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NARCOTRÀFICO, GLOBALIZACIÓN Y CONFLICTOS

Virginia Montañés Sánchez *

Publicado en: Aguirre, M; Filesi, T. y González, M.; Globalización y Sistema


Internacional. Anuario CIP 2000, Icaria, Madrid, 2000.

En el curso de los últimos veinte años, el crimen transnacional organizado, en general,


y el narcotráfico, en particular, se han configurado como uno de los principales temas en las
prioridades de la política internacional. Naciones Unidas dedicó la década pasada a la lucha
contra el abuso de drogas. Al mismo tiempo, desde 1987, cada año se celebra el Día Mundial
contra el Abuso de Drogas y el Tráfico Ilícito.
La puesta en práctica de políticas económicas ultraliberales y las posibilidades que se
han abierto a raíz de los procesos de globalización han supuesto un estímulo para la
interconexión de las empresas ilegales en redes internacionales y su introducción en la
economía formal. Mediante una lógica empresarial, estas organizaciones han extendido sus
actividades fuera del territorio nacional uniendo los mercados ilegales nacionales en un solo
mercado mundial en el que se vinculan todo tipo de actividades, cuyos beneficios, tras pasar
por programas de lavado cada vez más sofisticados, acaban formando parte de la estructura
económica legal. 1
Por otra parte, los efectos sociales de la aceleración de la globalización en los años
ochenta y la puesta en práctica del ultraliberalismo, han conducido a un aumento de las
desigualdades, la pobreza, la marginación y la exclusión. En la crisis de expectativas
insatisfechas, a la que puede conducir la combinación entre la disparidad riqueza-pobreza con
los límites del crecimiento, se entroncan las raíces de la economía ilegal. 2
Pero, las organizaciones ilegales constituyen tan sólo una de las caras del prisma en el
que se engloba el sistema de las drogas. Las drogas ilegales, por un lado, y la prohibición de
las mismas, por el otro, conforman sus bases. El resto de las caras que unen ambas bases está
compuesto por las diferentes fases de producción, distribución y consumo de drogas ilícitas,
las políticas de control diseñadas y ejecutadas en el ámbito estatal e internacional y las causas
estructurales que inducen a millones de personas a arriesgar su vida o su libertad por adoptar
una forma de vida inmersa en la ilegalidad y, por lo tanto, conflictiva. El núcleo del prisma

*
Virginia Montañés es periodista, miembro del Comité Europeo de ONG sobre Drogas y Desarrollo (ENCOD) y
colaboradora del Programa Drogas y Democracia del Transnational Institute, de Amsterdam.
1
Ver Virginia Montañés; “Economía ilegal y narcotráfico en América Latina”, Papeles de Cuestiones
Internacionales, nº 69, 2000.
2
Ver Rogers y Ramsbothan en este volumen.
2
estaría impregnado por la violencia que generan tanto la ejecución de las políticas de control
de drogas como el tráfico y consumo de las mismas.
El uso de la violencia que subyace en el núcleo del prisma se sostiene en tres ejes: por
parte del Estado para controlar la oferta; por las empresas ilegales para asegurar su negocio y,
finalmente, por parte de los usuarios para proveerse de las drogas.
Pero no se trata únicamente de la violencia coyuntural que pueden provocar
determinadas operaciones antidrogas, las reyertas entre organizaciones ilegales por el control
del territorio o el abuso de ciertas drogas prohibidas. La existencia de drogas ilegales y los
mecanismos existentes para controlarlas producen una violencia estructural que está
relacionada con situaciones de pobreza extrema, de desigualdad, de injusticia, de violaciones
a derechos humanos básicos, de criminalización de los eslabones más vulnerables de la
cadena de las drogas, y el resto de efectos sociales de la globalización y el ultraliberalismo
que mencionábamos arriba. Parafraseando a Ibán de Rementería, “la violencia es la piedra de
toque para evaluar las acciones públicas de control de drogas”, 3 y sin una evaluación
minuciosa de dichas acciones resulta imposible deducir por qué se está perdiendo la
denominada guerra a las drogas y qué caminos habría que tomar para comenzar a obtener
resultados basados en algo más que el recuento de alijos confiscados.

Producción de drogas ilícitas

Desde el inicio de la “guerra a las drogas” 4 se ha forjado la imagen de los países periféricos
como países productores o de tránsito de drogas ilícitas y los países centrales como
consumidores de las mismas. A medida que nos adentramos en los procesos de globalización
esta línea divisoria entre países productores y países consumidores se va desvaneciendo,
dando paso a una realidad mucho más compleja en la que las fronteras cobran un nuevo
sentido, marcado por las interconexiones entre las redes ilegales y las políticas internacionales
de lucha contra las drogas.
La primera fase de la producción de drogas ilícitas, la de los cultivos, continúa situada
en países periféricos. En los últimos diez años las zonas tradicionales de cultivos de coca,
amapola y marihuana han permanecido estables o se han expandido, mientras que se han
abierto nuevas zonas de producción (amapola, en Colombia y Kenia, coca, en República
Democrática del Congo y Georgia). Al mismo tiempo, zonas de cultivos tradicionales han

3
Comentario realizado en el marco de la lista de distribución de la Coalición Internacional de ONG por una
Política de Drogas Justa y Eficaz, gestionada por el Comité Europeo de ONG sobre Drogas y Desarrollo
(ENCOD).
4
En 1973 Richard Nixon declaraba la “guerra contra las drogas”, calificando éstas como una amenaza para la
seguridad nacional. En 1986 Ronald Reagan reforzó esta postura con iniciativas que endurecían las medidas a
adoptar en esta guerra y Clinton ha continuado con la línea dura de sus antecesores en el gobierno.
3
pasado a integrarse en el mercado internacional (Asia Central, Cáucaso, los Balcanes y
Ucrania para la amapola y Africa Subsahariana para el cannabis). Una de las razones de esta
internacionalización del mercado ha sido la introducción de programas de ajuste estructural
que han menoscabado el papel de la agricultura en muchas economías, especialmente en
América Latina y Africa.
En 1985, la producción global de hoja de coca estaba estimada en 240.000 toneladas,
en 1998 esta estimación aumentó hasta las 339.000 toneladas. 5 En 1988, las cosechas de
amapola de Afganistán y Birmania, los dos principales productores, producían entre 800 y
1.000 toneladas de opio en cada país; en 1999 la cifra alcanzó las 4.600 toneladas en
Afganistán y 1.200 en Birmania.
La producción vinculada al cannabis también está experimentando un tremendo auge.
Las hectáreas de tierra cultivada con cannabis en Marruecos aumentaron de 30.000 hectáreas
en 1988 a más de 80.000 en 1999, 6 aunque el principal productor de cannabis del mundo
sigue siendo Sudáfrica, seguido de Estados Unidos, Colombia y México. También está siendo
cada vez más frecuente encontrar marihuana de Asia, especialmente en Camboya. La
producción está creciendo a gran velocidad en África Subsahariana, especialmente en Kenia,
Malawi, Nigeria, Ghana, Zaire, República Popular del Congo, Costa de Marfil y Senegal.
A excepción del cannabis, cuya producción está más extendida, es frecuente que este
tipo de cultivos se ubique en zonas con niveles de desarrollo económico, social y humano
muy bajos, en el interior de comunidades pobres en las que existe poca —o ninguna—
presencia del Estado, y en las que la economía de las drogas supone la única alternativa de
subsistencia. Los servicios básicos de justicia, salud y educación generalmente son
inexistentes. En algunas ocasiones, sobre todo en el caso de la cocaína y el hachís, los mismos
campesinos procesan las primeras fases del proceso de elaboración de la droga.
En los tres países con mayor producción de coca de la región andina, 7 por ejemplo, las
comunidades cocaleras forman parte de la franja de población más pobre. Más de la mitad de
la población de Bolivia y Perú tienen ingresos por debajo de la línea de la pobreza. En estos
países el circuito ilegal de coca/cocaína se circunscribe en las áreas de nueva colonización,
relacionadas con las migraciones internas que se produjeron a raíz de los programas de ajuste
estructural implantados en la década de los ochenta y que continúan en la actualidad. 8 “Por

