Está en la página 1de 11

ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA: CARACTERIZACIÓN, ABUSO Y CRÍTICA

Glyphos Revista de arqueología Nº5

Michel Muñoz García


Arqueólogo Especialista en Restauración Arquitectónica
Ares, Arqueología y Patrimonio Cultural CB

1. Orígenes de una disciplina

S eñala Tiziano Mannoni que La Arqueología de la Arquitectura, - también llamada Lectura


de Paramentos y Arqueología de lo Elevado - es una disciplina que nació para resolver una
cuestión científica.1 La Historia del Arte, la Historia de la Arquitectura o la más joven materia
de la Historia de la Construcción tienen el inconveniente de que, rara vez, son capaces de
contemplar un edificio histórico en su totalidad material, es decir, desde la más fina crestería
de una cornisa gótica, hasta la reparación más grosera en mampostería sobre los bajos de un
muro. Difícilmente a una fábrica de estas últimas características puede encontrársele una mo-
tivación estética en un edificio medieval o parecer original e interesante para un historiador
de las técnicas constructivas. Sin embargo, para la Arqueología puede ser el síntoma de un
momento de crisis económica, que supone un apunte importante en la historia, no sólo del
hecho construido, sino también de la sociedad que lo utiliza.
La necesidad de analizar la totalidad material del edificio, sin discriminación de nin-
guno de sus elementos, se resolvió desde presupuestos técnicos, que no son otra cosa que
la aplicación del método Harris a toda estructura arquitectónica que se encuentra sobre
la cota 0. Este autor reseña, que entre 1984 y 1988, un proyecto de investigación aplicó
la individualización de unidades estratigráficas al edificio Bixby House en Massachusetts
y la sistematizó en una matriz de Harris, que incluía tanto la estructura arquitectónica al
aire, como todo lo documentado en las excavaciones arqueológicas que se practicaron.2
A pesar de esto, es irónico señalar que hoy en día, está muy extendido el error de encar-
gar estudios de excavación arqueológica y estudios de Arqueología de la Arquitectura
por separado, cuando las dos acciones deben integrarse un proyecto global.
Posteriormente, la disciplina tomaría un camino de colaboración entre arqueólogos
italianos y españoles, dando lugar a una escuela hispano-italiana. En el congreso de 1987
celebrado en Siena, promovido por Roberto Parenti y Ricardo Francovich, Archeología e
Restauro dei Monumenti, quedó establecida la distinción entre UE – unidad estratigráfica
al uso de deposición terrestre – y UEM – unidad estratigráfica muraria –.3

1
Mannoni T. (1984), Metodi di Datazione dell´Edilizia Storica, Rev. Archeloogia Medievale XI, p. 53.
2
Harris, E, (1991), Principios de Estratigrafía Arqueológica, ed. Crítica, serie Arqueología, Barcelona, pp. 90-92.
3
Parenti, R. (1988), Le Tecniche di Documentazione per una Lecttura Stratigrafica dell´Ellevato, en coord. Francho-

88
2. Caracterización de una Disciplina

La dependencia de una técnica de registro arqueológico explica que en 2010, Caballero


Zoreda definiese a la disciplina como la aplicación del método arqueológico al estudio de
un objeto concreto, el edificio histórico.4 La formulación ya es lo suficientemente sintomá-
tica, como para comprender por qué algunos colegas arqueólogos confunden técnica
con disciplina o método con ciencia.
Por ello, debemos comenzar diciendo que la Arqueología de la Arquitectura no sólo
es una radiografía del edificio histórico, sino también la interpretación de la historia del
edificio. De hecho, el último autor insistía en otro de su trabajos que su fin no es otro
que inferir conclusiones históricas del flujo de datos que se consignan de su aplicación al es-
tudio del edificio, desde su secuencia cronológica hasta su significado.5 Es decir, no sólo sirve
para conocer el edificio, sino que además nos describe su proyección histórica, tanto a
nivel particular como en su contexto socio-cultural.
Debido a esto, só podemos considerar como tal los estudios estratigráficos de catas
murarias, siempre que éstas se documenten con esta metodología y, por supuesto, estén
encaminados a conocer más acerca de la historia de la estructura arquitectónica que
analizan. No importa que el estudio sea parcial y pueda ser revisado con una lectura total
de la misma, es el uso del método estratigráfico y su finalidad histórica lo que definen su
carácter. Otra técnica empleada dentro de la disciplina es la llamada Prospección Arqui-
tectónica, que localiza en un territorio arquitecturas y estratigrafías visibles e invisibles
para su posterior análisis comparativo.6
Pero no sólo hay estudios verticales – cronológicos – en Arqueología de la Arquitec-
tura, sino también horizontales – funcionales –. A esta modalidad apuntamos los mapas
de convergencia y los gráficos de accesibilidad que parten de la definición de sintaxis
espacial, formulada por el británico Bill Hillier.

