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Vamos a hacer
BONSAI
Instructivo para el que quiere animarse y no se anima

D. G. Zaia

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Zaia, Daniel Gustavo
Vamos a hacer bonsai : instructivo para el que quiere animarse y no se
anima / Daniel Gustavo Zaia. - 1a ed . - San Miguel de Tucumán :
Daniel Gustavo Zaia, 2017.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-42-4188-7

1. Árboles. 2. Bonsai. I. Título.


CDD 635.9772

© D. G. Zaia., 2017
1ª edición
Impreso por Bubok

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A mis hijos
Y a todos aquellos que
inspirados en la madre naturaleza
buscan aprender, entender y superarse

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Índice General

Introducción………………………………………………….. 9

Primero lo primero. ¿Qué es el bonsai? ………………………. 11

¿Dónde se originó el bonsai? …………………………………. 12

Desterrando mitos …………………………………………… 13

¿Qué se necesita para hacer bonsai? …………………………... 16

¿Qué tamaño debe tener un bonsai? ………………………….. 20

Manos a la obra ¿Por dónde empiezo? ……………………….. 21

Ahora si… hablemos de las directrices ……………………….. 23

El bonsai y sus estilos………………………………………… 26

¿Cómo logro modelar mi bonsai? …………………………….. 29

El último paso: El trasplante a la maceta de bonsai…………… 33

¿Cada cuánto tiempo debo trasplantar mi bonsai? …………….. 37

Ya tengo mi bonsai ¿Se acabó el trabajo? ……………………... 38

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Muchas personas tienen miedo de iniciarse en el bonsai
porque piensan que es extremadamente difícil y requiere
años de estudio llegar a dominarlo. Esto podría tener algún
sentido si se pretende someter el trabajo a la crítica de los
grandes maestros internacionales. Sin embargo, es otra la
esencia del bonsai; lo que busca esta disciplina es disfrutar
de la naturaleza y la expresión creativa.

La paciencia, la disciplina, la perseverancia, cualidades


asociadas a todo buen bonsayista, no son innatas sino el
producto inevitable de la práctica y la experiencia.

El bonsai no es una ciencia ni un misterio, es más bien un


conjunto de técnicas muy sencillas que hasta los niños
pueden aplicar. Hay que seguir, eso sí, algunas reglas básicas
que te ayudarán a llegar a buen puerto. La primera y más
importante de ellas será siempre respetar, observar y
aprender de la naturaleza. Si prestas atención a tus árboles,
ellos te dirán qué necesitan y te mostrarán el mejor camino a
seguir hacia el diseño final. Por eso, el único objetivo de este
instructivo es animar al que todavía no se animó a hacer
bonsai y alentarlo a vivir tan gratificante experiencia.

Nunca pierdas de vista que más importante que la técnica


y la opinión de los maestros, es sentir ilusión ante cada árbol,
experimentar la satisfacción de cuidarlo, trabajarlo y
apreciar cómo va tomando forma. Como alguien dijo: No
existen los bonsáis feos, sólo los faltos de trabajo.

¡Adelante!, deja el miedo a un lado y vamos a hacer bonsai.

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Primero lo primero
¿Qué es el bonsai?

Bonsai (盆栽) es una palabra de origen japonés que


significa literalmente naturaleza en bandeja. Es decir que un
bonsai no es sólo un árbol o grupo de árboles de tamaño
pequeño, sino el conjunto conformado por el árbol más la
bandeja o maceta de bonsai. Con esta definición ya puedes
diferenciar lo que es bonsai de lo que no lo es.

Un árbol sin maceta es sólo eso, un árbol, aun cuando sea


de tamaño pequeño. Sin embargo, cuando el árbol está
plantado en una maceta, puede ser un pre-bonsai o un bonsai.

Antes de poner sus árboles en macetas de bonsai, algunos


bonsayistas suelen mantenerlos durante cierto tiempo en
macetas comunes y corrientes que son más anchas y
profundas (con más espacio para las raíces). De esta manera,
consiguen que el árbol se vigorice, ramifique y engrose su
tronco. Esas macetas se llaman “de entrenamiento”, y el
conjunto del árbol más la maceta de entrenamiento
constituye un pre-bonsai. Pero ¡cuidado! Un pre-bonsai no es
necesariamente inferior (con menos mérito y trabajo) que un
bonsai. Existen muchos árboles hermosísimos, trabajados
con verdadera maestría, que se mantienen durante muchos
años en macetas de entrenamiento y siguen siendo, por lo
tanto, pre-bonsais.

