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º 268, 2018
eISSN: 2530-0350 DOI: http://dx.doi.org/10.14201/scero20184
octubre-diciembre, 2018
http://revistas.usal.es/index.php/0210-1696/index
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Colombia) 48. José M.ª Peiró Silla (Universidad de Valencia)
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20. Gerardo Echeita Sarrionandia (Universidad Autónoma Mancha)
de Madrid) 51. Víctor Rubio Franco (Universidad Autónoma de
21. Xavier Etxeberría Mauleón (Universidad de Deusto) Madrid)
22. Samuel Fernández Fernández (Universidad de Oviedo) 52. Pere Rueda Quitllet
23. Ángel Fernández Ramos (Universidad de Salamanca) 53. Luis Salvador Carulla (University of Sydney)
24. Alfredo Fierro Bardají (Universidad de Málaga) 54. M.ª Cruz Sánchez Gómez (Universidad de Salamanca)
25. Jesús Flórez Beledo (Fundación Iberoamericana 55. Robert Schalock (Hastings Collegue. Nebraska-USA)
Down 21) 56. José Antonio Seoane Rodríguez (Universidad de A
26. María Frontera Sancho (Universidad de Zaragoza) Coruña)
27. Francisco Alberto García Sánchez (Universidad de 57. Marc Tassé (Ohio State University Nisonger Center)
Murcia) 58. James R. Thompson (Illinois State University)
28. Climent Giné i Giné (Universitat Ramón Llull) 59. Daniel Valdez (Universidad de Buenos Aires)
29. Javier Gómez González (Universidad de Valladolid) 60. Michael L. Wehmeyer (University of Kansas)
ISSN: 0210-1696 – eISSN: 2530-0350 – DOI: http://dx.doi.org/10.14201/scero20184 – CDU: 37.013
IBIC: Discapacidad: aspectos sociales (JFFG) – BIC: Disability: social aspects (JFFG)
BISAC: SOCIAL SCIENCE / Handicapped (SOC029000)
Vol. 49 (4), n.º 268, 2018
ÍNDICE
Presentación........................................................................................................................ 5-6
ARTÍCULOS Y EXPERIENCIAS
RESEÑA
Froehlke, M. y Zaborek, R. (Coords.) (2017). Síndrome de Down y Autismo: cuando
dos mundos se encuentran. Una guía para padres y profesionales. Madrid: Fun-
dación Iberoamericana Down21................................................................................. 127
INDEX
Introduction........................................................................................................................ 5-6
BOOK REVIEW
Froehlke, M. y Zaborek, R. (Coords.) (2017). Síndrome de Down y Autismo: cuando
dos mundos se encuentran. Una guía para padres y profesionales. Madrid: Fun-
dación Iberoamericana Down21................................................................................. 127
PRESENTACIÓN
J
Gómez y colaboradores, en “Avances en el liderazgo: marco de competencias
de los líderes profesionales”, presentan y analizan el proceso seguido para desa-
. rrollar las competencias de liderazgo que necesitan las personas que dirigen las
organizaciones y sus servicios para gestionar con éxito el cambio organizacio-
nal en el que, actualmente, están inmersos. Este marco de competencias es la base para
organizar los sistemas de aprendizaje y de formación necesarios para formar a los
líderes profesionales que necesita Plena inclusión. Los autores concluyen que, a pesar
de que el estudio nace con una clara vocación aplicada a la realidad organizativa de
Plena inclusión, también pretende aportar datos para el diseño de perfiles competen-
ciales en otras organizaciones.
X. Etxeberria presenta un estudio de gran interés y actualidad en el ámbito de
la discapacidad intelectual, “Proyectos de vida y acompañamiento a las personas con
discapacidad intelectual: enfoque ético”, en el que aborda desde un enfoque ético el
acompañamiento y apoyo, tan relevantes, que se proporcionan a las personas con dis-
capacidad intelectual en el momento de la realización de los proyectos de vida, con el
fin de potenciar su autonomía.
Las personas con discapacidad intelectual, al igual que cualquier otra, experimen-
tan procesos de duelo aunque, por diferentes razones, en ocasiones lo hacen de mane-
ra más acentuada, debido a la falta de formación e información que tienen ellas y otras
personas de su entorno. Las investigaciones sobre el duelo en personas con discapaci-
dad intelectual son escasas, pero es muy importante tenerlo en cuenta en los procesos
de intervención para mejorar su capacidad de afrontamiento a estas situaciones tan
difíciles. Con el fin de dar respuesta a esta necesidad en los planes de formación, y
siguiendo el modelo de calidad de vida, E. Domingo y colaboradores, en el artículo
“Cómo afrontar el duelo en las personas con discapacidad. Una aproximación al pro-
blema”, tratan de conocer cómo los jóvenes con discapacidad intelectual, así como los
profesionales y los familiares, viven los procesos de duelo.
En el artículo “Atención educativa inclusiva en el aula. Estudio de caso con un
alumno con trastorno grave de conducta”, A. Centellas y P. Jurado plantean un es-
tudio de caso único en el que tratan de analizar y dar respuesta a diversas preguntas
sobre la figura del docente y su intervención en un aula con un alumno con trastorno
grave de conducta. De manera más concreta, pretenden analizar las prácticas docentes
que se realizan en el aula ordinaria en relación con el proceso de aprendizaje de un
alumno con trastorno grave de conducta, las barreras institucionales que afectan al
Resumen: Las organizaciones de Plena inclusión y muchas otras del Tercer Sector
están en proceso de cambio organizacional porque la orientación a las personas y a la
transformación social requiere remover profundamente la cultura, los procesos y la es-
tructura de cada organización. Para que el cambio tenga éxito, el ejercicio de un lideraz-
go adecuado es crítico. Por ello, en Plena inclusión se ha iniciado un proceso para desa-
rrollar en las personas que dirigen las organizaciones y sus servicios las competencias de
liderazgo necesarias para gestionar el cambio. Junto con un equipo de las universidades
de Valencia y Valladolid se ha elaborado un marco de competencias para estas personas,
como base para la programación posterior de un posgrado. Para ello se celebraron dos
sesiones de trabajo, una con gerentes y otra con personal técnico experto en procesos or-
ganizacionales. En ambas se identificaron competencias clave y necesidades formativas.
Abstract: The organizations of Plena inclusion and many others of the Third
Sector are promoting an organizational change because people’s orientation and social
transformation imply a deeply reform in the culture, the processes and the structure of
each organization. The exercise of an adequate leadership is critical to assure a successful
change. For this reason, Plena inclusión has started a process to develop the leadership
skills needed to manage the change in the people who lead the organizations and their
services. A competency framework has been developed for these people with the help of
a team from the universities of Valencia and Valladolid. It will be the basis for a future
postgraduate program. Two work sessions were held, one with managers and the other
with technical staff expert in organizational processes, to identify key competences and
training needs. The final result is a framework of competences of professional leaders
organized in three dimensions –knowledge, skills and attitudes– and five levels: personal
competences, related to people, to teams, to the organization and to the environment.
This framework is the basis for organizing the learning and training systems necessary
to train the professional leaders that Plena inclusion wants and needs.
1. Introducción
L
as organizaciones que forman parte del movimiento asociativo del ám-
bito de la discapacidad intelectual Plena inclusión, junto con muchas otras enti-
dades del Tercer Sector, están en proceso de cambio organizacional debido a que
la orientación a las personas y a la transformación social requiere remover profunda-
mente la cultura, los procesos y la estructura de cada entidad. Para que estos cambios
tengan éxito, el ejercicio de un liderazgo adecuado se revela como una cuestión crítica.
Por ello, en Plena inclusión se ha iniciado un proceso encaminado a desarrollar, en las
personas que dirigen las organizaciones y sus servicios, las competencias de liderazgo
que necesitan para gestionar el cambio. El primer producto, elaborado con la Universi-
dad de Valencia y con la Universidad de Valladolid, es un marco de competencias para
estas personas, como base para la programación posterior de un posgrado. El objetivo
de esta comunicación es presentar este marco de competencias.
En el periodo en que se ha desarrollado la investigación y se ha diseñado el marco
de competencias que se describe en el presente trabajo, el Movimiento Asociativo Plena
Inclusión elaboraba su V Plan Estratégico 2016-2020, aprobado en Asamblea General
de 24 de junio de 2016. Este Plan recoge los resultados de un proceso de participación
Esta dinámica de trabajo se ha llevado a cabo durante los años 2016-2017, desarro-
llada de manera conjunta por Plena inclusión, la Universidad de Valencia y la Univer-
sidad de Valladolid, estando implicados directamente en el equipo Juan José Lacasta,
de Plena inclusión; José María Peiró y Vicente Martínez-Tur, del Instituto de Investi-
gación en Psicología de los RR. HH., del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de
Vida Laboral (en adelante IDOCAL, de la Universidad de Valencia), junto a Carmen
Rodríguez Sumaza y Francisco Javier Gómez González, del Departamento de Socio-
logía y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid. En el presente documento se
sintetizan algunos de los resultados de este estudio, detallando, en primer lugar, una
serie de reflexiones sobre la metodología y, en segundo lugar, describiendo el proceso
seguido para determinar las competencias emergentes en materia de liderazgo.
Aunque cada contexto es susceptible de contar con enfoques ad hoc, en la ac-
tualidad parecía claro que el modelo para definir y evaluar la actividad laboral debía
basarse en el concepto de competencia. Este concepto no es excesivamente antiguo.
Mulder (2007) señala como bases fundamentales del enfoque de competencias la obra
de McClelland (1973) y apunta que buena parte del éxito de la introducción del con-
cepto de competencia en la estrategia corporativa se debe a la contribución de Praha-
lad y Hamel (1990).
De hecho, en los años en que se difundió en España la obra de Le Boterf (2001)
y Lévy-Leboyer (1997), en el periodo del cambio de siglo, todavía se estaba lejos del
declive de conceptos vinculados a la idea tradicional de puesto de trabajo. El éxito
contemporáneo de la idea de competencia, como base para comprender y evaluar el
desempeño de las personas en su actividad laboral, se ha acabado imponiendo. Se trata
de un concepto con una amplia base bibliográfica, de investigación y práctica, y sobre
cuya comprensión todavía hay debate. En todo caso, la competencia tiene una natu-
raleza integradora que combina los conocimientos, las habilidades y las actitudes que
son necesarias para la realización efectiva de una actividad laboral (Mateo, Escofet,
Martínez-Olmo, Ventura y Vlachopoulos, 2012).
En Europa, el proyecto Tuning tuvo una enorme incidencia en la definición de
necesidades de formación en las titulaciones del Espacio Europeo de Educación
Superior y es el responsable de que en la práctica totalidad de la enseñanza reglada
universitaria las competencias sean el referente en la evaluación de necesidades, en el
diseño y en la evaluación. Según Tuning los resultados del aprendizaje “se expresan
en términos de competencia”, siendo estas “una combinación dinámica de conoci-
mientos, habilidades, capacidades y valores” (González y Wagenaar, 2006: 4). Por
otra parte, los procesos de evaluación de competencias profesionales desarrollados
La formación se caracteriza por ser un ejercicio de futuro realizado desde los co-
nocimientos adquiridos en el pasado. Para dotar al diseño formativo de este carácter
prospectivo es necesario hacer una profunda reflexión sobre los cambios probables y/o
deseables. En este sentido, seguramente hay pocos sectores tan proclives a la predicción
como el pensamiento sobre el liderazgo. Publicaciones como la coordinada por Hessel-
bein, Goldsmith y Beckhard (2004), titulada El líder del futuro y publicada por la Fun-
dación Drucker, son ejemplos paradigmáticos de este tipo de reflexión que ha generado
una pléyade de obras del pensamiento organizativo sobre las competencias emergentes
en materia de liderazgo o sobre las características de estos líderes, ya sea apoyando estos
análisis en supuestos datos empíricos o, simplemente, expresando las propias convic-
ciones como si fueran evidencias científicas. Así, se hace referencia a las Siete lecciones
para los líderes del futuro en la obra de Kouzes y Posner (2004), mientras Covey (2004)
apuntaba los tres papeles del líder en el nuevo paradigma. Pareciera que las obras de
pensamiento no pueden evitar recurrir a la enumeración, para enfatizar el carácter cuasi
revelado de sus propuestas, como si fueran los nuevos mandamientos.
Lógicamente, el Tercer Sector no escapa a esta dinámica y, aunque con una produc-
ción de literatura manifiestamente menor, también presenta publicaciones de pensa-
miento sobre el/la líder del futuro. Existen monográficos específicamente centrados en
el liderazgo de entidades no lucrativas, siendo relevantes los manuales de Dym y Hut-
son de 2005 o de Tirmizi y Vogelsang de 2017, si bien presentan el problema de referirse
específicamente a la experiencia norteamericana que, en términos de configuración del
Tercer Sector, cuenta con marcadas singularidades respecto a la situación de España.
La consulta de estos materiales ayuda a analizar campos emergentes, pero, en todo
caso, parece que en el campo de los perfiles de liderazgo la clave no es valorar cómo
van a ser los líderes del futuro, sino pensar en cómo deseamos que sean. En este sen-
tido el matiz entre los términos ingleses de forecasting y foresight puede ser esclare-
cedor, puesto que aunque ambos implican un ejercicio de prospectiva, en el caso del
forecasting se hace referencia a una prolongación de las tendencias como forma de
prever el futuro, mientras que el foresight se entiende como una evaluación del futuro
incluyendo propuestas de actuación para construirlo.
En el caso que nos ocupa, referido a Plena inclusión, no resulta tan importante
definir cómo serán los y las líderes, sino determinar cómo deseamos que sean, re-
flexionando, eso sí, sobre las características del contexto al que deberán adaptarse y/o
sobre el que tendrán que incidir.
La comparativa entre estos másteres ilustraba muy bien la existencia de dos alter-
nativas que exigen optar entre un perfil de líder muy orientado hacia competencias
instrumentales en materia de gestión económica y conocimiento de la regulación (en-
foque más parecido a un MBA) o líderes más atentos a la dimensión social y cuya
visión está muy orientada a las singularidades de las organizaciones no lucrativas.
Lógicamente, ninguno de los dos modelos son puros, puesto que hay muchos niveles
intermedios, pero esta tensión entre líderes económico/jurídicos y líderes de carácter
social parece estar presente en el debate del Tercer Sector.
En este sentido, en el presente proceso de detección de necesidades no se llegó a
tomar una postura en este debate, prefiriéndose que fueran el personal técnico y las
personas con cargos directivos los que llegaran a una postura común. El resultado,
como se verá con posterioridad, supone una cierta posición intermedia, pero bascu-
lando claramente hacia lo social. Como diría Henry Mintzberg en su conocida obra
Managers, not MBAs, el reto consiste en desarrollar directivos y directivas que prac-
tiquen a partir de sus propias experiencias (Mintzberg, 2004).