5
UNDCP, Global Ilicit Drug Trends, UNDCP, Nueva York, 1999.
6
Datos de amapola y cannabis de 1988: Observatorio Geopolítico de la Droga (OGD); “A Drug Trade Primer
for the Late 1990s”, Current History, abril de 1998. Cifras de 1999: OGD, The World Geopolitics of Drugs
1998/1999, OGD, abril 2000. Accesible en internet: www.ogd.org.
7
Colombia, Perú y Bolivia. Sobre esta región, ver Belén Boville, La guerra de la cocaína, Debate, Madrid,
2000, texto del que se han extraído algunos datos.
8
Ver capítulo de Sandra Gil en este volumen.
4
aquel tiempo, quien no estaba metido en la droga se moría de hambre, porque no podía
sobrevivir a una economía dolarizada e inflacionaria. En consecuencia, muy pocos resistían la
tentación de la droga” comenta Roger Rumrill al hablar del auge cocalero en Perú. 9
En Bolivia, donde una parte de la producción de hoja de coca está destinada al
consumo tradicional y se comercializa de manera legal, se calcula que alrededor de 350.000
personas viven directa o indirectamente de ella. Para los campesinos, se trata del único
recurso viable, con precios altos y estables, ya que la liberalización de precios y la entrada de
productos agrícolas de exportación han hundido la agricultura campesina, mientras que, en
cambio, la coca genera un movimiento económico de 500 millones de dólares anuales. 10
Los campesinos cocaleros están organizados sindical y políticamente, lo que les
permite canalizar sus demandas y defender sus posiciones ante el Gobierno de la nación y los
organismos internacionales. Pero las movilizaciones para reivindicar la coca han provocado
violentas represiones por parte de las fuerzas policiales y militares, declarándose el estado de
sitio en numerosas ocasiones en el Chapare, la región de Bolivia que más ha crecido gracias al
cultivo de esta planta.
De hecho, el pasado mes de mayo, las seis federaciones productoras de coca del
trópico de Cochabamba iniciaron nuevas movilizaciones. Según el diputado y dirigente
cocalero, Evo Morales Ayma, la militarización de la erradicación forzosa de cocales está
agravando las situaciones de hambre, miseria, delincuencia, enfermedades, saqueo de
viviendas, prostitución y violación sistemática de los derechos humanos en todas las
comunidades del Chapare. 11 En esta ocasión, con sus movilizaciones los productores de coca
pretenden que las organizaciones matrices como la Central Obrera Boliviana (COB) y la
Confederación Única Campesina de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) inicien un
movimiento nacional de protesta contra la política económica del gobierno.
En Colombia, sin embargo, la producción de coca es relativamente nueva
(prácticamente inexistente en la década de los setenta), aunque en poco tiempo este país
andino se ha convertido en el primer productor y transformador de la planta, además de
cultivar cannabis y amapola. Se estima que el valor anual de la cosecha de estos productos
puede ascender a 915 millones de dólares, lo que supone el 83% del valor de la cosecha de
café. Sólo el ganado, la producción avícola y el café superan en importancia económica a los
cultivos ilícitos.

9
Escritor y periodista peruano, especialista en Amazonía peruana y coca. Citado en Belén Boville, La guerra...,
p. 117.
10
“Cocaleros inician marchas en defensa de la coca”, Los tiempos, 2 de mayo, 2000
11
“Cocaleros...”, Los Tiempos, 2 de mayo, 2000
5
Se calcula que 300.000 personas dependen de la economía de la coca. 12 Son dos los
principales focos de violencia a los que se enfrentan los campesinos colombianos. Por una
parte, en el contexto de conflicto interno que vive el país, se encuentra la vinculación de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) y de los
grupos paramilitares a la economía ilegal. Además de las presiones que sufren los campesinos
por ambas facciones, que en el caso de los paramilitares se traducen en verdaderas masacres,
la medición de fuerzas entre ambas suele dejar como resultado la muerte de campesinos y
otros civiles.
Por otra parte, los campesinos son las principales víctimas de la estrategia antidrogas
ejecutada por el Gobierno colombiano a instancias de EE UU. La principal herramienta de la
lucha antidrogas en Colombia es el plan de fumigaciones de los cultivos con herbicidas
químicos. 13 Desde que ese país implementó en la última década su programa de erradicación
química agresiva, se ha puesto en marcha un círculo vicioso de desplazamientos de cultivos y
poblaciones hacia áreas aún más frágiles, aumentando la deforestación e intensificando el
conflicto armado. 14 Según los campesinos, de nada sirven las cuantiosas inversiones en
fumigaciones que hace la Policía Antinarcóticos, porque contaminan las aguas, los cultivos de
plátano y yuca de las huertas caseras y los obligan a internarse en la selva en busca de nuevos
sitios para volver a sus siembras de coca, las únicas que les reportan ingresos para subsistir. 15
La situación de los campesinos de la región del Putumayo ilustra estos datos: este año
se han iniciado fumigaciones en sus terrenos y las FARC les han prohibido vender coca. En la
región del Putumayo, con 50.000 hectáreas dedicadas a la coca, se cultiva la mitad de la coca
colombiana. El 90% de la economía local se basa en el negocio de la coca. El Putumayo es
una zona de colonización. Hay gente de todas las regiones del país, recién llegados por la coca
o descendientes de otros colonos que vinieron hace años atraídos por las riquezas del caucho,
la quina, la madera o el petróleo. Por otra parte, sus habitantes han recibido muy poco del
Estado.
Los campesinos de esta región se han organizado para proponer al Gobierno la
suspensión de las fumigaciones a cambio de erradicar sus cultivos voluntariamente con ayuda
gubernamental. Ramiro Grisales, el líder de los campesinos de Puerto Guzmán, apunta que "si
el Gobierno paga siete millones por cada vuelo, lo que planteamos es que no nos perjudiquen,