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Entonces, un árbol sólo se puede llamar bonsai recién
cuando está plantado en su correspondiente maceta de
bonsai.

Árbol Pre-bonsai Bonsai

¿Dónde se originó el bonsai?

Hasta donde se sabe, el bonsai se habría originado en


China, hace 1500 a 2000 años. Allí era costumbre crear
paisajes en miniatura conocidos como penjing o penzai.
Parece ser que la misma técnica se aplicaba a algunos árboles
medicinales para poder trasladarlos hasta los campos de
batalla con el fin de asistir a los heridos.

Hace unos 800 años, esta técnica fue introducida en


Japón, donde continuó su perfeccionamiento como arte
viviente. Además, recibió reglas y directrices específicas.

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Desterrando mitos

¿Eres uno de esos a los que siempre les ha atraído el


bonsai, pero nunca se animaron por miedo a no poder? ¿Has
escuchado o leído comentarios que te desanimaron a seguir
adelante con tu sueño? ¡Anímate! Muchas de las cosas que se
dicen del bonsai se basan en ideas erradas o confusas. Sería
una lástima perderse tan bello pasatiempo por prejuicios
generalmente alejados de la realidad. Por eso, antes de
comenzar vamos primero a aclarar algunos mitos.

o Primer mito: “El bonsai es muy complicado y hay que


darle medidas específicas muy difíciles de lograr”

En realidad, hacer bonsai es fácil, sólo hay que animarse y


seguir unas directrices básicas, que además, te ayudarán con
el trabajo.

o Segundo mito: “Para dedicarse al bonsai hay que ser un


gran artista”

Si bien es cierto que hay una cuota de creatividad, no


hace falta ser un gran artista, ya que el bonsai consiste en
imitar a la naturaleza que es una obra de arte en sí misma. Lo
que se busca es conseguir árboles en miniatura con aspecto
antiguo y venerable. John Naka, legendario bonsayista
americano de origen japonés, decía: No hagas que tus
árboles parezcan bonsais, haz que tus bonsais parezcan
árboles.

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o Tercer mito: “El bonsai es una raza o especie de árbol
en miniatura”.

¡Falso! Los bonsais son árboles comunes y corrientes


trabajados con técnicas especiales que los mantienen en
tamaño reducido. Cualquier árbol se puede trabajar con
estas técnicas y ser convertido en un bonsai.

o Cuarto mito: “Tener un árbol en una maceta es igual


que tener un pájaro encerrado en una jaula”

Este comentario, a veces cargado de mala intención, a


veces de simple desconocimiento, carece de sentido real.
Pretende darle a los árboles atributos o características que
son exclusivas de los animales, mezclando las cosas e
ignorando que se trata de formas de vida muy diferentes,
con distintas necesidades para alcanzar un desarrollo pleno.
Según este criterio, estarían también enjaulados los árboles
que crecen naturalmente en los huecos o grietas de las
rocas, confinados a pequeños espacios.

Un árbol, a diferencia de un pájaro o cualquier otro


animal, no necesita moverse para satisfacer sus necesidades,
ya que obtiene todo lo que necesita del suelo, el agua y la luz
solar. Excepto por el tamaño reducido (que suele darse
también en la naturaleza), no existe diferencia entre un
bonsai y cualquier otro árbol. Para darse cuenta de ello,
basta con ver la salud y plenitud que muestra cualquier
bonsai bien cuidado, cómo florece profusamente y también

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fructifica (¡máxima expresión de libertad!) sin señal alguna
de carencias o de estrés.

o Quinto mito: “Los bonsayistas torturan y mutilan a sus


árboles”