También son muy ilustrativos del modelo de liderazgo de Plena inclusión aque-
llos documentos que recogen el enfoque de la formación a personal directivo que se
ha desarrollado hasta la actualidad. En el año 2016 el Curso Básico de Formación de
Personas Directivas en Plena inclusión estaba articulado en objetivos y contenidos,
no definía claramente competencias y presentaba un enfoque de la formación muy
orientado a los procesos de cambio organizativo.
Esta oferta formativa cuenta con una estructura que ilustra muy bien los diversos
niveles que implican a un/a líder en este sector y que está formada por un Módulo 0:
Introducción; Módulo 1: Cultura y proyecto común del movimiento asociativo Plena
Inclusión; Módulo 2: Las personas; Módulo 3: Nuestras organizaciones y el modelo
de organización que necesitamos; Módulo 4: Incidencia política y social; Módulo 5:
El papel de los personas directivas: liderazgo y poder; y Módulo 6: Procesos y herra-
mientas para que las personas directivas trabajen y avancen: el futuro. Se trata de un
enfoque que transmite claramente el deseo de unificar un modelo de liderazgo con
una clara orientación al entorno.
Por último, fue especialmente relevante para el presente trabajo la definición de
horizontes señalada en el V Plan Estratégico de Plena inclusión que define, de manera
tanto directa como indirecta, el conjunto de retos que debe asumir el liderazgo. Estos
horizontes se reflejan en la Tabla 1.
Tabla 3. Competencias que deben tener los y las líderes del futuro
(propuestas por gerentes de entidades de personas con discapacidad)
Visión estratégica Liderazgo
Evaluar/ver grupos de interés Motivar-soñar
Manejo de indicadores Gestión de personas (perspectiva psicológica)
Innovación Mostrarse carismático
Gestionar grupos de interés Desarrollo de otras personas
Visión a medio plazo Autoconocimiento
Planificación estratégica Trabajo en equipo
Versatilidad Delegar
Valoración del entorno Motivar
Visión de futuro Crear equipo
Ética/derechos de las personas Liderar
Gestión eficaz y eficiente Captación talento y desarrollo de otros
Todo lo relativo a la gestión económica Flexibilidad
Manejo de la legislación Gestión económica
Principio de realidad aunque también Gestión sostenible y búsqueda de fondos
se sueñe /recursos
Enfoque sistemático Manejo de normativas
Trazabilidad Anticipación, gestión de cambios
Manejo de procesos Orientación hacia la excelencia
Uso de nuevas tecnologías Hacia la persona
Tabla 3. Competencias que deben tener los y las líderes del futuro
(propuestas por gerentes de entidades de personas con discapacidad) (cont.)
Habilidades comunicativas Modelo de calidad de vida
Hablar en público-visibilidad Gestión de la calidad
Comunicación interna-externa Entorno
Alianzas y tecnologías en red
Responsabilidad social corporativa
La reflexión sobre las competencias está también vinculada con una serie de opi-
niones formuladas por los y las gerentes en relación con el tipo de formación necesa-
ria para desarrollar estas competencias. En este sentido, hay aportaciones relaciona-
das con el orden y el rigor: “Seriedad y formación basada en el rigor y la evidencia”,
señalando que los cursos sean “Estructurados y sistemáticos”, referencias a la per-
sonalización de la formación: “Tener en cuenta los perfiles de los participantes” y,
llegado el caso, a la necesidad de diversificar la oferta con la “Posibilidad de pensar
en especialidades”.
Junto a estos temas las demandas más claras de los y las gerentes en relación con
la formación atienden al deseo de trabajo cooperativo. “Crear espacios de apren-
dizaje con cooperación”, “Facilitar el intercambio de buenas prácticas dentro del
grupo”, “Trabajo en equipo (estudiantes como docentes)”, presentación de “Casos y
problemas” y “Presentación de buenas prácticas y gestión del conocimiento”. Estas
referencias a la dimensión social de la formación atienden al hecho de que la forma-
ción de líderes se debe desarrollar incrementando el capital social del alumnado y
fomentando un trabajo en red que, con posterioridad, puede ser también beneficioso
para todo el movimiento asociativo vinculado a personas con discapacidad y al Ter-
cer Sector en general.
Otros aspectos comentados como deseables para la formación son el desarrollo de
“Visitas a centros del sector y a empresas de fuera del sector (apertura a otros secto-
res)”, el empleo de “Tutorías con uso de nuevas tecnologías” y el “Enfoque práctico
pero sin perder de vista lo positivo de la clase magistral. Adaptado, en cualquier caso, a
la particularidad de la materia”. Como se puede comprobar, la apuesta por lo nuevo y
la defensa de modelos previos conviven sin demasiados problemas en las expectativas.
– 28 –
Claves del desarrollo Componentes comunidades de El concepto de cliente en las Conocer la normativa Las lógicas del Estado,
humano en las emocionales de los práctica, redes organizaciones del Tercer Sector básica que regula el del Mercado, del Tercer
organizaciones equipos internas, redes en/ funcionamiento de las Sector y de la Sociedad
Conocimiento básico del Civil
y su vinculación El equipo como espacio con el entorno, desarrollo organizacional. El entidades del sector
con el desarrollo de crecimiento de las redes estables, paradigma del cambio Marco jurídico y Conocer el sector de
organizacional personas redes ad hoc… legislación básica las organizaciones de la
La transformación cultural. discapacidad intelectual
El crecimiento de Conocimiento de Ubicación de La organización abierta al Fundamentos básicos de la
las personas en los metodologías ágiles las redes en aprendizaje gestión económica de las Conocer la Misión, el
Siglo Cero, vol. 49 (4), n.º 268, 2018, octubre-diciembre, pp. 7-34
Impacto de las Los equipos directivos innovación. Concepto y fiscalidad, contabilidad,
creencias y valores en el modelo presupuestos… Plena inclusión
Principios básicos de la organizativo procesos de gestión del
de las personas en conocimiento La gestión económica Visualizar el modelo
complementariedad de Las TIC al servicio de organización que
la organización y orientada al cambio y la
roles entre el equipo de del trabajo en red se necesita para ser
viceversa sostenibilidad
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
– 29 –
orientan a las personas y a la herramientas de evaluación
transformación social ética y de transparencia y
Los diferentes tipos de buen gobierno
liderazgo y sus teorías: modelo El espíritu de la mejora
clásico, liderazgo transaccional continua. El PDCA. La
vs. transformacional, liderazgo calidad
basado en valores, liderazgo El sentido de la evaluación
ético… de micro a macro
Siglo Cero, vol. 49 (4), n.º 268, 2018, octubre-diciembre, pp. 7-34
del Tercer Sector EFQM, ONGCALIDAD,
Liderazgos emergentes CALIDAD PLENA…
Conceptos y sentido de la Cuadro de mando.
planificación estratégica Indicadores
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
f. j. gómez gonzález, j. j. lacasta reoyo, v. a. martínez-tur y c. rodríguez sumaza
Sistemas de alineación de la
planificación individual a la
estratégica y la operativa
Tabla 9. Habilidades (saber hacer) necesarias para los/as líderes de Plena inclusión y del Tercer Sector
RESPECTO A LAS
PERSONALES CON LOS EQUIPOS CON LAS REDES CON LA ORGANIZACIÓN CON EL ENTORNO
PERSONAS
Tomar conciencia del Rol de acompañamiento, Liderar equipos. Liderar el desarrollo Liderar la organización desde el rol Planificar acciones de
rol de liderazgo que coaching Promover el trabajo en de redes ejecutivo transformación y de generación
se necesita en una Capacidad de Escucha equipo cooperativo Asegurar la Analizar la organización en su de capital social en los distintos
organización orientada activa Desarrollar capacidades transversalidad de las contexto desde una perspectiva niveles de intervención del modelo
a las personas y a la y competencias de alto redes sistémica. Diagnosticar problemáticas ecológico de Bronfrenbrenner
transformación social Dar feedback
rendimiento: reflexión, Asegurar la des- y necesidades. Pensamiento sistémico Discernir las particularidades del
Consciencia de la Descubrir con la persona diálogo, crítica,
jerarquización en el Descubrir las expectativas de los Tercer Sector, respecto a los otros
importancia de la ética sus creencias profundas efectividad, creatividad…
funcionamiento de las grupos de interés agentes
en el liderazgo Estimular creencias en Generar condiciones redes Dominar el concepto de
las personas Diseñar e impulsar de manera
Autoevaluación del para la creatividad y la Asegurar metodologías colaborativa el cambio desde el stakeholder y su análisis en el
estilo de liderazgo Descubrir intereses innovación de trabajo en red que aprendizaje organizacional Tercer Sector
Planificación del Saber reforzar Desarrollar condiciones sean eficaces Identificar factores internos y Analizar el entorno y la relación de
aprendizaje de Saber decir las cosas para el aprendizaje en los Asegurar la definición externos que facilitan u obstaculizan la organización con él y los retos
competencias y negativas y decirlas bien equipos de proyectos y objetivos el cambio: resistencias, personales, que este impone
habilidades de liderazgo Impulsar y gestionar claros de las redes emocionales, grupales, corporativas… Capacidad de anticipación. Hacer
Saber mantener
– 30 –
Control emocional, conversaciones difíciles la participación en los Asegurar la definición Uso de dinámicas y herramientas prospectiva en escenarios posibles.
dominio personal equipos clara de las reglas para la gestión del cambio: Modelo Definir el universo de agentes
Dejarse acompañar
Gestión del estrés Desarrollar la capacidad de juego y de AMIGO, Teoría U, método Beckhard colaboradores para el cambio y
Ser capaz de identificar competidores
Diálogo interno, de diálogo y de la funcionamiento de las Desarrollar visión y visión estratégica
competencias relevantes
reflexión deliberación redes Diagnosticar facilitadores y
para el rol que se Definir el valor de la organización
Acompañamiento de los Saber mantener una obstáculos del entorno
Autoconocimiento necesita Planificar estratégicamente. Alinear
equipos distancia y asegurar la Planificar y desarrollar
Apertura mental Descubrir talentos y los la planificación individual con la
autonomía de las redes procesos de incidencia política
Siglo Cero, vol. 49 (4), n.º 268, 2018, octubre-diciembre, pp. 7-34
Buena gestión del Preparar y dirigir añaden las redes a los
tiempo a título Desarrollar acuerdo a la estrategia negociación con poderes públicos
objetivos
individual competencias personales distintos tipos de Gestionar la cultura organizacional y
Dar feedback a las redes Dominar el arte de las alianzas
y profesionales que estén reuniones de manera gestionar por valores
Calidad de vida. alineadas con el cambio eficaz: operativas, Incorporar los Dominar la relación con el
Conciliación personal y reflexivas, creativas, Gestionar la cultura ética de la mercado: responsabilidad
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
profesional conflictivas… al proceso de toma organización y los dilemas éticos que social, fundraising, patrocinios,
de decisiones de la en esta se generan voluntariado corporativo…
organización
Tabla 9. Habilidades (saber hacer) necesarias para los/as líderes de Plena inclusión y del Tercer Sector (cont.)
RESPECTO A LAS
PERSONALES CON LOS EQUIPOS CON LAS REDES CON LA ORGANIZACIÓN CON EL ENTORNO
PERSONAS
Capacidad de Generar desarrollos Coordinar sesiones de Gestionar proyectos éticos, de buen Generar transformación de la
observación de procesos personales y survey-feedback gobierno y de responsabilidad social comunidad y del entorno
tangibles e intangibles profesionales desde el Aplicación de Gestionar una política de personas Desarrollar competencias
Habilidades de aprendizaje metodologías ágiles coherente y ética organizacionales y personales de
prevención y resolución Desarrollar autonomía Utilización de otros Desarrollar las competencias transformación del entorno
de conflictos personal responsable y lenguajes: design organizacionales y las profesionales Identificar el valor diferencial que
Habilidades capacidad de decisión thinking, metáforas, y personales que la organización añade la organización al entorno
comunicativas: habladas, (Empoderar) relatos… necesita Conocer el impacto social de la
escritas, redes sociales, Motivar la iniciativa, el Contar con buena Diseñar planes de formación, acción de la organización y el
hablar en público en emprendimiento y la capacidad de análisis y desarrollo de carrera y sucesión retorno económico
diferentes contextos asunción de retos síntesis Gestionar la calidad de vida laboral Utilizar indicadores de impacto en
Habilidades sociales e Estimular creatividad Capacidad de dar
institucionales en las personas para el Gestionar con rigor, ética y calidad los la transformación del entorno por
feedback a los equipos procesos en el seno de la organización la acción de la organización
Uso de lenguaje cambio y la innovación
Empoderar los equipos Usar con eficiencia el ciclo PDCA Hacer desarrollar buenos planes
accesible Saber usar técnicas de comunicación externa e imagen
Construir bien el equipo incorporando la evaluación de
– 31 –
Uso básico de las TIC: de selección como la corporativa
entrevista situacional y directivo procesos y de resultados y la mejora
plataformas, intranets, continua en los procesos Gestionar la mercadotecnia
paquetes de gestión… las técnicas situacionales Prevención y resolución
de conflictos Generar condiciones para la Saber incorporar y sumar los
Habilidades de innovación y la gestión del recursos del entorno a los propios
negociación conocimiento de la organización
Habilidades de delegación Gestionar el poder de manera Aumentar la permeabilidad de
equilibrada la organización: aprovechar
Normas, reglas de juego, experiencias y conocimientos del
Siglo Cero, vol. 49 (4), n.º 268, 2018, octubre-diciembre, pp. 7-34
en los equipos Planificar y gestionar la comunicación
Utilización de la inteligencia del
Evaluación en los equipos Articular la defensa de derechos y la entorno. Big Data
y evaluación de los prestación de apoyos
equipos Representar a la organización en el
Interpretar y descubrir los espacios entorno en el rol profesional que
que permite la legislación para poder
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
– 32 –
Romper los propios moldes Entusiasmo
Apertura a las críticas. Transparencia entorno forma parte de la
Actitud creativa e Propiciar la evaluación de Sentido del humor organización
Coherencia entre lo que se
innovadora los otros Sentido de la justicia, dice y lo que se hace Actitud de aportar al
Adoptar postura crítica la Asertividad equidad entorno y no solo de pedir
Orientación a resultados
calidad de vida propia Ejemplaridad recursos al mismo
Empatía significativos
Responsabilidad ética Respetar los roles de
Respeto Orientación a las
representación en el entorno
Humildad sostenibilidad
Siglo Cero, vol. 49 (4), n.º 268, 2018, octubre-diciembre, pp. 7-34
al servicio
Actitud proveedora, de estar
al servicio
Ejemplaridad
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
f. j. gómez gonzález, j. j. lacasta reoyo, v. a. martínez-tur y c. rodríguez sumaza
avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
f. j. gómez gonzález, j. j. lacasta reoyo, v. a. martínez-tur y c. rodríguez sumaza
4. Conclusiones
Referencias bibliográficas
cedefop (2016). Directrices europeas para la validación del aprendizaje no formal e informal.
Luxemburgo: Oficina de Publicaciones.
Covey, S. R. (2004). Los tres papeles que desempeña el líder en el nuevo paradigma. En F.
