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Pero la Teología, tal como hoy la entendemos, es, sin embargo, una actividad humana. Es
decir, no se identifica sin más con al Palabra de Dios ni con la misma sabiduría divina,
aunque tenga mucho que ver con ellas. No es un saber directamente infundido por Dios
en el intelecto humano, sino que procede del esfuerzo laborioso y volunatario de ese
intelecto, iluminado por la fe cristiana. No es en consecuencia un simple quehacer
profano.
Existe, en efecto, una continuidad entre la Teología cristiana y la actividad general humana
dedicada a la comprensión racional del mundo. Es decir, hay continuidad entre el quehacer
teológico y el empeño racional de la filosofía y de las ciencias empíricas. Bien entendido,
sin embargo, que de al Teología cristiana derivan afirmaciones, contenidos y perspectivas
que no sólo confirman sino que también purifican, juzgan críticamente y superan los
procesos de pura racionalidad.
2. La Teología, desarrollo espontaneo y reflejo de la fe.
La Teología es una ciencia de salvación, que debe en último término ayudar al hombre a
conseguir su destino eterno. No es un lujo intelectual, sino una necesidad de la vida
cristiana, que no puede ser satisfecha por ningún otro campo del saber. «En la fe cristiana
están intrínsecamente ligados el conocimiento y la vida, la verdad y la existencia» La
realidad que se presenta en la Teología aparece efectivamente como un valor para la vida,
como algo que hace a la vida digna de ser vivida.
b) La Teología existe porque es, en primer lugar, como un desarrollo natural y espontáneo
de la vida de fe. Es una manifestación de vitalidad espiritual. Por eso la Teología bien
entendida nunca es una mera técnica de pensar ideas religiosas y de reflexionar
neutralmente sobre ellas. La Teología es mucho más, porque es un movimiento necesario
de la misma razón y existencia creyentes, que buscan penetrar y asimilar mejor los
misterios creídos.
Hay así una teología espontánea, que es aquella comprensión de la fe que tiene todo
creyente por el simple hecho de serlo. Esta comprensión deriva de la tensión de la mente
hacia la verdad, que incluye un dinamismo intelectual y de amor. Hacer teología es una
tarea exclusivamente propia del creyente en cuanto creyente, una tarea vitalmente
suscitada y en todo momento sostenida por al fe. Como el hombre es naturalmente un
filósofo, así el cristiano es naturalmente un teólogo.
«El trabajo del teólogo responde de ese modo al dinamismo presente en la fe misma: por
su propia naturaleza la Verdad quiere comunicarse, porque el hombre ha sido creado para
percibir la Verdad y desea en lo más profundo de sí mismo conocerla para encontrarse con
ella y descubrir allí su salvación. La Teología contribuye a que la fe sea comunicable y a que
al inteligencia de los que todavía no conocen a Cristo la pueda buscar yencontrar.
c) La actividad teológica procede por tanto de la fe. Es un saber de fe que supera la razón
sin negarla. La existencia de la Teología se explica por las características propias de la fe,
que de un lado posee ya su objeto y de otro lado está en continuo movimiento hacia él,
con el fin de aprehenderlo mejor y amarlo más.
Suele decirse que por su carácter íntimo de adhesión a un misterio, el acto de fe incluye
simultáneamente un aspecto de tranquilidad o quietud y un aspecto de sana inquietud o
de búsqueda. Tanto San Agustín como Santo Tomás de Aquino lo tienen en cuenta cuando
hablan de la fe que busca entender (fides quaerens intellectum), y de que creer es pensar
con asentimiento: cum assensione cogitare.
Pero dado que la razón está hecha para la evidencia, al adhesión de al fe va acompañada
necesariamente de una búsqueda respetuosa, y por eso adhesión e inclinación a ver son
dos aspectos esenciales del acto humano de la fe.
Aunque esa inclinación a la reflexión puede ser débil en muchos creyentes, habrá siempre
un comienzo de búsqueda intelectual encerrado en el acto de fe. La fe es en todo
momento una «fides quaerens intellectum». De modo que virtual o incoativamente, el
creer supone ya teología. La Teología es entonces considerada bajo este aspecto sub-
jetivo— la reacción total, y no sólo intelectual, de al persona en presencia del misterio.
La reflexión propia de la fe puede revestir, por lo tanto, dos formas principales. Una es la
manera espontánea de pensar sobre lo que creemos, tal como puede encontrarse
ocasionalmente en todos los fieles cristianos. Hay además una reflexión deliberada,
rigurosa y metódica, que es lo que propiamente llamamos Teología.
Concepto Teología:
Definición de la Teología.