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ADRIANA YARETZI MARTINEZ CELIS

Igualdad de género, diversidad sexual e inclusión

Act 2.1 Resumen sobre el tema de la violencia de género

CASO MARISELA ESCOBEDO


LA PRIMERA MUERTE
En agosto de 2008, Rubí Marisol Frayre, de 16 años fue asesinada en
Ciudad Juárez, Chihuahua, por su pareja, Sergio Rafael Barraza. Desde
ese momento, Marisela Escobedo luchó arduamente para saber el
paradero de su hija, repartiendo volantes, uniéndose a grupos de
madres en busca de hijas desparecidas y acudiendo a diversos medios
de comunicación.

El 30 de enero de 2009 recibió una llamada de Ángel Valles, quien


atestiguó haber escuchado una plática de Sergio Barraza en la cual
confesaba el asesinato de Rubí. En junio de ese mismo año, el asesino
confesó, incluso indicó el lugar donde se encontraban los restos de
la víctima.

Las pruebas de ADN a los restos óseos confirmaron que se trataba de


ella.

LA SEGUNDA MUERTE
A pesar de su declaración de culpabilidad, Sergio Barraza fue
liberado, y él mismo confeso ante las autoridades, que había librado
la prisión gracias a la poca efectividad de la fiscalía del estado
para demostrar su culpabilidad y se mantenía impune. 2
Posteriormente, los jueces fueron destituidos y otro tribunal
condenó a Barraza a 50 años de prisión, pero ya había huido, lo que
añadió más leña al fuego.

“¿Y a mí de qué me sirve un papel?”, reclamó Marisela ante la cámara


de un noticiero local cuando supo de la sentencia. Entonces decidió
seguir buscando justicia. Marisela se convirtió en activista y
símbolo de la lucha contra la impunidad en México e inició una serie
de protestas a fin de exigir la recaptura del asesino de Rubí;
participó en marchas y elboró peticiones a las autoridades mexicanas.

LA ULTIMA MUERTE
Marisela estaba consciente de que su vida corría peligro, y ya había
recibido amenazas de muerte por parte de Andy Barraza, hermano de
Sergio, lascuales denunció. Un día dijo ante los micrófonos y cámaras
de un reportero: “Esto se está convirtiendo en un gato y un ratón.
¿Qué está esperando el gobierno (para protegerme)? ¿Que termine
conmigo? Pues que termine conmigo, pero aquí enfrente (al Palacio),
para vergüenza del gobernador”. Fue así como el 16 de diciembre de
2010, cuando faltaban pocos minutos para que dieran las 8:00 de la
noche, un hombre bajó de un auto, disparó a la cabeza a Marisela, y
su cuerpo inerte quedó tendido frente al Palacio de Gobierno de
Chihuahua, para vergüenza del entonces gobernador César Duarte, hoy
detenido por diversos actos de corrupción durante su mandato.

La única persona que vio al asesino de Marisela cara a cara aquella


noche fue su hermano Héctor Ricardo, quien incluso le tiró una silla
de metal al intentar evitar el ataque.

10 mujeres asesinadas al día


Para los creadores de Las tres muertes de Marisela Escobedo, el
documental resulta un ejemplo de las fallas de la justicia en México,
un país donde son asesinadas 10 mujeres al día y en el que la
impunidad en este tipo de casos es del 97%.

"Sin duda, este documental muestra cómo el sistema de justicia en


México está completamente podrido y lamentablemente sigue así", dijo
la productora Laura Woldenberg, en una entrevista con la agencia
Efe.

"Si el feminicidio (de Rubí se hubiera atendido en ese momento, si


se hubiera investigado con perspectiva de género, ahí habría acabado
la historia".

Rubí fue reconocida como una de las "muertas de Juárez", que engloban
a las más de 700 mujeres que fueron asesinadas entre la década de
1990 y la de 2000, pero hoy ya reconocidos como feminicidios,
asesinatos por violencia machista o de género.

"Diez años después la situación cambió: ya tenemos el término


feminicidio, ya entendemos que esto es un problema nacional, que es
un tema de violencia de género, pero tenemos 10 asesinatos violentos
a mujeres al día", describió Woldenberg.

La historia de Escobedo es una fotografía de lo que sucede en México,


donde muchos cuestionan las fallas del sistema judicial, que a veces
lleva a las víctimas de crímenes a buscar justicia por cuenta propia.
CONCLUSION

Escobedo fue una enfermera que tuvo que convertirse en activista e


investigadora. Encontró al asesino de su hija, pero las autoridades
lo dejaron libre. Las desafió, enfrentó a grupos criminales, marchó
desnuda solo cubierta con la foto de su hija para ser escuchada,
recorrió el país y nada la detuvo hasta el día en que la asesinaron.
Hasta hoy, el Estado mexicano no ha ofrecido a la familia de Escobedo
—que vive en el exilio— justicia, reparación de daños o disculpas.
Pero su caso ya está en manos de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) y tiene una última oportunidad.

El legado de Marisela nos acompaña hasta hoy. Ella representa la


lucha de las madres mexicanas, en un país donde cada día 10 mujeres
son asesinadas. Es una inspiración para miles de mujeres que han
levantado sus puños y su voz para manifestar su hartazgo. La
admiración que sentimos por ella es el resultado del documental Las
Tres Muertes de Marisela Escobedo-

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