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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa

Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas

UNEFA - Núcleo Carabobo

Enfermería

Aparato Tegumentario
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Profesor: Bachiller:

Isaira Toledo Marianyely Caldera

CI: 31.762.545

Sección: D1
¿Qué es el sistema tegumentario?

El sistema tegumentario es el órgano más grande del cuerpo y forma una barrera física entre el
ambiente externo y el medio interno, sirviendo para protegerlo y mantenerlo en condiciones
ideales. El sistema incluye: epidermis, dermis, hipodermis, glándulas asociadas, cabello y uñas.

LA PIEL

La piel es la frontera del organismo con el medio externo. Su función primordial es la adaptación y
la conexión del individuo con el medio ambiente. Se considera el órgano de mayor superficie
(puede alcanzar entre 1,2-2 m2) y es también el órgano de mayor peso ya que puede llegar a pesar
hasta 4Kg. La piel difiere de una región a otra, hay zonas más gruesas como las plantas de los pies y
las palmas de las manos; y hay zonas más finas que constituyen los párpados, los pliegues o
superficies de flexión y extensión.
FUNCION DE LA PIEL

La piel tiene una capacidad de renovación significativa y ejerce capacidades cruciales para el
funcionamiento normal del cuerpo humano. Es una barrera eficaz contra patógenos potenciales y
protege contra los daños por radiación mecánica, química, osmótica, térmica y ultravioleta (a
través de la melanina). La piel también participa en una variedad de procesos sintéticos
bioquímicos, como la producción de vitamina D bajo la influencia de la radiación ultravioleta, pero
también la producción de citocinas y factores de crecimiento. Asimismo, también tiene un papel
importante en el control de la temperatura corporal al aumentar o disminuir el flujo sanguíneo a
través de la circulación cutánea, lo que a su vez afecta la magnitud de la pérdida de calor. El sudor
también ayuda a este proceso. La piel es además un órgano sensitivo importante, que contiene
una gran cantidad de terminales nerviosas que permiten percibir el tacto, la temperatura, el dolor
y otros estímulos. La piel ayuda mucho en la locomoción (movimiento) y manipulación de objetos
debido a sus buenas propiedades de fricción dadas por su textura y elasticidad.
ESTRUCTURA DE LA PIEL

Está constituida por tres bloques:

• Epidermis: es la más superficial, la más delgada y muy celular.

• Dermis: es mucho más gruesa, está constituida por tejido conjuntivo que es atravesado por
numerosos vasos y nervios y en esta se localizan los anejos cutáneos.

• Hipodermis: es la capa más profunda, está constituida por un tejido adiposo que también se
conoce como tejido subcutáneo graso.

Epidermis: Es la más superficial, está constituida por un grupo o hilera de células formando un
epitelio estratificado y limitado con la dermis mediante una membrana basal a la cual se encuentra
firmemente adherida. La principal función de la epidermis es proteger los tejidos más profundos
en contra del agua, microorganismos, traumas mecánicos y químicos y daños por la luz UV.
Además, la epidermis continuamente forma nueva piel que reemplaza las células viejas de la piel y
produce melanina que da color a la misma.

Células de la Epidermis
Existen cuatro bloques celulares que son:

• Queratinocitos: forman la cubierta protectora de la epidermis, se denominan así porque


fabrican una proteína llamada queratina, que es impermeable al agua y protege la piel y
los tejidos de las agresiones y abrasiones externas.

• Melanocitos: son de origen nervioso, poseen prolongaciones dendríticas que se sitúan en


la capa más profunda de la epidermis, se denominan así porque fabrican un pigmento
denominado melanina.

• Células de Langerhans: son células procedentes de la médula ósea que migran hasta la
epidermis, tienen una función fagocitaria y se dice que son también presentadoras de
antígenos a los linfocitos participando en reacciones de hipersensibilidad. Se sitúan
habitualmente en las capas espinosas, granulosas y básales.
• Células de Merkel: son células que actúan como receptores del tacto y se sitúan en las
capas básales de la epidermis.

Estratos de la Epidermis
Se citan histológicamente cuatro capas indicando de profundidad a superficie:

• Estrato Basal o Germinativo: está formado por queratinocitos con gran capacidad de
división. Constituye una única capa de células de forma alargada o poligonal que se apoya
sobre una membrana basal formando parte de lo que se denomina "unión
dermoepidérmica". Los queratinocitos basales son los únicos que tienen gran capacidad
proliferativa y suelen estar intercalados con los melanocitos. En la proporción de un
melanocito por cada diez queratinocitos (raza blanca).

• Estrato Espinoso o Escamoso: constituido por células epiteliales dispuestas en diez filas
(aprox.), son células poligonales, que se van aplanando a medida que se acercan a la
superficie como las células basales están unidas o interconectadas por medio de puentes
de unión denominados desmosomas.

• Estrato Granuloso: formado por dos o tres filas de células aplanadas que se caracterizan
por poseer numerosos gránulos citoplasmáticos que participan en el proceso de
queratinización. Se suelen establecer un pequeño estrato como subdivisiones del estrato
granuloso que se denomina "Estrato Lúcido", pero que sólo se manifiesta en las zonas de
piel gruesa como las palmas de las manos y las plantas de los pies.

• Estrato Corneo: compuesto por células dispuestas hasta en treinta filas que se les
denomina "Células Cornificadas" porque son estructuras sin núcleo y sin orgánulos
citoplasmáticos que sólo poseen en su interior fibras de queratina y son elementos que
están continuamente desprendiéndose.
Dermis:
Parte de la piel que está situada por debajo de la epidermis y se halla separado de ella por la
"unión dermoepidérmica". La dermis es como una maya esponjosa donde se sitúan numerosas
fibras asociadas a una matriz intercelular o sustancia fundamental y con escasos elementos
celulares propios.

Estructura de la Dermis
Se distinguen dos capas morfológicas:

• Dermis Papilar: es la porción más rica en elementos celulares, está formada por unas
elevaciones o crestas que se denominan papilas dérmicas.

• Dermis Reticular: es la porción mayor de la dermis, compuesta por numerosas fibras y con
escasas células.