vich, R. y Parenti, R., Archeología e Restauro dei Monumenti, All´Insegna del Giglio, Florencia, pp. 249-279.
4
Caballero Zoreda, L. (2010) Experiencia metodológica en Arqueología de la Arquitectura de un grupo de
investigación. Instituto de Historia. CSIC. Madrid, en coord. De Vega E. y Martín Morales C., Arqueología
aplicada al estudio e interpretación de edificios históricos. Últimas tendencias metodológicas, Ministerio de Cul-
tura, Madrid, p. 103.
5
Caballero Zoreda, L. (1996) El Análisis Estratigráfico de Construcciones Históricas, en coord. de Caballero
Zoreda L. y Escribano Velasco, C., Arqueología de la Arquitectura, Actas, El método Arqueológico Aplicado al
Proceso de Estudio en Intervención en Edificios Históricos, Junta de Castilla y León, Burgos, p. 55.
6
Sobre Prospección Arquitectónica ver, Quirós Castillo, J.A. y Gobbato S. (2003), Prospección y Arqueología de la
Arquitectura, Arqueología Espacial 24, Teruel, Sánchez Zufiaurre, L. (2004), Un Método de Prospección en Arqueología
de la Arquitectura. La Arquitectura Medieval Invisible. Rev, Arqueología de la Arquitectura 3, Vitoria-Gasteiz, p. 185. y
Blanco Roteta, R (2010), Herramientas Metodológicas Aplicadas al Estudio de un Paisaje Urbano Fortificado: el Caso
de la Villa de Verín (Monterreu, Ourense), en en coord. De Vega E. y Martín Morales C., Arqueología aplicada al estudio
e interpretación de edificios históricos. Últimas tendencias metodológicas, Ministerio de Cultura, Madrid, pp. 179- 197.

89
Glyphos Revista de arqueología Nº5

Figura 1. Análisis estratigráfico del cuerpo de fábrica 9 en el Patio de la Hospedería del


Colegio Mayor Fonseca en Salamanca (gráfico realizado por el autor en el año 2000).

Su praxis consiste en analizar el movimiento interno tanto en el interior de un edifi-


cio determinado como en fenómenos urbanos. Naturalmente, estos estudios en princi-
pio afectan a una de las fases de la construcción que se deriva del análisis y no podríamos
aplicarlos a las siguientes si el edificio o la población se hubiera transformado en exceso.
Lógicamente tendríamos que practicar la misma operación en cada momento de ocupa-
ción que presente cambios de distribución y de uso interno del espacio.
Y, por último, están dentro de la disciplina los estudios de aparejos constructivos
comparativos – también llamados de caracterización constructiva - que se encuentran
en un mismo edificio o en varios localizados en una unidad geográfica determinada.
Lo segundo sería una variante de la Prospección Arquitectónica. Lógicamente, la única
condición es que cada fábrica estudiada este bien situada cronológicamente.7

7
Caballero Zoreda, L (2002). Sobre límites y posibilidades de la investigación arqueológica de la arquitectura. De la
estratigrafía a un modelo histórico, en Revista Arqueología de la Arquitectura I, Vitoria-Gasteiz, pp. 83 – 100.

