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Colección DYNAMIS
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Colección DYNAMIS
SIENTO,
LUEGO EXISTO
Manual alternativo para aprender a conocer tus emociones y tus valores
PRÓLOGO de
José Antonio MARINA
EDITORIAL CCS
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(Trabajo galardonado con el Primer Premio de Filosofía «Arnau de Vilanova» en su XXII Edición, año 2003,
convocado por el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Cataluña)
© Chema Sánchez
© 2009. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID
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Para todos los alumnos que han pasado por mis clases.
Sin sus ideas y sus comentarios esta obra no hubiese sido posible. En especial para
todos mis alumnos del IES Vilamarxant, el pueblo de Valencia donde trabajo.
Samuel y Víctor representan el modelo de alumno que todo profesor quisiera tener:
atentos, curiosos, con capacidad crítica, creativos, humanos…
Me da igual que saquen buenas o malas notas, para mí esto es secundario… Lo
importante es los valores que tienen. Esta obra va dedicada a ellos como representación
concreta de todos esos alumnos que pasan por la vida de un profesor y de los que
guardará siempre un gran recuerdo.
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Índice
CAPÍTULO 1
¿SABEMOS PONERLE NOMBRE A LO QUE SENTIMOS?
Lenguaje y emociones
1. Narración: Diario de Samu
2. Formación: ¿Cómo sé lo que siento? Un viaje por los nombres de las emociones
3. Actividades: Para aprender a sentir
CAPÍTULO 2
¿DÓNDE ESTÁN LOS SENTIMIENTOS?
Neurología y emociones
1. Narración: Diario de Samu
2. Formación: ¿Dónde está lo que sientes? Viaje al fondo de tu cerebro
3. Actividades: Para aprender a sentir
CAPÍTULO 3
¿TODAS LAS CULTURAS SIENTEN IGUAL?
Antropología y emociones
1. Narración: Diario de Samu
2. Formación: ¿Y si hubieras nacido en otra cultura? Viaje a otras culturas
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3. Actividades: Para aprender a sentir
CAPÍTULO 4
¿CUÁLES SON TUS HÁBITOS EMOCIONALES?
Psicología y emociones
1. Narración: Diario de Samu
2. Formación: ¿Qué es la inteligencia? Prejuicios y confusiones
3. Actividades: Para educar en hábitos emocionales
CAPÍTULO 5
¿PUEDE LA ÉTICA TENER UNA JUSTIFICACIÓN EMOCIONAL?
Ética y emociones
1. Narración: Diario de Samu
2. Formación: Sobre la necesidad de la emociones en la ética
3. Actividades: Para aprender a sentir
Apéndices
Bibliografía comentada
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Prólogo
Hace años, recibí un libro titulado El radiofonista pirado, acompañado de una carta
animosa y entusiasta de su autor, Chema Sánchez Alcón, un profesor de Filosofía de
Educación Secundaria. En un momento en que el sistema educativo se muere de
desánimo e inercia, me pareció estimulante que un profesor joven aplicará su inventiva y
su buen estilo literario a explicar algunas páginas de Historia de la Filosofía en un
interesante marco narrativo. El radiofonista pirado decía cosas con las que yo estaba muy
de acuerdo. Por de pronto, hablaba de «la gran utilidad pública de un programa de
Filosofía», y a mí me gusta repetir que la filosofía es un servicio público. Acabé
escribiendo un prólogo para la segunda edición del libro.
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torpezas de nuestra tradición intelectual —por otra parte muy brillante— ha sido excluir
de la inteligencia el mundo afectivo. Desde Grecia, hemos repetido que la función
principal de la inteligencia es «conocer», y que su culminación es la ciencia; y esa tesis
nos ha hecho progresar en competencia científica, pero no en nuestra capacidad de
resolver problemas afectivos y éticos. Hace siglos, Gracián ya nos advirtió que «de nada
vale que el entendimiento se adelante, si el corazón se queda», pero no le hemos hecho
caso.
