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NOTAS SOBRE LA TEORÍA CLÁSICA DEL VALOR Y LA

DISTRIBUCIÓN. MICROECONOMÍA 1 (Feb. 2013)


Ciccone, R.; Fratini, S. & Trezzini, A.

INTRODUCCIÓN: LA TEORÍA DE LA DISTIRBUCIÓN


La teoría de la distribución es la parte de la economía política que explica
cómo, y sobre la base de cuáles fuerzas, el producto social se reparte entre las
diversas categorías de ingreso, fundamentalmente individuadas en los salarios
(ingresos del trabajo), los beneficios (ingresos del capital) y las rentas (ingresos
derivados de la propiedad de los recursos naturales).
Si bien constituye solo una parte de la economía política, y tal vez la parte
más abstracta de ésta, la teoría de la distribución es de todos modos esencial
para el estudio de todos los fenómenos económicos. Por ejemplo, diferentes
teorías de la distribución pueden tener implicaciones diversas acerca del nivel
del producto social y de ocupación de la fuerza de trabajo, acerca de las causas
de la inflación, acerca de la política económica, etc.
Como veremos, la teoría de la distribución involucra la determinación de
los valores de cambio de las mercancías. El análisis de esta determinación,
generalmente indicada como teoría del valor, es por este motivo parte necesaria
e integrante de la teoría de la distribución.
Dos son las teorías principales del valor y la distribución que han
caracterizado la evolución del análisis económico: la teoría clásica, conocida
también como teoría del excedente, y la teoría comúnmente indicada como
teoría neoclásica. Éste último término fue originariamente adoptado por autores
que intentaban individuar una continuidad analítica entre las dos teorías.
Trabajos más recientes han mostrado sin embargo que la estructura analítica de
ambas teorías es radicalmente diversa. La expresión “teoría neoclásica” es por
esto considerada incorrecta al menos por una parte de los economistas, que
frecuentemente prefieren usar el término “marginalista” asociado al rol
fundamental que en esta teoría tienen, como veremos, las nociones de utilidad
marginal y de producto marginal.
La teoría clásica es aquella teoría que se desarrolla en primer lugar.
Exponente principales de esta línea de pensamiento fueron Quesnay, figura de

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la escuela fisiocrática, y los economistas británicos Adam Smith y David
Ricardo, a los cuales se refiere usualmente con el término “economistas
clásicos”, del cual nace la expresión usada para hacer referencia a la totalidad
del paradigma. Las obras más importantes de estos autores son: i Tableau
Economique di Quesnay, (1758), La Riqueza de las naciones de Smith (1776) y
los Principios de economía política y tributación (1821) de Ricardo. Estas obras
constituyen también el punto de partida del sucesivo análisis de Marx, que
también puede ser considerado como parte de este paradigma de pensamiento.

I. LA EXPLICACIÓN DEL SALARIO


1. El elemento central que distingue la teoría clásica de la distribución se
encuentra en la particular explicación de la tasa de salario real, y por ende de la
cantidad de bienes que un trabajador recibe por unidad de tiempo de trabajo.
Según esta teoría el nivel de salario real está determinado de un complejo de
circunstancias de naturaleza social y económica, que pueden ser distinguidas en
dos grupos.
Un primer grupo de factores histórico-sociales que en el marco de este
paradigma influencian sobre el salario real y está constituido de aquellos
elementos institucionales y convencionales que establecen el nivel mínimo, por
debajo del cual el salario real no puede descender en el período y en la sociedad
que se estudia. Este nivel del salario, que los economistas clásicos llamaban
“salario de subsistencia”, era concebido como la cantidad de bienes necesarios
para el trabajador en la situación histórico-social considerada. Ella comprendía
entonces no solo los bienes indispensables para la supervivencia física del
trabajador, sino también aquéllos que fueran de todos modos considerados
como indispensables en la opinión de la sociedad. La noción de subsistencia a la
que se referían estos autores estaba entonces abierta a la influencia que
elementos de naturaleza institucional y convencional pueden tener sobre el nivel
mínimo de salario considerado tolerable.
El otro grupo de circunstancias que según esta teoría influye sobre el
salario real se manifiesta en aquella que podemos llamar la posición contractual
de los trabajadores respecto a los dadores de trabajo. La posibilidad y capacidad
de las dos categorías de adquirir poder contractual organizándose en sindicatos
constituye el ejemplo típico de este tipo de circunstancias. De ellas depende

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entonces si la posición de los trabajadores es así de débil que el salario real
coincide con la subsistencia, o si por el contrario esta posición es lo
suficientemente fuerte de mantener el salario por encima del mínimo.
Los autores clásicos retenían que en la negociación sobre el salario los
trabajadores estuvieran en general en desventaja respecto a los dadores de
trabajo, fundamentalmente a causa de la mayor dificultad de organizarse para
los trabajadores mismos. En su concepción entonces había un factor de carácter
general que tendía a mantener el salario al nivel de subsistencia. Ellos admitían
de todos modos que el nivel de salarios podía elevarse por encima del nivel de
subsistencia, pero solo cuando la tendencia general venía a ser contrarestada de
otras circunstancias en grado de atenuar la intrínseca debilidad de la posición
de los trabajadores en su confronto con los dadores de trabajo. El caso
paradigmático de estas circunstancias era individuado en la escasez de mano de
obra que puede verificarse en la fase de rápida acumulación de capital y
consecuente crecimiento de la ocupación, cuando entre los dadores de trabajo se
enciende la competencia por la fuerza de trabajo disponible.

II. LA ESTRUCTURA ANALÍTICA DE LA TEORÍA CLÁSICA.


2. Según los economistas clásicos el salario real estaba entonces determinado de
un conjunto de factores de naturaleza histórico, social y económica de la cual
dependía tanto el nivel del salario mínimo, como la posibilidad de que él se
mantuviese, por períodos más o menos largos, por encima de ese mínimo. Esta
explicación del salario sugiere entonces de considerar al salario como un dato
del cual partir para la determinación de las otras categorías de ingreso
(beneficios y rentas). Por las razones que se explicarán en breve, en esta
determinación entraban también como datos el producto social, es decir el
producto agregado de la economía, también considerado en términos físicos, y
las condiciones técnicas para la producción de las diversas mercancías. Los
datos de la teoría clásica del valor y la distribución entonces son:

¾ La tasa de salario real en términos físicos, es decir como un conjunto


de mercancías
¾ El producto social en términos físicos
¾ Las condiciones técnicas de producción

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Como se ha dicho, los economistas clásicos retenían que la tasa de salarios
tendía usualmente a coincidir con la mera subsistencia más que con un nivel
superior a ésta, en tanto las condiciones económicas y sociales en las que estos
autores se encontraban a observar eran tales de sugerir, en efecto, dicha
conclusión. Si, por razones de simplicidad, adoptamos por el momento esta
misma hipótesis, la estructura analítica de la teoría clásica de la distribución
puede ser representada de la siguiente secuencia de fases lógicas:

i) Del producto social como un agregado físico y de las condiciones


técnicas se obtiene el número de trabajadores empleados en la
economía.
ii) Del producto social físico y de las condiciones técnicas se descuenta el
agregado de medios de producción (materias primas, maquinarias,
etc.) que ha sido necesario consumir para obtener aquel producto
social.
iii) Constituido el agregado de medios de producción consumidos
durante el proceso es posible conocer la parte del producto social que
va a reintegrar aquellos medios de producción, y entonces, por
diferencia, la parte del producto social que constituye el producto
neto (al neto, es decir, de la reintegración de los medios de
producción consumados).
iv) El número de trabajadores empleados, junto al dado salario real,
permite de calcular el agregado de salarios pagados.
v) Por diferencia entre el producto social neto y el agregado de los
salarios compresivos (que estamos asumiendo se establecen al nivel
de subsistencia), resulta la parte del producto social que constituye
los réditos diversos de los salarios (es decir, los beneficios y las
rentas). Tales réditos, en el caso en que los salarios se determinen al
nivel de subsistencia, resultan iguales al excedente.

