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Fanfic para el evento PRIDE MONTH de Cartas en la pared 2022

Temática: cita
IG: sunako_bgirl801

Una cita y una canción

Esta historia se desarrolla en la Ciudad de México. Emma y Tara van a la


Universidad pero viven en lugares diferentes, llevan poco más de 3 meses
siendo pareja.

Ese día había parecido uno de los mejores para Tara: había visitado un
museo que exhibía instrumentos de tortura utilizados por la Santa
Inquisición, había ido a comer a un restaurante que se encontraba sobre
la calle de Tacuba, después fue a comer un helado cerca de Bellas Artes
y finalmente a comprar un Bubble Tea a una plaza muy conocida sobre
el Eje Central Lázaro Cárdenas.

Pero no había ido sola, se encontraba en una cita con Emma.

- ¡Esta bebida de mora azul está muy rica! – La expresión de Tara le


causó un poco de gracia a Emma y un pensamiento cruzó por su
mente…

“Es tan bonita”

Ella siempre estaba muy atenta a cada movimiento que hacía Tara, y
cómo no hacerlo si era la chica de la cual estaba enamorada.

- ¿Te acompaño hasta San Lázaro?... Emma… ¿Emma? - Tara giró la


cabeza para mirar a Emma y ella estaba completamente perdida en sus
pensamientos.

- … ¿Eh?... ¡Ah, perdón! Este… sí, eso me gustaría.


Emma se ponía muy nerviosa cuando Tara la miraba, pero lo que no
esperaba era que ese día quien estaba haciendo un esfuerzo
sobrehumano para controlar sus nervios era ni más ni menos que Tara.
Unos días antes había estado preparando un regalo muy especial para
su novia y aunque su plan había sido darle ese regalo antes de que
tomaran el metro para irse cada quien a su casa, las cosas terminaron
de otra manera y ahora ya no le quedaba mucho tiempo para darle
aquella sorpresa. Ella se había prometido a sí misma hacerlo ese día y
no era momento de acobardarse y dejarlo para la siguiente cita. ¡Ese
era el momento perfecto!

Entraron a la estación Bellas Artes para dirigirse a la estación de


Garibaldi y de ahí a San Lázaro. El andén se encontraba poco concurrido
y las dos chicas se dirigieron a la zona exclusiva para mujeres, el metro
no tardó mucho en llegar y por suerte también se encontraba medio
vacío, había unos cuantos asientos disponibles y ellas no dudaron en
buscar asiento una al lado de la otra.

- Oye Emma. Hay algo… que quiero darte… ¿podrías darme unos
minutos más antes de irte?

- Wow, Tara… ¿de verdad preparaste un regalo para mí?

- Sí… es algo sencillo, pero quiero dártelo hoy pase lo que pase.

En ese momento Tara no pudo evitar sonrojarse un poco y Emma al


darse cuenta no pudo contenerse y sonrió levemente. Emma estaba
muy feliz y también un poco curiosa ya que no se lo esperaba para
nada, Tara no era mucho de expresar todos sus sentimientos y el hecho
de haber preparado un regalo para ella le hacía pensar que su relación
estaba avanzando muy bien.
- Jejeje, está bien. Ya casi llegamos – Ambas se levantaron y se
pusieron delante de la puerta, el metro ya estaba llegando a la estación
San Lázaro.

Las puertas se abrieron y al salir caminaron por el andén hasta un


pequeño espacio que había al lado de las escaleras que te llevaban a la
salida. A Tara le empezaron a sudar las manos y cuando Emma se
detuvo para girarse y quedar frente a ella sintió que su corazón se le
salía del pecho.

- Bueno… - Emma tomó la iniciativa – Tengo mucha curiosidad por saber


qué es lo que me quieres regalar.

- Ok… seguramente esto va a sonar muy extraño, y perdóname por eso


jeje, pero voy a tener que vendarte los ojos porque es parte del regalo.
– Tara sacó un trozo largo de tela negra y miró a Emma avergonzada.

- ¿Vendarme los ojos? ¿Aquí? – Emma hizo un gesto de total extrañeza,


pero al mirar a Tara notó en su rostro que lo que le había dicho era
totalmente en serio, y aunque quería preguntar más, al final no lo hizo y
solo se quedó inmóvil frente a Tara sintiendo como aquel pedazo de tela
cubría sus ojos y anulaba por completo su visión.

- Me dices si está muy apretado – Tara iba poco a poco jalando los
extremos del trozo de tela, pero parecía que hacía lo posible por no
tocar el cabello de Emma, estaba tan nerviosa que las manos le
temblaban y empezó a sentir una gota de sudor que recorría un lado de
su rostro, específicamente cerca de su oreja izquierda.