En cambio, la actual psicología americana siente un enorme interés por las virtudes,
que son hábitos operativos que nos permiten acceder a la excelencia. Para mí, lo más
importante es que son estructuras psicológicas —hábitos emocionales y prácticos— que
están orientadas por valores morales. Esa conjunción de aspectos psicológicos y éticos es
lo que hace que el libro de Sánchez Alcón supere a la mayoría de los libros
dedicados a los sentimientos, porque deja a las claras que no podemos vivir sin
emociones, pero no podemos dejarnos guiar por emociones; que no podemos actuar sin
deseos, pero que nuestros deseos deben ser inteligentemente modulados. El tema del
libro, muy útil para docentes y para alumnos, puede resumirse en la sentencia de
Aristóteles: el ser humano es un deseo inteligente o una inteligencia deseante.
Por estas razones, por la buena información utilizada, por la claridad de sus
explicaciones, por la prolongación ética de la psicología, tengo que felicitar a mi amigo y
colega Chema Sánchez Alcón, por su libro.
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Presentación
¿Se puede aprender a sentir? ¿Podemos ponerle nombre a lo que sentimos o las
emociones son inexpresables? ¿Dónde están los sentimientos? ¿Todas las culturas
sienten igual?… Estas son algunas de las preguntas que abordamos de manera teórica y a
la vez práctica en este manual alternativo de educación en valores emocionales. ¿Un
manual para educar las emociones y los valores? ¿Y qué es esto? ¿Otro manual de
autoayuda? No, ni mucho menos. Se trata de un manual alternativo para que tus alumnos
aprendan a trabajar con sus emociones de una manera crítica, creativa y ética. Dice José
Antonio Marina: «A partir de nuestra vida afectiva hemos inventado valores» (Laberinto
sentimental, 1998: 241). Esta idea rige de una manera central la obra: conociendo
nuestros sentimientos, podemos mejorar nuestros valores éticos.
Sigo haciéndome preguntas en voz alta: ¿las emociones tienen cabida en el mundo
de la educación? Desde mi experiencia como profesor de Filosofía y como formador de
profesores estoy convencido de que, en estos tiempos que corren de crisis educativas, la
educación en valores emocionales es no sólo un lujo sino una necesidad. Aprender a
pensar y aprender a sentir se convierten en caminos complementarios que debieran ir de
la mano desde la Educación Infantil.
Quisiera que todo educador interesado en educar las emociones —desde su tutoría,
desde la clase de Filosofía o de Psicología, desde un taller interdisciplinar o desde otros
ámbitos de educación no formal— tuviera en sus manos un material adecuado para este
propósito. Destinado sobre todo a la Educación Secundaria y al Bachillerato, muchas de
las ideas aquí expuestas pueden serles útiles a los profesores de Primaria. Y, sobre todo,
estoy convencido de que la principal novedad de este trabajo es su interdisciplinariedad;
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he tratado de abordar el tema desde esos necesarios y diversos puntos de vista para
enriquecer el resultado. He manejado algunos programas de educación emocional y
siempre me han parecido que pecaban de un exceso de psicologismo encarnado en las
habilidades sociales y con un enfoque de autoayuda que no me acababa de convencer.
El programa que a continuación les presento está dividido en cinco capítulos que
tratan de enfocar el tema de la educación emocional desde cinco puntos de vista
diferentes: el neurológico, el psicológico, el lingüístico, el antropológico y el ético. Es un
programa, además, que se trabaja partiendo siempre de narraciones y preguntas que nos
incitan a la reflexión.