La estructura analítica que ha sido descrita puede representarse con el siguiente


esquema, en el cual las circunstancias asumidas como dato son indicadas en
“negrita”.

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Condiciones técnicas de Producto Social Tasa de Salarios
producción

Número de Trabajadores

Medios de Producción

Producto Social Neto Salarios Agregados

Ingresos distintos de los salarios (excedente, si


los salarios son al nivel de la subsistencia)

Beneficios Rentas

Las relaciones que aparecen en este esquema constituyen lo que ha sido


definido como el “núcleo” de la teoría clásica, al interno del cual el producto
social, las condiciones técnicas y la tasa de salarios entran como los datos, o
variables independientes. Como se ha ya dicho, la determinación de estas
circunstancias tiene lugar en partes de la teoría que se encuentran fuera del
núcleo, en las cuales encuentra también espacio el estudio de las relaciones
entre estas mismas circunstancias. La justificación de esta separación se
encuentra en el hecho de que las relaciones que se establecen al interior del
núcleo son del todo generales, y pueden entonces estudiarse en términos
abstractos (eventualmente con el auxilio de instrumental matemático), y por
ende independientes de las particulares características que pueden distinguir a
un sistema económico y social de otro; por el contrario, la naturaleza de las
relaciones que se colocan fuera del núcleo excluye que estas puedan ser
definidas y formuladas en forma abstracta y general. En esta impostación

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teórica el salario real, el producto social y las condiciones técnicas –es decir los
elementos que en el núcleo de la teoría constituyen los datos- se encuentran en
efecto sujetas a influencias, ya sea de parte de otros factores como a influencias
recíprocas entre estos factores, las cuales pueden asumir formas diferentes
según la circunstancia, por ejemplo, las condiciones sociales y políticas
prevalecientes, o la colocación internacional de la economía, o los factores de
carácter histórico que pueden haber influido sobre la estructura actual de la
economía en estudio. Estas relaciones, por ello, no se prestan a ser formuladas
una vez por todas en términos abstractos y generales, y aparece por el contrario
natural estudiar estas relaciones en un análisis separado, que puede ser
conducido “caso por caso”, teniendo en cuenta el tipo de relaciones de las cuales
ellas dependen. En conclusión, la tasa de salario real, el producto social y las
condiciones técnicas cumplen el rol de datos, o variables independientes, en el
marco del “núcleo” de la teoría clásica, pero son obviamente objeto de estudio y
de determinación en otras partes de la teoría.
Lo que se ha dicho en precedencia con relación a la determinación del
salario real nos envía al segundo grupo de circunstancias cuyo estudio se
encuentra afuera del “núcleo”. Las condiciones técnicas disponibles para la
producción de las diversas mercancías dependen a su vez de factores cuya
influencia no se presta a ser tratada con el mismo grado de generalidad que es
posible aplicar a las relaciones internas al “núcleo”. Por ejemplo, en las
industrias en las cuales hay rendimientos a escala creciente, las condiciones
técnicas vienen a depender de los niveles de producción según relaciones que no
pueden ser definidas en términos abstractos y generales, porque en larga
medida están conectadas al grado de desarrollo de la economía considerada, a
su estructura productiva, a las dimensiones medias de las empresas, que a su
vez puede ser el resultado de factores de naturaleza histórica, y así
sucesivamente. Análogas consideraciones valen también para el tercer grupo de
elementos que se asumen con un dato, el producto social, que en nivel y
composición depende de la dimensión de las varias componentes de la demanda
agregada (consumo, inversión, exportaciones, gasto público), las cuales son
diversas de acuerdo a un amplio grupo de condiciones, ya sea económicas como
de naturaleza institucional y política. Tampoco este tipo de condiciones puede

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ser estudiado sino sobre la base de un análisis específico más que en términos
generales y abstractos, y entonces en una teoría externa al “núcleo”.
Dicho esto, debe considerarse que el estudio de las relaciones fuera del
núcleo presupone que ya han sido determinadas las relaciones que constituyen
el núcleo. Este último es por ello el punto de partida de toda investigación
posterior, y es por eso que constituye la parte central de la teoría.

3. Podemos ahora remover la hipótesis de que la tasa de salario real coincide


con la mera subsistencia de los trabajadores, y admitir la posibilidad de que el
salario sea mayor a aquel nivel mínimo. En tal caso, el salario estaría idealmente
constituido de dos partes: la parte correspondiente al mínimo de subsistencia, y
la parte que excede a aquel mínimo. La existencia de esta segunda parte implica
entonces que parte del excedente venga atribuido a los trabajadores, cuyos
salarios resultarían entonces ser mayores a la subsistencia. En la estructura
analítica del “núcleo” se tendría entonces una siguiente fase lógica, relativa a la
distribución del excedente entre salarios y otros réditos. Si, para simplificar,
asumimos que no existen las rentas, en esta fase lógica encontraremos la
repartición del excedente entre la parte de aquél que viene atribuida a los
salarios (por encima de la subsistencia), y la parte que viene atribuida a los
beneficios. En el esquema precedente, ya no vendría entonces identificado el
entero excedente con los réditos diversos a los salarios, y la sección final de
aquel esquema se enriquecería de esta posterior articulación:

Excedente

Salarios Beneficios
(adicionales a la
subsistencia)

A determinar la repartición del excedente entre salarios y beneficios se


encontrarían de un lado las circunstancias económico-sociales que permiten a la
tasa de salarios elevarse por encima de la subsistencia (e.g., condiciones
relativas a la fuerza contractual de los trabajadores debidas a un elevado grado

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de organización de los trabajadores mismos, o a la existencia de normas
relativas a los salarios mínimos, o a elevados niveles de actividad y entonces de
ocupación), y por ende de participar en la repartición del excedente, y de otro
lado los factores histórico-culturales que determinan la composición física de la
canasta de consumo representativa de esta parte del salario. En tal repartición
del excedente, el rol de dato, o variable independiente, correspondería entonces
a la parte del salario, expresada en términos físicos, que excede a la
subsistencia, porqué sería precisamente mediante esta parte que se manifestaría
la acción de aquellas circunstancias que determinan la repartición del
excedente.
Es entonces posible concluir que ya sea que el salario coincida con la
subsistencia de los trabajadores, ya sea que sea superior a este nivel, la tasa de
salarios, considerada como agregado físico, continuaría a constituir un dato al
interno del “núcleo” de la teoría.

