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Los Contratos Especiales Del Trabajo - PDF
Los Contratos Especiales Del Trabajo - PDF
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LOS CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURIDICAS
Serie G: ESTUDIOS DOCTRINALES, núm. 136
EDICIÓN AL CUIDADO DE MARICELA MARTÍNEZ DURÁN
SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
Introducción 9
CAPÍTULO PRIMERO
PRINCIPIOS GENERALES
CAPÍTULO SEGUNDO
V. La legislación latinoamericana 42
1. Argentina 42
2. República de Bolivia 45
3. Uruguay 46
4. Las interesantes leyes brasileñas. 46
CAPÍTULO TERCERO
LOS CONTRATOS ESPECIALES EN LA LEGISLACIÓN
MEXICANA
CAPÍTULO CUARTO
CAPÍTULO QUINTO
EXAMEN DE OTROS CONTRATOS
I. El deportista profesional 93
1. El carácter patronal de la empresa o club deportivo. 95
ÍNDICE 251
EL TRANSPORTE
L Aéreo 113
1. Atención médica 114
2. Aptitud profesional 115
3. Condiciones de trabajo 116
II. Ferroviario 119
1. Personal encargado del transporte de pasajeros o carga. 121
2. Servicios de mantenimiento 123
3. Personal de vía y conexos . .• 124
4. Telegrafistas y radio-operadores 125
5. Personal de administración 125
6. Personal de express 126
7. Personal de carros pullman 126
III. Trabajo en el mar y vías navegables 127
IV. El autotransporte 134
1. Servicio público urbano y suburbano 135
2. Servicio por carretera de camiones, camionetas, autobuses
de pasajeros y carga 137
3. Servicio particular 139
CAPÍTULO SP TIMO
CAPÍTULO OCTAVO
CAPÍTULO NOVENO
CULTURA Y TRABAJO
2. Horarios 214
3. Condiciones de trabajo 215
CAPÍTULO DÉCIMO
El autor
CAPfTULO PRIMERO
PRINCIPIOS GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
3 Convenio relativo al empleo de las mujeres antes y después del parto, aprobado
por la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con fecha
29 de octubre de 1919, véanse aa. 4, 6, 12 y 13; Convenio núm. 5 por el que se
fija la edad mínima de admisión de los menores al trabajo (01T, Conferencia de
29 de octubre de 1919 celebrada en Washington, D.C.).
18 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
Su contratación no se regía por las leyes locales sino que debía quedar
sujeta a las condiciones previamente pactadas.4
Años más tarde (1936) se aprobaron diversos convenios y recomenda-
ciones para suspender la aplicación de los llamados "sistemas especiales
de reclutamiento de trabajadores" que no ofrecieran sus servicios volun-
tariamente, ya fuera en el lugar de trabajo, en una oficina púbica de
migración o colocación, o en alguna oficina dirigida por una organización
patronal. Este singular tipo de prestación de servicios se generalizó en
la década de los años veinte y las contrataciones que se hacían no queda-
ban sujetas a la regla general, por Jo cual se hizo necesario desaparecer-
las. Tal situación no quitó a este tipo de trabajo (de hecho forzado) su
carácter especial.
Finalmente, mencionemos el trabajo de los menores de edad, ya que
asimismo fue objeto de una legislación particular a partir del año 1921,
todo lo relativo a ellos, tanto para limitar la edad de admisión a cualquier
clase de trabajo y el tiempo de jornada como vigilar su presencia en
actividades agrícolas en las cuales eran inhumanamente explotados. Fue
prohibido el trabajo a menores de trece años; se condicionó el de los
comprendidos entre catorce y dieciséis años y se aceptó con reservas el
trabajo de los comprendidos entre los dieciséis y los dieciocho años. Cada
Estado-miembro quedó facultado para incluir en su legislación cuáles
trabajos les eran permitidos y en cuáles no se podía emplear menores de
las edades antes señaladas.5
Adviértase a través de esta somera relación el encauzamiento gradual
de las leyes nacionales para distinguir el trabajo de mujeres y menores,
así como el hecho de la existencia de estatutos especiales en cierta clase
de actividades, que nunca debieron tener vigencia, pero que caracterizan
las necesidades de ciertos países en determinada época de su evolución
industrial. No obstante no haber pertenecido en el inicio de los años
veinte nuestro país a la OIT, las legislaturas de los Estados de la Repú-
blica impulsaron mediante capítulos propios el trabajo de unas y otros,
prohibiendo su ocupación en labores insalubres, peligroso o nocturnas,
atendiendo el cuidado de sus capacidades físicas y protegiendo ante todo
CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS
El doctor De la Cueva en la primera edición de su libro Derecho
mexicano del trabajo, al explicar la razón de ser de las reglamentaciones
especiales manifestó que si bien es cierto las legislaciones extranjeras
partieron del obrero industrial para legislar sobre la aplicación de algunas
medidas en beneficio de determinados grupos de trabajadores al derecho
mexicano correspondió el mérito de haber adoptado criterios indepen-
dientes en el tratamiento de algunos tipos de contrato, debido al hecho
de encontrarse obligado el legislador mexicano a hacerlo, como conse-
cuencia de las disposiciones contenidas en el artículo 123 constitucional.7
6 Ribas, Jean Jaques; Jonezy, Marie Jose; Seche, Jean Claude, Derecho social
europeo, Madrid, Servicio de Publicaciones de( Instituto de Estudios Sociales del
Ministerio del Trabajo, 1980, pp. 311 y ss.
7 Cueva, Mario de la, Derecho mexicano del trabajo, México, Porrúa, 1939, pp.
847 y ss.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 21
La idea que fundamentó tal distinción fue que al promulgarse las pri-
meras leyes del trabajo de los Estados se encontró que no era posible
aplicar las mismas normas para situaciones diversas o aplicar normas
diversas para juzgar situaciones idénticas. Resultaba imposible dentro del
pensamiento del legislador estatal regular bajo bases iguales el trabajo
de los campesinos, o el de los artesanos y domésticos, entre otros, al ser
mínima la parte de las normas generales que regían la actividad cotidiana
que podían ser aplicadas a estos sectores de trabajadores.
Ofreció el maestro varios ejemplos para justificar su acerto: 19 Todo
trabajador —dejó dicho— tiene derecho al pago de salario mínimo, pero
no hay impedimento alguno para fijar varios salarios mínimos conforme
la naturaleza de las industrias; lo único que no puede variar en tales
casos es la cantidad mínima que fijen las comisiones respectivas. 29 No
es discutible el tiempo máximo de jornada: ocho horas por día, ni que
salvo circunstancias especiales pueda ser aumentada dicha jornada en
algunos días de la semana, pero ningún inconveniente hay para reducir
dicha jornada en. periodos inferiores en beneficio del trabajador; es más,
la naturaleza de algunas actividades obliga a ello; 39 El obrero o el cam-
pesino tienen derecho al disfrute de ciertas prestaciones legales pero si
le son concedidas otras no incluidas en la ley por razón del servicio des-
empeñado, el espíritu de la Constitución es su aprovechamiento en aras
del mejor nivel de vida del trabajador.
De esta ejemplificación obtuvo el maestro el siguiente concepto de tra-
bajo especial: "es la adaptación de las reglas generales contenidas en la
ley aplicable a situaciones contempladas en actividades particulares, siem-
pre que no contraríen dichas normas generales y que resulte necesario
establecerlas por la naturaleza propia del trabajo a realizar".