90
3. Lo que no es Arqueología
de la Arquitectura

En base a lo dicho en el anterior pun-


to, no podemos considerar como tal
el Proyecto Estratigráfico de Arqui-
tectura, que está teniendo bastante
aceptación entre arquitectos minu-
ciosos y diligentes. Estos profesiona-
les tienen muy claro que una cons-
trucción histórica no son sólo sus
líneas planimétricas, sino también
su materialidad total. El proyecto re-
dactado bajo estas premisas tiende a
la congelación de toda o casi toda la
fábrica histórica, hasta el punto que
algunos documentos proyectuales
convierten a la unidad estratigráfica
muraria en una partida de obra.8
Su praxis responde al objetivo ge-
nérico de que el espectador pueda con-
templar los diferentes añadidos que se
han sucedido en el tiempo, desde el más grosero al más artístico. Hay que indicar que esto,
a priori, no es la garantía de una buena intervención, pues puede que se añada más masa
edificada de nueva creación que relegue o haga irreconocible el hecho construido original.
Pero a este tipo de proyectos no podemos calificarlos de Arqueología de la Arquitectura,
puesto que su fin es la restauración y conservación, no escribir la historia del edificio.
Cierto es que el propio arqueólogo de la arquitectura tiene en su código deontológi-
co un compromiso con la restauración y con la gestión del patrimonio edificado.9
La mayor parte de su labor profesional es asesorar intervenciones sobre edificaciones
históricas, pero ésta tiene que hacerse desde el conocimiento del pasado que se despren-
de del análisis estratigráfico; no sólo desde la descripción material del edificio, como
parece desprenderse desde muchos informes técnicos arqueológicos.

8
Ver Mileto, C. y Vegas, F. (2010), El Análisis Estratigráfico: una Herramienta de Conocimiento y Conserva-
ción de la Arquitectura, en coord. De Vega E. y Martín Morales C., Arqueología aplicada al estudio e interpre-
tación de edificios históricos. Últimas tendencias metodológicas, Ministerio de Cultura, Madrid, pp. 145 – 158.
9
Azkarate Garai-Olaun A. (2008) La Arqueología de la Arquitectura en el siglo XXI, en Rev., Arqueología de
la Arquitectura, enero-diciembre 2008, Madrid - Vitoria, pp. 11-13.

91
Glyphos Revista de arqueología Nº5

Figura 2. Análisis estratigráfico del cuerpo de fábrica 12 del inmueble Obispo Valero
10 en Cuenca. A su izquierda está el gráfico de accesibilidad con su diagrama gamma
sobre la planta baja, centrado en la fase V del edificio (gráficos del autor).

92
La Arqueología ha prestado atención a la arquitectura pretérita desde sus comienzos.
Es lo que Mannoni define como Arqueología en Arquitectura10 o Juan Antonio Quirós Cas-
tillo como Arqueología Pre-estratigráfica,11 que lógicamente se distingue de lo que cono-
cemos hoy como Arqueología de la Arquitectura. Por ello, tampoco podemos considerar
como Lectura de Paramentos las prácticas de excavación arqueológica en el subsuelo de la
construcción histórica, si éstas no van acompañadas del análisis de los alzados.
Del mismo modo, señalamos que hemos observado que en muchos informes técni-
cos se hace pasar por Arqueología de la Arquitectura a una serie de alzados en color que
distinguen fases constructivas a partir del estilo o, en el mejor de los casos, un estudio
documental. Esto tampoco puede encuadrarse estrictamente dentro de la disciplina,
puesto que ésta se basa en la dictadura de la estratigrafía, es decir, o se hacen análisis
estratigráficos con individualización de unidades estratigráficas murarias (UEM) y con
su matrices o su plano crítico,12 o no se hace Arqueología de la Arquitectura.
La ventaja del análisis estratigráfico frente a los de otras materias, es que el análisis se
realiza directamente sobre la realidad material del hecho arquitectónico. Tengamos pre-
sente que otras disciplinas históricas basan sus investigaciones en fuentes indirectas del
edificio. Es decir, Historia del Arte e Historia de la Construcción tienden a realizar sus
investigaciones a partir de la obtención de suficientes fuentes escritas y visuales, centrando
sus trabajos en aquellas partes del edificio que dejan rastro documental. La contemplación
de todas las unidades estratigráficas murarias y de deposición terrestre es la garantía de
que se producirá un tratamiento unitario tanto de lo que deja rastro documental como de
aquello que no lo deja y, por tanto, se obtiene un mejor conocimiento de lo construido,
tanto desde el punto de vista estructural, como del morfológico o del hermenéutico.

