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I

» don Teo

azul calfú

» • • Xuea-ló
Las Grutas PatagoniA
reJvrclarcias azules
poemitas pasajeros Je! Sur

Fotografía Je tapa Martín Bruneüa


Fotografía Je! autor en contratapa Javier TopaJJa

Kuea-ló
PalagoniA
ruca-lo@canaldig.com. ar
Del mismo autor:

“Entre Coirones y neneos"


Editorial Martín - MDP - 1998
(agotada)

“Gruterías”
Ruca-Ló - Las Grutas - 2003

ISBN: 978-987-05-4462-3
Queda hecho el depósito que marca
la Ley 11.723

Este libro se terminó de imprimir en


Imprenta Las Grutas en Julio de 2008.
Las Grutas, Río Negro, Argentina
Con mis recuerdos en ristre
y al -píe mismo dt mis apuros Viejos;
como guíen mira la vida buscándole un sentido.
t>esde el ángulo redondo de este tiempo
donde vale más TENER gueSER,
donde se embrutece confortablemente -frente a un televisor
y se adora al nuevo dios de la Internet;
desde aguí, desde Las ¿¡rutas, escribo, miro y espero...
ffiuízá sólo me visíten los silencios y con certeza, la muerte,
Pero morir es tan solo perder el cuerpo, Lo gue gueda después es
el Futuro...

Gratitudes:

Gracias Ana Yalour por tu tiempo y opinión al leer el


borrador.
Gracias Javier Agustín Topalda (de Foto Géminis S.A.O.)
por la fotografía de contratapa.
Gracias a los motivantes de este libro, los explícitos y
aquellos en los que pensé y pienso aunque no mencione.
Dedicatoria:
A todos mis afectos, a los que tuve y a los
que tengo; a los que me empeño en conservar
aunque ya no estén y a los que aún me
quedan y de éstos, muy especialmente a
Eneas, Micaela y Joaquín.-
PORTICO
Hay quienes aseveran que para algunos
emprendimientos “no hay que pedir ni permiso ni
perdón”; no quiero encuadrarme estrictamente en este
práctico principio de caradurez, pero tampoco me
excluyo de él, al menos para este caso.
Publicar un libro no es en absoluto meritorio sino
más bien constituye un acto de audaz insensatez;
consiste simplemente en dejar la apoltronada
pasividad de los papeles cajoneados y exponerlos a la
intemperie de la crítica.
Este montoncito de versos, no tiene más virtud que
la de asomarse, como un coironcito más, a
homenajear sentimientos, en su mayoría patagónicos,
e invitar a mirarlos desde el ángulo siempre subjetivo
del afecto.
Es la consecuencia de bastante tiempo
acumulando palabras y sentires como pelusas en los
bolsillos; algunos me los sugirió el dolor, otros la
alegría, la emoción, la soledad, la nostalgia o la
bronca, pero a todos me los dictó la vida.
La expresión poética admite infinidad de axiomas e
invita en muchos casos a la disquisición; a veces es
un género peyorativamente condenado con
anticipación o ensalzado lisonjeramente sin razones
demasiado valederas. Otras veces es incomprendido
u obsoleto, vacuo o demencial. Creo que cada lector o
cada poeta tienen elaborada su propia definición. En
mi caso la poesía no está hecha para la fama sino
más bien para el desahogo.
Es una forma huidiza de expresión y como tal
resulta particularmente sensible y vulnerable en su
estructura. Se me ocurre como un sendero que une
necesariamente las vivencias reales o imaginarias del
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poeta con lo empíricamente cultural, pero dentro de
un inevitable marco estético.
Reconozco que la poesía no es un género fácil de
leer, suele resultar pesada, inaccesible o árida; que
no lo sea es responsabilidad del poeta.
Caminar los senderos de la poesía implica el
desafío de derribar mitos y preconceptos y llegado el
momento parturil de la edición resulta casi
imprescindible acudir a una reserva adicional de
coraje o de irresponsable temeridad.
Hay en cada ser humano un poeta en ciernes,
desde el momento que según su estado de ánimo
selecciona palabras para comunicarse imprimiéndoles
inspiración, entonación, emotividad y ritmo.
Hablar con galanura es estético, pero pensar con
galanura y luego transmitirlo armoniosamente, eso,
para mí, es poesía.
La llaneza y severidad de las formas clásicas,
seguramente encorsetan las palabras, pero creo que
ayudan al ritmo del texto.
Creo yo, que la poesía es la sutileza misma en el
manejo del idioma; es resumir sentimientos,
impresiones, anhelos, ilusiones y musicalidades en la
minúscula geografía de un verso.
Es traducir sentimientos, reflexiones y sensaciones
de una persona (el poeta) en palabras tan adecuadas
que puedan instalarse en el sentimiento y provocar
reflexiones y sensaciones similares en otra persona
(el lector); si esta transferencia no se produce el
poema no es feliz.
La poesía es una especie de doncella escurridiza,
es un hada intangible que incluye, rodeando la
esencia de su argumento, el sutil manejo de las

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palabras, su significado, su dimensión silábica y su
sonoridad.
Dice el diccionario que poesía es: la expresión
artística de la belleza por medio de la palabra, sujeta
a ritmo, medida y cadencia.
En algún viejísimo apunte de fines del secundario
releo el concepto de mi arcaico y “galleguísimo’’
profesor de Literatura, don Francisco Jiménez, quien
solía decir que el poeta “es un diseñador de ilusiones,
un vendedor de ensueños, de imágenes habladas, un
interpretador de quimeras, un hechicero de la palabra
y un seductor del oído, un cazador de entelequias y
un domador de utopías”. ¡Vaya concepto, ¿no?!
Por otra parte otros, que mucho saben del asunto,
aseguran que la poesía es meramente la evolución de
aquella primitiva costumbre de nuestros ancestros
prehistóricos que repetían las fórmulas emotivas
(mágicas y rituales) rítmicamente con una muy
incipiente musicalidad durante las danzas tribales.
A partir de este concepto creo que la expresión
poética puede ignorar a la métrica y a la rima, pero no
puede obviar el ritmo; para mí, la poesía es una
especie de cadencia armoniosa e inaudible que se
percibe con el sentimiento y la emoción y que deja en
el poeta cierto sabor aterciopelado y debiera dejar en
el oído del lector cierta aterciopelada melodía...
La expresión poética pretende ser un llamado de
atención a la sensibilidad y debería provocar un
impacto emocional además de estético en quien la
lee; debería ser concreta y clara en su expresión y
además rítmica. Lograr ese objetivo no es fácil, el
riesgo de caer en la mediocridad es mucho.
Alguna vez me han preguntado el por qué del
formato tan tradicional de mis poemas; la razón me
parece simple, soy proclive a lo tradicional; con la
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innovación no nos tuteamos a primera vista; tal vez lo
hacemos luego cuando ya existe un mínimo
conocimiento, es decir cuando ya no es innovación.
Ocurre a veces que la música salpica con su agua
bendita la palabras de un poema y entonces ambas,
música y poesía se enredan entre sí e ingresan a otra
dimensión: la canción; es ahí cuando la letra recién
puede intentar ser popular.
Un poema a secas, adolece de soltería, es
introvertido, austero, recoleto, pareciera faltarle algo,
aunque esté completo; la canción en cambio es
extrovertida y mundana. El poema camina; la canción
vuela.
He tenido la suerte que esa buscada y escurridiza
bendición haya caído sobre algunas de mis estrofas,
por ello agradezco a los creadores de las melodías su
invalorable aporte. Gracias Hugo César Salinas;
gracias Natalio Mirensky, gracias Néstor Martínez;
gracias Enrique Oscar Prieto; porque me han
mostrado que:

Los versos valen apenas


si los repite la gente
sino son palabras huecas
que se olvidan, simplemente.

Rindo pleitesía a los grandes poetas universales,


pero me emociono con los populares y aún a riesgo
de que me incluyan en el tilingaje y la necedad, debo
confesar que disfruto con Celedonio Flores, Tejada
Gómez, José Larralde, Homero Manzi, Marcelo
Berbel, Discépolo, Lima Quintana, Yupanqui, Jaime
Dávalos, Rodríguez Castillos, Víctor Abel Giménez y
tantos otros.

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Desde mi subjetividad, con mucho respeto y temor
les presento este Azul Calfú, sólo un simple ramillete
de versitos de origen patagónico, pero sepan que:
Escondido en el pecho me queda
un poquito de mar y en su arena,
dos retazos de sol y la pena
' que persiste en un viejo poema...

dott leo
Ain tyiatai, jtítda 2008

9
OBSESION

Un punto cardinal: el Sur,


y después nada;
un sueño principal y la esperanza
subida a los caminos de la luz,
y después todo.
Y en este todo o nada de la vida:
el Sur, y siempre el Sur.

Eso soy yo: Sur y destino,


frío, viento y desafío
y siempre el Sur ¡qué desatino!

Tal vez la Patagonia es la culpable


de tanto disparate asureñado,
de tanta necedad empecinada
de tanto azul gastando las pupilas,
de tanto frío enamorando nieves,
de tanta nada cautivando todo.

Un punto cardinal: el Sur,


y después nada.

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SEREMOS LA PATAGONIA

Patagónica es la gloria de sabernos argentinos,


de conocer nuestra historia, de soñar nuestra destino;
de parecemos al viento y a los colores del cielo:
el azul celeste, el blanco y ese inmenso sol al medio.

De la Patagonia somos
lo mejor de sus silencios;
y de su olvido el recuerdo
permanente de su cielo.

Nos han contado una historia


que avergüenza los recuerdos,
en nombre y por culpa de ellos
¡amamos la Patagonia!

Poco sabemos de gloria


y casi nada de fama,
pero el futuro nos llama
al nombrar la Patagonia.

Somos de la Patagonia
su estilo llevamos puesto,
puro tesón, puro esfuerzo
pura razón y memoria.

Y cuando muera la euforia


de los turistas de siempre,
nosotros, seguramente,
¡seremos la Patagonia!

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CON EL SUR A CUESTAS

Vengo con el Sur al hombro


y algún orgullo en la frente;
traigo en el viento el asombro
de una tierra adolescente.

Yo soy de la Patagonia
donde el viento muerde y sigue;
donde la muerte y la vida
todos los días insisten.

Soy del Sur de la Argentina,


donde la Patria tirita,
donde el silencio se estira
sobre un colchón de jarillas.

Donde sentirse pionero


es cuestión de cada día,
y cada día el intento
de otra vez ganar la vida.

Soy del Sur, como el invierno,


que muere y mata de frío,
como el calor que en enero
al frío mata de olvido.

Vengo con el Sur a cuestas,


como si fuera una cruz,
y en el pecho la promesa
de proclamar este Sur.

Soy del Sur, y ese es mi orgullo


que casi no tiene gloria;
soy del Sur, como los yuyos
que cubren mi Patagonia.

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Contradictorias en sí mismas, todo lo separan y todo lo
unen, enormes e insensibles, simplemente

DISTANCIAS PATAGONICAS

Las distancias de siempre son de sur y silencios,


algún día comienzan y no terminan nunca,
aleteando sin alas las plumas del invierno
le convierten en nieve los retazos de lluvia.

Las distancias enormes, enripiadas de olvidos


desgarran en invierno su vestido de escarcha;
moribundas de ausencias se van por el camino
y el camino en silencio las aburre y las mata.

El silencio del sol se hace grito en los ríos


cuando hiere a la nieve con ardientes cuchillos
burlándose del blanco que la nieve ha perdido.

Tras un tiempo mojado de recuerdos que duelen


y un dolor afiebrado de batallas perdidas,
hay un tiempo grandioso de lagos y de nieve.

Loncoluán, setiembre/2005

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Allá por el 200112002, muchos creyeron que la Argentina
desaparecía víctima de su peor crisis. En esa época ser
argentino (al menos, como yo lo concebía) era una especie
de vicio, un capricho senil, una mezcla de nostálgica idiotez
y de empecinado “sudaquismo”. Muchos se fueron, otros
nos quedamos, yo entre ellos.

MI PATRIA

Argentina es el tiempo vital donde persisto;


es este suelo antiguo que sufro y que defiendo,
es el orgullo enorme de saberme argentino;
que lo fueran mis padres, que lo sean mis hijos.
Es la certeza terca de honrar el suelo nuestro,
de mi abuelo, mi padre, mis hijos y mis nietos;
reconocer fracasos y soñar con el éxito;
es más que una bandera y diez mil monumentos.
Mi patria es el arraigo que se muere de afectos,
es frescura en verano y es calor en invierno;
es el viejo sendero que hicieron mis abuelos
y será el camino viejo que caminen mis nietos.
Mi patria es más que mayo, más que julio y que abril,
es el lugar exacto de los que somos de aquí
es todo lo que tengo, incluyendo los sueños,
y los sueños no tienen dimensión ni remedio.
Mi patria es este intento de quererme a mí mismo;
mi patria es este orgullo de saberme argentino.

(Las Grutas, marzo/2002)


ORACION PATAGONICA

Tierra dolor, tierra ausencia,


dolor de piedra partida;
tierra sol, tierra esperanza,
azul de frío que espera;
tierra erosión ¡Patagonia!

¡Harta estás de que siempre te descubran!


¡Harta estás de que pocos te conozcan!
Tierra desterrada y desindiada,
ensuciada del petróleo que te roban,
vacío cementerio de tu raza.

Tierra enorme, Patagonia,


desangrada en ovejas que afiebradas de lana
sólo talan tus coirones
y se mueren de hastío y de frío.
Tierra de tu primera gente
la que ausente para siempre,
ni siquiera te reclama,
te añora simplemente
y simplemente te llora.

Tierra de todos y de nadie,


tierra de sueños y de lágrimas,
madre tehuelche de Malvinas,
abuela geológica del Sur,
inmensa soledad que sufre y que se agobia,
tierra nuestra, ¡madre Patagonia!
Vieja patria, casi sin banderas,
cansancio de ser tierra y ser espera,
¡Patria nueva, tierra vieja, Patagonia, tierra, tierra...!

Aguada Cecilio, agosto/2002

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EL SILENCIO EN EL SUR

En el Sur el silencio es azul como el cielo;


como el frío es intenso; como Dios es eterno.
Se parece a la tarde, cuando roza al desierto;
se parece a la noche, cuando se hunde en el cielo.

Es tan nuevo y tan viejo como el sol en enero,


tan inmenso y pequeño, que cabría en un beso.
Su color es enorme, como enorme es su luz,
el color del silencio, es azul en el Sur

Un aliento de estrellas, por las noches lo besa


y un temblor de jarillas, le abanica las siestas.

En el Sur el silencio, es ingenuo y es parco


es humilde y brillante, como el agua en los charcos.

Se parece a la muerte, por lo grande y solemne,


y a la vida arrogante, cuando ignora a la muerte.

El silencio es pariente, de las nubes y el cielo,


enojado es temible, si se aplaca es muy tierno.

Es hermano del grito, que muñó en las gargantas


y del canto sin voz, que se muere de ganas.
El silencio en el Sur, se parece al olvido
y a la nube viajera, que no tiene caminos.

La verdad no hace ruido, es paciente y certera,


en el Sur el silencio, le ha prestado sus flechas.

Y la suerte tehuelche, mortecina de tiempo


adormece su espera, en el Sur y en silencio.

En el Sur el silencio, es azul como el cielo;


como el mar es de bello; como el cielo es inmenso.

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JARILLAS Y SOLEDADES

Patagónicas costumbres
de asado mate y silencio
al Sur le pintan recuerdos
que a veces se vuelven versos.
******
La Patagonia del mar
alardea con la flor
hirsuta de un quilimbay
y el brillo de un caracol.

Y en el ambiguo camino
que caminan los recuerdos
anda mi tiempo perdido,
rumbo azul de los silencios.

Jarillas y soledades
desamparan los sosiegos
que el cielo pone en la tarde
sureña, de un matasebo.

El sur, mi sur de coirones,


de chañares y guanacos,
de alegrías y dolores,
de pulpitos y alpatacos.

Y en el norte del silencio,


justo al límite del tiempo
sale a pastar mi nostalgia
el pasto de los recuerdos.

Y en el centro del olvido


donde la vida no importa,
se mueren como al descuido
mil poemas y una rosa.

18
NOSOTROS LOS DEL SUR

Hay una Patagonia que imaginan ustedes,


y hay otra Patagonia, que vivimos nosotros;
ustedes la visitan, la leen, la critican,
nosotros la vivimos, sufrimos y morimos.

Ustedes y nosotros, ¡nos parecemos tanto!


y tanto parecido nos hace ser distintos
ustedes no nos ven, nosotros los miramos;
ustedes son el tiempo que nosotros perdimos.

Nosotros somos barro, ustedes son asfalto,


nosotros los paisanos, ustedes son los blancos,
ustedes son ultraje, nosotros: ultrajados;
ustedes son anónimos, nosotros: patagónicos.

Nosotros ignorados, ustedes ignorantes


ustedes quienes hablan, nosotros el silencio
nosotros entendemos, lo que ustedes no entienden,
nosotros somos Sur, ustedes son ustedes.

El poder es de ustedes, el Sur es de nosotros


de ustedes la desidia, de nosotros el viento
cuando a ustedes la vida los mate de Progreso
el mar y los paisajes seguirán siendo nuestros.

19
MI CANTO
¡La Patagonia, te llama
por ser del Sur y del frío
Río Negro te proclama,
canto hermano, canto mío!

Desde el Sur viene mi canto,


como la helada y el viento;
desde el Sur, como el acento
de mis queridos paisanos.

Tal vez no tenga modales,


tal vez no quiera tenerlos;
todo aquello que no sabe,
tampoco quiere saberlo.

Patagónico y sureño,
mi canto viene del frío,
es hijo de los silencios
y hermano de los olvidos.
Quizá lo engendró un mapuche
en un malón de venganzas,
o tal vez un inmigrante
una noche de esperanzas.
Por sureño y guitarrero
suele andar las madrugadas,
sacudiendo loncomeos
para nombrar a mi raza.
Con emociones de Patria
se le moja la garganta
y angustias de Patagonia
le crecen con las guitarras.

Empecinado de Sur
mí canto sigue llegando;
cuando oscurece es mi luz
y es mi sombra en el verano.
20
i

RIO NEGRO ES EL SUELO

' Río Negro es el suelo que me vio amanecer,


es la tierra que siento, que me duele y que quiero,
Río Negro es setiembre, cuando llegan las flores
y es calor cuando enero me broncea la piel.

Es un paisaje inmenso que se parece a todos


y a nada se parece, por único y enorme;
es un grito que muere, que nace y se repite,
sin saber que a los gritos los destruye el silencio.

Río Negro es el suelo antiguo de mis padres,


de mi juventud vieja, de mis hijos y nietos;
Río Negro es la sangre y es la planta y el aire,
el dolor y el aroma del sur hecho canción.

Aquí los indios nuestros guardaron en kultrunes


las penas de otro tiempo y el orgullo de siempre;
después en las pifilcas crecieron loncomeos
que hoy mojan las guitarras y dicen ¡Río Negro!

La sangre de cien lagos le corre por el cuerpo


y en las chacras su nombre justifica el esfuerzo.
Río Negro es frescura con forma de manzana,
es riqueza en su valle y en su Puerto esperanza.

Florece en el invierno con pétalos de nieve,


vestido de misterio se vuelve Somuncura
y en el salado asombro de su azul en Las Grutas
al Fuerte lo convence de templarios y duendes.

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PROVINCIA CONTINENTE

La esperanza se hace río


cuando taladra el desierto,
y en un callejón de olvidos
crece arrogante el esfuerzo.

Con el Sur en el alma


y un destino cantor
un país de manzanas
me repica en la voz.

Río Negro es esta tierra


en la que crezco y sueño,
ella me inventa quimeras
yo le invento loncomeos.

La provincia continente
la llaman a mi provincia,
moja su espalda la nieve
su vientre el mar acaricia.

No hay fruta como la fruta


del Valle de Río Negro;
ni playa como Las Grutas
para los veranos nuestros.

La bocanada tehuelche
del viejo viento sudeste
peina el oleaje del golfo
con la constancia de siempre.

La provincia continente
la llaman a Río Negro,
desde el mar hasta los Andes,
de los lagos al desierto.

22
Río Negro es continente
de mar, meseta y manzana;
Río Negro es el presente
de un futuro que me llama.

(Lamarque, abril/1997)

MI PATAGONIA

Los lagos son los ojos azules de mi tierra,


los ñires son su pelo, los ríos sus arterias;
es un paisaje vivo que se dobla en laderas,
es un paisaje viejo arrugado de piedras.

Mi Patagonia antigua, mi nueva Patagonia,


sos la madre de todo y sos mi eterna novia.
Un recuerdo de cerros dejé en tu cordillera,
tu sal y el sol de ahora me crecen en mareas.
La “ríonegrez” que porto me viene de lejos. En las
primeras décadas del siglo pasado mi abuelo Luis fue peón
del Ing. Frey y puestero de la estancia El Cóndor. Mi madre
nació en Baríloche; allí conoció a mi padre; vivieron en
Ñirihuau, en Puerto Blestyen la vieja calle Ada M. Elflein.
Pasó medio siglo y vi transcurrir mi adolescencia en
General Roca; hoy después de mucho andar elegí para
vivir un pueblo llamado Las Grutas. Todo eso pasó y pasa
en Río Negro.

SINFONIA EN NEGRO Y RIO

Cuando busco en mi conciencia las razones


de la absurda sinrazón de mi destino
aparece por tu cauce, a borbotones
una ignota sinfonía en negro y río.

Cuando busco en mis razones el secreto


de intentar andar andando por el tiempo;
cuando busco la esperanza y no la encuentro,
me descubro hecho pretexto en Río Negro.

Territorio ancestral de mis afectos


intemperie de vacíos y desiertos,
ansiedad de ser futuro y de no serlo;
patagónica razón de seguir siendo.

Tus pedreros son silencios sin historia,


o quizá sean historias silenciadas,
que escondió para sí la Patagonia
por temor a que también fuesen violadas.

Son guanacos vencidos mis proyectos


que se matan al huir ingenuamente
por el último y fatal despeñadero
de un mentido presente que no tengo.

24
Como seca llamarada los coirones
iluminan tu paisaje y mi desierto,
y un antiguo retumbo de kultrunes
canta y llora conmigo un loncomeo.

Río Negro, motivante razón de seguir vivo;


río nuestro, río enorme, río mío;
acepté de mis flaquezas y mis fríos
esta pobre sinfonía en negro y río.
INVIERNO EN LA MESETA

Cuando muere de silencios el otoño


y en escarchas se desfleca su tristeza;
cuando el cielo de siempre, no es el mismo
y es más triste el balar de las ovejas.

Cuando falta la leña y sobra el frío,


cuando el hambre más que hambre es casi un grito,
es entonces cuando brota como el miedo
por debajo de las piedras: ¡el invierno!

Las raíces del hambre son profundas


cuando sólo las abona la miseria,
y aunque cuesta echar raíces en las piedras
el invierno echa raíz en Somuncura.

Un invierno; el más enorme de la tierra,


por maligno se ha quedado en la meseta;
por lo frío y desalmado no es indígena,
por lo blanco de su helada ha de ser huinca.

Y ahí se queda, todo el frío en Somuncura,


acostado largo a largo en la meseta,
como quedan en el rostro las arrugas
o en el cielo la mudez de las estrellas.

Es inmenso el invierno en Somuncura,


y en la gente la esperanza es muy pequeña;
entre pobres, la miseria es lo que abunda
y en el frío, sólo hay frío y más miseria.

¡Es enorme el invierno en Somuncura


es pequeña y es muy débil la esperanza
es tan débil como el sol que poco alumbra
o la leña, que es tan poca y nunca alcanza!

26
LA NOCHE EN LA MESETA

¡Cuantos siglos se amontonan en las piedras,


esperando que alguien venga y los descubra;
cuanto tiempo lleva el tiempo en la meseta,
cuanto magia está dormida en Somuncura!

Los pilquines escondidos en las piedras


se amodorran esperando que amanezca.
El rumiar de los guanacos se hace lento;
sólo sigue sin dormirse el viejo viento.

¡Qué pastosa soledad flota en el aire


cuando muere la leña en los fogones
cuando rozan con su barba los coirones
la piel negra y misteriosa de la noche!