Veamos otras definiciones. El doctor Rafael Caldera, eminente labo-
ralista venezolano, define al contrato especial como "el conjunto de rela-
ciones jurídicas aplicable a situaciones concretas de productividad".8 El
tratadista argentino Mario J. Deveali estima que un contrato especial
"es el limitado a regular aquellas actividades que exigen cierta categoría
de conocimientos en una industria u oficio, en los que el elemento subor-
dinación se encuentra condicionado a factores técnicos o económicos".
Por su parte el doctor Néstor de Buen, siguiendo las ideas de su señor
padre, el distinguido jurista don Demófilo de Buen, dice que los contra-
tos especiales son los destinados a considerar por separado determinadas
8 Caldera, Rafael, Derecho del trabajo, Caracas, 1969, p. 77.
O Devealí, J. Mario, Lineamientos de derecho del trabajo, Buenos Aires, Tipográ-
fica Editora Argentina, 1956, p. 407.
22 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
17 González, Ma. del Refugio, Trabajo y Estado (fuentes para su estudio), Méxi-
co, Ediciones del CEHSMO (Centro de Estudios Históricos sobre el movimiento
obrero), 1982, t. 1, pp. 283 y ss.
CAPÍTULO SEGUNDO
Mencionamos unos cuantos de los signos que han servido para configu-
rar y dar forma al concepto que postulamos.
En cuanto a la categorización de los contratos especiales, tendríamos
por una parte que considerar los destinados al llamado cambio social
de los pueblos, esto es, los que han sido resultado de exigencias lógicas de
ciertos sectores del trabajo por otra, los que devienen de aproxima-
ciones jurídicas a diversas materias pero han exigido naturaleza autóno-
ma. La particularidad propia del trabajo de mujeres y menores, de cam-
pesinos, de domésticos o de trabajadores a domicilio, ha dado origen
desde tiempo inmemorial a distinguir los signos que los caracterizan; la
de agentes de comercio, deportistas, empleados bancarios, actores, etcé-
tera, son producto del cambio social o de los tiempos que se viven. Unos
y otros forman hoy parte del derecho del trabajo por su valor especí-
fico, pero tal vez mañana otras actividades vayan, incursionando en el
campo de lo laboral en cuanto sea posible atribuirles las características
señaladas.
Un somero recorrido de derecho comparado nos permitirá comprobar
que en los últimos años los legisladores nacionales han decidido separar,
en unos casos, incorporar en otros, disposiciones que atañen a funciones
de trabajo especiales, que sin dejar de pertenecer al conjunto de la pres-
tación de un servicio o derivar de reglas generales, ameritan diverso
tratamiento jurídico proveniente de manifestaciones con signo propio.
Dejemos sentado desde ahora que al intentar el estudio de los contratos
especiales de trabajo no lo hacemos para olvidarnos de los principios
generales o comunes, lo hacemos porque la mayor parte de los países
industriales o en vía de desarrollo han admitido nuevas formas jurídicas
que ameritan conocimientos que separan a dichas contrataciones del tron-
co común, como ya se ha repetido, al mismo tiempo que les dan vida
propia por la naturaleza de los principios de valor que sustentan.
Los contratos especiales no son producto de caprichosas innovaciones
sino de una diversidad de conceptos y situaciones que vienen presentán-
dose día a día. Apuntemos un caso: en ningún momento extrañó que el
legislador separara el conjunto normativo que dio sustento a la relación
de trabajo del Estado con sus servidores como tampoco ha extrañado
que actualmente sea producto de condiciones específicas el trabajo uni-
versitario. A ello va dirigida nuestra intención.
II. NUEVOS INTENTOS INTERNACIONALES
EI creciente intervencionismo estatal que, por así decirlo, alcanzó su
culminación en la década de los años ochenta en los países de economía
32 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
1. Tratados de Roma
2. Convenio de Luxemburgo
3. Convenio de Munich
Lyon-Caen, Gerard, Derecho del trabajo, París, Editorial Dalloz, 1972, pp.
20 y 21.
36 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
2. La legislación francesa
es preciso incluir a juicio del empleador las mercancías que vayan a ser
materia de la prestación del servicio, indicar la plaza o región donde se
ejerza la representación, señalar las categorías de clientes y el salario,
tarifa o forma de remuneración.
c) El trabajo a domicilio. (Ley de fecha 26 de julio de 1957 incorpo-
rada a la sección 2.53 del Código de Trabajo). No hace declaración ex-
profesa de la naturaleza jurídica de este contrato pero en sus disposiciones
incluye una en que se dice que la relación que surge entre las partes inte-
resadas constituye un contrato de trabajo y asimila al operario a los tra-
bajadores asalariados con derechos especiales, aun cuando se trate de "pe-
queñas empresas por cuenta propia". La subordinación se fija en función
de las órdenes que recibe el operario y el beneficio obtenido por el em-
pleador. Los poderes de este último se encuentran limitados a fin de evi-
tar toda forma de explotación laboral.
d) Artistas y modelos (Ley de 26 diciembre de 1969). Su vinculación
con la empresa que los contrate es a través de un "contrato de arrenda-
miento de servicios" según se le denomina en la ley. Por virtud de esta ley
quedan considerados trabajadores, asimilándolos en lo que legalmente pro-
ceda a las disposiciones del código laboral. Se excluye de los honorarios
convenidos "los royalties" o sea los beneficios derivados de la participa-
ción artística.
e) Trabajo temporal y asalariados de empresas nacionalizadas (Ley de
29 de mayo de 1969. El trabajo temporal es materia en la legislación
francesa de un título especial, así como el desarrollo en empresas que ha-
yan sido nacionalizadas, no para excluirlo totalmente de las reglas gene-
rales sino por la índole de su desempeño. El principio jurídico en el cual
se apoya este tipo de contratación es el de la oportunidad y licitud de la
actividad, en la precariedad del empleo y en el tipo de las prestaciones
concedidas (salario especial y beneficios ocasionales de la seguridad social
únicamente).
1. Alemania Federal
reserva de las garantías previstas en la misma, para evitar los abusos que
se venían cometiendo. Sin duda alguna estos son también elocuentes ejem-
plos de una práctica tendiente a reglamentar el trabajo especial.
Y. LA LEGISLACIÓN LATINOAMERICANA
1. Argentina
31 DeYeali, .I. Mario, op. cit., supra, nota 9, pp. 406 a 419 y 427 a 504-
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 45
2. República de Bolivia
32 Pérez Patton, Roberto, Derecho social y legislación del trabajo, Buenos Aires,
Ediciones Arayú, 1954. El profesor Pérez Patton es catedrático de derecho social
en la Universidad de La Paz, República de Bolivia. En su libro dedica sendos capí-
tulos sobre el aprendizaje, el trabajo doméstico y los talleres de trabajo manual,
los cuales pueden ser consultados si se desea ampliar el conocimiento de estos con-
tratos, pp. 10, 891 y 829, respectivamente.
46 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
3. Uruguay
pp. 81-101.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 47
34 Russomano, Mozart Victor, op. cit., supra, nota 11, pp. 231 y ss,
48 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
DE LOS ESTADOS
EI legislador constituyente del ario 1917 dejó plena libertad a las enti-
dades federativas del país para reglamentar, de acuerdo a sus necesidades
legales, la relación de trabajo. Desde la discusión de dicho artículo los
diputados Jara, Mújica y Victoria, expresaron con enérgica determinación
que eran los congresos locales los más avocados a legislar sobre cuestio-
nes de su jurisdicción, por cuya razón responderían con particular em-
peño a la reglamentación de las condiciones de trabajo, las cuales ajus-
tarían a la actividad predominante en cada región del país. La única
excepción fue eliminar de cualquier legislación, federal o local, el trabajo
de los servidores públicos debido a su naturaleza y a la situación de
subordinación exigida por los intereses superiores de la nación."
