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La Inteligencia Artificial en las Industrias Creativas

*Por Claudia Guardia

En un contexto donde la inteligencia artificial redefine los límites de la creatividad y propiedad


intelectual, el presente análisis explora cómo la IA, desde su concepción hasta su aplicación en
las artes y la autoría, plantea desafíos y oportunidades sin precedentes para la creatividad humana
y la legislación.

A lo largo de la historia, como humanos inteligentes, hemos intentado descifrar, los mecanismos de
nuestro pensamiento y la imaginación. Nos preguntamos, ¿cómo es posible que, en nuestro cuerpo,
una mera aglomeración de materia tenga la capacidad de observar, comprender, anticipar y ejercer
dominio sobre un entorno mucho más extenso y complejo? En este intento de descifrar el enigma de
la cognición humana, surge la inteligencia artificial como un horizonte aún más ambicioso. Pero
este campo de investigación no se contenta solo con entender la inteligencia; sino que aspira a la
creación de seres dotados de facultades propias que, en principio, imiten o repliquen la Inteligencia
Humana. Desde la formulación del Test de Turing en 1950, que proponía como criterio de
inteligencia la capacidad de una máquina para imitar el comportamiento humano, el desarrollo de la
IA ha evolucionado notablemente. Las máquinas en la actualidad no solo imitan ciertos aspectos de
la inteligencia humana, sino que también aprenden y se adaptan a partir de la experiencia
acumulada, desafiando así las concepciones tradicionales sobre la cognición y la conducta
autónoma. Este avance plantea interrogantes fundamentales respecto a la visión original de Alan
Turing sobre la IA: ¿Hasta qué punto un sistema puede considerarse inteligente, si logra replicar las
capacidades humanas? Así el escritor y científico Ray Kruzweil define a los sistemas de IA como
“El arte de desarrollar máquinas con capacidad para realizar funciones que cuando son realizadas
por personas requieren de inteligencia”. El desarrollo de la Inteligencia Artificial se ha
caracterizado por su heterogeneidad. De acuerdo con lo expresado por Russell. S y Norvig. P,
(2008), el nombre fue acuñado en 1956 en tanto podemos enmarcar el desarrollo de la IA en cuatro
enfoques: sistemas que piensan como humanos, “el nuevo y excitante esfuerzo de hacer que los
computadores piensen... máquinas con mentes, en el más amplio sentido literal”. (Haugeland,
1985), sistemas que actúan como humanos, “El arte de desarrollar máquinas con capacidad para
realizar funciones que cuando son realizadas por personas requieren de inteligencia”. (Kurzweil,
1990), sistemas que piensan racionalmente, “el estudio de los cálculos que hacen posible percibir,
razonar y actuar”. (Winston, 1992) y sistemas que actúan racionalmente, “la Inteligencia
Computacional es el estudio del diseño de agentes inteligentes”. (Poole et al., 1998)i En el
desarrollo de la IA podemos diferenciar dos ramas: la primera, basada en el conocimiento, o IA
simbólica o knowledge representation and reasoning KR o representación del conocimiento o
razonamiento automático, la segunda basada en los datos o IA subsimbólica, machine learning ML
o aprendizaje automático. ii Russell. S y Norvig. P, continúan expresando que, Warren McCulloch y
Walter Pitts (1943), reconocidos como los autores del primer trabajo de IA, partieron de tres
fuentes: conocimientos sobre la fisiología básica y funcionamiento de las neuronas en el cerebro, el
análisis formal de la lógica proposicional de Russell y Whitehead y la teoría de la computación de
Turing. Estos autores se basaron en un modelo constituido por neuronas artificiales que llegan a
predicciones a partir de datos. Hoy nos encontramos inmersos en un mundo de algoritmos que
cambian la forma de producir y ejercer las profesiones y que por otro lado son capaces de hacer
cosas para los cuales los seres humanos requerimos de inteligencia. Así, con el advenimiento de los
sistemas generativos, estamos adentrándonos en un territorio no solo disruptivo sino también
controvertido, que entrelaza aspectos técnicos, éticos y emocionales. Las redes antagónicas
generativas, o redes adversarias generativas, GANs, han expandido nuestras capacidades, por
ejemplo, en las industrias creativas, y en campos tradicionalmente dominados por la sensibilidad y
creatividad humana, como la pintura y las artes en general. Una nueva era dominada por la creación
y distribución de contenido ha remodelado las dinámicas del mercado, permitiéndonos clonar
imágenes y respuestas de voz de figuras históricas, actores y músicos, incluso hasta facilitar
interacciones virtuales con personas fallecidas. Estamos presenciando un crecimiento sin
precedentes de la inteligencia artificial, ya que históricamente, estas disciplinas han sido reservadas
a la autoría humana, valoradas por su capacidad para expresar creatividad y originalidad. Sin
embargo, con el surgimiento de creaciones generadas por IA, que se realizan sin intervención
humana directa, surgen debates fundamentales en el ámbito de la Propiedad Intelectual y el Derecho
de Autor. ¿Son los humanos que interactúan con una IA los autores y titulares originarios de sus
