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JAIME GIL DE BIEDMA

APOLOGÍA Y PETICIÓN

¿Y qué decir de nuestra madre España,


este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia


la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.
Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.
Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.

Gil de Biedma escribió esta sextina a finales de 1961 o principios de 1962. Su estado de
ánimo por aquella época era lúgubre. El poeta tenía 32 años y vivía un momento vital complicado
(aunque uno puede preguntarse si hubo algún momento en la vida de Gil de Biedma que no fuera
complicado). A comienzos de los 60, no había ninguna esperanza racional de que la oposición
democrática fuera capaz de derribar el franquismo. Gil de Biedma también estaba cansado de su
trabajo como ejecutivo en la Compañía de Tabacos de Filipinas. Era consciente de que se había
terminado su juventud y de que ya no podía vivir como la “joven promesa de la literatura”. Además,
su situación sentimental era tan inestable y confusa como siempre. En aquellos años mantenía una
relación amorosa con un hombre pero la relación tampoco pasaba por sus mejores momentos. El
poeta sentía una mezcla de rabia, impotencia y desesperación. Estaba insatisfecho con la asfixiante
política española, con su vida y con su trabajo.
“En cuanto a mí -escribía Gil de Biedma-, 1962 ha sido hasta ahora desastroso y complicado
en todos los aspectos –desde el fisiológico hasta el sentimental- y tengo cada vez más la sensación
de hundirme en este pantano deprimente de la falta de ganas”.
Gil de Biedma eligió una sextina para expresar su opinión política porque desconfiaba de la
poesía demasiado directa o declamatoria. No quería ser un poeta social con un megáfono en la boca,
sino otra cosa, algo más complejo y más sutil. De hecho, su análisis de la situación política de
aquellos años era de una clarividencia apabullante, tanto que ni uno solo de sus comentarios ha
perdido actualidad cincuenta años más tarde. En abril de 1962 escribió este retrato de la España de
entonces: “Parece que España, que es un país feudal que no ha tenido feudalismo, y un país burgués
que jamás ha hecho la revolución burguesa, se prepara a ser un país neocapitalista sin gran
capitalismo. Vamos a la economía de consumo, pero de un consumo mínimo: nuestro porvenir
consiste en convertirnos en el menos desarrollado de los países desarrollados. Es decir:
adquiriremos nuevas miserias y nuevos defectos sin perder ninguno de los antiguos”. Es difícil
encontrar un análisis tan certero de la historia de España, incluso de la España actual que Gil de
Biedma no pudo llegar a conocer.

Es un poema con una visión victimista y pesimista: De todas las historias de la Historia, sin
duda la más triste es la de España, porque termina mal.
El factor humano está muy presente: he pensado en esos hombres...
Quiero creer...salir de la pobreza. Hay una fe en que se puede salir.
Gil de Biedma quiso explicarle por qué había escrito esta sextina y por qué había elegido una
forma estrófica tan complicada: “Sólo mediante un esquema formal enrevesado, y lo más gratuito
posible, puede hoy un poeta español escribir un poema sobre España que no resulte absolutamente
tonto, por la sencilla razón de que es imposible escribir sobre España un buen poema moderno”. Gil
de Biedma no quería escribir un poema más con unas cuantas consignas políticas y un grito más o
menos desesperado con el que desahogarse. No quería ser un poeta tonto. Quería un poema
complejo que le permitiera dar su opinión sobre una realidad muy compleja. Y si no fuera por la
complejidad técnica del poema, nunca habría escrito esta Apología y petición.
La sextina es una forma estrófica medieval inventada por el trovador provenzal Arnaut
Daniel. Consta de seis estrofas de seis endecasílabos blancos, que terminan siempre con las mismas
seis palabras, sólo que en un orden distinto en cada estrofa. Cada nueva estrofa empieza por la
misma palabra con que termina la estrofa anterior. Y en la contera final de tres versos tienen que
aparecer las seis palabras que han sido usadas como rimas. En España escribieron sextinas
Fernando de Herrera y Cervantes, pero Gil de Biedma se inspiró más bien en una sextina
renacentista inglesa de Sir Philip Sydney y en una moderna de Ezra Pound. El sentido del poema es
que la hostproa se repite como estas palabras en un ciclo interminable.
La sextina de Gil de Biedma tuvo mala suerte. Formaba parte del volumen Moralidades, pero
la censura lo prohibió y tuvo que ser editado en México en 1966. Nada más salir de la imprenta, el
almacén de la editorial Joaquín Mortiz donde se guardaba la primera edición se inundó y se
perdieron casi todos los ejemplares. Los pocos que se salvaron los tuvo que distribuir el propio Gil
de Biedma entre sus amigos y conocidos. La sextina no se publicó en España hasta la edición de
Poemas póstumos en 1968. Quizá no haya un destino más ajustado para un poema dedicado a “este
país de todos los demonios”.

La petición: pido que España expulse a esos demonios, que la pobreza suba hasta el gobierno y que
le hombre sea dueño de su historia.
La palabra historia está muy connotada en la España de la posguerra en el bando de izquiedas, La
historia es un factor determinante. Es una petición basada en evitar la censura y con mucho
contenido político y críticas a la reciente historia de España.

PANDÉMICA Y CELESTE
Quan magnus numerus Libyssae arenae

..................................................................

aut quam sidera multa, cum tacet nox,

furtiuos hominum uident amores.

CATULO, VII

Imagínate ahora que tú y yo

muy tarde ya en la noche

hablemos de hombre a hombre, finalmente.

Imagínatelo,

en una de esas noches memorables

de rara comunión, con la botella

medio vacía, los ceniceros sucios,

y después de agotado el tema de la vida.

Que te voy a enseñar un corazón,

un corazón infiel,

Desnudo de cintura para abajo,


Hipócrita lector - mon semblable - mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo

quien me tira del cuerpo hacia otros cuerpos

a ser posible jóvenes:

Yo persigo también el dulce amor,

el tierno amor para dormir al lado

y que alegre mi cama al despertarse,

cercano como un pájaro.

¡Si yo no puedo desnudarme nunca,

si jamás he podido entrar en unos brazos

sin sentir -aunque sea nada más que un momento-

igual deslumbramiento que a los veinte años!.

Para saber de amor, para aprenderle,

haber estado solo es necesario.

Y es necesario en cuatrocientas noches

- con cuatrocientos cuerpos diferentes -

haber hecho el amor. Que sus misterios,

como dijo el poeta, son del alma,

pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado

sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,

Mientras buscaba ese tendón del hombro.

Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...

Aquella carretera de montaña

y los bien empleados abrazos furtivos


y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,

pegados a la tapia, cegados por las luces.