Sí fue concedido a las mujeres trabajadoras, con carácter general, un
beneficio estimado natural: durante el embarazo no deberían realizar
trabajos que exigieran un gran esfuerzo o que significaran peligro para
su salud o la del ser en gestación. Ya próxima la fecha del alumbramien-
to tendrían derecho a realizar trabajos ligeros con anterioridad al parto
y de cuatro semanas posteriores al mismo, con pago completo de sala-
rio y reserva de cualquier derecho adquirido. Se les otorgó, además, el
beneficio de un descanso extraordinario, de media hora dentro de la jor-
nada, para alimentar a los hijos durante el periodo de lactancia. Salvo
esta determinación se concedió al legislador de los Estados absoluta li-
bertad para regular toda relación de trabajo.
Puede encontrarse en las anteriores soluciones constitucionales el ger-
men del trabajo especial entre nosotros. El objetivo fue dar a los traba-
35 Derechos del Pueblo Mexicano, México, Manuel Porrúa, S. A., 1978, t. VIII,
pp. 628-677.
52 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
" Pueden consultarse las siguientes leyes del trabajo estatales (periodo de 1918
a 1927): Aguascalientes, cap. VIII, aa. 164 a 189; Campeche, capítulo IV, aa. 90 a
93; Chihuahua, aa. 96 a 103; Nayarit, aa. 72 a 94; Puebla, aa. 81 a 90; Tamaulipas,
aa. 122 a 127; Tabasco, as. 86 a 94; y Zacatecas, aa. 97 a 103.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 53
42 Cueva, Mario de la, op. cit., supra, nota 7, pp. 139 a 143.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 57
se rompía con principios de derecho que cuentan con arraigo, sólo que
reconocida la realidad mexicana, no es extraño que el pequeño apar-
cero y el pequeño arrendatario hayan estado, en relación con el dueño
de la tierra, en una condición de sumisión y dependencia que es
necesario erradicar, para evitar que los contratos que celebran se con-
fundan con otro tipo de acuerdos cuando en el fondo son de trabajo.43
43 Edición oficial del proyecto Portes Gil impresa por la Secretaría de Indus-
tria, Comercio y Trabajo, Talleres Gráficos de la Nación, México, 1929.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 59
V. LA NUEVA LEGISLACIÓN
47 Proyecto de iniciativa de una nueva Ley Federal del Trabajo publicado por la
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, México, Talleres Gráficos del Po-
der Legislativo, 1968.
48 Dictamen aprobatorio del nuevo texto de Ley Federal del Trabajo, por la
Cámara de Diputados, México, 9 de diciembre de 1969.
49 Cueva, Mario de la, Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo, la. ed., México,
Porrúa, 1972, pp. 433.
70 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
iguales a los del resto de los trabajadores tampoco deben ser inferiores
a las que rijan en cada empresa o establecimiento. Bajo los moldes de
este principio se aprobaron las siguientes soluciones; a) estos trabajado-
res no pueden formar parte de los sindicatos de los demás trabajadores
ni ser designados sus representantes, por la incompatibilidad de funcio-
nes que caracteriza su empleo, más de dirección y representación pa-
tronal que de trabajo en sí, material o intelectual; b) es facultad del
empleador rescindir libremente la relación de trabajo caso de existir un
motivo razonable de pérdida de la confianza. Aun cuando éste no coin-
cidiera con las causas justificadas de rescisión fijadas en la ley; e) si el
trabajador de confianza hubiese sido promovido de un puesto de planta,
por disponerlo así el contrato de trabajo, volvería a él salvo existencia
de una causa justificada para su separación del empleo (aa. 181 a 186
LFT 1970).
Al trabajo del transporte le fueron impuestas modalidades no contem-
pladas en algunas legislaciones y respecto del trabajo marítimo empezó
por cambiarse la denominación mexicana "embarcaciones" por la de
"buques" sugerida por la OIT en su Código de la Gente del Mar, que a
juicio del legislador abarca todos los cuerpos flotantes e incluye los di-
versos aspectos de este trabajo. Más adelante haremos el estudio en par-
ticular de estos contratos en los que el legislador mexicana ajustó la
reglamentación implantada al marco jurídico de la legislación internacio-
nal (aa. 187 a 214 LFT 1970).
Se amplió y puso al día el capítulo destinado al trabajo de las tripu-
laciones aeronáuticas, pues hubo necesidad aparte de sujetarlo a las re-
glas implantadas en la Ley de Vías Generales de Comunicación a las
normas internacionales que, como igualmente veremos, han impuesto
modalidades propias de este tipo de ocupación (aa. 215 a 245 LFT 1970).
La existencia de numerosos contratos colectivos por especialidad o ra-
mas, así como de numerosas circulares complementarias del trabajo
ferrocarrilero, que han dado a éste su carácter especial y en las cuales
se detallan los pormenores de cada actividad; normas tanto de trato como
de ejecución de labores, que hubieran dado una extensión inusitada a la
reglamentación legal, obligó al legislador a reducir el conjunto de dis-
posiciones ya establecidas en la ley de 1931 a las fundamentales en tor-
no a cuestiones como la jubilación de estos trabajadores, las causales
de rescisión, el pago de indemnizaciones y salarios por ramas, la imple-
mentación de jornadas, etcétera; es decir, apartadas totalmente de las
disposiciones generales de la ley (aa. 246 a 258 LFT 1970).
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 71
I. EL CONTRATO DE APRENDIZAJE
" Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 7, pp. 875 a 877.
74 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
1. La remuneración
Se han implantado tres sistemas: el pago a base del salario mínimo le-
gal o el convenido por las partes, siempre que este último sea superior
al mínimo legal; el pago por tarea o a destajo; el pago uniforme cuan-
do el trabajador permanece todo el tiempo en la unidad agrícola. El
mínimo legal no siempre ha quedado reglamentado al ser la categoría
del trabajador la que ha permitido su cuantificación como si se tratase
de un trabajador especialista o técnico. Pudo en una época ajustarse al
salario mínimo profesional pero en nuestros días esto resulta imposible.
El trabajo de siembra y recolección se pagó durante largo tiempo como
mínimo legal; hoy ni siquiera esta actividad podría incluírsele en los sa-
larios mínimos generales en la mayor parte de los países. Tómese en
cuenta, por una parte, la mecanización de la agricultura; por otra la
jornada, y se comprenderá la dificultad de ajustarse a cualquier mínimo.
82 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
2. La jornada y el descanso
yecto de nueva ley del trabajo toda referenc:a a dicha institución y sim-
plemente definió al trabajador del campo como la persona que ejecuta
trabajos propios y habituales de la agricultura, de la ganadería y fores-
tales, siempre que se encuentre al servicio de un patrono. Para él los
trabajadores de la industria agrícola son trabajadores en el sentido am-
plio del término sujetos a las normas del capítulo primero de la nueva
ley (aa. 279, 25 y sigs.).
En la exposición de motivos de la iniciativa correspondiente se dijo
por esta razón lo que sigue:
'" De Buen, op. cit., supra nota 10, pp. 481 a 487.