Un dato importante es que, en la dermis se encuentran los receptores sensoriales. Éstos


permiten que el cuerpo reciba estimulaciones del mundo exterior y reaccione ante la
presión, el dolor y la temperatura. También se pueden ver los vasos sanguíneos que le
brindan a la piel los nutrientes necesarios y remueven los desechos.
Elementos Histológicos

• Población Celular: fibroblastos, polimorfonucleares, células plasmáticas, histiocitos y


mastocitos

• Fibras: colágeno, elásticas y reticulares

Hipodermis o Tejido Celular Subcutáneo

Está localizado por debajo de la dermis reticular y está constituido por tejido adiposo que están
inmersos en una maya fibrosa, por lo tanto, según esta disposición se habla de lóbulos adiposos,
que no son más que un conjunto de adipocitos rodeados de tabiques de tejido conjuntivo.
Apéndices de la piel

Pelos: Los pelos son estructuras cornificadas filamentosas que crecen fuera de la piel y cubren la
mayor parte de la superficie corporal. Varias áreas del cuerpo como las palmas de las manos, las
plantas de los pies, la superficie flexora de los dedos y partes específicas de los órganos
reproductores masculinos y femeninos están desprovistas de pelos. Los pelos son importantes para
la detección, la termorregulación, la protección contra lesiones y la radiación solar. Hay dos tipos
principales de pelos: vellosos y terminales. Los pelos vellosos no se proyectan más allá de sus
folículos en algunas de las áreas, sin embargo, son cortos y estrechos y cubren la mayor parte de la
superficie del cuerpo. Este tipo de pelo se observa con mayor facilidad en niños y mujeres adultas.
Los pelos terminales son más largos, más gruesos y más pigmentados. Se observan principalmente
en hombres, pero también en las regiones axilar y púbica de ambos sexos.

• Folículo piloso: El folículo piloso es el saco que contiene el pelo el cual permite su
crecimiento a partir de este. En realidad, es un crecimiento inferior de la dermis y es
contiguo al epitelio. Los folículos pilosos atraviesan una actividad cíclica donde
experimentan el crecimiento y caída del pelo.

• Bulbo piloso: El bulbo piloso es la extremidad más baja del folículo piloso que encaja y
rodea a la papila dérmica del pelo como un gorro. La papila dérmica del pelo está
compuesta por una agrupación de células mesenquimales que dan lugar a varios capilares,
los cuales forman una red capilar. El bulbo piloso genera el pelo y su vaina radicular
interna. El bulbo consta de dos partes: matriz germinal y bulbo superior. La matriz germinal
está formada por queratinocitos pluripotentes, que dan lugar al bulbo superior. A medida
que las células de la matriz migran apicalmente y se diferencian más, forman varias
estructuras y capas. Desde el interior al exterior, estas incluyen:

• Tallo del pelo


• Médula
• Corteza
• Cutícula
• Vaina radicular interior
• Cutícula
• Capa de Huxley
• Capa de Henle
• Vaina de la raíz externa
• Membrana vidriosa (membrana basal del folículo piloso)
Ciclo y crecimiento del pelo

El crecimiento, reposo y desprendimiento de los folículos pilosos se produce en etapas cíclicas de


duración variable. Durante la fase de crecimiento (anágena), los folículos producen un tallo de pelo
completo a partir de las células en división del bulbo piloso. Durante la fase de desprendimiento
(catágeno), las células epiteliales del bulbo piloso y la vaina de la raíz externa mueren de forma
regulada (apoptosis). La diferenciación del tallo del pelo también se detiene y la parte inferior se
sella.

Durante la fase de reposo (telógena), los folículos pilosos permanecen inactivos. No ocurre
diferenciación ni apoptosis. La caída o pérdida del pelo ocurre cuando el ciclo se reinicia y el
folículo piloso comienza a crecer; empujando al pelo “viejo” hacia afuera. La tasa promedio de
crecimiento del pelo es de entre 0,2 y 0,44 mm en 24 horas.
Glándulas Sudoríparas:

Están distribuidas prácticamente por toda la piel y se clasifican en dos grupos en función de cómo
eliminan su producto de secreción:

- Glándulas Ecrinas: Vierten su producto de secreción sin ningún tipo de destrucción celular. Se
caracterizan porque el conducto excretor que poseen se abre directamente a la superficie
mediante un orificio denominado poro sudoríparo, mientras que la zona excretora suele tener una
forma de ovillo que se encuentra situada en la dermis próxima a la unión dermo-hipodérmica.
Estas glándulas tienen un producto de secreción conocido como sudor. Tienen un papel
importante en la termorregulación Es un sudor claro, de sabor salado, el 90% es agua y en él van
numerosas sustancias disueltas como: cloruro sódico, cloruro potásico, urea, aminoácidos, ácido
láctico, proteínas, glucosa, inmunoglobulinas, histaminas... Posee un pH de aproximadamente 4,2-
5,5. Distribuidas por toda la piel (Mx palmas y plantas 400 por cm2) localizadas en la dermis
reticular o en la dermo-hipodermis (igual que los folículos pilosebáceos)

- Glándulas Apocrinas: Son aquellas que eliminan parte de su citoplasma junto con su producto
excretor (que aparecen como pequeñas vacuolas). Se caracterizan porque su producto excretor se
abre al "conducto piloso"; esta secreción se caracteriza porque es más lechosa, viscosa y está
formada por agua, pero destaca sobre todo porque es rica en grasa (sudor graso/oloroso de
control hormonal). En este caso el sudor tiene un pH neutro o ligeramente alcalino. Estas glándulas
se distribuyen por las axilas, la areola mamaria y las regiones anogenitales.

