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EL ESPACIO INDUSTRIAL
EL ESPACIO INDUSTRIAL
Las materias primas son los recursos que la industria transforma en productos semielaborados
o elaborados.
Las materias primas de origen orgánico proceden de los seres vivos. Son suministradas por las
actividades agrícolas, ganadera, forestal y pesquera. Se destinan a la industria agroalimentaria
y a otras, como el mueble y el papel.
Las materias primas de origen geológico proceden de la corteza terrestre. Son suministradas
por la actividad minera, que las extrae de yacimientos. Son las más importantes para la
industria e incluyen minerales, rocas y productos energéticos.
Los minerales industriales se emplean en diversas industrias por sus propiedades y no por los
metales o energía que suministran.
Las rocas de cantera se emplean sobre todo en la construcción. Proceden de canteras donde se
extraen en grandes bloques o de graveras donde se obtienen fragmentos de pequeño tamaño
(arena y graba).
Las rocas ornamentales son rocas de cantera que pueden usarse con fines decorativo en la
decoración de interiores o exteriores.
Los productos energéticos son sustancias naturales sólidas, líquidas o gaseosas empleadas en
la producción de energía. En España solo es significativa la producción de carbón.
Las fuentes de energía son los recursos que permiten obtener energía o fuerza para realizar un
trabajo; en el caso de la industria, transformar las materias primas.
El carbón
El carbón es una roca combustible de color negro, formada por la descomposición de restos
vegetales durante millones de años. Su calidad y poder calorífico dependen de la antigüedad
de este proceso: es mayor en los carbones de la era primaria -antracita y hulla- que en los de la
era secundaria -lignito-.
El destino del carbón son las industrias siderúrgica y cementera; las calefacciones domésticas;
y, sobre todo, la producción de la electricidad en centrales térmicas. Estas se localizan cerca de
las cuencas mineras.
La producción interior de carbón se localiza en trece grandes cuencas, entre las que destacan
la asturiana-leonesa-palentina, la de Teruel y la de Puertollano. En la actualidad, sufre
problemas, como el agotamiento de algunos ricos yacimientos; la baja calidad de otros; la
carestía por el predominio de explotaciones subterráneas, con vetas que impiden usar
máquinas potentes; el descenso de la demanda doméstica e industrial; y la competencia del
carbón importado.
El petróleo
El petróleo es un aceite mineral compuesto por una mezcla de hidrocarburos. Se forma por la
descomposición y el almacenamiento en las capas geológicas de animales y plantas que
vivieron hace millones de años en un medio marino.
El consumo de petróleo sigue siendo el más elevado en el mix energético, aunque tiende a
decrecer desde 2005 por su reducido uso en la generación eléctrica.
El gas natural
El gas natural es una mezcla de hidrocarburos gaseosos, en los que predomina el metano. Se
encuentra en yacimiento subterráneos, solo o asociado al petróleo.
La producción interior de gas es insignificante y se centra en los yacimientos del golfo de Cádiz.
Es necesario importar gas de países como Argelia, Nigeria y Qatar, seguidos de Noruega,
Trinidad y Tobago y Egipto.
El consumo de gas, iniciado en 1969, se ha incrementado hasta 2005 gracias a su alto poder
calorífico; precio más bajo; y menor contaminación al carecer casi de azufre y emitir menos
CO2. Desde entonces decrece por la mayor importación de las fuentes renovables a la
producción de electricidad y por los efectos de la crisis de 2008.
La energía nuclear
Su destino principal es producir electricidad en siete centrales cuya localización responde casi
exclusivamente a decisiones políticas.
La producción nuclear se realiza con uranio importado de Níger, tras el cierre de las minas
Saelices (Salamanca).
La energía hidráulica
Se obtiene haciendo saltar agua por una tubería para mover una turbina conectada a un
generador que transforma la fuerza mecánica en electricidad.
Su destino principal es la producción de electricidad. Las grandes centrales emplean el agua
procedente de un embalse construido detrás una presa o barrera transversal al cauce de un
río. Se localizan en zonas con fuertes desniveles topográficos y ríos caudalosos, como el norte
peninsular, el Pirineo, o algunas montañas del interior peninsular; y sobre todo, en la caída de
los ríos Duero y Tajo en la frontera con Portugal. Las minicentrales utilizan saltos de agua
menores.
Se obtiene del viento, el sol, la biomasa, el calor interno de la Tierra y el mar. Su destino
principal es producir electricidad y calor en diferentes tipos de centrales. La producción con
energías alternativas ha sido tardía a causa de su mayor precio motivado por el insuficiente
desarrollo tecnológico.