Los capítulos están divididos en tres partes: una narración titulada DIARIO DE
SAMU, para ser leída en voz alta y cuya función es plantear el tema de una manera
abierta y dialógica (un alumno de la clase lleva un diario donde comenta cuestiones
relacionadas con el mundo de los sentimientos); una ZONA FORMATIVA sobre cada
una de las áreas que trata el programa, donde se aportará una información básica sobre
los asuntos que tratar; y unas ACTIVIDADES PARA APRENDER A SENTIR
consistentes en la realización de ejercicios, planes de discusión y dinámicas de grupo
para trabajar en clase con los alumnos. No siempre esas tres partes estarán en el mismo
orden.
Una forma sugerente de trabajar este programa sería partir de la lectura del texto
inicial, la narración del DIARIO DE SAMU, donde se plantean los problemas
fundamentales utilizando una metodología diferente. Me estoy refiriendo a la
METODOLOGÍA LIPMAN DE APRENDER A PENSAR Y A SENTIR, donde se
procede de la siguiente manera: coloca a tus alumnos en forma de círculo y pídeles que
lean la narración que te propongo en el programa. Una vez leída, pídeles que cada uno se
haga un par de preguntas relevantes que les haya sugerido el texto. Apunta las preguntas
en la pizarra e inicia con ellos un diálogo socrático. Como en el texto se tratan de una
manera narrativa los temas propuestos en los capítulos, durante los próximos días de
clase sigue trabajando con las preguntas que los alumnos hayan realizado y tú mismo
sigue utilizando una metodología activa para explicar cada tema a través de preguntas y
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más preguntas que son parte de los ejercicios propuestos; también encontrarás otros
textos para leer en clase o dinámicas de grupo interesantes para convertir tu aula en un
espacio donde puedas trabajar de una forma creativa sin dejar de estimular la reflexión
crítica de los alumnos.
Esperando que te sea útil el trabajo que te presento, te dejo ya con este viaje
didáctico por el mundo de los sentimientos.
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Introducción
En el año 1995 un periodista y psicólogo, Daniel Goleman, publicó un libro que en poco
tiempo se convertiría en uno de los best sellers de los años noventa. El libro se titula
Inteligencia Emocional y su autor no inventaba nada sino que reflejaba y resumía el
estado de la cuestión: en los años noventa, muchos psicólogos, pedagogos, neurólogos y
filósofos estaban poniendo sobre la mesa una necesidad urgente de nuestro mundo: la
educación de los sentimientos. Las sociedades progresan a toda velocidad, los cambios
tecnológicos son continuos e imparables; pero, ¿progresan también los buenos
sentimientos, las buenas formas, los hábitos emocionales y éticos? El problema no es
nuevo y ya lo planteó Rousseau en el siglo XVIII: ¿el progreso de la ciencia y de la
técnica conlleva un progreso moral? O incluso el mismo Sócrates en el siglo V a. C. «La
enseñanza de Sócrates “conócete a ti mismo” constituye la piedra de toque de la
inteligencia emocional.» (Goleman, Inteligencia emocional, 1995).
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Hasta aquí algunas pinceladas generales acerca de los inicios de la cuestión. Pero lo
que nos importa a nosotros como educadores es su repercusión precisamente en el
mundo de la educación. Y ha sido en este ámbito donde más ha calado la educación
sentimental. Como dice Goleman, al canario le falta el oxígeno, refiriéndose a aquella
práctica ancestral de los mineros que llevaban a las minas un canario, de manera que
cuando éste se moría, la señal de alarma se daba: había que salir pronto de la mina, el
oxígeno se acababa. Y es que entre los educadores, desde hace unos años, se lleva dando
la voz de alarma: niños y jóvenes, SOS problemas sociales (insatisfacciones,
dependencias, soledades…), problemas psicológicos (faltas de afecto, depresiones,
neurosis…), problemas lógicos (incapacidad de concentrarse, de razonar, de prestar
atención…), problemas familiares, etc. son el pan nuestro de cada día de los
profesionales de la educación que, faltos de referentes, no saben cómo abordar la
cantidad de problemas que se les vienen encima. Este tipo de programas no es ni mucho
menos la universal panacea, pero al menos tratan de encauzar un poco el río desbocado;
programas de educación emocional, educación en valores o educación intercultural son
una alternativa para los centros que deben convivir con nuevas realidades.