- Glándulas Sebáceas: Son glándulas asociadas frecuentemente a los pelos y que se caracterizan
por presentar una agrupación celular que aparece como envuelta por una cápsula o una bolsa
donde se alojan pequeñas glandulitas. Cada pelo lleva asociado entre una y cuatro glándulas
sebáceas. Su producto de secreción es el sebo, que es una sustancia grasa que contribuye a dar
sensibilidad y permeabilidad a la piel. Frecuentes por la cara y cuero cabelludo (400-900 cm2) y
raras palmas manos y pies. También son frecuentes en zonas periorificiales (ano/ojos/oídos, en las
uniones con las mucosas).
Uñas
Las uñas son homólogas al estrato córneo de la epidermis y contienen una variedad de minerales,
como el calcio. Son prácticamente escamas rellenas de queratina compactada y en capas. La
disposición y cohesión de estas capas son responsables de la dureza de las uñas. Una uña consta
de: la placa ungueal, pliegues ungueales, matriz ungueal, lecho ungueal y el hiponiquio.

• Cuerpo ungueal: El cuerpo ungueal es una estructura rectangular y convexa incrustada


dentro de los pliegues de la uña. Se origina en las matrices ungueales, que se encuentran
en la base de las uñas. La placa ungueal está completamente libre distalmente a la banda
onicodermal (margen distal del lecho ungueal).

• Pliegues ungueales Los pliegues ungueales son los bordes de la placa ungueal, ubicados
lateral y proximalmente, son continuos alrededor de la placa ungueal. La cutícula
(eponiquio) es una extensión del pliegue ungueal proximal ubicado en la cara dorsal de la
placa ungueal; recubre la raíz de la uña.

• Matriz ungueal: La matriz ungueal es la estructura a partir de la cual crece la placa


ungueal. Las células cornificadas de la matriz se extruyen gradualmente distalmente para
formar la placa ungueal.

• Lecho ungueal: El lecho ungueal se extiende entre la lúnula (área blanca en forma de
media luna del lecho ungueal) y el hiponiquio (área debajo del borde libre de la placa
ungueal). El margen distal del lecho ungueal se llama banda onicodérmica. Existe una
combinación perfecta entre el lecho ungueal y la placa, formando un selle que evita la
invasión microbiana y la acumulación de escombros. El lecho ungueal consta de dos capas:
la epidermis y la dermis. La dermis está adherida directamente al periostio de la falange
distal y está muy vascularizada. También contiene numerosas terminaciones nerviosas
sensoriales, como las terminaciones de Merkel y los corpúsculos de Meissner.

Vascularización e Inervación
Vascularización: La piel es un órgano muy vascularizado que se lleva aproximadamente el 20%
del volumen total, de la sangre.

Vasos Arteriales: se disponen como pequeñas redes formando los plexos arteriales. Se pueden
distinguir dos tipos de plexos según su localización:

-Plexo Subpapilar: que está situado entre la dermis papilar y la dermis reticular. Desde estos
vasos parten ramificaciones que se van a nutrir a la epidermis que es avascular.
-Plexos Subdérmicos: son aquellos que están localizados por debajo de la capa dérmica y que se
extienden de forma paralela por toda la superficie cutánea.

• Vasos Venosos: se sitúan siempre de forma paralela a los arteriales constituyendo un


plexo venoso subpapilar.

• Vasos Linfáticos: los capilares linfáticos comienzan en el ámbito de las papilas dérmicas y
se unen en una extensa red por debajo de la unión dermoepidérmica emitiendo ramas que
se distribuyen por toda la superficie cutánea.

Inervación
Corre a cargo de dos bloques de terminaciones nerviosas que según su estructura da lugar a dos
tipos de inervación:

Inervación Sensitiva: del sistema nervioso periférico que son los encargados de inervar las
glándulas, los músculos asociados al pelo y también a controlar el calibre de los vasos sanguíneos
regulando con ello el flujo de la sangre.

Inervación a través de receptores especializados: que suelen denominarse también como


corpúsculos táctiles entre los que podemos destacar: Meissner (táctil), Valer-Pacini (presión y
vibración), Ruffini (calor) y Krause (frío).
SENTIDO DE LA AUDICIÓN

El sentido del oído o audición es uno de los cinco sentidos a través de los cuales el ser humano y
los animales perciben la realidad circundante. La audición depende del órgano del oído, capaz de
captar vibraciones sonoras en el aire a su alrededor que oscilen entre los 20 y 20.000 hercios (Hz),
es decir, una inmensa gama de sonidos diferenciados, que se clasifican en base a una escala
logarítmica de presiones (decibelios). Dicho en términos simples, oír es percibir las vibraciones que
un cuerpo o una reacción desencadena en el aire a nuestro alrededor. Este proceso puede darse
también en otros medios de transmisión, como el agua, aunque las propiedades del medio alteran
la transmisión y percepción de las ondas sonoras. La audición, además, es un sentido pasivo,
difícilmente controlable o suprimible sin ayuda de implementos externos. Su función en el ser
humano y en los animales es alertar sobre la presencia de lo que ocurre alrededor, a una saludable
distancia que permite al individuo prepararse ante una posible amenaza. En el ser humano,
además, la audición es necesaria para el principal y más eficaz mecanismo de comunicación de la
especie, que es el habla, y sin ella se reducen significativamente las posibilidades de intercambio
social y libre interacción de los individuos en la sociedad.

¿Cómo funciona la audición?

La audición es un proceso complejo, que involucra tanto elementos externos, como procesos
fisiológicos del cuerpo, a lo largo de dos sistemas auditivos:

• Periférico: Es el oído que capta los sonidos.

• Central: Es el sistema nervioso que los interpreta.

El punto de inicio, lógicamente, es la producción de ondas sonoras por algún fenómeno de la


realidad, y su transmisión por el aire hasta los pabellones externos de las orejas, que operan como
antenas de recepción del sonido, conduciendo las ondas sonoras hacia su interior, a través del
conducto auditivo. Las ondas sonoras llegan así al tímpano, que es una membrana flexible capaz de
vibrar de acuerdo al sonido percibido. Así se transmite a una cadena de huesecillos que lo
amplifican y los transmiten al oído interno, a través de la ventana oval. Finalmente, el sonido
moviliza los líquidos contenidos en la cóclea (llamados perilinfa y endolinfa) y también a las células
ciliadas que hay en su interior, encargadas de transformar la vibración percibida en información
nerviosa que se envía al cerebro a través del nervio auditivo. La información nerviosa es recogida
por la corteza auditiva primaria del lóbulo temporal del cerebro, en donde es procesada y
compartida con el resto del cerebro para producir una reacción adecuada.
ANATOMÍA DEL OÍDO
El oído es un órgano complejo que se encarga no sólo de percibir el sonido, sino también del
sentido del equilibrio. Para estudiarlo se puede dividir en tres secciones distintas, que son:

Oído externo. La porción del oído que se halla en la superficie del cuerpo, y que abarca dos partes:

• El pabellón de la oreja, formado por cartílagos y cubierto de piel, ubicado en ambos lados
de la cabeza.

