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de
San Mateo
de Jerez de la Frontera
HISTORIA, ARTE Y ARQUITECTURA
Javier E. Jiménez López de Eguileta
(editor)
Javier E. Jiménez López de Eguileta
(editor)
Murcia, 2018
La parroquia de San Mateo de Jerez de la Frontera : historia, arte y arquitectura /
Javier E. Jiménez López de Eguileta (editor).--
Murcia : Universidad de Murcia. Servicio de Publicaciones, 2018.
988 p.-- (Editum)
I.S.B.N.: 978-84-17157-42-5
Arquitectura religiosa-Andalucía.
Arte-Andalucía-Historia.
Jerez de la Frontera-Historia.
Jiménez López de Eguileta, Javier
Universidad de Murcia. Servicio de Publicaciones.
94(460.355 Jerez)
726(460.355 Jerez)
1ª Edición 2018
Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislación vigente, y bajo las san-
ciones en ella previstas, queda totalmente prohibida la reproducción y/o transmi-
sión parcial o total de este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos,
incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica o cualesquiera otros procedi-
mientos que la técnica permita o pueda permitir en el futuro, sin la expresa autoriza-
ción por escrito de los propietarios del copyright.
ISBN: 978-84-17157-42-5
Depósito Legal: MU-915-2018
Parte I
La Edad Media: Iglesia y collación
Capítulo 1
Los jurados jerezanos de la parroquia de San Mateo en el siglo XV................... 31
Juan Abellán Pérez
Capítulo 2
La «voz» de la collación: los diputados de San Mateo en el siglo XV............. 43
Enrique José Ruiz Pilares
Capítulo 3
La religiosidad de los jerezanos durante el reinado de los Reyes Católicos:
los vecinos de San Mateo y sus testamentos............................................................ 61
Javier E. Jiménez López de Eguileta
Capítulo 4
La crónica de Diego Gómez Salido, beneficiado de la iglesia parroquial de
San Mateo de Jerez........................................................................................................ 79
Juan Antonio Moreno Arana
Capítulo 5
El Hospital de San Blas en San Mateo...................................................................... 107
Javier Serrano Pinteño
Capítulo 6
La iglesia de San Ildefonso.......................................................................................... 145
María de los Ángeles Álvarez Luna, Fernando Aroca Vicenti,
José María Guerrero Vega y Manuel Romero Bejarano
Parte II
El templo y sus arquitecturas
Capítulo 7
El primer San Mateo y sus capillas: una lectura de su proceso evolutivo........... 161
José María Guerrero Vega
Capítulo 8
San Mateo en la Edad Media: propuestas interpretativas..................................... 193
Fernando López Vargas-Machuca
Capítulo 9
Gótico y Renacimiento en San Mateo...................................................................... 243
Manuel Romero Bejarano
Capítulo 10
Las bóvedas tardogóticas de San Mateo. Análisis formal y constructivo.......... 323
Francisco Pinto Puerto y Manuel Barroso Becerra
Capítulo 11
A propósito de la inscripción de la fachada principal de la iglesia de San
Mateo y el maestro Alonso Rodríguez...................................................................... 385
Raúl Romero Medina y Manuel Romero Bejarano
Capítulo 12
La parroquia y el barrio de San Mateo en el siglo XVIII...................................... 395
Fernando Aroca Vicenti
Parte III
Culto, heráldica y artes plásticas
Capítulo 13
El primitivo retablo mayor de San Mateo de Jerez de la Frontera y la
escultura renacentista en madera de su parroquia.................................................. 439
David Caramazana Malia
Capítulo 14
Retablos y esculturas barrocos de la iglesia de San Mateo.................................... 467
José Manuel Moreno Arana
Capítulo 15
«El medio de adquirir feligreses». Liturgia parroquial y espacio
arquitectónico en la iglesia de San Mateo de Jerez de la Frontera....................... 505
Pablo J. Pomar Rodil
Capítulo 16
Las armerías del templo de San Mateo..................................................................... 547
Manuel Carlos Ordás de Aranda
Capítulo 17
La muerte en la sociedad jerezana medieval y postmedieval:
el cementerio parroquial y la epigrafía funeraria y
conmemorativa del templo de San Mateo............................................................... 579
Gonzalo Castro Moreno
Capítulo 18
La Cofradía de San Mateo: historia y patrimonio artístico................................. 615
Antonio de la Rosa Mateos
Parte IV
Las restauraciones del templo
Capítulo 19
Aproximación al conocimiento de la iglesia de San Mateo a través de la
documentación gráfica: las últimas intervenciones de restauración................... 679
Manuel Barroso Becerra
Capítulo 20
Obra de restauración de la Capilla del Sagrario...................................................... 785
Juan Fernando Bernal González, Raquel Utrera Burgal
y Agustín Pina Calle
Capítulo 21
Meditaciones sobre una máscara que nunca existió............................................... 845
Manuel Romero Bejarano
Parte V
Proyección historiográfica
Capítulo 22
Catálogo de los Fondos Documental, Bibliográfico y Musical de
la Parroquia San Mateo conservados en el Archivo Histórico
Diocesano de Jerez de la Frontera.............................................................................. 851
Domingo Gil Baro
Capítulo 23
Catálogo de los Fondos Documentales de la Parroquia de San Mateo
transferidos desde el Archivo Metropolitano de Sevilla al
Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera........................................... 887
Domingo Gil Baro
Bibliografía..................................................................................................................... 943
Laudatio.......................................................................................................................... 983
Capítulo 5
El Hospital de San Blas en San Mateo
Javier Serrano Pinteño
haber oído decir a sus mayores que lo fundó un hidalgo1, incluso Agustín
Muñoz, basándose en las informaciones de la reducción de hospitales, afirma
que fue un caballero extranjero, dato que no hemos podido constatar2.
En cuanto al patronato del hospital, como en todo lo referente a sus orí-
genes, nada se sabe. Pero si hacemos caso a Bartolomé Gutiérrez, sí existía ese
patronazgo, el cual recaería sobre los Camacho de Villavicencio. En la época
del historiador lo ostentaban los Condes del Paraíso y Marqueses del Salti-
llo, en concreto Pedro Espínola Camacho de Villavicencio, cuyos títulos aña-
didos eran VIII Señor de Barbaína, patrono del Hospital y Capilla de San Blas
de Jerez de la Frontera y alcalde mayor de sacas y cosas vedadas de la ciudad de
Sevilla, que casó a fines del siglo XVII o principios del XVIII con Doña María
Teresa Ximenez de Enciso y Fernández de Santillán, III Condesa del Paraíso3.