Como un ancho bostezo de negrura


presumiendo de estrellas y silencios,
va creciendo por el aire en Somuncura
una noche tan enorme como el cielo.

Multiplica sus angustias la meseta


con mil miedos convertidos en leyendas.
La esperanza se parece a las estrellas
por amiga, por lejana y por ser vieja.

Multiplica Somuncura su dureza


en la vieja letanía de sus piedras
y la enorme belleza de sus noches
no le sirve a la pobreza de sus pobres.

Y en la noche más enorme y más oscura


cuando brillan por ausentes las estrellas
la carencia sigue estando en Somuncura
y es mapuche la pobreza en la meseta.

27
RIO NEGRO - PATAGONIA

Porque quiero parecerme a la esperanza


que madura hecha dulzor en tus manzanas
voy andando como el sol por tu desierto,
simplemente por quererte Río Negro.

Se parecen al vacío tus silencios


y a las flores, tu nieve en primavera;
se parece al cansancio tanta espera
y a promesas de sol, todo tu invierno.

Dueña eterna del Sur y su memoria,


por quererte sigo andando, Patagonia,
como andan en mi voz tus loncomeos
y esta vieja obsesión que es Río Negro.

Tu paisaje se agiganta de pedreros


y se achica la meseta en los silencios
cuando callan sus razones tus paisanos
en la antigua soledad del desamparo.

La voz vieja de tus piedras, te repite,


con el brillo asoleado de los siglos,
la promesa de venganza irrealizable
que alcanzaron a soñar tus pobres indios.

Río enorme, río mío, Río Negro


remóntame con tus aguas patagónicas
rumbo al tiempo más feliz de los recuerdos.

28
POR NOMBRARTE RIO NEGRO
Este viejo loncomeo
va de garganta en garganta
gritando que Río Negro
es mucho más que manzanas.
Alardes de Patagonia
van creciendo con el viento
¡y en mis oídos, la euforia:
al nombrarte: Río Negro!
Porque soy como el desierto
puro sol y puro viento,
llevo clavada en el pecho
la flecha de un loncomeo.

Vengo, como el viento sur,


empecinado de fríos;
traigo de un país azul
todo un golfo y todo un río.
Porque nací entre coirones
y fui creciendo en pedreros
el mar me dio sus razones,
y esta piel el Río Negro.
Tengo una esperanza larga
de un río vuelto manzanas
y otra esperanza de ovejas
ondulando en la meseta.
Un puerto azul aguardando
que lo bendigan los barcos
y un mundo de pescadores
tirando al golfo sus redes.
¡Siento un sabor de manzana
cuando entono un loncomeo
y emoción en la garganta
cuando digo: Río Negro!
Alguna vez, aquí en Las Grutas, tuve un amigo cubano que
residió un par de años; con él entre “mohitos”, vieyras y
corderos patagónicos intentamos esta guajira.

GUAJIRA DE RIO NEGRO

Una guajira me busca,


yo no sé porqué será,
pero si viene a Las Grutas,
aquí me habrá de encontrar.

Guajira, si vos supieras,


las cosas que sé de vos,
tal vez te hicieras marea
y yo me hiciera canción.

Guajira que a Río Negro


llegás con sueños de luz
te prestaré un loncomeo
para que te hable del Sur

Por andariega y cubana


te hiciste amiga del viento;
por ser mujer y muchacha
te quieren en Río Negro.

Guajira que el viento sur


te llenó de arena y sal
hay un golfo muy azul
que quiere oírte cantar.

Guajira llena de arena


tal vez te invite a pulpear
y a aprender de la marea
viejos secretos del mar.

30
Guajira, si vos cantaras
y si yo fuera canción,
serías, tal vez, la hermana
perdida que tuve yo...

Tal vez en algún silbido


te vayas por la meseta
a compartir el destino
estoico de las ovejas.

O te quedes junto al golfo


soñando un sueño de sal
para que un día en tus ojos
brillen estrellas de mar.
LOS ENEROS DE LAS GRUTAS

Son anchos los eneros en Las Grutas


y enormes los azules de sus tardes,
efímeras las flores de la espuma
que mueren en la arena imperturbable.

Arriba llora el sol su risa de oro


abajo anda el amor, como hace siempre,
haciéndole trampitas al decoro
hiriendo de ansiedad a los amantes.

Son anchos los eneros y en la playa


los restos del invierno se enrojecen
y mueren de dolor en las espaldas
de quienes creen que el sol les favorece.

Profundo es el verano aquí en Las Grutas


e inmensos los eneros que se extienden
respondiendo con sol a las preguntas
que el mar hizo una vez, allá en diciembre.

32
El marco imprescindible de mi pueblo es el Golfo San
Matías una inmensidad cálida y buena como el pan recién
•'horneado y azul como la simpleza de un día feliz. Las
Grutas es sólo el portal de tanta belleza.

SAN MATIAS
Viejo golfo San Matías,
patio azul de Río Negro
donde el verano le inventa
trampas de sol al invierno.
Donde el silencio camina,
caminos de siglos lentos
mientras las estrellas miran
el pasar de los eneros.

Algún retumbo mapuche


toca el cultrún de la luna
y cien mil labios azules
besan la playa desnuda.
Se aplasta el mar a lo lejos
con el peso del azul
y por debajo del viento
abre caminos el Sur.
Puesta de sol que se incendia
muy lejos sobre el desierto
y el canto de una calandria
le hace una pausa al silencio.

Olvidándose del viento


el mar se ha planchado y brilla;
y rumbo al sur los silencios
se disfrazan de jarillas.

El golfo muestra su azul


y el azul guarda misterios
que el tiempo escondió en el Sur
y ni el Sur logra saberlos.

33
Por razones de trabajo tuve que ausentarme por un año de
Las Grutas; mi desarraigo y su silencio me arrancaron
como espinas de nostalgia estas pequeñas estrofas.

EXTRAÑANDO

Los bostezos de piedra


que las grutas ensayan
a mi ausencia le gritan
bocanadas de playa.

Las Grutas es el tiempo


crecido en el afecto;
es el asombro fresco
del paisaje que quiero.

Es saberme presente
aún estando lejos;
e imaginarme siempre
caminando sus médanos.

Las Grutas, su paisaje,


las playas, el silencio,
el golfo, el mar, su oleaje,
su calma, mis recuerdos.

Azules las mareas


desvisten sus espumas;
un duende y un poema
mencionan a Las Grutas.

Y yo extrañando siempre
el mar, el sol, la arena;
los templarios, los duendes,
El Fuerte y sus leyendas.

Zapala, octubre/2005

34
Los pulperos: esa minúscula y marginada raza de hombres
y mujeres calcinados por el sol y la pobreza. Los
emblemáticos villeros de Las Grutas; mas de uno fue mi
amigo y mi vecino.

LAS PENAS DEL PULPERO

Nadie le canta al pulpero


la canción que le hace falta,
sólo el mar y el viejo cielo
le arriman una esperanza.
Viejo pulpero grutense,
conocedor de los vientos
amigo de la intemperie
y hermano de los inviernos.
Domador de acantilados;
baqueano de las restingas
con un balde y con un gancho
sale a ganarse la vida
Cuando amarguea en silencio
esperando la marea
suele tener un momento
para pensar en sus penas.
Es un bostezo celeste
el cielo que lo protege
y las estrellas que tiene
son pedacitos de suerte.
Tiene penas el pulpero
que no las quiere contar
el sol le ha curtido el cuero,
su vida la curtió el mar.
Nadie le canta al pulpero
porque no vale la pena;
ser pobre no tiene mérito
en este mundo de mierda.
El que le cante a sus penas
experto en penas se hará,
las penas, como la arena
nunca se pueden contar.
35
MARISCAL DEL GOLFO
Siempre que la marea llega a su máxima expresión
se regodea un rato disfrutando su condición de pleamar,
pareciera que se acomoda en el podio de la playa y de las
rocas. Luego de ese breve lapso, el éxito, como siempre,
se retira y la inevitable bajamar inicia su descenso; detrás
de ese descenso avanzan los pulperos.
Era mediados de marzo, esa época en que la Vía
Láctea en su esplendor parece una inmensa chijetada de
puntitos plateados.
Vista desde el sur se asemejaba a una enramada de
estrellas con intenciones de diluirse lentamente ante la
amenaza de la aurora.
El hombre se desperezó y antes que el Encargado
de la noche encendiera la luz de la mañana, tomó del fondo
del cielo seis estrellas al azar y ordenándolas por tamaño y
brillo las repartió en sus hombros: tres de cada lado;
sacudió la gorra oscura y colocó en su frente la Cruz del
Sur recién lustrada, estiró lo que le quedaba de chaqueta,
adoptó la posición de “firmes”, se cuadró y saludó solemne
a la formación de bandurrias que venía del Sur. Volvió junto
al fuego, se calzó las botas blancas, tomó un par de mates,
husmeó el aire, sacó pecho y se acarició la barba. La
cotidiana gesta de intentar sobrevivir había comenzado.
De un jume cercano descolgó sus armas: un gancho
“del seis” y un balde “de veinte”. Con los pies en ángulo
volvió a cuadrarse; levantó la diestra enarbolando el
gancho como si fuese un sable y a la voz de "/marcW" clavó
el talón izquierdo en la arena mojada y a paso redoblado
enfrentó la tenue luminosidad que avanzaba desde el Este.
Saliendo ya del bosquecillo de jumes, se detuvo;
miró adelante y con voz clara y estentórea dijo: “referencia:
al frente piedra grande; dos dedos a la izquierda: ¡pulpos!”,
y hacia allí avanzó, agregando imperioso: “¡los valientes
que me sigan, los asustaos que se queden!” y una
formación de duendes y delirios lo siguió sin dejar huellas.
Allá lejos, en frente, casi a mil metros, un ejército
interminable de olas y de espumas esperaba impaciente y
movedizo, era la retaguardia del enemigo.

36
Una vanguardia de pulpos y cangrejos se
atrincheraban mimetizándose en las restingas. Era la
' infantería ciertamente, y las restingas el terreno a
conquistar.
Nadie retrocedió, el choque fue sorpresivo y brutal; el
gancho impiadoso revolvía las entrañas de la roca; el balde
se fue llenando de prisioneros, algunos heridos, otros
simplemente golpeados, otros cadáveres, todos
escurridizos.
La batalla llegaba a su apogeo, el avance del
Mariscal y su tropa era arrollador; la vanguardia de pulpos
estaba siendo arrasada.
Seguramente y como siempre, la retaguardia de olas
y de espumas no tardaría en reaccionar y avanzaría
recuperando las posiciones en las restingas.
Cubriría todo, arrollaría todo, inundaría todo y
después de demostrar el recupero indiscutible de su
territorio, como siempre, retrocedería y otra vez dejaría en
su vanguardia otra ingenua y vulnerable infantería de
pulpos y cangrejos...
“Es de buen estratega aprovechar los ciclos
pendulares del Universo” dijo el Mariscal, como hablándole
a un lugarteniente inexistente y acariciándose la barba miró
satisfecho el tacho semi repleto de pulpitos.
Se acomodó lo que aún le quedaba de chaqueta,
juntó los talones marcialmente, sacó pecho, esgrimió su
gancho al aire saludando y con voz estentórea vociferó:
“buen trabajo, mis valientes; tienen uso de franco hasta la
próxima marea”.
Permaneció en posición de “firmes” esperando la
respuesta de la tropa. Un coro de duendes y delirios atronó
con silencios el mutismo del mediodía. Conforme el
Mariscal adoptó la posición de descanso y ordenó
desconcentrarse. Los jumes se llenaron de afónicos sigilos.

37
En el ritmo apresurado y superficial de nuestro tiempo,
solemos juzgar y condenar, simplemente por apariencias.
Nos olvidamos que la pobreza es una cosa y la miseria, es
otra. No necesariamente los pobres son siempre buenos, ni
los ricos siempre malos, ni nosotros somos jueces.

MI AMIGO EL PULPERO

Tengo un amigo pulpero


y una bronca solidaria
el lleva el orgullo puesto
ella de atrás lo acompaña.

Por un camino bordeado


de silencios y olivillos
sale mi amigo, su tacho,
su ilusión y su silbido.

Los comentarios lo siguen


reptando como culebras;
siempre molesta el que vive
por afuera del sistema.

Guarda secretos ocultos


y verdades escondidas;
una restinga con pulpos
y en otro pueblo otra vida.

Lo critican casi siempre


por su forma de vivir
por morocho y por humilde
le dicen ¡negro infeliz!

Yo sé que es un buen muchacho,


aunque otros digan que no
que es atorrante y borracho
sin vergüenza y qué sé yo.

38
No me importa el veredicto
de los jueces de café
ser pobre no es un delito
a mi manera de ver.

La sociedad y sus afanes


condena sin dar razones
y a muy pocos les convienen
las razones de los pobres.

Alegrías tiene el vino


que los ricos desconocen
y tristezas el destino
apaleado de los pobres

Tengo un amigo pulpero


y una bronca solidaria
el lleva el orgullo puesto
ella de atrás lo acompaña.

El vino moja el silencio


y un grito le pone al viento;
los pulpos son el pretexto
que tiene para ir viviendo.
VERDADES COLOR MILONGA

Verdades color milonga


lleva puestas mi guitarra
y una protesta callada
enredada en las bordonas.

Suelo templar mi vihuela


a la luz de los fogones
y compartir con los peones
el humo de la pobreza.

Poco importan las razones


de los que no tienen plata;
se mueren entre las latas
las verdades de los pobres.

Los peones son esa raza


que nació para aguantar,
son buenos si no reclaman
sino, son pobres nomás.
>
El que protesta no sirve
y el que sirve poco importa;
la ley es como una torta
come más el que reparte.

La equidad en este mundo


camina malos caminos,
no he visto pulperos ricos
ni ricos juntando pulpos.

Para algunos la equidad


es quedarse con lo de otros
y explicar con buenos modos
las leyes de la igualdad.

40
NAVIDAD EN LAS GRUTAS

Ocho y media de la noche


y el sol insiste en quedarse;
la marea está creciendo,
la playa empieza a dormirse.

Los niños pintan de risas


cada rincón de la tarde
y un burbujeo de luces
chisporrotea en los árboles.

Mojadas de mar se quedan


mil pisadas en la arena;
la gente vuelve a sus casas,
¡esta noche es Nochebuena!

El cielo está salpicado


de artificios y de luces;
son las doce y Navidad
crece en brindis por la noche

Por cada abuelo que ríe,


hay más de cuatro que callan;
si el mar es como la vida,
la muerte es como la playa.

Todo lo que vive muere


y lo que empieza se acaba;
la Navidad dura un día,
la vida no dura nada.

La Navidad de Las Grutas


es de viento y es de arena;
como -eápantando a las penas
risas de niños se escuchan.

41
Tal vez tenga yo, cierto pulperísmo internalizado, no me
arrepiento porque creo que para querer un lugar, hay que
conocerlo y para conocer a Las Grutas hay que al menos
tener idea de cómo es y como siente su más representativo
personaje: “el pulpero”.

PULPERISMO
El cielo de los pulperos tiene el color del silencio,
la lejanía de aquello que es enorme y es ajeno.

Al azul llevaba encima, como quien lleva un sombrero,


un balde, un gancho, una vincha y un silbido para el perro.
Como la arena mojada, la piel morena tenía;
y grabado en la mirada el cielo del San Matías.

Pulpeaba cuando podía, cuando no podía también;


quien ha sufrido en la vida puede y quiere sin poder.
Con la guitarra prestada de un amigo guitarrero,
solía puntear milongas que hablaban de los pulperos;
y de este modo cantaba, poniendo el alma en los versos:

“Pulpero, viejo pulpero, dueño del golfo y de nada;


que caminas la marea siempre al límite del agua,
donde terminan las piedras y comienza la esperanza. ”

“Pulpero amigo del viento, capitán de sus secretos;


marinero del olvido, pariente del no me acuerdo;
pulpero, viejo pulpero; desde diciembre a febrero,
de la playa sos la sal; del golfo sos compañero.”

El tiempo no tiene tiempo de esperar a los pulperos


la bajamar del silencio se lleva dentro del pecho.

Pulpos, sol, mar y silencio, destino que el golfo apura


como apura el sur y el viento, tu destino aquí en Las
Grutas.

42
COPLITAS DE LOS PULPEROS

Desde el mar viene la nube,


de la nube el aguacero,
de las restingas del golfo
suelen venir los pulperos.

La luna de los pulperos


parece el fondo de un balde,
es redonda como el tiempo
y pálida como el hambre.

La gente no tiene tiempo


de pensar en los pulperos
ni los pulperos son gente
que ande sufriendo por eso.

Suelen ser ricos los pulpos


y ser pobres los pulperos
Paradójico es el mundo,
todo es cuestión de dinero

¡Qué poquito es el dinero


y qué grande es el esfuerzo!
¡Tanto calor en enero,
tanto frío en el invierno!

Se necesita muy poco


si uno quiere ser pulpero,
tal vez un poco de hambre,
algún tacho y un bichero.

43
LAS GRUTAS, EL GOLFO, EL SUR Y ESAS COSAS

La luna es tan solo una vieja moneda


que mira y se queda mirando nomás
abajo las olas zurcen con espumas
retazos de agua que forman el mar.

La plata alumbrada del mar me desvela,


como si la riela marcara el camino
del barco perdido de mi juventud
que se hundió de olvidos muy lejos del Sur.

Palabras de agua conversan las olas,


gritos de silencio se asoman al mar,
duendes que no existen corren por la rocas
y en la playa larga se duerme la sal.

Las Grutas, el golfo, el Sur y esas cosas


que nombran al tiempo feliz que se fue.
Las Grutas, la vida, el mar y las olas
la espuma de ahora, la sal del ayer.

44
LA PRIMERA BAJADA

Una inmensa epidermis de arena,


se incomoda por tanta pisada;
bajo un techo de loros que suena,
huele a sol la Primera Bajada.

El sudor del verano la ensucia


y la luna le peina mareas;
apogeos de enero en Las Grutas
que se llenan de sal y promesas.

Un destino de golfo la plancha


y un hastío de gente la abusa;
mil amores inventa la playa,
mil encantos derrocha Las Grutas.

Los que saben de playa la buscan


y descienden por ella hasta el agua;
el verano es azul en Las Grutas
y es de sol la Primera Bajada.

45
AQUÍ

Abusando del sol y la belleza,


siluetas de mujer, pintan la tarde;
un coro de miradas las contempla
y mueren de ansiedad las ansiedades.

La playa esta repleta y el sol arde,


la gente se disfraza de feliz,
un tenue olor a mar flota en el aire;
la magia del verano ya está aquí.

Aquí es donde se mueren los inviernos,


torturados de sol sobre la playa,
aquí es donde conviven los misterios
del ruido y el silencio en madrugada.

Aquí es donde el amor inventa rosas


que a veces por amor, mueren de amor
aquí es donde la flor es más que aroma;
aquí es donde el aroma se hace sol...
Aquí,
aquí es donde la sangre se hace vida,
aquí es donde la vida se hace Sur...
Aquí.
Aquí donde la luz sonríe y grita,
aquí, frente a este mar, bajo este azul.
Aquí.

46
DE DICIEMBRE A MARZO

Desde diciembre hasta marzo Las Grutas apuesta al sol


y las parejas se forman bajo el sol y por amor.

Hay espumas de mareas que todo pintan de sal;


hay simpatías que llegan y hay amores que se van.

Diciembre desenfadado desnuda de agua la playa


y la piel de las muchachas se maquilla de verano.

Azul el mar en enero, azul el aire y el viento,


azul también el pareo de la muchacha que quiero.

Que poca vergüenza tiene la playa en marea baja,


dejar que todos la toquen y mostrarse tan mojada.

Los amores de febrero le tienen recelo a marzo;


¡cuando se acaba el verano todo se vuelve recuerdo!

Hay azules de mareas intencionados de sol,


y hay intenciones que crecen como mareas de amor.

Difícil decir que no a Las Grutas y a su playa


como decirle que no al amor de las muchachas.

47
NOVIEMBRE EN LAS GRUTAS

La marea gastada y enorme


ha dejado sin rastros la playa,
sólo queda la arena que esconde
los antiguos secretos del agua.

Salpicadas de brillos las piedras


le hacen guiños al sol de noviembre
y una ola cansada que llega
otro brillo a la playa le enciende.

Abrumado de mar el silencio


va pintando de azul sus mejillas
y el aliento mojado del golfo
lo perfuma con sal y jarillas.

Un silencio dorado se acuesta


sobre el ancho colchón de coirones
y los duendes que cuidan la siesta
le dibujan florcitas y soles.

El desierto es amigo del cielo


y le gusta jugar por las tardes
con la tenue pirueta, que en vuelo
le regala un gorrión en el aire.

48
EL LUGAR

El lugar es Las Grutas,


la playa del verano,
un rumbo azul que nombra
a la mujer que amo.

El lugar es Las Grutas,


el sitio: el corazón,
en todo se parecen
mi pueblo y el amor.

Mi canto es este canto;


el lugar es Las Grutas
y en el aire azulado
mi guitarra se escucha.
La playa, el mar, el sol
y esta canción de enero
se irán como mi voz
camino del invierno.

Las Grutas es la playa


del tiempo enamorado;
es un azul que entona
el himno del verano.

Hay un lugar que quiero


sin duda y sin preguntas,
es de mar y es de cielo
y su nombre es Las Grutas.

Hay un lugar de arenas


que no tiene reclamos,
sólo amores que trepan
por los acantilados.

Playa Serena, enero/2001

49
LA BELLEZA DEL SUR SE TE PARECE

La belleza del Sur se te parece


como el sur se parece a esta ilusión;
los dos somos el sol cuando amanece,
los dos nos parecemos al amor.

Crecida de silencio tu mirada


se trepa a mi mirada y viajan juntas,
camino de la estrella más deseada
del último verano allá en Las Grutas.

Volvimos desde el mar a la rutina,


subidos rutilantes a la espuma
que crece en el amor de cada día.

Y en el trabajo diario de andar juntos,


juntos andamos como quien camina
pisando los talones del futuro.

50
Hace muchos años, casi como una curiosidad, fui turista
en Las Grutas; después fui residente pero debí irme. Ese
alejamiento me demostró que yo era de aquí y la fuerza del
arraigo me hizo volver.

DULZURA DE AZUL Y PIQUILLIN


Anda un azul golfo adentro
y una alegría en mi pecho
Las Grutas me está nombrando,
oigo su voz en el viento.

El cielo es un canto antiguo


que el mar repite aburrido
y el mar es ese crujido
de las olas al quebrarse.

Yo no sé por que el silencio


se parece a este lugar,
si este lugar está lleno
de los ruidos que hace el mar.

La quemazón de los soles


a las piedras volvió arena
y el mar como una costumbre
hizo las playas con ella.

Las Grutas, cielo y silencio,


arena, playa y misterio,
veranos que guarda el tiempo
a hurtadillas del invierno.

Azul de cielo y de mar,


dulzura de piquillín;
después de tanto rodar,
¡descubro que soy de aquí!

Ruca-Ló, junio/2006

51
Una de las enseñanzas que diariamente me brinda Las
Grutas es la objetividad de observación de quien se aleja
del mundo, sin abandonarlo y se recluye en vivencias
absolutamente propias prescindiendo de casi toda la
contaminación
■■ gUe ¡nventó e¡ hombre y su famoso
progreso.

MIENTRAS
Mientras el mundo discurre
y el tiempo transcurre
pesado y letal;
mientras la vida se escurre
y el Progreso inventa
plástico y metal;
mientras eso ocurre,
a mí se me ocurre
vivir en Las Grutas
y mirar el mar.
Mientras la muerte persiste
llevándose en ristre
lo poco que queda,
cumpliendo su sino:
matar y matar;
mientras la fe miente
y el dolor le cree
su flaca verdad;
mientras;
yo sigo en Las Grutas
y contemplo el mar.
Mientras unos pocos ganan
lo que muchos pierden;
mientras muchos gritan
lo que nadie entiende
y pocos escuchan
mientras;
yo vivo en Las Grutas,
escucho el silencio
y contemplo el mar.
52
Una muchacha, un muchacho; la playa, el amor y el sol
de febrero, los nombres ¡qué importan! ¿O sí?

