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Historia de la India.

Parte 1

HISTORIA DE LA INDIA. PARTE 1

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Historia de la India. Parte 1

Índice de contenidos
Introducción............................................................................................................................................................................. 3

Una ubicación física estratégica ............................................................................................................................................ 3

La India antigua y los primeros imperios ............................................................................................................................ 5

Aparición de las grandes religiones de la India .................................................................................................................. 6

De la influencia griega al imperio de Ashoka ..................................................................................................................... 8

La India clásica y las primeras invasiones musulmanas ..................................................................................................... 9

La India de los mogoles ........................................................................................................................................................12

La Compañía Británica de las Indias Orientales ................................................................................................................15

El Raj británico y el nacimiento del nacionalismo indio ..................................................................................................18

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Historia de la India. Parte 1

Introducción
Desde las estribaciones del Himalaya hasta las costas del Golfo de Bengala, siguiendo el curso de grandes ríos
como el Ganges, vamos a conocer hoy una historia infinita desde las primeras civilizaciones del Valle del Indo
hasta los prolegómenos de la independencia de un gigante que se asoma al Océano Índico. Una historia que
nos llevará por las cuencas de brillantes aguas de Imperios como el de Ashoka o el de los Mogoles, hasta las
oscuras y sinuosas curvas del colonialismo británico. Una cultura llena de religiones, mitología y divinidades que
marcaron el curso de la vida de miles de millones y que todavía hoy tiene mucho que ofrecer a los océanos del
futuro de este planeta. Hoy en El Abrazo del Oso hablamos de la historia de la India.

Una ubicación física estratégica


India proviene del vocablo griego indoi, las gentes que vivían en el cauce del río Indo, término adoptado por
los británicos para referirse a su posesión desde el siglo XVIII, aunque en sánscrito la palabra es Bharat, la tierra
de los descendientes de Bharata, rey mitológico que según los hindúes dio origen al país. La extraordinaria
historia de la India se vincula íntimamente con su geografía: por sus riquezas deseadas por el invasor y al tiempo
lugar de acogida de culturas y religiones. Con todo, los reinos hindúes locales siempre sobrevivieron a la
superposición de Estados centrales y tuvieron sus propias historias de apogeo y decadencia.

En palabras del profesor Enrique Gallud, la India siempre ha sido demasiado grande, demasiado complicada
y sutil culturalmente para que ningún imperio la dominara por completo. Eso sí, un país que en el siglo
XVIII era el mayor emporio comercial del globo, en el XX era una tierra subdesarrollada y superpoblada bajo el
dominio de una colonización extranjera, aunque guardasen celosamente sus creencias, cultura e idiosincrasia
adquirida desde el segundo milenio a.C. (sánscrito, religión, las castas como forma de clasificación social en
torno, en principio, a la ocupación de los individuos).

La India es un país ubicado en el sur de Asia y es conocida por su diversidad geográfica. Aquí hay algunos
aspectos geográficos relevantes:

• Himalaya: La cadena montañosa que se encuentra al norte de la India, actuando como una barrera
natural. Incluye algunas de las montañas más altas del mundo, como el Monte Everest. Estas montañas
influyen en el clima, la cultura y la geografía de la región.
• Llanura Indo-Gangética: Esta extensa llanura se encuentra entre los ríos Indo y Ganges. Es una de las
regiones más fértiles del mundo y es el hogar de una gran parte de la población del país. La llanura es
propicia para la agricultura y ha sido el epicentro de antiguas civilizaciones como veremos a
continuación.
• Los ríos: La India cuenta con varios ríos a los que se le confiere la consideración de sagrados, siendo los
más importantes el Ganges y el Yamuna. El Ganges fluye desde el Himalaya hasta el Golfo de Bengala
y es vital para la agricultura y la vida cotidiana de millones de personas. Destacan también el Indo, que
precisamente da nombre al país y fluye por la región noroeste de la India, así como por Pakistán; el
Brahmaputra, el Godavari y el Narmada. Todos proveen de la necesaria agua a la población y hace de
sus tierras colindantes unas de las más fértiles para la agricultura en el planeta.
• Desierto de Thar: Situado en el noroeste de la India, el Thar es el desierto más grande del subcontinente.
Aunque es árido, también es hogar de diversas comunidades.
• Las costas: La India tiene una extensa línea costera a lo largo del océano Índico. Las costas occidentales
y orientales del país tienen características geográficas distintas. La costa occidental, a lo largo del Mar

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Arábigo, es más recta y tiene una serie de colinas que hace difícil la existencia de puertos, mientras que
la costa oriental, a lo largo de la bahía de Bengala, es más ancha y plana, ideal para la navegación.

Como se infiere de la geografía, debido a su gran extensión y a la influencia de los diferentes sistemas
montañosos, la India tiene una amplia variedad de climas, desde el tropical en las costas hasta el glacial en las
regiones montañosas del norte. También por ello alberga una gran diversidad de flora y fauna. Desde selvas
tropicales hasta bosques de coníferas en las montañas. El país cuenta con numerosas reservas naturales y
parques nacionales, con especies en peligro de extinción únicas en el planeta.

Antes de la independencia de la India en 1947, la geografía del subcontinente estaba configurada de acuerdo a
los accidentes geográficos, sobre todo el límite que marcaban entre los reinos sus diferentes ríos, sin embargo
estos límites políticos ya se desligaron de los naturales durante el régimen colonial británico, que llevaron a
unas fronteras cambiantes -con su correspondiente conflictividad- durante este período, por ejemplo con la
partición de Bengala en 1905 y la posterior reunificación en 1911, o más tardíamente, con la propia
independencia de 1947 y la creación artificial de Pakistán y Bangladés como países musulmanes independientes,
lo que modificó significativamente las fronteras y la geografía tradicional del subcontinente.

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La India antigua y los primeros imperios


Los primeros pobladores de la India parecen haber llegado de África 40 mil años a.C. Predominantemente
cazadores y recolectores, destaca la cultura de Mehrgarh durante el séptimo milenio a.C. establecida en el
noroeste. Una dinámica que ya observamos es la clara diferenciación entre norte y sur del subcontinente.
Observamos ya una característica: en el norte de la India se darán las culturas más prósperas y los reinos más
importantes durante cientos de años. Alrededor del 4.000 a.C. comenzaron algunas comunidades a asentarse
para cultivar la tierra. En el 2.500 a.C. en el valle del Indo empezaron a levantarse ciudades, casas de ladrillo de
barro cocido y usar sofisticados sistemas de regadíos para el cultivo de trigo y cebada, más la ganadería de
ovejas y cabras.