Al ser Don Pedro Espínola descendiente directo de Don Pedro Camacho de
Villavicencio al que decían “el rico”, fundador de un mayorazgo que incluía sus
casas junto al hospital de San Blas, éste ya debía de poseer el dicho patronato,
por lo que los Condes del Paraíso lo heredarían por matrimonio. Curioso que
uno de los cofrades más importantes de la corporación en la época de la reduc-
ción, otro Don Pedro Camacho de Villavicencio, nada dijese sobre esto, por lo
que tomaremos con cautela a Bartolomé Gutiérrez. Hemos consultado los tes-
tamentos de los titulares del mayorazgo de Pedro Camacho “el rico”, desde el
del propio fundador, que data de 1507, hasta el de su séptimo nieto en 1660 y
en ninguno de ellos se hace referencia al hospital de San Blas ni a su cofradía,
ni siquiera parece que dejaran misas a la advocación o fiestas de este santo. Sin
embargo parece claro que tuvieron una relación importante con el hospital y
su cofradía. Existen varios indicios para afirmar esto. Primeramente los inte-
grantes de esta familia fueron miembros de la cofradía en todas sus generacio-
nes llegando a ser hermanos mayores, vivían pared con pared con el hospital,
está constatado que Pedro Camacho de Villavicencio, caballero de Santiago
y cuarto nieto del fundador, usaba la iglesia del hospital como capilla privada
suya y, por último, al desaparecer la institución, la imagen de San Blas que allí
estaba se trasladó a la capilla familiar en San Mateo4. ¿Existió realmente el
patronato? No está demostrado con documentación, y es posible que se ocul-
tara en los autos por alguna razón que desconocemos. Pero de lo que no hay
duda es que había una fuerte vinculación.
Dicho todo esto, podemos afirmar, gracias a una manda testamentaria,
que la institución hunde sus raíces al menos a fines del siglo XIV. Se trata
del testamento de Catalina Martínez, mujer de Gil Martínez, fechado el 15
de enero de 13925, en el que deja lo que parece ser una prenda morada a una
mujer –cuyo nombre se perdió en el documento–, que «se llega en el espital
de Sant Blas» no sabemos a qué, pero que no sería descartable que se tratara
de la hospitalera que atendía las necesidades y la limpieza del establecimiento
(fig. 5.1). Estaríamos ante uno de los establecimientos benéficos más antiguos
de la ciudad, sólo superado, en principio, por el Hospital de la Natividad, fun-
dado por los Hinojosa en 1362, y el de Nuestra Señora del Pilar, que lo fue
por concesión real en 13296. A éstos habría que unir otros ya desaparecidos
en las fechas de la reducción, como el Hospital de Santa María del Alcázar, el
Hospital de San Salvador, de los que hay constancia de su existencia en 1392
y 1385 respectivamente. De éstos dos dice Mesa Xinete que se unieron al de
la Misericordia en tiempos de Fernando IV7, o el de Santa María de las Can-
delas Amarillas, del que sabemos de su existencia en 1414 por algunas mandas
4. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de la muy noble y muy leal
ciudad de Tarteso, Turdeto, Asta Regia, Asido Cesariana, Asidonia, Gera, Xera, Sidonia, hoy
Xerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1888, Segunda Parte, p. 124.
5. AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Lope Martínez de Trujillo, 1392, fol. 32r.
Editado por María Dolores Rojas Vaca, Un registro notarial de Jerez de la Frontera (Lope
Martínez, 1392), Madrid, Fundación Matritense del Notariado, 1998, p. 109.
6. Hipólito Sancho de Sopranis, Biografía documentada del Beato Juan Grande,
O.H. Fundador del Hospital de la Candelaria de Jerez de la Frontera, Jerez de la Frontera,
Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1960, p. 78. Hipólito Sancho de Sopranis y
Juan de la Lastra y Terry, Historia de Jerez de la Frontera desde su incorporación a los
dominios cristianos, Tomo II, El Siglo de Oro (siglo XVI), Jerez de la Frontera, Jerez Indus-
trial, 1964, pp. 242 y 243.
7. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., pp. 109-110, y 113-114. El dato de la reducción en tiempos de Fernando IV debe de ser
un error de transcripción de la edición de 1888, ya que habría de ser Fernando V el Católico, y
por tanto referirse a la reducción del Arzobispo Hurtado de Mendoza en 1488.
8. María del Mar García Guzmán y Juan Abellán Pérez, La religiosidad de los jere-
zanos según sus testamentos (siglo XV), Cádiz, Agrija Ediciones, 1997, pp. 30-31.
9. María del Mar García Guzmán y Juan Abellán Pérez, La religiosidad de los jere-
zanos, op. cit., pp. 29-31 y 53. Véase también Juan Abellán Pérez, La industria textil en Jerez
de la Frontera (de fines del siglo XIV a mediados del XV), Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de
Jerez de la Frontera, 1993, p. 137.
10. Javier Serrano Pinteño, “El Hospital de la Sangre. De la fundación a la reducción
de 1636. Nuevos datos”, Revista de Historia de Jerez, 16 y 17 (2014), pp. 121-122.
11. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., p. 123. El canónigo jerezano no refiere el contenido de la escritura, pero lo más seguro
es que se tratara de una manda testamentaria.
12. AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Bartolomé de Maya, año 1489, fols. 186v-187r.
Esta señora tenía numerosos olivares y los arrendaba, obteniendo por ello rentas tanto en dinero
Fig. 5.1. Primera referencia conocida del Hospital de San Blas de 1392. En amarillo la línea donde aparece citado.
AMJF, Protocolos Notariales, sin oficio, Lope Martínez de Trujillo, 1392.
«E mando a la cofradía del espital de Sant Blas desta çibdad mil maraue-
dís perpetuamente para syenpre jamás en los tributos que yo tengo en el término
de la villa de Puerto de Santa María, con cargo que los dichos cofrades sean obli-
gados en cada uno anno a fazer e çelebrar la fiesta de la Encarnaçión de Nuestra
como en aceite, con el que a buen seguro comerciaría. También dona aceite a la iglesia de San Ilde-
fonso, muy cercana al hospital de San Blas.