MARIANELA Y CARLOS ALBERTO

Sucede en Las Grutas, cuando es temporada,


que el amor olvida cosas del invierno
y le inventa amores a un día de playa
como a Marianela y a Carlos Alberto,

La playa, las olas y el sol de febrero,


las palabras breves y el deseo intenso;
los dos se recuestan y miran el cielo;
las gaviotas cruzan y el dice: ¡te quiero!

Los restos de noche murieron al sol,


y el sol que es un gordo vigía indiscreto
repone los besos que gastó el amor
entre Marianela y Carlos Alberto.

“Febrero es tan solo una sobra de enero”,


él dice y simula ser un pensador,
ella enamorada le regala un beso
y los dos retoman su juego de amor.

A nadie le importa que el amor los moje


ni que a las palabras se las lleve el viento;
a nadie le importa, porque nadie es nadie,
salvo Marianela y Carlos Alberto.

53
TRIQUIÑUELAS DEL SUR

Triquiñuelas del Sur en Las Grutas


al silencio le ponen mareas,
pedacitos de sol en las dunas
con el viento se vuelven arena.

El azul ha crecido y rezonga


su jadeo de mar a la siesta.
Arrugadas de viento las olas
en la arena caliente se acuestan.

Aluminio forjado es el golfo


por el duro martillo del viento,
las gaviotas parecen el calco
de trocitos de espuma en el cielo.

Un silencio repleto de estrellas


sobre el techo del cielo se acuesta
y en la playa el amor corre y juega
descubriendo otro cielo en pareja.

Triquiñuelas del Sur a Las Grutas


la proclaman la Reina del Sur;
relajado el verano disfruta
y corona a su reina de azul.

54
INVIERNO

Es un pueblo pequeño mi pueblo,


con un punto en el mapa le alcanza;
las estrellas le pintan el techo,
el oleaje le moja la playa.

Un festejo de luna en el cielo,


un asombro de plata en el mar;
en la noche del golfo, mi pueblo
tiene antojos de frío y de sal.

El invierno y el frío en Las Grutas


al recuerdo le inventan nostalgias:
el verano fue sólo la espuma
de un amor pasajero en la playa.

Obsecuente se apura la helada


desplegando su gélido aliento
y el cristal de su cuerpo derrama
sobre el golfo su frío en silencio.

Le han brotado palabras al viento


y al oleaje rebotes de luna;
el verano es tan solo un recuerdo;
ha llegado el invierno a Las Grutas.

55
HAY

Hay mil brillos de miradas que me ignoran


en la inquieta multitud de tantas olas;
hay asombros y pequeñas certidumbres
que me gritan que la vida es Dios que late.
Hay venganzas que se olvidan y se mueren
y vergüenzas que se mueren esperando;
hay olvidos de pasados no deseados
y verdades que me hablan del presente.
Hay un lujo hecho paisaje que me envuelve,
hay un largo silencio que me espera,
en la casa hecha de amor, piedra y madera
donde insisto en perdurar sin apurarme.

(Ruca-Ló, agosto/2006)

EL MAR Y EL SUR

El mar es ese misterio


que transcurre bajo el cielo;
que pinta de azul el tiempo
y al amor le inventa besos.
El sur es esa costumbre
que tenemos los de acá
de dejar que el tiempo pase
por esperar nada más.

56
¿Nosotros inventamos a los duendes, o los duendes nos
inventaron a nosotros?

CALFU

Visitante que llegas al Golfo


y te asombra este mar y este azul,
deberías saber que en Las Grutas
ronda un duende llamado Calfú.

Cuando veas el cielo nublado


y el azul no se muestre a tus ojos,
deberías saber que en el Golfo
ese día Calfú está enojado.

Las razones que tiene su enojo


son muy simples razones de duende,
él no quiere que ensucien el Golfo
ni le gusta la gente que miente.

Es Calfú nuestro duende mapuche


el que cuida el azul en Las Grutas,
el que sale a buscar por las noches
los secretos que guarda la luna.

Es Calfú el cuidador de este Golfo,


de su cielo, su mar y sus dunas;
y es azul el deseo en nosotros
de que no contaminen Las Grutas.

57
CALFU, EL DUENDE DE LAS GRUTAS

Alguna vez le preguntamos a la vieja Cushé porqué


el mar de Las Grutas era tan azul, en comparación a otros
mares; sacudiendo su modorra y por debajo de la maraña
de sus crenchas ahumadas nos contó que otros indios
viejos, mucho más viejos que ella, le habían referido en su
infancia una especie de leyenda, o de “contada” mitad
increíble y mitad incierta.
Según Cushé el asunto empezó con el mismísimo
Diluvio Universal (la pelea aquella entre Cai-Cai Filú y
Treng-Treng Filú); cuando el océano cubrió, todo lo que
ahora es tierra seca. Al retirarse las aguas, después de
muchos días y de muchas noches, cuando las costas se
delinearon nuevamente, todo estaba embarrado y sucio; el
mar, la tierra, el cielo, hasta las nubes parecían pastosas y
amarronadas. La antigua claridad se había muerto y la
querida y vieja luz del sol no alumbraba ya como en otros
tiempos.
La poca gente que pudo salvarse quedó en lo más
alto de lo que ahora es la Meseta, el resto murió toda; los
duendes como son tan livianitos sobrevivieron aferrados a
palitos de jarilla, chañar y piquillín pero estaban muy tristes
porque el sol, la luna,- la espuma y el agua clara parecían
haber desaparecido.
Como el tiempo empezó a transcurrir y el mar seguía
revuelto y el cielo sucio y amarronado, el más viejo de los
duendes Quiñe Calfú, patriarca de todos los Calfú convocó
a una multitud de duendes para buscar la manera de
recuperar la diafanidad perdida.
De toda la comarca del Golfo vinieron los Calfú y de
lugares mucho más lejanos los Tinguiricas, Traucos,
Huechales y otros duendes cuyos nombres no vienen al
caso.
La asamblea se realizó en la mayor de las playas,
frente mismo a los acantilados, seguramente es el sitio
donde hoy está Las Grutas; era verano. ¿Sabían ustedes
que el Diluvio fue en primavera?
Bueno, la cuestión es que en el presuroso y
desafinado idioma que tienen los duendes se discutieron

58
acaloradamente las distintas alternativas y finalmente se
convino en comisionar al más antiguo, sabio y honorable,
para que trepara hasta el cielo y recuperara, de una vez y
para siempre la diafanidad del azul.
Quiñe Calfú fue el elegido y, respetuoso del mandato
de sus familiares y amigos, emprendió la difícil empresa.
Anduvo días, que se hicieron semanas; primero por las
cenagosas dunas y luego por los cañadones de las sucias y
embarradas nubes.
Tanto caminó que se le deformaron sus debilitadas
piernitas, se le desgarraron y se le percudieron las ropas
con las espinas de los chañares y con la humedad barrosa
de las tormentas; pasó hambre, frío y desazones, pero al fin
logró su fin: llegó al cielo.
Dicen que el sol se alegró mucho al verlo
nuevamente y apenado por el aspecto de su ropa se la
remendó y pintó con sus rayos amarillos; bien le hubiese
gustado poder lavárselas pero el sol no tiene agua, sólo la
conoce de vista.
El esforzado y paciente Quiñe Calfú con sus
deformadas manitas comenzó a desgarrar las sucias
nubes; su viejo amigo Küref, el viento patagónico colaboró
con él colándose por cada desgarrón que Quiñe Calfú
hacía, y así los iba agrandando hasta formar verdaderos
túneles por los que se volvió a ver el cielo, la luna y las
estrellas.
El Sol que siempre tuvo una especial simpatía por los
duendes patagónicos, volvió a alumbrar la Tierra; Küref lo
acompañó soplando y entonces el suelo se secó; tanto se
secó que en muchos lugares se convirtió en un páramo.
Quiñe Calfú, después de despejar las antipáticas
nubes comenzó a arrancar pedacitos de cielo que fue
arrojando sin prisa pero sin pausa sobre el mar patagónico.
Como el cielo es muy grande, pudo arrojar muchísimo azul,
tanto que el color marrón barroso desapareció por completo
y las aguas desde entonces quedaron cristalinas y azules.
Cuando terminó su tarea estaba muy cansado,
grande había sido el esfuerzo, tanto cielo había arrojado al
mar que la cara y las manos le quedaron azules.
Con la complacencia de su amigo el Sol, Antu, como
él le decía, decidió quedarse en el cielo, para encargarse

59
personalmente de que el color de éste siempre fuese
intenso y uniforme. Sus familiares, los otros Calfú
orgullosos de Quine lo imitaron en todo y por eso tienen la
piel azul y la ropita harapienta, percudida y dorada. Ellos
son los que cuidan el azul en el mar mientras el viejo Quiñe
lo hace en el cielo.
Los Calfú para evitar ser vistos suelen mimetizarse
con tronquitos de jarilla, de chañar, de matasebo, de
piquillín o con pedruscos y algas de mar y muchas veces
con las juguetonas olas.
Son muy tímidos los Calfú, por eso es que pocas
personas los han visto, solo aquellas que son
particularmente buenas y predispuestas, ellas son las que
cuentan de sus correrías por la costa, jugando entre las
olivillos o pisoteando la espuma que olvidan las olas en la
playa.
Dicen también algunos fanáticos de Las Grutas, que
los Calfú son duendes exclusivos de estas playas y como
no los hay en otras en muchas de ellas aún tienen el agua
turbia y el cielo nublado.
Las leyendas, las supersticiones y las creencias
prescinden absolutamente de la racionalidad. Para existir,
les alcanza con la complicidad de la credulidad, el silencio y
un fogón en la oscuridad; si esos factores se conjugan
cerca del Fuerte, estamos en presencia de los

MISTERIOS DEL GOLFO

La noche es tan alta, tan negra y redonda


que el cielo con ella se muere de sombras;
un silencio antiguo se apoya en Las Grutas;
curiosas lo espían mil estrellas mudas;
los duendes del golfo le cuentan mentiras
mientras un poeta sonríe y suspira.
La noche desnuda los sueños del viento,
el mar disimula mojando el silencio;
la luna es tan sólo una vieja moneda
que paga con brillos el frío que queda.

Como un pasajero cansado del viaje


el mar altanero aplaca su oleaje;
la noche le pinta rumores al miedo
los duendes festejan la luz del lucero.

Misterios del golfo que nadie convoca,


los duendes de siempre los gritan y nombran,
un solo silencio les tapa la boca.

Azul es el miedo que ronda la noche,


miedoso es el hombre que cree en los duendes
y un ruido templario profundo y crujiente
retumba en las piedras antiguas del Fuerte.

Un temor silvestre redunda en la noche,


el miedo es del hombre, la noche es tehuelche.
No hay penas ni glorias, ni nuevas historias
apenas el frío silencio del Fuerte
que oculta en su seno, secretos del Temple.

61
¿ Qué el cerro El Fuerte fue una ínsula templaría hace mil
años, un enclave donde resguardaron el Santo Grial? ¿ Qué
hay duendes azules custodiando las aguas del Golfo? ¿Los
ruidos metálicos, los chillidos agudos, son reales?

DOS LEYENDAS

Misterios de otras edades


se amontonan en el cerro;
arenal, viento y silencio,
mar desierto y soledades.

Desde lo alto del Fuerte


las leyendas siembran dudas,
el miedo crece y se escucha
cuando se instala la noche.

Historias que nadie escribe


pero que todos comentan,
son simplemente leyendas
que por las noches reviven.

Afirman que desde el mar


cien caballeros templarios,
llegaron hace mil años,
como custodios del Grial.

Otros dicen oír voces


por las playas solitarias
y a la leyenda templaría
le agregan duendes azules.

Nadie cree y todos creen


lo que el silencio les cuenta,
el miedo sólo comenta
lo que la noche les miente.

62
Los silencios milenarios
en la noche se acomodan
y al coraje descolocan
entre duendes y templarios.

RONDA DE DUENDES

Con sus labios carnosos de agua,


lujuriosos de sal y de espuma,
llega el mar besuqueando la playa
que dormida lo espera en Las Grutas.

Con su voz destemplada los grillos


despedazan la noche incipiente.
Con su traje rotoso y sencillo
van saliendo de ronda los duendes.

Hay festejos de plata en las olas


que saladas inventan espumas
y curiosos los duendes se asoman
a la playa mayor de Las Grutas.

Mar adentro el azul es costumbre,


cielo arriba el azul es grandioso.
Las estrellas le prestan su lumbre
a los duendes azules del golfo.

Con las olas aplaude la luna


la chillona canción de los duendes,
hoy festeja Calfú y en Las Grutas
nuevos brillos de plata se encienden.

63
Hay ruidos en la noche, chillidos que acompañan, algún brillo,
una luz, un silencio miedoso y muchas, muchas dudas. Después
sólo más noche, más miedo, más leyenda y allá en el fondo El
Fuerte...

LOS MISTERIOS DEL FUERTE

Letanías antiguas se despeñan del Fuerte,


desde el mar les responden mil chillidos de duendes.
Cuando el miedo anda suelto no hay coraje que aguante,
los temores se mojan con los ruidos del agua
Y en la ínsula seca que quedó frente al mar;
aún se oculta el secreto de los dueños del Grial.
Las leyendas no tienen ni razones ni dudas;
nadie afirma ni niega su existencia en Las Grutas.
Las jarillas, los choiques, Melipal, la calandria
le refrescan al Fuerte la leyenda templaría.
No hay recuerdos certeros de la Orden del Temple,
sólo miedos que crecen en la noche del Fuerte.
Un silencio de cactus y una brisa insolente
le peguntan al cielo que pasó con El Temple.
Hay antiguos misterios de templarios y duendes
que aferrados al tiempo aún caminan el Fuerte.
En las noches sin luna, cuando el miedo se enciende
la leyenda deambula por el techo del Fuerte.
Una nave, una cruz, Parsifal y su gente
y en los mares del Sur, los enigmas del Temple.
Han pasado mil años y el misterio persiste
como el grito templario que aún retumba en el Fuerte.
Nadie atraca en el puerto de la ínsula seca,
sólo el barco del tiempo con su vieja leyenda.
Ya no quedan tehuelches, ni volvió Parsifal;
sólo el Fuerte conoce los misterios del Grial.

64
DUENDES DEL GOLFO

Cuando anda la noche


los senderos del Sur,
sobre el golfo los duendes
se maquillan de azul.

Son silencios antiguos,


pedacitos de luz
siempre limpian el Golfo
se los llama Calfú.

Son pequeños y esquivos


chiquilines del Sol,
son amigos del vino
y les gusta el amor.

En el mar juguetean
con la espuma y la sal
y aunque pocos los vean,
todos saben que están.

En su piel está el cielo


en su ropa está el sol;
las gaviotas de enero
les conocen la voz.

La cerveza les gusta


y les gusta el amor;
ellos son en Las Grutas
los que limpian el mar.

65
UN VACIO Y MIL SILENCIOS

Un vacío y mil silencios, rebotando por las piedras,


un retacito de olvido y la angustia de una pena;
un silbido, otro silencio y la ilusión que me queda
de perseguir por el tiempo alguna antigua quimera.

Eso es todo lo que tengo y lo que tengo me alcanza


para andar como la vida, siempre en pos de una
esperanza,
siempre arrimándole un verso a Las Grutas
y a sus playas
siempre pidiéndole al Sur que el azul nunca se vaya.

66
Hay versitos que ni siquiera llegan a ser poemas y sin
embargo, por esos imponderables de quienes los leen,
obtienen a veces consideraciones impensadas, es el caso
de “Las sonrisas del golfo” que ganó un concurso de poesía
allá por el 2004.

LAS SONRISAS DEL GOLFO

Las sonrisas del golfo son de espuma


y de luna los silencios de sus noches;
como granos de arena, los amores,
se separan y reencuentran en Las Grutas.

Las sonrisas del golfo son de espuma


y blanquean de sal a las miradas;
aunque nunca el amor muere de ganas
anda a veces como duende por las dunas.

Las sonrisas del sol son amarillas


y se acuestan a dormir sobre la arena,
sus excesos se hacen flor en las jarillas
y salpican de brillos a las piedras.

Distraídas las olas coquetean


con los brillos prestados de la luz,
el paisaje se humedece de mareas
y el amor es más amor aquí en el Sur.

67
milonga tiene el encanto, la magia y el misterio de las
s simples, humildes y auténticas. Siempre creí que si
Grutas tuviese alguna debería ser necesariamente
3ra.
MILONGUITA PULPERA

Una milonga anda suelta


correteando por la playa,
se comenta que es pulpera
y anda buscando guitarra.

Esa milonga me busca,


yo no se con que intención;
será, tal vez, que en Las Grutas
quiera encontrar un cantor.

Tal vez se haga pescadora


o siga siendo pulpera,
tal vez se llene de arena
o se la lleven las olas.
Milonga que por la playa
andás buscando un cantor:
¡ojala que sea yo
quien te suba a una guitarra!

Milonga que nadie canta,


por ser simple y ser pulpera,
milonga que por la arena
andás corriendo descalza.

Entibié tus pies desnudos


con el calor de mi canto,
¡vení y quédate en mi rancho,
no te asustes por el humo!

Milonga que a mi me gusta


pero que nadie te canta;
milonga que sos nostalgia
cuando nombrás a Las Grutas.
POSTAL I
Retazos de tarde viajan por las nubes,
trocitos de aire que vienen y van;
parecen silencios que al cielo se suben
mojados de brisa, pintados de sal;
asombros sin tiempo, poemas azules,
luces de jarillas, sueños amarillos,
bruñido de bronce luciendo en la piel,
todo eso es Las Grutas, que brilla en el brillo
del sol que golpea su tambor de miel.
POSTAL II
El mar se acolchona y tolera el exceso
del azul que duerme fingiendo ser cielo.
Allá hacia el oeste el monte se enciende
con la última lumbre del sol de diciembre;
los loros han vuelto y un chorlo playero
corre por la arena buscando sustento;
Las Grutas es eso y un poquito más,
tal vez un paisaje de silencio y sal.
POSTAL III
La barranca ha guardado pedacitos de noche
que las grutas bostezan con aliento de mar;
de los loros se escucha estridente el bochinche
y el silencio de un viejo que salió a caminar.
Con mentiras de plata y con brillos prestados
se maquillan las olas imitando el metal;
en el cielo el sol canta su canción de verano
y la playa la escucha con su oído de sal.

POSTAL IV
Brotaba el sol como un damasco ardiente
desde el fértil azul del Golfo nuestro
y asombrado de luz el día nuevo
inventaba la vida, como siempre.
69
MEDIATARDE DE AMOR

Media tarde de amor en Las Grutas


compartiendo el calor y la playa,
media tarde que asoma y disfruta
junto al mar entre sol, besos y agua.

La pasión cuando es joven se apura


y devora de besos las bocas
luego deja su apuro en las dunas
y convierte en amor lo que toca.

Media tarde, ilusión que se agota


con el paso febril de las horas,
media tarde que ríe y que llora
y que sangra de amor gota a gota.

TODO

Azul de mar y amor,


tibieza, ingenuidad,
paisaje sin apuros:
Las Grutas, vos y yo.

El mar se quedó quieto;


el sol se hizo su amigo;
una nube se aburre
y vos estás conmigo...

Un silencio y un beso,
tus ojos y el otoño,
que más pedirle al tiempo
que más, si eso ya es todo.

70
PEQUENECES

Florecidas de espuma las olas


se desarman llegando a la playa;
una risa que suena a muchacha
a las olas las besa y las roza.

Los dibujos de un niño en la arena, •


los ladridos de un perro a la espuma
son las simples razones que llenan
mis momentos de paz en Las Grutas.

Pedacitos de cielo en los charcos


se distraen mirando gaviotas
y le inventan cristales mojados
a la larga aridez de la costa.

Un vecino que pesca y que sueña


se ilusiona cambiando camada,
mientras tanto el amor en pareja
sale a andar por la arena mojada.

No me caben razones ni dudas


cuando digo que es lindo mi pueblo,
pequeñeces que tiene Las Grutas,
diminutas razones que tengo.

71
COSAS DE l_A TARDE

Lisonjas de sol convencen al aire


que el desierto es sólo una ausencia que late,
que los amarillos que andan por las flores
son luces molidas que encendió la tarde;
y que aquí en Las Grutas, la tarde amanece.

Vellones rojizos intentan las nubes,


y allá hacia el Oeste, el sol se despide;
Las Grutas se queda mirando hacia el Golfo
y el Golfo que intenta dormirse y no puede,
con la luz que sobra se pinta de rojo.

En la playa vieja, la espuma sonríe;


un pulpero silba, su perro lo sigue;
el tiempo se muere por querer quedarse
pero su destino lo arrastra a marcharse.
Rebotes de soles; cosas de la tarde.

72
OTOÑO EN LAS GRUTAS

Moribundo de soles, el desierto se duerme,


y con él las razones que tenía la tarde.
Los coirones se peinan con el viento sudeste,
que enfriado de Sur amenaza quedarse.

Las restingas rotosas, disimulan cangrejos,


y un pulpero silbando, descalabra el silencio.
La marea al bajar desampara los pulpos;-
un silbido y un hombre por la playa van juntos.

Bocanadas de noche se apoderan del aire,


y le inventan fulgores a la luna que sale;
pareciera que el mar se quedara pensando
en el viento que ahora lo dejó descansando.

Sobre el golfo dormido casi nada se mueve


apenitas las olas cuando agitan su vientre.
Sortilegios de luna sobre el mar se acomodan
y le rielan el lomo transpirado y brillante.

Anochece en Las Grutas y al silencio incipiente


lo destroza a mordiscos el ladrido de un perro.
Un pulpero regresa con su gancho y su balde
un silbido le cuelga, como el frío al invierno.

Hay pulperos ausentes en los ranchos vacíos


es que mayo los corre con rasguños de hambre,
es otoño en Las Grutas, y en otoño hace frío.

73
¿Por qué será que en el monte patagónico el color
preferido de las flores es el amarillo? Quizá sea un presagio
de tiempos dorados...

PRIMAVERA EN LAS GRUTAS

Llegó al fin la Primavera;


están de fiesta los médanos
que aburridos del invierno
con cada coirón festejan.

Pareciera que las flores


todas se ponen de acuerdo
y repiten los colores
preferidos del silencio.

Tienen luces amarillas


los chañares en sus copas
y humildades envidiosas
florecen en las jarillas.

El bicherío anda en yunta


por la estepa que dormida
busca y encuentra en Las Grutas
las razones de la vida

Pareciera que amarilla


es la obsesión del desierto
cuando pasado el invierno
las dunas brotan y brillan.

74
MOTIVOS DEL VERANO

Como blancas cosquillas que las olas dibujan,


mil espumas inventan el verano en Las Grutas.
Los azules se trepan desde el mar hasta el cielo
y en el cielo festejan con aplausos de viento.

El verano ha venido a quedarse en mi pueblo


y el rumor de las olas, ahora huele a muchacha;
los silencios murieron aplastados de invierno.
El verano ha llegado, hoy lo he visto en la playa.

El vellón de una nube se encapricha de blanco,


retrucándole al cielo, el azul que lo envuelve.
Dos toninas puntudas, entre sí van jugando
y mil loros destrozan el silencio en la tarde.

A la panza del golfo, que engordó de mareas,


la salpican de blanco pedacitos de espuma;
en el techo del cielo, el sol arde y se quema:
¡Son motivos que tiene el verano en Las Grutas!
EL INVIERNO EN MI PUEBLO

Al llegar el invierno nadie nombra a mi pueblo,


sólo el frío y el viento le caminan las calles;
humedades de golfo en su arena amanecen
y un vacío de voces le acumula silencios.

Cuando llega el invierno, hay un frío que crece


y en el hambre se mueren las promesas del sol.
Cuando es julio en Las Grutas, el vacío se agranda
y una ausencia de gente sale a andar por la playa.

Nadie nombra a mi pueblo cuando llega el invierno


sólo dicen su nombre los gorriones y el viento,
y en las tardes calladas, agrietadas de olvidos,
nadie nombra al verano, todos hablan del frío.

La nostalgia a los viejos se les mete en los huesos


con dolores de reuma y añoranzas de nietos
y en el largo silbido de un ignoto pulpero
sale a andar la esperanza de quien cree en enero.

Nadie nombra a mi pueblo cuando llega el invierno


ni siquiera la noche, ni las luces ausentes,
ni el silencio arenoso que en las dunas se duerme,
apenitas lo nombran, con temor, estos versos.