90 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
"Pozzo, Juan D., Derecho del Trabajo, Buenos Aires, Ediar Editores, 1948, t. I,
p. 650.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 91
'37 Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 7, pp. 861-864.
CAPÍTULO QUINTO
I. EL DEPORTISTA PROFESIONAL
libre, para mencionar los deportes más comunes hoy en día, escenifi-
cados en lugares abiertos o cerrados, dejaron su papel deportivo para
convertirse en negocios destinados a obtener ganancias; desde el momen-
to en que el acceso a dichos locales se hizo mediante la compra de un
boleto con derecho a ocupar una posible butaca o lugar, dejó de tener
la práctica de cualquier deporte un objetivo de mero entretenimiento para
el jugador y el espectador, para convertirse en espectáculo reglamentado
y sujeto a normas de administración pública que garantizan al espectador
la calidad y categoría del espectáculo y le transfieren determinados dere-
chos. La competencia ya no es por el prurito de ver triunfantes los colores
de un equipo sino por apreciar la habilidad de un jugador, la vistosidad de
un conjunto y la calidad de la diversión que se proporciona a quien asiste
al espectáculo mediante pago de otro derecho determinado.
El interés antiguo de algunas empresas por impulsar las actividades
físicas de sus trabajadores y empleados, de apartarlos de prácticas noci-
vas, de atraerlos a diversiones sanas de cultura física, ha desaparecido y
se ha transformado en una prestación accesoria al trabajo ordinario. El
uso de los locales, aparatos e instalaciones deportivas, se ha convertido
en materia de convención obrero-patronal y de ajuste a un clausulado
específico, parte de las cláusulas generales de un contrato colectivo. La
asistencia a esos locales y el aprovechamiento de las instalaciones es vo-
luntaria y la finalidad antes perseguida, de establecer competencias sin
propósitos de utilidades póstumas, ya no tiene lugar; el sostenimiento de
los centros deportivos queda a cargo de los sindicatos, que son hoy los
encargados de organizar justas y campañas entre sus propios asociados.
El profesionalismo ha modificado en profundidad y trascendencia la
práctica de cualquier deporte para dejar en calidad de amateur o sea per-
sona que no percibe un beneficio económico por dedicarse a él, al jugador
natural, o sea la persona que se ejercita en una actividad física por el pla-
cer o gusto de ocupar su tiempo en ello. El jugador por oficio ha cam-
biado el concepto deportivo en sí para convertirlo en tarea diaria con
fines de subsistencia y comodidades apreciables. El deporte se ha hecho
profesional en todos los órdenes y en la actualidad hasta los clubs priva-
dos pagan el privilegio de contar entre sus asistentes a determinadas figu-
ras de una especialidad deportiva. Al igual que en cua?quier empresa
comercial o industrial, al propietario de un equipo dedicado a determina-
da actividad física, sólo le interesa el rendimiento económico de su inver-
sión y por eso exige al jugador profesional su total dedicación a la práctica
del mismo, bajo sus condiciones, sus métodos de trabajo y sus propósitos
de especulación.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 97
3. El uniforme
ser parte de una empresa comercial a efecto de que sea ésta quien res-
ponda de cualquier obligación legal, pero sea cualquiera la situación en
que se contemple la presentación del espectáculo, la relación que surge
es de trabajo. El espectáculo, a su vez, puede consistir en determinada
pieza teatral, una exhibición cinematográfica, una función de circo, la
presentación en un centro nocturno, cabaret o boite o puede serlo una
emisión radial o televisiva, si se toma en cuenta que en las últimas déca-
das las empresas dedicadas a esta clase de explotación comercial propor-
cionan un espectáculo, pagando un sueldo al locutor, a la persona que
presenta dicho espectáculo y al artista o ejecutante que interviene. Todos
ellos son trabajadores aun cuando sea una sola la presentación que ofrez-
can, no sólo por la relación jurídica que nace cuando se les contrata sino
porque las empresas ofrecen servicios por tiempo a cambio de cortes
publicitarios durante los cuales se exhibe propaganda de ciertos produc-
tos mercantiles.
En todos los casos el legislador ha apoyado su intervención en un triple
fundamento: 1. La naturaleza de la representación que implica, cualquiera
sea la forma en que tenga lugar, un desempeño convenido y un esfuerzo
físico que debe ser protegido. 2. La protección legal que corresponde a
la persona que lleve a cabo tal representación, sea ante el público asis-
tente al espectáculo o ante el posible vidente o escucha de la estación
televisora o de radio. 3. La relación de trabajo que se inicia en el mo-
mento en que esa persona pone al servicio de otra sus aptitudes y surge
una convención entre ellas, que no por su carácter privado puede esti-
marse del orden civil o mercantil, sino estrictamente laboral, ante los ele-
mentos que intervienen: un patrono, un trabajador, la ejecución de la
actividad bajo la dirección del primero, la dependencia económica del
segundo y las condiciones bajo las cuales ha de desarrollarse el espectáculo.
La ley de Brasil regula el trabajo del artista o ejecutante con apoyo en
el hecho de que el propietario o empresario de un centro de espectáculos
públicos o la representación con carácter privado, sea gratuita o de paga,
al ofrecer cualquier función o espectáculo, lo que contrata es el tiempo
de preparación del experto, el tiempo de representación y las cualidades
del artista o ejecutante. Esta ley fue resultado del empeño puesto por dos
organizaciones brasileñas: la Sociedad de Actores y la Orden de los Mú-
sicos, que lograron el cambio de mentalidad civilista que privaba en su
trabajo para obligar al legislador a promulgar y tomar en cuenta los si-
guientes factores: a) la calidad del artista o ejecutante sirviendo de base
su reconocimiento nacional o universal; b) el tipo de función a presentar
(por día, por semana o por temporada); e) el lugar o lugares de la actua-
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 101
1. Características
laboral que en los tiempos actuales forma parte de una gestión empresa-
rial de tintes propios.7°
El taller o pequeña empresa no es novedad para nosotros o para paí-
ses que durante muchos años se manejaron a través de una economía
centralizada. En ellos, como ha ocurrido en nuestro país, esos talleres han
perdurado hasta nuestros días y han significado un poderoso auxilio para
la industria de todo género, Ilámeseles "negocios de acabado", "de com-
plementación" o simplemente de productos específicos. Cuando a la gran
industria no ha convenido mantener una planta de trabajadores que ten-
gan ocupación en reducidos o limitados campos productivos, su existen-
cia no constituye novedad alguna ni tampoco lo es el hecho de que desde
hace muchas décadas se haya reglamentado el funcionamiento de estos
negocios.
El profesor ruso Samorodov estudió con amplitud el caso de los países
de la Europa oriental, muy semejante al de los países en vías de desarro-
llo. Encuentra que un sistema económico basado en el ejercicio demo-
crático del poder, supeditado a una persona o a una autoridad, se con-
centra en el pequeño taller y en la autogestión, al poner en juego la
combinación óptima del fenómeno productivo. Mediante este sistema se
da impulso a la independencia de empresas y asociaciones de trabajado-
res, se afirma la gestión autónoma y se obtienen beneficios adicionales
derivados del otorgamiento de atribuciones legales necesarias para regir
el trabajo colectivo en pequeña escala. Esto se debe —agrega el autor—
al hecho de que en los países desarrollados de economía de mercado los
progresos técnicos han agravado los problemas del mercado de trabajo
con el consiguiente desempleo, en tanto que en los países de economía
social el Estado ha llegado al convencimiento de lo imposible, para la
gran industria, de abordar todos los aspectos de la producción. La solu-
ción se ha encontrado en el establecimiento de "plantillas" modestas de
trabajadores, en la promulgación de una legislación especial que se man-
tenga intermedia en el proceso productivo tanto en el aspecto de derechos
como de obligaciones; y en la necesidad de mantener lejos de ciertos
progresos técnicos, siempre costosos, a la gran industria. Al asumir esta
conducta se ha podido dar ocupación a multitud de trabajadores "sobran-
tes" o "especialistas" en determinada actividad, con alivio al agobio del
desempleo.'"
