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Música de balas: texto dramático en un acto

Book · January 2012

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Hugo Salcedo
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
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Música de balas
Texto dramático en un acto

Premio Nacional de Dramaturgia 2011


Universidad Autónoma Metropolitana – Universidad de Guadalajara
Gobierno del Distrito Federal
Música de balas
Texto dramático en un acto

HUGO SALCEDO

148
RECTOR GENERAL
Enrique Fernández Fassnacht

SECRETARIA GENERAL
Iris Santacruz Fabila

COORDINADOR GENERAL DE DIFUSIÓN


Carlos Ortega Guerrero

DIRECTOR DE PUBLICACIONES Y PROMOCIÓN EDITORIAL


Bernardo Ruiz

SUBDIRECTORA DE PUBLICACIONES
Laura González Durán

SUBDIRECTOR DE DISTRIBUCIÓN Y PROMOCIÓN EDITORIAL


Marco Moctezuma

Diseño de portada y formación


Guadalupe Urbina Martínez

Primera edición, 2012


© Hugo Salcedo
© 2012, Universidad Autónoma Metropolitana
Prol. Canal de Miramontes núm. 3855, 2o piso, Ex Hacienda
San Juan de Dios, Tlalpan, 14387 México, D.F.

Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,


ni registrada en o transmitida, por un sistema de recuperación de
información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico,
fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia
o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito de los editores.

ISBN de la colección: 978-970-31-0689-9


ISBN de la obra: 978-607-477-729-1

Impreso en México / Printed in Mexico


29,871

en un abismo oscuro
más negro que la noche más negra imaginada
deambulando a ninguna parte
caminando sin rumbo
por aquí y para allá
tropezando en el silencio de un tiempo perdido
en el soplo del viento lastimoso
abortado de las oportunidades idas
desgastadas
sin saber cómo ni por qué
sin poder volver a decir bebé o papá o queso de cabra o verde olivo
quedo – sin más– arrebatado de todo
excluido de las oportunidades
excluido de la vida simple y totalmente…
excluido

29,872

Yo estaba nada más como allí mismo, al dar vuelta en la esqui-


na, arremolinado por el frío de la madrugada. Serían las tres o
casi cuatro de la mañana, entonces, cuando de repente ví los
faros de un carro que se metía al callejón. “Oh, qué chingaos”,
me acuerdo que pensé o hasta me lo dije entre dientes... “Ya
ni atrás de los tambos de basura o entre los yerbajos lo dejan

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dormir a uno...” Eran en total tres hombres, uno robusto,
el que veía conduciendo, y los otros dos más bien flaquen-
ques. Salió el primero del lado del asiento del acompañante,
el copiloto, y se fue hasta la parte de atrás, pero la cajuela no
abría, le puchaba y nada; estaba como trabada. Y estuvo así
durante varios intentos, haciendo subir y bajar el carro con
la fuerza de su empuje; entonces se dio cuenta el otro, el que
venía en los asientos de atrás, sentado atrás del chofer. Abrió
su puerta izquierda de mala gana y algo dijo que no alcancé
a oír. Se estiró un poco y bostezó abiertamente. Golpeó su
puerta de un trancazo para bien cerrarla. Traía en las manos
un alambre como de ropa y le picó un rato a la cerradura
hasta que botó para arriba la puerta de la cajuela... Luego es-
tuvieron allí los dos, él y su compañero diciendo quién sabe
qué cosas, metiendo medio cuerpo en la cajuela y empinan-
do las nalgas para afuera... Con todo el tiempo del mundo,
sin prisa, sin nada de preocupación (o al menos eso es lo que
a mí me parecía).
Luego de otro rato, bajó entonces el tercero, el chofer, el
tipo más rellenito a quien el frío ni le ha de hacer. Lanzó una
risotada y los insultó al par por sus inutilidades. Soltó con
fuerza un gargajo bien amasijado desde adentro, antes de lle-
gar hasta con los otros. Y ya, entre los tres pudieron sacar el
cuerpo en un suspiro: los más flacuchos lo agarraron de las
patas y el gordillo de los hombros como si fuera un simple
trapo viejo. Lo aventaron allí a poca distancia, sin nada de
cuidado. Uno de ellos le escupió en el pecho antes de treparse
al carro de regreso. Y se fueron así, los tres, un poco de reversa
por el callejón, hasta que enderezaron bien el carro antes de
tomar otra vez por el callejón y luego la avenida.

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Me lo dejaron allí, como si mío fuera, en medio de la no-
che. Yo salí del escondite, me acerqué a comprobar que ya no
resollaba el tipo ese, y pues no, claro que no, desde luego que
no, si no ni lo hubieran bajado y aventado como un costal
cualquiera de cemento. Me puse en cuclillas para verlo mejor.
Estaba tan frío y hasta un poco sonriente, como dormido, co-
mo en otro lado, como profundamente dormido, como si no le
pasara nada, como perdido en la niebla.
Yo estaba nada más allí, por eso supe.

29,873

una cabeza rodante


imaginémosla todos:
deslizante
solitaria
aglutinante y perfumada
una cabeza que gira en los rincones infinitos del espacio,
da volteretas suavemente
–hacia la derecha con mayor predilección–
revoluciona sobre su eje marcando los compases
de una danza interminable

una cabeza que antes fue la punta de un cuerpo que se dio


a la vida cuando se entre-asomaba por las piernas, por la
matriz desgarrada de una joven madre parturienta... “es un
niño, señora”, le dijeron y ella se imaginó un río rebosante

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de salmones saltarines; “está precioso y fuerte”, y ella pensó
en la placidez mítica de los bosques de la China en donde
una chinita se perdió; “chilla como un becerro” alcanzó a
escuchar, y ella NUNCA pero NUNCA imaginó que fuera
alguien, algún día, a partirlo en dos, a hacerlo dos segmen-
tos... Es que NUNCA pero NUNCA nadie imagina tanto...,
y menos la propia madre cuando está dando a luz a la cria-
tura más bella del universo, y a la que un par de décadas
después habrá de llorarle por enterarse del trágico fin de su
hijo dividido...

ahora es sólo una cabeza que se ha olvidado del resto de su cuerpo


que no ocupa piernas para caminar
ni brazos para volar:
ahora es una cabeza aerodinámica
danzarina
que gira deliciosa y acompasadamente sobre los techos de las casas,
en el patio de concreto de una escuela primaria
ondeante junto a nuestro lábaro patrio...
serpentina por las torres de una iglesia...

una cabeza con un ribete rosáceo como de un delicioso rib eye


a término medio, una cabeza de la que se despliegan tres cen-
tímetros abajo de su mandíbula que antes sostuvo un cuello
que sostuvo un tronco que tenía cuatro extremidades que eran
parte de un cuerpo joven, férreo y varonil...

una cabeza solitaria que parece sonreír en cada revolución pausada


que hace sobre sí misma
en cada vuelta

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en cada giro…
una cabeza
una cabeza una cabeza es
una cabeza...

