes. De este modo, la movilidad del capital y del trabajo, la
apropiación diferencial de los recursos, la incorporación de la propiedad al
mercado de tierras, la modernización concentrada y excluyente, moldean el
agro y la ruralidad configurando formas diversas de territorialidad.
En este contexto, algunas poblaciones rurales del altiplano potosino
dedicadas a la ganadería caprina han resistido en esta actividad ante la amenaza
de despojo de su territorio pastoril, sobre todo por el capital privado, que ha
instalado agroindustrias. La expansión territorial de estas empresas ha generado
dinámicas socioculturales que van más allá de las transformaciones productivas,
ya que afectan la organización social del trabajo y las formas de vida de las
familias ganaderas.
Tales poblaciones se encuentran, en ese sentido, a contracorriente de los
patrones de absorción y subordinación que ejerce la agricultura industrial,
así como del proceso de descampesinización en un contexto de pobreza y

17
Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

limitados recursos naturales. Las formas de persistencia como campesinos y el


desarrollo de prácticas alternas de resistencia diversas, permiten el desarrollo
de formas tradicionales de manejo de recursos agroecológicos y de vida, así
como la resistencia frente a la presión de los mercados de tierras, de productos,
mercados laborales y de insumos, así como a las tendencias globales multiformes
conjugadas en las especificidades locales. El artículo llama la atención sobre la
necesidad de políticas estatales de reconocimiento de estas formas alternativas
de vida, el caudal de conocimientos que representan y su aporte ambiental.
El tercer artículo en este apartado, Asociatividad, competitividad y producción
de sorgo en la frontera norte de Artemisa López León, da cuenta de las estrategias
activas de asociaciones de productores agrícolas en un estado del norte del país
que, ante el retiro relativo del Estado neoliberal, se convierten en una forma de
enfrentar la competencia, con beneficios para los grupos de pequeños productores
asociados. El texto discute que la implementación del modelo neoliberal ha
provocado un cambio radical en el esquema de producción agrícola y, en el
caso del sorgo, ha dado por resultado la conformación de diversas figuras
organizativas que son fundamentales para que los productores obtengan tales
beneficios, más allá de la subsistencia. En este artículo se reflexiona sobre las
figuras asociativas que participan en el sistema-producto sorgo, el segundo
en importancia a nivel nacional, después del maíz. Como estudio de caso,
se analiza este sistema-producto en la franja fronteriza de Tamaulipas que es
la principal región productora en el estado y el país. Asimismo, se da cuenta
de la participación de las organizaciones en las distintas etapas del sistema-
producto sorgo, para valorar su relevancia e injerencia en la producción y
comercialización del grano. Se concluye que a pesar de la importancia de estas
organizaciones, no parecen “empoderar” a la generalidad de los productores,
puesto que el mayor dinamismo de estos esquemas se concentra, al menos en
la franja fronteriza estudiada, en dos organizaciones principales.
El segundo apartado del libro se refiere a los “Mercados alternativos y
propuestas desde la economía substantiva”. Aquí, el primer texto, Límites
y oportunidades del comercio justo de café en México de Pablo Pérez, estudia las
contradicciones de esta forma alternativa de comercio, y las discrepancias que
aparecen entre los actores participantes a lo largo de la cadena, principalmente
al nivel de las organizaciones de productores. El autor señala que desde su
aparición bajo la forma de sellos a finales de la década de los ochenta, el
Comercio Justo (CJ) ha visto un gran crecimiento, acelerándose en los primeros
años del siglo XXI. Sin embargo, este relativo éxito no está exento de críticas
y contradicciones, particularmente a partir de que se han logrado incrementos
sustanciales en los volúmenes comercializados y en los productos involucrados.
El trabajo analiza la relevancia alcanzada por el CJ a nivel mundial y discute

18
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

cómo estos logros vienen acompañados de nuevos retos para los organismos
normativos de este sistema (Fairtrade Labelling Organization, FLO y Comercio
Justo México – CJM). Para ello se recurre a una revisión de la literatura sobre
los aspectos internacionales y estadísticos y a información primaria recabada en
diversas entrevistas con personajes clave en México para entender la situación
actual en el país.
El trabajo señala que el ámbito del comercio justo de café en México
revitaliza el papel de las luchas por mantener vigente el espíritu de una economía
solidaria hacia el interior de las sociedades, incluyendo el comercio internacional.
Esfuerzos como el de CJM, señala, son fundamentales ante una economía que
está guiada por los resultados financieros y que por lo tanto resulta excluyente
hacia los pequeños productores. Sin embargo, dada la forma en la que el CJ se
autodefine actualmente, las diferentes iniciativas (FLO, Fair Trade USA, CJM
y SPP – Sello de pequeños productores-) han comenzado a mostrar síntomas de
relajación en sus definiciones y normatividades, y se observa una aproximación
hacia las reglas que se manejan en el comercio convencional. En ese sentido,
es necesario diseñar herramientas que compitan con las convencionales para
subsistir en los mercados. Una buena parte de los esfuerzos del CJM debería
canalizarse en la comunicación hacia el público consumidor potencial del
café y en poner a disposición de ellos sus productos, pues de no hacerlo está
condenada a desaparecer, concluye.
El segundo artículo de este apartado, Políticas, esquemas y escenarios del crédito
rural en el comercio justo del café en Chiapas y Oaxaca, México (1980-2010) de José Luis
García y Medina (QEPD), refiere la esfera del crédito en el Comercio Justo (CJ)
del café en las últimas tres décadas. En México han surgido alternativas privadas
de comercialización y de organización social para pequeños cafeticultores en
estados del sureste, principalmente en Chiapas y Oaxaca, que han entrañado
nuevos escenarios financieros sumamente diversificados y en donde el Estado
mexicano, paulatinamente, ha dejado de intervenir directamente. Las alternativas
en cuestión han presentado también variados desafíos técnicos y económicos
que no han podido solventar todas las necesidades del sector cafetalero. Por
ello, su objetivo es analizar cuáles son los esquemas de financiamiento que han
seguido los cafeticultores en los últimos años ante las políticas y escenarios
recientes en el campo.
Se analizan diversos esquemas de financiamiento de este producto, que
representan flujos de recursos y relaciones de información entre los agentes
crediticios involucrados y las organizaciones de pequeños productores. El
estudio se realiza en el contexto financiero de organismos cafetaleros en los
estados señalados. Se enfatizan las funciones de selección y exclusión que posee
la gestión del crédito en el proceso productivo y comercial del café, dados los

19
Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

recursos que se deben poseer de manera previa y los conocimientos técnicos


necesarios para subsistir en los mercados alternativos. Se exponen las políticas
y los escenarios del funcionamiento actual del crédito cafetalero en el CJ, ya
que persisten problemáticas propias del crédito rural para poder pagar un café
que ha aumentado su valor y que puede ser canalizado a espacios totalmente
distintos al CJ, esto debido a los variados compromisos financieros, contraídos
de antemano, que diluyen los beneficios socioeconómicos para los pequeños
productores.
Para examinar estos procesos el texto analiza en primera instancia las
políticas de crédito en México y su efecto en la industria del café. Posteriormente,
expone los diversos esquemas que siguen los productores organizados en torno
al CJ del café, para hacerse de diversos financiamientos con un carácter cada
vez más especializado en cuanto a la gestión técnica de los recursos. En un
tercer apartado, explora los escenarios y las problemáticas que enfrentan los
pequeños productores para acceder a los créditos necesarios para su tipo de
producción. En la parte final del artículo, plantea algunas conclusiones para el
mejoramiento de los financiamientos y créditos para los pequeños cafeticultores
de escasos recursos. Tales conclusiones señalan enfáticamente la necesidad de
un giro en la política actual de financiamiento rural en el país, con el fin de
resarcir algunos beneficios por parte del Estado para los productores de menores
recursos, incentivando su productividad y desarrollo social, local y regional. Tal
financiamiento, señala, debe ser mucho más integral e interdependiente (por
ejemplo, que los objetivos de la política sean vinculatorios y se relacionen con
fines de desarrollo); más ágil y flexible y, finalmente, que posea una orientación
regional.
El tercer artículo de este apartado, Mercados locales para la abundancia, o
pobreza globalizada de Laura Collin, con base en una perspectiva de antropología
económica y bajo la premisa de la existencia de lógicas económicas diferentes
a la economía de mercado, sostiene la necesidad de romper con la lógica de
reproducción ampliada del capital que genera escasez, por una ligada a la
reproducción de las condiciones locales, de reciprocidad, interdependencia
y diversidad, que den como resultado economías de abundancia. Lo anterior
sugiere partir del principio de mirar las necesidades, centrarse en el sujeto, en
el ¿para quién se produce?, y por ende en la demanda de bienes y servicios,
así como en la sustentabilidad del sistema, a fin de generar una austeridad
convivencial que conlleve un incremento del bienestar, una producción en el
umbral de necesidades, y un decrecimiento de efectos negativos en la sociedad
y en el ambiente.
En el capítulo se analiza también la construcción de mercados locales a
partir de la creación de actividades económicas que vinculen los recursos locales

20
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

con la generación de relaciones de reciprocidad y diversidad. Estos principios


presentan una lógica diferente a la de los grandes corporativos transnacionales,
que al absorber de manera mayoritaria la demanda de mercado propician un
rompimiento con las dinámicas de acumulación local, y la extinción de las
empresas locales.
Uno de los problemas que se resalta respecto a la concentración en la
producción y la dotación de servicios siguiendo la lógica de mercado, se refiere
a los bienes comunes, y los ligados a los recursos naturales. El abastecimiento
de agua es uno de los ámbitos más importantes en los que la privatización y
la acumulación capitalista presenta un reto a las comunidades locales, cuando
éstas pugnan por construir cierta capacidad de control y poder sobre el recurso,
y por establecer ciertos arreglos institucionales en su favor. Collin analiza la
reciprocidad y las equivalencias como alternativa para superar el tradicional
sistema de precios imperante en el intercambio económico de bienes y servicios,
así como los arreglos ligados al clientelismo, el caciquismo o las lealtades, aún
presentes en muchos procesos en los espacios locales.
La autora cuestiona el uso de medios de cambio diferenciados como las
monedas locales, el trueque, los bancos de tiempo o los tratos preferenciales como
el comercio justo, en tanto mantienen el intercambio y la dependencia en un
sistema regido por el mercado y los precios. Ello puede obedecer a la necesidad
de los actores de trasferir recursos e involucrarse con formas de acumulación
con una lógica centrada en la ganancia, lo cual vulnera al campesino. Ante la
inequidad distributiva del ingreso, tal lógica deja en el olvido las asimetrías entre
los actores así como las necesidades de un amplio contingente de población,
por lo que cabe el cuestionamiento de si los mercados son creados en realidad
para la abundancia o para la pobreza.
Para cerrar este apartado, el capítulo Tianguis alternativos: alcances y dificultades
de María Eugenia Santana Echeagaray, analiza los mercados alternativos,
llamados así por estar relacionados con la comercialización de productos
locales, vinculados con lo orgánico y diferenciándose también por las prácticas
de consumo responsable y solidario que en ellos se presentan, así como el doble
papel que representan los sujetos participantes, productores y consumidores,
así como la generación de relaciones que ello conlleva.
Al respecto, tomando como referencia los tianguis alternativos de Tlaxcala,
Michoacán, Dolores Hidalgo, Guanajuato y San Cristóbal de Las Casas, la
autora centra su análisis en entender las motivaciones y contradicciones de los
mercados alternativos debido a la manera en que se fijan los precios. Dado
que los productos que ahí se comercializan se asocian per se con características
especiales, tales como una mayor calidad o cantidad de mano de obra en su
procesamiento o manufactura, los productores justifican un precio más elevado

21
Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

al que se encuentran en los mercados tradicionales, sin necesariamente tener una


adecuada valoración de su costo. Lo anterior, ha generado un acceso limitado
a estos mercados y productos, solo de quienes cuentan con el ingreso necesario
para pagar los precios altos, una acumulación de excedentes y el mantenimiento
entre algunos productores, de una lógica del beneficio económico y no de
una visión solidaria, que busque ofrecer productos a precios accesibles a la
comunidad, como sucede con los productores solidarios de alimentos orgánicos
de Guatemala, quienes al ahorrarse la compra de insumos e involucrar el trabajo
familiar en la producción, permiten que algunos pueblos sin poder adquisitivo
accedan a ellos. Cabe aclarar que la autora no propone que los productores de
orgánicos ofrezcan sus productos por debajo de sus costos, sino que oferten a
precios justos y solidarios para ellos y sus compradores.
Debido a lo anterior, la autora nos remite a la revisión del concepto de valor
tanto desde el punto de vista de la teoría económica clásica, la marxista y el punto
de vista antropológico con el fin de analizar no sólo las motivaciones individuales
y sociales que llevan a diferenciar entre el valor de uso y el valor de cambio
de las mercancías, sino también a argumentar el hecho de que los productos y
sus intercambios conllevan relaciones sociales, siguiendo el punto de vista de
la antropología económica. Esto es importante en los mercados alternativos
para garantizar la solidaridad, el apoyo mutuo y el cambio social a través de
relaciones más igualitarias y colaborativas ente las personas. Mantener la
determinación de precios siguiendo un enfoque capitalista desdeña precisamente
la concreción de relaciones sociales y solidarias. De manera adicional al valor,
la autora plantea que el intercambio en los mercados alternativos con monedas
complementarias o dinero social (que complementan al dinero convencional
y es controlado por la gente que lo utiliza), resuelve en parte el problema de la
escasez de ingresos y el acceso a los productos o servicios ofertados.
El tercer apartado del libro “Nuevas perspectivas del desarrollo”) se integra
por dos artículos. En el primero de ellos Del Vivir Mejor al Vivir Bien: Algunas
reflexiones en torno a la política del Vivir Mejor y su impacto en dos comunidades
indígenas del Occidente de México, Iliana Licona Flores, Peter W. Gerritsen y
Natalia Álvarez Grzybowska, señalan que hoy en día nos encontramos ante una
crisis civilizatoria en que el actual modelo de desarrollo es cuestionado al no
cumplir con las promesas de progreso y bienestar que ofrecía. Especialmente, el
campo mexicano ha sufrido los impactos de este modelo en el que la agricultura
familiar ha estado prácticamente al margen de las políticas de desarrollo rural
de nuestro país. Ante esta situación han surgido propuestas desde lo local, que
se basan en la diversidad bio-cultural y la importancia de su fortalecimiento.
En este sentido, en Latinoamérica, en los últimos años se escucha un nuevo
referente de reproducción social de la vida: el “Vivir Bien”.

22
Introducción. Aportes del campo mexicano a un nuevo proyecto de desarrollo social

En el capítulo, los autores hacen una reflexión sobre los impactos que
ha tenido la aplicación de la propuesta oficial “Para Vivir Mejor”, en dos
comunidades indígenas de la Sierra de Manantlán, en el sur del Estado de Jalisco.
Para ello, hacen primero un análisis comparativo entre la visión presentada
por el Gobierno Federal para “Vivir Mejor” con las nociones locales del “Vivir
Bien”, al tiempo que examinan el impacto en la vida cotidiana en estas dos
comunidades de algunos componentes del Programa Especial Concurrente para
el Desarrollo Rural Sustentable (PEC) 2007-2012, como parte de la política
de “Vivir Mejor”.
Así, a través de la construcción de historias de vida identifica lo que para
las comunidades significa el vivir bien, lo cual no sólo esta referido al desarrollo
de múltiples funciones en la agricultura, sino que también ese apega a forjar
valores sociales, ambientales y colectivos, como la convivencia en armonía,
el seguimiento de reglas, el servicio a la comunidad, la participación, las
tradiciones, la valoración de la naturaleza y su cuidado, entre otros. Por lo que
cuando compara lo que las comunidades hacen y quieren con la aplicación
de las políticas, se encuentra principalmente un problema de visión: mientras
las políticas del Vivir Mejor son asistencialistas, promueven el crecimiento, la
productividad, y lo individual, las comunidades requieren fortalecer su noción
de Vivir Bien, a partir de la agricultura tradicional de la cual son parte, así como
las relaciones de reproducción social ligadas a las actividades productivas que
no necesariamente tienen un fin comercial y productivo.
El último capítulo que se presenta en este apartado y en este volumen es
el de Paloma Paredes Bañuelos, titulado: Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y
para qué ha servido?. A pesar de su gran popularidad en las últimas décadas, la
noción empoderamiento no cuenta con una definición única o estandarizada
en el ámbito del desarrollo con perspectiva de género, por lo que el objetivo del
trabajo de Paredes, es exponer la variedad de factores que integran el polisémico
término, señalar la relación del concepto con las estrategias internacionales para
la erradicación de la pobreza y finalmente apuntar que a pesar de la complejidad
conceptual del empoderamiento, su uso en el ámbito de la planeación del
desarrollo con perspectiva de género, se ha centrado en explotar los aspectos
económicos que ya utilizaban los enfoques precedentes. La exposición le
permite afirmar que nos encontramos frente a un concepto multidimensional,
complejo y ambicioso, que ha servido para renovar las narrativas de los
organismos internacionales centrados en el desarrollo (ONU y Banco Mundial
específicamente), pero que en la práctica no propone estrategias distintas de
las utilizadas en el campo mexicano desde tiempos ancestrales.
De este modo, los textos plantean una rica diversidad de situaciones del
medio rural que permiten identificar las distintas lógicas, instituciones (muchas

23
Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario

de ellas invisibilizadas por el aparato de desarrollo) y dinámicas de sus actores


sociales, aspectos de crucial importancia en el establecimiento de nuevos
principios de política para el desarrollo rural. Mientras en la última década se
incorporó en la política pública la dimensión territorial, en realidad el ejercicio
de los programas rurales se subordina aun a estrategias más generales de corte
sectorial, deteriorando con ello la posibilidad de realizar diagnósticos más
precisos, el diseño multidimensional de estrategias de desarrollo rural, y con
ello, el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, en un entorno
rural sumamente complejo y dinámico. Por supuesto, queda a juicio del lector
si la propuesta del libro logra su cometido, en cuanto a animar el análisis y
debate sobre nuevas formas de aproximarse a los procesos de desarrollo rural,
y las implicaciones que ello conlleva en el debate más amplio del desarrollo
social en un contexto de mercantilización exacerbada de la vida social.

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25
PRIMERA PARTE

FORMAS DE ORGANIZACIÓN DIFERENCIADA


EN EL ESPACIO RURAL

Ejidatarios y pobladores. Economía familiar


y la disputa por los apoyos gubernamentales
en calakmul, campeche

pastores trashumantes frente a la


restructuración del campo

ASOCIATIVIDAD, COMPETITIVIDAD Y PRODUCCIÓN


DE SORGO EN LA FRONTERA NORTE

27
EJIDATARIOS Y POBLADORES.
ECONOMÍA FAMILIAR Y LA
DISPUTA POR LOS APOYOS
GUBERNAMENTALES EN
CALAKMUL, CAMPECHE

Santana Navarro Olmedo1

Resumen

En este capítulo presentamos y analizamos la


diversidad de apoyos gubernamentales que inciden
en el municipio de Calakmul, Campeche. El estudio
se concentra en tres ejidos donde los apoyos juegan
un papel protagónico en la dinámica local. Los
apoyos gubernamentales, en efectivo y especie, en
conjunto con la agricultura de subsistencia y los
trabajos remunerados fuera del predio, permiten a
las familias rurales sostenerse ante las constantes
fluctuaciones del mercado regional e internacional.
Destacamos las disputas que ejidatarios y pobladores
enfrentan por los apoyos que llegan a los ejidos.
Mediante entrevistas en profundidad, historias de
vida y revisión de documentos, analizamos los efectos
de programas y apoyos entre los habitantes de los
ejidos estudiados. Se concluye que la presencia de
apoyos constituye una importante contribución a la
subsistencia familiar. Encontramos que las disputas
se han ido ampliando hacia fuera de los ejidos, donde
los funcionarios controlan el presupuesto y deciden
a quien dar o no dar los apoyos sin la intervención
de los órganos de gobierno ejidal.
1
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR-Unidad Chetumal). Correo electrónico: sanavarro@
ecosur.edu.mx

29
Santana Navarro Olmedo

Nosotros nada más nos dividimos en estos dos


rangos, ejidatarios y pobladores, entre los pobladores
están los avecindados que es igual que pobladores,
no tienen ningún apoyo de parte de ejidatarios; no
reciben ningún apoyo únicamente cuando es a nivel
población (S.H., registro 19/03/1012).

Introducción

En la década de los ochenta, México inició una oleada de reformas estructurales


que incluyeron: la desincorporación de entidades estatales, la desregulación
de los mercados y apertura comercial indiscriminada, la disminución de la
intervención pública y la reorganización financiera e individualización2 del
crédito (Encinas et al., 1995:22-30; Oehmichen, 1997). En áreas rurales, las
reformas promovidas provocaron la cancelación del crédito a productores de
granos básicos, el retiro de diversas agencias y la focalización de los subsidios,
a través de la creación de nuevos programas asistenciales y la sujeción de los
campesinos más pobres a una lógica reglamentaria de mercado con diversos
“proyectos”: construcción de viviendas, producción agropecuaria, capacitación
y conservación de los recursos naturales (López, 2006). A través de estos
programas asistenciales y proyectos de desarrollo, el gobierno organizó su
política pública y re-orientó el ejercicio de los recursos financieros, delegando la
elaboración de proyectos a los campesinos. Como la mayoría de los campesinos
no pueden con los requerimientos burocráticos de los formatos, se estableció un
cuerpo técnico-burocrático de “proyectistas” encargados de diseñar y evaluar
los distintos programas y proyectos que las políticas públicas ofertan como
medio para atender las demandas y necesidades de las poblaciones (Valdés,
2005). Este giro en la reestructuración de las políticas públicas, ha generado
cambios en las dinámicas sociales y económicas de las familias campesinas
(Lara et al., 2010).
Para ilustrar el impacto en la población rural de esta política pública
presentamos el caso de tres ejidos en el municipio de Calakmul: La Guadalupe,
Ricardo Payró y Nuevo Becal, donde ejidatarios y pobladores –sin ascendencia en
el ejido–3 disputan los apoyos y subsidios que llegan vía agencias gubernamentales
2
Las políticas neoliberales de “combate a la pobreza” están basadas en lo que llaman
focalización, es decir se implementan y aplican una serie de programas restrictivos y
selectivos que tienen destinatarios individuales, los cuales deben cumplir con los requisitos de
los programas.
3
De acuerdo con la Ley Agraria de 1992, los ejidatarios son hombres y mujeres titulares de los
derechos ejidales. Los avecindados son aquellos mexicanos mayores de edad (18 años), que
residen en el ejido y han sido reconocidos por la asamblea ejidal. Mientras que los posesionarios

30
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

y no gubernamentales. Analizamos los efectos de programas y apoyos entre los


habitantes mediante entrevistas en profundidad, historias de vida y revisión de
documentos. Nos preguntamos ¿qué papel juegan los programas y apoyos en
la dinámica interna de los ejidos? y ¿cuáles son los efectos de las rivalidades
entre ejidatarios y pobladores?

Programas y proyectos gubernamentales

Antes de los ochenta, las empresas paraestatales, los programas e instituciones


de apoyo al campo4, se caracterizaban por garantizar la producción agrícola
y la regulación de los precios de los productos de la canasta básica. Después
de 1988, su desaparición y desincorporación, como parte de las reformas
estructurales llevadas a cabo por el gobierno del entonces presidente Carlos
Salinas de Gortari, redimensionó la estructura de producción agrícola en
México (Herrera, 2009). Empresas paraestatales como la Compañía Nacional
de Subsistencias Populares (CONASUPO), el Programa de Inversiones Públicas
para el Desarrollo Rural (PIDER), o la Coordinación General del Plan Nacional
de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR), fueron sustituidas
por una nueva generación de programas gubernamentales con fines específicos
de focalización de recursos, regularización de la tierra y de contención social
ante las políticas de apertura comercial y desmantelamiento de las economías
campesinas (Shwedel, 1995). Destacan por su importancia: el Programa Nacional
de Solidaridad (PRONASOL), del año 1988; el Programa de Certificación de
Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE), 1992; y el Programa de
Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO), 1993. En 1996, durante el gobierno
de Ernesto Zedillo, se implementa el Programa “Alianza para el Campo”, con el
propósito de atender al campo desde varias vertientes productivas y de desarrollo,
brindando apoyos económicos para elevar la producción agrícola, recuperar
la rentabilidad de los pequeños productores y abatir las sequías (Estudios
son aquellos personas que han adquirido la titularidad de los derechos sobre las parcelas
ejidales, pero no son ejidatarios. Respecto de los pobladores la ley agraria es ambigua; se
entiende que los pobladores son el conjunto de habitantes que viven en la comunidad ejidal,
y su participación es a través de juntas integradas por ejidatarios y avecindados, los cuales
podrán opinar sobre las necesidades y problemas que enfrenta el ejido. En este trabajo se
utilizó la categoría de poblador como sinónimo de avecindado, porque es la denominación
que las personas de Calakmul utilizan para caracterizar a los habitantes que carecen de tierras.
A esta categoría pertenecen los hijos de ejidatarios y los que no son hijos de ejidatarios..
4
Herrera (2009), proporciona un listado de empresas paraestatales y programas de apoyo al
campo que fueron desaparecidas con las reformas estructurales de los ochenta. Destacan por
su importancia: el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), desaparecido en 1982; el Instituto
Mexicano del Café (INMECADE), desincorporado en 1989; el Programa de Desarrollo
Rural del Trópico Húmedo (PRODERITH), desaparecido en 1995; y La Compañía Nacional
de Subsistencias Populares (CONASUPO), desaparecida en 1999, entre otras muchas.

31
Santana Navarro Olmedo

Agrarios, 1996). Un año después (1997) nace el Programa de Educación, Salud


y Alimentación (PROGRESA), con el objetivo de brindar apoyos económicos
a las familias más pobre, condicionándolas con enviar a sus niños a la escuela;
asistir a pláticas y consultas médicas; y utilizar los apoyos para elevar la calidad
de vida. Durante el gobierno de Vicente Fox, PROGRESA fue convertido (2002)
en el Programa OPORTUNIDADES, ampliando su atención a la pobreza
urbana, lo cual implicó cambios operativos significativos y una nueva relación
de los beneficiarios con el programa (gobierno) (Hevia, 2009).
Un análisis del avance de la política neoliberal mexicana apoyada en
programas asistencialistas muestra que durante 1995 a 1999, el gobierno federal
incrementó el número de proyectos a atender por el entonces Instituto Nacional
Indigenista (INI), de ocho a 106, y destinó, $9,600´000,000 para proyectos
productivos sustentables, incluido proyectos ecoturísticos como opción novedosa
de desarrollo económico para los pueblos y comunidades indígenas. Durante el
sexenio de Vicente Fox (2000-2006) aumentó sustancialmente el presupuesto para
proyectos en comunidades y pueblos indígenas, y se canalizaron $473´000,000
al ecoturismo, resultando en la creación de 404 proyectos ecoturísticos que
involucran a 50,137 indígenas y campesinos en 24 entidades del país (López
et al., 2008:38-40). Coronado (1996), ofrece una mirada crítica frente a la
implementación de las políticas neoliberales en el Istmo oaxaqueño. Muestra
cómo su implementación, no sólo propició desorganización y ruptura en la vida
cotidiana de las familias campesinas, sino que además, se desplegó en los pueblos
un lenguaje inspirado por la doctrina del libre mercado, que milagrosamente
organiza y beneficia las actividades económicas: términos como “empresa”,
“competitivo”, “ganancia”, “socios”, “estudios de mercado”, “cartas de
intención de compra”, “responsabilidad compartida”, “figura asociativa”,
se fueron introduciendo en los pueblos. El uso constante de estos términos
económicos fue a través del impulso de proyectos productivos con recursos
gubernamentales para combatir la pobreza.
Castellanos y colaboradores (2008), centran su análisis en el desarrollo
y la implementación masiva de esta política de programas y proyectos entre
las comunidades rurales. Sostienen que la presencia de diversas agencias
gubernamentales y no gubernamentales, encargadas del combate a la pobreza,
confirma la gravedad de las desigualdades y la destrucción de las condiciones de
subsistencia de los campesinos. Márquez et al., (2008) han documentado para el
caso del oriente de Tabasco, cómo la distribución de los apoyos gubernamentales
se han convertido en mecanismos exclusivos de sobrevivencia y generadores de
prácticas viciadas entre los campesinos, más que en el estímulo a la producción
agrícola, lo cual ha llevado a los campesinos a asociarse con empresas para la
producción de palma africana, abandonando el cultivo de maíz. Cebada (2009),

32
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

añade que los programas de apoyos gubernamentales tienen un doble propósito:


representan signos de mediación política que tienden a diluir o debilitar las
formas de organización entre los productores, despolitizando su representación
en el ámbito local; al mismo tiempo, que son también áreas de posibilidad, que
les permite a los campesinos subsistir en un contexto desfavorable. El caso más
reciente (2010) de esta política pública, es el de una comunidad Otomí de la
Sierra de Querétaro, donde autoridades municipales de Villa Progreso, intentan
frenar la migración de sus habitantes hacia Estados Unidos a través de proyectos
ecoturísticos y del rescate de sus tradiciones gastronómicas (Miranda, 2010).
En Calakmul, el gobierno y la coparticipación de ONG, organizaciones
ambientalistas, académicas y agencias internacionales generan un flujo de
programas, recursos económicos y formas normativas que influyen en las
interacciones cotidianas de hombres y mujeres de los ejidos. Azuara et al.,
(2011), registran once instituciones, entre gubernamentales y ONG que operan
49 programas. Siete de las 11 instituciones, destinaron más de $37´000,000 en
diez años (1998-2007), en 17 programas orientados al desarrollo social, agrícola,
ganadero, ambiental y la compensación de desastres naturales (Fonden).
Específicamente, Nuevo Becal recibió más de $3´000,000 en programas como:
PROCAMPO, OPORTUNIDADES, Fondo de Nacional de Desastres Naturales
(FONDEN), Programa de Diversificación Productiva en el Medio Rural
(PRODERS) y Proárbol de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).
Martínez (2010), menciona que a partir de 1994 el gobierno implementó 70
proyectos para el desarrollo de la ganadería de ovinos, a través del Fondo
Regional de Xpujil (INI) y del programa “Opciones Productivas” de la
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL). Reyes et al., (2003), proporciona
una perspectiva de cómo el diseño de los programas de apoyos otorgados en
Calakmul se han sumado a otros factores y acciones gubernamentales como
las de PROCEDE que ponen en una encrucijada el sistema ejidal, es decir
entre la privatización de la tierra, los derechos ejidales y la conservación de
los bosques (Haenn, 2006).
Pat y colaboradores (2010), examinan el impacto negativo que tienen
las políticas públicas entre las comunidades rurales del norte de Campeche.
El estudio advierte cambios en las dos actividades que caracterizan a las
comunidades de la región: la agrícola y, agrícola-laboral. La agrícola está en
proceso de desintegración debido a la apertura comercial, las reformas en la
tenencia de la tierra, las sequías y huracanes. Mientras que la deficiente oferta
laboral y los salarios bajos ponen en riesgo las actividades remuneradas. Haenn
(2007), explora cómo los apoyos económicos de los programas de conservación
para las familias campesinas de Calakmul, se encuentran integrados con las
estructuras nacionales e internacionales, pero su distribución depende cada vez

33
Santana Navarro Olmedo

más de los tomadores de decisiones locales y regionales. Los flujos económicos


derivados de las acciones conservacionistas gubernamentales, han contribuido
a la diversificación de las economías domésticas a través de prácticas como la
agricultura orgánica, la ganadería, la agrosilvicultura; la conservación de selvas
ejidales, entre otros. Estos dos polos: la producción local y los subsidios que
redirigen la producción local, a menudo entran en contradicción, creando así
tensiones y disputas en los ejidos. El malestar generado de los programas de
apoyos gubernamental también se ha visto oscurecida por la excesiva cantidad
de reglas y normas con las que operan. Recientemente organizaciones que
integran el Congreso Agrario Permanente (CAP) solicitaron al gobierno federal
la reducción de las reglas y requisitos de los programas destinados al campo
ante el enorme abultamiento burocrático que hace difícil la distribución de los
apoyos a los beneficiados (Martínez, 2013).

Región de estudio

El municipio de Calakmul, se localiza al sur de la Península de Yucatán.


Colinda al norte con los municipios de Champotón y Hopelchén; al sur con la
república de Guatemala; al este con el estado de Quintana Roo; y al oeste con
los municipios de Escárcega y Candelaria. En cuanto a los tres ejidos estudiados,
Nuevo Becal se ubica al norte de la cabecera municipal, y Ricardo Payró y La
Guadalupe al sur (ver mapa 1). En Calakmul se encuentra una de las reservas
de la biosfera más importantes del mundo, con una extensión de 7,000 Km²
(Galindo, 1996). En la década de los setenta, se inicia la colonización de la
región, mediante la dotación de terrenos por parte del gobierno a solicitantes
campesinos provenientes de 23 estados del país, particularmente de Guanajuato,
Durango, Coahuila, Michoacán, Veracruz, Tabasco y Chiapas (Medrano, 1996;
Vallejo et al., 2011; Gurri et al., 2012). Calakmul fue decretado municipio en
1996 (INAFED, 2013). Su población es de 26,882 habitantes (INEGI, 2010);
y está considerado de alta marginación (CONAPO, 2010). Existen 64 ejidos
en Calakmul, con 3,690 ejidatarios, de los cuales 3,327 son hombres y 363
mujeres; los avecindados son 1,387, de los cuales 1,179 son hombres y 208
mujeres (Censo Agropecuario, 2007).

34
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

Mapa 1. Ubicación de los tres ejidos estudiados.

Fuente: Mapa elaborado por Holger Weissenberger, ECOSUR.

35
Santana Navarro Olmedo

Tras el colapso de la civilización maya clásico en el 925 D.C. Calakmul,


permaneció escasamente poblado por 600 años (Berzunza, 1991). En el siglo
XX empieza el repoblamiento ligada a la extracción de recursos maderables y
el chicle (Klepeis, 2000; Bray et al., 2005), dotación de tierras a las comunidades
y creación de nuevos núcleos agrarios (Macías, 2004; Cantún et al., 2012),
así como los programas de desarrollo vinculados con los diferentes ciclos de
aprovechamiento de los recursos naturales (Haenn, 2006). En 1989 se crea
la Reserva de la Biosfera de Calakmul. Paralelamente, el gobierno diseñó
programas y proyectos para la protección del medio ambiente; como son la
educación ambiental, manejo de la fauna, agricultura orgánica, reforestación,
explotación sustentable de la madera, turismo ecológico, establecimiento de
áreas protegidas al interior de los ejidos (Uitz et al., 2006).

Recolección de datos

La recolección de los datos en los ejidos y dependencias se realizó durante cinco


meses en 2012 y 2013. Los métodos utilizados son: trabajo de campo incluyendo
recorridos de identificación de los ejidos, descripción de las actividades diarias,
observación participante y entrevista en profundidad (ver Taylor et al., 1987;
Hammersley et al., 1994 y King et al., 2000). Entrevistamos en cada ejido a: I)
ejidatarios fundadores o con más de veinte años en la región, II) los comisarios
municipales y ejidales quienes conocen la información de los programas de
gobierno y los apoyos del ejido y la región, III) los pobladores residentes con
más de 10 años en el ejido, IV) los funcionarios del gobierno municipal a
cargo de la implementación y aplicación de los programas y, V) exfuncionarios
municipales de Calakmul. La mayor parte de las entrevistas fue grabada y
transcrita para el análisis. La propuesta de Fraser (1993), de las “prácticas desde
abajo”, y la de Bertaux (1988), del enfoque biográfico, nos ayudaron a entender
las rivalidades y competencias por los apoyos desde puntos de vista opuestos
(ejidatario/poblador). Para el trabajo en grupos, retomamos la propuesta de
Pakman (1995), quien sugiere organizar talleres de discusión, asistir a las
asambleas ejidales, revisar documentos personales, fotografías, registros oficiales
y actas de asamblea. Los talleres se organizaron en cada ejido, para conocer
las principales fuentes de ingresos y gastos de los habitantes; también se les
pidió que describieran cuáles eran las principales necesidades y problemáticas
que enfrentaban, tanto a nivel familiar como comunitario; y finalmente se les
pidió que describieran cómo era el antes y el después en la comunidad a través
de la elaboración de una línea de tiempo basada en la metodología de Nielsen

36
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

et al., (2010), con el propósito de conocer la experiencia de las intervenciones


gubernamentales en la aplicación de programas de desarrollo en la región. Los
grupos de discusión fueron grabados y transcritos para su análisis.
La revisión de fuentes documentales se realizó en el Antiguo Archivo
Municipal de Calakmul, el Centro de Información Municipal de Calakmul,
y en el Archivo de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación (SAGARPA) en Xpujil. Este material documental, incluye
datos sobre programas y proyectos gubernamentales en las áreas agrícola,
ganadera, conservación, combate a la pobreza e infraestructura social. El
archivo también incluye copias de dictámenes oficiales, peticiones de la gente
de los pueblos, mapas y declaraciones hechas por el personal técnico implicado.
Los archivos personales de líderes en cada ejido, permitió tener un panorama
de la gestión local ante instancias públicas. Resultó interesante comparar este
material con los testimonios de los informantes y entrevistados sobre los apoyos.
Finalmente, los datos en su conjunto fueron comparados y alimentados con
fuentes bibliográficas y estadísticas del INEGI.

Resultados y discusión

En Calakmul, y municipios vecinos, los apoyos gubernamentales para fomentar


el desarrollo social, productivo y el uso sustentable de los recursos naturales han
sido desde los años 80 una importante fuente de ingresos para los habitantes
(Haenn, 2005; Uitz et al., 2006). De acuerdo con el esquema bipartita (Estado-
Federación) de presupuesto para el ejercicio fiscal 2013, el estado de Campeche
maneja un total de 15,647´226,361 de los cuales $8,446´055,064 provienen del
Estado, y $7,201´171,297 de aportaciones y transferencias federales (Ley de
Presupuesto de Egresos, 2013). De los recursos aprobados para Campeche,
Calakmul recibe $186´373,820 de los cuales $6´391,790 son para las juntas,
comisarías y agencias municipales, quienes apoyan las tareas municipales en
ejidos.5 Para Nuevo Becal, Ricardo Payró y La Guadalupe, estos recursos
son $186,630.16 (ver cuadro 1), destinados para las tareas de gestión de los
comisariados municipales.

5
De acuerdo con la Ley de Coordinación Hacendaria del Estado de Campeche, cada Ayunta-
miento destinará una proporción libre de recursos de las participaciones federales a las Juntas
y Comisarias Municipales en función de los gastos que se generen en las actividades de apoyo
a la administración municipal.

37
Santana Navarro Olmedo

Cuadro 1. Presupuesto estatal y municipal para los ejidos de Nuevo


Becal, Ricardo Payró y La Guadalupe en el 2013.

Total de
Presupuesto Presupuesto presupuesto
Nombre del Ejido
Estatal Municipal (Estatal y
municipal)
Nuevo Becal 7,189.12 19,357.29 26,546.41
Ricardo Payró Jene 12,044.31 32,420.35 44,464.66
La Guadalupe 6,040.12 16,263.89 22,304.01
Total 25,273.55 68,041.53 93,315.08
Fuente: Elaboración propia con datos del presupuesto de egresos del
municipio de Calakmul, Campeche, para el ejercicio fiscal 2013.

Los recursos estatales y municipales destinados a los tres ejidos representan


el 1.47% del total de los fondos que se destinan a las comunidades ejidales
en Calakmul. Generalmente, los recursos gubernamentales que se aplican en
Calakmul provienen del Fondo para la Infraestructura Social Municipal (FISM),
o Ramo 33; el Programa para la Infraestructura Básica para la Atención de los
Pueblos Indígenas (PIBAI); el Fondo de Pavimentación, Espacios Deportivos,
Alumbrado Público y Rehabilitación de Infraestructura Educativa (FODEPED);
el Fondo de Mantenimiento y Vialidad, Infraestructura y Aportaciones a
Convenios con la Federación (FIV); el Programa para la Sustentabilidad de
los Servicios de Agua Potable y Saneamiento en Comunicaciones Rurales
(PROSAPYS); el Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO);
el Fondo de Pavimentación (FOPAM); La Comisión Nacional del Agua
(CONAGUA) y del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS).
De los fondos y programas que se destinan para el municipio de Calakmul
para el año fiscal 2013, se tienen contemplado recursos por $2´365,700 para
infraestructura social y urbana en los ejidos de Nuevo Becal, Ricardo Payró y
La Guadalupe (ver Cuadro 2).

38
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

Cuadro 2. Presupuesto para infraestructura social y urbana en los ejidos de


Nuevo Becal, Ricardo Payró y La Guadalupe.

Ejido Fuentes de Financiamiento


Tipo de obra (1) (2) (3) Total
Rehabilitación y
-------------
Nuevo Becal pavimentación $350,000 $350,000 $700,000
-----
de calles
Construcción de
Ricardo Payró ------------
160 captadores $313,000 $1´252,000 $1´565,000
Jene -----
de agua
Construcción de ------------- ------------
La Guadalupe $800,000 $800,000
puente ----- -----
Total $2´365,700
(1) Fondo para la infraestructura social municipal.
(2) Programa para la Infraestructura Básica para la Atención de los Pueblos Indígenas.
(3) Fondo de Mantenimiento y Vialidad, Infraestructura y Aportaciones a Convenios
con la Federación.
Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección de Planeación,
municipio de Calakmul, Campeche.

Aunque muchos de los programas de infraestructura no inciden directamente


en la economía de las familias, sí impactan en las condiciones de vida, sus
tiempos y actividades cotidianas. Además con estos recursos, la administración
municipal de Calakmul financia obras como casas de salud, pavimentación y
rehabilitación de calles que han sido solicitadas por habitantes de los ejidos;
también financia obras rezagadas y compromisos de campaña que las autoridades
municipales contrajeron con los ejidos. Entre los ejidos estudiados, las solicitudes
y compromisos de campaña, contemplan la construcción de captadores de
agua, jagüey (pozo de agua), insumos para parcelas, rotoplas para captar
agua de lluvia, construcción de viviendas, caminos para sacar la cosechas,
reparación de calles, láminas, preparación de terrenos para la agricultura

39
Santana Navarro Olmedo

mecanizado, entre otros. Entre los programas de apoyo a la producción agrícola


que maneja la SAGARPA en Calakmul se encuentran: el PROCAMPO; el
Programa de Producción Pecuaria Sustentable y Ordenamiento Ganadero y
Apícola (PROGAN); Programa de Sustentabilidad de los Recursos Naturales
(Proyecto de Apoyo al Paquete Tecnológico (insumos 2013). Según datos de
la SAGARPA-Xpujil, el monto destinado a PROCAMPO para el 2013 en los
tres ejidos fue de $313,937 lo que benefició a 127 productores; el PROGAN
repartió la cantidad de $72,032.5 beneficiando a 18 productores (ver Cuadro 3).

Cuadro 3. Apoyo a la producción agrícola, ganadera y apícola en el 2013.

PROGRAMAS

Ejido PROCAMPO PROGAN

Monto Monto
Beneficiarios Beneficiarios
en Pesos en Pesos
Nuevo Becal 18 $20,704 10 $22,522.5
Ricardo Payró Jene 71 $206,563 7 $46,210
La Guadalupe 38 $86,670 1 $3,300
Total 127 $313,937 18 $ 72,032.5
Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) con sede
en Xpujil, Calakmul.