Ruca-Ló, julio/2005

76
TENGO CIERTO GRUTERISMO

Tengo cierto gruterismo que me abruma


y una serie de razones parecidas
a las sombras, a las luces y a la vida;
tengo un cielo, una playa, un mar, un golfo,'
un atisbo de mareas y mil dudas
que se mueren de inquietudes y preguntas,
que recuerdan, que se olvidan y se callan
cuando estiran sus asombros por mi playa.

Tengo un cierto gruterismo en la mirada


y un insomnio marinero aún pendiente,
tengo un pueblo, tengo un sol, tengo esperanza;
¡qué más quiero tener, si lo que tengo
es mi tiempo en Las Grutas, y me alcanza!

Tengo un poco de vida aún sin uso


y un usado montón de cosas viejas;
un presente irrespetuoso y respetado
que se alumbra con el sol que hay en Las Grutas.

77
LUNA GRUTENSE

Parece un kultrún que alumbra


cuando está llena y redonda
regando de luz antigua
el viejo mar de Las Grutas.

Ella inventó las mareas


que habitan el San Matías
y escribió sobre la arena
la primera poesía.

Es de manzana y de sal,
de esperanza y de alegría;
es de chacra y es de mar
mi luna rionegrina.

Suele a alumbrar la canción


que nunca pude escribirle;
y le inventa a mi ilusión
la ilusión de lo imposible.

Se despierta sobre el mar


y se duerme entre las dunas
es de manzana y de sal
la luna que hay en Las Grutas

Sobre el Golfo San Matías


mi luna va cabalgando;
por ser sureña es que brilla,
y por que brilla yo canto.

78
MILONGA QUE UN DIA LLEGASTE

Milonga que un día llegaste


como quien viene a pasear;
te sentaste frente al mar
y frente al mar te quedaste.

Distraído algún paisano


te cantó y dejó en la playa;
y yo que andaba paseando
te acomodé en mi guitarra.

Por nacer entre los peones


les copiaste sus simplezas
y el humo de los fogones
te convirtió en compañera.

Amiga sos del olvido


y hermana menor del cielo;
ojalá que mis recuerdos
no te contagien su frío.

Te enamoraste del golfo,


tal vez por querer ser luz,
o a lo mejor porque azul
es el color de tus ojos.

Tenés el andar distinto


como caballo pasuco
y muy arriba el orgullo
que tienen los argentinos.

Por grutense y por pulpera


te hiciste amiga del mar
color azul, gusto a sal
y un palpitar de mareas.

79
ELLA SE LLAMA MILONGA, ÉL SE LLAMA
LONCOMEO

Una milonga anda suelta,


no la pueden encontrar,
alguien la vio por la arena
jugueteando con el mar.

Esa milonga que buscan


y que se fue a veranear,
anda paseando en Las Grutas,
quién sabe porqué será...

A esa milonga que buscan


y que no pueden hallar,
parece que un loncomeo
se la llevó junto al mar.

Tal vez por andar en fourtrax


se enamoró de estas playas
y por quedarse en Las Grutas
hizo nido en mi guitarra.

Al loncomeo le gusta
el andar de la milonga;
a ella le gusta Las Grutas
y el rezongar de las olas.

Él es alto como el cielo


y enorme como la noche,
tiene la voz del desierto
y un viejo acento mapuche.

Ella es dulce y juguetona,


él es tristón y altanero,
ella es mujer y es milonga,
él por indio es loncomeo.

30
El loncomeo es sureño,
la milonga es de la pampa
y los dos viven el sueño
de compartir mi guitarra.

Él es nieto de guerreros,
ella es hija de las sombras,
él se llama Loncomeo,
ella se llama Milonga.

81

*
LONCOMILONGA
Los retumbos que esta noche
se suben a m¡ guitarra
algo tienen de mapuches,
y mucho tienen de pampa.

El loncomeo es mapuche,
la milonga es charlatana,
los dos quieren encontrarse
esta noche en mi guitarra.
La milonga es recanchera,
el loncomeo es tristón,
ella la vida se juega,
el se juega el corazón.

Él es de raza mapuche,
y ella de sangre morena.
Ella muere por el baile,
el vive para su pena.
Ella viene de las sombras
por ser pobre y ser milonga;
él viene de la derrota
que por ser indio le toca.

Ella es ritmo y añoranza


de un pasado de morenos,
él, un recuerdo de lanzas
quebradas en el desierto.

Ojalá que hagan pareja,


los dos son buenas personas
él no es indio de pelea,
ella es buenaza y perdona.

Hay un azul en el Golfo


que a los dos está esperando,
a ella por ser mujer,
a él por ser araucano.
TU AMOR, LA PLAYA Y MI GUITARRA

En Las Grutas, el amor,


viene y va como la vida;
te conocí en pleamar
y en bajamar fuiste mía.

Esgrimiendo las miradas, como si fueran espadas,


las cruzamos desde lejos; y tras tus pasos traviesos
fueron mis pasos deseosos; y un esbozo de piropo
se escabulló de mis labios,
para instalarse en tu orgullo
con pretensión de poema;
y tu mirada canela,
floreció de amor y de agua,
mientras yo con mi guitarra florecí de amor por vos,
y en el árbol del amor, los dos fuimos fruto y rama,
vos con tu dulce mirada; yo, con mi buena guitarra.

¡Ay! Tu mirada morena,


luminosa como el sol!;
¡Ay, morena, tus caderas!
¡Ay, mi pobre corazón!

Esgrimiendo las miradas,


las cruzamos desde lejos;
el amor, siempre travieso,
se encargó de los pretextos,
luego un reguero de besos
quedó tirado en la playa.

Vos te llevaste mi amor


y un principio de canción;
y yo escondí en mi guitarra
la mejor de tus miradas.

¡Ay! tu mirada morena; ¡ay! morena, mi guitarra...

83
UN MUCHACHO EN LA PLAYA

La tarde redonda y el azul intenso;


el paso apurado y el amor en ristre,
sus rastros se mueren quietos en la arena,
el mar lo contempla, casi sin moverse;
la marea es baja, la juventud plena;
el invierno es solo un opaco recuerdo,
el verano en cambio es todo presencia;
el muchacho trota, medita y transpira.

Aquella muchacha de ayer en la playa


le cambió la tarde y lo llenó de ausencias,
él ya no es el mismo, algo le hace falta
tal vez su sonrisa, quizá su mirada,
su grácil figura, su dulce presencia;
por eso es que trota y apura su paso
murmurando quedo: “nadie está tan solo
como quien es joven y anda sin pareja".

84
MUCHACHA DEL OLVIDO

El amor de madrugada
al sol le robó el misterio
de la noche trasnochada;
y el crujir de mil silencios
me oscureció la mirada,
al quedarme con tu ausencia
hecha vacío en mi cama.

No estabas, te habías ¡do,


igual que la madrugada,
igual que el canto apurado
del jilguero en mi ventana.

Muchacha de los olvidos,


dulce y cálida muchacha
que le pusiste a mi tiempo
una flor y una esperanza.

Muchacha que fuiste mía


cuando la vida brillaba
como el sol al mediodía,
como tu rostro en mi almohada.

Muchacha que tanto fuiste,


muchacha que ya sos nada
que con tu olvido escribiste
este recuerdo en mi alma...

Muchacha, simple muchacha,


que te llevaste el amor
lloroso de mi nostalgia;
aunque hoy no vea tu rostro
ni me envuelva tu mirada
en el charco de mis ojos
sigue brillando tu cara.

85
LOS AMORES NUNCA MUEREN

Hoy después de tanto tiempo, algún recuerdo


sale a andar junto a mi sombra como un sueño
y abrazado a aquel amor que ya no tengo;
me maltrata con sus celos y pretextos.

Más allá de muchos “quieros” y algún “puedo”,


divagando entre el “quien sabe” y el silencio,
como un viaje sin retorno del deseo,
se marcharon al olvido nuestros besos.

Los amores, nunca mueren, si son buenos


a lo sumo, despechados, se van lejos.
Cuando logran olvidarse de los celos
vuelven siempre al llamado de un “te quiero”.

86
ADONDE

Adonde andará el duende que no existe


robando los poemas que no tengo;
adonde fue el verano que te fuiste
y que por esperarte se hizo invierno.

Muchacha de los ojos asombrados,


mentira de un futuro prometido,
palabras de un poema que ha borrado
el tiempo, tu silencio y el olvido.

Adonde habrán quedado tus promesas,


aquellas que enredaste a mi esperanza
y que por escribirlas en la arena
no pude rescatarlas de la playa.

Adonde olvidé yo lo que he perdido:


mi viejo corazón y sus latidos,
los besos y el amor que nos tuvimos
y aquella ingenuidad muerta de frío.

Tal vez como los duendes de la tarde


que ocultan su existencia entre las dudas,
la vuelta de tu amor sea improbable
y nunca vuelva a verte por Las Grutas.

87
LOS BESOS QUE SE DAN DE MADRUGADA

Los besos que se dan de madrugada


son barcos en el mar de los excesos,
que zarpan desde el sur de las miradas
y amarran en los muelles del deseo.

Los besos que se dan de madrugada


son besos que se dan de cuerpo entero.
Le crecen al amor desde las ganas
y pierden el honor por un “te quiero”.

Son gestos desvestidos, que a esas horas,


desnudan los instintos más secretos
que puedan desnudar un par de bocas.

Los besos que se dan de madrugada


se incendian con el fuego del silencio;
se apagan con la luz de la mañana.

88
MUCHACHA DE LA PIEL DE PRIMAVERA

Soy el mejor recuerdo de tu olvido


y lo más recordado de tu cama;
de tu mejor verano yo fui el frío,
y vos fuiste en mi tarde, la mañana.

Muchacha de la piel de primavera,


abrigo del invierno que pasó,
matá con los silencios que te quedan
las sobras de este amor que fue mi amor.

La vida es lo perdido y lo ganado,


la muerte es lo perdido, solamente;
muchacha de los besos apurados

no apures con tus besos a mi suerte;


vos sos, aunque no quieras, mi pasado
y yo, seré tu olvido simplemente.

OLVIDO

Un incendio de olvidos consumió su recuerdo


y estos versos que escribo son antojos que tengo
al saberla lejana, como el tiempo perdido
de la larga añoranza de su voz en mi oído;
de su rostro en mi almohada de su risa y mi frío
y este largo silencio tan ajeno y tan mío.
Me regaló algún “!hola¡”, dos “te quiero" y un beso;
yo a cambio le di el tiempo febril de mi locura;
después vino el olvido de su recuerdo inmenso,
un mar de esperas tristes y un cielo de amarguras.

89
El amor es el mejor pretexto que tiene la vida.

PASO A PASO Y BESO A BESO

Regálame el silencio de tu pelo,


protégeme del mal con tu mirada,
invéntale corajes a mis miedos,
asómate a mi tarde en tu mañana.

Olvídate del no y de lo prohibido


camina por el filo del deseo,
en un vaso de amor, bébete el vino
y mata a mi rubor de un solo beso.

El tiempo de los dos ha comenzado,


no hay quien sea capaz de detenerlo;
las sobras que nos quedan del pasado

se morirán de frío en el invierno,


e ¡remos por la vida como aliados,
del brazo, paso a paso y beso a beso.

90
El amor pasa, pero queda su rastro en la piel, en la
mirada, en las ausencias; la mayoría de las veces cuando
el amor no cala demasiado hondo, simplemente se derrite
como la nieve en primavera y deja de ser amor. Quedan
entonces resabios de egoísmos que intentan venganzas
que se disfrazan de indiferencia. Es el disgusto por lo
perdido y por la incomodidad de la verdad. Es el despecho.

FRIO

No intentes aburrirte, está prohibido.


Hoy deberás fingir lo que no sientes;
la noche, sólo es noche y aunque intentes,
el amor que mataste, sigue vivo.

No te critico nada, todo es tuyo:


la absurda decisión y la venganza
de matar mi recuerdo con tu orgullo
y a tu orgullo matarlo en una cama.

El frío del olvido está caliente,


la hornalla está encendida y tu mirada
insiste en parecer indiferente

¡total lo que perdimos ya no es nada,


apenas si fue un tiempo decadente
que se murió de frío una mañana!

91
LO MALO DE LO BUENO

Lo malo de lo bueno es la distancia


que insiste en separar lo que no puede;
la muerte del amor es la nostalgia
que intenta seguir viva, cuando muere.

Lo bueno del amor cuando se pierde,


es poder encontrar otro mejor;
al fuego del intento, casi siempre
lo aviva la ilusión de la ilusión.

Ayer fuimos distintos y distantes,


ayer fuiste mujer y yo fui hombre,
hoy solo sos mi amiga y yo soy nadie.

Ayer tal vez un beso fue un secreto,


hoy el secreto está en lo que no existe
y todo lo demás, sólo es pretexto.

92
Sánchez de Bustamante y Arenales vieja esquina de Alto
Palermo o de Palermo Chico, como le decíamos entonces.
Allí habitó la ingenuidad de un amor adolescente hace
muchos otoños; hoy es sólo una esquina llena de
recuerdos, que también contiene el mío.

A VECES LAS ESQUINAS

A veces las esquinas se llenan de recuerdos


y en cada uno de ellos nos duele alguna ausencia.
A veces las esquinas son almanaques viejos
testigos de otro tiempo y de viejas vivencias.
A veces las esquinas se parecen al viento
y en su doblar eterno envuelven los recuerdos.
Aquí, sin ir más lejos, en esta misma calle
hallé una antigua tarde el amor suspendido
de un otoño ya viejo que supo hacerse joven
al conjuro asombrado de solo tres palabras
que dijimos a dúo: “Amor, te quiero”.
A veces las esquinas en su doblar ingenuo
ignoran que nos llevan a un mundo de misterios
como misterio fueron tus ojos y mi asombro,
tu amor, mi amor, la luna; y las esquinas.

93
EL AMOR SEGÚN MI CONCEPTO

No es la felicidad, ni la gloria, ni el honor,


se llama amor y es bueno; se llama amor y es malo.
Es más que la amistad, la atracción y el cariño;
es más, pero es lo mismo.
Es estima, respeto, fervor, fanatismo,
es lo mismo y distinto;
es cortejo, ternura, piedad y adoración,
es apenas amor;
pasión, simpatía, afición, suavidad,
mentira y verdad.
No es lo peor ni lo mejor, simplemente es amor
Se parece a Dios por lo grandioso,
al demonio por lo mezquino; al aire por lo imprescindible,
al agua por lo escurridizo.
No es la vida, ni es la muerte,
el amor, apenas si es amor,
es como la vida: impredecible
y como la muerte: inescrutable;
como las sombras es oscuro
y alumbrador como las luces.
El amor es sólo amor, ¡es bálsamo y dolor!
Es sueño y desvelo, devoción, sentimiento, éxtasis y
afecto,
petulante y perfecto.
Es aprecio, arrebato, estima y apego,
es sexo, flirteo, coraje, idolatría y miedo,
coqueteo, deleite, castigo y flechazo.
El amor es nieve, barro, hielo, fuego y limo
donde clava sus raíces el árbol de la vida
y de la putrefacta sordidez del fango
extrae gloriosa la savia de la flor más pura.
94
El amor es controversia, es pacto, es compromiso,
es traición y lealtad, es libertad, prisión, ardor y odio;
el amor es tanto, que quizá no es nada,
es arrojo y cobardía, es sabio, es ignorante,
es agrio y es amargo, salado, suave, dulce y triste,
es corto, alegre, tonto, impetuoso, torpe y débil.
El amor es pecado, es vicio y virtud,
es perdón, asombro y simpleza,
derrotarlo no es fácil, derrocharlo es mejor,
los mejores pecados son pecados de amor.
Suele ser bienvenida, permanencia, despedida y final,
se contagia y vacuna, se marchita y se va;
la mitad es de guerra, la mitad es de paz,
es vendaval y es calma, es desierto y es selva,
es cauce, nube, cielo, río, desierto y arenal,
es espina y es flor,
simplemente es amor...

95
Las vacaciones, la playa, el verano y la despreocupación,
son muchas veces el origen del amor en pareja. Suele
ocurrir en Las Grutas.

SABANA Y ALMOHADA

Estaba tibio el recuerdo


de la tarde y de la playa;
estaban tibias tus manos
y calientes las palabras.

La noche creció apurada


como un bostezo del cielo
y la noche de tu pelo
durmió esa noche en mi almohada.

La tarde se volvió noche


y la noche madrugada,
el amor se hizo derroche
cuando llegó la mañana.

Y caímos abatidos
por un vendaval de besos
que fue creciendo en excesos
hasta quedarnos dormidos.

El lecho se hizo un fogón


y ardió como arde un papel
cuando tu piel y mi piel
descubrieron la pasión.

Se nos cansaron las manos


de tanto reconocernos
y nos dolieron los labios
por abusar de los besos.

94
Fuimos un solo latido
aunque con dos corazones;
y sin dar explicaciones
empecé a ser tu marido.

La noche murió en el alba


pero el amor se quedó
y desde entonces los dos
somos sábana y almohada.

97
EL AMOR QUE YO ESPERO

El amor que yo espero


llegará este verano
con la euforia de enero
o el cansancio de marzo.

Traerá de los sabios,


la experiencia y el tiempo
y aflorando en sus labios
la teoría del beso.

Traerá entre las manos


las mejores caricias
y en su boca el regalo
de una tibia sonrisa.

El amor que pretendo,


llegará en temporada;
con el frío en el cuerpo
y un ardor en el alma.

Tendrá la voz azul


como el golfo en la tarde,
y un antojo de Sur
borboteando en su sangre.

El amor que yo espero


llegará en temporada
con tu cara en la cara,
y en su pelo tu pelo.

Tal vez llegue muy lento,


o quizá presuroso;
por creerse pequeño
o más grande que el golfo.

98
El amor que yo espero
llegará lentamente;
quizá sea en enero
o quien sabe, en diciembre.

El amor que pretendo


tal vez llegue de noche,
con mis viejos pretextos
y tus mismos reproches.

99
EL AMOR Y EL SILENCIO

Montado en los recuerdos de los viejos momentos


mil ausencias de besos me lastiman el pecho.

El amor hoy me suena, como suena el silencio


sin retumbos de penas ni mentidos lamentos.

El amor que me diste, fue un amor sin reclamos,


y mi amor fue el pretexto para seguir andando.

Hablar de amor a veces, se parece al silencio


y el silencio golpea como el frío y el miedo.

Hablar de amor a veces, carece de sentido,


cuando el silencio crece para volverse olvido.

Ayer fuimos felices, hoy no lo somos tanto,


ayer era la risa; hoy es el desencanto.

Ayer fuimos nosotros, hoy somos tan distintos,


el amor de aquel tiempo se suicidó de olvidos.

Fuimos dos soledades mojadas de deseo


y un intento frustrado de luchar contra el tiempo.

Fuimos sólo la síntesis de un silencio estridente


y el silencio es la música que prefiere la muerte.

100
Como una pequeña oración al amor en pareja, alguna vez
le dediqué estos versos a la compañera de mi vida. Sólo
necesité mirarla. Fue en Las Grutas, después de haber
vivido mucho y sufrido mucho.

CUANDO

Cuando el tiempo andando gaste tus encantos,


y tus primaveras se mueran sin flores;'
cuando los instintos no tengan intentos,
cuando ya no sueñes con nuevos amores,
yo soñaré entonces: que no me conoces
y sin que me lo pidas te diré: ¡te quiero!

Tomado a tu mano buscaré en tu pelo


el brillo inconcluso del tiempo perdido;
mis besos cansados besarán tus besos
y cuando nadie oiga, te diré: ¡te quiero!

Cuando los veranos se vuelvan inviernos,


cuando los recuerdos se mueran de frío;
cuando el tiempo nuevo ya no sea nuestro,
vos serás mi sol y yo seré tu abrigo
y pondré a tu alcance, tal vez, unos besos,
mi vieja mirada y este sentimiento.

Muchacha que el tiempo regaló a mi vida,


mujer que la vida tornó imprescindible;
conclusión perfecta de todos mis días,
cálida sonrisa de mis tardes tristes;
mi ausencia, algún día, dirá que te quise.

101
He comenzado a hacerme viejo descaradamente, y ello
me ocurre frente al mar de Las Grutas. Hacerse viejo no
tiene nada de malo pero a veces el exceso de frustraciones
y la falta de expectativas le agrega una cuota de tristeza
inevitable. A veces me resulta difícil ser optimista.

JUNTO AL MAR DE LAS GRUTAS

Un damasco de luz incandescente


es la luna brillando sobre el mar.
El silencio del viento que se duerme
me recuerda un amor que ya no está.

Por contarle lunares a la noche


mi desvelo se vuelve madrugada;
los rumores del mar son los reproches
que la vida le formula a mis nostalgias.

Agujeros de luz son las estrellas


que iluminan a ratos mis momentos;
desde el fondo del mar viene y conversa
con mi pobre presente, algún recuerdo.

Junto al mar de Las Grutas me hice viejo,


frente al viento del Sur, me volví triste;
una tarde cualquiera, me iré lejos
rumbo al tiempo feliz que ya no existe.

El silencio me ocurre muchas veces


observando hacia el Sur de mi pasado,
cuando pasa mirándome la muerte
con los ojos del dueño a su ganado.
SENECTUD
Últimamente, la vejez me asedia y hay momentos en
que me intrica y embrolla, seguramente porque soy viejo;
de ninguna manera esto es fundamentalismo senil; creo en
la juventud talentosa y creativa, pero no en cualquier
juventud...
Ocurre que cuando usamos la vida por más de medio
siglo empezamos lentamente a advertir el desordenado
bombardeo de miles de ratos, momentos y días hasta
convertirnos final y penosamente en unos vetustos sacos
de piel vieja y ajada rellenos con huesos, músculos
fláccidos y tiempo, mucho tiempo.
La vejez es uno de esos atributos que se empecina
en ser nuestro y que nosotros rechazamos también
empecinadamente. Tal vez sea la reafirmación del tiempo o
la reafirmación de la estupidez humana tratando de
negarlo; o tal vez sea la toma de conciencia definitiva de
que somos meros transeúntes de una eternidad imposible o
que el olvido que es nuestra esencia nos reclama y nos
absorbe.
Cuesta asumir la realidad del paso del tiempo, pero
el tiempo es tan sabio que empieza a emitir señales,
primero de adultez, después desacomodos personales
típicos de la post-madurez, es así como vienen los
anteojos, las primeras canas (que solemos negar
obstinadamente con la complicidad de la tintura), los gestos
del-rostro que empiezan ,a plegarse y los malditos pliegues
se entusiasman y se quedan convertidos en arrugas. El
pelo no solo se llena de canas, sino también de escasez; a
las canas las teñimos ¿y a la escasez?
Nosotros que nunca tuvimos una sola peca, un día
se nos aparecen en las manos, las miramos azorados y les
ponemos cremas, y le ponemos crema a la celulitis, pero
nos duele la espalda. Vamos al médico (que equivale a
aceptar la realidad) y empezamos el cambio de vida, como
si la vida fuera recambiable, renegamos de los viejos
hábitos y nos enamoramos forzadamente de otros nuevos,
aprendemos palabras inútiles en otros idiomas para
denominar terapias y métodos y sistemas y filosofías. Nos
agotamos, adelgazamos, nos ponemos mas arrugados y
más mentirosos; nadie nos cree que somos lo que decimos
y terminamos envolviendo nuestra experiencia de vida en
un trapo, al que tiramos, “¡porque, viejos son los trapos!”.
En definitiva, nos gastamos el poco tiempo que nos
queda para demostrar que el tiempo no existe y entonces el
muy güacho nos abraza con su reuma y nos palmea con su
artrosis.

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104
VIEJOS SON LOS TRAPOS

“El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. ”


(J.L.B.)

Soy sólo un vacío relleno de tiempo


mi pelo está ralo, mi mirada incierta,
mi pasado es solo un montón de recuerdos
que pierden la guerra por la permanencia
en la intolerancia de un presente ajeno.

Mis manos, las mismas, parecen ser otras;


los años que pasan me acusan de viejo.
Soy viejo y el tiempo marchitó mis rosas,
carezco de excusas, no tengo pretextos,
soy viejo, y no “sólo los trapos son viejos”.