29,874

NaOH o Hidróxido de sodio. La simple inhalación puede causar


irritaciones en las vías respiratorias. Concentraciones superiores
pueden causar las quemaduras más severas del tracto respiratorio,
resuello muy ruidoso, daños a pulmones como edema y neumonía
química, y fallas respiratorias.
Con la ingestión los niveles de efectos tóxicos pueden ser desde
simple irritación hasta fuertes quemaduras en labios, boca, lengua,
garganta, esófago y estómago; después de pocos minutos de haberla
tragado, respiración corta y agitada, piel fría, salivación profusa,
dolor abdominal, náuseas y vómito con sangre. Una aparente re-
cuperación puede detenerse por la perforación del esófago o perfo-
ración gástrica desarrollando peritonitis, fiebre intensa y acidosis
metabólica. La muerte puede ocurrir por shock, asfixia por edema
glótico o infección por neumonía.
La piel es la que tiene mayor riesgo de exposición. Los niveles
de efectos tóxicos pueden ser desde irritación y dolor, dermatitis
irritante, múltiples quemaduras con pérdida temporal de cabello,
deterioro del material queratinoso, edema intracelular, quemadu-
ras profundas y corrosión del tejido y ulceraciones profundas con la
destrucción de la piel y los tejidos.

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Todo eso es lo que puede hacer en el cuerpo la sosa cáus-
tica: ingerida o expuesta la carne a ella, es altamente mortal.
¡Me hice una experta y eso que no estudié química en la Uni-
versidad! ¿Qué por qué aprendí si no estudié eso? Pues para
hacerse una más culta, para tratar de encontrar respuestas,
vamos averiguando, o intentándolo al menos... ahora en el in-
ternet ya se encuentra respuesta casi a todo. Casi...
Media noqueada y sin ropa fui depositada en una horren-
da tina de baño por cuarenta horas o más, allí solita me deja-
ron, con un duro golpe en la nuca como para ya no recobrar
la vida nunca, y con frío, como en medio de la nada... Unas
horas largas y de mi ya no quedó tampoco nada... me fui
convirtiendo en una sustancia gelatinosa solamente, en una
sustancia difícil de describir cuando una ya no tiene ni boca
ni quijada ni mandíbulas... cuando seguro no habrá nadie
que reconozca los pocos restos que han quedado y que fácil
se despachan en cualquier lado... Por allí quedó algún buen
trozo de hueso difícil de roer como se dice, o el puente de
porcelana que me hice poner no hace mucho luego que me
extrajeron una muela latosa...
Pero ni la memoria queda en el recuerdo de los otros..., qui-
zá sólo el recuerdo de una en la mente de alguien que se cansa
de tanto buscar –por un lado y por otro–, al menos un cadáver
a quien rezarle un poco, y no encontrar a nadie... Pero nadie da
respuesta ante la desaparición de esa jovencita con cierta fama
de discreta que al salir de su trabajo y antes de llegar a donde
pasa el transporte, fue subida más que a la mala a una suburban
en donde fue arañada, mordida, golpeada, embarrada de asco
y finalmente puesta a descomponerse en la tina de baño, entre
las risas de desenfreno y de un poco de susto de sus violadores

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que luego intuí por lo que se decían, se dedican a la venta de
droga entre la chamacada que sale de las escuelas.
Pero nadie va a dar con las respuestas; éste es otro crimen
sin respuesta, allí para aumentarle otra rayita a los pendientes
del gobierno que nada más sirve para hacerse buey, franca-
mente... ¿Cuándo fue lo mío? ¿Anteayer? ¿El mes pasado? ¿Está
sucediendo ahora mismo?
Al paso del tiempo, una comienza a volverse borrosa, nebulo-
sa, humo hidro-sódico, o quizá mejor dicho, humo cáustico: hu-
mo tóxico como el que produce la sosa al contacto con el agua...

29,875

— YO NO voy a parar hasta encontrar al capo más capo de


todos a eso vine hasta acá por eso dejé a mis jefes y a todos allá
en el sur a eso vine

— ajá

— TENGO GÜEVOS no soy de los que se la dan de muy acá y


andan de presuntuosos la neta que por eso me vine nada nada
pero nadita de nada que me asusta

— bien

— ALLÁ TODO es miseria perrearla siempre para tener un


poco sabes pero nada más para mal comer nada de ir al cine

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o poder comprarse unos converse originales y esas ondas nada
en la cartera como para poder invitar a tus novias a girarla por
el antro no nada de eso

— no

— Y ES que además yo no soy de los que se quieren pasar a los


estados unidos a mal perrearla otra vez pero ahora en el otro
lado que pa´ cumplir con los sueños de uno pero la verdad pa´
terminar en la pizca de algodón o en el tomate como vil burro
en un puto país que ni siquiera es tuyo aunque digan los ridí-
culos que algún día lo fue que además a mí qué más chingados
me da con un idioma que igual sirve pa´ la pura chingada no

— ¿no?

— NO YO me quedo aquí quiero vivir en mi país y hacer co-


mercio con lo que mi país produce je

— bien

— SÉ QUE se me puede hacer algo difícil al principio pero voy


a filtrarme con los buenos voy a ascender así aún sea a costa de
empezar desde el primer escalón de la escalera y ya pasado un
chico tiempo cuando me instale bien cuando ya le haya mamado
los güevos al pez más gordo de la tribu cuando lo tenga todito de
mi confianza y si no me cumple con las cosas que quiero hacer
disponer y deshacer pues tómala cachetón le voy a dar también
golpe de estado no me importa francamente sea quien sea y aun-
que me haya echado primero la mano no me importa lo que sea

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nada va a detenerme para hacerme de mis propias gentes de gran
confianza para que a mí nadie ni me de la espalda ni me traicione
me voy a rodear con gente leal y bien entrenada con unas unida-
des de ataque bien perronas voy a tener mi equipo de camionetas
del año para hacer los jales unas hummer bien reportadas todas
acá lustradas bien machinas voy a tener una pistola con cachas
de oro y con incrustaciones de brillantes y zafiros y rifles de alto
poder y unas cadenas pesadas grandes perronas de oro macizo
con mi nombre y cuanta madre se me ocurra y dos que tres culi-
tos bien acá bien reportados para picar los fines de semana

— mmmm

— Y SI te portas bien puede que hasta te invite je

— estás gruexso, morrillo...

