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La parroquia

de
San Mateo
de Jerez de la Frontera
HISTORIA, ARTE Y ARQUITECTURA
Javier E. Jiménez López de Eguileta
(editor)
Javier E. Jiménez López de Eguileta
(editor)

Murcia, 2018
La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera : historia, arte y arquitectura /
Javier E. Jiménez López de Eguileta (editor).--
Murcia : Universidad de Murcia. Servicio de Publicaciones, 2018.
988 p.-- (Editum)
I.S.B.N.: 978-84-17157-42-5
Arquitectura religiosa-Andalucía.
Arte-Andalucía-Historia.
Jerez de la Frontera-Historia.
Jiménez López de Eguileta, Javier
Universidad de Murcia. Servicio de Publicaciones.
94(460.355 Jerez)
726(460.355 Jerez)

1ª Edición 2018

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© Javier E. Jiménez López de Eguileta (editor), 2018


© De los textos, sus autores, 2018
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ISBN: 978-84-17157-42-5
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Fernando Fernández • ed-Libros • 625 06 02 19
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SUMARIO
Introducción del editor................................................................................................ 19

Parte I
La Edad Media: Iglesia y collación
Capítulo 1
Los jurados jerezanos de la parroquia de San Mateo en el siglo XV................... 31
Juan Abellán Pérez

Capítulo 2
La «voz» de la collación: los diputados de San Mateo en el siglo XV............. 43
Enrique José Ruiz Pilares

Capítulo 3
La religiosidad de los jerezanos durante el reinado de los Reyes Católicos:
los vecinos de San Mateo y sus testamentos............................................................ 61
Javier E. Jiménez López de Eguileta

Capítulo 4
La crónica de Diego Gómez Salido, beneficiado de la iglesia parroquial de
San Mateo de Jerez........................................................................................................ 79
Juan Antonio Moreno Arana

Capítulo 5
El Hospital de San Blas en San Mateo...................................................................... 107
Javier Serrano Pinteño

Capítulo 6
La iglesia de San Ildefonso.......................................................................................... 145
María de los Ángeles Álvarez Luna, Fernando Aroca Vicenti,
José María Guerrero Vega y Manuel Romero Bejarano
Parte II
El templo y sus arquitecturas
Capítulo 7
El primer San Mateo y sus capillas: una lectura de su proceso evolutivo........... 161
José María Guerrero Vega

Capítulo 8
San Mateo en la Edad Media: propuestas interpretativas..................................... 193
Fernando López Vargas-Machuca

Capítulo 9
Gótico y Renacimiento en San Mateo...................................................................... 243
Manuel Romero Bejarano

Capítulo 10
Las bóvedas tardogóticas de San Mateo. Análisis formal y constructivo.......... 323
Francisco Pinto Puerto y Manuel Barroso Becerra

Capítulo 11
A propósito de la inscripción de la fachada principal de la iglesia de San
Mateo y el maestro Alonso Rodríguez...................................................................... 385
Raúl Romero Medina y Manuel Romero Bejarano

Capítulo 12
La parroquia y el barrio de San Mateo en el siglo XVIII...................................... 395
Fernando Aroca Vicenti

Parte III
Culto, heráldica y artes plásticas
Capítulo 13
El primitivo retablo mayor de San Mateo de Jerez de la Frontera y la
escultura renacentista en madera de su parroquia.................................................. 439
David Caramazana Malia

Capítulo 14
Retablos y esculturas barrocos de la iglesia de San Mateo.................................... 467
José Manuel Moreno Arana
Capítulo 15
«El medio de adquirir feligreses». Liturgia parroquial y espacio
arquitectónico en la iglesia de San Mateo de Jerez de la Frontera....................... 505
Pablo J. Pomar Rodil

Capítulo 16
Las armerías del templo de San Mateo..................................................................... 547
Manuel Carlos Ordás de Aranda

Capítulo 17
La muerte en la sociedad jerezana medieval y postmedieval:
el cementerio parroquial y la epigrafía funeraria y
conmemorativa del templo de San Mateo............................................................... 579
Gonzalo Castro Moreno

Capítulo 18
La Cofradía de San Mateo: historia y patrimonio artístico................................. 615
Antonio de la Rosa Mateos

Parte IV
Las restauraciones del templo
Capítulo 19
Aproximación al conocimiento de la iglesia de San Mateo a través de la
documentación gráfica: las últimas intervenciones de restauración................... 679
Manuel Barroso Becerra

Capítulo 20
Obra de restauración de la Capilla del Sagrario...................................................... 785
Juan Fernando Bernal González, Raquel Utrera Burgal
y Agustín Pina Calle

Capítulo 21
Meditaciones sobre una máscara que nunca existió............................................... 845
Manuel Romero Bejarano
Parte V
Proyección historiográfica
Capítulo 22
Catálogo de los Fondos Documental, Bibliográfico y Musical de
la Parroquia San Mateo conservados en el Archivo Histórico
Diocesano de Jerez de la Frontera.............................................................................. 851
Domingo Gil Baro

Capítulo 23
Catálogo de los Fondos Documentales de la Parroquia de San Mateo
transferidos desde el Archivo Metropolitano de Sevilla al
Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera........................................... 887
Domingo Gil Baro

Proceso de transformación de la fábrica de San Mateo......................................... 937

Bibliografía..................................................................................................................... 943

Nota biográfica de los autores.................................................................................... 973

Laudatio.......................................................................................................................... 983
Capítulo 5
El Hospital de San Blas en San Mateo
Javier Serrano Pinteño

No es fácil indagar sobre los orígenes de una institución perdida en el tiempo


y de la que apenas nos queda una escasa documentación. La que nos ocupa
hemos de considerarla uno de los primeros eslabones en la cadena de funda-
ciones hospitalarias de la ciudad por su supuesta antigüedad. Enclavado en el
interior de la antigua collación de San Mateo, que no fue prolija en fundacio-
nes religiosas como otros barrios; aparte de la iglesia parroquial y de la pequeña
iglesia de San Ildefonso, que no dejaba de ser una capilla privada de los Dávila,
no hubo aquí fundación conventual alguna y sí sólo una fundación hospitala-
ria, que tuvo una vida aparentemente larga y sin sobresaltos, sólo truncada a
fines del siglo XVI por la reducción hospitalaria de Felipe II y el papa Pío V.

1. Origen y evolución histórica

Como se verá más adelante, la falta de documentación hace imposible saber


nada sobre la fundación de éste hospital. Esta falta de documentación ya era
evidente en el siglo XVI, cuando sus cofrades declaran no tener constancia de
documento alguno y ser completamente ignorantes en cuanto a su propio fun-
dador, ignorancia extensiva a todo lo relacionado con los bienes del mismo,
pues tampoco tenían idea de quiénes fueran sus dotadores. Es curioso que
durante todo el año se dijeran misas y remembranzas por su fundador en la
parroquia de San Mateo y no se le citara. Las partidas de misas se limitaban a
decir «por el fundador de San Blas». Como mucho, algunos testigos aseguran

La Edad Media: Iglesia y collación 107


Javier Serrano Pinteño

haber oído decir a sus mayores que lo fundó un hidalgo1, incluso Agustín
Muñoz, basándose en las informaciones de la reducción de hospitales, afirma
que fue un caballero extranjero, dato que no hemos podido constatar2.
En cuanto al patronato del hospital, como en todo lo referente a sus orí-
genes, nada se sabe. Pero si hacemos caso a Bartolomé Gutiérrez, sí existía ese
patronazgo, el cual recaería sobre los Camacho de Villavicencio. En la época
del historiador lo ostentaban los Condes del Paraíso y Marqueses del Salti-
llo, en concreto Pedro Espínola Camacho de Villavicencio, cuyos títulos aña-
didos eran VIII Señor de Barbaína, patrono del Hospital y Capilla de San Blas
de Jerez de la Frontera y alcalde mayor de sacas y cosas vedadas de la ciudad de
Sevilla, que casó a fines del siglo XVII o principios del XVIII con Doña María
Teresa Ximenez de Enciso y Fernández de Santillán, III Condesa del Paraíso3.
Al ser Don Pedro Espínola descendiente directo de Don Pedro Camacho de
Villavicencio al que decían “el rico”, fundador de un mayorazgo que incluía sus
casas junto al hospital de San Blas, éste ya debía de poseer el dicho patronato,
por lo que los Condes del Paraíso lo heredarían por matrimonio. Curioso que
uno de los cofrades más importantes de la corporación en la época de la reduc-
ción, otro Don Pedro Camacho de Villavicencio, nada dijese sobre esto, por lo
que tomaremos con cautela a Bartolomé Gutiérrez. Hemos consultado los tes-
tamentos de los titulares del mayorazgo de Pedro Camacho “el rico”, desde el
del propio fundador, que data de 1507, hasta el de su séptimo nieto en 1660 y
en ninguno de ellos se hace referencia al hospital de San Blas ni a su cofradía,
ni siquiera parece que dejaran misas a la advocación o fiestas de este santo. Sin
embargo parece claro que tuvieron una relación importante con el hospital y
su cofradía. Existen varios indicios para afirmar esto. Primeramente los inte-
grantes de esta familia fueron miembros de la cofradía en todas sus generacio-
nes llegando a ser hermanos mayores, vivían pared con pared con el hospital,
está constatado que Pedro Camacho de Villavicencio, caballero de Santiago

1. Archivo Municipal de Jerez de la Frontera (en adelante AMJF), Beneficencia y Sani-


dad, n. 7, Agregación de Hospitales. Autos originales (1589-1593), cuaderno 12, Hospital
de San Blas, fol. 16r. Concretamente la información es de Alonso de Torres Gaitán, hermano
mayor del hospital en 1589, que dijo haberlo oído de su padre Manuel Gaitán de Torres y otros
caballeros ancianos. Este caballero hidalgo asimismo sería el dotador de las tierras y rentas.
2. Agustín Muñoz y Gómez, Noticia histórica de las calles y plazas de Xerez de la Fron-
tera, Jerez de la Frontera, Imprenta de El Guadalete, 1903, p. 246.
3. Bartolomé Gutiérrez, Historia y anales de la muy noble y muy leal ciudad de Xerez
de la Frontera, Libro III, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1887, p. 293.

108 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

y cuarto nieto del fundador, usaba la iglesia del hospital como capilla privada
suya y, por último, al desaparecer la institución, la imagen de San Blas que allí
estaba se trasladó a la capilla familiar en San Mateo4. ¿Existió realmente el
patronato? No está demostrado con documentación, y es posible que se ocul-
tara en los autos por alguna razón que desconocemos. Pero de lo que no hay
duda es que había una fuerte vinculación.
Dicho todo esto, podemos afirmar, gracias a una manda testamentaria,
que la institución hunde sus raíces al menos a fines del siglo XIV. Se trata
del testamento de Catalina Martínez, mujer de Gil Martínez, fechado el 15
de enero de 13925, en el que deja lo que parece ser una prenda morada a una
mujer –cuyo nombre se perdió en el documento–, que «se llega en el espital
de Sant Blas» no sabemos a qué, pero que no sería descartable que se tratara
de la hospitalera que atendía las necesidades y la limpieza del establecimiento
(fig. 5.1). Estaríamos ante uno de los establecimientos benéficos más antiguos
de la ciudad, sólo superado, en principio, por el Hospital de la Natividad, fun-
dado por los Hinojosa en 1362, y el de Nuestra Señora del Pilar, que lo fue
por concesión real en 13296. A éstos habría que unir otros ya desaparecidos
en las fechas de la reducción, como el Hospital de Santa María del Alcázar, el
Hospital de San Salvador, de los que hay constancia de su existencia en 1392
y 1385 respectivamente. De éstos dos dice Mesa Xinete que se unieron al de
la Misericordia en tiempos de Fernando IV7, o el de Santa María de las Can-
delas Amarillas, del que sabemos de su existencia en 1414 por algunas mandas

4. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de la muy noble y muy leal
ciudad de Tarteso, Turdeto, Asta Regia, Asido Cesariana, Asidonia, Gera, Xera, Sidonia, hoy
Xerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1888, Segunda Parte, p. 124.
5. AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Lope Martínez de Trujillo, 1392, fol. 32r.
Editado por María Dolores Rojas Vaca, Un registro notarial de Jerez de la Frontera (Lope
Martínez, 1392), Madrid, Fundación Matritense del Notariado, 1998, p. 109.
6. Hipólito Sancho de Sopranis, Biografía documentada del Beato Juan Grande,
O.H. Fundador del Hospital de la Candelaria de Jerez de la Frontera, Jerez de la Frontera,
Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1960, p. 78. Hipólito Sancho de Sopranis y
Juan de la Lastra y Terry, Historia de Jerez de la Frontera desde su incorporación a los
dominios cristianos, Tomo II, El Siglo de Oro (siglo XVI), Jerez de la Frontera, Jerez Indus-
trial, 1964, pp. 242 y 243.
7. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., pp. 109-110, y 113-114. El dato de la reducción en tiempos de Fernando IV debe de ser
un error de transcripción de la edición de 1888, ya que habría de ser Fernando V el Católico, y
por tanto referirse a la reducción del Arzobispo Hurtado de Mendoza en 1488.