Hoy todo parece volverse recuerdo,


ya nada me queda, muy poco pretendo:
respirar la brisa, jugar con mi perro,
mirar la marea, quedarme en silencio.
¿Qué otra cosa puede precisar un viejo?
sólo un poco de aire, tal vez un asiento,
un vaso de vino y ojala un afecto.

105

*
No existen anticorrosivos para el paso de los años, ni
siquiera los cantores eluden su efecto. Mi homenaje para
los que retirándose a tiempo le quitan al ridículo una
víctima.

LA VEJEZ DEL CANTOR

Tiene más lentos los pasos


y más largos los recuerdos,
los acordes del silencio
envejecieron su canto.

En el reuma de las manos


le van creciendo temblores,
y un ramillete sin flores
son su guitarra y su canto.

Moja el vino su garganta


y él, desarruga el intento
de querer ganarle al tiempo,
a puro canto y guitarra.
t

La fama, esa cosa extraña,


que a veces pasa y nos roza;
a él le dejó entre otras cosas
un nombre y una guitarra.

Pero todo sigue y pasa


porque la vida es pasar;
la fama es una muchacha
que mira, besa y se va.

Los años con su crueldad


le arrebataron la voz.
Hace mucho fue cantor,
¡hoy es un viejo, nomás!

106
Canciones tuvo el cantor
y silencios el olvido;
amigos habrá tenido
y tal vez más de un amor.

El tiempo lo volvió viejo


y la vejez no perdona,
su antigua voz ya no entona
ni siquiera los silencios.

La vejez es la milonga
que no precisa guitarra,
llega sin luz a la farra,
y se va sin luz ni sombra.

107

*
Cuando empecé a andar la vida, allá en mi remota
infancia, tuve caballo, recado, botas, espuelas, ilusiones y
esperanzas; hoy tengo sólo recuerdos; me voy acercando
al tiempo donde nada es necesario y anticipándome a él,
me autodedico estos versos.

CUANDO YA NO TENGA NADA

Cuando ya no tenga nada


tendré todo en un recuerdo,
y alguna vieja nostalgia
acercándome un consuelo.

Tendré el silencio guardado


y mi esperanza esperando,
una sonrisa en los labios
y en mis brazos, un abrazo.

Cuando ya no tenga nada


descolgaré del silencio
los recuerdos de mi infancia
y de mi padre un consejo.

Buscaré entre cosas viejas


mis botas acordeonadas,
mi cuchillo, mis espuelas,
y talvez una esperanza.

Armaré con mis afectos


un recado de memorias
y engrasaré con silencios
mi antiguo juego de sogas.

Del pastizal del pasado


traeré mi viejo moro,
lo ensillaré con cuidado
porque es delicao del lomo.
Una pelera araucana
le pondré para empezar;
los dos mandiles de lana
y una matra de telar.

Una carona de olvidos


y un par de bastos surero,
la encimera del cariño
y el pegual del sentimiento.

De grupa: las tres marías;


bien mullido el cojinillo,
y antes de la sobrecincha:
sobrepuesto de carpincho.

El lazo pondré a los tientos


por si el amor se me escapa
y colgada del bozal
una pavita de lata.

En un caballo carguero
enchigüaré lo que queda
mis sueños, mis sentimientos,
mi vieja bota vinera;
mis palabras, mis proyectos
una milonga, un poema,
dos falta envido y un quiero,
por si la muerte me lleva.

Cuando ya no tenga nada


y el tiempo se haya acabado
montaré con indolencia
y al tranco me iré despacio.

Me iré sin decir palabra,


como se van los olvidos.
Cuando ya no tenga nada,
me iré sin haberme ido...
109
Los difusos finales de la adultez se me mezclaron con los
difusos comienzos de la vejez; cuando éstos últimos se me
hicieron certezas, la vida me dio la mano que el tiempo
quería quitarme.

MONEDITAS DE TIEMPO
El tiempo es el material
con que están hechos los viejos,
treparse al tiempo es igual
que caerse tiempo adentro.

Vivir bien o vivir mal,


el tiempo pasa lo mismo
cada cual es cada cual
en la forma de vivirlo.

La vida la voy perdiendo


para ganarme la vida
las cicatrices que tengo
me recuerdan las heridas.
Con moneditas de tiempo
intento comprar afectos
qué se mueren en silencio
como mi tiempo y mi intento.
Por ganar lo que no puedo
pierdo lo poco que tengo:
el manojito de afectos
que gané con tanto esfuerzo.
La muerte mata y se muere,
todo con ella se pierde
porque nada es para siempre
ni siquiera los recuerdos.

Por querer ganarle al tiempo,


al tiempo lo fui perdiendo

y a medida que lo pierdo
la vida se me va yendo.
La primera aproximación a la Soledad de los Viejos la
tuve cuando mi madre habitaba aún su antigua y húmeda
casa de Quilmes. Ahí vi la amarga y pesimista cara de la
Soledad de los Viejos; después la encontré instalada en
los geriátricos.
Hoy con mi mujer, somos mutuamente uno la barrera del
otro impidiendo el paso de esta inevitable compañera de los
viejos.
SOLEDAD, LA DE LOS VIEJOS

Soledad de los ancianos,


la que no tiene atenuantes,
la que siempre está llegando,
la que mata de silencios,
la que muere silenciando.
Soledad de los ancianos,
la que de los hijos guarda
recuerdos que son olvidos;
la que se llena de fríos
cuando el invierno la arrasa;
soledad, la que no transa
con mentidas compañías;
soledad sin alegrías;
soledad la compañera
de los que nada acompañan;
soledad, simplemente soledad.
Soledad que en el pellejo
se mete por las arrugas,
se muere y mata de dudas
la certeza de los viejos.
Soledad de los ancianos
sin color, sin luz, ni brillo,
la del temblor en las manos
y pelusa en los bolsillos.
Soledad que nada espera
y espera que va matando;
angustia de hacerse viejo
certeza del desengaño.

lll
Soledad, la de los viejos
que solo esperan la nada,
soledad sin sol ni edad,
simplemente: soledad.

112
EL TIEMPO QUE ME QUEDA I

El tiempo que me queda lo gastaré, sin dudas,


besando a labios llenos la flor de tu ternura,
mordiendo los deseos ocultos de tu cuerpo,
sacando a luz la fe, que tuve en otro tiempo.
Al tiempo que me queda, lo marcarán tus besos,
florecerá en tu aroma, se enredará en tu pelo.
El tiempo que me queda será símbolo y signo
de esta suerte vital, que hoy comparto contigo.

En cada invierno nuevo habrá un tiempo distinto


que inventará veranos para olvidar el frío.
El tiempo será nuestro, la angustia será ajena,
las penas, pobrecitas, se morirán de pena.
El tiempo que nos queda, será de antología;
con el amor en ristre ¡remos por el mundo,
venciendo los molinos, matándonos de risa,
diciéndole a la muerte, que moriremos juntos.
La vieja luna llena será una nueva luna
cuando en el viejo cielo tu mirada me alumbre,
y en este mar de siempre, tu voz será la espuma
inquieta del oleaje bullente de mi sangre.
El tiempo que me queda, será el mejor vivido
y crecerá en tu tiempo, como una fiebre nueva,
ardiente como el sol, vibrante como el vino
que mata los inviernos y enciende primaveras.
Será un invento nuevo cada beso en tu boca
y un temblor de calandrias habitará tu voz,
cuando la noche niegue la sombra de las sombras
y en el Sur del silencio no besemos los dos.
El tiempo que nos queda es todo de esperanza,
será mejor que todos los tiempos que tuvimos;
será un canto a la vida, un himno al corazón,
nos tomará del brazo, nos llevará a los dos.
Los años que me quedan, son lo mejor que tengo;
de aquel tiempo pasado se vuelan las cenizas;
de este presente amargo, me guardaré los logros
para pagar con ellos un mundo de sonrisas.
La suerte que no tuve, me espera en una esquina
y el éxito inhallable me otorgará una cita,
las cosas que me faltan, ya no quiero tenerlas,
me sobra con tu amor y un par de primaveras.

EL TIEMPO QUE ME QUEDA II

El tiempo que me queda, lo invertiré viviendo,


porque él es la moneda que gasto y que no tengo.
La vida que aún me resta, no tiene mucho resto,
por eso es que valoro el valor de mi tiempo.

El tiempo que me queda, se me va de las manos,


pero sin que se de cuenta, lo mantendré aferrado.
El tiempo que me queda es todo de esperanzas,
el tiempo que se fue, se murió de nostalgias.

Burbujas de alegría tendrá el vino del éxito


y un brindis por la vida, le ofreceré a mi tiempo.
Mi nuevo tiempo nuevo será el mejor amigo
de todos los amigos que nunca hube tenido.

114
EL TIEMPO QUE ME QUEDA III

El tiempo que me queda es todo lo que tengo,


será mi mejor tiempo, como quiero que sea.
No hay ni hubo jamás, mejor tiempo que éste
que a partir de esta tarde caminaré de frente.

Le inventaré arreboles a las tardes nubladas,


y soleadas auroras a las noches del alma.
Al tiempo que me queda, lo vestiré de verde,
buscando la esperanza de lo que no se pierde.

El tiempo que me queda es lo mejor que tengo,


el que tuve, hace mucho, se murió de pretextos.
De lo que tuve, sirve, lo que menos sirve:
esta experiencia enorme, cansada de estar triste;
que llegó como llega la nieve en el verano
inútil y a destiempo, presintiendo el fracaso.

El tiempo que antes tuve no tuvo primaveras,


por eso pondré flores al tiempo que me queda.
El tiempo que me queda es todo de optimismo
y convivir conmigo es quererme a mí mismo.

115
Alguna vez, hace mucho tiempo, en la lejanía de mis
nueve años, el asombro, la admiración y el miedo, llenaron
mi mirada al contemplar el primitivo espectáculo de un
duelo gaucho. Vi bullir entonces el amor propio, la audacia,
la habilidad, la fuerza del despecho, la garra del coraje inútil
y la inevitable estupidez humana.

CUCHILLEROS
Refocilos de cuchillos
en las manos pendencieras
le roban al sol los brillos
de la muerte en la pelea.
********
Recuerdos que tengo de un duelo perdido
que quedó en el tiempo, pero que no olvido
agallas de gaucho, bravura y denuedo,
cosas de polleras, visteo y cuchillos.
Hubieron miradas midiendo distancias,
ponchos sobre el hombro, ajuste de fajas,
un “salí pa’juera si es que sos tan macho”,
un sonar de espuelas tirado a un costado,
y luego el coraje montado en el vino.

Los perros torearon, hubo un forcejeo,


alguna puteada, otra más, un grito,
el silencio opaco que provoca el miedo
como anticipando los dos estampidos,
que quemando el aire, vomitaron fuego.
**********
La muerte es tan sólo el presagio de nada,
la vida se acaba, casi sin aviso,
si un cuchillo falla, una bala alcanza;
si falló el revolver, no falla el cuchillo.
La vida es el tiempo que cabe en el cuerpo
y el cuerpo el escudo de los cuchilleros.
116
A PESAR

A pesar de los pesares de estos días


y quizá por sopesarlo y sin pensarlo;
hoy descubro, en el postgrado de la vida,
que mis pasos se apuraron demasiado. •

Sólo fui el mejor alumno de mí mismo,


mi pionero procaz, mi voz en cuello,
el histriónico inventor de mi destino
que creyó poder crecer hasta tocar el cielo.

Soy sólo un poco de olvido, aún sin uso


y el intento inmodesto de gritar que existo.
De un caballo absurdo fui el jinete iluso
que rodó al infierno buscando el paraíso.

Me gané esta muerte incipiente y postergada


a fuerza solamente de vida mal vivida y alargada
con un intento de seguir haciendo méritos
por si alguien alguna vez los reclamara.

Fui mi gran error o mi mejor acierto;


quizá me liberé o fui mi carcelero,
quizás nunca fui nada, o quizás todo.
¡Qué importa hoy al final, de todos modos!

117
MI DEBILIDAD

El miedo que le tengo al mundo y a la gente


es esta piel tan débil, tan tenue y vulnerable;
el miedo de asumirme, de ser y de mostrarme
tan débil, tan falaz, humano y deleznable.
Este aspecto insistente de mono disfrazado.

Quisiera ser virtual y soy tan sólo humano,


quisiera ser humano para tener derechos,
pero los derechos son casi siempre inhumanos;
los deberes también y también los humanos.

Para qué la cultura, para qué tantos libros;


para qué los silencios impuestos y arbitrarios,
para qué la corbata, los modales y el traje;
para qué los afeites, la moda, el maquillaje,
la imagen obsecuente mintiéndole al espejo,
el maletín y el tiempo que nos convierte en viejos.

Mi debilidad comienza, con esta piel que tengo.

118
SOMOS

Somos los hijos del aire y de la tierra


y nietos somos del sol y las estrellas;
somos los padres del progreso que anda,
de algún acierto y mil desesperanzas.
Amigos somos de la paz intrascendente
y de la guerra, socios permanentes
Flaca promesa es el haber nacido:
nacer para morir, ¡qué desatino!
somos apenas el tiempo detenido
en el minúsculo intento de vivir;
tenemos más de barro que de dioses
y mucho más de hombres que de humanos.
Qué lástima ser tanto y ser tan poco,
qué suerte ser tan sabios y tan locos.
¡Qué lástima y qué suerte, ser humanos!

119
LOS SIEMPRES DE LA MILONGA

Las notas de la milonga, una a otra se persiguen,


como hermanas juguetonas en la guitarra se ríen.

Un par de versos se asoman


por encima del silencio
y enredan en las bordonas
lo que dicta el sentimiento.

La milonga es esa novia que se lleva en el silbido


la que no olvida y perdona los dolores del olvido.

La milonga no se aprende,
el cantor nace con ella,
andan juntos y se entienden
como el cielo y las estrellas.

Tienen razones los versos que el cantor a veces canta


y razones los silencios de quien escucha y se calla.

No hay verdades absolutas,


sólo trozos de verdad;
cada cual tiene la suya
nadie es dueño del total.

En la vida siempre hay nuncas, y no por eso está mal,


los nuncas son las preguntas que quedan sin contestar.

En cambio abundan los siempres,


que uno imagina, nomás;
los siempres son intenciones
que a veces vienen y van.

Retazos de “no me acuerdo", con poquititos de olvido,


matan los malos recuerdos y mejoran lo vivido.

120
Los versos que se escapan del olvido, son versos
afortunados, son pocos y casi siempre son buenos.

LOS VERSOS QUE SE ESCAPAN DEL OLVIDO

Los versos que se escapan del olvido


deambulan por las calles del recuerdo;
se esconden en las páginas de un libro
y duermen pesadillas de silencio.

Tal vez si tienen suerte, algún cantor,


los saque a relucir en su guitarra
y entonces, convertidos en canción
se vuelvan emoción en las gargantas.

Los versos que se escapan del olvido


son pocos y son buenos, casi siempre;
son pocos, como poco es el buen vino,
son buenos, porque ya son de la gente.
Y aquellos que no escapan del olvido
se mueren olvidados, simplemente.

121
CONSEJO

Arriba siempre es alto, aunque no quieras


y a veces lo pequeño es imponente.
Al norte del invierno es primavera
y al sur de los después está el presente.

No invoques al recuerdo ni al jamás


olvida aquel dolor que ya se fue,
los nunca del pasado ya no están,
disfruta del disfrute del después.

No quieras que tu tiempo sea mucho,


alcanza con
t que sea suficiente,
El padre del fracaso es el apuro
que intenta descubrir lo que no existe.

De todo lo pasado y lo futuro,


lo único que queda es el presente.

122
Estas estrofítas que fueron escritas para un concurso
literario del ámbito de la Marina Mercante, pretenden
simplemente poner una cuota de doméstica y amable
vulgaridad, a la esforzada profesión del marino mercante,
sin menoscabar en absoluto el sentimiento de homenaje,
aunque sí esquivando la solemnidad de lo formal.

RECETA MERCANTE

En mucha agua de mar


poner a cocción lenta,
la voz de un capitán
y dos o tres tormentas.
Partir con rumbo fijo
al Este o al Poniente
dejando en cada puerto
el orgullo vigente.
Capear a la nostalgia
a golpes de timón
y enderezar el alma
con rumbo a la ilusión.
Del puente a los silencios,
recorrer las ausencias
y allá hacia barlovento
mezclarlas con estrellas.
Cortar con una proa
al mundo en rebanadas
y en una caracola
plantear una esperanza.
En un vapor azul
picar dos lejanías
y mirando hacia el Sur
nombrar a la Argentina.
Servir después con tino
en la mesa de casa,
y sentirse marino,
orgullo de la patria.

123
Existe una fantástica raza de mujeres que exceden la
totalidad de los adjetivos, son las madres.
Yo tuve la mejor que pude haber tenido, se llamaba Luisa
y hoy 27 de julio cumpliría años.
Pensando en ella, y a mis 61 años, rindo en ella mi
modesto homenaje a esa raza de mujeres.

LAS TIPAS MEJORES QUE CONOZCO

Son todopoderosas; enormes, protectoras;


son las que inventan todo y todo lo perdonan,
son ángeles terrestres, soldados sin fusiles
eternas luchadoras de causas infantiles;
le crean a la infancia razones valederas
y a las noches oscuras les ponen lunas llenas.

Conocen las miradas, los gestos, las palabras;


convierten en sonrisas las lágrimas amargas;
son diosas disfrazadas, que parecen mujeres,
son estrellas que cantan, son madres, simplemente.

Por amor se convierten de mujeres en santas,


de débiles en leonas, de ignorantes en sabias,
de ovejas en panteras, de brisa en huracán,
cuando un hijo las nombra diciéndoles: mamá.

Las madres tienen algo que las hace distintas,


se parecen al cielo, al sol, a la alegría;
tal vez ni sepan ellas, qué son, ni qué poseen,
solamente sus hijos sabrán como las sienten,
porque es algo intangible, que sólo ellos comprenden.

124
Aunque no se parezcan, las madres se parocon
a la vida y al mundo que en buenas circunstancia:,
soñaron en el tiempo lejano de la infancia.

Son el silencio tibio acompañando el sueño,


son la palabra justa; las noches de desvelo,
la gaseosa y el beso al volver de la escuela,
el olor a tostadas, a leche, a milanesas;
son la tarde de playa de aquel viejo verano,
son la tierra, la patria, el país del pasado,
el sueño de ser hombres, ser grandes y ser fuertes.

Las madres son mujeres que son más que mujeres.

Y yo, como testigo de un tiempo que se ha ido


después de usar mi vida y al final del camino,
con certezas de viejo, afirmo sentencioso:
“las madres son las tipas, mejores que conozco”.

Ruca-Ló, 27/julio/2007

125
RECUERDO PARA MI PADRE
La riqueza de ser padre
vale más que un apellido;
los ricos mueren de pobres
cuando no tienen un hijo.
Esta manera que tengo
de andar enfrentando el tiempo;
esta mirada, estos gestos,
son todas cosas del viejo.
Él me enseñó que el silencio
a veces dice discursos
y que todo lo pasado
alguna vez fue futuro.

Su herencia fue este apellido


y mi orgullo: su decencia,
y este coraje aprendido
que quiero para mis hijos.
Él decía que la vida
era un ¡error de la muerte
y que el amor es la suerte
que a veces no merecemos.
Dicen que mi pobre viejo,
cuando murió se fue al cielo.
Lo que sé es que no lo tengo,
¡y el cielo queda muy lejos!
Cuando se murió mi viejo,
en mi pueblito nevaba;
hoy preciso su consejo
¡y está nevando en mi alma!

(La cuarteta en bastardilla la tomo prestada de mi hermano


menor Benjamín V. Eneas y de su recuerdo)

126
¿QUÉ SOMOS?

Comenzamos un día
que tal vez era lunes
y anduvimos la vida
como quien la conoce,
ignorando que somos
solamente ignorantes
sólo asombros de sombras
que gritan y preguntan
y que nunca responden
porque no saben nada;
y porque somos sombras
que se mueren sin luces
arrastrando su sino
de vagar sin destino;
ocultando los miedos
con corajes falaces
y creyendo que al cielo
lo oscurecen ios párpados.
Ingenuos y torpes
monos mejorados,
absurdos soldados
de guerras inútiles.
Porque esto que ahora somos
tan sólo es el remedo
de aquel porfiado sueño
que llevamos muy dentro
soñando con ser hombres
honestos y mejores
que aquel porfiado mono
que aún seguimos siendo.

127
Mis años de funcionario fueron muchos; el traje y la
corbata eran el uniforme de combate y el chaleco de
víctima, eran la figuración, el mentido “protagonismo” y la
espuma de una vida ajena. íntimamente yo extrañaba mi
“patagonismo” anónimo y lejano.

AVECES

A veces me miro al espejo


y me asombra lo lejos
que quedó mi tiempo allá en Pilo-Lil;
me veo embutido en un traje azul
con corbata al tono y sonrisa gris.
A veces me observo en las fotos
y veo en la chispa de mis tristes ojos
el fuego araucano de un abuelo indio
que quedó lejano,
perdido en el tiempo de un tiempo perdido.
A veces me parezco a soles
que alumbran oscuros
sombras sin recuerdos, olvidos apenas.
A veces parezco una estrella
próxima y lejana
que mira el silencio desde mi ventana
o moja su brillo en un pobre charco.
A veces, me parezco a todo,
a veces al cielo, al sol, al infierno,
a veces a nada, a mucho o a poco.
A veces doy pena, otras doy envidia,
asco, simpatía, asombro, alegría...
Aveces...

(Ciudad de Mendoza, junio/1995)

128
Una vez un pescador, de los muchos que conocí, me dijo
que el mar era lo más hermoso pero también lo más
indiferente y cruel. Otro me dijo: “el mar es mi vida, y
seguro mi muerte”. Los allegados al mundo de la pesca
saben mucho de ese sentimiento; lo hemos visto reiteradas
veces en algún muelle o en alguna playa. La viuda de uno
de ellos, con su hijo de la mano me dijo: “el mar nos dio
mucho y nos quitó todo", hoy recuerdo esa escena.

EL MAR NO LLORA POR NADIE

El niño miraba el mar


y el mar no miraba a nadie;
la madre del niño andaba
como perdida en la tarde.

La madre lloraba a mares


y el mar no lloraba a nadie.
Crueldad de mar y trabajo,
maldición de tempestad
que cobra el precio más alto
que un hijo puede pagar.

Aquello que cuesta vale


y lo que vale se pierde;
es duro lo que se aprende
con el dolor de la muerte.

Crueldad del mar y el destino


del pescador atrevido
que parte una tarde y nadie
sabe si vuelve otra tarde.

129
“Las lágrimas son de agua
y el agua mató a mi padre”,
se dijo el niño a sí mismo.
Crueldad del mar y el destino,
maldición de tempestad,
llanto de madre y de sal,
viudez, dolor y orfandad.

La madre del niño andaba


como perdida en la tarde;
el mar no llora por nadie,
le dijo el niño a su madre,
ella lloraba y miraba,
el niño solo miraba.

Banquina de Pescadores (MDP), mayo/1994

130
DOLOR DE AGUA

No se puede ver la ausencia


del pescador que no vuelve;
sólo se ve la tormenta
con su presagio de muerte...

Está parada, muy sola,


enfrentando tanta agua,
los pies apoya en la playa
y la mirada en las olas.

El mayor de los dolores


para una niña sin madre
sin duda es perder al padre.
Crueldad de crueldades grandes,
aflicción sin atenuantes,
dolor, pena y pesadumbre.

En una vuelta campana


la vida no vale nada;
la muerte copa la banca
y mil campanadas de agua
que parecen olas blancas,
llaman al llanto en la playa.

Un pescador que no vuelve


es una angustia encendida;
hoy salió el llanto a buscarlo
en los ojos de su hija.

131
Casi es niña la muchacha,
casi es mujer y está sola,
parada y quieta en la playa
como si fuera una roca;
dolor y miedo le enturbian
la limpidez de las lágrimas
y una angustia hecha de agua
le moja el cuerpo y el alma.

Solía decir su padre,


mientras jugaba con ella
que en el cielo las estrellas
son almas de pescadores.
Solía decir también
que si la suerte no alcanza
la vida no vale nada
y si el mar cobra peaje
los pescadores lo pagan.