Goleman lo vuelve a decir mejor: «Durante mucho tiempo, los educadores han
estado preocupados por las deficiencias en las calificaciones de los escolares en
Matemáticas y Lenguaje, pero ahora están comenzando a darse cuenta de que existe una
carencia mucho más apremiante, el ANALFABETISMO EMOCIONAL» (Inteligencia
emocional, 1995: 339).
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Diario de Samu
Esa tarde de finde, Víctor, Iris, Saray, Cris y yo, Samuel, Samu para los amigos,
quedamos para ir a un concierto de Extremoduro. Antes, decidimos ir al centro
comercial para tomar un helado y dar un paseo. Nuestro grupo de amigos está
compuesto por personas bastante diferentes: yo soy inquieto y explorador, Víctor es un
lobo solitario y resulta difícil pillarlo para salir; Saray es simpática y sociable; Iris se
consideraba radical, alternativa y antisistema; a Cris le gustaba la moda y es muy
estudiosa; todos somos, como digo, bastante diferentes y sin embargo somos amigos…
A veces resulta difícil saber qué es eso de la amistad para que reúna a gentes de
personalidad tan diversa. Hay algo que, sin embargo, nos gusta a todos, algo que en los
tiempos actuales no es tan habitual que le apasione a los jóvenes tan metidos muchas
veces en sus propios mundos, en sus propias casas, en sus urbanizaciones, en sus
comodidades, en sus pantallas llenas de imágenes; a todos nos gusta… conversar; sí,
hablar, debatir, dialogar horas y horas sobre los temas más diversos.
Para otros jóvenes hablar, supongo, será algo natural pero para nosotros es una
pasión; cuando quedamos para salir alegamos cualquier pretexto con el objeto de
quedar antes para tener tiempo de desarrollar los temas propuestos; podemos estar de
compras o jugando a los bolos o tomando un refresco o en una fiesta, siempre hay
tiempo para que nuestras opiniones e ideas fluyan, salgan a la luz.
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Tratamos en clase temas de carácter vital, psicológico, filosófico y en muchos casos
detrás de todo aquello, detrás incluso del profesor, está la figura de un personaje
legendario en la Historia, Sócrates; aquel viejo ateniense, hace la friolera de 2.500
años, se dedicó a patear las calles de su ciudad dialogando con sus ciudadanos y
enseñándoles el valor de la palabra y del pensamiento; él decía que su misión era muy
parecida a la de las matronas, ayudar a dar a luz a los otros; consideraba que la mente
no es un jarrón que haya que llenar sino un leño que es necesario encender, y con su
método basado en el diálogo enseñaba cuestiones muy importantes para la vida.
Como muchos otros sabios, acabó mal, lo acusaron de pervertir a los jóvenes y de
no creer en los dioses de la ciudad. Lo condenaron a muerte, a beber cicuta; antes de
morir, mientras el veneno le recorría las entrañas, rodeado de sus discípulos, sacó el
último tema de debate: la inmortalidad del alma.
El chico nunca había maltratado a la chica y era una buena persona, pero en el
pasado le pasó aquello… Yo creo que era muy joven, dijo Saray, pero un violador dicen
que nunca se recupera, yo no me arriesgaría, dejaría de estar con él y al conocer su
secreto mi amor desaparecería. Pero Saray, terció Víctor, ¿cómo vas a controlar tú el
desenamorarte así como así?, entiendo que lo dejes pero el amor es otra cosa…
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A ver listo, dijo Iris, qué es el amor, ¿tú lo sabes? Víctor respondió: yo no sé si lo sé
o no, pero estoy seguro de que si de verdad amara a una persona, aunque esa persona
fuese malvado, no podría dejar de amarla aunque luego decidiera ir por otro camino…
y tampoco lo tengo claro, porque… ¿por qué no seguir con él para ayudarle? Vale, vale,
ya sé, continuó Iris, no me lo ha dicho, pero cuántas personas guardan secretos por
vergüenza, ¿quiénes somos los demás para juzgarlos? El amor, creo yo, sentenció la
chica, está por encima de la sociedad, de la moral, de todo.