— TENGO SUEÑOS aspiraciones ganas de crecer de ser algo


alguien en la vida de romper la cadena de desgracias y miserias
que ha habido en mi familia por eso vine a verte ya ves qué fácil
me pinto la cosa por eso vine a verte me dijeron que contigo
era el arreglo para que me conectes bien con el mandamás para
que me ayudes a subir para que me conectes con quien debe
ser para irme luego abriendo paso yo solito pa´ adelante

— empezaste mal, morrito, todavía no tienes tu primer


trabajito y ya quieres traicionarme; no, eso no se pien-
sa y mucho menos que se dice, nunca sabes con quién
te enfrentas cuando hablas como vil perico, hasta aquí
llegaste, chaval, hasta aquí...

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29,876

— ay, buey

— tírate al piso, pérate, no hables, pérate...

— un chinguero de balazos..., como noventa o cien, lo menos

— que te calles pues, que no te muevas...


.....
.....

— me duele aquí, en la pierna. Tengo un calambre

— ¿qué no entiendes que no hables?


.....
.....

— ¿ya se fueron, verdad? ¿no van a volver, verdad?

— mejor que nos quedemos un rato, no vaya a ser... si nos


adelantamos quince o veinte segundos, capaz que nos toca
de frente... no se puede estar ya seguro en ningún lado, ya
no. Qué bueno que tardaron en darnos el cambio del billete
en el seven eleven, eso fue lo que nos salvó, por un pelito la
libramos...

— como una cohetiza de pueblo... una lluvia de colores...


noventa o cien plomazos...

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— ¿y por qué te ríes? ¿qué te hace tanta gracia? Por poco nos
pegan también a nosotros, faltó así de tantito... la libramos,
de ésta nos salvamos... nomás oí el zumbido así de cerca y te
dije tírate al piso, tírate al piso... Reaccioné de inmediato
mientras tú te quedabas leleándola... Por un pelito nos
salvamos... ¿Oyes? Ya se acercan las patrullas. Mejor hay
que irnos antes de que lleguen y comiencen a preguntar sus
idioteces. Yo tampoco confío ya ni en los policías ni en el
ejército, todos son ya la misma cosa. Mejor vámonos para
otro lado. ¿Me oyes? ¿Roberto? Ahora no te hagas el sordito,
eh. ¿Roberto?
.....

29,877

Un rechinido violento.
La camioneta zigzaguea antes de poncharse y terminar al lado derecho
de la carretera, luego de un fuerte afrenón.

Arturo.- ¡No veas para arriba, Ana Luisa! Tápale los ojos a la
niña...

Ana Luisa.- ¡Qué pasó! Hiciste que me golpeara con el tablero.


Eres un animal para manejar. Me espantas, y espantas tam-
bién a la niña. Mira, ya la hiciste hasta llorar... Ya, Reinita...

Arturo.- Por lo que más quieras, tápale los ojos...

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Ana Luisa.- ¿Y por qué tanto misterio? ¿Qué babosada hiciste?

Arturo.- ¡Nada...! Me distraje pues, la camioneta está ponchada


y no me traje el puto gato...

Ana Luisa.- ¡Te lo dije, Arturo! Te dije que si estaba todo listo con
la camioneta y me dijiste que sí. Te dije que no manejaras por la
carretera tan tarde, que mejor nos quedáramos con mi prima, pero
para variar no quisiste. Llevamos la tarde y casi toda la noche ma-
nejando de regreso, y apenas hasta ahorita vamos entrando por el
Libramiento, y para colmo... pero qué... qué... ¡Qué es eso, Arturo!

Arturo.- ¿Y para qué volteas al puente, a ver? Habiendo tanto


para otros lados... ¡PARA QUÉ VOLTEAS AL PUENTE!

Ana Luisa.- ¡No, AY, no, NO, qué es eso...!

Arturo.- Pues ya lo viste, ¿qué quieres que te diga? Un cuerpo


colgante, un cuerpo colgado de las patas, UN CUERPO DES-
NUDO COLGADO DE LAS PATAS, ESTÚPIDA. Me reclamas
a graznidos como una urraca y ni siquiera averiguas antes.
¡Por eso me distraje! ¡Por eso me salí de la carretera sin querer!
¡Por eso se me ponchó la llanta, porque me metí a un pozo con
el pinche volantazo! ¡Creo que es una razón suficiente para
distraerse cuando llevas más de ocho horas manejando, tra-
gándome tus reclamos y tus observaciones tan fuera de lugar,
hasta que por fin te duermes y ya voy manejando muy a gusto
hasta que al poco de llegar a la ciudad, te encuentras con un
colgado del puente y sin ropa, que se te aparece al paso de la
carretera! ¡Es o no es razón suficiente para dar un volantazo,

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pinche pendeja! ¡Y por eso mismo te dije que no dejaras ver a
la niña! ¡Y MÍRALA ALLÍ PARADA! ¡¡TE DIJE NO DEJES QUE
VEA ESO!! ¡¡¡TE LO DIJE O NO TE LO DIJE!!!

Ana Luisa.- ¡Reina! ¡Nena! ¡Está como trabada, Arturo! ¡No


se mueve! ¡Está bañada en sudor! ¡Nena! ¡No me habla!
¡No reacciona!

Arturo.- ¡Lo que me faltaba: una histérica y la otra como una


estatua!