Hesselbein, M. Goldsmith y R. Beckhard (Coords.), El líder del futuro (pp. 177-188).
Barcelona: The Drucker Foundation, Ed. Deusto.
PROYECTOS DE VIDA
Y ACOMPAÑAMIENTO A LAS PERSONAS
CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL:
ENFOQUE ÉTICO
Resumen: Hay muchos estudios en torno al apoyo a las personas con discapacidad
intelectual en el ejercicio de su autonomía, pero son muy escasos los que se centran en
ese apoyo cuando la persona busca concretar tal ejercicio en sus proyectos de vida. Este
artículo aborda con enfoque ético el acompañamiento en el momento de la elucidación
y la realización de los proyectos. Para ello, se comienza aclarando la intención que lo
alienta y resaltando la relevancia moral de lo bueno –no solo de lo justo–, se presentan a
continuación las coordenadas que delimitan el campo de los proyectos vitales y se pasa
luego a desarrollarlas y a considerar cómo pueden ser tenidas en cuenta en dicho acom-
pañamiento. Concretamente, se analiza la conexión de los proyectos de vida buena con
las virtudes, las prácticas, los planes de vida y las opciones de sentido.
Abstract: Although there is plenty of research about the support for the exercise of
autonomy of persons with intellectual disabilities, there is scarcely any which focuses on
this support when the individual materializes such exercise on his own life project. This
paper addresses from an ethical perspective the accompaniment during the definition
and development of life projects. Therefore, it begins clarifying the intention sustaining
it and enhancing the moral relevance of what is good –not only of what is fair–. It then
presents the coordinates which define life projects contents and develops them conse-
quently, considering too how they must be taken into account in such accompaniment.
Specifically, the connection between good life projects and virtues, practice, life plans
and meaningful life options is analyzed.
Key words: persons with intellectual disabilities; life projects; supports; virtues;
meaningful life proposals.
L
a “Convención de derechos de las personas con discapacidad” ha con-
sagrado, con toda justicia, el enfoque de derechos en el reconocimiento de estas
personas, frente a enfoques menospreciadores y paternalistas precedentes. En
él se contempla un posible momento de “acompañamientos” y “apoyos”, personales
e institucionales, a los que ellas tienen derecho cuando se precisan para el mayor ejer-
cicio de su autonomía (2017). Se entiende que, protegida así la capacidad de autode-
terminación, esta será actualizada por cada persona para perseguir una vida lograda a
través de la realización de sus proyectos libremente elegidos, para los que el disfrute
de los derechos sociales, garantizado por las instituciones públicas, y los apoyos per-
tinentes tienen que proporcionar los bienes y recursos básicos necesarios. Al hilo de
este supuesto se tiende a señalar un límite, confesado o no, a tales acompañamientos y
apoyos: no tendrían que “inmiscuirse” en la clarificación de los planes de vida de estas
personas, que deberían dejarse a su libre arbitrio.
Una reserva similar puede encontrarse en propuestas éticas muy relevantes en las
últimas décadas, las cuales han destacado que la tarea propia del saber ético, a la que
debe ceñirse, es la de ofrecer principios y orientaciones para garantizar cívicamente
el respeto a las libertades individuales y la existencia de las condiciones sociales de
posibilidad para su ejercicio. Piénsese, por ejemplo, en la teoría de la justicia
de Rawls o en la ética discursiva de Habermas. El primero (Rawls, 1979) confiesa
expresamente que se impone la prioridad de lo justo universalizable, esto es, de los
principios imparciales de convivencia, sobre lo bueno, los proyectos de felicidad
en su legítima pluralidad, que cada uno podrá considerar libremente cuando se ga-
rantice públicamente lo justo. En cuanto a Habermas (1991 y García Marzá, 1992),
distingue claramente: a) cuestiones de justicia, susceptibles de acuerdos que expre-
san intereses generalizados con validez universal, a las que hay que aplicar la ética
dialógica que propone; y b) cuestiones que llama “evaluativas” o “existenciales”, las
que remiten a variados ideales de realización o vida buena, que dependen de tradi-
ciones concretas. Sobre estas últimas, concluye, solo caben deliberaciones en con-
textos particulares, debiendo exigírseles que no quebranten las primeras, que son a
1
Tiene su origen en una sesión formativa –“De los derechos a los proyectos de vida”– realizada en
aprocor, aleph y pauta (Madrid, noviembre de 2016) y en gautena (San Sebastián, marzo de 2017).
la vez su marco posibilitador y limitativo. Como puede verse, en teorías éticas como
estas domina el enfoque deontológico decisivamente marcado por Kant (1973), el
focalizado en imperativos y derechos, que suele estar acompañado del temor a que
si nos introducimos con contundencia en el debate en torno a cuestiones de vida
buena podremos acabar siendo impositivos.
Un enfoque así posterga potentes planteamientos teleológicos de la ética que tie-
nen en Aristóteles (1988) su precursor más relevante. Cuando se enfatizan, nos vienen
a decir que el momento primario del saber ético y de su puesta en práctica es el de la
búsqueda de la vida buena, feliz, lograda –para la que ofrecen propuestas y orienta-
ciones varias–, y que, de algún modo, la dimensión normativa tiene que estar sometida
a ella. Sin necesidad de ir tan lejos, creo que lo que debe defenderse es la articulación
compleja entre la perspectiva teleológica –centrada en la finalidad– y la deontológica
–centrada en el deber– de la ética: la primera convocándonos a reflexiones en torno
a esa vida buena que puedan inspirar y ayudar a discernir los proyectos personales,
la segunda recordándonos la relevancia de la autonomía asentada en la dignidad, que
siempre debe ser respetada y potenciada al tratar de diseñar y poner en práctica tales
proyectos.
Este enfoque articulador de la ética es el que se asume en estas líneas, para aplicarlo
a la temática del acompañamiento y apoyo a las personas con discapacidad intelectual.
Desarrollarlo en toda su amplitud pide que se considere el acompañamiento tanto en
el ejercicio y potenciación de su autonomía como en la aplicación de esta a la formu-
lación y realización de sus proyectos de vida; además, en su imbricación. Dado que en
otros lugares ya he reflexionado sobre lo primero (2016) y que sobre ello hay muchos
y diversos estudios, aquí me ceñiré a presentar las coordenadas que deben ser tenidas
en cuenta al acompañar a las personas con discapacidad intelectual en sus proyectos
de vida, en los que dan contenido material a su autodeterminación.
Antes de abordar esta tarea se impone, de todos modos, una advertencia, a fin de
evitar malentendidos. No se trata de que las personas con discapacidad intelectual
necesitarían que se les ofrecieran, con el acompañamiento pertinente, propuestas
éticas en torno a la felicidad para diseñar sus proyectos personales, mientras que el
resto de personas no lo requerirían. La referencia a la ética de la vida buena es igual-
mente conveniente para todas las personas, solo que cada una tendrá que remitirse
a ella desde sus circunstancias, una de las cuales, la que aquí se tendrá presente, es
la condición de discapacidad. Formulando esto de otro modo, puede decirse que
las personas con discapacidad tienen el mismo derecho que las demás a tener ante
sí planteamientos éticos consistentes sobre la vida buena a la hora de afrontar sus
proyectos vitales; porque, como en todas, estos quedarán enriquecidos; y porque no
hacerlo supone discriminación y quizá, trasfondos de paternalismo –sería algo que
“les desbordaría”–. Esta convicción se refleja en la exposición que sigue, en la que
la consideración del acompañamiento a las personas con discapacidad irá precedida
de una presentación de la ética de la vida buena válida para cualquier persona en
cualquier circunstancia.
mutuas que nos hagamos en torno a nuestros proyectos de vida no utilicemos como
argumentos más que el diálogo que expresa una razonabilidad que no se impone y el
testimonio que aporta experiencias personales en las que lo defendido se “prueba” a
través de las vivencias de quien lo defiende.
Pensemos, por ejemplo, en diseños posibles de vida realizada focalizados en fines
globales como estos: vida de éxito social, vida intensa que persigue la acumulación
máxima de experiencias, vida comprometida por la justicia, vida auténtica acorde con
aquello que nos sentimos llamados a ser; etc. ¿No es cierto que caben aquí multitud
de argumentaciones y testimonios interpeladores entre quienes optan en la práctica
por cada uno de esos fines, en unos casos excluyentes entre sí y en otros no, que tanto
inciden en los proyectos concretos?
Preguntas como esta nos conducen a que formulemos la que es central para este
escrito: las relaciones de acompañamiento y apoyo a las personas con discapacidad
intelectual ¿deben contemplar este horizonte de lo bueno o hay que ceñirse única-
mente a apoyar la capacidad de autodeterminación y la realización de lo justo en ellas?
Avanzo mi respuesta afirmativa, aunque las razones se harán perceptibles cuando se
explicite lo que un proyecto de vida buena tiene que considerar.
1. Al fin (telos) genérico de la vida buena humana, que perseguimos de modo con-
creto con nuestros proyectos de vida, Aristóteles lo llama eudaimonía. Solemos tra-
ducir este término por “felicidad”, pero, como muy bien subraya Thiebaut (2005),
se trata de un concepto que tiene un contenido holista muy marcado al sintetizar
bien-ser, bien-hacer y bien-estar; algo que no queda reflejado en nuestra actual consi-
deración de la felicidad. Es un contenido, además, que debe ser situado en las circuns-
tancias precisas de cada uno, concretado con la guía de la prudencia, contemplando el
horizonte de la totalidad de la vida, e implicando la subjetividad, la intersubjetividad
y la polis.
Pues bien, en buena medida puede decirse que Aristóteles nos ofrece con esta
categoría las coordenadas generales de la vida buena, de los proyectos de vida. Rea-
sumiéndolas, purificándolas éticamente y actualizándolas, pueden formularse de este
modo:
– Coordenada del bien-ser. Nuestra felicidad está en nuestro modo de ser, con-
cretamente, dirá Aristóteles, en nuestro modo virtuoso de ser, el que realiza
nuestra excelencia (areté) como humanos. Nuestros proyectos personales de
vida deben incluir decisivamente la construcción de nuestro “carácter” moral.
– Coordenada del bien-hacer. En parte emana del bien-ser, en parte ayuda a cons-
truirlo. Hoy podríamos concretarlo en tres subcoordenadas: a) opción personal
por las prácticas –categoría que se presentará luego– en las que concretar la
excelencia de nuestras acciones implicadas en ellas; b) diseño y persecución de
planes de vida que, incluyendo las prácticas, imbrican además diversos proyec-
tos parciales sobre aspectos concretos de la vida; c) opción por referentes de
sentido que inspiran y sostienen esas apuestas por las virtudes, las prácticas y
los planes de vida.
– Coordenada del bien-estar. Remite a las condiciones externas de la vida feliz,
cuya posesión, de todos modos, nos da además unas sensaciones agradables que
también forman parte de la felicidad, aunque en modo alguno esta deba ser redu-
cida a ellas. En una sociedad justa las condiciones de bienestar pueden lograrse en
parte con el ejercicio de prácticas como las profesiones y en parte con el disfrute
de los derechos sociales. Aunque siempre cabe la “mala fortuna”, por ejemplo,
en forma de enfermedad crónica incurable de la que nadie es responsable, que los
derechos sociales únicamente pueden paliar. En este caso, el reto es afrontarla lo
más positivamente posible desde las virtudes y los mundos de sentido.
2. Estas son, pues, las coordenadas de la vida buena que convendría que tuviéra-
mos presentes todas las personas a la hora de diseñar y realizar nuestros proyectos
vitales. ¿En qué medida debemos reasumirlas en los acompañamientos y apoyos a las
personas con discapacidad intelectual?
En primer lugar, en esos acompañamientos hay que estar abiertos a todas las coor-
denadas citadas, aunque, según las circunstancias, los momentos e incluso los sujetos
acompañantes (familia, profesional, voluntario, etc.), nos toque centrarnos más en
unas que en otras, más en unos modos que en otros. Se verá en lo que sigue lo que
esto puede significar.
En segundo lugar, es importante ser conscientes de que en estos acompañamientos
serán significativas no solo las convicciones deontológicas de quienes acompañan,
sino también sus formas de abordar sus propios horizontes de vida buena, aunque
tengan que serlo de modo diferente –la conexión con lo obligante solo cabe en lo
primero–. Globalmente hablando, acompañará mejor quien tiene la experiencia de
construir proyectos vitales personales ética y humanamente sólidos que, por ser tales,
nunca serán impositivos, sino acogedores de la realidad y la libertad del otro.
Precisadas de este modo las coordenadas de la vida buena y apuntada su proyec-
ción a las personas con discapacidad intelectual, pasemos a desarrollarlas.
es” generoso), son nuestra plenitud, la realización positiva de lo que podemos ser, de
nuestro fin. Configuran nuestro “carácter moral”, con su proyección intersubjetiva,
comunitaria y cívica. Lo configuran, además, a nuestra manera, teniendo presentes
nuestro “carácter psicológico” y nuestros contextos culturales. Por eso, precisamen-
te, teniendo una dimensión universalizable (piénsese, por ejemplo, en la paciencia)
tienen concreciones particulares, tanto culturales como personales, respecto a las que
se puede entrar en diálogo. Al ser “modos de ser” impregnan y unifican toda nuestra
realidad personal: corporalidad y psique; intelecto, memoria, imaginación, afectos,
motivaciones, para bien propio y de los demás. Al ser modos de ser que “nos pleni-
fican”, se cultivan con gozo, aunque a veces nos cuesten: las virtudes en cuanto tales
no pueden imponerse externamente, “debemos” autoimponérnoslas, pero porque
percibimos que expresan nuestra realización, a lo que ayuda mucho el que nos sean
presentadas bien, con argumentaciones y testimonios.
Es especialmente relevante y significativa su conexión con las emociones, hasta
el punto de que las virtudes pueden considerarse modulaciones estables de los senti-
mientos orientadas al bien. Como dice Aristóteles, las emociones virtuosas se expre-
san “cuando es debido, por aquellas cosas y hacia aquellas personas debidas, por el
motivo y la manera que se debe y como se debe” (1988: 168). Piénsese, por ejemplo,
en la virtud de la indignación. El que se integre así el sentimiento éticamente madura-
do hace que la virtud sea movilizadora –mueven las emociones, no los meros princi-
pios– y sea internamente acogida como buena –no forzada–.
Que la virtud sea modo de ser supone que no es transitoria, que permanece en el
tiempo, a pesar de las adversidades y en la diversidad de contextos. Aristóteles llega a
decir: “En ninguna obra humana hay tanta estabilidad como en las actividades virtuo-
sas” (1988: 149). Pero añadiendo: con flexibilidad similar a la del buen zapatero que
hace siempre el mejor calzado con el cuero de que dispone. Esto es, se trata de una
durabilidad en la flexibilidad creativa (piénsese, por ejemplo, en la fidelidad). De nue-
vo, gran versatilidad entre lo constante y universalizable del corazón de la virtud –lo
fundamental de su disposición– y sus plurales contextualizaciones históricas, sociales
y personales.