Paralelamente, al PROCAMPO y PROGAN, la SAGARPA opera el


programa denominado: proyecto estratégico de “Apoyo a Agricultura de
Autoconsumo” para pequeños productores de hasta 3 hectáreas, con apoyos
de $800 por hectárea, es decir un monto máximo de $2,400, por productor
al año. Este proyecto estratégico, busca incorporar al mayor número de los
productores que no cuenten con el apoyo de PROCAMPO; por ejemplo los
pobladores, quienes carecen de títulos ejidales y, rentan o tienen en préstamo
parcelas ejidales, pueden recibir el “Apoyo a Agricultura de Autoconsumo.” En
Calakmul el programa “Apoyo a Agricultura de Autoconsumo” es conocido
como “PROCAMPITO”. En el 2012, el programa contó con $35,000 para
atender una superficie agrícola de 8,750 ha. Durante el 2013, la SAGARPA
renombró este programa a “Apoyo al Paquete Tecnológico” para insumos
agrícolas; recortó los apoyos económicos de $800 a $750, por hectárea, así

40
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

como la superficie en un 2,150 ha a 6,500 ha entre los 64 ejidos. Con el


programa “Apoyo al Paquete Tecnológico”, los productores reciben insumos
(semilla mejorada, fertilizantes, herbicidas o herramientas para el campo) y
asistencia técnica. Los insumos son solicitados por los productores para sus
parcelas, pero muchas veces estos insumos son negociados entre los propios
productores y comerciantes para obtener un ingreso extra, o bien solucionar
un problema familiar de salud o alimentación, como se verá más adelante en
las entrevistas con los productores. Paralelamente a los programas de apoyo
a la producción, la Reserva de la Biosfera de Calakmul (RBC) apoya con
recursos económicos la implementación de parcelas agroforestales, agricultura
orgánica, el establecimiento de viveros y huertos comunitarios, proyectos de
ordenamiento territorial, conservación, manejo y aprovechamiento de la vida
silvestre, capacitación para artesanos y carpinteros, formación de promotores
comunitarios, empleo temporal (brechas corta fuego) y el programa de siniestros
provocados por eventos climáticos (FONDEN). Durante 2004 a 2012 la
Reserva destinó $1´050,000 a Nuevo Becal, Ricardo Payró y La Guadalupe
a través de fondos de los siguientes programas y agencias: Conservación del
Maíz Criollo (PROMAC), Vigilancia Comunitaria (PROVICOM), Programa
de Conservación para el Desarrollo Sustentable (PROCODES), la Comisión
Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la Agencia Alemana de
Cooperación (GIZ). La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), participa
en la región con Programas de apoyos económicos para el manejo forestal;
aprovechamiento de recursos forestales no maderables, pago de servicios
ambientales y silvicultura comunitaria; mientras que la SEDESOL, participa
a través del programa OPORTUNIDADES con apoyos de entre $800 y $2,000
bimensuales por familia; y el Programa de “Pensión para Adultos Mayores”
(antes “70 y Más”), con apoyos económicos por $1,350 bimensuales por adulto
mayor. Por su parte, el gobierno del estado de Campeche en coparticipación con
fondos de SEDESOL implementa programas de Organizaciones Productivas
para Mujeres Indígenas (POPMI), con apoyos económicos para la producción
de miel, alimentos alternativos, tiendas y equipamiento de negocios, por un
monto de $569,543. El programa “Tu Casa” también opera con fondos de
co-participación federal-estatal-municipal para familias pobres; también el
gobierno estatal implementa el programa “Fondos Campeche”, el cual apoya
con microcréditos a mujeres y hombres que desean dedicarse a alguna actividad
productiva con el fin de generar ingresos adicionales y contribuir al gasto familiar.
Durante el 2012, “Fondos Campeche” y “Tu Casa” destinaron recursos por
$127,350 entre los ejidos de Nuevo Becal y Ricardo Payró (ver Cuadro 4).

41
Santana Navarro Olmedo

Cuadro 4. Otros programas y apoyos gubernamentales.

“PROGRAMA TU CASA 2012”


Número de
Año Ejido Obra Importe
beneficiarios
Ricardo Payró
2012 10 Viviendas $46,170.50
Jene
2012 Nuevo Becal 10 Viviendas $46,170.50
TOTAL $92,350.00
PROGRAMA “FONDOS CAMPECHE”
Número de
Año Ejido Actividad Importe
beneficiarios
Venta de ropa,
2012 Nuevo Becal 7 $15,000.00
pollos y dulces
Ricardo Payró Venta de ropa,
2012 2 $20,000.00
Jene pollos y dulces
TOTAL $35,000.00
Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección de Planeación,
Desarrollo Económico y Social. H. Ayuntamiento de Calakmul, Campeche.

Existen programas sociales donde colaboran la Fundación Kellogg, el


Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA) y “Fondos para la
Paz”,6 con esquemas de coinversión con el gobierno del estado de Campeche.
Mediante esta colaboración se apoya a las familias con la construcción de
cisternas para la captación de aguas de lluvia. De la primera dotación de
captadores se beneficiaron en su mayoría ejidatarios, los pobladores fueron
solamente parcialmente beneficiados en un segunda etapa de donaciones por
PESA, y se preveía que las familias que no fueran beneficiadas en estas etapas,
serían apoyadas por “Fondos para la Paz” en una tercera etapa en 2013. En
Calakmul también opera la organización “Congregación de Mariana Trinitaria”,
a través del programa “Para Superar la Pobreza”, el cual apoya a las familias
de escasos recursos con materiales de construcción a bajo costo, lo que ahora
se refleja visualmente en las localidades con los techos de lámina, tinacos y
pisos de concreto. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas (CDI), participa en Calakmul a través del programa de Apoyo a
las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), con apoyos para el
6
En 1994 tras el conflicto en Chiapas, empresarios constituyen “Fondos para la Paz” con el
objetivo de apoyar el bienestar de familias en situación de pobreza extrema a través de proyec-
tos de desarrollo comunitario.

42
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

rescate de la música tradicional, vestimenta, gastronomía, danza, urdido de


hamacas, museos comunitarios, tejidos, teatro y artesanías. Durante 2009-
2012 el PACMyC destinó aproximadamente $1´072,423 en todo el municipio.
Finalmente, una manera peculiar en Calakmul de acceder a pequeños apoyos
en efectivo o especie entre los campesinos, es a través de solicitudes de apoyo
a la presidencia municipal. Al parecer esta práctica funciona como “recurso
límite” para acceder a las participaciones del Estado, pero sobre todo, refleja
la precariedad de la vida entre los campesinos de la región.

Los senderos de la economía familiar

Las actividades para la obtención de ingresos económicos entre las familias


fueron: la agricultura comercial y de subsistencia basados en la producción
de maíz, frijol, chigua (semilla de calabaza) y chile jalapeño; la ganadería, la
extracción de madera, la apicultura, la producción de carbón, la agroforestería,
los jornales, y el acceso a recursos de programas públicos. De acuerdo con las
familias de los ejidatarios entrevistadas en Nuevo Becal por Martínez (2010:119),
los ingresos mensuales son menores de $3,000: la agricultura representa el
58% de los ingresos del hogar, la ganadería el 3%, las actividades forestales el
8%, los recursos de programas de gobierno el 24% y el comercio el 7%.7 En
Ricardo Payró y La Guadalupe, las familias han encontrado en las remesas,
el trabajo asalariado dentro y fuera de la región (Radel et al., 2008; Schmook
y Radel, 2008), y los programas gubernamentales en efectivo una importante
fuente de ingresos para la economía familiar. Las múltiples fuentes de ingresos,
ha permitido a las familias disminuir su dependencia de la agricultura de
subsistencia e incorporar ganado bovino en su portfolio de actividades agrícolas.
El ganado es una inversión a largo plazo, pero también una “caja de ahorro”
que puede ser vendida en casos de emergencia (Schmook et al., 2013). Un punto
importante en la economía familiar fue que los programas gubernamentales
complementaban de manera importante al ingreso familiar, según la época del
año, los ciclos de producción agrícola, y de trabajo asalariado dentro y fuera
de la región.
Los pobladores mencionan que su principal fuente de ingreso es el trabajo
de jornal, actividad que realizan comúnmente en las parcelas de ejidatarios (as);
otra fuente constante de ingresos son los apoyos de programas gubernamentales
sobre todo OPORTUNIDADES y PROCAMPITO. Adicionalmente la venta
o intercambio de los insumos entregados por PROCAMPITO ayudan a
resolver necesidades apremiantes. La venta de animales de patio y la cosecha,
7
Los porcentajes se basan en categorías relativas de los ingresos en el nivel de vida bajo de los
ejidatarios entrevistados en el ejido.

43
Santana Navarro Olmedo

también constituyeron una fuente de ingresos. Además del PROCAMPITO,


los pobladores han podido acceder a una parte limitada de los programas de
vivienda, captadores de agua, empleo temporal o microcréditos para iniciar
un negocio, debido a que muchos de estos apoyos han sido disputados con
ejidatarios o condicionados por las propias autoridades ejidales. Por otra
parte, los ejidatarios (as), consideran que su principal fuente de ingresos son
los apoyos gubernamentales de programas como son OPORTUNIDADES,
PROCAMPO y “Pensión para Adultos Mayores”. Para evaluar el grado de
incidencia que tienen los subsidios gubernamentales en las prácticas agrícolas,
Boege et al., (2009), realizó entrevistas y talleres de diagnóstico con productores
y organizaciones de Calakmul, concluyendo que los subsidios gubernamentales
representan alrededor del 33% del ingreso familiar. Otras actividades que
complementan sus ingresos son la apicultura, la venta de madera, carbón,
chile, miel y la chigua; en algunos casos también la venta de dulces o pollo.
Nuestros datos muestran que los ejidatarios tienen más recursos económicos
que los pobladores, debido a su más fácil acceso a programas y proyectos. Los
ejidatarios, también han podido emplearse y dar empleo a pobladores para las
tareas ejidales con recursos de los programas. Los pobladores han tenido que
buscar alternativas de organización, que no son parte de la estructura ejidal, y
en algunos casos se han enfrentado abiertamente a los ejidatarios para exigir
condiciones de igualdad para el acceso a los apoyos gubernamentales; en otros
casos, los pobladores tenían que subemplearse como jornaleros con los ejidatarios
con fondos destinados a tareas ejidales. En síntesis, los apoyos gubernamentales
parecen sumarse a la diversificada economía local, son recursos que permiten
a las familias sostenerse ante las constantes fluctuaciones del mercado regional
e internacional. Y por ello, su disputa se vuelve cada vez más encarnada.

Las disputas por los apoyos gubernamentales

Los datos de campo muestran que el acceso a la tierra es también fuente de


disputas. El descontento acerca de la tenencia de la tierra es muy marcada
en Ricardo Payró, donde el número de pobladores ha rebasado mucho al de
ejidatarios (ver cuadro 5), lo cual ha generado inconformidad y sentimientos
anti-ejidatarios sobre todo referente a los apoyos gubernamentales y las tareas
ejidales. Los pobladores demandan equidad en la distribución de los apoyos
que llegan al ejido y los mismos derechos y responsabilidades en los trabajos
del ejido.

44
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

Cuadro 5. Ejidatarios y pobladores por ejido.

Fecha de
Población Número total Número total
Nombre del Ejido dotación del
total de ejidatarios de Pobladores
ejido
Nuevo Becal 1970 393 84 117
Ricardo Payró Jene 1980 648 95 200
La Guadalupe 1987 282 65 67
Fuente: Elaboración propia a partir del trabajo de campo, INEGI (2010)
y Archivo de SAGARPA, Xpujil, Campeche.

Testimonios de pobladores indican que los ejidatarios discriminan y


excluyen a los pobladores de los recursos económicos que destinan las agencias
gubernamentales al ejido. Los ejidatarios, a través de la asamblea ejidal,
acaparan y distribuyen los recursos gubernamentales como pago de jornales
entre los pobladores, lo cual beneficia mayormente a las familias ejidales y no
al conjunto de habitantes como se observa en el siguiente testimonio:

Nosotros como pobladores, no tenemos ningún derecho


a los beneficios que el gobierno federal o estatal otorga a
las comunidades, porque no tenemos un certificado de uso
común, y esa es nuestra desventaja. Por ejemplo, si viene
un apoyo de la CONANP (Comisión Nacional de Áreas
Naturales Protegidas), los ejidatarios nos hacen trabajar
cuatro jornales, igual que ellos, pero recibimos nada más la
mitad, y los ejidatarios el 100%; esa es nuestra desventaja,
y así en todo. Las piletas, las casas, y todos los apoyos que
llegan, ellos se los reparten primero porque el comisario
hace las listas con sus familiares. (Poblador de Ricardo
Payró, entrevista 18/04/12).

Muchos elementos de la relación crítica entre ejidatarios y pobladores, se


derivan, desde la perspectiva de los pobladores, por la “injusta” distribución
de los recursos gubernamentales que se hace a través de la asamblea ejidal.
Las autoridades ejidales han jugado un papel esencial en esta tensión ya
que elaboran las listas de los beneficiarios de los programas con familiares o
allegados de manera discrecional, lo cual ha provocado el enojo de quienes
dicen realmente requerir el apoyo. Por su parte, los ejidatarios amparados en el
derecho que tienen sobre la tierra, sostienen que los pobladores han intentado
exigir cada vez más derechos que no les corresponden, apropiándose de los

45
Santana Navarro Olmedo

recursos naturales del ejido, faltando al trabajo comunitario e incumpliendo


con las cuotas asignadas en las normas del ejido como se manifiesta en el
siguiente testimonio:

Aquí el carbón es una fuente de recursos, y te garantiza más


que los jornales a cien pesos diarios. Y los pobladores se
meten a los terrenos sin permiso, hacen sus dos carboneras
y sacan dos toneladas de carbón, son como 4 mil pesos.
Ellos no tienen derecho, no son ejidatarios, ya no quieren
hacer fajinas (trabajo comunitario), quieren ganar como
ejidatarios. Eso no se puede. El bosque es de nosotros y
tenemos que cuidarlo, porque de ahí comemos (…) En las
asambleas, se discute mucho eso de los pobladores; que
hay que apoyarlos porque son hijos de ejidatarios, pero yo
pienso que ellos no tienen derecho; los apoyos son para
nosotros, y si podemos, les damos la mitad porque a veces
no pagan cuotas y no trabajan con nosotros en las fajinas
(Ejidataria de Nuevo Becal, entrevista 20/07/12).

Este testimonio muestra como el argumento del derecho ejidal, ha sido


un factor importante en la construcción de diferencias y desigualdades entre
ejidatarios y pobladores para el acceso a la tierra, los apoyos económicos y
los recursos naturales del ejido. Por su parte, los funcionarios del gobierno
responsables de implementar y aplicar los programas y proyectos en los ejidos,
minimizan o son indiferentes ante estas disputas, alegando que las riñas
internas son por falta de información entre las autoridades del comisariado y
los habitantes del ejido como se ve en el siguiente testimonio:

Son problemas internos de los ejidos, aquí quien cumpla con


las reglas de operación, ahora sí que con la documentación
en orden, nosotros los atendemos (…) porque no tenemos
autoridad, ni mucho menos podemos decirle a la asamblea,
–sabes que mete a esa persona-, ellos son los que avalan
en la asamblea por mayoría (Jorge Manuel Yeh Góngora,
responsable de ventanilla Sagarpa-Xpujil, entrevista
21/06/13).

Esta visión refleja la sujeción de los campesinos a la lógica de operación de


los programas y proyectos que son reglamentados por agencias gubernamentales,
para asegurar que se sometan y no desborden los límites institucionales (López,
2006). Al mismo tiempo que legitima el trabajo de los funcionarios del gobierno
local y regional, de quienes depende cada vez más la distribución de los apoyos
económicos entre la población ejidal. Otro aspecto detectado del conflicto

46
Ejidatarios y pobladores. Economía familiar

entre pobladores y ejidatarios ha sido la competencia por llegar a ser comisario


municipal, ya que la figura del comisariado representa un buen ingreso a través
de las asignaciones salariales que otorga la cabecera municipal de Calakmul para
las tareas al interior de los ejidos. También provoca rencores y rivalidades entre
los ejidatarios, cuando el comisario municipal elabora las listas de beneficiarios
de los programa de apoyos gubernamentales con pobladores parientes o personas
allegadas. Aquí la experiencia de los comisarios municipales es importante,
sobre todo cuando han ocupado el cargo de comisario ejidal, tienen mayor
conocimiento de las tareas del ejido y de la gestión pública, lo cual se traduce
en la posibilidad de poder “jugar con los recursos” (Cebada, 2009). Con
frecuencia las disputas surgen entre el comisariado ejidal y municipal, debido
a la ambigüedad entre las actividades de uno y otro. Pero sobre todo, se crean
conflictos entre los funcionarios de las dependencias del gobierno local/regional
y los comisarios ejidales/municipales encargados de elaborar las listas con los
beneficiarios de los apoyos.

Por años el ejido era el que decidía a quien se le daba el


apoyo, y a quién no. Y este año (2013) dijimos -saben
que, la mitad lo distribuye el ejido, y la otra mitad, el
ayuntamiento para los pobladores-. El ejido dijo -mejor se
rifan-, y se rifó. Pero al final se inconformaron; están mal
acostumbrados de que solamente el ejido es el que tiene el
derecho (Pascual Margarito Dzib, Director de Planeación
y Desarrollo Social, entrevista 17/06/2013).

Sospechamos que este conflicto entre funcionarios gubernamentales y


autoridades ejidales por la distribución de los apoyos, va más allá; se vincula
directamente con la estructura de poder de la comunidad ejidal, y su eventual
desempoderamiento de los órganos de poder (asamblea, comisario ejidal
y consejo de vigilancia). Los líderes o caciques locales, sean ejidatarios o
pobladores, legitiman el manejo clientelar de los recursos económicos. Pero
también, y cada vez más, las autoridades locales controlan el presupuesto
municipal (Haenn, 2007). En síntesis, estos resultados indican que la presencia
masiva de las agencias gubernamentales y no gubernamentales, ha exacerbado la
lucha por la subsistencia, entre las familias y las generaciones; lo cual confirma
la idea de Martínez (2006), respecto de que la presencia de los programas
gubernamentales, es motivo de disputas, tensiones e intereses diferentes, que
en ocasiones puede cohesionar y en otras fragmentar las comunidades ejidales.

47
Santana Navarro Olmedo

Conclusiones

Lo descrito aquí es una pequeña parte, de una compleja realidad económica y


social en que viven los ejidos en Calakmul. Enfatizamos el conjunto de programas
gubernamentales y agencias de desarrollo porque su presencia ha creado fisuras
en las relaciones intra-ejidales, sobre todo entre pobladores y ejidatarios, las
cuales en su mayoría se basan en la distribución de apoyos gubernamentales.
Subrayamos que los ejidatarios, se apoyaron en su título agrario para poder
contender -con los pobladores-, por los apoyos y subsidios agropecuarios. Los
pobladores –que no son, hijos de ejidatarios-, al ver disminuida su posibilidad
de acceder a los apoyos y subsidios, han hecho explícito su descontento, a
través de movimientos anti-ejidatarios, la falta de participación en las tareas
ejidales. Las disputas y desconfianza entre ejidatarios y pobladores imponen
alianzas, regateos y favoritismos entre las familias y las generaciones que
afecta negativamente la economía familiar. Insistimos que la presencia de
programas y proyectos, que el Estado mexicano tiene dentro de los ejidos, crea
un “mercado de proyectos” para la subsistencia, donde se van configurando y
tejiendo sujetos y grupos de interés que al final se convierten en reproductores
de la política neoliberal. Aquí el trabajo propio de las asambleas que operan
en el interior del ejido ha jugado un papel protagónico en esta disputa por
los apoyos, manipulando y condicionando su ayuda entre los pobladores.
También observamos que las disputas se han ido ampliando hacia fuera de los
ejidos, hacia las autoridades locales que controlan el presupuesto municipal
y deciden a quien dar o no dar los apoyos sin la intervención de los órganos
de gobierno ejidal (asamblea, comisario ejidal, consejo de vigilancia). Esto es
nuevo y confirma la idea de Léonar et al., (2004), sobre la transición hacia un
desempoderamiento del ejido. En tanto que las presiones intergeneracionales
entre ejidatarios y sus hijos pobladores han ido constituyendo un aspecto que
obliga a negociar en un estire y afloje las relaciones entre ambos actores sociales.
Pero sobre todo, la presencia de este conglomerado de programas y proyectos,
ha ido constituyendo una incertidumbre para la subsistencia familiar y la
complejización de las actividades ejidales en las que habría que poner interés.

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52
PASTORES TRASHUMANTES
FRENTE A LA
REESTRUCTURACIÓN
DEL CAMPO

María Isabel Mora Ledesma1

Resumen

Los estudios socioculturales del mundo agrario y


rural presentan imágenes y tendencias de los procesos
de modernización y reestructuración; abordan el
carácter de la penetración del gran capital en el
campo, así como los cambios en otros niveles,
por ejemplo los que afectan al hábitat rural en su
conjuntos, y que generan núcleos que redefinen
el espacio rural y los horizontes de sentido de los
habitantes. Por lo que la movilidad del capital y del
trabajo, la apropiación diferencial de los recursos, la
incorporación de la propiedad al mercado de tierras,
la modernización concentrada y excluyente, moldean
el agro y la ruralidad configurando formas diversas de
territorialidad. En este escenario, algunas poblaciones
rurales del altiplano potosino dedicadas a la ganadería
caprina han resistido en esta actividad ante la
amenaza de despojo de su territorio pastoril, sobre
todo por el capital privado, a través de la instalación
de agroindustrias. La expansión territorial de estas
empresas ha generado dinámicas socioculturales que
van más allá de las transformaciones productivas y
que afectan la organización social del trabajo y las
formas de vida de las familias ganaderas.
1
Profesora-investigadora. Programa de Estudios Antropológicos. El Colegio de San Luis.
Correo electrónico: imora@colsan.edu.mx

53
María Isabel Mora Ledesma

Introducción

En la década los ochenta, México inició un cambio estructural de política


económica consistente en un autodebilitamiento del gobierno mexicano –en
particular en materia agrícola- en el marco de la crisis económica que afectó
al país. El impulso a la agricultura de exportación e industrializada ha sido
una las tendencias más notorias de los gobiernos neoliberales subsecuentes,
caracterizado por privilegiar la inversión extranjera, la exportación, la
dependencia agrotecnológica y el sometimiento de estos cultivos al mercado
norteamericano. Las empresas más favorecidas han sido las dedicadas a cultivos
de exportación principalmente frutas y hortalizas (Calva, 1988; Maisterrena
y Mora, 2000) En este marco se ha establecido una tendencia productiva que
articula dos iniciativas: 1) una política económica de gobierno orientada a
establecer una producción agrícola capitalista con apertura a la inversión
extranjera y 2) la modificación de la legislación agraria que posibilita el acceso
a la tierra como mercancía.
Esas políticas de gobierno junto con la acción expansiva de los agricultores
capitalistas, tienden a favorecer el predominio del modelo agroindustrial en el
ámbito rural nacional. La preferencia de cultivos de productos que demanda
el mercado norteamericano2 por ser más rentables, ha venido rompiendo,
desde entonces, la cadena agroalimentaria local con consecuencias no sólo
en los hábitos alimenticios y en la dependencia por la producción de granos
(Rubio, 1995), sino en los conocimientos y tradiciones de producción agrícola
de alimentos para la población nacional. Estas políticas oficiales dirigidas
al agro polarizaron más la estructura agraria del país. Consecuentemente,
la incorporación de los campesinos al mercado asalariado se aceleró y un
mayor número de unidades familiares rurales de autosubsistencia pasaron a
ser unidades semiproletarizadas o proletarizadas. Dos han sido las tendencias
más características de su participación: la incorporación a los mercados de
trabajo locales, en las agroindustrias3 o manufactura rural; y la migración y
asalaramiento en los mercados de trabajo agrícolas y urbanos hacia el norte
(Mora y Maisterrena, 2011). Estas tendencias han generando un proceso de
desagrarización de la población rural, entendida como la subordinación de lo
rural al capital, por una parte en su propiedad, y por la otra en su organización
para producir que implica el abandono rural de las familias campesinas y su
asalarización en las ciudades y el campo.

2
También el mercado nacional que imita las pautas de consumo norteamericano.
3
Sobre todo en los estados del norte del país, como Sinaloa, Sonora y Baja California, así
como en las regiones cañeras de Morelos y Guerrero.

54
Pastores trashumantes frente a la restructuración

Partimos de que en el marco expansivo del capital no se eliminan las


situaciones de marginación que acompaña a pequeños productores y trabajadores
rurales que en su historicidad construyen formas de persistencia como campesinos
y desarrollan prácticas alternas de resistencia diversas. Bajo ese escenario, esas
formas tradicionales persisten, resisten y se enfrentan a la presión de los mercados
de tierras, de productos, mercados laborales y de insumos, y a las tendencias
globales multiformes conjugadas en las especifidades locales.
En esta investigación analizamos un tipo de campesinos agroganaderos
que basan su subistencia en la práctica del sistema de ganadería extensiva
y trashumancia, referida esta última como el desplazamiento alternativo y
periódico de hatos de animales entre dos regiones opuestas medio-ambientales
con el fin de aprovechar la complementariedad vegetal a través del ciclo
estacional con los que se vinculan las economías, culturas y ciclos biológicos
de los territorios (Sánchez, 2007). Para el caso de estudio definimos el sistema
trashumante como:

Un desplazamiento pendular y temporal entre dos puntos con complementariedad


ecológica: el “rancho” de origen y la “majada”. La diferencia entre ambos puntos
está dada por la combinación cíclica específica de cada lugar que involucra: clima,
estación, tipo de vegetación, topografía (altitud, pendiente), lluvias y secas. En
articulación con este contexto ecológico diferenciado, los cabreros realizan una
planeación de prácticas de la actividad ganadera, incluyendo los ciclos reproductivos
de los animales. Este sistema trashumante posibilita la supervivencia, persistencia
y resistencia de las familias ganaderas de la región (Mora, 2013).

Estos productores persisten con rasgos predominantemente campesinos


y asumen características épicas de resistencia, construyen territorialidades,
desarrollan estrategias familiares de reproducción y reorganizan la unidad
doméstica de producción.

El campesino agroganadero

El análisis se centra en los grupos pastoriles del desierto4 de San Luis Potosí.
Su sistema productivo se basa en la cría de caprinos, actividad que combinan
con una serie de actividades tradicionales de carácter temporal (agricultura
de autoconsumo, “talla de lechuguilla”5, recolección de plantas comestibles y

4
El norte de San Luis Potosí es considerado desierto por las condiciones siguientes: Precip-
itación al año menor a 350 mm.; cubierta vegetal menor del 70%; siete meses del año seco y
flora de especies xerófitas (Villegas, Bolaños y Olguín, 2001: 45-47).
5
La lechuguilla es un agave de donde se saca la fibra para la elaboración de lazos y costales.
A esta actividad se le conoce como “tallar”.

55
María Isabel Mora Ledesma

medicinales, y caza), además del trabajo temporal en las agroempresas que se


han instalado en la zona desde la década de los ochenta. Para estos grupos, la
migración a las zonas urbanas (Estados del norte, principalmente la ciudad de
Monterrey) y a los Estados Unidos es parte de una estrategia de sobrevivencia
que se aceleró partir de la década de los noventa ante la apropiación de las
tierras por las agroindustrias y la venta de la tierra que propició la modificación
al artículo 27 de la Constitución Política Mexicana, que permitió el mercado
de tierras y delimitó el uso común del territorio para la práctica pastoril.
Ante esta política, los grupos pastoriles han sido severamente afectados
al limitar el uso del territorio para la práctica ganadera de carácter extensivo y
trashumante. Este sector productivo que vive en condiciones de pobreza y en
un ambiente de escasos recursos como es el desierto, no es reconocido como
algún tipo de campesino agro-ganadero del que tengamos conciencia en el país.
No dependen de un salario, ni son grandes productores ganaderos. Tampoco se
trata de productores arrinconados en situación de subsistencia y sobreviviendo
sobre la base del autoconsumo.

La explotación de las cabras en el norte de México

En el Desierto Chihuahuense, las cabras tuvieron una excelente adaptación


desde su introducción por los españoles a México en la Colonia. Esta zona
aporta 50% de cabras del total país, siendo San Luis Potosí y Coahuila los
estados con mayor producción (Gráfica 1).

Gráfica 1. Producción de cabras en el Desierto chihuahuense.


Producción de cabras en el Desierto Chihuahuense
500000
450000 418,432 430,720

400000
358,357
350000
300000
237,530
250000 209,725 U. de producción
200000 No. de cabras

150000 132,330 128,347

100000
50000 17,552 9,524 9,770 9,659 11.01 6,511 5,490
0
San Luis Coahuila Nuevo León Zacatecas Chihuahua Durango Tamaulipas
Potosí

Fuente: INEGI. Estados Unidos Mexicanos. Censo Agropecuario 2007,


VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal. Aguascalientes, Ags., 2009.

56
Pastores trashumantes frente a la restructuración

Según estimaciones del Sistema de Información Agrícola y Pesquera de


SAGARPA (SIAP, 2008), en México hay una población de 8´870,312 cabras;
el 87% de se ubica en las áreas rurales en regiones áridas y semiáridas. Los
estados de principal importancia por la cantidad de caprinos son: Oaxaca,
Coahuila, San Luis Potosí, Puebla y Nuevo León que en conjunto contribuyen
con el 47% del inventario nacional. La región norte-centro aporta el 45% de la
producción nacional de leche de cabra.
Con casi 9 millones de cabezas (SIAP, 2005), la población caprina de
México es la segunda de América y la doceava del mundo. Aunque las cabras
contribuyen modestamente a la producción nacional de leche y carne (120-
150 millones de litros y 36,000 toneladas cada año, 2% y 1% respectivamente),
son de suma importancia ya que representan un ingreso y fuente de alimentos
para numerosas familias campesinas, principalmente en las zonas áridas y
semi áridas del norte de México y en la Sierra Madre del Sur entre Puebla,
Oaxaca y Guerrero.
La cría y producción de cabras es hoy una actividad principalmente de
tipo familiar. Se estima que más de 261,000 familias (INEGI, 2009) en el país
participan en ella, trabajo que contribuye al arraigo el medio rural, y a frenar
la migración interna y externa. La mayoría de las unidades productivas se
conforman de pequeños rebaños manejados directamente por un pastor o una
familia, la cual realiza todas las actividades de manejo. En términos generales,
estas unidades son marginadas, escasas en infraestructura y sus niveles de
productividad son muy bajos.
Hoy en día la caprinocultura en el noreste de México está basada en
formas de trabajo pastoril trashumante. Sistema que es definido como forma de
explotación extensiva que establece la movilidad del ganado por varios meses
en función del ciclo anual de lluvias y secas. Es una actividad importante ya
que constituye el medio de vida y fuentes alimenticias para gran parte de las
familias de las zonas áridas y semiáridas del norte del país. Se realiza en la
generalidad como una actividad familiar complementaria a otras actividades
agropecuarias.
En este artículo nos concentramos en el altiplano potosino, parte norte
del estado de San Luis Potosí por ser la zona mayor número de explotaciones
y donde aún la producción de cabras es de carácter familiar. En esta zona
el tamaño de los hatos es variable (de 20 a 500 animales) pero predominan
explotaciones menores a 50 cabezas.
En el altiplano potosino es donde está la mayor concentración de cabras
con un promedio de 18,000 unidades productivas caprinas que sostienen
alrededor de 700,000 cabras. De acuerdo al inventario de ganado caprino,
para finales de los noventa, el estado potosino contaba con 1´074,276 cabezas

57
María Isabel Mora Ledesma

que equivalía al 11.2% nacional. En la región altiplano se localizaba el 60%


del hato caprino estatal y 70% de la producción de leche. Mientras que para el
2004, la producción nacional disminuyó a 8´852,564, periodo en que San Luis
Potosí bajó su producción a 711,480 cabezas, lo que significa una reducción
del 50% respecto a la cantidad registrada por el último censo agropecuario
publicado en 2008.
La producción de cabras ha disminuido notablemente en los últimos años.
Los factores son muchos pero en los años recientes las políticas institucionales
han afectado la organización y producción pastoril. Las intervenciones del
Estado a partir de programas de “apoyo al campo” (PROGRAN, PROCAMPO,
entre otros) lejos de proporcionar las bases para el desarrollo de la actividad
caprina, han restringido la práctica pastoril, limitando el número del hato,
justificado en el sobre-pastoreo y el desconocimiento de las medidas sanitarias
de los cabreros para el manejo del ganado, desconociendo el conocimiento local
que por generaciones los cabreros han adquirido a partir de la experiencia y
conocimiento de su entorno.

La región ganadera en el altiplano potosino

El altiplano potosino abarca una extensión de 31,660.13 Km. dentro de la


Cuenca del Salado. Es una región de grandes espacios abiertos, de zacatal y
extensos lomeríos, formando el terreno más amplio y despejado del estado
que se extiende más allá de los límites occidentales del estado y se pierde en
el horizonte zacatecano, hacia el desierto chihuahuense. La hidrografía del
altiplano está formada por cuencas cerradas, siendo de gran importancia las
aguas subterráneas de los acuíferos del valle de Arista, corrientes de temporal,
mantos subterráneos y algunos manantiales, aunque carece de ríos superficiales.
El clima es árido, semiseco, templado, con escasas lluvias en verano. Las lluvias
comienzan en junio, aminorando el intenso calor de estos meses. Las lluvias se
producen con más fuerza en julio y agosto, algunas veces prolongándose hasta
septiembre y principios de octubre, en este período el clima es más frío por la
noche. En octubre inician los intensos fríos que se prolongan hasta principios
de abril, con vientos helados provenientes del norte. La temperatura máxima
promedio es de 28º, la media de 19º y la mínima de 10º, aunque en invierno
llegan a darse temperaturas bajo cero grados. Las heladas inician en octubre y
terminan en abril, con un promedio de 17 días al año (INEGI, 1982).
Dentro de esta región, el territorio ganadero es un espacio construido
histórica y socioculturalmente. Esta forma productiva se remonta a los primeros
asentamientos en la zona. Las crónicas hacen referencia a los pobladores
chichimecas (nómadas cazadores-recolectores) con antecedentes de tradiciones

58
Pastores trashumantes frente a la restructuración

de movilidades espaciales y estacionales. En la Colonia estos grupos se mezclaron


y se asentaron en torno a las estancias ganaderas. La ganadería era una de las
actividades económicamente más importante de la zona, por lo que parte de su
historia está ligada a esta actividad. Con el proceso revolucionario y la dotación
de tierras se fue conformando una actividad que se cristalizó predominantemente
en unidades domésticas de producción ganadera extensiva.
En esta zona, hace 10 años pastaban cerca de 900,000 cabras en 1´607,968
hectáreas; para 2007, se cuantifican un promedio de 300,000 cabezas, con una
fuerte tendencia a su disminución (INEGI, 2009). Alrededor de la producción de
cabras sobreviven 17 mil familias. Efectúan movilidades anuales a ecosistemas
más benignos, resultado de las bajas precipitaciones y períodos muy prolongados
de sequía. El cuidado, traslado y organización de los rebaños se realiza en
forma familiar con fuertes apoyos de parentesco. En esta zona, cada localidad
tiene derecho al uso del territorio y por ende a sus recursos naturales –pastos,
aguajes6, fauna y flora- dentro del régimen ejidal que en él se encuentran. La
estructura de administración y distribución de las tierras está vinculada a la
distribución de esos recursos naturales.
La zona ganadera se compone de 11 municipios y 225 ejidos constituidos
por localidades de menos de 500 habitantes en asentamientos muy dispersos.
Estas localidades o “ranchos” se componen de 10 a 20 familias nucleares extensas
vinculadas por parentesco que mantienen un sistema económico mixto basado
principalmente en la ganadería, agricultura, caza y recolección. Por lo regular
tienen hatos de ganado de 10 a 200 cabras, cuya cantidad determina el número
de miembros en edad para cuidarlas. La producción es estacional para carne
en la venta del cabrito, y leche para la elaboración de quesos.
La zona ganadera fue definida por criterios de densidad de hatos, altura,
flora, rutas pecuarias, densidad de majadas. Los agentes activos como el clima,
la topografía, y la actividad biológica le dan a la zona una fragilidad ecológica.
El alto grado de evaporación origina un índice de aridez elevado, especialmente
en las partes bajas, cuya precipitación pluvial está por debajo de los 300 mm
anuales. (Gráficas 2 y 3).

6
Excavaciones para colectar el agua de lluvia.

59
María Isabel Mora Ledesma

Gráfica 2. Zona ganadera norte del estado de San Luis Potosí.

Fuente: Elaboración propia.

Gráfica 3. Municipios ganaderos del altiplano potosino.

Fuente: Elaboración propia, apoyo técnico Jesús Alejandro Pérez.

60
Pastores trashumantes frente a la restructuración

Uso del territorio y la ganadería trashumante.

La forma de organizar el espacio entre los pastores, sobre todo para enfrentar los
periodos de estiaje es la práctica trashumante. La relación que mantiene el pastor
con los recursos naturales encierra una variada gama de posibilidades de uso,
condicionada por el medio, la cultura y las relaciones sociales de producción.
Para estos grupos de pastores el espacio no se le presenta como algo en
estado natural, sino algo siempre culturalizado, es decir el pastor se relaciona
con la naturaleza como ya determinada desde su capacidad de pensamiento
hasta los distintos pasos y rutas pecuarias, desde las decisiones con respecto
a la carga animal hasta el manejo que hace de los recursos. Esa relación entre
el sujeto y territorio y recursos encierra un sentido de apropiación del hombre
hacia la naturaleza que se manifiesta esencialmente en el trabajo, conocimientos
y usos. En esta relación-apropiación-transformación, los pastores hacen uso de
sus limitados recursos en la forma más eficiente posible a partir de la práctica
trashumante.
La trashumancia es la movilidad estacional del ganado en busca de pastos.7
Tal movilidad permite un uso extensivo, rotativo, diversificado y óptimo del
territorio. Cabe definirla como el desplazamiento alternativo y periódico de
hatos de animales entre dos regiones opuestas medio-ambientales con el fin
de aprovechar la complementariedad vegetal a través del ciclo estacional con
los que se vinculan las economías, culturas y ciclos biológicos de los territorios
(Sánchez, 2007). En la búsqueda de pastos, las fronteras no han sido nunca
un problema insuperable, desde tiempos remotos ha existido el trasiego del
ganado en busca de alimentos.8
El valor funcional de esta movilidad no está exento de ciertas confusiones
que tiene que ver con el desconocimiento de este sistema milenario. En este
sentido la trashumancia como sistema de manejo ganadero ha generado debates,
debido al interés y a la controversia que despierta, sobre todo en torno al medio
ambiente, geográfico y cultural.

7
El termino “pastos” lo utilizan los pastores para determinar ciertas áreas que contiene vege-
tación arbustiva, de matorrales y chaparral de la cual se alimentan las cabras.
8
Se han constatado movimientos trashumantes en el área mediterránea en la Edad de Bronce
y en la Grecia, sur de Francia y Yugoslavia en los siglos IV y II a. C. En los siglos XII y XIII la
trashumancia en España es de gran importancia por la conquista de los pastos del sur penin-
sular. En este periodo se forman las primeras mestas o agrupaciones de ganaderos locales. La
actividad ganadera trashumante ha generado un patrimonio público de caminos ganaderos
únicos en Europa. Durante las últimas décadas miles de kilómetros de cordeles y veredas han
sido usurpados por infraestructuras. Se calcula entre 20 y 40% de estas vías pecuarias se han
perdido irremisiblemente, que ha contribuido al abandono progresivo de estos caminos por
parte de los ganaderos. (Revista Electrónica Ambientum).

61
María Isabel Mora Ledesma

Para otros autores, la trashumancia es el sistema de pastoreo que consiste


en el desplazamiento alternativo y periódico de ganado entre dos regiones
de clima diferente para aprovechar los ciclos biológicos de los pastos. Así los
factores climáticos son los determinantes para el empleo de esta técnica pastoril.
Tres son los elementos que se combinan en la trashumancia: el territorio
(pastizales y la comunicación entre ellos), el pastor y su cultura, y por último,
los animales con los productos que de ellos se obtienen”. (Grande, 1987:368)
la ganadería es Generadora de una cultura que aporta un valor diferenciado
por sus consecuencias en la variación del paisaje, gestión del territorio, aspectos
jurídicos (herencia), y aspectos no materiales (tradiciones, religión, etc.). Las vías
pecuarias como recurso patrimonial, son elementos básicos de infraestructura
ganadera, donde discurre el tránsito ganadero.
Cassigoli (2004) documenta para el caso de las familias Collas trashumantes
en el norte de Chile, cómo la vida tradicional de estas familias transcurre en
la trashumancia estacional, alternando sitios para el pastoreo de acuerdo con
la estación del año. La residencia habitual de la familia colla es la “majada”,
asentamiento cordillerano donde habitan los cuidadores del ganado en las
“veranadas”. Los miembros de la familia que no están a cargo del ganado
permanecen en otras viviendas en las tierras bajas trashuman entre quebradas
y aguadas y la “apacheta” organiza su cosmovisión en torno a la oposición
monte-agua-origen, por un lado y valle-, tierra-cosecha por otro.
Por la relación que existe como sistema entre la complementariedad
ecológica, las prácticas planificadas, la relación con los animales y el territorio,
podemos hablar de una sociedad y cultura trashumante en la región de estudio.
El área de estudio es bastante homogénea histórica, social y culturalmente.
Es un ejemplo de propiedad compartida. No obstante, en las dos últimas décadas
los pastores se ven obligados a pastar en los límites ejidales, y no traspasar
fronteras de tierras privadas, lo que ha limitado el territorio de pastoreo común.
Las majadas de invierno o secas se sitúan en la montaña con alturas arriba
de 2000 m.s.n.m., donde permanecen de octubre a febrero, tiempo suficiente
para poder regresar a los valles en la época de lluvias. Para estos campesinos
del desierto el regreso es tan importante como lo fue la ida. La permanencia
fuera de temporada es inviable. El cabrero no puede permitírselo, y el ganado
sufre de escasez de pastos y agua. Es necesario llegar a los agostadores de la
sierra a tiempo. Una vida completamente sedentaria es incompatible en la
vida de los caprinocultores por lo que la exigencia de la práctica trashumante
es vital para el sostenimiento de los hatos. La localización y tamaño de los
asentamientos de las unidades ganaderas, conocidas como “ranchos” se sitúan
en las tierra bajas y las majadas en la sierra alta donde permanecen los pastores
durante el invierno.

62
Pastores trashumantes frente a la restructuración

El ciclo de lluvias y secas es el que determina el periodo de las movilizaciones


para cabreros del altiplano. Las trashumancias la llevan a cabo con hatos de
más de 100 cabezas. Estas movilizaciones inician después de San Miguel (29
de septiembre), cuando está por terminar el periodo de lluvias. Los ganados
se mueven hacia los pastos altos del ejido (alturas mayores a 2000 msnm),
donde se realiza el segundo paramiento entre noviembre y diciembre y la venta
del cabrito. El traslado lo hacen varios pastores quienes ayudarán a instalar
la majada en espacios que han sido ocupados previamente por la familia y
constan de un corral y un tejaban construido de ramas o una cueva que ocupa
el pastor y la familia lugares donde habitarán por varios meses. Las familias
se transportan en camionetas en donde llevan los enseres necesarios para la
temporada que abarcará entre cuatro y cinco meses. Los transportes también
son ocupados como dormitorios, sobre todo por las familias donde hay niños
pequeños para evitar ser atacados por algún animal como los coyotes o víboras.
Actualmente, es más frecuente que las familias con hijos en edad escolar se
queden en el rancho, y el padre con algún hijo mayor, o sólo, permanezcan en
la majada durante este periodo.

Ciclo de la trashumancia

Al periodo de movilidad que abarca de septiembre-enero-febrero la gente


le llama la época “buena”, de “ganancia”: “porque se dio el maíz, se dio la
pastura, el pasto ya está espigado (macizo)”; “el ganado está gordo, está lleno,
está contento”; y como dice un chivero, “nosotros no invertimos nada todo ese
tiempo, es la época más descansada”; en este tiempo el ganado está contento,
se duerme, y uno dice qué hago, el ganado le da tiempo a uno de hacer otras
cosas”. En la sierra, la ordeña y elaboración de quesos se complementa con la
recoleción de lechuguilla,9 y de especies vegetales, la caza de rata y armadillo
para la alimentación. Es la mejor venta para el cabrito y los quesos. Es la etapa
de la certidumbre.
En el mes de febrero inicia el estiaje, que son los niveles más bajos del agua
y con ello el descenso de las chivas hacia las partes bajas, donde están ubicados
los ranchos. Con el estiaje, inicia la escasez y la incertidumbre. Por lo que de
febrero a mayo-junio es el tiempo más difícil para los pastores, tiempo mítico y

9
La lechuguilla (Agave lechuguilla) clasificada dentro de la subfamilia Agavoideae, dentro de
las asparagáceas Agave de fibras duras y delgadas que crece en las partes de la altas. De la
lechuguilla se saca el ixtle, actividad conocida como “tallar” que venden para la elaboración
de lazos, cepillos, tapetes, costales, etc. El grupo familiar, incluyendo los niños participan en
el tallado de lechuguilla para obtener la fibra de ixtle. No obstante, es una actividad que esta
dejando de realizarse debido al bajo costo de su venta.

63
María Isabel Mora Ledesma

ritual, donde las “pastorelas”, las “rogaciones”10 incitan a la colectividad para


unificar al grupo y generar sistemas de reciprocidad y ayudas mutuas entre
las familias, parientes y vecinos. En este periodo las chivas permanecen semi-
estabuladas, en la noche pernoctan en el corral y de día se sacan a pastorear
a los agostadores en las inmediaciones del rancho a distancias de cinco a diez
kilómetros. En este periodo la alimentación se complementa con nopal, maguey,
palma y rastrojo (si tuvieron cosecha) y algunos tienen que comprar el alimento.
Este periodo se alarga hasta el inicio de las lluvias las cuales son muy
inciertas y pueden prolongarse hasta finales del verano julio-agosto. Con las
lluvias inicia la siembra del maíz y frijol para autoconsumo. Es el periodo de
la esperanza de ahí el dicho de algunos chiveros: “el que siembra y cría gana
de noche y de día”. Con las lluvias proliferan los matorrales y los pastos y con
ello inicia el ciclo del alimento.
El circuito es impreciso por la variabilidad climática. En algunos años no
se realizan movimientos, mientras que en otros permanecen todo el año en las
majadas. Por lo que los movimientos en la estación seca están determinados
por la variabilidad del clima.
En el ciclo anual de trashumancias el medio natural proporciona una forma
de vida y de sus significados en torno a la supervivencia de los cabreros del
altiplano. Ellos mantienen una relación reciproca con la naturaleza respetando
el entorno y su ciclo de recuperación. Como lo han demostrado estudios
científicos que mencionan que la ganadería extensiva bien llevada no choca
con la conservación del germoplasma y permite un nivel de vida bastante por
encima del medio en el campo mexicano (Halffter, 1992:26).
Con los animales existe una relación de reciprocidad a partir de su
conocimiento, manejo y como decía una pastora “es también el cariño con el
que uno las cuida”. Para los pastores la producción de cabras es una estrategia
adoptada hace años que implica la perdurabilidad del ganado como base del
sostenimiento de la población en una relación de carácter autónomo y horizontal
de intercambios entre hombre-cabras y entorno, que puede explicarse a partir
del testimonio de un chivero del altiplano:

Antes el ganado andaba libre. Aún así, la gente que tiene


chivas se va a la sierra en esta época de septiembre a febrero,
el ganado está muy gordo porque ya el zacate espigó, y
todo está macizo, las hierbas, entonces lo que se hace es
que el ganado ya donde quiera se puede parar (Don Benito,
Calabacillas, Charcas, San Luis Potosí, 2009).