¡Nada más lejos de la realidad! En bonsai, se aplican


técnicas milenarias de poda, trasplante y tutelaje. Las
técnicas de poda y alambrado bien realizadas no dañan al
árbol, sin contar que en bonsai se aplican de forma selectiva.
Por otro lado, estas técnicas no son exclusivas del bonsai. El
alambrado se usa, por ejemplo, en el cultivo de la vid, y la
poda se usa para el mantenimiento de frutales y del arbolado
urbano. Además, los árboles están naturalmente adaptados a
la poda, incluso en casos extremos como aquellos que crecen
en zonas áridas o de montaña, sometidos al constante
ramoneo de los animales herbívoros y las roturas causadas
por los factores climáticos. Generalmente, el único efecto
que tiene la poda en un árbol, es que su brotación se ve
sensiblemente estimulada.

Para un bonsayista, la salud de los árboles es la prioridad


máxima, ya que un bonsai requiere mayores cuidados que
cualquier otra planta. El bonsayista siente verdadero amor y
veneración por sus árboles, los mima constantemente. Los
maestros japoneses, por ejemplo, acostumbran inclinarse en
reverencia ante los bonsais más antiguos en señal de
profundo respeto.

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¿Qué se necesita para hacer bonsai?

¡Muy poco! Si tienes un árbol ya estás en carrera. Y si


todavía no lo tienes, hay cuatro formas de conseguir uno:

1. A partir de semilla

Al sembrar una semilla, no sólo estarás trayendo un nuevo


árbol al mundo, también estarás aplicando la mejor manera
de comenzar un bonsai. Te permitirá trabajarlo desde el
principio y obtener mejores resultados. Una vez nacido el
arbolito, es recomendable esperar al menos un año antes de
comenzar a aplicarle técnicas de bonsai.

En internet, hay disponible abundante información sobre


cómo lograr que germinen las semillas de diferentes especies
y cuidar las plántulas en sus primeras etapas.

2. Comprarlo en un vivero

Comprar un árbol en un vivero comercial es otra buena


manera de conseguir material para nuestro bonsai. Es mejor
elegir árboles nativos de la región donde vives, con
apariencia saludable, y en lo posible, abundante ramificación.

3. El Yamadori

Consiste en extraer arbolitos directamente de la


naturaleza. Esta práctica debería ser evitada a toda costa,
ya que representa un daño al ambiente. Son muy pocos los
casos en que se justifica (por ejemplo, cuando se rescata

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algún ejemplar de su destrucción segura en alguna obra civil).
Pero, por lo general, el yamadori es utilizado por personas
inescrupulosas para evitarse años de trabajo, lo cual está
muy alejado de la ética y la verdadera esencia del bonsai.

4. A partir de esquejes y acodos aéreos

Se trata de obtener clones de un árbol adulto. Estas


técnicas son un poco más complicadas, por lo que no serán
tratadas en este instructivo. Debe realizarlas un adulto,
porque hay que manipular cuchillos muy afilados y hacer
cortes específicos. En internet hay mucha información
disponible al respecto.

Luego hay que pensar en el sustrato (el suelo o medio en


el que se va a desarrollar tu árbol). Existen muchos tipos que
puedes comprar en algún vivero comercial o preparar con tus
propias manos. Como sea que consigas el sustrato, deberás
asegurarte de que cumpla al menos con dos requisitos muy
importantes:

1. Tener muy buen drenaje y aireación (es decir que debe


mantener la humedad sin encharcarse ni compactarse).

2. Contener nutrientes (necesarios para que la planta se


sustente y se desarrolle sin problemas).

Un buen sustrato se puede preparar mezclando:

o 7 partes de sustrato inorgánico o material de


drenaje y aireación (Akadama, arena gruesa, perlita,
pómice, leca, ladrillo machacado, etc.).

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o 3 partes de sustrato orgánico o material nutritivo
(humus de lombriz, lumbri-compuesto, mantillo
vegetal, compost, turba o mezclas especiales).

También necesitarás algunas herramientas. En el mercado


encontrarás una gran variedad, pero si puedes conseguir las
siguientes será suficiente para lograr hermosos bonsais.

1. Tijeras: Se usan para cortar hojas y ramas tiernas.

2. Tenaza de corte cóncavo: Sirve para cortar las ramas


más gruesas y lignificadas. El corte ligeramente cóncavo
favorece la formación de un labio de cicatrización en
torno a la herida.