Sennora en la yglesia de Sant Matheos desta çibdad, e que en aquel día traygan
tres clérigos de otras yglesias para acompañar los clérigos de la dicha yglesia de
Sant Matheos e que den a cada uno treinta marauedís e que le fagan la dicha
fiesta syn sermón e que den por ella a los clérigos de la yglesia de Sant Matheos en
cada uno anno çiento e beynte marauedís e todos los marauedís que costaren las
candelas e inçienso e todo lo que fuere menester para la dicha fiesta, eçebto los
hornamentos»13.
Es realmente interesante esta manda, pero tiene una pega, que en una la
tabla de misas, fiestas y remembranzas de la parroquia de San Mateo corres-
pondiente a las celebradas por el Hospital de San Blas, que se transcribe en los
autos de reducción, no se menciona fiesta alguna de la Encarnación. ¿Se extin-
guiría por falta de medios para su subsistencia o se revocaría en un testamento
o codicilo posterior del dotador? Ahí queda la incógnita.
Hay una referencia testamentaria más perteneciente al siglo XV, que he
dejado para el final, por ser su destinatario último la cofradía de San Blas
establecida en la parroquia de San Mateo y no citarse al hospital. Desde las
primeras noticias conocidas en 1392, se constata la coexistencia de hospi-
tal y cofradía, y de un altar al santo en San Mateo14. Posteriormente, en el
siglo XVI, y gracias nuevamente a los autos de reducción, esta “dualidad”
seguía siendo efectiva. La cofradía seguía teniendo su altar más un cañón
de enterramiento en la parroquia. Por ello todo lo relacionado con la cofra-
día de San Blas en San Mateo estaba lógicamente ligado a su hospital. Con-
cretando: el jurado Diego Fernández por su testamento de 1414 dice que
obtuvo por herencia de María Martínez unas casas por las que hubo de plei-
tear con la cofradía de San Blas de la iglesia de San Mateo, que también las
reclamaba como suyas. Ambas partes se avienen en que Diego Fernández
dará a la cofradía el valor en que fueron tasadas, 60 doblas de oro, cuando
ésta le otorgara carta de quitamiento15. Existe pues la posibilidad de que la
dicha María Martínez cediera en vida a la cofradía un tributo o censo sobre
dichas casas.
Del siglo XVI tampoco existen muchas noticias, y las que tenemos tam-
bién son fragmentarias, pero más enriquecedoras que las del siglo anterior16.
Comenzamos en 1512, en que los cofrades del hospital y un tal Maestre Fran-
cisco de Vegas, ejecutor apostólico, que dice ser capellán perpetuo de la igle-
sia y hospital de San Blas, junto con un tal Pedro Ximénez escribano público,
se presentan ante la justicia eclesiástica del Arzobispado de Sevilla para diluci-
dar una disputa por competencias en el cobro de rentas del hospital. El pleito
es bastante confuso y no es fácil de desentrañar.
Previamente las partes habían comparecido ante la justicia municipal, en
concreto ante el bachiller Marín, acusando la parte de la cofradía al bachiller
de estar en connivencia con el dicho Pedro Ximénez. Marín se inhibió del
pleito y lo mandó a Sevilla a las autoridades eclesiásticas, cuando le competía
juzgarlo y ejecutarlo. Esto dañaba a la cofradía, ya que mientras no se acabara
el proceso, no podía cobrar sus rentas por tenerlas secuestradas. El 5 de agosto
de 1512, Bartolomé Dávila, prioste, mayordomo y síndico de la cofradía y
hospital de San Blas, expone en Sevilla ante el vicario general del Arzobispado
la situación. Mientras Pedro Ximénez, en nombre de Francisco de Vegas que
estaba en la Corte de Roma, pedía al vicario general que diese mandamiento
de secuestro contra varios arrendadores de las tierras y viñas propias del hos-
pital, por cierta capellanía que dice había fundado en el hospital. Son intere-
santes estas alegaciones porque nos dan a entender que en esta época sí existía
documentación de todas sus propiedades y con seguridad sabrían quiénes
eran sus dotadores e incluso el fundador. El mayordomo dice «que el dicho
hospital está en pacífica posesión hasta ahora de coger y llevar los dichos fru-
tos de pan y maravedís de las dichas tierras y viñas, casas y otras heredades, así
por justos y verdaderos títulos de mandas y legados píos que los mandaron y
dejaron al dicho hospital, como de continua posesión y pacífica que de ellos
ha tenido y tiene (...)». La causa en aquellos momentos estaba pendiente de
resolución en Roma ante la Curia Papal. Ante la gravosa situación del hospi-
tal, que se resentía ante la falta de medios para atender a los pobres que dia-
riamente acudían a refugiarse, Bartolomé Dávila solicitaba la revocación del
secuestro de bienes para poder cobrar las rentas. Finalmente el vicario accede
16. En los autos de reducción los testigos afirman no recordar ninguna donación. Des-
pués de haber hecho una cata de testamentos entre fines del siglo XV y principios del XVI
estamos en condiciones de afirmar que esto es cierto. Las mandas y legados son prácticamente
inexistentes. Ni siquiera los propios vecinos del barrio parecen acordarse de su hospital.
17. Archivo de la Real Chancillería de Granada (en adelante ARCHGR), Caja 5392,
pieza 1 bis. La posible pérdida de parte de este pleito nos ha privado de la posibilidad de haber
encontrado casi toda la documentación sobre fundación y dotaciones del hospital, pues en las
diligencias y alegaciones se debieron presentar las escrituras y títulos como pruebas para hacer
valer sus derechos.
18. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 9, Juan Ambrán y Pedro Sarmiento, años
1512‑39, fols. 210v-211r.
«Iten ordenamos que en el dicho hospital y casa de Señor San Blas haya
siempre y estén perpetuamente para siempre jamás 12 camas bien aderezadas de
buenas almucelas19de lana llenas, y tengan cada una dos sábanas y dos almohadas
blancas y sus mantas y halla lo que más para ellas fuere menester de remudo20 para
do se alberguen doce pobres mendicantes en reverencia de los 12 apóstoles de
Jesucristo Nuestro Redentor, y si la renta de dicho hospital bastare a crecer estas
dichas camas que se puedan crecer y no menguar salvo que para siempre perma-
nezcan para los pobres susodichos».
19. Parece ser que así se llamaban a las mantas o cobertores. También puede ser colchón
generalmente relleno de paja.
20. Lo necesario para cambiar las camas, muda.
21. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 5º, Rodrigo de Rus, año 1551, fols. 54v-56r.