10
Ritual que consiste en sacar a los santos patrones para pedir por la lluvia.

64
Pastores trashumantes frente a la restructuración

Esta idea se contrapone a la visión de la política estatal, dentro de las


tendencias del desarrollo “moderno” que está controlando el número de cabras
por unidad productiva a 300, implementando la estabulación del ganado y la
mejora de razas, aunado, a lo no menos importante, que es la privatización y
acaparamiento de la tierras y el agua por las agroindustrias de cultivos intensivos
de riego en áreas ganaderas. Estos factores han contribuido a la disminución
de esta actividad tal como lo muestra los siguientes testimonios:

Para nosotros, el trabajo más duro (con las cabras) son


cuando están semiestabuladas, cuando dice uno aquí hay
qué darles de comer, hay que buscarles, tonces sí uno tiene
que comprar el alimento (Don Benito, Calabacillas, Mpio.
de Charcas, 2010).
Nos están quitando a nosotros mucho en donde pastar un
animalito …lo que pasa es que si ya nos están invadiendo
los que tienen más fuerza porque van haciendo cercado,
diciendo yo aquí mando nomas, lo único como él, digo no
vamos a detenernos nosotros porque están cercando el uso
común que es de todo el ejidatario y lo malo que aquí la
mayoría de la gente no tiene con qué pastar animales (Don
Joaquín, El Cedazo, Mpio. de Charcas, 2011).
Ahora ya mis hermanos sí tienen pero ya no como antes
que yo miraba ganados que venían caminando como de
aquí a este otro ranchito ya se oía el ruido del pisoteo de
la tierra de los animales (Doña Ángeles, Santa Rita, Mpio.
Villa de Guadalupe).

La política de sedentarización del ganado es una medida que se opone a la


trashumancia y con ello al detrimento de la actividad con repercusiones en la
producción y supervivencia de las unidades domésticas ganaderas.
Para los ganaderos la propiedad de la tierra está directamente vinculada a las
necesidades de su práctica ganadera, el acceso, el control, el uso, la transferencia
y la transmisión son parte de su historia y reproducción. Siguiendo a Godelier,
(1987) las reglas de propiedad se presentan siempre como reglas normativas
que prescriben determinadas formas de conducta y prohíben otras bajo pena
de represión y de sanciones. Aspectos que se aprenden generacionalmente, que
llevan implícitos las solidaridades y las reciprocidades que deben poner en juego.
En las sociedades pastoriles el viaje iniciativo en el oficio es para aprender
todas las posibilidades productivas del territorio, a la vez confirmando los
derechos de la comunidad, de los grupos e individuos que la constituyen sobre
todo o parte de los recursos del territorio. Por lo que la propiedad está vinculada
al territorio en cuanto éste se define como la porción de la naturaleza y por
tanto del espacio sobre el que los ejidatarios ganaderos reivindican y garantizan
a todos o a parte de sus miembros derechos estables de acceso, de control y

65
María Isabel Mora Ledesma

de uso de los recursos que allí se encuentran y que los ganaderos desean y son
capaces de explotar.
Para concluir se presenta, en formato de imagen, la vegetación y las
actividades agropecuarias por niveles ecológicos en el altiplano potosino.11 En
un primer nivel están las actividades que se realizan en las planicies como son la
agricultura de riego, la agricultura de temporal, ambas tratando de aprovechar
los escurrimientos de agua de la región. El segundo nivel serían las áreas de
pie de monte que es donde se ubica principalmente el pastoreo del ganado
caprino, y donde encontramos el área de majadas. En este nivel encontramos
que la vegetación que más abunda es tanto el matorral de pie de monte como
el chaparral. Ambos tipos de vegetación son aprovechados por las cabras. Un
caso excepcional en la región para la ganadería caprina es la Sierra de Catorce,
sobre todo en la parte sur, pues debido a sus condiciones climáticas, humedad
del suelo, topografía, tipo de vegetación parece ser un entorno bastante favorable
para esta actividad. Finalmente el tercer nivel estaría constituido por la Meseta
de Catorce, la cual se caracteriza por ser una planicie con alturas cercanas a
los 3,000 m.s.n.m., que permite la proliferación de pastizales de alta montaña
ideales para la cría de ganado vacuno y ovino.

Imagen 1. Actividades agropecuarias y vegetación por niveles ecológicos.

11
Trabajo realizado con el apoyo del Dr. en Geografía Gerardo Hernández y el grupo de inves-
tigación del Proyecto: La ganadería trashumante en el desierto chihuahuense. El sistema de reproduc-
ción de cabreros en el Altiplano potosino: territorio, diversificación y ecología.

66
Pastores trashumantes frente a la restructuración

Conclusiones

No cabe duda que su condición de trashumante otorga a estos productores una


complejidad y originalidad. Llama la atención la capacidad de persistencia
de estos ganaderos frente a las políticas y situaciones cambiantes del modelo
capitalista. Hoy en día, todavía el chivo es declarado como especie dañina
que debe ser erradicada. Persistencia y diversidad de condiciones se ven
afectadas por los programas de gobierno con campañas de “sedentarización”,
de deforestación, que elimina zonas utilizadas para las trashumancias a la vez
que avanza la apropiación privada de la tierra y la migración sobre todo de las
generaciones actuales. Son aspectos que cada vez debilitan la práctica de la
trashumancia. Es preocupante el avance del asedio a las zonas de ganadería
extensiva y trashumante, unido a las dificultades que anuncian la liquidación
de este sistema productivo.
Al hablar de las posibilidades de reproducción de los pastores resalta la
fuerza de su relación con la naturaleza, el medio y el ganado. Si algo caracteriza
a esta forma de vida es su secular respuesta al desafío que implica sobrevivir
en las condiciones climáticas del desierto y semidesierto potosino.
Reducir la complejidad del sistema trashumante a una simple relación
trashumancia=erosión del suelo, se contrapone con casos de trashumancia en
otros lugares del mundo donde esta no se vincula al deterioro de los campos
de pastoreo, sino que es una práctica valorada y respetada como fuente de un
armonioso uso de los recursos naturales.
Por lo que hay que ubicar a la trashumancia dentro de los procesos
productivos y de la organización social de los grupos agrarios en la que los
cabreros se ubican como auténticos productores que responden a los obstáculos
naturales y sociales mediante la modalidad trashumante.
En los años actuales la problemática de la desertización y políticas
ambientalistas se ha convertido en un tema de debate y discusión. El caso
de los cabreros campesinos altiplanenses es un punto álgido de la polémica
entre las instancias gubernamentales, de desarrollo rural y organizaciones
ambientalistas, centradas en la viabilidad de su incorporación al desarrollo
rural o a su exclusión.

67
María Isabel Mora Ledesma

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69
ASOCIATIVIDAD,
COMPETITIVIDAD Y
PRODUCCIÓN DE SORGO EN LA
FRONTERA NORTE

Artemisa López León1

Resumen

La implementación del modelo neoliberal ha


provocado un cambio radical en el esquema de
producción agrícola y, en el caso del sorgo, ha dado
por resultado la conformación de diversas figuras
organizativas que son fundamentales para que los
productores obtengan beneficios, más allá de la
subsistencia. En este artículo se reflexiona sobre
las figuras asociativas que participan en el sistema-
producto sorgo, el segundo en importancia a nivel
nacional, después del maíz. Como estudio de caso,
se analiza este sistema-producto2 en la frontera norte,
particularmente, en la franja fronteriza de Tamaulipas
que es la principal región productora en el estado y el
país. Asimismo, se da cuenta de la participación de
las organizaciones en las distintas etapas del sistema-
producto sorgo, para valorar su relevancia e injerencia
en la producción y comercialización del grano.

1
Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte. Correo electrónico: malopez@colef.mx
2
El sistema-producto es el conjunto de elementos y agentes concurrentes de los procesos pro-
ductivos de productos agropecuarios, incluidos el abastecimiento de equipo técnico, insumos
y servicios de la producción primaria, acopio, transformación, distribución y comercializa-
ción (SAGARPA).

71
Aertemisa López León

Introducción

El modelo económico neoliberal en México, ha habido un retiro paulatino del


Estado en el sector agrícola y se ha reconfigurado la operación de los sistemas-
producto. Este cambio de esquema ha dado por resultado la conformación de
diversas figuras organizativas que son fundamentales para la competitividad y,
en el caso del sorgo en la frontera norte, no sólo ha dinamizado la producción
y la comercialización sino que ha sido una opción viable para la subsistencia
de los pequeños productores.
El estado de Tamaulipas es líder nacional en la venta de sorgo y el estado
que mayor extensión territorial dedica a la siembra de este grano; su producción
se concentra principalmente en la franja fronteriza. En esta región, el sistema-
producto sorgo se ha dinamizado, en buena medida, por la existencia de figuras
organizativas en las que se apoyan los productores privados y ejidales, para
contar con los insumos necesarios para cultivar el grano. Para contextualizar
esto, en un primer momento, se reflexiona sobre el esquema neoliberal que
rige el agro desde hace tres décadas y la relevancia de la asociatividad en la
agricultura. Después se aborda la vocación agrícola de la franja fronteriza y
la producción de sorgo y, finalmente, se analizan las figuras organizativas que
participan en las etapas que conforman el sistema-producto sorgo.

Neoliberalismo, competitividad y asociatividad en el agro

En 1982 empieza la transición hacia el neoliberalismo y, es cuando el campo


mexicano se ha visto afectado por:

1) La apertura comercial.
2) La política cambiaria que provocó el descenso de los precios reales
de numerosos productos y la rentabilidad agregada del sector.
3) El repliegue del Estado en la promoción del desarrollo agropecuario
y forestal.
4) La escasez y encarecimiento del crédito.
5) La reforma al artículo 27 constitucional que facilita la circulación
mercantil y la concentración de la tierra pero rompe con el contrato
social pactado desde la Revolución Mexicana (Calva, 1996:37-42).

En 1993, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del


Norte (TLCAN) firmado entre México, EE.UU. y Canadá trajo consecuencias

72
Asociatividad, competitividad y producción de sorgo

negativas para el agro mexicano, porque las asimetrías entre los tres países
evidenciaron que México se encontraba en franca desventaja con relación a
tecnología, productividad, recursos naturales, políticas agrícolas (Calva, 2004:17),
apoyos/subsidios al agro, aprovechamiento de los márgenes negociados en el
TLCAN, definición de normas para el cobro de aranceles en las importaciones
e instrumentación de medidas frente al contrabando (Gómez y Schwentesius,
2004:55-58).
Durante esta etapa neoliberal, cuatro macropolíticas básicas guiaron los
cambios en el agro mexicano:

a) La desincorporación y privatización de empresas paraestatales y de


la banca.
b) La transformación del sistema de crédito y de aseguramiento.
c) La desregulación del mercado y la liberación de las exportaciones.
d) La reconfiguración del sistema de subsidios así como la introducción
del esquema de apoyos directos al productor (Rodríguez y Torres,
1994:137-140).

En los países donde se ha implementado el modelo neoliberal, la


competitividad ha sido una de las principales preocupaciones y la asociatividad
ha sido un eje fundamental para que los productores rurales enfrenten las
consecuencias de dicho modelo económico, particularmente en los llamados
países en desarrollo. Para los gobiernos y sectores productivos, la competitividad
es una preocupación central porque, por un lado, se relaciona con el ingreso,
el empleo, la inversión y el comercio y, por otro lado, es una estrategia para
hacer frente a los cambios ocasionados por la apertura comercial, los ajustes
estructurales y la reconversión productiva (Gómez, 2011:135).
La asociatividad, por su parte, es un proceso complejo de definir porque
con él se hace referencia a alianzas, acuerdos, eslabonamientos y redes pero,
en términos generales, es un concepto que hace referencia a la unión de fuerzas
para alcanzar un éxito conjunto en el que son fundamentales cuatro requisitos:

1) La existencia de un proyecto común.


2) El establecimiento de un compromiso mutuo.
3) El establecimiento de objetivos comunes.
4) Asumir riesgos compartidos sin que ello menoscabe la independencia
de los participantes (Liendo y Martínez, 2001:311-312).

73
Aertemisa López León

En el neoliberalismo, la asociatividad ha sido relevante para que los


pequeños propietarios individuales enfrenten las dificultades que entraña la
competitividad, para la comercialización de sus productos. Esto se debe a
que los pequeños productores tienen un limitado acceso a recursos físicos y
financieros, carecen de suficiente capacitación técnica e información sobre los
requerimientos del mercado y tienen un escaso poder de negociación entre el resto
de los actores de la cadena productiva (Kruijssen, Keizer y Giuliani, 2009:46).
Venezuela es un ejemplo de lo que ocurre en naciones en desarrollo; en
su análisis sobre las organizaciones de productores agrícolas en la era de la
globalización, García (2000) ha detectado que el desarrollo de las actividades
productivas agrícolas requiere una mejor combinación de los factores productivos
y, por ello, los productores deben concentrar sus esfuerzos, conocimientos y
recursos en la implementación del proceso de producción de forma colectiva
para, de esa manera, utilizar más racionalmente los insumos y aumentar la
productividad y la calidad del producto (García, 2000:481). Con ello lo que se
destaca es que los productores han encontrado en la asociatividad, una vía que
les permite enfrentar las condiciones actuales que resultan de la implementación
de un modelo que se ha generalizado en el mundo y que ha ido en detrimento
de la subsistencia de los actores del campo.
A decir de Gómez (2011:134,136), en México, el gobierno federal ha
promovido la asociatividad y las cadenas productivas para incrementar la
funcionalidad y la productividad del campo porque se parte de la premisa de que
la asociatividad es una alternativa viable para hacer frente a la competitividad
y permanecer en los mercados locales, sin embargo, debe considerarse que su
trascendencia a otros ámbitos requiere no sólo del fomento a la asociatividad
sino de su fortalecimiento a través de la cadena productiva.
En el artículo 143 de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable se establece
que las figuras organizativas son fundamentales para la competitividad y la
generación de cadenas productivas, porque éstas pueden generar capital social;
por ello, desde el gobierno federal se busca promoverlas y fortalecerlas:

Artículo 143. El Gobierno Federal, mediante mecanismos de coordinación, con los


gobiernos de las entidades federativas y de los municipios, promoverá y fomentará el
desarrollo del capital social en el medio rural a partir del impulso a la asociación y la
organización económica y social de los productores y demás agentes de la sociedad
rural, quienes tendrán el derecho de asociarse libre, voluntaria y democráticamente,
procurando la promoción y articulación de las cadenas de producción-consumo
para lograr una vinculación eficiente y equitativa entre los agentes del desarrollo
rural sustentable. Lo anterior, dando prioridad a los sectores de población más
débiles económica y socialmente y a sus organizaciones, a través de:
I. Habilitación de las organizaciones de la sociedad rural para la capacitación y
difusión de los programas oficiales y otros instrumentos de política para el campo;
(…)

74
Asociatividad, competitividad y producción de sorgo

III. Promoción de la organización productiva y social en todos los órdenes de la


sociedad rural;
IV. Constitución de figuras asociativas para la producción y desarrollo rural sustentable;
V. Fortalecimiento institucional de las organizaciones productivas y sociales;
VI. Fomento a la elevación de la capacidad de interlocución, gestión y negociación
de las organizaciones del sector rural; (…)

En este sentido, un objetivo importante de la política pública para el


medio rural, es la promoción del bienestar social y económico de sus agentes
y actores con la participación de organizaciones o asociaciones, especialmente
las integradas por grupos vulnerables, como lo son las etnias, jóvenes, mujeres,
jornaleros y discapacitados (Ley de Desarrollo Rural Sustentable, artículo 5,
fracción I y artículo 154, fracción IV).
En el caso del sistema-producto sorgo, la competitividad y asociatividad
han sido factores relevantes para la dinamización del sector en la frontera
norte; en el caso de este grano, su comercialización se rige por los mercados
internacionales y; es por esto un claro ejemplo de la manera en que el modelo
económico neoliberal marca la pauta en la producción agropecuaria en la
actualidad.

La producción de sorgo en la frontera tamaulipeca

Aunque la agricultura en México aporta un escaso 4% del Producto Interno


Bruto, es un sector relevante ya que, por un lado, guarda relación directa con
el desarrollo territorial (el 24% de la población mexicana vive en zonas rurales)
y la generación de empleos (13% de la fuerza laboral, equivalente a más de
3 millones de agricultores y casi 5 millones de trabajadores asalariados). Por
otro lado, es un sector con eslabonamientos ascendentes y descendentes con
otros sectores y cada vez es más notoria la modernización e integración de la
agricultura a la economía mexicana (OCDE, 2011:10).
En la frontera norte de México, la vocación agrícola ha estado presente por
lo menos desde el siglo XIX y, en aquel tiempo, su predominio en la sociedad y
economía fronteriza la llevó a convertirse en el centro y evolución del capitalismo
por la integración de la región a los sistemas mundiales de producción (Walsh,
2010:42,44). En las últimas décadas, el norte de México se ha caracterizado
por la tecnificación y el alto desarrollo del proceso agrícola debido a la calidad
de sus recursos naturales, la adecuada infraestructura para la producción y la
comercialización (Vidaurrázaga, 2003:165). Ello ha brindado especificidades
a la región que la distinguen del resto del país y la acercan, más bien, a la
práctica de la agricultura con el sur de los Estados Unidos (Rochin, 1985:256).

75
Aertemisa López León

En la porción de frontera que corresponde a estado de Tamaulipas, la


vocación agrícola se remonta al siglo XIX, cuando Matamoros fue puerto de
salida del algodón que se producía en Estados Unidos; entre 1940 y 1960, en
el Bajo Rio Bravo se vivió el auge del algodón y trajo aparejado el desarrollo
de la industria de servicios y procesos fabriles relacionados con ese cultivo
(Quintero, 2008). En los años sesenta del siglo pasado, empezó el declive
de la producción de algodón, que fue sustituido por el maíz y el sorgo y éste
último se ha convertido en el cultivo líder de la región después de una sequía
que, a principios de los años noventa, afectó la producción de maíz (Andrade,
Espinosa y Belmonte, 2010:77).
El sorgo, es el principal cultivo en la frontera de Tamaulipas y, forma parte
de uno de los treinta y cuatro sistemas-producto catalogados en México (L
ey de Desarrollo Rural Sustentable, 2012: artículo 179) y es uno de los once
productos básicos y estratégicos para la nación (SAGARPA, 2012a). De acuerdo
con los datos 2011 del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera,
el cultivo del sorgo para grano en Tamaulipas tiene un menor rendimiento en
comparación con la media nacional (2.46 tonelada/hectárea contra el 3.72
nacional) y el precio medio rural también es menor que la media del país
($3,094.39 contra $3,450.61 nacional). Sin embargo, el estado concentra una
porción muy importante de la producción nacional, por encima de Sinaloa y
Guanajuato que son los otros grandes productores. Es decir, en Tamaulipas
se siembra el 46.43% del sorgo del país, se cosecha el 45.71% del grano y su
producción equivale al 30.25% nacional (SAGARPA, 2012b).
Al analizar con detalle la producción del sorgo para grano, se hace evidente
que la mayor concentración está en la frontera tamaulipeca: 65% de la superficie
sembrada y cosechada y alrededor del 80% de la producción (en toneladas y
valor en miles de pesos). Asimismo, cinco municipios, en específico, concentran
la producción de sorgo para grano: Matamoros, Valle Hermoso, Río Bravo,
Reynosa y San Fernando (véase Tabla 1).
Aunque San Fernando no se ubica en la franja fronteriza (véase Mapa 1),
comparte rasgos productivos y organizativos con los otros cuatro municipios. Por
un lado, los agricultores de esta región utilizan el mismo proceso y tecnología
para producir. Las diferencias están en la inversión de acuerdo a la modalidad
en que cultivan el sorgo (en parcela de riego o de temporal), el aseguramiento
de las parcelas (o su ausencia) y la empresa a quien venden la producción.
Por otro lado, estas diferencias se minimizan dado que hay agricultores que
poseen parcelas de riego y temporal y se ha vuelto común que trabajen tierras
en varios municipios. Así, por ejemplo, hay pequeños propietarios con parcelas
en dos o más municipios y ejidatarios que tienen su parcela en un municipio
pero arrendan en algún otro de la zona (entrevistas a Soto y Ontiveros, 2012).

76
a

b
Superficie Superficie Superficie Producción Rendimiento PMR Valor
Sembrada Cosechada Siniestrada Producción
(Ha) (Ha) (Ha) (Ton) (Ton/Ha)a ($/Ton)a (Miles de
Pesos)
Estado de 915,607.21 789,957.95 125,649.26 1,944,712.61 2.46 3,094.39 6,017,706.82
Tamaulipas
Frontera 590,251.28 561,449.28 28,802 1,577,282.48 3.44 3,118.27 4,774,653.83
Tamaulipeca
Camargo 1,964.50 1,677.50 287 7,502.30 4.47 3,314.69 24,867.78

los datos reportados en los dos distritos.


Gustavo Díaz 734.5 734.5 0 3,995.50 5.44 3,274.83 13,084.60
Ordaz

municipios fronterizos que producen el sorgo.


Matamoros 149,939.95 149,797.95 142 464,345.64 3.1 3,000.00 1,393,036.92
Miguel Alemán 3,091.00 1,949.00 1,142.00 5,341.60 2.74 3,327.16 17,772.36
Reynosa 68,480.90 57,988.90 10,492.00 113,337.40 1.95 2,800.37 317,386.37
Otoño-Invierno 2011, por municipio.

b
Asociatividad, competitividad y producción de sorgo

Rio Bravo 120,751.11 120,501.11 250 427,379.16 4.06 3,125.00 1,303,208.28


San Fernando 195,890.50 179,501.50 16,389.00 376,018.60 2.1 3,104.13 1,167,210.68
Valle Hermoso 49,398.82 49,298.82 100 179,362.28 3.64 3,000.00 538,086.84
Tabla 1. Producción de Sorgo Grano en Tamaulipas durante el ciclo

Fuente: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SAGARPA, 2012c).

77
El SIAP-SAGARPA reporta dos veces la producción de Rio Bravo porque la

Para contabilizar la producción de Rio Bravo, como municipio, se conjuntaron


Para calcular el dato para la Frontera Tamaulipeca, se sacó un promedio de los

zona de riego se ubica en el Distrito “Díaz Ordaz” y la de temporal en “Control”.


Aertemisa López León

Mapa 1. La región productora de sorgo en la frontera de Tamaulipas.

La asociatividad en el sistema-producto
sorgo de la frontera tamaulipeca

El Fideicomiso Fondo Nacional de Fomento Ejidal (FIFONAFE) ha identificado


siete etapas del proceso productivo del sorgo en Tamaulipas: preparación
del terreno, siembra, fertilización, riegos, combate de maleza, control de
plagas y cosecha (FIFONAFE, 2010). Tomando dicho esquema como base,
hemos desarrollado uno propio que incluye a las organizaciones vinculadas
a la dinamización de cada etapa del sistema-producto sorgo, una vez que el

78
Asociatividad, competitividad y producción de sorgo

productor, por su cuenta, ha decidido sembrar sorgo en una parcela propia o


arrendada. La injerencia de las asociaciones en el sistema-producto sorgo en la
frontera tamaulipeca inicia con la adquisición de insumos y equipamiento para
la producción y culmina con la comercialización del grano (véase Figura 1).
Cabe señalar que no es obligatorio que los productores participen en alguna
organización para producir sorgo; algunos de ellos se apoyan directamente con
las comercializadoras y, a través de ellas, adquieren insumos, créditos y venden
el grano. Sin embargo, se ha vuelto una práctica común que los productores
recurran a alguna organización, sobre todo porque no cuentan con el poder
adquisitivo suficiente para cultivar el grano.

Figura 1. Figuras organizativas en las etapas del sistema-producto sorgo.

Uniones de Sociedades de
Dispersoras de Crédito Asociaciones de usuarios Ejidos Producción Rural

1 2 3 4 5 6 7 8
ADQUISICIÓN DE PREPARACIÓN CONTROL DE
INSUMOS Y DEL TERRENO FERTILI- MALEZA, PLAGAS Y COMERCIA-
SIEMBRA RIEGO COSECHA
EQUIPAMIENTO ZACIÓN ENFERMEDADES LIZACIÓN

Impulsoras Patronato de Fondos de Aseguramiento


Uniones de
Agricolas Sanidad Vegetal
Ejidos

Fuente: Elaboración propia.

Como es de suponerse en un país que ha pasado por crisis económicas y


en un sector tan castigado, como el agrícola, muchos productores requieren de
crédito para empezar la siembra. En el caso del sorgo en la frontera tamaulipeca,
por un lado, hay dos opciones básicas para adquirir crédito para insumos
(semilla, fertilizante, plaguicida) o refaccionario (maquinaria y refacciones):
acudir con una dispersora, como la que tiene la Asociación Agrícola de
Matamoros; o dirigirse a alguna Unión de Ejidos –como la del Ejido La
Sierrita en Matamoros que forma parte del Comité Municipal Campesino de
Matamoros, una organización del Partido Revolucionario Institucional-, pues
éstas últimas solicitan un crédito bancario comercial y de ahí financian a los
productores (Soto, 2012; Loa, 2012).
Por otro lado, aunque el productor no necesite financiamiento para adquirir
los insumos, también puede entrar en contacto con las organizaciones para la
compra de dichos insumos, pues las impulsoras agrícolas, las uniones de ejidos y
el Patronato para la Investigación, Fomento y Sanidad Vegetal (PIFSV) ofrecen
precios accesibles; cuando el productor no tiene preferencia por alguna marca
específica, generalmente acude al PIFSV (Salazar, Cisneros y Chávez, 2012).

79
Aertemisa López León

Si los productores deciden adquirir un crédito, es necesaria la compra


de un seguro agrícola para proteger el patrimonio de los productores ante
cualquier siniestro, ya que este recurso financiero se convierte en aval para
pagar el adeudo. Sin embargo, en el caso de adquirir el seguro a través de un
fondo de aseguramiento, por ley, es indispensable que el productor sea socio
del fondo en cuestión porque operan como sociedades que ofrecen protección
mutualista y solidaria (Ley de Desarrollo Rural Sustentable, 2005: artículo 3º).
Asimismo, la adquisición de un crédito, a través de un fondo de aseguramiento,
trae consigo la aceptación del monitoreo de la producción del sorgo por parte
de los técnicos del fondo, quienes verifican desde la preparación del terreno,
hasta la cosecha del grano (Dávila, 2012).
En la frontera tamaulipeca son dos las organizaciones que cuentan con
sus propios fondos de aseguramiento: la Asociación Agrícola de Matamoros
y el Comité Municipal Campesino de Matamoros los cuales cuentan con dos
fondos de aseguramiento -uno exclusivo para productores en zona de riego y
otro para los de temporal- (Soto, 2012; Álvarez, 2012).
Si el agricultor tiene su parcela en zona de riego, se suma otra membresía:
la pertenencia a la Asociación de Usuarios del Distrito de Riego que, en el
caso de la frontera tamaulipeca, son dos: el Distrito 025 Bajo Rio Bravo y
el 026 Bajo Rio San Juan, ambos transferidos a los usuarios –y divididos en
módulos- a principios de los años noventa del siglo pasado (Rymshaw, 1997:3-
5). En términos organizativos, todos los productores agrícolas con propiedad
(privada o ejidal) en algún Distrito de Riego son miembros de la Asociación de
Usuarios del Distrito y, ésta a su vez, es coordinada por un Comité Hidráulico
que se encarga del manejo del agua en el Distrito:

Por obligación, todos los que tienen un lote ejidal [o privado] y están incluidos en
el distrito de riego son miembros del distrito de riego, de alguna manera tienen
que participar, pagar la cobertura de la cuota del agua y tienen derecho a que el
módulo les atienda la conservación de sus redes para otorgarles el beneficio de
riego; (…) hay un Comité Directivo Hidráulico que es el que otorga [el agua] (…)
se toma un acuerdo entre todos los módulos, todos y ya se empieza a bajar el agua
de la presa (…) si haces tú una solicitud y pagas tu cuota de riego, tienes derecho
pues a regar tres o cuatro veces, las que sean necesarias; (…) Entonces así es el
modo del uso del agua en esta región (García Quintero, 2012).

Finalmente, en las etapas de cosecha y comercialización del sorgo, la


mayoría de los productores se vinculan con alguna organización, principalmente
con las sociedades de producción rural y las uniones de ejidos que comercializan
el grano, a través del esquema de agricultura por contrato que ha sido promovida,
no sólo por el gobierno, sino por las asociaciones de pequeños propietarios
que, particularmente, lo ven como un esquema positivo porque, a pesar de las

80
Asociatividad, competitividad y producción de sorgo

variaciones del mercado, se mantiene el compromiso de compra-venta y el


precio pactado que se maneja a través de la llamada “cobertura de precios”,
aunque haya fluctuaciones en el mercado (López, 2013:21,22).
Este esquema representó el 90% de la comercialización del sorgo en
Tamaulipas en 2011 (Zamudio, 2012), reduciéndose notablemente en 2012,
debido al cambio en las reglas de operación y la disminución del presupuesto
gubernamental (Molina, 2012). Ello provocó que muchos productores sólo
colocaran una parte de su cosecha bajo el esquema de contrato; el precio de la
cosecha restante tuvieron que negociarla directamente con las comercializadoras
con claras desventajas para el productor (Salazar, Cisneros y Chávez, 2012).
Con respecto a las organizaciones acopiadoras y comercializadoras en la
región, las dos más importantes son 1) la “Dr. Francisco Galván Malo” S.P.R.
de R.L., que es una de las filiales de la Asociación Agrícola de Matamoros, que
funge como dispersora de créditos y comercializadora de granos, principalmente
para los pequeños propietarios agrupados en la Asociación (Soto Pérez,
2012) y 2) la Unión de Ejidos Fronterizos de Producción Agropecuaria de
Industrialización R. I. “La Sierrita” que agrupa a ejidos que pertenecen al
Comité Municipal Campesino de Matamoros y, al igual que la Galván Malo,
otorga créditos y comercializa el grano, principalmente para los ejidatarios
socios, aunque también comercializa para los ejidatarios y los productores
privados que así lo decidan (Loa, 2012).
Con lo anterior puede apreciarse que la dinamización del sistema-producto
sorgo en la frontera tamaulipeca guarda una estrecha relación con diversas
figuras organizativas que, en una o varias etapas del sistema-producto, se han
vuelto fundamentales para que los agricultores siembren el grano, lo cosechen
y comercialicen con el menor riesgo posible y asegurando una ganancia que les
permita recibir beneficios económicos de un sector agropecuario que cada vez
cuenta con menos apoyos gubernamentales –como la disminución de contratos
para la comercialización del sorgo que ha afectado a la frontera Tamaulipeca- y
que se rige por las reglas del mercado internacional.

A manera de conclusión

El sorgo es uno de los productos agrícolas que mayor dependencia tiene


de los mercados internacionales y, en la franja fronteriza tamaulipeca, su
comercialización se sostiene, principalmente, en la agricultura por contrato
para ser competitivo.
Al analizar las ocho etapas que conforman el sistema-producto sorgo,
esto es, desde la adquisición de insumos hasta la comercialización del grano,
se pueden identificar varias organizaciones que entran en juego para apoyar a

81
Aertemisa López León

los productores: dispersoras de crédito, impulsoras agrícolas, uniones de ejidos,


fondos de aseguramiento, asociaciones de usuarios y sociedades de producción
rural. Esta multiplicidad de organizaciones hace evidente que, por un lado, la
promoción de estas figuras por parte del Estado, ha sido la estrategia fundamental
para traspasar las funciones del aparato gubernamental hacia la sociedad rural.
Con ello, el adelgazamiento del Estado ha significado el engrosamiento de los
esquemas organizativos de los productores pero siempre bajo los lineamientos
marcados por la política pública, como se deja entrever en la reglamentación
de las Asociaciones de Usuarios de los Distritos de Riego y los lineamientos
de operación de los Fondos de Aseguramiento.
Por otro lado, las múltiples organizaciones en torno a la producción de sorgo
evidencian que es importante conocer el fino entramado operativo de estas figuras
organizativas, su historia y su vínculo con otras organizaciones. A simple vista,
estas organizaciones parecen empoderar a la generalidad de los productores,
sin embargo, como se aprecia en el caso de la frontera tamaulipeca, detrás de
varias organizaciones hay un predominio de dos organizaciones espacialmente
localizables en las etapas del sistema-producto sorgo: la Asociación Agrícola
de Matamoros, que aglutina a productores privados y el Comité Municipal
Campesino de Matamoros, en donde convergen campesinos y ejidatarios;
estas particularidades regionales pueden ser un importante eje de análisis para
entender las especificidades de la asociatividad en la principal región productora
de sorgo en el país y sus implicaciones en términos de competitividad productiva.
A tres décadas del cambio de reglas de juego en el agro fronterizo y ante una
previsible disminución, aún mayor, de la intervención del Estado en el campo,
la reflexión en torno a la acción colectiva de los productores agrícolas no sólo
será importante para comprender el futuro del campo mexicano seriamente
afectado por la política neoliberal; también será una reflexión necesaria para
sopesar la capacidad organizativa/productiva de las sociedades rurales que
encaran uno de los retos más grandes de su historia: prevalecer en un entorno
altamente competitivo, cuando el campo ya no aguanta más.

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86
SEGUNDA PARTE

MERCADOS ALTERNATIVOS Y PROPUESTAS


DESDE LA ECONOMÍA SUBSTANTIVA

LÍMITES Y OPORTUNIDADES DEL


COMERCIO JUSTO DE CAFÉ EN MÉXICO

pOLÍTICAS, ESQUEMAS Y ESCENARIOS DEL


CRÉDITO RURAL EN EL COMERCIO JUSTO DEL
CAFÉ EN CHIAPAS Y OAXACA, MÉXICO (1980-2010)

MERCADOS LOCALES PARA LA ABUNDANCIA,


O POBREZA GLOBALIZADA

TIANGUIS ALTERNATIVOS: ALCANCES Y DIFICULTADES

87
LÍMITES Y OPORTUNIDADES DEL
COMERCIO JUSTO DE CAFÉ EN
MÉXICO

Pablo Pérez Akaki1

Resumen

Desde su aparición bajo la forma de sellos a finales de


la década de los ochenta, el Comercio Justo (CJ) ha
visto un acelerado crecimiento en los primeros años
del siglo XXI. Sin embargo, este relativo éxito no está
exento de críticas y contradicciones, particularmente a
partir de que se han logrado incrementos sustanciales
en los volúmenes y productos comercializados.
Por ello, el objetivo de este trabajo es analizar
la relevancia alcanzada por el CJ a nivel mundial
y discutir cómo estos logros vienen acompañados
de nuevos retos para los organismos normativos
de este sistema (Fairtrade Labelling Organization
[FLO] y Comercio Justo Mexicano [CJM]). Para
ello, se recurre a una revisión de la literatura sobre los
aspectos internacionales y estadísticos y a información
primaria recabada en diversas entrevistas con personas
clave en México para entender la situación actual
en este país.

1
Profesor de tiempo completo en el Posgrado en Economía en la FES Acatlán, UNAM.
Correo electrónico: ppablo@apolo.acatlan.unam.mx.

89
Pablo Pérez Akaki

El Comercio Justo: su evolución en los últimos años

Según la FLO, el comercio justo (CJ) es:

…una alternativa al comercio convencional y se basa en la cooperación entre


productores y consumidores. Fairtrade ofrece a los productores un trato más justo y
condiciones comerciales más provechosas. Esto les permite mejorar sus condiciones
de vida y hacer planes de futuro. Para los consumidores, Fairtrade es una manera
eficaz de reducir la pobreza a través de sus compras diarias (FLO, 2012a).

En el año 2011, el sistema de CJ albergó a 1.2 millones de productores


en 66 países, pertenecientes a 991 organizaciones, que ofrecieron sus bienes
en 120 países, lo que se tradujo en ventas por 4.9 billones de euros (12% más
respecto al 2010) generando una prima de CJ por 65 millones de euros (FLO,
2012b:3). De las 991 organizaciones registradas, 538 se ubican en América,
299 son de África y 154 de Asia (FLO, 2012b:11).
El sistema de Comercio Justo o FLO, por sus siglas en inglés, tiene a la
fecha 17 grupos de productos, aunque existen estándares para más de 330 bienes
(FLO, 2011:3; FLO, 2012b:8). El grupo de mayor volumen de comercio dentro
del sistema en el 2011 fueron plantas y flores, seguido de bananas, azúcar y
café, aunque los productos que registraron el crecimiento más acelerado en
dicho año fueron vinos, cacao, balones deportivos y quinua (FLO, 2011:3). En
el Cuadro 1 se presenta mayor detalle del comportamiento de los principales
productos en los primeros años del siglo XXI.
Sin lugar a dudas, el mercado más importante para el CJM es el Reino
Unido, con ventas de 1.5 billones de euros, seguido de Estados Unidos con 1
billón, a quienes le siguen Alemania con 400 millones, Francia con 315 millones
y Canadá con 199 millones (FLO, 2012b:12). En conjunto las ventas crecieron
12% entre 2010 y 2011 un 12%, comportamiento que se presenta en el Cuadro
2 para los últimos años.
Las cifras anteriores dan cuenta del importante crecimiento que ha
acompañado al CJM, tanto en sus volúmenes de comercialización como en
la diversidad de sus productos, en el número de productores que participan,
así como del número de consumidores involucrados. Sin embargo, a pesar
que su reconocimiento entre los consumidores ha aumentado en los últimos
años, no ha estado exento de numerosas críticas, las cuales se abordan en el
punto siguiente.

90
Límites y oportunidades del comercio justo

Cuadro 1. El comercio justo mundial y sus principales productos, 2002-2011.

Producto Unidades 2002 2003 2004 2005 2006

Flores y plantas Miles de tallos -- -- 13,009 113,535 157,282


Bananas Toneladas 36,641 51,151 80,641 103,877 135,763
Azúcar Toneladas 650 718 1,960 3,612 7,159
Café Toneladas 15,779 19,293 24,222 33,994 52,077
Cacao Toneladas 1,656 2,698 4,201 5,661 10,952
Jugo de frutas Miles de litros 1,387 2,193 4,542 4,857 6,309

Frutas frescas Toneladas -- 1,291 5,157 -- --


Té Toneladas 1,266 1,522 1,965 2,614 3,883
Vino 1000 litres -- -- 618 1,339 3,197
Algodón Toneladas -- -- -- 688 1,551
Arroz Toneladas 392 544 1,384 1,704 2,985
Miel Toneladas 1,038 1,164 1,239 1,330 1,552
Aceites y Toneladas -- -- -- -- --
oleaginosas
Frutas secas Toneladas -- 23 238 -- --
Quinua Toneladas -- -- -- -- --
Vegetales Toneladas -- -- -- -- --
frescos
Maderas Metros cúbicos -- -- -- -- --
Hierbas y
Toneladas -- -- -- -- --
especias
Balones Miles de objetos -- 165 56 64 152
Cerveza Toneladas -- 3,635 62,934 -- --

Participación Número de 303 350 432 508 569


organizaciones
Ventas al Millones de euros -- -- 831.52 1,132.40 1,623.00
menudeo

91
Pablo Pérez Akaki

Proporción Tasa de
2007 2008 2009 2010 2011 de crecimiento
orgánico acumulada
237,405 311,685 335,893 327,053 362,067 0% 2683% 1

233,791 299,205 311,465 294,447 320,923 31% 776%


15,074 56,990 89,628 127,149 138,308 12% 21178%
62,209 65,808 73,781 87,780 98,073 47% 522%
7,306 10,299 13,898 35,285 40,198 15% 2327%
24,919 28,219 45,582 25,468 38,775 5% 3186% 3

-- 26,424 20,091 18,398 16,165 38% 1152% 2

5,421 11,467 11,524 12,370 13,398 17% 958%


5,740 8,982 11,908 13,155 11,786 17% 1808% 1

14,184 27,573 23,346 24,749 8,223 19% 3496% 6

4,208 4,685 5,052 5,048 5,718 31% 1359%


1,683 2,055 2,065 2,072 2,070 38% 99%
-- -- 859 854 1,219 34% 42% 4

-- -- 541 673 955 41% 4052% 5

-- -- 556 1,288 691 88% 24% 4

-- -- -- -- 474 1% NA
-- -- -- -- 324 0% NA
-- -- 578 408 255 66% -56% 4

138 141 118 286 160 0% -3% 5

-- -- -- -- --
632 -- -- -- 991 227%
2,381.13 2,894.71 3,443.41 4,319.04 4,916.38 491% 7

Notas: De 2005 a 2011. De 2008 a 2011. De 2002 a 2009 por cambio de


1 2 3

unidades de toneladas a miles de litros. 4 De 2009 a 2011. 5 De 2003 a 2011. 6 Del 2005 al
2010, por cambio de unidades al 2011 de miles de piezas a toneladas. 7 Del 2004 a 2001.
Fuente: Elaboración propia con datos de los Informes anuales de FLO, 2003- 2004,
2004/2005, 2005/2006, 2006/2007, 2007, 2008-2009, 2009-2010, 2010-2011, 2011-2012.

92
Límites y oportunidades del comercio justo

Cuadro 2. Principales mercados para el comercio justo, 2004-2011.

Mercados 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Crecimiento

ReinoUnido 205.6 276.8 409.5 704.3 880.6 897.3 1,344.0 1,498.2 629%
Estados
214.6 344.1 499.0 730.8 757.8 851.4 937.0 1,030.7 380%
Unidos
Alemania 57.5 70.9 110.0 141.7 212.8 267.5 340.0 400.5 597%
Francia 69.7 109.1 166.0 210.0 255.6 287.7 303.3 315.4 353%
Suiza 136.0 143.1 142.3 158.1 168.8 180.2 219.9 264.8 95%
Canadá 17.5 34.8 53.8 79.6 123.8 202.0 248.8 199.8 1039%
Irlanda 5.1 6.6 11.6 23.3 94.4 118.6 138.0 158.9 3045%
Australia/
Nueva -- 2.5 6.8 10.8 18.6 28.7 125.9 150.3 6004% 1

Zelanda
Holanda 35.0 36.5 41.0 47.5 60.9 85.8 119.0 147.3 321%
Suecia 5.5 9.3 16.0 42.5 72.8 82.7 108.5 134.3 2345%
Finlandia 7.6 13.0 22.5 34.6 54.4 86.9 93.0 102.7 1259%
Austria 15.8 25.6 41.7 52.8 65.2 72.0 87.0 100.0 534%
Bélgica 13.6 15.0 28.0 35.0 45.8 56.4 60.2 77.0 466%
Dinamarca 13.0 14.0 23.2 39.6 51.2 54.4 61.8 75.9 484%
Otrospaíses -- -- -- -- 0.1 18.1 39.4 74.7 57394% 2

Italia 25.0 28.0 34.5 39.0 41.3 43.4 49.4 57.5 130%
Noruega 4.8 6.7 8.6 18.1 31.0 34.7 43.8 53.6 1020%
España -- -- 1.9 3.9 5.5 8.0 14.9 20.0 954% 3

Japón 2.5 3.4 4.1 6.2 9.6 11.3 14.4 19.4 675%
CoreadelSur -- -- -- -- -- -- -- 17.1 NA
Luxemburgo 2.0 2.3 2.8 3.2 4.2 5.3 6.2 7.5 275%
Sudáfrica -- -- -- -- -- 0.5 1.9 7.3 1488% 4

República
-- -- -- -- -- 0.6 2.7 2.9 414% 4
Checa
Lituania -- -- -- -- -- 0.3 0.8 0.6 98%
Estonia -- -- -- -- -- 0.3 0.6 0.5 68%
Latvia -- -- -- -- -- 0.2 0.4 0.5 222%
Total 830.6 1,141.6 1,623.3 2,381.0 2,954.4 3,394.2 4,360.9 4,917.4 492%

Notas: 1 De 2005 a 2011. 2 De 2008 a 2011. 3 De 2006 a 2011. 4 De 2009 a 2011.


Fuente: Elaboración propia con datos de los Informes anuales de FLO, 2004/2005,
2005/2006, 2006/2007, 2007, 2008-2009, 2009-2010, 2010-2011, 2011-2012.