12
Ricardo Vargas, The Revolutionary Armed Forces of Ccolombia (FARC) and the Illicit Drug Trade
Transnational Institute/Acción Andina/ Washington Office on Latin America, Washington DC, junio, 1999
13
Glifosato o roundup, nombre comercial con el que lo distribuye la compañía Monsanto.
14
Sobre las fumigaciones ver: Ricardo Vargas, Fumigación y conflicto, Tercer Mundo editores/TNI/Acción
Andina, Bogotá, 1999 y la página web del Transnational Institute: www.tni.org/drogas/
15
“Se cocinan nuevas marchas cocaleras”, El Tiempo, 22 de marzo, 2000
6
y más bien nos den esa plata y nosotros acabamos con la coca, sin dañar el medio
ambiente". 16
Al crecimiento de los cultivos tradicionales en el ámbito de la producción de drogas
ilícitas se añade la explosión del mercado de drogas sintéticas. A mediados de la década de
los noventa los países pertenecientes al antiguo bloque soviético se introdujeron en este
comercio. Aunque el principal objetivo de estos nuevos productores es Europa Occidental,
también se interesan por mercados más lejanos, como Norteamérica, Sudáfrica y Australia.
Las organizaciones ilegales de estos países han optado por la producción de drogas sintéticas,
aprovechando factorías químicas abandonadas, un escaso control de los productos químicos
básicos y la existencia de un gran número de profesionales químicos con alta cualificación y
bajos o inexistentes salarios. Por otra parte, los consumidores locales de drogas (sobre todo en
las zonas urbanas) tienen escasa experiencia en las drogas naturales y no ponen demasiadas
objeciones a los sustitutivos.

Distribución de drogas: las empresas ilegales

Durante los años ochenta, la producción, exportación y, en menor medida, distribución de


drogas estaban controladas por grandes organizaciones ilegales, algunas de las cuales se han
vinculado al tráfico en gran escala en el curso de la década posterior. Se trataba de las
organizaciones mafiosas italianas, los carteles colombianos, la mafia turca y las triadas
chinas. Aunque la estructura centralizada y estrictamente jerárquica de tales organizaciones ha
sido mitificada a menudo, es cierto que monopolizaban una parte sustancial del mercado y
mantenían relaciones de negocios entre ellas.
En la segunda parte de la década de los noventa, el tráfico de drogas ha adoptado una
apariencia marcadamente diferente. Aunque algunas grandes organizaciones criminales
todavía existen junto a otras de tamaño medio, un número masivo de empresas pequeñas se ha
expandido en torno a ellas. La represión llevada a cabo por las organizaciones internacionales
antidroga y las operaciones de las fuerzas policiales, entre otras razones, han llevado a las
grandes organizaciones ilegales a descentralizar las redes, para disminuir su vulnerabilidad.
Este nuevo tipo de organización dificulta enormemente el trabajo de la policía, ya que en
muchos casos el desmantelamiento de una red sólo afecta a una pequeña parte de la cantidad
de drogas en circulación.
Por otra parte, en clara relación con el aumento del policonsumo de drogas, se han
diversificado los productos con los que negocian estas organizaciones. Por ejemplo, las

16
“Se cocinan...”, El Tiempo, 22 de marzo, 2000.
7
organizaciones ilegales polacas, que tradicionalmente traficaban con anfetaminas, han
comenzado a distribuir también otras sustancias como la cocaína. Estas organizaciones
combinan sus actividades de narcotráfico con la falsificación de dinero y el contrabando de
tabaco y alcohol.
Precisamente, otra explicación para el creciente número de pequeños y medianos
negocios ilegales la ofrece la diversificación de los mercados de consumidores y productores,
sobre todo dado el creciente número de víctimas de la recesión tanto en los países del Sur
como en los grandes centros urbanos de países desarrollados, donde la producción y tráfico de
narcóticos e, incluso, un consumo ‘utilitario’ pueden llegar a ser un medio de vida.
Según Naciones Unidas, las actividades de las empresas ilegales producen unos
beneficios de 1.500 millones de dólares anuales, 17 de los cuales entre 350.000 y 400.000
millones son reintegrados a la economía formal, 18 lo que equivale al 8% del comercio
mundial. Esta última cifra supone más de lo que produjo el sector mundial automovilístico y
el de hierro y acero, prácticamente lo mismo que produjo el rubro de gas y petróleo y se ubica
sólo ligeramente por debajo del gasto militar mundial. 19
Si se considera que el precio de venta de un gramo de cocaína en las calles de Nueva
York es de 100 dólares (en Bogotá es de sólo 5,2 dólares y en Moscú puede llegar a costar
300 dólares), el valor total de venta al detalle de la cocaína exportada por Colombia podría
alcanzar la fabulosa suma de 46 billones de dólares, un 56% del Producto Interior Bruto del
país.
La versatilidad y flexibilidad de las redes ilegales actuales les permiten eludir las
regulaciones nacionales y las operaciones policiales internacionales, a menudo encorsetadas
en rígidos procedimientos burocráticos. Las rutas de tráfico son modificadas a medida que
van surgiendo complicaciones en alguna de ellas. Por ejemplo, las organizaciones
colombianas están utilizando a Chile y Argentina como países de tránsito para sus envíos
marítimos hacia EE UU y Europa, que antes pasaban a través de México, Centroamérica y el
Caribe. 20 La aparición en Europa de laboratorios clandestinos que, a partir de la pasta base y
con los precursores necesarios, obtienen cocaína para su distribución, es otro ejemplo de la
adaptación de estas redes a las dificultades para importar los productos químicos.

