Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(7)((pq) A p]q
pertenecen a lenguajes artificiales: la aritmética, el lenguaje de programación Fortran, el
simbolismo químico y la Lógica Proposicional.
Cada uno de esos lenguajes ha sido diseñado para cumplir, con una eficacia muy superior a
la de los lenguajes naturales, ciertos cometidos particulares, o incluso, para lograr propósitos
totalmente fuera del alcance de éstos.
Así, el simbolismo de la aritmética representa de manera muy clara y concisa operaciones
aritméticas como las indicadas en (4). Adviértase que un lenguaje natural, para representar lo
mismo, tendría que acudir a expresiones mucho más largas y oscuras, como la siguiente: 'El
número que resulta de restarle al producto de tres por dos la suma de tres más dos'. El
Fortran del ejemplo (5), por su parte, está especialmente adaptado para escribir
instrucciones de programas de computación referentes a tareas de tipo científico. Si esas
instrucciones se escribieran en un lenguaje natural, requerirían para su traducción a "lenguaje
máquina", es decir, al que controla directamente las operaciones de la computadora, un
programa "compilador" (traductor) de una complejidad absolutamente inmanejable.
la lógica simbólica se constituye como un metalenguaje con respecto a cualquier otro
lenguaje del que trate de dar cuenta de su estructura lógica (el simbolismo de la
aritmética) y que aquí denominaremos como lenguaje objeto
utilizamos un metalenguaje para hablar de un lenguaje objeto, lenguaje objeto Este último
hace referencia a objetos extralingüísticos bien sean materiales (una mesa) como
inmateriales (el número tres), El metalenguaje es el lenguaje con el cual hablamos acerca
de un signo cualquiera perteneciente al lenguaje objeto.
Para distinguir entre lenguajes naturales y artificiales, tomaremos en consideración dos
rasgos: el origen y el uso a que se destina el respectivo lenguaje.
Rasgos Lenguajes naturales Lenguajes artificiales
Origen Son el resultado de un proceso de Son construidos deliberadamente.
evolución histórico-cultural
espontáneo.
Usos Sirven para una variedad indefinida de Sirven sólo para ciertos propósitos
propósitos. específicos.
La distinción entre lenguajes naturales y lenguajes artificiales es a primera vista muy clara.
Los lenguajes naturales los heredamos.
Los lenguajes artificiales los construimos.
Siempre que hablamos de un lenguaje, tanto si se trata de un lenguaje formal como de un
lenguaje natural, se puede distinguir entre el lenguaje del que se habla y el lenguaje en el que
se habla.
Al primero se le llama lenguaje objeto y al segundo metalenguaje.
Si, por ejemplo, explicamos castellano en inglés, el lenguaje objeto es el castellano y el
metalenguaje es el inglés.
Un lenguaje puede ser al mismo tiempo lenguaje objeto y metalenguaje. Esto es lo que
sucede, por ejemplo, cuando usamos un idioma para explicar la gramática del mismo idioma.
En la presentación de un lenguaje formal, el lenguaje objeto es, por supuesto, el lenguaje
formal del que se habla y el metalenguaje es el idioma que usamos para describirlo y explicar
las relaciones que se dan entre sus fórmulas.
Para los lenguajes naturales, Frege, en su artículo "Sobre el sentido y la denotación" (1892),
propuso un expediente gráfico muy sencillo: colocar entre comillas simples las expresiones
mencionadas. La práctica más corriente actualmente es valerse de este recurso siempre que
haya algún peligro de confusión, las comillas simples como instrumento para indicar
cuando un signo está mencionado en vez de usado.
Además, a fin de evitar la interferencia con otros empleos muy difundidos de las comillas
dobles, como las citas textuales, por ejemplo, para la mención o uso autónimo de las
expresiones se reservan las comillas simples.
Si aplicamos esta convención de uso de las comillas simples para diferenciar las expresiones
mencionadas de las simplemente usadas, ocurre lo siguiente con el enunciado.
'Verónica' es esdrújula
Observemos, finalmente, - que las comillas simples no son sino un procedimiento para crear,
en el metalenguaje, símbolos muy parecidos a aquellos del lenguaje objeto que se trata, de
mencionar, pero conservando, no, obstante, una distinción muy clara entre lenguaje objeto y
metalenguaje.
En el lenguaje objeto usamos las expresiones del lenguaje objeto, pero no las mencionarnos.
En el metalenguaje, para mencionar las expresiones del lenguaje objeto no usamos las
expresiones del lenguaje objeto mismo, sino expresiones del metalenguaje.
Las comillas simples permiten convertir una expresión del lenguaje objeto en una expresión
del metalenguaje que sirve para mencionarla.
SIGNO, DENOTATUM Y USUARIO
El triángulo del significado: El significado de una palabra que hace referencia a una cosa,
puede ser caracterizado mediante lo que se ha dado en llamar el triángulo del
significado, en 1924 por Ogden y Richards,16 precisamente para estudiar las relaciones
que se dan entre pensamiento, palabra y cosa en el interior de un proceso, que ha sido
bautizado por Morris como semiosis
Imaginemos, entonces, que, en un triángulo equilátero con base en uno de sus lados, el
vértice superior, digamos el vértice A, corresponde a una la palabra o signo, por ejemplo,
“perro”.
Al vértice derecho B, le corresponderá la cosa/objeto expresado/representada por la
palabra/signo, el vértice izquierdo C, corresponde al pensamiento/sentido del término
“perro”.
El pensamiento/sentido es simbolizado/significado por la palabra/signo y refiere/designa
a la cosa/objeto. Es necesario notar que Morris sustituye en el vértice C al
pensamiento/sentido por el interpretante/intérprete20.