O aquel atardecer cerca del río

desnudos y riéndonos, de hiedra coronados.

O aquel portal en Roma en vía del Babuino.

y recuerdos de caras y ciudades

apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,

de escaleras sin luz, de camarotes,

de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,

y de infinitas casas de baños,

de fosos de un castillo.

Recuerdos de vosotras, sobre todo,

o noches en hoteles de una noche,

definitivas noches en pensiones sórdidas,

en cuartos recién fríos,

noches que devolvéis a vuestros huéspedes

un olvidado sabor a sí mismos!

La historia en cuerpo y alma, como una

imagen rota,

de la langueur goutée a ce mal d'être deux.

Sin despreciar

- alegres como fiesta entre semana -

las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían

trabajos de amor disperso

si no existiese el verdadero amor.

Mi amor,
Íntegra imagen de mi vida,

sol de las noches mismas que le robo,

su juventud, la mía,

- música de mi fondo -

sonríe aún en la imprecisa gracia

de cada cuerpo joven,

en cada encuentro anónimo,

iluminándolo. Dándole un alma.

Y no hay muslos hermosos

que no me hagan pensar en sus hermosos muslos

cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida

que pueda compararla

con la pasión que da el conocimiento,

los años de experiencia

de nuestro amor.

Porque en amor también

es importante el tiempo,

y dulce, de algún modo,

verificar con mano melancólica

su perceptible paso por un cuerpo

- mientras que basta un gesto familiar

en los labios,

o la ligera palpitación de un miembro,

para hacerme sentir la maravilla

de aquella gracia antigua, fugaz como un reflejo.


Sobre su piel borrosa,

Cuando pasen más años y al final estemos,

quiero aplastar los labios invocando

la imagen de su cuerpo

y de todos los cuerpos que una vez amé

aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.

Para pedir la fuerza de poder vivir

sin belleza, sin fuerza y sin deseo,

mientras seguimos juntos

hasta morir en paz. Los dos,

como dicen que mueren los que han amado mucho.

Cita de Catulo:

Como el número de granos


de la arena de Libiao tantos como estrellas,
cuando la noche calla,
contemplan furtivos amores de mortales.

Gil de Biedma consigue una combinación que nos sorprende por su sinceridad y su
originalidad. Ya desde el primer momento declara que es una confesión, en los primeros versos que
se hacen tan deliciosos al lector, que hacen que se sienta cómplice de todo el poema, y recuerdan a
una de esas maravillosas noches conversando con un amigo agotando el tema de la vida. No podría
haber un momento mejor para la confesión tan terrible, tan abrumadura y tan sublime del poeta.
Pandémica o Celeste (Urania). Son los dos tipos de amor que existen: el amor del cuerpo y el
amor del alma. Platón evidentemente se inclina por la Venus Celeste, por el amor del alma. Pero tal
y como lo explica Platón parece insinuar que son dos mundos que no se conectan, que nada tienen
que ver, que están al margen el uno del otro. De algún modo, esta concepción del amor ha llegado
hasta nuestros días, y aún hoy los que se consideran más “románticos” parecen tener una fe
ilimitada en el amor del alma, y olvidarse casi por completo del amor del cuerpo. Pero todavía más
tópica es la idea de que a través del amor del alma se puede llegar a alcanzar el amor del cuerpo, es
decir, que sólo cuando se está enamorado o se siente amor hacia una persona, sólo entonces es
razonable el contacto físico, o sólo entonces es razonable sentir los cuerpos.
Biedma ha invertido los términos: al amor del alma le precede el amor del cuerpo. Lo primero
es adorar el cuerpo, sentirlo cerca y sentirlo uno; y después ascender a las regiones celestes y
conseguir la inmortalidad como lo describía Apuleyo. Pero Biedma no es innovador ni mucho
menos. Tal visión nos podría parecer bastante novedosa hoy en día, pero lo que hace en realidad es
rescatar una vieja idea platónica. Efectivamente, fue Platón el que dijo que a través del cuerpo se
llega a amar el alma. Pero la confesión que está contenida en el poema no es una teorización del
amor a la manera platónica, es la necesidad de romper a llorar, de aceptar la necesidad de amar los
cuerpos, con la seguridad de que es el verdadero camino para llegar a la inmortalidad que el amor
tanto nos prometió.
Y ahora viene lo terrible de la confesión… ¿cuatrocientos cuerpos diferentes? ¿Es que acaso
pretende decirnos que para encontrar el amor es necesario conocer cuatrocientos cuerpos diferentes?
En realidad no hay un número límite, porque son tantos como haga falta. Porque en cada cuerpo que
se ama se busca el amor del alma, detrás de cada Pandemo se busca una Celeste, y cada cuerpo
aporta algo nuevo al anterior, cada cuerpo nos enseña y nos acerca más al cuerpo amado. ¿O acaso
son excusas de un adicto al sexo? Si se observa atentamente el poema en cada uno de sus detalles
(incluyendo el vocabulario que utiliza) salta a la vista que esta idea sería por completo equivocada.

Inicia sus versos Jaime seduciendo, sugestionando al lector. "Imagínate..." "que tú y yo..."
"Imagínatelo..." "en una de esas noches memorables / de rara comunión..." Difícil escaparse a los
mágicos pases del poeta, que nos está robando la atención y el afecto. Pero súbitamente nos golpea
el autor con una indecente propuesta: te voy a enseñar mi corazón "desnudo de cintura para
abajo..." Y para remate un insulto: "Hipócrita lector..." (Algún sobresaltado oyente acaso haya
adivinado ya que sólo está citando versos de Baudelaire.) No temas: tú y yo nos parecemos en
esto del sexo, somos como hermanos...:
Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector “–mon semblable”, “–mon frère”!

Devoto de Afrodita Pandémica, sueña y resueña con la Venus Celeste que le otorgue, más
allá del desahogo hormonal, el dulce, tierno, desinteresado amor que tanto necesita su corazón.
Se confiesa resbalando del uno al otro confín de la experiencia amorosa: desde la fría soledad de la
cama vacía al fatigoso maratón de diferentes cuerpos noche a noche. Pero esos cuerpos son
libros que leer en braille de erotismo (aquí parafrasea versos de John Donne):
Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo hacia otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir –aunque sea nada más que un momento–
igual deslumbramiento que a los veinte años!