La civilización del valle del Indo cubrió un área de más de 1 millón de km2 (más grande que Egipto o
Mesopotamia) extendida desde Uttar Pradesh en el oeste hasta Afganistán y Jamnu en el norte hasta el río
Narmada en el sur. Aquí se desarrollaron las culturas Siswal y Kulli con Harappa y Mohenjo-Daro (hoy en
Paquistán) como grandes urbes amuralladas más importantes cabría decir del mundo de su época, con el
desarrollo de un comercio vía terrestre o marítimo ya ciertamente notables. En cuanto a la religión, se cree que
predominaba la adoración de dioses y diosas masculinos y femeninas relacionados con el entorno natural, en
especial la de la Madre Tierra por su fertilidad y Pashupati, Señor de los Animales, arquetipo de lo que luego
sería Shiva.

A finales del Segundo Milenio a.C. y principios del siguiente, esta cultura del Indo desapareció por dos posibles
razones:

• Causas climáticas en forma de grandes inundaciones que destruyeron las ciudades.


• La fragmentación en pequeños reinos y asentamientos independientes pero débiles, que se vieron
impotentes para frenar la invasión de pueblos indoeuropeos.

En el Valle del Indo se impusieron los arios, un pueblo


indoeuropeo de difícil ubicación en origen. El término “ario” se
recoge en el libro de himnos llamado Rig Veda. Era el vocablo con
que este pueblo se autodenominaba, pero no con connotaciones
raciales, sino traducido como “pueblo noble”. En el 1.500 a.C.
tribus arias controlaban el Panjab, en el noroeste, y después
empezaron a fundar asentamientos hacia las llanuras del Ganges
y del Yamuna, conociéndose su región como Aryavarta (la tierra
de los arios). Guerrearon contra los dasyus, los moradores
anteriores y de color de piel más oscuro, conocidos por eso como
dravídicos y que fueron derrotados o huyeron al sur.

La civilización que se creará con la fusión entre estos pueblos


indoeuropeos externos y la población autóctona se denomina
veda, la primera que tendrá el sánscrito como forma de
escritura y una estructura social organizada en ocupaciones,
que dará lugar a las castas. Sus grupos sociales serán los
brahamana (sacerdotes), kshatriya (guerreros), vaishya (comerciantes) y sudra (trabajadores), integrado por

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individuos no arios. En principio era una división social abierta y flexible, pero luego degeneró en la dependencia
de nacimiento y su inmovilidad.

Así, para el 500 a.C. el norte de la India estará habitado por comunidades agrícolas y ganaderas –por ejemplo,
se introduce el caballo domesticado- incluyendo herramientas de hierro, metal que llegará de Asiria. Proliferarán
los pequeños estados en forma de principados y reinos donde los cargos religiosos serán muy importantes,
pues sacralizaban la figura de los gobernantes. También serán relevantes los cargos militares e instituciones
como los sabha o consejos, asambleas populares con competencias de asesoramiento al gobernante y, en
algunos casos, tribunales de justicia. Entre la multitud de reinos arios indoeuropeos destacó el de Magadha
(siglos VI al IV a.C.) en la actual región de Beihar y con capital en Pataliputra (Patna). Precisamente el que se
enfrentó a Alejandro Magno con sus famosos elefantes.

Aparición de las grandes religiones de la India


Esta época es muy importante porque supone la aparición de las grandes religiones de la India. Se partía de una
multitud de creencias politeístas que adoraban a las fuerzas de la naturaleza y donde encontramos a dioses que
luego se incorporarán a los corpus religiosos como el citado Vishnu, Indra, dios de los cielos, Chandra, dios de
la luna, etc. Su adoración se hacía en función de tener beneficios en esta vida mediante ofrendas, pero no
defendían la existencia de la reencarnación del alma o la necesidad de una redención para vivir eternamente
tras la muerte. De esta forma, se moría y se iba con los antepasados. Punto.

En torno al siglo V a.C. surgen entonces las grandes corrientes religiosas que triunfarán en la India, en especial
el hinduismo. En primer lugar, serán una forma de protesta ante el control religioso de las élites, en especial de
los brahamanes, y se caracterizarán por la defensa de la no violencia y la tolerancia:

• Jainismo. Fundado por el reformador Mahavira en este siglo V a.C. y que predicó los conceptos de
ahimsa (no violencia) y aparigraha (desapego), elaborando un código ético y creando una orden de
ascetas desnudos y abierta a todos, sin importar su casta o credo. Los jainistas reconocen a 24 maestros,
pero no creen en la necesidad de un dios. Las cosas son eternas y solo su forma cambia, existiendo
únicamente el karma (ley de causa y efecto). Cada individuo debe buscar su camino de salvación,
guardando sobre todo el respeto a personas y animales y alcanzando el rechazo del mundo material a
través del ascetismo. Será una religión creciente hasta la llegada del movimiento hindú, conocido como
bhakti.
• Budismo. Siddharta Gautama, el Buda, vivió también en el siglo V a.C., siendo un príncipe de un
pequeño estado cercano a Nepal. A los 29 años renunció a su palacio, su familia y vida anterior,
recorriendo la India en un peregrinaje espiritual. Rechazó el ascetismo de los maestros jainistas y se
propuso buscar la iluminación de la mente y no la mortificación del cuerpo. La alcanzó en Bodh Gaya
tras 49 días de meditación bajo un árbol, alcanzando el nombre de buddha (Supremo Intelecto) y

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predicando a un creciente
número de seguidores. Se
opuso a la autoridad de los
brahamanes y su sistema de
castas, promoviendo el
pacifismo y no matar a
persona ni animal.

La base de su pensamiento
está en las llamadas Cuatro
Verdades: La vida se
encuentra enraizada en el
sufrimiento, el sufrimiento
está causado por el deseo
del placer y poder, si se elimina esta ansia, se elimina el sufrimiento y, sin sufrimiento, se alcanza la
liberación e iluminación, conocida como el nirvana, mediante la meditación y una conducta disciplinada.

La doctrina del Buda se recoge en el Dhammapada (dichos), el Vinaya Pitaka (reglas) y el Abhidhamma
Pitaka (metafísica). El hinduismo venera al Buda como a uno de sus maestros.

• Hinduismo, religión que no tiene un fundador o una única autoridad central, sino que está compuesta
por una variedad de creencias, textos sagrados, rituales y prácticas que han evolucionado a lo largo de
cientos de años. Las claves de su pensamiento son la creencia en una divinidad suprema dentro del
politeísmo (Vishnu, Shiva, Durga, Lakshmi, Saraswati…) que es Brahman, la realidad última y cósmica
detrás de todo lo que existe; la creencia en el ciclo de la reencarnación (samsara según el karma) y en
la ley cósmica o dharma para mantener el equilibrio y el orden en la vida.

