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RELACIONES DE DOMINACIÓN Y DEPENDENCIA EN LOS ANDES PERUANOS.

LA RECIPROCIDAD ANDINA AYER Y HOY.

Giorgio Alberti/Enrique Mayer. LOS ARTÍCULOS reunidos en este volumen representan un estudio
- realizado mediante técnicas antropológicas - de los mecanismos de intercambio económico
propios de los sistemas no monetarios que actualmente funcionan en la sierra andina del Perú, al
margen del sistema monetario nacional pero no aislados de éste. Este trabajo se ha realizado
considerando que el desarrollo de nuevas ideas sobre el estudio de economías no monetarias, por
parte de antropólogos y economistas, tiene especial relevancia para el país, pues los intercambios
recíprocos siguen constituyendo uno de los fundamentos de la organización socioeconómica de
la sociedad andina. Para el esclarecimiento de la amplia gama de relaciones recíprocas, tanto
simétricas como asimétricas, hemos querido reunir aquí los resultados de las últimas investigaciones
que al respecto se han realizado en el país. Como compiladores, nuestra labor ha sido la de propiciar
la descripción y análisis de una de las principales dimensiones de dichos sistemas económicos, es
decir el intercambio de bienes y servicios, bajo el modo recíproco, en lugar de los intercambios
contractuales que caracterizan las economías monetarias. Así los artículos seleccionados reúnen
nuevos datos y nuevas formas de interpretarlos, en un tomo que, esperamos sirva de estímulo para
futuras exploraciones de los sistemas económicos no monetarios, de su variabilidad regional, sus
beneficiarios, sus posibilidades de evolución y, finalmente, del papel que han de jugar dentro del
actual proceso de transformación del agro peruano. Dentro de estos sistemas la reciprocidad es
una dimensión económica que regula el flujo de mano de obra, de servicios y de bienes entre las
instituciones de producción, distribución y consumo. Pero, como dimensión económica, se
manifiesta en un conjunto sociocultural que le da, sustento y significado. En este sentido la
reciprocidad, como concepto y como praxis, representa un elemento fundamental de un modo de
producción de tipo comunitario que proviene desde los tiempos preincaicos y que, aunque haya
perdido pureza y sufrido alteraciones al entrar en contacto con otros modos de producción,
persiste en el presente. La manera como se ha producido este proceso de interpenetración,
desplazamiento, marginalización y aprovechamiento del modo de producción comunitario,
constituye una interrogante que todavía no tiene respuesta global. Sin embargo, los trabajos de
John V: Mura y las interpretaciones de Nathan Wachtel y Maurice Godelier, entre otros, ofrecen
base para intentar el planteo hipotético de este proceso, que mantiene toda su importancia en el
momento, actual en que se pretende alterar sustantivamente la organización socio-económica
tradicional del mundo andino peruano. Veamos, entonces, en forma muy esquemática, las raíces,
históricas de los actuales sistemas de reciprocidad, así como los mecanismos y factores sociales que
han desvirtuado su significado y contenido, dando como resultado los bien conocidos fenómenos
de la dominación interna y la explotación de las masas campesinas. Para ello, recordemos
brevemente lo expuesto por Nathan Wachtel en su libro Sociedad e ideología. Ensayos de historia y
antropología andinas, obra esclarecedora de la trayectoria histórica del tema que nos ocupa. La tesis
principal que planteamos, resumiendo los trabajos de John V. Murra, y posteriores
esclarecimientos y desarrollos de Nathan Wachtel, es que los principios fundamentales de la
organización socio-económica de las sociedades andinas eran la reciprocidad, la redistribución y
el control vertical de la ecología. Así, mientras que los miembros de las comunidades rurales (o
ayllu), unidos por vínculos de parentesco, entran en relaciones recíprocas igualitarias entre sí, sobre
todo en las relaciones de producción, el Estado Inca se vincula con ellos por intermedio de la
reciprocidad asimétrica y la redistribución. El Inca, como centro de convergencia y de emergencia