93
Pablo Pérez Akaki

Las críticas al sistema de comercio justo

Una de las primeras críticas que se le puede hacer al CJM es en su propia


definición, la cual, ha sufrido cambios sustanciales en los últimos años, que
pueden ser el origen del resto de las críticas que se le hacen a dicho sistema.
Por ello, se presenta a continuación una confrontación de dos definiciones
ofrecidas por la FLO.
Desde su inicio, el CJ se presentó como una alternativa al comercio
convencional, el llamado libre comercio que se promueve por los organismos
internacionales institucionalizados en la Organización Mundial de Comercio
(OMC). Este movimiento cobró mayor auge durante la década de 1980,
cuando en los mercados mundiales aumentó el comercio y la confianza en la
liberalización del mercado como fórmula para lograr el bienestar social.
En estas circunstancias, la definición de CJ que propuso la FLO en el
2001 se entendía:

… una asociación comercial basada en el diálogo, la transparencia y el respeto


que busca mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo
sostenible ofreciendo mejores condiciones en el comercio y garantizando los
derechos de los productores y trabajadores marginados, particularmente en el Sur.2

Sin embargo, para el 2012 la definición de CJ dada por la FLO en su


página de internet es:

…una alternativa al comercio convencional y se basa en la cooperación entre


productores y consumidores. Fairtrade ofrece a los productores un trato más justo y
condiciones comerciales más provechosas. Esto les permite mejorar sus condiciones
de vida y hacer planes de futuro. Para los consumidores, Fairtrade es una manera
eficaz de reducir la pobreza a través de sus compras diarias (FLO, 2012a).

Al confrontar ambas definiciones dadas por FLO, destaca que actualmente


el sistema de CJ se presenta como una alternativa al comercio tradicional basada
en cooperación, aunque no necesariamente basado en el diálogo, transparencia
y respeto. Adicionalmente, permite mejorar las condiciones de vida de los
productores por medio de las compras que hacen los consumidores decididos
a reducir la pobreza, más no necesariamente bajo los criterios de desarrollo
sostenible ni garantizando los derechos de productores y trabajadores. Ello

2
La definición en inglés puede encontrarse en el sitio http://www.fairprocurement.info/
about-fairtrade-public-procurement/fair-trade.

94
Límites y oportunidades del comercio justo

implica que la definición ha cambiado, orientándose más a los fines que a los
medios para lograr sus propósitos de transformación.3
De acuerdo con Renard y Loconto (2013) los cambios en las definiciones
se fundamentan por la incorporación de la FLO en la ISEAL Alliance,4 que
implicó un cambio de sus criterios, para evitar que estuvieran fundamentados en
principios o valores y más bien se basaran en indicadores de desempeño. El interés
por la participación en ISEAL se dio, según las autoras, por el interés de legitimar
los estándares de CJ y ganar credibilidad. Sin embargo, esta vinculación con
otros sistemas de certificación que involucran la sustentabilidad, entre ellos 4C,
Utz Kapeh y Rainforest Alliance, ha generado aún mayor distanciamiento con
los pequeños productores, quienes han creado la Coordinadora Latinoamericana
y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (CLAC), la cual a su
vez impulsa la certificación llamada Símbolo de Pequeños Productores (SPP).5
La CLAC ha sido una institución incómoda dentro de la FLO en los
últimos años, pues ha luchado por la representatividad de los productores en
el seno del máximo organismo mundial de CJ (Coscione, 2012a; 2012b). El
momento de mayor tensión se tuvo cuando SPP creó una certificación para
los pequeños productores de la región con el argumento de devolver el CJ a
sus fundamentos, que si bien compite con la certificación de la FLO, trata de
evitar sus deficiencias en cuánto a la representatividad y democracia (Renard
y Loconto, 2013). La CLAC intenta regresar a los principios originales del
movimiento, aunque algunas de sus herramientas para conseguirlas sean las
que se usan en el comercio convencional, pero con la innovación que propone
una relación en sentido Sur-Norte y Sur-Sur.
Otra de las críticas importantes que se hacen al CJ es que en tiempos recientes
ha buscado su incorporación a los canales tradicionales de comercialización,
incorporando prácticas, normas y vínculos empresariales convencionales
(Raynolds, 2009:1083). Incluso se argumenta que esto ha sido una de las causas
más importantes del rompimiento entre Transfair (ahora Fairtrade USA) y la
FLO en el 2011 y de la creación de la certificación SPP por parte de la CLAC
(Renard y Loconto, 2013:57). Debe reconocerse que la masificación de los
3
El análisis de las definiciones oficiales de las instituciones indican su postura respecto a los te-
mas de interés, al mismo tiempo que se usan para defenderse de otras posturas, impulsar ciertos
estándares, controlar los riesgos y, en general, para mantener su status quo (Leach et al., 2010).
4
La ISEAL Alliance en una asociación conformada por diversos estándares de certificación
cuyo objetivo es establecer un criterio común en torno a la sustentabilidad.
5
La CLAC es una institución creada en el 2004, con antecedentes previos en otras institucio-
nes de representación de productores de café y miel, desde la década de los noventa. En la
actualidad está integrada por más de 300 organizaciones de productores de 21 países, que
involucran a 12 productos y más de 200,000 productores (CLAC, 2013).

95
Pablo Pérez Akaki

productos de CJ es coherente con el cambio en la definición de CJ reconocida


por FLO, la cual es resultado de los trabajos de la FLO por impulsar la creación
de un conjunto de redes trasnacionales afines que aprovecharon la globalización
para extender los alcances del sistema (Raynolds, 2012:280). Sin embargo, la
masificación es fuertemente cuestionada por diversos grupos de la sociedad
civil, principalmente los que lo impulsaron en sus etapas iniciales.
Ante esta dualidad, Raynolds, (2000:301) reconoce que el sistema implica
simultáneamente un movimiento y un mercado, dentro del cual existen muy
diferentes intereses. Adicionalmente otros actores como los consumidores y
los ciudadanos conscientes, las empresas, las iniciativas de sellos nacionales y
los grupos de la sociedad civil están activamente involucrados en la regulación
social de las actividades económicas (Raynolds, 2012:283), lo que implicaría
que el CJ sea un movimiento resultado de diversos intereses y objetivos.
Una de las críticas más importantes que se hace al CJ la expresa Henderson
(2008) argumentando la falta de vínculos entre los precios mínimos establecidos
en los productos y la calidad de estos bienes en dicho sistema. La fijación
de precios, según dicho autor, genera incentivos negativos para los propios
productores y un engaño a los consumidores, quienes deben pagar más por
bienes de calidad inferior en la mayoría de las ocasiones. El CJ confunde el
hecho de que precios altos significan mejores ingresos para los productores
(Sidwell, 2008:21).
Berndt (2007) encontró un resultado similar a partir de un estudio en Costa
Rica y Guatemala, en el que descubrió que el precio que se paga por el café
no corresponde a su calidad, además de considerar que el CJ es una forma
ineficiente de ayuda hacia los pequeños productores que busca regresar a los
tiempos del control de cuotas. Adicionalmente, argumenta que en éste existen
incentivos para engañar a los consumidores, pues encontró que en este sistema
se comercializan los granos de peor calidad aprovechando la prima que se da
por participar en este mercado, mientras que reservan las mejores calidades
para los mercados de especialidad que ofrecen atractivos precios, por lo que
concluye que impulsa la mediocridad de la producción (Berndt, 2007:17, 21-22).
Por otro lado, Sidwell (2008:3) argumenta lo injusto del CJ, el cual ofrece
beneficios a pequeños grupos de productores en perjuicio del resto, además que
la mayoría de participantes no se ubican en los países de menor desarrollo. Al
mantener productores no competitivos por la vía de subsidios a los precios, se
evita su diversificación, la adopción tecnológica y su mejoría en la cadena de
valor, condenándolos a mantener su status quo.

96
Límites y oportunidades del comercio justo

Un cuestionamiento interesante es acerca de los participantes en el CJ,


pues se argumenta que no son necesariamente los productores más pobres
quienes participan ni es la forma cooperativa la más eficiente para que ellos se
organicen para la producción, tal como lo establecen las normas de la FLO,
situación que generaría mayor inestabilidad de precios para quienes no participan
del sistema y quienes podrían tener mayores necesidades de incorporarse a él
(Booth y Whetstone, 2007:35). Un estudio econométrico sobre una muestra
de 46 países con datos de CJ de café que relacionó condiciones económicas
agregadas, incluyendo comercio internacional, marco jurídico, ingresos per cápita
y distribución del ingreso no encontró evidencia de que sean los productores
más pobres los involucrados en este sistema (Stoddart, 2011).6
Otras críticas que se han encontrado es que no permite la participación
de productores pequeños independientes, ni de negocios familiares, mucho
menos de grandes empresas que puedan ser responsables con sus empleados.
Además, desde la FLO hacen parecer que es la única vía válida para ayudar a
los productores de café, según su estudio en Nicaragua, descalificando al resto
de iniciativas (Howley, 2006).
Milford (2004) sostiene que la incorporación a la FLO es más sencilla para
cooperativas exitosas que ya han tenido experiencias positivas en procesamiento
y exportaciones, pues éste no ayuda a su conformación ni las apoya directamente,
según su estudio en fincas cafetaleras en Chiapas. Alcanzar este nivel para los
productores desorganizados puede ser muy costoso en tiempo y recursos. De esta
manera, los éxitos de estas cooperativas no podrían adjudicarse completamente
a su participación en el CJ, por el contrario utilizarían el sistema como una
estrategia de diversificación de sus canales de comercialización.
Se argumenta también que este sistema solventa una estructura institucional
para su regulación que encarece los precios al consumidor cobrando en todos
los eslabones de la cadena, sin que ello represente un beneficio extra para los
productores. Estos recursos se usan en cambio en sus planes de mercadotécnia
que tienen como objetivo hacerlo crecer, a partir de un estudio desarrollado en
el Reino Unido como mercado de consumo (Booth y Whetstone, 2007:30-32).
En un estudio realizado en Nicaragua se encontraron algunas situaciones
contradictorias en la parte operativa: aún cuando las empresas exportadoras
liquidaron inmediatamente las compras del grano, las organizaciones de
productores a menudo tardaron meses en liquidar a sus socios productores, lo que
implicó un financiamiento por parte de los propios productores a su organización;
regularmente las cooperativas recibieron créditos de las exportadoras u otras
cooperativas a tasas promedio del 11% en plazos medianos y sin interés a corto
6
Evidentemente el estudio puede tener numerosas críticas por la escala de análisis desarrollado,
pues se realizó a nivel país y los beneficios al CJ se dan a escala local.

97
Pablo Pérez Akaki

plazo para la cosecha, como lo demanda el CJ, pero el financiamiento a los


socios osciló entre el 18% y 22%, lo que representó un costo adicional para los
productores cafetaleros (Valkila, 2009:3023).
Sin embargo las críticas más fuertes vienen de interior del sistema de CJ,
donde se señala que el movimiento ha sido cooptado por las grandes empresas
tradicionales de comercio mundial por medio de dos estrategias muy claras: la
captura de la entidad reguladora y el debilitamiento de los estándares. Estas
estrategias se han manifestado en la profesionalización de la FLO alineándolo
a los estándares internacionales ISO, la estructura de las cuotas impuestas por
este organismo a los productores que lo hace dependiente de los volúmenes, la
incorporación de grandes plantaciones y de organismos tradicionales quienes
tienen una participación mínima en el CJ (Jaffee y Howard, 2009).
Merece especial atención la salida de la institución Fairtrade USA (antes
llamada Transfair) del organismo internacional FLO, en el año 2011, después de
muy diversas y severas críticas acerca de su comportamiento en Estados Unidos,
relajando los estándares de certificación en aras de aumentar los volúmenes
de comercialización. Públicamente Fairtrade USA reconoció que ampliaría
sus estándares para incluir no sólo a cooperativas productoras de café, sino
que estaría en posibilidades de incluir a grandes productores del grano para
insertarse con mayor facilidad en el café de especialidad, además que con la
reducción de las cuotas a la FLO estarían en posibilidades de hacer más accesibles
los productos de CJ a la sociedad (Fairtrade USA, 2012a:66-67). En el caso
particular del café, la propuesta del organismo incluía una nueva relación con
los comercializadores mediante la relajación de algunas condiciones, nuevos
criterios para la conformación de las cadenas comerciales y la modificación
de los criterios para participar en el mercado de CJ (Tallontire y Nelson, 2013:
41). Algunos resultados de este cambio de estrategia fueron las cifras del 2012
que mostraron importante crecimiento en los productores certificados, en los
productos comercializados, en las primas recibidas por los productores y en las
importaciones de productos certificados en EUA (Fairtrade USA, 2012b:8-14).
Aunque habrá que reconocer que los volúmenes de la FLO en el 2012 también
fueron de gran magnitud, pues se incrementaron las ventas de comercio en
21% entre 2011 y 2012 y el número de organizaciones de productores creció
en 16% (FLO, 2013).

Comercio justo y café en México

Como lo muestra el Cuadro 1, el café es uno de los productos más importantes


para el CJM, además de ser uno de los bienes que lo originaron, a partir del
inicio de una relación comercial formada entre la Unión de Comunidades

98
Límites y oportunidades del comercio justo

Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) y la organización no gubernamental


Max Havelaar en 1989. Esta relación eligió inicialmente al café de Oaxaca que se
vendía en el mercado holandés, ampliándose posteriormente hacia otras regiones
y productos. Su arranque e impulso se dio tras la finalización del sistema de
cuotas a las exportaciones que estuvo vigente hasta 1989. La suspensión de las
cuotas significó que en el contexto nacional, se cerrara el Instituto Mexicano
del Café, con lo cual se dio paso al libre mercado y comercio de café.
La relevancia económica del café para México, que en la década de 1970
había alcanzado su esplendor al representar el 8.5% de las exportaciones
totales y el 31% de las exportaciones agropecuarias en 1976, disminuyó con
la liberación de los mercados, al llegar a niveles de 0.9% de las exportaciones
totales y 3.06% de las agropecuarias para el año 2005 (Pérez-Akaki, 2010a:175).
Adicionalmente, la liberalización vino acompañada de recurrentes crisis de
precios que se suscitaron durante la década de 1990, teniendo su peor momento
en 2001, cuando alcanzó sus mínimos históricos en precios reales (Varangis et
al., 2002:vi). Estas recurrentes crisis generaron conflictos profundos en el sector
cafetalero que transformaron fuertemente las cadenas de comercialización y la
organización productiva del grano (Pérez-Akaki y Echánove, 2006).
En este contexto, surgieron diversos sistemas alternativos que intentan
paliar los problemas alrededor de las cadenas comerciales de café, entre
los que se identifican el orgánico y el CJ.7 Sobre éste último, las cifras a
comienzos del 2013 indican que FLO-Cert tenía registro de 440 organizaciones
de productores de café en el mundo, de las cuales México estaba representado
por 48 (11%), representando el segundo lugar después de Perú, que cuenta con
75 organizaciones registradas, a los que se agregan 11 (2%) comercializadores
registrados en este sistema. El Cuadro 3 da cuenta de la dimensión del sector
cafetalero en el sistema de CJ en México respecto al referente mundial y los
principales participantes. El Mapa 1 identifica las regiones mexicanas que
participan del sistema de CJ reportadas por la FLO-Cert, hasta el 2010, las
cuales se concentran en Chiapas y Oaxaca.

7
Otros sistemas con orientación más comercial han aparecido, como el café responsable (cer-
tificado por Utz Kapeh), el café ecológico (certificado por Rainforest Alliance), el 4C y, el
C.A.F.E de Starbucks, entre otros. Una excepción sería el café amistoso con las aves (certifi-
cado por el Smithsonian Migratory Bird Centre) que tiene fines ecológicos.

99
Pablo Pérez Akaki

Cuadro 3. Productores y comercializadores


de café de CJ en el mundo, 2013.

País Productores Comercializadores Total


Alemania 109 109
Suiza 102 102
Perú 75 21 96
Colombia 51 27 78
México 48 11 59
Francia 57 57
Indonesia 24 24 48
Italia 47 47
Kenia 28 16 44
Honduras 27 16 43
Brasil 26 16 42
Nicaragua 30 4 34
España 30 30
Austria 25 25
India 11 14 25
Bolivia 24 24
Guatemala 15 7 22
Suecia 21 21
Estados Unidos 19 19
Costa de Marfil 13 5 18
Holanda 17 17
Costa Rica 9 8 17
Reino Unido 15 15
Dinamarca 12 12
Tanzania 8 3 11
Uganda 10 1 11
Bélgica 10 10
Japón 9 9
Singapur 9 9
Otros 38 62 100
Total 437 717 1,154
Fuente: Elaboración propia con datos de FLO-CERT. Consulta efectuada el 2 de
enero de 2013, www.flo-cert.net.

100
Límites y oportunidades del comercio justo

En los últimos años, el crecimiento del sistema CJ ha sido el principal


elemento para atraer a grandes actores internacionales en el sistema tradicional,
tal como Starbucks, Sara Lee, Procter & Gamble y Nestlé entre otros, además de
grandes comercializadores como Ecom Trading y minoristas como Walmart.8

Mapa 1. Organizaciones productoras de café inscritas al Comercio Justo.

Fuente: Pérez-Akaki, 2010b.

Esta incorporación la explica Raynolds (2009:1083) identificando tres tipos


de cadenas dentro del CJ: aquellos que defienden los principios originales del
sistema basados en la igualdad y que representan el movimiento original de
equidad comercial; los que buscan al CJ por sus aspectos de calidad, ubicándolo
como una categoría gourmet; y los que intentan insertarlo a los mercados
convencionales, buscando principalmente la trazabilidad, siendo estos últimos los
que mayor volumen demandan del grano y por quienes se explica su presencia
en los mercados masivos.9 Dentro del primer grupo se encontraría el caso de
la experiencia mexicana, llamada Comercio Justo México, que será el tema
de análisis en el punto siguiente.
8
Walmart, por medio de su cadena de tiendas de membresía Sams en Estados Unidos, vende
desde octubre de 2007 plátanos provenientes de Ecuador y Colombia. Adicionalmente pla-
nea incorporar sus tiendas más populares al comercio justo para el 2016.
9
Particularmente alrededor del conflicto entre Fairtrade USA y FLO, Tallontire y Nelson
(2014:41) identifican una posición más pragmática en el primer organismo y una posición
más política en el segundo, lo cual implica que el primero está orientado a la ampliación de
los mercados y el segundo en defender los principios del movimiento.

101
Pablo Pérez Akaki

Creación y evolución de Comercio Justo México

México es el país iniciador del sistema de sellos para el CJ, que después
derivó en el sistema de certificación de FLO. También fue pionero en la
construcción de un sistema de CJ desde y para un país productor, al que se
llamó Comercio Justo México (CJM). Este organismo, fundado formalmente
en 1999, se constituyó como un recurso para la promoción de los pequeños
productores nacionales en su esfuerzo por comercializar de manera equitativa
sus productos, solidariamente con los consumidores. Los fundadores de CJM
fueron las mismas organizaciones que participaban en la iniciativa a nivel
internacional, entre ellas la Unión de Comunidades Indígenas de la Región
del Itsmo (UCIRI), Indígenas de la Sierra Madre de Motozintla (ISMAM),
Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), Tosepan
Titataniske, entre otros, y el producto con el que empezaron sus operaciones
fue el café, aquél con el que había iniciado la relación con Max Havelaar 10
años antes (CJM, 2004).
En sus primeros años, CJM se concentró en certificaciones de café: para el
año 2000 emitieron su primer conjunto de normas para café, y en 2004 había
certificaciones a 6 marcas de café mexicano (Fértil, Café Directo, Cesmach,
Majomut, Uciri y Café Museo), además que ya contaban con los criterios
para certificación de miel (CJM, 2004:16). Así mismo se habían incorporado
a la red de CJM aproximadamente 100 tiendas que comercializaban estos
productos (Prujin, 2006). El crecimiento en las ventas del café certificado (de
marca Fértil) durante los primeros años de operación de la norma resultaron
de gran magnitud, al pasar de volúmenes de 3.6 toneladas en el 2000 a 54.8
toneladas en el 2006.
Al cierre del 2012, participan en CJM 6 productos: café, miel, ajonjolí,
limón, mango y maracuyá, donde los primeros son los más representativos en
volumen. Para el caso del café existen 12 marcas certificadas de café bajo este
sistema de comercialización, aunque en el sitio de internet sólo se anuncian 9:
Café Ismam, Café Fértil, Café Directo, Café Cesmach, Café Majomut, Café
La Organización, Café Tosepan, Café Toyol Witz y Café Uciri. Por otro lado,
el número de establecimientos que se tienen registrados son 91, de los cuales
47 se ubican en el Distrito Federal (52%), 12 en Oaxaca (13%) y 11 en Chiapas
(12%), entre los más destacados (CJM, 2012).

1.1. Los límites del comercio justo de café en México

El consumo nacional de café aumenta de manera importante, evidencia de


ello es el éxito que tienen año tras año las ferias comerciales realizadas en
septiembre con el motivo del café en la Ciudad de México, que a partir del 2012

102
Límites y oportunidades del comercio justo

se extendieron a Guadalajara. El éxito se manifiesta en los participantes, cuyo


número ha aumentado de manera importante: en 2007 asistieron 14,900 personas
mientras que en la edición 14 correspondiente al 2013, el total de asistentes fue
de 23,416. Aunque hay que destacar que ha cambiado su composición dentro
de la cadena café, pues originalmente la presencia de productores era más alta
y en los últimos años el ramo industrial y de servicios es el que se representa
de manera más importante en el evento.
Un estudio financiado por la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva
Café (AMECAFE, 2012) encontró que el consumo agregado en México de café
aumentó de 2 millones de sacos en 2005 a 2.7 millones en 2010, donde además
se observó una disminución en el consumo de café soluble y un aumento de
café molido. En cifras por habitante se identifica como un incremento en el
nivel de consumo, que pasó de 0.8 kg antes del año 2000, a 1.6 kg en 2005 y
1.43 kg per cápita en 2010, proyectando un nivel de 1.85 kg para 2015. Esto se
explica porque hay un número mayor de establecimientos de preparación y
venta de café en taza, por el incremento en el consumo de café en los jóvenes,
y un mejoramiento de la imagen del grano en los últimos años.
En el caso del CJ de café en el interior del país, los resultados no parecen
crecer al mismo ritmo, pues el número de puntos de venta no se ha incrementado
y el reconocimiento del CJ entre la población tampoco ha tenido un incremento
sustancial. Una posible causa para explicar este estancamiento de los puntos de
comercialización es la concerniente a la rigidez de las normas de CJM vigentes
en comparación con las normas emitidas por la FLO, las cuales como se ha
dicho en otro momento, son más estrictas para los grandes comercializadores
y para las empresas trasnacionales. Incluso, exigen para estos agentes que
comuniquen el componente de productos de CJM que comercian; deben incluir
un plan de crecimiento del 10% al año de compras de productos certificados
bajo este sistema; disponer de un sistema de información público sobre los
acuerdos y contratos con las empresas y/o cooperativas que involucran al CJ;
deben ofrecer información a CJM sobre sus operaciones, la cual tiene derecho a
un monitoreo para verificar la veracidad de dicha información; deben tener un
plan para convertir los productos que actualmente comercien hacia productos
certificados por CJM y limitar el margen de utilidad de sus actividades al 15%,
entre los más relevantes (CJM, 2008).
Si bien la mayor exigencia de estas normas garantiza que los participantes
eviten la cooptación del sistema para utilizarlos en su beneficio sin que se
comprometan más allá de lo que un producto les exige, también representa
un freno a la expansión del sistema de CJM e impide la generación de mayor
dinamismo para las empresas que en éste participan. En otras palabras, la
rigidez es un elemento que frena el crecimiento del sistema y representa un
contrasentido a la evidencia mostrada por la FLO en los párrafos anteriores.

103
Pablo Pérez Akaki

Cabe destacar que a pesar de esta mayor exigencia, por un tiempo


participaron varios supermercados en la cadena de comercialización de café
Fértil, el producto estrella de CJM. Por algunos meses a partir del 2006 el café se
comercializó en tiendas como Superama, Gigante, Soriana, Comercial Mexicana
y El Palacio de Hierro, que representaron un incremento importante al inicio de
su participación, pero pronto el crecimiento se detuvo, principalmente porque
se requería promoción en tienda, lo cual no era posible bajo la estructura de
CJM ni por parte de agromercados, la empresa de comercialización creada
para este propósito. Adicionalmente directivos de CJM reconocieron que los
criterios en estos agentes comercializadores no se cumplían como exigía la
norma, lo que provocó la pérdida de la relación con dichos almacenes.
Esta limitación en el número de puntos de comercialización, así como en el
conocimiento del sello de CJM es lo que le impide incluir más organizaciones
de productores y más productos en su canasta de productos. Por lo tanto
la distribución es un tema que se vuelve fundamental en el futuro para este
organismo.
En el año 2013, el trabajo de CJM desapareció, a partir de un ejercicio de
evaluación del organismo desde el interior para renovarse ante los recientes
cambios en el contexto internacional y de su propia experiencia. Tras su
reactivación en el 2014, CJM retiró sus normas para integrarse a las del Símbolo
de Pequeños Productores (SPP), certificación nacida en la CLAC, la cual tiene
una escala regional, no sólo nacional. En su condición actual, CJM reconoce
que se trata de “…un comercio diferente al comercio convencional, que se
basa en la justicia social, calidad de producto y el cuidado de la naturaleza.
Fomenta una vinculación directa y de largo plazo entre los pequeños productores
y consumidores y contribuye a la construcción de un modelo de desarrollo
sustentable y solidario” (CJM, 2014). Es claro que en esta definición no se
busca transformar al sistema de comercio actualmente existente, sino que
se propone al CJ como una alternativa justa, saludable y de calidad, la cual
justifica como la mejor opción probada hasta ahora para la promoción de los
pequeños productores.
Este enfoque destaca también en la Declaración de Principios y Valores
de CLAC (2010), en donde se establecieron que la democracia participativa,
autogestión, colectividad, solidaridad, justicia, equidad, transparencia,
confianza, pluralidad, respecto a las culturas locales, vida digna, pequeña
escala, comercialización directa, calidad, precios sustentables, economía local,
valor agregado local y compromiso con el medio ambiente y la salud, serían
los conceptos que guiarían la actuación de este organismo, representante de los
pequeños productores y trabajadores inspirados en el CJ. Aunque una revisión
de la Norma General del SPP (2014) se observa que varias de las normas de
CJM, particularmente las referentes a los comercializadores involucrados

104
Límites y oportunidades del comercio justo

con el sistema, fueron también incluidas bajo la categoría de criterio mínimo


que significa que debe ser verificable en todas las inspecciones de campo.
Este criterio comienza con una proporción mínima del 5% y considera un
incremento anual de la misma magnitud hasta llegar a un mínimo del 25% de
las compras totales del comercializador. Respecto a la norma de CJM, las del
SPP presentaron una flexibilización, aunque mantienen una posición estricta
frente a las normas de FLO.
Adicionalmente el SPP establece criterios de trazabilidad, que implican
el registro de las actividades comerciales desarrolladas por las organizaciones
de productores, así como criterios de relaciones comerciales con proveedores
y prestadores de servicios que estén también certificados por el organismo.
Estas situaciones son entendibles desde el punto de vista de un sistema que
intenta crecer, vinculando organizaciones de pequeños a lo largo del mundo,
aunque en aspectos de competitividad podrían significar una estrangulación
del propio sistema.

Reflexiones finales
¿Hay oportunidades del comercio justo de café en México?

No es posible reflexionar sobre las oportunidades que tiene el comercio justo


de café en México sin tomar en cuenta los importantes antecedentes en cuanto
a las luchas por mantener vigente el espíritu de una economía solidaria hacia el
interior de las sociedades, incluyendo el comercio internacional. Es por ello que
la revisión que se ha hecho fue de gran relevancia pues apunta en esta dirección.
No está a discusión la necesidad de crear oportunidades para aumentar el
bienestar de millones de productores agrícolas y miles de productores cafetaleros
del país, por lo que se encuentra esfuerzos como el de CJM son fundamentales
ante una economía que está guiada por los resultados financieros y que por
tanto resulta excluyente hacia los pequeños productores. Sin embargo, dada la
forma en la que CJ se autodefine actualmente, las diferentes iniciativas (FLO,
Fair Trade USA, CJM y SPP) han comenzado a mostrar síntomas de relajación
en sus definiciones y normatividades, mientras se observa una aproximación
hacia las reglas que operan en el comercio convencional. Aun cuando estos
sistemas funcionan actualmente como una verdadera y tangible alternativa
para millones de pequeños productores en el mundo, las distancias se van
acortando y las diferencias se van diluyendo, en algunos casos muy rápido y
en otros más lentamente.
Incluso el mismo CJM ha reconocido que es la solidaridad y un producto
de alta calidad lo que permite su permanencia frente a otras ofertas de productos
similares en un entorno competitivo (CJM, 2007:5). Pero en este tipo de

105
Pablo Pérez Akaki

estrategia es necesario utilizar herramientas que compitan con las convencionales


para subsistir en los mercados. Por tanto, una buena parte de sus esfuerzos
debería canalizarse en la comunicación hacia el público consumidor potencial
del café y en poner a disposición de ellos sus productos, pues de no hacerlo
está condenada a desaparecer, aunque el reto es cómo poder lograrlo sin los
abultados presupuestos que tienen los agentes en las cadenas tradicionales. Para
conseguirlo, necesariamente se debe pasar por la construcción y el fortalecimiento
de redes solidarias en las que tengan cabida una amplia gama de productos, que
ofrezcan valor a los consumidores y que pueda tener una cierta capacidad de
innovación. Las redes sociales electrónicas podrían ser el vehículo para poder
transitar en esa dirección.
Ese proceso es necesario impregnarlo de justicia, pues el consumo debe
ser una respuesta moral a la desigualdad (Howley, 2006). Sin embargo, ello
demanda un cambio en la definición hacia los consumidores, pues actualmente
se les limita al rol de compradores sin ofrecer mayor involucramiento, lo que
les representa una relación asimétrica e inequitativa frente al resto de los
participantes de la cadena.

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POLÍTICAS, ESQUEMAS Y
ESCENARIOS DEL CRÉDITO
RURAL EN EL COMERCIO
JUSTO DEL CAFÉ EN CHIAPAS Y
OAXACA, MÉXICO (1980-2010)

José Luis García y Medina+1

Resumen

El presente artículo refiere la actuación del crédito en


el Comercio Justo (CJ) del café. Se analizan diversos
esquemas de financiamiento de este producto,
que representan flujos de recursos y relaciones de
información entre los agentes crediticios involucrados
y las organizaciones de pequeños productores. El tema
es tratado en el contexto de organismos cafetaleros en
Chiapas y Oaxaca, México. Se enfatizan las funciones
de selección y exclusión que posee la gestión del
crédito en el proceso productivo y comercial del café,
dados los recursos que se deben poseer de manera
previa y los conocimientos técnicos necesarios para
subsistir en los mercados alternativos. En este sentido,
se exponen también las políticas y los escenarios del
funcionamiento actual del crédito cafetalero en el CJ,
ya que persisten problemáticas propias del crédito
rural para poder pagar un café que ha aumentado
su valor y que puede ser canalizado a espacios
totalmente distintos al CJ, esto debido a los variados
compromisos financieros, contraídos de antemano,
que diluyen los beneficios socioeconómicos para los
pequeños productores.

1 +
Sociólogo y Maestro en Estudios Regionales, Investigador Egresado del Instituto de Investi-
gaciones Dr. José Ma. Luis Mora y Socio de la AMER.

109
José Luis García y Medina

Introducción

El artículo versa sobre el accionar de las políticas y los esquemas de crédito


existentes para el ámbito del Comercio Justo (CJ)2 del café en México en
las últimas tres décadas. En este contexto, han surgido alternativas privadas
de comercialización y de organización social para pequeños cafeticultores en
estados del sureste, principalmente en Chiapas y Oaxaca, que han entrañado
nuevos escenarios financieros sumamente diversificados y en donde el Estado
mexicano, paulatinamente, ha dejado de intervenir directamente.
Las alternativas en cuestión han presentado también variados desafíos
técnicos y económicos que no han podido solventar todas las necesidades del
sector cafetalero. Por ello, el objeto de estas líneas es analizar cuáles son los
esquemas de financiamiento que han seguido los cafeticultores en los últimos
años ante las políticas y escenarios recientes en el campo nacional.
Para analizar estos procesos se presentan en el texto las políticas de crédito
en México y su efecto en el campo cafetalero. Posteriormente, se exponen los
diversos esquemas que siguen los productores organizados en torno al CJ del
café, para hacerse de diversos financiamientos con un carácter cada vez más
especializado en cuanto a la gestión técnica de los recursos.
En un penúltimo apartado, se exploran los escenarios y las problemáticas
que enfrentan los pequeños productores para acceder a los créditos necesarios
para su tipo de producción. En la parte final del artículo, se plantean algunas
conclusiones para el mejoramiento de los financiamientos y créditos para los
pequeños cafeticultores de escasos recursos.

2
El CJ, como modelo de mercado, fue creado en 1988 entre una organización de pequeños
productores indígenas del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, México y una asociación civil
holandesa de nombre “Solidaridad”, que realizó la primera compra de un contenedor de
café. Hoy por hoy representa un modelo exitoso en cuanto a ventas de café de pequeños
productores de países del Sur, hacia los países del Norte industrializado –entre 2000 y 2009
las ventas superaron los mil millones de dólares– (FLO, 2000-2009). Para ello ha brindado
recursos a los productores asociados, como líneas de crédito preferenciales y sobreprecios
para el café, además de otras mejoras en la organización social y comunitaria. Los procesos
comerciales son reglamentados desde 1996 por medio de Fairtradre Labelling Organizations
International (FLO-I) o la Organización Internacional de Etiquetados de Comercio Justo, de
carácter civil y no lucrativo, que a través de sellos en los productos y de una certificación de
tercera parte (donde participa FLO-Cert, que es una certificadora independiente que audita
e inspecciona a los agentes productivos y comerciales de la cadena), garantiza que han sido
elaborados respetando códigos ambientales, sociales y financieros. Cabe mencionar que en
el CJ se comercializan también productos agrícolas variados, así como diversas artesanías
provenientes de naciones del Sur.

110
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

Políticas de crédito rural y el sector cafetalero en México (1980-2010)

En México se ha seguido desde los años ochenta un modelo económico que


redujo el papel del gobierno en los mercados agrícolas e indujo la participación
privada, contrayendo los subsidios y los precios de garantía en los productos
agrícolas (Pérez e Ibarra, 1999).
En cuanto al sector cafetalero puede decirse que el advenimiento del Inmecafé
hacia 1958, estableció un nuevo orden tanto a nivel de la comercialización
como de la producción. Se organizó a los pequeños productores en Unidades
Económicas de Producción y Comercialización (UEPC) para establecer el
apoyo crediticio y el control oficial de los precios del grano.
A pesar de la amplia intervención de este Instituto, muchos programas
de gobierno tuvieron variados problemas. La asistencia técnica en ocasiones
no llegaba; los pagos de acopio eran menores en la práctica; se demoraban
los créditos y existía mucha corrupción ligada al desvío de fondos para la
producción (Salazar, 1992).
En consecuencia, para algunos autores, la política de crédito oficial consiguió
consolidar la usura dentro de la estructura de comercialización regional del café
(Nolasco, 1992; Salazar, 1992). Además, dicha política no pudo abarcar a todos
los sitios recónditos donde se cultivaba el aromático, debido a la topografía
agreste y serrana que hasta hoy los caracteriza.3
En 1981 se creó el Fideicomiso para el Café (Fidecafé), pero sus recursos
nunca se vieron reflejados en beneficios para los productores, ya que fueron
desviados para el financiamiento de las campañas políticas del momento
(Martínez, 2003).
Ahora bien, con la ruptura del Acuerdo Internacional del Café (AIC),
en 1989 se inició la liberalización del sector. México formaba parte de este
acuerdo, por lo que el Estado redujo el control en los precios de garantía y
en la dotación de créditos. Hacia 1993 el Inmecafé desapareció, y con ello, la
función de acopio del café pasó hacia los intermediarios privados. Ese mismo
año se creó el Consejo Mexicano del Café (CMC) con la integración de varias
Secretarías de Estado, pero este órgano no tuvo funciones de intervenir en el
mercado a través de compras directas.

3
Este hecho, que en principio representó una desventaja, es lo que posteriormente permitió
el posicionamiento de las zonas indígenas cafetaleras con una valoración especial. La ma-
yor parte de estos productores no utilizaron fertilizantes ni agroquímicos provenientes del
Inmecafé, por lo que su producto se mantuvo con una calidad orgánica diferenciada que les
permitió ingresar a los mercados cuando cundió la liberalización del sector.

111
José Luis García y Medina

El otorgamiento de créditos para la cosecha de pequeños productores


marginales, cuyos rendimientos eran inferiores a los 6 quintales4 por hectárea,
se transfirió al Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol). El sector fue
declarado no rentable y las políticas de corte asistencialista prevalecieron en
los siguientes sexenios.
Durante la administración de Vicente Fox (2000-2006), se instrumentaron
las políticas dictadas por el Banco Mundial, sentando las bases para un
nuevo esquema de financiamiento donde el gobierno se retiró finalmente
del financiamiento directo. Se creó un mecanismo de financiación bajo los
Intermediarios Financieros Rurales (IFR), quienes establecieron una relación
directa con la población agrícola. A su vez, la banca comercial ofreció recursos
a dichos intermediarios para su dispersión en el territorio (Guzmán, 2007).
La puesta en marcha de este mecanismo conllevó a la liquidación del
Banrural en 2002 y, en su lugar, la Financiera Rural (FINRURAL)5 adquirió
el papel de banco de segundo piso para financiar a los IFR en el marco de la
administración de los Fideicomisos Instituidos en Relación a la Agricultura
(FIRA),6 creados desde los años cincuenta y retomados activamente para
promover la participación de la banca por medio de diversos incentivos, como
los fondos de garantía y los esquemas de descuento y de subsidio directo, que
buscaron compensar los costos de incorporar a productores de bajos ingresos
al sistema financiero formal (Bouquet y Cruz, 2001).
Para el ciclo 2005/2006 se inició la liquidación del CMC y se impulsó
la integración del Comité Sistema Producto-Café a nivel nacional y estatal,
que opera hasta la fecha, esto con el fin de promover el mejoramiento de la
calidad del café mediante organismos de difusión y apoyo para aumentar su
consumo interno. Se decidió con ello impulsar la autonomía del sector sin
otorgar apoyos crediticios directos, delegando estas funciones a los agentes
comerciales privados.
Con estos cambios históricos, la cadena del café en su financiamiento
crediticio se recompuso. Se transitó de una oferta relativamente centralizada

4
Un quintal equivale a 46 kilogramos de café oro, es decir, un grano de café que ha sido lavado,
no tiene cáscara y está listo para ser tostado en el proceso llamado torrefacción. Entonces, 6
quintales representan 276 kg de café por hectárea.
5
FINRURAL es un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, sectori-
zado en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con personalidad jurídica y patrimonio
propio. La institución trabaja sobre dos vertientes. En un lado, apoya la conformación de los
nuevos actores del campo mexicano: los Intermediarios Financieros Rurales y las Entidades
de Ahorro y Crédito Popular (EACP). La otra vertiente busca financiar a estas instituciones
para que éstas a su vez financien a los productores rurales de manera directa.
6
FIRA ha creado, a partir de la crisis financiera de 1994-1995, mecanismos para hacer llegar el
crédito a la producción agropecuaria. Uno de ellas ha sido la creación de las Sociedades Finan-
cieras de Objeto Limitado (SOFOLES), que operan la dispersión del crédito en el medio rural.

112
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

de financiamiento crediticio estatal, a una descentralización y dispersión de


las fuentes crediticias para el café a partir de diferentes esquemas y marcos
crediticios, fideicomisos, fondos, capitales comerciales y usurarios, volviendo
además, con más fuerza los intermediarios locales, las empresas privadas
nacionales y transnacionales y demás agentes financieros comerciales.
De esta manera, la actual política crediticia es parte de una crónica
ausencia de servicios financieros formales, por lo que se ha extendido una red
de oferentes informales que proveen recursos a un alto costo.
Prueba de ello es que a partir de los años noventa del siglo XX, ha
existido una disminución sostenida de la cartera crediticia agropecuaria en
el financiamiento global de la economía, “que descendió de 8.6% en 1990, a
3.7% en el 2000 y a sólo 1.4% en el 2005” (ONU-CEPAL, 2007:3).
Por si fuera poco, el número de productores acreditados por FIRA se ha
ido reduciendo drásticamente entre el 2002 y 2003, al pasar de 1’652,350 a
770,983 productores, lo que representó una caída del 53% (ONU-CEPAL, 2007).
La menor oferta de crédito ha afectado sobre todo a los pequeños y
medianos productores, principalmente localizados en el centro y sur-sureste
del país, que dejaron de recibir estos apoyos de forma regular en su canasta de
ingresos.7 Por ejemplo, como comentan Giovannucci y Juárez (2006), algunos
estudios señalan que el ingreso de los productores de café en los últimos
ciclos productivos, se compone en un 50% en promedio por las transferencias
monetarias del gobierno y las remesas, eso sin contar, el acceso subsidiado a
otros servicios privados como insumos, asistencia técnica y financiamientos
comerciales, entre otros más.
Dichas tendencias muestran que el Estado ha reducido los montos totales
de crédito y se ha orientado a operar en la agricultura de riego (de menor
riesgo), concentrando los descuentos y recursos entre los productores medianos
y grandes, lo que da por resultado la exclusión de pequeños productores de las
actuales políticas crediticias.

7
Según datos de la ONU-CEPAL (2007), los productores del sureste en México cuentan con
sólo una tercera parte del número de operaciones crediticias oficiales y con la décima parte
de los recursos, frente al noroeste que concentra en pocos créditos más de la cuarta parte
del monto total canalizado por FIRA y el FINRURAL (ONU-CEPAL, 2007). En tales es-
quemas, los productores de menores ingresos menguaron su participación como receptores
de crédito, al pasar de 49% en 2001 a 30.7% en 2003, para luego recuperarse y representar
37.9% en 2005, pero en 2008 esta cifra vuelve a reducirse a sólo 29% (Gaucín y Torres, 2009).
Las cuotas también se han reducido, pasando de 2 724 pesos por hectárea en promedio en-
tre el 2000 y 2002, a 1,634 pesos por hectárea en el trienio 2004-2006, esto es 40% menos
(ONU-CEPAL, 2007).

113
José Luis García y Medina

El CJ del café y los esquemas de financiamiento en Chiapas y Oaxaca

Con la liberalización del sector cafetalero, el CJ emergió como una opción


única en términos de acceso a precios de garantía y créditos para mejorar la
productividad y rentabilidad del café nacional. El sector del café, sin duda, es
uno de los espacios agrícolas que ha visto desarrollar en su interior las más
dinámicas y viables estrategias de sobrevivencia, enmarcadas en organizaciones
sociales y cooperativas independientes para la producción y comercialización
del grano bajo condiciones de CJ.
En México, Chiapas y Oaxaca son las entidades con el mayor número
de esta clase de organizaciones y con el mayor acceso a mecanismos de
comercialización en estos mercados.8 Esto se ha logrado, en buena medida,
sustituyendo los financiamientos del gobierno por los de instancias privadas y
civiles que representan las principales fuentes de financiación, siendo así que
el crédito oficial es sólo ya un complemento dentro de una miríada de fuentes
financieras locales e incluso internacionales.
Como ejemplo de estas dinámicas en el campo del sur mexicano, el Cuadro
1 muestra la ausencia y la reducción de la participación de créditos oficiales
para los productores agrícolas de Chiapas y Oaxaca, así como el aumento
considerable de otras fuentes informales y un desconocimiento general del
crédito o fondo al que se accede.

Cuadro 1. Origen de las fuentes de crédito, fondos e ingresos de las unidades de


producción rurales con café en Chiapas y Oaxaca, México, 2007.

Unidades de Unidades de Envío de


Unión Otra
producción producción Banca Financiera Lo dinero
Entidad SOFOL de FIRA fuente
con café con crédito comercial rural desconocen desde otro
crédito informal
contabilizadas formal país

Chiapas 23 309 7 430 959 251 884 632 912 4 804 3 144 4 293

% 100% 32% 4% 1% 4% 3% 4% 21% 13% 18%

Oaxaca 26 171 8 171 820 96 549 691 648 6 114 3 889 5 193

% 100% 31% 3% 0% 2% 3% 3% 23% 15% 20%

Fuente: INEGI. Censo agropecuario 2007, VIII Censo Agrícola y Forestal,


Aguascalientes, Ags. 2009.

8
El crédito es fundamental en el proceso productivo del café, puesto que los pequeños produc-
tores requieren de recursos previos para la compra de algunos insumos básicos, el pago de
labores de cosecha y la sobrevivencia familiar. Las organizaciones realizan un acopio de la
cosecha, el cual se concreta con la entrega que cada productor hace y el pago que éste recibe
como adelanto de su producto. El pago total se realiza una vez que los compradores del café
(importadores) han cubierto las facturas de entrega. Es frecuente que las organizaciones ten-
gan problemas de disponibilidad de fondos para pagar a sus agremiados, lo que provoca una
permanente incertidumbre en el proceso de acopio. De allí, la importancia que tiene el CJ al
ofrecer la opción del pago adelantado en un 60% del costo total del embarque de café, como
una norma distinguible del esquema.

