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REv. Crn. URUGUAY, V. 36, N? 2: 94-106, abr./jun.

, 1966

La insuficiencia renal aguda en cirugía *

Dr. RICARDO EIRCOLE **

Aceptamos que el término "insuficien­ ga duración. Pero además, el recurso có­


cia renal aguda (I.R.A.) comó complicación modo de la transfusión de sangre y la
operatoria" se refiere a la exteriorización �cción efectiva de este medio terapéutico
clínica de las lesiones del riñón, conocidas en la gran cirugía, ha generalizado el uso
primero como nefrosis del nefrón distal y de la misma ante cualquier evento opera­
luego como nefrosis hemoglobinúrica, ne­ torio, aun insignificante, al punto que se
frosis necrotizante, nefrosis tubular agu­ la realiza por rutina en todos los casos, al
da, etc., para diferenciarlas de las anurias menos los de cirugía mayor, por lo que se
obstructivas, que si bien clínicamente tie­ puede hablar aquí no del "uso", sino del
nen un cuadro semejante y pueden . estar "abuso" de las transfusiones. De este abu­
relacionadas en ciertas circunstancias con so se derivan posibilidades porcentuales de
un mismo acto quirúrgico, su patogenia, su accidentes que revisten habitualmente par­
pronóstico y su tratamiento son totalmente ticular gravedad.
distintos.
Son indudablemente estas. dos circuns­
La insuficiencia renal aguda, práctica­
mente desconocida hasta la última guerra, tancias, el shock operat.orio prolongado o
fue estudiada exhaustivamente con motivo lós accidentes derivados de una transfu­
de los trabajos de Bywater y Beall realiza­ sión, las que determinan el número ere­
dos en los enfermos de crush durante el pe­ dente de I.R.A. de origen quirúrgico que
ríodo de los bombardeos de Londres, como venimos observando en estas dos últimas
puede consultarse en una amplia y docu­ décadas, justificando la necesidad, para el
mentada bibliografía sobre el tema. Su ob­ cirujano, de valorar exactamente los fac­
servación creciente en la práctica civil de tores determinantes de esta grave compli­
la cirugía se debe, a nuestro entender, al cación operatoria con fines a realizar su
perfeccionamiento de esta última, que ha profilaxis y estar atento frente a todo ope­
permitido practicar grandes y prolongadas rado, para diagnosticarla precozmente y
intervenciones solamente factibles con los realizar su tratamiento inmediato. De ello
recursos que se derivan, por una parte, de depende, muchas veces, la posibilidad de
los adelantos de la anestesia y del uso de su curación.
los antibióticos, y por la otra, del empleo De 335 pacientes en oligoanuria atendi­
de las transfusiones de sangre. dos en un centro de diálisis (1), 184 (54,9%)
Justamente la conquista de estos re­ correspondían a enfermos qmrurg1cos.
cursos técnicos ha hecho que el cirujano Nuestra experiencia en este sentido con­
no titubee en realizar operaciones de tal cordante, ya que sobre 130 enfermos aten­
magnitud que puedan alterar en algunos didos en el Centro de Insuficiencia Renal
casos, por períodos prolongados, la home­ de la Cátedra a mi cargo, 62 (47,7%) eran
ostasis circulatoria, como consecuencia de pacientes vinculados con la cirugía.
pérdidas inusitadas de sangre en interven­ Damos en el cuadro 1 las causales de­
ciones sobre órganos vitales o de muy lar- terminantes de insuficiencia renal: opera­
ción, parto, aborto o transfusiones pre y
• Presentado en la Sociedad de Cirugía del Uru­
guay el 10 de junio de 1964.
postoperatorias. En el cuadro 2 detallamos
• • Facultad de Medicina de Rosario (República Ar­ el tipo de intervención realizada en el
gentina). Cátedra de Clínica Genitourinaria, Profesor
Dr. Ricardo Ercole. grupo de los operados.
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 95