• El canal auditivo, de unos 2,5 cm de longitud, que conecta el pabellón auricular con el
tímpano, atravesando el hueso temporal del cráneo. Allí se encuentran, además,
vellosidades y glándulas productoras de cerumen, cuya misión es detener el avance de
cuerpos extraños.

Oído medio. Se trata de una cavidad interna llena de aire, separada del conducto auditivo externo
por el tímpano, y a la vez comunicado con el oído interno por dos pequeñas aberturas: la ventana
oval y la ventana redonda.

• El tímpano es una membrana transparente de forma oval y de alrededor de 1 cm. de


diámetro, formada por fibras elásticas de colágeno. En el interior de la cavidad timpánica
se encuentran los huesos más pequeños del cuerpo: una cadena de huesecillos articulados
conocidos como el martillo, el estribo y el yunque, cuyo rol es transformar las vibraciones
del aire en vibraciones de los fluidos del oído interno.

• La trompa de Eustaquio es una estructura de forma de tubo, ubicada en la región inferior


de la misma cavidad, que conecta el oído medio con la rinofaringe, permitiendo equilibrar
las presiones a ambos lados del tímpano.

Oído interno. También conocido como “laberinto”, se halla en el seno del hueso temporal del
cráneo, y está formado por una parte ósea y otra membranosa. La primera recubre a la segunda y
esta última se compone de un sistema de ductos huecos. Aquí el oído interno se divide en dos
porciones muy diferentes: los conductos semicirculares y el vestíbulo, destinados a preservar el
equilibrio del individuo, y la cóclea o caracol, que posee forma de espiral y se dedica a transmitir el
sonido hacia el sistema nervioso. Esta última además se divide en tres partes:

• La rampa vestibular, que termina en la ventana oval y está llena de un fluido llamado
perilinfa.

• La rampa timpánica, que termina en la ventana redonda y también está llena de perilinfa.
• La rampa media, también conocida como conducto coclear, está llena de otro fluido
llamado endolinfa, y en su interior se encuentra el órgano de Corti, una estructura
compuesta por células sensoriales auditivas (células ciliadas), que perciben la energía
mecánica de las vibraciones de la endolinfa y las transforman en impulsos nerviosos, que
fluyen a través de las ramificaciones del nervio auditivo con que tienen contacto.
Oído interno y equilibrio

Los canales en forma de bucle en el oído interno contienen líquido y sensores finos y similares a
vellos que te ayudan a mantener el equilibrio. En la base de los canales se encuentran el utrículo y
el sáculo, los cuales contienen un parche de células ciliadas sensoriales cada uno. Dentro de estas
células se encuentran partículas diminutas (otoconia) que ayudan a controlar la posición de la
cabeza con respecto a la gravedad y el movimiento lineal, como por ejemplo al subir y bajar en un
ascensor o al ir hacia delante y hacia atrás en un auto.
LA VISTA

Llamamos visión, percepción visual o sentido de la vista a uno de los cinco sentidos a través de los
cuales el ser humano y muchos animales perciben la realidad circundante. En el caso de nuestra
especie, la visión es el más importante y el más privilegiado de los sentidos, empleado no sólo en
la observación del entorno y de nuestros interlocutores, sino en el acto de la lectoescritura,
fundamental en las sociedades humanas. La percepción visual puede definirse como la capacidad
de extraer información a partir de los efectos de la radiación electromagnética en los objetos del
entorno. La radiación que se percibe se encuentra en el espectro de la llamada “luz visible”, que
comprende longitudes de onda de entre 380 hasta 780 nanómetros. Por esa razón es imposible ver
en ausencia de luz. La información que ofrece la vista es de forma, color, posición, movimiento,
textura. Por otro lado, la visión es un sentido activo, que puede dirigirse y suprimirse a voluntad
(basta con cerrar los párpados), a diferencia de otros sentidos de corte más pasivo, como el olfato
o la audición, que depende principalmente del funcionamiento de los ojos, pero en el cual
intervienen también distintos componentes y procesos fisiológicos internos. Se trata de un proceso
complejo, en el que intervienen diferentes factores ambientales, corporales y mentales para
producir una percepción más o menos objetiva de los objetos.

¿Para qué sirve el sentido de la vista?

La visión es un sentido muy poderoso, en la medida en que revela enormes cuotas de información
sobre el entorno. Las dimensiones de las cosas y los espacios (ancho, alto y profundidad), los
colores, el movimiento, la textura y otras experiencias similares de lo real son posibles gracias a
ella. Además, nos permiten prever futuros acontecimientos a partir de su percepción lejana: un ser
humano en la línea del horizonte puede percibir objetos hasta a 5 kilómetros de distancia, si las
condiciones climáticas son favorables. Por otro lado, la vista juega un rol fundamental en la
composición de la sociedad humana, permitiendo el reconocimiento rápido de nuestros
interlocutores y además distintas formas de comunicación corporal y no lingüística, o más
importante aún, la comunicación escrita. Las personas desprovistas de sentido de visión cuentan
con significativas dificultades para desenvolverse en la sociedad, y además no pueden
experimentar la estética visual, es decir, no pueden mirar un cuadro, una fotografía o un paisaje y
deleitarse con su contenido poético o simbólico. Hasta cierto punto, la entera civilización humana
está construida sobre la percepción visual del universo.
¿Cómo funciona el sentido de la vista?

Para que la percepción visual se produzca, debe haber luz visible alrededor, o sea, ondas
electromagnéticas de suficiente amplitud para ser captadas por el ojo humano. Dichas ondas
impactan la superficie de los objetos y, dependiendo de su naturaleza, son reflejadas de una u
otra manera. Ese reflejo es captado por nuestros ojos, al penetrar sus capas transparentes más
superficiales.