114
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

Según datos del censo agropecuario del Instituto Nacional de Estadística,


Geografía e Informática (INEGI), en el 2007 en Oaxaca, 31% de las unidades
de producción agrícolas con café tuvieron acceso a fuentes de créditos estatales
y comerciales formales, mientras que en Chiapas este porcentaje representó
32% de los productores contabilizados (INEGI, 2009).
En este rubro de recursos formales, la banca comercial apoyó a 4% de
los productores chiapanecos y a sólo 3% de los oaxaqueños. FIRA cubrió, del
porcentaje de los productores acreditados en Chiapas un 4%, y 3% en Oaxaca.
FINRURAL lo hizo en 4% en Chiapas y sólo 2% en Oaxaca. Las Uniones
de Crédito independientes de los productores, cubrieron formalmente a 3%
en ambos casos, y las llamadas SOFOLES a sólo 1% de los productores en
Chiapas y no son representativas en el estado de Oaxaca.
Cabe señalar, que de las unidades de producción contabilizadas, la mayor
parte de ellas también accedieron a otras fuentes informales, es decir, 21% en
Chiapas y 23% en Oaxaca; se accedió también con gran frecuencia a remesas
enviadas desde otro país, o sea, en un 20% en los productores en Oaxaca y en
un 18% de los productores en Chiapas.
Algo interesante es el amplio desconocimiento de las fuentes, créditos y
fondos a los que se accede, incluso formalmente en ambas entidades, situación
relacionada con la carencia de información especializada y adecuada (muchas
veces comprensible y en su lenguaje local) para los pequeños productores.
Estos datos corroboran también la ampliación de la red de intermediarios
informales o coyotes, prestamistas, comerciantes y usureros, además de conocidos
y familiares, que brindan servicios financieros (sin ninguna coerción y/o figura
legal) a los productores.
Ante la falta de recursos formales y el desconocimiento por parte de
los productores de las condiciones y tipos de préstamos, en el CJ del café ha
surgido un esquema financiero, aún en construcción, que delinea procesos
de diversificación de las fuentes a conveniencia y una especialización de las
mismas en el contexto internacional.
La Figura 1 muestra este esquema de financiamiento general, contemplado
en los países desarrollados europeos que se relacionan con organizaciones
productoras del sur de México.
En la figura se aprecia un esquema de coordinación en forma triangular, es
decir, suscitado entre la organización de pequeños productores, el importador
del café y una institución financiera especializada en los mercados alternativos.
La institución especializada, que bien puede ser un banco u otro organismo
con personalidades jurídicas variadas, concede un préstamo a una organización
de pequeños productores en países en desarrollo (1). Ésta última, a su vez,

115
José Luis García y Medina

proporciona prefinanciación crediticia a los socios o miembros productores a


través del pago a cuenta de la futura cosecha. Los productores, por su parte,
se comprometen a entregar la cosecha de café a la cooperativa, sabiendo que
recibirán el saldo final a la entrega total del producto.
Figura 1. Esquema de funcionamiento del crédito en el CJ
(Países desarrollados europeos)

Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo, 2010-2011.

Después de procesar el producto, la organización lo dirige hacia un


importador avalado por el CJ (3) para que éste lo venda por medio de canales
de mercados convenidos. Las bases del contrato establecen que el importador
pague a la entidad financiera directamente el crédito y no a la organización de
pequeños productores (2). De este modo, el crédito es devuelto a la institución
financiera de manera formal, tal como se estipula en las condiciones de un
contrato comercial.
Además de esta relación tripartita, en el proceso del otorgamiento de un
crédito en el CJ, también se observa la participación de figuras de asistencia
gubernamental, técnica y financiera por parte de agencias de desarrollo europeas
y la creación, en la última década, de fondos por parte de los organismos
formales del CJ, como FLO-I y FLO-Cert, con el objetivo de facilitar fondos
y/o descuentos a pequeños productores en países del Sur que no cuentan
con los suficientes recursos para hacer frente a los gastos de certificación del
producto-café y a los costos que entraña la logística de comercialización en el
producto agrícola.
Ahora bien, en la práctica de las organizaciones productoras en México,
las cosas resultan distintas. Como se observa en la Figura 2, existen fuentes

116
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

formales a las que se accede, como son las propias EACP, las Uniones de Crédito
Independientes, los fondos de la banca comercial nacional e internacional, así
como el apoyo específico de algunos programas gubernamentales. No obstante,
las participaciones de las fuentes informales, los ingresos no agrícolas y las
remesas familiares son muy importantes y cada vez más representativas en los
ingresos totales de los pequeños productores.

Figura 2. Esquema de funcionamiento del crédito en el CJ


(Países en vías de desarrollo, México)

Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo, 2010-2011.

Como se aprecia, el esquema representa un proceso de diversificación


de las fuentes técnicas y crediticias en el marco de un mercado liberalizado,
donde prevalecen flujos de información, de bienes y de servicios financieros
brindados por agentes privados, fuentes informales y en menor medida por
fondos gubernamentales. Estos variados mecanismos económicos, en parte
importante, han posibilitado la perdurabilidad del sector ante la ausencia del
Estado en estos rubros de manera directa.
Por otro lado, la asistencia técnica es brindada por medio de instancias
especializadas, como son despachos de asesoría técnica y agencias de gobierno
en los países desarrollados. Estos servicios son claves para la gestión y el
conocimiento de más fondos que son necesarios cosecha tras cosecha para no
depender de una sola línea de financiamiento.

117
José Luis García y Medina

Por lo regular, los dirigentes de las cooperativas cafetaleras son los que
cuentan con esta información especializada y gestionan los recursos necesarios,
de tal forma que los pequeños productores no intervienen directamente en el
proceso de negociación de los créditos otorgados. Por ello, muchos productores
optan también por tramitar sus propios recursos para no depender de los créditos
que se otorgan como socios organizados y que pueden presentar demoras o
incluso montos insuficientes.
Ahora bien, en este apartado se presentan también tres esquemas crediticios
particulares de organizaciones de pequeños productores de Chiapas y Oaxaca,
México. Ahí, el autor de este artículo, realizó trabajo de campo entre 2010 y
2011, recabando información sobre los diversos compromisos crediticios que
mantienen los organismos productores, así como las diferentes estrategias de
financiación que han seguido en estos últimos años (García y Medina, 2011).
La Figura 3 muestra el esquema crediticio de la Unión de Comunidades
Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), una cooperativa pionera e insignia
en el proceso de consolidación del CJ. Debido a esta larga historia, la UCIRI
ha creado una microfinanciera propia llamada Esperanza Indígena Zapoteca
(EIZ), con el fin de no depender de las líneas de crédito en el CJ y acreditar
así a la mayoría de sus socios para las labores de cosecha del café. Además,
promueven préstamos en las comunidades aledañas y a productores libres del
Istmo de Tehuantepec.

Figura 3. Esquema de funcionamiento del crédito


en EIZ-UCIRI (2004-2011).

Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo, 2011.

118
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

A pesar de estos logros en una de las cooperativas más desarrolladas en el


tema del café, encontramos que no ha podido ser independiente financieramente
hablando, puesto que han tenido que relacionarse con la banca privada nacional,
fideicomisos de gobierno y algunas instancias extranjeras de carácter técnico
para asesorarse y complementar los recursos que se devengan anualmente.
La Unión otorga crédito aproximadamente entre el 50% y 60% de sus
productores. A su vez la EIZ, con las aportaciones de los socios de la cooperativa,
dota de crédito al 50% o 40% restante de los productores de café que la UCIRI
no pudo financiar por completo en un año, lo que se traduce en un margen
considerable de recursos que deben ser gestionados en cada cosecha, situación
que provoca incertidumbre en un gran número de socios (García y Medina, 2011).
Por otra parte, la Figura 4 ilustra el esquema de la cooperativa Unión de
Ejidos La Selva (UES) de Chiapas; otra organización insignia en el proceso del
CJ. Se aprecia un esquema diversificado en tres partes donde el componente de
la banca comercial es fundamental, seguido de la creación de un fondo propio,
más algunos apoyos de gobierno y, hasta últimas fechas, el cumplimiento por
parte de algunos importadores y bancos especializados en el CJ para brindar
prefinanciamiento.

Figura 4. Esquema de funcionamiento del crédito en la UES.

Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo, 2010.

Según datos de campo, la UES financia a los productores en un 70% con


créditos bancarios nacionales; 18% con un fondo propio; 10% con programas

119
José Luis García y Medina

gubernamentales, y finalmente, 2% por medio del esquema de prefinanciación


en el CJ. Este esquema, que prepondera el crédito bancario nacional y los
fondos propios, está ligado a la diversificación de mercados por parte de la
UES, ya que no colocan todo su café dentro del CJ internacional, sino también
hacia el mercado interno por medio de la venta en cafeterías propias, con
aproximadamente entre un 20% y 30% de la producción (García y Medina, 2011).
En 1999 se creó el Fondo La Selva, bajo la figura de la asociación civil, con
el fin de brindar mecanismos de financiación independiente para los productores,
lamentablemente no se ha podido acrecentar en todo este tiempo y, como
mencionaron al seno de la cooperativa, no alcanza a fondear crediticiamente
a los 960 productores que conforman actualmente la Unión. Por ello es que la
carencia de recursos propios y regulares para financiar a todos sus productores,
las deudas contraídas con los bancos ciclo tras ciclo y la falta de relaciones
financieras y comerciales en condiciones de CJ, han imposibilitado a la UES
seguir un esquema de autofinanciación, obligándola a depender de las instancias
público-privadas para la obtención de recursos mediante fideicomisos entre la
banca comercial nacional y el Estado mexicano.
En cuanto al Esquema 5, son visibles las estrategias financieras que ha
seguido la comercializadora Más Café de los Altos de Chiapas para hacerse
de recursos. Más Café básicamente se ha ligado al prefinanciamiento del 60%
de los contratos que existe dentro del CJ. Estas entidades especializadas en
el CJ asumen los contratos de venta de Más Café (que son las garantías del
préstamo) y los prefinancian, haciendo que el importador interesado salde el
crédito con el prestamista una vez que el café ha sido entregado finalmente
por los productores.
Sin embargo, en ocasiones se han tenido problemas para saldar dichos
créditos con el volumen de producción requerido por los importadores; en
estos casos han reestructurado su deuda –complementado su acopio de café
con organizaciones subsidiarias bajo la figura de Sociedades de Solidaridad
Social (SSS) – y han buscado asesoría especializada con el despacho KAFFE
para administrar mejor sus compromisos financieros y no caer en quiebra o
número rojos.

120
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

Figura 5. Esquema de funcionamiento del crédito en Más Café.

Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo, 2011.

Para complementar sus recursos, Más Café también ha accedido a algunos


fondos gubernamentales y de la banca comercial en México, no obstante, han
señalado que las entidades nacionales que otorgan los créditos bancarios, no
conocen a fondo el negocio del café, su ciclo agrícola y los espacios sociales
específicos donde se cultiva, así como los mercados alternativos a los que se
dirige, ya que estas instituciones han tenido problemas para enfocar bien estos
recursos y ofrecerles garantías adecuadas para el otorgamiento de un mayor
monto que les ha hecho falta para acreditar al 100% de sus socios en cada
cosecha.
En suma, es visible en todos estos esquemas la importancia del financiamiento
diversificado para las cooperativas en el CJ del café, ya que si dependieran de
una sola fuente, como en el pasado en la intervención estatal, no podrían hacer
frente a sus compromisos productivos y comerciales a nivel internacional,

121
José Luis García y Medina

puesto que sería muy difícil comprometer a la mayoría de sus socios productores
para que les sea entregado el café y así logren juntar el volumen y la calidad
(diferenciada) del producto, necesarios para ingresar y prevalecer a los mercados
especializados.
Asimismo, en los esquemas financieros es apreciable la obtención de
remesas y préstamos familiares e informales que complementan los ingresos de
los productores, por lo que deben de tenerse en cuenta en los contextos agrícolas
actuales en el campo mexicano para su mejor desarrollo y financiamiento.

3. Problemáticas y escenarios del crédito en el CJ del café en México


Los esquemas sustitutivos presentados, en relación a la importancia de
fuentes no gubernamentales y su diversificación financiera, no han estado exentos
de problemáticas y desafíos para los pequeños productores de café en México.
En primer lugar, en el país la política oficial de crédito ha resultado muy
focalizada, asistencialista y reducida en sus alcances socioeconómicos para
el sector primario en general y para el sector cafetalero en particular. Estos
problemas han hecho de ella un modelo financiero no intervencionista, donde
existen agentes privados a los cuales se les asigna la financiación directa a los
productores. De tal suerte, ni el Estado, ni dichos agentes han representado
financiamientos adecuados para el sector, ya que desconocen la economía
cafetalera, por ejemplo, sus tiempos de cosecha y las necesidades básicas a
satisfacer en cada región productora.
Así, para la actual política financiera, los pequeños cafetaleros poseen un
elevado riesgo como para invertir en su producción, por lo que son excluidos de
ella. Además, dichos financiamientos no cuentan con la información adecuada
y comprensible (por ejemplo, en diversas lenguas indígenas) para los usuarios
finales en el sector agrícola, por lo que también manifiestan restricciones
operativas y burocráticas para hacer llegar los recursos a los productores.
De la misma forma, aunque se ha proyectado la autonomía financiera
de las EACP, la falta de marcos normativos comunes, de capitales propios
(autofinanciamientos) y de una regulación oficial, han propiciado fraudes
recurrentes, por lo que se encuentran en un proceso de consolidación
endeble. De tal suerte, hoy por hoy los intermediarios privados o
acaparadores (grandes empresas privadas nacionales y transnacionales
), representan las principales redes de comercialización para el café.
Por otro lado, la norma del prefinanciamiento del 60% establecida en
el CJ del café, aunque posee la ventaja de brindar créditos especializados
para pequeños productores con agentes importadores, no ha sido cumplida
plenamente por dichas entidades financieras, ya que muchos productores

122
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

asociados no la solicitan pues se han generado demoras para la entrega de los


recursos, además de que son costosas para las organizaciones que los saldan
en monedas foráneas.
Para acceder a estas líneas especializadas privadas se requiere de una
confianza previa entre los actores comerciales, sustentada en el acceso a
estados financieros sanos y en poseer una capacidad comercial y administrativa
comprobada. El poseer estos recursos e información especializada es resultado
del acercamiento de estos organismos con despachos técnicos que proveen
tales servicios. Sin embargo, no todas las organizaciones cafetaleras pasan
por una consolidación de este tipo que les permita acceder de forma regular
a estos esquemas, además de que no todos los productores están organizados
y muchos que sí lo están, venden por otros canales una parte de su café que
comprometieron con otros prestamos previos, lo que se traduce en menos
beneficios totales por parte de estos mercados alternativos.
Dichas problemáticas, en cuanto a la disposición plena de conocimientos
técnicos y económicos por parte de los pequeños productores organizados, son
los principales frenos y limitaciones para el éxito total de esquemas privados
como el CJ, por lo que se requiere de agentes complementarios, como el Estado
y otros actores sociales, para beneficiar a la parte más débil de la cadena
comercial del café y de otros productos agrícolas.
Para cerrar estas líneas, cabe mencionar que los escenarios en el CJ del
café están estrechamente relacionados con los precios a la baja y a la alza en
el aromático. Como ejemplo de ello, el Gráfico 1 ilustra los precios del café
promedio entre 1980-2010 y los escenarios históricos de su cotizaciones.

Fuente: Elaboración propia con datos de International Coffe Organization (ICO), 2010a.

123
José Luis García y Medina

Es visible que entre 1988 y 1993 los precios del café fueron a la baja, lo que
representó la aparición del CJ del café con la liberalización del mercado. En
esos años, los sobreprecios y créditos que brindó el CJ fueron muy atractivos
para los productores organizados, ya que proporcionaba un ingreso estable
aún con las fluctuaciones a la baja. En sentido opuesto, el alza actual en el
valor de los precios del café ha propiciado que los sobreprecios del CJ fueran
insuficientes para la producción agrícola, encareciendo los costos de los créditos
para comprar el grano; esto ha implicado que las organizaciones productoras
busquen fuentes adicionales y diversifiquen su cartera crediticia en el mercado
nacional e internacional.
Por lo tanto, la gestión de más crédito en estos momentos, ha supuesto
multiplicar relaciones con diferentes instancias financieras, contrayendo más
compromisos que bien pueden ser incumplidos (vía contratos comerciales), si
no hay la suficiente producción para hacer frente a las deudas existentes. La
mayoría de las veces, esto se determina por causas naturales y sociales en el
cultivo del cafeto, sobre todo en términos de una baja productividad por hechos
naturales en el ecosistema del café y/o por los compromisos financieros previos,
que productores excluidos del crédito por parte de sus respectivas organizaciones,
materializaron con agentes comerciales que no participan directamente en el
CJ, lo que merma el acopio final del aromático.
Por estas razones, en el CJ se han presentado casos de quiebra y separación
entre los productores organizados cuando no se han podido saldar todos los
créditos contratados y retribuir con ello el volumen de café requerido (González,
2002; García y Medina, 2011). Visto de esta forma, el CJ funciona de forma
diferente ante un escenario de precios del café a la baja y/o ante un horizonte
de encarecimiento de la materia prima, pues en este último supuesto, no puede
ofrecer por sí sólo todos los beneficios a los productores asociados, lo que
diluye sus bondades globales hacia esta clase de cafetaleros del sector social.

Conclusiones

Como hemos visto, en estos últimos años el gobierno se ha concentrado en una


política crediticia no intervencionista, es decir, en el otorgamiento de créditos
limitados por medio de instituciones y programas específicos que actúan como
intermediarios financieros hacia la población rural. Lamentablemente, se ha
tratado de un modelo focalizado y selectivo (hacia productores medianos y
grandes de menor riesgo), reducido en montos y recursos brindados, además
de que no posee los instrumentos financieros especializados para cada región,
producción agrícola y actor social en el campo mexicano.

124
Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

En cuanto a los esquemas crediticios y el CJ, tenemos que ante la constricción


del papel del Estado, los pequeños productores, como los cafetaleros del
sureste mexicano, optaron por esquemas diversificados con diversos grados
de especialización entre los distintos actores financieros. Además de ello,
adquirieron múltiples compromisos con diversos prestamistas que enganchan la
producción cafetalera no sólo hacia el CJ, sino hacia otros mercados con menores
beneficios para las familias de los productores sociales, acarreando un círculo
vicioso de deudas impagables y de variadas problemáticas socioeconómicas.
Los escenarios del crédito en el CJ del café están ligados a los sobreprecios
que brinda este modelo para los productores asociados; con precios a la baja
el sistema funciona correctamente, atrayendo a más organizaciones mediante
cuotas estables, pero cuando el escenario cambia y los precios se elevan, el CJ
posee una disfuncionalidad al no poder brindar todos los montos de créditos
necesarios para enganchar la producción y encaminarla hacia el mercado
alternativo.
Lo anterior, acarrea serias dificultades para las cooperativas cafetaleras
en México, ya que al requerir una mayor cantidad de crédito para financiar
a todos los socios, adquieren más compromisos con múltiples instancias y
reglas financieras que no siempre pueden cumplir a cabalidad, ocasionando
un desempeño económico errático en estas organizaciones de carácter social.
Es por todo esto que el crédito es una variable que explica el desempeño
general del CJ del café y de las organizaciones de pequeños productores mediante
la inclusión y exclusión de las mismas, impactando el desarrollo ulterior de
sus agremiados, familias y comunidades, que se endeudan a un alto costo,
generando serias asimetrías y desigualdades en el acceso a dichos recursos.
Ante tales circunstancias, se propone y recomienda un giro en la política
actual de financiamiento rural en el país, con el fin de resarcir algunos beneficios
por parte del Estado para los productores de menores recursos, incentivando
su productividad y desarrollo social, local y regional. Es necesario abrir y
conocer a cabalidad estos esquemas de financiamiento crediticio diversificado y
especializado, con el fin de visualizar qué debilidades manifiestan los pequeños
productores al momento de gestionar los recursos financieros y técnicos.
Con este cambio de ideas, se hace posible delinear una política de
financiamiento que sea mucho más integral (que conjunte diversidad poblacional,
necesidades sociales, tipo de producto y de productor, contexto local, etc.) e
interdependiente (que los objetivos de la política sean vinculatorios y se relacionen
con fines de desarrollo); más ágil y flexible (que los créditos sean oportunos,
menos burocráticos, con trámites simples y comprensibles localmente); y,
finalmente, que posea una orientación regional (que la red nacional de IFR
posibilite acciones que reconozcan las condiciones y características particulares
de cada región).

125
José Luis García y Medina

Estas propuestas, sujetas a discusión, representan algunas orientaciones


en este complejo panorama del financiamiento rural. Su utilidad radicará en
la medida en que objetivos sociales y económicos puedan ser reconciliados
mediante la voluntad del Estado y de otros agentes económicos para igualar
las oportunidades de desarrollo en el campo mexicano y en el sector del café
en particular.

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Políticas, esquemas y escenarios del crédito rural

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127
MERCADOS LOCALES PARA LA
ABUNDANCIA, O POBREZA
GLOBALIZADA

Laura Collin Harguindeguy1

Resumen

En el artículo se analiza la manera cómo a partir


de la circularidad de los intercambios, se construye
mercado local y en consecuencia abundancia. Se
propone que cuando el medio de intercambio o los
bienes y servicios circulan al interior de un sistema
aportan a crear economías locales diversificadas,
interdependientes que posibilitan condiciones de
autonomía. Se considera el papel de las monedas
locales en este proceso. Asimismo se critican
apuestas como el comercio justo, como una medida
paliativa por su carácter dependiente con respecto a
la economía de mercado.

Presentación

En el campo de la antropología económica, a mediados del siglo pasado,


se desarrolló una polémica entre sustantivistas y formalistas; los primeros
reclamaban a los segundos que centrados en los mecanismos formales, olvidaran
la finalidad de la actividad económica (véase, Godelier, 1967). Desde el campo
sustantivista, Polanyi arriesga una conceptualización, que incluye como elemento
central el propósito de la actividad económica: la satisfacción de las necesidades
vitales. La definición sustantiva entiende a la economía como “un proceso
institucionalizado de interacción que sirve para la satisfacción de las necesidades”
1
Profesora investigadora del Colegio de Tlaxcala A.C. Correo electrónico:

129
Laura Collin Harguindeguy

(Polanyi, 2009). En opinión de Polanyi es posible generalizar tal definición


pues sin esas condiciones ninguna sociedad existiría durante un largo período
de tiempo. Para formularla partió de dos premisas, los seres humanos tienen
necesidades que satisfacer y que no pueden hacerlo sin una interacción con
el medio ambiente y con otros seres humanos. Relación con la naturaleza,
que requiere de cierto balance si pretender ser estable. Todas las sociedades,
con el fin de sobrevivir, se han organizado para producir y distribuir bienes, e
inclusive excedentes.
Sin embargo, a diferencia de la definición formal —que presume que en
todas las sociedades operan las leyes de la economía de mercado, en forma más
o menos desarrollada o, en otros, en forma embrionaria—, los sustantivistas
defienden la posibilidad de la existencia de diferentes lógicas económicas. Bajo tal
premisa, pretendemos argumentar que mientras la lógica de la Reproducción
Ampliada del Capital (Marx, 1968 [1867]), dominante en la Sociedad Industrial
Capitalista genera escasez, la lógica reproductiva puede conformar una economía
de abundancia.
Proponemos que para que una economía logre los fines de reproducción
social y genere abundancia, así como equilibrio ambiental, requiere como
condiciones: arraigo local, diversidad, reciprocidad e interdependencia. De la presencia
de estos ingredientes derivan consecuencias que luego se transforman a su vez
en condiciones de reproducción: la autosuficiencia y la posibilidad de autonomía.
Esta combinación de factores tiene como referencia los sistemas biológicos
(Maturana, 1995), donde a mayor diversidad e interdependencia, mayor
resiliencia (Oswald, 2011) y mayor estabilidad, o lo que es lo mismo menor
gasto de energía.

Economía de la abundancia o de escasez

Para imaginar una economía recíproca e interdependiente es preciso cambiar la


mirada, mirar desde las necesidades de las personas, desde el espacio local,
como territorio, es decir, desde la demanda y no desde la oferta. Cuando se parte
de la oferta, como sucede en la economía de mercado, se sustituye la necesidad
humana por la “necesidad” de colocar las mercancías, mercancías que se
producen para ser vendidas y acumular, o eufemísticamente generar riqueza. Se
repite con insistencia: se requiere crédito automotriz pues si no se incrementa
la venta de automóviles—por ejemplo—, cierra la empresa, ocasionando
desempleo. No se reflexiona sobre las repercusiones ambientales y sociales del
aumento del parque automotriz. Cuando se parte de la oferta lo que importa es
vender: realizar la mercancía. Si los bienes satisfacen o no necesidades, resulta

130
Mercados locales para la abundancia

irrelevante para quien produce mercancías. Por eso el capitalismo resulta un


sistema ilógico, irracional, aun cuando sus apologistas apelen la racionalidad
de la elección (Abitbol, 2006). En cambio, la lógica reproductiva parte de la
demanda es decir de la necesidad. Este vuelco de mirada modifica totalmente la
perspectiva. Si la idea es satisfacer necesidades, en primer instancia, se transforma
es la relación con naturaleza a la que se le extrae lo que se va a consumir (y no
mucho más de lo necesario, con el fin de acumular) o lo que es lo mismo se
produce en función de la demanda. A esta lógica se la denomina: racionalidad
reproductiva (Hinkelammert y Mora, 2008, 2009), o lógica de la Reproducción
Social Ampliada (Coraggio, 2009), y tiene como referencia múltiples ejemplos
concretos de sociedades datadas por la antropología.
Ante la evidente crisis global del capitalismo —financiera, alimentaria,
del trabajo, ambiental, energética y civilizatoria— (Collin, 2009; Bartra, 2009),
quienes buscamos una alternativa encontramos en la lógica reproductiva la
posibilidad de una transformación, que no suponga solamente un cambio de
manos en quienes detentan el poder sino y fundamentalmente, la modificación
del modo de producción. Si bien basada en ejemplos etnológicos, la propuesta de
adoptar una lógica reproductiva, no supone volver a la época de las cavernas
—como anatemizan quienes pretenden aferrarse al actual modelo productivo—,
sino, partiendo de las tecnologías alternativas hoy disponibles, sustituir la
propuesta del confort consumista, por la austeridad convivencial (Ilich, 2006), en
el entendido que, como sostiene Latouche, “lo único que va a provocarle al
nivel de vida es incrementar bienestar” (2009:54).
Si bien, en un principio, el cambio de lógica productiva, supondría una
disminución en la oferta de bienes ( en tanto pierde sentido producir más de lo
que se puede consumir), que llevaría al decrecimiento, como lo define Latouche
(2009), paradójicamente, podría generarse trabajo suficiente para todos.
Cada persona es portadora de una serie de necesidades a satisfacer, si estas
necesidades son satisfechas de manera recíproca en el espacio local, resulta
concomitante la generación de redes de circulación de bienes y servicios entre
vecinos. La multiplicidad de demandas-necesidades genera la posibilidad de
trabajos varios y en ello radica la característica de diverso e interdependiente.
En la figura 1, se ejemplifica como se construye un mercado local a partir
de la instalación en una zona de alguna actividad productiva. A partir del
asentamiento, en una zona, de un grupo de personas —por el motivo que sea—,
se desarrolla un entramado de intercambios recíprocos, en un principio para
satisfacer las necesidades de los recién llegados, pero que luego involucra a todos
los habitantes de la localidad. En este ejemplo se parte de la instalación de un
taller de reparaciones del ferrocarril, con trabajadores que reciben un salario.

131
Laura Collin Harguindeguy

La existencia de un grupo de hombres solos, motiva la oferta de alimentos,


diversión y otros servicios. Con el tiempo, los recién asentados forman familia,
incrementando el número de necesidades, y cada necesidad-demanda requiere
de una ofertas (farmacia, escuela, papelería etc.). Pocos años después de la
llegada de un grupo de pobladores, se habrá generado una economía local, con
diversas demandas y ofertas, mutuas. Cualquiera sea el medio de circulación,
transitará entre los integrantes de la red, retroalimentando los componentes.

Figura 1. Circulación virtuosa.


Figura 1: Circulación virtuosa

Campesinos
Lonchería
Cantina

EMPLEADOS Tienda
DEL FERROCARRIL

Tortillería
Huertas

* Recaudería
Ganadería
de traspatio
(pollos y cerdos)
Pollería

Carnicería
Panadería
Médico

Fuente: Elaboración propia.

Las relaciones de reciprocidad y diversidad se destruyen cuando toda


la oferta se concentra en un supermercado con productos elaborados al por
mayor, y la producción se confina a los sitios donde la mano de obra es más
barata. La concentración de la producción y la circulación no es necesaria
para la producción, como pretenden hacer creer, sino para la acumulación. La
destrucción de capacidades productivas locales es el resultado, inevitable, del
modelo de concentración, donde los escasos recursos que ingresan, en concepto
de salarios, abandonan la zona casi de inmediato por la vía del consumo, y la
riqueza se concentra cada vez más.

132
Mercados locales para la abundancia

Figura 2. Circulación perversa.

Lonchería

Empleados del ferrocarril Las ganancias


Tortillería se envían fuera
de la región e
incluso del país
Campesinos
campesinos Esscuela
WALMART

Ganaderia
Tienda
de traspatio

Médico
Compras
far
Huertas pollería Externas
Grandes
Farmacia productores
Carnicería
Panadería
Recaudería

Fuente: Elaboración propia.

Contrariamente, la interdependencia se construye cuando la oferta y


la demanda se vinculan recíprocamente a escala local. La existencia de un
mercado local diverso e interdependiente lleva implícita la posibilidad de la
existencia de pequeños negocios y la persistencia de capacidades productivas
locales: huertas, cría de animales de traspatio, labores artesanales. Actividades
que son anuladas cuando la concentración implica la demanda de productos
a gran escala. Una economía local, supone la pequeña escala, aquella que
pueden encarar los habitantes con sus propias capacidades, sin necesidad de
grandes inversiones de capital o tecnología sofisticada, aplicando tecnología
apropiada, es decir aquella que es manejable por las personas. Pequeña escala
que permite el trabajo familiar, la unidad doméstica como unidad de producción
y consumo (Meillassoux, 1977).
El ejemplo, de una economía local, diversa e interdependiente, se complejiza
cuando incorporamos necesidades cuya resolución implica componentes,
aparentemente más sofisticados, por ejemplo la dotación de servicios. En años
de servicios públicos centralizados a nivel nacional, cuesta representarse la
idea de su dotación descentralizada. La noción de servicios públicos requiere
muchas transformaciones pero no imposibles, que también parten del cambio
de mirada: de la producción a la necesidad, para establecer cuales pueden
sustituirse, descentralizarse, o volverse de gestión colectiva. Para poder pensar

133
Laura Collin Harguindeguy

en servicios de gestión local; las tecnologías apropiadas o tecnologías sociales2,


resultan un complemento casi indispensable.
Si se parte del ámbito doméstico los servicios de la vivienda incluyen el
drenaje, la electricidad, el gas, el agua, el teléfono y recientemente la conexión
a internet. Con salvedad de los dos últimos, los restantes se resuelven más
eficientemente a pequeña escala, con tecnologías alternativas de baja entropía
(Castro, 2007). El drenaje con la re-infiltración de las aguas grises y la producción
de composta a partir de los desechos orgánicos (Winblad (edit.), 1999); el gas
para calentar el agua puede ser sustituido por calentadores solares (GTZ, 2007),
y la tecnología de estufas solares (Suárez, 2009) puede suplir el gas de la estufa.
La generación de energía por fotoceldas o eólica también va avanzando, tanto
para su manejo a nivel del hogar como comunitario.
El caso del agua resulta paradigmático. La privatización de la administración
del servicio de agua potable constituye una presión del Banco Mundial (BM) y
el Fondo Monetario Internacional (FMI) hacia los gobiernos nacionales (Saxe,
2001) que a su vez presionan a los estatales y municipales para transformar esa
necesidad en un negocio privado. Sin embargo en varias partes de México las
comunidades se rehúsan a ceder el manejo del agua y constituye un espacio de
poder comunitario. Las comunidades, también podrían administrar la prestación
de servicios de energía, de hecho muchas compañías de luz y teléfono iniciaron
como cooperativas comunitarias, administradas por los vecinos hasta su
centralización en un monopolio estatal. Hoy las nuevas tecnologías posibilitan
una nueva descentralización. Cada actividad que implica la prestación de un
servicio que se descentraliza o que se asumen a nivel local supone trabajos
locales e incremento de la diversidad y la interdependencia.
En el caso de otros servicios indispensables en la vida actual, y que se
consideran derechos inalienables: la salud y la educación, igualmente es factible
pensar en esquemas de descentralización —como lo fuera en el pasado no tan
remoto—, cuando la comunidad contrataba y pagaba al maestro y asistía al
médico local. Esto sería posible a nivel de escuela elemental pero se complica
en la medida en que se escalan grados. Lo mismo sucede en materia de salud
donde el médico general puede residir en la localidad y ser pagado por sus
pacientes, pero no así con los especialistas o los hospitales de especialidad.

2
Para un análisis de la evolución del concepto véase (Thomas, 2009). Cabe mencionar que la
mayor parte de la literatura en relación con las tecnologías alternativas, focaliza su uso para
la resolución de los problemas de pobreza, en este caso consideramos su aplicación generali-
zada y no restringida para quienes no tienen acceso a la tecnología convencional disponible
en el mercado.

134
Mercados locales para la abundancia

Medios de circulación para abundancia o para la concentración

En cuanto, a los dispositivos que permitan la vinculación entre los productores


y consumidores, es decir los mecanismos de circulación, en la historia de la
humanidad, se han identificado 3 tipos: la reciprocidad, la redistribución, y el
intercambio (Polanyi, 2006). Los tres pueden operar simultáneamente en una
misma sociedad, de hecho así ha sucedido, pero en determinados momentos
uno aparece como dominante. En este momento el mercado resulta dominante,
e intenta atraer todos los intercambios a su lógica, de allí, el interés de los
empresarios por mercantilizarlo todo; bajo la presión de los medios, la cultura
transita de patrimonio a industria cultural (Reyes, 2003), la naturaleza se entiende
como turismo ecológico (Ceballos, 1998), la diversión deviene en industria de
entretenimiento (Bateson, 1987), (Lipovetsky, 2007), y los alumnos en clientes
(Collin, 2008).
Comenzamos con las dos últimas formas de circulación, para dedicar
más espacio a la reciprocidad, pues es la que refuerza la interdependencia
y por tanto fortalece los lazos locales. La redistribución, se produce cuando
alguien, un ente o una institución, concentra productos o dinero para luego
redistribuirlos. Es el mecanismo por excelencia de las sociedades estatales. En
el México prehispánico y los primeros tiempos de la colonia operó mediante
tributos. En las sociedades modernas recurre a la recaudación de impuestos,
que se supone el Estado retorna en forma de servicios: de salud, la educación,
la recolección de basura, alumbrado público y las obras de infraestructura. Su
operación tiende a requerir de pesadas burocracias, quienes, adicionalmente,
deciden los criterios de la redistribución, tanto en lo que refiere a las formas y
calidad de los bienes, como en el traslado de recursos entre regiones, en función
de criterios de equidad. Su máxima expresión en tiempos recientes es el llamado
estado de bienestar (Navarro, 1997), que supuestamente garantizaba las necesidades
de los habitantes, muchas de ellas transformadas en derechos (derecho a la
alimentación, a la educación, a la salud). Sus principales problemas remiten
a la burocratización, la delegación y la consecuente des-responsabilización
e involucramiento de las personas en los asuntos que les competen, con la
consecuente sensación de vacío, de alienación. A partir del Consenso de
Washington (Bustelo, 2003), a los problemas de burocratización se agrega el
“retiro” del gobierno, consecuencia de las políticas de austeridad del gasto, con
el consecuente desmantelamiento de las funciones de bienestar.
La relación de intercambio de mercado, se realiza mediante el establecimiento
de precios. Supone una transacción entre dos, en la que se intercambia un bien
o servicio que se paga, con un medio de intercambio (generalmente el dinero,
que salda la relación. La actividad de intercambio bajo este sistema tiene

135
Laura Collin Harguindeguy

como fin el obtener alguna ventaja. Los precios, si bien responden a la ley de
la oferta y la demanda, tienen como base el costo de producción más eficiente
(Dobb, 2005).
Si la redistribución genera burocracia y desinterés, el mercado especulación y
lucro, la reciprocidad teje relaciones sociales e interdependencia. La reciprocidad
constituye una fórmula de circulación de bienes, que si bien sufre los embates
del mercado, aún persiste, aunque no como mecanismo institucionalizado,3 en
las relaciones cotidianas. Polanyi la define como: “movimientos entre puntos
correlativos en grupos simétricos” (Polanyi, 2006:162). En palabras sencillas
consiste en un regalo, un don que se concede a otro y que genera, en quien lo
recibe, la tendencia a devolverlo, aunque no sea ni el mismo tiempo o lugar.
Ejemplos de relaciones de reciprocidad en la vida cotidiana abundan. Los
regalos de cumpleaños, el intercambio de regalos en navidad, o los regalos de
boda. Estos intercambios obtienen la forma de trueque cuando suponen un
acuerdo, en México persisten formas institucionalizadas de reciprocidad, como
la mano vuelta (Gallardo-García, 2012).
Un componente de las relaciones no monetarizadas es la noción de
equivalencia. La equivalencia supone asignar valor a cosas distintas para que
puedan ser intercambiadas, con criterios diferentes a los del precio (Polanyi,
2009). El precio como se mencionó páginas atrás tiene como referencia las leyes
de la oferta y la demanda y como punto de partida —aunque no único—, el
menor costo. El producto más barato establece la pauta para los restantes. La
equivalencia, implica un acuerdo, que no necesariamente toma en consideración
el costo de producción o la eficiencia.
La equivalencia, aunque pueda implicar complejos mecanismos de
asignación, posibilita escapar de la noción de precios, es más, históricamente
le antecede. El criterio para considerar bienes como equivalentes, puede
remitir a que implicaron el mismo tiempo de trabajo, o que son igualmente
necesarios. Estos intercambios pueden considerar el tiempo invertido, pero
no necesariamente tienen que recurrir a cálculos abstractos y pueden apelar
simplemente a considerar qué se necesita, es decir aplicar el sentido común. Los
gobiernos aplican criterios de necesidad, por encima de costo de producción,
por ejemplo, cuando establecen un precio máximo a productos de necesidad,
generalmente mediante subsidio.
El sentido de equivalencia puede constituir la referencia del trueque, del
comercio con algún medio de cambio (no necesariamente dinero convencional),
pero también opera en la reciprocidad. Por último el acto de fiar, así como los
préstamos entre vecinos se inscriben en las relaciones no mercantiles en dos
3
Estudios etnológicos en diferentes partes del mundo han descrito casos en lo que la recipro-
cidad constituye el mecanismo principal de la circulación de bienes.

136
Mercados locales para la abundancia

sentidos: conservan el sentido de la reciprocidad –recibo un préstamo / debo


prestar– pero lo hacen mientras se encuentren exentas del cobro de interés. Esta
es la gran diferencia, por ejemplo, entre las tandas tradicionales, donde mediante
la aportación de los participantes se acumula un fondo que se reparte por turnos,
mediante sorteo, hasta que todas las participantes recibían su tanda; con respecto
de las microfinancieras que cobran interés y obligan a pagar más por lo recibido.
Todos estos mecanismos de reciprocidad crean sociedad (Godelir, 1989), refuerzan
los lazos entre personas, familias o amigos, sirven para satisfacer necesidades
afectivas, pero también porque el individuo no se siente, ni se encuentra solo;
pero sobre todo para resolver los problemas vitales. Las personas se encuentran
inscritas en entramadas redes de solidaridad, a las que pueden recurrir o que
simplemente estarán ahí. El éxito de los migrantes se encuentra en estas redes,
que investigadoras como Lomnitz (1975) y Oswald (1991) calificaron como
estrategias de sobrevivencia. En nuestra opinión, la expresión guarda un cierto
dejo descalificatorio, pues al juzgarlos como de sobrevivencia o supervivencia y
al completar —Lomnitz—, la idea, con el concepto de marginados, pareciera
asignar estas redes de solidaridad exclusivamente a los pobres o como propias
de pobres, por tanto, es preferible denominarlas estrategias sociales, redes que
crean sociedad y cadenas permanentes de intercambios favores y dones.
La idea de devolver lo recibido teje sociedad, pues las relaciones en vez de
impersonales, adquieren nombre, se personalizan pero sobre todo se reproducen
en el tiempo. Contrariamente, en la sociedad de mercado, los intercambios se
realizan mediante un pago en dinero, que cancela definitivamente la deuda y
no generan contraprestación, no componen tampoco sociedad de allí, que el
individuo autónomo sea su arquetipo y el individualismo su estilo.
En la definición propuesta por Polanyi se incluye el componente de
intercambios entre puntos simétricos, pues cuando la idea de devolución o contra-
don se realiza entre no iguales o no simétricos puede presentar un componente
perverso. La idea de devolver el favor se encuentra como componente del
clientelismo (Auyero, 1997), donde —recurriendo a un ejemplo burdo—, quien
recibe un regalo de un candidato se siente obligado a concederle el voto. El
clientelismo, el caciquismo y la operación de muchas organizaciones políticas y
sindicales, manipulan estas lealtades primordiales (Alavi, 1976), cuando enfatizan
o hacen sentir que conceden a sus partidarios las cosas como favor y no como
derecho. Los líderes manejan deliberadamente, este lenguaje, cuando dicen,
me la debes: el supuesto favor suele cobrarse con favores políticos, tanto el voto
como la incondicionalidad y el acarreo.
Es en la esfera local, en el lugar, donde la vecindad y el conocimiento
permiten la existencia de confianza y por tanto de mecanismos de circulación
basados en la reciprocidad, por encima del mercado. Por otra parte, los bienes

137
Laura Collin Harguindeguy

producidos en función de la satisfacción de necesidades constituyen bienes de


uso, pierden en parte la condición de mercancías y en ese sentido pueden ser
sujetos de intercambio en función de la equivalencia, en vez del precio.
Si los intercambios se producen de manera recíproca o multi-recíproca,
resulta factible recurrir a diferentes medios de intercambio, el trueque, la
compensación (como los bancos de tiempo) o monedas locales (Lietaer, 2001),
basados en la confianza. Por eso muchos proyectos orientados a reforzar las
economías locales alrededor del mundo, recurren a las monedas complementarias
(De Sanzo y Covas, 1998; Greco, 1994; Lopezllera, 2001; Santana 2008).
Supuestamente las monedas locales o complementarias, al tener validez local,
no salen del territorio y por tanto refuerzan la circularidad. En una comunidad
basada en la diversidad y la interdependencia el medio de cambio, llámese
dinero, vales o crédito; circula como la savia en el árbol o como la sangre en
el cuerpo alimentando a todos los miembros. Sin embargo, el uso de moneda
complementaria no basta para crear una economía recíproca, se requiere
también de la diversidad productiva y de servicios.

Límites de las monedas locales en la creación de economías locales

Si bien, el uso de monedas complementarias tiende a dinamizar los mercados


locales, al incrementar el número de transacciones, por sí sola no basta para
crear una economía diversa e interdependiente. Operan porque sirven para
fidelizar la clientela, mecanismo de uso recurrente por los empresarios, que de
igual forma generan monedas complementarias con los bonos, puntos, millas o
monederos electrónicos. Sin embargo, si dicha moneda se utiliza para comprar
productos foráneos, parte del circulante seguirá fugándose hacia los lugares de
producción y o acumulación. Por otro lado, como buena parte de las monedas
complementarias, por facilidad de cálculo, operan estableciendo equivalencia
con la moneda de uso corriente, los productos que se intercambian recurren a
los precios de mercado, limitando la operación de sistemas de equivalencias.
En el caso de Ithaca (Greco, 1994), una de las experiencias pioneras, ha
permitido la subsistencia de un sector importante de agricultores, sin embargo
no todos los productos enlazados por monedas locales, son de producción
local. En el consumo cotidiano sigue operando lo que constituye el secreto
de la operación del sistema, y es: la transferencia de las necesidades al mercado,
con la adquisición de productos y servicios industrializados. Es decir que el
comercio local permanece limitado a unos pocos productos, y gran parte de
los recursos se fugan fuera de la localidad. Para generar una economía local
interdependiente, se requiere que la mayor parte de las necesidades se satisfagan
mediante intercambios locales. La producción local, a pequeña escala, de bienes y

138
Mercados locales para la abundancia

servicios, así como su consumo son teórica y prácticamente factibles, el principal


obstáculo, es como puntualiza Caille (2009), que el capitalismo logró consolidar
la transferencia de necesidades al mercado con la consecuente dependencia del
dinero para satisfacerlas. Años de devaluar la producción para el autoconsumo,
calificándola como propia de pobres, prácticas atrasadas y obstáculos culturales
al progreso y, en sentido contrario, de privilegiar los productos industriales
y las relaciones de mercado, han conseguido en gran parte, su objetivo. Las
pruebas abundan, desde la observación visual de las tiendas de pueblo, donde
sólo se vende comida chatarra o industrial, y mujeres con hijos pequeños
comprando sopas “maruchan”; proyectos fallidos de cría de especies menores,
por la preferencia del consumo de los pollos de criadero,4 o investigaciones que
demuestran el impacto negativo de las remesas sobre la dieta alimentaria, al
incrementarse el consumo de productos industrializados (Rodriguez, 2013). Los
alimentos y los productos industrializados se han convertido en un referente
de status o de modernidad, sobre todo para los sectores populares, y por tanto
prefieren su consumo, al de la producción de autoconsumo que los amarra al
pasado y supuestamente al atraso. La preferencia por el consumo de productos
industrializados entra en el campo de las representaciones sociales, en este caso
en particular, inducidas en una labor articulada tanto por la publicidad, como
por los programas gubernamentales.