El hinduismo se expresa en los Vedas y otros textos sagrados, una colección de antiguos himnos y
escrituras. Es quizás la religión con el mayor número de prácticas rituales, ceremonias, festivales,
tradiciones y sectas. Existen cuatro períodos principales de evolución del hinduismo:
o Período védico (1500-500 a.C.) donde se compusieron los Vedas, los textos más antiguos del
hinduismo. El Rigveda es el más antiguo y contiene himnos dedicados a diversos dioses y
reflexiones sobre la naturaleza del cosmos.
o Período Brahmánico (500- 200 a.C.) donde se desarrollaron los Brahmanas y los Aranyakas,
textos que explican los rituales y ofrecen una interpretación más filosófica de los Vedas.
También se compusieron los Upanishads, textos que exploran conceptos metafísicos y
espirituales como el alma (atman) y el cosmos (Brahman).
o Período épico (200 a.C. - 500 d.C.) donde se escribieron dos de las epopeyas más importantes
del hinduismo: el Mahabharata y el Ramayana. Estas epopeyas no solo narran historias de
héroes y dioses hindúes, sino que también transmiten enseñanzas morales y filosóficas.
También se escribieron en esta época los Dharmashastras, textos legales que regulan la
conducta social y religiosa, así como los deberes (dharma) de los individuos según su casta y
estatus social.

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o Periodo medieval (500-1500) con la aparición de movimientos devocionales (bhakti) centrados


en la adoración personal de una deidad principal, así como la influencia de diversas filosofías
como el vedanta y el yoga.

De la influencia griega al imperio de Ashoka


En el siglo VI a.C. parte del noroeste de la India era una satrapía (provincia) del Imperio Persa, punto de
intercambio comercial y cultural con Asia Central. El persa Darío I envió a un almirante griego, Esquilax de
Caryanda, a explorar el Indo, iniciándose también cierta influencia mutua entre lo indio y lo griego. Es un periodo
sorprendentemente desconocido, si tenemos en cuenta la cantidad de registros escritos en sánscritos en la India
o en griego.

En el 326 a.C., Alejandro Magno penetró en la India a través del desfiladero de Khiber, tras tomar Bactria y
Kabul. Los reinos indios norteños se aliaron u opusieron a este avance, pero hay que resaltar que desde el punto
de vista indio la llegada de Alejandro Magno no tuvo especial repercusión, pues sería posteriormente cuando
se fusionarían culturalmente elementos indo-grecos en el norte, en especial en el arte, la arquitectura y la
ingeniería. Las batallas de Gaugamela (331 a.C.) y en especial la del río Jhelum (326 a.C.) contra el rey Puru, al
que Alejandro consiguió capturar, fueron los últimos grandes combates del caudillo macedonio, pues poco
después sus tropas, hartas de una campaña sin fin, le obligaron a dar media vuelta en el 325 a.C. Alejandro
moriría dos años después en Babilonia.

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Los griegos se habían beneficiado de que el norte de la India era una amalgama de reinos debilitados,
produciéndose ya a finales del siglo IV a.C. el ascenso de algunos de ellos, que llegaron a constituirse en imperios
como el de Maurya de Magadha, que unificó todo el norte indio e hizo resurgir la política, el arte y el comercio.
Chandragupta fue el fundador de este imperio, que perduró entre los siglos IV-II a.C. con capital en Pataliputra,
consiguiendo imponerse por encima de los reinos circundantes aprovechando sobre todo sus ricos yacimientos
minerales y las ganancias del comercio.

El emperador maurya más destacado fue Ashoka


(269-232 a.C., imagen izda), que consiguió
hacerse con dos terceras partes de la península.
Sin embargo, en una campaña contra el reino de
Kalinga, en el sudeste y clave para conseguir abrir
otra ruta comercial en esta parte, Ashoka tuvo una
crisis personal presenciando el derramamiento de
sangre que se produjo durante la guerra (se
cuenta que murieron 100 mil personas),
renunciando definitivamente a la misma y
adoptando los postulados de la ahimsa o no
violencia. Impulsó el respeto a todas las creencias, aunque él fuera budista, y procuró el bienestar material y
moral del pueblo, mejorando sus condiciones de vida con la construcción de infraestructuras. A Ashoka también
se le debe el envío de misioneros budistas a regiones tan alejadas como China, Japón y el Sudeste Asiático en
general, inicio de la introducción del budismo en estos países. Por el contrario, a su muerte el debilitamiento
del ejército maurya por la política pacifista hizo que cayera pronto en manos de sus enemigos y se fragmentase
en decenas de pequeños reinos.

A finales del siglo II a.C. los bactrianos de origen griego y asentados en la actual Afganistán invadieron la India
hasta los confines de la región de Uttar Pradesh. Después llegarían otros grupos, como los shakas (escitas) desde
Asia Central, ya en el siglo I a.C., los partos desde la actual Irán, las tribus kushanas desde las estepas mongolas
y que dominaron gran parte del norte indio hasta el siglo III d.C. Se considera al Imperio Kushana un auténtico
crisol de culturas como la india, persa, china e incluso romana, por los contactos comerciales con el Imperio
Romano. Kanishka fue su gobernante más relevante e incluso intentó conquistar China, pero poco a poco el
Imperio Kushana también fue atacado y al final dividido por los sasánidas en el oeste y los gupka en el norte.

Con los Kushana, la India pasó por un periodo donde floreció el arte gandhara, fusión del griego y el indio, la
literatura sánscrita y la tolerancia religiosa entre budistas e hinduistas. Alrededor del Imperio Kushana, también
florecieron otros reinos prósperos, como el Shunga, los Kanva y los Satavahanas, todos al sur, pero en el siglo
III d.C. igualmente se fragmentarían.

La India clásica y las primeras invasiones musulmanas


En el norte, a principios del siglo IV la India de nuevo se compuso de multitud de reinos independientes. Surgiría
entonces el Imperio Gupta que impulsaría tanto la cultura hindú, con su variedad y contradicciones, así como el
desarrollo de un Estado avanzado, por lo que se conoce este periodo como la Edad de Oro de la India. Los
Gupta serían un imperio floreciente durante dos siglos, cuando a mediados del siglo VI decayeron, pero dejaron
para siempre la preeminencia de la religión hindú, aunque tolerando al resto de creencias, fijándose en esta
época la importancia del templo hindú y el surgimiento de la trinidad de principales dioses: Brahma, Vishnu y

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Shiva. También se ensalzaron en el imaginario colectivo las hazañas bélicas de sus tres primeros reyes:
Chandragupta I, Samudragrupta y Chandragupta II.