22. Ibídem, fols. 82r-82v. La fecha de la escritura es 22 de enero de 1551.
hemos localizado es el reconocimiento que hace sobre sus casas en la plaza del
Mercado Don Manuel Gaitán de Lara en 154623. En 1560 Alonso Sánchez de
Baena reconoce un tributo de 540 maravedís sobre tierras suyas en el cerro de
la Remona24. Esta práctica era muy común por todo aquel que poseía censos y
tributos sobre cualquier inmueble.
Los siguientes reconocimientos llegarán más tarde. Un momento clave en
su historia económica llega en 1576, cuando una serie de tierras que poseían
en Montana, en lo que se conocía como el “Cuadrejón de San Blas”, aproxi-
madamente unas 44 aranzadas, pasan de ser arrendadas a cambio de parte de
la cosecha a ser subastadas para tomarlas a tributo. La cofradía, en esas fechas
administrada por los hermanos mayores Don Pedro Camacho de Villavicencio
y Bernardino de Espínola, eleva petición al provisor del Arzobispado hispalense
para, previa información de su conveniencia, obtener licencia. Entre los años
1576 y 1577 se hacen sendas averiguaciones ante el corregidor y ante el vicario
de la ciudad. Convencen al vicario porque las tierras en cuestión no eran, según
las declaraciones, buenas para sembrar, y lo que rentaban anualmente de media
eran unas 32 fanegas de trigo, que no siempre se cobraban completas, pues la
esterilidad de algunos años impedía a los colonos y labradores pagarles sus can-
tidades por la cortedad de las cosechas. En cambio el darlas a tributo suponía
el pago anual de dos ducados por aranzada de tierra, mucho más rentable para
el hospital. Conseguir ese precio era ventajoso, porque en esa misma época se
pagaban precios similares por tierras mejores que éstas pertenecientes a víncu-
los, mayorazgos o monasterios. Además, esto les evitaba los molestos pleitos,
que como ya dijimos, eran comunes por faltar al pago los arrendatarios con la
ya comentada “excusa” de la esterilidad del año. La licencia del provisor de Sevi-
lla llega por fin el 26 de marzo de 1577 y con ella en la mano, los cofrades del
hospital mandan pregonar las tierras, llegando las primeras posturas por parte
de Juan Ruiz Candelero, Agustín Ruiz de Porras y Miguel Pacheco de Porras
el 15 de julio, que las ponen en dos ducados anuales cada aranzada, los prego-
nes se suceden diariamente y no se vuelve a pujar hasta el 15 de agosto en que
lo hacen los mismos por el mismo precio, aceptándose el 15 de septiembre.
23. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 11º, Leonís Álvarez, año 1546, fols. 564v-
565v. Reconoce el tributo después de haber adquirido las casas de Doña Ana de las Casas,
debiendo pagar 120 maravedís anuales. Agradezco la localización de esta escritura a Manuel
Romero Bejarano.
24. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 1º, Juan Montesinos, año 1560, fols. 167v-168r.
20 de febrero de 1560.
Las escrituras otorgadas por estos tres señores se fechan todas en 6 de octubre
de 1577 ante el escribano Fernando de San Miguel25.
Luego vinieron los reconocimientos en masa que se hicieron en 1583. Se
trató de una renovación general de los tributos y censos que disfrutaba el hos-
pital, aunque no total, pues varios de ellos se quedaron sin reconocimiento y
aún estaban pendientes cuando la reducción. Los que reconocen son Alonso
de Palma, 663 maravedís sobre 3 aranzadas de viñas y tierra calma en el cerro de
la Remona, Alonso de Torres Gaitán, 120 maravedís sobre casas en el Mercado
que heredó de su padre, Francisco de Ordiales, 72 maravedís sobre 16 aran-
zadas de tierra al pozo del Estero heredadas de su padre, Don Diego de Ávila,
34 maravedís por cierta cantidad de olivares de Solete que hubo de su suegro,
Andrés Franco de Vargas, 1088 maravedís sobre cuatro aranzadas de viña en
el cerro de la Remona, Juan Ruiz López de Villalobos, 70 maravedís sobre dos
aranzadas de olivar a la Fuente los Alunados camino de Arcos, Pedro de Fuen-
tes Veinticuatro de la ciudad, 37 maravedís y medio sobre casas en la plaza del
Mercado que heredó de Juan Martínez de Fuentes, Elvira Sánchez, viuda de
Cristóbal García, 230 maravedís sobre dos pares de casas ambas incorporadas
y con puerta a la plaza del Mercado que compró a Beatriz de Campos, y Antona
Martínez, viuda de Antón Pacheco escribano, 200 maravedís sobre casas en la
plaza del Mercado esquina con calle de la Ceniza que eran de su suegro.
Los que no pagaban religiosamente estos tributos no tardaban en ser
denunciados y encarcelados. Las deudas económicas aparejaban automática-
mente prisión, de la que sólo se salía en caso de cancelación. Así ocurre con
Rodrigo de Atencia, un mercader avecindado en San Dionisio, encarcelado
por una deuda de 13 ducados, que salió de ella porque los hermanos mayo-
res del hospital, concediéndole un trato de favor, decidieron esperarle mes y
medio más26. Son estas las últimas noticias conocidas antes de comenzar los
autos para la reducción y por tanto de la desaparición del hospital, que siguió
funcionando al menos hasta 1590, en pleno proceso reductor, cuando aún
otorgaba escrituras de arrendamiento de sus posesiones, ya no bajo el título de
hospital, sino sólo de Iglesia y cofradía de San Blas27.
25. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 3º, Fernando de San Miguel y García de Hino-
josa, año 1577, fols. 731 y ss.
26. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 17º, Pedro de Herrera, año 1583. Aquí se halla-
ran todas las escrituras de reconocimiento que se hicieron entre los meses de enero y marzo.
27. Se pueden consultar varias escrituras sobre lo dicho en el Protocolo de Pedro de
Herrera correspondiente al año 1590.