de toda actividad en el mundo andino, recibe de sus súbditos prestaciones de trabajo en las tierras
directamente controladas por él; les retribuye asegurando la paz del imperio, redistribuyendo
productos en casos de necesidad, cumpliendo funciones religiosas, etc. La base estructural que
sustenta la reciprocidad, en el interior del ayllu, está dada por la posesión en común de la tierra,
explotada comunitariamente, sobre todo en los pastos y para la producción especializada, y en
forma familiar en las partes dedicadas al cultivo de subsistencia. La asignación individual de las
tierras de cultivo se establece con el matrimonio y el tamaño de las parcelas que cada familia recibe
se ajusta a su evolución demográfica. En general, la tierra del ayllu se divide en un cierto número de
sectores, teniendo en cuenta sus condiciones ecológicas y los ciclos rotativos de los cultivos. En
principio, cada familia tiene derecho de "pedir" el acceso a tierras en cada uno de los sectores, lo
que determina el esfuerzo constante de todo ayllu y grupo étnico por controlar el máximo de pisos
ecológicos, dando lugar a lo que John V. Murra ha llamado el principio de la verticalidad económica
de las sociedades andinas. El control ecológico, a su vez, responde al ideal de la autarquía local,
objetivo fundamental de la organización económica de la comunidad. "La reivindicación legítima"
de cada hombre casado no se limita a los medios de producción, sino también a la fuerza de trabajo.
El parentesco representa el sistema regulador de la organización del mismo. Dentro de él es
necesario distinguir entre parientes cercanos y lejanos. Entre los primeros la reciprocidad en las
relaciones de producción y distribución es generalizada, mientras que entre los segundos es más
específica. Las prestaciones que se intercambian son contabilizadas para ser devueltas en la misma
forma y cantidad. El ayllu tradicional, núcleo fundamental de la sociedad andina, integra con otros
ayllu las llamadas etnias; éstas, al ser incorporadas por conquista, dan lugar al Estado incaico: cuyo
funcionamiento requiere de un aparato político administrativo y militar. Piezas fundamentales del
sistema son los curacas, jefes locales que funcionan como nexos de articulación entre el ayllu y el
Estado. Generalmente el curaca es el jefe de una familia muy extensa, quien, basado siempre en el
principio de reciprocidad, retribuye las prestaciones recibidas por su numerosa parentela
cumpliendo funciones distintas y muchas veces simbólicas, como asegurar la paz interna, organizar
los ritos religiosos, velar por la redistribución de los productos a los huérfanos (waqcha), a los que
no tienen familia en la comunidad, etc. La importancia del curaca en la organización económica del
imperio radica en su capacidad de movilizar a la población para los trabajos requeridos por el
Estado. El principio de reciprocidad, que regula la vida social del ayllu también rige las relaciones
entre el ayllu y el Estado Inca. Aquí, sin embargo, el carácter de la reciprocidad cambia y se acentúa
el aspecto y la noción de desigualdad e intercambio asimétrico ya existente en la relación curaca-
ayllu. Lo que el Inca recibe no es económicamente equivalente a lo que da, pero sí lo es a nivel
simbólico. Para entender cómo se desvirtúa la reciprocidad y cómo se la utiliza como mecanismo
de movilización de mano de obra y de dominio político del Estado, es preciso recordar que el
Imperio incaico se forma por intermedio de conquistas militares. Pero aún en estas circunstancias
la reciprocidad constituye la trama ideológica de las relaciones sociales entre vencedores y vencidos.
"Cuando el Inca vencía a un curaca local a menudo lo colmaba de regalos, escogidos entre los bienes
más preciados: los tejidos" (Wachtell 1973: p. 66), pero al mismo tiempo reclamaba su 'derecho
eminente' sobre todas las tierras que luego sufrían una tripartición: "una parte reducida se reserva
para el Estado, otra igualmente mínima para el culto del Sol (padre del Inca) y el resto es para la
comunidad". (Wachtel, 1973: págs. 66-67).