Esto no ocurre de manera incontrolada, sino que, al contraerse o expandirse, el iris y la pupila se
encargan de modular la cantidad de luz que ingresa al ojo: en abundancia de luz, la pupila se
contrae, mientras que, si la luz es escasa, la pupila se abre para dejar entrar la mayor cantidad
posible de la misma. Una vez hecho esto, el cristalino se enfoca en el objeto percibido, para
proyectar su imagen sobre el telón de fondo de la retina.

La retina opera como una pantalla, cuyas células sensoriales (bastones y conos) son, justamente,
las encargadas de transformar la energía lumínica en impulsos nerviosos, que viajan al cerebro a
través del nervio óptico. Una vez allí, estas señales nerviosas son interpretadas por el cuerpo
geniculado del lóbulo occipital, un proceso clave para la comprensión de lo que se ve.

De hecho, las imágenes en la retina se proyectan invertidas, tal y como ocurre con las llamadas
«cámaras oscuras» (el principio detrás de la técnica de la fotografía), y es el cerebro el encargado
de “enderezarlas”.

Así, el proceso de la percepción visual comprende a su vez tres procesos distintos:

• Un proceso físico u óptico, de ingreso de las ondas lumínicas al aparato ocular.

• Un proceso bioquímico, en el que las células de la retina “traducen” la luz a información


eléctrica nerviosa.

• Un proceso neurológico, en el que el cerebro reconoce e interpreta lo percibido a la luz de


la inmensa cantidad de información que ya tiene almacenada.

Anatomía del ojo


El ojo es un órgano complejo, que abarca mucho más de lo que percibimos a simple vista, y que a
grandes rasgos puede dividirse en tres segmentos diferenciados: el globo ocular, las vías ópticas y
los anexos del aparato visual.

El globo ocular. Se trata del ojo propiamente dicho, o sea, una estructura semiesférica de
alrededor de 24 mm de diámetro, que se encuentra alojada en un par dentro de la cavidad
orbitaria del cráneo. Es lo que percibimos cuando vemos a otro a los ojos. Sin embargo, el globo
ocular se estructura en tres capas y tres cámaras diferentes, que son:
• La capa exterior o esclerocórnea. La región más externa del ojo es una capa que lo recubre
y protege, y que a su vez abarca: la esclerótica, la parte “blanca” del ojo, compuesta de
material fibroso y recubierta de una mucosa protectora llamada conjuntiva; y la córnea, la
“ventana” óptica del ojo, una porción transparente de la membrana externa que está muy
poco vascularizada (no sangra) pero tiene muchísimas terminaciones nerviosas.

• La capa intermedia o úvea. Ubicada debajo de la capa exterior, es la capa vascular del ojo,
donde están la mayoría de los conductos sanguíneos, y que a su vez abarca: la coroides, la
región posterior del ojo, que aparte de nutrir con sangre oxigenada, impide el escape de
luz hacia regiones indebidas; el cuerpo ciliar, en donde se segregan los líquidos que
rellenan el ojo y también se controla el músculo ciliar que permiten al cristalino enfocar la
mirada; y por último el iris, la porción coloreada del ojo, capaz de expandirse o contraerse
dependiendo de la ausencia o presencia de luz. Entre ella y la capa interna se halla el
cristalino, la lente natural que permite enfocar la vista, acomodándose en función de la
lejanía o cercanía de los objetos.

• La capa interna o retina. Esta es la región del ojo que es sensible a la luz y en donde se
forman las imágenes que vemos. Su zona anterior es ciega y aumenta conforme se
aproxima a la región posterior, en donde se encuentra la fóvea, una pequeña hendidura
donde se concentran la mayor cantidad de células visuales (conos y bastones, llamados así
por su forma, y encargados de la visión central y periférica respectivamente) y se produce
el punto de máxima concentración de la vista. Además, posee una zona ciega llamada
papila, donde se conecta al nervio óptico.

• La cámara anterior. Es la región del globo ocular comprendida entre la córnea y el iris,
rellena por el humor acuoso, un líquido transparente producido por el cuerpo ciliar con el
fin de preservar la presión interna y la forma del globo ocular.

• La cámara posterior. Situada entre el iris y el cristalino, es donde se dan los procesos
ciliares.

• La cámara vítrea. La mayor cavidad del ojo, ubicada entre el cristalino y la retina, se
encuentra rellena de un gel transparente llamado humor vítreo. Este último fija la retina
en su lugar y mantiene la estructura del ojo intacta, además de preservar su forma ante
golpes o movimientos bruscos.
Las vías ópticas. Se trata del sistema de transmisión de los impulsos nerviosos de la retina al
cerebro, a través del nervio óptico.

Los anexos del ojo. Son el conjunto de músculos, cavidades, glándulas y mucosas que envuelven,
sostienen y protegen al globo ocular. Forman parte de ellas la cavidad ocular, los párpados, las
glándulas lagrimales y los conductos lagrimales, así como los seis músculos distintos del sistema
óculo-motor: el músculo oblicuo superior, el recto superior, el recto medial, el recto lateral, el recto
inferior y el oblicuo inferior. A ellos se suma el músculo elevador del párpado superior, ya que el
inferior es inmóvil.
¿Por qué vemos en colores?

