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Abordaje nutricional en FIBROMIALGIA

1. Fibromialgia y fisiopatología

La fibromialgia es una condición crónica que se caracteriza por dolor musculoesquelético


generalizado, con una respuesta aumentada a estímulos percibidos como nociceptivos y síntomas
somáticos. El dolor, crónico en su naturaleza, se asocia comúnmente con rigidez articular, fatiga
persistente, trastornos del sueño, trastornos gastrointestinales y dificultades cognitivas. Estos
últimos pueden manifestarse como problemas de concentración, pérdida de memoria o
dificultades en la planificación y toma de decisiones, atribuidos a la interferencia entre el
procesamiento nociceptivo y el procesamiento cognitivo, lo que a menudo conduce a la aparición
de síntomas depresivos.

La fibromialgia está vinculada a anormalidades en diversos niveles, incluyendo aspectos


bioquímicos, metabólicos, inmunorreguladores y genéticos. Es crucial reconocer que, en esta
condición, el "control de volumen" sensorial experimenta un descenso en el umbral de dolor, así
como una mayor sensibilidad a otros estímulos como el calor, ruido y olores intensos, junto con
una percepción más elevada de su entorno. La hipervigilancia se convierte, por tanto, en una
característica distintiva de la fibromialgia.

Con respecto a la fisiopatología en la fibromialgia, se observan anormalidades en el procesamiento


del dolor, con un exceso de neurotransmisores excitatorios, como la sustancia P y el glutamato,
además de niveles reducidos de neurotransmisores inhibidores, como serotonina y norepinefrina,
en las vías antinociceptivas descendentes de la médula espinal. También se registran alteraciones
en los opioides endógenos en regiones cerebrales relacionadas con la modulación del dolor y la
desregulación de la dopamina. Igualmente se observa un desequilibrio, con niveles elevados de
norepinefrina y niveles disminuidos de dopamina, 5-HT, 5-HIAA y 5-HTP. Los niveles elevados de
norepinefrina se asocian con un peor estado de salud física.

Otra característica en pacientes con fibromialgia es la disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-


suprarrenal, afectando la respuesta adaptativa. Se observan alteraciones en los niveles de
hormona liberadora de corticotropina, sobreproducción de hormona adrenocorticotrópica (ACTH)
y disminución del cortisol. Es esencial recordar que el cortisol, una hormona esteroide esencial,
muestra variaciones a lo largo del día y está relacionado con el estrés y los niveles de glucosa en
sangre. La activación del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) se asocia con la gravedad
del dolor musculoesquelético crónico y con las fluctuaciones de dolor. Es importante recordar que,
una mayor concentración de cortisol se relaciona con una menor intensidad del dolor, y en
consecuencia, concentraciones más bajas de cortisol se relacionan con mayores niveles de dolor.

Además, durante la noche, hay una menor secreción de melatonina en los pacientes con
fibromialgia, contribuyendo a un sueño nocturno deficiente, fatiga matutina y mayor percepción
del dolor. El 90% de los pacientes con fibromialgia experimenta alteraciones del sueño. Además, se
evidencia una disfunción del sistema nervioso autónomo a nivel cardiovascular central.

Diversos estudios en fibromialgia han revelado niveles elevados de marcadores de estrés oxidativo
y acumulación de ADN mitocondrial dañado, desencadenando una respuesta inflamatoria innata.
Esto conduce a un desequilibrio proinflamatorio y antiinflamatorio, con mayores niveles de
citocinas proinflamatorias (TNF, IL-1, IL-6 e IL-8) y potencial neuroinflamación central, aumentando
citocinas y factores neurotróficos.