Cuando el grupo étnico es bastante numeroso, el control ecológico se extiende a tierras lejanas
("colonias"), adonde son enviados algunos miembros del ayllu mitmaq para cultivarlas o para pastar
animales. Cuando las distancias son grandes, el control vertical y a veces horizontal de la ecología
determina cambios importantes en la organización socio-económica del ayllu. Así, mientras los
mitmaq mantienen sus derechos y vínculos tradicionales en sus comunidades de origen, la lejanía
les impide en muchos casos gozar de ellos. De esta manera se introducen alteraciones en los
sistemas tradicionales de reciprocidad. Con la expansión y consolidación del Imperio incaico, el
número de mitmaq crece y, en algunos casos, sus funciones económicas dejan paso a tareas de
orden político-militar. A pesar de que la norma de reciprocidad permanece vigente, su significado
es utilizado en un nuevo contexto que permite el desarrollo de un aparato estatal que se apoya en
ella para extender su dominio. Se puede así definir el Imperio Incaico en función de la
interpenetración entre un modo de producción comunitario a nivel del ayllu y un modo de
producción estatal a nivel del imperio, caracterizado el primero por la reciprocidad simétrica y el
segundo por la reciprocidad asimétrica. En ambos, la redistribución juega un papel importante,
mientras que el funcionamiento del sistema está asegurado por una visión ideológica de la realidad,
de connotaciones mítico-religiosas. Al considerar la formación del Estado incaico, aunque sea
importante reconocer la imposición de nuevas relaciones sociales, es fundamental insistir en la
continuidad cultural y en la sutil utilización del
contexto institucional pre-incaico para
promover la expansión y dominio del imperio.
Esta situación es violentamente alterada por
la Conquista. La arquitectura del sistema
económico, político y religioso se viene abajo
y quedan sólo fragmentos que insertados en
nuevos contextos superviven hasta la actualidad. Con la desaparición del Estado incaico, la
redistribución estatal es eliminada, la reciprocidad es sustituida por la explotación colonial del indio
y el principio de la complementación vertical de la economía andina es ignorado. "… españoles… por
desconocer el sistema indígena, lo atacan directamente, repartiéndose encomiendas y separando
"colonias"... de su centro de origen" (Wachtel, 1973: p. 82). Se opera así la desestructuración social
y económica del Estado incaico, acelerada por la introducción de la moneda y del mercado, y las
incursiones de los comerciantes españoles que recorren las provincias ofreciendo a crédito toda
clase de mercancías que los indígenas no necesitan pero que aceptan como si se tratase de regalos
generosos. Al vencer el plazo para pagar la deuda, los españoles apelan a su justicia que les permite
la confiscación legal de las pertenencias y el trabajo de los nativos. En este contexto de profundas
alteraciones y fracturas del cuerpo social incaico, la monetarización del tributo es otro gran factor
de desarticulación. El pago del tributo en plata obliga a los indios a desarraigarse del mundo que les
es familiar, para ir a proletarizarse en las minas de Potosí o en otros lugares, agudizando de esta
manera la crisis de la sociedad andina. La población indígena, fuertemente disminuida por el
contacto biológico con el invasor, es "reducida" en nuevos establecimientos para facilitar también
el cobro del tributo, mientras permanece bajo el control directo del jefe local que se constituye en
el mecanismo indispensable de mediación entre- la autoridad política española y el ayllu. La
organización colonial, al igual que la incaica, depende del curaca para explotar al indígena. El curaca
encargado de proporcionar listas para los trabajos de mita o para el pago del tributo, se aprovecha
de esta situación y obtiene así un poder, antes desconocido, que utiliza estableciendo relaciones de
clientela con los indios que quieren evitar los trabajos en las minas o el pago del tributo. A cambio
de la exención de estos servicios, el curaca se beneficia de las prestaciones exclusivas y personales
de los indios favorecidos. En estos intercambios el curaca falsea la antigua noción de reciprocidad
para constituir una vasta clientela personal, que incide profundamente en los vínculos comunitarios
y en el sistema de reciprocidad tradicional. Así, la conquista española impone un nuevo sistema
económico y social, en el cual los antiguos principios de reciprocidad y redistribución pierden
sentido. Formas recíprocas de intercambio subsisten en el interior de la comunidad pero su
magnitud se ve reducida, mientras que la reciprocidad entre el indígena y el español es
prácticamente eliminada. Con la usurpación de buena parte de las tierras del ayllu y la expansión
del sistema de hacienda; se instaura un modo de producción servil que se superpone al modo de
producción comunitario y desplaza al modo de producción estatal del período incaico. Frente a estos
procesos determinados por la Conquista, la población indígena, a la par que sufre desarraigo,
proletarización y explotación, se retrae en sí misma y recurre a la reciprocidad interna, sobre todo
en la forma de ayuda mutua en las relaciones de producción, como mecanismo de supervivencia en
un contexto que la va destruyendo. En esta nueva posición, arrinconada, se ve continuamente
amenazada por el mundo circundante que favorece las desigualdades económicas, el individualismo
y la competencia por los favores de los nuevos amos. Esta apretada descripción de la organización
socioeconómica incaica y de su desestructuración impuesta por el conquistador, permite rescatar
una serie de elementos claves de esa realidad histórica, que sirven de marco de referencia al
material presentado en este. Es efectivamente sorprendente observar cómo, a pesar del decurso de
cuatro siglos, muchas de las formas de reciprocidad simétrica existentes en tiempo de los incas y
aún antes y, muchos de los mecanismos de manipulación que convirtieron a la reciprocidad en un
instrumento ideológico para establecer sistemas de dominación, continúan funcionando en el
presente dentro de un contexto socio-político totalmente diferente. Así, la reciprocidad simétrica
de las relaciones de producción y distribución en el interior de la comunidad, la importancia del
sistema del parentesco para determinar la reciprocidad, la relación entre el control vertical de la
ecología y los intercambios recíprocos y el aprovechamiento de los aspectos normativos de la
reciprocidad para establecer sistemas de dominación, constituyen los hilos que unen la sociedad
andina del pasado con la del presente y son los temas centrales de este libro.

- Bibliografía.
 Alberti Giorgio. Mayer Enrique (compiladores). Reciprocidad e Intercambio en los
Andes Peruanos. Perú Problema 12. IEP. 1974.

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