Un ‘objeto’ es, pues, todo aquello de lo que se habla. Podemos decir también: un objeto
es siempre aquello que podemos designar con una palabra de nuestro lenguaje”.
Helmut Seiffert: Introducción a la lógica, pág. 25.
LAS DISCIPLINAS SEMIÓTICAS: SINTAXIS, SEMÁNTICA Y PRAGMÁTICA
Las distintas disciplinas que estudian lenguajes naturales o artificiales, reciben el nombre
de disciplinas semióticas.
La semántica, por su parte, será la disciplina que se ocupa de las relaciones entre los
signos y aquello que éstos designan, entre los signos y aquello de lo cual hablamos por
medio de ellos (entre los nombres propios y las entidades individuales a que se refieren,
o entre los enunciados y los hechos que pretenden describir, por ejemplo): cuando
decimos que la palabra 'algoritmo' no significa 'dolor numérico' estamos haciendo
semántica de esa expresión.
La relación entre el signo y el designatum, es decir, la designación (o la denotación),
configura la dimensión semántica del proceso y a su correspondiente disciplina. Por
ejemplo, “el apósito es un material terapéutico que se aplica sobre una lesión” estamos
situados en la dimensión semántica
En semántica, sin embargo, hacemos abstracción del hablante, y nos limitamos a
examinar la relación entablada entre los signos que componen un lenguaje y aquellas
entidades a las que esos signos, precisamente por serlo, apuntan: una palabra designará,
por ejemplo, un tipo de fenómeno atmosférico, otra un sentimiento, una tercera
nombrará a un famoso asesino.
La pragmática sería aquel tipo de indagación semiótica en la que entra también en juego
la consideración de las relaciones entre los elementos de un lenguaje y los sujetos -
individuos o comunidades lingüísticas-que emplean ese lenguaje como medio de
comunicación.
La relación entre los signos, con los designata y los usuarios, es decir la relación de
expresión, constituye la dimensión pragmática del proceso y su correspondiente
disciplina. Por ejemplo, “para los antiguos griegos, la palabra ‘logos’ significaba
‘discurso’ y ‘razón’,”
cuando estamos haciendo pragmática nos interesamos por el lenguaje en cuanto forma
de conducta, en cuanto actividad de un sujeto o de un grupo de sujetos.
La sintaxis será el puro estudio de las relaciones de los signos entre sí, la teoría de la
construcción e identificación de las secuencias de signos bien formadas: al decir, por
ejemplo, que la sarta de palabras 'de en Mancha el un lugar' está mal ordenada, estamos
haciendo una observación de carácter sintáctico.
la relación entre los signos entre sí, esto es, la relación de implicación, constituye la
dimensión sintáctica y su correspondiente disciplina: la sintaxis. Por ejemplo, “antes de
‘p’ y ‘b’ se escribe ‘m’” es un enunciado situado en la dimensión sintáctica.
En sintaxis, hacemos abstracción de todo aquello que no sea la pura materialidad de los
signos, a fin de poder estudiar las nudas relaciones entre ellos: prescindimos del sujeto
hablante; prescindimos también de la referencia de las expresiones a algo ajeno a ellas;
nos limitamos a considerar aisladamente la estructura de las cadenas de signos, y
decimos, por ejemplo, que en la cadena de signos 'era del año la estación florida' hay un
hipérbaton, una alteración -poética-del orden habitual de las expresiones.
estas tres disciplinas son disciplinas metalingüísticas, con base a ellas es posible dilucidar
los problemas de significado del discurso cotidiano y, por ende, hacer posible el análisis
lógico.
Pero también son disciplinas semióticas el estudio de los lenguajes de gestos, de _la
comunicación animal, de los lenguajes de programación o de los códigos de señales.
Para que algo funcione como signo, debe ser signo de algo para alguien. En otros
términos, el proceso semiótico o actividad de emplear signos, siempre involucra,
además de los signos, otros dos componentes: algo designado por el signo, y alguien que
lo usa o lo interpreta como signo. Al primer componente se le ha llamado designatum
(palabra latina, cuyo plural es designata), y usuario o intérprete, al segundo.
SIGNIFICADO INTENSIONAL Y SIGNIFICADO EXTENSIONAL
Todos los objetos dentro de la extensión de un término determinado tienen algunos atributos
comunes o características que nos llevan a utilizar el mismo término para denotarlos. Si
conocemos estos atributos, podemos saber el significado de un término en un sentido diferente
sin conocer su extensión.
Significado supone algún criterio para decidir, con respecto a cualquier objeto dado, si cae dentro
de la extensión de dicho término. Este sentido de significado se llama significado intencional (o en
algunas ocasiones, significado connotativo) del término. El conjunto de atributos compartidos por
todos y solamente esos objetos a los que se refiere un término general se llama la intensión (o
connotación) de ese término.
Cada término general tiene tanto un significado intencional (o connotativo) como un significado
extensional (o denotativo).
Los términos pueden tener diferentes intensiones y la misma extensión; pero los términos con
diferentes extensiones no pueden tener la misma intensión.
Uno puede sentirse tentado a decir que extensión e intensión siempre varían inversamente, pero,
de hecho, ése no es el caso. Esto es porque llega un punto en el que aumentar la intensión del
término no tiene efecto en su extensión.
Por ejemplo, la oración: “tú pesas 120 Kg.” es, efectivamente, una oración declarativa pero no será
usada informativamente a menos que especifiquemos a quien hacemos referencia con el
pronombre “tú”.
La función directiva del lenguaje no sólo se realiza por medio de oraciones imperativas u órdenes
exclusivamente.
También hacemos un uso directivo del lenguaje cuando emitimos una oración interrogativa.