¿Crean los emprendimientos orientados al mercado


abundancia y el Comercio Justo?

Todos los proyectos orientados a “mejorar el ingreso”, dan por supuesto que
el dinero es la única forma de acceso a los bienes, en consecuencia mantienen
incólume la premisa básica del capitalismo de satisfacer necesidades a través del
mercado. Recordando al Bartra (1983) de otros tiempos, mediante la satisfacción
de necesidades quedan subsumidos en la economía de mercado5. Los proyectos
orientados a obtener ingresos, venden su producción (que en este caso es
mercancía) en el mercado, y aun cuando busquen las mejores alternativas en
cuanto a precio —comercio justo—, para obtener más ingresos, de cualquier

4
Datos de campo.
5
Ejemplo de la lógica perversa de la subsunción que ha logrado instaurar en la conciencia al
dinero como necesidad (antes de recibir críticas diciendo que efectivamente constituye una
necesidad, a lo que me refiero es a la imposibilidad de ver para que se necesita el dinero, el
dinero esconde la necesidad) en el 5 encuentro de economía solidaria, se realizó un taller
orientado a identificar las necesidades y como estas pueden constituir demandas y generar
la posibilidad de un intercambio de bienes y servicios al interior de una red. Varios de los
participantes mostraron incapacidad o resistencia a identificar sus necesidades e insistían que
lo que necesitaban era dinero.

139
Laura Collin Harguindeguy

manera cuando luego compran, tanto los insumos como los bienes, que necesitan
para su subsistencia, en el mercado (y el mercado puede ser una cadena de
supermercados), terminan canalizando sus ingresos y el dinero de los bien
intencionados compradores del comercio justo hacia las peores corporaciones.
En segundo lugar, la dependencia de estos emprendimientos o proyectos
con respecto a los compradores, solidarios o no, los vuelve frágiles, volátiles y
vulnerables —como las propias condiciones del mercado—, a las condiciones
del mercado, tal como se evidenció en la crisis del café que arruinó a miles
de pequeños productores a lo largo del mundo, y que motivó el surgimiento
del mercado de café orgánico. Mercado que no sólo enfrenta el costo de la
certificación, sino que aun así sigue amarrado a las oscilaciones de los precios
internacionales. La situación se agudiza en este momento, con la crisis europea,
cuando cientos de productores de miel y café no encuentran compradores6.
El Comercio justo, que efectivamente encontró un nicho de mercado,
supuestamente surgido para apoyar a los productores de café y posteriormente
ampliado a diversos tipos de productores de paises en vias de desarrollo, en
realidad generó un nicho de empleo para certificadores e intermediarios: “…
60,000 voluntarios están implicados en 15 países europeos, se han creado 4,000
empleos en 3,500 Magasin du monde (Tiendas del Mundo) y su tasa media de
crecimiento es del 20% anual…” (Eme y Laville, 2004: 45). El Comercio justo,
sin duda constituye una forma solidaria de asociación y personalización, e
implica un cambio de conciencia en innumerables consumidores de los países
ricos y crecientemente en los países productores. Pero, el problema no radica en
la existencia o no de un sector denominado comercio justo, sino en la orientación
de los proyectos que proveen los productos al comercio justo. Si en los lugares
de origen, se promueven sistemas productivos diversificados y el producto
exportable constituye sólo uno más de los productos, y por tanto el ingreso
derivado de su venta un complemento, se puede estar hablando de una proyecto
sustentable y sostenible, sí, por el contrario, la producción para la venta en los
mercados de comercio justo estimula la mono-producción y la dependencia
de una mercancía para la venta, está reproduciendo las mismas situaciones de
dependencia que la revolución verde, cuando al propagandizar las ventajas del
incremento de la productividad obvio las “complejidades de la economía real
de mercado” (Cecon, 2008) los problemas de precios, intermediación, acceso a
los mercados y sobre todo de poder adquisitivo, incrementando la situación de
desventaja y dependencia de los campesinos. Apostar a la venta de un producto,
aunque sea en los canales del Comercio Justo, mantiene la dependencia con
respecto del mercado y por tanto la vulnerabilidad de los campesinos. Algunas
organizaciones, como la Tosepan Titataniske, al percatarse de la relación de
6
Comunicación personal, organizaciones de Chiapas y Puebla.

140
Mercados locales para la abundancia

dependencia con respecto del mercado, aunque sea justo, están comenzando
a plantearse la necesidad de un proceso de reconversión, hacia la soberanía
alimentaria, considerando prioritaria la atención de las necesidades de consumo
de sus socios, en segundo lugar el intercambio a nivel regional, para disminuir
su dependencia con respecto a la exportación de café.

Garantizando el autoconsumo con la generación de empleo local a partir de


una mayor diversidad productiva, la creación de redes solidarias y de formación
continua en pro de la mejora de la calidad de vida de la población local y una
progresiva expansión local (Gutierrez, 2011).

El reconocimiento de la importancia de la economía local, y de la


recuperación de la soberanía alimentaria comienza a reproducirse entre
organizaciones indígenas y campesinas. En Tlaxcala destaca la experiencia de la
organización Vicente Guerrero, que asociada con otras organizaciones impulsa
los mercados alternativos, donde ofrecen al público productos orgánicos, pero
sólo después de haber satisfecho sus necesidades de consumo. La organización
realiza anualmente una feria de maíz, donde se intercambian semillas nativas.
Fue asimismo el motor que cabildeó para que Tlaxcala fuera declarado estado
libre de transgénicos.7
Como argumento adicional en contra de los proyectos que apuestan al
mercado, desde su propia lógica y no desde la visión alternativa, se puede
señalar que los grandes productores y las corporaciones suelen barrer a los
pequeños cada vez que lo desean, sin importar que tanto se hallan capacitado
o mejorado los procesos y si no los desplazan, los absorben imponiéndoles sus
reglas.8 En similar situación en cuanto a dependencia, se encuentran infinidad
de proyectos de producción de artesanías, tanto los que mediante asesoría han
innovado y mejorado procesos, como los que siguen produciendo chácharas sin
mayor utilidad, que como ya se ha analizado por lo general suponen condiciones
de auto-explotación (Pérez, Rebollar y Monroy, 2007; Zarate, 2001).
Una localidad con actividades suficientemente diversificadas y donde las
personas se han convertido en pro-consumidores, es decir productores, en el sentido
que ofrecen localmente un bien o servicio y consumen localmente bienes y
servicios, resulta relativamente autosuficiente y por tanto resiliente (Brauch, 2005);
o sea que puede superar condiciones de aislamiento porque tiene en su entorno
las condiciones para su reproducción. Subrayo que relativamente autosuficiente
pues las condiciones de reproducción suponen sobre todo lo básico, pero no
7
Datos de campo de tesis dirigidas (Rodriguez Roncancio, 2013) y Lilia Medina (en Proceso).
No hace mucho circuló por la red la denuncia en contra de Starbucks quien pretendía firmar
8

contratos de exclusividad con los productores de café orgánico, con el peligro de una vez que
tuviera el monopolio, manipular los precios a su conveniencia.

141
Laura Collin Harguindeguy

todo. Por un lado se encuentran productos que por sus condiciones naturales,
sólo se producen en determinadas latitudes como el café, el cacao, las frutas
tropicales, el vino entre muchas otras; por otro lado las que podrían darse en
todas partes pero su producción depende de cualidad o talentos especiales como
los bienes culturales y los bienes o servicios que por su naturaleza requieren cierta
concentración como hospitales de especialidades, centros de educación superior
y/o investigación y ciertos productos. Porque estos bienes también responden
a necesidades, las localidades sólo pueden ser relativamente autosuficientes y
requieren generar cierto excedente para acceder a aquellos bienes que no se
obtienen localmente. Pero ¿cómo hacer para que la producción de excedente
no se transforme en deseo de acumulación, de lucro y de caer nuevamente en
la lógica de la reproducción ampliada del capital? La solución se encuentra en
la noción de umbral propuesta por Iván Ilich.

La importancia de la noción de umbral


para establecer una lógica reproductiva

Ilich, un visionario en su tiempo, presintió los peligros de la industrialización,


y se percató que las máquinas hechas para simplificar el trabajo humano
podían terminar por dominarlo. Muchos otros han mencionado la tiranía de las
maquinas. Las máquinas estimulan la producción a escala y el requerimiento
de trabajo asalariado; pero son inermes, no tienen intenciones, por tanto para
que terminen dominando a los hombres deber ser máquinas animadas con la
lógica de la reproducción ampliada del capital.
Marx y los anarquistas intuyeron que el problema de la concentración de
la riqueza se encontraba en la propiedad privada de los medios de producción y
abogaron por la socialización de los medios de producción o la colectivización.
Žižek (2003), sostiene que sólo vieron el síntoma, no el trauma, no la causa.
Diría que no vieron la lógica que conduce a la acumulación y ésta es la lógica
de la reproducción ampliada del capital. Una lógica es una relación causa efecto,
puede trasponerse a una fórmula matemática, A + B = C, la cuestión es cómo
superar una lógica que inevitablemente lleva a la concentración, es en este
punto donde opera la idea de umbral.
Hoy se dispone de máquinas que pueden servir al hombre, reconoce el
propio Ilich, y allí es donde opera la idea de umbral. Cada cosa, cada actividad
tiene su umbral si se traspone, se cambia de lógica, se mac-donaliza el proceso
de trabajo (Ritzer, 2005). Ritzer propone el concepto de macdonalización,
para la extensión de la lógica de la producción en serie, y la priorización de
la cantidad sobre la calidad, a la mayoría de las actividades, de manera que
sistemáticamente aparecen mac-doctores, mac-dentistas, mac-universidades. En las

142
Mercados locales para la abundancia

actividades productivas el umbral se encuentra dado por el ritmo de la producción


que pueda absorber una unidad doméstica. Esto lo saben muy bien infinidad
de artesanos que se resisten a concentrarse y prefieren mantener sus talleres
familiares. Hablar de una unidad doméstica no significa necesariamente de
una familia biológica, sino que se cumpla con las características identificadas
como propias de la UD, es decir la ausencia de relaciones salariales, arreglos
en ritmos y tiempos de acuerdo con capacidades y disponibilidad, para que
los integrantes cumplan sus fines personales (Coraggio, 2009). Si se requiere
contratar personal, normas y establecer horarios; lo más seguro es que se esté
traspasando el umbral.
En otras actividades el umbral se encuentra en relación por la calidad-
calidez de atención. El médico no podrá tener más pacientes de aquellos a los
que pueda atender, escuchando y prestando atención (valga la redundancia) en
las horas del día. El director de tesis no podrá asumir más tesistas que aquellos a
los que pueda leer, hacer observaciones, orientar y realmente asesorar o dirigir.
El maestro no más grupos o alumnos de los que pueda recordar, reconocer y
atender. La redundancia en estos casos, es la idea de atención, que es también
prestar atención, escuchar, conocer, interactuar. Cuando la cantidad de atendidos
impida el conocer-escuchar-sentir con el otro, solidarizarse, entonces ya no se está
prestando atención, ya no se atiende y el otro se convierte de paciente–discípulo−
alumno, en cliente como pretende la prédica neoliberal. La noción de umbral,
que también puede ser entendida como límite, aporta a definir el tamaño de la
actividad económica. A esta se suma la de ajustarse a la demanda en términos
de necesidad.

Conclusiones

Cuando se pretende cambiar el mundo, romper con una forma de pensar, con una
lógica transformada en habitus, es decir en reacciones automáticas, no pensadas
(Bourdieu, 1987), como la preferencia de los productos industriales, como
símbolo de estatus, resulta indispensable apelar a la conciencia, a la formación
de una nueva subjetividad. Hoy existen a nivel mundial múltiples experiencias
que pretenden avanzar en la construcción de nuevas y renovadas relaciones
sociales, entre ellas las denominadas Comunidades de Transición (Hopkins,
2008) caracterizadas por la previa discusión de normas y estatutos de relación.
Evidentemente, estas nuevas comunidades, se diferencian sustantivamente de
las comunidades tradicionales, tanto por la adhesión voluntaria, como en la
promoción de los acuerdos, o de los estatutos mediante la discusión colectiva.
En México, y otros países de raigambre indígena, persiste la racionalidad
reproductiva en las sociedades campesinas, pero también como parte del bagaje

143
Laura Collin Harguindeguy

que los campesinos aportan a las ciudades. Persiste reprimida, considerada


expresión de un tradicionalismo refractario al progreso y la modernización.
Si en nombre del desarrollo se vilipendio a la lógica reproductiva, en función
del posdesarrollo (Escobar, 2005), cabe reivindicarla. En dos generaciones se
puede cambiar la visión del desarrollo, la transmutación puede lograrse:

Sólo si se organiza un estilo de vida que cubra todos los aspectos relevantes,
incluyendo las imágenes sobre el hombre y la naturaleza de la sociedad una
filosofía de la vida diaria que comprenda criterios de conducta razonable según
el sentido común (Polanyi 2009:63).

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147
TIANGUIS ALTERNATIVOS:
ALCANCES Y DIFICULTADES

Ma. Eugenia Santana Echeagaray1

Resumen

En este texto se discuten los alcances y las dificultades


del intercambio entre productores directo a
consumidores en los tianguis “alternativos”, como
se propone llamarles a los conocidos “mercados
orgánicos”. Se cuestiona el hecho de que los precios
de algunos productos fluctúan conforme lo hace el
mercado capitalista. Sin embargo, se acepta que la
dificultad de poner precios a estos productos no es
pequeña. Se discute el concepto de ‘valor’ desde
diferentes posturas teóricas y lo que se conoce como
“precio justo”, y se señala que muchos consumidores se
ven excluidos del consumo de productos alimenticios
e inocuos por los precios altos. Se propone el uso
de monedas comunitarias como una vía de ampliar
los intercambios y posibilitar la compra de estos
productos a quienes ahora no tienen acceso a ellos
por falta de dinero. Finalmente, se entiende que los
tianguis no tienen ese objetivo declarado y en cambio
sí la oferta de productos inocuos a la población.

1
Profesora/investigadora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Sociales, Universi-
dad Autónoma de Chiapas.

149
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

Introducción

México ha participado de un movimiento global de comercio de productos


locales aparecido a principios de milenio. En efecto, a pesar de que la Economía
hegemónica promueve el comercio de mercancías de cualquier parte del mundo,
en muchas ciudades han surgido muy diversos mercados o tianguis que ofertan
solamente productos locales, muchas veces orgánicos y con características
culturales muy propias, como por ejemplo, comida preparada típica del lugar;
otra característica notable es que los vendedores de estos tianguis son los
mismos productores, lo cual no es común en los mercados tradicionales cuyos
vendedores son intermediarios de una larga cadena, además de que se ofrecen
productos traídos de lugares distantes y desconocidos, cuya producción es a gran
escala y haciendo uso de agro-tóxicos y similares a los productos de mercados
de cualquier otro lugar del mundo.

Puesto del Mercado orgánico de Tlaxcala, Tlax.

Foto: Ma. Eugenia Santana E.

Los mercados o tianguis locales –también llamados “orgánicos” o


“alternativos”- se han vuelto muy populares porque, por un lado, dinamizan

150
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

la economía local, brindando un punto de venta a los pequeños productores,


quienes ofrecen alimentos de calidad; al no utilizar fertilizantes, ni otros
agro-tóxicos, estos productores cuidan el medio ambiente y la salud de los
consumidores; adicionalmente, en estos tianguis no se utilizan empaques
contaminantes, por lo que generan pocos desechos. Por otro lado, la oferta
de productos es limitada en comparación a los mercados tradicionales (aún
que los supermercados), sin embargo, son productos básicos que satisfacen
gran parte de las necesidades alimenticias de las familias: hortalizas, lácteos,
miel y derivados, pan, tortillas, tamales, carne de conejo, chocolate, frutas, e
incluso medicina en microdosis y muchos otros productos. El que la oferta
no sea excesiva ni de cosas innecesarias tiene la ventaja de que se desalienta
el consumismo y favorece el ejercicio de un consumo responsable y solidario,
por parte de los clientes (Santana, 2011a).
Por las características señaladas, en una publicación anterior consideramos
a estos tianguis como experiencias de economía solidaria,2 es decir que,
además de esas cualidades, los actores participantes en estos tianguis estaban
buscando un intercambio “alternativo” al del mercado capitalista y con ello una
propuesta de economía diferente. En este texto se discuten algunos elementos
que no observamos anteriormente, y se presentan tanto los alcances, como las
dificultades que hemos percibido al ser consumidores frecuentes en uno de estos
tianguis. Para hablar de ellos, nos basamos principalmente en una investigación
realizada entre 2010 y 2012 sobre los intercambios recíprocos, realizando
trabajo de campo en diversos tianguis alternativos de México como el llamado
“Tianguis orgánico de Tlaxcala”, el “Tianguis Purépecha de Michoacán” y la
“Feria Anual Vida Digna”, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, todos en México.
Principalmente me referiré a las reflexiones que ha provocado la observación
participante y las entrevistas realizadas en el tianguis de San Cristóbal de Las
Casas, Chiapas, llamado “Comida Sana y Cercana”.

Tianguis alternativos

Para empezar, proponemos adoptar la expresión de mercados o tianguis


“alternativos” no sólo por las diferencias con los mercados tradicionales
mencionadas más arriba, sino porque al denominarles mercados o tianguis
“orgánicos” –como los nombra la Red Mexicana de Tianguis y Mercados
Orgánicos, A.C.-3 se centra la atención en los productos orgánicos. Pero esa

2
Así se afirma en la publicación citada. (Santana 2011a).
3
En 2004 se fundó en México la Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos, con al
menos 15 asociados. Son pequeños mercados que tienen un punto de encuentro semanal,
donde se realizan intercambios recíprocos campo-ciudad. Más información en: http://
tianguisorganicos.org.mx/

151
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

es sólo una de sus facetas y al llamarles así, se pone en segundo plano a una
gran variedad de productos elaborados que ahí se ofrecen, que si bien no todos
son orgánicos, sí son productos más sanos que los comerciales, por ejemplo
las tortillas hechas a mano con maíz criollo –son de mayor calidad que las de
Maseca- o pan casero que no tiene conservadores, el cual es mucho más sano
que el pan “de marca” aun cuando no se elabore con harina de trigo orgánico.

Feria Nacional “Vida Digna”, Dolores Hidalgo, Gto.

.
Foto: Ma. Eugenia Santana E.

Pero más allá de los productos orgánicos y no-orgánicos, lo que se busca


con el vocablo “alternativos” es poner en primer plano a las personas que
participan en los intercambios, no sólo los “vendedores” o los “compradores”,
sino ambas partes del binomio. Ver a la persona y no sólo al sujeto que posee
los productos y del otro lado ver al cliente que pagará dinero por ellos, sino las
relaciones que se generan entre ellos.

152
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

Tianguis “Comida Sana y Cercana”, San Cristóbal Las Casas, Chis.

Foto: Ma. Eugenia Santana E.

Generalmente estos mercados locales alternativos “se ponen” una o dos


veces a la semana, en un lugar definido, que no se usa exclusivamente para la
compra-venta, como parques, plazas de pueblos o jardines de un lugar abierto
al público. Es común ver a la gente conviviendo porque suele haber mesas para
desayunar ahí mismo y tomar café o atole. Así, además de la compra-venta, se
dan relaciones de vecinos y de amigos. Los clientes conocen los nombres de los
productores vendedores y les preguntan acerca de su familia, su vida en general.
Estas relaciones cordiales nos llevaron a pensar, en un principio, que
existían relaciones de reciprocidad y ayuda mutua entre productores-vendedores
y consumidores-clientes. Sin embargo, observando con más detenimiento el
manejo de los precios de algunos productos, nos preguntamos si son relaciones
diferentes o si se trata de relaciones comerciales capitalistas, como en cualquier
otro mercado. Este es el argumento que se busca discutir en este texto.

153
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

Calidad y precio

Los precios de los productos de este tipo de mercados son un poco más elevados
que en los mercados comunes donde se venden productos cuya inocuidad no
está garantizada y los clientes frecuentes lo saben: los productos orgánicos suelen
tener precios más altos, porque exigen mayor uso de mano de obra; igualmente,
los productos procesados a pequeña escala, caseros o manufacturados, son más
caros respecto a los industrializados.
Los clientes lo saben y están dispuestos a pagar por la calidad, aunque
esto excluye a quienes no pueden pagarla, de lo que se hablará más adelante.
Lo que no queda muy claro es que el incremento de precios en estos tianguis
sea consecuencia de la elevación de precios en el mercado capitalista, sin
una aparente razón local, como sería por ejemplo la caída de heladas u otro
fenómeno meteorológico que dañara las hortalizas y provocara un aumento
de precio. Ponemos por ejemplo el caso del huevo, sucedido recientemente.
Un producto muy demandado es el “huevo de rancho”, es decir, de
gallinas libres, criadas con maíz, que no reciben hormonas, ni las mantienen
despiertas artificialmente. El huevo de rancho u orgánico, es un producto
saludable que pueden consumir aun aquellas personas a quienes los doctores
prohíben comer productos animales por cuestiones de salud. Pues bien, el
precio de este producto, era de 3 huevos por $10 ($3.33 la unidad), que ya era
alto comparado con el llamado “huevo de granja” de $1.00 la unidad y un
poco más que en el mercado municipal (a $3, la unidad). Cuando en 2012 se
presentó la “gripe aviar” en las granjas de Jalisco y obligó a sacrificar miles de
aves, sobrevino una escasez del huevo de granja en muchos estados del país y
su consecuente elevación de precio llegó hasta los super-mercados de Chiapas.
Afortunadamente, en San Cristóbal de Las Casas, no llegó el virus de la gripe
aviar y aunque se elevó el precio del huevo de grandes granjas, los precios del
huevo de rancho no se elevó en el mercado municipal, cuyas productoras lo
seguían vendiendo a $3.00 la unidad. Sin embargo, en el tianguis alternativo
se encontró el huevo de rancho más caro de lo que ya era: a $4.00 la unidad,
a pesar de que este producto no se vio afectado por la gripe aviar. Entonces la
pregunta que surgió fue: ¿por qué tendría que subir el precio de este producto
local? O acaso se está aprovechando la oportunidad para poner un precio más
alto a un producto que no tendría por qué subir. Tal pareciera que este mercado
alternativo se comporta con los precios al igual que el mercado capitalista. En
ese caso, ¿podríamos seguirle llamando “mercado alternativo” o simplemente
mercado local?, que incluso se convierte en un mercado elitista, pues a ese
ritmo, muchas personas no podrán acceder a estos productos sanos y cercanos.

154
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

Cuando los precios son altos por la cantidad de trabajo necesario y el


cuidado de la producción a pequeña escala, los consumidores pagan más por
los productos porque aprecian esos productos y ese trabajo, porque se busca
un “comercio justo” en que los productores tengan mayor ventaja que en el
mercado público capitalista. Pero cuando el productor puede ofrecer un mejor
precio a sus clientes, resulta que se comporta como un mercader y simplemente
en la lógica del mayor beneficio, decide: “está alto el precio de este producto, lo doy
caro yo también, aunque mis costos no se hayan elevado, para ganar más”.
Otros ejemplos similares al de los huevos se presentan con los precios de
otros productos locales que suplen a productos agrícolas que en el mercado
tradicional son traídos desde lugares distantes, como Michoacán por ejemplo,
y que suelen tener precios elevados, mayormente cuando se trata de productos
de exportación. Los elevados precios de productos michoacanos, se decía en
2012, se debían a la especulación que se ejercía sobre algunos alimentos; además
se encarecían por las estrictas condiciones que se exige a los productos de
exportación y, por supuesto también, el costo del flete que por más de 1500 km
de distancia e incluso por la dificultad de transitar los caminos en situaciones
de alto riesgo por la inseguridad que impera en aquel estado, eleva el precio del
producto. No concurren estos elementos en un producto similar que se vende
en el mercado alternativo de San Cristóbal, de ahí la pregunta: entonces ¿por
qué elevar de esa misma forma el precio de un producto local que va directo
del productor al consumidor? ¿se justifica el elevado precio?
Es cierto que los pequeños productores agrícolas no cuentan con capital
para adecuar la tierra a condiciones óptimas para la producción; que los
micro-productores agrícolas no tienen subsidios y que cuando tienen daños
por fenómenos meteorológicos, el seguro agrícola (si lo tienen) jamás cumple.
Incluso estamos de acuerdo en que iniciar el cultivo de un producto en forma
orgánica y con mano de obra familiar debe pagarse a un precio más alto que
la producción a gran escala. Por eso se entiende que en este tipo de tianguis
los consumidores acepten pagar más por un producto. Es entendible también
que los precios de productos naturales fluctúen de acuerdo a las estaciones del
año. Lo que no se explica es que suba conforme lo hace el mercado nacional
de ese producto.
Pero la idea de que los productos orgánicos son siempre más caros no
es generalizable. Existen productores de Guatemala que consideran que los
costos de los alimentos orgánicos pueden bajar porque se ahorran la compra
de los agroquímicos y utilizan mano de obra familiar y con precios más bajos
los comercian en algunos pueblos donde la gente no tiene poder adquisitivo,
es decir en forma solidaria le bajan el precio a sus productos, para quienes
no pueden pagar más.4 Esto no quiere decir que los precios de los alimentos

4
Peter Rosset, comunicación personal.

155
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

orgánicos deban ser bajos a costa de sus productores. Lo que se afirma es que
es deseable que mayor número de personas pueda tener acceso a ellos.
Lo que sucede es que los precios de los tianguis locales fluctúan con los
precios del mercado nacional porque no se ha hecho un cálculo de los costos en
la producción (incluyendo mano de obra), ya que este cálculo es difícil de realizar
para campesinos que nunca habían sido vendedores directos al consumidor.
Es decir, si el precio antes lo ponía el intermediario y ellos normalmente lo
aceptaban, no lo tenían que calcular. Afirmamos que el costo de producción no
es fácil de calcular si se consideran los costos de renta de la tierra –aun cuando
sean terrenos propios-, la mano de obra –aunque sea familiar- y otros insumos
de producción. Entonces es más fácil para ellos, conocer el precio en el mercado
capitalista y elevar un poco más (o más de un poco) el precio y así venderlo.
En el tianguis de Comida Sana y Cercana de San Cristóbal de Las Casas
un equipo de investigadores-consumidores, se ha propuesto establecer un
proceso de “certificación participativa” que analiza los procesos de producción
y da reconocimiento a los productores que cumplen con la inocuidad de los
productos, respeto al medio ambiente en la producción y otros elementos
requeridos, pero no se analiza todavía la parte comercial: cómo poner precios
a los alimentos. Esto correspondería a otra rama de estudio en la que podría
ser útil la colaboración de otros académicos, no sólo para establecer los precios
sino también una ganancia digna para los productores.
Lo que resulta desconcertante es que, por el elevado precio, haya productores
que “se quedan” con su producto: cajas enteras del producto sin vender que al
final del día venden en el mercado tradicional (municipal) a precios más bajos
para no tener que volver con el producto a su casa. Estos productores han
expresado también la idea de transformar su producto para poder venderlo,
porque les sobra mucho, cuando en su estado natural es un producto muy
deseable sin la necesidad de transformarlo. Entonces la pregunta que surge, ¿por
qué no vender el producto a un precio menos elevado en este espacio donde
es valorado pero el precio alto impide comprarlo? Es verdad que al finalizar
el día de venta los propios productores-vendedores hacen trueque entre ellos
y se llevan productos a cambio de los que aportan, lo cual es positivo, aunque
los obstáculos del trueque son conocidos: tiene que haber coincidencia entre
los deseos de ambas partes para el intercambio y de la equivalencia del valor
de lo que se intercambia, pero sobre todo. Pero en ello tampoco se incluye a
los consumidores de menos recursos.
Quiero enfatizar que el problema no es que un producto sea caro, mientras
lo justifique; el problema es que los precios se elevan al ritmo del mercado
capitalista y que se opte por no vender el producto, a bajarle un poco el

156
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

precio. El interés de poner este tema sobre la mesa no es el de desacreditar a


los productores de estos tianguis –reconocemos que los campesinos merecen
recibir un mejor pago por sus productos-, sino analizar las dificultades, para
encontrar la manera de que más personas tengan acceso a alimentos sanos e
inocuos. Que no sea un privilegio de los que “pueden pagarlos”. No perdemos
de vista que existen también muchos productores-vendedores que son sensibles
a esta realidad y lo muestran en sus ventas.

El valor de los productos y de las relaciones

En un artículo publicado hace tres años, referíamos lo siguiente:

… en los mercados alternativos las personas son importantes, no sólo sus productos.
Los productores-comerciantes crean lazos sociales con los consumidores y lo
central son los actores, no los bienes. La relación entre las personas es una de las
principales características de los tianguis alternativos (Santana, 2011a).

Seguimos sosteniendo que esto es verdad. No obstante, creemos que los


productores, como los consumidores son muy diversos entre sí y mientras para
unos la relación social con sus clientes es algo ‘valioso’ para otros es estrictamente
una relación comercial, donde lo importante es la venta.
¿Cómo valora la gente las relaciones sociales, los bienes y el pago de estos
bienes? la forma como son valorados varía de una cultura a otra, incluso de
una persona a otra, ello obliga a discutir el concepto de valor.

¿Qué es el valor?
Hay que distinguir el valor que se le da a una relación y del que se le da a
un bien o producto. Cuando se trata de definir el ‘valor’, hay tantas cuestiones
involucradas, que resulta complejo llegar a acuerdos. Por eso los antropólogos
no han logrado establecer una “teoría general del valor” (Graeber, 2001), pues
se incluyen en éste elementos tan diversos, como se aprecia en la siguiente cita:

Los valores se establecen recurriendo a códigos sociales, simbólicos y culturales en


los que entran en juego cuestiones de clase, raza e identificaciones de género, además
de emociones y asuntos prácticos. Distintos tipos de capital se estiman haciendo
referencia a una gama de valores sociales que están entretejidos con, y determinan
hasta cierto punto, el valor monetario que se atribuye a un bien particular. Un
recurso específico, sea monetario o no, sólo puede convertirse en capital cuando
se articula a circuitos de significación en los que su valor es estimado y negociado
de acuerdo a estándares, normas y expectativas particulares (Villarreal, 2007:24).

157
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

Por ello, para comprender el valor, se revisará primeramente el concepto


desde la teoría clásica y desde la economía marxista, después desde el punto
de vista antropológico, para llegar finalmente a algunas conclusiones.

El valor en la teoría económica clásica


En la teoría económica clásica, el valor es la utilidad que un individuo
obtiene como resultado de un proceso de producción o los rendimientos de
una transacción (lo que conocemos comúnmente como “ganancia”). Adam
Smith y los economistas clásicos propusieron una teoría que descansa en tres
principios fundamentales:

a) Lo esencial para el sistema económico es la acumulación de capital;


b) La limitante son los recursos escasos;
c) La ley de rendimientos decrecientes provoca disminución del
crecimiento y por tanto empobrecimiento progresivo.

De acuerdo a estos principios, lo imprescindible es la búsqueda de ganancias


en un mundo de recursos escasos. Los medios pueden ser útiles para distintos
propósitos: tiempo, dinero, energía (si no fuera así, no sería necesario “tomar
decisiones”), pero siempre son escasos, de ahí la importancia de la “elección
racional” que es la que otorga el mayor beneficio al menor costo. El producto
marginal de un factor de la producción es el incremento de la producción total
(ganancia o valor) cuando se añade otra unidad de ese factor y se mantienen
constantes los efectos de los otros factores. Saber tomar “decisiones correctas”
(o racionales) es hacer uso de los bienes escasos con cautela y –en el caso de
los rendimientos decrecientes- saber en qué momento debe dejar de agregar
una unidad más de cualquiera de los factores de producción, para obtener los
mejores resultados al costo más bajo (Plattner, 1991:28).

El valor en la teoría marxista


Marx (1978 [1867]) trató de descubrir la ley del valor y de la acumulación de
capital, así como de la plusvalía, en una sociedad en la que todo es mercancía,
incluyendo el trabajo humano, a partir de un análisis minucioso de ésta –la
mercancía- y del mercado.
Un artículo útil tiene valor porque en él se ha incorporado o materializado
trabajo humano. Este valor se mide por la cantidad de trabajo socialmente
necesario para crearlo.5 Sin embargo, los bienes de la naturaleza, por ejemplo,
5
El ‘trabajo socialmente necesario’ es “… el promedio de fuerza de trabajo de la sociedad para
producir ese artículo, bajo condiciones normales de producción y con un grado promedio de
habilidad e intensidad prevalecientes en el momento” (Marx, 1978:48-49).

158
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

tienen valor de uso, pero no se les ha incorporado trabajo. También hay que
distinguir la producción de bienes con trabajo propio para la satisfacción de las
propias necesidades (valores de uso, mas no mercancías), de la producción de
valores de uso para otros (Marx, 1978:50), es decir, valores de uso social (y que
puedan transferirse mediante un cambio); si la cosa no es útil para los demás,
tampoco lo es el trabajo que contiene, el trabajo no cuenta como trabajo y en
consecuencia, no crea valor (ibid., 51).
Para Marx existen al menos dos tipos de valores:

– Valor de uso. Una mercancía es una cosa que por sus propiedades
satisface necesidades humanas de diversa índole.
– Valor de cambio. Este cambia según el lugar y el tiempo. A primera
vista parece ser una relación cuantitativa, porque dos cosas diferentes
que se quieren intercambiar tienen que valorarse con una medida
común. ¿Qué puede ser común a dos mercancías tan diferentes como
el hierro y el cereal?, se pregunta Marx. Por lo que toca al valor de
cambio, cada una de ellas debe ser reductible a una tercera: el dinero.

Marx insiste en que el dinero es la medida de valor por excelencia, la forma


de manifestación necesaria, pero el valor inmanente a las mercancías es el
tiempo de trabajo, mientras que Harvey (1990) afirma que la monetarización
progresiva de las relaciones en la vida social transforma las cualidades del
tiempo y el espacio. Los ciclos de producción, circulación y consumo trastocan
la vida social: se incrementa la competencia por los mercados, se explota más
el trabajo (se exige cada vez mayor productividad), crece el estress y se disuelven
las relaciones humanas.

Valor desde la antropología


Los antropólogos sostienen diversas posturas: Appadurai (1991:17) afirma
que “[…] el intercambio económico crea valor. El valor está contenido en
las mercancías que se intercambian. […] Las mercancías pueden definirse
provisionalmente como objetos de valor económico”. Con respecto a la forma
de entender el término ‘valor económico’ Appadurai sugiere acudir a Simmel
(1977 [1958]), para quien el ‘valor’ no es una propiedad inherente a los objetos,
sino el juicio que de ellos emiten los sujetos (lo que es valioso para unas personas,
no lo es para otras).
Malinowski (1975) afirma que cuando un bien se cambia por otro bien,
haciendo trueque o usando algún tipo de moneda, se trata de un intercambio
y esta transacción pone de manifiesto que se valora el objeto que se quiere

159
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

adquirir. El principal objetivo del intercambio es obtener algo útil, aunque


también puede ser muestra del valor que se otorga al trabajo de quien lo elaboró.
Entre los bienes que se venden en cualquier parte del mundo se encuentran, por
ejemplo, los ingredientes para preparar alimentos: verduras, frutas, alimentos
elaborados, lácteos y otros productos de origen animal; enseres domésticos,
como ollas, muebles e incluso bienes inmuebles, etc. En cambio, cuando se
entregan bienes y no se espera recibir algo a cambio, al menos no enseguida,
como los regalos –las flores, la música, etc.-, pero también se regalan fiestas,
celebraciones y animales queridos (Mauss, 1979), son dones que se valoran de
manera diferente, tienen un aprecio en el que las emociones están presentes.
Estos dones se otorgan porque se aprecia a la persona y se quiere mantener
una relación social (ibid).
Por otro lado, está también el valor de la acción que, según Munn (citado
por Graeber, 1991:45) trasciende al valor que la gente le concede a las cosas,
lo que nos lleva hacia el valor de las relaciones. Por ejemplo, dice, si alguien le
da un trozo de pastel a otra persona, no sólo es para satisfacer su apetito, sino
para demostrarle buena voluntad, confianza; lo mismo sucede con otros dones
más preciados que los objetos materiales entre algunos grupos de personas:
favores, cortesías, ayuda en caso de urgente necesidad.
Los antropólogos económicos sustantivistas se interesaron en cómo la gente
trata de resolver no sólo el asunto de la ‘subsistencia’ material en la realidad,
sino también formar parte de una red de relaciones, lo cual, –como afirma
Polanyi (2000:75)- en última instancia concierne al asunto de la subsistencia.
El mantenimiento de los lazos sociales es fundamental porque el individuo es
parte de un grupo con el que hay que ser generoso para ser aceptado y el mismo
grupo será generoso con él. Estas son formas de mantenerse vivo, afirma Polanyi.
Desde el enfoque de las necesidades humanas, la identidad y la pertenencia a
un grupo forman parte de las necesidades humanas fundamentales (Elizalde,
2005). Muchos economistas, en cambio, no conciben que todos los intercambios
de bienes y servicios se incluyan en redes sociales.
Long y Villarreal (2004:27) hablan de las “divisas sociales” que funcionan en
el sistema capitalista y constituyen valor, incluso en ocasiones, una transacción
comercial puede ser imposible sin ellas. Tal es el caso de las relaciones con
múltiples actores o tener “buenos contactos” con las personas adecuadas.
Asimismo, el prestigio de ser “buen pagador”, “trabajador responsable”, etc.
son ‘divisas sociales’ que abren las puertas a créditos y permiten tener acceso
a las mercancías.
Volviendo a nuestro caso, apuntaríamos que en algunas circunstancias, los
intercambios o bienes que circulan en los mercados alternativos se encuentran
en una situación intermedia, entre compra-venta y don: por parte de los clientes,

160
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

hay interés en adquirir algo valioso y al aceptar pagar un poco más, se muestra
aprecio por ello; pero también la fidelidad de comprar en estos mercados va más
allá de eso: la relación con los productores, el deseo de que se sientan apoyados
en su esfuerzo de producción limpia, saber sus historias y avatares, es parte
de la relación que se construye semana con semana. A su vez, muchos de los
productores-vendedores son generosos con sus clientes y valoran la pertenencia
a esta red y las relaciones que ahí se generan.
Lo que puede observarse es que las motivaciones son muy diversas y se
notan en los comportamientos de los productores: hay quienes desean establecer
relaciones recíprocas con sus clientes; otros ven al tianguis sólo como un punto
de venta donde sus productos pueden venderse a precios más altos y así obtener
el mayor beneficio posible. Esto último no es una crítica, sino una realidad que
se reconoce como parte de la investigación.

Valor y precio

Podríamos afirmar que las diversas posturas teóricas del valor están presentes
en los actores de estos tianguis, si se trata de fijar un precio en los productos. En
todos influyen, claro está, los costos de producción y la necesidad de obtener
ganancias económicas; lo cual es diferente a buscar “la mayor ganancia posible”,
que sería el caso de muchos pero no de todos y, por otro lado, los que cuidan
las relaciones sociales.
Me refiero a esa parte del pago, que posiblemente muchos vendedores no
reconozcan, pero muchos sí, que aquí hemos nombrado reconocimiento social
y pertenencia a una red formada por productores-vendedores y consumidores
que están conformando una red de pares, es decir donde todos se ven como
iguales. En este caso, ¿cuál sería, entonces, el “precio justo”?
Simmel ([1958] 1977:72-73) explica que no existe tal cosa como un precio
fijo “justo” porque el precio depende de las ventajas subjetivas que le otorgan
a un objeto tanto el vendedor como el comprador; el intercambio sucede
cuando ambos llegan a un acuerdo intermedio en el valor (pues el vendedor
siempre quiere más y el comprador busca pagar lo menos posible).6 Para llegar
a obtener un precio justo, tal como lo explica Simmel, tendría que haber un
acuerdo entre ambas partes. De ahí que el regateo no es injusto si el comprador
quiere adquirir el producto pero el dinero que lleva no es suficiente. Si llega
a un acuerdo con el vendedor, el valor surge del intercambio, es un efecto del
No siempre es así, como ya se explicó: en una Economía Solidaria los compradores estarían
6

dispuestos a pagar más para beneficiar a los productores y que haya una relación más equita-
tiva (Lopezllera, 2004). De hecho esa es la esencia del llamado “comercio justo”. Pero si se
refiere al sistema capitalista, Simmel tiene razón en esta constante tensión.

161
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

deseo individual. En los casos de los precios fijos, que establece el vendedor, al
comprador no le queda más opción, o lo toma o lo deja, dependiendo del valor
que él mismo le otorgue al objeto. De ahí que se concluya que en los precios
fijos no hay “precio justo”.
Para llegar a un “precio justo” es necesario que las dos partes de la compra-
venta actúen con honestidad y no traten de aprovecharse del poder que tiene
cada uno: el vendedor, de fijar el precio y el comprador, de tener el dinero. Pero
lo que está sucediendo en nuestro tianguis es que el regateo es mal visto, quizás
por la mala costumbre en otros mercados en que los compradores regatean sin
valorar y muchas veces abusan del productor. Pero aquí los precios que ponen
los productores actúan como precios fijos, aun cuando muchos de ellos no
se lo proponen así. Esto impide que clientes potenciales se acerquen, por la
imposibilidad de llegar a un acuerdo entre ambas partes. Polanyi (1976:167)
afirma que este acuerdo favorece la integración social:

Con razón el regateo ha sido reconocido como la esencia del comportamiento


contractual. Para que el intercambio pueda ser integrador, el comportamiento
de los asociados debe estar incorporado hacia la producción de un precio que
sea favorable a cada asociado en la medida de sus fuerzas. Tal comportamiento
contrasta agudamente con el del intercambio a un precio fijo.

A decir de algunos vecinos, los precios altos y la imposibilidad de regatear


en el tianguis alternativo de San Cristóbal de Las Casas han contribuido a la
fama de ser un mercado para elites, donde sólo quienes tienen más ingresos
pueden comprar.
Los precios inflados sin otra causa más que “así están los precios en el
mercado público” tienen que ver más con una idea capitalista del valor y menos
con la valoración de las relaciones sociales.7 Cuando se tiene un producto que
no se está vendiendo por lo elevado del precio (tal es el caso que aquí se trató),
el productor-vendedor está apostando a venderlo en otro lugar, con tal de no
bajar un poco el precio, con lo que podría ‘ganar’ relaciones solidarias. Está
presente también, por supuesto, una idea del dinero como el único valor objetivo
y como el “medio para todos los fines” (Simmel, Op. cit.), es decir: vender aquí
para comprar en otro lado. Tampoco ha de perderse de vista lo que señalaba
Harvey (1990) respecto a que el estress disuelve las relaciones humanas y por
supuesto un detonante de dicho estress es la agudización de la crisis económica.
Estas visiones que son válidas en la lógica capitalista, que es la lógica
hegemónica en las transacciones del mundo actual, no es la única visión posible,
existe todo un movimiento que está buscando volver al valor de las relaciones
7
La idea mencionada de que lo esencial para la economía es la acumulación de capital y el
valor único la ganancia.

162
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

sociales como un elemento importante de solidaridad para la sobrevivencia


(como afirma Polanyi). El movimiento por una Economía Solidaria, promueve
las relaciones sociales: comprar a micro-productores es un asunto no sólo de
satisfacción de necesidades, sino también de apoyo mutuo y de cambio social.
Y a propósito de cambio social por la vía de relaciones entre iguales Johnson
(2013:48) afirma:

Hoy estamos eligiendo, cada vez más, otro camino, un camino basado en el poder
de las redes. Y no tienen que ser redes digitales, sino que hablamos de redes en un
sentido más amplio: redes de intercambio y colaboración entre personas.