En relación con la microbiota intestinal, se ha descrito un sobrecrecimiento bacteriano en el


intestino delgado (SIBO) en pacientes con fibromialgia. La disbiosis intestinal afecta la
permeabilidad intestinal, resultando en bacterias alteradas como Faecalibacterium, Roseburia,
Dorea, Coprococcus, Clostridium, Ruminococcus y Coprobacillus. Este desequilibrio contribuye a la
disminución del triptófano, afectando la síntesis de melatonina y serotonina. La microbiota
intestinal puede influir en la función cerebral a través del eje intestino-cerebro, vinculándose a la
prevalencia de depresión entre un 40% y 80%.

Fibromialgia, COVID y síndrome post-COVID

La pandemia por Covid-19 ha ocasionado más de 220 millones de casos y 4,5 millones de muertes
en todo el mundo. Los avances en el manejo médico y la vacunación han conllevado a un aumento
en la tasa de recuperados, sin embargo, en estos pacientes han quedado secuelas físicas y
psicológicas. El espectro de los signos y los síntomas que persisten días, meses e incluso años
después de la infección se reconocen como síndrome post-Covid (SPC). Se presenta principalmente
14 semanas después del inicio de la enfermedad, siendo fatiga, disnea, dolor de cabeza y
trastornos de la memoria y deterioro cognitivo los síntomas más relevantes.

En un estudio, evaluaron el impacto del Covid sobre los síntomas de la fibromialgia y evidenciaron
que las manifestaciones clínicas de los pacientes con fibromialgia pueden empeorar con la
infección por SARS-CoV-2. Además después de 3 a 6 meses de la infección, hombres con un índice
de masa corporal entre sobrepeso y obesidad y que tengan enfermedades crónicas pueden
manifestar fibromialgia. además, los autores describen una nueva entidad, definida como
“fibrocovid”.
Es decir pacientes sin antecedentes clínicos de enfermedades reumatológicas osteomusculares con
síndrome post-covid pueden presentar sintomatología clínica similar a la fibromialgia, reconocida
por alguno de los autores como fibrocovid. Por lo anterior, los pacientes con o sin diagnóstico
previo de fibromialgia, luego de infectarse por SARS-CoV-2 pueden verse más afectados.

El dolor crónico por fibromialgia previo a la infección por COVID puede presentar exacerbaciones,
debido a las lesiones tisulares ocasionadas por la liberación de citoquinas proinflamatorias como
IL-1a, IL-1B, IL-6 y TNF-a, que caracteriza la tormenta de citocinas durante el covid sintomático,
puede contribuir a la patogénesis del empeoramiento del cuadro clínico en sobrevivientes. Por
otro lado, la ausencia de seguimiento medico y de tratamiento de otras patologías autoinmunes
crónicas que afectan el sistema musculoesquelético, como la artritis reumatoide, el síndrome de
Guillain-barré o el lupus eritematoso sistémico, pueden contribuir a una mayor carga de lesión
tisular por una respuesta inmunológica no controlada.

La evidencia de estudios clínicos menciona que pacientes sobrevivientes de COVID pueden


presentar aumento del dolor crónico, insomnio, rigidez articular y deterioro en la calidad de vida.
Alimentación en fibromialgia

Las características nutricionales recomendadas para las personas con fibromialgia difieren
significativamente de las de otras personas debido a que sus necesidades de diversos nutrientes
están aumentadas.

En general, las personas con fibromialgia tienden a experimentar una pérdida crónica de calcio y
magnesio en su organismo, lo que puede dar lugar a contracturas espasmódicas en los puntos
dolorosos de la musculatura. Además, es común encontrar déficits de selenio, zinc, yodo, hierro y
vitamina D.

En cuanto a los macronutrientes, se sugieren las siguientes proporciones:

Proteínas: Deben constituir alrededor del 15% de la ingesta diaria de energía. Se recomienda que
solo el 40% provenga de fuentes animales, mientras que el 60% sea de origen vegetal. Algunos
alimentos clave incluyen pescado, legumbres y huevos.

Hidratos de carbono: Deberían representar entre el 45% y el 50% de la energía diaria, con un 40%
proveniente de carbohidratos complejos y menos del 10% de azúcares simples. Alimentos como
legumbres, tubérculos, verduras y frutas deben ser la principal fuente de carbohidratos.