•'UADRO 1 La hipotensión en un enfermo que hace


un colapso operatorio, determina una anu­
l.R.A. vinculadas a la cirugía ria transitoria, de tipo prerrenal, por falta
de presión de filtración. Pero si la baja
Operados ........ ......................... 34 tensional que ha suprimido la diuresis se
( con transfusión intraoperatoria: 34)
Síndrome de crush ........ . .... . .. . ............ 5 prolonga indebidamente, pueden provocar­
( con transfusión : 3) se en la intimidad de los tubos renales, por
Abortos terapéuticos .....................·....... 5 fenómenos de anoxia, lesiones anatómicas
( con transfusión: 4)
Abortos criminales .. . . .. ... ............... . .... 8
típicas de la nefrosis tubular aguda, insta­
( con transfusión : 1) ]ándose en el postoperatorio inmediato el
Partos ............... . .... . ........ .... . ....... 1 cuadro de la oligoanuria.
( con transfusión: 1)
Transfusiones pre y postoperatorias ........ , .... 9 En la práctica quirúrgica que se realiza
en centros bien organizados, esta eventua­
Totales ............ . . ..... 62 lidad es poco frecuente, ya que el aneste­
Fallecidos (61,29%) ... -........ . .... ... . ... . . . . 38 sista dispone de elementos terapéuticos
Total transfusiones 52 activos, en particular la transfusión de
Colapso operatorio y transfusión ....... 18 sangre, que le permiten controiar el even­
tual colapso operatorio. Es más fácil en
cambio, q4e una hipotensión prolongada
CUADRO 2 se produzca en el postoperatorio inmediato
en aquellos servicios que no disponen de
Operaciones realizadas: 34 una sala de recuperación, en cuyo caso
(Todas con sangre intraoperatoria) el enfermo puede, por falta de un control
adecuado, permanecer varias hora� eri co­
Histerectomía .................................. . 6
Cesárea ............ . ............ . .............. 6
lapso, como sucedió en alguna de nuestras
Gastrectomía .... ............... . ........ ....... 4 observaciones. .ero si •el acto quirúrgico
Nefrectomía ................................... . 2 bien controlado es causa poco frecuente de
Mastectomía ........... 1 una insuficiencia renal aguda, el mismo
Coledocotomía ................................. . 1 establece de por sí las condiciones que al­
Esplenectomía .................................. 1
teran la diuresis del enfermo, provocando
Plastia de piel ................................. 1
Toracoplastia ................................... 1
una insuficiencia funcional transitoria de
Lobectomía frontal .............................. 1 los riñones, lo que puede ser un factor
Salpingectomía ................................ . 1 coadyuvante, como veremos más adelante,
Vulvectomía ........ ............ . ..... . .. . ... ... 1 en la instalación de la grave complicación
·Laparotomía exploradora ........... . ... . . ....... 1
que tratamos.
Sutura de pulmón e intestino por herida de bala 1
Apendicectomía ............... .................. 34 El enfermo que va a ser sometido a
una intervención quirúrgica como conse­
cuencia de la restricción preoperatoria de
PATOGENIA alimentos y de líquidos, hace una oliguria
franca. A ello se agrega la acción de al­
Es muy grande el número de factores gunas drogas de la preanestesia y de la
que pueden determinar una insuficiencia anestesia, que aumentarían el nivel de la
renal aguda vinculada con la cirugía: tó­ hormona antidiurética circulante [Franklin
xicos, infecciosos, depresión hidrosalina, y Merrill (2)]. Tanto los barbitúricos como
causales de hemólisis, hipotensión prolon­ el éter y el ciclopropane, determinarían
gada, síndrome de crush, etc., De todas además, de acuerdo a los estudios de Habif
ellas, ya lo hemos destacado, hay dos cau­ y col. y de Burnett (3), una disminución en
sas fundamentales por su frecuencia y por el flujo sanguíneo renal, circunstancia que
su importancia: la hipotensión prolongada al parecer no se observaría con la aneste­
y los accidentes vinculados a la transfu­ sia raquídea. Todo ello sin contar con que
sión, a las que deben agregarse los facto­ el riñón, que juega un papel fundamental
res· infecciosos o tóxicos, particularmente en la homeostasis circulatoria, frente a un
en obstetricia y sobre todo en los casos de cuadro de hipotensión por hipovolemia re­
abortos. duce, por vasoconstricción local, el flujo
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sanguíneo renal con la finalidad de permi­ accidente, que clínicamente puede demos­
tir el aflujo de sangre a otros órganos trarse como de origen hemolítico: reaccio­
fundamentales como el cerebro y el cora­ nes típicas en el enfermo despierto, hipo­
zón, factor fundamental, esto último, en el tensión o fibrinólisis en la transfusión in­
mecanismo de la anuria prerrenal y que traoperatoria, hemoglobinuria e ictericia
puede ser el determinante de las. lesiones postransfusional. Es que resulta duro acep­
conocidas de la nefrosis tubular aguda. tar, por parte de los responsables del Banco
Recordemos además que van Slyke y col., de Sangre, que el accidente transfusional
en 1948, han demostrado que cuando se que lleva en un alto porcentaje de casos,
provocan en el perro pérdidas repetidas a la muerte, ha sido provocado por fallas
de sa.ngre, el flujo renal disminuye antes imputables al elemento humano principal­
.de que la tensión arterial descienda [Fish­ mente.
berg ( 4 )]. Creemos útil destacar algunos hechos
Como destacan Franklin y Merril, todos que deben tomarse en cuenta al considerar
estos factores no han sido suficientemente los accidentes transfusionales.
relacionados hasta ahora como causales
predisponentes para la instalación de una 1) La gran mayoría de estos acciden­
insuficiencia renal aguda. tes están dados por errores en la clasifica­
ción de los dadores o receptores en el _sis­
Accidentes transfusionales.- Los acci­ tema ABO y Rh, únicos siste;nas que se
dentes transfusionales constituyen el gran investigan por rutina en la práctica co­
porcentaje de las causales de insuficiencia rriente de los bancos de sangre. En cambio,
renal aguda en cirugía. Estos accidentes no se hace en ellos la determinación de los
dependen , de las reacciones hemolíticas, llamados sistemas menores ni tampoco se
provocadas habitualmente por factores de controla la posible incompatibilidad a estos
incompatibilidad. Con menos frecuencia, sistemas menores por la prueba de Coombs
ellas _ pueden ser determinadas por sangre o las pruebas cruzadas en medio albumi­
en mal estado de conservación, contami­ noso. Hemos observado recientemente un
nada o bien conservada durante un tiempo accidente transfusional ocasionado por un
muy prolongado. Sobre 43.284 transfusio­ grupo menor, el Kell-Cellano, en una en­
nes, Kilduffe y De Backey (Fishberg) re­ ferma Kell negativa, sensibilizada al Kell
fieren en el año 1942 un porcentaje de por una transfusión anterior y en la cual
reacciones hemolíticas del l,8%0, con una se practicó, durante el acto operatorio, una
mortalidad del 1,4%0. Una estadística más nueva transfusión de sangre Kell positiva,
reciente de Binder y col. sobre 81.392 trans­ la que determinó una hemólisis causante
fusiones, revela que solamente 30 enfermos ie la I.R.A. que provocó la muerte de la
tuvieron accidentes transfusionales por enferma. Justamente esta observación nos
sangre incompatible, lo que significaría un ha hecho pensar en la necesidad de inves­
riesgo insignificante en las transfusiones tigar en forma sistemática los llamados
realizadas en el citado centro. Cabe desta­ grupos menores, por lo menos el sistema
car, sin embargo, que este riesgo existe y Kell-Cellano, o realizar las pruebas antes
sin entrar a considerar el valor de las esta­ mencionadas teniendo en cuenta, por una
dísticas referidas debemos convenir, y ello parte, de que es éste el sistema menor que
de acuerdo con nuestra propia experiencia, determina con más frecuencia accidentes
que la frecuencia de las reacciones hemo­ transfusionales y además que la generaliza­
líticas por transfusión son muy superiores ción en el uso de las transfusiones hace
a las antes mencionadas. En su valoración que exista la posibilidad, no remota, de la
hay que tener en cuenta que frente a un sensibilización de un enfermo a este grupo
enfermo que hace una I.R.A. es habitual KelL Debemos recordar, en este sentido,
que los encargados de realizar las trans­ que el 8,8% de la población es Kell posi­
fusiones nos demuestren, a través de los tiva ( 5), de manera que haciendo cifras
exámenes posteriores que realizan con las redondas podemos decir que de cada 11 da­
muestras en su poder, que la transfusión dores 1 Kell positivo, cuya sangre inyec­
ha sido realizada en forma correcta. Ello tada a un Kell negativo, ql!e representa
está habitualmente en contradicción con el el 91,2% de la población, puede sensibili-
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 97