Primariamente, la virtud no es, pues, una propiedad de las acciones sino del sujeto,
excelencia moral de su carácter. Pero, evidentemente, implica acciones buenas acordes
con cada virtud. Respecto a estas es una disposición permanente hacia ellas, nos “capa-
cita” y da fuerza para realizarlas, nos conduce con constancia a ellas (se muestra como
hábito) y se autentifica en ellas. En la práctica, hay circularidad creativa entre hacer lo
virtuoso porque se es virtuoso y ser virtuoso porque se van haciendo acciones virtuo-
sas. Piénsese, por ejemplo, en la virtud de la escucha.
El contenido de estas acciones se precisa como término medio entre dos extremos
viciosos, no en cuanto a la excelencia –es el extremo mejor–, sino en cuanto a la expre-
sión de las emociones y las acciones. Un modo habitual de falsear las virtudes al invitar
a ellas, desprestigiándolas, ha sido el de confundirlas con uno de sus extremos viciosos.
Piénsese, por ejemplo, en la humildad. Debe advertirse, de todos modos, que el término
medio es relativo a nuestras condiciones y circunstancias: se define contextualizada-
mente con la guía de la prudencia. En este sentido, es un reto para la creatividad.
Sin la elección personalizada por ser virtuoso no hay virtud, aunque haya con-
ducta, por conformismo o por inclinación natural. Y esta elección está determinada
por la razón que integra el sentimiento: la virtud implica “deseo –atracción, moti-
vación– deliberado –conformado por la razón–”, “deseo inteligente” (Aristóteles,
1988: 270). Eso es el ser humano realizado, síntesis de intelecto, sentimiento, elec-
ción. Quien elige una virtud así, por ser virtud, tendencialmente las elige todas,
consciente de que es la interrelación entre ellas la que las potencia y purifica. En esta
purificación el aspecto más básico es el que aporta el respeto como virtud –“siento
respeto por ti”–, remitido al reconocimiento de la dignidad del ser humano (algo
extraño al mundo aristotélico).
Es importante destacar que en Aristóteles las virtudes están enmarcadas en la polis,
que por tanto tienen, diríamos ahora, una perspectiva pública. Esto lo traducimos
hoy distinguiendo virtudes públicas, de convivencia cívica (la justicia, el respeto, la
indignación cívica, etc.) y virtudes de alcance privado (la humildad, la paciencia,
la mansedumbre, etc.). Aunque al analizarlas, al verlas encarnadas en el carácter moral
de las personas, constatamos que esa distinción tiende a difuminarse: la mansedumbre
tiene una marcada expresión pública en forma de no violencia, la compasión es tam-
bién decisiva para afrontar cívicamente la victimación, la sobriedad se nos ha hecho
virtud cívica relevante ante la crisis ecológica, etc. Quizá acabe siendo más ajustado
afirmar que la mayoría de las virtudes tienen la posibilidad de un ejercicio público y
privado de ellas, según los contextos.
De las virtudes se podrían decir muchas más cosas. Además, la clarificación sobre
ellas aumenta cuando se describe lo nuclear de virtudes concretas relevantes para las
situaciones consideradas. Dado que no es este el lugar para tales tareas, el lector pue-
de consultar fuentes bibliográficas en las que se abordan (por ejemplo: Camps, 1990;
Comte-Sponville, 1998; Etxeberria, 2005 y 2012; MacIntyre, 2001).
2. Pasemos ahora a exponer cómo pueden ser tenidas en cuenta las virtudes en
el acompañamiento a las personas con discapacidad intelectual como apoyo a sus
proyectos de vida.
Para empezar, quien ofrece relaciones de apoyo con estas personas debe pregun-
tarse si tiene alguna función que cumplir en la maduración en las virtudes de la perso-
na a la que acompaña, en forma tal que plenifiquen su modo de ser, que la hagan ser
buena. Y deberá comenzar respondiéndose que tiene al menos una, que se le impone
fácticamente aunque no quiera. Como ya subrayó Aristóteles, todos nos educamos
en las virtudes a través de la “imitación” de personas significativas, que para que sea
positiva debe ser lúcida, crítica, creativamente personalizada. Quien acompaña a las
personas con discapacidad intelectual es una de estas personas –le guste o no–, ejer-
ciendo esa función de referencia que tiene que asumir para ejercerla bien.
Esta dinámica de imitación, en la que todos los humanos entramos, puede sonar
a sumisión. Si es asociada con la potenciación de la lucidez y la creatividad en quien
“imita”, tal sospecha decae. Pero hay además otro elemento que la desvanece defini-
tivamente: la disposición, por parte de quienes acompañan, a aprender de la ejempla-
ridad en virtudes de las personas acompañadas. Hay una virtud que ayuda a ello, la
de la humildad.
No se trata, por supuesto, de que haya que buscar ponerse como ejemplo, algo
peligroso. Se trata, nada más y nada menos, que de tener la relación ética debida con
las personas a las que acompañamos, que impregne el modo de relación que nos
corresponde como familiar o profesional o gestor o voluntario. Pues bien, en las re-
laciones de apoyo y acompañamiento, a veces nos encontramos con dilemas o pro-
blemas morales que piden discernimiento a partir de los principios, para decidir qué
debemos hacer. Pero en lo cotidiano, en lo de todos los días, la oferta positiva de
apoyos será excelente únicamente si sintetiza en quien los ofrece la expertez que le es
propia por el lugar que ocupa –la función que tiene– y el cultivo de las virtudes. Por
eso es tan decisiva la referencia a las virtudes de quien pretende acompañar y apoyar.
De la asunción de esta referencia brotará espontáneamente la ejemplaridad de la que
hablábamos. Piénsese, para que esto quede manifiesto, en una relación alentada por
virtudes como estas, formando racimo entre ellas: respeto, reconocimiento, humil-
dad, veracidad, escucha, dialogalidad, compasión, indignación-justicia, generosidad,
serenidad, paciencia, mansedumbre, confianza, esperanza, perseverancia, pruden-
cia… A quien acompaña, esto podría parecerle de una exigencia desmesurada. Pero
su perspectiva cambia si lo ve como un horizonte, como un proyecto personal, al que
avanzará con dificultades y fallos, en el que ayudando a la plenificación de otros se
plenifica a su vez a sí mismo, es feliz. Sin que aquí haya ninguna instrumentalización
de nadie, sino una solidaridad básica compartida en la construcción de la felicidad.
Además de esta colaboración implícita a que la persona con discapacidad madu-
re en virtudes, quien acompaña puede preguntarse si tiene que ofrecer una colabora-
ción explícita, alentando que la persona acompañada asuma expresamente el cultivo
de la virtud como parte relevante de su proyecto vital. Considero que la respuesta
tiene que ser afirmativa. Esta incentivación del cultivo de la virtud, con los modos
y ritmos que se precisen, tiene que formar parte expresa de los procesos de apren-
dizaje en todos los contextos en los que se dan (tratando de que sean contextos de
educación inclusiva por lo que se refiere a la educación reglada), alentados por los
diversos responsables de ellos. Será necesario, entonces, tener muy presente la pe-
dagogía de la virtud que, junto a la ya citada expresión de imitación personalizada,
contempla otras como la del aprendizaje cognitivo-emotivo-motivacional a partir
de relatos, la educación en sentimientos o el aprendizaje a partir de la praxis.
práctica. Quien acompaña a las personas con discapacidad puede preguntarse si está
alentando con esta seriedad dichas prácticas, ajustándolas a los deseos y capacidades
de los acompañados. Porque una buena inserción en ellas es claramente significativa
para la vida buena, no es nada despreciable de cara a los proyectos vitales.
2. Tras esta presentación del lugar de los planes vitales en nuestra vida realizada,
pasemos una vez más a preguntarnos cómo tenerlo presente en el acompañamiento
que aquí se está considerando.
De nuevo, la tarea se hace mucho mejor si contamos –dimensión deontológica–
con una sociedad inclusiva. Si hay graves lagunas en ella, forma parte del acompaña-
miento luchar para que estas se vayan reduciendo.
Ya a nivel individual, es muy importante: a) un acompañamiento en la clarificación
personal de los planes de vida que se eligen, para que respondan tanto a la autentici-
dad (no hacer planes por pura imitación en la que hay trasfondos de sometimiento)
como a la razonabilidad; b) una oferta de los apoyos necesarios para que puedan ir
realizándose.
Cuando las personas con discapacidad intelectual se encuentran con distancias
muy marcadas entre sus planes de vida deseados y las realizaciones de ellos, cuando se
topan con el fracaso, la tarea de quien las acompaña es ayudarles a afrontarlo distin-
guiendo las tres causas antes citadas, muy diferentes entre ellas. Es una tarea que pue-
de resultar dolorosa, pero que es imprescindible para que la persona no se hunda en el
menosprecio de sí misma. Los planes de vida son en sí muy estimulantes, los fracasos
en ellos pueden ser muy destructores, con frecuencia muy injustamente destructores
cuando son causados por dinámicas de exclusión.
El que esto pueda suceder nos recuerda lo relevante que es potenciar y mantener
la ajustada estima de sí mismo. Quien acompaña debe estar siempre atento a cómo se
está dando en quien atiende. Y cuando constate que es muy baja, la primera tarea del
acompañamiento, en sí dirigido a apoyar los planes de vida, pasa a ser la de alentarla
al alza, sin engaños, con dinámicas sólidas. A veces puede ser muy difícil, pero es ahí
donde toca dinamizar apoyos alentados decisivamente por las virtudes.
1. Las propuestas de sentido, con los valores y los fines de plenitud que incluyen,
son los referentes de significación y fundamentación de la realidad en su conjunto.
Dentro de esta, los de nuestra vida humana (algunas propuestas se limitan a ella). Den-
tro de esta, a su vez, los de dimensiones concretas de lo humano, como, por ejemplo,
la sexualidad o la relación con la naturaleza. Pueden ser seculares, sin implicaciones
transmundanas (como, por ejemplo, cierto modo de entender la llamada ecología pro-
funda), o religiosos (en todas las religiones anida una propuesta de sentido). Hay tam-
bién propuestas que expresan el sinsentido, el absurdo de la realidad (humana).
Hay conexiones fácticas con propuestas de (sin) sentido en la vida de todos los
humanos: más o menos conscientes, más o menos coherentes, más o menos sostenidas
en el tiempo, más o menos personalizadas y elegidas. Estas conexiones condicionan,
inspiran, fundamentan, alientan, orientan los proyectos de vida realizada que hacemos,
en concreto, sus fines, sus valores, sus planes. Es importante, por eso, que, al conside-
rarlos, hagamos claridad sobre esos referentes de sentido y de plenitud en los que nos
insertamos y los insertamos, a fin de optar con libertad lúcida y crítica por aquellos
que se nos muestren más consistentes. Aparte de que vivir coherentemente la refe-
rencia a un sentido concreto de la realidad puede ser considerado por sí mismo una
dimensión clave de nuestro proyecto vital.
Hay que ser conscientes, de todos modos, de que se da una circularidad entre
nuestros proyectos de vida y nuestras opciones de valor y de sentido. Por ejemplo,
la relación que a través de esos proyectos mantenemos con el bien público, lo que
perseguimos con una profesión, la conexión que establecemos entre consumo y feli-
cidad, el tipo de vida sexual que anhelamos, etc., dependen de la jerarquización de los
valores que hagamos y del sentido que demos a la vida y a la realidad. Pero, a su vez, la
puesta en práctica de los planes de vida puede afianzar o modificar nuestros mundos
de sentido, con sus jerarquías de valores.
Ante las opciones de valor y de sentido que podamos hacer, lo deontológico de la
ética: a) por un lado, impone límites a la pluralidad de ellas: no deben dañar el valor
de la dignidad de nadie, incluido el de quienes las asumen, y una de las razones a su
favor en el diálogo entre ellas será el que lo alienten expresamente; b) por otro lado,
hace legítimas todas las opciones que respeten ese criterio de la dignidad, tanto en el
mundo de sentido que ofrecen como en la jerarquización de valores que tal sentido
implica. Esto se aplica por igual a propuestas estrictamente seculares, a las abiertas
genéricamente a la espiritualidad, a las ligadas expresamente a una confesión religiosa.
La socialización primaria, en la infancia y adolescencia, necesaria para hacernos
efectivamente humanos, implica siempre una socialización en mundos de sentido, con
su correspondiente jerarquía de valores. Puede buscarse expresamente socializar en
alguno de ellos, pero también se socializa implícitamente en mundos de sentido de
los que no somos muy conscientes. Habiendo múltiples agentes socializadores, que
pueden divergir en sus propuestas y en la conciencia de ellas: la familia, la escuela,
otros grupos formativos, los grupos de afines, los medios de comunicación en su sen-
tido más amplio, etc. La inhibición en la socialización en mundos de sentido decidida
por unos agentes (por ejemplo, la familia) solo significa que la socialización de otros
tenderá a influir más.
Ante esta realidad: a) es legítimo proponerse realizar una socialización determi-
nada –por ejemplo, en la familia–, siempre que su contenido esté legitimado ética-
mente y se ofrezca en modos tales que no solo dejen espacio a la libertad receptivo-
crítica que se vaya adquiriendo con el avance de la edad, sino que además persigan
expresamente aumentar la capacidad de ella; b) una de las tareas relevantes de madu-
ración en la autonomía de las personas tiene que ver con esta progresiva receptividad
crítica, de modo tal que lo que realmente acabemos interiorizando como mundos
de sentido y jerarquía de valores “nuestros” sea lo que decidamos personalmente
asumir de modo personalizado, con el discernimiento correspondiente; c) todos los
agentes socializadores efectivos tendrían que proponerse integrar en la socialización
los valores que deben compartir todas las propuestas de sentido, los ligados a la
dignidad, y algunos de ellos, en especial la escuela, pueden optar por focalizarse en
esta socialización –si es pública, debe hacerlo–, manteniéndose imparciales ante las
propuestas de sentido.
aquí queda solo apuntado, pero que muestra a las claras la pertinencia de considerar
en los proyectos de vida los referentes del sentido, también cuando acompañamos a
las personas con discapacidad intelectual.
8. Para concluir
Referencias bibliográficas
y se aprecia una demanda, sobre todo práctica, que oriente y ayude al colectivo a generar
su propia idea del concepto y actuar en consecuencia.
Abstract: The life expectancy of persons with intellectual disabilities has increased
significantly during the last years, and this fact means that it is increased the possibility
of experiencing mourning situations because the loss of close persons. Through this
paper, it is expected to know how the young persons with intellectual disabilities (ID)
and their environment experiment the processes of mourning caused because of rela-
tives’ loss. The participants belong to the association ASPANIAS in Burgos, and the
method used to collect information was discussion groups with three different groups:
young persons with intellectual disabilities, specialists and families. Hence considering
these and the classification of the information depending on the eight domains of the
Quality of Life paradigm constructed by Schalock and Verdugo, the research concludes
that intellectual disability people experience mourning processes whose characteristics
depend on numerous factors. These mourning processes become complex because they
are joined to the trouble expressing their feelings and developing strategies to confront
them. The instruction given to the ID people about this topic is non-existent and it is
appreciated a demand, mainly a practical one, that guides and helps the collective to
generate their own idea about the concept, to act consequentially and to talk it out.