Para saber de amor, para aprenderle,


haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
–con cuatrocientos cuerpos diferentes–
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y enumera golosamente, como quien revisa un album de fotos familiares, abundantes


ocasiones de encuentro erótico. El tono es exaltado, como un himno, y se van entreverando
situaciones festivas, como "aquel atardecer cerca del río / desnudos y riéndonos, de yedra
coronados", con otras más vulgares, como "definitivas noches en pensiones sórdidas" y recuerdos
"de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos..." El amor mercenario se cita como de paso. En el
increíble poema "Contra Jaime Gil de Biedma" escribirá con saña contra su yo maldito: "Si no
fueras tan puta!".
Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma –en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la “langueur goûtée à ce mal d'être deux”.
Sin despreciar
–alegres como fiesta entre semana–
las experiencias de promiscuidad.

Desde la seguridad de un amor dulce, continuado, libre, recíproco, no teme Gil de Biedma
la vejez ni la muerte. Aunque ya no son jóvenes, los entregados adoradores de Afrodita Celeste,
recuerdan otros tiempos de pasión y fiebre amorosa. Y en cada roce, en cada beso, en cada
mirada, evocan un pasado de juventud y fuego. Posiblemente se refería a "Pandémica y celeste"
el poeta empresario cuando, respondiendo a F. Campbell explicaba: "Sólo he escrito un poema de
amor en toda mi carrera literaria. Los demás son poemas sobre la experiencia amorosa."
Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
–música de mi fondo–
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida


que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
–mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.

Los últimos versos reflejan con emocionada lucidez todo lo anteriormente escrito. Sobre la
piel reseca del ser amado, borrosa al pie de las cataratas, se posarán los labios dulces del poeta,
"invocando la imagen de su cuerpo / y de todos los cuerpos que una vez amé." Y suplica a la diosa
del amor fuerza "para poder vivir / sin belleza, sin fuerza y sin deseo...", para morir en paz, juntos
los dos... Se le adelantó el final antes de la vejez (falleció con sólo 60 años). Pero llegó a alcanzar la
luz definitiva en los cálidos brazos del fiel amante, como refleja hermosamente la película de
Monleón.
Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.

DE VITA BEATA
En un viejo país ineficiente, -

algo así como España entre dos guerras A

civiles, en un pueblo junto al mar, -

poseer una casa y poca hacienda A

y memoria ninguna. No leer, -

no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, A

y vivir como un noble arruinado -

entre las ruinas de mi inteligencia. A

De vita beata, ( De la felicidad ) el título del poema cita una obra clásica de Séneca escrita
sobre el año 58 d.c., y donde el autor latino alude a como una persona deberá emplear su facultad de
razonar para vivir en concordia con la naturaleza y de este modo alcanzar la felicidad. Este título
evoca también, por analogía,

el Beatus ille (Dichoso aquel que...,una alabanza a la vida sencilla ) de Horacio, que inspiró a
algunos poetas clásicos españoles, entre ellos a Fray Luis de León en su Oda a la vida retirada
donde buscaba el ansia de paz espiritual en concordia con la naturaleza. Estos datos anticipan ya la
intención y contenido del texto.

Los ochos versos representan lo que es vivir en la vejez para Jaime Gil de Biedma, aparecen
dos metáforas cargadas con una crítica nacional. La vita beata existe dentro de un país ineficiente, /
algo así como España entre dos guerras / civiles. La ineficiencia de su cuerpo, su inhabilidad de
funcionar bien, está expresada en términos del atraso de su país, y las dos guerras civiles simbolizan
los dos polos de la existencia, el nacer y el morir. Así es que dentro de estos dos polos, en un pueblo
junto al mar, se encuentra el poeta. El poeta ya no contempla el pasado porque no tiene memoria
ninguna. La vida consiste más en una serie de cosas por no hacer no leer / no sufrir, no escribir, no
pagar cuentas que en algo activo.

El poeta da un giro desde el espacio externo o físico de los cuatro primeros versos al espacio
interno o íntimo de los versos finales, como si poco a poco buscase un proyecto para el alma y al
llegar a los dos últimos manifiesta un ideal de vida, una vita beata que resume y concentra el
contenido del poema.

El último verso del poema describe el estado final, la sensación de la muerte del poeta entre
las ruinas de mi inteligencia y el ideal de vivir en la indolencia creativa, ajeno a cualquier actividad
intelectual se convierte en materia poética y en argumento de su poema.

ESTRUCTURA

 Localización física: vv.1-4

 Humanización

 Localización psíquica: vv. 5-6


 Personificación

 Localización identificativa: vv. 7-8


CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso, 15

dejar atrás un sótano más negro 11

que mi reputación -y ya es decir-, 11

poner visillos blancos 7

y tomar criada, 5

renunciar a la vida de bohemio, 11

si vienes luego tú, pelmazo, 9

embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes, 16

zángano de colmena, inútil, cacaseno, 14

con tus manos lavadas, 7

a comer en mi plato y a ensuciar la casa? 14

Te acompañan las barras de los bares 11

últimos de la noche, los chulos, las floristas, 14

las calles muertas de la madrugada 11

y los ascensores de luz amarilla 11

cuando llegas, borracho, 7

y te paras a verte en el espejo 11

la cara destruida, 7

con ojos todavía violentos 11

que no quieres cerrar. Y si te increpo, 11

te ríes, me recuerdas el pasado 11

y dices que envejezco. 7

Podría recordarte que ya no tienes gracia. 14


Que tu estilo casual y que tu desenfado 14

resultan truculentos 7

cuando se tienen más de treinta años, 11

y que tu encantadora 7

sonrisa de muchacho soñoliento 11

-seguro de gustar- es un resto penoso, 14

un intento patético. 7

Mientras que tú me miras con tus ojos 11

de verdadero huérfano, y me lloras 11

y me prometes ya no hacerlo. 9

Si no fueses tan puta! 7

y si yo no supiese, hace ya tiempo, 11

que tú eres fuerte cuando yo soy débil 11

y que tú eres débil cuando me enfurezco... 11

De tus regresos guardo una impresión confusa 14

de pánico, de pena y descontento, y la desesperanza 17

y la impaciencia 5

y el resentimiento de volver a sufrir, otra vez más, 17

la humillación imperdonable 9

de la excesiva intimidad. 9

A duras penas te llevaré a la cama, 12

como quien va al infierno 7

para dormir contigo. 7

Muriendo a cada paso de impotencia, 11

tropezando con muebles 7


a tientas, cruzaremos el piso 10

torpemente abrazados, vacilando 11

de alcohol y de sollozos reprimidos. 11

Oh innoble servidumbre de amar a seres humanos, 14

y la más innoble 6

que es amarse a sí mismo! 7

Métrica y Estructura:

Poema formado por 5 estrofas. Cada estrofa tiene 11 versos (excepto la cuarta estrofa). Estos
versos pueden ser de dos tipos: versos de arte menor (minoría) y de arte mayor (gran mayoría);
predominan los versos de 11 y 7 sílabas métricas. Es posible encontrar una rima asonante entre
algunos versos, pero el poema es de métrica y rima irregular.