-to Javillier, Jean Claude, Pour un débat doctrinal á partir du droit comparé die
t'uva',París, Editorial Dalloz, 1987, pp. 191 a 219.
Samorodov, Alexandr, "Consecuencias para el empleo de la reestructuración
actualmente en curso en 1a Europa oriental", Revista 01T, volumen 108, núm. 3,
Ginebra, pp. 377 a 394.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 105
76 La ley puede ser consultada en el Anuario Legislativo que publica la OIT co-
rrespondiente al arto de 1947, pp. 35-43.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 111
EL TRANSPORTE
L Aéreo 113
1. Atención médica 114
2. Aptitud profesional 115
3. Condiciones de trabajo 116
II. Ferroviario 119
1. Personal encargado del transporte de pasajeros o carga. 121
2. Servicios de mantenimiento 123
3. Personal de vía y conexos 124
4. Telegrafistas y radio-operadores 125
5. Personal de administración 125
6. Personal de express 126
7. Personal de carros pullman 126
III. Trabajo en el mar y vías navegables . 127
IV. El autotransporte 134
1. Servicio público urbano y suburbano 135
2. Servicio por carretera de camiones, camionetas, autobuses
de pasajeros y carga 137
3. Servicio particular 139
CAPíTULO SEXTO
EL TRANSPORTE
I. AÉREO
1. Atención médica
2. Aptitud profesional
3. Condiciones de trabajo
II. FERROVIARIO
2. Servicios de mantenimiento
4. Telegrafistas y radio-operadores
5. Personal de administración
84 Otros convenios han regulado los siguientes aspectos: número 68 sobre la ali-
mentación y el servicio de fonda de la tripulación de buques; número 70 sobre segu-
ridad social de la gente de mar; número 71 en materia de pensiones; número 72
vacaciones; número 73 exámenes médicos; número 74, certificados de capacitación;
número 76, sobre salarios, horas de trabajo a bordo y dotación; todos aprobados en
la XXVIII Reunión de la Conferencia de la OIT, el año de 1946.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 133
IV. EL AUTOTRANSPORTE
hoy rigen, hay una distancia no de sesenta años sino de milenios, podría-
mos decir en lo extenso de la palabra aplicable. En efecto, decía nuestra
ley: "El tránsito por carreteras o caminos y el transporte de mercancías,
estará sujeto a sus reglamentos, por lo que respecta a la observancia de
las disposiciones de seguridad". Las leyes actuales contienen varios capí-
tulos y sus normas exigen un conocimiento y trato especial.
Examinemos cada uno de estos servicios:
3. Servicio particular
1. TRABAJADORES DE CONFIANZA
88 Pellisier, J., Derecho social, París, Ediciones ICE, 1976, p. 604. V. Resolu-
ción del Tribunal en el juicio de J. Renard vs. Sociedad 'Le Foyer Remois'.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 143
pero que para el interés de esta última persona implican garantía y segu-
ridad en su desempeño.
En otras palabras, considerar, por ejemplo, a un unuier o un encarga-
do del aseo, a un mesero o un chofer (por sólo señalar algunos oficios)
trabajador de confianza, por disfrutar de un trato íntimo respecto del pa-
trono, en forma alguna queda ligado este servicio a funciones de repre-
sentatividad o responsabilidad, si acaso de discreción y nada más. Precisa
no olvidar que son los factores de dirección y dependencia los únicos
que cuentan, porque confiar como se dijo en una ejecutoria de nuestra
Suprema Corte de Justicia,
9° Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 49, pp. 153 y 154.
91 De Buen, op. cit., supra nota 10, pp. 357 a 390.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 145
92 Diccionario Jurídico Mexicano, 2a. ed., México, Porrúa, 1988, t. IV, pp. 3110
a 3112.
146 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
2. Condiciones de trabajo
3. Causales de rescisión
4. Salario
cantidad adicional por cada hijo menor de dieciocho años o por hijos
incapaces cualquiera fuese su edad; sin embargo, este aumento no ha
formado parte del sueldo fijado en jubilaciones o pensiones de incapa-
cidad; tampoco se concede a trabajadores que perciban cierta cantidad
mensual.'°° El problema de las prestaciones permanentes no lo han re-
suelto muchas legislaciones como lo ha hecho la ley mexicana, la cual
establece que el salario se integra con los pagos hechos en efectivo por
cuota diaria, gratificaciones, percepciones, habitación, primas, comisiones,
prestaciones en especie o cualquiera otra cantidad que se entregue al tra-
bajador por su trabajo (a. 84 LFT).
5. Limitaciones
Pozzo, Juan D., Derecho del trabajo, Buenos Aires, EDIAR, 1948, t. I,
pp. 643 y ss.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 157
1°1 Santos Azuela, Héctor, Estudios de derecho sindical y del trabajo, México,
UNAM, 1987, pp. 117 a 121.
158 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
Bara.ssi, L., op. cit., supra nota 62; Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 7,
pp. 865 a 868.
1" Estatuto de los Trabajadores (España), Madrid, Editorial Rivadeneyra, 1984,
V. artículo 13.1.
La empresa y los factores que influyen en su funcionamiento, 8a. ed., Gine-
bra, OIT, 1984, p. 184.
106 Rouast & Durand, Précis de Legislatione Industrielle,
París, Sirey, p. 211 (sin
fecha de ed.).
160 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
cilio del trabajador. Por esto en un párrafo adicional se aclara que "de
ejecutarse el trabajo en condiciones distintas de las señaladas, regirán en-
tonces las disposiciones generales de la ley". En suma, la realidad social
y jurídica de la relación que se establece es la que rige la especialidad
del contrato, no los requisitos de subordinación, de dirección o el poder de
mandar.
La historia de este tipo de trabajo —indica el doctor Alonso (»ca—
se remonta a la etapa de la Revolución Industrial. Bajo el título de "tra-
bajos por encargo" se llevaban a cabo en esa época múltiples actividades
cuya característica no era su realización o ejecución en el taller sino en
el hogar de quien las emprendía (self-acting ~hines diríamos hoy); esta
actividad acarreaba como beneficio inmediato la supresión de puestos
de trabajo en las factorías (el autor pone los ejemplos de lo sucedido en
las fábricas de Birmingham y Barcelona). El contrato de trabajo a domi-
cilio —expresa más adelante— no es por lo mismo de presencia actual;
ha substituido desde entonces en determinadas ramas de la producción
sin tomar en cuenta jornadas, salubridad de los locales, abuso de la mano
de obra femenina e infantil y siempre en situación de inferioridad res-
pecto de otra clase de trabajo. Es el que en la actualidad los autores
llaman sweet shop que traducido al lenguaje común significa "talleres
del sudor". Esto es, para dar una connotación y contenido precisos es "eI
trabajo explotado en el hogar"."7
Las características de este contrato especial de trabajo atípico son:
1. Lugar de trabajo
Es, desde luego, el domicilio del trabajador, pues como dice la ley
mexicana, de no existir esta circunstancia deberán regir las disposiciones
generales. Puede fijarse, conforme lo han aceptado todas las legislaciones,
un lugar distinto para llevarlo a cabo, ya sea porque el trabajador dispon-
ga de un pequeño taller ubicado no precisamente en su hogar, o porque
a él convenga señalar un sitio en particular por motivos de comodidad
personal. Lo que interesa al empleador es el producto al igual que la ca-
lidad de manufactura del mismo, bases firmes de la contratación.