Lípidos: Las grasas deben contribuir al 35% de la energía diaria. Menos del 7% deben ser ácidos
grasos saturados, un 20% ácidos grasos monoinsaturados, entre un 5% y un 7.5% ácidos grasos
poliinsaturados, y menos del 1% ácidos grasos trans. Se recomienda consumir ácidos grasos
omega-3 y omega-6 a través de fuentes como pescado azul, aceite de oliva virgen, frutos secos y
semillas. El colesterol debe limitarse a un máximo de 300 mg al día.

Las necesidades de micronutrientes, como vitaminas y minerales, también se ven alteradas, con
recomendaciones específicas para calcio (mínimo de 1,500 mg/día), magnesio (entre 400 y 1,000
mg/día), zinc (10 mg/día) y selenio (70 µg/día). Además, se sugiere un aumento en las cantidades
diarias de vitaminas como A (mínimo de 1,000 µg), C (entre 80 y 300 mg), E (mínimo de 10 mg), B6
(mínimo de 1.5 mg) y ácido fólico (mínimo de 400 µg).

Se recomienda un consumo de fibra dietética de 30 a 40 gramos al día, proveniente principalmente


de legumbres, frutas, verduras, semillas y cereales integrales

Deficiencias nutricionales en fibromialgia


Recientemente, se ha sugerido un posible vinculo causal entre la fibromialgia y la deficiencia de
micronutrientes. Este tipo de desnutrición puede ser una fase previa a la aparición de signos
clínicos de deficiencias y no necesariamente asociadas a patologías claramente definidas.

Algunos estudios han demostrado una asociación entre niveles bajos de vitamina D y dolor
musculo esquelético difuso, incluido la fibromialgia. Además, se ha observado niveles séricos
reducidos de zinc (Zn), magnesio (mg), calcio (ca), cobre (Cu), hierr (Fe) y manganeso (mn) entre
pacientes con fibromialgia y están relacionado con síntomas clínicos como fatiga, debilidad y
deterioro cognitivo.

Se observo que niveles más bajo de Zn y Mg en sangre en mujere con fibromialgia entre los 40 y 50
años. Los niveles bajos de Zn se asociaron con el numero de puntos sensibles y la fatiga se asocio
con niveles bajos de Mg.

La deficiencia de vitaminas se ha relacionado directamente con la fisiopatología de varias


enfermedades musculoesqueléticas cronicas no trasmisibles, incluida la osteoporosis, el síndrome
de dolor miofascial, el síndrome de fatiga crónica, la miositis y la fibromialgia.

La deficiencia de acido fólico y vitamina B12 reduce la producción de glóbulos rojos, lo que lleva a
una reducción del transporte de oxigeno, las consiguiebtes disfunciones en el metabolismo
energético muscular en las placas terminales motoras dan como resultado regiones musculares
dolorosas conocidas como puntos gatillo.

además existe una relación positiva entre la deficiencia de vitamina D y la presencia de FM.
Estudios recientes han señalado que la deficiencia de vitamina D como el principal factor
desencadenante de enfermedades relacionadas con el dolor crónico difuso, dolor articular,
debilidad muscular, fatiga. La deficiencia de vitamina D causa osteopenia y precipita y exacerba la
osteoporosis, lo que lleva a la osteomalacia, una enfermedad ósea dolorosa. Además, la deficiencia
de vitamina D reduce la fuerza de los músculos proximales y el equilibrio postural y, por lo tanto,
debe considerarse en el diagnostico de Fibromialgia.