Como entenderlo:

Este poema es, por decirlo de alguna manera, "la víspera" de la muerte del personaje de Jaime
Gil de Biedma. Éste a quien nos referimos es el personaje a quien Gil de Biedma había dado vida
todos estos años anteriores. Es el personaje que ha vivido todas esas noches bohemias, todos los
desamores, quien ha vivido la represión franquista, etc. Una experiencia vivida, una conversación
entre el "yo" joven y el "yo" de después de su "muerte".

Lo que nos dice el poema:

Primera estrofa: Describe una serie de medidas que ha tomado para separarse de una vez por
todas del Jaime bohemio. Cabe destacar que utiliza el "personaje", no se critica él mismo. Jaime
toma toda serie de medidas para poner fin a su alocada vida y sustituírla por una más respetable. El
personaje de Jaime recibe toda clase de insultos: zángano, inútil, cacaseno... Todo esto lo dice en
una estrofa contruída como una pregunta retórica (véase el signo de interrogación final). Puede
verse el lenguaje coloquial que lo caracterizaba ej.: "tomar criada" o "pelmazo".

Segunda estrofa: Nos cuenta como el "personaje" de Jaime vuelve de la noche de fiesta y la
gente con quien trató de vuelta (chulos, floristas). Parece coger el ascensor y entrar en su piso.
Entonces, se detiene y se mira en el espejo, con los rojos enrojecidos y la cara con muy mala pinta.
Todo esto seguramente debido al efecto de alcohol y el resto de acciones que tuvieron lugar lugar
esa noche (quizá sexo). Entonces el Jaime "maduro" le increpa la noche que ha tenido, pero se
contesta a si mismo a través del personaje diciéndose que envejece. Se ve en el fondo una persona
triste que volverá a cometer los errores anteriores.

Tercera estrofa: Se reprocha, no se gusta, ve patético ese estilo desenfadado de forma de vestir
y esa forma de actuar no muy frecuente en personas mayores de 30 años. Este reproche suena más a
"consejo" a alguien que sabes que no va a cambiar que una crítica pura y dura (véase la primera
estrofa). Puede apreciarse claramente el desprecio a su persona. En los últimos versos el "personaje"
parece arrepentirse, pero ya sabe que es una disculpa falsa, que no va a cambiar.
Cuarta estrofa: Explota su enfado y desesperación en el primer verso, llamándose "puta".
Luego de esto, hace una reflexión utilizando palabras contrarias o muy distintas (fuerte-débil; débil-
enfurezco) que dan la sensación de un poco de confusión. Como ya hemos dicho antes, parece hacer
una profunda reflexión, viendo dentro de él y observar "pánico", "pena", "descontento",
"desesperanza" o "impaciencia".

Quinta estrofa: En la quinta y última estrofa, parece resignarse consigo mismo. Al principio,
dice a su personaje que él y el Jaime "verdadero" se irán a la cama juntos, que darán terminado ese
día como uno solo. Se muestra impotente consigo mismo ("Muriendo a cada paso de impotencia").
Al final de la estrofa, parece contrariarse, ya que considera "innoble" amarse a si mismo. Nuestra
interpretación es que se arrepiente de su forma de vivir, pero en el fondo se aprecia, ya que si fuera
así el Jaime "maduro" podría ser muy distinto del que es ahora (o más bien era, recordemos que
falleció hace tiempo). Todas esas experiencias sirvieron para que se formara como persona.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podríamos considerar la temática como: vida nocturna,
paso del tiempo, desprecio a su forma de ser, etc.

Recursos, simbología y estilo:

Primera estrofa

Se observa que toda la estrofa es en realidad una pregunta retórica.

Utilización de lenguaje coloquial (presente en todo el poema)

Términos contrarios: cambia el sótano oscuro por un piso con "visillos blancos".

comparación del Jaime fiestero con un zángano.

Segunda estrofa

Enumeración: barras de los bares últimos de la noche, los chulos, las floristas...

aclaración (seguro de gustar).

Personificación: calles muertas, solo los seres vivos (humanos entre ellos) pueden morir.

Tercera estrofa

Puede considerarse una antítesis los términos "encantadora" y "penoso", ya que hacen
referencia a su sonrisa.

Cuarta estrofa

Antítesis:("que tú eres fuerte cuando yo soy débil").

Enumeración polisindética: ( y descontento, y la desesperanza y la impaciencia...)

Quinta estrofa

Posible símil: ("A duras penas te llevaré a la cama, como quien va al infierno").
NOCHE TRISTE DE OCTUBRE, 1959

En el poema de Gil de Biedma, Noche triste de octubre 1959, podemos distinguir:

Una introducción, que correspondería a la primera estrofa, en la cual el poeta confirma que
nos esperan tiempos difíciles en el invierno de 1959 (por el título del poema, ese invierno llegará en
breve), a raíz del Plan Nacional de Estabilización Económica implantado por los tecnócratas del
Gobierno hace escasos meses...

Tenemos una parte en la que Gil de Biedma hace especial hincapié en la política en ese
momento. Esta parte correspondería a la segunda estrofa del poema. En ella, se puede ver, el
desconocimiento del poeta sobre lo que está pactando el Gobierno Central de Madrid (ese gobierno
no es democrático, sino que sus cargos los ocupan personas afines al régimen y al Caudillo). Parece
que lo que estudia el Consejo de Ministros es de vital importancia para sus ciudadanos, ya que una
simple elección entre el subsidio del paro o el derecho al despido tendrá consecuencias en la
sociedad. Además, critica el papel de un cierto sector del Gobierno, porque considera que éste, está
adoptando medidas de pasividad (nos pueden recordar a las de Herbert Hoover durante la Gran
Depresión, las llamadas “too little, too late”) como quien espera en una tormenta a que pase la
tempestad. El problema es que está tormenta es demasiado fuerte como para esperar simplemente y
que lleguen tiempos mejores. En esta estrofa, también podemos intuir que el régimen no depende de
sí mismo, ya que ahora con las ayudas económicas norteamericanas, el Ejecutivo tiene que orientar
su economía al modelo estadounidense (probablemente del mismo modo, que Grecia o Portugal
tienen actualmente que adoptar medidas correspondientes a los intereses del BCE y del FMI).
Además, tenemos que añadir que el Plan de Estabilización, a corto plazo y especialmente en sus
inicios, no tuvo un arranque espectacular, dicho en otras palabras, produjo muchos beneficios
económicos a España pero a raíz de ciertos sacrificios de los trabajadores (congelaciones salariales,
derecho al despido,…) y de los empresarios (descenso de la producción, caída del consumo,…). Gil
de Biedma, probablemente, se oponga al Plan de Estabilización, pensando que solo perjudicará a la
gente como él y, únicamente, beneficiará a los de siempre (los ricos se hacen más ricos y los pobres
más pobres). Además, cree que al Gobierno los recortes de esa época y la marcha de la economía le
es indiferente como nos muestra en sus versos:

“no se sabe si estudia a estas horas

el subsidio de paro

o el derecho al despido,

o si sencillamente, aislado en un océano,

se limita a esperar que la tormenta pase

y llegue el dia, el día en que, por fin,

las cosas dejen de venir mal dadas.”

