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SINIESTR O S DESTACADOS

!N
AAPAS
OPINIÓN
las que están aceptándolos porque entienden que su re­
chazo amparado en dicha cláusula era totalmente erró­
neo e inviable.
PRÓLOGO
MANUEL LAMAS
PALABRAS PRELIMINARES

Según Lord Bacon: “Todo hombre es deudor de su profesión; lo que


quiere decir que todo hombre por el mero hecho de pertenecer a una cor­
poración, contrae la obligación de prestarle algún servicio importante.
Sin duda que se tendría por deshonroso no hacerlo”.
Decía en la primera edición del libro, que no sabía si el mismo
podría prestar algún servicio a nuestro sector. Seis años después sigo
pensando igual, pero mantengo mi compromiso de tratar de registrar en
estas páginas el producto de mis experiencias, observaciones y análisis
del espacio de los Productores Asesores de Seguros.
Existen abundantes y excelentes textos jurídicos sobre la inter­
mediación de seguros, pero resulta harto difícil encontrar bibliografía
acerca de la historia y de la evolución profesional de los Productores
Asesores de Seguros en la Argentina. Ésa fue una de las razones por las
cuales, dotado con más entusiasmo y audacia que capacidad y conoci­
mientos, comencé y continúo con este trabajo.
Lo hago con intención de ayudar a que se perciba mejor el papel
que han jugado y siguen jugando estos profesionales en el desarrollo y
fortalecimiento del sistema de seguros. Un sistema que tiene un enorme
contenido social, que ha sido comprobado como necesario y eficaz a
lo largo de los tiempos, pero que todavía tiene muchísimos horizontes
por explorar y contradicciones que superar para poder extender sus be­
neficios a la población y, por consiguiente, alcanzar un mayor nivel de
participación en el PBI.
En incontables reuniones y entrevistas realizadas con motivo de mi
actividad gremial, siempre me ha llamado poderosamente la atención el
desconocimiento, manifiesto y muchas veces confesado, que la absoluta
mayoría de los economistas y políticos tienen acerca del rol del seguro
en la economía y en la sociedad. Esta ignorancia se ve incrementada
cuando se incursiona en el papel de los Productores Asesores de Segu­
ros y su problemática específica. Abrigo entonces la esperanza de que
este libro, no sólo destinado a lectores especializados, pueda contribuir
en parte a que quienes ejercen funciones institucionales cuenten con
elementos que les ayuden a conocemos mejor; sobre todo a la hora de la
elaboración de leyes y reglamentaciones que nos involucren.
También he procurado introducir algunos datos de la historia de
las organizaciones gremiales de los Productores Asesores. Creo que su
esfuerzo decidido y perseverante merece ser difundido, y que su ejemplo
puede servir de estímulo a muchos colegas para sumarse a la tarea de
lograr que la actividad de los Intermediarios adquiera una categoría cada
vez más profesional, adecuada a las crecientes exigencias de la sociedad.
Es mi íntimo deseo que el texto sirva también como una contribución a
la unidad de las organizaciones gremiales de los Productores Asesores
de Seguros. Unidad que, a mi juicio, es posible y puede lograrse con
trabajo consecuente, compromiso institucional y sinceridad para la
construcción de verdaderos consensos. Todo ello sin perjuicio de volcar
algunas opiniones que sé que pueden resultar polémicas, habida cuenta
de la pasión que las animó y las alienta.
Sé que “aún las más fieles historias, aunque no cambien ni aumen­
ten el valor de las cosas, para hacerlas más dignas de ser leídas omiten
por lo menos, casi siempre, las circunstancias más bajas y menos ilus­
tres; por lo cual sucede que lo restante no aparece tal como es”.1Sin
embargo, al narrar acontecimientos en los que me tocó participar, traté
de reflejar, con objetividad, todos los hechos significativos y las circuns­
tancias que los rodearon.
No me propongo explicar el presente de nuestro sector ni de sus or­
ganizaciones gremiales como producto del voluntarismo y la actuación
de hombres providenciales; lo cual significaría un grave error. A mi jui-

1R. Descartes, El discurso del método.


ció, la historia la “hacen” todas las personas, siendo sus dirigentes nada
más que los emergentes de diversos contextos y momentos históricos.
Hago esta aclaración porque, no obstante, se hallarán en estas pá­
ginas abundancia de nombres y apellidos de distinguidos colegas con
cuya mención sólo pretendo efectuar un reconocimiento, a la vez que un
sencillo y respetuoso homenaje a su trabajo consecuente.
A pesar de haber trabajado más de tres afios en el libro -y un año
más para su actualización- soy consciente de que tal vez se hubiese
necesitado otro tanto para completarlo y hacer un examen más minu­
cioso del material investigado. Como no hay una póliza específica para
cubrir ciertas responsabilidades, sólo me queda pedir disculpas por las
omisiones y los errores en los que, de manera involuntaria seguramente
he incurrido.
A los agradecimientos ya expresados en la primera edición quiero
agregar a Santiago Dalbo, Nilo Sidero, Pedro Busum, Mariana Turró,
Sandra Riedel y a toda la Comisión Directiva de la Asociación Argenti­
na de Productores Asesores de Seguros por el apoyo brindado para esta
reedición.
Frecuentemente, solemos silbar melodías o cantar canciones sin
saber quiénes las crearon. Es por ello que sigo agradeciendo desde ya
a quienes me ayudaron, a lo largo de estos años, a forjar algunos de los
conceptos e ideas que aquí se encontrarán, cuya autoría no me pertenece,
pero que replico con convicción y sumo agrado.

M a n u e l L a m as
EL VENDEDOR, EL CLIENTE Y LAS TÉCNICAS PARA VENDER
Finalidad de los textos
Diviértase con la Astrología
(J. Vidal, El País, martes 11 de junio de 1991, p. 89)
Una profesión integral
El Productor Asesor de Seguros, un artesano

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