III. EL ROL DEL CONCEPTO DE EXCEDENTE.


4. Es oportuno en este momento poner en evidencia el rol central que en la
teoría clásica asume el concepto de excedente. Comenzando, nuevamente, con la
hipótesis de que los salarios coincidan con la sola subsistencia de los
trabajadores, el excedente constituye, por así decirlo, el aspecto físico, material
del conjunto de los réditos diversos a los salarios, i.e. de los beneficios y de las
rentas. Abstrayéndonos, por comodidad en la exposición, de las rentas, el
beneficio que el capitalista individual obtiene del empleo del capital en la
producción puede ahora ser visto como su “cuota de participación” en la
distribución del excedente. Si bien ello puede no ser evidente desde su punto de
vista individual, la ganancia que él realiza depende entonces de la capacidad de
la economía de generar un excedente respecto a las reintegraciones de los bienes
de capital y a la subsistencia, y por ende de circunstancias que dependen de la
economía en su conjunto y no a las características particularidades de la
producción en la cual su capital ha sido invertido. Por más que esto pueda
parecer contrario al sentido común, todavía menos la existencia de aquella
ganancia depende de circunstancias de carácter individual como el “amor” por
los negocios o el “coraje” de asumir riesgos. Tales características pueden
permitir al capitalista individual obtener un beneficio en alguna medida mayor

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que aquella que obtiene, a igualdad de condiciones, un colega menos dotado
para los negocios. Pero esto significa solamente que el primer capitalista
consigue aumentar su cuota de participación en el excedente a costa del
segundo. Tanto para uno como para el otro el presupuesto necesario de sus
beneficios es la circunstancia de orden general de que la economía en su
conjunto se encuentra en condiciones de generar un excedente.
Este rol fundamental de la noción de excedente no viene disminuido en el
momento en que se admite que los salarios puedan ser superiores a la
subsistencia. También en el caso en que parte del excedente viene atribuido a
los salarios, la capacidad de la economía de generar un excedente es todavía
condición para que existan ingresos diversos a los salarios, y en particular
beneficios.

IV. EL NEXO ENTRE DISTRIBUCIÓN Y PRECIOS RELATIVOS.


5. En la teoría clásica de la distribución los réditos diversos de los salarios
resulten entonces de la diferencia entre las grandezas conocidas del producto
social neto y el agregado de los salarios. Esta simple estructura analítica puede
ser sintetizada considerando a aquellos ingresos como la sola incógnita de la
ecuación:

Producto social neto –salarios agregados = Ingresos diversos de


los salarios

La ecuación anterior describe la lógica subyacente de la teoría. Sin


embargo, en general su solución requiere expresar los agregados que la
acompañan en términos de valor, y entonces afrontar el problema de la
determinación de los precios relativos de las mercancías. A este problema ni los
economistas clásicos ni Marx dan una solución plenamente satisfactoria, que sin
embargo ha sido alcanzada en años relativamente recientes por el economista
italiano Piero Sraffa[1].
Debemos entonces primero que nada explicar porqué la determinación
de la distribución del producto involucra aquélla del valor relativo de las
mercancías. Para simplificar los términos del problema supongamos que no

1 P. Sraffa (1960), Producción de mercancías por medio de mercancías.

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existen las rentas y que el salario sea establecido al nivel de la subsistencia, de
modo que el producto social neto se distribuye enteramente entre salarios y
beneficios, y el excedente resulta de la diferencia entre agregados físicos de
mercancías, y que esa diferencia entonces nos da los beneficios en términos
físicos. Conocer el agregado físico que constituyen los beneficios, sin embargo,
no aumentaría mucho nuestra información acerca de la distribución del
producto social. Para poder saber si los beneficios son “altos” o “bajos”
necesitaríamos de todos modos de una medida respecto a la cual compararlos.
Se podría pensar que el ratio entre beneficios y producto social serviría, en tanto
este ratio expresaría la parte del producto social absorbida por los beneficios.
Nos daremos cuenta, sin embargo, que si nos limitáramos a efectuar el ratio
entre dos agregados físicos, dicho ratio no daría ninguna información. En
general, la composición física del excedente será de hecho diversa de la
composición física del producto social. El ratio entre estos dos agregados físicos
no podría entonces expresar la parte del producto que constituye los beneficios
–en la práctica, un porcentaje. Para que el ratio entre beneficios y producto
social mida tal cuota, los dos agregados deben ser expresados en una unidad
homogénea, e decir en valor. Pero para poder proceder de esta manera es
necesario conocer los precios relativos de las mercancías, de modo de que de las
cantidades físicas de las mercancías que constituyen los dos agregados se pueda
pasar a su valor.
Una medida de los beneficios todavía más significativa que la de su cuota
sobre el producto social es la tasa de beneficios, es decir el ratio entre beneficios
y valor del capital. Los beneficios son en efecto percibidos del capital empleado
en la producción, y la tasa de beneficios provee entonces una medida de la
rentabilidad relativa del capital invertido. Por ejemplo, un mismo agregado de
beneficios igual a 10 da lugar a una tasa de beneficios del 5% si viene percibido
sobre un capital de 200, y una tasa de beneficios del 10% si viene percibido
sobre un capital igual a 100. En otros términos, la tasa de beneficios mide el
rédito que el capitalista obtiene por cada unidad (o por cada 100 si se mide en
porcentaje) de capital empleado en la producción.

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V. COMPETENCIA Y TENDENCIA A LA UNIFORMDIAD DE LA TASA
DE BENEFICIOS.
6. Mismo porque la tasa de beneficios mide la rentabilidad del capital
empleado en la producción, antes de continuar es necesario tratar la cuestión de
la posible no uniformidad en las tasas de beneficios obtenibles en las distintas
producciones. Supongamos que un capitalista, cuyo capital ha sido invertido en
la producción de zapatos, obtenga una tasa de beneficios anual igual al 12%. Sin
embargo, mirando en las otras ramas, observa que la tasa de beneficios en la
producción de camisas es igual al 20%. El capitalista se da cuenta que habría
hecho mejor en invertir su capital en esta última producción; en otros términos,
habría hecho mejor en invertir la cantidad de dinero de la que disponía en la
adquisición de medios de producción que sirven para producir camisas, más que
en la adquisición de medios de producción que son empleados en la producción
de zapatos, y que naturalmente serán, en general, físicamente diversos a los
primeros. A igualdad de capital invertido, él habría obtenido de hecho una
cantidad de beneficios mayores: si el valor de su capital es igual a 500, él
obtiene beneficios por 60 en la producción de zapatos, mientras podría haber
obtenido 100 si aquel capital hubiera sido destinado a la producción de camisas.
Todavía, la decisión de invertir en la producción de zapatos no es una decisión
irreversible: a medida que, a través de la venta de zapatos, su capital retome la
forma monetaria, él podrá decidir invertirlo en la producción de camisas, donde
la tasa de beneficios es más elevada. Él usará entonces su capital para adquirir
los medios de producción que sirven para la producción de camisas, y así poder
producir él también este tipo de mercancía; en consecuencia, la cantidad de
camisas producidas aumentará, mientras la cantidad de zapatos disminuirá.
Pero la cantidad de camisas demandadas no habrá aumentado, y al precio
inicial la nueva cantidad de camisas restará parcialmente sin vender. La
competencia entre los productores bajará entonces el precio de las camisas. Al
mismo tiempo el fenómeno opuesto se verificará en la producción de zapatos,
cuyo precio tenderá a aumentar.