3. Garra de oso o mini-rastrillo: Es muy útil para limpiar y


desenredar las raíces durante los trasplantes.

Tijeras Tenaza de corte Garra de oso


cóncavo

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4. Palillo chino: Lo usarás al plantar el árbol, para pinchar
el sustrato con el objetivo de que se acomode y haga
mejor contacto con las raíces.

5. Pinza corta alambre y alambres de cobre o aluminio de


distintos calibres (son lo ideal, pero si no los consigues
puede servir cualquier alambre blando que no se oxide).

6. Alguna pasta cicatrizante para sellar las heridas de la


poda.

Pinza corta-alambre Alambre de Palillo chino


cobre o aluminio

Lo último que tendrás que conseguir es la maceta de


bonsai. Las hay de muchas clases, porque varían en el
material de fabricación, la forma, el tamaño y la coloración.
Elegir la maceta que mejor combina con nuestro arbolito es
una de las partes más interesantes y creativas del bonsai.

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Para ello, puedes investigar en otros libros y en internet
sobre las formas y colores que se usan para cada estilo de
bonsai. Mira muchas fotos, y sobre todo, usa el sentido de la
estética, la armonía, y la propia intuición.

No lo olvides, lo más importante es que a ti te guste como


queda.

¿Qué tamaño debe tener un bonsai?

La altura de un bonsái se mide desde la base hasta el


ápice del tronco.

Para la escuela japonesa, la altura máxima que puede tener


un bonsai es de 1 metro y se denomina omono. El tamaño más
pequeño de bonsai se denomina shito o keshitsubu, y es el
que mide no más de 5 centímetros. Por lo tanto, un bonsai
puede tener cualquier tamaño comprendido entre esos dos
extremos.

Cada tamaño tiene su encanto y también su desventaja.


Los grandes bonsais son difíciles de trasladar por su peso y
tamaño, mientras que los más pequeñitos requieren muchos
más cuidados y riego constante, ya que sus macetas
contienen tan poco sustrato que se secan rápidamente.
Debes tener en cuenta estas cosas a la hora de elegir un
tamaño para tu bonsai.

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Shito o Mame Shohin Komono Chumono
Keshitsubu De 5 a 15 cm De 15 a 21 cm De 21 a 40 cm De 40 a 80 cm
Hasta 5 cm y
Omono
Los tamaños de bonsais Más de 80 cm

Manos a la obra
¿Por dónde empiezo?

¡Comienza siempre por el árbol! El trasplante a la maceta


de bonsai será el último paso. Recuerda que el árbol es un
ser vivo y debe ser siempre tu prioridad absoluta.

Los cuidados que se deben proporcionar al arbolito


varían según la especie; algunos necesitan más sol o menos
sol, otros necesitan sustratos ligeramente ácidos o no
resisten las heladas. Puedes consultar en internet la
abundante información disponible sobre los requerimientos y
cuidados para cada especie en particular.

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Sin importar a qué especie pertenezcan, hay tres
necesidades básicas que deberás asegurarte de suplir a
todos tus árboles:

1. El riego

El agua es crítica para los bonsais, ya que al estar


plantados en un espacio reducido y con muy poco sustrato,
éste se seca rápidamente (sobre todo en verano) y tu árbol
puede marchitarse o morir. Por eso es muy importante que
controles siempre la humedad del sustrato y lo riegues cada
vez que la superficie del mismo se vea seca.

Si puedes, colecta agua de lluvia, ya que es de excelente


calidad. En caso contrario, cualquier agua sirve siempre que
no contenga salitre, sustancias químicas o exceso de cloro.

El riego debe ser generoso; utiliza un aspersor o regadera


que simule una lluvia fina desde arriba, hasta que veas salir
abundante agua por los orificios de drenaje de la maceta.

2. El sol

Salvo muy pocas especies, los árboles necesitan sol


directo por lo menos algunas horas al día. La luz solar es
importante para que el árbol realice la fotosíntesis, y
también inhibe las infecciones con hongos. Pero además, la
exposición directa al sol y a las inclemencias del clima,
ayudará a que tus árboles ramifiquen correctamente y
formen una buena corteza en tronco y ramas.