17
PNUD, Human Development Report, 1999. Accesible en internet: www.undp.org/hdro/
18
OGD, The World Geopolitics..., p. 18.
19
“El narcotráfico: la droga global”, El Nacional, 31de enero, 2000.
20
“Drug Cartels Forced to Rethink Trafficking Routes”, Global Intelligence Update, 9 de febrero, 2000.
Accesible en internet: www.stratfort.com
8
Los conflictos armados desempeñan un papel importante en el diseño de las rutas de
tráfico. Tras el conflicto de Kosovo, la región 21 se ha convertido en una vía segura para el
transporte de la heroína que proviene de los campos de amapola de Asia Central y de los
centros de refinamiento en Turquía, Bulgaria y Rumania. El rápido desarrollo del narcotráfico
en el territorio de esta pequeña región ha permitido el incremento de numerosas formaciones
criminales que muy pronto se han instalado en el panorama de la economía subterránea de los
Balcanes meridionales.
Hasta la guerra en Bosnia, el sistema del transporte de heroína fue regulado mediante
acuerdos muy precisos. Los grupos serbios y albaneses de hecho habían dividido las dos rutas
principales: mientras que el primer grupo se hizo cargo de llevar los cargamentos de drogas a
los países europeos a través de la ruta de tierra vía Bucarest y Belgrado, los segundos, en
cambio, asumieron el monopolio sobre el transporte en el Mar Adriático hacia Italia.
Los efectos de la guerra en Bosnia han producido cambios radicales en los términos de
este acuerdo implícito entre las dos mafias principales de la antigua Yugoslavia. Durante el
conflicto, las rutas continentales se volvieron menos prácticas debido a la ocupación militar
del territorio. Después de haber conseguido el control sobre los puertos de Durazzo y de
Dulcigno, en las costas del Norte de Albania, los grupos albaneses de Kosovo se convirtieron
en los traficantes más importantes en el Mar Adriático. Hoy, los grupos albaneses de Kosovo
controlan el sector más importante del narcotráfico en la zona, el dirigido hacia Italia, a
expensas de los grupos criminales serbios, muy debilitados. La ubicación estratégica y
geográficamente central de Kosovo ha hecho de la mafia local una de las mejor organizadas y
estructuradas del universo criminal de los Balcanes. 22
La existencia de un Estado frágil proporciona el entorno adecuado para que las redes
ilegales se fortalezcan. Los países con gobiernos débiles o inestables son más vulnerables a la
corrupción, la cual, a su vez, aumenta el poder de las redes ilegales pues la utilizan como
instrumento para integrarse en la economía formal. Los organismos internacionales y los
países centrales han determinado que el fenómeno denominado por el Banco Mundial mal
gobierno (con elevados índices de corrupción y crimen de alto nivel, frecuente en los Estados
frágiles) desempeña un papel central en el aumento del tráfico de drogas.
La solución que propone el Gobierno estadounidense para combatir la corrupción
producida por el tráfico de drogas ilícitas es la militarización de la lucha antidrogas, la
vinculación del ejército en las operaciones antidrogas, como ha sido la instalación de bases

21
No hay que olvidar que hace frontera con Serbia, Albania, Macedonia y Montenegro, países con economías
sumergidas fuertemente desarrolladas, alimentadas por varios tipos de actividades ilegales, sobre todo el
narcotráfico, los cigarrillos y las armas.
9
militares en la región del Chapare boliviano o la inauguración del Primer Batallón
Antinarcóticos del ejército colombiano durante 1999. Pero un mayor papel militar en el
control antidrogas (y, de esta manera, una mayor proximidad de los militares con los
traficantes de drogas) podría generar más corrupción entre los militares, además del riesgo de
un aumento de las violaciones a los derechos humanos y una fractura en la consolidación de
las democracias.
Durante la década de los noventa, muchos Estados africanos han servido de zona de
tránsito para las drogas destinadas a EE UU y Europa. Según un estudio elaborado por el
Observatorio Geopolítico de las Drogas (OGD) en 1997 casi el 30% de los cargamentos de
heroína capturados en Europa o Estados Unidos pasaron a través de Africa, un lugar en el que
los traficantes no encuentran demasiados obstáculos para hacer negocios. Este continente
posee aeropuertos y puertos marítimos con escasa vigilancia policial —como Mombasa
(Kenia), Dar es Salaam (Tanzania) y Maputo (Mozambique)— y guerras civiles en países
como Angola, Somalia y Liberia con fronteras porosas, donde las drogas pueden ser
transportadas o comercializadas con impunidad. 23
Pero la corrupción no es una característica única de los Estados frágiles, José María
Tortosa la define como la enfermedad del capitalismo. La corrupción de la economía
capitalista, en la que actúa la elite del poder, es una constante en el sistema mundial. Forma
parte de ese sistema oculto, caracterizado por la opacidad, en el que se encuadran las
migraciones clandestinas, el dinero secreto, la tergiversación o la ausencia de información y
las operaciones secretas, entre otras. 24
Una muestra en España de este sistema oculto, relacionada con las operaciones
secretas y con la corrupción, la encontramos en la vinculación de algunos miembros de las
fuerzas policiales de lucha antiterrorista con el tráfico de drogas. Según el último informe del
OGD, en ocasiones se trataba simplemente de un intercambio de servicios, pues las redes de
traficantes de drogas ilícitas y tabaco están interconectadas con las de ETA, constituyendo
una valiosa fuente de información. En otras, se generaban unos beneficios a cambio de la
protección a los traficantes, que irían destinados a la lucha contra ETA o, la mayor parte de
las veces, tomados como una especie de bono individual informal ganado a cambio de un
trabajo peligroso 25 .

22
Francesco Silvestri, “El papel de las drogas en la guerra sobre Kosova”, ENCOD, Drogas y Desarrollo, nº 16,
junio, 1999.
23
Phil Williams, “The Nature of Drug-Trafficking Networks”, Current History, vol. 97, n. 618, abril 1998.
24
José M.Tortosa, Corrupción, Icaria, Barcelona, 1995, y José M. Tortosa, Sociología del sistema mundial,
Tecnos, Madrid, 1992.
25
OGD, The world Geopolitic..., pp. 95-98.
10
El caso UCIFA, presente en los medios de comunicación durante los tres últimos años,
también es representativo de la zona opaca del sistema. En enero de 1999, el Tribunal
Supremo confirmó las condenas a varios oficiales y agentes de la Unidad Central de
Investigación Fiscal y Antidroga de la Guardia Civil (UCIFA) por quedar probado que en la
Unidad se creó un grupo organizado del que formaba parte alguno de sus mandos “con la
idea, no de investigar el tráfico de drogas en sí mismo considerado y el descubrimiento de sus
autores, sino de importar grandes cantidades” de estupefacientes. 26 Los condenados
importaban droga directamente de América Latina, de la que sustraían una parte para pagar a
confidentes. Los tres principales oficiales condenados mantienen una página en Internet en la
que recaban apoyo para solicitar el indulto, alegando que no hubo ánimo de lucro sino un
exceso de celo profesional.
España es el centro de blanqueo de dinero más importante de las tramas colombianas,
actividad favorecida por el turismo y las inversiones masivas de los bancos españoles en
América Latina. En nuestro país se estarían limpiando entre 6.000 (estimaciones del Banco de
España) y 12.000 millones de dólares anuales (estimaciones del Plan Nacional de Lucha
contra la Droga). El sector inmobiliario y las oficinas de cambio (que superan ya las 5.000 en
el territorio nacional) son mayoritariamente utilizados para estas maniobras. En Gibraltar hay
60.000 sociedades exentas de impuestos. El 15% de ellas se dedica al blanqueo, calculándose
que la mitad de los 4.000 millones de libras esterlinas que han acumulado estas sociedades
están en manos de grupos españoles. A pesar de estas estimaciones, el dinero incautado en
1997 no llega a los 30 millones de dólares. 27

Consumo de drogas ilícitas

En lo que refiere al consumo de drogas ilícitas, la causa última de la existencia de drogas, los
mercados tradicionales, EEUU y Europa Occidental se mantienen relativamente estables,
mientras que nuevos mercados están surgiendo y expandiéndose rápidamente. Las
anfetaminas y sus derivados son las drogas que están registrando el mayor éxito, su consumo
ha crecido notablemente en gran cantidad de países durante los años noventa. En muchos
Estados la expansión de las anfetaminas ha sido recreacional, pero en algunos países
periféricos también tienen un uso funcional: combatir la fatiga y/o mejorar la capacidad de
comunicación, sobre todo entre trabajadoras sexuales, conductores de camiones y pescadores,
entre otros.