7. Para poder proceder con el análisis de las consecuencias de estas variaciones


en los precios se debe considerar de más cerca las variables de que depende el
valor de la tasa de beneficios. Supongamos que el precio de los zapatos sea de

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68.4 pesos, y que para producirlo sea necesario de pieles por un valor de 12
pesos, y del cuero por un valor de 8 pesos. Al final del ciclo productivo se deben
pagar salarios por 46 pesos. Los beneficios que se obtienen de la venta de
zapatos son entonces iguales a 68.4-12-8-46=2.4 pesos. El capital anticipado al
inicio del ciclo productivo es igual a 20 pesos (el valor de las pieles y del cuero) y
la tasa de beneficios es igual al 12%, como se había asumido en un principio.
Supongamos además que el precio de una camisa sea de 50 pesos, y que para
producirla sea necesaria la tela por un valor de 28 pesos, botones por un valor
de 2 pesos, y que al final del ciclo productivo se paguen salarios por un valor
igual a 14 pesos. Los beneficios obtenidos son iguales a 50-28-2-14=6 euros. El
capital anticipado (valor agregado de la tela y de los botones) es igual a 30
pesos, y la tasa de beneficios, como habíamos asumido, es del 20%. Se puede ver
que, considerando por simplicidad como un dato el valor de los salarios
pagados, la tasa de beneficios en las dos producciones depende de la relación
entre precio del producto y valor de los medios de producción: cuanto mayor es
el primero en relación al segundo, tanto mayor será la tasa de beneficios. En
consecuencia del desplazamiento del capital de la producción de zapatos a la
producción de camisas, el ratio entre el precio del producto y precio de los
medios de producción tenderá a aumentar en la producción de zapatos, y a
disminuir en la producción de camisas. Los valores de la tasa de beneficios en
las dos producciones serán modificados en forma tal que la tasa de beneficios
será la misma en ambas producciones. Con referencia a nuestro ejemplo,
suponiendo que el valor de los medios de producción y de los salarios
empleados en las dos producciones no varíe, una tasa de beneficios uniforme
sería obtenida si por ejemplo el precio de los zapatos aumentase a 69 pesos, y el
de las camisas disminuyese a 48.5 pesos: el ratio entre beneficios y valor de los
medios de producción devendría, respectivamente, 3/20 y 4.5/30, y entonces
igual en ambos casos al 15%.

8. Asumiendo condiciones de libertad de competencia, y por ende ausencia de


obstáculos a la transferencia del capital de una producción a la otra, los
economistas clásicos podían referirse a situaciones ideales en las cuales se
presume que el proceso competitivo ha ya ocurrido, y los precios sean entonces
tales de dar lugar a una tasa de beneficios uniforme sobre el capital invertido en

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las varias industrias. Los precios obtenidos eran llamados “precios naturales” o
también “precios de producción”; la terminología hoy usada es la de “precios
normales”. Estos precios eran concebidos como valore teóricos, en cuanto tales,
distintos a los precios observados en cada momento del tiempo, que eran
llamados precios de mercado. En cada instante pueden de hecho verificarse
excedentes, o viceversa, insuficiencias en la producciones de las diversas
mercancías respecto a las cantidades que el mercado absorbería a los
respectivos precios normales, con consiguientes divergencias, de signo opuesto
en un caso o en el otro, de los precios efectivo respecto a los precios normales
mismos. Para los autores clásicos estos últimos representaban sin embargo el
“centro de gravitación” de los precios efectivos, es decir los valores hacia los
cuales los precios efectivos tienden continuamente por efecto de la competencia
y la libertad de movimiento del capital. La figura 1 muestra gráficamente esta
relación entre precio de mercado y precio normal.

FIGURA 1.

tiempo

En la figura, la curva m representa la trayectoria en el tiempo del precio


efectivo, de una dada mercancía, que oscila, o gravita, en torno al valor p del
precio normal, representado por la línea recta.
En el análisis de las relaciones económicas fundamentales los
economistas clásicos retenían entonces legítimo hacer referencia exclusiva a los
precios normales, abstrayéndose de las divergencias temporáneas de los precios
efectivos respecto a estos valores. Este mismo modo de proceder ha sido

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heredado por la economía moderna. En lo que sigue también nosotros haremos
referencia exclusiva a los precios normales de las mercancías.

VI. LA DETERMINACIÓN DE LA TASA DE BENEFICIOS Y DE LOS


PRECIOS RELATIVOS.
9. Volviendo ahora a la cuestión de la cual habíamos partido, es decir a la tasa
de beneficios que mide la entidad misma de los beneficios, vayamos ahora a
considerar el problema de su determinación, y cómo en el marco de tal
problema aparece también aquel de la determinación de los precios relativos de
las mercancías.
Continuando a asumir que la tasa de salarios sea igual a la subsistencia y
que no existen rentas, de forma que el excedente es enteramente absorbido por
los beneficios, la tasa de beneficios para la economía en su conjunto resulta del
ratio entre el valor del excedente y el valor del capital empleado en el agregado
de la economía. Asumamos, para simplificar, una economía en la cual se
produzcan solo dos mercancías, grano y acero, a través de trabajo y del empleo
en ambas producciones ya sea de acero como de grano. Supongamos que los
salarios, si bien iguales a la subsistencia, son pagados al final del ciclo
productivo, de forma que ellos no constituyen parte del capital anticipado, y que
sea el grano como el acero empleados como medio de producción son
enteramente consumidos en un único período productivo (el capital es por esta
razón enteramente circulante). Asumamos finalmente que la tasa de salarios
esté constituida por una cierta cantidad de grano.
Indicando con A y G, respectivamente, las cantidades de grano y acero
producidas, que suponemos conocidas, con Ag y Gg las cantidades de acero y
grano empleadas en la producción de grano, a su vez conocidas sobre la base de
las condiciones técnicas de producción, con Aa y Ga las cantidades de acero y
grano en la producción de acero, también conocidas por la misma razón así
como también las cantidades de trabajo Lg y La empleadas en la producción de
grano y acero. Sean entonces Sg y Sa las cantidades de gano y acero que
constituye el excedente social, tal que:

Sg= G-Gg-Ga-(Lg+La)w
Sa=A-(Ag+Aa)

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Donde w representa la dada cantidad de grano que constituye la tasa de salarios
(igual a la subsistencia). Indicando con pg y pa los precios normales del grano y
del acero y con r la tasa de beneficios, se tiene:

S a pa + S g pg
r=
( Aa + Ag ) pa + (Gg + Ga ) pg

Dividiendo el numerador y el denominador por uno de los dos precios, por


ejemplo por pg, se obtiene:

Sa pa + S g
r= [A]
( Aa + Ag ) pa / pg + (Gg + Ga )

Se puede ver que para determinar la tasa de beneficios sobre la base de esta
ecuación no es suficiente conocer las cantidades físicas que constituye el
excedente y los medios de producción empleados; es también necesario conocer
el ratio entre los precios de las dos mercancías, es decir el precio de una de las
dos mercancías en términos de la otra. Veamos ahora cuál es el modo correcto
de poner el problema de la determinación de los precios relativos, que en la
economía simplificada a la que estamos haciendo referencia son representados
por el precio del acero en términos de grano.