Otra parte importante del poema es la referida a la sociedad y, en la cual, Gil de Biedma
reflexiona enormemente ante una situación que le parece llena de incertidumbre y misterio. Esta
parte abarcaría la tercera y cuarta estrofas del poema y el primer verso de la quinta. En ella,
podemos decir que el autor se muestra muy preocupado y con cierto pesimismo a lo que les
esperará a su sociedad.
De hecho, ve “entre líneas” el periódico sin detenerse demasiado en una noticia concreta, ya
que, probablemente, piensa que cualquier noticia lo desesperará aún más, porque todas las noticias
de las que se haga eco la prensa serán pesimistas. Por otra parte, Gil de Biedma se detiene, por un
instante, en el silencio que rodea su habitación, de forma que trata de reflexionar y tratar de
averiguar como reaccionan sus vecinos ante esta incertidumbre, la cual está cargada de misterio por
el desconocimiento de la población ante lo que puede suceder. También, el poeta nos muestra con
más claridad la profunda desesperación, incertidumbre y preocupación de la mayoría de la sociedad
española que se desata cada vez que se les viene a la cabeza la posibilidad de que Plan de
Estabilización les sacrifique para sacar el país adelante (podemos ver el miedo de la sociedad a
perder su puesto de trabajo, la desesperación a ser conscientes de las profundas dificultades que
tendrán que pasar en el invierno que, en la mayoría de los casos, derivarán en problemas como
depresiones). De Biedma se vale del invierno, para decir que será “frío” y “duro”, característica
común de los inviernos, que ahora aplica dándole otros sentidos e interpretaciones. Así aparece en
el poema:

"Y he pensado en los miles de seres humanos,

hombres y mujeres que en este mismo instante,

con el primer escalofrío,

han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,

por su fatiga anticipada,

por su ansiedad para este invierno,

mientras que afuera llueve."

Además, todas estas preocupaciones están desmoralizando a la sociedad, de forma que se


cansa con mayor regularidad y se desmotiva, ya que, ven venir un invierno difícil en el que tendrán
que valerse de pocos medios para resistir, puesto que, probablemente, la situación económica se
cebe con ellos.

Por otra parte, afuera (en la calle) sigue lloviendo, es decir, la situación es tensa y difícil,
donde no es fácil tomar medidas y frenar el descontento popular.

En la última parte el autor se centra en la situación que vive Cataluña (su tierra) en esa época.
Esta parte va desde el segundo verso de la quinta estrofa hasta el final del poema. En ella, podemos
distinguir la clara conciencia del poeta de que en Cataluña todo es especialmente más trágico en
comparación con la situación en el resto de España. El humo que se menciona junto a las nubes
bajas, podría mencionar a la fábrica de SEAT, situada en Barcelona. Los muros ennegrecidos, las
fábricas que gotean y el agua que se filtra en los talleres mal iluminados puede hacer referencia al
cierre de fábricas, al aumento de las jornadas laborales,… que produce en los catalanes una
situación de dolor, de tristeza y, en cierta medida, de indignación y desesperación, así como de
incertidumbre. Por otra parte, tenemos el impacto de las precipitaciones (situación económica) que
es el arrastre hacia el mar de utensilios abandonados y zapatos rotos (cojos) mezclados con semillas
incipientes. Esto simboliza que la miseria de buena parte de la población se ve contrastada con los
logros del Plan de Estabilización. De hecho, el mar viene a ser los resultados del Plan de
Estabilización. Además, este contraste va a dar lugar a “las primeras Letras protestadas” que hacen
referencia a la oposición de ciertos grupos, en los que destacaríamos a los estudiantes pero también
al proletariado y a ciertos intelectuales descontentos con la situación que se vive. Van a ser "las
primeras Letras protestadas" porque son los primeros grupos que se oponen. Así lo podemos ver en
el poema:
"Y el agua arrastra hacia la mar semillas

incipientes, mezcladas en el barro,

árboles, zapatos cojos, utensilios

abandonados y revuelto todo

con las primeras Letras protestadas."


Intento formular mi experiencia de la guerra

Fueron, posiblemente,

los años más felices de mi vida,

y no es extraño, puesto que a fin de cuentas

no tenía los diez.

Las víctimas más tristes de la guerra

los niños son, se dice.

Pero también es cierto que es una bestia el niño:

si le perdona la brutalidad

de los mayores, él sabe aprovecharla,

y vive más que nadie

en ese mundo demasiado simple,

tan parecido al suyo.

Para empezar, la guerra

fue conocer los páramos con viento,

los sembrados de gleba pegajosa

y las tardes de azul, celestes y algo pálidas,

con los montes de nieve sonrosada a lo lejos.

Mi amor por los inviernos mesetarios

es una consecuencia

de que hubiera en España casi un millón de muertos.

A salvo en los pinares

-pinares de la Mesa, del Rosal, del Jinete!-,

el miedo y el desorden de los primeros días

eran algo borroso, con esa irrealidad


de los momentos demasiado intensos.

Y Segovia parecía remota

como una gran ciudad, era ya casi el frente

-o por lo menos un lugar heroico,

un sitio con tenientes de brazo en cabestrillo

que nos emocionaba visitar: la guerra

quedaba allí al alcance de los niños

tal y como la quieren.

A la vuelta, de paso por el puente Uñés,

buscábamos la arena removida

donde estaban, sabíamos, los cinco fusilados.

Luego la lluvia los desenterró,

los llevó río abajo.

Y me acuerdo también de una excursión a Coca,

que era el pueblo de al lado,

una de esas mañanas que la luz

es aún, en el aire, relámpago de escarcha,

pero que anuncian ya la primavera.

Mi recuerdo, muy vago, es sólo una imagen,

una nítida imagen de la felicidad

retratada en un cielo

hacia el que se apresura la torre de la iglesia,

entre un nimbo de pájaros.