La Edad Media: Iglesia y collación 109


Javier Serrano Pinteño

testamentarias8. También es significativo que a principios del siglo XV existie-


ran lo que se llamaban hospitales de iglesias (no sabemos si pertenecientes a la
parroquia en sí o que formaran parte de su collación). Tenemos constancia de
tres, los de las iglesias de San Marcos, San Miguel y San Dionisio9. Esta hos-
pitalidad parroquial se fundamentaba en dar cobijo a los pobres de las calles,
aunque a fines del siglo XVI se constata que las parroquias tenían rentas anua-
les destinadas a la curación de mujeres, las cuales al caer enfermas acudían a los
cofrades de las mismas a curarse10. Sin embargo esta hospitalidad no sería “ofi-
cial” pues no era contemplada en la reducción hospitalaria.
Sobre la existencia del Hospital en el siglo XV, sólo podemos aportar datos
muy fragmentados e inconexos, todos ellos relacionados con personas que en
sus últimas voluntades se acuerdan de este establecimiento, pequeños legados
de poca consideración y realmente escasos, lo que cuantitativamente hace que
fuera uno de los menos favorecidos en donaciones y limosnas. En este sentido,
eran los hospitales de la Sangre y de la Misericordia los que en este período lle-
garon a monopolizar la recepción de mandas testamentarias. Mesa Xinete, al
hablar del Hospital de San Blas, aporta lo que vio de la reducción hospitalaria
más una escritura ante Alonso González, en 7 de diciembre de 1430, otorgada
por Catalina de Meira sin referir su contenido, pero que con seguridad se tra-
taría de un legado económico11. A partir de aquí lo único que hemos podido
recabar sobre el hospital son sendas mandas testamentarias, ambas en 1489.
Guiomar de Morla, viuda de Juan García de la Carpintería, vecina de la colla-
ción de San Salvador, le manda una arroba de aceite del que se cogiera en sus
tierras al siguiente año, ayudando con ello al aprovisionamiento de las lámpa-
ras con que alumbraban a los pobres12. Muy importante, por lo que tiene de

8. María del Mar García Guzmán y Juan Abellán Pérez, La religiosidad de los jere-
zanos según sus testamentos (siglo XV), Cádiz, Agrija Ediciones, 1997, pp. 30-31.
9. María del Mar García Guzmán y Juan Abellán Pérez, La religiosidad de los jere-
zanos, op. cit., pp. 29-31 y 53. Véase también Juan Abellán Pérez, La industria textil en Jerez
de la Frontera (de fines del siglo XIV a mediados del XV), Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de
Jerez de la Frontera, 1993, p. 137.
10. Javier Serrano Pinteño, “El Hospital de la Sangre. De la fundación a la reducción
de 1636. Nuevos datos”, Revista de Historia de Jerez, 16 y 17 (2014), pp. 121-122.
11. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., p. 123. El canónigo jerezano no refiere el contenido de la escritura, pero lo más seguro
es que se tratara de una manda testamentaria.
12. AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Bartolomé de Maya, año 1489, fols. 186v-187r.
Esta señora tenía numerosos olivares y los arrendaba, obteniendo por ello rentas tanto en dinero

110 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Fig. 5.1. Primera referencia conocida del Hospital de San Blas de 1392. En amarillo la línea donde aparece citado.
AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Lope Martínez de Trujillo, 1392.

cualitativo y por desvelarnos uno de los dotadores del hospital, es el testamento


de Don Sancho Díaz, clérigo beneficiado de la Iglesia de San Lucas, otorgado
ante Bartolomé de Maya en 5 de mayo de 1489. Don Sancho deja varias man-
das a instituciones eclesiásticas, pero quizá la más interesante sea la que hace a
la cofradía y hospital de San Blas:

«E mando a la cofradía del espital de Sant Blas desta çibdad mil maraue-
dís perpetuamente para syenpre jamás en los tributos que yo tengo en el término
de la villa de Puerto de Santa María, con cargo que los dichos cofrades sean obli-
gados en cada uno anno a fazer e çelebrar la fiesta de la Encarnaçión de Nuestra

como en aceite, con el que a buen seguro comerciaría. También dona aceite a la iglesia de San Ilde-
fonso, muy cercana al hospital de San Blas.

La Edad Media: Iglesia y collación 111


Javier Serrano Pinteño

Sennora en la yglesia de Sant Matheos desta çibdad, e que en aquel día traygan
tres clérigos de otras yglesias para acompañar los clérigos de la dicha yglesia de
Sant Matheos e que den a cada uno treinta marauedís e que le fagan la dicha
fiesta syn sermón e que den por ella a los clérigos de la yglesia de Sant Matheos en
cada uno anno çiento e beynte marauedís e todos los marauedís que costaren las
candelas e inçienso e todo lo que fuere menester para la dicha fiesta, eçebto los
hornamentos»13.

Es realmente interesante esta manda, pero tiene una pega, que en una la
tabla de misas, fiestas y remembranzas de la parroquia de San Mateo corres-
pondiente a las celebradas por el Hospital de San Blas, que se transcribe en los
autos de reducción, no se menciona fiesta alguna de la Encarnación. ¿Se extin-
guiría por falta de medios para su subsistencia o se revocaría en un testamento
o codicilo posterior del dotador? Ahí queda la incógnita.
Hay una referencia testamentaria más perteneciente al siglo XV, que he
dejado para el final, por ser su destinatario último la cofradía de San Blas
establecida en la parroquia de San Mateo y no citarse al hospital. Desde las
primeras noticias conocidas en 1392, se constata la coexistencia de hospi-
tal y cofradía, y de un altar al santo en San Mateo14. Posteriormente, en el
siglo XVI, y gracias nuevamente a los autos de reducción, esta “dualidad”
seguía siendo efectiva. La cofradía seguía teniendo su altar más un cañón
de enterramiento en la parroquia. Por ello todo lo relacionado con la cofra-
día de San Blas en San Mateo estaba lógicamente ligado a su hospital. Con-
cretando: el jurado Diego Fernández por su testamento de 1414 dice que
obtuvo por herencia de María Martínez unas casas por las que hubo de plei-
tear con la cofradía de San Blas de la iglesia de San Mateo, que también las
reclamaba como suyas. Ambas partes se avienen en que Diego Fernández
dará a la cofradía el valor en que fueron tasadas, 60 doblas de oro, cuando
ésta le otorgara carta de quitamiento15. Existe pues la posibilidad de que la
dicha María Martínez cediera en vida a la cofradía un tributo o censo sobre
dichas casas.

13. Ibídem, fol. 83r.


14. María Dolores Rojas Vaca, Un registro notarial de Jerez de la Frontera, op. cit.,
p. 106. Testamento de Leonor Martín, mujer de Alonso Martín, 15 de enero de 1392.
15. Juan Abellán Pérez, “Deudas y préstamos contraídos por algunos jerezanos en el
siglo XV, según sus testamentos”, Revista de Historia de Jerez, 3 (1997), p. 29.

112 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Del siglo XVI tampoco existen muchas noticias, y las que tenemos tam-
bién son fragmentarias, pero más enriquecedoras que las del siglo anterior16.
Comenzamos en 1512, en que los cofrades del hospital y un tal Maestre Fran-
cisco de Vegas, ejecutor apostólico, que dice ser capellán perpetuo de la igle-
sia y hospital de San Blas, junto con un tal Pedro Ximénez escribano público,
se presentan ante la justicia eclesiástica del Arzobispado de Sevilla para diluci-
dar una disputa por competencias en el cobro de rentas del hospital. El pleito
es bastante confuso y no es fácil de desentrañar.
Previamente las partes habían comparecido ante la justicia municipal, en
concreto ante el bachiller Marín, acusando la parte de la cofradía al bachiller
de estar en connivencia con el dicho Pedro Ximénez. Marín se inhibió del
pleito y lo mandó a Sevilla a las autoridades eclesiásticas, cuando le competía
juzgarlo y ejecutarlo. Esto dañaba a la cofradía, ya que mientras no se acabara
el proceso, no podía cobrar sus rentas por tenerlas secuestradas. El 5 de agosto
de 1512, Bartolomé Dávila, prioste, mayordomo y síndico de la cofradía y
hospital de San Blas, expone en Sevilla ante el vicario general del Arzobispado
la situación. Mientras Pedro Ximénez, en nombre de Francisco de Vegas que
estaba en la Corte de Roma, pedía al vicario general que diese mandamiento
de secuestro contra varios arrendadores de las tierras y viñas propias del hos-
pital, por cierta capellanía que dice había fundado en el hospital. Son intere-
santes estas alegaciones porque nos dan a entender que en esta época sí existía
documentación de todas sus propiedades y con seguridad sabrían quiénes
eran sus dotadores e incluso el fundador. El mayordomo dice «que el dicho
hospital está en pacífica posesión hasta ahora de coger y llevar los dichos fru-
tos de pan y maravedís de las dichas tierras y viñas, casas y otras heredades, así
por justos y verdaderos títulos de mandas y legados píos que los mandaron y
dejaron al dicho hospital, como de continua posesión y pacífica que de ellos
ha tenido y tiene (...)». La causa en aquellos momentos estaba pendiente de
resolución en Roma ante la Curia Papal. Ante la gravosa situación del hospi-
tal, que se resentía ante la falta de medios para atender a los pobres que dia-
riamente acudían a refugiarse, Bartolomé Dávila solicitaba la revocación del
secuestro de bienes para poder cobrar las rentas. Finalmente el vicario accede

16. En los autos de reducción los testigos afirman no recordar ninguna donación. Des-
pués de haber hecho una cata de testamentos entre fines del siglo XV y principios del XVI
estamos en condiciones de afirmar que esto es cierto. Las mandas y legados son prácticamente
inexistentes. Ni siquiera los propios vecinos del barrio parecen acordarse de su hospital.

La Edad Media: Iglesia y collación 113


Javier Serrano Pinteño

a la suelta de la hacienda y se inhibe también del pleito, remitiéndose a lo que


Roma decidiese.
De la Curia Papal viene sentencia favorable a Francisco de Vegas, ordenán-
dose a los arrendadores le paguen las rentas. La cofradía, no conforme con la sen-
tencia, la apela al tribunal de la Real Chancillería de Granada en noviembre de
1513, pero Vegas contradice la apelación. Por él sabemos que la posesión de la
capellanía del hospital conllevaba la posesión de la iglesia y las tierras del hospital
y por tanto los censatarios y arrendadores estaban obligados a acudirle a él con la
renta y no a la cofradía. El pleito acaba en mayo de 1514. No aparece en la pieza
alegación alguna de la cofradía, pero tampoco está la sentencia del Presidente y
Oidores de Chancillería, por lo que es muy probable que se hayan perdido pie-
zas que nos hubieran aportado valiosísima información. Además, el hecho de que
en los autos de reducción no se haga mención de esta capellanía nos hace pensar
que la cofradía recobraría el control sobre los bienes de la institución17. Más ade-
lante, en su momento, daremos cuenta de los cargos de la cofradía en esta época.
Siguiendo un orden cronológico, la siguiente noticia nos lleva un poco
más adelante. El 10 de diciembre de 1515, el mayordomo Bartolomé Dávila,
desde la cárcel real de la ciudad, sustituye el poder que tiene del hospital para
arrendar en almoneda las tierras que tiene en Montana y Almocadén en Benito
de Cárdenas, notario apostólico. Por qué estaba en la cárcel el mayordomo es
una incógnita, en la escritura no se especifica, pero es de suponer que llevaría el
suficiente tiempo como para tener que diputar a otra persona para que haga su
trabajo momentáneamente18.
En 1527 la cofradía obtiene del gobierno eclesiástico de Sevilla aproba-
ción de sus reglas, nada menos que 135 años después de las primeras noticias
de su existencia. ¿Es esto posible? Creemos que no, que la cofradía debió de
tener unas anteriores. ¿Qué pasó entonces? Probablemente que se renovaran
las reglas con alguna nueva cláusula o nuevos estatutos, o que se perdieran las
antiguas con las que se rigieron hasta aquel momento. Y esto nos lleva otra vez
al tema de la pérdida de documentación de la que se lamentaban los hermanos

17. Archivo de la Real Chancillería de Granada (en adelante ARCHGR), Caja 5392,
pieza 1 bis. La posible pérdida de parte de este pleito nos ha privado de la posibilidad de haber
encontrado casi toda la documentación sobre fundación y dotaciones del hospital, pues en las
diligencias y alegaciones se debieron presentar las escrituras y títulos como pruebas para hacer
valer sus derechos.
18. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 9, Juan Ambrán y Pedro Sarmiento, años
1512‑39, fols. 210v-211r.

114 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

mayores en 1589. ¿Se perderían los títulos de propiedad y los fundacionales en


el pleito contra Francisco de Vegas al llevar los originales a Roma? Incógnita
por el momento imposible de despejar. El caso es que es en esta fecha cuando
se le aprueban las únicas reglas conocidas, tomándose desde Mesa Xinete hasta
Hipólito Sancho por año fundacional.
Estas reglas se hicieron por mandato de Alonso Rodríguez de Esmera, visi-
tador general del Arzobispado, y se aprobaron por el provisor de Sevilla, el
licenciado Mondragón, en 22 enero de 1527, siendo refrendadas por el nota-
rio Juan Suárez. En ella se especifican que las obligaciones de los hermanos son
acudir al gobierno de la casa y asistir a las fiestas que hace y que los hermanos
mayores deben administrarla y tomar cuenta a los mayordomos. Sólo conoce-
mos uno de sus capítulos, del que se hizo un traslado por orden del juez De la
Hoz, concretamente el capítulo 13 que habla de la hospitalidad que se hacía y
lo que debía tener la sala de albergue de peregrinos:

«Iten ordenamos que en el dicho hospital y casa de Señor San Blas haya
siempre y estén perpetuamente para siempre jamás 12 camas bien aderezadas de
buenas almucelas19de lana llenas, y tengan cada una dos sábanas y dos almohadas
blancas y sus mantas y halla lo que más para ellas fuere menester de remudo20 para
do se alberguen doce pobres mendicantes en reverencia de los 12 apóstoles de
Jesucristo Nuestro Redentor, y si la renta de dicho hospital bastare a crecer estas
dichas camas que se puedan crecer y no menguar salvo que para siempre perma-
nezcan para los pobres susodichos».