zarlo y determinar que, en una nueva funde sangre incompatible en el acto ope­
transfusión con sangre Kell positiva, se ratorio, está en condiciones ideales para
produzca un accidente por hemólisis, tal que los fenómenos de hemólisis que se de­
cual sucedió en nuestra enferma ya citada. terminan originen las lesiones graves de la
2) Que el accidente transfusional está nefrosis tubular aguda. Ha sido demostra­
en relación con el título de anticuerpos, do en los animales que la simple inyección
con la existencia de enfermedades conco­ · de hemoglobina no provoca lesiones rena­
mitantes y con la cantidad de sangre ad­ les y que es necesario que esta inyección
ministrada. se acompañe de fenómenos de anoxia en el
riñón para que la necrosis tubular se pro­
El título de anticuerpos en el receptor duzca. Efectivamente, es posible provocar
puede elevarse por transfusiones repetidas la I.R.A. en los animales a los que se ad­
y en cambio ciertas afecciones, como la ministra hemoglobina, si se agrega a· ello
leucemia, disminuyen el título de agluti­ la isquemia renal previa, ya _sea por severa
ninas, habiéndose administrado en algunos deshidratación (Maluf), por la oclusión
casos de leucemia hasta 1.500 e.e. de san­ previa de- la arteria renal (Weiner y col.)
gre incompatible sin provocar accidentes o por pequeñas dosis de epinefrina (Schle­
[Allen (6)]. gel) [Franklin y Merrill (2)]. Mason y Mann
La cantidad de sangre tiene importan­ en 1931, y Hesse y Filatov en 1933 [Binder
cia, pues si la inyección- de unos pocos e.e. y col. (3)], demostraron que la inyección
de sangre incompatible habitualmente no de sangre hemolizada provoca una vaso­
produce accidentes de hemólisis, se nece­ constricción renal, hecho que fue confir­
sita la inyección de más de 200 e.e. de san­ mado recientemente por Miller y Mac Do­
gre para que dichos accidentes adquieran nald [Fishberg ( 4)] en el hombre.
particular gravedad. De los 11 enfermos
de la serie de 30 casos de accidentes trans­ Sin entrar a considerar los factores pa­
fusionales por sangre inéompatible, referi­ togénicos discutibles en la determinación
dos por Binder y col., en que se transfun­ de las lesiones renales provocadas por la
dieron menos de 200 e.e., solamente 1 fue transfusión de sangre incompatible, resul­
clasificado ,como severo y, en cambio, de los ta evidente, a través de estos datos expe­
19 restantes, en que se transfundieron más rimentales, que el factor de anoxia por
de 200 e.e., 10 (53 % ) hicieron reacciones
disminución del flujo sanguíneo renal juega
graves.
un papel importante.
3) Que el accidente transfusional ad­ Hemos visto anteriormente como e-1 acto
quiere mayor gravedad si la transfusión quirúrgico, por diversos mecanismos, con­
se .hace en el enfermo anestesiado, vale
diciona una disminución del flujo sanguí­
decir, si es intraoperatoria. Este hecho ad­
neo renal, a lo que se agregan las condi­
quiere particular significado en la cirugía,
ciones coadyuvantes para la determinación
por lo que deseamos hacer algunas consi­
de- una oliguria transitoria (aumento de
deraciones sobre el mismo: a) mientras la
la hormona antidiurética, disminución del
transfusión ert un enfermo despierto pro­
voca habitualmente- y de inmediato, a los 2porte de líquidos), factores todos éstos que
pocos e.e. de sangre inyectada, síntomas no han sido tenidos en cuenta hasta ahora
llamativos que indican al técnico la nece­ como causas favorecedoras en las reac­
sidad de suspender la transfusión, esta ciones hemolíticas por transfusión de san­
misma transfusión, si se hace intraopera­ gre incompatible intraoperatoria. Por otra
toria, no da ningún síntoma, salvo una parte, como lo establecen Binder y col.,
hipotensión que puede pasar inadvertida al los fenómenos de isquemia renal son po­
anestesista o ser valorada por el mismo tenciados por la transfusión incompatible.
como propia del acto operatorio, razón por Todas estas consideraciones nos permi­
la cual se habrá. completado -en este caso ten aceptar que la nefrosis tubular aguda
la transfusión y las consecuencias de la puede· tener en muchos casos un origen
misma se apreciarán inmeditamente des­ mixto: colapso operatorio y transfusión
pués en unos casos o en el postoperatorio incompatible, circunstancias éstas que se
en otros; b) el enfermo al cual se trans- han dado en algunas de nuestras observa-
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ciones (ver cuadro 1). Pero además resul­ DIAGNOSTICO