28. De los clásicos, Mesa Xinete le dedica unas páginas de su Historia Sagrada y Política
de Xerez en el capítulo referido a la parroquia de Santiago, más concretamente en el epígrafe
dedicado al Hospital de la Candelaria, donde trata la vida de Juan Pecador (San Juan Grande)
y da noticia de los hospitales reducidos. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Polí-
tica de (...) Xerez de la Frontera, op. cit., pp. 323-337. Rallón le dedica parte del capítulo XXX-
VIII del tomo IV de su historia de Jerez, si bien lo trata de manera más somera, centrándose en
algunas de las alegaciones que presentaron algunos hospitales. Fray Esteban Rallón, OSH,
Historia de Xerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1894, pp. 749-
753. Bartolomé Gutiérrez aborda el tema de manera fragmentada entre los años 1586 y 1594.
Bartolomé Gutiérrez, Historia y anales de la muy noble y muy leal ciudad de Xerez de la
Frontera, Libro IV, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1887, pp. 78-98. Entre los con-
temporáneos, el que más lo ha tratado ha sido Hipólito Sancho en dos obras fundamentales,
pero es en la monografía dedicada a Juan Grande donde mejor y más ampliamente se trata la
reducción jerezana: Hipólito Sancho de Sopranis, Biografía documentada del beato Juan
Grande, O.H. Fundador del Hospital de la Candelaria de Jerez de la Frontera, Jerez de la Fron-
tera, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 1960, pp. 77-96. Hipólito Sancho de Sopra-
nis y Juan de la Lastra y Terry, Historia de Jerez de la Frontera (...) Tomo II, pp. 289-303.
En años más recientes ha habido algunos intentos de acercamiento con pocas novedades a lo
ya conocido: en Jerez, Cristóbal Orellana González, “Fuentes documentales básicas para
la historia de la sanidad y la hospitalidad jerezanas (siglos XV-XX). El caso del Hospital muni-
cipal de Santa Isabel”, Revista de Historia de Jerez, 2 (1996), pp. 58-66, y Mercedes Benítez
Reguera, “Beneficencia y sanidad hospitalaria en Jerez (siglo XV-XX)”, Revista de Historia de
Jerez, 16-17 (2014), pp. 79-98, tratan brevemente la reducción siguiendo a Hipólito Sancho,
como ejemplo de otras poblaciones cercanas, como Sevilla y El Puerto de Santa María. Para
Sevilla, véase Juan Ignacio Carmona García, El sistema de hospitalidad pública en la Sevi-
lla del Antiguo Régimen, Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1979. Para El Puerto, véase
Javier Serrano Pinteño, “La reducción hospitalaria del Cardenal de Castro en El Puerto
de Santa María a finales del siglo XVI”, Revista de historia de El Puerto, 34 (2005), pp. 33-54.
Existe más bibliografía sobre la reducción, pero centrada en Sevilla, por lo que no la citaré para
no hacer demasiado larga la cita.
Sevilla los hubo desde 1488, pero sólo el de 1507, promovido por el Cardenal
Hurtado de Mendoza, dio unos mínimos resultados. Posteriores intentos en
1522 y 1567 fueron infructuosos. La fuerte oposición, fundamentalmente de
las cofradías y hermandades hospitalarias que veían peligrar su existencia, las
hicieron inútiles. No es hasta 1584 cuando triunfa con rotundidad esta idea,
comenzando por Sevilla, con la fuerte impronta que le imprime el Cardenal
Don Rodrigo de Castro, y extendiéndose a otras ciudades del Arzobispado29.
En Jerez toma forma definitiva desde 1586. Desde Sevilla se pide información
de todos los hospitales de la ciudad, para lo que se desplaza a Jerez el licenciado
Fernando Arias de la Hoz, visitador general del Arzobispado, comisionado
para hacer estas averiguaciones con la asistencia del corregidor Don Fernando
de Vera y los regidores Don Diego de Villavicencio y Suazo y Rodrigo de Ceba-
llos, comisarios municipales para este efecto. Todo se hace en presencia del
Juan de Astorga, notario público apostólico.
Para nuestro Hospital las averiguaciones empiezan en junio de 1589,
cuando se pide a los curas más antiguos de cada parroquia averigüen qué hos-
pitales hay en su collación, sus advocaciones, lugares en que están, cofradías
que las asisten, etc. En el caso de San Mateo hace la averiguación el bachiller
Gonzalo de Frías, que vuelve a comparecer el 16 de julio a petición del licen-
ciado Arias de la Hoz, ya como hermano de la cofradía de San Blas y en nom-
bre del hospital. Durante dos días es interrogado por todos los aspectos de la
institución, y se le exigirá que presente toda la documentación y títulos de que
se dispone. Se presentaron 30 escrituras de bienes del hospital (reconocimien-
tos de tributos y arrendamientos), un libro de visitas y cuentas y otro de pose-
siones, la regla escrita en un librete y un cuadrante de misas y remembranzas
de la iglesia de San Mateo donde están las que se dicen por el hospital. Todas
las escrituras relacionadas con fundación, títulos de propiedad o dotaciones se
daban por perdidas30. Junto a esta documentación se presentó un inventario de
bienes elaborado por el propio Frías. El día 20, el juez De la Hoz dispone que
todas las escrituras, libros y bienes muebles declarados se depositen en persona
29. Juan Ignacio Carmona García, El sistema de hospitalidad pública en la Sevilla del
Antiguo Régimen, op. cit. Es hasta ahora la más completa obra escrita sobre el proceso reductor,
centrado en Sevilla pero extensible al resto del antiguo arzobispado. A ella remitimos a quien
esté interesado en este tema.
30. Como ya dijimos entre 1512 y 1514 la cofradía tuvo pleito por asuntos de rentas en
el que hubieron de presentarse títulos originales para justificar derechos. No es de extrañar que
algunos, o todos, se perdieran en el viaje o se quedaran en los juzgados.
31. No se habla en estas diligencias de tasación de retablos, quizás por ser de poca con-
sideración. En todo caso lo más probable es que la tasación la hiciera Fernando Lamberto, del
que tenemos constancia que hizo la tasación para la venta de otros retablos como el de la capi-
lla de los Remedios. Javier Serrano Pinteño, “El primitivo retablo de la capilla de Nuestra
Señora de los Remedios”, Revista de Historia de Jerez, 6 (2000), pp. 177-191.
32. AMJF, Beneficencia y Sanidad, n. 7, Agregación de hospitales. Autos originales
(1589-1593), Cuaderno 12º, Hospital de San Blas. Las informaciones aquí contenidas son de
gran valor para la reconstrucción del hospital y su funcionamiento y serán las que utilicemos
para este propósito.
Como ya hemos visto hasta aquí, la base fundamental para este trabajo han
sido los autos de reducción de hospitales. En este epígrafe van a volver a ser
básicos, pues casi todo lo que se expondrá está sacado de las declaraciones
de los propios integrantes de la cofradía de San Blas40. Información, pues, de
primera mano.
38. AMJF, Idem, dicho oficio y dicho año, fols. 917v.-919r. 10 de agosto de 1595.
39. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 10, Juan Jiménez de Rojas (1608) pp. 369v.-
370v. 8 de abril de 1608.