Los estudios han relacionado con la FM con anomalías neuroendocrinas que afectan al eje HPA y al
déficit en los sistemas endógenos de modulación del dolor. El principal aspecto relacionado con los
síntomas de la Fm es la presencia de dolor crónico generalizado. El dolor crónico se ha asociado
con cambios en la anatomía del cerebro, particularmente relacionados con la reducción de la
materia gris en los pacientes. Estos cambios afectarían las regiones de modulación del dolor y del
estrés, reforzando la teórica de que la FM está asociada con hipersensibilidad de las vías del dolor
en el SNC.

Los efectos neuroprotectores e inmunomodulares de la vitamina D indican un valor farmacológico


potencial de los análogos de 1,25 (OH) 2D para el tratamiento de enfermedades
neurodegenerativas y neuroinmunes. En este contexto, tanto la producción reducida de vitamina D
activa como la deficiencia de micronutrientes de vitamina D pueden estar asociadas con la
fisiopatología y los síntomas clínicos de la FM. Así, la suplementación con vitamina D ha
demostrado una mejora significativa del dolor y la capacidad funcional en pacientes con FM.
Con respecto al Mg, participa en la síntesis de la ATP y es importante en el metabolismo muscular,
por lo que su reducción contribuiría a la progresión de la FM. Los niveles séricos de selenio (Se) en
pacientes con Fm fueron mas bajos en comparación con controles de la misma edad y sexo.

Los niveles séricos de Se eran más bajos en los pacientes con FM que en los controles sanos,
aunque los niveles séricos de Cu, Zn y Mg eran normales en los controles. Además, observaron una
correlación significativa entre los niveles de Se, la duración de la enfermedad, la intensidad del
dolor y el numero de puntos sensibles.

Existe una correlación positiva entre la deficiencia de minerales y la presencia de FM. Entre los
nimerales evaluados, se encontró evidencia únicamente de deficiencias de Ca, Fe, Mg, Zn, y Cu. Los
niveles séricos de Mg eran más bajos en pacientes con Fm que en sus controles, y había una fuerte
asociación entre los niveles séricos Mg y fatiga,.

La deficiencia de Mg puede provocar reducciones significativas en los niveles de ATP muscular y


puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de la FM. A medida que disminuyen los
niveles de Mg, también disminuyen los niveles de energía, lo que resulta en un aumento de la
sensación de fatiga.

En un estudio de intervención en el que se trato a pacientes con FM con citrato de Mg, lo niveles
bajos de Mg se sorellacionaron con la intensidad del dolor, numero de puntos sensibles, la
capacidad funcional, la depresión y la ansiedad, así como la fatiga, los tratsornos del sueño, dolor
de cabeza y los tratsornos gástricos.

Se encontraron asociaciones entre los niveles séricos de ZN y el numero de puntos sensibles en


pacientes con FM. La importancia del Zn para contrarrestar el estrés oxidativo se ha relacionado
con la participación como cofactor de muchas enzimas antioxidantes. También cabe señalar que el
desequilibrio de las enzimas antioxidantes juega un papel importante en la etiología de la Fm.

Respecto a la deficiencia de Ca, se reportó una asociación positiva entre los niveles de Ca en el
cabello de mujeres con FM. Los niveles de ca intracelular en pacientes con FM son más bajos en
comparación con los controles sanos y pueden ser potencialmente respondables de la hipertonía
muscular, lo que explica el dolor muscular relacionado con síntomas de la FM.

Se ha informado de un aumento en la prevalencia de Fm en pacientes con anemia por deficiencia


de Fe. Sin embargo, se ha sugerido que la presencia de anemia no puede explicar las
manifestaciones cliicas d ela Fm, ya que tanto los síntomas como los niveles séricos de Fe no
difieren entre pacientes con FM y anemia por deficiencia de Fe y pacientes sin Fm. Así, la
deficiencia de Fe sin anemia también se ha relacionado con la presencia de FM y la
suplementación con Fe en tal condición atenuó la fatiga y mejoro los estados cognitivos y físicos.