29,878

les cantaré este corrido


a dos hombres que mataron
sin tenerles compasión
vilmente los torturaron
y ya muertos con un carro
por encima les pasaron...1

quien compone para vanagloriar a uno de nosotros, muy pro-


bablemente ofenda a otros; y es que con un corrido bien he-
cho, se exaltan las figuras, las cosas que suceden, los nombres
o hasta a cada uno de los miembros que integran una de las
familias trabajadoras.
entonces un avalentonado, por más bonita voz que tenga,
por más buen porte acá que se cargue, no puede andar así por

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así ofreciendo en un palenque o en un concierto cualquiera, sus
canciones de alabanza que pueden resultar ofensivas para otros...
Deben andarse muy cautos, y no creérsela que son inmortales...
eso es justo lo que le pasó a ese que le apodan El Loco,
porque el que a hierro canta, pues a hierro se muere. Se ava-
lentonó para quedar bien con unos, sí, y quedó con ellos bien,
súper bien, pero quedó bien mal con otros, bien mal. Se tapó
muy bien los pies como para no resfriarse, pero se destapó
enterita la cabeza. Y allí fue donde le tiramos a matar. Y bien
que le dimos. Y santo remedio: con eso se acabó su sonsonete
y todo su conciertito... Y yo las canto mal, herencia de familia,
pero para apaciguar las penas bien que sirven...
por aquí les va esta copla, cantada mal, pero eso sí con
mucho corazón. Dedicada a la memoria de mi compadre Se-
bastián Terrazas, que Dios lo tenga en la gloria, allí le va esto.
¡Compadre!:

…la suerte cuando se cambia


se convierte en enemigo
un veintidós de noviembre
lo mató un cuerno de chivo,
esa cabeza la debe
la gavilla de Chalino.2

29,879

Manuelito.- Yo soy el mero hijo de El Chapo, así como la ven.

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Pablito.- ¡No! Siempre haces trampas: a mí me tocaba hoy escoger
primero.

Manuelito.- Te viste lento. Y ya lo dije: yo soy el hijo de El Chapo.

Josecito.- ¡Sí! ¡Y si tú eres hijo de El Chapo, entonces mi papá es


El Viceroy! ¡Y entonces mi abuelito es Amado Carrillo Leyva!

Manuelito.- Más ganón me saliste.

Josecito.- ¡Entonces somos amigos tú y to, Manuelito! ¡Somos


del mismo cártel! ¡Yo soy Carrillo y tú eres Guzmán, que es el
papá de El Viceroy! ¡Somos de los mismos!

Manuelito.- ¿Y tú, Pablo? ¿No vas a escoger?

Pablito.- Es que yo quería ser ahora El Chapo Guzmán..., para escapar-


me de la prisión de Puente Grande volando, arriba de mi helicóptero...

Manuelito.- Pero te gané, yo escogí primero. Escoge a otro. Tie-


nes muchos para elegir, mira... mmmm... Este... allí tienes a
Coronel, por ejemplo.

Pablito.- No, ese no, porque ya lo mataron y bien feo.

Josecito.- ¿Y eso qué tiene? Si es de a mentiritas, nomás para


jugar un rato...

Manuelito.- O La Barbie, si quieres, pues. Al cabo que mira, ya hasta


traes tu camiseta que dice “London”... ya quisiera yo una de esas...

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Pablito.- No. Si ni siquiera es de mi talla, me queda larga y
aguada...

Manuelito.- Mmmm... O puedes hacerla hoy de soldado o hasta


de comandante del Ejército, si quieres.

Pablito.- ¿Del Ejército? ¡No! ¡Esos siempre pierden!

Manuelito.- Hoy nos podemos dejar tirotear Josecito y yo, digo:


el hijo de El Viceroy y yo, como en una redada, si quieres...

Pablito.- Así no tiene chiste...

Manuelito.- ¿Cómo de que no?

Pablito.- No sirve que nos pongamos de acuerdo antes, en lo


que después va a pasar..., eso es como trampa...

Manuelito.- ¿Ah, no? ¿Qué no nos pongamos de acuerdo, dices?


¿Entonces cómo crees que hace el Ejército cuando dice que
atrapa a alguno de los brazos derechos, o a algunos otros de las
diferentes células? ¡Todos se ponen de acuerdo! ¡Todos están
puestos de acuerdo desde antes!

Pablito.- Sí, pues, eso ya se sabe, pero no...

Josecito.- ¿Entonces?

Manuelito.- O Pablo Escobar que se llama como tú, Pablo, si


quieres...

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Pablito.- No, ese ni mexicano era...

Josecito.- ¡Ay, y qué tiene! ¡Si nomás estamos jugando!

Pablito.- Mejor: El Tigrillo.

Manuelito.- ¿Ah, ya ves? ¡Bien!

Josecito.- ¡Sí, El Tigrillo! ¡Mamá: Pablo va a hacerla de El Tigri-


llo! (Ruge).

Manuelito.- Pues ya está. El hijo de El Chapo que soy yo, el hijo


de El Viceroy que eres tú, y El Tigrillo.

Josecito.- ¡Yesss!

Manuelito.- Entonces tú y yo, Tigrillo, tenemos que ponernos


de acuerdo para ver de cuánto en cuánto, y en qué tiempos,
claro, me vas a dejar pasar por tu territorio para meter mi pro-
ducto a los Estados Unidos...

Pablito.- ¿Y cuánto me vas o ofrecer?

Manuelito.- No. No se trata de eso. Me tienes que dejar atrave-


sar por tus terrenos con una buena cantidad de producto, en
eso consiste el pacto... Una docena de tráileres para empezar,
en corto, lo menos...

Pablito.- A ver, ¿y eso por qué? ¿A poco así nomás porque tú lo di-
ces? Yo controlo esa ruta. ¿No sabes que yo soy El Tigrillo, pues?

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Manuelito.- Y yo soy nada menos que el hijo de El Chapo Guz-
mán, ¿cómo la ves?

Pablito.- Pues muy mal, mi Chapitito...

Manuelito.- No me hagas burla, eh, tampoco...

Josecito.- ¡Ya! ¡Pero no se enojen si nomás estamos jugando!


¡Mamá: Manuel y Pablito ya se están enojando!

Voz.- ¡NIÑOS!

Josecito.- ¡Es que no se ponen de acuerdo con lo de los tráileres!

Pablito.- ¡Y tú deja de estar dando de gritos!

Manuelito.- No, tampoco lo calles.

Pablito.- ¡Pero no me empujes, Manuel!


Josecito.- ¡Mamá: Pablito me calló!

Manuelito.- En primera: no soy Manuel. Y en segunda: no me


vengas ahora con que “no me avientes, Manuel”, no seas nena.

Pablito.- Yo no soy nena.

Manuelito.- Por eso te quedaba mejor lo de La Barbie, al menos


por el nombre. ¡Nena! ¡Nenísima!

Josecito.- ¡Mamá: Manuel y Pablito ya se van a pelear!

24
Pablito.- ¡Eres un tramposo y un convenenciero!

Manuelito.- ¡Será lo que sea, pero a los míos los respetas o aquí
acabas tronado!