2. Pluralidad de patronos
La libertad de trabajo que impera en este tipo de contrato debe ser
básica; por eso el trabajador puede comprometerse al mismo tiempo con
107 Alonso Olea, Manuel, "Contratos de trabajo atípicos y crisis", Cuestiones la-
borales, México, UNAM, 1989, pp. 129 y 130.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 161
3. Remuneración
5. Obligaciones patronales
6. Inspección
las Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 49, t. I, pp. 557 y 558.
166 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
1°9 Climent Beltrán, Juan B., Ley Federal del Trabajo Comentada, 2a. ed., Méxi-
co, Esfinge, 1984, pp. 225 y 226.
11° Despontin, Luis A., La técnica en el derecho del trabajo, Buenos Aires, Cla-
ridad, 1941.
168 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
I. EL TRABAJO SUBTERRÁNEO
1. Jornada
3. Higiene
4. Evaluación de riesgos
5. Información
6. Personal
3. Jornada y descansos
Los jornadas son las ordinarias (ocho horas) para actividades que no
exigen especialización; éstas se coordinan conforme las exigencias del
servicio y sólo varía el número de horas cuando se trata de trabajos es-
peciales. Por regla general se inician al concluir las tareas ordinarias y
son contratados a destajo a la conveniencia del constructor o la empresa
constructora.
El horario puede variar según lugar u obra donde se preste el servicio.
Si por exigencias del clima resulta indispensable dividir el tiempo de
jornada. Por ejemplo, en el trabajo de construcción de carreteras u obras
hidráulicas es común no fijar horario de labores sino indicar a los traba-
jadores la forma y tiempo en que serán utilizados sus servicios, pues la
naturaleza del trabajo así lo requiere. Mucho han discutido los sindicatos
la inconveniencia de estas jornadas, pero han sido las autoridades del
trabajo las que los han permitido en ciertas actividades.
En cuanto a los descansos son los ordinarios: el séptimo día y los días
de descanso obligatorio autorizados por cada legislación. No se conce-
den vacaciones, por ello el pago de éstas siempre es proporcional al nú-
mero de días trabajados, pues salvo en trabajos permanentes, en todos
los demás, repetimos, se ha suprimido el periodo vacacional.
4. Riesgos profesionales
5. Clasificación de labores
EL TRABAJO DE MANIOBRAS
que requieren, quizás por una sola vez o por unas cuantas ocasiones, em-
plear personal para el manejo de sus objetos, artículos o mercancías, sus
necesidades de embarque o desembarque son muy limitadas y las pueden
cubrir con organismos dedicados exclusivamente a ello.
Desde hace muchos años los sindicatos de estibadores operan bajo es-
tas bases. Varían constantemente los empleadores solicitantes del servicio
y a muchos de ellos no interesa el manejo directo de su carga en puertos
u otros lugares; se apoyan en concesionarios autorizados o en los propios
sindicatos convertidos de hecho en empresa de maniobras, sin que se
haya visto mal esta actividad. Como el único interés de la autoridad es la
protección del sector de trabajadores ocupados en ella, la persona física
o moral que ofrezca las mayores garantías obtendrá la conces i ón respec-
tiva y la práctica usual ha devenido en auténtico desinterés en cuanto al
organismo encargado de realizar esta tarea.
El hecho de que no siempre conservan los hombres la generosidad y
el amor por la justicia —dejó dicho el maestro De la Cueva— fue lo
que obligó a la comisión redactora de la nueva ley mexicana del trabajo
a tomar en cuenta un conjunto de observaciones y sugerencias necesarias
para ordenar las labores tanto de los trabajadores titulares de una orga-
nización profesional dedicada con exclusividad a este oficio, como la de
los trabajadores subcontratados por ella, ante la necesidad de la ejecu-
ción de algunas maniobras en particular. A ello se deben las disposicio-
nes del capítulo especial en torno al cual abordaremos la cuestión fun-
damental de la relación de trabajo existente entre un grupo de patronos
y un grupo de sindicatos. No extrañe que estas disposiciones no se en-
cuentren en otra legislación, pues lo normal y ordinario ha sido regular
simplemente el servicio de carga y descarga de mercancías.' "Las dis-
posiciones de este capítulo —expresa el a. 265 de nuestra ley— se aplican
al trabajo de maniobras del servicio público de carga, descarga, estla,
desestiba, alijo, chequeo, atraque, acarreo, almacenaje y transbordo de
carga y equipaje que se efectúe a bordo de buques o en tierra, en los
puertos, vías navegables, estaciones de ferrocarril y demás zonas bajo ju-
risdicción federal; al que se desarrolle en lanchas para prácticos y a los
trabajos complementarios o conexos". Tan amplia definición resultaba
obligada para distinguir las diversas maniobras comprendidas en la ley,
de las ejecutadas por un empresario o comerciante con personal propio.
De lo expresado por el maestro se observa que en principio sólo se
pensó reglamentar la actividad portuaria. La extensión del trabajo de ma-
117 Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 49, pp. 485 a 487.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 181
1. Trabajo portuario
118 Moret, Carlos (hijo), Historia general de las organizaciones de trabajo, Bue-
nos Aires, Editorial La Vanguardia, 1935, p. 184.
118 Chiarelli, Giuseppe, Tratado de derecho corporativo, Roma, vol. IV, pp. 271-
272 (no tiene editorial).
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 183
por tipo de maniobra y peso de los bultos, pero no por lo que corresponde
a cada trabajador según su papel en la maniobra; b) no deben estable-
cerse preferencias sino que ha de formarse un estricto rail de trabajo de
acuerdo a la antigüedad de servicios de cada trabajador; serán preferidos
los más antiguos en toda tarea sin importar repitan las mismas personas
en cada trabajo contratado; e) es preciso garantizar un mínimo de pres-
taciones de seguridad social y de riesgos profesionales; de desempleo; de
constitución de fondos económicos; de jubilación e invalidez; cuando no
sea posible inscribir a los trabajadores en las instituciones de seguridad
social. Serán a cargo del patrono estas prestaciones y en caso de acci-
dente, deberá cubrir todos los gastos inherentes cuando carezca el traba-
jador de otro tipo de protección en su salud y empleo.
