Mi ego influye directamente en la vida que vivo, ya
EL EGO que en función de cómo me relaciono con él, tomo
de una forma más acertada o des acertada mis decisiones. Ego en latín significa “yo”. Ese acierto será el que contribuya a un mayor bienestar en mi vida. A lo largo de los años y diferentes autores en psicología relacionan el ego para hacer referencia a la conciencia de la propia persona, la capacidad para que la persona se reconozco a si misma, percibir la realidad y la propia personalidad. Es decir, el ego se relaciona con lo que la persona entiende como su “yo”. Partiendo desde ese concepto, el ego vive con conmigo y se va haciendo según las vivencias y circunstancias que acontecen en mi vida. Es la imagen con la que me muestro a los demás y delante de mí mismos. Va modelándose de acuerdo con la manera en la que me tomo las cosas, recopilando miedos y limitaciones, comparándome con los demás de manera automática y estableciendo mis propios juicios de valor. ¿Qué papel toma el Ego en mi vida? El ego me defiende de aquello que sufrí un día y que hoy sigo reproduciendo como si fuera ayer, pues él nos hace que sea un recuerdo vívido. Cada vez que he sentido odio, rencor, humillación, alguna desgracia, cualquier tipo de maltrato, ha dejado huella en mi Ego y ya está aquí él para defenderme de que me vuelva a pasar. Según él, “el mundo nos debe pleitesía y respeto”. De este modo, el Ego pulula en todo momento por mi día a día con el afán de defenderme de cualquier debilidad que se me pueda presentar, excusándose en parecer así más fuerte física y emocionalmente. Podría tratarse de recurrir una y otra vez a una conducta, más bien infantil, si se ve desde el punto de vista de alguien que no perdona y sigue adelante en la vida, aprendiendo de los errores cometidos y mirando el futuro con esperanza e ilusión. El Ego teme las experiencias nuevas, todo aquello desconocido, la cercanía con los otros, el compromiso y el Amor, la salida de la zona de confort, … ¿Cómo me influye el Ego? La toma de conciencia de las circunstancias que me suceden en la vida, es el punto de inflexión de tener una vida que sume o que reste. Si alguna vez alguien me ha puesto en evidencia delante de otras personas, me he sentido humillados y no he sabido reaccionar para defenderme en ese momento, no es motivo para que hoy en día evite tener relaciones cercanas con personas y disfrutar de los placeres de la vida. Seguir cohibidos por aquello que pasó y seguir sintiendo rencor no hace más que limitarme en una burbuja invisible, menguando mi felicidad y plenitud en mi vida. El Ego se retroalimenta una y otra vez cuando me dejo llevar por el miedo, el asco, la rabia, la posesión, el rencor o la inseguridad. El Ego va incorporando máscaras de falsa seguridad que terminan por distorsionar la apreciación que tengo de mi mismos. Se vale por sí mismo estableciendo un modo de actuación automático, de modo que llega a ser tan real como si fuese parte de mi identidad. Es fundamental conocer cómo se desenvuelve pues tomo decisiones que pueden afectarme tanto a nivel personal, social e incluso profesional. Es inevitable convertirse en pasto del Cuerpo del Dolor, es decir, ser la viva esencia del victimismo, la culpabilidad, la tristeza, el sufrimiento, el egoísmo, la comparación, la desconfianza, la infelicidad en toda regla, pues el Ego nunca va a parar de compararme con otras personas o con otros momentos de la vida u otros lugares. El Ego siempre va a estar al acecho para culparme por aquello que pasó, por lo que no he hecho o me llenará de miedo e inseguridad por el futuro incierto que está por venir. Aprovechará cualquier momento para hacerme ver que todo lo que te pasa es por lo que está fuera de ti, les echare la culpa a otros de mi desdicha, regodeándose en el daño que te han hecho. Sólo podre sentirme libre, cuando gestion mis propias emociones, reconociendo en ellas a mi Ego. Cómo dominar el Ego Nunca voy a deshacerme del Ego porque forma parte de mi identidad. Forma parte de mi vida, ni lo voy a eliminar, ni podre desprender de él, pero sí podre disminuir su influencia, reconociendo cuando estoy siendo manipulados por él o estoy mostrándome tal cual soy. Son 7 pasos para dominar tu ego. Inspiradas en el libro “El poder de la Intención” de Wayne Dyer 1. No te sientas ofendido. Siempre va a haber algo por lo que me sienta ofendido (el desplante de una persona, un traspiés con una baldosa de la acera o el pasotismo que presenta tu hijo). El Ego va a estar cuchicheándome como si fuera Pepito Grillo, diciéndome lo que está mal o bien o cómo tendrían que ser las cosas. En este punto, el sentirme ofendido se vuelve un hábito dañino. Es mi responsabilidad hacer de este mundo un mundo mejor, pero de eso a sentirme víctima de todo lo que pasa, es otra cosa. Caer en esas redes sólo va a debilitarme mucho más, aparte de fomentar esa energía destructiva. 2. Libérate de la necesidad de ganar siempre. El Ego tiende a la separación, lo bueno y lo malo, vale o no vale, pierdes o ganas. Es una pérdida de tiempo compararme todo el rato pues siempre habrá una persona más alta o baja que yo, o que tenga más destreza o experiencia en algo que yo. Nunca podre de ser más o menos porque siempre habrá otra persona que me supere de alguna forma. Y eso no puede ser un motivo que elimine mi paz interior porque es una carrera que nunca voy a ganar. Superarme con amor. Perder no siempre es lo contrario a ganar. De nada sirve acumular trofeos pues sólo así seguiré alimentando ese afán del Ego. 3. Libérate de la necesidad de tener razón. La variedad de opiniones son fuente de conflictos y disputas que provocan en mi la necesidad de imponerme ante los demás mi forma de pensar. Para el Ego se vuelve una necesidad imperiosa, pues de lo contrario es como si estuviese gritando que él no es esclavo de nadie. Estoy convencido que voy a ganar mucho más optando por ser feliz y siendo amable y cariñoso con los demás y conmigo mismo. La actitud por una vida más optimista y saludable en todos los sentidos va a abrir puertas que hasta entonces creías cerradas. Confiar es crear nuevas realidades. 4. Deja ir la necesidad de ser superior. Todo está ligado. Todo es visto desde diferentes puntos de vista siendo siempre la misma cosa, luego nunca va a ser mejor o peor que otra. Simplemente será diferente. mi ego influye directamente en la vida que vivo, ya que en función de cómo me relaciono con él, tomo de una forma más acertada o no mis decisiones. Ese acierto será el que contribuya a un mayor bienestar en nuestra vida. El ego vive con nosotros y se va haciendo según las vivencias y circunstancias que acontecen en nuestra vida. Es la imagen con la que nos mostramos a los demás y delante de nosotros mismos. Va modelándose de acuerdo con la manera en la que nos tomamos las cosas, recopilando miedos y limitaciones, comparándose con los demás de manera automática y estableciendo sus propios juicios de valor.