El Imperio Gupta tuvo su capital en Pataliputra y más tarde en Ayodhya, pero tras las primeras campañas de
expansión que consolidaría el territorio gupta, del Himalaya a Bengala, se impulsaron relaciones de amistad,
intercambio de ideas y comercio con los reinos circundantes, llegando a Ceilán, China, el Sudeste Asiático, Arabia
e incluso el Imperio Bizantino. Precisamente desde el Himalaya llegarían las incursiones de los pushyamitras.

Los guptas tuvieron que repeler tanto sus ataques como los de los hunos, lo que fue debilitando la economía y
poder del Imperio. Tras la muerte del Bhanugupta en el 570, a la postre el último de los monarcas, la decadencia
fue irreversible. A los guptas les debemos también el sistema de numeración indio -atribuido erróneamente a
los árabes porque lo llevaron a Europa-, el año solar -gracias al astrónomo Aryabhatta en el 499-, el sistema
decimal y avances en medicina, similares a los de Hipócrates y Galeno en Grecia.

Los hunos, reconocidos por su ferocidad, fueron penetrando gradualmente desde la mitad del siglo V en la
India, a través de Persia y Kabul, anexionándose varias regiones pertenecientes al decadente Imperio Gupta. En
el 540 una rebelión de los diferentes jefes indios locales conseguiría expulsarlos y para el siglo VI todo el norte
de la India estaba de nuevo fragmentada en pequeños reinos, enfrentados entre sí. Surge entonces el Imperio
Vardhana desde el Norte de Delhi, destacando el gobierno de Harshavardhana (606-647) que consolidó su
dominio al resto de regiones norteñas, llegando a invadir el sur también, concretamente el reino de los
Chalukyas, que resistieron conformándose una frontera entre ambos Estados delimitados por el río Narmada.

Harsha era hindú, pero tolerante con el resto de las religiones, fomentando la construcción de templos de
distintas creencias y el diálogo intelectual entre las mismas. En lo político, fue dividiendo su reino en varios
feudos entregados a nobles, lo que de un lado procuró la defensa frente a invasiones, pero debilitó el poder del
Estado central. Efectivamente, a la muerte de Harsha empezó el desorden, acuciado por la falta de un heredero
claro, y el norte de la India quedó nuevamente fragmentado en principados independientes y de diferentes
tamaños y proyección, de feudos de un solo pueblo a grandes extensiones, con un decaimiento del comercio y
prosperidad, incluyendo la mayor rigidez del sistema de castas y las reglas sociales, hasta la llegada de los
musulmanes al norte del subcontinente ya en el siglo X. Por su parte, el budismo empezó a desaparecer de la
India frente al hinduismo, incluyendo el nacimiento de corrientes como el tantrismo, con prácticas consideradas
heterodoxas.

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Por su parte, el sur de la India durante esta época (siglo IV al XII) permaneció estable, con reinos más o menos
sostenidos en el tiempo, aunque en constante lucha entre ellos sin llegar a aniquilarse, y algunas diferencias
respecto al norte: la población mayoritaria era la dravídica y no de origen ario, mientras el predominio religioso
del hinduismo será total, pues budismo y jainismo eran residuales. Fue una zona próspera gracias a sus costas
y el comercio que ello posibilitaba a través de antiquísimas rutas marítimas que conectaban India con Roma y
el Sudeste Asiático. De hecho, tal fue la importancia de estas rutas, que la tradición cuenta que Santo Tomás,
uno de los doce discípulos de Jesús, llegó a Kerala en el año 52, trayendo el cristianismo al subcontinente, poco
relevante ante el hinduismo y otras creencias.

Así, por orden cronológico fueron reseñables los reinos de los Kadambas; Chalukyas; Rashtrakutas; Kalyanis;
Pallavas; Cholas, que conquistaron parte de Ceilán, Andaman, Nicobar y Sumatra; Pandyas, Cheras, Yadavas y
Hoyashalas. Fueron reinos con dinastías locales drávicas y en donde los brahamanes y nobles tenían mucha
mayor importancia que en los imperios y principados del norte. Pandyas, Cheras, Yadavas y Hoyashalas ya
tuvieron que repeler invasiones de los musulmanes o aceptar el pago de tributos a estos, desde mediados del
siglo XIII en adelante.

La conquista musulmana de la India tuvo lugar entre los años 1175 al 1340 desde la actual Afganistán,
penetrando al norte por las regiones de Panjab y Sindh y aprovechando las fragmentación y luchas intestinas
entre reinos indios. En un principio, las expediciones musulmanas eran razias buscando hacerse con las míticas
riquezas de la India, pero su éxito hizo que se consolidasen algunos reinos musulmanes como el Sultanato de
Delhi, capital de este Estado en los siglos XII-XIV, fundado por Mohammad Ghori. Así, la segunda batalla de
Tarain (1192), con la definitiva derrota de los reinos hindúes, marca el inicio del gobierno de origen turco en el
norte del subcontinente hasta Bengala. El éxito musulmán se debió a la desunión de los reinos hindúes, pero
también a las mejores técnicas bélicas árabes, con el empleo de caballos herrados muy móviles ante los lentos
elefantes de los indios.

¿Cómo influyó el Islam en la cultura india? Hubo un resurgir cultural en todas las áreas, desde la literatura hasta
las artes, con una fusión indo-islámica, pasando por el diseño de las ciudades, la fabricación del papel o el
empleo de la pólvora con fines militares. Pronto los musulmanes se adaptarían al idioma y escritura sánscrita,

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por lo que no prosperó el árabe, y se valdrían de hindúes en el gobierno y al frente del ejército. Igualmente, se
otorgarán tierras a nobles de origen musulmán e hindúes, aunque aquéllos serán especialmente favorecidos,
como lo fueron también los comerciantes frente a los campesinos, oprimidos por los tributos y las prestaciones,
aumentando así la rigidez del sistema de castas como respuesta a las leyes musulmanas. Como curiosidad,
también tenemos a la primera mujer gobernante en la India: Raziya, fugaz sultana en el siglo XIII tras la
deposición de su hermano.