A partir de aquí lo que tenemos son escrituras de tipo económico y alguna


donación. Todo ello gracias a la aportación de la poca documentación presen-
tada en los ya citados autos de reducción. Diez años después del encarcela-
miento de Bartolomé Dávila, el 5 de octubre de 1525, los nietos de uno de sus
sucesores en el puesto de mayordomía, Ximón de Torres, padre de Leonor de
Torres, también difunta, deben pagar una deuda, que heredaron de su abuelo
junto a sus bienes. La deuda ascendía a la suma de 25.000 maravedís, una
cifra muy elevada cuando por las cuentas del hospital sabemos que sus ingre-
sos estaban entre los 40.000 y los 50.000 maravedís. A ellos, como sucesores
de una de 6 herederos que quedaron, les correspondía pagar 6.750 maravedís.

19. Parece ser que así se llamaban a las mantas o cobertores. También puede ser colchón
generalmente relleno de paja.
20. Lo necesario para cambiar las camas, muda.

La Edad Media: Iglesia y collación 115


Javier Serrano Pinteño

El mayordomo de ese año, Gómez Dávila de Gallegos solicita para la cancela-


ción de la deuda la venta de 2 aranzadas y 3 cuartas de tierras de pan sembrar
que éstos tenían en el Cuadrado, junto al agua que le pertenece del pozo nuevo,
por ese precio. En esto se convinieron y se escrituró el dicho día 5 de octubre,
quedando el hospital como nuevo dueño de esas tierras y ampliando la superfi-
cie que ya tenían en el mismo lugar.
En 1551 se produce la única donación conocida al hospital, sin ser manda
testamentaria, y por escritura de donación intervivos. Se trata de Juan Ruiz de
Torres, vecino de la collación de San Dionisio, que por su propia voluntad, y por
justas causas que le mueven pero que no cita, cede y dona al hospital y sus cofra-
des un censo y tributo de 50 maravedís anuales que le pagaba el mercader Juan
de Torres por unas casas de su propiedad en la Judería, en una callejuela sin salida
que daba a la muralla. Desea que esos 50 maravedís sirvan para el sustento de los
pobres que atienden. Por la escasez de éstas donaciones es importante esta escri-
tura para la historia de la institución, porque nos hace ver que, aunque no fuera
muy beneficiado por éstas, algunas personas sí lo tenían en cuenta. Es posible
que una investigación más exhaustiva nos proporcionara alguna más, pero sería
una labor demasiado amplia para un trabajo de este calado. En nombre del hos-
pital la acepta y recibe Sebastián Gutiérrez de Gatica, su mayordomo. El acuerdo
se firmó en la plaza de San Dionisio el 17 de enero de 1551 ante el escribano
Rodrigo de Rus21. Ese mismo año sabemos que el hospital trataba pleito con Don
Pedro de Vera, Diego de Vera e Inés de Mesa su mujer, sobre la renta del año
anterior de unas tierras. Para seguir el contencioso, que se dirimía en la Chan-
cillería de Granada, el mayordomo Sebastián Gutiérrez Gatica apodera a Fran-
cisco de Santisteban y Juan Pérez de Tiarte, procuradores de causas. El pleito lo
había seguido personalmente el mayordomo ante la justicia municipal de Jerez,
el hecho de apoderar para Granada significa que una de las partes no estuvo de
acuerdo con la sentencia y apeló a Chancillería22. No tenemos noticia alguna de
éste pleito ni de su resolución, pero parece no eran infrecuentes los impagos de
arrendatarios de tierras que suscitaban pleitos para exigir los abonos de las rentas.
Y llegan los reconocimientos de tributos. A partir de 1546, el hospital
va renovando las rentas que pagan sus tributarios por cambio de arrendata-
rios. Esta renovación llevaba aparejado el otorgamiento de nuevas escrituras
dónde los nuevos censualistas reconocen su deuda anual. La más antigua que

21. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 5º, Rodrigo de Rus, año 1551, fols. 54v-56r.
22. Ibídem, fols. 82r-82v. La fecha de la escritura es 22 de enero de 1551.

116 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

hemos localizado es el reconocimiento que hace sobre sus casas en la plaza del
Mercado Don Manuel Gaitán de Lara en 154623. En 1560 Alonso Sánchez de
Baena reconoce un tributo de 540 maravedís sobre tierras suyas en el cerro de
la Remona24. Esta práctica era muy común por todo aquel que poseía censos y
tributos sobre cualquier inmueble.
Los siguientes reconocimientos llegarán más tarde. Un momento clave en
su historia económica llega en 1576, cuando una serie de tierras que poseían
en Montana, en lo que se conocía como el “Cuadrejón de San Blas”, aproxi-
madamente unas 44 aranzadas, pasan de ser arrendadas a cambio de parte de
la cosecha a ser subastadas para tomarlas a tributo. La cofradía, en esas fechas
administrada por los hermanos mayores Don Pedro Camacho de Villavicencio
y Bernardino de Espínola, eleva petición al provisor del Arzobispado hispalense
para, previa información de su conveniencia, obtener licencia. Entre los años
1576 y 1577 se hacen sendas averiguaciones ante el corregidor y ante el vicario
de la ciudad. Convencen al vicario porque las tierras en cuestión no eran, según
las declaraciones, buenas para sembrar, y lo que rentaban anualmente de media
eran unas 32 fanegas de trigo, que no siempre se cobraban completas, pues la
esterilidad de algunos años impedía a los colonos y labradores pagarles sus can-
tidades por la cortedad de las cosechas. En cambio el darlas a tributo suponía
el pago anual de dos ducados por aranzada de tierra, mucho más rentable para
el hospital. Conseguir ese precio era ventajoso, porque en esa misma época se
pagaban precios similares por tierras mejores que éstas pertenecientes a víncu-
los, mayorazgos o monasterios. Además, esto les evitaba los molestos pleitos,
que como ya dijimos, eran comunes por faltar al pago los arrendatarios con la
ya comentada “excusa” de la esterilidad del año. La licencia del provisor de Sevi-
lla llega por fin el 26 de marzo de 1577 y con ella en la mano, los cofrades del
hospital mandan pregonar las tierras, llegando las primeras posturas por parte
de Juan Ruiz Candelero, Agustín Ruiz de Porras y Miguel Pacheco de Porras
el 15 de julio, que las ponen en dos ducados anuales cada aranzada, los prego-
nes se suceden diariamente y no se vuelve a pujar hasta el 15 de agosto en que
lo hacen los mismos por el mismo precio, aceptándose el 15 de septiembre.

23. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 11º, Leonís Álvarez, año 1546, fols. 564v-
565v. Reconoce el tributo después de haber adquirido las casas de Doña Ana de las Casas,
debiendo pagar 120 maravedís anuales. Agradezco la localización de esta escritura a Manuel
Romero Bejarano.
24. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 1º, Juan Montesinos, año 1560, fols. 167v-168r.
20 de febrero de 1560.

La Edad Media: Iglesia y collación 117


Javier Serrano Pinteño

Las escrituras otorgadas por estos tres señores se fechan todas en 6 de octubre
de 1577 ante el escribano Fernando de San Miguel25.
Luego vinieron los reconocimientos en masa que se hicieron en 1583. Se
trató de una renovación general de los tributos y censos que disfrutaba el hos-
pital, aunque no total, pues varios de ellos se quedaron sin reconocimiento y
aún estaban pendientes cuando la reducción. Los que reconocen son Alonso
de Palma, 663 maravedís sobre 3 aranzadas de viñas y tierra calma en el cerro de
la Remona, Alonso de Torres Gaitán, 120 maravedís sobre casas en el Mercado
que heredó de su padre, Francisco de Ordiales, 72 maravedís sobre 16 aran-
zadas de tierra al pozo del Estero heredadas de su padre, Don Diego de Ávila,
34 maravedís por cierta cantidad de olivares de Solete que hubo de su suegro,
Andrés Franco de Vargas, 1088 maravedís sobre cuatro aranzadas de viña en
el cerro de la Remona, Juan Ruiz López de Villalobos, 70 maravedís sobre dos
aranzadas de olivar a la Fuente los Alunados camino de Arcos, Pedro de Fuen-
tes Veinticuatro de la ciudad, 37 maravedís y medio sobre casas en la plaza del
Mercado que heredó de Juan Martínez de Fuentes, Elvira Sánchez, viuda de
Cristóbal García, 230 maravedís sobre dos pares de casas ambas incorporadas
y con puerta a la plaza del Mercado que compró a Beatriz de Campos, y Antona
Martínez, viuda de Antón Pacheco escribano, 200 maravedís sobre casas en la
plaza del Mercado esquina con calle de la Ceniza que eran de su suegro.
Los que no pagaban religiosamente estos tributos no tardaban en ser
denunciados y encarcelados. Las deudas económicas aparejaban automática-
mente prisión, de la que sólo se salía en caso de cancelación. Así ocurre con
Rodrigo de Atencia, un mercader avecindado en San Dionisio, encarcelado
por una deuda de 13 ducados, que salió de ella porque los hermanos mayo-
res del hospital, concediéndole un trato de favor, decidieron esperarle mes y
medio más26. Son estas las últimas noticias conocidas antes de comenzar los
autos para la reducción y por tanto de la desaparición del hospital, que siguió
funcionando al menos hasta 1590, en pleno proceso reductor, cuando aún
otorgaba escrituras de arrendamiento de sus posesiones, ya no bajo el título de
hospital, sino sólo de Iglesia y cofradía de San Blas27.

25. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 3º, Fernando de San Miguel y García de Hino-
josa, año 1577, fols. 731 y ss.
26. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 17º, Pedro de Herrera, año 1583. Aquí se halla-
ran todas las escrituras de reconocimiento que se hicieron entre los meses de enero y marzo.
27. Se pueden consultar varias escrituras sobre lo dicho en el Protocolo de Pedro de
Herrera correspondiente al año 1590.

118 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

2. El final del camino. La reducción hospitalaria

Varios historiadores, tanto clásicos como contemporáneos, han tratado el


tema de la reducción hospitalaria en Jerez, unos un tanto de pasada y otros de
manera más profunda28. No vamos aquí a ser exhaustivo hablando de todo lo
que conllevó este proceso porque sería muy largo, a ello remito en la variada
bibliografía que sobre esto existe. Me limitaré a resumir lo que de interés tiene
para San Blas.
Como es sabido, varios fueron los intentos anteriores en España de solu-
cionar la precariedad de la mayoría de los establecimientos de beneficencia
reduciéndolos a unos pocos bien provistos y efectivos. En el Arzobispado de

28. De los clásicos, Mesa Xinete le dedica unas páginas de su Historia Sagrada y Política
de Xerez en el capítulo referido a la parroquia de Santiago, más concretamente en el epígrafe
dedicado al Hospital de la Candelaria, donde trata la vida de Juan Pecador (San Juan Grande)
y da noticia de los hospitales reducidos. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Polí-
tica de (...) Xerez de la Frontera, op. cit., pp. 323-337. Rallón le dedica parte del capítulo XXX-
VIII del tomo IV de su historia de Jerez, si bien lo trata de manera más somera, centrándose en
algunas de las alegaciones que presentaron algunos hospitales. Fray Esteban Rallón, OSH,
Historia de Xerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1894, pp. 749-
753. Bartolomé Gutiérrez aborda el tema de manera fragmentada entre los años 1586 y 1594.
Bartolomé Gutiérrez, Historia y anales de la muy noble y muy leal ciudad de Xerez de la
Frontera, Libro IV, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1887, pp. 78-98. Entre los con-
temporáneos, el que más lo ha tratado ha sido Hipólito Sancho en dos obras fundamentales,
pero es en la monografía dedicada a Juan Grande donde mejor y más ampliamente se trata la
reducción jerezana: Hipólito Sancho de Sopranis, Biografía documentada del beato Juan
Grande, O.H. Fundador del Hospital de la Candelaria de Jerez de la Frontera, Jerez de la Fron-
tera, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1960, pp. 77-96. Hipólito Sancho de Sopra-
nis y Juan de la Lastra y Terry, Historia de Jerez de la Frontera (...) Tomo II, pp. 289-303.
En años más recientes ha habido algunos intentos de acercamiento con pocas novedades a lo
ya conocido: en Jerez, Cristóbal Orellana González, “Fuentes documentales básicas para
la historia de la sanidad y la hospitalidad jerezanas (siglos XV-XX). El caso del Hospital muni-
cipal de Santa Isabel”, Revista de Historia de Jerez, 2 (1996), pp. 58-66, y Mercedes Benítez
Reguera, “Beneficencia y sanidad hospitalaria en Jerez (siglo XV-XX)”, Revista de Historia de
Jerez, 16-17 (2014), pp. 79-98, tratan brevemente la reducción siguiendo a Hipólito Sancho,
como ejemplo de otras poblaciones cercanas, como Sevilla y El Puerto de Santa María. Para
Sevilla, véase Juan Ignacio Carmona García, El sistema de hospitalidad pública en la Sevi-
lla del Antiguo Régimen, Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1979. Para El Puerto, véase
Javier Serrano Pinteño, “La reducción hospitalaria del Cardenal de Castro en El Puerto
de Santa María a finales del siglo XVI”, Revista de historia de El Puerto, 34 (2005), pp. 33-54.
Existe más bibliografía sobre la reducción, pero centrada en Sevilla, por lo que no la citaré para
no hacer demasiado larga la cita.