40. AMJF, Beneficencia y Sanidad, n. 7, Agregación de hospitales. Autos originales
(1589-1593), Cuaderno 12º, Hospital de San Blas. Los testigos declarantes son el bachiller
Gonzalo de Frías, cura más antiguo de San Mateo y hermano de la cofradía, Alonso de Torres
Gaitán, hermano mayor, Pedro Gaitán de Torres, hermano de la cofradía, Juan de Torres Gai-
tán, hermano de la cofradía, Don Luis de Espínola, veinticuatro y hermano mayor.
Era de las más simples que se hacía, pues no suponía grandes gastos ni esfuerzos.
Se trataba de dar cobijo y albergue nocturno a pobres mendigos y pasajeros que
iban a los puertos comarcanos. La casa de San Blas debía de tener fama en toda
la comarca y la costa, y los peregrinos y viandantes que pasaban por Jerez a buen
seguro la conocían bien. Se les daba cama o estera según su estatus, aceite para
alumbrarse, agua y en invierno leña para calentarse. No curaban enfermedades
ni daban de comer. Eran atendidos por un hospitalero, que debía ser casado, el
cual los recibía y les daba acomodo, no discriminándose a nadie que quisiera
albergarse. Según Hipólito Sancho era el tipo de hospitalidad más común que
se hacía en la Baja Edad Media y principios de la Edad Moderna41. Era muy pare-
cido en casi todo al Hospital de San Bartolomé, en cuya casa se acogían mendi-
gos pobres a dormir, y en la que tampoco se daba de comer ni curaban, aunque
su situación debía de ser peor que San Blas, ya que no tenía ni camas, sólo este-
ras de enea42. También parece que tenía el mismo instituto el de San Sebastián.
Es significativa la situación de estos tres hospitales, los tres cercanos a tres
puertas de la ciudad, San Sebastián a la de Sevilla, San Bartolomé a la Puerta
Nueva o del Arroyo y San Blas junto a la de Rota. Es aceptable pensar que cada
uno acogería a los peregrinos según su procedencia o destino. Así el de San Blas
lo haría con los que tenían como destino u origen las localidades de Rota, San-
lúcar, Chipiona o alguna otra localidad costera.
Para ilustrar lo dicho contamos con el único testamento localizado de un
usuario del hospital, el del portugués Juan Báez, que se ganaba la vida trans-
portando mercancías y productos varios (trigo, atún y esteras son algunos por
los que reclama pagos), al parecer con una mula de su propiedad, y cuya base
de operaciones era la villa de Tarifa, donde probablemente tuviera su residen-
cia. Testa en 1546 estando enfermo en el hospital y nos confirma la existen-
cia de un enterramiento de San Mateo para los fallecidos en San Blas, donde
se manda sepultar. Con seguridad sería de los de buena cama en la enfermería,
pues no era un pobre sin recursos, sino que disponía de ciertos ingresos por su
actividad comercial, lo suficiente para poder costearse tanto las exequias por su
alma en San Mateo –misas y acompañamiento de los curas– como en Tarifa,
donde deja encargadas 6 misas por su alma y la de sus padres. Haciendo valer
este ejemplo, podemos confirmar que los peregrinos y transeúntes con destino
a la costa usaban como albergue San Blas, lo que sin duda ayudaría a extender
por esos territorios la fama del establecimiento43.
Es cierto que el lugar que ocupaba está bastante claro. En las declaraciones y
otras informaciones se señala una situación detallada, pero en un entorno que
hoy es irreconocible. Esto dificulta su localización exacta. Hay algunas fuen-
tes, como Enrique Ruiz Pilares44, que han indicado que estaba donde hoy está
el conocido como palacio de San Blas o en sus inmediaciones. Sin embargo,
hemos de decir que a la luz de la nueva documentación esto queda descartado
por completo. Según las declaraciones se situaba en la calle que va del Mercado
a la Puerta de Rota, actual San Blas, y lindaba, por una parte, con casas de Pedro
Camacho de Villavicencio y, por la otra, con casas de Don Luís de Espínola y,
por las espaldas, casas de Don Cristóbal Dávila, veinticuatro de la ciudad.
Lo primero que nos hizo sospechar de que la localización no estaba junto al
palacio de San Blas lo dan los propios linderos, sobre todo el de las espaldas con
Don Cristóbal Dávila, que sabemos vivía en la plazuela de San Ildefonso, con lo
cual es imposible que estuviera junto al dicho palacio, sino que las casas princi-
pales del mayorazgo de Pedro Camacho de Villavicencio “el rico” y el hospital
debían de estar más avanzada la calle de San Blas. Una referencia tan escueta nos
ha complicado bastante ubicar con mayor exactitud estas edificaciones, hasta el
punto que hemos tenido que mirar gran cantidad de documentación, la mayoría
relacionada con la familia Camacho Villavicencio. No ha sido hasta muy avan-
zado el siglo XVII cuando encontramos algunos documentos que nos permiten
43. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 8, Gómez Patiño (1546), fols. 984r-985v. 17
de octubre de 1546. Agradezco la referencia de esta escritura a Manuel Romero Bejarano.
44. Enrique Ruiz Pilares, “El mayorazgo del veinticuatro Pedro Camacho de Villavi-
cencio ‘el rico’ (1507). El patrimonio del caballero jerezano más acaudalado de su tiempo”, En
la España Medieval, 35 (2012), p. 327.
45. Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera (en adelante AHDJF), Fondo
Hispalense, Jerez de la Frontera, Ordinarios, caja 50, doc. n. 24. Se trata de un pleito entre Don
Agustín Mauricio Espínola Camacho de Villavicencio y el Visitador del Arzobispado de Sevi-
lla por un alcance de misas de la capellanía fundada en San Mateo por Don Pedro Camacho
de Villavicencio y Doña Teresa de Suazo de la que es patrón (1695). La escritura de referencia
está en el folio 9. En el folio 3 hay otra de Agustín Mauricio donde ya especifica vivir en la pla-
zuela de San Blas.
46. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 8, Juan de Torres Ramos (1696-1697), fols
288r-299v. 30 de julio de 1697.
47. AMJF, Archivo Histórico Reservado, Cajón 1, n. 44, Padrones de la Moneda Forera
(1477-1611).