26
“Ordenado el ingreso en prisión de los condenados por el ‘caso Ucifa’”; El Mundo, 26 de enero, 1999.
27
"Un observatorio europeo califica a España de 'portaaviones de las drogas' en Europa", El País, 21 de abril,
2000.
11
Por otra parte, se está produciendo un aumento del consumo de diferentes tipos de
drogas en los países productores, sobre todo en los países periféricos. En los mercados
tradicionales de heroína en Asia (especialmente Pakistán, Tailandia y China) está aumentando
el consumo de estimulantes sintéticos. Las drogas sintéticas también han hecho su aparición
en otros mercados de Asia y en algunos países de Africa.
En América Latina, se ha producido un incremento del consumo de la pasta base
fumada (Brasil, Chile, Colombia y Centroamérica) y existen signos de que también está
aumentando el consumo de heroína (en Colombia, México y Argentina). 28 El consumo de
crack, marihuana y cocaína ha crecido en forma considerable durante los últimos cinco años,
sobre todo entre los grupos sociales más desprotegidos. Según el portavoz del PNUFID
(Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas), Sandro
Tucci, el crack se ha convertido en pocos años en la segunda droga de mayor consumo en
Centroamérica, sobre todo en los sectores más pobres y marginados de las grandes ciudades a
lo largo de la costa atlántica. 29
En Asia, Laos es un clásico ejemplo de la transformación que han sufrido los hábitos
de consumo. Junto al aumento de ingresos, la rápida urbanización y las migraciones internas
han contribuido al aumento de la demanda. Las megacities asiáticas como Jakarta, Bangkok y
Guangdong están rodeadas por suburbios (denominados teeming slums) en los que la juventud
sufre la ruptura con sus raíces rurales y las redes de apoyo de las comunidades. 30
En Estados Unidos, el consumo de drogas ilícitas supone un gasto superior a la suma
del Producto Nacional Bruto (PNB) de más de 80 países periféricos, llegando a alcanzar las
ventas anuales 50.000 millones de dólares en las estimaciones más conservadoras, y 150.000
millones según expertos independientes. En el país norteamericano hay 14 millones de
consumidores de drogas ilícitas, 31 5 millones de adictos y 52.000 muertes relacionadas con las
drogas al año, 32 además, un tercio de los enfermos de sida adquirieron la enfermedad debido a
un uso inadecuado de las drogas. 33 Por otra parte, el uso de drogas ha aumentado en un 150%
entre los jóvenes de 13 y 14 años, 34 aunque las cifras de adolescentes hospitalizados por
consumir heroína, cocaína o marihuana son cuatro veces inferiores a las debidas a una
sobredosis de aspirinas o alguno de sus sucedáneos.

28
OGD, The World Geopolitic of Drugs 1997/1998, OGD, París, 1999. Accesible en internet: www.ogd.org
29
“Crece el consumo de drogas en América Latina”, La Jornada, 20 de diciembre, 1999
30
James, Shinn; “Asia’s Drug Menace and the Poverty of Diplomacy”, Current History, abril 1998.
31
Mariano Aguirre, “La droga, excusa de Washington en América Latina”, Le Monde Diplomatique, ed.
española, abril, 1997 y “¿Quién certifica al certificador?”, El Nuevo Herald, 2 de marzo, 2000.
32
“Corrige McCaffrey a Davidow: EU, la sede de las drogas”, La Jornada, 26 de febrero, 2000.
33
En la mayoría de Estados de EEUU no existen programas de intercambio de jeringuillas, y éstas sólo se
pueden comprar con receta médica. El gobierno federal prohibe financiar este tipo de programas.
34
“Clinton lanza una cruzada antidrogas”, EL PAIS, 26 de febrero, 1997
12
Si hablamos de la guerra contra la droga en el interior de Estados Unidos, ésta se ha
transformado también en una guerra racial. Un adolescente afroamericano tiene, en relación
con un adulto blanco de edad mediana, la quinta parte del riesgo de morir por abuso de
drogas, pero diez veces más posibilidades de ser detenido por el tráfico de éstas. Ocho de cada
diez consumidores de drogas son blancos, sin embargo, sólo hay un blanco por cada diez
presos por drogas. En 1998, 24 millones de americanos consumieron alguna droga ilícita: de
ellos, 18 millones eran blancos, 3 millones negros y 2 millones hispanos, pero el 60% de los
prisioneros de cárceles federales por delitos graves relacionados con las drogas son negros. 35
En cuanto a la violencia generada por el consumo de drogas en los países centrales,
resulta característico que, de los más de 15.000 homicidios que se cometieron en 1997 en
Estados Unidos en los que se conocen las causas, sólo el 5% estaban relacionados con las
drogas. 36 Sin embargo, el 60% de los dos millones de presos y presas estadounidenses
cumplen condenas por delitos no violentos relacionados con las drogas.
En el caso de las mujeres, la situación es aún peor. Desde 1986 el número de presas ha
aumentado en un 400%, porcentaje que se dobla en el caso de las mujeres negras. “Las
mujeres cumplen, a menudo, sentencias largas precisamente porque se niegan o son incapaces
de proporcionar pruebas sobre los crímenes y contactos de sus maridos o novios”. 37 A pesar
de encontrarse vinculadas tanto al consumo, como al tráfico y la producción de drogas, las
mujeres raramente se encuentran entre los principales beneficiarios de los ingresos que genera
el comercio de drogas ilícitas.
En un contexto de conflicto armado, el consumo de drogas puede adquirir índices
alarmantes. Un ejemplo de ello lo encontramos en Afganistán, donde los niveles del uso de
drogas, particularmente de opio, heroína y las drogas farmacéuticas están creciendo
dramáticamente. Primero, el enorme aumento de la producción del opio de Afganistán ha
provocado que el opio y su derivado, la heroína, sean más baratos y más disponibles.
Segundo, hay una creciente demanda de drogas generada por el continuo empobrecimiento, la
desubicación social, el desempleo y problemas de salud mental relacionados con la guerra. La
escala potencial del problema podría seguir el ejemplo de la experiencia de Pakistán donde, en
la década entre 1978 y 1988, el uso de la heroína se extendió rápidamente, de muy pocos
usuarios a unos 2,4 millones estimados.