Por mi parte, aceptando el reto de definir el amor, respondí: yo no estoy tan seguro
de eso, me parece una visión demasiado idealizada de los sentimientos, todas las
emociones que tenemos son fruto de la cultura en la que vivimos, no se puede amar lo
que no se conoce, no se puede amar de una manera pura sin pensar en las
consecuencias, hay que amar de una forma inteligente. No, no y no, casi grita Iris, me
niego a meter la razón en medio del corazón. Víctor, que había soltado la liebre, lo
siguió empeorando: ¿y si fuese un asesino de niños y te lo dijese, podrías seguir
amándolo como si nada?
Antes de que Iris respondiese, yo, que me considero un buen lector, les expliqué a
los demás la historia de Eva Braun y de Hitler: esa mujer, sabiendo quién era él, quién
era aquel monstruo, uno de los mayores genocidas de la Historia, responsable del
exterminio de seis millones de personas, creador de los campos de concentración, se
casó con él y antes de que los detuviesen, una vez perdida la guerra, se suicidaron
juntos. Pero ese, dijo Cris, es un caso extremo, incluso diría enfermizo, nadie en su sano
juicio podría enamorarse de un asesino.
Víctor, llevando el tema hacia lo universal, más allá del ejemplo concreto siguió
planteando: ¿no os parece que es muy difícil ponerle nombre a nuestras emociones sean
cuales sean? Ahora hemos hablado del amor porque esta emoción es muy atractiva y
conocida, pero qué pasa con la tristeza, cómo sé cuando estoy triste o estoy deprimido,
cómo sé cuando tengo miedo de algo o estoy angustiado, cómo sé cuando estoy
enamorado o amo de verdad, cómo sé si alguien que se ríe es feliz o está echo polvo. Yo
creo que lo más complejo que tenemos en nuestra cabeza es no sólo saber qué
pensamos, sino saber qué sentimos, concluyó Víctor, sabiendo que había dicho algo
importante.
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hablando de ese tema, les preguntó a sus amigos: para vosotros, ¿cuál es la emoción
más difícil de tener? No te entiendo, aclárate un poco más, le pidió Saray a su amiga. Sí,
me refiero a algún tipo de sentimiento que implique una especial dificultad. ¡Ya está, ya
lo tengo!, dije como si hubiese descubierto el sentimiento o el punto de apoyo con el que
levantar el mundo de las emociones: ¡la empatía! ¡ésta emoción no la tiene casi nadie y
es muy difícil!
Define bien empatía Samuel, me pidió Iris. Sí, se trata de ponerse en el lugar del
otro, de sentir compasión por el dolor ajeno, de ponerte en mi piel, de salir de tu cabeza,
de sufrir con el otro. Todos asintieron convencidos de la dificultad de ese sentimiento.
Para mí, dijo Víctor, hay otro más difícil, la felicidad, pero no cualquier felicidad barata
sino la verdadera. Ya estamos otra vez, salió al quite Samuel, y cómo saber en qué
consiste, ya tuvimos bastante aquel día que hicimos un reportaje para la clase sobre ese
tema.
Yo he oído, recalcó Víctor, no sé si será verdad o no, que emociones positivas como
la felicidad, la verdadera amistad, el amor, la alegría, el optimismo… alargan la vida y
fortalecen nuestro sistema inmunológico y en cambio la violencia, el enfado, el odio o la
venganza te hacen ponerte más enfermo. Curiosa teoría, dijo Iris, ahora entiendo por
qué yo me pongo pocas veces mala, creo que soy demasiado idealista, ingenua y feliz.
