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En estos apartados ofrecemos alternativas de trabajo en el aula referidas a varios temas

gramaticales en general. A diferencia de otros contenidos abordados en este material, en


esta oportunidad he seleccionado temas más amplios para poder diferenciar con claridad
uno de los ejes que está en la base de cierta renuencia a la formación gramatical. Esto es,
trabajar solo conceptos aislados sino también cuando los conceptos interactúan, se
relacionan, funcionan en frases y contextos y, por ello, su alcance es más amplio.
Los temas son predicación, coordinación y subordinación. Como puede verse, son
contenidos amplios, generales, panorámicos y transversales. Son fenómenos gramaticales
que se materializan en algún concepto gramatical específicos o más particular. Esto quiere
decir, por ejemplo, que en predicación no solo veremos predicado sino ‘informatividad’.
En cuanto a la coordinación, no solo trabajaremos con conjunciones y frases sino casos
variados en donde haya un conjunto de, al menos, pares coordinados que se diferenciarán
según la distinta entidad de los elementos nucleares.
Respecto de la subordinación, se trata de un fenómeno sintáctico que se materializa
mediante diferentes conceptos Así, canónicamente la unidad que expresa relación de
subordinación son los llamados subordinantes. Pero también la manifiesta un núcleo
respecto de su modificador, una incluida en relación con la oración principal, quizás hasta
el sujeto del predicado.
Coordinación y subordinación tienen en común el hecho de ser relaciones sintácticas; y la
de predicción expresa la relación fundamental oracional y discusiva. SEGUIR.

Antes de continuar, detallaré la diferencia organizadora de esta propuesta, como es la


diferencia entre CONCEPTOS Y FENÓMENOS, que homologamos a gramática y
discurso. Con esta diferenciación intentamos dar cuenta de las profundas diferencias que
hay entre ambos órdenes pero también las diferentes asociaciones en términos de condición
necesaria y suficiennte: la gramática es andamio para el discurso!!!!

FENÓMENOS
Es la fase de ordenamiento, recorte y delimitación al ‘dar nombre’ a conceptos y
fenómenos gramaticales. Es estática y parcial en la medida en que toma y divide fenómenos
gramaticales, y unilateral por contemplar sólo alguna dimensión –morfológica, sintáctica o
semántica–. Supone, además, autonomía o trabajo fuera de contexto discursivo.
En esta propuesta, la Reflexión*i es la meta de la educación en Lengua en general y del
dominio gramatical en particular. Se trata de una fase de objetivación del conocimiento
implícito o intuitivo y de la interacción de los conceptos abordados en la sistematización,
todo ello transferido, interpretado y resignificado en discursos. Enfatiza en los fenómenos
gramaticales presentes en discursos concretos. Es interaccional, concurrente –coocurren
diferentes dimensiones en un fenómeno– y globalizadora. Se trata de la intersección de
conceptos y fenómenos en contexto, considerando también la interacción de diferentes
fenómenos. La reflexión* se concentra en temas gramaticales que no siguen el esquema
lógico y articulado de la descripción y explicación que proviene de las teorías gramaticales.
En esta fase es fundamental el principio de interrelación: los contenidos abordados en la
intuición y en la sistematización se vinculan de modo que permitan arribar a una
delimitación de la postura discursiva del enunciador, sobre la base del examen detallado de
las formas lingüísticas. De nuestra parte, sostenemos que la reflexión* gramatical, si bien
puede suponer una dimensión descriptiva, implica la interpretación de los fenómenos en
discursos, cuando los conceptos son recuperados como fenómenos gramaticales en su
funcionamiento discursivo.
Podemos agregar, además, que la sistematización es la más densa por la cantidad de
contenidos que incluye, los que la mayoría de las veces incluyen subdivisiones. Por su lado,
la reflexión* es la más compleja por la cantidad de contenidos y por su carácter
esencialmente relacional. Esto es, desde el punto de vista del tiempo destinado a cada etapa,
la de sistematización y reflexión* son centrales y relevantes, mientras que la intuición,
como recurso metodológico, está siempre presente en todas las otras.