obras? En el ámbito del arte, en el año 2022 vimos como una obra titulada Théâtre D'opéra Spatial,
una imagen impresa en lienzo y generada por IA, ganó un premio en la Feria Estatal de Colorado, de
Estados Unidos, lo cual generó una interesante polémica. Por otro lado en el año 2023, el artista
alemán, Boris Eldagsen luego de ganar el primer premio del concurso Sony World Photography Awards,
reconoció que la imagen había sido generada por un algoritmo y renunció al importante galardón.
En marzo del 2023, la Oficina de Derecho de Autor de los Estados Unidos, United States Copyright
Office – USCOiii. publicó una guía titulada “Copyright Registration Guidance: Works Containing
Material Generated by Artificial Intelligence” que establece los criterios para el registro de obras
que contengan material generado por el uso de inteligencia artificial iv. Esta resolución resulta una
amplia iniciativa para examinar las implicaciones de derechos de autor de las formas actuales de IA
generativa. La Guía de Registro reiteró el principio legal central de que la protección de los
derechos de autor en los Estados Unidos requiere autoría humana vvi. La resolución explica que los
solicitantes de registro tienen la obligación de revelar la inclusión de contenido generado por IA y
proporcionar una breve explicación de las contribuciones del autor humano a la obra. En un enfoque
que nos ayuda a entender la relación entre el artista y la inteligencia artificial en la creación de
obras, de acuerdo con lo expresado por Bilinkis S y Sigman M. (2023), la historia del Arte nos ha
presentado muchos ejemplos de maestros que delegaban en sus aprendices la ejecución de sus ideas.
En este punto, corresponde hacer una referencia especial al arte conceptual, conocido como idea art,
donde la conceptualización de la obra es más importante que el objeto mismo o su representación
tangible. En el arte conceptual las ideas que se elaboran sobre la obra prevalecen sobre sus aspectos
formales o sensibles, la idea es más importante que el artefacto en sí, en tanto las instrucciones para
realizar los objetos que se convertirán en obras, son específicas y concretas. Algunos ejemplos:
Marcel Duchamp “La Fuente”, Yves Klein “Escultura Aerostática”, 1001 globos azules que fueron
liberados hacia el cielo. Entonces, ¿quién es el autor de esas obras, el que las conceptualizó, o el que
las ejecutó?vii. Para una mayor comprensión, y en un paralelismo con las creaciones realizadas por
inteligencia artificial, vale hacer referencia, al fallo de los tribunales franceses, Druet vs Cattelan,
del 8 de julio del año 2022, que expresa que la obra es del que la concibe y no el que la ejecuta. viii
Cattelan es un artista conceptual italiano, que encargó al escultor francés Daniel Druet, la
elaboración, bajo sus instrucciones, de figuras de cera que formaban parte esencial de varias de sus
más importantes obras. En tanto en una espectacular batalla por la autoría, el Escultor Daniel Druet
exigió el reconocimiento, por haber sido el ejecutor de las ideas de Cattelan, de sus derechos como
autor de las obras. La sentencia de la tercera cámara del Tribunal Judicial de París termina por
desestimar la demanda de Druet. Cattelan imaginó y encargó las esculturas, dio las instrucciones
creativas para su ejecución, para que Druet, pueda materializar esas ideas. Finalmente, los jueces
afirmaron en la sentencia que según el artículo L. 113-1 del Código de Propiedad Intelectual
francés, “la autoría pertenece, salvo prueba en contrario, a la persona o personas bajo cuyo nombre
se ha divulgado la obra”, en tanto el Convenio de Berna en su art. 15 sostiene que es autor de una
obra de arte aquél cuyo nombre aparece estampado en la obra de la forma usual. El nombre que
aparecía en las esculturas era el de Maurizio Cattelan. Reflexionando sobre este fallo y su
resolución, así como sucede en el arte conceptual, surge una analogía reveladora en el terreno de la
inteligencia artificial: si la instrucción que el artista humano da a la IA a través del prompt le
confiere autoría sobre las obras generadas por la IA, por lo cual podríamos estar desafiando la
comprensión tradicional de la ejecución humana y redefiniendo las fronteras de la creación y
propiedad intelectual. En este contexto, artistas como Refik Anadol, un destacado pionero en la
estética de la IA articula una visión innovadora sobre la creatividad en la era digital: “Utilizo los
datos como pigmentos y en lugar de pinceles mis pensamientos, usando Inteligencia Artificial”
(Refik Anadol, 2023). Su enfoque artístico, que fusiona lo humano con las máquinas, se manifiesta
en el empleo de tecnología. En la creación de esculturas de datos, e instalaciones inmersivas creadas
con IA, que redefinen el arte en el siglo XXI. Anadol a menudo utiliza conjuntos de datos públicos,
redes neuronales y algoritmos para generar su arte, transformando flujos de datos que van desde
recuerdos humanos hasta paisajes urbanos en experiencias inmersivas y estéticas. Estas obras
adoptan diversas formas, incluidas proyecciones a gran escala en edificios, instalaciones digitales en
galerías de arte y museos, y entornos inmersivos que envuelven al espectador en un paisaje digital.

