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DECLARACIONES Y CONDENAS
PERJUICIOS EXTRAPATRIMONIALES
DAÑOS MORALES
“2(…) Como no existe un patrón objetivo para tasar el perjuicio moral, dada su
naturaleza, la indemnización sólo cumple un papel paliativo o de mitigación del
bien afectado, pues ni lo resarce ni lo repone. La Sala en sentencia de 6 de
septiembre de 2001 hizo un recuento sobre la evolución de la jurisprudencia de
esta Corporación en materia de liquidación del perjuicio moral y fijó la nueva
orientación. Precisó que desde cuando el Consejo de Estado asumió
competencia para conocer de las demandas de responsabilidad
extracontractual instauradas contra el Estado acudió al artículo 95 del Código
Penal de 1936 para efectos de cuantificar el perjuicio moral; que a partir de la
sentencia del 9 de febrero de 1978 decidió actualizar la suma de dos mil pesos
fijada en dicha norma, teniendo en cuenta la pérdida del valor adquisitivo de la
moneda, concluyendo que el tope máximo establecido en esa disposición
equivalía en el año de 1937, a lo que para la fecha de la sentencia, costaban
1.000 gramos de oro. Indicó que desde el año de 1978 se ha continuado
aplicando la fórmula de remisión al oro, la cual fue recogida por el nuevo
código penal - decreto 100 de 1998 -, donde se indicó que “() Si el daño moral
ocasionado por el hecho punible no fuere susceptible de valoración pecuniaria,
podrá fijar el juez prudencialmente la indemnización que corresponda al
ofendido o perjudicado hasta el equivalente, en moneda nacional, de unos mil
gramos oro. Esta tasación se hará teniendo en cuenta las modalidades de la
infracción, las condiciones de la persona ofendida y la naturaleza y
consecuencia del agravio sufrido” (Artículo 106). Y fijó la nueva orientación
jurisprudencial, según la cual la liquidación de la indemnización por concepto
del perjuicio moral, se debe efectuar ya no con base en el patrón oro, sino con
fundamento en el salario mínimo legal; para ese efecto hizo referencia a: La
modificación del valor del oro en proporción completamente distinta, “por lo
general muy inferior, a la pérdida del poder adquisitivo del peso colombiano”;
La inexistencia de un nexo entre las variaciones del valor de estos dos rubros;
La denominación de las obligaciones en oro “es un método absolutamente
inadecuado para conservar la capacidad adquisitiva del acreedor o de la
víctima”; La reparación integral y equitativa del daño, que exige el artículo 16
de la ley 446 de 1998;El abandono necesario del criterio adoptado por el
Consejo de Estado desde el año de 1978, mediante el cual se daba aplicación
extensiva a las normas que al respecto traía el Código Penal. Las razones
nuevas de orden jurídico, “apoyadas igualmente en fundamentos 1 Liria
Fernández; B. Rodríguez Vega, Intervenciones sobre problemas relacionadas
con el duelo para profesionales de atención primaria: El proceso de duelo.
Universidad Autónoma de Madrid. 2 sentencia del 01 de marzo de 2006,
Expediente 15537, Sección Tercera, Consejo de Estado, Magistrada Ponente
Dra. María Elena Giraldo Gómez, Republica de Colombia, Bogotá D.C JOSE
SILONEY NAVIA GUTIERREZ Abogado – Litigante en Derecho Administrativo
Calle 3 C No. 69-29 (2) 313-6885142 Cali Vallejsnavia@yahoo.com de orden
práctico, justifican, en la actualidad, esta decisión”. Y concluyó: que
“establecido, por lo demás, el carácter inadecuado del recurso al precio del
oro, la Sala fijará el quantum de las respectivas condenas, en moneda legal
colombiana, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 178 del Código
Contencioso Administrativo. Considerando que el salario mensual en Colombia
se fija atendiendo fundamentalmente la variación del índice de precios al
consumidor, se considera que el valor del perjuicio moral, en los casos en que
éste cobre su mayor intensidad, puede fijarse en la suma equivalente a cien
(100) salarios mínimos legales mensuales, que en la fecha de la sentencia
corresponda ( )”. Y en sentencia dictada el día 13 de febrero de 2003, destacó
el carácter discrecional de la facultad de cuantificación del perjuicio moral:
“( ) la valoración de dicho perjuicio debe ser hecha por el juzgador, en cada
caso, según su prudente juicio ( )”, y que por ello la sugerencia hecha por la
Sala en el fallo proferido el día 6 de septiembre del 2001 sobre la imposición de
condenas por perjuicio moral en un máximo de 100 salarios mínimos legales no
significa que no pueda ser mayor cuando se pide una mayor indemnización y se
alega y demuestra además una mayor intensidad en el padecimiento del daño
moral, como lo ha dicho la Sala en otras oportunidades (…)”.