Lo que comúnmente llamamos “color” es cierta longitud de onda que los objetos reflejan, es decir,
que la superficie de las cosas absorbe la mayor parte del espectro electromagnético mientras
refleja otra porción, y esta última es la que podemos percibir con nuestros ojos. Similarmente, un
objeto que no absorbe ningún rayo de luz, sino que lo refleja todo, será blanco; y al contrario, uno
que absorba todo el espectro y no refleje nada, será negro. Si los rayos de luz ni siquiera inciden en
el objeto, sino que lo atraviesan, será invisible o transparente. En cuanto al ojo humano, es
importante saber que nuestras células fotosensibles son capaces de percibir distintos modos de
luz: los bastones se activan en la oscuridad, por ejemplo, y nos permiten captar los contrastes:
blancos, negros y grises intermedios. En cambio, los conos se activan en presencia de luz y
permiten percibir los colores: un cierto tipo de cono es sensible a la luz roja, otro al azul y otro al
verde, y combinando estos tres colores primarios, nuestro cerebro recompone más de 20 millones
de colores diferentes.
EL GUSTO

El gusto o sentido del gusto es uno de los cinco sentidos a través de los cuales el ser humano se
relaciona con la realidad circundante, es decir, a través de los cuales obtiene información de ella.
Entre ellos, tanto el gusto como el olfato se consideran sentidos de quimio recepción, o sea, de
detección de moléculas y compuestos químicos presentes en la materia, pero a diferencia del
olfato, que opera a la distancia, el gusto obtiene información a través del contacto directo de los
quimiorreceptores del cuerpo con la materia consumida. Esto tiene un propósito de suma
importancia para los seres vivos, que es alertarlos sobre el estado de la materia orgánica que están
por consumir: la percepción de los sabores se vincula con la presencia de ciertos elementos
posiblemente tóxicos o irritantes, o incluso con un estado avanzado de descomposición de la
comida. Condiciones, ambas, en las que no conviene ingerirla. Adicionalmente, el sentido del gusto
puede constituir una fuente de placeres, ya que la ingesta de alimentos de buen sabor
desencadena sensaciones agradables en el organismo. Es esa la razón que hay detrás de la cocina y
la gastronomía, aspectos muy destacados de todas las culturas.

¿Cómo funciona el sentido del gusto?

La percepción del gusto se produce en la boca, lógicamente, gracias a la interacción entre la


comida y los llamados corpúsculos gustativos, la mayoría de los cuales se encuentran en la
superficie de la lengua. Un adulto humano posee alrededor de 10.000 de ellos, agrupados en
estructuras de mayor tamaño llamadas papilas gustativas. Al entrar en contacto con los alimentos
disueltos en la saliva, las papilas gustativas liberan neurotransmisores que desencadenan a su vez
un impulso nervioso, transmitido a través de fibras nerviosas específicas (llamadas vías gustativas)
de los botones gustativos dentro de cada papila, hasta el núcleo del fascículo solitario en el bulbo
raquídeo del cerebro. Desde allí, la información nerviosa pasa al área de proyección cortical para el
gusto, ubicada en la circunvalación poscentral del cerebro. Cada botón gustativo dentro de las
papilas está conectado a 50 fibras nerviosas, cada una de las cuales recibe información de 5
botones gustativos. Esto ocurre mayormente en la lengua, pero también en el paladar blando, la
cara interna de las mejillas, la faringe y la epiglotis.

Papilas gustativas

Ubicadas en su mayoría sobre la lengua, dándole un aspecto rugoso, las papilas son estructuras de
forma diversa, compuestas por agrupaciones de botones gustativos, es decir, de receptores del
gusto capaces de dar inicio a los impulsos nerviosos. En total, la boca humana tiene unos 7.900
receptores nerviosos.
Dependiendo de su forma y su estructura, las papilas gustativas se clasifican en:

• Papilas fungiformes, que tienen forma de hongo y se ubican en el dorso anterior y los
bordes laterales de la lengua, y contienen hasta 5 botones gustativos en su región superior.
Son las encargadas de percibir los sabores dulces.

• Papilas circunvaladas, también llamadas caliciformes, tienen forma de copa (cáliz) y se


encuentran cerca de la base de la lengua, dispuestas en forma de V. Cada una puede tener
hasta 100 botones gustativos en su interior, dedicadas a captar el sabor amargo, mientras
que otras cumplen funciones de sostén estructural.

• Papilas foliáceas, con forma de hoja de árbol, que se ubican en la región posterior de la
lengua y en la mucosa lingual. Pueden percibirse a simple vista y aunque suelen ser de las
papilas menos desarrolladas, se dedican a la percepción de sabores salados.

• Papilas cónicas, también llamadas filiformes, tienen forma de filamento y se hallan en


los bordes laterales y la punta de la lengua. A diferencia de las anteriores, no poseen
funciones gustativas (carecen de botones gustativos) ya que su tarea es percibir la textura
y la temperatura de los alimentos.
Modalidades gustativas básicas

El estudio de la percepción del gusto ha identificado, en general, cinco tipos de sabores básicos,
llamados “modalidades gustativas”, en los que puede descomponerse cualquier sabor perceptible.
Obviamente, su reconocimiento está asociado a la acción de distintas papilas gustativas y por ello
puede variar con la edad, dado que en la vejez los sabores pierden intensidad, fruto del
debilitamiento de las papilas gustativas.

Por otro lado, debe considerarse que los sabores de la comida se complementan mediante el
olfato, de modo que al comer ambos sentidos cooperan estrechamente y activan circuitos
nerviosos similares en el cerebro. Es por ello que en condiciones de resfrío o tupimiento de la
nariz, el sabor de la comida se percibe de manera mucho más tenue.

Los cinco sabores básicos son los siguientes:

• Sabor ácido o agrio, como el que posee el limón. Es percibido en la región lateral posterior
de la lengua, y se debe a la presencia de cationes de hidrógeno en los alimentos: a mayor
concentración de hidrógeno, mayor acidez.

• Sabor amargo, como el de la quinina o chinchona. Es percibido con intensidad en la región


posterior de la lengua, y en general se lo asocia con reacciones naturales de rechazo contra
la ingestión de sustancias tóxicas. Pero no existe un perfil molecular común a todas
las sustancias de sabor amargo.

• Sabor dulce, como el del azúcar. Es percibido preferentemente en la punta de la lengua, y


asociado de manera natural con las fuentes de energía bioquímica, como los
carbohidratos, y por lo tanto recibido con agrado. De hecho, la mayoría de las sustancias
de sabor dulce tiene orígenes orgánicos, como los azúcares (sacáridos), algunos alcoholes,
cetonas y el glicerol.

• Sabor salado, como el de la sal de mesa. Es percibido en las regiones laterales y anteriores
de la lengua, y se debe a la presencia de átomos de sodio o de potasio en la comida.
Muchos compuestos orgánicos son también salados, y el reconocimiento y la aceptación
de alimentos salados se produce alrededor de los cuatro meses de edad.