- Ok, hmmm… así está bien.

- Ah, ok. Ahora te voy a poner mis audífonos porque quiero que
escuches una canción, es una canción que quiero dedicarte y aunque no
le vas a entender nada porque la canción está en chino, no es la
intención ahorita jeje, solo escúchala y cuando termine me avisas, ¿está
bien?

- Está bien jeje, me intriga mucho saber qué tipo de canción es…

Tara sacó su celular junto con sus audífonos y se los dio a Emma para
que se los colocara en cada oreja, la chica rubia se recargó en la pared
de las escaleras y le dio la señal de que estaba preparada y entonces
Tara buscó la canción, sonrió nerviosamente y picó el botón de
‘reproducir’. Pensándolo cuidadosamente pudo haber planeado mejor
esa sorpresa, pero después de esa cita iba a pasar un tiempo, unas
cuantas semanas para que pudieran verse otra vez, ella no iba a poder
con esa ansiedad porque era la primera vez que tomaba la iniciativa
para darle un regalo a Emma, hasta el momento la chica rubia era la
única que le había estado dando regalos y eso había motivado a Tara
para demostrarle sus sentimientos de la misma manera.

“Quiero saber si puedo mirarte a los ojos.


Quiero saber si puedo sentir tu aliento.
Quiero saber si puedo viajar por la mitad de la tierra
y dejar mi soledad atrás en el mar.
Te amo”

Mientras Emma se concentraba en escuchar la canción, Tara no


desaprovechó la oportunidad para mirar más cuidadosamente el rostro
de su novia, no es que no la haya mirado antes pero en esta ocasión no
había ojos color miel que se encontraran los suyos, porque ella tenía
que admitir que no podía mantener la mirada más de 5 segundos
porque si hacía eso Emma le sonreía y eso era como una flecha
clavándose en su corazón y al instante la hacía sentirse avergonzada.
- Ya terminó la canción…- dijo Emma con una voz muy suave.

- Oh, muy bien. Déjame quitarte esa cosa de la cara, jeje.

Luego de que Emma se acostumbrara de nuevo a la luz, Tara habló.

- (suspiro) Fuuu… y bien… ¿qué te pareció?

- Me sigue inquietando el no saber lo que dice jaja, pero me pareció una


bonita canción. Suena a que dice cosas cursis – Emma soltó una risilla.

- Me alegra que te haya gustado, ahora viene la parte 2 y... – Tara sacó
de su mochila un sobre blanco con corazones verdes – es la traducción
de la canción, pero quiero pedirte que la leas cuando ya estés en casa,
después de regalarte el cuadro en tu cumpleaños no me animé a darte
otro regalo hasta ahora. Estoy que muero de los nervios.

- De acuerdo. He disfrutado tanto esta cita que puedo esperar dos horas
para emocionarme sin que el sonido de las puertas del metro me
distraiga. Muchas gracias, Tara. – Emma la tomó de las manos y la
miró.

- Gracias a ti, es decir… gracias en verdad Emma, yo… ¿yo te quiero


demasiado, sabes? Me siento realmente agradecida de tenerte a mi lado
y en serio quiero que seas la chica más feliz…

- Yo también me siento tan agradecida de que estemos juntas, y quiero


que sea así durante mucho, mucho tiempo… te quiero, Tara...

Las dos se miraban tan intensamente que parecía que el tiempo se


había detenido, unos segundos después se abrazaron y juntaron sus
rostros, poco a poco fueron deslizando sus mejillas hasta chocar
suavemente sus narices, sus labios también se iban acercando hasta
hacer contacto y entonces Tara colocó sus manos en el rostro de
Emma… y la besó. Emma se sorprendió un poco por ese movimiento,
pero de inmediato correspondió el beso y durante unos segundos se
siguieron besando de una forma tierna pero nada tímida, ambas estaban
demostrando todo el amor que se tenían y no les importó nada en ese
momento.

- Bueno, ya tengo que irme… – Emma sonrió ligeramente y al mismo


tiempo volvió a abrazar a Tara.

- Ve con cuidado Emma… - Tara rodeó con sus brazos la cintura de su


novia y por un momento pensó en no soltarla, pero no quería que nonno
y nonna se preocuparan por que fuera a llegar tarde a casa.

Emma se dirigió a las escaleras y Tara de regreso al andén para tomar


el metro, voltearon para verse una última vez y agitaron sus manos
para despedirse, su cita había concluido estupendamente y las dos no
podían esperar a llegar a sus casas: Emma para abrir aquel sobre y
saber qué era lo que su novia quería decirle, y Tara para plasmar en un
lienzo todo lo acontecido en ese día.

Continuará…

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