Y los mismos discursos, los gritos, las canciones

eran como promesas de otro tiempo mejor,

nos ofrecían

un billete de vuelta al siglo diez y seis.


¿Qué niño no lo acepta?

Cuando por fin volvimos

a Barcelona, me quedó unos meses

la nostalgia de aquello, pero me acostumbré.

Quien me conoce ahora

dirá que mi experiencia

nada tiene que ver con mis ideas,

y es verdad. Mis ideas de la guerra cambiaron

después, mucho después

de que hubiera empezado la postguerra.

El poema es un intento, tal y como dice el mismo título, de expresar sus experiencias de la
guerra, que va intercalando con la justificación de su percepción de esta durante su infancia.

Por lo tanto, podríamos expresar el tema principal como el contraste entre la realidad
histórica de una España en guerra y la vida despreocupada de un niño, en este caso él mismo,
durante su infancia. Para hacerlo utiliza un estilo cercano, directo y muy alejado del surrealismo,
que le da al poema un claro toque de confesión. Nada más empezar, Gil rompe con el tópico de que
los niños son los más perjudicados en las guerras, y lo hace dejando claro desde buen principio que
para él, niño de familia burguesa acomodada, esos fueron “los años más felices de mi vida”. A partir
de este punto, el autor intercala sus recuerdos de infancia relacionados con la guerra, con la
justificación de estos. Desde una perspectiva adulta que demuestra una clara reflexión respecto a su
niñez, Gil se defiende e intenta hacer reflexionar al lector primero, intentando que este se ponga en
la piel de un niño de diez años en plena guerra, para terminar el poema con una estrofa claramente
destinada a la justificación de sus ideas. Del poema, se deduce que Gil no se encuentra del todo
cómodo con sus ideales de niñez, y es que como él mismo afirma en el poema, su vida, nada tiene
que ver con sus ideas. Aun así, logra entender y posteriormente justificar su visión de la guerra
durante su infancia, que sin duda, cambia radicalmente con el paso de los años.

El poema puede dividirse en tres partes claramente diferenciadas entre sí. A su vez, la segunda
parte del poema se puede subdividir en tres partes más. En la primera, que comprende los doce
primeros versos, encontramos el tema principal que después se desarrollará a lo largo del texto, y es
que ya de entrada Gil nos habla de guerra, niñez y felicidad. Seguidamente el autor pasa a contarnos
su visión de la guerra, que encontramos dividida también en tres subpartes: en la primera, que
incluye toda la segunda estrofa, el autor conecta perfectamente su recuerdo idílico del paisaje y
situación, con los datos reales. Pero Gil no se queda en lo superficial, sino que va más allá cuando
nos explica la gran estima que le sigue teniendo a los inviernos mesetarios, proveniente de sus
recuerdos y vivencias durante la guerra. Terminado este primer recuerdo, Gil pasa a explicarnos
entre los versos 21 y 37, la cruda realidad de la guerra, ligándola también a la perfección con sus
juegos de niñez. Finalmente, en la última estrofa dedicada a exponer sus recuerdos, nos describe la
victoria nacional y cómo él la recuerda como un momento de máxima felicidad. Finalmente, dedica
la última estrofa del poema a la justificación de su visión de la guerra, que empieza en la estrofa
anterior con una pregunta retórica dirigida a la reflexión del lector.

Por lo que se refiere al uso de tópicos, vemos como Gil rompe nada más empezar con un
tópico popular muy usado, como es el de que los niños son los que peor lo pasan durante los
periodos de guerra. Sin embargo, entrando ya de pleno en los más literarios, encontramos un “locus
amoenus”, situado entre los versos 13 y 17 y correspondiente a su impresión general del paisaje.

Recursos lingüísticos:

El autor utiliza enunciados exclamativos como por ejemplo:

“-pinares de la Mesa, del Rosal, del Jinete-!” v.22 con intención de acercar al lector al
poema. También realiza aclaraciones como puede ser: “Y Segovia parecía remota, como una gran
ciudad, era ya casi el frente – o por lo menos un lugar heroico,-“ v.26 con la misma intención de
dar el tono coloquial.

Gil utiliza la tendencia del momento en el que vive, donde los autores, como ya hemos dicho,
tienden hacia la narrativa teniendo en cuanta su propia experiencia (esto se ve bastante claro en este
poema).

El tiempo verbal que predomina a lo largo de todo el poema es el pretérito imperfecto ya que
el autor narra unos hechos anteriores. La mayoría de los adjetivos usados reflejan una tristeza y
grandeza del pasado, pero a la vez con un toque melancólico que el autor quiere dejar atrás.

Recursos literarios: Gil de Biedma, como ya hemos especificado, quiere dar un tono
coloquial al poema, y es por este motivo que el empleo de figuras retóricas es más bien escaso, ya
que de esta forma logra que el poema llegue a todo el público sin demasiada dificultad en el
entendimiento. Aun así podemos encontrar las siguientes figuras literarias:

- Hipérbaton: Las víctimas más tristes de la guerra, los niños son, se dice.

- Hipérbole: Pero también es cierto que es una bestia el niño. Exagera el comportamiento del
niño en general.

-Pregunta retórica: Qué niño no lo acepta? La usa para intentar justificarse de su ideología
durante su infancia.

Destaca la aparición de un tópico literario como es “locus amoenus” presente entre los versos
13-20 y 21-35 donde se idealiza el ambiente donde habitaba en los inviernos, y en el segundo caso
se idealiza la ciudad de Segovia.

Este poema formado por seis estrofas no tiene estructura métrica fija, ya que estas contienen
diferente número de versos, y cada uno está formado por un número de sílabas diferente, que puede
abarcar desde pentasílabos hasta versos alejandrinos. La rima es libre.

ARTE POÉTICA

a Vicente Aleixandre
La nostalgia del sol en los terrados,
en el muro color paloma de cemento
—sin embargo tan vívido— y el frío
repentino que casi sobrecoge.

La dulzura, el calor de los labios a solas


en medio de la calle familiar
igual que un gran salón, donde acudieran
multitudes lejanas como seres queridos.

Y sobre todo el vértigo del tiempo,


el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras arriba sobrenadan promesas
que desmayan, lo mismo que si espumas.

Es sin duda el momento de pensar


que el hecho de estar vivo exige algo,
acaso heroicidades —o basta, simplemente,
alguna humilde cosa común

cuya corteza de materia terrestre


tratar entre los dedos, con un poco de fe?
Palabras, por ejemplo.
Palabras de familia gastadas tibiamente.