132
DOLOR DE PLAYA Y ARENA

Camino de las lágrimas van los recuerdos,


orillando silencios, ¡como si nada!;
caminando la playa va la muchacha
arrastrando la pena que el mar agranda.

Se lia detenido y solloza,


la soiedad la acompaña,
sin mirar mira las olas,
sin pensar pisa la playa.

Desde e! agua que la moja


hasta el viento que la peina,
todo le sabe a congoja,
todo es dolor, todo es pena.

Su padre era el capitán


del pesquero que se hundió,
su madre, la que murió,
el mes pasado, nomás.

Con el pobre dolor de los pobres


la riqueza del llanto derrama
mientras muere de angustias la tarde,
resucita la pena en la playa.
HUERFANA

Los ojos muy negros, la mirada buena


el asombro enorme, como la marea,
la niña está triste, muy triste y espera...

Hace una semana salieron de pesca


ocho marineros y mil esperanzas.
Hace una semana que la niña juega
que el golfo es la quieta agua en la pileta
y su pequeñito barco de papel
detecta un cardumen, completa bodega
y luego se hunde sin poder volver.
Y en el golfo inmenso, cuando la tormenta,
su padre completa también la bodega
el barco se hunde como el de papel;
coincidencias tienen el juego y el mar,
tristes coincidencias que son de llorar.

Hace ya dos días pasó la tormenta


y no volvió a puerto la lancha pesquera;
nadie entiende nada, tan sólo sollozan,
el muelle se viste de dolor y espera;
no entiende la niña la palabra huérfana,
apenas si entiende que a veces la suerte
llena las bodegas y que de repente
viene la tormenta y todo se acaba.

Los ojos muy negros, la mirada buena,


el asombro enorme como la marea,
no entiende la niña la palabra huérfana.
En junio de 2007, la Directora del Jardín de Infantes de
Las Grutas, donde concurría mi nieto Joaquín, me convocó
para escribir algunas estrofas con motivo del décimo
aniversario de la Institución.
Para retribuir tan gentil convocatoria apuré estas
modestas coplitas cuyo único valor es la ingenuidad y el
espíritu infantil.
El Jardín se llama Olitas Traviesas.
\
LA ALEGRIA Y EL AMOR

Este es un verso pequeño que huele a sueños y a magia,


usa bufanda en invierno y en verano usa nostalgias.

Por el Jardín andan juntos la alegría y el amor;


ella se mata de risa, él se muere de ilusión.

La Alegría es muy bonita, el Amor, todo un señor;


ella se viste de blanco, él de saco y pantalón.

La Alegría es como el sol: redonda y toda de luz;


el Amor es como el Golfo: hermoso de tan azul.
\
Aquí en Olitas Traviesas, son como niños los dos;
ella risueña y coqueta, él todo un conquistador.

Me gustaría que nunca se vayan de mi Jardín


y que elijan a Las Grutas para quedarse a vivir.

Ojala que la Alegría siempre ronde por aquí


y que el Amor, en la vida, nos muestre el lado feliz.

Los chicos son la esperanza de un tiempo nuevo y mejor;


un tiempo donde la planta se hace digna de la flor.

135
/ ■. pequeño el silencio, y es enorme la infancia
el Jardín es la magia del mejor de los tiempos.

OLITAS TRAVIESAS
Donde termina el hogar y donde el mundo comienza,
la niñez tiene un lugar, se llama “Olitas Traviesas”;
es el país de la infancia donde lo bueno es mejor,
allí la risa y la magia se mezclan con el amor.

Las voces son el perfume de las flores que hay aquí


y las flores son los chicos que concurren al Jardín.
Hay crayones y pinceles que pintan colores nuevos
y chocolate con leche para el frío del invierno.

En la “Salita Celeste” esperan con atención,


que la “Seño” les invente el trabalenguas mejor.

Y desde la “Sala Rosa”, al “Rincón” o al “Trepador",


La tarde se hace mimosa con el “Oso Dormilón”.
El Rincón tiene un bostezo que parece un alfajor
y una sonrisa en la “Seño” toda dulzura y amor.

Un globo gordo y violeta a otro globo azul empuja


y cuando salen afuera se escapan como burbujas.

En la “Salita Amarilla” unos miran y otros piensan


porque no es cosa sencilla armar el rompecabezas.

Un trabalenguas rebota en la boca de los chicos


y un rebote de pelota, juega y anda a los saltitos.

Unos vienen, otros van, todos juegan y comparten;


unos en el tobogán, y otros comen chocolate.
Uno cuenta hasta catorce, otro dice adivinanzas;
cuatro comen alfajores y a dos les duele la panza.

Porque cantan, porque juegan y les encanta reír,


son como “Olitas Traviesas” los chicos de mi Jardín.
136
Agradecimiento postrero a Doña Luisa Ramírez de Prieto
quien nació un 27 de julio de 1915 en Bariloche y murió un
18 de febrero de 2006 en Zapa/a.
Las lágrimas son sólo mías, el recuerdo es para ella, pero
también es mío.

GRACIAS MAMA

Por entender la ancestral necesidad de rebelarme;


gracias,
por dejar en libertad al absurdo apuro por equivocarme:
gracias;
por permitirme abrir el grifo de la vida;
gracias mamá;
por mostrarme las virtudes y dejarme abusar de los
errores;
por dejarme creer y descreer de todo:
gracias mamá,
por apostar tus fichas de ilusión a esto que soy,
por justificar lo injustificable, por darme siempre sin pedir
jamás,
por enseñarme lo bueno y perdonarme lo malo:
gracias mamá.

137
UNA GOTA

Una gota de mar en soledad,


no por poca es menos agua
ni por gota es menos mar.
Agua y sal son la verdad,
una gota de mar también es mar,
aunque no tenga mareas
e ignore de las olas el tronar;
aunque no lama la arena
ni bulla hecha una gema
por el ojo tutelar de una ballena
igual,
por ser agua y por ser sal
también es mar.
Si mi gota de agua no estuviera
entre todas las gotas de este mar,
este mar sería el mismo
pero no sería igual;
faltaría mi gota en el agua de este mar.
ME SORPRENDO A VECES

Me sorprendo a menudo escrutando recuerdos


que no sé de que sirven,
pero sé, que son ciertos.
Me sorprendo pensando simplemente en pensares
que no sirven de nada
y lo mismo me invaden.
Me sorprendo a mí mismo sorprendiendo a los otros
cuando creen que creo
lo que dicen que creo.
Me sorprende que a veces me crean importante
y que ignoren que nunca
yo podría importarme.
Me sorprenden las luces que derriten la noche,
y los días sin sol
y los sesos inútiles.
Me sorprenden los niños, me sorprenden los viejos,
a los unos envidio,
a los otros respeto.
Me sorprendo de mí, me sorprendo de vos,
de ser un poco diablo
y parecerme a Dios.
Me sorprendo escribiendo estos mediocres versos
que en su endeblez poética
fenecerán inéditos.
Me sorprendo a veces de tanto sorprenderme.

(Sierra de los Padres, julio/1994)


Ese poquitito de Dios que tenemos los humanos, es lo
que nos salva y ese poquitito de diablo, que también
tenemos, es lo que nos condena; la humanidad ¡es lo de
menos!, apenas si alcanza para amalgamar ambos
poquititos sobre el cuerpo lampiño de un mono.
Según la proporción que tengamos de cada poquitito
seremos más buenos o más malos; pero nadie fue, es ni
podrá ser totalmente malo o totalmente bueno, ¡mientras
sea humano, por supuesto!
Los creyentes suponemos que los santos escapan a la
regla.

POQUITITOS

Sobre el cuerpo lampiño de un mono


pinceladas de diablo llevamos;
brillazones de Dios, eso somos
y sufrimos por ser tan humanos.

En el hombre convive el enigma


de ser bueno y ser malo, a la vez,
de luchar por cumplir la consigna
de vivir que es matar y vencer

Pequeñitas porciones malignas


van mezcladas con santas acciones;
nadie puede entender el enigma
que en los torpes humanos se esconde.

140
El famoso y meneado derecho a la propiedad nos desvela
toda la vida. En mi caso particular me he dado cuenta que
lo único que realmente tengo como bienes indelegables son
mi muerte y mis recuerdos.

TENGO

A mano tengo una muerte


adormilada y callada
y un deseo subconsciente
de que siga adormilada.

Tengo una lejana infancia


que se niega a la adultez
y la adúltera esperanza
de ganarle a la vejez.

Tengo una vida cualquiera


que la vivo simplemente,
no es tan mala ni es tan buena,
es una vida corriente.

Tengo mil tengos, tal vez


que no me sirven de nada
y esta vejez deshojada
que no quisiera tener.

Tengo una muerte sutil


que no me animo a estrenar
y pedacitos de sueños
que aún me quedan por vivir.

La vida es esa pregunta


que la muerte no responde,
es la palabra que esconde
algún “siempre” y muchos “nunca”.
141
No existe dualidad cuando dentro de uno insiste en existir
ese alter ego que se quedó en la intención.

EL HOMBRE QUE NUNCA FUI

El hombre que nunca fui, pero que pude haber sido,


hoy camina dentro mío y habla mis mismas palabras.
El hombre aquel que soñé, se quedó lejos, perdido,
y yo, como a mis tinieblas, lo voy llevando conmigo.

Aquel hombre imaginario que fue real en mis sueños


se parecía al asombro y al encanto de otro tiempo,
yo en cambio perdí los años, por ir creciendo, creciendo,
y él, tal vez por esperarme, se fue quedando dormido.

No se si esto que hoy escribo, lo escribo yo o él lo dicta;


no se si el tiempo perdido fue su tiempo o fue mi vida,
lo que se es que yo estoy viejo y él sigue igual de animoso
y observa con su mirada lo que logran ver mis ojos.

El hombre que nunca fui, insiste en sentirse vivo


y se amodorra a la sombra de mis primeros recuerdos;
él insiste y yo soy viejo, ¡vaya pareja que hacemos!
uno siempre pretendiendo lo que el otro no ha podido.

142
POR SUERTE ZAMBA

Por suerte amanece todas las mañanas,


y en cada mañana cantan los gorriones;
por suerte el recuerdo guarda tu mirada
como mi guitarra guarda tus canciones.

Por suerte el sol brilla aunque yo no quiera,,


por suerte hay domingos todas las semanas;
por suerte hay amigos, asado y cerveza
y en esta guitarra retumba una zamba.

Por suerte florecen hoy la madreselvas


y el mar no se cansa de inventar mareas;
por suerte hay abrazos, saludos y besos,
discreción, prudencia y algunos excesos.

Por suerte los viejos valoran la vida


y los niños suelen matarse de risa;
por suerte la muerte es una y alcanza,
por suerte la vida anda y no se cansa.

Por suerte a la noche la sigue la aurora


y hay celos, afectos, vergüenzas y aromas;
por suerte en el cielo, brillan las estrellas
y de vez en cuando alguna nos besa.

Por zamba y por suerte tengo en mi garganta,


un canto que canta y anda en mi guitarra;
porque tengo suerte al poder tenerte;
y al poder tenerte tengo zamba y suerte.

143
MOTIVOS Y RAZONES

Por andar andando el tiempo,


más que vivir, me hice viejo
y enviejado de silencios
la vida se me fue yendo.

Es más fácil ser mediocre


que intentar la dignidad;
los orgullos que antes tuve
murieron en soledad.

Las palabras que se dicen


no siempre se dicen bien,
es mejor saber callarse
que pedir perdón después.

Razones tiene el destino


para seguir insistiendo
y razones el olvido
para matar los recuerdos.

El coraje no comprende
que el miedo tenga motivos.
El coraje vive y muere;
el miedo vive muriendo.

Nunca se nace de nuevo,


ni se reitera la muerte;
vivir más o vivir menos,
es sólo cuestión de suerte.

144
Pequeño homenaje a los muchos asados compartidos
con el Grupo Patagonia.

QUIEN PUDIERA

Quien pudiera ser canción


para andar por las gargantas
como anda el vino y la voz
hecha alegría y palabra.

Quien pudiera ser canción


para que todos la canten,
para que la llore el llanto,
para que todos la bailen.

Quien pudiera ser guitarra


para volverse canción
y así vivir la esperanza
de ser novia de un cantor.

Quien pudiera cantar siempre


como el viento en el desierto;
quien pudiera ser el tiempo
que desafía a la muerte.

La muerte nunca sonríe,


ni le importa la alegría;
la guitarra el canto enciende
y el que canta honra la vida.

Quien pudiera ser el mar


que nunca se queda quieto,
y calcinar con su sal
la larga sed del sediento.

145
La etapa más feliz de la vida, sin duda es la niñez. En las
Villas Miseria los niños tienen casi los mismos derechos
que los perros sueltos, pero más deberes. ¿Se puede ser
feliz así? ¿Vale la pena ser niño en una Villa?

EL NIÑO DE LA VILLA

No tiene edad la pobreza, pero es mayor cuando es niña;


ponen el hambre en la mesa los que no tienen comida
y se beben apurados la amargura de la vida.
Vivir mal o malvivir, son cosas muy parecidas.

El niño de la Villa se parece al olvido


o quizás a los recuerdos que tengo de mí mismo.

El niño de la Villa no tiene quien le cante,


apenas tiene un llanto y una ausencia de madre,
y ensaya una pregunta que no contesta nadie:
¿Para qué sirven los dioses cuando se tiene hambre?

El niño de la Villa no tiene quien le cante


no importa si se muere, mucho menos si nace;
si no nace es aborto, y si nace es estorbo
el estigma lo sella, es delito en sí mismo;
el niño de la Villa ha nacido sin suerte
no le quedan opciones: ser nadie o delincuente.
Y elije lo que elije, porque juega a morirse:
entonces la vergüenza, se le vuelve venganza;
vergüenza y venganza juntas, siempre fueron mala junta;
a él con cualquiera le alcanza;
de las dos ninguna es buena, apenas son necesarias.

Al miedo y a la vergüenza los persigue la miseria


y un coraje mentiroso que se vuelve delincuencia.

146
El humo de los ranchos, le ha pintado la piel
y es gris oscuro el tiempo que tiene de niñez.
Se abriga con el frío; se come todo el hambre;
¡para ser hombre es muy niño, para ser niño es muy
grande!

Con el tiempo, la escuela le mostrará otros niños


que tendrán vacaciones y juguetes y viajes
y quizás la maestra le explique las razones,
que la mentira inventa para los niños pobres.

El niño de la Villa es un error absurdo, •


y la mentira cruel de un tiempo hecho pedazos;
las caricias de madre no le rozan la piel
los derechos del niño no le tocan a él,
apenas tiene el derecho de no tener derechos.

El niño de la Villa huele a humo y pobreza,


no tiene zapatillas, apenas la promesa
que el mismo se promete; y que a veces se miente.
Jamás tendrá la duda si los Reyes existen,
apenas la certeza que los reyes se mueren.

147
JUBILADA
Tu mirada pequeña, desteñida de tiempo,
me mira desde el tiempo perdido de tus sueños,
y mis sueños tan distantes y distintos de los tuyos
se apresuran, se incomodan, te rozan y se alejan.
Tu mirada pequeña, cansada de esperanzas
se pierde y desespera pero sigue esperando.
Los dos nos apretamos en la cola de un banco,
los dos somos distintos, y nos parecemos tanto,
yo soy lo que ayer fuiste, y vos, lo que seré...
venís a buscar algo de lo que te costó tanto
y que hoy vale, parece, la mitad de la nada.
Tu pobre cuerpo viejo se agota de cansancio.
Es invierno en la calle, y en tu vida es invierno,
la injusticia te azota y desde el sur el viento;
es crudo el viento sur, y es crudo el desamparo,
el frío es todo tuyo y es mío este descaro
de intentar explicarte lo que es inexplicable.
La injusticia te azota con odio encarnizado,
pero mucho más ahora y desde tu hueco estómago...
Te abrigás con la gastada resignación de siempre
y otro poco con este sol de junio ¡que es tan amarrete!
Algún par de lágrimas que sin querer brotan cansadas
de tus ojos cansados y secos,
se te van como doloroso almuerzo
e inventás torpemente una sonrisa para atenuar tanta
amargura.
Yo sigo a tu lado, soy joven y fuerte, “permiso” te digo
por dentro me crecen un llanto y un grito
por fuera el dolor se viste de olvido
simulo ignorarte, quisiera ignorarte
sos vos mi conciencia, soy yo mi vergüenza.

Adivino en tu ocaso, otros tiempos:


tus años de niña jugando descalza;
tu tiempo de amores, de flor encendida;
tu tiempo de madre hundiendo tu débil fortaleza
148
en este siglo inmundo y en la pulcritud de su crueldad
de este siglo veinte que se llevó tu tiempo y te hizo
abuela...
y adivino tu tiempo de abuela...
y tu hoy, tu triste hoy: tu soledad, tu vacío de caricias, tu
viudez,
tu transida necesidad de querer importarle algo a alguien;
tus ganas de gritar: ¡yo soy, yo existo!
Jubilada:
sólo puedo ofrecerte mi inútil sonrisa que de nada te sirve,
y aunque tus viejos oídos ateridos de frío
no quieran escucharme, igual te susurro:.
PERDON, PERDON, PERDON, PERDON...

(M.D.Plata, junio/1992)
EL NIÑO AL QUE NO LE COMPRE EL DIARIO

Qué nombre tendrá ese niño


al que no le compré el diario;
que vergüenza tendrá el frío
que hiela sus pies descalzos.
Qué oscura será la noche
allá en su Villa Miseria,
oscura como el reproche
del grito de mi conciencia.
El pelo tenía sucio
y las manos percudidas;
un manojo de esperanzas
eran los diarios del día.
Sus manos atesoraban
la esperanza de vender
y en sus ojos la mirada
de quien ve y no quiere ver.
El se guardó su pobreza,
yo me guardé mis miserias;
él no tuvo mi moneda
y yo no tuve vergüenza.
Los ojos tenía claros
y la mirada precisa;
los usó como una daga
al negarme su sonrisa.

Su mano sin mi moneda,


mi adultez sin su perdón,
tal vez vayan con la pena,
que hoy me abruma el corazón.
Un destino delincuente
tal vez le espera a ese niño;
nunca olvidaré ese diario
si ese destino se cumple.
(Bs.As., abril/1994)

150
En los baldíos de todos los pueblos suelen habitar
historias no siempre felices. Pareciera que la vida las
proscribiese, como a sus protagonistas, que a pesar de
marginales siguen siendo personas.

CIRUJA DE PUEBLO

Al fogón lo hizo, allá en el rincón;


entre unos escombros, junto a la pared,
en ese baldío, frente a la Estación,
que mira impasible como pasa el tren.
Lo encontré esa tarde, armando recuerdos
que pintaba de humo y mataba después
con la tos profunda que el frío del tiempo
le pone a los viejos, no sé para qué.
Era como el frío, pequeño y enorme,
lejano y vencido como el horizonte;
el humo y el hambre le cebaban mate
el invierno entero vivía con él.
Me miró despacio como a un conocido;
le tiré un saludo diciéndole “amigo”,
él con una seña me dejó acercar
y sin saludarme, empezó a charlar.

Soy tan sólo un viejo, tabaco y alcohol,


me dijo, y entonces se rió y tosió.
Los viejos tenemos, siempre tos y mañas,
cansancio en los huesos, humo en la mirada.

151
Me miró cansado y siguió diciendo:
yo también fui joven, hace mucho tiempo,
pero el tiempo pasa y se lleva todo,
las buenas costumbres, el amor y el odio,
sanas intenciones, palabras hermosas;
y a veces el hambre complica las cosas;
los problemas surgen por cualquier macana,
y así una mañana corriente y cualquiera
uno se despierta preso y acusado
de cosas que a veces ni sabe qué son;
y a partir de entonces se tiene “prontuario”
y un lugar pendiente en cualquier prisión.

Ser pobre no es fácil ni se aprende gratis,


la Villa regala solo hambre y miseria,
el vino a la droga le cambia monedas
y compra con ellas un poco de pan.
Ser malo o ser bueno no tiene importancia
y si es que la tiene, nunca se la dan;
por cualquier pavada pasa una desgracia
cuando el vino inventa corajes mentidos,
y entonces la vida, ya no vale nada,
ni siquiera el tajo, que apura el cuchillo,
o de algún revólver el nervioso grito.

Por algún trabajo que nunca cobré


cumplí mi palabra y apreté el gatillo,
me dio su respeto la Villa y la gente;
la ley y los jueces pensaron distinto...

Estuve guardado seis años enormes,


nunca supe cómo ni muy bien por qué,
la cárcel no explica las cosas muy bien.
Después vino el tiempo de volver al ruedo,
dejé Buenos Aires y elegí los pueblos,
anduve de changa ganándome un mango;
a veces la noche me encontró borracho,
a veces el día me encontró llorando.
152
Hace mucho tuve mujer y dos hijos,
un ranchita limpio y un patio prolijo;
una bicicleta y un autito viejo
pero con el cuento de que estaba preso
me quedé sin rancho, también sin mujer
y a los dos mocosos los perdí de vista,
tal vez es por eso, perdone que insista,
que ando en pedo siempre, toditos los días
y a nadie le importa, ni a la policía
que ya ni me lleva, tal vez porque soy
las sobras que quedan de un viejo ladrón,
o porque el prontuario que tuve no sirve
quizá por lo malo, lo viejo y lo triste;
la cuestión que hoy día no impresiono a nadie
tan sólo a algún chico o a ese pobre viejo
que suele asomarse en mi propio espejo.

Lo dejé esa tarde, armando recuerdos


que pintaba de humo y mataba después
con la tos profunda que el frío y el tiempo
le pone a los viejos, no sé para qué.

153
¿Será ruso el cardo ruso, o será sólo un intruso?

CARDO RUSO

Las modas vienen de afuera


y cantan en otro idioma;
mi tierra no tiene modas,
apenas si tiene penas.

Las verdades de mi pago


en mi garganta se enojan,
y gritan diciendo cosas
que debieran importarnos.

Hay cantos apresurados


que ilegan y no se quedan,
¡si parecen cardos rusos,
que cualquier viento se lleva!

Los decires de otros lados


son sentires de otra gente;
¡las razones de estos pagos
para mí, son más urgentes!

Hay cantos que no son nuestros


y cantores que los cantan,
tal vez porque nunca oyeron
los sentires de la Patria.

La moda, como el momento,


llega, mira y no se queda;
¡si parece cardo ruso,
que cualquier viento se lleva!

No porque venga de lejos,


lo de afuera es lo mejor.
El cardo ruso es molesto
tal vez por ser invasor.
154
Muchas veces los intrusos,
suelen ser como los yuyos.
¿Será ruso el cardo ruso,
o será sólo un intruso?

155
OPTIMISMO

No todo es pasado, también hay futuro;


también hay presente, hay amor y hay flores.
No todo es tan malo ni siempre es oscuro
la luna en el cielo se enciende de noche.

Si bien hay promesas y amores que esperan,


también hay certezas de besos que existen.
Mientras hayan flores habrá Primaveras;
mientras haya amores, habrá quien se quiera.

En toda caída hay un golpe esperando


y en todas las plazas: un perro y un árbol.
En cada jugada hay riesgos y hay chances
y por cada logro se sufren percances.

No todo es tan poco, ni todo es tan malo;


por suerte la vida anda en todas partes,
trepada en el tiempo, de cualquier manera
y sin importarle que un día cualquiera
por cualquier pavada, la muerte la mate.

Si bien hay peleas, también hay encuentros,


existen los golpes y también los besos;
por suerte amanece a pesar de todo.

Por suerte en el cielo, el sol nunca muere;


por suerte en el aire aún hay oxígeno,
por suerte hay pulmones para respirarlo.

Por suerte las flores siempre están de fiesta;


por suerte el amor nunca está de huelga
y son más los que aman que aquellos que matan.

156
Por suerte hay miradas, abrazos, caricias,
hay café con leche, mate y tortas fritas,
por suerte amanece todas las mañanas,
por suerte el amor ganó por goleada.

Si el pasado es negro y es gris el presente,


¡qué importa la noche si el día es celeste!
¡qué importa un pasado negro de recuerdos,
si el futuro es verde, es ancho y es nuestro!

