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Comencemos con una pregunta: ¿Qué juez debe entender en el hecho relativo al
libramiento de un cheque sin fondos entregado en la ciudad de Buenos Aires
librado contra una cuenta bancaria de una sucursal sita en otra jurisdicción, por
ejemplo, Tucumán? ¿Debe entender el juez con competencia en el lugar donde se
efectuó la entrega del cheque, o bien el juez con competencia en el lugar donde
debía hacerse efectiva la orden de pago, o bien en el caso del inciso 3º del art.
302, el juez competente en el lugar donde se efectuó la habitual falsa denuncia
policial de extravío con la que se suele fundar la indebida contraorden de pago?
Así, frente al recurso del querellante contra la resolución del juez de grado que se
había declarado incompetente, la Sala A de la Cámara Nacional en lo Penal
Económico in re “Calvo”[4] abreva en el precedente de la Corte para, en breve
resolución, indicar que “el criterio establecido en el recordado precedente de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación es que ‘la determinación de una de las
jurisdicciones en que se ha desarrollado una parte del hecho debe efectuarse
atendiendo también a las exigencias planteadas por la economía procesal...’” y,
considerando los argumentos del querellante en cuanto a que la entrega del
cheque y la denuncia policial que sirvió para frustrar el pago del mismo tuvieron
lugar en la ciudad de Buenos Aires, concluye la Cámara que el criterio de
economía procesal conduce a que la causa deba seguir siendo investigada por el
juez nacional en lo penal económico, aún cuando el cheque fue librado contra una
cuenta bancaria con domicilio en otra jurisdicción.-
La resolución remarca, sin embargo, que tal solución resulta procedente “al menos
en el estado actual de autos”. Tal consideración parece destinada a indicar la
inconveniencia de una declaración de incompetencia sin una adecuada
investigación de los hechos -criterio que remite tácitamente a numerosos
precedentes de Corte[5]-, así como también a no descartar completamente la
solución que brinda la doctrina del precedente “Quiroga de Maiolo”.-
De modo tal que, con las salvedades de cada caso, estos precedentes de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico reafirman la necesidad
de adecuar la solución de cada causa no sólo a la parte resolutiva de los fallos del
Supremo Tribunal, sino a sus fundamentos y a prestar particular atención al
espíritu que les anima. Y resulta evidente que uno de los principios rectores del
fallo del tribunal cimero ya citado es dar sustancial preponderancia al “principio de
economía procesal” y así se lo señala claramente en los considerandos del fallo.
Allí se puntualiza que “la determinación del tribunal competente no debe sujetarse
en demasía a consideraciones de derecho de fondo que atañen al concurso de
leyes penales o bien a la configuración del tipo delictivo pues en tanto quede
salvaguardada la garantía del art. 18 de la Constitución Nacional la normas que
rigen el caso admiten un margen de distinción para los supuestos en que su
aplicación rigurosa contrariara el propósito de la mejor, más expedita y uniforme
administración de justicia” (Considerando 5°). Y señala seguidamente la
preponderancia que debe darse al principio de economía procesal y la necesidad
de favorecer, junto al mejor servicio de justicia, la defensa de los imputados
(Considerando 6°).-
Tales los fundamentos que dieron sustento a que la Corte entendiera, en aquella
oportunidad, que “la competencia del juez a cuya jurisdicción corresponde el
banco girado satisface más adecuadamente la investigación y el proceso, por
encontrarse allí los mayores elementos probatorios; y dicho lugar suele coincidir,
por lo general, con el domicilio del imputado” (Considerando 7°).-
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