Uso de monedas comunitarias

Una limitante para comprar a micro-productores es la escasez del dinero,


cuando sus precios son más altos. Ante este problema muchas comunidades
de personas en el mundo están optando por el uso de monedas comunitarias,
también conocidas ‘dinero alternativo’, aunque sólo lo es en parte, por eso se ha
sugerido mejor llamarles “monedas complementarias” (porque complementan
al dinero convencional) o dinero social (porque está controlado por la gente
que lo utiliza). Se trata de un símbolo de valor para hacer intercambios, en
manos de las redes de personas –y no de bancos-, que ha mostrado ser útil
para facilitar la circulación de bienes y servicios entre pares, formando redes
redistributivas. Los bienes pueden concentrarse en un lugar (como tianguis) y
cada participante lleva sus productos y sale con otros distintos, es decir, con
bienes que otros miembros del grupo producen y así se obtiene lo necesario
para el sustento sin la necesidad de dinero convencional (peso, euro, dólar…).
Tanto el dinero convencional, como el dinero complementario, son símbolos
de valor y unidad de cuenta. Por eso, si el dinero es un símbolo, se puede llegar
al acuerdo de utilizar otro símbolo de valor para intercambiar entre personas
que acepten un tipo de vale o sistema de cuenta con el que se puedan hacer los
intercambios de bienes y servicios (Lietaer, 2005). Lo más importante es que
los participantes entiendan que se trata de confiar entre ellos mismos y que el
medio de cambio es un acuerdo.
La ventaja de las monedas comunitarias es que otorgan poder de compra a
quienes no poseen dinero convencional, pero sí poseen habilidades y producen
bienes y servicios. En estos tiempos de crisis, escasea el dinero ya sea por falta
de empleo o falta de venta de los productos o servicios que se ofrecen (debido
a que la gente no puede comprarlos).
La diferencia entre el dinero convencional y el comunitario, es que en
una red alternativa este último se reparte inicialmente por cantidades iguales

163
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

a todos los participantes, de modo que se da crédito equitativo, de antemano


todos tienen la misma cantidad para intercambiar entre sí. Pero como este
dinero sólo se acepta en la red de participantes, lo que se gane con monedas
comunitarias se tiene que usar en el mismo grupo, es decir, alienta a comprar
dentro del mismo grupo, de tal forma que esta riqueza no se fuga hacia otros
lugares, una parte de las ganancias, la de moneda comunitaria, se queda en el
mismo grupo. Decimos “una parte” porque también los productores usarán la
moneda convencional en otros espacios y con otros clientes. Los pesos, también
son bienvenidos porque hacen falta a los productores para otros pagos, fuera
del grupo (como servicios públicos, transporte y demás) (Santana, 2011c).
Los que no forman parte del grupo y no poseen este dinero comunitario,
pueden pagar con pesos los productos o bien, pueden ofrecer sus productos
o servicios donde quiera8 y pedir entrar a la red de la moneda comunitaria,
recibiendo su crédito e intercambiando con los miembros de la red.
Las monedas son emitidas y administradas por un grupo de personas en
quienes la comunidad que las usará confía, por ejemplo, en el caso del tianguis
de San Cristóbal, podría ser el grupo de mujeres fundadoras, convocantes y
coordinadoras del tianguis. El formato de la moneda varía de una comunidad
a otra (Santana, 2011c), ya sean vales (como el Tlaloc en la ciudad de México),
libreta de nota de transacciones (como el Puma en Sevilla, España), o puntos
que se anotan en un sitio de internet (como los LETS de Canadá).
El tianguis alternativo de San Cristóbal sería un lugar ideal para
la introducción de una moneda comunitaria y con eso se favorecería una
distribución más equitativa de los productos, al menos entre los productores,
o “prosumidores”9, quienes ya constituyen un grupo que ofrece una variedad
de productos básicos muy deseables. De hecho los “prosumidores” se compran
entre sí y muchos hacen trueque al final del día de tianguis, como se señaló
antes, por eso la propuesta de usar su propia moneda ha sido bienvenida por
algunos de ellos, pero como se trata de una minoría, no ha progresado. Sin
embargo, con el uso de una moneda comunitaria en la que se incluyeran
productores locales de bienes y servicios, la red se ampliaría, se podrían incluir
muchas personas que no tienen capacidad de compra en pesos, pero sí tienen
capacidades y habilidades que les permitan ofrecer algo a cambio, no en ese
sitio, sino en sus casas o con servicios a domicilio. Eso permitiría a algunos

8
Por ejemplo, un carpintero, un electricista, una peluquera, etc. pueden ofrecer bienes o servi-
cios y recibir moneda comunitaria como pago y a la vez participar en los intercambios de este
tianguis con dicha moneda. Así los productores del tianguis tendrán acceso a estos bienes y
servicios sin necesidad de tener pesos para pagar.
9
Prosumidor: expresión que une las palabras: productor y consumidor. Así se denominan en
Argentina a quienes acuden a vender en los “nodos” o “clubes de trueque” y ahí mismo son a la
vez productores, vendedores y consumidores, de los productos de los otros (Primavera, 2003).

164
Tianguis alternativos: alcances y dificultades

tianguis “alternativos” ser más incluyentes, aunque esa no sea su meta, es


deseable que sus ventajas lleguen a más personas.
Para explicar el funcionamiento del dinero alternativo y sus ventajas
adicionales nos extenderíamos demasiado –lo cual hemos tratado en otros
espacios.10 Sin embargo, lo importante es resaltar que sí hay múltiples opciones
cuando los caminos del mundo “alternativo” parecen “estrecharse”. Es bien
sabido que las ideas diferentes y los nuevos intentos siempre encuentran
oposición y entonces es cuando quienes creen que el sistema capitalista es
el “único mundo posible” reafirman su creencia. Por eso es necesario que
se difunda y se estudien posibilidades reales fuera de este sistema. Mientras
no se hagan visibles otras posibilidades, seguirá prevaleciendo la idea de la
omnipresencia del capitalismo, con su lógica destructiva y desigual inevitable
(de Souza Santos, 2000).

Conclusiones

Es verdad que en los tianguis “alternativos” se revalora el trabajo de los


productores agrícolas; también es cierto que ahí los productores de alimentos
orgánicos reciben un mejor precio por sus productos, que en otros mercados
que no los aprecian. Se reconoce asimismo que la presencia de estos tianguis
ayuda a cuidar la salud de las personas y del medio ambiente y a dinamizar las
economías locales, sobre todo de los alimentos, lo que favorece cierta autonomía
alimentaria a nivel local. Pero estos productos saludables no están al alcance
de toda la población y en la forma de asignar precio a algunos productos, se
acercan más al mercado capitalista, que a una economía “alternativa” y local.
En el caso estudiado, el hecho de que los precios se fijen a veces con los
precios del mercado municipal –más un extra–, no sólo impide a la gente
de menos recursos acceder a alimentos de calidad, sino que los convierte en
“tianguis de lujo”, que llega a ser considerado “elitista”, entre algunos grupos
de personas de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Sin embargo, hay
que reconocer que este tianguis no se ha propuesto como objetivo llegar a
toda la población, ni ser parte de la llamada Economía solidaria, por lo que
no se le puede exigir esto. Los propósitos que persigue de llevar comida sana
y limpia de productores locales, directo a consumidores, los cumple. Aun así,
están desarrollando una red social igualitaria que podría ser más incluyente,
adoptando algunos pequeños cambios.

10
Ver: Santana, 2011b, “Recrear el dinero en una economía solidaria” en Revista Polis, Núm.
29: www.revistapolis.cl/29/art11.htm . Para conocer el trabajo en extenso ver Santana
(2011c), ambos citados en las fuentes al final de este trabajo.

165
Ma. Eugenia Santana Echeagaray

Como se vio, en el tianguis “Comida Sana y Cercana”, los precios son


fijos por lo que no hay posibilidad de regateo. Si se aceptaran los intercambios
contractuales, es decir, el regateo, para llegar a un acuerdo de un precio
conveniente para vendedor y comprador, se podría acercar a los precios justos.
Esto implicaría, tener precios diferenciados, sí: que quienes pueden pagar más
por alimentos de calidad, que lo hagan; pero que quienes no lo pueden hacer,
tengan opción de ofrecer lo que pueden pagar. Esto implica cambiar la mala
idea que se tiene del regateo y acercarse al “precio justo”, conforme a lo que
aquí se ha discutido, de acuerdo a Simmel (1977 [1958]).
También el uso de una moneda comunitaria, que no sólo sirva a los
“tianguistas”, es otra opción para incluir a más población. Esta iniciativa no
necesariamente la tendría que encabezar el equipo coordinador del tianguis,
pero sería muy importante que los productores la aceptaran, pues los productos
básicos que ofrecen son muy necesarios para que una iniciativa de este tipo
funcione.
Finalmente, no pueden dejar de mencionarse las muestras y gestos
de reciprocidad que mantienen la mayoría de los actores que participan
semanalmente en estos tianguis. Estas actitudes manifiestan la consciencia de
que se está en la búsqueda de nuevos caminos más solidarios e incluyentes.
Después de todo, al parecer son muchas las personas que están en camino
hacia una sociedad diferente e igualitaria, aunque a veces parece que nada
cambia, pero no es así.

Uno empieza a seguir su propia trayectoria, en la que le acompañan solo las


personas más próximas y cuando un día levanta la vista, se da cuenta de que todas
esas trayectorias individuales se han convertido en una ola (Johnson 2013:32).

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Tianguis alternativos: alcances y dificultades

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167
TERCERA PARTE

NUEVAS PERSPECTIVAS DEL DESARROLLO

“DEL VIVIR MEJOR AL VIVIR BIEN”: ALGUNAS REFLEXIONES


EN TORNO A LA POLÍTICA DEL VIVIR MEJOR Y SU IMPACTO EN
DOS COMUNIDADES INDÍGENAS DEL OCCIDENTE DE MÉXICO

EMPODERAMIENTO: ¿QUÉ ES, QUÉ HA SIDO Y PARA QUÉ


HA SERVIDO?

169
“DEL VIVIR MEJOR AL VIVIR
BIEN”: ALGUNAS REFLEXIONES
EN TORNO A LA POLÍTICA DEL
‘VIVIR MEJOR’ Y SU IMPACTO EN
DOS COMUNIDADES INDÍGENAS
DEL OCCIDENTE DE MÉXICO

Iliana Licona Flores1


Peter R. W. Gerritsen2
Natalia Álvarez G3

Resumen

Hoy en día nos encontramos ante una crisis


civilizatoria donde el actual modelo de desarrollo
es cuestionado al no cumplir con las promesas de
progreso y bienestar que ofrecía. Especialmente,
el campo mexicano ha sufrido los impactos de este
modelo donde la agricultura familiar ha estado
prácticamente al margen de las políticas de desarrollo
rural de nuestro país. Ante esta situación han surgido
propuestas desde lo local, que se basan en la diversidad
bio-cultural y la importancia de su fortalecimiento. En
este sentido, en Latinoamérica, en los últimos años
se escucha de un nuevo referente de reproducción
social de la vida: el “Vivir Bien”.
1
Centro de Investigación y Recursos para el Desarrollo A.C. Correo electrónico: ilicona@
gmail.com
2
Profesor Investigador del Departamento de Ecología y Recursos Naturales, Centro Univer-
sitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara. Correo electrónico: petergerritsen@
cucsur.udg.mx
3
Investigadora del Departamento de Ecología y Recursos Naturales – Imecbio, Centro Uni-
versitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara. Correo electrónico: natalia.alvarez@
cucsur.udg.mx

171
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

En este capítulo, buscamos hacer una reflexión


sobre la propuesta del gobierno mexicano para “Vivir
Mejor”, y los impactos que ha tenido su aplicación
en dos comunidades indígenas de la Sierra de
Manantlán en el sur del estado de Jalisco. Para ello,
hacemos primero un análisis comparativo entre la
visión presentada por el gobierno federal para “Vivir
Mejor” con las nociones locales del “Vivir Bien”, a
su vez que realizamos una revisión del impacto en la
vida cotidiana en estas dos comunidades de algunos
componentes del Programa Especial Concurrente
para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC) 2007-2012
como parte de la política de “Vivir Mejor”.

Introducción

La forma de reproducción social basada en la creencia del crecimiento ilimitado


nos está llevando a una crisis con múltiples dimensiones y a la incertidumbre
del futuro. La consciencia de ello ha desencadenado esfuerzos en distintos
sentidos hacia la búsqueda de soluciones, y nos ha llevado a modificar o
cuestionar algunos preceptos sobre los cuales hemos fundamentado nuestra
vida. Así surge la idea de sustentabilidad como principio que pueda orientar
nuestras formas de reproducción social.
El desarrollo sustentable propone una forma de vida que permite satisfacer
las necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las futuras
generaciones (Brundtland, 1987). La sustentabilidad refiere al equilibrio en
todas sus áreas: ambiental, social, económico, y a su vez al equilibrio entre
estas partes. Esta visión ha sido retomada y promovida ampliamente en la
opinión pública y en las políticas gubernamentales; sin embargo, sus alcances
han sido limitados pese a los innumerables esfuerzos.4 ¿Estará agotada la vía
de la sustentabilidad como alternativa? En este sentido resuena en América
Latina una crítica a la civilización “occidental”, a la cultura predominante

4
Si consideramos que la irrupción de la conciencia ambiental internacional se da a principios
de la década de los setenta, resulta que ya estamos a más de 30 años. En ese ínterin se han
escrito toneladas de papel, se han realizado cientos de conferencias internacionales, se im-
plementaron decenas de medidas de política económica, se establecieron múltiples acuerdos
por parte de las asociaciones empresariales y comerciales; acuerdos bi y multinacionales, y
se introdujeron legislaciones ambientales en prácticamente todos los países. El resultado, sin
embargo, es mínimo. Avances en algunos indicadores ambientales en los países más desarro-
llados, pero nada significativo. Y, lo peor es el avance en la desigualdad social. Es hora de
repensar todo el discurso sobre sustentabilidad y ambientalismo (Foladori, 2007:28-29).

172
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

basada en el antropocentrismo y el sistema capitalista. Esta crítica consiste


en una propuesta de forma de vida cuya posición frente al entorno se basa
en el cosmocentrismo, cuya reproducción de la vida social y humana se
hace con base a la convivencia armónica y respetuosa entre los seres de este
planeta, y cuya aspiración última como comunidad y como personas es “la
vida buena”, que en tseltal es lekil kuxlejal, el “buen vivir”, en quechua es sumak
kawsay, el “vivir bien”, que en aymara es Suma Qamaña, etcétera, y que se les
puede agrupar como “cultura de la vida” (Huanacuni, 2010). El concepto de
la “cultura de la vida” se impulsó principalmente a partir de un movimiento
en las sociedades de Ecuador y Bolivia que llevaron a insertar esta noción del
“Buen Vivir” o “Vivir Bien” a las respectivas constituciones políticas en el
2008 y 2009, y a su vez a los planes nacionales de desarrollo, reconociendo con
este paso, el fuerte componente indígena de estos países y haciendo explícita
su multiculturalidad. Igual, ha despertado interés en el ámbito académico en
otros países latinoamericanos, como es el caso de México.
El Vivir Bien representa entonces un principio ordenador de la vida
cotidiana, donde no sólo se valoran las necesidades materiales, sino también las
sociales y espirituales de cada persona, se basa en una “situación de realización
multidimensional” donde se toma en cuenta:

…la satisfacción individual, la satisfacción como miembros de una comunidad, la


relación armónica (hombre-cosmos; hombre-naturaleza) y principios comunes (como
la equidad, justicia, complementariedad, independencia, dignidad, reciprocidad,
cooperación, solidaridad, soberanía) (Delgado et al., 2010:26).

Vivir Bien es vivir en armonía con la naturaleza, con los otros, y saber
convivir y complementarnos unos con los otros. La reproducción social en esta
cultura de la vida se fundamenta en el respeto hacia todos los seres vivos y hacia
la Tierra y cosmos entero, bajo el entendido que el ser humano pertenece al
todo, y ese todo es superior al ser humano. Bajo este paradigma, las prácticas
sociales se constituyen de un modo respetuoso hacia el entorno y bastante
menos agresivo que en el paradigma de vida predominante. Por lo tanto,
podemos entender el vivir bien como una noción local de bienestar integral de
un ser humano, es decir, se parte de la idea que para vivir bien hay que estar
y sentirse bien, en armonía con la sociedad y con la naturaleza, para lo cual
hay que comer bien, tener una vivienda adecuada a las costumbres y entorno
de la familia, desarrollar capacidades como persona, convivir, recrearse, tener
una identidad y un trabajo e ingreso digno (Ibid).
Dentro de esta discusión del “vivir bien” resurge la idea de la multifunciona-
lidad de la agricultura, la cual se refiere al reconocimiento de que la agricultura

173
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

es más que sólo la provisión de alimentos, fibras y materias primas, constituye


una actividad capaz de satisfacer múltiples demandas sociales, como lo es la
protección de la biodiversidad, el mantenimiento de paisajes tradicionales, la
producción de alimentos, la conservación del patrimonio cultural de un país o
el mantenimiento de los espacios rurales (FAO, 1999; OCDE, 2001; Gómez-Li-
món et al., 2008). Entender e impulsar la multifuncionalidad representa así, un
mecanismo que puede acercarnos a la sustentabilidad de la agricultura (y de
otras esferas de la vida vinculadas a la agricultura), pero también representa
una forma de construir y permitir formas de vida que se acerquen al Vivir Bien
a partir de la revaloración de dichas funciones.
El modo tradicional de producción es considerado uno de los sistemas
productivos de mayor multifuncionalidad ya que involucra un profundo
conocimiento de la actividad y de su medio ambiente, que se emplea tanto
para la producción de alimentos, como para el cuidado de los recursos naturales
(Gerritsen et al., 2007). La agricultura tradicional brinda servicios inherentes a
su práctica como por ejemplo la preservación de la biodiversidad, de las semillas
nativas y criollas, el paisaje, el mantenimiento de prácticas que conserven el
suelo y el agua, la identidad cultural, la conservación de la sabiduría ancestral
y el apego hacia la tierra, por mencionar algunos. Este tipo de agricultura debe
su multifuncionalidad en gran medida a la visión que subyace en los modos de
vida de los campesinos, una forma de vida que implica mayor entendimiento,
respeto y apego de los recursos naturales, con aspiraciones diferentes y en ese
sentido, un modo de vida que se acerca más a la noción del Vivir Bien.
La multifuncionalidad se aborda en México desde que aparece la Ley de
Desarrollo Rural Sustentable en el 2001, en su artículo 5o, se menciona que “se
impulsarán políticas, acciones y programas en el medio rural considerados prioritarios
para el desarrollo del país”, y que, como uno de sus objetivos estará el “valorar las
diversas funciones económicas, ambientales, sociales y culturales de las diferentes
manifestaciones de la agricultura nacional” (DOF, 2001). Sin embargo, en
las políticas públicas que se han dirigido al campo, se ha resaltado la función
comercial de la agricultura, dejando de lado su función original: alimentar. La
visión general del gobierno mexicano es la de: “generar condiciones de crecimiento
económico y de prosperidad social con el único propósito de que las mexicanas y los
mexicanos podamos Vivir Mejor” (Gobierno Federal, 2008:7). El “vivir mejor”
propuesto en realidad funge más como slogan que como una propuesta concreta.
En este contexto, en este capítulo haremos una breve análisis y una
reflexión a través de los estudios de caso sobre si las nociones locales de las
familias campesinas de la zona de estudio se acercan más a un “vivir bien
latinoamericano” o bien, si la visión sobre “vivir mejor” del gobierno federal

174
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

y sus políticas para el desarrollo rural cumple con las expectativas y modo
de vida de estas familias. Para esto se realizó un revisión de los documentos
oficiales de la Estrategia Vivir Mejor, El Programa Especial Concurrente
(PEC) y por otra parte se tuvo un acercamiento a las comunidades indígenas
de Cuzalapa y Ayotitlán, a partir de las historias de vida, a través de los cuales
se identificaron los roles, bienes y servicios que la agricultura cumple en sus
familias, así como en su comunidad, y un primer acercamiento a las nociones
locales del Vivir Bien. Finalmente se realizó una breve entrevista a 14 personas
en las dos comunidades agrarias como un acercamiento exploratorio sobre el
impacto de los componentes del Programa Derecho a la Alimentación (del
Ramo 085) en su vida cotidiana y sus necesidades.

La intervención del Estado: la Política del “Vivir Mejor” en México

La política social en México se ha caracterizado por ser proselitista, asistencialista


y dar mantenimiento al liberalismo económico y político del país. Así ha
sucedido desde Solidaridad (Programa Nacional de Solidaridad, PRONASOL),
con Salinas de Gortari como presidente (1988-1994), hasta la fecha.
En el periodo de gobierno (2006-2012) con Felipe Calderón como presidente,
se lleva a cabo la estrategia para la Política Social llamada Vivir Mejor que
considera como eje rector de todas sus acciones el “Desarrollo Humano
Sustentable6”. A diferencia de las anteriores políticas sociales, Vivir Mejor inserta
con mayor énfasis la perspectiva de sustentabilidad; sin embargo, continúa
con la visión de desarrollo ilimitado, y continúa alimentando la aspiración
social de “Vivir Mejor”, asumiendo la sustentabilidad en el mejor de los casos,
como lo hace la “economía verde7”. Así, las políticas públicas que lleva el
gobierno mexicano se traducen para el caso de la agricultura, en la búsqueda
de productividad a ultranza, contraponiéndose con las formas tradicionales
de agricultura, como menciona Ayala:

Por el contrario, las políticas públicas han continuado con un claro sesgo hacia la
desestructuración de la modalidad campesina, alejándose diametralmente de los
objetivos establecidos en la propia LDRS (Ayala, 2011:53).

5
El correspondiente a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali-
mentación (SAGARPA).
6
Proceso de aumento de las capacidades y de la libertad de todas las personas para vivir dig-
namente sin comprometer el potencial de las generaciones futuras” (PAN, 2004:4).
7
La economía verde es una iniciativa que surge de intentar impulsar la sustentabilidad pero
con una visión mercantil y sin modificar la visión de desarrollo ni las estructuras de poder
(Lander, 2011).

175
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

Además, menciona:

En el país se ha configurado un mapa desigual en materia de desarrollo agrícola:


productores con un mayor grado relativo de desarrollo y productores que han
quedado rezagados. Esto ha dado lugar a dos sistemas de producción bien
diferenciados entre sí, con condiciones y lógicas de operación igualmente distintas:
el sistema agro-industrial (o moderno, con vocación abiertamente comercial) y el
sistema familiar-campesino (o tradicional, con vocación de subsistencia) (Ibid., 55).

En el documento oficial de Vivir Mejor se dice que se trata de una “estrategia”


que ayuda a vincular y a ordenar las políticas públicas para lograr los objetivos
tanto del Plan Nacional de Desarrollo PND, del Milenio, como de la Visión
2030, y que para ello cuenta con ocho directrices8 que se insertan en las distintas
acciones, políticas y programas de México. Sin embargo, no se especifica de
qué manera estas directrices toman forma en la práctica. Lo que se tiene son
tres líneas de acción,9 en las cuales gran parte de las acciones propuestas están
redactadas más a modo de intenciones. Estas tres líneas de acción demuestran
la percepción y visión que se tiene de cómo llegar a ese estado deseado (ese Vivir
Mejor), y es, que para que el bienestar social sea posible es necesario primero
el crecimiento de la riqueza económica.
Debido a que Vivir Mejor no presenta acciones específicas, resulta difícil
analizar el impacto de la política social mexicana en las comunidades campesinas
de nuestro país, por lo que decidimos recurrir a la revisión del Programa Especial
Concurrente para el Desarrollo Sustentable (PEC 2007-2012), el cual representa
la política de desarrollo rural del gobierno federal y que se desprende de la Ley
de Desarrollo Rural Sustentable.
El PEC en el sexenio 2007-2012 se orienta a los siguientes objetivos: a)
generación y diversificación de empleo; 2) garantizar a la población campesina
el bienestar y su participación e incorporación al desarrollo nacional, dando
prioridad a las zonas de alta y muy alta marginación y a las poblaciones
económica y socialmente que más lo requieren. Su operación se enfoca a nueve
vertientes: competitividad, social, financiera, infraestructura, laboral, medio
ambiente, educativa, salud y agraria (DOF, 2007).
Tomando en cuenta el presupuesto designado a cada vertiente podemos
tener una idea de hacia dónde se orientan las grandes apuestas de la política en

8
Las directrices son:1) Participación social, 2)Sustentabilidad ambiental, 3) Visión territorial,
4) Visión prospectiva, 5) Coordinación y convergencia intersectorial, 6) Coordinación entre
órdenes de gobierno, 7) Transparencia y rendición de cuentas, 8) Evaluación de la política
social (gobierno federal, 2008, 52:54)
9
Las líneas de acción son: Desarrollo de capacidades básicas, Red de protección social y De-
sarrollo económico y mayor bienestar (gobierno federal, 2008:27).

176
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

desarrollo rural; las vertientes con mayor presupuesto en lo general han sido la
de competitividad, la social y la de infraestructura. En el presupuesto de egresos
del PEC observamos que la vertiente social fue en aumento cada año, pasando de
ser la más baja de estas tres vertientes en el 2010, a ser la que mayor presupuesto
tiene en el 2012, esto puede explicarse en buena medida porque hasta el 2011
la vertiente de competitividad incluía todos los programas relacionados con
la producción agropecuaria tanto comercial como de subsistencia y es hasta
2012 cuando aparece por primera vez el Programa Derecho a la Alimentación
dentro de la vertiente social, y los programas dirigidos a la pequeña agricultura y
agricultura de subsistencia se mueven a esta vertiente (DOF, 2009, 2010 y 2011).
Dentro del Programa de Derecho a la Alimentación del 2012 los componentes
de SEDESOL, enfocados a la entrega de apoyos directos o despensas, cuentan
con el 89% del presupuesto (Oportunidades,10 PAL,11 Diconsa12); luego están
los componentes financiados por la SAGARPA, los cuales en su mayoría son
destinados a pequeños productores de zonas con alta y muy alta marginación,
con sólo el 11% del presupuesto del programa (PESA,13 PROMAF,14 MasAgro,15

10
Oportunidades aporta para la alimentación de las familias con: Recursos para mujeres, ma-
dres de familia, para el ingreso familiar y una mejor alimentación y con suplementos alimen-
ticios a niños y niñas entre 6 y 23 meses, y con desnutrición entre los 2 y 5 años. También a
las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia (SEDESOL, 2010).
11
El Programa de Apoyo Alimentario (PAL) otorga: 1) Apoyos monetarios para contribuir
a que las familias mejoren la cantidad, calidad y diversidad de su alimentación, buscando
por esta vía elevar su estado de nutrición. 2) Apoyo monetario a familias beneficiarias con
hijos de 0 a 9 años para fortalecer su desarrollo.3) Las familias beneficiarias que transiten al
Programa Oportunidades recibirán un apoyo monetario, en el periodo de transición, deno-
minado “Apoyo Especial para el Tránsito a Oportunidades”, con el propósito de proteger su
economía (SEDESOL, 2010).
12
Diconsa es una empresa de participación estatal mayoritaria que pertenece al Sector Desarro-
llo Social. Se encarga de abastecer mediante una red de tiendas comunitarias productos básicos
y complementarios a localidades rurales de alta y muy alta marginación (SEDESOL, 2012).
13
El PESA es el Proyecto Estratégico para la Seguridad Alimentaria tiene como objetivo mejo-
rar la seguridad alimentaria y contribuir a la reducción de la pobreza de manera sustentable
en zonas rurales de alta marginación. El PESA en México, es promovida con el apoyo técni-
co de la Food and Agricutlure Organization (FAO) (SAGARPA, 2010).
14
Se refiere al programa: Componente de Apoyo a la Cadena Productiva de los Productores
de Maíz y Frijol cuyo objetivo es contribuir al logro de la seguridad alimentaria nacional y
fortalecer la competitividad de los productores de maíz y frijol por medio del otorgamiento
de apoyos en servicios de asistencia técnica, capacitación, innovación tecnológica, desarrollo
organizativo y mecanización de las unidades productivas, así como la inducción hacia una
agricultura sustentable y el uso del crédito para capitalizarse y mejorar su rentabilidad (SA-
GARPA, 2010).
15
Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro) es un programa que
promueve el incremento de la producción y los rendimientos de maíz y trigo (y otros granos
pequeños), a través de mejores prácticas de producción sustentable y uso de semillas mejora-
das. Está enfocado a atender, principalmente, a pequeños productores con superficies de tem-
poral, que no tienen o han tenido un acceso limitado a tecnología e información de mercados
(SAGARPA, 2010).

177
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

otros16). Esto, cabe mencionar, puede considerarse un grave desacierto siendo que
la agricultura, como medio para garantizar el derecho a la alimentación, tiene
bastante mayor potencial que la entrega de despensas. Por lo que la política social
propuesta en el PEC para el campo refleja un claro corte asistencial, limitando
así el potencial que las múltiples funciones de la agricultura tradicional pueden
tener para abonar al bienestar de la población del medio rural y su vivir bien.
Así mismo, estas modificaciones, aunadas al perfil que tiene la población
a quienes va dirigida la mayor parte de los programas (población de zonas
marginadas), reafirma la falta de una política agraria fuerte:

Nuestra posición es que en el caso de México al menos durante los últimos


años la política del sector agrícola ha venido perdiendo terreno frente a un
conjunto de programas heterogéneos de asistencia rural, combate a la pobreza
e igualdad de oportunidades que, si bien son importantes y necesarios,
convierten al desarrollo rural en una extensión de la política social, en lugar
de ser componente activo y dinamizador de la política agrícola, como la base
productiva para el efectivo sustento del desarrollo endógeno local (Ayala, 2011:54).

Por lo que vemos el PEC tiene algunas limitaciones para realizar acciones
más profundas en el campo, ya que uno de sus principios rectores, el de
competitividad para la apertura comercial impulsa directamente la agricultura
a gran escala para la competencia, excluyendo así la agricultura tradicional, la
cual se caracteriza por ser de una producción a pequeña escala y cuya función
principal no es, necesariamente, la obtención de bienes comerciales.

El estudio de Caso: Cuzalapa y Ayotitlán

Cuzalapa y Ayotitlán son dos comunidades agrarias vecinas que se ubican al


suroeste de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán en el municipio de
Cuautitlán de García Barragán, Jalisco. La comunidad indígena de Cuzalapa
cuenta con una superficie de 24,057 hectáreas, de las cuales el 65% se encuentran
dentro de la zona de amortiguamiento, 10% en la zona núcleo donde se prohíben
asentamientos humanos y actividades productivas, y el resto fuera del área de
influencia (Gerritsen y van der Ploeg, 2006). El ejido Ayotitlán cuenta con
casi el doble de superficie, 45 mil hectáreas, de las cuales ocho mil están bajo
el control de compañías mineras y cerca de nueve mil se localizan dentro del
núcleo de la Reserva (Tetreault, 2007).
16
Fondo para acciones de alimentación en concurrencia en zonas de alta y muy alta margina-
ción y Programa para Agricultura de Autoconsumo, apoyo a pequeños productores de hasta
3 ha (DOF, 2009, 2010, 2011).

178
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

Dentro del territorio que ocupa Cuzalapa se encuentran 7 localidades con


un total de 1377 habitantes (INEGI, 2010). En cambio en Ayotitlán se pueden
encontrar 88 localidades dispersas en todo su territorio, con una población
aproximada de 7,400 habitantes (Tetreault, 2007). Es importante mencionar
que estas comunidades se encuentran en uno de los municipios con mayor
rezago social del estado (CONAPO, 2010). Las comunidades pertenecientes
a la Cuzalapa cuentan con mejores servicios y mayores niveles de bienestar, a
diferencia de las localidades pertenecientes al ejido de Ayotitlán.
Ambas comunidades son de origen Nahua, sin embargo, sus habitantes
han ido perdiendo gran parte de los elementos indígenas de su cultura como
es la lengua, y la vestimenta. Aun cuando persiste el patrimonio indígena en
la taxonomía, manipulación y uso de plantas, animales, suelos y en prácticas
cívico-religiosas los habitantes de la comunidad indígena de Cuzalapa no se
autoadscriben como indígenas, a diferencia de Ayotitlán donde sus habitantes
se consideran indígenas nahuas como forma de reivindicación política y
buscan recuperar su identidad a través de sus formas de organización, toma de
decisiones, sistemas de producción, ceremonias religiosas, historia, creencias
y valores (Tetreault, 2007).

La multifuncionalidad en la agricultura en Cuzalapa y Ayotitlán

A través de las historias de vida realizadas tanto a mujeres como hombres con
distinta unidades de producción17 en Cuzalapa y Ayotitlán, se identificaron
diferentes funciones que cumple la agricultura (ver Tabla1).

17
En ambas comunidades agrarias co-existen diferentes unidades de producción: 1) Las Peque-
ñas Unidades Agropecuarias de Temporal, 2) Pequeñas Unidades Agropecuarias de Riego,
3) Pequeñas Unidades Ganaderas y de Agricultura de Riego y/o Temporal, y 4) Unidades
Ganaderas y de Agricultura de Riego (ésta última sólo en Cuzalapa).

179
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

Tabla 1. Resumen comparativo de la multifuncionalidad en las unidades de


producción representadas en las historias de vida de Cuzalapa y Ayotitlán.

Cuzalapa Ayotitlán
D Función Indicador o Criterio
N=8 N=7
Diversificación productiva 6 5
Preservación de la Preservación de Semillas
6 7
biodiversidad criollas
Conservación del paisaje 2 7
Autosuficiencia en semillas
6 7
Ambiental

criollas
A u t o s u f i c i e n c i a Autosuficiencia en energía
5 7
ecológica doméstica
Autosuficiencia en energía
5 7
para laborar
M a n t e n i m i e n t o Captación de Agua 3 5
prácticas que conserven Conservación de fertilidad del
el suelo y el agua 3 5
suelo
Autoabasto de maíz 6 7
Fortalecimiento de la
seguridad alimentaria Producción de alimentos
6 7
básicos para autoconsumo
Autogestión laboral 8 6
Bienestar físico y Desarrollo de capacidades 8 7
sicológico de la unidad Equidad de Género 2 0
Social

familiar
Continuidad intergeneracional
5 5
de la actividad
Conservación de la sabiduría 8 7

Mantener la identidad Apego hacia la tierra 8 7


cultural
Identidad cultural 8 7

Ahorro 8 7
Mantener o mejorar la
Productividad 2 1
viabilidad económica
de la unidad Participación en el mercado
6 6
local o regional
Económico

Disposición a la experi-
3 3
mentación
Autosuficiencia financiera
Fortalecer la economía para la producción 1 0
contra los riesgos
externos Diversidad de fuentes de
4 7
ingreso
Autosuficiencia tecnológica,
5 6
en insumos y en equipo

Fuente: Elaboración propia.

180
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

Como podemos observar en la tabla anterior, las familias de ambas


comunidades indígenas perciben funciones de la agricultura no sólo en la
dimensión económica, sino que además la unidad de producción les ofrece la
autogestión laboral, el desarrollo de capacidades, la conservación de la sabiduría,
el apego hacia la tierra, la preservación de la biodiversidad y la identidad cultural,
lo cual también contribuye al bienestar físico y sicológico de la unidad familiar
y contribuye a mantener su identidad cultural. En lo económico además, sus
unidades les generan un ahorro al no tener que desembolsar dinero para la
compra de alimentos básicos como el maíz. Así mismo, el tener estrategias de
diversificación, les permite tener fuentes de ingreso alternas que amortiguan
los riesgos inherentes a la producción agrícola.

Las nociones locales del Vivir Bien

Con las historias de vida no sólo se identificaron múltiples funciones de la


agricultura sino que además se obtuvo un primer acercamiento a las nociones
locales del Vivir Bien, elementos en común de lo que resulta más importante
para tener una buena vida. Por ejemplo, en Cuzalapa (ver Figura 1) destacan
algunos elementos de satisfacción individual como lo son el tener una buena
casa y salud, disfrutar el trabajo, producir y consumir su propio maíz. Se
manifiesta la importancia de estar bien con los demás y convivir en armonía
con el vecino, de servir a su comunidad, así como de participar y convivir en
las fiestas religiosas, lo cual contribuye a sentirse satisfecho como miembro de
una colectividad. Así mismo, se señaló el gusto por disfrutar de la naturaleza
y la preocupación por cuidarla, se valora el agua y todo lo que la naturaleza
ofrece para dar vida a la comunidad, lo cual puede considerarse como una
manifestación de la búsqueda de una relación armónica hombre-naturaleza.

Figura 1. Elementos del Buen Vivir en Cuzalapa.


Habitar bien

Comer bien *Producir su propio maíz Conocer bien


*Maíz base de la alimentación *Tener una buena casa
*Aprender cosas nuevas
*Comer productos locales
*Ingreso suficiente (silvestres y los productivos) Intercambiar conocimientos
para salir adelante
*Educación para saber salir adelante
*Disfutar su trabajo
*Trabajar organizado con VIVIR BIEN *Valorar enseñanzas de los pobres y
abuelos
Trabajo e la pareja y/o los hijos
Estar y sentirse bien en armonía Sentirse bien
ingreso digno
*Servir a su comunidad con la sociedad y la naturaleza
*Tener buena salud
*Continuar con tradiciones
*Medicina convencional
del lugar
y natural
*Participar en fiestas
*Estar bien con la pareja, la *Convivir al aire libre
Religiosas
famili y el vecino
*Disfrutar de la Naturaleza
Participación con Respeto hacia los demas Artes, deportes y
identidad recreación
Convivir bien

Fuente: Elaboración propia en base a Delgado et al., 2010.

181
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

En Ayotitlán (ver Figura 2) se observan elementos muy similares a los de


Cuzalapa, como la satisfacción de sembrar su propio maíz y preservar la semilla
de los abuelos, el tener conocimiento para salir adelante, tener su casa y contar
con una buena salud. Así mismo, se valora la cooperación con la comunidad, las
tradiciones, la participación en las fiestas religiosas y a diferencia de Cuzalapa,
se muestra la importancia que tenía seguir las reglas de la comunidad para tener
orden y vivir en armonía respetándose los unos a los otros.

Figura 2. Elementos del Vivir Bien en Ayotitlán.

Habitar bien

Comer bien Conocer bien


*Consumir lo propio
*Tener una buena casa
*El maíz es la base de
*Aprender
la alimentación
*Trabajar lo propio experimentado
*Trabajar para tener *Saber cómo buscar
Bienestar su propio sustento
*Aprovechar la tierra VIVIR BIEN *Aprender en la escuela
Trabajo e para obtener sustento y el campo
Estar y sentirse bien en armonía Sentirse bien
ingreso digno *Participar en fiestas
con la sociedad y la naturaleza
religiosas *Tener salud
*Cooperar con la comunidad
*Conservar tradiciones *Vivir en un lugar
*Respetar días de seguro
fiesta *Tener tiempo libre
*Saludar a los mayores
*Estar bien con el vecino
Participación con Artes, deportes y
identidad *Orden y respeto
recreación
Convivir bien

Fuente: Elaboración propia en base a Delgado, et al., 2010.

Este primer acercamiento al Vivir Bien de Cuzalapa y Ayotitlán muestra


que la suma de la realización en los diferentes ámbitos de la vida es lo que nos
lleva a Vivir Bien y no sólo a vivir mejor, donde no necesariamente se busca
el crecimiento económico, sino que otros aspectos de la vida como el estar
bien con su comunidad y tener salud pueden tener la misma importancia.
Así mismo, se refleja cómo la multifuncionalidad de la agricultura en estas
dos comunidades aporta de manera importante a los elementos del mismo.
En este sentido, la agricultura es un eje que permite vincular gran parte de los
satisfactores que mencionaron.

Impacto local de los componentes del programa


Derecho a la Alimentación del ramo 08

De acuerdo con los objetivos de los componentes del programa Derecho a la


Alimentación (Tabla 2), varios de estos componentes debieron haber llegado
a las localidades de Ayotitlán y Cuzalapa, puesto que éstas son clasificadas

182
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

por el CONAPO con un alto grado de marginación (CONAPO, 2010). Como


resultado tenemos que, según las entrevistas realizadas, los componentes
Oportunidades, Programa de Apoyo Alimentario (PAL), y el Programa de
Abasto Rural a cargo de Diconsa son ampliamente reconocidos, sin embargo,
de los componentes del Ramo 08 de SAGARPA, los únicos que se conocen,
son el PROMAF y el PESA, y casi la mitad dijo no conocerlos, como se ve en
la Tabla 2. A su vez, sólo 3 de 14 personas fueron beneficiadas por el PROMAF
alguna vez, y otras 3 por el PESA.

Tabla 2. Resultados de entrevistas realizadas a 14 habitantes de Ayotitlán


y Cuzalapa sobre los componentes del programa de Derecho a la
Alimentación del ramo de SAGARPA.

Componente
del programa Lo Les Tienen idea Han sido Conocen a Consideran
Derecho a la conocen suena de qué trata beneficiados alguien que sirve
Alimentación
PROMAF 5 0 5 3 1 2
Acciones
emergentes de
alimentos básicos 0 1 Lo n.a. n.a. n.a.
deficitarios relacionan
siniestrados con los
Fondo para apoyos
acciones de recibidos
alimentación en después del
concurrencia en 0 3 Huracán n.a. n.a. n.a.
zonas de alta y Jova
muy
alta marginación
PESA 7 0 5 3 3 6
Agricultura de Lo
Autoconsumo, confunden
apoyo a con apoyo
0 4 n.a. n.a. n.a.
pequeños que otorga
productores de el DIF de
hasta 3 ha hortalizas
Mas Agro 0 1 0 n.a. n.a. n.a.

Fuente: Elaboración propia con base a trabajo de campo, n=14.

Tenemos así que los componentes del Programa Derecho a la Alimentación


(del ramo 08) tienen un bajo impacto en estas dos localidades, siendo que
escasamente son conocidos. En cuanto a los beneficios de los componentes, del

183
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

PROMAF en Cuzalapa mencionaron que gracias a éste volvieron a sembrar


frijol después de haber dejado de hacerlo, que facilitaba un mejor acceso a las
semillas, que contribuía a que se utilizaran menos químicos, y para ahorrar y
poder invertir en otras cosas de la agricultura, como fertilizantes. En cuanto
al PESA en ambas comunidades se nombró como beneficio que se les enseñó
a preparar alimentos.
Durante las entrevistas también se les preguntó qué proyectos apoyados
por el gobierno consideraban exitosos de su comunidad, entre los cuales, sobre
todo en Cuzalapa se mencionaron proyectos como un negocio de pez tilapia, un
invernadero, la cooperativa de café, y una purificadora de agua principalmente,
los cuales pertenecen a apoyos del tipo de Activos Productivos de la vertiente
de Competitividad. En cambio en Ayotitlán varias personas mencionaron
como proyecto exitoso los huertos de traspatio apoyados principalmente por
parte del DIF18 Jalisco y que tiene en estas comunidades alrededor de 5 años
ya, el cual puede considerase como un proyecto para el autoconsumo, lo cual
demuestra interés por parte de la población por producir sus propios alimentos.

Discusión y conclusiones

Si contrastamos las acciones propuestas por el Programa Especial Concurrente


para el Desarrollo Rural Sustentable para la Agricultura y la Alimentación,
con la visión de las familias campesinas de comunidades como Cuzalapa y
Ayotitlán encontramos lo siguiente:

18
Desarrollo Integral de la Familia.

184
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

Tabla 3. Contraste de la visión del PEC


y las visiones locales para la agricultura.

Gobierno a través del PEC Actores locales

Se aborda principalmente en la vertiente de


Forma parte de la vida de las familias
Competitividad y es vista como parte de la
campesinas.
política económica.
Su función principal es la seguridad alimentaria
El PEC busca promover la rentabilidad y
de la Familia. La mayoría de la cosecha se
competitividad de los sistemas producto y
destina para alimentar a la familia, así como
la integración agroindustrial y comercial.
animales de traspatio para su consumo propio
Visión acerca de la agricultura

Contempla acciones dentro de las vertientes


y sólo se vende en caso de tener excedentes.
competitividad y financiera para incrementar
la productividad, mejorar la competitividad El maíz y el frijol es el alimento básico de la
y organización de los sistemas producto y de mayoría de las familias por lo que producir su
las organizaciones económicas en general para propio maíz les da tranquilidad y les permite
enfrentar con éxito la apertura comercial. amortiguar los tiempos de crisis económicas.
Las acciones y programas de la mayoría de Las familias consideran la agricultura como
las secretarías promueven el desarrollo de la su principal ocupación, y las funciones de
agricultura comercial. cada miembro de la familia se rigen por las
actividades que se tengan que realizar según
Se busca la transición a una agricultura
la temporada en sus parcelas. Los hombres
competitiva y globalizada.
son los encargados de la siembra y las mujeres
En 2012, se contemplan acciones para la del hogar.
agricultura también en la vertiente social con
Otorga sentido de pertenencia y la identidad
el programa Derecho a la Alimentación para
cultural, el maíz sigue siendo elemento central
dar una atención diferenciada a la agricultura
en las festividades.
de subsistencia y campesina.
Visión acerca de la alimentación

A través del PEC en su vertiente social se aborda


la alimentación principalmente a través de los
programas de SEDESOL: Oportunidades, La base es el maíz y el frijol. El tener maíz
Programa Alimentario, Programa de Abasto les da tranquilidad. El maíz también es visto
Rural a cargo de Diconsa S.A. de C.V., los como un sistema generador de bienes múltiples.
cuales otorgan apoyos directos y en especie
para la alimentación de las familias rurales.

Fuente: Elaboración propia con base en el Programa Especial Concurrente


para el Desarrollo Sustentable (PEC 2007-2012) y el trabajo de campo).