• Sabor umami, como el del glutamato de sodio. Es percibido por todos los receptores de la
boca y la lengua, indistintamente de su posición, y el primer encuentro que tenemos con él
proviene de la leche materna. Este sabor básico no se “descubrió” hasta principios del siglo
XX, cuando fue formulado por el fisiólogo japonés Kikunea Ikeda (1864-1936), y se aceptó
científicamente mucho después. Su nombre significa “sabroso” en japonés.
No obstante, los sabores básicos no están plenamente documentados, y se estima que pueda
haber otros más, como el sabor a grasa o el sabor metálico.

EL OLFATO

Se llama olfato o sentido del olfato a uno de los cinco sentidos con los que los seres humanos y
muchos animales podemos percibir la realidad circundante. En este caso, se trata de la capacidad
de detectar partículas y trazos de sustancias químicas en el aire, utilizando los receptores de la
cavidad nasal (o sea, la nariz). El olfato es una capacidad muy común en la naturaleza, tanto así que
es el sentido primordial de muchas especies animales. Sin embargo, en el caso de los
invertebrados y anfibios es más difuso y menos reconocible, ya que estos animales poseen la
capacidad de percibir los químicos del ambiente a través de la piel y de otros órganos muy
distintos a la nariz de los vertebrados superiores.

En todo caso, a través del olfato percibimos los olores: partículas que se desprenden de la materia
y que permanecen en el aire, de donde son tomadas durante la respiración por los receptores
nerviosos especializados de la nariz.

En el caso de los seres humanos, se trata de un sentido poco cultivado, en relación con la vista y el
oído, pero no por ello menos importante, ya que se conecta mucho más velozmente con nuestra
memoria. Se estima que podemos reconocer alrededor de 10.000 olores distintos en promedio a
lo largo de nuestras vidas, distinguiendo entre los agradables y los desagradables, los placenteros y
los estimulantes.
¿Para qué sirve el olfato?

El sentido del olfato es de importancia crítica para los seres vivos, ya que permite reconocer la
materia sin entrar en contacto directo con ella, e incluso sin tener idea de que está allí. Al ser un
sentido pasivo, que requiere poca concentración, es una fuente de información continua respecto
del entorno, revelando la presencia de humo u olores extraños que puedan alertar sobre una
amenaza. Además, el olfato permite identificar entornos familiares (justo por eso los animales
“marcan” con su olor) y advertir el estado y la composición de la comida antes de ingerirla.

¿Cómo funciona el olfato?

El olfato es la interacción entre moléculas odoríferas (o sea, con olor) presentes en la atmósfera y
los receptores especializados presentes en la mucosa nasal, neuronas capaces de transformar la
información química en impulsos eléctricos que se transmiten al cerebro.

Para que ello ocurra, el aire cargado de las partículas odoríferas debe ser inspirado, y entrar en
contacto con la mucosa olfativa que recubre la parte interna de la nariz. Allí, las células olfativas
sensoriales (alrededor de 20 o 30 millones en promedio) captan estas trazas químicas y las
transportan mediante sus cilios (filamentos) y proteínas fijadoras presentes en el moco, para que
puedan encontrarse con los neuroreceptores especializados.

La información nerviosa de estas neuronas penetra el cráneo mediante microorificios en la


lámina cribosa del hueso etmoides, y en la región anterior del cerebro alcanzan el bulbo olfativo u
olfatorio, una estructura neural del prosencéfalo que reconoce la información y la transmite a las
áreas superiores del cerebro, en donde ingresa al pensamiento consciente.

El olfato es un sentido muy similar al gusto, ya que ambos consisten en la quimio recepción, pero
mientras el primero es a distancia, el segundo es a través del contacto directo con la materia.
Ambos estímulos, de hecho, son procesados en el centro del sabor y el gusto en la parte media del
lóbulo frontal, o sea, en la misma región del cerebro.

Receptores olfativos

Los receptores olfativos son los encargados de convertir la información química del olor en
información nerviosa. Se hallan en la mucosa de la cavidad nasal, distribuidos en dos regiones
claramente diferenciadas:

• La pituitaria roja, con gran presencia de vasos sanguíneos, pero sin funciones olfativas,
que calienta el aire aspirado y lo filtra de impurezas y partículas.
• La pituitaria amarilla, en donde se hallan las células olfatorias que contienen los
receptores del olfato.

Los receptores del olfato son muchos y muy especializados, sobre todo en los mamíferos. Se piensa
que puede llegar a haber hasta 1000 receptores diferentes, por lo que las proteínas encargadas del
procesamiento del olor ocupan una buena porción del genoma.

Cada uno de los receptores especializados reconoce un tipo de olor diferente, por lo que los
llamados “olores primarios” (que componen otros aromas más complejos) son muchísimos y
difíciles de definir.

Aun así, se calcula que los olores disponibles para el ser humano pueden clasificarse en 10
renglones distintos: fragantes o florales, leñosos o resinosos, químicos, cítricos, frutales no cítricos,
mentolados, dulces, ahumados o quemados, podridos y acres o rancios.
APARATO DE INERVACIÓN

La inervación es un proceso que es llevado a cabo por los nervios craneales y espinales, con el fin
de activar tanto la sensibilidad como los movimientos en todas las partes del cuerpo.

¿En qué consiste la inervación?


Este mecanismo nervioso consiste en la creación de una serie de enlaces que se
establecen entre diferentes fibras, con el fin de llegar a músculos, piel u órganos
internos, y transmitir la información ya sea sensitiva o motora.

¿Cómo es el proceso de la inervación?


Las vías nerviosas se encargan de ir transmitiendo información a otras fibras,
para poder activar zonas del cuerpo ya sea de una forma sensitiva, motora o
ambas. En el caso de los pares craneales que son 12, cada nervio tiene la labor
de transitar por un camino diferente de la cara, cabeza, cuello o parte superior
del tórax, con el fin de inervar y producir movimientos, sensaciones y sobre todo
hacer funcionar a las áreas del encéfalo. Ahora bien, los nervios espinales estos
se distribuyen a lo largo de las extremidades, tórax y abdomen, para inervar y
activar las funciones de los órganos internos, de las piernas, pelvis y brazos.