10. Indicando con Lg y La las cantidades de trabajo empleadas,


respectivamente, en la producción del grano y del acero, que resultan conocidas
sobre la base de condiciones técnicas de producción, y con w la cantidad de
grano que constituye la tasa de salarios, podemos escribir las siguientes
ecuaciones de precios:

Gpg = Lg wpg + ( Ag pa + Gg pg )(1 + r )


Apa = La wpg + ( Aa pa + Ga pg )(1 + r )

El significado de estas ecuaciones es que el valor de la producción agregada de


cada mercancía, medida a su precio de producción, debe cubrir los valores,

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también medidos a sus precios de producción, del grano que constituye los
salarios de los trabajadores empleados, y del acero y del grano utilizados como
medios de producción; ese valor deber ser suficiente para garantizar los
beneficios a la tasa de beneficios r sobre el valor de los medios de producción.
La tasa de beneficios es aplicada solo al valor de los medios de producción en
tanto se está asumiendo que los salarios son pagados ex post, es decir al mismo
tiempo que la venta del producto.
Dividiendo ahora cada ecuación por la cantidad producida, se obtiene:

pg = lg wpg + (ag pa + g g pg )(1 + r )


pa = la wpg + (aa pa + aa pg )(1 + r )

Donde lg y la indican la cantidad de trabajo que bajo las dadas condiciones de

producción son necesarias para la producción, respectivamente, de una unidad


de grano y de una unidad de acero, ag y a gg son las cantidades de acero y grano
usadas en la producción de grano, y aa y ga son las cantidades de acero y grano
usadas en la producción de acero.
Dividiendo ambas ecuaciones por pg se obtiene:

pa
1 = lg w + ( ag + g g )(1 + r )
pg
pa p
= la w + (aa a + aa )(1 + r )
pg pg

De las ecuaciones descritas en esta forma se ve claramente que el precio del


acero en términos de grano despende de la tasa de beneficios. Por ejemplo, de la
primera ecuación se obtiene:

pa 1 − lg w g g
= −
pg ag (1 + r ) ag

Hemos así arribado al resultado de que el precio del acero en términos de grano
no puede ser determinado antes de conocer la tasa de beneficios. Por otra parte,
el conocimiento de los precios relativos es a su vez necesario para la

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determinación de la tasa de beneficios como ratio entre el valor del excedente
social y el valor de los medios de producción usados en el agregado de la
economía. Esta interdependencia entre la tasa de beneficios y los precios
relativos puede ser gobernada por medio del sistema de ecuaciones de precio, el
cual brinda simultáneamente los valores de los precios relativos y de la tasa de
beneficios que satisfacen las ecuaciones mismas. Como sabemos, en el núcleo de
la teoría clásica se asumen como datos el producto social en términos físicos, la
tasa de salario real también expresada en términos de cantidad de mercancías, y
las condiciones técnicas en uso. De consecuencia, en las dos ecuaciones de
precio arriba indicadas todas las cantidades físicas que aparecen son conocidas,
y las incógnitas son entonces constituidas del precio relativo pa/pg y de la tasa
de beneficios. Este sistema de dos ecuaciones y dos incógnitas admite una sola
solución económicamente significativa, en la cual tanto el precio relativo como
la tasa de beneficios toman valores no negativos.

11. El hecho de que de la determinación de los precios relativos no pueda ser


sino simultánea a la determinación de la tasa de beneficios revela que la tasa de
beneficios misma no puede ser determinada sobre la base de una ecuación como
la [A] del parágrafo 9. Esta conclusión desciende en efecto de características
generales de la teoría clásica, entre las cuales el hecho de que en la
determinación de los beneficios, el producto social y los salarios, expresados en
términos físicos, constituyen parte de los datos; y tales características continúan
a estar presentes en el sistema de ecuaciones de precios.

12. La determinación simultánea de la tasa de beneficios y de los precios


relativos puede ser fácilmente extendida para casos más generales de aquellos
hasta aquí adoptados. Sean a,b,c,…,n las mercancías producidas, de las cuales
las mercancías a,b,…g son aquellas que constituyen el salarios (con g<=n).
Definamos como bienes-salario las mercancías individuales que constituyen el
salario, y como mercancía-salario la mercancía compuesta constituida por los
bienes salarios, en las proporciones en que ellos entran en la tasa de salarios.
Elijamos una cantidad arbitraria de mercancía-salario como una unidad de la
mercancía misma. Indiquemos con λa , λb ,...λg las cantidades de las mercancías-

salario individuales que constituyen esta cantidad unitaria (donde los

17
coeficientes λa , λb ,...λg respetan, naturalmente, las proporciones con que los

diversos bienes-salario entran en la tasa de salarios). El precio de la mercancía-


salario, indicado con pλ , que obviamente se refiere a la cantidad unitaria de
mercancía-salario, será entonces:
pλ = pa λa + pb λb + ... + pg λg

Si se expresan los precios de todas las mercancías en términos de la mercancía


salario, se deben dividir todos los precios por pλ ; o, simplemente, se pone pλ =1,
y todos los precios deben entonces leerse como expresados términos de la
mercancía salario (deviene entonces evidente el sentido en el que pλ asume el
valor 1: el valor de una cantidad de mercancía salario en términos de sí misma
no puede sino ser igual a 1). La ecuación de arriba se convierte en:

1 = pa λa + pb λb + ... + pg λg

El sistema de ecuaciones de precio puede ahora ser expresado en forma análoga,


si bien más general, al simple sistema de precios de dos ecuaciones considerado
arriba. La tasa de salarios w representa un número dado de mercancías salario,
y todas las n mercancías que se producen pueden ser en general empleadas
como medios de producción en cada proceso productivo:

Apa = La w + ( Aa pa + Ba pb + ... + N a pn )(1 + r )


Bpb = Lb w + ( Ab pa + Bb pb + ... + N b pn )(1 + r )
......................................................................
Npn = Ln w + ( An pa + Bn pb + ... + N n pn )(1 + r )
1 = pa λa + pb λb + ... + pg λg

donde La es la cantidad de trabajo empleada en la producción de la mercancía a,


y Aa es la cantidad de mercancía a usada en la producción de a. Ba es la cantidad
de mercancía b empleada en la producción de a, y así sucesivamente para el
resto de los símbolos. Naturalmente las cantidades físicas que aparecen a la
derecha de las primeras n ecuaciones asumen valores nulos en las producciones
en las que las mercancías en cuestión no son empleadas como medios de

18
producción. Nótese que la cantidad de mercancía que constituye la tasa de
salarios w no aparece multiplicada por ningún precio, en tanto se asume que
pλ =1.
Las cantidades A,B,…,N que componen el producto social se asumen
conocidas, y las dadas condiciones técnicas de producción nos permiten conocer
las cantidades de trabajo y de medios de producción empleadas en cada
producción. Por comodidad de análisis podemos dividir cada una de las
primeras n ecuaciones por la cantidad producida de la correspondiente
mercancía, obteniendo:

pa = la w + (aa pa + ba pb + ... + na pn )(1 + r )


pb = lb w + (ab pa + bb pb + ... + nb pn )(1 + r )
......................................................................
pn = Ln w + (an pa + bn pb + ... + nn pn )(1 + r )
1 = pa λa + pb λb + ... + pg λg

Donde los símbolos aa, ba,…,na representan las cantidades de las n mercancías
que son necesarias, dadas las condiciones técnicas de producción, para producir
una unidad de la mercancía A, los símbolos ab, bb,…,nb representan las
cantidades de las n mercancías que son necesarias, dadas las condiciones
técnicas de producción, para producir una unidad de la mercancía B, y así
sucesivamente. Dado que los coeficientes unitarios resultan de ratios entre
cantidades conocidas, son a su vez valores conocidos.
Las n ecuaciones de precio y la ecuación que define la mercancía-salario
como medida de los precios (numerario) constituye así un sistema de (n+1)
ecuaciones en (n+1) incógnitas, donde las incógnitas son los n precios de las
mercancías y la tasa de beneficios r. Diversamente del sistema simplificado de
dos ecuaciones en dos incógnitas, en el sistema general tenemos entonces que el
número de ecuaciones es mayor a 1 respecto al número de mercancías. Pero esto
se debe simplemente al hecho de que en el sistema general hemos introducido
una mercancía de más, la mercancía compuesta de la cual consiste el salario,
con la ecuación que define su precio; en el sistema de dos ecuaciones la
mercancía salario estaba constituida directamente de una de las dos mercancías
originales.