48. AMJF, Actas Capitulares (1639-1641). El padrón de San Mateo en las actas de 1639
a los folios 544v-552r. La Puerta de Rota está al folio 549v. Ambos estaban entre los caballeros
más ricos, Pedro Camacho aportó 200 reales y Luis Espínola 150. Luego estaban Francisco y
Sebastián de Espínola con 120 cada uno, Pedro Riquelme Ponce de León caballero de Alcán-
tara y veinticuatro con 80 reales y de entre los más pudientes, el que menos aportó fue Luis de
Espínola Basurto con 50 reales. El resto de los vecinos de la calle, en general de pocos recursos,
aportaban 9 reales que era el mínimo.
49. AMJF, Archivo Histórico Reservado, Cajón 18, n. 32, Catastro de Ensenada,
tomo 8º, seculares, folio 6217. Las casas eran de habitación baja, 16 varas de frente y 36 de
fondo, confrontando con casas de Don Francisco Ponce de León y con la dicha plaza.
50. AMJF, Padrones, número uno, padrón de San Mateo año de 1761, fol. 157v.
51. AMJF, Fondo Ponce de León (Marquesa de Casinas), carpeta 19, documento n. 603.
No tiene foliación.
52. Manuel Romero Bejarano, “Santas cosas son llamadas los muros”. La arquitectura mili-
tar en Jerez durante el siglo XVI, Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, 2008.
Las referencias a la puerta de Rota son numerosas en esta obra, que no cito por ser muy abundantes.
53. Posiblemente se tratara de parte de la construcción almohade preexistente.
54. AMJF, Fondo Soto Molina, Manuscrito Spínola, L. 25, Expte. 380, fol. 110v. En el
libro se citan dos fechas, una de 1640, en la que parece escribió la historia de la familia Espí-
nola de Jerez Don Juan Espínola (a la que pertenecería la breve descripción de la casa del mayo-
razgo) y la de 1698, en la que continúa la historia su hijo del que no se dice el nombre.
55. AMJF, Actas Capitulares, año 1790, instrumento n. 72. Citada por Fernando
Aroca Vicenti, Arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII, Jerez de la Frontera,
Centro de Universitario de Estudios Sociales (CUES), 2002, pp. 145-146.
56. AMJF, Actas Capitulares, año 1790, fols. 421r-422r. 22 de marzo de 1794. También
citado por Fernando Aroca Vicenti, Arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII, op.
cit., pp. 145-146.
57. Archivo Histórico Provincial de Cádiz (en adelante AHPC), Contaduría de Hipote-
cas de Jerez de la Frontera, n. 10, Libro registro de toma y razón de las hipotecas, censos y gravá-
menes de Jerez de la Frontera, Bornos y Espera (1790-91), fols. 57-58 y 85. Juan Hauríe compra
un solar en el sitio San Ildefonso, cerca de la Puerta de Rota y lindando con bodegas y almace-
nes suyos. Unas casas en calle San Ildefonso que lindaban con la capilla de San Ildefonso y casas
del vínculo de Don Manuel Ponce de León. Otras casas en la misma calle que fueron del vín-
culo de Don Luis de Espínola, linde de casas de Gaspara Izquierdo y casas de Francisco Ponce.
Ibídem, n. 12, Libro de toma y razón... (1793-94), fols. 7-8 y 58. En 1794 adquiere casas
en San Ildefonso, unas lindando con casas del Marqués de Camporreal y las otras con bodegas
propias por ambos lados y las espaldas, y un solar en calle San Blas, esquina con la calle que va
del Mercado a la Puerta de Rota.
Ibídem, n, 13, Libro de toma y razón... (1795-96). En 1795 compra casas frente a la
Puerta de Rota que lindan, por un lado, con casas que llaman del Cantón y casas de Doña
Catalina Hoydonell. Otras casas en el sitio de la Puerta de Rota, linde, por la derecha, calle
que va a la dicha puerta (puede ser la calle antigua de San Ildefonso), y, por la izquierda, calle
de San Blas y, a las espaldas, solares del comprador. En 1796 se hace con unas casas en la calle
de la Puerta de Rota, linde, a la derecha, con solar de la Compañía del propio Hauríe y, por la
izquierda, la plaza del Cantón.
58. Fernando Aroca Vicenti, De la ciudad de Dios a la ciudad de Baco. La arquitectura y
urbanismo del vino de Jerez (siglos XVIII-XIX), Jerez de la Frontera, Editorial Remedios 9, 2007,
pp. 46-50. En esta obra se analiza el impacto urbanístico de las bodegas Domecq en el trazado
urbano. Reproduce el plano de 1837 en la p. 48.
Fig. 5.3. Situación de la plazuela de San Blas. En amarillo el hospital. Sección del plano callejero del casco urbano
de Jerez de la Frontera de fecha 1822-1824 aprox. Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), n. 103.
Fig. 5.4. Con la línea amarilla destacamos la situación de la calle antigua de San Ildefonso y con la
flecha la situación aproximada de la desaparecida plazuela y hospital de San Blas. Captura del plano 3D
de Jerez de la Frontera en Google maps https://www.google.es/maps/place/Jerez+de+la+Frontera
El hospital contaba con una iglesia pequeña pero de buena proporción, posi-
blemente con techumbre de madera, y junto a ella una casa con puerta a la igle-
sia. El conjunto estaba en una plazuela pequeña, llamada de San Blas, como
ya sabemos, con dos mármoles delante de la puerta de la iglesia. Este espacio
medía entre 14 y 16 pasos (de 19 metros y medio a 20). Entrando en la casa
se pasaba una casapuerta pequeña con un alto encima y se llegaba a un patio.
La parte alta del patio tenía dos aposentos, uno alto pequeño y otro con dos
bóvedas bajas grandes con sus pilares de piedra, donde se recogían a los pobres,
del que dicen «representa grandísima antigüedad» –que bien podrían tra-
tarse de los restos de unos baños árabes que lindaban con las casas de Cama-
cho de Villavicencio en la época del repartimiento59–. En la parte baja otros
59. Como ya vimos más arriba, toda esta zona de San Mateo mantenía en el siglo XVII
numerosas casas heredadas del repartimiento de Alfonso X. Es muy posible que el Hospital
también se construyera sobre fincas repartidas, concretamente unos baños árabes. En Jerez
debió de haber varios. Aparte de los ya conocidos del Alcázar, afortunadamente conservados,
hay constancia de que existieron otros en la collación de San Lucas, en la calle que precisamente
llamaban “del Baño Viejo”. Según Muñoz y Gómez, que a su vez cita a Bartolomé Gutiérrez,
sería resto de la última mezquita que quedó en pie en Jerez, destruida por orden de Enrique IV
en 1460. En Jerez existieron varias mezquitas y todas tenían un baño al lado para las ablucio-
nes y una de las de San Mateo estuvo en la casa de Camacho Villavicencio con su baño al lado,
que –conjeturamos– acabara en el hospital de San Blas. Agustín Muñoz y Gómez, Calles y
plazas de Jerez de la Frontera, op. cit., p. 121.