La Edad Media: Iglesia y collación 119


Javier Serrano Pinteño

Sevilla los hubo desde 1488, pero sólo el de 1507, promovido por el Cardenal
Hurtado de Mendoza, dio unos mínimos resultados. Posteriores intentos en
1522 y 1567 fueron infructuosos. La fuerte oposición, fundamentalmente de
las cofradías y hermandades hospitalarias que veían peligrar su existencia, las
hicieron inútiles. No es hasta 1584 cuando triunfa con rotundidad esta idea,
comenzando por Sevilla, con la fuerte impronta que le imprime el Cardenal
Don Rodrigo de Castro, y extendiéndose a otras ciudades del Arzobispado29.
En Jerez toma forma definitiva desde 1586. Desde Sevilla se pide información
de todos los hospitales de la ciudad, para lo que se desplaza a Jerez el licenciado
Fernando Arias de la Hoz, visitador general del Arzobispado, comisionado
para hacer estas averiguaciones con la asistencia del corregidor Don Fernando
de Vera y los regidores Don Diego de Villavicencio y Suazo y Rodrigo de Ceba-
llos, comisarios municipales para este efecto. Todo se hace en presencia del
Juan de Astorga, notario público apostólico.
Para nuestro Hospital las averiguaciones empiezan en junio de 1589,
cuando se pide a los curas más antiguos de cada parroquia averigüen qué hos-
pitales hay en su collación, sus advocaciones, lugares en que están, cofradías
que las asisten, etc. En el caso de San Mateo hace la averiguación el bachiller
Gonzalo de Frías, que vuelve a comparecer el 16 de julio a petición del licen-
ciado Arias de la Hoz, ya como hermano de la cofradía de San Blas y en nom-
bre del hospital. Durante dos días es interrogado por todos los aspectos de la
institución, y se le exigirá que presente toda la documentación y títulos de que
se dispone. Se presentaron 30 escrituras de bienes del hospital (reconocimien-
tos de tributos y arrendamientos), un libro de visitas y cuentas y otro de pose-
siones, la regla escrita en un librete y un cuadrante de misas y remembranzas
de la iglesia de San Mateo donde están las que se dicen por el hospital. Todas
las escrituras relacionadas con fundación, títulos de propiedad o dotaciones se
daban por perdidas30. Junto a esta documentación se presentó un inventario de
bienes elaborado por el propio Frías. El día 20, el juez De la Hoz dispone que
todas las escrituras, libros y bienes muebles declarados se depositen en persona

29. Juan Ignacio Carmona García, El sistema de hospitalidad pública en la Sevilla del
Antiguo Régimen, op. cit. Es hasta ahora la más completa obra escrita sobre el proceso reductor,
centrado en Sevilla pero extensible al resto del antiguo arzobispado. A ella remitimos a quien
esté interesado en este tema.
30. Como ya dijimos entre 1512 y 1514 la cofradía tuvo pleito por asuntos de rentas en
el que hubieron de presentarse títulos originales para justificar derechos. No es de extrañar que
algunos, o todos, se perdieran en el viaje o se quedaran en los juzgados.

120 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

competente que se comprometa a devolverlos cuando se le pidieran. La per-


sona escogida fue el hasta entonces mayordomo del hospital Cristóbal Rebe-
llo. El 28 de julio, todos los integrantes de la junta de evaluación, el juez Arias
de la Hoz, el corregidor y los diputados Rodrigo de Ceballos y Don Diego de
Villavicencio, hacen acto de presencia en el hospital acompañados de Pedro
Sánchez y Mateo Sánchez, maestros albañiles y alarifes de la ciudad, a los que
se ordena medir y varear la casa del hospital y la iglesia con el fin de tasar la can-
tidad en que se podría vender o darla a censo y tributo perpetuos. La aprecian
en venta en 730 ducados, en 25 ducados anuales si se da a tributo de por vida
y en 35 ducados si a tributo perpetuo. Justifican el bajo precio «por estar en
mal sitio»31. Entre el 3 de agosto y el 3 de octubre se hace comparecer como
testigos a los dos hermanos mayores Alonso de Torres Gaitán y al veinticuatro
Don Luís de Espínola, y a dos hermanos de la cofradía, Pedro Gaitán de Torres
y Juan de Torres Gaitán. Se les hace un muy exhaustivo interrogatorio como el
que se hizo al padre Frías32. Como estas diligencias estaban destinadas a evaluar
qué hospitales debían desaparecer y cuales seguir con su labor, todos alegaron
sus buenas razones para no ser extinguidos.
Los de San Blas basan su defensa en tres puntos: a) La importancia y nece-
sidad de la hospitalidad que hacen de recoger por las noches a los pasajeros y
transeúntes pobres que pasan de esta ciudad, fundamentalmente a los puertos
comarcanos, que no tienen dónde recogerse y andarían por las calles de noche,
con los peligros que eso conlleva de ser robados o asesinados, y en invierno
morir de frío. b) Que destinan anualmente el superávit de sus cuentas y rentas
de trigo a socorrer a pobres vergonzantes, entre ellos viudas muy principales
venidas a menos que por su situación no pueden pedir. c) Siendo la parroquia
de San Mateo muy pobre, la pérdida del dinero que dejan allí en fiestas, misas
y remembranzas sería muy gravoso para su economía pues suponían entre 25
y 26 ducados por año.

31. No se habla en estas diligencias de tasación de retablos, quizás por ser de poca con-
sideración. En todo caso lo más probable es que la tasación la hiciera Fernando Lamberto, del
que tenemos constancia que hizo la tasación para la venta de otros retablos como el de la capi-
lla de los Remedios. Javier Serrano Pinteño, “El primitivo retablo de la capilla de Nuestra
Señora de los Remedios”, Revista de Historia de Jerez, 6 (2000), pp. 177-191.
32. AMJF, Beneficencia y Sanidad, n. 7, Agregación de hospitales. Autos originales
(1589-1593), Cuaderno 12º, Hospital de San Blas. Las informaciones aquí contenidas son de
gran valor para la reconstrucción del hospital y su funcionamiento y serán las que utilicemos
para este propósito.

La Edad Media: Iglesia y collación 121


Javier Serrano Pinteño

Tras acabar las diligencias, y con toda la información en su poder, el visi-


tador Fernán Arias de la Hoz hace un informe en 1591, aprobado por el Car-
denal Rodrigo de Castro, en que considera que se ha de reducir el hospital de
San Blas junto a otros ocho. Para que no se pierda la hospitalidad se acuerda
que en el nuevo hospital de la Candelaria se reserven piezas para acoger pobres
viandantes, como se hacía en el de San Blas, que no era el único que se dedi-
caba a ello, pues también se ejercía en los de la Natividad y en el de San Barto-
lomé, utilizando para su sostenimiento las rentas que tenían los tres. Todo ello
fue ratificado por real provisión de Felipe II en 24 de diciembre de 1592 donde
se mandaba que la reducción de la ciudad de Jerez se hiciese conforme el pare-
cer del Cardenal Rodrigo de Castro.
Al año siguiente, no sin muchas dificultades y con el impulso definitivo
que supuso la real provisión, se pone en marcha toda la maquinaria para hacer
efectiva la reducción. El acta de defunción del hospital la podemos fechar el
9 de abril de 1593, cuando el nuevo juez comisionado para poner en prác-
tica la disolución de los hospitales y vicario de la ciudad, Agustín Conte Grilo,
lleva al entonces Juan Pecador, administrador del Hospital de la Candelaria, a
tomar posesión del edificio e iglesia del Hospital de San Blas, dejando desde ese
mismo momento de existir institución y cofradía.
El ritual de toma de posesión, pues así se hacía siempre que alguien com-
praba u obtenía un inmueble, consistía en introducir de la mano al nuevo
poseedor, que se paseaba por dentro y echaba a las personas que allí hubiera,
cerrando y abriendo las puertas. Después de esto, introdujo de la mano en el
interior a un tal Gabriel, que era hijo del casero del hospital Francisco de Cas-
tro, ausente, y le tomó las llaves. A esto fueron presentes el alcalde mayor Juan
Pretel y el veinticuatro Rodrigo de Ceballos como representantes de la comi-
sión municipal. El hospital ya era de Juan Pecador y nadie podía perturbarle
en su posesión so pena de 20.000 maravedís de multa33. El 3 de julio Agus-
tín Conte, en vista de los pocos bienes y de poca monta que tiene el edificio34,
ordena que éstos se queden allí hasta que se arriende o venda la casa, dejándolos
en manos de Diego Muñoz, que venía de parte del hospital de la Candelaria.

33. Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Sevilla (en adelante AHDPS),


Hospitales del Arzobispado de Sevilla, documento n. 2.
34. Debían parecerle de tan poco valor, que en la saca de bienes de los hospitales reduci-
dos ni siquiera se nombra el retablo que tenía. Sólo se consideran de interés, por este orden, los
de Santa María del Pilar, el de Nuestra Señora de los Remedios y por último el de la Misericor-
dia. AHDPS, Hospitales del Arzobispado de Sevilla, documento n. 23.

122 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Además permitió que la iglesia siguiera abierta en consideración a Don Pedro


Camacho de Villavicencio, Caballero del hábito de Santiago, que oía siempre
misa en ella por estar su casa junto a ella y que por su enfermedad no podría
desplazarse a otro lugar. También se quedó con todas las escrituras del hospi-
tal que recibió de manos de su último mayordomo el albañil Pedro Sánchez35.
El 25 de enero de 1594 Juan Pecador comienza a arrendar las tierras de
San Blas en nombre del Hospital de la Candelaria como nuevo dueño36. Por
otra real provisión de 15 de febrero de 1595 se manda que las casas de los hos-
pitales sean profanadas y vendidas así como sus bienes, posesiones y tributos.
El 6 de abril de 1595 el Cardenal Don Rodrigo de Castro comisiona a Agus-
tín Conte Grilo para su ejecución, que debería hacer en presencia del alcalde
mayor y los dos regidores diputados por el Cabildo. Con lo obtenido de estas
ventas se sufragarían las obras necesarias en el nuevo hospital de la Candelaria y
se comprarían buenas rentas para conservar las memorias y obras pías institui-
das por los fundadores. Toda esta obra era supervisada desde Sevilla por Íñigo
de Leciñana, provisor y vicario general del Arzobispado y juez subdelegado del
Cardenal para los asuntos de la reducción en todo el territorio de la diócesis.
Una de las ideas era colocar altares colaterales en la iglesia de la Candelaria con
las advocaciones de los hospitales reducidos que tuvieren fundadores recono-
cidos. Como San Blas no lo tenía no se acogió a esta cláusula.
Para terminar con la historia del Hospital citaremos aquí su venta, que
se llevó a cabo el 6 de junio de 1595. Todas las casas de hospitales se pusie-
ron a la venta a la vez, pregonándose diariamente en las calles y plazas desde
el 8 de abril hasta el 30 de mayo de 1595 y para mayor difusión se pidió a
los curas lo publicasen en sus iglesias. En el caso del Hospital de San Blas la
mayor puja fue de 223 ducados de tributo anual al quitar, a razón de 14.000
maravedís el millar. La puso Pedro Camacho de Villavicencio el 11 de abril
y hasta el 30 de mayo nadie más se interesó. Junto a Pedro Camacho puja-
ron Hernando Ximénez Garrido, que lo hizo dos veces en 210 y 222 duca-
dos y entremedio lo hizo Cristóbal Dávila en 220, acabando la puja Don
Pedro Camacho en los dichos 223 ducados37. El destino final del edificio

35. AHDPS, Hospital del Espíritu Santo, documento n. 1A.


36. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 10º, Juan Jiménez de Rojas, año 1594, fols.
882v.-885r. Este primer arrendamiento lo hace a Francisco de Mendoza. Se trata de las 3 caba-
llerías y media de tierras que poseía San Blas en el Cuadrado por siete años y precio de 41 fane-
gas y media de trigo cada caballería
37. AMJF, Idem, Oficio 10º, Juan Jiménez de Rojas, año 1595, fols. 606r.-623r.

La Edad Media: Iglesia y collación 123


Javier Serrano Pinteño

del hospital se viene a vislumbrar en el traspaso que el propio Pedro Cama-


cho hace de parte del mismo, las tres bóvedas postreras, a Don Cristóbal
Dávila, que ya se interesó por ellas unos meses antes. Dos de esas bóvedas
estaban junto al corral del hospital y la otra lindaba con el hastial de una
sala de las casas de Dávila, que aprovechando ese lindero pretendía introdu-
cirlas en su morada, por ese traspaso pagará parte del tributo a la Candela-
ria38. Las casas de Cristóbal Dávila tenían su fachada principal a la plazuela
de San Ildefonso, lo que nos lleva a pensar que éstas ocuparían una superfi-
cie muy extensa y que ambas traseras, la del hospital y la de las casas eran las
que tocaban. No tenemos constancia de ello, pero casi con seguridad tanto
las casas de Camacho de Villavicencio, como las de Dávila acabarían por
engullir lo que fue antiguo hospital, sin contar la iglesia que parece subsis-
tió como ermita o capilla hasta el siglo XVIII.
Aún tenemos otra escritura de arrendamiento del Hospital, que en 1608
seguía en manos de Don Pedro Camacho de Villavicencio, en ella se especifica
que la parte que se arrendaba eran los altos y bajos una vez dentro y las bóve-
das, corral y cerca, por la que pagaron 12 ducados Juan Sánchez y Juan Mar-
tín39. Las casas se siguieron arrendando al menos hasta 1619, a partir de ese año
nada más sabemos de su destino.