ta evidente que los accidentes transfusio­
nales deberían ser más graves, como ya El diagnóstico de la I.R.A. se hace fun­
lo destacara Allen, en las transfusiones damentalmente porque el enfermo presen­
intraoperatorias, por las circunstancias ta una oliguria marcada seguida de una
que venimos de mencionar. Ello está de oligoanuria, diagnóstico que en los enfer­
acuerdo con nuestra experiencia: efectiva­ mos operados no se realiza siempre precoz­
mente, mientras que sobre 19 operados en mente, lo que se debe a que en muchos
los cuales la transfusión no estaba justi­ servicios de cirugía no se controla cuida­
ficada por innecesaria (dada la poca jerar­ dosamente la diuresis del enfermo. A tal
quía de la intervención) y que hicieron un punto ello es cierto, que en algunos de
áccidente transfusional por sangre incom­ nuestros pacientes el diagnóstico. fue suge­
patible que determinó una !.A.A., tuvi­ rido por el propio enfermo o sus familia­
mos 14 muertes, o sea, el 73,6%; sobre res, al llamar la atención de· su médico
9 transfusiones preoperatorias que deter­ sobre la reducción o falta de diuresis.
minaron I.R.A. fallecieron solamente 3, es Al pasar inadvertida la oliguria primero
decir, el 33,3 % , siendo equivalente en y la oligoanuria después, existe el agra­
ambas circunstancias la cantidad de san­ vante habitual, para el porvenir de estos
gre inyectada. De los 30 accidentes trans­ enfermos, de. haber sido hidratados sin·
fusionales por sangre incompatible referi­ control, con inyecciones de suero, lo que
dos por Binder y col., los únicos 5 casos condiciona finalmente un grave desequili­
de muerte correspondieron a transfusiones brio hídrico como es la sobrehidratación.
intraoperatorias. Entiendo que no se insiste suficientemente
En síntesis, p9demos decir que aun en la necesidad del control cuidadoso de
cuando la transfusión de sangre se realice la diuresis en el postoperatorio inmediato
en condiciones ideales, con el control de y de la regulación cuidadosa de la hidra­
un Banco de Sangre dirigido por técnicos tación del enfermo, en relación con las
· irreprochables, representa un riesgo que pérdidas de líquidos.
porcentualmente no podemos precisar con La oliguria o la oligoanuria en el post­
plena seguridad. Que este riesgo se acre­ operatorio inmediato, no significa necesa­
cienta naturalmente cuando no se dispone riamente el diagnóstico de la I.R.A. Los
de una organización adecuada, como su­ factores de deshidratación preoperatoria, a
cede en algunos medios rurales. Y final­ los que se agregan en algunos casos la de­
mente, que el riesgo es mucho payor pleción hidrosalina por pérdida abundante
cuando la sangre se transfunde durante el de líquidos, ya sea por drenaje, sudoración
acto operatorio. profusa, etc., o por su acumulación en el
De estas conclusiones se deduce que la espacio intestinal, son causas de oliguria.
transfusión de sangre es una intervención A estos factores se suman los cieterminj­
riesgosa y, en consecuencia, debe tener dos por la intervención quirúrgica: aumen­
una indicación precisa que justifique• hacer to de la hormona antidiurética y disminu­
correr ese riesgo al enfermo. Y sobre todo, ción del flujo sanguíneo renal, sobre todo
que la transfusión intraoperatoria no debe esto último, que puede mantenerse en el
hacerse por rutina. Consideramos que una postoperatorio inmediato si existe hipoten­
transfusión intraoperatoria de 500 e.e. no sión por hipovolemia. En todos estos casos
está indicada, por cuanto si en este enfer-. la oliguria se modifica rápidamente por el
mo es conveniente la transfusión, se puede a.porte de líquidos y eventualmente sangre.
posponerla para el postoperatorio inmedia­ La demostración aquí de densidades uri­
to, con el enfermo despierto, en el que no narias satisfactorias, aunque habitualmen­
se• dan las condiciones que en el acto qui­ te bajas, debe hacer pensar en esta even­
rúrgico agravarían la acción de la hemó­ tualidad, mientras que si las orinas son
lisis si ésta se produce, sin contar con que isostenúricas existe un argumento de valor
es posible detectar clínicamente la incom­ para certificar que el enfermo presenta
patibilidad sanguínea e interrumpir el pa­ una I.R.A.
saje antes que resulte peligroso por su Pero el diagnóstico más importante,
volumen. que se plantea necesariamente en todo
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 99

Contamos con algunas observaciones,


en este sentido muy demostrativas, de
estas distintas variedades de anurias obs­
tructivas:
La primera observación que diera origen a
una publicación (7) corresponde a · un enfer­
mo de 43 años que es intervenido por apen­
qicitis aguda y en quien en el pos.toperatorio
inmediato se comprueba una anuria. Es envia­
do al centro de I.R.A. de la Cátedra el 16-8-63
para su depuración con el riñón artificial a
ls cinco días de la operación, encontrándose
el paciente en el momento del ingreso con un
grave desequilibrio hídrico por sobrehidrata­
ción, al punto que la noche de su ingreso hace
un cuadro de edema pulmonar agudo grave
del que consigue recuperarse dada la feliz in­
tervención del médico de guardia. Examinado
al día siguiente y ante la falta de anteceden­
tes claros que justifiquen una I.R.A. (operación
simple por pequeña incisión de Mac Burney,
sin sangre operatoria), se resuelve, previa una
radiografía directa, practicarle un cateterismo
ureteral, demostrándose en es.e momento que
el enfermo presenta un riñón único congénito,
pues existe un solo meato ureteral, con ausen­
cia del hemitrígono izquierdo. Se cateteriza
el uréter derecho, dejándose una sonda ure­
FIG. l.- Observación 1 : Diagnóstico erróneo de apen­
teral a permanencia que drena abundantemen­
dicitis aguda. Cólico renal y anuria en riñón único te orina, normalizándose así el medio interno
congénito. Cateterismo de uréter derecho y pielografía
del paciente. Controles radiográficos (fig 1)
por relleno en el postoperatorio inmediato a la apen- en el acto del cateterismo y posteriores, reve-
dlcectomía, encontrándose el enfermo en anuria.

caso de oligoanuria postoperatoria, es el


de- anuria obstructiva. El hecho de obser­
var en estos enfermos generalmente· una
anuria cero y no una oligoanuria, no es un
elemento de juicio terminante, ya que, a
la inversa, también puede observarse anu­
ria cero en la LR.A. y oligoanuria en los
procesos obstructivos.
Las anurias obstructivas pueden verse
en los enfermos operados en unos casos
como accidentes operatorios, como sucede
en la cirugía abdominopelviana, si el ciru­
jano secciona o liga inadvertidamente los
.réteres. En otras oportµnidades la anuria
es la simple coincidencia de un proceso
renal preexistente, frecuentemente una
litiasis, que se exterioriza clínicamente en
el postoperatorio inmediato por falta de un
diagnóstico correcto en el postoperatorio.
Finalmente, en otros casos, es una compli­
cación renal postoperatoria, consecuencia
de la intervención quirúrgica (litiasis por
reposo en cama, cristaluria extrarrenal en FIG. 2.- Observación 1 : Urograma por excreción
la intoxicación sulfamídica, etc.). después de la eliminación del calculito . ureteral.
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FIG. 3.- Observación 2: Anuria por litiasis en riñón úni co quirúrgico. A) Radiografía directa obtenida con pos­
terioridad, que revela un cálculo en pelvis renal. B) Ur ograma por excreción con marcada actasia pielocalicial.