Pablito.- ¡No te tengo miedo, fíjate!

Josecito.- ¡MAMÁÁ: Manuel y Pablito ya se están pelando!

Pablito.- Mi papá tiene una pistola escuadra allá adentro, ya


sabes. Voy a ir por ella y te la voy a dejar ir enterita.

Josecito.- ¡¡MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ!! ¡¡Se la va a dejar ir!!

Manuelito.- ¡Cuando quieras, ve y trae tu escuadra! ¡Córrele, al


cabo que ni usarla sabes!

Voz.- ¡NIÑOS! ¡Para adentro! ¡A ver Manuel: necesito que me


hagas un mandado! ¡Vienes o te traigo de las greñas!

Manuelito.- (De mala gana, luego de una pausa). ¡Voy, mamá...!

Josecito.- La oíste: que ya te metas, Manuel.

Voz.- ¡Y tú también, Josecito: la tarea! ¡Ya estuvo bien de vagan-


cias por el día de hoy! ¡Órale!

Josecito.- ¡Voy! (Sale).

Voz.- ¡No oíste tú también, Manuel, o qué! ¡No oíste!

25
Manuelito.- Aquí voy a estarte esperando. Cuando quieras. (Sale).

Pablito.- Eres un tramposo y un convenenciero, siempre quie-


res sacar ventaja. Pero no te tengo miedo. Al rato que se vaya
mi papá al negocio, voy y le agarro la pistola escuadra que
tiene. ¡Y al cabo que sí se usarla! ¡Ya sé cargarla y quitarle el
seguro! ¡Te voy a llenar de esquirlas toda la cara! ¡Ni tu mamá,
ni tu hermano Josecito, ni nadie, van a poder reconocerte!

29,880

¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu nombre?


chimoltrufio.

¡¿Quéééé?!!
el chimoltrufio, me dicen.

Tu nombre real, buey, no tu alias.


rogelio.

¿Desde cuándo trabajas para el cártel de Sinaloa, Rogelio?


yo no trabajo para el cártel de Sinaloa.

Sí que trabajas, pinche shinola. ¿Desde cuándo?


que no.

Oh, que sí, buey, que sí.

(Un cachazo le tumba dos dientes).

26
¿Verdad que sí, shinola?
sí…

¿Desde cuándo?
seis meses…

(Escupe sangre).

A mí se me hace que más… ¿o no?


este, sí, ay, pues… un año… aaay, o más…

No, pero tampoco me des el avión…


nooo…

(Escupe pedazos de diente).

Ya decía yo que trabajabas para los pinches shinolas.


Y que mataste al Cerebro de Vidrio.
no……… yo no conozco a ningú/

(Un cachazo le abre la frente).

sí………

(La cara se le cubre de sangre).

Y el Cerebro de Vidrio era de los nuestros.


sí…

Lo conociste en Uruapan, cuando te fuiste de Badira-


guato pa´l sur. Allá robaban juntos, muy a gusto los
dos, hasta que comenzó a denunciarlos toda la perra-
da. Mucha perrada sobre ustedes.
sí…
27
Luego te viniste a la frontera con él.

(Un silencio).

Te estoy preguntando. ¿Sí o no?


no…

(Un cachazo le tumba otro diente).

¿Eh? No te oí.
sí…

Y anduvieron como perros callejeros, rolando sin rumbo.


sssssí…

Fueron compañeros en el Centro de Rehabilitación,


bueno, dizque Centro de Rehabilitación, como le lla-
man, ya sabes. ¡En el picadero!, aquí por El Pípila…
sí…

Se dedicaban a vender grapas, ¿eh?


sssssss……… ííí . . .

Pero él dejó el negocio de la menudería y se vino a


trabajar con nosotros y tú no quisiste.
nooo…

¿Nooo?
ssííí…

Y además, lo que también SÍ que quisiste, fue meter-


te con los mugrosos shinolas, con esa bola de perros
muertos de hambre.
ssssí…

28
Por eso cuando te lo encontraste, después de andarlo
cazando un buen de rato, te le echaste encima y lo
picoteaste hasta dejarlo frío. “Mira, Cerebro de Vi-
drio –le dijiste– habremos de ser muy amigos o lo que
quieras, y hayamos pasado juntos por unas o por otras
o lo que quieras, pero a mí los shinolas que son mis
paisas y para quienes ahora les trabajo, me dijeron
que te madreara, que te metiera bien el alfiler hasta
que te murieras”, le dijiste. Y tú muy obediente estu-
viste esperándolo y esperándolo hasta que por fin te
lo encontraste solo, como hacen los cobardes. Solo y
hasta medio pedillo como era su costumbre, y ahí fue
donde te lo ensartaste. Le cosiste pulmón y riñones,
bien machín. Hiciste suadero y riñonada. Lo dejaste
hecho un amasijo de carne fresca.
nnnnnn…… s…íí…………

Le rompiste todos los faros y la carrocería comple-


ta, y lo dejaste allí nada más tirado, con el ojo de
payaso bien madreado.
sssss……………….

Pero pasa que el Cerebro de Vidrio era uno de los


nuestros, lo estimábamos un montón. Y por eso aquí
mismito te va a tocar escuchar la musiquita de las
balas, la que te va a acompañar hasta las puertas del
infierno, pinche shinola mal parido.

(Disparos).

29
29,881

Patio trasero de una delegación de policía.


Una mujer joven con sus tres hijos: de 5, 2 y 1 años.

Niño de 5.- ¿Hasta qué hora vamos a estar aquí, mamá? ¿Mamá?

Mujer joven.- Ya viene el funcionario. Ya nomás viene y nos vamos.

Niño de 5.- Ya quiero irme. Ya vámonos. Llevamos ya mucho


rato aquí. Quiero hacer chis.

Mujer joven.- Te aguantas. Yo tengo los pies bien hinchados, los


brazos entumecidos por cargar de un lado a otro a tu herma-
no, y sin dormir. Te aguantas.

Niño de 2.- Ah, mmm, áme.

Mujer joven.- ¡No te empieces a comer los mocos! ¡Ayúdame,


Gilberto! ¿Qué no ves que tu hermano se come los mocos?

Niño de 5.- Es que tiene hambre. No hemos tomado ni café con


leche, desde ayer...

Mujer joven.- (Le da un fuerte tirón de orejas). ¡No me rezongue!


¡Respondóóón!

Niño de 5.- ¡AAAy!