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NARRACIÓN
Diario de Samu
Hoy Víctor, durante el recreo, me ha comentado una anécdota que le ocurrió ayer en la
piscina: un niño, Andrés, que está aprendiendo a nadar y no se atrevía a tirarse desde el
trampolín es acusado de cobardía por sus amigos, otros niños que sí saben ya nadar.
¿Tú qué crees, Samuel? Yo creo, le respondo, que no se tira del trampolín porque tiene
miedo y eso no le hace un cobarde, tener miedo es algo normal, lo malo sería no tenerlo.
Pero Samu, me dice Víctor, ¿el miedo no es algo malo? Si fuese normal, como tú dices,
tener miedo, nunca podríamos hacer nada…
Mientras volvía hoy para casa después de las clases, he seguido dándole vueltas al
coco: ¿el miedo es un sentimiento positivo o negativo? Además, ¿cómo conseguimos
saber exactamente qué significa tener miedo? ¿Y si aplicamos la misma pregunta a
otras emociones?: ¿sabemos ponerle nombre a lo que sentimos? ¿No nos ocurre muchas
veces que nos pasa algo pero no sabemos qué? ¿No depende muchas veces nuestra
manera de actuar con el nombre que le pongamos a eso que sentimos? ¿Es lo mismo
amar que estar enamorado? ¿Es lo mismo tener miedo que sentir angustia? Saber
definir lo que sentimos es necesario para poder tomar una decisión correcta en una
dirección o en otra.
Si el niño hubiese sabido que su decisión era la correcta y que sentir miedo en su
caso es positivo, ¿se hubiese sentido mejor? Pero si el niño se fue a casa convencido de
que era un cobarde, la influencia negativa de la sociedad habría triunfado al meterse
dentro no sólo de su cabeza sino también en su corazón.
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FORMACIÓN
¿Cómo sé lo que siento? Un viaje por los nombres
de las emociones
Iniciaremos este viaje por el mundo de los sentimientos tomando como punto de partida
el LENGUAJE. De la forma al fondo, del lenguaje al pensamiento. Y del fondo a la
forma, porque el lenguaje también es ya pensamiento y sentimiento. Si, adaptando a
Wittgenstein, los límites de mi lenguaje son los límites de mis emociones, nos
encontramos con un problema nada más iniciar nuestro viaje: si perdemos la forma,
¿perdemos el fondo?; si nuestro lenguaje emocional cada vez se empobrece más,
¿también se empobrecen nuestros matices afectivos y con ello nuestra capacidad de
sentir las múltiples facetas de nuestras emociones?
Es esta una de las tesis del profesor y filósofo José Antonio Marina, uno de nuestros
autores favoritos para trabajar la gramática del sentir. Nos hemos puesto al día en su
obra, sobre todo con los dos libros básicos que trabajan el lenguaje emocional (Laberinto
sentimental y Diccionario de los sentimientos) y hemos tratado de adaptar algunas de sus
ideas para trabajarlas en clase.
1. TRIBUS EMOCIONALES
Esta idea de las «tribus» emocionales la tomo de José Antonio Marina que en su
Diccionario de los sentimientos realiza esta labor de clasificación. En mi caso, he
reducido un poco su lista para que se pueda utilizar de una manera más didáctica.
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PASIÓN, TERNURA, CARIDAD, DEVOCIÓN, AMISTAD, FILANTROPÍA,
SIMPATÍA, AGRADECIMIENTO, ANTOJO.
2. LA TRIBU DEL ODIO. ABORRECER, ANTIPATÍA, DESPECHO,
DETESTAR, RENCOR, OJERIZA, DESPRECIO, DESDÉN, DESAMOR,
MISANTROPÍA, MISOGINIA, XENOFOBIA, ASCO, NÁUSEA,
REPUGNANCIA, REPULSIÓN, DISGUSTO, DESDÉN, RESENTIMIENTO,
ENVIDIA, VIOLENCIA, HOSTILIDAD, AVARICIA, CODICIA,
AMBICIÓN.