3. Descripción del hospital, organigrama y funcionamiento

Como ya hemos visto hasta aquí, la base fundamental para este trabajo han
sido los autos de reducción de hospitales. En este epígrafe van a volver a ser
básicos, pues casi todo lo que se expondrá está sacado de las declaraciones
de los propios integrantes de la cofradía de San Blas40. Información, pues, de
primera mano.

38. AMJF, Idem, dicho oficio y dicho año, fols. 917v.-919r. 10 de agosto de 1595.
39. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 10, Juan Jiménez de Rojas (1608) pp. 369v.-
370v. 8 de abril de 1608.
40. AMJF, Beneficencia y Sanidad, n. 7, Agregación de hospitales. Autos originales
(1589-1593), Cuaderno 12º, Hospital de San Blas. Los testigos declarantes son el bachiller
Gonzalo de Frías, cura más antiguo de San Mateo y hermano de la cofradía, Alonso de Torres
Gaitán, hermano mayor, Pedro Gaitán de Torres, hermano de la cofradía, Juan de Torres Gai-
tán, hermano de la cofradía, Don Luis de Espínola, veinticuatro y hermano mayor.

124 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

3.1. Tipo de hospitalidad que ejercía

Era de las más simples que se hacía, pues no suponía grandes gastos ni esfuerzos.
Se trataba de dar cobijo y albergue nocturno a pobres mendigos y pasajeros que
iban a los puertos comarcanos. La casa de San Blas debía de tener fama en toda
la comarca y la costa, y los peregrinos y viandantes que pasaban por Jerez a buen
seguro la conocían bien. Se les daba cama o estera según su estatus, aceite para
alumbrarse, agua y en invierno leña para calentarse. No curaban enfermedades
ni daban de comer. Eran atendidos por un hospitalero, que debía ser casado, el
cual los recibía y les daba acomodo, no discriminándose a nadie que quisiera
albergarse. Según Hipólito Sancho era el tipo de hospitalidad más común que
se hacía en la Baja Edad Media y principios de la Edad Moderna41. Era muy pare-
cido en casi todo al Hospital de San Bartolomé, en cuya casa se acogían mendi-
gos pobres a dormir, y en la que tampoco se daba de comer ni curaban, aunque
su situación debía de ser peor que San Blas, ya que no tenía ni camas, sólo este-
ras de enea42. También parece que tenía el mismo instituto el de San Sebastián.
Es significativa la situación de estos tres hospitales, los tres cercanos a tres
puertas de la ciudad, San Sebastián a la de Sevilla, San Bartolomé a la Puerta
Nueva o del Arroyo y San Blas junto a la de Rota. Es aceptable pensar que cada
uno acogería a los peregrinos según su procedencia o destino. Así el de San Blas
lo haría con los que tenían como destino u origen las localidades de Rota, San-
lúcar, Chipiona o alguna otra localidad costera.
Para ilustrar lo dicho contamos con el único testamento localizado de un
usuario del hospital, el del portugués Juan Báez, que se ganaba la vida trans-
portando mercancías y productos varios (trigo, atún y esteras son algunos por
los que reclama pagos), al parecer con una mula de su propiedad, y cuya base
de operaciones era la villa de Tarifa, donde probablemente tuviera su residen-
cia. Testa en 1546 estando enfermo en el hospital y nos confirma la existen-
cia de un enterramiento de San Mateo para los fallecidos en San Blas, donde
se manda sepultar. Con seguridad sería de los de buena cama en la enfermería,

41. Hipólito Sancho de Sopranis, Historia social de Jerez de la Frontera al final de


la Edad Media, Tomo II: La vida espiritual, Jerez de la Frontera, Centro de Estudios Históri-
cos Jerezanos, 1959, pp. 84-85. Aunque el historiador portuense no incluye entre los hospita-
les bajomedievales el de San Blas, por considerarlo fundado en 1527, es claro que entra dentro
de este tipo de hospitalidad, la que describe y coincide punto por punto con lo que se hacía en
San Blas.
42. Ibídem, pp. 86 y 87

La Edad Media: Iglesia y collación 125


Javier Serrano Pinteño

pues no era un pobre sin recursos, sino que disponía de ciertos ingresos por su
actividad comercial, lo suficiente para poder costearse tanto las exequias por su
alma en San Mateo –misas y acompañamiento de los curas– como en Tarifa,
donde deja encargadas 6 misas por su alma y la de sus padres. Haciendo valer
este ejemplo, podemos confirmar que los peregrinos y transeúntes con destino
a la costa usaban como albergue San Blas, lo que sin duda ayudaría a extender
por esos territorios la fama del establecimiento43.

3.2. Ubicación física

Es cierto que el lugar que ocupaba está bastante claro. En las declaraciones y
otras informaciones se señala una situación detallada, pero en un entorno que
hoy es irreconocible. Esto dificulta su localización exacta. Hay algunas fuen-
tes, como Enrique Ruiz Pilares44, que han indicado que estaba donde hoy está
el conocido como palacio de San Blas o en sus inmediaciones. Sin embargo,
hemos de decir que a la luz de la nueva documentación esto queda descartado
por completo. Según las declaraciones se situaba en la calle que va del Mercado
a la Puerta de Rota, actual San Blas, y lindaba, por una parte, con casas de Pedro
Camacho de Villavicencio y, por la otra, con casas de Don Luís de Espínola y,
por las espaldas, casas de Don Cristóbal Dávila, veinticuatro de la ciudad.
Lo primero que nos hizo sospechar de que la localización no estaba junto al
palacio de San Blas lo dan los propios linderos, sobre todo el de las espaldas con
Don Cristóbal Dávila, que sabemos vivía en la plazuela de San Ildefonso, con lo
cual es imposible que estuviera junto al dicho palacio, sino que las casas princi-
pales del mayorazgo de Pedro Camacho de Villavicencio “el rico” y el hospital
debían de estar más avanzada la calle de San Blas. Una referencia tan escueta nos
ha complicado bastante ubicar con mayor exactitud estas edificaciones, hasta el
punto que hemos tenido que mirar gran cantidad de documentación, la ­mayoría
relacionada con la familia Camacho Villavicencio. No ha sido hasta muy avan-
zado el siglo XVII cuando encontramos algunos documentos que nos permiten

43. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 8, Gómez Patiño (1546), fols. 984r-985v. 17
de octubre de 1546. Agradezco la referencia de esta escritura a Manuel Romero Bejarano.
44. Enrique Ruiz Pilares, “El mayorazgo del veinticuatro Pedro Camacho de Villavi-
cencio ‘el rico’ (1507). El patrimonio del caballero jerezano más acaudalado de su tiempo”, En
la España Medieval, 35 (2012), p. 327.

126 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

ir aclarando el tema. En 1679 Pedro Camacho de Villavicencio, octavo nieto


del fundador, dice ser vecino de San Mateo junto a la Puerta de Rota45 y su hijo
Agustín Mauricio Espínola Camacho de Villavicencio, en su testamento otor-
gado el año 1697, cita su domicilio en la plazuela de San Blas. Es la primera vez
que vemos mencionada la plazuela de San Blas, que sin duda existía desde hacía
mucho. En una de las cláusulas dice que labró un molino junto a las casas de su
morada que sale a la calle de la Puerta de Rota46. Esto es importante porque nos
ubica con bastante exactitud y nos permite afirmar que la calle San Blas, o al
menos la parte final, era conocida entonces como Puerta de Rota.
Para reforzar todo esto fuimos a los padrones existentes en el archivo
municipal, comenzando por los más antiguos, los que se hicieron para el pago
de la moneda forera entre 1477 y 161147, pero al no conservarse ninguno de
la collación de San Mateo no pudimos comprobarlo. Sí lo encontramos en los
padrones de 1639 para el mismo fin, que se hallan insertos en las Actas Capi-
tulares de Jerez de dicho año. En el apartado concerniente a San Mateo nos
encontramos con la calle de la Puerta de Rota y en ella empadronados a Don
Pedro Camacho de Villavicencio, caballero del orden de Calatrava y alguacil
mayor, y a Don Luis Espínola de Villavicencio, veinticuatro (fig. 5.2). Aun-
que no se citen el hospital ni la plazuela de San Blas es claro que son ambos
los poseedores de las casas que lindaban con el hospital48. Al ser pequeña y
escondida, la plazuela no era citada en los padrones, pero como las casas en ella

45. Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera (en adelante AHDJF), Fondo
Hispalense, Jerez de la Frontera, Ordinarios, caja 50, doc. n. 24. Se trata de un pleito entre Don
Agustín Mauricio Espínola Camacho de Villavicencio y el Visitador del Arzobispado de Sevi-
lla por un alcance de misas de la capellanía fundada en San Mateo por Don Pedro Camacho
de Villavicencio y Doña Teresa de Suazo de la que es patrón (1695). La escritura de referencia
está en el folio 9. En el folio 3 hay otra de Agustín Mauricio donde ya especifica vivir en la pla-
zuela de San Blas.
46. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 8, Juan de Torres Ramos (1696-1697), fols
288r-299v. 30 de julio de 1697.
47. AMJF, Archivo Histórico Reservado, Cajón 1, n. 44, Padrones de la Moneda Forera
(1477-1611).
48. AMJF, Actas Capitulares (1639-1641). El padrón de San Mateo en las actas de 1639
a los folios 544v-552r. La Puerta de Rota está al folio 549v. Ambos estaban entre los caballeros
más ricos, Pedro Camacho aportó 200 reales y Luis Espínola 150. Luego estaban Francisco y
Sebastián de Espínola con 120 cada uno, Pedro Riquelme Ponce de León caballero de Alcán-
tara y veinticuatro con 80 reales y de entre los más pudientes, el que menos aportó fue Luis de
Espínola Basurto con 50 reales. El resto de los vecinos de la calle, en general de pocos recursos,
aportaban 9 reales que era el mínimo.

La Edad Media: Iglesia y collación 127


Javier Serrano Pinteño

c­ ontenidas tenían salida a la calle de la Puerta de Rota, allí se empadronaban


sus ocupantes. En el famoso Catastro de Ensenada, fechado en 1752, ya no apa-
rece nadie de la familia Camacho Villavicencio, pero sí está incluido el Conde
del Paraíso, que dice poseer las casas del vínculo que fundaron Pedro Camacho
y Teresa Suazo, su mujer, en la Puerta de Rota, plaza de San Blas49. El Condado
del Paraíso se hizo con el mayorazgo, como ya dijimos, por entronque matri-
monial entre la III Condesa Doña María Teresa Ximénez de Enciso y Fernán-
dez de Santillán y Don Pedro Espínola Camacho de Villavicencio, VIII Señor
de Barbaína. Don Pedro, como conde consorte, debió de marchar a Carmona,
donde éstos tenían su domicilio, quedando vacías las casas del mayorazgo en
Jerez, las que arrienda por 300 reales anuales, según el catastro, para sacarles
rendimiento. En otro padrón de 1761, vuelve a aparecer la calle de la Puerta de
Rota y la casa del mayorazgo de Camacho en manos del Conde de Valparaíso
(o Conde del Paraíso que es su verdadera denominación). En estas fechas las
casas estaban arrendadas a Beatriz Rodríguez, viuda de Pedro Sánchez50.
Otro documento interesante es el pleito que se suscita en 1784 entre Don
Francisco Ponce de León y de la Cueva contra Don Agustín Adorno sobre
unas obras que hacía Adorno en la plazuela de San Blas y que impedían el des-
agüe y apertura de la trasera de unas casas del mayorazgo de Ponce de León que
daban a dicha plazuela51. Es muy importante porque nos describe la distribu-
ción de la plaza. Las casas de Don Francisco Ponce de León daban justo «frente
de la yglecia chica de San Mateo, y el desague del segundo patio, cocina y corral lo
tenía a una calle de regular anchura que se formaba con la espalda de dicha casa,
con otra de su linde por una hacera, y por la otra con el frente de una casa prin-
cipal perteneciente al Vínculo de la casa de Camacho y por el testero con el frente
de la que havía sido Hermita de San Blas, dexando el otro testero libre para la
entrada y salida». Por tanto tenemos en un frente la trasera de las casas del vín-
culo de Ponce de León y otras casas, que serían las de Don Agustín Adorno, en
el otro frente las de Camacho Villavicencio, en un lateral la ermita de San Blas
–con toda seguridad lo que quedaba del antiguo hospital–, y al otro la salida
de la plaza.

49. AMJF, Archivo Histórico Reservado, Cajón 18, n. 32, Catastro de Ensenada,
tomo 8º, seculares, folio 6217. Las casas eran de habitación baja, 16 varas de frente y 36 de
fondo, confrontando con casas de Don Francisco Ponce de León y con la dicha plaza.
50. AMJF, Padrones, número uno, padrón de San Mateo año de 1761, fol. 157v.
51. AMJF, Fondo Ponce de León (Marquesa de Casinas), carpeta 19, documento n. 603.
No tiene foliación.

