Está en la página 1de 2

La gripe puede llegar a ser una gran inconveniencia o excusa, según la ocasión y criterio del enfermo.

Claro que normalmente se le puede llegar a considerar una molestia menor, sin embargo, hay veces en
las que la gripe te toma fuertemente por sorpresa. Tal y como le había pasado a Tara.

La chica se encontraba tumbada en su cama con un enorme dolor de cabeza, la nariz tapada y una
garganta tan seca como el mismísimo Sahara. A pesar del cansancio que sentía aún podía permitirse
maldecir su suerte.

“Justamente tenía que ser hoy, vaya suerte la mía.”

Después de tantas complicaciones y problemas al fin iba a tener una cita con Emma…y le dio una gripe
que parecía querer acabar con su existencia. Hacía unos momentos le había mandado un mensaje a
Emma sobre su situación, disculpándose por tener que posponer la tan esperada ocasión. Se disponía a
cerrar sus ojos y dormir nuevamente cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Con mucho esfuerzo
se incorporó levemente para decirle a quien sea que fuera que en estos momentos no quería recibir a
nadie, pero se detuvo al escuchar la voz de quien la visitaba.

“Tara, ¿puedo pasar?”

No recordaba la última vez que se había movido tan rápido. Prácticamente saltó hacia la puerta, cosa
que su cuerpo reprochó antes de que abriera la puerta. En el pasillo se encontraba Emma sosteniendo
una bolsa en una mano y un ramo de flores en la otra, la miraba con una leve preocupación. Se disponía
a hablarle cuando sintió que un pequeño ataque de tos se aproximaba, rápidamente se cubrió la boca
con su brazo y se dirigió de vuelta a su cama mientras sentía que su garganta se destrozaba con cada
movimiento causado por la tos.

Emma entró a la habitación cerrando la puerta tras ella, rápidamente colocó la bolsa en una mesa
cercana y sacó una botella de agua grande. La tos por fin había parado, volviendo a abrir los ojos vio
como la otra chica vertía parte del líquido en un vaso. Emma se sentó a su lado y le ofreció el vaso,
después de que bebiera un poco Tara se recostó nuevamente.

“No deberías estar aquí, podrías enfermarte.”

Emma dirigió su mano hacia ella y tocó su frente suavemente para revisar su temperatura.
“Lo sé, pero no quería que estuvieras sola todo el día, así que vine a cuidarte. Tienes un poco de fiebre.”
Dicho esto Emma se dirigió hacia la bolsa que había traído y sacó un par de recipientes, abriendo el más
pequeño sacó una compresa fría, que colocó con cuidado sobre la cabeza de Tara.
“Te traje un poco de sopa, tal vez no tengas hambre pero deberías comer algo.” Tara lo pensó un poco,
no tenía muchos ánimos de comer en ese momento.
“Más tarde, gracias pero por el momento sólo quiero quedarme aquí un rato…aunque lo que me da
dudas son las flores.”
Emma volteo un momento a ver el pequeño ramo y le sonrió levemente.
“¿Necesito razones para traerle flores a la chica que me gusta?”
El rostro de Tara enrojeció tanto que pareciera que la fiebre había subido de golpe.
“Ehm no, pero-“
“Tara, no es necesario que salgamos en una cita para que te dé flores.”
Tara la vio un poco apenada por la situación, recordando lo entusiasmadas que estaban ambas por este
día.
“Se que tenías todo el día planeado, pero terminé enfermándome y ni idea de cuando podríamos volver
a tener tiempo libre en pleno semestre.”
Hubiera seguido hablando, pero las palabras se le atoraron en la garganta al sentir que Emma le había
dado un beso en la frente.
“Podemos pasar un momento agradable sin necesidad de salir a algún lado, además me preocupa más
que te recuperes.”
Tara la abrazó con todas sus fuerzas (que no eran muchas realmente, gracias a su estado de salud) y
después de unos segundos la vio a los ojos.
“…Tengo Netflix en mi laptop, podríamos ver una película.”
A pesar de la nariz tapada y alguna que otra tos, ambas pasaron una linda tarde. Incluso hubo un
momento en el que ambas se quedaron dormidas, tal vez fue por la proximidad del asunto que unos
días después Emma era quien se encontraba batallando contra la gripe.

FIN
Escrito por Asoaf

También podría gustarte