En fin, después de conseguir repeler varios ataques bajo las dinastías Qtub, Khalji y Tughlaq, a finales del siglo
XIV los mongoles al mando de Timur Lang, el mítico Tamerlán de Samarcanda, asolaron todo el norte indio
poniendo fin al Sultanato de Delhi, al asaltar la ciudad y matar a 100 mil prisioneros en 1398. Aunque
nominalmente siguió existiendo hasta 1412, su poder no llegaba más allá de la ciudad y su entorno, por lo que
como había ocurrido en el período clásico, la fragmentación en varios reinos musulmanes e hindúes enfrentados
entre sí ocuparon su espacio, como el de los Sayyida y los Lodi, cuyo último gobernante, Ibrahim, moriría en
1526 en la batalla de Panipat contra el ejército del mogol Babar. En el sur del subcontinente, también tendremos
en este periodo reinos musulmanes, como el de Bahmani, e hindúes como el de Vijayanagar, en la Karnataka
actual, ambos durante los siglos XIV-XVI enfrentados entre sí. Hay que destacar que tanto árabes como por
primera vez europeos, en este caso los portugueses con la posesión de Goa en 1510 se fueron haciendo con
algunos enclaves en la costa occidental de este último reino.

La India de los mogoles


Babar o Babur (“Tigre”, 1483-1530, imagen drcha) fue el primer
emperador de los grandes mogoles de la India, descendientes de
Tamerlán y los timuríes, por lo tanto, de habla turca. Como en el
caso de la España de los visigodos y otras regiones, fueron los
propios principados indios, en este caso los norteños del Panjab y
Mewar, quienes pidieron ayuda de Babar, entonces en Kabul, para
derrotar a los Lodi de Delhi. Entre 1525-1526, Babar se hizo con el
norte cuando en la primera batalla de Panipat derrotó a aquéllos,
estableciendo la capital en Agra, aunque murió en 1530 cuando
regresaba de nuevo a Afganistán. Los mogoles se impondrán por
sus avances militares como el uso simultáneo de cañones y arqueros a caballo.

Los sucesores de Babar convirtieron al norte de la India en uno de los principales imperios de entonces, con una
población cercana a los 150 millones de personas, por debajo solo de China. Como el Islam ya era conocido en
la región, la unificación política bajo un gobernante musulmán no supuso un obstáculo relevante y además se
permitió la existencia de principados hindúes a cambio del pago de un tributo. De hecho, Lo que sí aumentó
fueron las diferencias entre la vida lujosa de los gobernantes mogoles y la inmensa población hindú, sumida en
la pobreza.

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1Imperio mogol en su apogeo con Akbar (s. XV).

También fue reseñable durante el dominio mogol las incesantes luchas por el poder que degeneraba en crisis
políticas continuas. A Babar le sucedió su hijo Humayun, mientras su hermano Kamran heredaba la región de
Kabul y Kandahar. Al ser derrotado por algunos príncipes, Humayun huyó a Persia donde consiguió ayuda y con
un gran ejército volvió, primero haciéndose con los territorios de Kamran –al que además cegó en castigo por
no haberle ayudado- y venciendo a los príncipes hasta volver a entrar en Delhi en 1555, aunque meses más
tarde murió al caer fortuitamente de una escalera en su biblioteca. Impulsó la construcción de la ciudad de
Dinpanah en Delhi y fue sucedido por su hijo menor, Akbar, bajo la influencia de su tutor, Bairam Khan, un noble
chiita de origen persa. En la segunda batalla de Panipat (1556) se consolidó el poder mogol en todo el norte
indio, junto a sus riquezas comerciales y agrícolas. Akbar acabaría asesinando a Bairam Khan acusándole de
conspirador para hacerse con el trono.

A Akbar se le debe la estructuración política del Imperio mogol. Dividió el gobierno central en cuatro
departamentos: militar, financiero, interno y religioso, con un cuerpo de funcionarios especializados; amplío las
fronteras tanto con conquistas (meseta del Deccan), pues la mogola era una cultura eminentemente guerrera,
pero también con una activa diplomacia y, finalmente, consiguió el apoyo de los nobles musulmanes e hindúes,
e incluso se valió de otros de origen persa. Sin embargo, se recuerda a Akbar por ser un rey que emprendió
reformes económicas, construyó puertos y carreteras y, sobre todo, huyo de todo radicalismo y no hizo
distinciones entre musulmanes e hindúes, respetando las creencias de estos, permitiéndoles participar en el

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gobierno y eliminando la jizya, el impuesto especial a pagar por los no musulmanes. Akbar murió en 1605, pero
en sus últimos cuatro años tuvo que asistir a las luchas de sus hijos por la sucesión, finalmente alcanzada por el
mayor, Salim, que sería conocido como Jahangir.

Jahangir tuvo que atender a las revueltas de sus hermanos y de su hijo, Khurram, además de algunos
levantamientos de principados hindúes, todos sofocados. De carácter tolerante, solo se opuso violentamente al
surgimiento, por entonces, de una nueva religión en crecimiento: la sikh o sij. Pero, ¿quiénes eran los sijs? El
vocablo sikh significa “discípulo” y en principio era una secta religiosa militante, dentro del hinduismo, que se
extendió desde el siglo XV en las regiones de Panjab y de Jamnu, dirigidos por una serie de gurús o maestros,
siendo el primero de ellos Nanak. Esta religión trataba de ser una unión del hinduismo y del islamismo que
prohibía el culto a los ídolos y elaboró un libro de oraciones a un Dios abstracto parecido al concepto de Alá. A
mediados del siglo XVII contaban con un ejército potente que se enfrentó a los mogoles cuando estos trataron
de reprimir a las religiones que no fueran islámicas. Finalmente, su adhesión a los británicos también supuso
una clave para el triunfo final de estos.

Jahangir también era dado al lujo desmedido y un bebedor empedernido, lo que le ocasionó tener una salud
endeble, muriendo en 1627. Aquel Khurram, que había sido perdonado por Jahangir, mató a su hermano menor
y fue coronado en 1628 con el nombre de Shah Jahan, tuvo que sofocar rebeliones internas, trató de ampliar el
territorio al noroeste- siendo derrotado en Kandahar- e impuso por primera vez una férrea ortodoxia
musulmana, en este caso suní, implantando la sharia como la ley islámica de su Estado, prohibiendo el culto
hindú y demoliendo sus templos. A Shah Jahan se le deben las grandes construcciones mogolas tanto en Delhi
como en otras partes, como el Taj Mahal, el mausoleo de su esposa Mumtaz. En 1657, estando enfermo, sus
cuatro hijos guerrearon por la sucesión, a la vez que le hacían prisionero en Agra. Se impondría en 1666
Aurangazeb, el tercero de ellos, que derrotó y ordenó matar al resto de hermanos.