128 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


Fig. 5.2. Padrón de la moneda forera de 1639. Primera referencia a la calle Puerta de Rota. Al final aparecen Pedro
Camacho de Villavicencio y Luís de Espínola, cuyas casas lindaban con el hospital. AMJF, Actas Capitulares
(1639-1641).
Javier Serrano Pinteño

Ya tenemos delimitada la zona donde estaba el hospital en una pequeña


plazuela muy cercana a la Puerta de Rota. ¿Cómo era esta zona antiguamente?
Apenas hay noticias de cómo estaba en los siglos XIV y XV, aunque no diferiría
mucho de la siguiente centuria. Según Manuel Romero, durante el siglo XVI
la zona de murallas de la Puerta de Rota era de las más degradadas y con más
necesidades de reparación de todo el recinto. Con bastante frecuencia los
vecinos de la zona denunciaban la ruina de la cerca y de la propia puerta. En
momentos puntuales estuvo tan mal que a un vecino se le vino abajo la mura-
lla sobre sus casas y otro avisó que temía le pasara lo mismo a las suyas que lin-
daban con la propia puerta. Como vemos las construcciones llegaban hasta la
misma puerta adosándose a ella, situación que cambiaría a mediados de siglo
cuando en 1566 la municipalidad decide aislar la puerta y la cerca derribando
todas las viviendas y edificios que tenían anexos, más que como medida defen-
siva como medida económica, pues no le eran rentables52. Desde ese momento
desaparece parte de la calle para convertirse en un terreno baldío, permane-
ciendo así hasta el siglo XIX en que toda la zona pasa a formar parte de las
bodegas Domecq.
Durante el siglo XVII la calle Puerta de Rota (actual San Blas) era alrede-
dor de un tercio más corta y antes de su final tenía comunicación con la de San
Ildefonso (la antigua). Era calle con numerosa población, perteneciendo una
parte muy importante de ella a la familia Camacho Villavicencio Espínola, que
poseía al menos cinco de sus mejores inmuebles. Tenemos una escueta descrip-
ción de las casas del mayorazgo de Pedro Camacho en un manuscrito de la casa
Spínola, que, aunque no tiene fecha, parece ser del siglo XVII. Según su autor,
era una de las casas del repartimiento, concretamente la que en la collación de
San Mateo entregó el rey Don Alfonso a su hijo, el infante Don Alonso, y que
ocupaba una antigua mezquita, la que dice estaba en su interior, y tenía una
huerta, lindando con unos baños cuyas bóvedas antiguas se ven dentro. Des-
cribe el edificio como labrado en parte de labor mosaica53 y losas blancas. Las
compara con otras casas de su cercanía como las de Don Sebastián Espínola y
las de Juan Gaitán de Lara, también labradas al morisco. Muy parecidas eran
las de Don Rodrigo Ponce de León y las de Don Luís de Espínola, que también

52. Manuel Romero Bejarano, “Santas cosas son llamadas los muros”. La arquitectura mili-
tar en Jerez durante el siglo XVI, Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, 2008.
Las referencias a la puerta de Rota son numerosas en esta obra, que no cito por ser muy abundantes.
53. Posiblemente se tratara de parte de la construcción almohade preexistente.

130 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

estaban en la misma parroquia54. Es de entender que un entorno con construc-


ciones tan antiguas, sin un mantenimiento adecuado, acabaran ruinosas, como
parece que ocurrió, de una manera lenta pero progresiva.
A consecuencia de esto la zona fue degradándose y despoblándose, tanto
que en 1761 la calle Puerta de Rota sólo tenía tres casas habitadas y la calle
de San Ildefonso dos. Al final del siglo XVIII la pujante industria bodeguera,
aprovechando esta degradación, pone sus ojos en la zona, comenzando una
vorágine de compras y expropiaciones de calles y plazas que hace temer a los
curas de San Mateo la despoblación del barrio y la pérdida de rentas y limosnas.
En un memorial enviado al ayuntamiento en 1790, en que avisan sobre la
fábrica de bodegas que en calle San Ildefonso pretende Don Juan Haurie, expo-
nen el deterioro y la degradación sufrida por la parroquia desde hacía unos 50
años, con la pérdida de más de siete casas reducidas a solares y las pocas esperan-
zas que hay de repoblarlas por la pobreza de sus dueños y lo distante del centro
comercial, haciendo de la zona un lugar muy poco atractivo a posibles comprado-
res y arrendadores. La llegada de Haurie supone el derribo de varias casas más y el
temor a que el aislamiento de los vecinos colindantes les lleve a abandonar las que
quedan55. La zona más cercana a la que se refiere era precisamente la calle San Blas
y Puerta de Rota, que como sabemos estaba muy despoblada ya. Sin embargo, al
ayuntamiento, que hace informe sobre el asunto, no le parece mal, viendo en la
construcción de las bodegas la posibilidad de revalorizar el lugar, nada agrada-
ble, como ya dijimos, por lo despoblado y ruinoso. Es probable que Haurie pre-
sionara al ayuntamiento para que no le parase la obra en la que ya llevaba gastada
buena cantidad de dinero. Perdida la batalla, en 1794 los beneficiados de San
Mateo vuelven a pedir al ayuntamiento que se respeten las pocas casas que que-
dan habitadas en la zona ante la nueva ofensiva constructiva de Haurie (amplia-
ción de las bodegas, construcción de obrador de botas, almacenador de duelas y
otras oficinas). El empresario había adquirido cinco casas más, dos de ellas ya des-
manteladas, capaces para más de 20 familias, según el cura de San Mateo, familias
a las que ya tenía despedidas. Para salvarlas solicitan que se habiliten las casas para

54. AMJF, Fondo Soto Molina, Manuscrito Spínola, L. 25, Expte. 380, fol. 110v. En el
libro se citan dos fechas, una de 1640, en la que parece escribió la historia de la familia Espí-
nola de Jerez Don Juan Espínola (a la que pertenecería la breve descripción de la casa del mayo-
razgo) y la de 1698, en la que continúa la historia su hijo del que no se dice el nombre.
55. AMJF, Actas Capitulares, año 1790, instrumento n. 72. Citada por Fernando
Aroca Vicenti, Arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII, Jerez de la Frontera,
Centro de Universitario de Estudios Sociales (CUES), 2002, pp. 145-146.

La Edad Media: Iglesia y collación 131


Javier Serrano Pinteño

vecindad y a cambio se le permita construir a Haurie en sitio yermo en la Puerta


de Rota56. Aunque no se citan las casas que compró Juan Haurie, es muy probable
que ya se hubiese hecho con buena parte de San Ildefonso y San Blas.
Una cata en el archivo de la Contaduría de Hipotecas de Jerez nos ha permi-
tido confirmarlo. Don Juan José Hauríe, en nombre de la Compañía Juan Hau-
ríe y sobrinos, compró entre 1790 y 1796 al menos nueve casas, bodegas y solares,
aunque ya tenía algunas por la zona con anterioridad, y se confirma que una gran
parte de la manzana, desde la plaza y calles de San Ildefonso hasta la Puerta de
Rota, incluyendo la calle de San Blas y la llamada plazuela del Cantón, pasaron a
formar parte de su empresa57. Este es el germen de las futuras bodegas de Domecq.
Hemos de entender que aunque no hayamos encontrado documentación,
la plaza de San Blas, junto a las casas del vínculo de Camacho y los restos del
hospital, fueran adquiridos a principios del siglo XIX. De hecho no tenemos
más noticias hasta las adquisiciones de Pedro Domecq en 1833 para ampliar
sus bodegas. En el plano que se levantó en 183758 para dicha ­ampliación ya

56. AMJF, Actas Capitulares, año 1790, fols. 421r-422r. 22 de marzo de 1794. También
citado por Fernando Aroca Vicenti, Arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII, op.
cit., pp. 145-146.
57. Archivo Histórico Provincial de Cádiz (en adelante AHPC), Contaduría de Hipote-
cas de Jerez de la Frontera, n. 10, Libro registro de toma y razón de las hipotecas, censos y gravá-
menes de Jerez de la Frontera, Bornos y Espera (1790-91), fols. 57-58 y 85. Juan Hauríe compra
un solar en el sitio San Ildefonso, cerca de la Puerta de Rota y lindando con bodegas y almace-
nes suyos. Unas casas en calle San Ildefonso que lindaban con la capilla de San Ildefonso y casas
del vínculo de Don Manuel Ponce de León. Otras casas en la misma calle que fueron del vín-
culo de Don Luis de Espínola, linde de casas de Gaspara Izquierdo y casas de Francisco Ponce.
Ibídem, n. 12, Libro de toma y razón... (1793-94), fols. 7-8 y 58. En 1794 adquiere casas
en San Ildefonso, unas lindando con casas del Marqués de Camporreal y las otras con bodegas
propias por ambos lados y las espaldas, y un solar en calle San Blas, esquina con la calle que va
del Mercado a la Puerta de Rota.
Ibídem, n, 13, Libro de toma y razón... (1795-96). En 1795 compra casas frente a la
Puerta de Rota que lindan, por un lado, con casas que llaman del Cantón y casas de Doña
Catalina Hoydonell. Otras casas en el sitio de la Puerta de Rota, linde, por la derecha, calle
que va a la dicha puerta (puede ser la calle antigua de San Ildefonso), y, por la izquierda, calle
de San Blas y, a las espaldas, solares del comprador. En 1796 se hace con unas casas en la calle
de la Puerta de Rota, linde, a la derecha, con solar de la Compañía del propio Hauríe y, por la
izquierda, la plaza del Cantón.
58. Fernando Aroca Vicenti, De la ciudad de Dios a la ciudad de Baco. La arquitectura y
urbanismo del vino de Jerez (siglos XVIII-XIX), Jerez de la Frontera, Editorial Remedios 9, 2007,
pp. 46-50. En esta obra se analiza el impacto urbanístico de las bodegas Domecq en el trazado
urbano. Reproduce el plano de 1837 en la p. 48.

132 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Fig. 5.3. Situación de la plazuela de San Blas. En amarillo el hospital. Sección del plano callejero del casco urbano
de Jerez de la Frontera de fecha 1822-1824 aprox. Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), n. 103.

están incluidas las calles San Ildefonso, Meleras y Lecheras y desaparecida


totalmente la manzana donde estaba la plazuela de San Blas, las casas del mayo-
razgo de Camacho, las de Luis de Espínola y otras muchas en el interior de las
bodegas. Comparando el plano de 1822-24, con la situación actual de la zona,
hemos querido situar la plazuela de San Blas, siempre de una manera aproxi-
mada, a la altura de la calle de San Blas donde está el ensanche que hacen las
bodegas. (Fig. 5.3 y 5.4).

La Edad Media: Iglesia y collación 133


Javier Serrano Pinteño

Fig. 5.4. Con la línea amarilla destacamos la situación de la calle antigua de San Ildefonso y con la
flecha la situación aproximada de la desaparecida plazuela y hospital de San Blas. Captura del plano 3D
de Jerez de la Frontera en Google maps https://www.google.es/maps/place/Jerez+de+la+Frontera

3.3. Descripción del edificio

El hospital contaba con una iglesia pequeña pero de buena proporción, posi-
blemente con techumbre de madera, y junto a ella una casa con puerta a la igle-
sia. El conjunto estaba en una plazuela pequeña, llamada de San Blas, como
ya sabemos, con dos mármoles delante de la puerta de la iglesia. Este espacio
medía entre 14 y 16 pasos (de 19 metros y medio a 20). Entrando en la casa
se pasaba una casapuerta pequeña con un alto encima y se llegaba a un patio.
La parte alta del patio tenía dos aposentos, uno alto pequeño y otro con dos
bóvedas bajas grandes con sus pilares de piedra, donde se recogían a los pobres,
del que dicen «representa grandísima antigüedad» –que bien podrían tra-
tarse de los restos de unos baños árabes que lindaban con las casas de Cama-
cho de Villavicencio en la época del repartimiento59–. En la parte baja otros

59. Como ya vimos más arriba, toda esta zona de San Mateo mantenía en el siglo XVII
numerosas casas heredadas del repartimiento de Alfonso X. Es muy posible que el Hospital
también se construyera sobre fincas repartidas, concretamente unos baños árabes. En Jerez
debió de haber varios. Aparte de los ya conocidos del Alcázar, afortunadamente conservados,
hay constancia de que existieron otros en la collación de San Lucas, en la calle que precisamente
llamaban “del Baño Viejo”. Según Muñoz y Gómez, que a su vez cita a Bartolomé Gutiérrez,

134 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

tres ­aposentos, en uno de los cuales estaban el hospitalero y su mujer, en otro la


cocina y en el último se encerraba el trigo que recogían de sus campos arrenda-
dos, todo ello con el servicio ordinario de una casa (corral y, aunque no se espe-
cifica, seguramente pozo).
La iglesia, como dijimos, era reducida en proporciones, por lo que habría
que considerarla más bien capilla. Su espacio estaba dividido en dos por una
reja de madera –de palo se dice– que diferenciaba la capilla mayor del cuerpo
de la iglesia. Estaba presidida por un retablo en el que figuraba una imagen de
bulto de San Blas, titular del establecimiento. Aunque no se describe es muy
posible que se tratara de un pequeño retablo tabernáculo, sólo para contener
al santo. En su interior contaba además con una imagen de Nuestra Señora
con un vestido de tafetán azul y un manto negro. Poco más contenía la capi-
lla: una insignia de San Blas con dos ciriales y un crucero viejo para ponerla,
dos candeleros y una taza de azófar60, el ajuar de ornamentos para decir misa
(frontal colorado de damasco viejo, unos manteles de crea viejos en el altar, un
ornamento de decir misa con su cáliz y patena de plata y su caja vieja donde se
guardan, dos misales, uno de ellos muy viejo del rezado antiguo61, junto con
una silleta de palo para apoyarlos y caja para guardarlos) y dos campanas, una
pequeña para ayudar a misa y una grande que parece estaba en la torre (segu-
ramente una pequeña espadaña). Todo muy pobre, como se ve, y que haría
comentar al juez de comisión de la reducción que lo que contenía era poco y de
escaso valor. Aparte del altar y retablo que tenían en la iglesia, está confirmado
desde al menos 1392 que tenían también altar del santo titular en la parro-
quia de San Mateo, ya que una parte del gasto mensual de aceite se hacía para
mantener encendidas dos lámparas, una en su iglesia y otra en su altar en San
Mateo. Además tenían cañón en la parroquia donde enterraban a los pobres
que morían en el hospital.
En cuanto a la sala donde se recogían los pobres peregrinos, lo que allí
había no se podía considerar de lujo. Lo mejor que tenía eran 12 camas, las que

sería resto de la última mezquita que quedó en pie en Jerez, destruida por orden de Enrique IV
en 1460. En Jerez existieron varias mezquitas y todas tenían un baño al lado para las ablucio-
nes y una de las de San Mateo estuvo en la casa de Camacho Villavicencio con su baño al lado,
que –conjeturamos– acabara en el hospital de San Blas. Agustín Muñoz y Gómez, Calles y
plazas de Jerez de la Frontera, op. cit., p. 121.
60. Latón.
61. Los misales del rezado antiguo son los anteriores al concilio de Trento, los del nuevo
rezado no entrarían en vigor hasta 1570.