19
13. Volvamos ahora al sistema de las ecuaciones de precio para poner en
evidencia algunas implicaciones importantes y generales. Retomando, solo para
simplificar, el caso de la economía con dos mercancías, se tiene:

pa la w + g a (1 + r )
=
pg 1 − aa (1 + r )

Sustituyendo esta expresión en la primera ecuación, se tiene:

la w + g a (1 + r )
1 = lg w + [ g g + ag ](1 + r )
1 − aa (1 + r )

Supongamos para simplificar aún más que en las dos producciones se utiliza
solo acero como medio de producción. Poniendo entonces gg=0 y ga=0, la
expresión de arriba se convierte en:

1 − aa (1 + r ) = lg w[1 − aa (1 + r )] + ag la w(1 + r )

Y entonces, luego de simples pasajes de término:

(1 + r )[aa + (ag la − aa lg ) w] = 1 − lg w

De esta última igualdad, se tiene:

1 − lg w
r= −1
aa + (ag la − aa lg ) w

Se puede demostrar que esta relación entre r y w es decreciente. Ella puede ser
representada gráficamente de la siguiente manera:

20
FIGURA 2.
r

W w

Para dadas condiciones técnicas de producción un aumento de la tasa de salario


determina entonces una disminución de la tasa de beneficios, y viceversa. En la
figura 2 se indica con R la tasa de beneficio máxima, correspondiente a una tasa
de salarios hipotéticamente cero, y con W la tasa máxima de salarios, a su vez
correspondiente a una tasa de beneficios nula. La relación inversa salario-
beneficios deducible del sistema de las ecuaciones de precio muestra entonces
que la existencia de una pluralidad de mercancías, y la consiguiente necesidad
de introducir en el análisis su precio relativo, no lleva a resultados diversos de
aquellos que se obtendrían si el producto social fuera hipotéticamente
constituido de una sola mercancía, y la relación inversa entre la parte de aquella
absorbida por los salarios y aquella que constituye los beneficios fuera medible
directamente en términos físicos.

VII. LA TASA DE BENEFICIOS EN LA TEORÍA DEL VALOR Y LA


DISTRIBUCIÓN.
14. La visión clara de la interdependencia entre la tasa de beneficios y los
precios relativos, y la correcta solución al problema de su determinación, de la
cual se ha tratado en los párrafos precedentes son un resultado relativamente
reciente[2]. Los autores clásicos se frenaron en el tentativo de determinar la tasa
de beneficios sobre la base de la ecuación [A] del par. 9, ella era expresada como
un ratio entre beneficios y capital agregado. En estos términos la solución del

2 Como se había dicho en precedencia, a este resultado ha contribuido de manera fundamental


el economista italiano Piero Sraffa con su libro Producción de Mercancías por medio de
mercancías, publicado en 1960.

21
problema requería necesariamente que los valores de cambio de las mercancías
pudieran ser conocidos anteriormente a que la tasa de beneficios fuera
conocida.
Smith adoptó como medida del valor el llamado “trabajo comandado”, es
decir la cantidad de trabajo que una mercancía puede comprar: por ejemplo, si
el precio monetario de una camisa es 1 peso, y la tasa de salario horario es igual
a 0.5 pesos, una camisa “comanda”, es decir se encuentra en grado de adquirir,
2 horas de trabajo. El ratio de cambio (o valor de cambio) entre dos mercancías
era entonces medido como el ratio entre la cantidad de trabajo que las dos
mercancías pueden comprar.
Esta medida del valor, si bien en sí misma analíticamente correcta, no
permite sin embargo dar una solución satisfactoria al problema en los términos
en los cuales éste era puesto. Esto porque el valor en “trabajo comandado” de las
mercancías, y también el ratio entre tales valores, no son independientes de la
tasa de beneficios. Supongamos por ejemplo que la producción de una unidad
de mercancía A y de una unidad de la mercancía B requieran trabajo L y grano G
en las cantidades:

1L ⊕ 1G → 1A
1L ⊕ 2G → 1B

Asumiendo que la tasa de salarios w esté constituida de una dada cantidad de


grano, y expresando los precios de las mercancías en términos de grano, los
precios mismos resultan de las siguientes ecuaciones:

pa = w + (1 + r )
pb = w + 2(1 + r )

Suponiendo que la tasa de salarios consista de 0.8 unidades de grano, y que la


tasa de beneficios sea del 20%, los precios de las dos mercancías en términos de
grano serían:

pa = 0.8 + (1 + 0.2) = 2
pb = 0.8 + 2(1 + 0.2) = 3.2

22
Dividiendo por la tasa de salarios obtenemos los precios de las dos mercancías
en términos de trabajo comandado:

pa / w = 2 / 0.8 = 2.5
pb / w = 3.2 / 0.8 = 4

En la situación considerada una unidad de mercancía A sería entonces en grado


de adquirir 2.5 unidades de trabajo, y una unidad de la mercancía B podría
adquirir 4 unidades de trabajo.
Si la tasa de salarios fuera menor, supongamos igual a 0.6 unidades de
grano, y la tasa de beneficios fuera mayor, por ejemplo del 30%, los precios en
términos de grano de las dos mercancías serían:

pa = 0.6 + (1 + 0.3) = 1.9


pb = 0.6 + 2(1 + 0.3) = 3.2

Mientras que en términos de trabajo comandado serían:

pa / w = 1.9 / 0.6 = 3.17


pb / w = 3.2 / 0.6 = 5.33

Como puede notarse, al aumentar la tasa de beneficios los valores en trabajo


comandado de ambas mercancías cambian. Pero si el valor de las mercancías así
medido depende del nivel de la tasa de beneficios, ya sea el valor del excedente
como el valor del capital invertido en el agregado no pueden ser conocidos
anteriormente a que el nivel de la tasa de beneficios sea conocido. El tentativo
de Smith de usa el trabajo comandado para la medida del valor de aquellos
agregados no fue capaz por esta razón de ofrecer una solución satisfactoria al
problema.

15. Sucesivamente a Smith, primero Ricardo y luego Marx se basaron, si bien en


grado diverso y con importantes diferencias analíticas entre los dos autores, en
la llamada “teoría del valor-trabajo”. De acuerdo a esta teoría los ratios entre los

23
precios de producción serán iguales a los ratios entre las cantidades de trabajo
“incorporado” de las mercancías –es decir a las cantidades de trabajo empleadas
ya sea en la producción directa de cualquier mercancía como en la producción
de los medios de producción utilizados en su producción. Los precios relativos
resultaban así determinados sobre la base de las solas condiciones técnicas de
producción, y podían ser conocidos independientemente de la tasa de
beneficios. Un ejemplo servirá para clarificar la cuestión.
Consideremos dos mercancías, grano G y acero A, cuyos métodos
productivos son tales que para la producción de una unidad de grano es
necesario el empleo de 2 unidades de trabajo y de una unidad de acero, y para la
producción de una unidades de acero es necesario emplear 1/3 de trabajo y 1/3
de acero. Los dos métodos de producción pueden ser representados de la forma
siguiente:

2 L ⊕ 1A → 1G
1/ 3L ⊕ 1/ 3 A → 1A

La cantidad de trabajo utilizada en una unidad de grano puede ser calculada


“retrocediendo” a lo largo de la serie de procesos productivos del grano y de sus
medios de producción:

2 L ⊕ 1A → 1G
1/ 3L ⊕ 1/ 3 A → 1A
1/ 9 L ⊕ 1/ 9 A → 1/ 3 A
1/ 27 L ⊕ 1/ 27 A → 1/ 9 A

Y así sucesivamente. La cantidad de trabajo directa e indirectamente empleada


en la producción de una unidad de grano viene dada por la suma de las
cantidades de trabajo: 2+1/3+1/9+1/27+… Los términos sucesivos al primero
constituyen una serie geométrica de raíz 1/3, cuyo primer término es igual a 1/3.