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Circunstancialmente, puedes trasladar tu bonsai al
interior de la casa para exhibirlo, pero la mayor parte del
tiempo es mejor que esté a la intemperie.

3. La fertilización

Como la cantidad de sustrato en la maceta de bonsai es


escasa, el árbol se ve afectado no sólo por la falta de agua,
sino también de nutrientes. Por eso es importante añadirlos
al sustrato por lo menos dos veces al año, preferentemente
durante el otoño y antes que comience la brotación de
primavera.

Evita los fertilizantes químicos, si te equivocas con la


dosis puedes matar a tu árbol. Siempre es mejor utilizar
fertilizantes orgánicos de liberación lenta. En los viveros
comerciales encontrarás muchos tipos, incluyendo algunos
especiales para bonsai que se fabrican en forma de pellet.
No obstante, puedes utilizar algo tan simple como el humus
de lombriz, un fertilizante orgánico fácil de conseguir y de
gran calidad, que no le hará daño a tu árbol sin importar
cuánto le agregues.

Ahora sí… hablemos de las directrices

Con tan sólo respetar una serie de directrices básicas y


sencillas conseguirás, después de un tiempo, un hermoso

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bonsai. Al ser básicas, estas directrices son válidas para
todas las especies de árboles y estilos de bonsai.

En los siguientes gráficos verás el significado de algunos


términos que se usan mucho en bonsai, y las directrices
básicas que se deben respetar.

La cima del bonsái es el ápice

La rama trasera se llama


ushiro-eda

La tercera rama principal


es la san-no-eda

La segunda rama
principal es la ni-no-eda

La primera rama
principal se llama
ichi-no-eda

La parte baja del


tronco, desde la base
hasta la primera rama,
se llama tachiagari

La base del bonsái,


desde donde comienza
a ensancharse el
tronco hasta el
comienzo de las
raíces, se llama nebari

Términos de uso común en bonsai


bonsais
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Triangularidad: el árbol
debe verse ligeramente
El ápice debe triangular desde
ser redondeado cualquier ángulo que se
lo mire

La distancia entre
ramas es cada vez
Las ramas siempre
menor a medida
deben estar en el
que nos acercamos
exterior de las
al ápice
curvas que haga el
tronco

Las ramas inferiores se


La primera dirigen hacia abajo para que
rama o rama el árbol parezca más viejo
principal, se
encuentra a
aproximada-
mente 1/3
de la altura Conicidad: el tronco debe
del árbol ser más amplio en su base

Estas son las reglas o directrices más importantes que debes


tratar de respetar

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El bonsái y sus estilos

No olvides que el bonsai busca imitar a la naturaleza,


donde los árboles pueden adoptar muchas formas diferentes
(algunas sobrias, otras caprichosas) dependiendo del lugar
donde hayan crecido. Por lo tanto, en el bonsai encontrarás
también muchos estilos que puedes usar como modelos para
darle un diseño a tu árbol.

Lo primero que tendrás que hacer, antes de decidirte por


un estilo determinado, es elegir cuál será el frente de tu
bonsai. El frente será la cara del árbol que más te guste o te
parezca más interesante. Para esto, hay una única regla que
cumplir: El movimiento del tachiagari, visto desde el frente
que hayas elegido para tu árbol, debe ser de izquierda a
derecha o de derecha a izquierda. El tachiagari nunca debe
salir hacia atrás y (aunque en bonsai se dice que el árbol
debe hacer una ligera reverencia a quien lo mira) tampoco
puede moverse desde atrás hacia adelante.

Estas son las formas correctas de movimiento en el tachiagari

26
Una vez establecido el frente del árbol, puedes
concentrarte en su estilo. Primero observa, mira muchas
fotografías y considera cómo se desarrolla naturalmente la
especie que vas a trabajar, pero no olvides que en el bonsai
hay también cierta cuota artística y de creatividad propia.

Si quieres, también puedes hacer un dibujo del diseño que


quieres conseguir para que te sirva de guía más adelante.

Los siguientes son los estilos más importantes


que puedes usar para guiarte.