Aurangazeb (imagen izda) era un hombre


extremadamente ortodoxo y reinstauró también la
jizya, el impuesto especial a pagar por los no
musulmanes, mantuvo la prohibición de la religión
hindú y continuó la destrucción de sus templos,
creciendo el descontento. Por todo ello, tuvo que
atender a numerosas revueltas, en especial la del
caudillo hindú maratha, Shivaji, que vencería a
Aurangazeb y se establecería con su propio reino
en el sur de la India. De hecho, las guerras entre
mogoles y marathas durarían 25 años, período donde las arcas mogolas se vaciarían y que supuso la muerte en
1707 de Aurangazeb, en el curso de una de estas campañas. Reinos hindús consiguieron hacerse independientes
y la descomposición del Imperio mogol continuó bajo los efímeros sucesores de Aurangazeb: Bahadur y
Jahandar, prácticamente en manos de los partidos cortesanos. Finalmente, en 1739 el shah de Persia atacó el
norte de la India, saqueando Delhi y matando a 20.000 de sus ciudadanos. Hasta 1761 se repetirían estas razias
que devastaron las ciudades indias del otrora poderoso Imperio de los mogoles, mientras un nuevo poder se
iba consolidando, ya que los británicos entraban en escena.

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Historia de la India. Parte 1

La Compañía Británica de las Indias Orientales


Los británicos se sintieron atraídos por los famosos textiles de algodón, seda y lana del Imperio mogol, así como
los brocados, la joyería y por supuesto las míticas especias, que había sido la razón principal de las expediciones
ya en el siglo XV de portugueses y españoles, buscando una ruta directa a la India, pensándose que al oeste
solo habría mar, hasta que se toparon con el continente americano. En el siglo XIX también sería el té y el opio
productos típicos de la India, cuando centurias antes ni siquiera existían. En fin, para William Dalrymple,
historiador escocés autor de una historia imprescindible sobre la Compañía de las Indias Orientales, cree que
palabra que define esta época para la historia de la India es loot (botín), un vocablo indoeuropeo que se
incorporó al inglés, que hasta entonces no tenía descripción del tamaño saqueo que supuso el dominio británico
en la India. También representa la infamia las enormes riquezas mogolas que se pueden visitar… en el castillo
galés de Powis, propiedad de los Clive.

Ya de antes, los europeos también se sintieron fascinados por las leyendas que llegaban de la India y las bellas
y ostentosas construcciones, en especial los ricos palacios y jardines. Del período mogol también surgió otro
dialecto en la India, el urdú, una fusión del persa con el hindi, de estructura sánscrita, pero adjetivos y sustantivos
árabes. El gusto por la escritura, donde incluso los monarcas mogoles escribían las memorias de sus reinados,
hizo que las obras clásicas de la India se tradujeran a varias lenguas y se difundieran por el mundo, en primer
lugar, por el espacio dominado por el Islam y de ahí a Europa, otro elemento de atracción para los europeos
hacia la exótica India. Los portugueses se habían asentado en la costa de Malabar, donde construyeron enclaves
comerciales y algunos fuertes, destacando Goa definitivamente consolidada en 1510 y que Portugal retendría
hasta 1961, pero a finales del siglo XVII los lusos serían sustituidos en el control del comercio europeo con la
India por holandeses y británicos.

2Goa en 1672.

En 1600, mercaderes británicos fundaron la Compañía de las Indias Orientales, la legalización de la pura piratería.
La Compañía acabó convirtiéndose en uno de los grandes poderes económicos y militares del mundo, por
encima incluso de cualquier ley del Imperio británico. Para proteger sus establecimientos, empezó por construir
fuertes en Mumbay (Bombay), Chennai (Madrás) y Kolkata (Calcuta). Por su parte, los franceses también se
establecieron en la costa occidental a partir de 1667, destacando Puducherry (Pondichéry, que sería francesa

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hasta 1954). Durante el siglo XVIII, los británicos se valieron del declive del Imperio mogol en el norte y en el
sur de la derrota en 1761 del Reino de los Marathas a manos de invasores afganos, lo que hizo que los reinos
hindúes se encontrasen también muy debilitados. El estallido de la guerra anglo-francesa en 1744 en la primera
tercera de las llamadas Guerras Indias, por los nativos de América, significó el enfrentamiento de ambas
potencias también en la India, venciendo los británicos que fueron arrebatando enclaves a los franceses y de
paso aumentando su área de influencia hacia el interior, hasta que en el Tratado de París de 1763, que ponía fin
a la Guerra de los Siete Años, los franceses fueron casi expulsados de la India y se les prohibió fortificar las
factorías que quedaban en su poder.

En esta época surge uno de los personajes más


infames de la historia, para desgracia de la India.
Robert Clive (imagen drcha), hombre corrupto,
oportunista, hipócrita y sanguinario, pero de
descarnada efectividad y uno de los funcionarios
de la Compañía de las Indias Orientales, que
venció al Nabad de Bengala en la batalla de
Plassey (1757) y abrió el derecho al libre comercio
de los ingleses en Bengala, Bihar y Orissa,
aumentándolo a otros Estados hacia el interior.

Allá donde se imponían los ingleses, prohibían la


industria textil algodonera india, que competía
con la británica, lo que a su vez empobreció el
campo y aumentó exponencialmente el número
de población autóctona pobre. Además,
políticamente, los británicos establecieron el
sistema de “gobierno dual” donde el ejército, la
política exterior y la hacienda de los Estados que
pasaban a ser controlados por ellos, mientras el
cobro de impuestos y la policía teóricamente eran
competencia de los gobiernos locales, que eran
los vistos como represores y no los británicos.

Los efectos de la consolidación del poder británico en la India fueron la llegada de la miseria y el hambre como
no se habían conocido antes. El régimen colonial eliminó los aranceles indios, permitiendo que los productos
británicos inundaran el mercado interno, pero creó un sistema de impuestos y aranceles internos exorbitantes
que impedían a los indios vender telas dentro de su propio país, y mucho menos exportarlas, desindustrializando
al país en unas décadas. Como se jactó el presidente de la Asociación de las Indias ante el Parlamento en 1840:
"Esta empresa ha logrado convertir a la India de un país manufacturero en un país exportador de productos
crudos". Los fabricantes ingleses obtuvieron una tremenda ventaja, mientras que la India se vio reducida a la
pobreza y su población se hizo vulnerable al hambre y las enfermedades, siendo quizás la peor hambruna la de
1770-1773 en Bengala, que se calcula supuso la muerte de millones de indios, un tercio de la población.

Para empeorar las cosas, los británicos establecieron un sistema de saqueo legal, conocido por los
contemporáneos como el "drenaje de la riqueza". Gran Bretaña gravaba a la población india y luego utilizaba
los ingresos para comprar productos indios (índigo, grano, algodón y opio), obteniendo así estos bienes de
forma gratuita. Estos bienes se consumían dentro de Gran Bretaña o se reexportaban al extranjero, y los ingresos

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se embolsaban el Estado británico y se utilizaban para financiar el desarrollo industrial de Gran Bretaña y sus
colonias de “auténticos colonos europeos”: Estados Unidos, Canadá y Australia.