La energía eólica utiliza la fuerza del viento. Se destina a producir electricidad en parques
eólicos, que desde 1991 han experimentado un crecimiento espectacular, gracias a las mejoras
técnicas que han reducido los costes, convirtiendo a España en la segunda potencia eólica de la
UE. Los parques eólicos se localizan en zonas con vientos intensos, constantes y regulares, que
coinciden con las cumbres montañosas y ciertas costas (litoral gallego, Tarifa).
La energía solar usa el calor y la luz del sol. Se destina a producir agua caliente y calefacción
(mediante captadores térmicos situados sobre los edificios); o a producir electricidad. Las
centrales termoeléctricas las obtienen usando espejos para calentar un fluido y generar un
vapor. Las centrales fotovoltaicas utilizan paneles de silicio para convertir directamente la luz
solar en electricidad, en grandes centrales y en pequeñas instalaciones o <<huertas solares>>.
Las centrales solares se localizan en zonas con abundantes horas de sol y en áreas rurales,
donde el suelo es más barato.
La energía marina procede del mar. En España existen centrales undimotrices experimentales
para producir electricidad aprovechando la fuerza de las olas frente a la costa de Santoña y en
el puerto de Mutriku (Guipuzkoa)
Un lento inicio en relación con otros países europeos. La industrialización no comenzó a cobrar
fuerza en España hasta 1855. Las causas de este hecho, que han llevado a hablar de
<<fracaso>> de la Primera Revolución Industrial.
Otras circunstancias desfavorables fueron el atraso tecnológico, que obligaba a importar las
máquinas; la situación exterior (guerra de la independencia, desastre colonial); y la política
proteccionista, que libraba a la industria de la competencia externa, pero desincentivaba su
modernización tecnológica.
En el primer tercio del S. XX (1900-1936) Tuvo lugar un mayor crecimiento industrial. Aumentó
la disponibilidad de minerales. Creció la inversión industrial procedente de la repatriación de
capital de las colonias perdidas en 1898. Se incrementó la demanda, pues las obras públicas
durante la dictadura de Primo de Rivera. Y se incorporaron los avances técnicos de la Segunda
Revolución (hidrocarburos y electricidad).
En la Primera Revolución Industrial, los sectores industriales principales fueron el textil del
algodón y el siderometalúrgico.
En la Segunda Revolución Industrial, y sobre todo durante el franquismo, la industria se
diversificó: crecieron los sectores básicos (siderurgia integral, refinerías, petroquímica,
producción eléctrica, electrometalurgia, electroquímica); los de bienes de consumo, gracias al
aumento del nivel de vida (textil, calzado, alimentario, electrodomésticos, automóvil); y los de
bienes de equipo, casi siempre instalados por las multinacionales poseedoras de la tecnología
(maquinaria, material de transporte).
Las grandes empresas fueron en su mayoría empresas estatales, propiedad del Instituto
Nacional de Industria -INI- correspondientes a sectores básicos; o filiales de empresas
multinacionales en los sectores de mayor crecimiento y complejidad tecnológica.
El atraso tecnológico, motivado por la escasa inversión en tecnología, se vio favorecido por la
política proteccionista.
La dependencia externa era triple: tecnológica, ante la falta de tecnología propia; financiera,
ante la insuficiente inversión nacional; y energética ante la incapacidad del carbón y de los
hidrocarburos nacionales de abastecer a la industria.
En estas áreas se instalaron las industrias de la Primera Revolución Industrial y, con el tiempo,
afianzaron la hegemonía, al implantar otras nuevas, atraídas por las ventajas de la
aglomeración
La franja cantábrica implantó en la Primera Revolución Industrial industrias de base. Este fue el
caso de la siderurgia que, tras su fracaso inicial en Málaga, se trasladó a Asturias, Cantabria y el
País Vasco, instalándose junto a las minas de carbón o de hierro; o en los puertos
importadores o exportadores.
Los ejes de difusión industrial fueron ejes próximos a las grandes aglomeraciones urbano-
industriales, situados junto a las principales carreteras de su periferia. Ejes nacionales a lo
largo de las principales vías de transporte entre las regiones más industrializadas, como los
incipientes ejes del Ebro y del Mediterráneo. Y ejes regionales resultantes de la política de
desarrollo industrial del franquismo, como el del litoral gallego y el de Andalucía occidental.
La promoción industrial
La promoción industrial en las zonas atrasadas se realizó mediante los polos de promoción y de
desarrollo, además de otras actuaciones.
La crisis industrial afectó a todos los países industrializados a partir de 1975, e incidió
duramente sobre la industria española, debido a sus debilidades previas.
Las causas externas fueron los cambios ocurridos en estas fechas en la economía mundial.
El encarecimiento de la energía por la gran subida del precio del petróleo, incrementó los
costes de producción y redujo la demanda.