3. Maniobras terrestres
temporada por las mejores prestaciones que reciben, o sean personas de-
dicadas a diversos menesteres a quienes sólo interesa el trabajo temporal
(estudiantes, amas de casa, jubilados, etcétera). En México no se presenta
esta situación al ser muy escasos los centros vacacionales (por regla ge-
neral no establecidos en forma comercial) y reducirse la contratación a
limitadas personas que de antemano saben cuál será la temporal:dad de
sus servicios. Más aún, también por regla general ni se les extienden con-
tratos de trabajo; se les recibe en el empleo a la palabra e igualmente
se les separa si no son convenientes esos servicios por alguna circunstan-
cia de tiempo, conducta o ineficacia
Sin embargo, debemos indicar las condiciones de trabajo que sí tienen
cabida en todas las legislaciones:
1. Jornada
2. Salario
3. Prestaciones complementarias
Puede incluir la relación de trabajo uno, dos o los tres alimentos, se-
gún el tiempo de jornada o sean dos los alimentos incluidos en el contra-
to, particularmente en hoteles que tienen servicio de restaurante y en estos
últimos establecimientos. En los bares no existe tal obligación; de ahí que
la prestación tenga variantes: 1. Puede ser ajena al contrato de trabajo
y no existir obligación patronal de proporcionar alimentos aun cuando
se disponga de servicio de restaurante, e inclusive presten servicios en él
algunos trabajadores gastronómicos. 2. Puede concederse al trabajador
tomar sus alimentos en el centro de trabajo pagando por ello una canti-
dad ínfima, fijada de común acuerdo entre las partes y señalándose las
condiciones bajo las cuales se darán los alimentos. 3. Puede formar parte
de la relación de trabajo, en calidad de prestación accesoria, cuando así
convenga al patrono, o cuando la exigencia del servicio amerite se le
proporcionen alimentos al trabajador.
El hospedaje del trabajador puede constituir asimismo una prestación
complementaria. Esto ocurre en algunos centros turísticos en donde hote-
les y restaurantes se encuentran en lugares apartados, no próximos a una
población y con problemas de alojamiento fuera del centro de trabajo
(hoteles de temporada, de veraneo o invernales). Por regla general todos
estos establecimientos disponen de instalaciones para permitir el aloja-
miento de sus trabajadores. En ciertos casos han surgido poblaciones
aledañas y el grupo de trabajadores permanentes ha procedido a construir
sus viviendas o se han construido edificios de departamentos para tal
objeto.
188 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
1. Derecho de asociación
2. Formación profesional
4. Sanidad rural
CULTURA Y TRABAJO
CULTURA Y TRABAJO
presa la ley mexicana, puede fijarse por unidad de tiempo, por unidad
de obra, por comisión a precio alzado o de cualquiera otra manera (aa.
82 y 83 LFT). Es decir, al profesionista igual que se hace con los demás
trabajadores, se le fija una jornada ajustada a la ley o menor al tiempo
señalado por ésta, quedando obligado a permanecer en el lugar y puesto
que se le indique y durante el tiempo de trabajo. La asistencia al trabajo
cuando se contrata éste a base de unidad de obra, incluye todas las con-
sultas que haga el empleador o la asesoría que éste requiera. La "iguala"
que remunera el servicio consiste, por lo general, en una cantidad men-
sual uniforme y permanente, entregada asimismo en los plazos que se
hubieren convenido.
En el medio profesional se discute actualmente la naturaleza de esta
"iguala", comisión o pago. Para unos autores no se presenta en la rela-
ción laboral del profesionista el pago a base de unidad de obra, pues
piensan que si actúa el profesionista con independencia y sólo concurre,
de manera esporádica, al lugar del centro de trabajo, no existe perma-
nencia en la función."4 Otros opinan que si el profesionista no actúa con
libertad absoluta y se encuentra sujeto bajo una forma u otra a las ins-
trucciones patronales, o se le obliga a seguir determinadas instrucciones,
contando sólo su opinión, la cual puede ser aceptada o rechazada; para
ellos en todos estos casos hay relación de trabajo al llenarse los requisitos
formales de esa relación."' A nuestro juicio la única forma de remune-
ración que no se presta a suspicacias es la que retribuye el servicio por
tiempo ilimitado con obligación de permanecer en el centro de trabajo
durante todo el tiempo.
II. EL PERIODISMO
artes gráficas. Pero en otro nivel los encargados de redactar las noticias,
los reporteros (tanto gráficos como los encargados de redattar los aconte-
cimientos destacados), los editorialistas y articulistas, quienes complemen-
tan la diaria labor de preparar el órgano informativo para su venta al
público, han tenido altas y bajas en su sindicación y en su reconocimien-
to como trabajadores de una especialidad.
Existe fundada duda sobre si la totalidad de los periodistas son traba-
jadores en los términos expuestos en las leyes laborales; en algunos países
se separa a editorialistas y articulistas del resto del personal de planta, con
base en la naturaleza del órgano informativo y su contribución al comen-
tario de ciertos hechos o acontecimientos, a quienes se invita a colaborar
en el propósito cultural de las publicaciones, sea por su prestigio o por
sus elevados conocimientos respecto de ciertas materias. Se arguye que
mientras la persona que da a conocer sus opiniones se responsabilice y
responda de ellas, el papel que desempeñan no es el de un trabajador
sino de un libre pensador, pues aunque actúan como profesionales del
periodismo, su función es ajena a la orientación política o ideológica sus-
tentada por la dirección del periódico. Sus escritos son consecuencia del
derecho a expresarse con libertad, y exponerla, bajo la única taxativa de
no ofender el sentimiento público ni atacar a otras personas en su inti-
midad.
Los profesionales del periodismo o "redactores de la prensa" como se
les conoce en el lenguaje periodístico, estiman que son trabajadores y
aceptan que sólo los distingue la condición de trabajo impuesta en cada
caso particular. Si sus ingresos —dicen— los obtienen de la empresa edi-
torial y de ellos viven y sostienen sus familias; si predomina en el trato
la situación de dependencia; si la realidad es que laboran a virtud de un
contrato de trabajo; todo ello les da la calidad de trabajadores al servicio
de un patrono. A este criterio responden las legislaciones que han regla-
mentado el trabajo del periodista en el marco de un contrato especial.
Francia, Italia, España, Brasil, Argentina, tienen leyes destinadas a re-
gular las labores del periodista y en sus principios nos apoyamos para
sugerir se amplíen los conceptos laborales que hoy imperan en el oficio,
independientemente de la situación en que se encuentren algunos profe-
sionales de la información.
Expresa el doctor Lyon-Caen que la noción de periodista profesional
se encuentra inmersa en la tendencia actual del derecho del trabajo, de
regular cualquier acuerdo inter-partes para el ejercicio de una profesión,
sin importar su naturaleza. Si la colaboración intelectual en la redacción
de un periódico o revista es directa y permanente, Ja ley, imbuida de un
202 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
126 Lyon-Caen, op. cit., supra nota 23, pp. 234 y ss.
127 Russomano, op. cit., supra nota 11, pp. 338 a 393.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 203
dos los casos, pero quien esté ligado por un contrato de trabajo es traba-
jador y debe disfrutar de las siguientes prerrogativas:
2. Contratación individual
3. Condiciones de trabajo
1/8 Bohere, G., Profesión: periodista, Ginebra, OIT, 1985, pp. 19 a 27.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 205
4. Prestaciones'
Los tratadistas del periodismo son quienes nos han dado a conocer las
prestaciones mínimas del trabajo periodístico, a saber: a) El derecho a
indemnización por despido independientemente de que se conceda o no al
empleador libertad para rescindir el contrato de trabajo. Salvo causas
especiales y legítimas del patrono, ha de tomarse en consideración que el
periodista necesita de la fuente de trabajo y requiere de atención médica
y social para él y su familia. Por eso se sostiene que aún en el caso de
dimisión voluntaria debe indemnizarse al periodista, al no ser legítima
la simple voluntad del empleador en el otorgamiento de una justa com-
pensación por el trabajo responsable que se realiza. b) El contrato escrito.