Vertical formal Vertical informal Tronco inclinado


o chokkan o moyogi o yakkan

Literatti o Semi-cascada Cascada o Azotado por el


Bunjingi o han-kengai kengai viento o fukinagashi

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Llorón o Doble tronco Troncos múltiples Bosque o
shidare-zukure o sokan o kabudachi yose-ue

Escoba o Plantado en Raíces sobre Raíces expuestas


hokidachi piedra o ishisuki roca o sekijoju o neagari

Estos no son todos los estilos que se le puede dar a un


bonsai, sólo son los más conocidos. En los últimos años, por
ejemplo, han cobrado mucha fuerza los estilos conocidos
como naturalista y libre. El primero busca darle al árbol el
aspecto más real posible, teniendo en cuenta cómo crece
cada especie en la naturaleza. En el segundo, la única regla
suele ser la creatividad del diseñador.

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¿Cómo logro modelar mi bonsai?

¡Llegó el momento de la verdad! Ahora hay que comenzar


con los trabajos de formación de tu árbol para conseguir que
tenga un estilo definido. Siempre que utilices herramientas
de bonsai hazlo con mucho cuidado, son peligrosas y pueden
provocar heridas.

Hay varias técnicas que se aplican dependiendo de las


necesidades del árbol en cada momento. Las siguientes son
las más importantes.

1. Poda (herramientas a usar: tenaza de corte cóncavo,


tijera, pasta cicatrizante).

La poda consiste en cortar y eliminar las ramas y raíces


que sobren en tu árbol. La poda de raíces se realiza durante
el trasplante. En el caso de las ramas conviene sellar las
heridas del corte con alguna pasta cicatrizante para mejorar
la cicatrización y evitar la entrada de patógenos. También
puedes acortar las ramas demasiado largas o eliminar las
ramas que no te sirven para el diseño y las que tienen una
ubicación o forma defectuosa. Debes evitar, por ejemplo, las
ramas que crecen alrededor del tronco y a la misma altura
(como si fueran radios de bicicleta) y las que se entrecruzan
formando un “ovillo”, las que crecen hacia arriba o hacia el
tronco y las que tienen forma de semicírculo. Pero los casos
más comunes de ramas defectuosas son los que se muestran
en el siguiente gráfico.

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Las que nacen a la
misma altura
Las que crecen
paralelas

Las que crecen


directamente
Las que forman hacia arriba o
un codo o las que hacia abajo
se cruzan por el
frente del
tronco

Las que crecen


en la base del
árbol (chupones)
Las que salen
directo hacia el
frente (rama que
pincha el ojo)

Estas son las principales ramas que debes eliminar porque se


consideran defectuosas en bonsai

2. Alambrado (herramientas a usar: pinza corta-alambre,


alambres de diferentes calibres).

El trabajo de alambrado permite mover las ramas para


corregir su ubicación dentro del diseño, subirlas o bajarlas,
darles cierto movimiento, etc. También puedes alambrar el
tallo para darle movimiento al tachiagari o cierta forma

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interesante. Es importante que vigiles los períodos de
crecimiento del árbol, si el alambre comienza a incrustarse
en la corteza dejará marcas en tu bonsai que tardan en
desaparecer. Cuando esto ocurra, debes retirar el alambre
cortándolo por tramos (un corte en cada vuelta) con una
pinza y desenroscando suavemente cada tramo. Si fuera
necesario volver a alambrar, hazlo en el sentido contrario al
anterior.

El calibre del alambre a utilizar será el que ofrezca una


resistencia igual a la que ofrezca la rama que queremos
mover o doblar. Para colocar el alambre debes trabarlo en la
base de la rama o bien alambrar las ramas de a pares
haciendo una conexión. Coloca el alambre alrededor de la
rama en ángulo de 45° (aproximadamente), enroscándolo en
la dirección que se pretende mover la rama, como se muestra
en el siguiente gráfico. El alambre debe quedar pegado a la
rama (sin espacios de aire entre el alambre y la rama), pero
no demasiado apretado o estrangulando la corteza.

