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Trastornos de personalidad
SINTESIS
Los trastornos de personalidad suelen clasificarse en tres grupos
principales: Grupo A (Trastornos excéntricos o raros), Grupo B
(Trastornos dramáticos, emocionales o impredecibles) y Grupo C
(Trastornos ansiosos o temerosos). Cada grupo incluye diferentes
trastornos con características y síntomas distintivos.
Grupo A:
Trastorno de personalidad paranoide: se caracteriza por una
desconfianza generalizada hacia los demás, interpretando sus
intenciones como maliciosas sin evidencia. Las personas con este
trastorno tienen dificultades para confiar, guardan rencores y tienen
problemas en las relaciones interpersonales.
Trastorno de personalidad esquizoide: se caracteriza por la
preferencia por la soledad, falta de interés en relaciones cercanas y
expresión limitada de emociones en situaciones sociales. Las
personas con este trastorno tienden a parecer distantes y frías en sus
interacciones con los demás.
Trastorno de personalidad esquizotípico: se caracteriza por patrones
peculiares de pensamiento, comportamiento y apariencia, incluyendo
creencias extrañas, experiencias perceptivas inusuales y dificultades
en las relaciones interpersonales. Las personas con este trastorno
pueden tener síntomas similares a los de la esquizofrenia, pero en
menor intensidad.
Grupo B:
Trastorno de personalidad histriónico: se caracteriza por una
necesidad excesiva de atención, expresión emocional exagerada y
comportamiento seductor o provocativo en busca de estímulos
emocionales. Las personas con este trastorno pueden tener
dificultades para mantener relaciones estables debido a su búsqueda
constante de atención.
Trastorno de personalidad narcisista: se caracteriza por un sentido
exagerado de importancia propia, una necesidad constante de
admiración y falta de empatía hacia los demás. Las personas con este
trastorno pueden explotar a otros y reaccionar con ira si no reciben el
trato especial que esperan.
Trastorno de personalidad antisocial: se caracteriza por un patrón de
desprecio y violación de los derechos de los demás, comportamiento
irresponsable, falta de remordimiento, manipulación y falta de empatía.
Las personas con este trastorno pueden estar involucradas en
comportamientos delictivos o antisociales y tienen dificultades para
mantener relaciones estables.
Trastorno límite de la personalidad: se caracteriza por inestabilidad
emocional, relaciones interpersonales turbulentas, autoimagen
fluctuante, temor al abandono, dificultades para regular impulsos y
riesgo de autolesiones o comportamientos suicidas.
Grupo C:
Trastorno de personalidad por evitación: se caracteriza por una
intensa sensación de inadecuación, miedo al rechazo y evitación de
situaciones sociales debido al temor a ser juzgados o ridiculizados.
Las personas con este trastorno suelen ser tímidas o retraídas y tienen
dificultades para establecer relaciones íntimas.
Trastorno de personalidad dependiente: se caracteriza por una
necesidad excesiva de ser cuidado, falta de confianza en tomar
decisiones propias, miedo a la separación y sumisión a otros en las
relaciones interpersonales. Las personas con este trastorno pueden
quedarse en relaciones insatisfactorias por temor a la soledad y tienen
dificultades para expresar desacuerdo.
Trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo: se caracteriza por un
enfoque excesivo en el orden, el perfeccionismo y el control. Las
personas con este trastorno son meticulosas, rígidas en sus creencias
y tienen altos estándares para sí mismas y para los demás. Pueden
tener dificultades para delegar tareas, expresar emociones y son
inflexibles en su pensamiento, lo que puede interferir con su capacidad
para completar tareas y disfrutar de actividades recreativas.
Factores socioculturales de los trastornos de personalidad: si bien
todavía no están bien definidos, igual que ocurre con otros tipos de
psicopatología, la incidencia y las características concretas de los
trastornos de personalidad pueden variar a lo largo del tiempo y del
espacio, si bien todas las evidencias de esta variación todavía son
demasiado ambiguas.
Tratamiento y resultados: suelen ser muy difícil de tratar debido en
parte a qué son por definición patrones de conducta duraderos,
acentuados e inflexibles. De hecho, es posible formular diversos
objetivos de tratamiento, algunos de los cuales son más difíciles de
lograr que otros. Esos diferentes objetivos pueden consistir en la
reducción del malestar subjetivo y el desarrollo del bienestar, la
modificación de algunas conductas inadecuadas, la modificación de
patrones amplios de conducta, o el cambio de la estructura completa
de personalidad.