!aron que existía un pequeño cálculo en el La tercera observación de nuestra clínica


uréter pelviano, factor obstructivo éste cau­ privada corresponde a un joven de 26 años,
sante de la anuria. Con posterioridad el en­ que hace una ruptura de la uretra como con­
fermo elimina espontáneamente el cálculo, y secuencia de una fractura de la rama isqui­
el urograma por excreción; ya la situación pubiana derecha y una marcada diastasis del
normalizada, confirma radiográficamente el pubis. Lo intervinimos al día siguiente del
diagnóstico de riñón único congénito (fig. 2). accidente ( 8-2-64), en retención completa de
Se trataba, en definitiva, de un paciente que orina, practicándole una reparación de uretra
presentó un cólico renal seguido de anuria sobre sonda por cateterismo retrógrado, previa
obstructiva, por la migración de un cálculo cistostomía con cierre inmediato de la vejiga
ureteral, que fue diagnosticado e intervenido y sonda a permanencia. El enfermo, que pre­
por error de )endicitis aguda. sentaba un gran hematoma retropúbico, pro­
bablemente por tal motivo retrasa el cierre
La segunda observación de nuestra clínica de su vejiga, razón por la cual a los 45 días de
privada pudo haber tenido un desenlace seme­ su primera intervención lo reintervinimos,
jante. Se trataba de una enferma de 37 años, comprobando la existencia de un proceso su­
con un riñón único quirúrgico, ya que había purado, tórpido, retropúbico. Se hace una
sido nefrectomizada por nosotrs varios años toilette de dicha zona, .que se drena. A los dos
antes por una pielonefritis litiásica izquierda. días de la intervención, cuadro febril, meteo­
Bruscamente presenta un cuadro doloroso en el rismo, dolor abdominal impreciso y dolor
abdomen derecho, meteorismo y temperatura, lumbar bilateral provocado por la palpación.
por lo cual un distinguido cirujano diagnostica Finalmente, cuadro de oligoanuria con orinas
colecistitis aguda, aconsejando la intervención isostenúricas. Se plantea la posibilidad de una
quirúrgica. La enferma nos consulta en ese mo­ anuria por pielonefritis ascendente, sin descar­
mento (8-1-64) comprobando que se encuen­ tar una I.R.A. por factores infecciosos. Una
tra en anuria, resultando claro el diagnóstico radiografía directa revela, sin embargo, y a
de cólico renal derecho por litiasis. El proble­ pesar de la gran cantidad de gases, pequeños
ma de la anuria se resuelve con un catete- • cálculos en la proyección de ambos riñones y
• rismo ureteral, siendo posteriormente interve­ dos cálculos de mayor tamaño que parecieran
nida, practicándosele una pielolitotomía por un corresponder al extremo superior de ambos
cálculo de la pelvis renal que se hace eviden­ uréteres. Un cateterismo ureteral consigue
te meses más tarde (fig. 3). franquear el cálculo ureteral izquierdo, no así
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 101

FIG. 4.- Observación 3: Litiasis ureteral y renal bilateral que origina un cuadro de anuria en el postoperatorio
inmediato de una reparación de ruptura de uretra por traumatismo de la pelvis. Fractura de rama isquiopu­
biana derecha y diastasis marcada del pubis. Cateterismo bilateral para el tratamiento de la anuria. Del lado
derecho el catéter no franquea el cálculo ureteral. Cálculos múltiples en la proyección de pelvis renal. Del
lado izquierdo: cálculo ureteral. La sonda se encuentra en pelvis renal y el pielograma revela las faltas
de relleno determinadas por los cálculos pielocaliciales.

el derecho (fig. 4). El -catéter izquierdo drena días antes y que acusa una anuria postopera­
apenas 600 e.e. de orina isostenúrica en las toria. El día del ingreso, por la tarde, se com­
. primeras 24 horas. Como la situación general prueba que efectivamente se trataba de una
se agrava por su cuadro toxiinfeccioso y la anuria cero, pero como la paciente presenta
urea llega a 2,30 g. %o se decide la interven­ un cuadro· de peritonitis aguda se le envía de
ción quirúrgica, efectuándose una nefrostomía inmediato a la guardia del Hospital donde es
del lado derecho y una ureterostomía alta intu­ intervenida sin demora, practicándosele una
bada del lado izquierdo, previa extracción de laparotomía. Al abrir el vientre salen alrede­
la mayor cantidad posible de cálculos, del lado dor de 1.000 e.e. de orina, observándose que
izquierdo, previa extracción de la mayor can­ existe colocado un punto que atravesando la
tidad posible de cálculos, del lado derecho vejiga toma el cuerpo del útero, punto que se
por pielotomía y del izquierdo a través de la saca, dejándose finalmente un drenaje por vía
citada ureterostomía. Postoperatorio inmedia­ vaginal. En el pos.toperatorio la enferma pre­
to muy bueno, ya que se instala una profusa senta una profusa diuresis, la que se hace en
diuresis que normaliza el medio interno y parte por la vejiga, mediante micciones nor­
desaparece el cuadro toxiinfeccio-so. El pa­ males y en parte por el tubo de drenaje vagi­
ciente se encuentra todavía bajo nuestra asis­ nal. Exámenes posteriores ponen en evidencia
tencia médica. En definitiva, litiasis renoure­ que existe una fístula ureterovaginal izquier­
teral bilateral por reposo en cama, que instala da. Se observa en el urograma por excreción
el cuadro de una oligoanuria obstru.ctiva con que la conformación y la función de ambos
pieloñefritis en el postoperatorio inmediato de riñones es normal, pero aparece correspon­
una segunda intervención sobre su vejiga. diendo al extremo inferior del uréter izquie�
do una zona de límites imprecisos que repre­
La cuarta. observación es también muy in­ senta la difusión de la orina contrastada al
teresante: enferma de 47 años que ingresa al evacuarse por la vagina (fig. 5 A). Al mes y
Servicio de la Cátedra el 5-3-62 por haber sido medio del accidente reintervenimos a la enfer­
operada de una cistocele por vía vaginal tres ma, realizándole una uretero-cistoneoanastomo-
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FIG. 5.- Observación 4: Anuria por ligadura quirúrgica del uréter del lado izquierdo y sección del otro lado,
con inundación peritoneal de orina, consecuencia de una intervención de prolapso. A) Urograma por excreción
después de la reintervención y ya instalada la fístula ureterovaginal. Se observa que el urograma por excre­
ción es normal, apareciendo en extremo inferior del u réter izquierdo una zona que representa la difusión de
la orina contrastada al evacuarse por la vagina. B) Urograma por excreción después de la ureterocistoneos-
tomia que muestra la integridad anatómica y funcional de ambos riñones.