Key words: intellectual disability; mourning; relatives’ loss; quality of life; discus-
sion groups.
1. Introducción
E
l proceso de duelo tras la muerte de un ser querido genera una etapa
difícil y confusión en la vida de las personas que va unido a una angustia emo-
cional y a diversos problemas de adaptación a la nueva situación (McEvoy,
Machale y Tierney, 2012). Además, esta circunstancia para las personas con disca-
pacidad intelectual (en adelante DI), con una comprensión limitada del concepto de
muerte, puede exacerbar la angustia y jugar un papel significativo en la prolongación
del duelo.
Por ello, intentar comprender cómo viven o afrontan el duelo las personas con DI
y conocer qué emociones experimentan son aspectos muy útiles para poder acompa-
ñarlas durante ese proceso y ayudar a sobrellevarlo de una manera normal. Y es que
según la Asociación Americana de Discapacidad Intelectual y Desarrollo (en adelante,
AAIDD) es importante destacar la conducta adaptativa (Verdugo, 2011) como carac-
terística necesaria para el funcionamiento de las personas con DI.
Varios autores coinciden en la importancia de que las personas con DI vivan el
proceso de duelo como el resto de la población y tengan una visión real del ciclo vi-
tal, sin negarles la posibilidad de sufrir (Ruiz y Sainz, 2008; Romero, 2013). Este úl-
timo añade que es necesario dar significado a lo sucedido para lograr la adaptación
a la nueva situación y al día a día sin el ser querido, intentando seguir con la ruti-
na habitual. Además, parece aceptado y no existen dudas de que las personas con
discapacidad también experimentan procesos de duelo (Rodríguez, 2012), ya que,
como afirma Gulbenkoglu (2007), el dolor es una emoción que se puede aplicar a
todos los seres humanos, independientemente de su condición, y que actúa como
respuesta a la pérdida del ser querido. Autores como Brickell y Munir (2008) y
Roberts et al. (2016) consideran que el dolor en sí mismo no es patológico, y el
duelo puede considerarse un proceso normal que incluye componentes cognitivos,
emocionales, conductuales, físicos y sociales (Romero, 2013). Dichos componen-
tes son mayores cuanto más apego, vínculo o dependencia exista con la persona
fallecida (Tizón, 2004).
Gulbenkoglu (2007) propone que la manera de trabajar el duelo con las personas
con discapacidad debe basarse precisamente en esa experiencia de pérdida, en lugar
de en la comprensión del concepto de muerte. Por el contrario, en una investigación
realizada por Rodríguez, Izuzquiza y De la Herrán (2015), se formula la idea de que
la adquisición del concepto de muerte puede ayudar a comprender mejor los procesos
involucrados en el desarrollo del duelo, y así evitar complicaciones. Estos autores
concluyen que las personas con DI tienen una amplia variedad de opiniones, actitudes
y creencias sobre la muerte, pero, también, que poseen dificultades en la comprensión
de las dimensiones biológicas de la misma.
Rodríguez (2012: 15) afirma que “entre los 7 y 11 años los niños y niñas suelen
tener adquirido este concepto de muerte biológica”, y que la evolución de dicho con-
cepto puede no seguir las mismas pautas en niños y jóvenes con DI. Autores como
Ruiz y Sainz (2008) también aluden a esta cuestión, asegurando que, generalmente,
en la sociedad actual no se enseña a afrontar o desarrollar un sufrimiento normal ante
la pérdida en la niñez o la adolescencia. Señalan que esto ocurre de igual manera, o
incluso más acentuado, en personas con discapacidad, a quienes frecuentemente se les
niega la posibilidad de aprenderlo además en la edad adulta.
Rodríguez, De la Herrán y Cortina (2012) realizan una revisión centrada en los
antecedentes históricos de la pedagogía de la muerte en España. A partir de su estudio,
sugieren el acompañamiento educativo como una metodología que ayude a evitar
duelos complicados y dar normalidad a la muerte, aun siendo conscientes de que la
pedagogía de la muerte puede ser una propuesta demasiado novedosa.
Puede afirmarse que uno de los fines perseguidos por la educación para la muerte
y la formación en duelo en personas con DI es favorecer su inclusión en la sociedad,
entendiendo dicha inclusión como una búsqueda de los recursos y medios adecuados
para atender las diferencias entre personas (Martín y Sánchez, 2015). Por tanto, parece
evidente que otra de las metas de la formación en duelo sea la mejora de la calidad de
vida de las personas con DI y sus familias, ya que la prestación de apoyos se relaciona
con un avance en los resultados personales de la misma (Baña, 2015).
Por otro lado, cabe destacar que, en los últimos años, ha aumentado la esperanza
de vida de este colectivo debido a los novedosos avances técnicos, a las mejoras sani-
tarias y al creciente proceso de aceptación e inclusión en la sociedad de esta población
(Rodríguez, 2012). El hecho de que su ciclo vital aumente conlleva un mayor número
2. Método
2.1. Diseño
Para alcanzar los objetivos propuestos ha sido necesario contar con tres grupos
de discusión diferentes: uno de padres, otro de profesionales y otro formado por el
alumnado.
Para la selección de los mismos, el primer paso ha sido contactar con la pedagoga
del centro ocupacional Puentesaúco de ASPANIAS, desde donde se ha facilitado el
acceso al resto de personas y servicios.
El grupo de personas con DI ha sido seleccionado por la pedagoga del centro
ajustándose a los siguientes criterios de inclusión: alumnado de ASPANIAS, de entre
16 y 25 años (edad a la que generalmente, ya se ha vivido alguna muerte cercana), de
ambos sexos y diferentes grados de discapacidad intelectual, que hubieran sufrido la
muerte de algún familiar, o ser querido cercano, en algún momento de su vida. Como
criterio de exclusión se ha tenido en cuenta que no hubieran experimentado duelos
complicados o tuvieran realmente problemas para hablar del tema y así evitar herir
sensibilidades.
El grupo de familiares se ha seleccionado desde el servicio de ocio y familias de la
asociación. En este caso, los criterios de inclusión han sido los siguientes: padres, ma-
dres o familiares próximos de personas jóvenes con DI de diferentes edades y grados,
cuyos hijos o hijas fueran usuarios de la asociación, y que hubieran vivido la muerte
de algún familiar cercano en algún momento de sus vidas. Otro de los criterios es el
de que sus familiares con DI vivieran tanto en el servicio residencial de la asociación,
como en casa, y así poder obtener mayores perspectivas. Una vez acordado esto, el
2.3. Participantes
El número total de participantes estuvo confirmado por los tres perfiles anterior-
mente descritos. Más concretamente, el grupo de personas con DI lo han formado
un total de 12 personas. El grupo de familiares ha agrupado a 9 personas, entre ellos
padres, madres y hermanos de personas con DI. En cuanto al grupo de profesionales,
han participado 8 personas.
Por lo tanto, el número total de participantes en el estudio ha sido de 29 personas.
2.4. Procedimiento
Con cada uno de los tres grupos mencionados, se ha llevado a cabo una sesión
de entre 60 y 90 minutos, tiempo recomendable para el desarrollo de las mismas
(Kitzinger, 1995). Cada sesión se ha grabado en audio para facilitar la posterior
transcripción de datos. En cada uno de los grupos se ha empleado un guion de pre-
guntas similar, pero con vocabulario adaptado en función de las características de
los participantes.
Las tres sesiones han seguido la misma estructura, comenzando con la presenta-
ción de la moderadora y también del tema y los objetivos de la investigación. Poste-
riormente, se les ha explicado la dinámica que debe seguir un grupo de discusión y la
necesidad de grabar sus testimonios en audio. También en estos primeros minutos se
les ha hecho entrega del consentimiento informado, documento en el que autorizan
formar parte del proceso y en el que se comunica la absoluta confidencialidad del
estudio y empleo de la información únicamente con fines académicos.
3. Resultados
3.1. Categoría de Bienestar físico
• Subcategoría de empatía
– Participante 7: “Sí, sí que se nota pero yo intento como calmarle o yo qué sé,
o cambio de tema para que no piense esas cosas”.
– Profesional 3: “Al 70% de las personas con discapacidad no se lo cuentan
quizás porque piensan que les van a hacer un favor y en algún momento pues
no es así”.
– Familiar 3: “Comprender la muerte depende del grado de discapacidad que
tenga la persona”.
• Subcategoría de espiritualidad
– Participante 9: “Yo sí que creo en esas cosas, más que fantasmas yo diría
espíritus”.
• Subcategoría de autoconcepto
– Participante 8: “Me sentía como que me faltaba alguien importante que me
ayudara y todo eso”.
– Profesional 4: “Si hubieran tenido una concepción más amplia, un concepto
general de lo que es la muerte, lo que significa, lo que deja de significar o no
sé, o se hayan podido crear su propio concepto pues bueno, quizás no hubie-
ran sufrido tanto”.
– Familiar 6: “Pero los padres tenemos la culpa de no enfocarles a ellos lo que
es la muerte, no le explicamos”.
• Subcategoría emociones/sentimientos
– Participante 1: “Yo creo que la persona que ha fallecido mejor no hablar de
ella porque luego… porque cuando estás en el entierro ahí sientes dolor y si
luego lo recuerdas pues te vuelve el dolor”.
– Participante 3: “Lloraba, estaba triste, estaba tranquilo”.
– Profesional 2: “Hay algunos que yo creo que no llegan ni a tener ningún duelo”.
– Profesional 5: “Yo he visto algunos de niveles bajos decírselo y con una frial-
dad […] Porque indudablemente también es verdad que una persona con
un nivel severo pues puede tener unas reacciones muy primarias y dices, no
elabora”.
– Familiar 8: “Yo creo que los chicos estos tienen el sentimiento igual que los
niños de 8 o 9 años cuando se muere un familiar o algún conocido o un ami-
go, no expresan el sentimiento profundo de la muerte”.
Las personas con DI identifican a sus padres como su principal figura de apoyo,
y profesionales y familiares reconocen una demanda de ese apoyo por parte de los
jóvenes cuando alguien fallece (aunque recurran a diversas estrategias para hacerlo).
Profesionales y familiares señalan, además, que las interacciones con las personas con
DI tras un fallecimiento son poco profundas y maduras y que suelen hacerlo median-
te muchas preguntas. También se han encontrado resultados en cuanto a la falta de
interacción a la hora de comunicar la noticia de padres a hijos, así como diferentes
maneras de afrontamiento utilizadas por los participantes con DI cuando muere un
ser querido.
• Subcategoría de apoyos
– Participante 8: “Si, me ayudaban mis padres”.
– Profesional 6: “Hay veces que te dicen, se ha muerto mi madre, mi tía, mi
primo, te va a contar pues bueno tal no sé qué y ya está pero como… te lo
cuento y ya está”.
– Profesional 2: “Y luego por ejemplo los medios son muy curiosos. Hacen lo
que les gusta, van con todos, que yo creo que también es como una llamada
de atención”.
• Subcategoría de interacciones
– Participante 11: “Me lo dijeron 3 días después de que pasó y yo al principio
no lo entendía porque me lo dijeron como de una forma muy rara”.
– Profesional 5: “Tienden a venir uno por uno a decírnoslo a todos”.
– Profesional 3: “Pero no te dicen quiero hablar contigo”.
– Familiar 8: “Y cuando se muere uno, te hace 50.000 mil preguntas, ¿y qué
pasa? ¿Y porque se ha muerto? ¿Y a dónde le entierran? ¿A dónde está aho-
ra? ¿Ha estado en el hospital, ha estado en casa?”.
• Subcategoría de afrontamiento
– Participante 9: “Yo me encierro en mi habitación y no sé, yo me pongo a
escuchar música o yo qué sé y me relajo porque estar ahí, la gente sí te ayuda
pero… a veces te agobian demasiado”.
– Profesional 1: “Se bloquean”.
• Subcategoría de participación
– Participante 7: “Me enteré más tarde, entonces no fui a nada”.
– Profesional 3: “A mí sí me gustaría que con los chicos muchas veces se hubie-
ra hablado de lo que es y lo que significa y ya está, abiertamente sin ningún
tipo de tabú”.
– Familiar 4: “Yo creo que tenemos miedo a que ellos sepan lo que es la muer-
te. A veces pienso que tenemos miedo a enfrentarles a eso ¿no?”.
• Subcategoría de ambiente
– Participante 10: “Entonces toda la familia en enero hicimos los 3 años que se
murió mi abuela y estamos muy sensibles”.
– Profesional 2: “De todas maneras tenemos una sociedad que de la muerte es
que se habla lo menos posible. Yo creo que las sociedades occidentales cuan-
do más desarrollados estamos es más duro para nosotros el desapego de este
mundo, tengo la impresión”.
– Profesional 5: “Las personas del medio rural han vivido la muerte de manera
mucho más cercana que aquí en la ciudad”.
• Subcategoría de educación/formación
– Participante 1: “El duelo es enfrentarse a otras personas, bueno, enfrentarse
a algo”.
– Participante 2: “Yo, ni idea”.
– Profesional 3: “Es probable que el 90% de las personas con discapacidad
que tenemos en nuestro centro no hayan oído hablar de la muerte de forma
abierta nunca, yo creo que todo lo que sea hablar… el tema se tendría que
incluir de forma transversal”.
– Profesional 2: “Sí, y es intentar una cosa más y, bueno, pues ver si eso resulta,
eso es verdad. Yo dudo bastante de los resultados, de lo que pueda servir,
pero, vamos, no estaría en contra en absoluto de que eso se hiciera”.
– Familiar 4: “Yo pienso que la formación sobre la muerte sí es buena, que
sepan que está ahí y que es realidad”.
– Familiar 7: “Sí, o algún tipo de estrategia para poderse controlar en esos casos”.
• Subcategoría de decisiones/elecciones
– Participante 9: “Yo por ejemplo cuando falleció el profesor de aquí yo no fui
al entierro porque sé que lo paso mal, por eso”.
• Subcategoría de valores
– Profesional 8: “Cuando fallece un compañero lo llevan fatal, muy muy mal y
se unen entre ellos”.
4. Discusión
Por otro lado, dentro de las líneas de investigación futuras, la principal es la ela-
boración de una guía de buenas prácticas de duelo, que incluya pautas y recursos,
tanto a nivel preventivo como paliativo para familias, profesionales y personas con
DI. Una segunda línea sería la creación de una propuesta educativa transversal, donde
se incluya el tema de la muerte, por ejemplo, a través de la inteligencia emocional o
los valores. Por último, una tercera línea podría ser el planteamiento del estudio de
otros tipos de duelo en este colectivo, como el de las pérdidas materiales o evolutivas.
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como un mecanismo retórico sobre la propia actuación; y el papel del contexto como
consuetudinario en la satisfacción de necesidades educativas. Las barreras que afectan al
aprendizaje se asocian al rol docente y al papel del contexto y organización educativa.