4. Hacer Historia desde la Arqueología de la Arquitectura

Y llegado a este punto, ¿cómo convertimos la estratigrafía del edificio en una herra-
mienta de hacer historia? Pues como en tantas materias afines, haciéndonos preguntas:
¿por qué se hizo el edificio?, ¿para qué servía?, ¿quién lo hizo?, ¿cómo se hizo?, ¿de dónde
procedían los materiales?, ¿a qué causas respondían sus transformaciones? ¿simbolizaba
un determinado valor mental? Naturalmente estos interrogantes - y muchos más que
se nos ocurren - deben responder a los objetivos que nos planteamos en nuestra inves-

10
Mannoni, T. y Boato, A, (2002) Archeologia e storia del cantiere di costruzione, en Rev, Arqueología de la
Arquitectura, 1, Vitoria-Gasteiz, pp. 39-53.
11
Quirós Castillo, J.A. (2006). Arqueología de la Arquitectura. Objetivos y propuestas para la conservación del
Patrimonio Arquitectónico, publicado en www.arqueologíamedieval.com .
12
Doglioni, F. (1988), La Richerca delle Struttura Edilizia tra Archeologia Stratigrafica e Restauro Architettonico, en
coord. Franchovich y Parenti, Archeología e Restauro dei Monumenti, All´Insegna del Giglio, Florencia.

93
tigación, pero lo que es norma sinequanime en Arqueología de la Arquitectura es que
no se deben formular una sola vez, sino tantas como fases constructivas o de ocupación
Glyphos Revista de arqueología Nº5

hayamos detectado en las manufacturas arquitectónicas estudiadas.


La construcción de las respuestas no sólo se debe efectuar por las fotografías, fichas,
planos y matrices fabricadas por el arqueólogo, sino que además deben contrastarse
con documentos indirectos ajenos al trabajo de campo. Esto, en realidad, equivale a
realizar el ejercicio de inferencia histórica que Lewis Binford planteó cuando se estudian
los mismos yacimientos arqueológicos o los objetos muebles derivados de ellos. Para el
difunto investigador americano éstos no dejan de ser testimonios de nuestro presente, y
debemos apoyarnos en datos históricos para explicar su pasado.13

Figura 3. Encimbrado de la Mezquita de Rezep Pacha en la Ciudad Vieja de Rodas y


andamiaje para la restauración de una de las chimeneas del Palacio del Topkapi en Estambul
(fotografías del autor realizadas en el año 2009).

No olvidemos que este arqueólogo operó en el marco de una Nueva Arqueología


vinculada a la Antropología, por ello, me permito hacer una analogía entre esta expre-
sión de datos históricos con las fuentes de consulta que son básicas para interrogar a la
estratigrafía. Estas no son otras que la bibliografía existente, la tradición oral, la docu-
mentación escrita y visual, los datos arqueológicos procedentes de otras intervenciones,
pruebas arqueométricas como el carbono 14 o la dendrocronología de las vigas de los
forjados y, ¿por qué no?, la experiencia etnológica, pues podemos encontrarnos con la
sorpresa de que, en alguna parte del planeta, se sigan utilizando técnicas similares a las
empleadas en una época pretérita del Viejo Mundo.

13
Ver Binford, L (1987), En Busca del Pasado, ed. Crítica, serie Arqueología, Barcelona, pp. 28 y 29.

94
5. Críticas a la Arqueología de la Arquitectura

Algunas no son más que reacciones desde la Historia del Arte, e incluso desde la Historia
de la Construcción. Entre ellas algunas totalmente inauditas como que si uno se su-
merge en multitud de unidades estratigráficas murarias, pierde la noción unitaria de un
edificio.14 Pero si sucede esto, los trabajos de la Catedral de Vitoria ya diseñaron el mé-
todo de las variables o kluster que agrupa a diferentes UEM y las hace más manejables.15
Respecto a la Historia del Arte, se formulan críticas que en sí no cuestionan la Ar-
queología de la Arquitectura, sino más bien defienden su propia posición al haber sido
relegadas de la obra de restauración arquitectónica. En el fondo sólo reclaman parte del
papel que ahora ocupa el arqueólogo.16 No es de extrañar que ambas disciplinas se miren
con recelo e ignoren mutuamente sus respectivos resultados.17
También se ha cuestionado la utilidad de la Arqueología de la Arquitectura en aque-
llos edificios que tienen un momento de fundación y otro de deterioro. Sin embargo,
los detractores del método no tienen en cuenta que, frecuentemente, la segunda fase de
ruina nos da pistas para hacernos idea de cómo eran los elementos que han desaparecido.
Quizá la crítica más fundamentada viene desde la misma Arqueología Clásica. El
mérito de Antonio Pizzo y Pedro Mateos Cruz es haber formulado los principios de una
línea de investigación llamada Arqueología de la Obra, cuya finalidad es sistematizar el
estudio de la gestación del edificio desde las ideas proyectuales, localizadas en las mentes
de quienes lo promueven, hasta la colocación de la última piedra, indagando fuera de los
límites del edificio al buscar las canteras donde se extrae la materia prima o a la transfor-
mación del terreno inmediato. Tengamos presente que su acondicionamiento permite
tanto el acceso a los materiales de la construcción a realizar, como el acopio de los mis-
mos. Estos principios se han aplicado exclusivamente a edificios romanos, de los que
normalmente sólo conservamos sus partes bajas y que se construyen en una única fase.
Por ello, estos autores sentencian que la dinámica UEM/fase constructiva no sirve para
sus propósitos, ya que las respuestas se resuelven principalmente en ámbitos relacionados,