sis con resultado anatómico y funcional exce­ M:odificaciones del medio interno.
lente, como puede observarse en el urograma
por �xcreción alejado (fig. 5 B) y en una cis­
tografía por relleno, que no revela, esta últi­ Hecho el diagnóstico de I.R.A., cabe
ma, un reflujo vesicoureteral. todavía establecer en cada caso y durante
la evolución del proceso, los desequilibrios
Estas observaciones de anuria obstruc­ del medio interno que esta I.R.A. ha pro­
tiva, son un ejemplo que indica la necesi­ vocado. Estos desequilibrios, en la fase
c:ad de practicar un cateterismo· ureteral oligoanúrica, serán tanto más graves, no
y eventualmente una pielografía por relle­ solamente de acuerdo con el momento evo­
no, en todo enfermo de I.R.A. en el cual lutivo del proceso, sino también en relación
exist, la más mínima duda de que pudie­ al tratamiento instituido, sin contar con su
ra tratarse de una �muria obstructivá. agravación por los factores causales deter­
Esta duda se plantea con relativa frecuen­ minantes del fallo renal.· Esta etapa en el
cia, cono ya lo hemos destacado en un diagnóstico es fundamental porque condi­
trabajo anterior (8), en que sobre 103 casos ciona la actitud terapéutica a adoptar en
de I.R.A. tuvimos que practicar, con fines cada momento de la evolución de . la en­
de diagnóstico, en el 27,18% de los casos, fermedad. Se debe considerar que se está
ya sea un cateterismo ureteral, una biopsia en presencia de un proceso reversible, so­
transcutánea del riñón o el abordaje qui­ bre el cual no existe una terapéutica es­
rúrgico del órgano. En 18 de estos casos pecífica y en la que la acción del médico
la exploración realizada fue un cateteris­ debe consistir, fundamentalmente, en re­
mo ureteral, con pielografía por relleno. tardar ,la aparición de desequilibrios incon-
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 103

patibles con la vida del enfermo para darle no solamente de su nivel senco, sino de
tiempo a la recuperación del riñón. las demás alteraciones electrolíticas, del
En el período oligoanúrico de la I.R.A. desequilibrio ácido-base y seguramente
no pueden dejar de establecerse, con inter­ también, de la receptividad de cada mio­
valos breves, habitualmente en forma dia­ cardio a estos desequilibrios tóxicos. De
ria, el grado de las alteraciones hídricas, ello podemos deducir que, desde un punto
electrolíticas, del equilibrio · ácido-base y de vista práctico, resulta mucho más útil
de la retención de los catabolitos tóxicos que el conocimiento frío de las cifras de
que condicionan la falta de función renal. la potasemia, la valoración de las modifica­
ciones electrocardiográficas, las que natu­
La alteración hídrica fundamental es
ralmente habrá que controlar en períodos
la sobrehidratación que se observa en todos
muy breves cuando las cifras de la pota­
los enfermos, aun los mejores controlados
semia se acerquen a límites peligrosos.
desde el principio de la instalación del pro­
ceso, hecho que se justifica si tenemos en Nuestro colaborador, el Dr. Eduardo
cuenta el incremento del agua endógena Bruera (9, 10), ha ·propuesto, de acuerdo a
por aceleración del metabolismo que· llega, la experiencia adquirida en el Centro de
según Richet, a cerca de 1.000 e.e. en las I.R.A. de la Cátedra, una clasificación de
24 horas en los pacientes en anuria, por las modificaciones electrocardiográficas en
lo que nunca el médico será lo suficiente­
mente riguroso en la restricción del aporte
CUADRO 3.
hídrico cuando el enfermo no pierde líqui­
dos por otras vías ( drenajes, sudoración
profusa, diarrea, etc.). A ello hay que CLASIFICACIM O[ LOS CAS ELETJIOAFICOS
agregar, como ya lo hemos destacado, la EN El RIO OLI-ANUAICO DE A DA IENAl IA
sobrehidratación que resulta de mi aporte
GRADO í'
incontrolado de líquidos en los primeros INOXICACI.ON MIOCARDICA LEVÉ O MOD ERADA
días del postoperatorio. ONDAS T ACUMINADAS Y DE VOLTAJE AUMENTADO
Valoramos el desequilibrio hídrico por
los antecedentes (cantidad de líquidos in­
geridos), por el aumento de peso, por los
signos clínicos (estado de las mucosas y CONSIDERADA AISLADAMENTE.ESTA CUAVA NO CONSTI
de la piel, preedema, etc.) y por los datos TUYE CRITERIO PARA INOICACION DE OIALISIS
del laboratorio (hematócrito, proteinemia).
El desequilibrio electrolítico se caracte­ GQA0On
riza fundamentalmente por hiperpotasemia, INTOXICACION MIOCAADICA SEVERA
hipocloremia e hiponatremia, y por hipo­ A LAS MODIFICACIONES P RESENTES EN EL GRO I SE AGRE ·
calcemia con hiperfosfatemia. De todas es­ GAN LIGEO ENSANCHAMIENTO DEL OAS, DESNIVEL NEGATI ·
VO DEL SEGMENO AS ·T
tas alteraciones, la hiperpotasemia es la
lo
que juega un papel fundamental por su 1 SIN MOOlflCACION DEL ESPACIO PA )
1 CN MOOIFICACION DEL ESCIO PR.
acción cardiotóxica, determinante de la Ib ALAQGAMIENTO ,HRCAPA� EIQANTE,
OESAPARICION DE ONDA P )
muerte del enfermo en un número elevado
CURVA ELECTAOCAROIOGAAFICA AMENAZANTE.EXIGE CNTAA­
de casos. Su control, por tal causa, debe LOR MUY CERCANO DEL PACIENTE. LA MAYOQ PARTE OE LAS OEPU
ser muy estricto y ello no solamente en RACIONES EXTRAR RENALES SE REALIZAN EN ESTE MOMENTO
cuanto a los datos del laboratorio, sino ELECTAOCAADIOGAAFICO.
también por las modificaciones electrocar­
diográficas que se comprueban en estos
casos. G�AOO m
Debemos repetir, como ya lo hemos INTOXI CACION MIOCAROICA·MAXIMA.
destacado en comunicaciones anteriores, COMPLEJOS VENTAICULAAES MUY ENSANCHADOS.
que el accidente mortal que determina la AUSENCIA DE ONDA P. AAAITMIAS. BLOOJEOS
DE AAMA PEQMA�ENTESoTAANSITORIOS.
hiperpotasemia no se produce siempre con . CJAORO ELECTROCARDIOGRAFICO PRE-FIBRILATORIO
un mismo nivel de potasio en la sangre y VENTRICUL AR.
que las alteraciones provocadas por la ac­

ción cardiotóxica de dicho ion dependen, INDICACION PARA DEPURACION DE URGENCIA
104 R. ERCOLE

el período oligoanúrico de la afección, que que deben tomarse en cuenta �n la valo­