Para bajar ramas, también puedes tirarlas hacia abajo


usando tensores de alambre, tela o tanza. Cuando se trata de
trabajar y dar forma a un bonsai, la creatividad y la
capacidad de improvisar son importantes. A diferencia de lo
que pasa con sus reglas y directrices, no todo está dicho en
lo que a técnicas de trabajo y estilos se refiere.

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Alambres

Forma de alambrar las Forma de alambrar las


ramas para moverlas hacia ramas para moverlas hacia
afuera o para bajarlas adentro o para subirlas

La mejor manera de alambrar es enroscando el alambre a 45° y


girándolo en la dirección que se quiere mover la rama

3. El pinzado (herramientas a usar: tijeras)

Esta es la técnica que usarás más a menudo


(prácticamente todo el año). Su objetivo es mantener o
devolverle a tu árbol la forma que le hayas dado durante el
diseño y equilibrar su fuerza de crecimiento. Deberás cortar
todo lo que sobresalga de dicha forma rompiendo la armonía
del diseño. Es parecido a lo que hace un peluquero cuando
empareja un corte a tijera.

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Este es un ejemplo de cómo debería verse un árbol ates
(izquierda) y después (derecha) de realizarle un pinzado

El último paso
El trasplante a la maceta de bonsai

¡Al fin! Tu árbol ya cumplió su etapa como pre-bonsai. Con


tus cuidados y atenciones, después de un tiempo, creció
fuerte y sano, engrosó su tronco y aumentó su ramificación.
Además, lo trabajaste, le diste su primer diseño y elegiste
una hermosa maceta de bonsai que combina de manera
armónica con tu árbol. Ahora, llegó el momento de hacer una
de las tareas más críticas, trasplantar tu árbol a esa maceta
para que se convierta en un verdadero bonsai.

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Antes de pensar siquiera en sacar tu árbol de su maceta
vieja, lo primero es preparar todo lo que vas a necesitar. Ten
en cuenta que el arbolito no puede sobrevivir mucho tiempo
con sus raíces expuestas al aire. Deberás tener a mano,
además de la maceta, el sustrato nuevo que vas a usar, la
tenaza de corte, las tijeras, la garra de oso y el palillo chino.
Luego procede como se explica a continuación.

1. Las macetas de bonsai suelen tener orificios de


drenaje muy grandes, por lo que tendrás que taparlos con
una malla o rejilla (preferentemente de plástico o cerámica).
La función de la rejilla será impedir que el sustrato se caiga
por el orificio de drenaje, al mismo tiempo que permite salir
al agua del riego. Puedes fijar la rejilla a la maceta utilizando
un alambre (en este caso es aconsejable no usar alambre de
cobre porque su óxido puede afectar a las raíces).

Vista desde abajo Vista desde arriba

Preparación de la maceta de bonsai con las rejillas de drenaje y


los alambres de fijación para el árbol

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Las macetas de bonsai también poseen algunos orificios
más pequeños que sirven para pasar unos alambres más
largos que servirán luego para fijar el árbol a la maceta y
evitar que éste se bamboleé, lo cual sería catastrófico para
la salud de las raíces.

2. Si ya preparaste la maceta de bonsai con su rejilla y


los alambres de fijación, te toca llenarla con el sustrato. Si
quieres, puedes agregar una primera capa de grava o arena
gruesa para aumentar el drenaje, y luego una parte del
sustrato tratando de que quede una montañita en el centro
de la maceta. La función de esa montañita es que el árbol
quede ligeramente elevado sobre la superficie de la maceta,
para que el nevari sea perfectamente visible.

3. Saca el árbol de su maceta de entrenamiento, y con


ayuda de la garra de oso, comienza a quitar toda la tierra
que puedas desde arriba hacia abajo, teniendo cuidado de
desenredar las raíces sin romper demasiadas (si el árbol se
queda sin raíces morirá).

4. Cuando hayas quitado la tierra, utiliza la tenaza para


cortar las raíces dominantes (las más gruesas) y todas
aquellas que no entren en la maceta de bonsai o dificulten
colocar el árbol en la posición adecuada. Es recomendable no
cortar más de 1/3 de las raíces.