La Edad Media: Iglesia y collación 135


Javier Serrano Pinteño

exigía su regla en su capítulo 13, donde se especificaba que su número era en


reverencia a los 12 apóstoles de Cristo, todas bien equipadas con sus buenas
«almucelas» o colchones rellenos de lana, dos sabanas, dos almohadas blancas
y sus mantas. Hasta entre los pobres había clases, y estas camas estaban reser-
vadas para «quienes lo merecen» o «los que parecen más honrados y están
mejor tratados», es decir, lo importante para conseguir una cama era tener el
mejor aspecto posible o ser clérigo, lo cual también era determinante. El resto
se apañaban con una estera de enea y una manta. En el momento de la reduc-
ción mantenían 10 de las 12 camas que exigía la regla y 25 esteras. Aparte de
esto no parece que hubiera nada más, aparte de las lámparas de aceite que se les
daba a los pobres para alumbrarse.
El hospital y la iglesia fueron tasadas el 28 de julio de 1589 por los alarifes
de la ciudad Pedro Sánchez y Mateo Sánchez en 730 ducados. Era de los más
pequeños de la ciudad, sólo superado en estrechez por el de San Bartolomé
(440 ducados), Los Remedios (680 ducados), Santa Catalina (476 ducados), y
muy cerca los de San Pedro (750 ducados) y La Natividad (780 ducados), pero
muy lejos de los mejores como La Sangre (8.200 ducados y con diferencia el
mejor) o La Misericordia (3.200 ducados)62.

3.4. Organigrama de la cofradía de San Blas

La organización de la institución está bastante clara al final de su vida, pero la


que existía a principios del siglo XVI y anteriormente no lo está tanto. Primero
haremos mención de cómo estaba estructurada la jerarquía hospitalaria en esta
última época. Como bien dicen los informes y declaraciones, el hospital estaba
a cargo de una cofradía que regía su administración.
Al frente estaban dos hermanos mayores, elegidos en cabildo anual el día
de la Purificación de Nuestra Señora, víspera de San Blas. Ellos ordenaban en
qué se gastaban las rentas anuales, tomaban cuentas al mayordomo, tenían a su
cargo visitar el hospital y ver si se recibían bien a los pobres, controlar que los
curas de San Mateo dijesen las misas, fiestas y remembranzas a las que tenían
obligación por el hospital y distribuir el sobrante anual de las rentas, junto con

62. Javier Serrano Pinteño, “El hospital de la Sangre. De la fundación a la reducción


de 1636. Nuevos datos”, Revista de Historia de Jerez, 16-17 (2014), pp. 114-115.

136 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

los dichos curas, en pobres vergonzantes. No cobraban salario alguno ni asis-


tían a procesiones63.
El mayordomo cobraba y distribuía las rentas por orden de los hermanos
mayores, por lo que también se le decía mayordomo cobrador, el cual cobraba de
salario 1 maravedí de cada 15 que recaudaba.
Los hospitaleros, marido y mujer, se encargaban de recibir a los pobres vian-
dantes que llegaban al hospital, darles cobijo, cama o estera, aceite, agua y leña
para calentarse. Tenían limpia y aseada la sala donde dormían y estaban al cargo
de los bienes muebles que contenía. Cobraban un salario de 8 reales al mes.
Por último, la cofradía tenía su notario, que asistía y tomaba nota de los
cabildos y los repartimientos de limosna. Tenía un salario de 374 maravedís. El
último fue Mateo de Palenzuela.
Decíamos que la organización anterior al siglo XVI no estaba muy clara. Y
es que a consecuencia del pleito dirimido entre la cofradía y Francisco de Vegas,
sólo sabemos que el cargo o título de capellán perpetuo existía a principios del
siglo y que este señor lo tuvo al menos entre 1511 y 1514. Como en el pleito
no hay presentación de pruebas no podemos saber si realmente era la máxima
autoridad del hospital y tenía el privilegio de cobrar sus rentas, quedando por
debajo los hermanos mayores.

Juntas de la cofradía conocidas por orden cronológico


Año 1511: Juan Suárez de Toledo, García de Mesa, Pedro Gutiérrez de Gatica, Bar-
tolomé Riquel, Ximón de Torres, Juan Rallón, Pedro Suárez de Toledo,
Juan de Torres, hijo de Diego de Torres, que Dios haya, Gómez Suárez,
alférez, Pedro González de Mendoza, Pedro García, el Nieto, García Ra-
llón y Pedro Romero, hermanos y cofrades del Hospital de San Blas.
Prioste y Mayordomo: Bartolomé Dávila, hijo de Juan de Ávila, que Dios
haya. Hospitalero: Diego García de Segovia. Notario: Benito de Cárde-
nas, clérigo. En 8 de junio de 1511.
Año 1512: Sólo tenemos al mismo Bartolomé de Ávila que sigue siendo el prioste,
mayordomo y síndico del hospital.
Año 1513: Bartolomé Riquel, Pedro Gutiérrez de Gatica, García de Mesa, Pedro
García, el Nieto, García Rallón, Luis Suárez, el Mozo, Juan Rallón, Pedro

63. Es de suponer que con esto querían decir que no eran una hermandad gremial que
solía salir en procesiones en festividades como el Corpus Cristi representando a su oficio y lle-
vando su patrón.

La Edad Media: Iglesia y collación 137


Javier Serrano Pinteño

de Pina, Ximón Ruiz de Torres, Diego Ximénez, hijo de Bartolomé de


las Casas, Hernando de Mendoza, hijo de Pedro González de Mendoza,
Juan Ruiz de Torres, Bartolomé de Ávila, hijo de Diego de Torres, y Ro-
drigo de Mesa, hermanos y cofrades que somos del Hospital y Herman-
dad del Señor San Blas. Prioste y Hermano mayor: Bartolomé de Ávila64.
Notario: García de Ávila. En 29 de mayo de 1513.
Año 1515: Mayordomo Bartolomé de Ávila. Notario: Benito de Cárdenas.
Entre 1516 y 1524: Mayordomo: Ximón de Torres
Año 1525: Mayordomo: Gómez de Ávila de Gallegos.
Año 1546: Hermanos mayores: Don Pedro Camacho de Villavicencio y Hernán Ruiz
Cabeza de Vaca. Mayordomo: Juan Francisco de Suazo. Hermanos cono-
cidos: Pedro Camacho de Villavicencio Espínola y Francisco de Vera.
Año 1551: Mayordomo: Sebastián Gutiérrez de Gatica.
Año 1575: Hermanos mayores: Don Pedro Camacho y Don Bernardino de Espí-
nola. Mayordomo: Álvaro Núñez Cabeza de Vaca.
Año 1576: Mayordomo: Juan de Sanabria.
Año 1577: Hermanos mayores: Don Pedro de Fuentes veinticuatro y Alonso de To-
rres Gaitán. Mayordomo: Juan de Sanabria.
Año 1583: Hermanos mayores: Diego de Torres de Ávila y Pedro Gaitán de Torres
Año 1588: Mayordomo: Cristóbal Rebello. Notario: Mateo de Palenzuela.
Año 1589: Hermanos mayores: Don Luis Espínola de Villavicencio y Alonso de To-
rres Gaitán. Mayordomo: Cristóbal Rebello. Hermanos conocidos de la
cofradía: Don Pedro Camacho de Villavicencio, Don Pedro de Suazo,
Don Luis Espínola, Don Juan de Trujillo, Pedro Gaitán de Torres, Juan
de Torres Gaitán, Don Bernardino Espínola, Don Álvaro de Mendoza
Carrizosa y Don Cristóbal de Torres.
Año 1590: Hermanos mayores: El Comendador Don Pedro Camacho de Villavi-
cencio, caballero de Santiago, y Cristóbal Suarez de Toledo. Administra-
dor: García Gil de Sanabria65.
Año 1593: Mayordomo: Pedro Sánchez albañil.

64. Es el primer hermano mayor del que se tiene constancia documental, ya que en el
cabildo de 1511 no se especifica este cargo. No sabemos si además seguiría siendo mayordomo.
65. En estas fechas están plenamente inmersos en las cuestiones de la reducción. Ya
no se dicen hermanos mayores del hospital de San Blas sino de la iglesia de San Blas, y el
cargo de mayordomo pasa a ser el de administrador que para que no se pierdan los bienes se
encargará de arredrarlos. En una escritura posterior los hermanos mayores dan poder para lo
mismo a Cristóbal Rebello, del que sí sabemos que fue mayordomo el año anterior. Uno de

138 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Como se ve, entre los que han sido hermanos están casi todos los apelli-
dos importantes de la collación de San Mateo: los Suárez de Toledo, Dávila,
Camacho de Villavicencio, Espínola, Torres Gaitán o Gaitán de Torres,
Riquelme, Cabeza de Vaca, etc. Casi ninguno se quedó al margen de ella.
Quizás se pueda echar de menos algún apellido, como los Morales Maldo-
nado, pero al no contar con un elenco de todas las juntas directivas, sino de
un reducidísimo número de ellas, no es descartable que algunos de sus miem-
bros hubiesen sido hermanos.

3.5. Misas, fiestas, cultos y procesiones. Devoción a San Blas en la collación

En la iglesia del Hospital se debía de decir misa ordinariamente, como lo


demuestra el hecho de que Don Pedro Camacho de Villavicencio la escuchara
habitualmente allí. Sin embargo las misas, remembranzas y fiestas a las que tenía
obligación por los fundadores se decían en San Mateo. Las únicas misas impor-
tantes que se decían en el hospital eran por el titular San Blas en su día, que ade-
más era el único en todo el año en que se pedía limosna poniéndose una fuente
en una mesa, de la que se sacaban unos 6 reales destinados a pagar a los capella-
nes que se acercaban al hospital a decir las numerosas misas de devoción que se
celebraban. El resto de las misas, todas por el fundador desconocido, se decían
mensualmente en San Mateo a razón de 4 misas de réquiem rezadas y una can-
tada al mes entre enero y marzo más noviembre, 5 rezadas y una cantada de
abril a septiembre, en octubre 5 misas rezadas y en diciembre 4 rezadas. El mes
grande era febrero, y aparte de las misas por los fundadores, se hacían las fiestas
de Santa Brígida, la de la Purificación de la Virgen y la de San Blas, las dos últi-
mas con procesión y sermón. Más una fiesta de Santa Ana en julio de la que no
se dice hubiera procesión ni sermón. Por todo ello los curas cobraban 26 duca-
dos anuales66.

los hermanos mayores, Cristóbal Suárez de Toledo, es llamado Cristóbal de Torres Suárez en
las otras escrituras.
66. La tabla de misas y fiestas que estaba en San Mateo se halla copiada en los autos ya
comentados en sus folios 10r-12v. Estas misas no se perdieron con el hospital. En los libros
de visita de fábrica de San Mateo se constata que estas misas se continuaban diciendo, eso sí,
ya pagadas por el hospital de la Candelaria. AHDJF, Fondo Parroquial, Jerez de la Frontera,
Parroquia de San Mateo, Libro de visitas de fábrica (1666-1687). Como ejemplo visita de
1666, fols. 47v al número 67 de las misas rezadas y cantadas.