PERJUICIOS PATRIMONIALES
HECHOS
1. Que el día 05 de enero del año 2022, siendo las 10:00 pm, el señor JUAN PABLO
MIRANDA COTES (QEPD), quien conducía una motocicleta marca YAMAHA
línea FZ de placas BTU 56D, se encontraba transitando en la vía que comunica al
Municipio de Chimichagua con el Municipio de Chiriguana – Cesar, quien colisiona
con un vehículo tipo camioneta, de placas CBW 453, perteneciente al Ejército
Nacional, la cual se encontraba a la mitad de la vía, mal estacionada y sin ningún
tipo de luz encendida ni señalización que indicara su presencia en la oscura vía.
2. Como consecuencia de lo anterior, el señor JUAN PABLO MIRANDA COTES
queda tendido en la carretera, quien luego es auxiliado por personas que transitaban
en la vía y se percataron del accidente, quienes inmediatamente llaman a una
ambulancia que atiende el llamado y procede a trasportar inmediatamente al señor
JUAN PABLO a las instalaciones del Hospital Inmaculada Concepción del
Municipio de Chimichagua a donde llega sin signos vitales.
3. Que una vez practicada la autopsia de la víctima se determinó por parte del Instituto
Nacional de Medicina Legal que el deceso de la víctima obedeció a los múltiples
traumatismos sufridos en el accidente.
4. Queda plenamente confirmado que el señor JUAN PABLO MIRANDA COTES por
medio del estudio de la necropsia, no se encontraba bajo los efectos de sustancia
psicoactivas o alucinógenas, ni en estado de embriaguez.
5. La víctima, el señor JUAN PABLO MIRANDA COTES contaba con 45 años de
edad y prestaba sus servicios como administrador de la finca SINAMAICA
propiedad del señor ORLANDO CESPEDES, ubicada en zona rural del Municipio
de Chimichagua, quien devengaba la suma de TRES MILLONES DE PESOS
($3.000.000) como contra prestación por sus servicios.
6. Que, como consecuencia de los hechos relatados, la motocicleta en la que se
movilizaba la víctima sufrió pérdida total por el choque sufrido, cuyo diagnostico se
encuentra debidamente constatado en el certificado expedido por concesionario
YAMAHA.
7. El señor JUAN PABLO MIRANDA COTES sostenía una sociedad conyugal
debidamente formalizada con la señora MARIA JOSE MARTINEZ ARGOTE, con
quien procreó 5 hijos, llamados LUISA, CATALINA, JUAN CAMILO, JUAN
DIEGO y CESAR ENRIQUE MIRANDA MARTINEZ, todos menores de edad.
8. Así mismo, el señor JUAN PABLO MIRANDA COTES con anterioridad a su
matrimonio, sostuvo una relación con la señora JUANA BANDERA con quien
procreó al señor JUAN ENRIQUE MIRANDA BANDERA mayor de edad.
9. Que el señor JUAN PABLO MIRANDA COTES vivía con sus padres, los señores
JUAN AURELIO MIRANDA y MARIA AURORA COTES, quienes dependían
totalmente de la víctima.
10. La pérdida de la vida del señor JUAN PABLO MIRANDA COTES, ha ocasionado
una conmoción al interior de su núcleo familiar, ya que era un esposo, padre e hijo
ejemplar responsable directamente de proveer las necesidades básicas de
subsistencia para su hogar, pues de él dependían directamente sus hijos, conyugue y
padres, una perdida ostensible, pues se han lesionado sus intereses familiares con la
falla de la administración que compromete su responsabilidad como consecuencia
del insuceso.
11. A efectos de cumplir con el requisito de procedibilidad de conciliación extrajudicial,
se acudió ante la Procuraduría General de la Nación la cual en fecha 15 de julio de
2023 expide acta de no acuerdo No. 016, agotando así dicho presupuesto.
DE RANGO CONSTITUCIONAL
Artículo 90. El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le
sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas. En el
evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños, que
haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo,
aquél deberá repetir contra éste.