157
Todo comienza alguna vez, lo nuestro con Mary fue en 1968

ALLA EN EL SESENTA Y OCHO

Allá en el sesenta y ocho


cuando el tiempo era más largo
enriendé este compromiso
de andar andando con vos.

Desensillé el tiempo antiguo


de intentar la soltería,
y me fui con vos en ancas
galopando por la vida.

Allá en el sesenta y ocho,


lo recuerdo todavía,
yo tenía veintidós
y vos, veintiséis tenías.

Yo era el flaco bolichero


y vos eras la maestra;
vos eras potranca nueva
yo era potro redomón.

Vos dejaste de ser vos


y yo dejé de ser yo,
y por amor al amor
inventamos un nosotros
que con los hijos creció,
y fue presente y pasado
para llegar a este hoy.

El amor se hizo costumbre


y el tiempo nos volvió viejos
los hijos se hicieron grandes
y se marcharon muy lejos.
158
Hoy estoy medio bichoco,
el tiempo pasó y se fue;
ya no es el sesenta y ocho,
ni vos tenés veintiséis.

Los dos estamos mañosos


mirando ponerse el sol;
no será el sesenta y ocho
pero estamos: vos y yo.

Homenaje a la relación que inventamos a dúo con Mary,


mi mujer; al aguante mutuo y a los dolores y logros sufridos
y obtenidos (que fueron muchos).

EN PAREJA

Disfrazando de coraje nuestros miedos,


en pareja, de la mano y hombro a hombro;
con el éxito, el fracaso y el asombro
nos trepamos por la vida, rumbo al cielo;
y en pareja, beso a beso, codo a codo,
enfrentando a todo o nada y nada a todo
nos llenamos de alegrías y dolores,
repartiendo por igual penas y amores
hasta ser esto que somos y queremos:
dos compinches, dos amantes, dos amigos.

Por vivir fuimos creciendo lentamente,


conviviendo con el cielo y el infierno;
muchas veces fuimos víctimas del fuego
que asesino, destrozó las ilusiones
y otras veces el jardín lleno de flores
nos mostró de la vida otro semblante,
y alardeando del amor, por todas partes
hoy seguimos, como siempre hacia adelante,
continuando pena a pena y beso a beso,
arrimándole verdades a este tiempo.

159
El dolor inventa semejanzas, nos destrona de la felicidad,
nos muerde y nos corroe. El dolor inventa silencios y los
silencios simulan resignación y olvido; pero el dolor sigue.
El dolor de perder un hijo nunca cesa, con el tiempo sin
dejar de ser dolor se va convirtiendo en tristeza. Con Mary,
lo aprendimos.

PARECIENDONOS

Ese largo calvario de silencios


que transita por el sur de tu miradas,
se parece tanto a mí como la helada
se parece a las mañanas del invierno.

Ese inmenso firmamento de tristezas


que se oculta en el cielo de tus ojos,
se parece tanto a mí y a estos despojos,
que de mí van quedando por la huella.

He llegado a creer que la tristeza


que camina los senderos de tu cuerpo
es tan mía, como mías las estrellas
que imagino en el silencio de tu cielo.

Esa enorme soledad hecha paciencia


que deambula como yo por nuestra casa;
hace mucho que guapea madrugadas
esperando que alguien venza la tristeza.

160
Vivir en pareja es difícil, pero vivir en soledad es triste.

SOLEDAD DE SER SOLTERA

Esa insomne soledad que te carcome, .


como un virus incurable de tristeza,
fue creciendo en los silencios de tu sangre
para irse tiempo adentro por tus venas.
Esa inmensa soledad que te acongoja
y se agita en el sur de tus deseos,
deshilacha los secretos de tu cuerpo
y suicida las sonrisas en tu boca.

Es la intrusa soledad que se acomoda


en tu lecho junto a vos, como un amante,
y te muerde amordazada, sin morderte,
pero haciéndote saber que seguís sola.
Esa enorme soledad es la condena
que te impuso la crueldad de tu destino;
esa larga soledad es el camino
que te toca caminar por ser soltera.

O fue sordo el amor, o fuiste muda;


y en el cielo de tu mundo de soltera
te gastaste todo el tiempo de la espera
por ser novia de Nadie y ser su viuda.
Con ser buena muchacha no alcanzó,
ni alcanzó tener invicto el corazón;
se mojaron las cerillas del amor
y ya nunca tu mechero se encendió.

161
Un proyecto de amor hubo en los besos
de los labios de un amante pasajero
y esos besos apurados de deseo
no pudieron ser amor, y por no serlo,
el amor de tu amor quedó soltero.
La carencia total que otros amores
han dejado en el jardín de tu pasado,
hoy te vuelve en la mentira de esas flores
que en secreto vos misma te has comprado.

Por cumplir con el estigma de soltera


el amor perdió tu nombre y dirección
y en la larga soledad de los que esperan,
el cartero del amor nunca llegó.
El amor es un montón de sentimientos
y la vida es sólo tiempo que se aleja,
ser feliz es tener suerte en el intento
y estar sola es mucho peor que ser soltera.
El médico Guevara de la Serna murió en Bolivia y nació
con su muerte la leyenda del Che. Fue rebelde, caminante
y comandante;tuvo ideas, tuvo asma, coraje y una boina,
un fusil y un destino de mito: “el mito de Latinia”.

EL MITO DE LATINIA

Hay un rostro grabado en las remeras


y tatuado en mil pieles que lo guardan;
son latinos insomnes los que esperan
que retorne de la muerte el Che Guevara.

Quedó un asma sin dueño en los pantanos


y un jadeo rebelde y libertario
que camina las conciencias por América
con un sueño imposible, imbatible y maltratado.

Al hombre predilecto de Latinia


lo mataron otra vez y fue en Bolivia
e inventaron con su muerte el primer mito
porque pudo morir tal vez el médico,
¡pero el Che para siempre estará vivo!

Por eso, hay un rostro grabado en las remeras


y tatuado en mil pieles que lo guardan;
son latinos insomnes los que esperan
que retorne de Bolivia el Che Guevara.

163
MUERTE EN “LA HIGUERA”
(9 de octubre de 1967)

Hay temores a Guevara en las miradas


y chasquidos de guerrilla hay en las armas,
anda un canto libertario en las gargantas
y una ¡dea vuelta hombre: ¡Che Guevara!

Un perfume a dignidad anda en América,


un perfume a dignidad y a sol naciente.
Hoy se muere en soledad el Che Guevara
y hoy se queda en soledad un continente.

Los que mandan nomás, llegan a viejos,


los que tienen dignidad son guerrilleros;
no cualquiera empuña un arma y una ¡dea,
ni cualquiera es Che Guevara en la pelea.

Hay sonidos a Guevara en las guitarras


y rumores de guerrilla hay en las armas,
las gargantas de la selva están de duelo
porque hoy muere en Bolivia el guerrillero.

Y morirá con la calma de los que nunca mueren,


con la última orden al lacayo le gritará: ¡dispara!
y su voz de Comandante quedará como campana
repicando eternamente en los oídos de los pobres:
¡Che Guevara!

La más pobre y altanera dignidad está llorando


hoy se muere en La Higuera el guerrillero
en el cielo sin nubes, el sol lo está esperando
queda un asma sin dueño en los pantanos
y una boina en el suelo descansando.

Germina un ideal junto a un fusil caído


y un grito americano que se vuelve alarido
repite: ¡Che Guevara, Guerrillero del Mundo!
164
MI VIDA Y LA EXPERIENCIA

El tiempo tiene la culpa


de todo el tiempo que tengo,
él inventó mis arrugas
y estos caprichos de viejo.

Anduve andando la vida


como quien anda un sendero,
a veces con alegría
y a veces con desconsuelo.

No se cobran los consejos,


las experiencias se pagan;
unos son cosas de viejo,
las otras, cosas que pasan.

Los pasos ya caminados


nunca se vuelven a andar,
la experiencia sólo sirve
si se la sabe adaptar.

El tiempo jamás se cansa


de andar y seguir andando;
las estrellas no se alcanzan
aunque seamos muy altos.

A los años no se mata


ni a la vejez se desmiente;
ser viejo no es cosa mala
solo es cosa diferente.

165
ME GUSTA

Me gusta el sabor efervescente de la vida


y creo en el sabio silencio de la muerte;
me gusta del desierto
su sensación de vacío acostumbrado
y de la selva, sus eternas ganas de parir
y de matar naturaleza.
Me gusta del día, la mañana
y de la mañana, el sol;
y del sol, su desnudez que es toda abrigo.
Me gusta el poder extraterreno de los dioses
que los hace ser tanto y ser tan grandes
con la ingenua artimaña de ser nada.
Me gusta de la pampa
su inacabable tozudez de estar tirante siempre
y no aburrirse jamás de ser tan simple.
Me gusta del sol
su desnudez , que es toda abrigo;
de la noche
su empecinada negación de luces, no de brillos,
y el mentido silencio que se niega a sí mismo.
Me gusta de la madre, su regazo;
de la hembra su óvulo fecundo;
de este mar, sus ganas de ser cielo y nunca serlo
y del cielo
el encanto de saberse inexistente.
Me gusta la armonía del conjunto
más que cada factor que lo compone;
me gusta más el agua
que el protóxido de hidrógeno;
me gusta más el amor que cualquier otra cosa
(incluso el vino); prefiero un amor sobrio
a una borrachera sin amor.

MDP, diciembre/1989
MI MUERTE Y EL OLVIDO

No puedo pesar al tiempo,


pero a mí el tiempo me pesa,
cuantos más recuerdos tengo
menos futuro me queda.

Insiste en vivir de nuevo


el que repite recuerdos
y sale a andar por el tiempo
aunque lo agobie el silencio.

Hoy la muerte me hace señas


y la vida me hace trampas
para una vida pequeña
una muerte chica alcanza.

El que se muere de olvidos


muere sin poder morirse
porque no tiene sentido
que muera lo que no existe.

Una muerte por olvidos


no la merece cualquiera,
y cualquiera que ha vivido
revive si lo recuerdan.

Mi vida estará de duelo


cuando mi muerte festeje
ojala que el tiempo deje
mis rastros por este suelo.

167
ME DIJO
El frío es como el tiempo, me dijo, siempre pasa;
y en los ojos que brillan: habitan las miradas;
el cielo es como el Sur: azul y ajeno;
el Norte es como el Sur, pero perfecto;
el Sur es un color que huele a negro
y el negro es un misterio aún no resuelto.
Los rubios son el éxito, me dijo, de los que no son negros
y a veces el fracaso de los que se creen buenos.
La pobreza es azul pero no como el cielo
es azul y violeta, como el frío y el miedo.
La bondad no es negocio, pero es imprescindible;
la vida es necesaria para poder morirse;
el cielo es sólo aire pintado de celeste
y el amor es la forma con que el alma sonríe.
Nadie es sabio y es bueno, me dijo,
porque nadie es perfecto.
Los hombres inteligentes, son necesarios,
pero los hombres buenos son imprescindibles.

La raíz, siempre se oculta, me dijo,


pero es la raíz, la que nutre las flores,
una flor enterrada, ni luce ni sirve,
su aroma se pierde y su color se ensucia.
La raíz: el secreto misterio que tiene la vida
el secreto misterio de aferrarse siempre
donde la flor no puede, ni debe...me dijo.
Con el verano los pétalos se caen,
con el otoño, las hojas se secan,
y todos pétalos y hojas se pudren y abonan
la sórdida negrura donde está la raíz,
la raíz no tiene derecho a secarse y no debe podrirse
aunque la agobie el fango o la estruje la sequía,
si ella se seca, el árbol se muere.
La raíz es esencia, la flor es consecuencia.
La oscuridad del suelo no oscurece la flor
y la luz que la raíz no ve, la ve la flor y es lo que importa.
Lo importante, casi siempre es humilde, me dijo.
168
He conocido algunos faros, no muchos porque soy
hombre de tierra, pero existe uno, que, quien sabe por que
circunstancias se convirtió en emblema de cierta etapa de
mi vida; es el de Punta Mogotes.

EL FARO DE PUNTA MOGOTES

Un ancho territorio de noche, mar y lluvia


envuelve de su torre la pesada tozudez
y un desorden de olas, de espumas y de nieblas
se asombra del intento de martillar la noche
con la monotonía del ritmo sincopado
de una estrella ficticia en una noche cierta.
Sí hasta parece torpe repartiendo en las sombras
hachazos de antinoche, como un burdo Quijote
que advierte del peligro de la costa y sus piedras
con sus gritos de luces perforando el silencio
y a la mirada antigua de la noche y sus miedos.
Si alguna vez se apaga quizá nadie lo llore,
tal vez, sólo la luz misteriosa y nostálgica
de algún poema loco, absurdo y monocorde
se acomode en la ausencia del Faro de Mogotes.

El Faro, octubre/1991

169
Lamentablemente la niñez no se repite, a lo sumo se
recuerda. Todo lo que en ella nos ocurre es absolutamente
único e irrepetible; los mayores afectos se enraízan en ella
y las mayores ausencias nos separan de ella. Es imposible,
pero que fantástico sería llamarla para que vuelva un
poquito nomás a nuestro lado.

LLAMADO A MI NIÑEZ

Vieja amiga niñez del viejo tiempo,


que se muere de nostalgias junto a un río,
mándame una bolsita con recuerdos
que huelan a vos, y al tiempo mío.

Mándame los piñones que el abuelo


juntó en el pehuenal de Botas Largas,
mándame de mi madre un pan casero,
algún par de sonrisas y una lágrima.

De aquel tiempo feliz mándame el canto


de la lloica, la churreta y el chaicán;
de los cerros, su reflejo en el remanso,
y del río, su ilusión de andar y andar.

Mándame aquel orgullo y la vergüenza


de ser un campesino simplemente;
mándame de mi origen, la certeza
de andar como anda el viento: libremente.

Mándame en un atado las simplezas


que supe en otro tiempo tener yo,
en una bolsa: charqui y guindas secas,
y si aún queda lugar, venite vos.

Sierra de los Padres, mayo/1993

170
Hay lugares que tienen una plusvalía para el recuerdo, son
lugares marcados por los duendes del afecto; habitan en ellos
simpatías, emociones, euforias e ilusiones.
En estos casos los lugares físicos, el paisaje, el clima, los
olores, los sonidos y el silencio se convierten en un marco
inevitable e imprescindible para ese pasado nostálgico y
benevolente.
He tenido la suerte de vivir en distintas geografías de mi
patria, de conocer su gente y su idiosincrasia; y de esas
geografías, algunas se adhirieron más que otras al afecto, y
cuando el afecto germina se las empieza a querer, se vuelven
“querencias”. Y hablando de afectos, ¡yo viví y respiré Mar del
Plata! Fue hasta fines de 1994.
Pasó mucho tiempo y en el otoño del 2007, Mar del Plata
sorpresivamente reivindicó aquel viejo enamoramiento. Lo hizo
seleccionando uno de mis cuentos (Una sirena y un lobo) y lo
incluyó junto a obras de los grandes de las letras marplatenses en
un libro llamado: “MAR DEL PLATA, MIRADAS DE
NARRADORES Y POETAS”, una edición de 8000 ejemplares
compartida por el Instituto Movilizador de Fondos
Cooperativos; la Universidad Nacional de Mar del Plata y la
Secretaría de Cultura de la Municipalidad de General
Pueyrredón.
En el Prólogo de ese libro, los compiladores dicen
textualmente “A través de un conjunto de textos literarios de
autores marplatenses, en los que la ciudad - con sus lugares, con
su gente, con sus atmósferas, de hoy y de ayer - está presente,
hemos querido entregar una imagen de Mar del Plata más viva,
más profunda, en todo caso más sentida (y, por ello, más
interesante), aparezca a través de las miradas de escritores que
viven o han vivido en ella, que en ella nacieron o en ella decidieron
vivir. Algunos fragmentos de visitantes ilustres, como Alfonsina
Storni o Victoria Ocampo, son excepciones, más que justificadas,
a la regla de la autoría - aunque no a la del contenido -
marplatense.” Hasta aquí parte del prólogo.
Además de las dos eminencias ¡iterarías nombradas:
Alfonsina y Victoria, comparten las páginas del libro una veintena de
autores de la talla de: Ricardo Piglia, Carlos Balmaceda, María
Wernicke, Osvaldo Picardo, Roberto Núñez, el inefable y
archimarplatense Enrique David Borthiry, Roberto Gispert, Juan
Carlos García Reig, Adelina Barrera, Matías Moscardi y otros tantos.

171
En el acto de la presentación del libro me honraron con el
uso de la palabra; prometí en ellas formalizar mi
agradecimiento, lo plasmé en estos versitos que comencé esa
misma noche después de los abrazos, de las entrevistas y de
los brindis:

ESTA NOCHE MAR DEL PLATA ME HA BESADO.


Los otoños marplatenses son lugares
que se esconden de los ruidos del verano
y se escapan por debajo de las tardes
recorriendo la ciudad a contramano.
Mar del Plata es el lugar de mis afectos,
donde guardo mis sonrisas más sinceras,
y esta noche ha despeinado mis silencios
con el viento de la voz de sus poetas.
Hoy he vuelto andando un tiempo que es ajeno
y asombrado vi mi ausencia en sus veredas,
y al cruzar más de una calle, los recuerdos,
se asomaron hechos flores tras las verjas.

No creí que yo existiera en el recuerdo


mucho menos que el recuerdo me nombrara.
Nunca hay nuncas en los siempres del afecto
y el afecto es para siempre en Mar del Plata.
Con su estirpe de ciudad cosmopolita
y su acento coloquial de pueblo y barrio,
en presencia de Victoria y de Alfonsina,
esta noche Mar del Plata me ha besado.

(M.D.P. 11/mayo/2007- 20 hs.)

172
La querencia de mi niñez fue Pilo-Lil; y el alma do Pilo I il
es el río Aluminé.
Yo me fui definitivamente de Pilo-Lil el 14 de enero do
1973; siempre me vanaglorié de que si bien no pude cruzar
el Rubicón, para decir: “Alea jacta est" sí pude cruzar el
Aluminé y echar mi suerte a andar.
Por razones de trabajo en el invierno del 2005 tuve el
privilegio de volver a mirar “mi” río de los ríos; una extraña
emoción me sacudió el alma cuando lo divisé ahí nomás en
el último recodo de la cuesta del Rahue.
Lo abracé con la mirada, él ronroneó afectuoso su masa
líquida; los dos estábamos iguales, pero distintos.
Detuve mi camioneta antes de cruzar el puente para
garabatear estos versos. Hacía frío y habían pasado 32
años.

REENCUENTRO

Bajando del Rahue descubro tu piel,


justo donde el frío se vuelve memoria.
Casi sin mirarte, hoy te vuelvo a ver
y en tu cauce viejo releo la historia
que escribimos juntos, viejo Aluminé.

Ni vos tenes penas, ni yo tengo glorias;


de aquel tiempo antiguo éste es el después;
ayer compartimos otra Patagonia
que hoy está cambiada, viejo Aluminé.

Preguntas de niño y apuros de hombre


me llevaron lejos de vos, y al volver
repetí mil veces tu querido nombre,
amigo de siempre: viejo Aluminé.

Tu apuro de agua, mí tiempo de niño;


tu líquida carne, mi ignorancia imberbe,
son mañas del tiempo y cosas de río
que nunca entendimos y supimos siempre.

173
Pensando aquel tiempo, hoy volví a buscarte
y al bajar del Rahue te encontré otra vez,
gastando las piedras, lamiendo tus sauces,
más lindo que nunca, viejo Aluminé.

(Rahue, mayo/2005)

174
Dos años de habitarla no me alcanzaron para
“amendocinarme" pero si para aprender a no olvidarla
porque para quien ha vivido en Mendoza, el olvido es como
el cielo nublado: una improbabilidad, casi una mentira.
Hasta mi nueva querencia la nostalgia me arrima
entonaciones cuyanas, sabores de sopaipilla, afectos,
otoños dorados, sol, aridez, un tenue aroma a malbec y el
recuerdo recurrente de algún asado en el Barrio Bombal
donde conocí la maravillosa guitarra de Daniel Talquenca y
tuvimos ambos la intención inconclusa de soñar una cueca
o quizá una tonada, que podría ser ésta:

RECUERDO MENDOCINO

Una frescura de acequias


lame el borde de tus calles
y en la quietud de mis tardes
crece tu ausencia, Mendoza.

Cuando un malbec saboreo


sabor a Mendoza encuentro;
y cuando muerdo el recuerdo,
allá en Mendoza me veo.

Mendoza la tierra linda


que yo no alcancé a querer,
porque aunque quise quererla,
no la alcancé a conocer.

Un malbec moja mi boca


y una cueca mis oídos,
y en el corazón prendido
llevo tu aroma, Mendoza.

Cuando llega la cosecha


tu tierra tiembla en racimos
y el amor, que es mendocino
con vino y cueca festeja.
Hay un sol todo de viñas
y un vino que es todo sol,
y otro sol arde en la niña
que se adueñó de mi amor.

Lleno de amor el otoño


amarillea en las hojas;
llenas de vino las copas
que brindan con los cogollos.

Hoy es tiempo de recuerdos


y el recuerdo es mendocino,
Mendoza, tuyo es mi afecto;
mío el sabor de tu vino.

Las Grutas, abril/1997)

176
En Tromen trabajé, en Tromen transcurrí tiempos
inolvidables, me amargué, sufrí, me aburrí, en Tromen
pesqué, cazé, piñoneé. Tuve amigos distantes y distintos:
gendarmes, guarda parques, andinistas, aventureros,
carabineros, puesteros veranadores, campesinos y turistas.
Era otro tiempo, el progreso estaba ausente, yo era joven
y Tromen un lugar recóndito en el Sur. En Tromen no sólo
estuve, en Tromen viví; hoy el recuerdo me lo nombra.

RECUERDOS DE TROMEN
(milonga piñonera)

Te nombran sombras, de noche


que se asombran de nombrarte
cuando Tromen dice el bosque
y el Lanín repite: Tromen...

Hubo un verdor en tus cerros


que parecía esperanza
hoy que lo miro de lejos
tiene color de nostalgia.

Los olvidos se me olvidan


cuando recuerdo aquel pago,
y en el agua de su lago
se me moja la mirada.

Hay un verdor de laderas


empalagando mis ojos
y en el Malleo, un despojo
de nubes, que se reflejan.

Aquel rescoldo de antaño


ya no sancocha piñones
pero el recuerdo lejano
todavía dice: ¡Tromen!

177
Y Tromen repite el lago
con su silencio estridente
Tromen, le grita a mi suerte
la suerte de andar andando.

Tengo un tiempo sin piñones


y un rescoldo hecho de tiempo;
con ellos hoy vuelvo a Tromen
para incendiarme en recuerdos.

(Mar del Plata, mayo 1993)

178
Los que alguna vez vivimos en Buenos Aires nos
adueñamos descaradamente de pequeñas épocas e
imágenes porteñas. Creemos que son nuestras; cuando
retornamos, la realidad nos muestra otra cara; y es ahí
cuando nos ataca la nostalgia. Porque Buenos Aires está
hecha de nostalgias.

TUS CALLES BUENOS AIRES

Tus calles ciudad vieja, parecen otras calles;


y un aire, sin porteños te invade Buenos Aires,
ayer todos soñamos, lo que hoy no sueña nadie.

Tus calles son difíciles y hostiles tus veredas;


tu gente es otra gente y mi angustia es distinta:
lo que perdí de hambre lo he ganado de miedo.

Lo que gané en dinero, lo he perdido en afectos


y un angustiado tango, que no compuso nadie
y que ayer lloró de amor, hoy llora de hambre.

Tus taxis mentirosos son morochos teñidos


que aburren mi mirada con techos amarillos;
tus paicas y mestizos son taxis sin destino
que infieles al candombe se escapan por el frío
del viejo adoquinado que alguna vez fue mío.

Guardo un tango escondido abrumado de esperas


que apenas disimula la húmeda miseria
que habita tus veredas.

(San Telmo, junio de 1990)

179
Calle Monroe esquina Hernández, allí terminaba Quilmes;
más al Sur, para el lado de Ezpeleta, el tomatal de doña
María y una cuadra hacia el Este el bajo del Río de La
Plata.
Calle Monroe, calle de pasto y barro, como para que no la
transite nadie; veredas de barro, pasto y escombros
salpicados, como para que las anden los que saben.
Mañanas de sol, fabriqueras de delantal y perros
vagabundos; amas de casa tendiendo la ropa; tardes de
novela por Radio del Pueblo. Nochecitas de pasos
apurados esquivando los charcos y a lo lejos, casi
imaginado, un bandoneón rezongón discutiéndole los tonos
a una guitarra. Ese fue el arrabal que conocí, mucho más
acá de Gardel; entre Troilo y Piazzolla, justo, justo al llegar
a Julio Sosa.