Abstract: We describe the analysis of the process of a student inclusion with chal-
lenging behaviour in a primary school classroom, from teaching performance and the
dynamics that occur in the context, which focuses on teaching practices in relation to the
process of student learning with challenging behaviour, as well as the barriers that affect
the learning process. We considered the case study as the optimal procedure for achiev-
ing the objectives. The application of the interview to the teachers, the use of eminently
qualitative data and the corresponding recording of results allows observing/concluding
that: teaching practices are characterized by an individualized teaching performance,
lacking coordination with other agents, oriented to teaching; dysfunctional in relation to
learning objectives; attitudes towards the challenging behaviour are manifested through
the justification of lack of resources for their attention, as a rhetorical mechanism on
their own performance; and the role of context as customary in satisfying educational
needs. The barriers that affect learning are associated with the teaching role and the role
of the context and educational organization.
1. Introducción
E
ste trabajo tiene el objetivo de analizar las prácticas docentes con
relación al proceso de aprendizaje del alumno con trastorno grave de conducta
(TGC), así como las barreras que afectan al mismo y cómo intervienen los
procesos organizativos del centro en su inclusión y su adaptación. Se plantea la con-
ceptualización de TGC y su atención en los centros educativos de primaria, así como
la percepción por parte del docente en relación a las prácticas que nos permiten deter-
minar su concepción ética sobre su atención.
El manual DSM-V (APA, 2014) sitúa el trastorno de conducta (TC) dentro del
grupo de trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta; carac-
terizado en mostrar un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que
no se respetan los derechos básicos de otros, las normas y reglas sociales propias de
la edad, lo que implica que estos cuadros conductuales requerirán de alguna manera
atención multiprofesional.
El dictamen matiza que el alumno presenta desorganización conductual, tensión
interna, impulsividad marcada, dificultades de aceptación de rutinas, límites y nor-
mas, baja tolerancia a la frustración con respuestas agresivas. Con lo que coincide en
tres o más criterios del manual DSM-V (APA, 2014): 1- A menudo acosa, amenaza
o intimida a otros; 2- A menudo inicia peleas; 11- A menudo miente para obtener
1.1. Objetivos
La finalidad de nuestro estudio consiste, por una parte, en analizar las prácticas
docentes que se realizan en el aula ordinaria y su adaptación al proceso de aprendi-
zaje de un alumno con TGC. Específicamente, pretendemos analizar la competencia
docente mediante las prácticas (estrategias didácticas utilizadas) que se adecuan al
alumno con TGC e identificar los elementos sociales de aula que afectan al desarrollo
del alumno. Por otra parte, valoraremos las barreras institucionales a la hora de aten-
der al alumno con TGC; a nivel institucional analizaremos la presencia de principios
inclusivos (presencia, participación y aprendizaje o logro) en la práctica docente de
los agentes que intervienen con el alumno, así como la organización del centro con
relación al proceso de enseñanza/aprendizaje, determinando la estructura relacional,
coordinación docente y procesos de planificación.
2. Método
El caso que tratamos se refiere a un alumno, “J”, de 11 años que cursa 5.º curso
de Educación Primaria en un aula de 15 alumnos (60% niñas y 40% niños), dentro de un
centro educativo de dos líneas con 254 alumnos, el 38% de los cuales son de origen
La madre, según los informes de los servicios sociales, tiene una actitud pasiva
en la relación con los hijos. El hermano mayor de “J” va al instituto y la relación
entre ellos se considera positiva.
2.2. Instrumento
2.3. Procedimiento
3. Resultados
a) Planificación docente. La práctica docente con “J” no se plantea desde una pla-
nificación previa reflexionada de los objetivos y de las sesiones en el aula, lo que
hace pensar en una estructura de docencia improvisada en algunas situaciones.
La actuación docente en relación al alumno se realiza de manera individual y
solitaria, sin coordinación con otros profesionales.
b) Ética docente. La actuación en el aula por parte de los profesionales se funda-
menta en la propia experiencia para actuar y en el sentido común. La práctica,
desde una consideración ética, no termina de favorecer el crecimiento personal
de las personas tal y como la inclusión y la ética consecuencialista exigen. Se
manifiesta un claro déficit de planificación, coordinación y reflexión docente de
la propia práctica:
“Es un aspecto que tendría que hacer cada día y yo cada día no lo hago”.
(E-Tutor)
del Plan Individualizado (PI), pero según los agentes entrevistados no se diseña
a partir de proceso real evolutivo y académico del alumno.
“En la escuela se hace el PI con la directriz de elaborarlo dos cursos por debajo
del curso actual del alumno, cuando el alumno posiblemente solo está un curso
por debajo de algunas áreas, por ejemplo”.
(E-Tutor)
El PI es una herramienta en la que el tutor prácticamente no interviene y lo de-
sarrolla el MEE, convirtiéndose, incluso, en una herramienta burocrática.
“El tutor prácticamente no interviene en el diseño del PI y el EAP únicamente
dice si es necesario hacer PI o dictamen”.
(E-MEE)
d) Educación emocional. El centro evidencia una falta de plan de gestión de emo-
ciones de los alumnos, no existe ningún plan para evitar el malestar de los alum-
nos en relación a su proceso académico, responsabilizándose directamente de
ello el tutor de aula.
“El centro se limita a transmitir contenidos para obtener buenos resultados en
las pruebas internas y externas. Deja en segundo plano aspectos vitales como la
educación emocional, el centro solo se basa en contenidos y resultados”.
(E-Tutor)
“Cuando tengo un conflicto no sé a quién explicarle, prefiero esperar al medio-
día y explicarlo a mis padres, siempre me escuchan”.
(“J”)
e) Orientación tutor-discente. El proceso de orientación personal y social del
alumno que se realiza en el centro es gestionado únicamente por el tutor.
“No puede ser que la culpa de todo lo que pasa en el aula sea de ‘J’, tenemos que
cambiar la imagen que los otros perciben de ‘J’ […] es un grupo con unas rela-
ciones intoxicadas y desde este aspecto he incidido mucho, mediante tutorías
individualizadas mediante horas libres que tengo durante la semana”.
(E-Tutor)
f) Formación docente. Se manifiesta una clara falta de formación respecto el cam-
po de estudio, el tutor se aferra únicamente a buscar herramientas de actuación
según lo que se comenta en momentos informales con compañeros de la insti-
tución, y tanto MEE como AEE se aferran únicamente a la propia experiencia
docente a la hora de actuar.
“Preparado no, a nivel de formación o a nivel de cursos no he realizado”.
(E-Tutor)
“Al final te das cuenta que la propia experiencia es la que te va dando los recur-
sos necesarios de cómo actuar y saber qué recursos utilizar y cuáles no”.
(E- MEE)
“El alumno te hará el examen, pero te lo hará peor de lo que podría. Primero
porque lo aburre y segundo responde a voleo. […] desconozco el proceso de
evaluación del tutor en gran grupo y cómo estas se plantean a ‘J’”.
(E-MEE)
“Sí que se han reunido, pero no lo sé. En los casos más graves como es el suyo
normalmente sí que hay encuentros”.
(E-CE)
“Te das cuenta de que para unos pocos les generas un estado emocional positivo
y adecuado a ellos, pero para los alumnos de niveles más bajos es una meto-
dología que no les permite crecer y les genera un estado emocional negativo
afectando las relaciones entre ellos”.
(E-Tutor)
“No se tiene en cuenta una planificación de todos los docentes que actúan en
grupos flexibles”.
(E-MEE)
“Que cuando hago tonterías me dejan sin patio, sin excursiones, salir fuera del
aula. Cuando me castigan me siento mal, porque no estoy haciendo mi faena y
estoy fuera, casi siempre estoy fuera…”.
(“J”)
“No hay ningún protocolo en el centro de cómo actuar con esa tipología de
alumnado, aplicamos un poco el sentido común de todos”.
(E-CE)
4. Conclusiones y discusión
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LA DIDÁCTICA DE LA RELAJACIÓN
CON PERSONAS ADULTAS
CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
EN UN TALLER DE CANTOTERAPIA
1. Introducción
A
lo largo de los años las personas con discapacidad intelectual (PcDI)
sufrieron diferentes formas de marginalización: reclusión en instituciones,
discriminación, exclusión en la participación social, estigmas externos e inter-
nos y adversidad ante apoyos sociales y emocionales inadecuados (Idusohan-Moizer,
Sawicka, Dendle y Albany, 2015); e incluso hasta hace poco en el campo de los estu-
dios sobre discapacidad, la intelectual era menos prominente que otras formas de dis-
capacidad (Carlson, 2015). Este fue uno de los grupos vulnerables, así denominados
por la situación desventajosa en que se encuentran para desenvolverse en la vida, que
generaron una más incisiva tarea jurisprudencial o actividad de defensa en el seno del
Consejo de Europa (Sanz Caballero, 2010). Así, la marginalización de los derechos
sociales de los grupos vulnerables, específicamente los de las PcDI, sigue siendo una
realidad, a pesar de haber sido aprobados en la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo a finales de 2006 en Nueva
York (ONU, s. f.), y ratificados por España en el Boletín Oficial del Estado número
97 de 2008. Sin embargo, el interés por mejorar estos aspectos en este colectivo, así
como por la integración y experimentación de y con otras disciplinas en su educación
y cuidado –como puede ser la música–, ha llevado a muchos profesionales a desarro-
llar y validar variados programas de intervención.
Hoy ya es indiscutible el discurso que une música y calidad de vida, pues la pri-
mera puede llegar a influir muy positivamente en la segunda, ya no solo en seres
humanos, sino en seres vivos en general. De este modo, la prédica que emana de la
Musicoterapia soporta las propiedades de la música y sus efectos positivos en ellos.
La AMTA (2017) define la Musicoterapia como la profesión que utiliza la música
3.1. La relajación
La relajación implica aflojar nuestro cuerpo, haciendo que pierda dureza, y liberar
la mente de preocupaciones hasta dejarla en blanco. Nos permite mantener nuestro
centro de gravedad emplazado en el lugar correcto, entre la pelvis y el ombligo. “[De-
bemos derivar] desde él la fuerza necesaria para desarrollar funciones físicas, entre
ellas la fonación, sin sobrecargar otras partes” (Quiñones Etxebarría, 1997: 21). La
posición horizontal es la más adecuada para la relajación, ya que la musculatura de
sostén no tiene que actuar. Es necesario que el lugar para practicar relajación sea có-
modo, silencioso –sin ruidos o con música suave–, en semioscuridad, debiendo cu-
brirse el cuerpo para que no pierda demasiada temperatura.
Los efectos de soltar las tensiones innecesarias ofrecen al cuerpo beneficios como
el descanso, el bienestar general y la sensación de más potencia física y mental. Por
poner algunos ejemplos, la relajación ha sido usada en programas de formación para
atletas con DI (Gorely et al., 2002; en Bouvet y Coulet, 2015); con personas con au-
tismo y en situación de comorbilidad de DI y ansiedad (Wright, 2013); convirtiéndose
en una interesante opción terapéutica, mostrando que ayuda a reducir los niveles de
ansiedad (Bouvet y Coulet, 2015; Miller, 2008).
Existen muy diversas formas de relajación, pero quizás las más sofisticadas son las
propuestas de Schultz (1884-1970), de entrenamiento autógeno, y de Jacobson (1888-
1983), de relajación muscular progresiva. La primera es una técnica psicológica que
usa el poder de la mente para reducir tensiones que está muy próxima a la meditación.
Y la segunda es una técnica fisiológica que parte del supuesto de que reduciendo
la tensión neuromuscular decrecerá la tensión muscular y la excitación. En ella, la
diferencia entre tensión-distensión y la discriminación de cada músculo y segmento
corporal son básicas para que se den los efectos relajantes. Esta última parece más
adecuada para PcDI debido a su simplicidad y base física, por eso algunos estudios
que relacionan relajación con DI la escogen (Bouvet y Coulet, 2015).
El uso correcto de la voz es un aprendizaje que debe pasar por distintas etapas que
van de la práctica consciente al uso natural de la misma. La educación vocal prepara
a la persona para que utilice su voz sin esfuerzo liberando de tensión su laringe, con
fonación fluida y descansada.
Para cantar se debe comenzar por un trabajo de relajación corporal, para luego
entrenar la respiración costo-diafragmático-abdominal, que es la que verdaderamente
otorga la voz y en la cual debemos emplear el diafragma y los músculos abdomina-
les. La mandíbula y la lengua deben flexibilizarse para así conseguir una articulación
precisa de vocales y consonantes, derivando en una clara emisión vocal. Localizando
la impostación o colocación adecuada de la voz y usando los resonadores faciales se
consigue una proyección del sonido amplia y bien timbrada (Williams, 2013; Quiño-
nes Etxebarría, 1997).
Los principales objetivos en el trabajo vocal son conocer la técnica fonadora, lo-
grar una tonalidad adecuada y timbrada y llegar a emitir sonidos sin esfuerzo; evitar
los problemas que ocasiona el mal uso de la voz y corregir los problemas patológicos.
Para una correcta fonación debe existir equilibrio entre posición corporal, relajación
pectoral y facial, respiración, articulación y tensión abdominal. Debemos también
cuidar la acústica de los ambientes en que estamos, pues repercuten directamente so-
bre la voz. Así, muchas veces la forzamos, derivando en constricción de la garganta y
en fatiga vocal.
La educación fónica se basa en despertar en las personas sensaciones propiocepti-
vas correctas para modelar el esquema corporal-vocal, que sigue esta secuencia: per-
cibir la sensación tensión-distensión corporal (relajación); experimentar la sensación
de apoyo que la respiración otorga a la voz; usar una intensidad y una tonalidad ade-
cuadas; utilizar una articulación clara y precisa; impostar la voz en los resonadores, y
apreciar la voz a través de la escucha (Quiñones Etxebarría, 1997).
Con actividades de relajación, respiración y fonación, todo ello se puede con-
seguir, aunque la automatización de los procesos es compleja y lleva años manejar
todos estos aspectos a la vez. En definitiva, es importante trabajar la relajación para
el dominio de la voz, pues esta es el espejo de nuestra respiración; y la relajación nos
sirve para tener consciencia de nuestro proceso respiratorio. Por eso, la relajación
debe estar muy cuidada para trabajar la voz, especialmente en los hombros, tórax,
cara y cuello.
5. Método
Adoptamos el estudio de caso para esta investigación. De acuerdo con Yin (2013),
es la forma convencional para evaluar procesos o implementaciones, y la más apta
para estudios en los que quien investiga tiene poco o ningún control sobre los acon-
tecimientos o respuestas de quien participa.
Por su origen, la naturaleza de la tarea propuesta es democrática, ya que la comu-
nidad a la que afecta será partícipe de la misma (ver consideración 18 en la Tabla 1).