35
Paul Lewis y Kendra Wright; Drug War Facts, Common Sense For Drugs Policy Foundation, Washington
DC, 1999. Accesible en internet (http://www.csdp.org/)
36
Bureau of Justice Statistics, Drugs and Crime Facts, NCJ 165148, US Department of Justice, Washington
D.C., abril de 2000. Accesible en internet: www.ojp.usdoj.gov/bjs, actualizaciones periódicas.
37
Maia Szalavitz, “US: War on Drugs, War on Women”, On the Issues Magazine, invierno, 1998. Accesible en
internet: www.mapinc.org/drugnews/v99.n001.a06.html
13
En las ciudades paquistaníes de Quetta y Peshawar, se calcula que el 40% de los
adictos a la heroína sin hogar son afganos que viven en condiciones insalubres y peligrosas; a
menudo mendigan y roban para obtener el dinero para el uso de drogas. La práctica de
inyectar la droga y compartir el equipo de inyección plantea un problema especial en lo que
respecta a la extensión de enfermedades transmitidas por la sangre, tales como la hepatitis y el
VIH. 38

Economía ilegal y conflictos armados

Durante la Guerra Fría, las grandes potencias proyectaban sus tensiones a escala global. Tras
el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría quedó en evidencia la falta de
razones ideológicas profundas en el origen de aquellos conflictos, los cuales, en lugar de
haber desaparecido, se han transformado y vuelto más complejos, evidenciando problemas
económicos, étnicos, religiosos o nacionales.
Los actores de estos conflictos, al encontrarse sin el apoyo de sus protectores, se han
visto obligados a buscar vías alternativas de financiación en el tráfico de todo tipo de
productos, como el petróleo, los metales estratégicos o las drogas ilícitas. Para ello utilizan su
diáspora y a los emigrantes de sus comunidades como puente. Agentes secretos de muchos
países (Rusia, Pakistán y Sudáfrica, por ejemplo) que en tiempos anteriores habían usado el
tráfico de drogas para financiar operaciones extraoficiales, han reconvertido sus actividades
hacia fines puramente criminales.
Este tipo de tráfico vinculado a los conflictos armados se estructura en redes pequeñas
o fragmentadas, las personas que participan en ellas no son traficantes profesionales, ni están
especializadas en un solo producto. Trabajan esporádicamente y abandonan sus actividades
ilegales una vez que han conseguido sus objetivos políticos o económicos. 39
Por otra parte, la mayoría de estos conflictos se ubican en Estados frágiles y
desestructurados, en los que las estructuras productivas han quedado obsoletas o han
desaparecido en el fragor del conflicto. Al mismo tiempo, y como consecuencia de los
procesos de globalización económica, las economías de los países centrales han evolucionado
a un ritmo vertiginoso, derivando en economías de servicios o financieras. En consecuencia,
es muy frecuente que la economía formal de estos países, en pleno proceso de reconstrucción
posbélica o todavía inmersos en el conflicto, quede solapada por una economía ilegal en la

38
“Afganistán: aumenta el problema de las drogas”, ENCOD, Drogas y Desarrollo, nº 19, diciembre, 1999.
39
OGD, “A Drug Trade...”
14
que, como vimos anteriormente, la desestructuración se convierte en abono en lugar de
resultar un obstáculo.
El conflicto de Kosovo puede ser un buen ejemplo de ello. Una de las preocupaciones
en torno al conflicto se centra en la posibilidad de que la reconstrucción inevitable de las áreas
destruidas por las bombas de la OTAN conduzca a una consolidación de las mafias locales,
que pueden especializarse en el sector de construcción de edificios, tal como las mafias
italianas hicieron en el pasado. Así, las ganancias de la reconstrucción podrían ir a parar a las
arcas de las empresas ilegales. 40

La guerra contra las drogas

Estados Unidos lidera la guerra contra las drogas desde su inicio. Para ello cuenta con un
aparato bélico alimentado por más de 50 agencias, oficinas y programas encargados de
implementar su política tanto dentro como fuera del país. Los fondos para el control de drogas
recomendados para el año 2001 son de 18.900 millones de dólares, un aumento de 1.400
millones (8% más) por encima del nivel legislado para el 2000. Además de estos recursos, la
Cámara de Representantes ha aprobado un aumento de 1.600 millones de dólares para apoyar
el financiamiento del Plan Colombia en los próximos dos años, de los cuales, tan solo 31
millones están destinados al desarrollo alternativo en Colombia, 72 millones al de Bolivia,
Ecuador y Perú y 98 millones a Derechos Humanos, administración de justicia y Estado de
Derecho en Colombia, el resto está destinado a la interdicción.
En la última década, el presupuesto de Estados Unidos para programas antidrogas
internacionales se ha quintuplicado, mientras que la ayuda al desarrollo destinada a América
Latina ha sido recortada en dos tercios en el mismo periodo. La gran mayoría de los recursos
destinados a los programas de control internacional de estupefacientes siguen siendo
otorgados a las fuerzas policiales y militares, con las consecuencias negativas que ello supone
para los procesos de democratización de la región. 41
El principal objetivo de la estrategia estadounidense ha sido, desde un principio,
controlar la oferta en los países productores, sobre todo la procedente de los centros
latinoamericanos y caribeños de cultivo, procesamiento y transporte. La lógica subyacente es
que para eliminar el consumo hay que comenzar por eliminar la oferta. En este contexto,