nos resulta muy útil como esquema para ración del pronóstico evolutivo de estos
condicionar en un momento dado una de­ enfermos.
puración extrarrenal (cuadro 3). Hay que La labilidad de estos pacientes se tra­
considerar, sin embargo, que este esquema duce en una serie de complicaciones, de
tiene menos valor cuando existe uria pato­ las cuales las más importantes son las in­
logía renal previa que altere el trazado fecciosas y las hemorrágicas. Hemos per­
electrocardiográfico, razón por la cual es dido algunos de nuestros enfermos, ya re­
importante obtenér un electrocardiograma cuperados de su período oligoanúrico, por
de control apenas iniciado el proceso, vale infecciones graves (parotiditis gangrenosa
decir, cuando todavía no existan alteracio­ en un caso y peritonitis en otro) o por
nes electrolíticas importantes. hemorragias gastrointestinales incontrola­
Estudiamos también en todos los casos bles (seis casos). Además, hecho que que­
las modificaciones del cloro, del sodio, del remos destacar, todos aquellos pacientes
desequilibrio ácido-base, haciendo la me­ laparotomizados, menos uno, hicieron una
dición de la R.A. y finalmente el grado de eventración aguda postoperatoria.
retención de los catabolitos tóxicos por la
tasa de. urea en sangre.
No nos preocupa, en el período oligo­ TRATAMIENTO
anúrico, determinar el grado de hipocalce­
mia ya que, como el enfermo se encuentra No es nuestro propósito detenernos en
habitualmente en acidosis, no existe por tal el tratamiento de la I.R.A., ya que ello es­
motivo peligro de tetania. caparía a la índole de este trabajo. Sola­
Sabemos que la acidosis es un factor mente resumiremos las normas terapéutr­
que acrecienta la hiperpotasemia al favore­ cas generales que adoptamos frente a todo
cer el pasaje del potasio de la célula al enfermo que ingresa 1
al Centro de I.R.A.
,
líquido intersticial, pero por el motivo an­ de la Catedra (8):
tes mencionado de su acción protectora so­
bre la tetania, no la tomamos en conside­ 1) Reposo en cama, sonda uretral a
ración salvo los casos, que son menos, en permanencia para el control exacto de la
que las cifras de la reserva alcalina sean diuresis y sonda nasogástrica en caso de
excesivamente bajas. vómitos.
Por lo que se refiere a la urea en san­ 2) Administración de 400 e.e. diarios
gre, sus cifras son útiles para la valoración de líquidos, de preferencia por v�a endove­
del conjunto de lÓs desequilibrios ya men­ nosa más las pérdidas (orina, vómitos, su­
cionados y además porque en algunos ca­ doración profusa, diarreas, drenajes, etc.).
sos sus cifras elevadas pueden justificar, De este líquido damos 400 e.e. en forma
también, la indicación de una depuración de solución glucosada al 25 % , con el agre­
extrarrenal. gado de complejo B, vitamina C y 30 uni­
En la fase poliúrica todos estos desequi­ dades de insulina (1 u. por cada 3 g. de
librios tienden, primero a normalizarse, glucosa). La insulina favorece la formación
pero luego y como consecuencia de una al­ de glicógeno que, por una parte, al fijarse
teración persistente en la reabsorción tu­ en la célula hepática, lleva potasio del lí­
bular selectiva, se instala una deshidrata-· quido intersticial a la célula, retardando
ción, una hipopotasemia y un incremento con ello la hiperpotasemia y, por la otra,
de la hipocalcemia, con el agravante para al brindar calorías, reduce el catabolismo
esta última alteración de que el enfermo proteico (se calcula que la dosis citada de
tiene tendencia a la alcalosis, lo que puede 100 g. de glucosa reduce este catabolismo
determinar la grave complicación de una proteico a la mitad y que una mayor can­
tetania. tidad de glucosa no modifica en más esta
El enfermo en I.R.A. es un paciente cifra). Agregamos a la solución glucosada,
muy lábil, agravado además por los facto­ en el caso de hiperpotasemia, 100 e.e. de
res causales de la I.R. (operación, síndro­ solución dé gluconato de calcio al 10 % , por
.
me de crush, factores toxiinfecciosos, etc.), su acción antitóxica sobre el potasió. Tam-
LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA EN CIRUGIA 105

bién en este caso completamos la citada ticameme atoxica, se puede considerar in­
solución cori el agregado de cloruro de so­ necesario modificar las dosis y en todo
dio (solución fisiológica), conociendo la ac­ caso tan sólo aumentar el intervalo de su
ción antitóxica del sodio. Para obtener una dosificación.
acción efectiva de toda esta medicación,
ella debe suministrarse muy lentamente, 7) Apertura de abscesos, hematomas,
de forma que su pasaje se realice inin­ resección de tejidos necrosados, etc., fuen­
terrumpidamente durante las 24 horas. tes importantes de reabsorción de potasio.

3) Alcalinos, en particular en forma de 8) En la fase poliúrica, aporte• de lí­


bicarbonato de sodio, en caso de acidosis quidos y de electrolitos (K, Cl, de Na, Ca)
acentuada. según las necesidades.