30
Mujer joven.- A veces quisiera dejarlos a los tres, abandonarlos
en algún lote. A ti por respondón bueno para nada, y a éstos
por cochinos: uno se come los mocos y el otro se embarra de
caca en un descuido. ¡¡Qué no te comas los mooooocos!!!!

(Le limpia la nariz con la manga del suéter)

Mujer joven.- ¡No sé ni cómo debo de hacer para aguantarlos!

Niño de 2.- Áme...

Niño de 5.- Quiero hacer chis...

Mujer joven.- ¡Has y ya, Gilberto! ¡No paras de estarme fasti-


diandoooo!

Funcionario.- (Entrando ya). Señora de (revisa una tarjeta)... señora


de Pérez González. Usted aquí, y los chiquillos estos, aquí a su
lado. (Pausa. Voltea a todos sitios). ¿Y la del periódico? ¿Eh? ¿No
llegó siquiera el fotógrafo? ¡Chingada madre! ¿Y luego para qué
estarla esperando tanto rato? ¡Ni pex! ¡Ya qué, ni pex! ¡Ah, acá está
el fotógrafo! ¡Eey! ¡Volteen todos a la cámara! ¡Señora! ¡Niños!
“Es para mí motivo de tristeza pero también de un gran
orgullo despedir a un compañero, que ha sido abatido por la
delincuencia organizada que azota la ciudad. Destaquemos el
honor, el orgullo, la valentía que lo hizo portar su uniforme en
cada una de las jornadas.
Su viuda y sus tres chiquitos deben estar con la frente en
alto, por el valor que demostró su difunto marido (y padre de

31
los tres huerfanitos). De una vez les digo, como portavoz, que
esta organización no descansará hasta dar y castigar a los res-
ponsables con todo el peso de la ley. A sus familiares les digo
también que no se deben preocupar por los gastos funerales
pues el seguro de vida que se les tramita a todos los hono-
rables miembros de la seguridad pública municipal, cubre y
bien, cada uno de los rubros de manutención, renta, etcétera.
También, claro, se han conseguido, con apoyo de las respec-
tivas dependencias educativas, las respectivas becas escolares
para que los hijos no paguen colegiaturas, y asegurarles así la
formación académica en la carrera que prefieran; también les
vamos a hacer entrega, luego de los servicios, de un curso de
inglés en Blue Ray que vamos a obsequiarles, y una membrecía
para entrar gratis al Centro Deportivo de Alto Rendimiento.
De manera simbólica y en reconocimiento, le entregamos
esta medalla a la viuda como parte de los honores que le brin-
damos a su difunto esposo y compañero nuestro”. Señora tal y
tal... (ve la tarjetita) viuda de Pérez González...

Mujer joven.- ¿Y a mí de qué me sirven los honores que dice?


¿Y la medalla? ¿Para qué quiero una medalla si mi marido ya
está bien muerto? ¿Usted cree que la voy a poder empeñar si
se ve que ni siquiera vale para nada? Me dijo que me daría el
cheque que ya no pudo cobrar Javier el día de ayer porque lo
mataron a balazos en un operativo. Y ya es catorcena y debo
hacer unos pagos, debemos mucho, nadie quiso ya prestarme.
A eso vine. ¿No trae el cheque? Le llamé a su secretaria y se lo
dije... a ella le expliquéééé...

Niño de 2.- ¡ÁÁme!

32
Funcionario.- ¿Eh? No, este, es que le vamos a hacer un depó-
sito al banco...

Mujer joven.- ¿Depósito? ¿A dónde? Si nosotros no tenemos ni


cuenta de ahorros ni nada...

(Niño de 1 año le jala del cabello a la mamá con fuerza).

Mujer joven.- (Le propina un manotazo). ¡Ay, que no me jales el pelo!


(Niño de 1 año patalea, llora, grita).

Niño de 2.- ¡Áme! ¡Teeeeno áme! ¡Teno áme! ¡ÁME! ¡ÁÁME,


MAMÁ. ÁÁÁÁMEEEE!

Niño de 5.- ¡Quiero hacer chis! ¡Se me sale, ay, AY, se me saleeeee!

(Se orina copiosamente).

Funcionario.- ¡A un lado! ¡Saquen a este pinche chamaco, ya me


echó su miada en el pantalón! ¡Sáquenlos a todos de una vez!

29,882 y 29,883

Dos hombres jóvenes, de 30 o menos...


Sentados plácidamente sobre el barandal del puente vehicular.

X.- Te hablo...

33
Y.- Mmmmm...

X.- Te hablo.

Y.- Sí.

X.- Es que te quedas tan callado.

Y.- Estoy disfrutando de este aire suavecito... del viento. Es


como si estuviera en altamar, sobre la plataforma de un barco.
¿No lo sientes?

X.- Ya me dieron ganas como de deponer el estómago. Se me


vino toda la sangre a la cabeza de repente. Hasta siento que
van a estallarme los ojos.

Y.- Concéntrate. Relájate. El viento me mece como si estuviera


en un columpio.

X.- Barcos, columpios. De veras qué imaginación la tuya.

Y.- ¿Qué más queda entonces por hacer?

(Silencio).

Y.- Cuando era chico, fuimos una vez con mi papá al Lago
de Chapala. En aquel tiempo era enorme, grande, o al menos
así yo lo veía. Nos habíamos estacionado cerca de la arena y
estuvimos caminando un buen rato por toda la orilla. Mi papá
alquiló –o le prestaron– una llanta vieja y me trepó en ella

34
como si fuera una balsa. Estuvimos horas allí, o al menos así
me pareció a mí; él haciéndome cosquillas en los pies, echán-
dome agua en la cara, y yo riéndome como nunca... Mi mamá
se había ido a poner un traje de baño, y al regresar nos trajo a
mí y a mi papá un plato de cartón repleto de camarones secos,
y estuvimos comiendo, botaneando los tres; yo sentado en mi
dizque salvavidas pirata, y ellos de pie con el agua hasta el
pecho. Ellos muy cerca de mí, a un pasito nada más... Mi papá
comenzó a jalarle el traje de baño a mi mamá por abajo del
agua, comenzaron como a pelearse pero riendo, a jugar como
si fueran unos niños, se empezaron a acariciar y a besarse a un
lado de mí, abajo del agua... Se olvidaron un buen rato de mí,
y yo me quedé bien a gusto, nada más viéndolos, ellos besán-
dose y yo golpeando despacio el agua con las palmas de mis
manos, disfrutando la vida como si fuéramos a vivirla eterna-
mente. Disfrutando como ahora, como suspendido en el aire...