Algunos minerales como Mg, ca, Zn, Fe y Mn parecen estar asociados con algunos de los signos
clínicos más comunes de la FM (es decir, fatiga, debilidad y dolor) y pueden desempeñar un papel
importante en la fisiopatología de este síndrome.

Parece que la deficiencia de minerales (p. ej., Fe, Mg, Mn, Zn y Ca) juega un papel
importante en la aparición de la FM y sus síntomas principales. Por ejemplo, la
deficiencia de Mg y Fe se asocia con fatiga, debilidad y deterioro cognitivo. Además, un
Ca intracelular más bajo está relacionado con un aumento del tono y la tensión
muscular y, por tanto, con dolores musculares. Además, las deficiencias de Zn y Mn
están relacionadas con cambios en el equilibrio oxidativo celular.

Finalmente, son necesarios estudios de intervención sobre la influencia del “hambre


oculta” o deficiencia de micronutrientes en la etiología de la FM. Tales hallazgos en el
campo de la ciencia nutricional contribuirían a la creación de estrategias terapéuticas
más eficientes y de bajo costo siguiendo el principio terapéutico preventivo.

2. Intervenciones dietéticas en el tratamiento de la fibromialgia.

No hay un tratamiento considerado como el estándar de oro para la fibromialgia, ya que los
regímenes de tratamiento pueden variar significativamente de una persona a otra según sus
síntomas. A pesar de esta diversidad, es común que los individuos reciban una combinación de
enfoques farmacológicos, fisioterapia y terapia cognitivo-conductual. Entre las alternativas
terapéuticas, las intervenciones nutricionales y los cambios en la dieta se han convertido en
enfoques alternativos frecuentes. Estas intervenciones permiten a las personas con fibromialgia
desempeñar un papel activo en el manejo de su condición. Por lo tanto, es esencial contar con
conocimientos actualizados sobre intervenciones dietéticas basados en evidencia científica. Existe
una serie de mecanismo potenciales mediante las cuales la nutrición podría ser beneficiosa,
incluido entre otros: estado o daño oxidativo, disfunción de la modulación proinflamatoria o
antiinflamatoria, disfunción de la producción de energía, o disfunción de la neuromodulación
dentro de los sistemas nerviosos periféricos o centrales.

Se han propuesto varias intervenciones nutricionales, entre las que encontramos:

Dieta libre de gluten o gluten free:

Los pacientes con fibromialgia a menudo tienen síntomas gastrointestinales que se superponen
significativamente con diversos trastornos relacionados con el gluten, como nauseas, dolor
abdominal, fatiga, cansancio, dolor crónico y alteraciones del estado del ánimo, lo que sugiere una
posible coexistencia de sensibilidad al gluten no celiaca en estos pacientes. La dieta libre de gluten
debe ser entre 12 meses a 16 meses para ver resultados, como lo comprobó Rodrigo (2014) e Isasis
(2014) que observaron mejora en todos los resultados probados, disminución del dolor y gravedad,
disminución en la fatiga, aumento de la calidad de vida y retorno a la vida laboral. Una duración
menor a lo propuesto no tendrá resultados positivos en los pacientes con fibromialgia.

Dieta baja en FODMAPs:

Los FODMAPs (oligo-di-monosacaridos y polioles fermentables) son carbohidratos de cadena corta


que se absorben mal, incluidos lactosa, fructosa libre, polioles, fructanos u galactooligosacáridos.
La dieta baja en FODMAPs ha demostrado importantes beneficios en el tratamiento del Síndrome
Intestino Irritable (SII). El 70% de los pacientes con fibromialgia padecen SII. Durante 4 semanas de
tratamiento el peso, IMC y circunferencia de cintura disminuyo después de la intervención, además
existió mejoras en la sintomatología de la fibromialgia.