LA LUNA DE Mi BARRIO
En mi barrio, la luna, que es porteña
se maquilla con tango y muzzarella
y trepada al viejo cielo de ceniza
se imagina que no esa luna, sino pizza.
***********
La luna inventó aquel barrio
y el barrio las fabriqueras;
cuando el sol en primavera
jugueteaba entre los charcos.
Barrio de perros aullando
y de yuyos en la calle;
barrio pobre que en la tarde
solía silbar un tango.

Barrio de amores y flores,


de cerquitos desiguales,
de mañanas con apuro
y de tardes con chamuyo.

La luna de mi barrio es puro tango;


el tango de mi esquina es pura vida.

180
Aquella vieja vida y tu recuerdo
la antigua juventud de aquel amor
hoy vive de nostalgias y silencios
y muere tangamente por los dos.

El tango, el barrio, el cielo y las quimeras;


la luna, mi locura y tus ojeras;
todo eso fue el amor,
todo eso fuimos vos y fuimos yo.

SIMPLEMENTE TANGO

Tango que sos el recuerdo


de algún pasado que tengo,
de Buenos Aires y un tiempo
de corajes y de miedos.
Tango que sos el espejo
de mi vida y de otras muchas;
Tango, que cuando se escucha
tu ritmo, llora un recuerdo.

Recuerdo que fuiste tango


y que hoy sos sólo una sombra
de guapos y de milongas
que el asfalto fue matando.

Viejo compinche de barrio,


duende de calles y esquinas,
dueño mayor de mi vida;
Tango, simplemente Tango.

Afecto que fue quedando


olvidado como el barro,
de aquellos viejos tamangos
de mi tiempo y de mi barrio.

181
El catango: lo más primitivo de nuestros rodados, hoy les
dirían “artesanales”, antes simplemente les decíamos
“hechos a mano”; y así eran, todo esfuerzo y sudor desde
su confección hasta su uso.
Fueron, hace mucho, la Imagen emblemática de la
cordillera que los turistas se llevaban en sus cámaras
fotográficas. No sólo los conocí, sino que los usé y conduje.
Hoy son sólo nostalgia.

CATANGUECES1
Mitad torpes; mitad lerdos,
llenos de tiempo y de penas
mi catango y mis recuerdos
se van muriendo de ausencias.
Catango de un tiempo ¡do
que se quedó entre mis cerros
discutiéndole al olvido
los motivos del recuerdo.
No tuvo apuro el catango
ni tuvo apuro el paisano;
para que dure la vida
más vale andarla despacio.
Cuanto más lento el catango
más largos son los senderos
y cuando el sendero es largo
también es largo el silencio.
Por no morir mi catango
siempre quiso andar despacio,
yo también quise andar lento
y lo mismo me hice viejo.

Cuando me llame la muerte


quisiera irme en catango,
no por querer escaparme
sino para irme despacio.

182
CATANGUECES 2

Por la huella del silencio


de un ayer cordillerano
asoman torpes y lerdos
mis bueyes y mi catango.

Las penas del pobrerío


suelen morirse calladas,
unas se mueren de frío
las otras de resolana.

No siempre los apurados


son los que llegan primero;
he visto a más de un ligero
rodar y salir quebrado.

No tuvo apuro el catango,


apenas tuvo simplezas
y en sus ruedas la torpeza
estoica de los paisanos.

Sus ruedas como mis penas,


solían chillar de viejas;
un viajecito de leña
no le alcanzó a mi pobreza.

Un día corté coyundas


cuando la vieja enfermó
tuve que vender la yunta
para pagarle al doctor.

Después se murió la vieja


y todo cambió en el rancho
ahura naides gasta leña
tampoco sirve el catango.

183
CATANGUECES 3

Sus ruedas: dos rodajones


de algún pellín centenario
de caño le hice los bujes
y el eje de fierro macho.

El yugo es de puro coigüe


y de astillones el catre,
las barandillas de sauce
y de lenga los varales.

La leña es cosa de pobres


y es de pobres el catango;
dos ruedas tiene mi carro
y muchos años mi hambre.

Hoy que ya no tengo bueyes


ni traigo leña p’al rancho
suelo mirar mi catango
allá en el fondo del patio
y está apuntándole al cielo
con sus varales en ángulo,
si a veces se me parece
como qu’estea rezando.

Un catango sin sus bueyes


y sin mujer un paisano
¡vaya destino de pobre
solo yo y solo mi carro!

184
Los súper héroes y los ídolos que la globalización impone
le han quitado el pequeño lugar que la memoria guardaba
para los que practicaron la antigua religión del coraje. De
todas maneras a mí, personalmente, me siguen
simpatizando, tal vez por que fueron anónimos y muchas
veces, ignorantes y salvajes. Hoy quiero nombrar a
Treuquil, sólo un indio de lanza, un cona.

EL ALMA DE TREUQUIL

Un silencio de Sur se ha dormido


sobre el magro colchón del recuerdo,
un poema que es todo silencio
insistente se empeña en ser indio,
•k-ic-k-kic-k-klfkickic

Ya no tiene caballo ni lanza,


es apenas un soplo en el viento;
él fue el indio abatido, que el tiempo
dejó muerto en el norte del Sur.
El ardor de un balazo en el pecho
le quemó la ilusión de venganza.
Fue Treuquil, sólo un indio de lanza;
uno más que murió en el desierto.

Por ser bárbaro, infiel e ignorante


lo mataron sin muchos reproches;
fue volviendo a su ruca una noche
cuando un tiro acabó su barbarie.
No le dieron responsos ni rezos,
¡esas cosas no son de salvajes!
sólo tuvo el macabro homenaje
de los buitres comiendo su cuerpo.

185
Ignorada su muerte en la Historia,
apenitas la cuenta este verso;
nadie llora a los indios que han muerto
en el norte de la Patagonia.
Poco importa una causa sin gloria
mucho menos, de un indio salvaje
que enancando en su potro al coraje
intentó defender a su tierra
a pesar de su inmensa barbarie.

Es Treuquil sólo un indio de ayer,


que una noche cayera abatido
ignorando que estaba prohibido
ser valiente y ser indio a la vez.

Los silencios de la Patagonia


nada dicen del cona Treuquil,
apenitas, haciendo memoria
algún nieto lo trajo hasta mí.

186
MEMORIAS DE UN ANTIGUO SOLDADO MUERTO
Por el sur de mi patria ando andando
como anduvo, a los tumbos, la historia,
galopando senderos sin gloria
y sin gloria, muriendo y matando.

Suele el sol calcinar el recuerdo,


con que insisten mis huesos aún;
suele el frío escarchar mi osamenta
reiterando mi muerte en el Sur.

Soy tan solo un jinete argentino


que galopa una pampa estrellada;
me morí en una guerra olvidada
en la tarde de un día perdido.
Aún me duele la cruel puntería
de aquel indio lanceándome el pecho,
de su grito quebrando el silencio,
de mi grito perdiendo la vida.
Me mató de un lanzazo aquel indio,
al que quise matar y no pude;
las razones que él tuvo y yo tuve,
hoy no tienen razón ni sentido.
Eran tiempos de guerra y conquista,
de crueldad, de traición, de matanza,
de morir esperando venganza,
de matar defendiendo la vida.
Aquel indio murió de un balazo
que le diera un sargento cualquiera;
por ser indio él extraña su tierra,
yo la extraño tal vez por ser gaucho.

Con el indio hoy andamos andando


por un cielo estrellado y sin gloria;
no mencionan los libros de historia
nuestra historia de muerte y lanzazos.
187
Él era de Aucapán Arriba, se llamaba Francisco Tripailafy
era indio. Lo mató una nevazón. Mi emoción hoy desde
muy lejos lo abraza y homenajea. Fue el amigo inolvidable
de mi infancia cordillerana.

RECUERDO PARA FRANCISCO

Apurado como el viento,


anduve por Aucapán,
pregunté por Tripailaf,
me dijeron que había muerto.

También los amigos mueren


y mucho más sin son indios.
Con mi amigo murió el niño
que alguna vez supe ser.

No se mide la amistad
por la piel ni por la raza;
la amistad es la confianza
que uno recibe y que da.

Tripailaf era un silencio


que caminaba despacio
como midiendo el espacio
que le dejaba el progreso.

Desde el tiempo y la nostalgia


hoy recurro a la amistad
que mi amigo Tripailaf
le supo dar a mi infancia.

Nunca quiso acristianarse,


siempre le costó el “castilla”
las costumbres de los huincas
suelen matar al indiaje.

188
Fue mi amigo y fue mi peón,
mi esquilador, mi soguero;
todavía guardo un lazo
que le cambié por dos cueros.

Con ese lazo irenzao,


salgo a pialar los recuerdos,
y a veces ato a este tiempo
con aquel tiempo pasao.

Bozal, cabresto, pretal,


cabezadas con frentera,
boleadoras, encimeras,
cinchón, riendas y pegual;
todo hacía Tripailaf
con sus pobres dedos viejos
chuecos de reuma y silencio,
hastiados de soledad.

Su Eskiltuna lonjeador
cortaba un pelo en el aire,
nunca lo usó contra nadie,
pero solía mostrarlo.

Pa’ la chupilca era bueno,


y también pa’ la ginebra;
jugaba al truco con señas
y firmaba con un dedo.

A veces en el boliche
se instalaba frente a un vino
a “romancear” el destino
de ser pobre y ser mapuche.

Como soguero era bueno,


como indio era sufrido,
Tripailaf murió en silencio,
como se mueren los indios.
189
Lo chucearon las espinas
de algún destino sotreta,
y la muerte en su maleta,
se lo llevó cuesta arriba.

Justo al pasar los sesenta


y pa’ la gran nevazón,
el reuma lo arrinconó
y le rompió la osamenta.

La vida es como una soga


y toda soga se corta,
además, ¿a quién le importa
la pobre vida de un indio?

Si algo tuvo don Francisco


fue pobreza y dignidad,
marginación, sufrimientos,
y un vicio: la soledad.

Nguenechén cortó los tientos


de sus tamangos overos
y el frío de mil inviernos
congeló su cuerpo viejo.

O tal vez en un descuido


lo atropellaron los años,
y el reuma y los desengaños
lo mataron a mi amigo.

Nguenechén nunca fue hombre,


apenas fue Dios, nomás;
por eso nunca entendió
la pena de Tripailaf.

190
Murió nevado mi amigo
por campear a su tobiano;
cayó en un guardaganado
que fue el fin de su destino.

Resentimientos antiguos
se murieron con Francisco
unos murieron de odio,
otros murieron de olvido.

Se fue con la pena vieja


de ver su raza vencida,
con la esperanza perdida
de quien sufre y no se queja.

Se empezó a morir de a poco


como se muere la tarde,
sin pedir perdón a nadie
y sin perdonar tampoco.

Era un indio solamente,


lo mató una nevazón
tal vez, cuando comprendió
que la mejor vida es la muerte.

Hoy lo abraza mi recuerdo


a Francisco Tripailaf,
él era un indio, nomás,
¡buen amigo y buen soguero!

(Aucapán, enero/1996)

191
El coraje y la razón, no siempre coinciden. En nuestra
meneada Conquista del Desierto abundaron ambos.

EL ÚLTIMO MALON
Amanece y hay malón, los perros lo han anunciado
sobre la pampa anda el miedo como animal asustado.
El viejo temor de siempre, duele y se vuelve coraje;
el pánico nunca sirve cuando atropella el salvaje.

Un cataclismo de potros se abate sobre la pampa;


los indios hacen del robo una razón de venganza.
Tener miedo no es negocio, ni es negocio la maloca,
algo de eso está pensando, seguro el General Roca.

El acero del milico brilla como la luz mala


y el griterío del indio es una inmensa puteada.
Tienen distinta la piel pero el coraje es el mismo;
no piden ni dan cuartel los indios ni los milicos.

Un orgasmo de fusiles explota sobre la pampa;


desparramando el coraje puntiagudo de las lanzas.
Las ideas no se matan, dicen los intelectuales;
sólo se matan los indios y los gauchos ignorantes.
Aunque si los indios mueren, los gauchos quedan
sobrando,
unos porque son ladrones, los otros por que son gauchos.

Los blancos ganan de nuevo, la indiada ya no molesta;


los que están en el gobierno, ya pueden dormir la siesta.

Ganó el Progreso otra vez, y otra vez perdió la raza;


se acabó el problema indio, la victoria ha sido blanca.
La éxito en la Conquista le tocó al conquistador;
él se quedó con la tierra y también con la razón.

La derrota no da títulos, sólo rencor y vergüenza.


Si es que quedan indios vivos, mejor que cambien de
tierra.
192
La mano izquierda en la rienda, la derecha en la armella
de tiento de la lanza y atrás, más atrás de las patas del
caballo la cola de la tacuara o del coligüe arrastrándose
como una víbora rígida y vibrante, como borrando los
rastros, como rastrillando el suelo.

RASTRILLADA

Destripado por las chuzas de la indiada


el desierto se desangra hacia el poniente;
sólo queda del malón la rastrillada
y la inmensa presencia de la muerte.

Nadie cree en la paz habiendo indios


ni a los indios los convencen las mentiras
ellos sueñan con ser libres y ser dignos
y los blancos: con ser dueños de la tierra.

No se pudo cumplir nunca en la pampa


lo que dicen los tratados y armisticios;
como siempre la mentira ha sido blanca
y el malón como siempre ha sido indio.

El coraje anda mezclado con la muerte


y en la punta de las lanzas juguetea;
no se mueren de viejos los valientes
ni hay lugar para cobardes en la guerra.

Vacunados de coraje contra el miedo,


los milicos y los indios andan sueltos;
unos vienen conquistándolo al desierto
y los otros, simplemente van muriendo.

Marcharán hacia el olvido los valientes


y olvidadas quedarán las rastrilladas,
la Conquista del Desierto es para siempre;
y para nunca es el regreso de la indiada.

193
AYER SIN HOY

Nadie piensa en el futuro


si está condenado a muerte,
no hay mundo mejor que el mundo
que se perdió para siempre.

Con la pena y sin la gloria


que les toca a los vencidos;
como un manojo de olvidos,
se van perdiendo los indios.

El tiempo tendrán de siempre


y por siempre la derrota;
su madre la Patagonia,
se quedó seca y vacía,
y un silencio de jarillas
aburrido y sin memoria
escondió, como al descuido,
algún mortero partido,
una flecha silbadora
o el llanto de un niño indio.

El Progreso con su apuro


los abandonó a su suerte;
rumbo al fin, uno por uno
se perdieron los tehuelches.

Escozores y fastidios
molestan a los que piensan
que si el Sur perdió sus indios,
tal vez pierda su vergüenza.

194
INDICE

A
A PESAR, 117
AVECES, 128
A VECES LAS ESQUINAS, 93
« ADONDE, 87
ALLA EN EL SESENTA Y OCHO, 158
AQUÍ, 46
AYER SIN HOY, 194

c
CALFU, 57
CALFU, EL DUENDE DE LAS GRUTAS, 58
CARDO RUSO, 154
CATANGUECES 1, 182
CATANGUECES 2, 183
CATANGUECES 3, 184
CIRUJA DE PUEBLO, 151
CON EL SUR A CUESTAS, 13
CONSEJO, 122
COPLITAS DE LOS PULPEROS, 43
COSAS DE LA TARDE, 72
CUANDO, 101
CUANDO YA NO TENGA NADA, 108
CUCHILLEROS, 116

D
DE DICIEMBRE A MARZO, 47
DISTANCIAS PATAGONICAS, 14
DOLOR DE AGUA, 131
DOLOR DE PLAYA Y ARENA, 133
DOS LEYENDAS, 62
DUENDES DEL GOLFO, 65
DULZURA DE AZUL Y PIQUILLIN, 51

E
EL ALMA DE TREUQUIL, 185
EL AMOR QUE YO ESPERO, 98
EL AMOR SEGÚN MI CONCEPTO, 94
EL AMOR Y EL SILENCIO, 100

195
EL FARO DE PUNTA MOGOTES, 169
EL HOMBRE QUE NUNCA FUI, 142
EL INVIERNO EN MI PUEBLO, 76
EL LUGAR, 49
EL MAR NO LLORA POR NADIE, 129
EL MAR Y EL SUR, 56
EL MITO DE LATINIA, 163
EL NIÑO AL QUE NO LE COMPRE EL DIARIO, 150
EL NIÑO DE LA VILLA, 146
EL SILENCIO EN EL SUR, 17
EL TIEMPO QUE ME QUEDA I, 113
EL TIEMPO QUE ME QUEDA II, 114
EL TIEMPO QUE ME QUEDA III, 115
EL ÚLTIMO MALON, 192
ELLA SE LLAMA MILONGA, ÉL SE LLAMA LONCOMEO, 80
EN PAREJA, 159
ESTA NOCHE MAR DEL PLATA ME HA BESADO., 168
EXTRAÑANDO, 31

F
FRIO, 91

G
GRACIAS MAMA, 137
GUAJIRA DE RIO NEGRO, 30

H
HAY, 56
HUERFANA, 134

I
INVIERNO, 55
INVIERNO EN LA MESETA, 26

J
JARILLAS Y SOLEDADES, 18
JUBILADA, 148
JUNTO AL MAR DE LAS GRUTAS, 102

196
L
LA ALEGRIA Y EL AMOR, 135
LA BELLEZA DEL SUR SE TE PARECE, 50
LA LUNA DE MI BARRIO, 180
LA NOCHE EN LA MESETA, 27
LA PRIMERA BAJADA, 45
LA VEJEZ DEL CANTOR, 106
LAS GRUTAS, EL GOLFO, EL SUR Y ESAS COSAS, 44
LAS PENAS DEL PULPERO, 35
LAS SONRISAS DEL GOLFO, 67
LAS TIPAS MEJORES QUE CONOZCO, 124

L1

LLAMADO A MI NIÑEZ, 170

LO MALO DE LO BUENO, 92
LONCOMILONGA, 82
LOS AMORES NUNCA MUEREN, 86
LOS BESOS QUE SE DAN DE MADRUGADA, 88
LOS ENEROS DE LAS GRUTAS, 32
LOS MISTERIOS DEL FUERTE, 64
LOS SIEMPRES DE LA MILONGA, 120
LOS VERSOS QUE SE ESCAPAN DEL OLVIDO, 121
LUNAGRUTENSE, 78

M
MARIANELA Y CARLOS ALBERTO, 53
MARISCAL DEL GOLFO, 36
ME DIJO, 168
ME GUSTA, 166
ME SORPRENDO A VECES, 139
MEDIATARDE DE AMOR, 70
MEMORIAS DE UN ANTIGUO SOLDADO MUERTO, 187
MI AMIGO EL PULPERO, 38
MI CANTO, 20
MI DEBILIDAD, 118
MI MUERTE Y EL OLVIDO, 167
MI PATAGONIA, 23
MI PATRIA, 15
MI VIDA Y LA EXPERIENCIA, 165
197
MIENTRAS, 52
MILONGA QUE UN DIA LLEGASTE, 79
MILONGUITA PULPERA, 68
MISTERIOS DEL GOLFO, 61
MONEDITAS DE TIEMPO, 110
MOTIVOS DEL VERANO, 75
MOTIVOS Y RAZONES, 144
MUCHACHA DE LA PIEL DE PRIMAVERA, 89
MUCHACHA DEL OLVIDO, 85
MUERTE EN “LA HIGUERA”, 164

N
NAVIDAD EN LAS GRUTAS, 41
NOSOTROS LOS DEL SUR, 19
NOVIEMBRE EN LAS GRUTAS, 48

O
OBSESION, 11
OLITAS TRAVIESAS, 136
OLVIDO, 89
OPTIMISMO, 156
ORACION PATAGONICA, 16
OTOÑO EN LAS GRUTAS, 73

P
PARECIENDONOS, 160
PASO A PASO Y BESO A BESO, 90
PEQUEÑECES, 71
POQUITITOS, 140
POR NOMBRARTE RIO NEGRO, 29
POR SUERTE ZAMBA, 143
PORTICO, 5
POSTAL I, 69
POSTAL II, 69
POSTAL III, 69
POSTAL IV, 69
PRIMAVERA EN LAS GRUTAS, 74
PROVINCIA CONTINENTE, 22
PULPERISMO, 42

198
Q
¿QUE SOMOS?, 127
QUIEN PUDIERA, 145

R
RASTRILLADA, 193
RECETA MERCANTE, 123
RECUERDO MENDOCINO, 175
RECUERDO PARA FRANCISCO, 188
RECUERDO PARA MI PADRE, 126
RECUERDOS DE TROMEN, 177
REENCUENTRO, 173
RIO NEGRO - PATAGONIA, 28
RIO NEGRO ES EL SUELO, 21
RONDA DE DUENDES, 63

S
SABANA Y ALMOHADA, 96
SAN MATIAS, 33
SENECTUD, 103
SIMPLEMENTE TANGO, 181
SINFONIA EN NEGRO Y RIO, 24
SOLEDAD DE SER SOLTERA, 161
SOLEDAD, LA DE LOS VIEJOS, 111
SOMOS, 119
SEREMOS LA PATAGONIA, 12

T
TENGO, 141
TENGO CIERTO GRUTERISMO, 77
TODO, 70
TRIQUIÑUELAS DEL SUR, 54
TU AMOR, LA PLAYA Y MI GUITARRA, 83
TUS CALLES BUENOS AIRES, 179

u
UN MUCHACHO EN LA PLAYA, 84
UN VACIO Y MIL SILENCIOS, 66
UNA GOTA, 138

V
VERDADES COLOR MILONGA, 40
VIEJOS SON LOS TRAPOS, 105

199
•'

DON TEO
(Doroteo Oscar Prieto)

Brevísima semblanza

Nació en 1946 en la Ciudad de Buenos


Aires (Parque Patricios), alternó los años
de su infancia entre el Barrio de Boedü
(Capital Federal), Pilo-Lil y Juníri de los
Andes (Prov.del Neuquén); su adolescencia
transcurrió en General Roca (Río Negro).
Iniciada su adultez, distintas circunstancias de la vida lo
llevaron a radicarse sucesivamente en la ciudad de Quilmes,
luego eñ los barrios de Palermo y San Telmo en Capital Federal;
después nuevamente en Pilo-Lil, Lago Hermoso, San Mártir
de los Andes, Mar del Plata, Sierra de los Padres, Ciudad de
Mendoza, Neuquén Capital, San Antonio Oeste y Las Grutas
y de éste último lugar, a una legua hacia el Sur ha elegido y
erigido un sitio al que llamó Ruca-Ló; allí transcurre actualmente
su tiempo frente al Golfo San Matías.
Sus trabajos literarios han sido publicados por distintos
medios periodísticos y ha compartido ediciones integrando
diversas antologías en Mercedes (Prov. de Bs.As.), Mar d»M
Plata, Ciudad de Buenos Aires, Provincia del Neuquén y
Colorado (Estados Unidos).
Distintos jurados han premiado su producción literaria
en el ámbito nacional.
Como narrador vale destacar que uno de sus cuentos
“Amanda” (“La Navidad y la muerte”) fue seleccionado y
publicado para sú estudio y análisis por el Departament of
Hispanic Studies of the University of Northern Colorado,
Greeley, Colorado. U.S.A. en 1992.
Qtroxle sus cuentos “Una sirena y un lobo” fue seleccionado
e incluido en el libro “MAR DEL PLATA, MIRADAS DE
NARRADORES Y POETAS”, edición compilada, supervisada
y compartida por la Universidad Nacional de Mar del Plata,
la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de General
Pueyrredón y. el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Es autor de los libros “Entre Coirones y Neneos” (1998)
y $Gruterías”(2003).
Azul Catfú es un ramillete de poemas representativo de
'• I distintas épocas^y distintas geografías vividas por el poeta,
Si siempre con el acento puesto en la Patagonia y especialmente
en Las Grutas.

ruca-lo@canaldlg.com. ar

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