(Silencio).

X.- ¿Cuántos metros habrá de aquí hasta allá abajo, a la plan-


cha de la carretera?

Y.- ¿A dónde?

X.- De aquí al concreto… ¿Cuántos metros crees que haya?

Y.- Ni idea.

X.- Me ha tocado ver algunos letreros en donde anotan la al-


tura de los puentes, para que sobre todo los choferes de los

35
camiones de doble rodado la tengan en cuenta, y no se atoren
con las cajas de la carga... Serán unos seis metros, ¿no? O cinco
y medio, a lo mejor.

Y.- No sé...

X.- Caer desde aquí hasta el concreto ha de ser durísimo...

Y.- Nadie se va a caer...

X.- Quedas con la cabeza partida como si fuera una sandía.

Y.- Eso no va a pasar.

X.- Como el profesor que se suicidó, ¿supiste?

Y.- Ah, sí.

X.- Que se aventó desde el edificio de departamentos donde vivía...

Y.- Suele pasar.

X.- O se suicidó o lo suicidaron...

Y.- Ve tú a saber...

X.- Quedó sembrado en un charco de sangre. Con el cráneo


hecho pedazos.

36
(Silencio).

X.- ...tengo miedo...

Y.- Eso no va a pasarnos. Nomás no te muevas mucho y nadie


va a caerse. Verás que vienen por nosotros sin problema.

X.- ¿Qué es eso que huele?

Y.- Estás como sensible de todo, eh. Yo no huelo a nada.

X.- A mota.

Y.- Ah, eso.

X.- Alguien se está quemando un churro…

Y.- Sí, tienes razón. “Alguien que invite”, ¿no?

X.- ¿Así cuándo va a parar el negocio, a ver? ¿Cuándo? ¿Cuán-


do cuándo? ¿Sabes cuándo? Nunca.

Y.- Pues no. Y es que pasa como alguien que escribió en una
cartulina, ¿sabes, no? Que esto es como inevitable, por las
condiciones en que le dejan a uno para vivir. Lo que se busca
es sacar a la familia del rezago, de la marginación, de esta es-
pecie como de subdesarrollo o como se llame, intentar sacar
a los hijos de una vida bien jodida, miserable, en la que nos

37
tienen como sumergidos desde hace una buena cantidad de
años, la verdad.3 ¿A poco no? ¿Y para dónde se hace uno, a ver?

X.- Pero hay otros que son bien vivales y lo único que quieren
es el trabajo fácil a costa de lo que sea, para mantener sus en-
greimientos y acumular de todo, no me digas que no.

Y.- Eso sí. De todo hay.

X.- Y luego, a ver, aquí nos tienen a los dos a fin de cuentas...
¿quién es el que paga el pato? ¿Quién quién? ¿Quién termina
pagando el pato?

Y.- Pues mala suerte, ya qué.

X.- Ni siquiera me pude despedir de mi nena, de tres añitos,


la chiquita.

Y.- Acepta las cosas como vienen.

X.- Ya me estoy mareando otra vez...

Y.- Respira profundo. No pienses en nada...

X.- ¿Tú sentiste algo? ¿Sentiste?

(Silencio. “Y” sonríe).

38
Y.- Mira, mejor vámonos a nuestro sitio porque ya va viéndose
la claridad. Para que ahora que empiece a amanecer alguien
avise, y vengan pronto por nosotros. Lo que no quiero es estar
causando lástimas, o hasta alcanzar a oír expresiones de “¡Qué
bueno! ¡Se lo merecen por esto o por lo otro!”. Pinches gentes
que nunca faltan, ya sabes...

(Comienzan a descender de sus cuerdas lentamente, hasta quedar de ca-


beza colgados del puente, atados de los tobillos, muy cerca uno del otro).

X.- Que si sentiste, que qué sentiste...

Y.- Que me faltaba el aire, nada más. Pero todo fue muy aprisa.

X.- Yo me sentí sofocado, por la bolsa que nos pusieron. Sentí


que la cabeza me iba a estallar, que las orejas se me caían de
tan calientes que se me pusieron de repente, que los ojos se me
botaban, que se me secaba la boca... ¡Qué cabrones!

Y.- Mejor que ni te acuerdes. Siente mejor ahora el aire fresco,


limpio. Siéntelo todo.

X.- Ahora entiendo a los murciélagos.

Y.- Eeey.

39
29,884…

Un picadero.
Voces, gemidos, gritos, risas, susurros...

1. Pué pué pué pué pué pué puéédo volaaaaaar.

2. ¿A cómo amaneció el dólar?

3. ¡FELIPILLO! ¡Ya bájale a tu pedo! ¿Qué te metis-


teeee? ¡Ya son muchos miles de muertos en tan po-
cos años, no????????

1. Tengo frííííííííooooooooo. ¡Callen a ese loco! ¡Tengo


fríííííííííííííííooooooooooooo!

2. ¿A cuánto está el dólar hoy, cuñado?

3. ¡FELIPE no tiene dientes porque un narco se los tumbó!


¡Con una cuerno de chivo que un buen compa le prestó!

1. Mamááááá. No me dejes solo. Tengo frííííííó…

2. ¿No sabes cuánto subió el dólar? ¿A cómo me agarras el


dólar, eh, mi brother? Tengo una necesidad y me urge
cambiar veinte dólares... hazme el paro, ¿no?

3. ¡FELIPEEEEEEE! ¡Ya no seas tan violento, FELI-


PEEE, porque como bien dices: “la violencia es culpa

40
3. ¡FELIPEEEEEEE! ¡Ya no seas tan violento, FELIPEEE, porque como
de los criminales, LA VIOLENCIA ES CULPA DE
bien dices: “la violencia es culpa de los criminales, LA VIOLENCIA ES
LOS VIOLENTOS! ¡La violencia no es culpa del go-
CULPA DE LOS VIOLENTOS! ¡La violencia no es culpa del gobierno
bierno que tuvo el valor de combatir a esos crimi-
que tuvo el valor de combatir a esos criminales y a esos violentos!”
4

nales y a esos violentos!” 4


¿¡Ah, noooo!? ¡Ah, pero
¿¡Ah, noooo!? ¡Ah, pero cómo ño! ¡Tú lo que quieres es un país de
cómo ño! ¡Tú lo que quieres es un país de soplones
soplones y de muertos de hambre, Jelipeee! ¡JJJJJEEE - LLLLIIIIII -
yPPPPEEEE!
de muertos ¡JE -de hambre,
LI --- Jelipeee!
PI - LLOOOO! ¡JJJJJEEE - LL-
¡PIIII – LLLOOO!
LLIIIIII - PPPPEEEE! ¡JE - LI --- PI - LLOOOO! ¡PIIII
– LLLOOO!