5. Coloca el árbol asentándolo sobre la montañita de


sustrato que hiciste anteriormente y muévelo lentamente
hasta que quede en la posición que más te guste.

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6. Fija el árbol con los alambres que pusiste para tal fin,
usando las salientes del nevari como punto de apoyo para
atar los alambres. La manera correcta de ajustarlo es
tirando del alambre con la pinza y girando al mismo tiempo.
Cuando el árbol quede bien fijado (inmóvil), corta las puntas
sobrantes del alambre.

7. Acomoda las raíces para que queden dentro de la


maceta y luego agrega el resto del sustrato hasta que toda
la parte radicular del árbol quede enterrada.

Limpieza de las raíces Corte de la raíz pivotante y


usando la garra de oso eliminación de excedentes

Preparación de la raíz del árbol

8. Usa el palillo chino para pinchar el sustrato repetidas


veces alrededor del tronco y sobre el área que ocupan las

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raíces. Esto hará que el sustrato se acomode correctamente
entre las raíces y eliminará las burbujas de aire que pudieran
haber quedado.

9. Usa un pincel o tus propias manos para alisar la


superficie del sustrato.

10. El último paso es regar generosamente hasta que salga


abundante agua por los agujeros de drenaje. Para finalizar,
es un buen detalle limpiar el exterior de la maceta.

¡Listo! Ya tienes tu bonsai. Después del trasplante,


conviene dejarlo a la sombra por unos días para darle tiempo
a que se adapte y forme algunas raíces nuevas. Esto evitará
que pierda follaje por el estrés. Ten en cuenta que ahora
tiene menos raíces para reponer el agua de la evapo-
transpiración producida por el sol.

¿Cada cuánto tiempo debo trasplantar mi bonsai?

No existe un calendario para trasplantes, y por lo general,


tampoco para los otros trabajos. Como bonsayista, tienes
que ser observador y aprender a reconocer el mejor
momento para realizar cada tarea, priorizando siempre la
salud de tu árbol.

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En el caso del trasplante, suele ser necesario cada tres o
cuatro años, pero cada especie es diferente. La mejor señal
de que se requiere un trasplante es cuando el sustrato
comienza a elevarse sobre la maceta y las raíces asoman por
los bordes y agujeros de drenaje.

Ya tengo mi bonsai ¿Se acabó el trabajo?

¡De ninguna manera! Siempre tendrás obligaciones para


con tu bonsai. Una vez listo, puedes continuar trabajando en
su diseño, mejorarlo o incluso cambiarlo por completo. Pero
lo más seguro, teniendo en cuenta que los trasplantes no
serán regulares, es que el trabajo más arduo se limite a los
pinzados esporádicos y a la atención normal de tu árbol. Esa
atención incluye el riego, el abonado y el control de las plagas
o enfermedades que pudieran afectarlo.

Controla siempre tu bonsai para detectar tempranamente


las posibles plagas de insectos. Si los descubres cuando la
población todavía es pequeña, es relativamente fácil hacer un
control mecánico eliminándolos manualmente. De esa forma,
evitarás infecciones graves que puedan dañar seriamente al
árbol y no dejar otra opción que aplicar insecticidas, los
cuales son siempre peligrosos para las personas y las
mascotas. En internet hay mucha información sobre cómo

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controlar plagas y enfermedades, incluyendo algunos
métodos orgánicos y amigables con el ambiente.

Otra buena idea es proteger el sustrato con algún


“tapizante” vivo. Esta práctica ayudará a mantener la
humedad del sustrato por más tiempo y evitará que éste sea
“lavado” por el agua del riego. Los más usados son diferentes
tipos de musgo y una planta de hojas y flores diminutas
llamada Soleirolia soleirolii. En ambos casos, suelen crecer
de manera espontánea sobre el sustrato de las macetas o
son relativamente fáciles de conseguir.

Todo lo demás es paciencia. Después de algunos años


podrás pararte frente a tu bonsai para admirarlo y
observarás, con orgullo, que habrá adquirido un aspecto
soberbio. Esto es a lo que los japoneses llaman mochikomi, es
decir, la personalidad y el carácter venerable que el paso de
los años y la vida en su maceta le irán confiriendo a tu
bonsai.

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