Conclusión
En los últimos años hemos visto cómo la tecnología ha impactado significativamente en muchos de
los sectores de las industrias creativas y culturales. En el cine y la televisión, mediante la edición y
postproducción, los efectos especiales, la creación de contenido, y la escritura de guiones. Pero
también la utilización de la tecnología, mediante la inteligencia artificial, ha sido un punto de
controversia para los actores, en la preservación de lo humano en la narrativa cinematográfica, en la
industria musical, para componer, personalizar recomendaciones para los usuarios, analizar
tendencias, mezclar y masterizar pistas, clonar voces, tokenizar contenidos ix. Así la IA tiene
presencia en la radio 100% automatizada, con RadioGPT, tanto en la música como en la locución,
con voces sintéticas gestionadas por algoritmos. En las artes visuales en la producción de obras. En
los videojuegos, en la creación de personajes, generación y diseño de entornos de juego. En la
realidad virtual y realidad aumentada, para crear experiencias más inmersivas y personalizadas.
No obstante, esta revolución tecnológica en las industrias creativas y culturales conlleva una brecha
significativa en términos de accesibilidad y comprensión. Esto crea una división entre los que
pueden aprovechar estas herramientas innovadoras y los que quedan marginados, limitando las
oportunidades en un sector. Es crucial, por lo tanto, impulsar esfuerzos educativos que acerquen
estas tecnologías a un público más diverso, asegurando que los beneficios de la era digital sean
accesibles. No obstante, la reciente reglamentación de IA de la UE aborda los riesgos por su uso. En
este contexto, es necesario encontrar un equilibrio entre la tecnología y lo humano, un futuro
colaborativo, que fusione lo mejor de ambos mundos. Según Yuval Harari “los algoritmos quizá
aprendan a componer canciones, jugando con las emociones humanas”. O quizás puedan a partir de
prompt realizar una hermosa obra, pero a pesar de estos avances, es fundamental tener en cuenta
que es un medio y no el creador, dado que la IA por sí misma no tiene la capacidad de tener una
intención creativa original, las creaciones solo pueden originarse en mentes humanas, no en
máquinas o Inteligencia artificial. ¿Por qué entonces, negarle la autoría a los artistas que utilizan
Inteligencia Artificial para crear sus obras?
i
Russell. S,Norvig. P. (2204) Inteligencia Artificial un enfoque moderno. PEARSON EDUCACIÓN
https://luismejias21.files.wordpress.com/2017/09/inteligencia-artificial-un-enfoque-moderno-stuart-j-russell.pdf

ii
Véase Juan C. Corvalán. Tratado de Inteligencia Artificial y Derecho Tomo I Inteligencia Artificial: bases
conceptuales para comprender la revolución de las revoluciones. Pág. 41
iii
Copyright Law of the United States https://www.copyright.gov/title17/

iv
Copyright Registration Guidance: Works Containing Material Generated by Artificial Intelligence
https://public-inspection.federalregister.gov/2023-05321.pdf

v
The register of copyrights of the United States of America https://copyright.gov/laws/hearings/USCO-Letter-
on-AI-and-Copyright-Initiative-Update-Feb-23-2024.pdf?loclr=blogcop

vi
circular 92 Copyright Law of the United States and Related Laws Contained in Tıtle 17 of the United States
Code https://www.copyright.gov/title17/title17.pdf

vii
Sigman. M, Bilinkis. S. (2023). Artificial. Debate.
viii

Ver en: https://www.dalloz-actualite.fr/sites/dallozactualite.fr/files/resources/2022/07/1805382.pdf


ix

Ver en: https://pirate.com/en/blog/over-half-of-musicians-will-conceal-ai-use/

IMÁGENES SUGERIDAS
https://refikanadol.com/works/machine-hallucinations-sphere/

1001 Globos Azules Ives Klein

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