La investigación se ha hecho con el acuerdo, seguimiento y participación del usuario
y del equipo profesional de DC, a quien implica el tema de estudio. Ambos colectivos
son los destinatarios de la información, pues los resultados de lo observado durante
el proceso investigador fueron devueltos a ellos, para que conozcan la utilidad del
trabajo al que se han expuesto y con el que han cooperado. La metodología se ceñirá
a la naturaleza del objeto de estudio, siendo, consecuentemente, de corte meramente
cualitativo, en sintonía con la problemática y fundamentación teórica planteada. No
obstante, se ofrecen algunos datos descriptivos en cuanto a la cuantificación de la
asistencia a las sesiones (ver Tabla 3), datos que nos han ayudado a interpretar algunos
de los resultados.
5.1. Participantes
* Fuente: Guías de BERA 18-21 (2011, pp. 6-7) con información añadida.
5.2. Diseño
Estos mismos contenidos fueron tenidos en cuenta, y además en este orden –de
acuerdo con la lógica de la técnica vocal–, para planificar cada sesión. De este modo,
en cada sesión se explicaba y ejemplificaba alguna medida de higiene vocal, seguida de
ejercicios de relajación, luego de respiración, para dar paso seguidamente al calenta-
miento vocal y al trabajo de canciones. Puesto que el centro de atención de este artícu-
lo es la actividad de relajación, se detalla en la Tabla 2 la descripción de las actividades
de relajación que se diseñaron.
5.3. Procedimiento
6. Resultados
En general, podemos destacar el éxito del taller debido, en parte, a la alta participa-
ción por parte del usuario. En la Tabla 3 se detallan los resultados en cuanto asistencia
a cada sesión y por participante.
6.1. Sesión 1
6.2. Sesión 2
O.G.: La muestra afirmó que nunca había visto un mandala, por lo que se explicó el
concepto y sus tipos. El efecto originado ante tal novedad fue evidente tanto a nivel oral
como actitudinal. Durante la proyección del mismo predominaron las exclamaciones de
sorpresa y de belleza ante él, así como la observación perpleja. Advertidas algunas dis-
tracciones individuales causadas por otros estímulos, una vez que, bien la investigadora,
bien las logopedas hacían recordar el cometido de la actividad a la persona abstraída,
esta retomaba la visualización del mandala, reactivando la atención sin mayor dilación.
De esta advertencia también se percataron las dos logopedas presentes en la sesión, de
modo que este dato fue triangulado y corroborado con ellas. La muestra manifestó el
gusto por el mandala de modo verbal tanto a lo largo de la sesión como al final. En la
Tabla 5 detallamos las propuestas de cambio para esta sesión. La asistencia fue muy alta
(92,3%, ver Tabla 3).
6.3. Sesión 3
Por motivos organizativos de DC, dado que la muestra debía comenzar a hacer un
curso de formación obligatorio que provocaba una incompatibilidad de horarios con
nuestro taller, se nos informó una semana antes a la implementación de la Sesión 4 que
esta sería nuestra última sesión.
6.4. Sesión 4
6.5. Sesión 5
O.G.: Puesto que solo se disponía de media hora, se acordó con el personal de
DC no desarrollar la Sesión 5 y repetir la Sesión 4, pues en esta última la asistencia
había sido menor que en las anteriores (ver Tabla 3). Y aunque a esta quinta sesión no
se presentó un número mayor de personas que a la anterior –la asistencia fue media
(61,53%, ver Tabla 3)–, el grupo realizó las actividades más rápidamente que de cos-
tumbre, aunque se les notó con menos disposición para colaborar.
7. Discusión
Aunque en pocos casos, la actividad de relajación fue de las menos favoritas entre
los usuarios, de acuerdo con sus verbalizaciones. La logopeda que trabaja diariamen-
te con el grupo interpretó este resultado vinculando el gusto a la ejecución. De esta
forma podemos concluir, de acuerdo con sus argumentos, que lo que les cuesta más
esfuerzo lo exteriorizan relacionándolo con lo que les disgusta o les gusta menos y
viceversa.
A continuación discutiremos varias cuestiones que a nuestro juicio merecen una
atención singular en este apartado.
En primer lugar y con respecto a la Sesión 4, fue advertida una rápida ejecución de
los ejercicios propuestos por parte de la muestra, en contraposición con las primeras
sesiones. Esto se puede aducir en que, por un lado, la muestra ya conocía la dinámica
de las sesiones, lo cual permite una mayor confianza en lo que se hace y genera menos
dudas a la hora de participar. Y, por otro lado, quien había venido a la Sesión 4 estaba
también presente en esta sesión de repaso y, por lo tanto, conocía los ejercicios. Aun
así, y quizás debido al alto nivel de actividad del grupo en esa semana tal y como
apuntaron las logopedas, se les notó con menos disposición a colaborar. Es posible
que esto tenga que ver con el hecho de que se nos había permitido grabar esta sesión,
y aunque la exposición a las cámaras es habitual para este grupo, la espontaneidad
siempre puede verse afectada, algo que el equipo educativo que colaboró en este taller
puntualizó.
En segundo lugar, cabe destacar que no se han incluido datos comparativos con
resultados de otros grupos que no participaron en el taller porque el grupo con el que
se trabajó fue el grupo II, compuesto por personas adultas con discapacidad intelec-
tual moderada. Los grupos I y III estaban compuestos por personas adultas con dis-
capacidad intelectual profunda y leve respectivamente. Es por ello que descartamos
comparar resultados con personas con diferentes niveles de discapacidad intelectual,
por la complejidad que supondría controlar esta variable y su incidencia en los resul-
tados sin poder pasar todas ellas por el taller. A pesar de esto los resultados sugieren
que el usuario se benefició del taller, información triangulada también a través de las
entrevistas con el personal de DC, que nos felicitó por la propuesta y corroboró el
cumplimiento tanto de nuestros objetivos como de sus expectativas, acentuando la
utilidad y calidad del taller para su centro.
En tercer lugar, otros trabajos subrayan favorablemente la participación de las
familias en este tipo de intervenciones (Chapman et al., 2013; Idusohan-Moizer et al.,
2015; varios casos en Robertson, Hatton, Baines y Emerson, 2015) y en otras de ca-
rácter más general (González-Pérez, 2003), rasgo a valorar en futuras intervenciones,
pues ayudaría a reforzar la práctica en los hogares. Esto último despunta especialmente
en la revisión que hacen Robertson et al. (2013; véase en ella Hutzler y Korsensky,
2010; Robertson et al., 2011) o en Idusohan-Moizer et al. (2015).
En cuanto a la interpretación de los resultados, recientes estudios con centro de
interés en la relajación, como Chapman et al. (2013), sugieren la interpretación cau-
telar de los resultados. Creemos que nuestros resultados también deben atenerse a
esta circunstancia, pues el tamaño de la muestra y la duración del taller fueron limi-
tados, inconveniente también manifestado en otros estudios como en el de Pizarro,
Yebra y Fernández (2017). Aunque Yin (2013) insiste en la tendencia de presentar
resultados de estudios de caso a través de generalizaciones analíticas, y en evitar usar
términos confusos como “muestras pequeñas”; según Idusohan-Moizer et al. (2015)
estos “inconvenientes” parecen ser frecuentes en este tipo de investigaciones, además
de la falta de preocupación de los equipos de investigación en interesarse por conocer
directamente la opinión de la muestra. En cuanto a este último aspecto, debemos re-
saltar que en nuestro caso sí hemos tenido muy presente tanto el parecer de la muestra
como el de la institución de acogida, debido al carácter democrático adoptado para
nuestra investigación. No obstante, creemos que se necesitan estudios longitudinales
sobre esta temática para ofrecer resultados más completos y con continuidad en el
tiempo. Asimismo, quien participa podría beneficiarse de estos talleres durante un
periodo más largo.
Este estudio no es sino un ejemplo dentro del abanico de actividades orientadas
al bienestar que pretenden fomentar la inclusión, la exploración, y cuya voluntad es
modificar y mejorar los procesos de participación de las personas. Las actividades de
relajación, cuando son adaptadas a PcDI, ayudan en procesos psicológicos básicos
como la percepción o la memoria visual y fomentan una mayor predisposición tónico-
emocional, aspectos que Linares y Sánchez (2010) consideran como favorecedores de la
adquisición de nuevos aprendizajes. Prácticas diarias y futuras investigaciones podrían
servirse de estos resultados para su planteamiento, y serían muy necesarias para ofrecer
un seguimiento de este tipo de acciones formativas, con el fin de ofrecer conocimiento
detallado sobre la relación entre los procesos de participación y la cantoterapia.
8. Consideraciones finales
sobresalientes, con lo cual, no por ser la propuesta de Jacobson más asequible que la
de Schultz para PcDI debemos obviar o descartar esta última, pues esto supondría,
en parte, infravalorar o desistir de sus posibilidades con este colectivo. Puede resul-
tarnos más costoso –en cuanto a esfuerzo y tiempo– conseguir realizarla en las condi-
ciones más favorables, pero a través de la persistencia y la adaptación necesaria puede
y debe ejercitarse, dados sus beneficios
Nuestra investigación es una apuesta más a favor de la defensa de los derechos
sociales, pues se encuadra especialmente en el artículo 24 de la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, s. f.) cuya temática es la Educación.
En dicho artículo, y en su punto “2e”, se explicita que se debe proveer de “medidas de
apoyo personalizadas y efectivas en entornos que fomenten al máximo el desarrollo
académico y social, de conformidad con el objetivo de la plena inclusión” (p. 19). Y en
su punto 3, se determina que se debe brindar la “posibilidad de aprender habilidades
para la vida y desarrollo social, a fin de propiciar su participación plena y en igualdad
de condiciones en la educación y como miembros de la comunidad” (p. 19). Nuestro
taller y nuestra intervención han sido considerados bajo estas líneas de actuación, en
sintonía con las necesidades del grupo, de acuerdo a documentos normativos y sin per-
der de vista la opinión experta del equipo de profesionales que a diario trabaja en DC.
En armonía con los argumentos de Sanjosé Gil (2010) las perspectivas jurispru-
denciales no bastan para acabar con la marginación de los derechos de los colectivos
vulnerables. Es en la práctica diaria y directa donde los esfuerzos dan fe de cómo se
está produciendo el proceso de pasar de una sociedad normativa a una sociedad pen-
sada y estructurada para dar voz a la diversidad, dentro de la lógica del discurso de
la inclusión, donde el concepto “participación” es clave. Es por eso que los planes
de acción como Down España (2016) suponen una llamada de atención hacia la visión
positiva de los retos (entendidos como factores de riesgo) y la visión realista de las
dificultades (salvadas por apoyos, entendidos como factores de protección), conjuga-
ción que no debiera llevarnos sino a incitar a la proactividad y a diseñar itinerarios de
inclusión contextualizados.
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Urszula Gosk
The Maria Grzegorzewska Pedagogical University (APS). Polonia
Abstract: The purpose of this article is to present a theoretical basic and identify
meaning contexts for the authorship of their own lives in people with disabilities concept
(AOL-PwD) as well as to provide preliminary methodological arrangements related to
designing research stages and procedures. The article defines the authorship of their own
lives in people with disabilities concept (AOL-PwD) in terms of a multidimensional
construct that identifies: (1) subjective experiences, (2) wellbeing, (3) independence, (4)
satisfying performance of developmental tasks, and (5) efficient use of social support.
The paradigmatic change regarding disability that took place in the first decade of the
21st century and a holistic, interdisciplinary perspective in the approach to people with
disabilities were considered a basis for developing the AOL-PwD concept. The article
Key words: authorship of their own lives in people with disabilities; phenomenon
of disability; subjectivity; independence; wellbeing; developmental tasks; support; par-
ticipatory paradigm.
Palabras clave: autores de sus propias vidas en personas con discapacidad; disca-
pacidad; subjetividad; independencia; bienestar; tareas vinculadas al desarrollo; apoyos;
investigación participativa.
1. Introduction
T
here exist social life areas or phenomena that easily give in to set patterns
of thinking, stereotypes or prejudice. Disability is one of them. Without
referring to very distant times, it is reasonable to state that throughout most
of the 20th century, disability was equated mainly with disorders, impairments, and
body or mind defects. Following the above approach, disability was perceived as
an individual problem of the person affected by it. That came down to considering
disability in terms of a personal tragedy, but at the same time-in terms of a social
burden. Rehabilitation interventions emphasized adapting people to their disabilities.
That focus on adaptation too frequently resulted in ignoring the subjective
experiences of people with disabilities and also in overlooking the contexts of their
lives in the social environment, their participation in culture, and their involvement
in the economic sphere.
The 20th century and the beginning of the new century is the period when
important changes took place both in legal and social provisions for people with
disabilities, and in shaping social consciousness of disability. At the same time,
disability became the subject of detailed scientific research. And for at least the
last 30 years, the representatives of social sciences and the humanities have been
becoming increasingly interested in the issues of disability examined in the light
of: normalization, self-determination, quality of life, wellbeing, autonomy, self-
realization as well as social integration and inclusion.
The interpenetration of these ideas and research concepts became the source
of a new conceptual category (i.e. the authorship of their own lives in people
with disabilities; hereafter AOL-PwD) (Głodkowska, 2014a, 2014d). Bringing
authorship dimensions to one’s life acquires a special character and significance
in the case of various limitations, including disabilities as well. The concept was
also largely inspired by the creation of a new research and teaching unit in The
Maria Grzegorzewska University in 2016 (i.e. the Department of Interdisciplinary
Disability Studies). It embraces researchers who explore the issue of disability in
the light of humanistic ideas that draw on the field of Disability Studies. Extending
the university’s educational offer with interdisciplinary disability studies opened
in 2016 as the first such course in Poland was a special educational fact in the
creation of the AOL-PwD concept. Both scientific and educational events from
recent years resulted in review studies on the phenomenon of disability in the light
of Disability Studies (Głodkowska, Pągowska and Gasik, 2016; Głodkowska and
Pągowska, 2017a; Głodkowska and Gasik, 2017b). It is very important to note
here that international cooperation of researchers from 10 countries (Bosnia and
Herzegovina, Hungary, Russia, Spain, Taiwan, Ukraine, Ireland, Jamaica, United
States and Poland) brought about a monograph entitled Studies on Disability-
International Theoretical, Empirical, and Didactic Experiences (Głodkowska,
Gasik and Pągowska, 2017). It includes papers by researchers in the field of
Disability Studies on both research and teaching. It discusses important issues,
such as: historical and contemporary approaches toward disability, general
current trends-paradigm formulation, Disability Studies as a scientific discipline,
Disability Studies as a field of study, interdisciplinary empirical analysis of the
phenomenon of disability, research analysis in the positivist orientation, research
analysis in the humanistic orientation, selected concepts of recognition of the
phenomenon of disability, perspective of the normalization of life of people
with disabilities, and academic training preparing for working with people with
disabilities. The development of AOL-PwD concept fits in with all the research
and teaching activities and events listed as well as with the theoretical and
empirical analyses performed to date (Głodkowska, 2014a, 2014d, 2015). This
article’s purpose is to present a theoretical basis and identify meaning contexts for
AOL-PwD concept as well as to frame methodological arrangements related to
designing research stages.
to the finding that each of them comprises the idea of the AOL-PwD (to a smaller
or larger extent). However, it is expressed most explicitly in the self-determination
and subjectivity pillars. Gaining a sense of independence and the ability to make
choices as well as developing the subject in oneself are directly related to important
personality changes which trigger intentionality and agency. This way, a person
gives his or her life authorship qualities, or becomes the author of his or her life. The
occurrence of these processes in people with disabilities is of enormous value and
it is invaluable if other people –at least in their closest social environment– become
aware of these processes.