Una débil voz va


haciendo el
siguiente Se proyectan en todo el escenario y el patio de butacas, una
recuento: multitud de palabras:
29,884 levantón, lugar equivocado, ataúdes, plomear, ejecutar, pase,

29,885 rayón, lamentos, gritos, gemidos, línea, X6 blindada, raya,

29,886 narco corrido, lanza granadas, comando armado,

29,887 hermanos muertos, fusilamientos, jóvenes asesinados, abrir


fuego, llorando la madre, dolor, tragedia, destrozaron,
29,888
velatorio, desfallecer, fallecidos, capilla de velación, temblor
29,889
29,990 de rabia, coraje, indignación, pánico
29,991 colectivo, muertes contabilizadas, bala perdida,
29,992 narco mexicano, lavado de dinero, heridos, matanza,

29,993 marihuana, cruentos enfrentamientos, personas armadas,


cárteles de la droga, cocaína, crimen organizado, niños
29,994
heridos, cortar cartucho, jóvenes asesinados, agonía,
29,995
víctimas, adictos al consumo de drogas, espías improvisados,
29,996
expansión de la violencia, frontera caliente, lucha, lamento,
29,997
guerra intestina, nueva masacre, despliegue del ejército,
29,998

36
41
29,999
miedo, secuestros, cárcel, coca, secuestro a
30,000
30,0015 mano armada, reclusorio, decapitaciones, guerra
fratricida, ineptitud del gobierno, sumidero sin ley, capos, guerra,
anarquía, AK-47, huir del país, sicarios, ejecutar personas,
narco amenaza, morir, políticos corruptos, militares

cómplices, delito, delinquir, miles de muertos, heroína,


mujeres tiroteadas, pandillerismo, jóvenes sin futuro,

niños delincuentes, mala


fortuna, vendedores de droga, enfrentamientos, esperanza
herida, rutas de tráfico, homicidios, perder la vida, estadísticas
rojas, plaza “caliente”, año sangriento, calibre 9 milímetros,
dinero sucio, personas ultimadas, taza de
ejecuciones, cabecillas, delincuencia organizada, rencillas,
narco menudistas, disparo, tras las rejas, “puchador”,
balazo, granada de fragmentación, explosión, privación

ilegal, discriminación, acoso, cuerpo sin vida, susto,


peligro, terror, cuerno de chivo, reclusorio, fusiles Barrett,
siniestro, terrorismo, ataque, penitenciaría, matones, narco

túnel, cartuchos calibre 7.62 x 39 mm, R-15, pánico


colectivo, barbarie, sin ley, abandono, impotencia, vende
drogas, exterminio, encapuchados, poder del

narcotráfico, estupefacientes, testigo de un homicidio, escena


del crimen, órdenes de arresto, cartuchos percudidos,
esquirlas, ajuste de cuentas, bandas rivales, fuego cruzado,

37
42
mansalva, armas de alto poder, patio lleno
de sangre, carne de cañón, daños colaterales,
refriega, grilletes en las manos, delitos flagrantes, caos,
boca abajo, manos atadas, droga sintética,
personas apiladas, granadazos, decomiso,
asesinados a tiros, cuerpos de las víctimas, decenas de occisos,

signos evidentes de tortura, inhumano, despiadado,


cortes en brazos y piernas, acusados, entambado,

encajuelado, enteipado, bolsa en la cabeza,

asfixiada, desorejado, niño


sicario , atado de brazos y piernas,

ahorcamiento, violación, bocajarro, cuerpo deshecho,

víctimas de la violencia, retén,

gritos de dolor, narco fosas ,

38 43
aullido, enfrentamiento entre bandas

rivales, pistola, adicción, más muertos


que en Irak, calibre .380, colgados,
mega operativo, balas expansivas, atracos,
fechorías, magullones, cuerpos

mutilados, extorsión, ola de


violencia, crack, narco tienditas, camionetas del
narco, narco bloqueo,

cadáver
anónimo,

39
44
encobijado,

degollado,
descuartizado
La voz que
cuenta, ha ido
cobrando
intensidad y brío
hasta hacer
retumbar todo el
espacio.
Los letreros se súper ponen hasta que en definitiva ahogan todo
el campo visual.

Parece no haber
FIN6
40
45
Notas

1
Chalino Sánchez, “El crimen de Culiacán”, fragmento.
2
Chalino Sánchez, “Cuerno de chivo”, fragmento.
3
Declaración atribuida al cártel de La Familia Michoacana. La Jornada,
http://www.jornada.unam.mx/2010/12/14/index.php?section=politica
&article?=003n1pol, 14 de diciembre de 2010, pág. 3.
4
Felipe Calderón, discurso pronunciado en el “Encuentro Ciudadano con
motivo del Cuarto Año de Gobierno”, 28 de noviembre de 2010, Audi-
torio Nacional, México. www.youtube.com
5
“El número de muertes violentas en México, relacionadas con el crimen
organizado en los primeros cuatro años de gobierno de Felipe Calderón,
ascendió a 30,196 [personas], informó este jueves la Procuraduría Ge-
neral de la República (PGR), citada por la agencia EFE”. http://mexico.
cnn.com/nacional/2010/12/16/el-gobierno-de-mexico-reconoce-mas-
de-30000-muertes-violentas-desde-2006. 16 de diciembre de 2010.
6
“[...] la cifra, al mes de abril de 2011, es escandalosa: suman 45 mil
muertes”, escribe Ricardo Ravelo en su libro El narco en México, Grijalbo,
julio 2011; y sigue...

46
Música de balas
es una publicación de la
Dirección de Publicaciones y Promoción Editorial
de la Coordinación General de Difusión
de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Se terminó de imprimir en agosto de 2012,


en los Talleres Gráficos de la Dirección de Publicaciones
y Promoción Editorial de Rectoría General
de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Boulevard Adolfo Ruiz Cortines núm. 5157,
Col. Guadalupita, Tlalpan, 14610 México, D.F.
La edición consta de 1 000 ejemplares y estuvo
al cuidado del autor y de Paola Castillo.

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