14
Noguera Campillo, F. (2012): El Brazo Mayor de la Catedral de Cuenca. Configuración Original y Alteraciones Pos-
teriores, Tesis Doctoral Online dirigida por María Josefa Cassinello. Plaza en el Departamento de Construcción y
Tecnología Arquitectónicas, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. http://oa.upm.es/14535/.
15
Azkárate Garai-Oulaun, A.(2002), Intereses cognoscitivos y praxis social en Arqueología de la Arquitectura,
Rev. Arqueología de la Arquitectura 1, Vitoria-Gasteiz, pp. 55-71.
16
Boto Valera, G. (2010), Historiar la Arquitectura Medieval. Intersecciones Epistemológicas de la Historia
del Arte y la Arqueología de la Arquitectura, en Rev. Arqueología de la Arquitectura 7, CSIC y Universidad
del Pais Vasco, Madrid - Vitoria, pp. 263 – 275.
17
Arce Sainz, F. (2009). Historia de Arte, Arqueología de la Arquitectura y el telescopio de Galileo, Rev. Ar-
queología de la Arquitectura 6, CSIC y Universidad del Pais Vasco, Madrid – Vitoria, pp. 21-29.

95
pero fuera de la construcción de la que se analiza.18 Sin embargo, una peculiaridad de la es-
tratigrafía es que no sólo nos informa de proyectos separados en el tiempo sobre un mismo
Glyphos Revista de arqueología Nº5

hecho construido, sino también de los procesos temporales más cortos de obra que se dan en
una misma fase. Estos mismos procesos tienen su traducción económica en la construcción
contemporánea, cuando se evalúa un proyecto mediante partidas de obras.
Por su parte la Arqueología de la Arquitectura también reconoce esto en la actividad
que constituyen un mismo grupo constructivo o de uso19 integrado por varias unidades es-
tratigráficas UEM. De este modo, en un templo romano podríamos individualizar en una
sola actividad todas las UEM que suponen la construcción del plinto; integrarla tanto el
opus caemeticium interior, como el forro de sillares, sin olvidarnos de los escalones de subi-
da o de los basamentos y los remates superiores. Otra actividad podría ser la columnata y
otra la caja o naos donde se aloja representación sagrada, para finalizar con la actividad de
su cubierta que incluiría las unidades del artesonado, de los frontones o del tejado.
La clasificación en actividades nunca debe realizarse por administrar más fácilmente las
unidades estratigráficas murarias, sino que deben corresponderse con las fases de ejecución de
un solo proyecto constructivo. De este modo, podríamos plantearnos cuestiones como el ma-
yor gasto de cal hidráulica a la hora de ejecutar el plinto o la disposición de mayor número de
carpinteros en la actividad que realiza las armaduras del tejado, con todo el gasto que ello con-
lleva respecto a otras acciones de proyecto. Forzosamente fueron problemas que tuvieron que
solucionar tanto los redemptores operi (promotores) como los magistri (arquitectos) romanos.

6. Epílogo: del recelo a la colaboración

Hoy en día la mayoría de las operaciones de restauración arquitectónica que se realizan


en España se pueden definir como lo que Antonio López Mullor designa como arqueo-
logía de bajo coste.20 Es decir, excavaciones arqueológicas en sondeos o áreas abiertas,
acompañadas de algo de documentación textual y algo de análisis artístico. La mayoría
de las veces esto se debe a la falta de presupuesto, que obliga al arqueólogo a responder
las principales cuestiones que se plantean en la obra.