60. Latón.
61. Los misales del rezado antiguo son los anteriores al concilio de Trento, los del nuevo
rezado no entrarían en vigor hasta 1570.
63. Es de suponer que con esto querían decir que no eran una hermandad gremial que
solía salir en procesiones en festividades como el Corpus Cristi representando a su oficio y lle-
vando su patrón.
64. Es el primer hermano mayor del que se tiene constancia documental, ya que en el
cabildo de 1511 no se especifica este cargo. No sabemos si además seguiría siendo mayordomo.
65. En estas fechas están plenamente inmersos en las cuestiones de la reducción. Ya
no se dicen hermanos mayores del hospital de San Blas sino de la iglesia de San Blas, y el
cargo de mayordomo pasa a ser el de administrador que para que no se pierdan los bienes se
encargará de arredrarlos. En una escritura posterior los hermanos mayores dan poder para lo
mismo a Cristóbal Rebello, del que sí sabemos que fue mayordomo el año anterior. Uno de
Como se ve, entre los que han sido hermanos están casi todos los apelli-
dos importantes de la collación de San Mateo: los Suárez de Toledo, Dávila,
Camacho de Villavicencio, Espínola, Torres Gaitán o Gaitán de Torres,
Riquelme, Cabeza de Vaca, etc. Casi ninguno se quedó al margen de ella.
Quizás se pueda echar de menos algún apellido, como los Morales Maldo-
nado, pero al no contar con un elenco de todas las juntas directivas, sino de
un reducidísimo número de ellas, no es descartable que algunos de sus miem-
bros hubiesen sido hermanos.
los hermanos mayores, Cristóbal Suárez de Toledo, es llamado Cristóbal de Torres Suárez en
las otras escrituras.
66. La tabla de misas y fiestas que estaba en San Mateo se halla copiada en los autos ya
comentados en sus folios 10r-12v. Estas misas no se perdieron con el hospital. En los libros
de visita de fábrica de San Mateo se constata que estas misas se continuaban diciendo, eso sí,
ya pagadas por el hospital de la Candelaria. AHDJF, Fondo Parroquial, Jerez de la Frontera,
Parroquia de San Mateo, Libro de visitas de fábrica (1666-1687). Como ejemplo visita de
1666, fols. 47v al número 67 de las misas rezadas y cantadas.
67. Bartolomé Gutiérrez, Historia y anales de la Muy noble y Muy leal ciudad de Xerez
de la Frontera, Libro tercero, Jerez de la Frontera, Melchor García Ruiz, 1887, p. 90.
68. Bartolomé Gutiérrez, Año Xericiense, Sevilla, 1775, pp. 10 y 111.
69. Francisco de Mesa Xinete, Historia Sagrada y Política de (...) Xerez de la Frontera,
op. cit., Tomo II, p. 124.
70. AHDJF, Fondo parroquial, Parroquia de San Mateo, Libro de visitas de fábrica
(1755-1764). No tiene foliación. Por el número de misas cantadas y rezadas parece que se trata
de las mismas que se decían por los fundadores de San Blas. En el siglo XVII no se citaba a la
cofradía, ahora en el XVIII sí, pero omitiéndose a los fundadores.
curiosidad diremos que el primer prioste que tuvo la dicha hermandad del
Señor de las Penas al fundarse fue Don Pedro Camacho, Conde del Paraíso71,
descendiente directo de Don Pedro Camacho de Villavicencio, último her-
mano mayor de la cofradía y hospital de San Blas. Como vemos la devoción a
San Blas nunca se perdió en Jerez y sigue vigente hoy día.
Para salir adelante y poder sufragar la sala de acogida de peregrinos y todas las obras
pías que tenía a su cargo, la hermandad gozaba desde su desconocida fundación de
una serie de posesiones, fundamentalmente tierras y varios censos y tributos, que
le permitió llevar una vida aparentemente desahogada, cosa que no podían decir
todos los establecimientos benéficos de la época. A decir verdad, las únicas cuen-
tas conocidas, que se tomaron en 1588 y pertenecían al año anterior, dieron un
saldo positivo a favor del hospital. El descargo o balance de gastos se elevó a la can-
tidad de 32.846 maravedís (en estos gastos se incluyen las misas, remembranzas y
fiestas que hacían los curas de San Mateo, todos los gastos de las fiestas y procesio-
nes de San Blas y La Purificación, aceite para las dos lámparas, la del hospital y la
del altar de San Mateo, leña para calentarse los pobres y salarios de hospitaleros,
mayordomo y notario y lo necesario para las camas y esteras de los pobres), mien-
tras que el cargo o balance de ingresos ascendió a 47.629 maravedís, lo que supuso
un superávit de 14.783 maravedís, cantidad que además hacía mucho bien a la feli-
gresía, pues acababa en manos de pobres vergonzantes repartido en limosnas. ¿De
dónde procedían estos ingresos? Como bien dice Silvia María Pérez72, los hospi-
tales bajomedievales, como cualquier otra institución religiosa de la época, basa-
ban su patrimonio en tres grandes grupos: bienes inmuebles, propiedades rurales
y censos perpetuos. Del primero sólo contaban con el propio edificio del hospi-
tal. Las propiedades rurales, de las que sí tenían varias, serán fundamentales y de
su arrendamiento obtendrán una buena parte de sus ingresos. Las tierras propias
del hospital de San Blas y sus rentas eran las siguientes:
71. José Luis Repetto Betes (coord.), La Semana Santa de Jerez y sus cofradías. His-
toria y Arte, Tomo I, Jerez de la Frontera, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, 1995, p. 409.
72. Silvia María Pérez González, “Cofradías y hospitales del Jerez de finales de la
Edad Media (1392-1504)”, en Javier E. Jiménez López de Eguileta y Pablo J. Pomar Rodil
(coords.), Limes Fidei. 750 años de cristianismo en Jerez, Jerez de la Frontera, Diócesis de Asi-
donia-Jerez, 2014, p. 135.
73. AMJF, Protocolos Notariales, Oficio 17º, Pedro de Herrera, año 1583, fols. 114r-116r.
11 de febrero 1583.
74. Ibídem, fols. 135r-137v. 16 de febrero de 1583.