Dieta baja en calorías:

Se sabe que el índice de masa corporal alto se asocia con una serie de afecciones
musculoesqueléticas incapacitantes, lo que sugiere que la obesidad puede empeorar los síntomas
de la fibromialgia. La estrategia dietética más utilizada para reducir el peso corporal es sin duda la
restricción calórica. Cuando existe una reducción del 4,4% del peso corporal, empiezan las mejoras
en los síntomas del dolor, aumenta la satisfacción y mejora la calidad de vida de los pacientes con
fibromialgia. Una dieta hipocalórica entre 800 a 1500 kcal durante 6 meses se evidencio niveles
mas bajos de interleucina-6, PCR, menor episodios de depresión y una mejora en la calidad de vida
y sueño.

Dieta vegetariana:

La dieta vegetariana se caracteriza por consumir grandes cantidades de alimentos vegetales ricos
en fibra, vitaminas, minerales y elementos antioxidantes, lo que favorece efectos analgésicos en
pacientes con fibromialgia, debido a propiedades antiinflamatorias y a su ausencia 8º reducción)
de proteínas animales. Después de un periodo de 3 semanas con una vegetariana, los pacientes
con fibromialgia informaron una mejoría general en su bienestar. Durante 3 meses con una dieta
vegana estricta existió mejora en el dolor y autonomía, disminución de la rigidez en las
articulaciones y mejora en la calidad del sueño.
También con una dieta lacto-vegetariana durante 4 semanas combinada con ejercicios de
estabilización central los pacientes con fibromialgia disminuyeron el dolor lumbar y mejoro su
composición corporal y aumento su calidad de vida.

Dieta mediterránea:

La dieta mediterránea puede jugar un papel determinante en la salud ósea en mujeres con
fibromialgia. Una dieta mediterránea con altas dosis de triptófano (60 mg) y magnesio (60 mg)
produjo varios efectos beneficiosos sobre el procesamiento emocional, disminución de la fatiga,
ansiedad y depresión y reducción de posibles trastornos alimentarios e insatisfacción con la
imagen corporal.

Suplementación: Vitamina D

Existe evidencia que se debe considerar la suplementación con vitamina D en el tratamiento de la


fibromialgia, debido a que el 40% de los pacientes presente una deficiencia de esta vitamina.
además, varios estudios han sugerido que existe una asociación entre los niveles bajos de vitamina
D y dolor crónico, depresión y ansiedad. Pacientes con deficiencias leves a moderada de vitamina D
deben recibir 50.000 UI de colecalciferol (vitamina D3) oral entre 8 a 12 semanas.

Suplementación: Minerales

En cuanto al estado mineral, se ha evidenciado que existe una disminución en el contenido de


magnesio intracelular en paciente con fibromialgia. Las deficiencias de magnesio se asociaron en
gran medida con inflamación de bajo grado, debilidad muscular y parestesia, que son síntomas
típicos en fibromialgia. Una ingesta baja de magnesio en la dieta se correlaciona con el
empeoramiento de los parámetros del umbral del dolor en pacientes con fibromialgia. Para que
exista una mejoría significativa en el dolor y la sensibilidad; la dosis debe 300 mg7día de citrato de
magnesio durante 8 semanas.

Con respecto al hierro, la deficiencia de este mineral puede potenciar los síntomas de la
fibromialgia. La suplementación de carboximaltosa férrica debe ser 15mg/kg durante 6 semanas.
Es importante recordar que este medicamento se administra de forma inyectable en un total de
dos dosis en intervalos como mínimo de 7 días. También se puede administrar en forma de dosis
única en adultos.

Suplementación de probióticos:

Cada vez existe mas evidencia que sugiere que los pacientes con fibromialgia presentan una
microbiota intestinal alterada. En una investigación del doctor Romano (2018) se suplementó por 7
semanas con un probiótico de multiespecies que mostro mejoras en la cognición, elección y toma
de decisiones en pacientes con fibromialgia, además se observaron efectos beneficios con respecto
al dolor, la calidad de vida, la depresión y ansiedad. Los probióticos seleccionados fueron
lactobacilo ramnosos GG, casei, acidófilo y bifidobacteria bífido.