18
Ver Pizzo, A. (2009), La Arqueología de la Construcción. Un laboratorio para el análisis de la arquitectura
de época romana, en Rev, Arqueología de la Arquitectura 6, Madrid-Vitoria, pp. 31-45 y Mateos Cruz, P. y Pi-
zzo, A. (2011) Hacia una Metodología de Análisis de la Arquitectura Romana en Augusta Emerita, en coord.,
De Vega, E. y Martín Morales, C., Arqueología aplicada al estudio e interpretación de edificios históricos. Últimas
tendencias metodológicas, Ministerio de Cultura, Madrid, pp. 179-197.
19
Caballero Zoreda, L. (1999), La Iglesia Mozárabe de San Lucía del Trampal de Alcuescar (Cáceres), Memorias
de Arqueología Extremeña Nº 2, ed. Junta de Extremadura, Mérida, p. 32.
20
López Mullor, A. (2010) La construcción de un método de intervención en el patrimonio arqueológico
edificado, coord. De Vega, E. y Martín Morales, C., Arqueología Aplicada al Estudio e Interpretación de Edifi-
cios Históricos. Últimas Tendencias Metodológicas. Ministerio de Cultura, Madrid, pp. 66-102.

96
No es ético que un profesional gaste toda la partida arqueológica en un exhaustivo
estudio estratigráfico murario sobre paramentos que apenas se van a tocar y desatienda la
reforma de los cimientos, donde se corre el riesgo de perder restos materiales e informa-
ción histórica. Y es justo reconocer que con estos comportamientos se hacen incontes-
tables avances científicos y se responde a los objetivos de muchas obras de restauración.
Aunque, qué duda cabe, que se optimizarían mucho más los resultados si se realizasen
también los correspondientes estudios de Arqueología de la Arquitectura.

Figura 4. Análisis estratigráfico del cuerpo de fábrica 7 que conserva parte de un fresco, que po-
demos fechar en el entorno de 1520. Su análisis hubiera resultado muy incompleto si no fuera
por la fotografía de León-Meler, que aporta Ibáñez Martínez en su estudio histórico. Sobre ellas
hemos podido señalar unidades estratigráficas desaparecidas o invisibles, que se han destacado en
verde (gráficos del autor).

97
Igualmente, mis argumentos pueden parecer prepotentes o soberbios a la hora de
argumentar una supuesta superioridad de esta disciplina frente a otras históricas. Mi in-
Glyphos Revista de arqueología Nº5

tención no ha sido esa, sino únicamente exponer las ventajas que supone la metodología
de la Arqueología de la Arquitectura. Lo cierto, es que una cosa es la dialéctica y otra
la práctica. En un reciente trabajo sucedido como acompañamiento de la reforma de la
Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, ubicado en las célebres Casas Colgadas,
hemos visto las limitaciones de la disciplina que aquí defendemos.
Del edificio, que engloba la referida institución museística y un mesón, se tiene
noticia desde el S. XV. Sin embargo, las intensas restauraciones sucedidas durante el
S. XX, lo han dejado literalmente como “un queso de gruyere”, descontextualizando
fábricas históricas por las dispuestas en el S. XX. La consecuencia es que no se han po-
dido establecer relaciones entre unidades estratigráficas anteriores a la centuria de 1900,
pues éstas han sido rotas por las restauraciones dirigidas por Fernando Alcántara (1928-
1936), Francisco León-Meller (a partir de 1959) o Fernando Barja (a partir de 1977).
Afortunadamente, se ha publicó en el año 2016 un completo estudio documental
por parte del historiador del arte Pedro Miguel Ibáñez Martínez,21 que nos ayudó a
situar cronológicamente elementos que habían sido cortados por los añadidos recientes.
Sin su aportación, hubiéramos tenido que establecer una o dos fases que cubrieran cinco
siglos, con lo cual, el análisis hubiera sido completamente decepcionante. Son situa-
ciones como estas las que nos llevan a reclamar que se destierren antagonismos - que
muchas veces se encuentran en la esfera de lo personal -, para establecer, de una vez por
todas, una colaboración duradera y firme entre Arqueología de la Arquitectura, Historia
del Arte, Social y de la Construcción. Ganaría la ciencia, protegeríamos más el patri-
monio y, además, ampliaríamos más nuestros círculos de amistades ¿A qué esperamos si
todo van a ser beneficios?

21
Ibáñez Martínez, P.M. (2016): Las Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto Español. Ediciones de la Uni-
versidad de Castilla-La Mancha y Consorcio de la Ciudad de Cuenca, Cuenca.

98

También podría gustarte