SACADO DE LIBRO FORMACION DOCENTE…. 2018

La oposición oración/discurso // conceptos/fenómenos

En esta sección, me concentro en el par opositivo oración/discurso como entidades


tomadas como excluyentes aunque deberían ser integradas en la enseñanza de la Lengua.
Tal dicotomía es correlativa a la distinción de dos tipos de gramática: la oracional y la
textual, antinomia que, según sostengo, es impertinente.

Para que una entidad funcione en un texto, antes es delineada desde la gramática
oracional. Recordemos que tanto el Estructuralismo como la Sistémico-Funcional se
abocaron a la descripción de la totalidad de las unidades lingüísticas desde el punto de vista
morfo-sintáctico y léxico. La gramática textual tomará esas unidades y las reelaborará y
asignará otro alcance. Lo que estoy afirmando es que la enseñanza no puede sustituir la
gramática oracional por la textual: o bien son absolutamente diferentes, lo que supone que
no puedo optar sólo por una de ellas; o ellas dos son compatibles y una avanza sobre la
otra, por lo que tampoco es posible segregar a la gramática oracional.
Desde mi postura, la distinción entre gramática oracional y textual se explicita en la
divergencia entre conceptos y fenómenos gramaticales. En tal sentido, sigo a Halliday para
establecer la diferencia entre fenómeno gramatical y concepto gramatical sustentado por las
teorías, precisando que la gramática oracional opera con conceptos, mientras que la
gramática texto-discursiva se concentra en los fenómenos; es decir, cuando los conceptos
interactúan entre sí. Términos como sujeto, flexión, concordancia, rol o papel temático,
oración compuesta/compleja, proposición subordinada, etc., aluden a unidades
gramaticales ya organizadas y conceptualizadas por la/s teoría/s gramatical/es, que algunos
autores replican en sus propuestas. Así, es habitual que en teorías gramaticales - con
diferencias internas-, se hable de causalidad como concepto en apartados específicos, como
por ejemplo, subordinación causal o estructura eventiva causal. Por mi parte, sostengo que
el fenómeno de la causalidad se manifiesta tanto a través de lexemas (‘provocar’, ‘causar’),
morfemas (participio), conectores subordinantes y preposiciones y subordinadas (de causa),
todos ellos abordados con diferente grado de detalle en distintas propuestas. Sin embargo,
para los usuarios del lenguaje, la causalidad sería un fenómeno en el que confluirían
diferentes conceptos gramaticales.

Si el ámbito científico divide su objeto epistemológica y metodológicamente, para


quien emplea el lenguaje, él funciona como un todo. Por eso, pensar que gramática es o
contiene normas (ortográficas, sintácticas y morfológicas), procedimientos de descripción
(de formas, funciones y clases de palabras), reglas o principios que generan oraciones
gramaticales o mecanismos cohesivos, corresponde a compromisos teórico-metodológicos
de enfoques tradicionales, estructurales, generativos o textuales. Los términos -conceptos
gramaticales- son principios ordenadores de la ciencia, no del lenguaje que materializa
significados que se instancian en discursos (Halliday y Matthiessen, 2004). Más
precisamente, considero que en muchos materiales de referencia, no se advierte que lo
gramatical taxonómico del Estructuralismo, el nivel descriptivo de la Generativa y el
carácter esquemático de la Gramática Textual, por ejemplo, son procedimientos de
identificación o de corroboración de las teorías, que no conviene que sean convertidas
directamente en objeto de análisis en la enseñanza.

Así, sostengo que la reflexión* gramatical, si bien puede suponer una dimensión
descriptiva, implica la consideración de los fenómenos en discursos. Así, la noción
imperante de gramática como acumulación de términos teóricos difícilmente oriente a una
Gramática Pedagógica o significativa que, según creo, deberá tener en cuenta no sólo los
conceptos, sino los fenómenos gramaticales. Es decir, la delimitación de sujeto sintáctico,
su identificación con procedimientos morfológicos y su posición -Estructuralismo-; su
jerarquía sintáctica y su naturaleza semántica - Generativismo-; la realización con
pronombres y su sustitución léxica o ‘gramatical’, - textualismo- etc., pueden ser relevantes
en la medida en que sea posible ponerlos en relación con la jerarquización de la
información en prácticas discursivas concretas.