El título: poética. Es interesante porque las artes poéticas normalmente suelen suponer una
declaración de intenciones en cuanto a técnicas o temas que le interesan.
Está dedicada a Vicente Aleixandre, el gran padre de todos los poetas españoles de la posguerra. En
su casa los recibía.
En esta poética hay ideas interesantes para interpretar la poesía de Gil de Biedma.
No interesan esas heroicidades: la poesía exaltada de la guerra de la poesía social, la épica
antifranquista; prefiere hablar de las humildes cosas comunes. Frente al discurso elevado, tratar
cosas comunes, cotidianas.
Cosas más individuales, intimistas, personales y la reflexión de cómo el paso del tiempo influye en
él como sujeto, el modo de ver su vida. Todos los poemas tienen un tema principal que es ese
vértigo del tiempo. También es una concepción desmitificada de la poesía: palabras, por ejemplo.

Frente a la mitificación de Celaya de la poesía es un arma cargada de futuro.

Al principio: la nostalgia del sol en los terrados. Es un endecasílabo.


También hay alejandrinos y heptasílabos.
No es una estrofa reconocible. Tampoco rima, son versos blancos.
Los organiza en falsos cuartetos.
La propia forma también es parte de la poética. No le interesa tanto la forma tradicional.

La nostalgia del sol en los terrados: La palabra fundamental es nostalgia. Una nostalgia de algo
físico, no de una idea o de un recuerdo. Una imagen que remite a la infancia, a la juventud.
Contrasta el sol y el cemento, el frío.
Son experiencias físicas, sensoriales, que remiten también al paso del tiempo.

La dulzura, el calor de los labios a solas


en medio de la calle familiar
igual que un gran salón, donde acudieran
multitudes lejanas como seres queridos.
Se supone que remite al beso de la madre, pero es ambigua. Son versos que se dan en la calle, no en
el ámbito familiar.

Nostalgia, dulzura y el paso del tiempo.

El estilo poético de este gran autor se basa en una poesía en primera persona de singular ya que la
gran mayoría de sus poemas son autobiográficos. Ejemplos en el que la poesía de Jaime Gil de
Biedma se encuentre en primera persona del singular: Idilio en el café, Noches del mes de Junio,
Infancia y confesiones, Para Gustavo en sus sesenta años...
Otras de las características de la obra Biedma es el parafraseado citativo y el uso de la
intertextualidad en su poesía por medio de la introducción de versos de otros poetas, citándolos
directamente o de forma indirecta, modificados. Estos versos -algunos muy reconocibles serán de
autores como Auden, Eliot, Baudelaire, Nerval, Cernuda, Góngora o Antonio Machado , por
mencionar algunos, y entrarán en diálogo con los del propio Biedma. De forma similar, y con la
misma intención de diálogo de la representación poética de la experiencia, utilizará Jaime Gil
formas poéticas que nos recordarán otras utilizadas en el pasado, como sería el caso del romance
titulado «Auden's at last the secret is out...» o el del poema «Albada» y sus resonancias
trovadorescas3 , ambos de Moralidades. Vinculado a la definición de su poética como de la
experiencia aparece su propia noción de tiempo heredera de la del poeta T.S.Eliot. Quizás el poema
de Gil de Biedma en el que se presenta con mayor claridad el drama temporal sea «Arte poética».

La nostalgia del sol en los terrados,


[...]
Y sobre todo el vértigo del tiempo,
el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras arriba sobrenadan promesas.
Jaime Gil de Biedma nombra frases de obras de esos autores por la admiración que tiene hacia ellos
y por las diferentes obras que leyó de ellos (de los ingleses en su estancia en Oxford y de los
españoles y franceses antes).

Temas:
El tema principal de su obra es el paso del tiempo vinculado con experiencias autobiográficas suyas.
Como el mismo dijo: En mi poesía no hay más que dos temas: El paso del tiempo y yo. En sus
historias autobiográficas existen varios tipos: dramáticas, nostálgicas, irónicas, eróticas, amorosas,
sobre la amistad...
En Compañeros de Viaje el tema principal es las amistades, el amor y la tristeza (debido a la
situación de España en aquel entonces)de su infancia.
En Poemas Póstumos el tema principal es la tristeza por el paso del tiempo y todas las cosas que
quiso hacer pero no pudo (dentro de los subtemas de esta obra nos encontramos con un profundo
erotismo).
En Moralidades los temas principales son la nostalgia por las consecuencias de la guerra y la
tristeza que eso produce (dentro de los subtemas de esta obra nos encontramos con poemas
amorosos). En esta obra el autor reflexiona mucho sobre el sexo y el amor.
La opción homosexual de Biedma tiene un reflejo claro, aunque velado en su faceta poética. El
escritor relata con desenfado y profusión sus numerosas aventuras homoeróticas en su diario
Retrato del artista en 1956. Una primera versión de este diario apareció impresa en 1974 con el
título de Diario del artista seriamente enfermo, pero en esta versión se suprimió la primera parte,
relativa a la estancia del autor en Filipinas, en razón de los episodios de contenido sexual que
contenía (parece que intervino la censura materna). La versión sin censurar apareció en 1991, una
vez muerto el autor.
Gil de Biedma también utiliza la táctica del Tempus Fugit (expresión proveniente del latín que
quiere decir "el tiempo vuela o el tiempo se escapa" esta táctica la utiliza en poemas como No
volveré a ser joven.
En sus obras también habla de la buena relación que tenía con muchos poetas de su generación y de
las charlas que tenían tomando algo en los bares o tascas.
En su viaje a Filipinas obtiene unas claras ideas comunistas e intenta ingresar sin éxito en dicho
partido político. Después de esto escribe poemas como Desde Lejos o Lágrima que tienen como
tema principal las injusticias del tercer mundo.
Otro de los grandes temas de su poesía es el egocentrismo que llega al extremo en los poemas
Contra Jaime Gil de Biedma y Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma, poemas en los que el
protagonista es únicamente él.
En general la poesía de Jaime Gil de Biedma tiene dos apartados; el primero (hasta sus 35 años)
donde su poesía tiene unas claras ideas modernistas y el segundo (después de sus 35 años, con la
obra Poemas Póstumos) en que su poesía pasa a ser postmoderna.
En conclusión, Jaime Gil de Biedma hizo de su vida poesía.

Motivo de su poesía:
Jaime Gil de Biedma tiene un objetivo claro con su poesía que es realizar diversas críticas (a la
discriminación de la mujer, a las consecuencias de la Guerra Civil, a la vida que tienen los
habitantes del tercer mundo...) por lo tanto su poesía suele ser de tipo social y realizar una
autobiografía (cuenta sus amores, sus amistades...) en general cuenta el paso de su vida con sus
vivencias.
También tiene poemas en los que realiza solo reflexiones y por lo tanto quiere darnos a entender lo
que el piensa y si cabe, convencernos.
Elegía y recuerdo de la canción francesa

C' est une chanson

qui nous ressemble.