La reconversión industrial
El objetivo de la reconversión industrial era actuar en poco tiempo sobre los sectores
industriales en crisis, realizando los ajustes.
Los sectores seleccionados para la reconversión fueron sectores maduros con importante
participación en la producción y el empleo: siderometalúrgico, construcción naval, línea blanca
de electrodomésticos, equipo eléctrico, componentes electrónicos, textil y calzado.
En España siguen teniendo un peso destacado los sectores industriales maduros. Los más
dinámicos cuentan con fuerte presencia de capital extranjero. Y los de alta tecnología crecen,
aunque tienen menos importación que en otros países europeos.
Son las ramas industriales que sufren un descenso de la competitividad y de la demanda. Las
causas son una baja intensidad tecnológica y la competencia de nuevos productos o de países
más baratos, con el consiguiente riesgo de deslocalización.
Son ramas industriales caracterizadas por su alta productividad; por tener una elevada
demanda interna y externa; y por contar con una destacada presencia de capital extranjero y
multinacionales.
Automoción que fabrica vehículos y componentes. Es a la vez un sector maduro, que sufre
competencia externa y amenaza de deslocalización. El automóvil, en manos de
multinacionales, exporta la mayoría de la producción y tiene un importante mercado interno.
Entre las fábricas automovilísticas destacan las de Palencia, Valencia, Valladolid y Zaragoza.
Alimentos, bebidas y tabaco tienen un gran dinamismo exportador. En este sector destacan
Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana.
Son las ramas industriales impulsadas por la Tercera Revolución Industrial. Cuentan con alta
intensidad tecnológica. En España, se han implantado más tarde y menos que en otros países
europeos, debido a la dependencia del exterior en investigación y en tecnología.
El peso del sector industrial es reducido, en comparación con otros países del entorno, tanto
en el PIB como en la población ocupada.
Las empresas siguen presentando tamaño y rasgos contrastados. Las pequeñas y las medianas
empresas, son más del 90%. Pero sus productos son más caros y menos competitivos al no
permitir economías de escala; invierten poco en investigación y modernización. Por su parte,
las grandes empresas son pocas y están a mucha distancia de las mayores de la Unión Europea.
Son los espacios centrales de las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, consolidados
como los centros principales de la industrias española.
Su evolución reciente ha sido doble. Por una parte, una pérdida de tejido industrial a causa de
la reconversión de los sectores maduros y de la difusión de industrias hacia espacios más
baratos. Por otra parte, una revitalización industrial, motivada por la implantación de las sedes
sociales de las grandes empresas nacionales y multinacionales en edificios. Por la instalación
de los sectores de alta tecnología en parques industriales y empresariales.
Las coronas metropolitanas de la periferia urbana y las franjas periurbanas de transición entre
el espacio urbano y el rural. Atraen industrias tradicionales, nuevas o deslocalización desde las
áreas centrales metropolitanas buscando reducir costes y hacer negocio con la venta del suelo
urbano que ocupaban. Suelen ser pequeñas, poco capitalizadas y necesitadas de trabajo poco
cualificado y flexible y dedicadas a producciones tradicionales. En otros casos, las coronas y
franjas periurbanas instalan empresas innovadoras en parques tecnológico.
Los ejes de desarrollo industrial se localizan a lo largo de las principales vías de comunicación.
A nivel nacional, destacan los ejes del valle del Ebro y del Mediterráneo. Están relacionados,
mediante una red de autopistas, con los principales centros nacionales y del sur de Europa. A
nivel regional y comarcal sobresalen los ejes en torno a Madrid, que se extienden hacia las
provincias limítrofes de Castilla-La Mancha.
Son zonas en declive industrial desde la década de 1970, localizadas en la cornisa cantábrica y
ciertos emplazamientos (Sagunto, Ferrol, bahía de Cádiz, Puertollano, Ponferrada y los valles
del textil catalán). Las causas del declive son la especialización en sectores maduros que sufren
la competencia de países más baratos, ocasionando desindustrialización, paro y emigración.
Las áreas de industrialización escasa son Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares y Canarias,
debido a su localización poco competitiva.
En la ocupación industrial, entre 1990 y 2007 perdieron puestos de trabajo las provincias más
industrializadas (Barcelona, Madrid), a causa de la terciarización y la difusión industrial;
algunas provincias afectadas por el declive o ajuste de sus industrias tradicionales pesadas
(Asturias, Cantabria, Bizkaia, Cádiz y Huelva) o ligeras (Alicante). Creció la ocupación en
provincias receptoras de industrias desde provincias próximas (Guadalajara y Toledo respecto
a Madrid o Araba respecto a Bizkaia y Guipuzkoa)
Entre 2008 y 2014, la ocupación industrial ha descendido en todas las provincias a causa de la
crisis económica.