En 1773 se aprobó la Pitts India Acts, que, si bien respetaba la autonomía de la Compañía para controlar sus
territorios, incluyó la figura de un gobernador general británico para, teóricamente, supervisar sus actividades.
La verdad fue que su labor era extender el poder británico en toda la India, pues además debía consensuar su
labor con la Junta Directiva de la Compañía y una Junta de Control del Gobierno

El primer gobernador fue Warren Hastings, que derrotó al Nabad maratha de Mysore. Le sucedería Lord
Corwallis, que reorganizó el ejército prohibiendo a los indios ser oficiales y quien venció definitivamente a los
reinos marathas en 1792. Estas campañas siguieron hasta 1857, medio siglo donde la política principal de los
gobernadores británicos fue la de ampliar los dominios bajo el control, a la postre, de la Compañía. Para ello,
emplearon el sistema de “alianza subsidiaria” donde los regentes indios pagaban una cantidad a los británicos
por mantener tropas teóricamente para su mantenimiento. Quienes realmente gobernaban los Estados
teóricamente autónomos eran los residents, que se encargaban de que los regentes siguieran las políticas de la
Compañía.

Para consolidar aún más su dominio, en ocasiones puesto en entredicho por algunas rebeliones, el gobernador
James Ramsay, en ejercicio entre 1848-1856, impuso una ley mediante la cual si el monarca de un Estado indio
moría sin heredero legítimo, automáticamente el territorio pasaba a ser de la Compañía. Al tiempo, se utilizaron
decenas de miles de soldados indios, pagados con los impuestos del país, para las desastrosas campañas
militares de expansión que los británicos proyectaron en el siglo XIX hacía Nepal, Birmania, Afganistán o Bután.

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En 1857, algunos integrantes indios del ejército colonial,


hartos del maltrato de los oficiales británicos y siendo la
chispa el rumor de los cartuchos del nuevo rifle Enfield
estaban recubiertos de grasa animal pero los debían morder
antes de colocarlo (algo prohibido por las religiones
musulmana e hindú), se negaron a seguir sirviendo y llegaron
a asesinar a algunos de aquellos oficiales, proclamando a un
emperador indio, Bahadur Shah Zafar, e iniciándose una
guerra abierta contra los británicos llamada Guerra de los
Cipayos (imagen arriba), inicialmente victoriosa. La poca
comunicación entre los diferentes grupos rebeldes y la falta
de ayuda de las clases medias y altas indias hicieron que, tras
dos años de guerra, los británicos recobrasen el control y
consiguieran hacer prisionero a Bahadur, que moriría en cautividad en Birmania. Ejecutaron a miles de antiguos
soldados y civiles, quemaron cientos de pueblos y solamente en Delhi ahorcaron a 20.000 personas.

El Raj británico y el nacimiento del nacionalismo indio


Con la Compañía de las Indias Orientales perdiendo el control de la India, en 1858 la Corona británica decidió
tomarlo directamente convirtiéndola en una parte del imperio, con el nombre de Raj (“reinado”) británico, que
cubría dos tercios de la India actual. Desde Londres se prometió a los indios que finalizarán las campañas de
anexión de más provincias, se respetarían sus derechos y que serían ciudadanos con iguales derechos a los
europeos. En realidad, a las autoridades de la Compañía le sucederían las de la Corona británica y en cada Estado
indio -llegaría a haber 565 de diferente condición y tamaño- habría un oficial que “protegería” al príncipe de
turno de ataques internos y externos, manteniéndose también la prerrogativa de que si dichos monarcas morían
sin heredero, su Estado pasaba al dominio británico o bien sería el resident, cargo que se mantuvo, quien elegiría
sucesor y aconsejaría sobre la política a seguir.

El poder británico supuso un brutal sistema de segregación, donde los británicos no se mezclaban con los indios
ni aunque fuesen de clases altas, y una enorme explotación racista donde, desde la India, se exportaba a la
metrópoli algodón crudo a cambio de la importación de productos manufacturados desde esta, prohibitivos
para la población local. La artesanía y otros oficios decayeron, teniendo que dedicarse muchos indios a la
agricultura de mera subsistencia o trabajar en latifundios a cargo de terratenientes impuestos por los británicos
a cambio del pago de impuestos. Si los mogoles invertían la riqueza en la construcción de carreteras, jardines y
edificios, los británicos la enviaban íntegramente a la metrópoli y todas sus innovaciones, como la introducción
del ferrocarril en 1853, el telégrafo y otros elementos modernizadores, tenían este objetivo final. Socialmente,
hubo una clara segregación, donde los ingleses publicitaban su “misión civilizatoria” con la prohibición de ritos
como el del infanticidio o la cremación de las viudas a la muerte del marido (prácticas muy minoritarias),
fomentando a una élite que escribirá en inglés, estableciendo escuelas (que servían para “occidentalizar” a una
parte muy pequeña de la población india) e ir incorporando a indios en cargos administrativos, nunca relevantes.

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3Bandera del RAJ británico.

Surgieron entonces reformadores indios que trataron de eliminar tanto las lacras tradicionales del país, como el
sistema de castas, como el dominio británico. También apareció la prensa en la India, que ayudó sobremanera
a expandir nuevos ideales y la reivindicación de mayor autonomía o directamente la independencia. En 1876 el
gobernador Lord Lytton decretó una ley mediante la cual los periódicos en hindi no podían criticar al gobierno
británicos, pero nada se decía de los periódicos en lengua inglesa. A pesar de que el sucesor de Lord Lytton,
Lord Ripon, intentó establecer leyes a favor de los indios, desde la metrópoli se frenó, y en 1885 nacía un partido
político propiamente indio con el fin de reivindicar los derechos de los indios: el Congreso Nacional Indio,
siendo su principal fundador Allan Octavian Hume, británico que hizo carrera en la India como naturalista,
botánico y político reformista.

El desarrollo del Congreso Nacional Indio tendrá dos fases. Una hasta 1905 donde sus objetivos serán aunar a
los indios, independientemente de su estatus social o religión pero no para derrocar al gobierno británico, sino
para conseguir más libertades, pues se pensaba que los británicos “cambiarían”. Desde 1905, la evidencia de
que la metrópoli jamás tendría en cuenta las peticiones indias, hizo que se produjese un recrudecimiento de las
posiciones del Congreso, cada vez más beligerante al respecto de alcanzar una independencia total con la
llegada de nuevas generaciones al frente del partido.