La Edad Media: Iglesia y collación 139


Javier Serrano Pinteño

Hablaremos ahora de las dos procesiones. El día la de la Purificación la proce-


sión se hacía dentro de San Mateo acudiendo los hermanos con sus velas encendi-
das, celebrándose además el cabildo de elecciones. El día de San Blas se celebraba su
fiesta en San Mateo con misa cantada y sermón y después salían en procesión todos
los hermanos con ceras encendidas hasta el hospital. En ambas celebraciones acom-
pañaban clérigos y capellanes y se llevaban músicos y ministriles, como se demues-
tra por las cuentas presentadas. A los primeros se les pagaba 2.140 maravedís y a los
segundos 2.720 maravedís. En la cera que llevaban los hermanos y para el monu-
mento se empleaban 16 libras que en 1587 costaron 2.103 maravedís. Se celebra-
ban también las fiestas de Santa Brígida y Santa Ana sin sermones ni procesión.
La participación del barrio era importante el día de San Blas, pues como
decían los hermanos de la cofradía «era mucha la devoción que había por este
santo». Aun perdiéndose el hospital y su cofradía la devoción a San Blas no se
perdió en absoluto. Cuenta Bartolomé Gutiérrez que en 1593 la municipali-
dad reservaba la plaza del Mercado para el día de San Blas67, en que se corría un
toro y había manejo de los caballeros a la gineta, y en la procesión del Corpus
lo llevaban los del gremio de laneros como su patrón68. Estas fiestas dedicadas
a San Blas siguieron celebrándose a lo largo de la historia, como nos hace ver
Mesa Xinete, que las cita y dice que se corrían toros y jugaban cañas y alcancías,
lo que aun en su época se hacía en la plaza del Mercado69.
La cofradía de San Blas, que tras la reducción se dio por perdida, debió de
reorganizarse no sabemos cuándo ni por cuánto tiempo; el caso es que en las
visitas de fábrica de San Mateo, entre 1754 y 1763 se mencionan unas misas
que se decían anualmente por dicha cofradía70. Si exceptuamos esto, nada se
sabe de ella: no hay constancia de libros ni otras referencias directas o indirec-
tas de su existencia.
La hermandad del Desconsuelo se unió a fines del siglo pasado a la con-
gregación o asociación de San Blas pasando a ser un titular más de ella. Como

67. Bartolomé Gutiérrez, Historia y anales de la Muy noble y Muy leal ciudad de Xerez
de la Frontera, Libro tercero, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1887, p. 90.
68. Bartolomé Gutiérrez, Año Xericiense, Sevilla, 1775, pp. 10 y 111.
69. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., Tomo II, p. 124.
70. AHDJF, Fondo parroquial, Parroquia de San Mateo, Libro de visitas de fábrica
(1755-1764). No tiene foliación. Por el número de misas cantadas y rezadas parece que se trata
de las mismas que se decían por los fundadores de San Blas. En el siglo XVII no se citaba a la
cofradía, ahora en el XVIII sí, pero omitiéndose a los fundadores.

140 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

curiosidad diremos que el primer prioste que tuvo la dicha hermandad del
Señor de las Penas al fundarse fue Don Pedro Camacho, Conde del Paraíso71,
descendiente directo de Don Pedro Camacho de Villavicencio, último her-
mano mayor de la cofradía y hospital de San Blas. Como vemos la devoción a
San Blas nunca se perdió en Jerez y sigue vigente hoy día.

3.6. Aspectos hacendísticos del Hospital: rentas y posesiones

Para salir adelante y poder sufragar la sala de acogida de peregrinos y todas las obras
pías que tenía a su cargo, la hermandad gozaba desde su desconocida fundación de
una serie de posesiones, fundamentalmente tierras y varios censos y tributos, que
le permitió llevar una vida aparentemente desahogada, cosa que no podían decir
todos los establecimientos benéficos de la época. A decir verdad, las únicas cuen-
tas conocidas, que se tomaron en 1588 y pertenecían al año anterior, dieron un
saldo positivo a favor del hospital. El descargo o balance de gastos se elevó a la can-
tidad de 32.846 maravedís (en estos gastos se incluyen las misas, remembranzas y
fiestas que hacían los curas de San Mateo, todos los gastos de las fiestas y procesio-
nes de San Blas y La Purificación, aceite para las dos lámparas, la del hospital y la
del altar de San Mateo, leña para calentarse los pobres y salarios de hospitaleros,
mayordomo y notario y lo necesario para las camas y esteras de los pobres), mien-
tras que el cargo o balance de ingresos ascendió a 47.629 maravedís, lo que supuso
un superávit de 14.783 maravedís, cantidad que además hacía mucho bien a la feli-
gresía, pues acababa en manos de pobres vergonzantes repartido en limosnas. ¿De
dónde procedían estos ingresos? Como bien dice Silvia María Pérez72, los hospi-
tales bajomedievales, como cualquier otra institución religiosa de la época, basa-
ban su patrimonio en tres grandes grupos: bienes inmuebles, propiedades rurales
y censos perpetuos. Del primero sólo contaban con el propio edificio del hospi-
tal. Las propiedades rurales, de las que sí tenían varias, serán fundamentales y de
su arrendamiento obtendrán una buena parte de sus ingresos. Las tierras propias
del hospital de San Blas y sus rentas eran las siguientes:

71. José Luis Repetto Betes (coord.), La Semana Santa de Jerez y sus cofradías. His-
toria y Arte, Tomo I, Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, 1995, p. 409.
72. Silvia María Pérez González, “Cofradías y hospitales del Jerez de finales de la
Edad Media (1392-1504)”, en Javier E. Jiménez López de Eguileta y Pablo J. Pomar Rodil
(coords.), Limes Fidei. 750 años de cristianismo en Jerez, Jerez de la Frontera, Diócesis de Asi-
donia-Jerez, 2014, p. 135.

La Edad Media: Iglesia y collación 141


Javier Serrano Pinteño

Tierras en el Cuadrado, término de la ciudad, y en Montana junto al


camino de Sanlúcar. Constaban de cuatro caballerías y media, lo que vienen a ser
17.383,5 m2, de estas se dieron a diferentes personas 43 aranzadas para viñas, y
lo demás que sobra se arriendan anualmente para sembrar y pastar, por las que se
paga, si es en trigo 6 o 7 cahices por caballería y si es en dinero entre 40 y 50 duca-
dos. Las tierras de Montana medían unas dos caballerías y 40 aranzadas, en 1583
se arriendan a Andrés de Sanabria, vecino de Jerez, en ellas se incluían el aprove-
chamiento de las aguas, pastos, prados, cañadas, ejidos y abrevaderos durante 7
años. Por este aprovechamiento debía pagar a la hermandad 14 cahíces y medio
de trigo y entregarlo en el hospital el día de San Juan. El trigo debía ser bueno,
nuevo y limpio, seco y enjuto, sin paja. Si el pago no se hacía, debía sufragar lo que
le costara comprarlo en otra parte. En el caso de esterilidad en la sementera, estaba
obligado a requerir a los hermanos mayores, antes de sacar las gavillas a la era o tri-
llar para que le nombren un guardia que tenga cuenta con lo que procediera de
la dicha sementera. Esto era importante porque si no se avisaba, aunque hubiera
esterilidad muy notoria en los frutos, no se podría acoger a la ley de la partida ni a
otro remedio y tendría que pagar la renta completa. El control en este caso era fun-
damental para evitar fraudes. Si cumplen el requisito de avisar pagaría sólo por el
porcentaje ajustado a la cosecha. Se pagaba la renta completa si se recogían 7 fane-
gas de trigo por aranzada, si se recogen de 6 a 7 se baja a dos terceras partes de la
renta, siendo de 5 a 6 la mitad y si no se llegara a 5 la quinta parte de todo lo que
se sembrare, que según las escrituras consistía en trigo, cebada, habas, garbanzos y
alberjones. Tenía la obligación de barbechar la mitad de las tierras y el último año
dejar la mitad de rastrojo de barbecho o de erial lo que más le conviniere, para que
el siguiente arrendador pudiera barbecharlas. Como las tierras se le daban vacías
y podía aprovecharse de la yerba hasta que comenzara a barbechar, se le exigía el
pago de 30 ducados para la fabricación de un pozo para el servicio del ganado del
arrendador que además debía traer las piedras para su construcción en sus carre-
tas, eso sí, dos personas declararían lo que vale la piedra y su transporte y se des-
contarían de los 30 ducados73. El haza del Cuadrado, con una superficie de una
caballería, se arrendó el mismo año a Juan Moreno y su compañero Juan Ramos,
vecinos de Sanlúcar de Barrameda, durante cuatro años por 50 ducados anuales, y
cada año el día de Santiago debían adelantarle parte del pago en un cahiz de trigo
nuevo y limpio, con las mismas condiciones que el anterior74.

73. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 17º, Pedro de Herrera, año 1583, fols. 114r-116r.
11 de febrero 1583.
74. Ibídem, fols. 135r-137v. 16 de febrero de 1583.

142 La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera. Historia, Arte y Arquitectura


El Hospital de San Blas en San Mateo

Tierras en el Almocadén, término de la ciudad, que cubrían 19 aranzadas y


media y 60 estadales de superficie, que rentaban anualmente entre 16 y 20 fane-
gas de trigo. Sobre el arrendamiento de estas hay también escritura el año 1583,
pero son de pago de la renta del año, 20 fanegas de trigo bueno y limpio, que
pagaba Diego Ximénez Camacho que ya las tenía arrendadas75.
Otras dos aranzadas y tres cuartas de tierra en Montana que le fueron adju-
dicadas en 1578 por el licenciado Santáren, alcalde mayor de la ciudad, y por
entonces no se arrendaban.
Las 43 aranzadas de tierra que se separaron en 1577 para darlas a censo
y tributo, acabaron rentando dos ducados por aranzada, es decir que los años
buenos suponían un montante de 86 ducados.
A esto había que sumarle los 31 censos y tributos que anualmente se le
pagaban al hospital, y que si se cobraban todos tenían asegurados unos ingre-
sos de 40.910 maravedís. Los 86 ducados de las rentas de tierras de 1577, equi-
valían a 32.250 maravedís, lo que sumado a las otras rentas hacían un total
de 73.160 maravedís. Y las rentas se cumplían, si hemos de hacer caso a los her-
manos de la cofradía. Así lo expresa Alonso de Torres Gaitán, hermano mayor,
que dice no había deudas a favor del hospital ni que se debiera nada.
Al final el hospital de San Blas murió dejando unas cuentas bien sanea-
das y aportando excelentes rentas para el nuevo hospital de la Candelaria al
que se adscribirá. De los nueve hospitales reducidos era el cuarto con mayor
renta, muy por debajo del de la Misericordia con una renta de 243.342 mara-
vedís, del que hubo protestas reiteradas por su reducción, del de San José con
95.327 y del hospital del Pilar con 90.316 y por encima de alguno de los que
se salvaron como los 37.631 con los que sólo contaba en de San Cristóbal o
los 46.050 de La Concepción junto a San Marcos76. Desapareció porque el
nuevo hospital podía hacerse cargo de la hospitalidad que ofrecía con mejores
instalaciones, y porque una de las premisas de la reducción era que quedasen
sólo uno o dos hospitales bien provistos y saneados. En el caso de Jerez queda-
ron cuatro, el principal de la Candelaria, el de la Sangre, que se quedaría como
hospital de mujeres, el de San Cristóbal o de las Bubas, para curar este mal, y
el de La Concepción

75. Ibídem, fols. 315r-316r.


76. Javier Serrano Pinteño, “El hospital de la Sangre. De la fundación a la reducción
de 1636. Nuevos datos”, Revista de Historia de Jerez, 16-17 (2014), pp. 114-118.

La Edad Media: Iglesia y collación 143


Enclavada en un barrio de solera y personalidad inconfundibles, la parroquia de
San Mateo es al mismo tiempo uno de los más destacados núcleos devocionales
y uno de los grandes conjuntos histórico-artísticos de su ciudad. Son ya más de
tres siglos los que la Hermandad del Desconsuelo, popular y señorial por igual,
lleva en su sede canónica despertando en las sucesivas generaciones de jereza-
nos profunda devoción hacia sus espléndidas sagradas imágenes titulares. Y son
nada menos que ocho centurias las que la collación creada por Alfonso X el Sa-
bio viene contemplando cómo un edificio probablemente modesto en origen va
viviendo sucesivas adiciones, reformas, proyectos ambiciosos nunca llegados a
completar, serios deterioros, catástrofes naturales, largos olvidos y –a lo largo de
estos últimos lustros– felices recuperaciones que lo convierten en una suma de
partes no siempre armoniosamente integradas, a veces de difícil interpretación
tanto para el visitante como para el especialista, pero llena de interés en su fas-
cinante sucesión de elementos góticos, mudéjares, tardogóticos, renacentistas y
barrocos, amén lógicamente del rico patrimonio mobiliar acumulado a lo largo
de los siglos, empezando por su soberbio retablo mayor. De todas estas cuestio-
nes y muchas más, incluyendo diferentes aspectos de la relación entre parroquia
y feligresía, nos habla una nómina de nada menos que veintitrés especialistas que
abordan la enorme variedad de contenidos haciendo uso de una gama no menos
amplia de disciplinas científicas, incluyendo tanto la excavación arqueológica
como el rastreo documental, el análisis de las formas artísticas como la contex-
tualización social, el estudio de la liturgia como la catalogación de los fondos
documentales y de la heráldica. Con el aporte de una gran cantidad de material
inédito, de análisis por completo novedosos por su temática o por su enfoque,
y abriendo el camino a nuevas investigaciones que en el futuro podrán abundar
más aún en la importancia de la parroquia, este insólito proyecto editorial, sin
precedente alguno en la ciudad, aspira a convertirse en referente ineludible a la
hora de adentrarse en los numerosos secretos que encierra esta joya artística y
espiritual de Jerez de la Frontera.

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