Q10
Aceite de oliva: El aceite de oliva extra virgen (AOVE) se caracteriza por una alta concentración de
compuestos fenólicos. Los innumerables beneficios del AOVE para la salud se deben
principalmente a su actividad antioxidante, que está ligada a su capacidad para proteger el ADN,
las proteínas y los lípidos del daño causado por la exposición a especies reactivas de oxigeno (ROS)
que a su vez aumentan en los pacientes con fibromialgia. 50 ml/día de AOVE en comparación con
el aceite de oliva refinado, durante 3 semanas de intervención mejoro significativamente la
carbonilación de proteínas, la peroxidación lipídica, el estado mental, además disminuyo los
marcadores de riesgo cardiovascular en mujeres con fibromialgia.

3. Interacción alimento-medicamento en fibromialgia

Amitriptilina:

La amitriptilina es un antidepresivo tricíclico y un analgésico. Tienen propiedades anticolinérgicas y


sedantes. Evita la recaptación y, por tanto, la inactivación de la noradrenalina y la serotonina en las
terminaciones nerviosas. La prevención de la recaptación de estos neurotransmisores de las
monoaminas potencia su acción en el cerebro, lo que parece asociarse a la actividad antidepresiva.

En mecanismo de acción también incluye efectos bloqueantes sobre los canales iónicos del sodio,
el potasio y el NMDA, tanto a nivel central como medular. Se sabe que los efectos sobre la
noradrenalina, el sodio y el NMDA son mecanismos implicados en el mantenimiento del dolor
neuropático, la prevención de la cefalea crónica tipo tensional y la profilaxis de la migraña. Existe
un efecto reductor del dolor con el consumo de amitriptilina.

Con respecto a su absorción, la administración oral de los comprimidos recubiertos puede generar
concentraciones plasmáticas máximas al cabo de unas 4 horas.

La unión a proteínas plasmáticas es de alrededor del 95%. El principal metabolito de la amitriptilina


es la nortriptilina, la cual atraviesa la barrera placentaria. La amitriptilina y sus metabolitos se
excretan en la leche materna (en una cantidad correspondiente al 0,6% - 1% de la dosis materna).
No se puede excluir el riesgo en el lactante. Se debe decidir si es necesario interrumpir la lactancia
o interrumpir el tratamiento tras considerar el beneficio de la lactancia para el niño y el beneficio
del tratamiento para la madre.

Con respecto a las interacciones con otros medicamentos, la amitriptilina contrarrestar los efectos
de los medicamentos antihipertensivos.

Esta contraindicado el tratamiento concomitante con IMAO (Inhibidores de la monoamino


oxidasa), pues puede generar un síndrome serotoninérgico (una combinación de síntomas, entre
los que pueden encontrarse agitación, confusión, temblor, mioclonías e hipertermia). El
tratamiento con amitriptilina puede instaurarse 14 días después de la suspensión de los IMAO no
selectivos irreversibles y como mínimo un día después de la suspensión del IMAO reversible
moclobemida. El tratamiento con IMAO puede introducirse 14 días después de la suspensión de la
amitriptilina.

Con respecto a las interacciones alimento-medicamento, en presencia de etanol (alcohol),


aumenta las concentraciones plasmáticas de amitriptilina.

Reacciones adversas: La amitriptilina puede inducir efectos adversos similares a los de otros
antidepresivos tricíclicos. Algunos de los efectos adversos mencionados a continuación como, p.
ej., cefalea, temblor, alteraciones de la atención, estreñimiento y disminución de la libido también
pueden ser síntomas de depresión y suelen mitigarse al mejorar el estado depresivo.

Fluoxetina

Paroxetina

alprazolam

Ciclobenzaprina

Zolpidem

zoplicona

Parecetamol (para dolor de origen osteoarticular)

Ibuprofeno 400 mg/8 horas

tramadol

4. Recomendaciones generales

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