Su falta da al periodista la sensación de inseguridad en el empleo, no
por temor a que su trabajo no se reconozca y aprecie sino por quedar
sujeta su permanencia en el puesto a la mera voluntad del patrono. Paí-
ses como el nuestro en los que la falta de contrato escrito no deja a esa
voluntad la protección del trabajador, no existe el problema de desocu-
pación por este motivo, pero en otras legislaciones el trabajo del perio-
dista queda sujeto por completo al criterio del informador y es causa de
separación cuando a éste no agrada una apreciación o una nota. Este
fenómeno se observó con frecuencia en los países socialistas, no procl:ves
a la libre información, por cuyo motivo sometían al periodista al criterio
político o burocrático imperante. En los últimos meses la URSS, Polonia,
Checoslovaquia, Rumania y Hungría, han legislado sobre la materia,
otorgando a la labor periodística y al periodista todas las garantías indis-
pensables para la exposición de sus ideas.129
Finalmente, debemos apuntar que algunos gobiernos exigen al perio-
dista un "carnet profesional" o la colegiación obligatoria en los gremios
que los agrupan. Los trabajadores se han opuesto con energía a estas
dos situaciones por representar un control oficial de la libertad de expre-
sión. Por esto, como se dijo al inicio de este fascículo, no deseamos me-
ternos en una controversia que corresponde al legítimo interés del perio-
dista, quien si está en desacuerdo con ambas actitudes es por mantener
129 Batunin, Y., Feodorov, M. y Entine, V., "URSS, un proyecto de ley sobre la
libertad de prensa", Revista Internacional de Derecho Comparado, Bruselas, 1989,
núm. 1, pp. 61 a 67.
206 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
EL SERVICIO MÉDICO
130 De Buen, Néstor, op. cit., supra, nota 9, pp. 493 a 499,
208 SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA
1. «Tornada
4. Estabilidad
132 Podetti, Humberto A., 'La nueva forma de contratación laboral", Revista
Trabajo y Legislación Social, Buenos Aires, junio de 1990, núm. 6, pp. 481 a 488.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 213
2. Horarios
134 Bohere, 1., La situación del personal docente, Ginebra, OIT, 1984, pp. 119
a 123.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 215
3. Condiciones de trabajo
L EL TRABAJO FEMENINO
1. La maternidad
2. El embarazo
3. El parto
4. Prestaciones
7. Trabajo subterráneo
142 Bequele, A. y Boyden, Y., La lucha contra el trabajo infantil, Ginebra, OIT,
1990.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 229
EL SERVICIO CIVIL
Ley del Servicio Civil es el título adoptado por la casi totalidad de los
países de la comunidad internacional respecto de la organización del apa-
rato burocrático de cada gobierno. En México se le titula Ley Federal
de los Trabajadores al Servicio del Estado, pero sea cual fuere el nombre
dado a estas leyes la realidad nos muestra la necesidad de un tratamiento
especial a quienes en el lenguaje común conocemos como servidores pú-
blicos, esto es, todas las personas ocupadas en actividades de gobierno
o administrativas de los poderes públicos, sin importar su grado o desem-
peño, excepción hecha de los empleados de alta categoría o funcionarios
encargados de los altos puestos de dirección, a quienes la legislación mexi-
cana distingue como empleados de confianza, en atención a la función
que desempeñan en el servicio civil.
Al personal llamado "de base" se dirige hoy la actividad legislativa que
busca proteger sus derechos laborales en todos los países. Los gobiernos
se han visto en el compromiso legal de otorgarle un mínimo de garantías
al trabajo del servicio público, en primer lugar, porque se consideran
obligados al reconocimiento de los derechos de los trabajadores de cual-
quier sector de la sociedad sin importar su ubicación o actividad; en se-
gundo término, porque ante su situación profesional los servidores públicos
se han organizado sindicalmente en defensa de tales derechos, en reclamo
de un trato igualmente digno y decoroso, similar al del resto de los tra-
bajadores, habiendo obtenido ya su libertad de asociación; en tercer Jugar,
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 231
pos de acción en el sentido de que sus intereses de lucha son tan valiosos
como los de otros sectores a quienes sirven.145
Los sindicatos burócratas han reconocido por su parte que el Estado-
patrono tiene características diametralmente opuestas a las de otros em-
pleadores, al perseguir finalidades sociales distintas y carecer su actividad
de todo propósito de lucro. Aceptan se trata de un empleador cuya ac-
tuación tiene como finalidad el bienestar de la sociedad y que se trata
de una institución cuyo interés económico es diferente al del empleador
común, al ser su patrimonio propiedad de la Nación. Los funcionarios
encargados de la dirección política o administrativa podrán tener disiden-
cias profundas respecto del personal que se encuentre bajo sus órdenes,
pero las controversias que se suscitan deberán tener base en niveles de
jerarquía funcional correlativa a la propiamente sectorial.
Los sindicatos burócratas han tenido voluntad colectiva en la práctica
gremial que les corresponde. No se prohibe su organización, se dice; se
respeta su derecho a huelga, se añade; el gobierno intenta su mejora-
miento y bienestar como sector independiente, se alega. Sin embargo, se
apela siempre a su sentimiento patriótico; a la gravedad de los daños que
puedan causarse a la sociedad, ajenos a las divergencias surgidas entre
gobierno y trabajadores; a la necesidad de que el servicio no se interrum-
pa, argumentándose que el único titular de la función pública es el pue-
blo; en suma, por exigirlo el bien común.
Una última aclaración para concluir. La doctrina acepta la imposibi-
lidad práctica de otorgar al nombramiento igual carácter al del contrato
de trabajo; parte de esta afirmación para dejar establecida la necesi-
dad de dar al empleo burocrático idéntico trato al de la relación de tra-
bajo obrera, por no existir argumentos que apoyen una situación distinta
a la que corresponde al sector de los trabajadores del Estado. El hecho
de no aplicarse en su totalidad las instituciones tradicionales que en la
actualidad conforman al derecho del trabajo, no significa según lo ven
algunos autores, transgresión a los postulados laborales. Es precisamente
esta circunstancia la que toman en cuenta para sostener la existencia de
estatutos especiales en cuya conformación jurídica no desaparecen dere-
chos o ventajas económicas otorgadas a otros sectores del trabajo huma-
no, sólo que sujetas a los más elevados principios constitucionales.
Cabanellas piensa que la idea "estatuto especial" no quita a una re-
glamentación fuerza de ley. Para este autor todo estatuto especial es un
conjunto de normas legales establecidas para una determinada profesión,
145 Manila, A., Nuevas ideas y vivencias, Ginebra, OIT, 1988, pp. 149 a 153.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 235
1. Capacitación
2. Admisión al trabajo
3. Condiciones de trabajo
serio por méritos propios cuando se realiza una acción relevante o por
antigüedad. Es de capital interés para el trabajador la atención a motivos
derivados de su conducta personal o colectiva, pues su nombramiento
para un puesto de mayor categoría lo determina la conducta que observe.
Cuenta el trabajo en sí pero cuenta en mayor grado el empeño que ponga
en la realización de sus obligaciones, el respeto que le merezca la comu-
nidad y el esmero que ponga en el servicio.
V. EL CONTRATO-LEY MEXICANO
148 Cueva, Mario de la, op. cit., supra nota 49, p. 474.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 241
2. Tarjeta de trabajo
3. Salarios y descuentos
1" De Buen, Néstor, op. cit., supra nota 9, pp. 801 a 807.
CONTRATOS ESPECIALES DEL TRABAJO 247