24
La suma de los términos de tal progresión es igual a (1/3)(3/2)=1/2[3].
Agregando también el primer término se obtiene 2+1/2= 2.5
La cantidad de trabajo agregada para producir una unidad de acero es
inidentificable en la secuencia de los procesos productivos representada arriba,
con exclusión del primer proceso (que es aquél del grano). Tal cantidad de
trabajo es igual entonces, como se ha calculado, a ½.
De acuerdo a la teoría del valor trabajo los precios de producción del
grano y del acero deberían ser del ratio 2.5 a ½. El precios del acero en términos
del grano debería ser entonces igual a 1/5 (es decir, una unidad de grano por 5
de acero).
Esta teoría sin embargo no es correcta. Los precios relativos de las
mercancías que ella determina resultan en general incompatibles con la
uniformidad de la tasa de beneficios, y no pueden entonces representar valores
hacia los cuales la libre competencia hace tender a los precios relativos. En otros
términos, no se puede suponer alguna tendencia de los valores de cambio a
adecuarse a los ratios entre las cantidades de trabajo incorporado de las
mercancías; al contrario, si por casualidad los precios relativos fueran, en un
cierto instante, proporcionales a las cantidades de trabajo contenido, la
competencia haría rápidamente divergir los precios efectivos de tales valores de
cambio. La razón de esto se encuentra, como se ha dicho, en el hecho de que los
valores en cuestión darían lugar a tasas de beneficios diferentes en las diversas
industrias. Verifiquemos esto retornando al ejemplo anterior.
Supongamos, aceptando la teoría del valor trabajo, que el valor de cambio
del acero en términos de grano fuera igual a 1/5, es decir al ratio entre las
cantidades de trabajo necesarias para producir las dos mercancías, expresado en
grano, es igual a pa=1/5. Asumamos a su vez que la tasa de salarios, pagados ex
post, esté constituida de 1/3 de unidades de grano.
Calculemos ahora la tasa de beneficios que se realizaría en la producción
de grano. Por cada unidad de grano producido se emplean 1 unidad de acero y
dos unidades de trabajo, y se realizan entonces beneficios (expresados en grano)
iguales a:

∞ ∞
1 r
3 Recordar que: ∑ ri = ∑ ri −1 =
i =1 i =0 1− r
−1 =
1− r
, donde r es la raíz de la progresión

geométrica, en este caso r=1/3.

25
1 − 1 pa − 2(1/ 3) = 1 − 1/ 5 − 2 / 3 = 2 /15

La tasa de beneficios rg viene dada por el ratio entre estos beneficios y el valor
del capital empleado en la producción de una unidad de grano, que por
hipótesis está constituido por una unidad de acero:

2 /15 2 /15
rg = = = 10 /15 = 2 / 3 = 0.67
1 pa 1/ 5

En la producción de una unidad de acero se emplean 1/3 unidades de acero y


1/3 unidades de trabajo, y si obtienen beneficios (expresados en términos de
grano) por:

1 pa − 1/ 3 pa − 1/ 3*1/ 3 = 2 / 3 pa = 2 / 3(1/ 5) − 1/ 9 = 2 /15 − 1/ 9 = 1/ 45

La tasa de beneficios ra resulta ser entonces igual al ratio entre estos beneficios
y el valor del capital empleado en la producción de una unidad de acero,
constituido de 1/3 de acero:

1/ 45 1/ 45
ra = = = 15 / 45 = 1/ 3 = 0.33
1/ 3 pa 1/15

Se puede así observar que si los valores de cambio de las mercancías fueran
proporcionales a las cantidades de trabajo incorporado, la tasa de beneficios no
sería uniforme. Aquellos valores de cambio no pueden entonces constituir los
precios normales de las mercancías, hacia los cuales se pueda presumir que la
competencia haga tender los precios efectivos.

16. Como se ha marcado, la referencia a la teoría del valor-trabajo de Ricardo y


Marx presentaba diferencias. Incluso admitiendo la posibilidad de excepciones,
Ricardo adoptaba esta teoría para estudiar los ratios de cambio de las
mercancías individuales. Los precios de las mercancías que constituyen el
excedente y el capital agregado eran entonces considerados proporcionales a las

26
cantidades de trabajo incorporado, y en este modo se podía calcular el ratio
entre los valores agregados de los dos agregados, vale decir la tasa de beneficios.
La posición de Marx era por el contrario más compleja. Este autor se da
cuenta de que en general los precios de producción de las mercancías
individuales no podían ser proporcionales a sus cantidades de trabajo
incorporadas, en tanto esto es incompatible con la tendencia a la uniformidad
de la tasa de beneficios. Este autor sostenía entonces que el ratio entre los
precios de producción de las mercancías individuales debía necesariamente
divergir del ratio entre las cantidades de trabajo incorporado. Sin embargo, él
consideraba que tales divergencias entre precios y “valores” (como Marx
llamaba a las cantidades de trabajo) como desviaciones, que para los precios
considerados en su agregado serían recíprocamente eliminadas. También para
Marx, entonces, los valores de los agregados del producto social y del capital
podían ser expresados sobre la base de sus respectivas cantidades de trabajo
incorporado. En realidad, sin embargo, también esta afirmación es errónea. Si
las mercancías individuales no se cambian en proporción a su trabajo
incorporado, lo mismo vale para el agregado de mercancías. En otros términos,
considerando el excedente y el capital agregado como dos particulares
“mercancías compuestas”, el ratio de cambio entre ellas no corresponderá al
ratio entre las respectivas cantidades de trabajo incorporado. Sobre este aspecto
la determinación de las tasa de beneficios utilizada por Marx encuentra una
dificultad análoga a aquélla que se presentaba en Ricardo.
Como ya ha sido observado, el recurso a la teoría del valor-trabajo
permitía tanto a Ricardo como a Marx determinar la tasa de beneficios
resolviendo una ecuación del tipo de la [A] del par. 9, en la cual el valor de los
beneficios y del capital agregado eran expresados en términos de trabajo
incorporado; esta misma determinación permitía individualizar la existencia de
una relación inversa entre la tasa de beneficios y la tasa de salarios. La teoría del
valor trabajo tenía entonces el mérito de permitir a estos autores arribar a
conclusiones definitivas evitando el problema constituido de la
interdependencia entre la tasa de beneficios y los precios relativos, que la teoría
económica no había permitido todavía desenredar, y al cual solo en tiempos
recientes ha sido dada una solución definitiva.