40
Francesco Silvestri, “El papel de las drogas en la guerra sobre Kosova”, ENCOD, Drogas y Desarrollo, nº 16,
junio, 1999.
41
Coletta Youngers, “La guerra contra las drogas de EEUU y el debilitamiento de la democracia en América
Latina”, Papeles de Cuestiones Internacionales, nº 68, otoño, 1999. Sobre guerra contra las drogas y
democracia: Martin Jelsma y Theo Roncken (coords.); Democracias bajo fuego. Drogas y poder en América
Latina, Brecha/Acción Andina/Transnational Institute, Montevideo, 1998.
15
desde mediados de los años ochenta se dio prioridad a la destrucción de las plantas de donde
derivan las drogas ilícitas.
La dinámica de las estrategias de erradicación y sustitución de cultivos se podría
comparar con una hipotética erradicación de las vides para solucionar los problemas de
alcoholismo en España. Uno de los argumentos esgrimidos es que su reducción provocaría un
aumento de los precios de las drogas al consumidor de la calle. El costo de la hoja de coca en
Bolivia, por ejemplo, representa menos del 1% del precio de venta al por menor de la cocaína
en Estados Unidos, cada dólar que gana un cocalero genera una ganancia de 190 dólares en el
país norteamericano. 42 Aunque se triplicara el coste de la producción de coca, escasamente
afectaría el precio final de la cocaína.
Pero, pese al ínfimo porcentaje de ganancia del cocalero comparado con el precio de la
cocaína una vez producida y comercializada, el principal inconveniente de los programas de
sustitución de cultivos estriba en la dificultad de encontrar productos alternativos a la coca,
una planta con cuatro cosechas al año, fácil de conservar y transportar. El kilo de hoja de coca
hoy se cotiza en casi el doble o el triple de cualquier otro producto como el café o el cacao. 43
Por otra parte, aunque su política antidrogas adolece de continuismo con respecto a sus
antecesores, el presidente Bill Clinton ha incluido un nuevo factor en su discurso: aumentar
los esfuerzos en la reducción de la demanda, a través del tratamiento, educación y
rehabilitación. Sin embargo, en 1998 se arrestó por violar las leyes sobre drogas a más de un
millón y medio de personas, de ellas el 75% (1.228.600) por posesión de sustancias
controladas, y sólo el 25% (330.500) por tráfico o elaboración de alguna droga. 44 Estos datos
apuntan más a una política que criminaliza a los consumidores de drogas que a una política
que educa, trata y rehabilita a los adictos.
Quizás el cambio más significativo que se está produciendo en la actualidad sea el
cambio en la percepción del “problema de la droga”, de considerarlo una cuestión de
seguridad nacional, ahora se plantea como un problema de “seguridad regional”. Aunque
mantiene la firma de acuerdos bilaterales, Estados Unidos está comenzando a adoptar un
enfoque multilateral en su discurso. 45 “Creo que el futuro de nuestra cooperación en la lucha
contra las drogas será a través de la Organización de Estados Americanos (OEA)”, anunció el

42
“Por un dólar que gana un cocalero, un narco en EEUU recibe $US 190”, Los Tiempos, 19 de julio, 1999.
43
Elaine Ford, “Los Andes y la lucha antidrogas emprendida durante 1999”, Comisión Andina de Juristas,
Informativo Andino, n° 154, enero, 2000.
44
Bureau of Justice Statistics, Drugs and Crime...
45
Sobre el nuevo discurso y su implicación con Naciones Unidas, en relación con la guerra biológica contra las
drogas, ver: Martin Jelsma, “Un hongo contra la coca. UNDCP y la guerra biológica contra las drogas en
Colombia”, Boletín Internacional Acción Andina, nº 9, 1 de marzo, 2000.
16
actual “zar antidrogas”, Barry McCaffrey, durante un viaje a distintos países latinoamericanos
en agosto de 1999. 46
Aunque es muy posible que este cambio de discurso no sea más que una estrategia
para superar la creciente oposición a su política de militarización de la lucha antidrogas, lo
cierto es que está dando algunos frutos. A partir de las Cumbres de las Américas de Miami,
1994, y Santiago de Chile, 1998, se acordó la creación de una Alianza Hemisférica Contra las
Drogas, apoyada por Estados Unidos. Uno de sus objetivos consiste en crear un Mecanismo
de Evaluación Multilateral (MEM) en el marco de la OEA, alternativo al de la certificación
unilateral impuesta por el país norteamericano, muy criticada tanto por los expertos como por
los gobiernos de los Estados involucrados. Los objetivos de este mecanismo son fortalecer la
confianza mutua, el diálogo y la cooperación hemisférica. Está previsto que el MEM entre en
funcionamiento durante el presente año.
Naciones Unidas, por su parte, centra su discurso en la erradicación de cultivos ilícitos
y la sustitución de los mismos en la fase de producción, en la promoción de medidas contra el
blanqueo de dinero para la fase de distribución y en la negación a la aplicación de políticas de
reducción de daños en lo que respecta al consumo. Bajo la presión de Estados Unidos, la
estrategia de la institución constituye una continuación de la guerra contra las drogas
emprendida por este país.
Bajo la dirección de Pino Arlacchi, el Programa de Naciones Unidas para el Control
de las Drogas (en inglés, UNDCP), desarrolló su ampliamente criticada Estrategia Global
Antidrogas para la Eliminación de Coca y Amapola (SCOPE, siglas en inglés), que intenta
eliminar la totalidad de los cultivos ilícitos antes del 2008. Arlacchi no logró el apoyo para el
plan en la Asamblea General Especial sobre drogas, celebrada en junio de 1998, pero muchos
elementos de SCOPE siguen desarrollándose.
Una de las condiciones del UNDCP para la erradicación de cultivos ilícitos es que
deben utilizar los resultados disponibles de las investigaciones y asegurar que se empleen
métodos ambientalmente seguros. 47 En este contexto, y bajo el paraguas de la seguridad
ambiental, desde 1998 se están efectuando experimentos en Uzbekistán, con pruebas de
campo, que buscan desarrollar un hongo que actúe eficazmente contra la amapola.
En Colombia, a instancias de Estados Unidos tras a las críticas a las fumigaciones con
herbicidas químicos, el gobierno Pastrana y el UNDCP están a punto de firmar un convenio
que marca el comienzo de la guerra biológica contra la coca en el sur del país. El plan iniciará
una serie de pruebas de campo con el hongo fusarium oxysporum, en las que se evaluará su

46
“Voy a Argentina a escuchar” y “Un aval a dos tipos audaces”, Página 12, 27 de agosto, 1999.
47
Tom Blickman, “Estrategia mundial antidrogas: barniz de un colapso”, Acción Andina, nº 2, junio, 1998.
17
efectividad para eliminar la planta de coca y los riesgos ecológicos implicados. Según el
documento borrador del plan “al final de este proyecto, estará disponible un agente biológico
específico, ecológicamente seguro, confiable y eficaz para controlar el arbusto de la coca en
Colombia, el resto de la región andina y posiblemente otras partes del mundo”. 48 El objetivo
del plan es tener el hongo suficientemente probado, desarrollado y listo para su aplicación
aérea en el año 2002.
El proyecto despierta preocupaciones en cuanto a sus riesgos ecológicos, entre ellos la
posibilidad de que el hongo podría atacar a otras especies de plantas. También existen dudas
sobre las consecuencias sociales para la población en refugio y dependiente de una economía
de supervivencia basada en la coca y sobre el papel de UNDCP al facilitar, mediante este
proyecto, una agenda altamente controvertida en medio de un proceso de paz 49 .
No es la primera vez que el papel de Naciones Unidas en un conflicto interno queda en
descrédito. En 1997, el UNDCP firmó un convenio con el grupo Talibán de Afganistán, el
cual controla las dos terceras partes del territorio y mantiene un sistema de apartheid contra
las mujeres, cuando Naciones Unidas ni siquiera reconoce al grupo como representante del
país. También tiene acuerdos firmados con la Junta Militar de Birmania (Consejo Estatal para
la Paz y el Desarrollo, o SPDC), donde, desde que la Junta tomó el poder en 1988, se ha
doblado la producción de heroína. Ambas dictaduras son conocidas por sus violaciones a los
derechos humanos y la protección que ofrecen a las organizaciones ilegales.
En lo que respecta a la Unión Europea, a fines de febrero, se organizó en Bruselas la
segunda Conferencia Inter-institucional sobre la Política de Drogas de la UE. Con esta
Conferencia, la Unión Europea presentó su Plan de Acción para combatir las drogas para los
años 2001 a 2004. Este plan repite los mismos elementos que sus antecesores: el énfasis sobre
el ideal de un mundo sin drogas y un compromiso a las convenciones internacionales. Quizás
lo más característico de la estrategia europea sea la tendencia en algunos países miembros a
apoyar las medidas de reducción de daños, como los programas de distribución controlada de
heroína o las salas de venopunción, aunque en el marco de la Unión queda todavía mucho
camino por recorrer para que se comience a hablar de este tipo de medidas.
A pesar de las diferencias entre sus políticas estatales sobre drogas, Europa es la
región más comprometida en la cooperación multilateral contra las drogas. Durante más de
una década, el Programa de Naciones Unidas para el Control de Drogas ha sido el conducto