4) Supresión de todo alimento protei­ 9) Frente a hiperpotasemias alarman­


co, así como también de los jugos de fru­ tes y en particular en consideración a las
tas, por su elevado contenido en potasio. modificaciones electrocardiográficas que
hemos mencionado en la faz oligúrica, o
5) Transfusiones repetidas y a dosis ante el cuadro tóxico de la uremia y ex­
reducidas, si existe anemia marcada, siem­ cepcionalmente de una acidosis grave, re­
pre con sangre fresca, por el mayor conte­ currimos a algún procedimiento de depu­
nido en potasio de la sangre conservada. ración extrarrenal.
6) Antibióticos: no somos partidarios,
en términos generales, de los antibióticos No tenemos experiencia suficiente con
con fines profilácticos, dándolos únicamen­ las resinas carboxílicas de intercambio ióni­
te con carácter curativo. Para la elección co, por las dificultades de su obtención en
del antibiótico hay que -tener en cuenta que nuestro país.
el riñón es una vía muy importante para En el adulto, damos preferencia al ri­
la eliminación de alguno de ellos, razón ñón artificial o a la depuración peritoneal.
por la cual en la I.R.A. · puede producirse Si bien el riñón artificial es el procedi­
una retención peligrosa de esos antibióti­ miento de más efectiva acción depuradora,
cos. Kunin y col. (11; 12, 13) han estudiado tiene contraindicaciones derivadas de la
la eliminación de algunos antibióticos en existencia de cuadros hemorragíparos, por
los enfermos oligoanúricos, estableciendo la necesidad de heparinizar al enfermo y
que existe un retardo evidente en la des­ además, sus riesgos se acrecientan en los
aparición del medio sanguíneo de la te­ pacientes con descompensación circulatoria.
traciclina kanamicina y estreptomicina. La depuración peritoneal, aunque de me­
Por ejemplo, mientras el término medio de nor rendimiento, no ofrece los riesgos
los valores en sangre de la tetraciclina es antes mencionados y está solamente con­
de 6 a 7 horas, en la anuria llega a 4 ó 5 traindicada ante la concomitancia de reac­
días; con la kanamicina, que tiene un pro­ ciones peritoneales.
medio de 4 horas, el mismo llega a 4 ó 5 Si bien la exanguineotransfusión · es teó­
días y finalmente con la estreptomicina, ricamente el procedimiento ideal de depu­
cuyo término medio es de 2 a 3 horas, se ración, ya que permite la eliminación de
mantiene entre 2 a 3 días. De ello dedu­ los elementos tóxicos retenidos, dializables
cen que la administración de estas drogas y no dializables, tiene muy poca indicación
debe hacerse con intervalos muy largos. en el adulto, dado su poco rendimiento y
Por ejemplo, aconsejan para la tetraciclina la necesidad de obtener suficientes dado­
la mitad de la dosis habitual cada 2 a 4 res. Tal vez su indicación más precisa en
días, y para la estreptomicina también la el adulto es en los casos de hemólisis in­
mitad de la dosis cada 3 días. En cambio mediatamente después del accidente trans­
el cloranfenicol y la eritromicina, en las fusional. Por el contrario, damos preferen­
cuales no hay prácticamente retardo, pue­ cia a este procedimiento cuando se trate
den darse a las dosis habituales. Con la de realizar una depuración extrarrenal en
penicilina, cuyo promedio en la sangre es niños, por la facilidad del procedimiento
de 30 y se eleva en la anuria entre 7 y 10 en sí, porque requiere menor cantidad de
horas, teniendo en cuenta de que es prác- sangre y por su buena tolerancia.
106 R. ERCOLE

CONCLUSIONES 2. FRANKLIN, S. S. and MERRILL, J. P. Acute


Renal Failure. The New Eniland J. of
Medecine, 262: 761, 1960.
Como síntesis de estos comentarios po­ 3. BINDER, L. S.; GINSBERG, V. and HARMEL,
demos decir: M. H. A Six Year Study of Incompatible
Blood Transfusions. Surg. Gynec. & Obst.,
108: 19, 1959.
a) Que la I.R.A. es una grave com­ 4. FrsHBERG, A. M. Hypertension and Ne­
plicación del acto quirúrgico porque deter­ phritis. Lea and Febiger Ed. Philadel­
mina todavía, en los centros bien organi­ phia. 5th. Edition.
zados, una mortalidad promedio .el 50 % 5. ROMERO ALVAREZ, A. M., MEYER, G., MAR­
GULIES, M. y VrLASECA, G. Lnmunohema­
(Franklin y Merrill), coincidente con la tología clínica y técnica. Librería Cien­
nuestra, que si bien ha sido sobre 62 pa­ tífica Vallardi. Buenos ires, 1955.
cientes con I.R.A. vinculadas a la cirugía 6. ALLEN, A. C. Enfermedades del riñón.
Editorial Interamericana S. A. México,
del 61,29 % , en cambio sobre el total de 1952.
J 30 casos indiscriminados de todas las 7. CAMPODÓNrco, A. Diagnóstico erróneo de
I.R.A. (vinculadas o no con la Cirugía) - apendicitis aguda. Cólico renal y anuria
del 55,38%. en riñón único congénito. Rev. de Urol.
de Rosario, 3: 124, 1963.
b) Que se trata de una complicación 8. ERCOLE, R., CAMPODÓNIOO, A., BRUERA, E.
operatQria que debe tener muy presente el y PROVENZAL, O. Insuficiencia renal aguda
cirujano para ponerse al abrigo, en el acto ( contribución al tema oficial). VIII Con­
greso Americano y III Colombiano de
quirúrgico así como en el pre y postopera­ Urología. Bogotá, 1963. (En prensa.)
torio, de las causales determinantes de la 9. ERCOLE, R., BRUERA, E. y CAMPODÓNICO,
misma. En particular la transfusión de A. Los desequilibrios hidroelectrolíticos
en la insuficiencia renal aguda. Actas y
sangre y las hipotensiones prolongadas. Trabajos del VII Congreso Americano y
e) Que debe evitarse, en los casos en I Peruano de Urología. 1960, pág. 475.
10. ERCOLE, R., BRUERA, E. y CAMPODÓNICO,
que su indicación no sea realmente peren­ A. Modificación del medio interno en el
toria, la tr:ansfusión intraoperatoria, cuyos curso de la insuficiencia renal aguda.
accidentes adquieren mucha más gravedad Gaceta Médica Sanitaria, 18: 59, 1963.
que los que se producen con el enfermo 11. KUNIN, c. M., REES, s. B., MERRILL, J.
P. and FINLAND, M. Persistence of Anti­
despierto. biotics in Bloo dof Patients with Acute
d) Que se debe tener presente en la Renal Failure. I. Tetracycline and Chlor­
tetracycline. J. of Clinical Investigation,
hidratación postoperatoria, la diuresis del 38: 1487, 1959.
enfermo y las pérdidas de líquidos por 12. KuNIN, C. M., GLAZKO, A. J. and FIN­
otras vías, para adecuarla a ellas de forma LAND, M. Persistence of Antibiotics in
de establecer en cada caso un equilibrio Blood of patients with Acure Renal Fai­
lure. II. Chloramphenicol and its Meta­
hídrico adecuado. bolic Products in the Blood of Patients
with Severe Renal Disease or Hepatic
Cirrhosis. J. of Clinical Investigation, · 38:
1498, 1959.
BIBLIOGRAFIA 13. KUNIN, C. M. and FNLAND, M. Persisten­
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EcoNOMON, S. G. The Oliguric Surgical Streptomycin, Erythromycin and Kana­
Patient. Surg. Clinics N. America, 44: mycin. J. of Clinical Investigation, 38:
291, 1964. 1509, 1959.

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