¿Cuál es la importancia de la inervación?


Este mecanismo que genera cada nervio mediante su recorrido personalizado es
importante para el organismo, ya que cuando existen alteraciones en la
inervación, las zonas que corresponden a esos dermatomas, se ven seriamente
comprometidas. "La inervación es necesaria para ejercer las funciones
especializadas, motoras y sensitivas" Entonces, esto quiere decir que, sin la
función de inervar del sistema nervioso periférico, no pudiéramos movernos,
sentir, respirar, hablar, comer, degustar, mirar, oír, entender, caminar, y muchas
otras funciones que llevamos a cabo día a día.
Aparato de Inervación:

• Sistema Nervioso: El sistema nervioso es la parte del cuerpo encargada de transmitir


información entre las diferentes partes del organismo y coordinar las funciones vitales. Se
divide en dos componentes principales: el sistema nervioso central (SNC) y el sistema
nervioso periférico (SNP).

• Sistema Nervioso Central (SNC): El SNC está compuesto por el cerebro y la médula
espinal. El cerebro es el centro de control y procesamiento de la información, mientras que
la médula espinal actúa como un canal de comunicación entre el cerebro y el cuerpo.

• Sistema Nervioso Periférico (SNP): El SNP incluye todos los nervios que se extienden
fuera del SNC y se ramifican por todo el cuerpo. Estos nervios transmiten señales
sensoriales desde los órganos sensoriales hasta el cerebro y llevan señales motoras desde
el cerebro hacia los músculos y glándulas.

• Neuronas: Las neuronas son las células básicas del sistema nervioso y son responsables de
la transmisión de señales eléctricas. Cada neurona consta de un cuerpo celular, dendritas
(que reciben señales) y un axón (que transmite señales).

• Función del Sistema Nervioso Central (SNC): El cerebro es la sede de funciones


cognitivas superiores, como el pensamiento, la memoria, el razonamiento y la toma de
decisiones. También regula funciones motoras y emocionales. La médula espinal coordina
los reflejos y la transmisión de señales motoras y sensoriales.

• Sistema Nervioso Autónomo: Además del SNC y el SNP, el sistema nervioso autónomo
(SNA) regula las funciones involuntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la
digestión y la respiración. Se divide en el sistema nervioso simpático (activación) y el
sistema nervioso parasimpático (relajación).

• Plasticidad Neuronal: El cerebro y el sistema nervioso son capaces de adaptarse a través


de la plasticidad neuronal. Esto implica que las conexiones entre las neuronas pueden
cambiar con el tiempo en respuesta a la experiencia y el aprendizaje.
Aparato Sensorial:

• Sentidos: El aparato sensorial comprende los órganos y estructuras responsables de


recoger información del entorno a través de los cinco sentidos principales: vista, oído,
olfato, gusto y tacto. Cada sentido está especializado en detectar tipos específicos de
estímulos.

• Vista (Sistema Visual): Los ojos son los órganos principales del sistema visual. Detectan
la luz y la convierten en señales eléctricas que el cerebro interpreta como imágenes. La
retina es el tejido sensible a la luz en el interior del ojo.

• Oído (Sistema Auditivo): El oído se encarga de captar las ondas sonoras y convertirlas en
señales que el cerebro interpreta como sonidos. El oído se compone del oído externo,
medio e interno, y la cóclea es el órgano esencial para la audición.

• Olfato (Sistema Olfativo): El olfato se refiere a la capacidad de percibir olores. Los


receptores olfativos se encuentran en la cavidad nasal y envían señales al cerebro para su
interpretación.

• Gusto (Sistema Gustativo): El gusto implica la percepción de sabores a través de las


papilas gustativas en la lengua y otras áreas de la boca. Se detectan cinco sabores básicos:
dulce, salado, amargo, ácido y umami.

• Tacto (Sistema Táctil): El sistema táctil incluye la percepción de presión, temperatura y textura
a través de receptores táctiles en la piel. También es fundamental para la percepción del dolor.

• Propiocepción: Además de los cinco sentidos principales, la propiocepción es la capacidad de


percibir la posición y el movimiento del cuerpo. Los receptores propioceptivos se encuentran en
músculos y articulaciones.

• Sensación y Percepción: La percepción es el proceso mediante el cual el cerebro interpreta la


información sensorial recibida. Las sensaciones son datos crudos recopilados por los sentidos,
mientras que la percepción implica la interpretación de esas sensaciones para formar una
experiencia consciente.
• Sinestesia: Algunas personas experimentan sinestesia, un fenómeno en el cual la estimulación
de un sentido conduce a experiencias en otro sentido. Por ejemplo, ver números o letras en
colores específicos.

• Órganos Vestibulares: Además de los cinco sentidos tradicionales, el sistema vestibular en el


oído interno contribuye a la percepción de la posición y el equilibrio del cuerpo. Esto es crucial
para mantener la postura y la estabilidad.

• Adaptación Sensorial: Los sentidos pueden adaptarse a estímulos constantes. Por ejemplo, si
te expones constantemente a un olor específico, como el de una habitación, tu sistema olfativo se
adaptará y dejarás de notarlo después de un tiempo.

• Receptores Cutáneos: La piel contiene una variedad de receptores táctiles especializados,


como corpúsculos de Meissner para toque ligero, corpúsculos de Pacini para vibración y
corpúsculos de Ruffini para calor. Cada tipo de receptor cumple una función específica en la
percepción táctil.

• Umami: El umami es un quinto sabor identificado y reconocido en la cocina y la percepción


gustativa. Representa la sabrosura o el sabor agradable de los aminoácidos, especialmente el
glutamato. En conjunto, el aparato de inervación y el aparato sensorial permiten que los
organismos interactúen con su entorno, recopilen información y respondan de manera apropiada a
estímulos y situaciones. Estos sistemas son esenciales para la supervivencia y el funcionamiento
adecuado de los seres vivos.
Bibliografía:
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20sea%20sensitiva%20o%20motora.

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