48
United Nations International Drug Control Programme, Project of the Government of Colombia; Project
Document “Experimental testing and further development of an environmentally safe biological control agent for
coca eradication.” Viena, febrero, 1999; p. 8. Se trata de un borrador inicial del contrato de proyecto, aún sin
número de proyecto.
49
Todos los datos sobre la guerra biológica contra las drogas han sido extraídos de: Martin Jelsma, “Un hongo
contra la coca...”
18
para la financiación antinarcóticos de Europa. Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Bélgica y,
en particular, Italia han financiado la mayoría de los proyectos del UNDCP en desarrollo
alternativo, asistencia judicial, y programas de tratamiento, educación y rehabilitación. Por
supuesto este apoyo a los organismos multilaterales no es gratuito, sino que está adaptado a
los intereses y responsabilidades de las políticas exteriores de los países europeos, las cuales
no son unitarias ni tienen las mismas prioridades.
Algunas de las propuestas más innovadoras en lo que se refiere al consumo se han
puesto en marcha en los ámbitos locales. Gobernadores y alcaldes de algunas ciudades han
puesto en marcha propuestas alternativas y experimentales al control de drogas. Hay un
movimiento transnacional de ciudades europeas (Ciudades Europeas sobre Políticas de
Drogas o European Cities on Drug Policy, en su nombre en inglés), entre las que se incluyen
Frankfurt, Hamburgo, Amsterdam y Zurich, que surgió como resultado de la Resolución de
Frankfurt y que apoya los principios de la reducción de daños. La resolución apunta hacia la
descriminalización de las drogas: bajo ciertas condiciones de regulación, los consumidores no
serán perseguidos por consumo de drogas. Sin embargo esta perspectiva cuenta también con
oposición entre las ciudades europeas: en 1994, 21 alcaldes de las principales capitales
europeas firmaron la Resolución de Estocolmo bajo el nombre de Ciudades Europeas contra
las Drogas, en lo que se puede considerar una respuesta antidrogas a la propuesta
descriminalizadora de la Resolución de Frankfurt.

Las consecuencias de la lógica bélica

Por cada dólar gastado en tratamiento, se ahorran once en costes sociales. Una inversión de 34
millones de dólares en tratamiento reduce el consumo de cocaína tanto como 366 millones
gastados en interdicción o 783 millones en programas implementados en los países fuente. Sin
embargo, las cárceles de todo el mundo están llenas de personas que han cometido delitos
relacionados con el tráfico o consumo de drogas. Todos tienen algo en común: generalmente
forman parte de los últimos eslabones en la cadena de las drogas.
La criminalización de los consumidores en los países centrales cumple la misma
función que la de los cultivadores de plantas ilícitas. Ante la imposibilidad de plantear
soluciones efectivas a temas como el blanqueo de dinero o la corrupción (más allá de las
declaraciones de buenas intenciones), los gobiernos de los países que lideran la guerra contra
las drogas, y las instituciones multilaterales que la apoyan, utilizan las cifras de presos para
enmascarar el fracaso de la represión que significa el aumento del consumo de drogas en todo
el mundo.
19
Repitiendo las palabras de la Coalición Internacional de ONG por una Política de
Drogas Justa y Eficaz (CIO), 50 “hoy, las consecuencias más duras de las actuales políticas
sobre drogas las sufren los más marginados, los consumidores de drogas en el Norte —y cada
vez más en el Sur— y los productores de plantas ilícitas en el Sur. Las políticas hacen poco o
nada para reducir esta marginalización, solamente agravan el problema. Por consiguiente,
hacen mayor daño al bienestar en general del que hacen las drogas mismas”.

El sentido de la guerra contra las drogas se torna más difuso a medida que
profundizamos en sus consecuencias. La prohibición de las drogas ha generado más muerte y
violencia que su propio consumo. Sin embargo, en ninguno de los foros internacionales en los
que se debate la política antidrogas se plantea la necesidad de una evaluación exhaustiva
sobre los resultados que estas políticas están teniendo, tanto en sus aspectos sociales, como
económicos y políticos.
En este sentido, el papel de resorte de la sociedad civil para presionar a los gobiernos a
fin de que cambien sus políticas resulta fundamental y está comenzando a dar sus frutos. Así
como las organizaciones ilegales se han adaptado a las oportunidades que la globalización
ofrece, los movimientos de respuesta a las políticas de lucha contra las drogas también se han
estructurado aprovechando las nuevas posibilidades.
La Coalición Internacional de ONG por una política de Drogas Justa y Eficaz (CIO) es
un ejemplo de ello. La CIO agrupa a más de cien organizaciones y se creó para denunciar el
impacto negativo de las actuales políticas internacionales de drogas y proponer alternativas.
En Europa, el Comité Europeo de ONG sobre Drogas y Desarrollo (ENCOD) también supone
un esfuerzo de coordinación, desde diferentes organizaciones, para trabajar sobre el tema de
las drogas desde una perspectiva global.
Uno de los instrumentos más importantes con que cuenta la sociedad civil para
enfrentar las políticas de los gobiernos es la información. El Observatorio Geopolítico de las
Drogas de París, con más de 200 investigadores en todo el mundo, proporcionaba hasta este
año información independiente sobre los diferentes elementos que conforman el prisma del
sistema de las drogas. Con su cierre desaparece un valioso referente para todos aquellos
vinculados de una manera u otra a este tema.

50
CIO, La prohibición de las drogas ha fracasado es hora de regularlas y controlarlas, febrero, 2000. Carta
abierta a la Segunda Conferencia de la Unión Europea sobre Política de Drogas.

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