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APENDICE: LA TEORÍA DE LA RENTA DE RICARDO
En relación a la determinación de la renta de la tierra, el mismo Ricardo fundó
una teoría (en precedencia ya formulada por Malthus) fundada sobre la diversa
fertilidad de las tierras cultivadas.
Por simplicidad identificamos con el “grano” el complejo de mercancías
producidas en el sector de la agricultura, e indiquemos con Qg el nivel de
producción del sector. Supóngase que existan dadas cantidades de tres tierras
de calidad diferente, indicadas con A,B y C en orden descendente de fertilidad.
Asumamos a su vez que esta diversa fertilidad se manifiesta en el diverso nivel
de producto obtenible, sobre los tres tipos de tierra, a igualdad de capital
empleado; o lo que es lo mismo, en la diversa cantidad de capital necesaria para
obtener la misma cantidad de producto. El mismo nivel de producto sobre
tierras de diversa calidad A requiere entonces una cantidad de capital menor de
aquel requerido sobre tierra de calidad B, y éste es a su vez menor que la
cantidad de capital requerida, siempre a igualdad de producto, sobre tierras de
calidad C.
Indicamos con PA, PB y PC, respectivamente, los niveles máximos de
producción obtenibles, con el empleo total de las cantidades de tierra de las tres
calidades, e supongamos que sean PA=350 toneladas, PB=350 toneladas, y
PC=600 toneladas. Asumamos a su vez que en las condiciones consideradas el
nivel agregado de producción de grano sea Qg=1050 toneladas, y tal de requerir
la utilización de toda la cantidad de tierra. Supongamos además de conocer el
valor en términos de grano del capital empleado sobre los tres tipos de tierra,
que asumimos sea enteramente circulante y constituido ya sea de salarios como
de medios de producción, y que la tasa general de beneficios sea del 40%.
Representamos la situación considerada con la tabla siguiente:

Producto Producto Neto (Producto Tasa de


Tierra Capital Beneficios Renta
Bruto neto - capital) beneficios
A 200 350 150 40% 80 70
B 220 350 130 40% 88 42
C 250 350 100 40% 100 -

Como puede notarse, la renta sobre las tierras de calidades A y B es igual


al excedente del producto neto respecto a los beneficios sobre el capital

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empleado, calculados a la tasa general de beneficios, mientras ella es nula en la
tierra de calidad de C. Veamos ahora el porqué de estos valores.
Comencemos con el valor nulo en la tierra menos fértil. Como se deduce
de las hipótesis formuladas, las tierras de calidad C son cultivadas solo
parcialmente. Sobre aquéllas se producen de hecho 350 toneladas de grano de
las 600 toneladas que se obtendrían si fueran totalmente empleadas.
Asumiendo que la propiedad de la tierra se encuentre dividida entre un cierto
número de terratenientes, probemos a suponer que el grupo de propietarios de
las tierras de tipo C que se encuentran actualmente cultivadas se dé cuenta de
que desea el pago de una cierta renta por parte de los capitalistas que emplean
su tierra. Los propietarios de las tierras restantes de calidad C, al momento en
cuestión, serían incentivados a ofrecer a aquellos capitalistas el uso de sus
propias tierras por una renta menor a aquella que los capitalistas pagan al
primer grupo de terratenientes. Estos últimos, para evitar que las tierras de su
propiedad sean preferidas a aquellas ofrecidas por parte de los otros
terratenientes, serían a su vez inducidos a ofrecer el uso de tales tierras por una
renta menor. Esta competencia a la baja entre propietarios de las tierras de
calidad C continuará hasta que la renta en cualquier porción de tales tierras no
retome un valor nulo.
En última instancia, la razón por la cual la renta sobre la tierra de menor
calidad entre todas las cultivadas tiende a anularse es que una parte de estas
tierras resta de todos modos sin cultivar en tanto excede a las necesidades de la
producción, y en tanto tal no da ninguna renta a sus propietarios. La constante
competencia entre estos propietarios y entre aquellos cuya tierra, siempre de la
misma calidad, es usada para el cultivo, impide a estos últimos de pretender
algún pago, e iguala entonces a cero la renta de unas y otras porciones de tierra.
Es también la competencia, pero esta vez entre los capitalistas, lo que
explica por qué la renta sobre las tierras de calidades A y B es positiva, e igual a
la diferencia entre el producto neto y los beneficios calculados a la tasa general
de beneficios. Imaginemos que, partiendo de la situación representada en la
tabla de arriba, los capitalistas que emplean la tierra de calidad A se pongan de
acuerdo para reducir la tierra pagada a los propietarios de la tierra. Seguiría que
del producto social neto una parte mayor vendría ahora a constituir los
beneficios, y una parte menos las rentas: para simplificar, supongamos que las

29
rentas sobre las tierras de calidad A se reduzcan a 50, de forma tal que la cuota
del producto neto absorbida por los beneficios aumente a 100. En la producción
del grano sobre la tierra de calidad A el ratio entre beneficios y capital sería por
ende incrementado a 100/200=50%. Pero a este punto los capitalistas que
emplean la tierra de tipo B y de tipo C, como otros capitalistas que en otras
producciones están realizando la tasa general de beneficios del 40%,
encontrarían conveniente transferir sus capitales a la producción del grano en
las tierras de calidad A, porque esta producción les permitiría realizar una tasa
de beneficios mayor. Pero para poder hacer eso ellos deberían rentar las tierras
tipo A a los terratenientes, que como sabemos ya se encuentran enteramente
rentadas a los capitalistas. Los nuevos capitalistas que quieren rentar la tierra A
serían entonces inducidos a ofrecer por el uso de las tierra una renta mayor de
50, si bien menor de 70, en modo de poder de todos modos obtener una tasa de
beneficios superior a aquella que actualmente obtienen en otras producciones:
por ejemplo, empleando tierras de calidad A contra el pago de una renta de 55,
el total de producto neto obtenido sobre estas tierras y atribuido a los beneficios
sería igual a 95, con una tasa de beneficios igual a 95/200=47.5%. Por la misma
razón otros capitalistas serían ahora dispuestos a ofrecer una renta todavía
superior, y así sucesivamente. Esta competencia al alza entre los capitalistas
continuará hasta que la renta pagada a los propietarios de la tierra de calidad A
retorne a su valor de 70, y el capital empleado sobre tales tierras no realice sino
que la tasa general de beneficios del 40%. Análogo razonamiento vale,
obviamente, para la renta pagada por el uso de la tierra de calidad B.
En última instancia la renta sobre las tierras de calidad superior, la
disponibilidad de las cuales es por hipótesis limitada respecto al volumen
agregado del producto agrícola, se explica por el hecho de que en las
producciones que tienen lugar en las tierras de calidad menor, y también fuera
del sector agrícola, el capital ofrece un rendimiento igual a la tasa general de
beneficios. La constante competencia entre el capital empleado en tales
producciones y aquel empleado en la producción de grano sobre las tierras más
fértiles impide a este último capital “pretender” beneficios superiores a aquellos
correspondientes a la tasa general de beneficios, dejando así a la renta la cuota
de residuo del producto neto.

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Para finalizar, es útil notar que una explicación de la renta análoga a
aquella de Ricardo con referencia a las tierras de diversa fertilidad podría
formularse por diferencias de otra naturaleza pero de todos modos tales de
determinar valores diversos del producto neto en relación al capital empleado,
por ejemplo la diversa localización respecto a los mercados (con consecuentes
diferencias en los costos de transporte) o la diversa disponibilidad de
infraestructura y servicios públicos (y consiguientes diferencias en los costos
que es necesario sostener sobre bases individuales, y entonces con menor
rentabilidad).

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