La Sala, de tiempo atrás ha dicho que la falla del servicio ha sido en nuestro derecho, y
continua siendo, el título jurídico de imputación por excelencia para desencadenar la
obligación indemnizatoria del Estado; en efecto, si al Juez Administrativo le compete una
labor de control de la acción administrativa del Estado y si la falla del servicio tiene el
contenido final del incumplimiento de una obligación a su cargo, no hay duda de que es
ella el mecanismo más idóneo para asentar la responsabilidad patrimonial de naturaleza
extracontractual3. También ha sostenido que el mandato que impone la Carta Política en
el artículo 2º inciso 2º, consistente en que las autoridades de la República tienen el deber
de proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades “debe entenderse dentro de lo que normalmente
se le puede exigir a la administración en el cumplimiento de sus obligaciones o dentro de
lo que razonablemente se espera que hubiese sido su actuación o intervención acorde con
las circunstancias tales como disposición del personal, medios a su alcance, capacidad de
maniobra etc., para atender eficazmente la prestación del servicio que en un momento
dado se requiera”4, así, las obligaciones que están a cargo del Estado -y por lo tanto la
falla del servicio que constituye su trasgresión-, han de mirarse en concreto frente al caso
particular que se juzga, teniendo en consideración las circunstancias que rodearon la
producción del daño que se reclama, su mayor o menor previsibilidad y los medios de que
disponían las autoridades para contrarrestarlo5.
Se le exige al Estado la utilización adecuada de todos los medios de que está provisto, en
orden a cumplir el cometido constitucional en el caso concreto; si el daño se produce por
su incuria en el empleo de tales medios, surgirá su obligación resarcitoria; por el
contrario, si el daño ocurre pese a su diligencia no podrá quedar comprometida su
responsabilidad. Ahora bien, la falla del servicio o la falta en la prestación del mismo se
configura por retardo, por irregularidad, por ineficiencia, por omisión o por ausencia del
mismo. El retardo se da cuando la Administración actúa tardíamente ante la ciudadanía en
prestar el servicio; la irregularidad, por su parte, se configura cuando se presta el servicio
en forma diferente a como debe hacerse en condiciones normales, contrariando las
normas, reglamentos u órdenes que lo regulan y la ineficiencia se da cuando la
Administración presta el servicio, pero no con diligencia y eficacia, como es su deber
legal. Y obviamente se da la omisión o ausencia del mismo cuando la Administración,
teniendo el deber legal de prestar el servicio, no actúa, no lo presta y queda desamparada
la ciudadanía6.
Los aspectos tratados nos llevan a aseverar que en este caso se presentó lo que la doctrina
ha dado en llamar “falta de previsibilidad de lo previsible”, al olvidar las consecuencias que
puede acarrear una omisión de este tipo, generándose en consecuencia una falla del ente
estatal, como está secuencialmente señalado en los supuestos fácticos de la demanda. Es
incuestionable, entonces, que el daño sufrido por el señor fue causado por una falla de la
administración y de las demás entidades convocadas.
Sea suficiente el concepto que antecede para sostener con fundamento, que el hecho dañoso
es imputable únicamente al Estado, en cabeza de uno de sus órganos, sin que exista causa
exonerativa de responsabilidad porque el daño no se produjo por culpa de la víctima, ni por
la ocurrencia de una fuerza mayor o caso fortuito, que sirvieran de fundamento para hablar
con certeza del acaecimiento de un hecho imprevisible. La forma cómo ocurrió el accidente
y las circunstancias de ésta, ubican la responsabilidad, al configurarse los siguientes
elementos axiomáticos:
CONCEPTO DE VIOLACION
Bajo la gravedad del juramento declaro que ni el poderdante ni el suscrito han interpuesto
acción similar a la que estamos presentando, contra los demandados por los mismos
motivos y circunstancias que se describen en el presente escrito.
Estimo la cuantía del presente proceso en 910 SMLMV equivalentes a MIL CINCUENTA
Y CINCO MILLONES SEICIENTOS MIL PESOS ($1.055.600.000).
PRUEBAS
DOCUMENTALES:
TESTIMONIALES:
INTERROGATORIO DE PARTE:
Así mismo, le solicito señor (a) juez, citar a la señora MARIA JOSE MARTINEZ
ARGOTES para realizar el respectivo interrogatorio por parte de este apoderado.
OBJETO DE LA PRUEBA
Las pruebas aportadas, y la testimonial, tiene como finalidad probar los hechos con los
cuales se ha de sustentar jurídicamente las pretensiones invocadas en la parte pertinente
de esta demanda, como de los perjuicios ocasionados a todos y cada uno de los
demandantes, por eso muy respetuosamente solicito efectuar el decreto de todas ellas,
practicarlas y dales el valor probatorio pertinente en su oportunidad.
ANEXOS
NOTIFICACIONES
Atentamente,