Kosma y Prévert: Les feuilles mortes

Os acordáis: Europa estaba en ruinas.

Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo

descoloridas, hiriéndome los ojos

con los escombros de los bombardeos.

En España la gente se apretaba en los cines

y no existía la calefacción.

Era la paz –después de tanta sangre—

que llegaba harapienta, como la conocimos

durante cinco años.

Y todo un continente empobrecido,

carcomido de historia y de mercado negro,

de repente nos fue más familiar.

¡Estampas de la Europa de post-guerra

que parecen mojadas en lluvia silenciosa,

ciudades grises adonde llega un tren

sucio de refugiados: cuántas cosas

de nuestra historia próxima trajisteis, despertando

la esperanza en España, y el temor!

Hasta el aire de entonces parecía

que estuviera suspenso, como si preguntara,


y en las viejas tabernas de barrio

los vencidos hablaban en voz baja...

Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos

algo definitivo y general.

Y fue en aquel momento, justamente

en aquellos momentos de miedo y esperanzas

–tan irreales, ay– que apareciste,

oh rosa de lo sórdido, manchada

creación de los hombres, arisca, vil y bella

canción francesa de mi juventud!

Eras lo no esperado que se impone

a la imaginación, porque es así la vida,

tú que cantabas la heroicidad canalla,

el estallido de las rebeldías

igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,

la intensidad que aflige al corazón.

Cuánto enseguida te quisimos todos!

En tu mundo de noches, con el chico y la chica

entrelazados, de pie en un quicio oscuro,

en la sordina de tus melodías,

un eco de nosotros resonaba exaltándonos

con la nostalgia de la rebelión.

Y todavía, en la alta noche, solo,

con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,


otra vez más sans faire du bruit tus músicas

suenan en la memoria, como una despedida:

parece que fue ayer y algo ha cambiado.

Hoy no esperamos la revolución.

Desvencijada Europa de post-guerra

con la luna asomando tras las ventanas rotas,

Europa anterior al milagro alemán,

imagen de mi vida, melancólica!

Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,

aunque a veces nos guste una canción.

«Barcelona ja no es bona»
o mi paseo solitario en primavera

A Fabián Estapé

Este despedazado anfiteatro,


impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo! representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.

Rodrigo Caro

En los meses de aquella primavera


pasaron por aquí seguramente
más de una vez.
Entonces, los dos eran muy jóvenes
y tenían el Chrysler amarillo y negro.
Los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos,
la capota del coche salpicada de sol,
o quizá en Miramar, llegando a los jardines,
mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad
se mecen las sombrillas del restaurante al aire libre,
y las conversaciones, y la música,
fundiéndose al rumor de los neumáticos
sobre la grava del paseo.
Sólo por un instante
se destacan los dos a pleno sol
con los trajes que he visto en las fotografías:
él examina un coche muchísimo más caro
—un Duesemberg sport con doble parabrisas,
bello como una máquina de guerra–
y ella se vuelve a mí, quizá esperándome,
y el vaivén de las rosas de la pérgola
parpadea en la sombra
de sus pacientes ojos de embarazada.
Era en el año de la Exposición.

Así yo estuve aquí


dentro del vientre de mi madre,
y es verdad que algo oscuro, que algo anterior me trae
por estos sitios destartalados.
Más aún que los árboles y la naturaleza
o que el susurro del agua corriente
furtiva, reflejándose en las hojas
—y eso que ya a mis años
se empieza a agradecer la primavera–,
yo busco en mis paseos los tristes edificios,
las estatuas manchadas con lápiz de labios,
los rincones del parque pasados de moda
en donde, por la noche, se hacen el amor...
Y a la nostalgia de una edad feliz
y de dinero fácil, tal como la contaban,
se mezcla un sentimiento bien distinto
que aprendí de mayor,
este resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.

Oh mundo de mi infancia, cuya mitología


se asocia –bien lo veo–
con el capitalismo de empresa familiar!
Era ya un poco tarde
incluso en Cataluña, pero la pax burguesa
reinaba en los hogares y en las fábricas,
sobre todo en las fábricas - Rusia estaba muy lejos
y muy lejos Detroit.
Algo de aquel momento queda en estos palacios
y en estas perspectivas desiertas bajo el sol,
cuyo destino ya nadie recuerda.
Todo fue una ilusión, envejecida
como la maquinaria de sus fábricas,
o como la casa en Sitges, o en Caldetas,
heredada también por el hijo mayor.

Sólo montaña arriba, cerca ya del castillo,


de sus fosos quemados por los fusilamientos,
dan señales de vida los murcianos.
Y yo subo despacio por las escalinatas
sintiéndome observado, tropezando en las piedras
en donde las higueras agarran sus raíces,
mientras oigo a estos chavas nacidos en el Sur
hablarse en catalán, y pienso, a un mismo tiempo,
en mi pasado y en su porvenir.

Sean ellos sin más preparación


que su instinto de vida
más fuertes al final que el patrón que les paga
y que el salta-taulells que les desprecia:
que la ciudad les pertenezca un día.
Como les pertenece esta montaña,
este despedazado anfiteatro
de las nostalgias de una burguesía.

El título está en catalán, una de las lenguas prohibidas durante el franquismo, por lo tanto, poner el
título en catalán es una declaración de intenciones.

Aparece el poeta dentro del vientre de su madre.

Es un poema muy crítico socialmente.

Aparecen sus padres que tienen una fábrica y pasean como burgueses por Barcelona.

El poema se abre con unos versos de Rodrigo Caro que habla de las ruinas en Sevilla: Un poeta del
siglo de Oro. Siente que sus padres se pasean entre las ruinas de Barcelona, lugar injusto y
capitalista donde ellos viven muy bien y los obreros muy mal.

El poeta se pasea por los lugares que sus padres querían y que han caído en decadencia. Caminando
por ahí se encuentra con muchachos “nacidos en el Sur” (es decir andaluces, extremeños) que
hablan en catalán y lo obligan a pensar “en mi pasado y en su porvenir”. El poeta burgués y
resentido “contra la clase en que nací” quiere que esos chicos españoles catalanizados “sean más
fuertes que el patrón que les paga”, es decir, que reemplacen a la burguesía franquista. Pero eso es
exactamente lo que no está pasando en Cataluña, donde son los más ricos y corruptos de esa
tradición los que lideran el nacionalismo, unidos a unos cuantos jóvenes anarquistas de padres del
Sur que, al juntarse con ellos, creen haberse tomado el poder.

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