Tanto desde la didáctica como desde la lingüística y la gramática, especialistas


expresan diferentes posicionesii. Algunos de ellos asumen posturas excluyentes acerca del
papel de la base gramatical; asimismo, muchos otros no suelen tener en cuenta
explícitamente que enseñar gramática implica una tarea compleja en la que coexisten
conceptos (en el sistema) y fenómenos gramaticales (en prácticas discursivas concretas).
También es frecuente que supongan la delimitación de la gramática y superpongan
diferentes conceptualizaciones; en el caso de que la definan, es habitual que se rijan por los
criterios de la organización gramatical tal como viene formulada desde diferentes
orientaciones, enfoques o paradigmas científicos lingüísticos y gramaticales.

Postulo la existencia de dos instancias, la del fenómeno gramatical y la del


concepto, estrechamente relacionados con conocimiento gramatical previo, sistema y
discurso. En consecuencia, propongo una enseñanza gramatical iii que apunta a superar el
reduccionismo que contiene la oposición terminante oración/discurso, sustituyéndola por la
diferenciación de dos términos que van haciéndose progresivamente compatibles al
proponer un abordaje por etapas. Ella se inicia en la intuición (del fenómeno gramatical),
es seguida por la sistematización y asimilación de las unidades, sus propiedades y
procedimientos (conceptos) y continuada por la reflexión*. Todo esto haría posible acceder
al lenguaje como fenómeno complejo que se instancia en discursos, lo que requiere de la
reflexión* como meta de la enseñanza, que incluye y supera a la intuición y a la instrucción
o sistematización. Así, se trataría de responder a un interrogante -crucial, por cierto, de
cómo articular la intuición y la instrucción, lo que podría lograrse a través del tercer
momento, la reflexión* sería un proceso constituido por una serie de momentos
consecutivos, cuyo detalle será objeto de estudio sistemático en los capítulos que siguen. La
enseñanza de la lengua no puede optar por uno de ellos, sino que debe seguir ese triple
camino, de modo de dar solución a la problemática de una enseñanza de la lengua
gramatical pero adiscursivizada y otra discursivizada, pero agramatical.

En síntesis, la dicotomía oración/discurso o gramática oracional y textual podría ser


resuelta a través de la diferenciación de los objetos: conceptos gramaticales en la gramática
oracional; fenómenos gramaticales en la gramática discursiva. Sin embargo, ambas
compartirían el hecho de ser gramática: formas o funciones morfosintácticas y léxicas,
vistas según en su marco de inserción: oración y discurso. Para la enseñanza, ambas se
diferenciarían en las fases ya mencionadas.
i
Destaco muy especialmente la notación de reflexión con *. En este trabajo, empleo el término reflexión en dos sentidos:
uno, el canónico, que hace referencia a la posibilidad de actividad metalingüística consciente, consignado en la mayoría de
los trabajos consultados. De mi parte, uso la notación Reflexión* para indicar una etapa del abordaje gramatical.
ii
Bosque (1998); Cassany (1989, 2002); Christye (2008); Cortés (2009); Defagó (2003a, 2003b, 2005); Eggins (2008); Gaspar
y Otañi (2004, 2009, 2010); Gerbaudo (2004); Giammateo y Albano (2009); Halliday (1975, 1982, 1999); Hernanz y Brucart
(1987); Lomas (1992, 1999); Manacorda y ot. (1994); Manni (2004); Matthiessen y Halliday (1997); Palachi (2006); Riestra
(2006b, 2008, 2009); Santomero (2010); Zayas (2010). El análisis completo de las posiciones sustentadas por los autores
consta en Supisiche, P. (2014) “Tesis Doctoral”. Córdoba: UNC. Inédito.
iii
En Supisiche (2014) consta el desarrollo de estas fases de trabajo, denominadas intuición, sistematización y reflexión*,
etapas que conforman la Gramática Significativa (GS).

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