Si consideramos el impulso a la multifuncionalidad a través de las acciones


que apoyan la agricultura tradicional, la cual representa el modo de hacer
agricultura donde más se acentúa su multifuncionalidad, vemos que el PEC no

185
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

aborda la multifuncionalidad ni la agricultura tradicional de manera explícita, y


sólo hasta el 2012 se considera en la vertiente social en el Programa de Derecho
a la Alimentación, la función alimentaria de la agricultura, dirigiendo apoyos a
pequeños productores y campesinos que producen para autoconsumo, apoyando
en ese sentido la agricultura tradicional. Sin embargo, las otras acciones que
se consideran dentro de este programa tienen un corte claramente asistencial,
dirigidos a la población que vive en zonas de alta y muy alta marginación, lo
cual no representa una política lo suficientemente fuerte, considerando que 35%
de los agricultores en México son pequeños productores, muchos de los cuales
se apoyan del autoconsumo y que 50% representa al sector de subsistencia que
produce para el consumo familiar (OCDE, 2011).
Según lo descrito hasta ahora, se puede concluir que lo expresado en la
Ley de Desarrollo Rural Sustentable respecto a la promoción de las múltiples
funciones de la agricultura no se ve plasmado ni en las acciones, ni en los
programas propuestos en el PEC y no forman parte de la visión general que el
gobierno para “vivir mejor”.
En este contexto es claro que el gobierno mexicano no ha impulsado el
Buen Vivir comunitario sino el Vivir Mejor individualista, en línea con los
supuestos del neoliberalismo, y en muchas ocasiones incluso ha imposibilitado
la reproducción de estas formas socio-culturales, promoviendo programas que
privilegian el desarrollo de la agricultura comercial. Las políticas de nuestro
país no han tomado suficientemente en cuenta las aspiraciones y valores de
aquellos para quienes fueron pensadas, por lo cual no es de extrañarse del
fracaso de muchos de sus objetivos; hace falta una verdadera conexión entre
los beneficiarios y los formuladores de política pública.
Con esta reflexión de la política social y rural, y los programas para la
agricultura y la alimentación, buscamos contrastar la visión del Gobierno Federal
(2007-2012) con las expectativas y las impresiones locales sobre el impacto
de la aplicación de dichos programas en la vida cotidiana de las familias de
las comunidades presentadas. Estas visiones y percepciones probablemente
coincidan en muchos aspectos con otras comunidades donde la agricultura
tradicional sigue siendo practicada y valorada como forma de vida, a pesar
de que la política económica, social y agraria del país van afectando estas
comunidades en un sentido opuesto. Por un lado, se van modificando las
aspiraciones de vida, las formas de hacer agricultura, los conocimientos, se va
generando una relación de dependencia gobierno-población con programas
asistenciales; y por otra parte, como problemática fuerte que mencionaron
varios de los entrevistados, está la corrupción y el clientelismo a la hora de la
asignación de los proyectos y de los apoyos, lo cual resulta determinante del
impacto que puedan tener éstos.

186
“Del Vivir Mejor al Vivir Bien”: Algunas reflexiones en torno a la política

Reconocemos que el obtener un entendimiento verdadero de la diversidad de


visiones y expectativas de vida es un reto para un país como el nuestro, sin embargo
no está de más repensar el “desarrollo” y tratar de desligarnos de la cosmovisión
materialista dominante y así lograr reconocer la heterogeneidad del campo
mexicano. Aquello que se menciona en la LDRS sobre la multifuncionalidad
sólo queda en letra muerta. Aunque Ayotitlán y Cuzalapa son dos comunidades
con una agricultura altamente multifuncional, esto no es reafirmado por las
acciones de Gobierno, sino todo lo contrario.
De esta manera, a modo de recomendaciones para impulsar la
multifuncionalidad de la agricultura en México, a sabiendas de que muchas de
estas pueden estar fuera de un alcance próximo, podemos enlistar los siguientes
cambios: un Estado menos débil frente al mercado, con políticas arancelarias
que beneficien a los productores nacionales; una política agraria fuerte donde
realmente se tome en cuenta y se les dé lugar a las distintas formas de hacer
agricultura que hay en el país, y no sólo a las que hacen mayores aportaciones
al PIB. Dentro de la política agraria un mayor porcentaje de presupuesto para
acciones que apoyen el autoconsumo y a pequeños productores; supervisión de
la corrupción y de acciones clientelares; revalorar el papel de la agricultura en la
garantía del derecho a la alimentación y adoptarlo como programa estratégico,
en lugar de otorgar despensas; recuperar los conocimientos locales de la
agricultura tradicional y revalorizarlos, evitando su pérdida, y el consecuente
empobrecimiento y dependencia a los subsidios gubernamentales; facilitar las
condiciones para hacer agricultura: accesibilidad al agua limpia y caminos que
comuniquen a las poblaciones; sustituir los insumos químicos que dañan los
suelos y que disminuyen la multifuncionalidad de la agricultura, y que además
empobrece el patrimonio de la población. Desarrollar, promover y dar acceso
a las nuevas tecnologías y conocimientos sobre insumos y tecnologías que
no dañen los ecosistemas y los recursos naturales; y proteger los territorios
y culturas de las poblaciones que respetan y mantienen una forma de vida
armónica con la naturaleza.
El impulsar y redescubrir las múltiples funciones de la agricultura, representa
pues, un hilo que nos puede guiar hacia transformaciones profundas e integrales,
y puede ser en ese sentido, el inicio hacia una transición de esta idea del Vivir
Mejor a un Vivir Bien local, definido por la propia gente; sin embargo, el que
esto sea posible depende en gran medida de la población, pero también, de
los poderes fácticos que operan en nuestro país, los cuales no han mostrado
interés en ello, y por el contrario, nos tienen desde hace años encaminados
hacia otro destino.

187
Iliana Licona Flores l Peter R.W. Gerritsen l Natalia Álvarez G.

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189
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190
EMPODERAMIENTO: ¿QUÉ ES,
QUÉ HA SIDO Y PARA QUÉ HA
SERVIDO?

Paloma Paredes Bañuelos1

Resumen

A pesar de su gran popularidad en las últimas décadas,


la noción empoderamiento no cuenta con una definición
única o estandarizada en el ámbito del desarrollo
con perspectiva de género. El objetivo de este trabajo
es exponer la variedad de factores que integran el
polisémico término. Señalar la relación del concepto
con las estrategias internacionales para la erradicación
de la pobreza y finalmente apuntar que a pesar de
la complejidad conceptual del empoderamiento, su
uso en el ámbito de la planeación del desarrollo con
perspectiva de género, se ha centrado en explotar los
aspectos económicos que ya explotaban los enfoques
precedentes. La exposición permitirá afirmar que nos
encontramos frente a un concepto multidimensional,
complejo y ambicioso que ha servido para renovar
las narrativas de los organismos internacionales
centrados en el desarrollo (ONU y Banco Mundial
específicamente), pero que en la práctica no propone
estrategias distintas de las utilizadas en el campo
mexicano desde tiempos ancestrales.

1
Candidata a doctora en Ciencias Sociales Aplicadas. Departamento de Antropología Social,
Universidad de Granada. Miembro del grupo de investigación “OTRAS. Perspectivas femi-
nistas en investigación social” del Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad de Granada.
Correo electrónico: palomap@correo.ugr.es

191
Paloma Paredes Bañuelos.

Introducción

Actualmente la palabra empowerment o empoderamiento goza de una gran


popularidad. Su utilización en las últimas dos décadas se ha extendido a múltiples
campos. Encontramos referencias al término tanto en psicología, trabajo social,
educación, organizaciones comunitarias para el desarrollo, organizaciones
internacionales de desarrollo y el feminismo académico; como en manuales
New Age de auto-ayuda y el mundo de la gestión de empresas (Cornwall y Brock,
2005:5; Oxaal y Baden, 1997:1) además de discursos políticos contemporáneos.
El empoderamiento define una importante línea de acción en políticas
de desarrollo con perspectiva de género a nivel internacional.2 En el presente
trabajo se hace una revisión bibliográfica de múltiples definiciones asignadas
al término y se expone el conjunto de elementos que integran la noción en el
ámbito del desarrollo con perspectiva de género. Del conjunto de elementos,
se identifica que en dos de ellos se focalizan el interés y las acciones de las
agencias supranacionales que promueven el desarrollo (específicamente la
Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial).
A partir de anotaciones críticas al uso del concepto y a su apropiación en el
ámbito del desarrollo, se señala que la reformulación de los discursos y el cambio
de enfoques dentro de las estrategias de fomento al desarrollo con perspectiva
de género, contribuyen a su modernización, pero no a la modificación esencial
de sus prácticas y objetivos. Además, es posible asegurar que las actitudes y
acciones que promueve el enfoque del empoderamiento existen y han existido,
casi desde tiempos ancestrales, en las formas de vida rural en México.

Empoderamiento y luchas sociales

Antes de definir el concepto empoderamiento en el ámbito del desarrollo con


perspectiva de género, considero de vital importancia señalar la utilización
histórica del mismo. El uso del término tiene una larga trayectoria en el ámbito
de las luchas sociales. Gaventa (2002, citado por Batliwala, 2007a:557) ha
encontrado referencias al mismo en el movimiento de la Reforma Protestante del
siglo XVI en Europa y en múltiples movimientos sociales de carácter parecido
a lo largo de los siglos3. Todos estos movimientos, comparten el espíritu de
fractura y objetivos de cambio de las estructuras que los preceden. En todos
2
Su presencia en la planeación del desarrollo sigue siendo muy alta, sin embargo, en los últi-
mos años un nuevo enfoque “basado en derechos”, comienza a sustituir paulatinamente al
enfoque del empoderamiento.
3
Por ejemplo: el Cuaquerismo, la democracia Jeffersoniana, el capitalismo temprano y el mo-
vimiento black-power en Estados Unidos de América.

192
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

ellos, el empoderamiento es una herramienta para la consecución de un nuevo


orden; uno con mayor equidad, participación ciudadana y democracia.
Batliwala atribuye el nacimiento del concepto político empoderamiento de las
mujeres, a varios factores. Por un lado, señala la intensa interacción (práctica y
académica) que se dio entre el feminismo latinoamericano, en la década de los
setenta y la “educación popular” de la Teología de la liberación de Paulo Freire.
El concepto de la “concientización”, fue un recurso esencial en la formulación
de nuevos marcos para la acción social y aunque inicialmente no contempló
el papel de la subordinación de las mujeres como un elemento importante de
la liberación, sí fue adoptado por los movimientos feministas como parte de
su corpus teórico y de acción.
En la década de los ochenta todos estos elementos confluyeron y
contribuyeron en la construcción de una perspectiva crítica, feminista, no
eurocéntrica respecto de los modelos de intervención para el desarrollo
prevalecientes; así el empoderamiento de las mujeres, surge como alternativa a
los enfoques de Mujeres en el desarrollo, Mujeres y desarrollo, y Género y
desarrollo4 (Batliwala, 1997 y 2007a).
La obra Development, Crises and Alternative Visions, escrita en 1985 por
Gita Sen y Karen Grown,5 es el documento que expone más claramente la
propuesta del empoderamiento en el ámbito del desarrollo. El texto recoge los
análisis, críticas, demandas y propuestas formuladas por Development Alternatives
for Women in New Era (DAWN) –red integrada por activistas feministas y
académicas no pertenecientes a los bloques hegemónicos además de gente
involucrada en el diseño de políticas–. Este documento de interés histórico,
llama la atención sobre la posición de desventaja que padecen las mujeres
respecto de los hombres en contextos de pobreza y los efectos negativos que
las políticas macro-económicas estaban teniendo para las primeras.6 Además,
se reprocha a la perspectiva de “las necesidades básicas” su silencio respecto
de las grandes estructuras económicas que generan la desigualdad entre países
y entre habitantes al interior de los países.
El modelo alternativo de desarrollo que propone DAWN, es un modelo donde
tanto individuos como naciones co-existen en condiciones de equidad, donde el
bienestar de las personas y la completa satisfacción de sus necesidades básicas
es la principal preocupación de los gobiernos y la comunidad internacional.

4
“WID”, “WAD” y “GAD” respectivamente por sus siglas en inglés.
5
El texto fue redactado “para la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre
la Mujer, celebrada en Nairobi en 1985” (Deere y León, 2002:30), pero su publicación por
Earthscan es de 1988.
6
Por ejemplo, al verse despojadas del derecho a la propiedad de la tierra cuando las reformas
agrarias, entre otras cosas, promovieron la privatización de terrenos comunitarios.

193
Paloma Paredes Bañuelos.

El empoderamiento, aparece como la estrategia (tanto de corto, como de largo


plazo) para generar el proceso de transformación deseado. Las mujeres, sobre
todo aquellas que pueblan las sociedades menos favorecidas económicamente,
ocupan un sitio primordial en el proyecto, se espera que la transformación de
sus propias vidas genere un proceso de transformación de las relaciones sociales
que convierta en realidad la visión de desarrollo alternativa.
Históricamente la noción empoderamiento se refiere principalmente a
procesos colectivos de redistribución del poder. No sólo entre sexos, sino
entre clases, castas, etnias, etc. Como se ha expuesto, es un concepto con alto
contenido político cuyo objetivo es la trasformación profunda de las estructuras
sociales, económicas y políticas imperantes. Requiere de una alta participación
ciudadana, lo que incluye a mujeres y hombres por igual. El carácter colectivo
de la noción define en gran medida su esencia y sus posibilidades de éxito en
el plano de la lucha social.

Definiciones del concepto

¿Qué es el empoderamiento? Responder a esta pregunta no debería entrañar


ninguna dificultad, sin embargo, la revisión de la literatura al respecto demuestra
que el término, en el ámbito de la planeación del desarrollo, dispone de
múltiples definiciones y es en sí misma problemática. “A pesar de que […] ha
sido utilizado desde la década de los sesenta y a pesar de su popularidad actual,
no existe consenso internacional sobre cómo definirlo” (Strandberg, 2001:3).
De diccionarios y traducciones.
La palabra empoderamiento, se halla actualmente en el idioma español
como un calco del término en inglés empowerment. El Diccionario panhispánico
de dudas recoge la siguiente definición:

Calco del inglés to empower, que se emplea en textos de sociología política con el
sentido de ‘conceder poder [a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente]
para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida’. Puede
usarse también como pronominal: «Se trata pues de empoderarnos, de
utilizar los bienes y derechos conseguidos, necesarios para el desarrollo de los
intereses propios» (Alborch Malas [Esp. 2002]). El sustantivo correspondiente
es empoderamiento (del ingl. empowerment): «El empoderamiento de los pobres
es la palabra clave»(Granma [Cuba] 11.96). El verbo empoderar ya existía en
español como variante desusada de apoderar. Su resucitación con este nuevo sentido
tiene la ventaja, sobre apoderar, de usarse hoy únicamente con este significado
específico (RAE, 2005).

El uso reciente del término en castellano es, sin lugar a dudas, una
consecuencia de la influencia académica de países angloparlantes, pero este

194
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

hecho no niega la existencia previa de la palabra en el español7. El verbo


empoderar aparece, tanto en el Diccionario de la Real Academia Española,
como en el de María Moliner, como sinónimo (en desuso) del verbo apoderar.
Dichas definiciones, muy parecidas entre sí, tienen una relación directa con la
noción descrita en el apartado anterior8. “Hacerse dueño de algo”, “hacerse
poderoso o fuerte”, “dar poderes a alguien”, “adueñarse, apropiarse”; son
conceptos relativos a la titularidad del poder, sin embargo, es necesario distinguir
las definiciones de la palabra (generalmente usada en el ámbito del Derecho),
con las del concepto teórico en el ámbito de la planeación del desarrollo.

Empoderamiento en la planeación del desarrollo.


Elementos que integran la noción

En el ámbito de la planeación del desarrollo, el empoderamiento se planteó como


un enfoque “alternativo” para abordar la problemática (género y desarrollo). La
intención de este enfoque fue superar a sus precedentes (enfoques del bienestar,
equidad, anti-pobreza y eficiencia) e integrar en su propuesta un ángulo crítico
respecto de las distintas estructuras que, simultáneamente, repercuten en la
condición de las mujeres. “Su raza, clase, historia colonial y posición actual en
el orden económico” (Moser, 1991) son variables que dicho enfoque pretende
abarcar en sus intervenciones; de ahí que la propia definición del concepto
suponga cierta complejidad y altos grados de ambigüedad.
La variación en los significados del empoderamiento depende de múltiples
factores, entre ellos, los agentes sociales que lo nombran y los objetivos que cada
institución se propone alcanzar. Dado que no existe una definición universal o
un consenso internacional respecto de lo que es el empoderamiento en el área
del desarrollo, a continuación se presentan los elementos que con más frecuencia
aparecen como constituyentes de la expresión en un conjunto de definiciones
analizadas (Anderson, 2001; Batliwala, 1997, 2007a, 2007b; Cornwall y Brock,
2005; United Nations Division for the Advancement of Women, 2001; De la
Cruz, 2007; Deere y León, 2002; Espino, 2007; Eyben y Napier-Moore, 2009;
Kabeer, 1999 y 2005; Laguna, 2009; Banco Mundial, 2001; Oxaal y Baden, 1997;
Pearson, 2005; Pemjean, 2008; Rowlands, 1995; Salcedo, 2004; Sen y Grown,
1988; Strandberg, 2001; Taliaferro, 1991; UNICEF, 1994; Young, 1991). Como
se verá, estamos ante un concepto multidimensional, complejo y polisémico.

7
Por lo tanto, en la controversia respecto de la traducción de empowerment, me inclino por el
uso de la palabra empoderamiento en castellano.
8
Empoderamiento y luchas sociales.

195
Paloma Paredes Bañuelos.

Poder, raíz de empoderamiento


Para comenzar, es necesario señalar la importancia que la noción poder tiene
en la concepción del empoderamiento. Las definiciones de poder en Ciencias
Sociales son extensas, su discusión añeja y su complejidad inabarcable en este
trabajo. Aquí se recogen algunas asociadas a la discusión del empoderamiento
en el ámbito del desarrollo, útiles para comprender el armazón en el que se
sostiene.
Batliwala, define poder como “el control sobre los bienes materiales, los
recursos intelectuales y la ideología” (1997:191). Espino (2007:27) por su cuenta,
simplifica la noción y define poder como “capacidad de elegir”. Mientras
que Anderson (2001), Rowlands (1995), Oxaal y Sally Baden (1997), señalan
cuatro distinciones para la raíz: “poder sobre”, “poder para”, “poder con” y
“poder interior”.
Poder sobre, se refiere al tipo de relaciones jerárquicas de dominación/
subordinación en las que el aumento de poder de una parte, implica la disminución
del poder de la otra. Lo que se conoce como relación de “suma-cero”. El ejercicio
de este tipo de poder se asocia con la violencia y la intimidación, supone
conflicto, uso de la fuerza por un lado y obediencia o resistencia por el otro.
Poder para, describe un tipo de poder cuyo objetivo es la solución de problemas
de manera creativa y participativa. Este modelo de poder no se concibe como
“suma-cero”, pues el aumento del poder de una persona o un grupo, no supone
la disminución del poder de otros. El ejercicio de éste, se expresa en forma
de liderazgos que estimulan la autoestima de otras personas o agrupaciones,
contribuyen en la construcción de agendas colectivas y la consecución de sus
objetivos sin que haya conflicto de intereses. Poder con, es el tipo de poder que
se asienta en la organización de grupos para la consecución de metas colectivas.
Poder interior, se refiere al poder que emerge de la autoestima y de la confianza
personal. Este tipo de poder se ejerce cuando los individuos son capaces de
reconocer en sí mismos la posibilidad de modificar las estructuras de poder
(sobre ellos) que inciden en sus vidas.
El empoderamiento de las mujeres que se promueve en el discurso del
desarrollo se aleja del bien conocido poder sobre, para fomentar el poder para, el
poder con y el poder interior. Las últimas son tres formas de poder “positivas y
aditivas”, “un aumento en el poder de una incrementa el poder total disponible
o el poder de todas/os” (Deere y León, 2002: 30).

Empoderamiento, un proceso
A pesar de la variabilidad de las definiciones del concepto, sí existe
una constante presente en todas ellas. Esa constante consiste en concebir el
empoderamiento no como un estado sino como un proceso, ya sea individual

196
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

o colectivo, e independientemente de los ámbitos de la vida en los que se


despliegue.
La concepción del empoderamiento como proceso, no se limita a la idea
básica de cambio en el transcurso del tiempo, sino que acota que el cambio ha
de venir de “abajo hacia arriba”, “de dentro hacia fuera”, “por la gente y para
la gente”. Es decir, sugiere necesariamente transformación individual o interna
para conseguirla también a nivel colectivo; o que las metamorfosis sociales se
han de generar a partir de la organización a niveles micro que redunden en
niveles macro. Se agrega que el proceso debe ser voluntario, no impuesto.
Gita Sen (citada por Espino, 2007:28) “define el empoderamiento como el
proceso por el cual las personas menos poderosas obtienen mayor control sobre
las circunstancias de sus vidas”. Naila Kabeer se refiere al empoderamiento
de las mujeres como el “proceso por el cual, aquellas personas a quienes se les
había negado la habilidad de hacer elecciones estratégicas de vida, adquieren
dicha habilidad” (1999: 435).

Empoderamiento como participación


Si existe un término asociado directamente con el de empoderamiento es
el de participación. En este caso, la participación entendida como la inclusión
activa de las personas en la vida política, social y económica (de su barrio,
comunidad, estado, país, etc.); en otras palabras, en lo que se entiende como
las esferas públicas.
El empoderamiento de las mujeres, que se promueve en el ámbito de la
planeación del desarrollo, existirá en la medida en que las mismas se involucren
activamente en los procesos políticos locales. Supone mayor inclusión y
representación de las mujeres dentro de las estructuras de toma de decisión,
la ejecución por su parte de derechos ciudadanos que les hayan sido negados
y su intervención en la resolución de conflictos y la demanda de servicios.
Este conjunto de acciones entendidas como participación política, nos lleva a
asociar el empoderamiento con la construcción de ciudadanía activa. Fomentar
en este sentido el empoderamiento, requiere de formación legal o en derechos.

Empoderamiento como transformación profunda de estructuras sociales


El empoderamiento, en el ámbito de la planeación del desarrollo, también
está ligado estrechamente a la noción de equidad, no sólo entre sexos, sino en el
sentido más general de la palabra. Se entiende como un proceso de ruptura de
estructuras sociales injustas. Promueve modelos de sociedades no jerarquizadas,
inclusivas y altamente participativas.

197
Paloma Paredes Bañuelos.

El empoderamiento según la OXFAM “implica el desafío de erradicar


las formas de opresión e inequidad que atentan contra los derechos humanos
de las personas” (Oxaal y Baden, 1997:2). En esta misma línea pero de una
manera más elaborada, Batliwala define empoderamiento y empoderamiento
de las mujeres:

El empoderamiento se manifiesta como una redistribución del poder, ya sea entre


naciones, clases, razas, castas, géneros o individuos. Las metas del empoderamiento
de las mujeres son desafiar la ideología patriarcal (dominación masculina y
subordinación de la mujer), transformar las estructuras e instituciones que refuerzan
y perpetúan la discriminación de género y la desigualdad social (la familia, la
raza, la clase, la religión, los procesos educativos y las instituciones, los sistemas y
prácticas de salud, las leyes y los códigos civiles, los procesos políticos, los modelos
de desarrollo y las instituciones gubernamentales) y capacitar a las mujeres pobres
para que logren acceso y control de la información y de los recursos materiales
(Batliwala, 1997: 193-194).

Para el feminismo, dicen Oxaal y Baden (1997) “el empoderamiento de


las mujeres persigue la re-distribución del poder entre hombres y mujeres, no
la sustitución de un poder sobre otro”.

Empoderamiento como independencia económica


Independencia, autonomía, autosuficiencia, autogestión o agencia son
términos asociados a la participación y por lo tanto muy vinculados igualmente
a las diversas definiciones de empoderamiento. Poder decidir sobre los recursos
materiales o controlar los mismos es uno de los elementos principales del
empoderamiento para la perspectiva de la planeación del desarrollo. “A menudo
se asume que el poder viene automáticamente a través de la fortaleza económica”
(Rowlands, 1995:104), por lo tanto, algunos programas de Desarrollo Rural
Integrado con énfasis en el empoderamiento de las mujeres, se han centrado en
promover la inserción de las mujeres en el mercado a través de micro-créditos
o programas productivos.
Se espera que la independencia económica de las mujeres las coloque en
mejores condiciones para negociar con sus pares varones y de esta manera
mejorar su posición de género. La autonomía económica, se concibe pues
como un prerrequisito para la transformación de las estructuras sociales que
subordinan a las mujeres. Por otro lado, la mayor participación de las mujeres
en el ámbito económico se entiende como una inversión que ha de aprovecharse
en aras de alcanzar los objetivos del desarrollo.

Empoderamiento como aumento de la autoestima y de la toma de decisiones


Otro elemento constitutivo de la noción se refiere al aumento de la confianza
personal que redunde en mayor control del propio destino. Una auto-estima

198
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

sólida se entiende como la base del poder de decisión, imprescindible para


dirigir la propia trayectoria de vida y para participar en la transformación de
las estructuras sociales. Si el empoderamiento se define como un proceso de
transformación social que comienza con la transformación interna-individual,
la confianza personal es el ingrediente primordial en el que descansa el llamado
poder interior y que posibilita a las personas para modificar las estructuras
opresoras que afectan sus vidas.
El empoderamiento de las mujeres, entendido como el aumento de control
sobre el propio destino, se manifiesta con el ejercicio de la toma de decisiones
en los distintos ámbitos de la vida personal y colectiva. Se contempla pues,
la necesidad de trabajo de concientización para conseguir el reconocimiento
de las fuerzas propias, el conocimiento y ampliación de las opciones de vida.

Empoderamiento como prerrequisito para la salud


Una última característica identificada en las distintas definiciones de
empoderamiento, en el ámbito de la planeación del desarrollo, es su concepción
como prerrequisito para la salud de las mujeres, en específico, su salud
reproductiva y sexual.
Batliwala (1997:188), siguiendo a Correa y Petchesky (1994) menciona
que el empoderamiento de las mujeres “es una condición facilitadora para los
derechos reproductivos” de las mismas. Eyben (2009:291) dice que actualmente
la noción empoderamiento tiene que ver con optar, tomar decisiones, ser
concientes de las oportunidades y el propio potencial, además de la acción
comunitaria. Elegir sugiere agencia e individualismo, muchas veces asociado
a la vida sexual y reproductiva de las mujeres:
El empoderamiento de las mujeres es un prerrequisito fundamental para su
salud. Esto significa promover el acceso creciente de las mujeres a los recursos, la
educación y el empleo y la protección y promoción de sus derechos humanos y
de libertades fundamentales que les permitan hacer elecciones libres de coerción
o de discriminación (WHO, 1995:8 citado por Oxaal y Baden, 1997:17).
Oxaal y Baden (1997:18) señalan que los derechos reproductivos y sexuales
de las mujeres están en el corazón de las relaciones de poder de género al nivel
individual y de los hogares. De ahí que se entienda que el ejercicio de este tipo
de decisiones no sólo es un prerrequisito para el fomento de la salud sexual de
las mujeres, sino un factor esencial en la construcción de relaciones de género
más equitativas.
Los elementos identificados en las distintas definiciones de empoderamiento,
nos permiten afirmar que se trata de un concepto multidimensional, pues no
solamente se concibe en distintos niveles: interior-personal-individual, de
relaciones cercanas-doméstico-familiar-grupal y colectivo-comunitario-social;

199
Paloma Paredes Bañuelos.

sino que a la vez se halla en diversos ámbitos de la vida: político, económico,


social, emocional, de la salud.

Empoderamiento y erradicación de la pobreza

El empoderamiento se adoptó como elemento esencial en estrategias de combate


de la pobreza de organismos internacionales ¿por qué?
Durante la década de los 90 y la primera década del siglo XXI, la importancia
del enfoque del empoderamiento se hizo manifiesta en múltiples conferencias de
la Organización de las Naciones Unidas (Oxaal y Baden 1997:3-5; Strandberg
2001:2). Diversos organismos internacionales incluyeron este enfoque como
objetivo y estrategia de sus programas para el desarrollo. La popularización del
enfoque se debe, entre otras cosas, a cambios conceptuales de gran relevancia en
el campo de la pobreza. “El reconocimiento de que la pobreza es un fenómeno
multidimensional y que más allá de los cálculos monetarios y la ‘privación
física’, comprende elementos no materiales relacionados con la ‘privación
social’” (Chant, 2003:14) requería marcos conceptuales (discursivos y de
acción) distintos de los utilizados en décadas pasadas. A este reconocimiento
se suman otros hallazgos en materia de género, pero, sin lugar a dudas, un
factor que contribuyó en gran medida a la popularización del enfoque del
empoderamiento fue el señalamiento de que “la erradicación de la pobreza no
responde a enfoques no participativos ‘de arriba hacia abajo’” (Chant, 2003:15).
En el Reporte Mundial de Desarrollo 2000/2001 se expone la estrategia
del Banco Mundial para combatir la pobreza. Ésta se estructuró a partir
de tres ejes: “promover las oportunidades, facilitar el empoderamiento e
incrementar la seguridad”. Estos ejes, dice el informe, pretenden atender la
multi-dimensionalidad del fenómeno de la pobreza (Banco Mundial, 2001).
La propuesta sienta sus bases en la necesidad de crecimiento económico y en
la integración de la población empobrecida en los mercados laborales y de
consumo. Las acciones que se proponen para facilitar el empoderamiento,9
dejan claro que los aspectos económico y de auto-gestión de las necesidades
básicas, son centrales para este proyecto.
Algunas citas del texto “Atacando la Pobreza: Oportunidad, Empoderamiento
y Seguridad” (Banco Mundial, 2001) ilustran los objetivos de la estrategia y el
papel del empoderamiento dentro de la misma:

9
Establecer bases políticas y legales para el desarrollo inclusivo. Creación de administraciones
públicas que fomenten el crecimiento y la equidad. Promover la descentralización inclusiva y
el desarrollo comunitario. Promover la equidad de género. Hacer frente a las barreras socia-
les. Apoyar el capital social de los pobres. (Banco Mundial 2001: 9-10).

200
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

La gente pobre menciona la falta de oportunidades para obtener ingresos, la


fragilidad de su relación con los mercados y la incapacidad de las instituciones
estatales para responder a sus necesidades. Mencionan inseguridad, así como
riesgos para la salud, el riesgo de no tener trabajo y los riesgos propios de la
agricultura que hacen que las ganancias sean siempre algo incierto. En cualquier
parte –desde las villas en India hasta las favelas de Río de Janeiro, las aldeas
cercanas a Johannesburgo y las granjas en Uzbekistan- las historias exponen
problemas similares. […] SEWA10demuestra cómo la gente pobre puede hacer la
diferencia si se organizan entre ellos mismos para defender sus derechos, tomar ventaja de
las oportunidades que ofrece el mercado y se protegen a sí mismos de los múltiples riesgos
(Banco Mundial, 2001:2).
Una amplia participación de base en la toma de decisiones, en los niveles local y
nacional, no sólo tiene buenos resultados para los pobres directamente, sino que
además mejora la calidad de los proyectos de desarrollo. La participación de las mujeres
en la toma de decisiones locales y nacionales, mejora los resultados para ellas y
para su descendencia (Banco Mundial, 2001:6).
Las redes y normas sociales son una forma clave de capital que la gente puede usar para salir
de la pobreza. Por eso es importante trabajar con y apoyar las redes de gente pobre y
mejorar su potencial vinculándolos con organizaciones intermediarias, mercados
más amplios e instituciones públicas (Banco Mundial, 2001:10).11

Estas citas del Reporte Mundial de Desarrollo 2000/2001 exhiben


claramente la importancia que se da a la autosuficiencia de “la gente pobre”
para modificar sus propias circunstancias. Rowlands (1995) escribía, un lustro
antes de este reporte, que la idea del empoderamiento como herramienta para
el combate de la pobreza se popularizaba porque además de implicar ciertos
grados de desarrollo personal, suponía pasar de la comprensión a la acción. La
movilización colectiva (empoderamiento) que fomentan las instituciones
(de desarrollo y financieras) supranacionales tiene por objetivo mejorar las
propias condiciones de vida de quienes se movilizan, pero no a través de la
transformación profunda de las estructuras que generan sociedades injustas y
jerárquicas.
Eyben y Napier (2009) realizaron una interesante investigación tanto
documental como de campo. Múltiples entrevistas a altos funcionarios
de organizaciones internacionales para el desarrollo revelaron que el
“empoderamiento de las mujeres” es un concepto ambiguo, con múltiples
significados, que se adapta a las circunstancias y a los agentes que lo nombran.
Su trabajo es interesante porque exhibe las líneas que rigen en la práctica
las acciones institucionales en pro del “empoderamiento de las mujeres”.
La investigación señala que los temas relativos a dar voz a las poblaciones
marginadas han perdido importancia en la agenda del desarrollo con perspectiva
de género y que en cambio hablar de la equidad de las mujeres en términos
10
Self-Employed Women’s Association (Asociación de Mujeres Auto-empleadas).
11
La traducción y los subrayados son propios.

201
Paloma Paredes Bañuelos.

económicos es cada vez más popular. “El empoderamiento de las mujeres


es economía inteligente … estudios demuestran que invertir en las mujeres
produce grandes resultados sociales y económicos”, expresó el Presidente del
Banco Mundial entrevistado por las autoras (2009:293). Esta declaración es
una clara síntesis que evidencia cómo en la práctica, el empoderamiento se
asocia más al crecimiento económico, la eficiencia y efectividad mientras los
argumentos políticos y de justicia del enfoque son dejados de lado. Visto de
esta manera, el empoderamiento de las mujeres es un instrumento central para
el desarrollo e incluso “no apoyar[lo] es considerado como ineficiente” (Eyben
y Napier-Moore, 2009:294).
Así, se da un cambio sutil, casi imperceptible, donde los objetivos originales
de transformación social del empoderamiento son sustituidos por el programa
típico de “desarrollo” que en teoría incluye la transformación social pero que
en la práctica significa trabajar para conseguir crecimiento económico.

¿Por qué la noción no es tan nueva como pretende?

De todos los elementos que integran la noción empoderamiento, hay dos que
–hemos visto– han tenido mayor relevancia para los organismos supranacionales
que promueven el desarrollo: ya sea entendido como participación (política,
económica y social) activa para la auto-resolución de las necesidades básicas
de las poblaciones empobrecidas o como independencia económica de las
mujeres. En estas dos concepciones del empoderamiento se concentran las
acciones para su promoción.
La autogestión, la autoorganización, la agencia, la autosuficiencia, la alta
participación en el medio económico y político; frente a la dependencia, las
actitudes pasivas y el proteccionismo, son rasgos que encajan a la perfección
con las demandas del sistema capitalista y de los regímenes neoliberales, cada
vez más liberados de obligaciones sociales. Esta línea de acción responde a
cambios ocurridos en la década de los ochenta en materia de políticas sociales
en México y en el mundo, donde los Estados pretenden deshacerse de la
responsabilidad del bienestar social trasladándolo a la población.
¿Por qué decimos que la noción de empoderamiento, en el ámbito del
desarrollo, no es original?
Porque este aspecto, primordialmente económico, del empoderamiento
recuerda claramente a los objetivos perseguidos por los enfoques de Mujeres
en el Desarrollo. El fomento de la participación activa de las mujeres en las
tareas del desarrollo existe desde la década de los sesenta. En esencia se sigue
promoviendo la inclusión de las mujeres en el mercado laboral como inversión

202
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

y para la mayor eficiencia del mismo. Se enfatizan las posibilidades de auto-


gestión y producción, pero el tema de la equidad entre hombres y mujeres, entre
clases y etnias se diluye frente a los objetivos de productividad y autosuficiencia
que promueven los gobiernos nacionales y las agencias de desarrollo a nivel
mundial. La transformación social es un terreno espinoso y fuente de conflictos,
los organismos internacionales que promueven el desarrollo han decidido
deliberadamente dejarla de lado.
El enfoque del empoderamiento, queda claro, ha heredado las características
de los enfoques precedentes. Si bien su origen tiene un carácter social, colectivo
y con interés de transformar estructuras, su adopción por el discurso del
desarrollo lo ha convertido en una noción individualista vinculada a la eficiencia
y pragmatismo de la lógica empresarial. El empoderamiento se entiende como
una herramienta para el desarrollo, más que como un proceso de justicia y
equidad. El crecimiento económico sigue siendo el objetivo principal de las
agencias de desarrollo y “empoderar” a las mujeres significa involucrarlas cada
vez más en los procesos productivos, hacer uso de sus habilidades y fuerzas
para la construcción del siempre anhelado desarrollo. De hecho, es posible
argumentar que las políticas del enfoque del empoderamiento no difieren
radicalmente de las políticas de desarrollo de los años cincuenta, herederas
directas de administraciones coloniales preocupadas más “por la ley y el orden y
el mantenimiento de condiciones estables para la expansión agrícola y minera”
(Moser, 1991:82) que por el bienestar social:

El enfoque del empoderamiento que en sus orígenes representó –entre otras cosas-
una crítica al modelo de desarrollo imperante, hoy forma parte de la historia oficial
en el recuento de políticas internacionales dirigidas a las mujeres del llamado Tercer
Mundo y aunque se pronuncia a favor de la búsqueda personal por el control de
los recursos y las decisiones, se suma a las estrategias que implícitamente siguen
utilizando el tiempo y las habilidades de gestión de las mujeres y concibiéndolas
como “contribuciones a la actividad del desarrollo” (Pearson, 2005:160). El
paradigma del desarrollo en relación con las mujeres ha actuado siempre de
manera utilitarista, ya sea que se les conciba como objetos o como sujetos del
desarrollo; con agencia o sin ella, las mujeres siguen siendo identificadas como un
grupo vulnerable o grupo meta, sin que los mecanismos económicos que generan
desigualdad en el mundo sean cuestionados de manera contundente en términos
prácticos (Paredes, 2012:283).

Por otra parte, existe evidencia empírica, procedente del trabajo de campo
realizado por la autora en la zona de la Huasteca Potosina en México 2009-
2011, que desvela prácticas domésticas que ponen en tela de juicio la supuesta
ausencia de empoderamiento de las mujeres sobre la que se asientan y contra
la que trabajan múltiples programas con perspectiva de género en el ámbito
de la planeación del desarrollo. Los testimonios de las mujeres que participan

203
Paloma Paredes Bañuelos.

en el estudio “Empoderamiento y estrategias de sobrevivencia. Acercamiento


crítico al paradigma del desarrollo”, muestran la presencia de procesos de
empoderamiento (participación activa) en el ámbito económico como elemento
imprescindible de la sobrevivencia actual y desde épocas pasadas. Además, la
literatura sobre costumbres téenek señala que la presencia de las mujeres en
el mercado laboral “asalariado”12 es ancestral, aunque haya que anotar que
las condiciones de trabajo y la escasa remuneración hacen a aquellas labores
comparables con la esclavitud (situación compartida por los varones que
trabajan/trabajaban en tierras ajenas a cambio de jornal).
Las mujeres que participaron en este estudio manifestaron múltiples rasgos
de empoderamiento, pusieron en evidencia sus dotes de liderazgo social, su
carácter emprendedor, su gran capacidad de independencia, sus altos grados de
decisión sobre las trayectorias de vida personal y de sus familias, disposición para
participar en actividades comunitarias, participación en los procesos políticos
de la comunidad, su valentía para emigrar; entre otros. El empoderamiento de
las mujeres (entendido como participación activa en los mercados laborales)
existe y ha existido -hasta cierto punto- como un proceso inherente a la madurez
individual. Justamente en un contexto de pobreza extrema; la creatividad, la
valentía, el trabajo duro y la colaboración entre los miembros de los grupos
domésticos y de la comunidad, han sido esenciales para salir adelante en un país
donde la provisión de servicios por parte del Estado es deficiente e insuficiente.
Además, uno de los rasgos que caracterizan a la comunidad13 indígena
Huasteca donde se realizó la investigación, es su alto nivel de organización
política, un elemento más que se incluye en la noción de empoderamiento y
cuya presencia no es novedad en el contexto estudiado. La auto-organización
y el trabajo en equipo para la resolución de los problemas comunitarios es y
ha sido esencial en la historia, no sólo colectiva, sino personal de las mujeres
que participaron en la investigación.

Conclusiones

Definir el concepto del empoderamiento no ha sido una tarea fácil. Como


se ha visto, a pesar de su popularidad, no cuenta con una única definición
estandarizada. En cambio, existe un amplio conjunto de elementos asociados a
la noción que aparecen gracias a la revisión de un buen número de definiciones
aportadas por distintos agentes para el desarrollo o por textos académicos. El
ejercicio de recolección y de organización de los factores que la noción incluye,
12
Empleadas para el trabajo doméstico en casas de las élites en turno, trabajadoras en el campo
o vendedoras de alimentos preparados y/o de productos agrícolas de las parcelas familiares.
13
Se omite el nombre de la localidad por motivos de confidencialidad.

204
Empoderamiento: ¿Qué es, qué ha sido y para qué ha servido?

nos permite reconocer la multidimensionalidad del concepto y su posible


aplicación a diversos ámbitos de la vida social.
La complejidad del concepto puede estar relacionada con la necesidad
de que el enfoque del empoderamiento superara ciertas críticas dirigidas a los
enfoques precedentes del área del desarrollo con perspectiva de género. Sin
embargo, el resultado de este enfoque, en términos teóricos, resulta ambiciosa,
poco realista en incluso podría decirse que utópica. En términos weberianos
puede decirse que el enfoque del empoderamiento lleva implícito un “tipo-ideal”
de ciudadanía. Y dado que la estrategia del empoderamiento está dirigida
específicamente a mujeres que padecen condiciones de pobreza, podríamos
hablar de un “tipo-ideal de mujer que padece la pobreza” o un “tipo-ideal de
ciudadana pobre”.
Contrario a lo que la noción pregona respecto de que el empoderamiento
es un proceso personal que ha de comenzar en el interior de la mujeres, para
posteriormente generar cambios a nivel grupal y social. A pesar de que se
hace énfasis en el carácter participativo “de abajo hacia arriba” y en que no
debe ser un proceso impuesto, sino uno que se origine a niveles locales; que
exista una colección de elementos que definen lo que es el empoderamiento
me permite afirmar que existe el “tipo-ideal” diseñado para las mujeres y que
éste es congruente con el modelo de sociedad desarrollada al que se aspira.
Si esta afirmación es válida, es legítimo señalar que al ser el empoderamiento
un concepto tan ambicioso y tan complejo, multidimensional y con grandes
aspiraciones acerca de la transformación social; es también un enfoque que
demanda demasiado a las mujeres que padecen la pobreza, deposita sobre
ellas una responsabilidad muy grande y les asigna exigentes cargas de trabajo.
Pero toda esta reflexión se limita al área teórica. Pues hemos visto que si
bien el concepto es complejo y ambicioso, se relaciona con luchas sociales para
la construcción de sociedades no jerárquicas, equitativas y justas; su adecuación
en las políticas de desarrollo internacionales con perspectiva de género se
ha centrado -en la práctica- en los aspectos económicos que ya explotaban
los enfoques precedentes en la materia. Es decir, en la mayor participación
económica de las mujeres y en el traslado de responsabilidades sociales del
Estado hacia el trabajo doméstico no remunerado.
Por otro lado, enfrentar el concepto del empoderamiento con la experiencia
concreta de sobrevivencia en una comunidad indígena de la Huasteca Potosina,
nos permite señalar que algunos de los factores que integran la noción del
empoderamiento forman parte de las prácticas tradicionales de organización
social de la comunidad y de los hogares. Es decir, que si desde hace décadas, por
no decir siglos, las comunidades y los hogares tienen rasgos de empoderamiento,
no es posible asegurar que el mismo –en este caso concreto- sea una herramienta

205
Paloma Paredes Bañuelos.

útil para combatir la pobreza, pues las condiciones económicas en la comunidad


permanecen inmutables, precarias y cada vez con mayores obstáculos para la
sobrevivencia.
Si bien el enfoque del empoderamiento surge de organizaciones sociales
de base y de sectores académicos críticos respecto de los enfoques precedentes
en materia de género y desarrollo, es posible decir que la adopción del enfoque
por parte de organismos internacionales es, a final de cuentas, un instrumento
retórico para renovar discursos sempiternos, ortodoxos, cuyo objetivo último
sigue siendo el crecimiento económico, aún cuando se ha demostrado en
múltiples ocasiones que tal meta no acarrea beneficios sociales para el grueso
de la población. Las narrativas se modernizan, responden a la crítica, se vuelve
maleables, socialmente responsables pero las prácticas continúan y continuarán
en la misma línea mientras no exista un cambio significativo o reemplazo del
paradigma del desarrollo que provea de nuevas metas y objetivos a la agenda
internacional.
Las políticas que definen las líneas de acción institucional van recogiendo
e implementando lo que de la investigación resulta sencillo de operar, es
cuantificable o puede hacerse visible para refrendar el carácter altruista de las
organizaciones internacionales pero no se cuestionan seriamente los mecanismos
de subordinación, no sólo de género, sino entre naciones y se mantiene la meta
del crecimiento económico que no ha dejado de ser el objetivo final que se
impone en todos los ámbitos de la historia contemporánea.

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208
El libro Transformaciones y resistencias hacia nuevas
perspectivas de desarrollo rural, se terminó de imprimir
en mayo de 2015, en los talleres
gráficos de Editorial Cienpozuelos, S.A. de C.V.
Morelia, Michoacán
e-mail: editorialcienpozuelos@hotmail.com

El tiraje consta de 500 ejemplares

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