Los británicos también idearon una perversa política de "divide y vencerás", enfrentando a indios hindúes y
musulmanes entre sí. En 1905, el gobierno colonial dividió Bengala en secciones hindú y musulmana, aunque
esta división fue revocada tras fuertes protestas y el primer boicot pacífico indio a los productos británicos en
todo el país, que duraría hasta 1908. Gran Bretaña también alentó la formación de la Liga Musulmana de la
India en 1907 tras la aparición de diversos movimientos reformistas y nacionalistas.

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Resurgió un movimiento cultural propiamente indio que, en cuanto al


arte o la literatura, se simboliza en el Premio Nobel de 1913 a
Rabindranath Tagore, la música hundistaní, la arquitectura ecléctica tan
característica o el masivo éxito del cine como principal entretenimiento,
que ha llegado hasta hoy con la mayor industria cinematográfica del
mundo ubicada en la India. A nivel sociopolítico surgieron nuevas
agrupaciones como el Brahmo Samaj, creada por Ram Mohan Roy, o la
figura de Vivekanda, uno de los principales teóricos del llamado
Renacimiento Hindú, pero adquiriendo la mayor importancia un
abogado indio recién llegado a la política llamado Mohandas
Karamchand Gandhi (imagen drcha.)

En unos inicios del siglo XX donde empezaba a vislumbrarse, como en


otras zonas del Imperio británico tales como Irlanda, una política de
acción -a través de atentados terroristas de carácter independentista- y
reacción -represión policial-, la figura de Gandhi supuso el triunfo de
otro camino con su Movimiento de No Cooperación. De formación abogado, en su juventud ya había luchado
por los derechos de los indios afincados en Sudáfrica y en 1915 regresó a la India viajando por todo el país.
Durante la Gran Guerra, Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania en nombre de la India, sin consultar a los
líderes indios. Alrededor de millón y medio de soldados y trabajadores indios servirían en el Ejército indio
británico y un total de 60.000 morirían. Aunque la mayor parte de la India apoyó a los británicos, muchos indios
vieron una oportunidad para la independencia y para reprimir estas peticiones en 1919 el gobernador Lord
Rowlatt decretó una ley donde se podía encarcelar a cualquier persona india sin juicio previo.

Gandhi impulsó una huelga general como protesta, incluyendo la convocatoria de manifestaciones en todo el
país. En una de ellas, que reunía a más de 15.000 manifestantes desarmados en Amritsar, Punjab, las tropas
británicas dispararon contra la multitud, matando a cientos de hombres, mujeres y niños. Con todo, en el Reino
Unido hubo una campaña de apoyo al responsable de la masacre, el general Dyer, retirado de sus funciones por
la Cámara de los Lores. Al tiempo, Gandhi y el Congreso Nacional apoyaron a los musulmanes que también se
opusieron a los británicos, enemigos de los turcos durante la Gran Guerra.

En 1920 el Movimiento de No Cooperación volvió a llamar al boicot contra todo lo que fuera inglés, desde
productos como los textiles hasta la asistencia a las escuelas, lo que fue un gran éxito en toda la India. Gandhi
fue detenido en 1922 y sentenciado a seis años de cárcel, aunque sería liberado en 1924, dedicándose a abrir
comunas rurales, continuar el boicot y tratar de unir a hindúes con musulmanes, ya en conflicto.

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Esto derivó en la oposición entonces de una minoría tanto de musulmanes, intransigentes a toda forma de
colaboración, como hindúes, pues en 1925 nace la organización paramilitar nacionalista, Rastriya
Swayamsevak Sangh (Asociación de Voluntarios Nacionales), fundada por el médico hinduista Keshav
Hedgewar en la ciudad de Nagpur, entonces muy minoritaria y no tan hostil al colonialismo británico como a
los musulmanes, considerados por ellos como los principales enemigos de la India.

En 1927 los británicos impulsaron una comisión para introducir alguna reforma, pero al estar compuesta
únicamente por ingleses, fue también boicoteada por el Congreso Nacional Indio, que a su vez propuso
mediante Motilal Nehru una iniciativa donde la India pasaba a ser dominio y no colonia, con un gobierno de
indios, aunque supervisado desde Londres. Miembros del Congreso descontentos también con esta opción y
liderados por el que sería primer mandatario de la India tras la independencia, Jawaharlal Nehru (en la imagen
izda. junto a Gandhi), rechazó también esta propuesta y en una reunión del partido en 1929 el Congreso resolvió
que su único objetivo ya sería la
independencia total, con una bandera
propia -parecida a la actual, tricolor
azafrán, blanco y verde, pero con
una charkha (telar) situada en el centro
que simbolizaba la laboriosidad del
pueblo indio-, el conseguir dicha
independencia por vía pacífica e iniciar
una campaña de desobediencia civil que
duraría hasta 1934, siendo uno de sus
hitos la llamada Marcha de la Sal, una
caminata de miles de personas a través
de 320 km. hasta la costa de Gujarat, para recoger sal y desafiar así al gobierno que la había prohibido, lo que
supuso otro encarcelamiento de Gandhi.

Sin otra salida que negociar, Gandhi viajó a Londres en 1931, aunque no tuvo ninguna consecuencia y se
reanudó la política de no colaboración, reprimida con violencia por el nuevo gobernador, Lord Willingdon, que
gracias a la represión hizo que el movimiento independentista perdiera su ímpetu inicial. En 1935, los británicos
impulsaron La Ley del Gobierno de la India que preveía el establecimiento de elecciones provinciales, un
gobierno federal para las provincias y los estados principescos y el derecho al voto de aproximadamente el 10%
de la población masculina de la India. Paños calientes, pues estas magras concesiones solo hicieron que los

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indios fuesen conscientes de la debilidad británica y se impacientaran más por un verdadero autogobierno,
máxime cuando miembros del Congreso Nacional Indio ganaron sin paliativos en estas elecciones provinciales,
liberaron a presos políticos y aumentó la libertad de prensa.

En esta época, el Congreso Nacional Indio se vio influenciado por las ideas socialistas y, más allá de los objetivos
independentistas, también empezó a preocuparse por hacer realidad la lucha contra el clasismo y los males
sociales del país, como la pobreza mayoritaria frente a la riqueza de unos pocos terratenientes o la situación de
las mujeres. Por el contrario, se produjo un distanciamiento con la Liga Musulmana, dirigido por Mohammad
Ali Jinnah, que al no haber podido obtener buenos resultados electorales dentro del Congreso Nacional
comenzó a temer que la población musulmana podría quedar subordinada en un país de mayoría hindú, lo cual
le fue alejando de aquél.

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