Changes taking place in a person with disability that lead to him or her gaining
a sense of subjectivity, agency, and independence become a challenge for him or
her and often a duty that is difficult to perform for all those present in his or her
life. It is reasonable to say that if the life of a person with disability is provided
with authorship dimensions, the person is not the object of rehabilitation, but –with
others’ aid and within his or her abilities– activates rehabilitative processes in self-
rehabilitation (Kosakowski, 1997). To develop the AOL-PwD, such rehabilitation
needs to be provided that will ensure autonomy, independence, experience of a sense
of self-esteem, and opportunities for effective and causative actions.
3. Authorship of their own lives in people with disabilities. Meaning contexts and
a theoretical construct
The question: ‘What does it mean to be the author of one’s own life?’ became the
basis for formulating important premises that outline the contexts of the meaning
of the authorship of one’s own life aspects. They make it possible to examine and
interpret this issue in terms of five statements. The contexts result from previous
theoretical analyses exploring the AOL-PwD concept (Głodkowska, 2015).
They allow recognition that to author one’s own life means: (1) to have a sense of
subjectivity; (2) to have a sense of wellbeing; (3) to be independent; (4) to perform
developmental tasks with satisfaction; and (5) to know how to use social support.
A detailed explanation of the theses formulated specifies the meanings of the five
aspects of the AOL-PwD, which were identified in the conceptualization of the
issue (Głodkowska, 2015).
The AOL-PwD and the meaning contexts adopted in this article became the basis
for developing a theoretical construct (see Figure 1). The theoretical construct is a
certain abstract structure that is composed of concepts situated within different con-
nections, or cause and effect relationships that explain the AOL-PwD:
The theoretical construct includes five aspects of the AOL-PwD along with
the explanation of their meaning contexts. The conceptualization of the concept
(Głodkowska, 2015) as well as the AOL-PwD aspects and meaning contexts are
interpreted in the light of appropriate theories. And so the personalistic aspect (in the
meaning context: “to have a sense of subjectivity”) clearly arises from pedagogical
personalism. The eudaimonistic aspect (“to have a sense of wellbeing”) is oriented
of the AOL-PwD theoretical construct can be interpreted from the point of view of
the disability paradigm. And so personal wellbeing included in the paradigm can be
examined in the AOL-PwD eudaimonistic aspect as well as individualized supports
(the AOL-PwD aid aspect), personal competence, and adaptation (the AOL-PwD
functional aspect and the AOL-PwD temporal aspect). At the same time, a detailed
analysis of the AOL-PwD aspects allows recognition that they are interrelated, which
gives important reasons to look into disability in the light of the paradigm shift
and a holistic perspective of positive psychology, pedagogical personalism, optimal
functioning theory, developmental task concept, and social support theory.
4. Authorship of their own lives in people with disabilities. Designing research stages
We shall start the presentation of research stages for the AOL-PwD concept
by outlining a unique conception of research in this area. For this purpose, we
think that the examination of the AOL-PwD requires a particular orientation of
research thinking and awareness of this special fact: studies on the authorship
of one’s life are not reliable if they leave out their main subject (also as an author) – a
person with disability. This fact requires a different methodological approach (i.e.
one that includes the participant in the assessment process). Such a methodological
approach was expressed in Poland in humanistic sociology by Florian Znaniecki
(1922, 1988) at the beginning of the last century. The author formulated the
principle of the humanistic coefficient, which shows that in order to approach
the world of subjects and to understand and explain it accurately, the researcher
needs to take into consideration the experiences and interpretations of the subjects
themselves in the research process. To probe into the world of another person’s
meanings, specific skills are necessary as well as methods that will allow studying
that world as diligently as possible. We recognize that in research on the AOL-
PwD, it is reasonable to adopt the idea of the humanistic coefficient to design a
comprehensive research procedure.
We would like to refer here to a clear methodological change relating to the
occurrence of a participatory paradigm in research by Norman Denzin and Yvonna
S. Lincoln (2009). The beginning of participatory research is associated with Kurt
Lewin’s works (1946); however, it has been particularly developed over the last
decades. Research in the participatory paradigm is not a method but a more general
research approach, a unique conception of designing and doing research with the use of
both quantitative and qualitative methods (Laws, Harper and Marcus, 2003). Recently,
participatory research has been clearly applied to the exploration of the phenomenon
of disability. And so reference can be made to inclusive research with people with
intellectual disabilities, also called co-researching. According to researchers, it is
becoming increasingly important (Bigby, Frawley and Ramcharan, 2014; French and
Swain, 1997; Kiernan, 1999; Fullana, Pallisera, Català and Puyalto, 2017; O’Brien,
McConkey and García-Iriarte, 2014; Puyalto, Pallisera, Fullana and Vilà, 2016).
However, as O’Brien, McConkey and García-Iriarte (2014) point out, few researchers
use it and check its feasibility. The study presented by O’Brien and colleagues showed
it was possible to create a community of researchers engaged in co-researching. The
community involved both university researchers, who shared their research skills, and
people with intellectual disability, who shared what it was like living with a disability
(García-Iriarte, O’Brien and Chadwick, 2014; O’Brien, McConkey and García-Iriarte,
2014). Information on other attempts to use inclusive research can also be quoted
here whose authors developed research strategies in detail and identified the advisory
nature, study course and control over all stages as well as involvement of participants-
academic researchers and researchers with intellectual disability (Bigby, Frawley and
Ramcharan, 2014; Strnadová et al., 2014). It should be noted that including people with
disabilities in research changes the role of the participants in particular – they become,
in a way, authors exploring themselves and their lives. That is why to understand people
with disabilities, also by assessing the authorship of their own lives-according to the
principles of co-researching, an active, partnership-based research relationship needs
to be used and the hegemonic, authoritarian role of the researcher as an expert needs to
be rejected. As Debbie Pushor states (2008), research should be conducted with people
rather than on people. The research process is at the same time a dialogical process, in
which both the researcher and the participant contribute their knowledge and skills,
and the research finding is the result of their cooperation.
We recognize that the participatory paradigm principles will be adopted as one
of the perspectives for the development of a research conception for the AOL-PwD.
In research on the AOL-PwD, it is crucial how the authorship of their own lives is
assessed both by the participants and the people in their closest social environment.
It is important to stress that according to the participatory paradigm principles,
to probe into the world of another person’s meanings (person with disability),
appropriate methods need to be employed that will allow studying that world
as diligently as possible. Following the participatory paradigm and dialogical
principles of inclusive research with people with disabilities, it can be assumed that
it is possible to thoroughly explore the world of the meanings of the phenomenon of
the AOL-PwD. That is why also the principles of the participatory paradigm will
be taken into consideration in a part of this research – in accordance with general
research principles.
Analyses of the theoretical construct and the adoption of a “unique conception”
of designing AOL-PwD research resulted in determining research stages along
with research procedures (research tasks, areas, groups, and empirical procedure
orientation) (Figure 2).
The direction of comprehensive research on the AOL-PwD is set by research
tasks that are carried out in five stages: (1) reviewing the theoretical construct and
the research model, (2) developing measurement tools, (3) diagnosis, (4) identifying
determinants, and (5) normalizing measurement tools.
The first stage (reviewing the theoretical construct and the research model)
includes the following tasks:
– To develop an AOL-PwD research model (subjective AOL-PwD assessment,
objective AOL-PwD assessment, assessment of AOL-PwD determinants);
The second stage (developing measurement tools) includes the following tasks:
– To develop a battery of AOL-PwD measurement tools: (a) subjective AOL-
PwD assessment, (b) objective AOL-PwD assessment, and (c) assessment of
AOL-PwD determinants;
The fourth stage (identifying factors determining the AOL-PwD) includes the
following tasks:
– To identify multidimensional AOL-PwD determinants and connections with
personal factors resulting from the assessment of people with disabilities and
their parents as well as professionals involved in their education, rehabilitation,
and therapy;
– To identify multidimensional AOL-PwD determinants and connections with
socioeconomic and cultural factors resulting from the assessment of people
with disabilities and their parents as well as professionals;
– To identify multidimensional AOL-PwD determinants and connections with
cultural factors resulting from international research.
The fifth stage (normalizing the AOL-PwD measurement tools) includes the
following research tasks:
– To conduct research in order to normalize the (a) and (b) AOL-PwD measurement
tools;
– To develop assessment and rehabilitation procedures using AOL-PwD profiles
so that individualized programs supporting authorship dimensions in the lives
of people with disabilities can be devised.
5. Conclusion
and potential of a person and his or her environment. At the same time we want to
point out a special situation. In the assessment of the AOL-PwD for rehabilitation
and therapy purposes, unique circumstances are created-a person with disability
becomes not only a recipient and executor of a support program established for him
or her, but really participates in its development, becoming a source of important
diagnostic information and the author of activities planned for him or her.
The AOL-PwD as a humanistic concept of assessment and rehabilitation – forms
part of the trend that creates a positive, causative image of people with disabilities in
society. It is thus reasonable to think that promoting the idea of disability perception
from the angle of life authorship creates an opportunity for people with disabilities
to perceive themselves in a different way too. For it happens that sometimes (or
maybe frequently) people perceive themselves from the point of view of others and
their expectations. We hope that through this theoretical and empirical project, we
contribute to some extent to creating a positive image of people with disabilities
in social consciousness as people that want and can be authors of their lives. The
AOL-PwD theoretical construct and the initially designed research stages and
procedures proposed in the article set the direction for further methodological and
empirical works. We have the conviction that the life authorship concept allows
revision of perspectives from which the phenomenon of disability is perceived,
clearly highlighting subjectivity, wellbeing, independence, developmental task
performance, and social support use-essential personal aspects of authoring oneself
and one’s life.
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RESEÑA
1. Siglo Cero es una revista trimestral publicada por Ediciones Universidad de Sala-
manca en colaboración con Plena Inclusión España. Publica trabajos originales en
español o inglés, de carácter empírico o teórico, cuya temática se centra en la dis-
capacidad, y de manera preferente en la discapacidad intelectual y del desarrollo.
Los artículos a publicar han de tener rigor metodológico y aportar conclusiones
de utilidad para la mejora de los apoyos y la atención a las personas con discapa-
cidad y sus familias. Se parte de una perspectiva multidisciplinar por lo que los
trabajos pueden provenir de la psicología, la educación, la sociología, la medicina,
el derecho, el trabajo social y otros campos del conocimiento.
2. Los trabajos deben ser originales, inéditos y no se admitirán aquellos que están
siendo evaluados simultáneamente en otra revista o publicación ni aquellos que
hayan sido publicados parcial o totalmente.
3. Para enviar un trabajo para su posible publicación se deberá seguir el procedi-
miento indicado en la página http://revistas.usal.es/index.php/0210-1696/index
4. El texto se elaborará en formato Word, no superará las 25-30 páginas (incluyendo
título, resumen, referencias bibliográficas, tablas, figuras, apéndices e ilustracio-
nes) y estará escrito a doble espacio y por una sola cara en DIN A4. El resumen, en
español e inglés, será entre 150-200 palabras y en él se hará referencia a los puntos
principales del trabajo: planteamiento del problema, objetivos del estudio, méto-
do, principales resultados y conclusiones. Las palabras clave, también en español e
inglés y que según el autor describen el trabajo, serán 4-5.
5. Las tablas y figuras se incluirán siempre al final del texto y una en cada página.
Deberán ser elaboradas por los autores del modo definitivo en que quieren que
aparezcan, estar enumeradas correlativamente e ir acompañadas de un pie de texto.
Además, se indicará el lugar en el que deben ser ubicadas en el texto.
6. Cada trabajo será revisado de manera anónima, al menos, por dos miembros del
Consejo Editorial, pudiendo recurrir a un tercero en caso de discrepancia, así
como a un experto en metodología. Los autores podrán sugerir un posible revisor
que consideren idóneo para evaluar su trabajo, indicando su correo electrónico
y también podrán indicar alguna persona que no desean que se involucre en el
proceso de revisión de su trabajo. En cualquier caso, corresponderá a la dirección
de la revista la decisión final. En las ocasiones que así lo requieran se recurrirá a
evaluadores externos ajenos al Consejo Editorial.
8. Para incluir referencias de la revista Siglo Cero los autores, tanto en esta revista
como en otras, deben unificar el sistema de identificación de la revista utilizando
solamente el nombre de Siglo Cero, como se puede observar en los ejemplos
siguientes.
Arias, V., Arias, B., Verdugo, M. Á., Rubia, M. y Jenaro, C. (2016). Evaluación de
actitudes de los profesionales hacia las personas con discapacidad [Assesment
of staff attitudes towards people with disability]. Siglo Cero, 47 (2), 258, 7-41.
http//dx.doi.org/10.14201/scero2016472741
ÍNDICE
PRESENTACIÓN........................................................................................................... 5-6
ARTÍCULOS Y EXPERIENCIAS
Avances en el liderazgo: marco de competencias de los líderes profesionales
FRANCISCO JAVIER GÓMEZ GONZÁLEZ, JUAN JOSÉ LACASTA REOYO,
VICENTE ANTONIO MARTÍNEZ-TUR y CARMEN RODRÍGUEZ SUMAZA .................................... 7-34
Proyectos de vida y acompañamiento a las personas con discapacidad
intelectual: enfoque ético
XABIER ETXBERRIA MAULEON ....................................................................................... 35-50
Cómo afrontar el duelo en las personas con discapacidad. Una aproximación
al problema
EVA DOMINGO BENITO, JOSÉ LUIS CUESTA GÓMEZ y SERGIO SÁNCHEZ FUENTES .................. 51-68
Atención educativa inclusiva en el aula. Estudio de caso con un alumno
con Trastorno Grave de Conducta
ALBERT CENTELLAS COMELLAS y PEDRO JURADO DE LOS SANTOS ..................................... 69-87
La didáctica de la relajación con personas adultas con discapacidad
intelectual en un taller de cantoterapia
LUCÍA CASAL DE LA FUENTE ....................................................................................... 89-109
The authorship of their own lives in people with disabilities (AOL-PwD).
From the sources and theoretical construct to the design of research stages
and procedures
JOANNA GŁODKOWSKA y URSZULA GOSK ...................................................................... 111-126
RESEÑA
FROEHLKE, M. y ZABOREK, R. (Coords.) (2017). Síndrome de Down y Autismo:
cuando dos mundos se encuentran. Una guía para padres y profesionales.
Madrid: Fundación Iberoamericana Down21 ...................................................... 127