3. LA TRIBU DE LA ALEGRÍA. CONTENTO, SATISFECHO, EUFÓRICO,
ANIMADO, DIVERSIÓN, GOZO, JÚBILO, REGOCIJO, ENTUSIASMO,
DELEITE, DICHA, PLENITUD, FELICIDAD, RADIANTE, ESPERANZA,
ILUSIÓN, CONFIANZA, FE.
4. LA TRIBU DE LA TRISTEZA. DESÁNIMO, ABATIMIENTO,
DESALIENTO, CANSANCIO, DESFALLECIMIENTO, ABULIA, APATÍA,
HASTÍO, TEDIO, HARTO, ABURRIMIENTO, INAPETENCIA,
AFLICCIÓN, AMARGURA, DESDICHA, DESCONSUELO, INFELICIDAD,
DOLOR, PENA, PESAR, DESOLACIÓN, DESAMPARO, NOSTALGIA,
AÑORANZA, RESIGNACIÓN, PESIMISMO, CONSTERNACIÓN,
ABANDONO.
5. LA FAMILIA DEL MIEDO. TEMOR, TERROR, HORROR, ANGUSTIA,
SUSTO, SOBRECOGIMIENTO, ESPANTO, DESASOSIEGO, PÁNICO,
APRENSIÓN, HIPOCONDRÍACO, FOBIA, INQUIETUD, ZOZOBRA,
AGONÍA, PREOCUPACIÓN, INTRANQUILIDAD, INCERTIDUMBRE,
INSEGURIDAD, INDECISIÓN, ANSIEDAD, AGOBIO, DESESPERANZA,
DESCONFIANZA, RECELO, SOSPECHA.
6. LA TRIBU DE LA SORPRESA. ASOMBRO, EXTRAÑEZA, ESTUPOR,
ESTUPEFACCIÓN, PASMO, PERPLEJIDAD, ARROBAMIENTO,
EMBELESO, FASCINACIÓN.
7. LA TRIBU DEL ENFADO. IRA, CÓLERA, ENOJO, CABREO,
BERRINCHE, EXASPERACIÓN, INDIGNACIÓN, FURIA, CORAJE,
RABIA, VENGANZA.
8. LA TRIBU DE LA TRANQUILIDAD. ALIVIO, CONSUELO, PAZ,
SEGURIDAD, CALMA, SERENIDAD, PLACIDEZ, QUIETUD,
DESCANSO, DESPREOCUPACIÓN, SOSIEGO, INDIFERENCIA, PEREZA.
9. LA TRIBU DE LA CULPA. VERGÜENZA, DESAZÓN,
REMORDIMIENTO, ARREPENTIMIENTO, IMPOTENCIA, ANSIEDAD.
10. LA TRIBU DEL ORGULLO. ALTIVEZ, SOBERBIA, PUNDONOR,
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VANIDAD.
11. LA TRIBU DE LA COMPASIÓN. LÁSTIMA, PIEDAD.
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ACTIVIDADES
Para aprender a sentir
Este capítulo de «alfabetización emocional» comienza con una caja como protagonista,
una GRAN CAJA que, por ahora, se encuentra cerrada. En esa caja están metidas, juntas
y revueltas, casi todas nuestras emociones. Hemos seleccionado casi doscientas
emociones, pero podríamos haber guardado en la caja mil o diez mil o, al contrario,
apenas seis o siete, las que los expertos consideran básicas. Por ahora, nuestro primer
propósito al comenzar este curso es conocer nuestros sentimientos en el sentido más
elemental: empezar sabiendo sus nombres. Seguimos ahora el consejo del novelista
Henry Roth que, en boca de uno de sus personajes, dice: «Cuando puedas poner palabras
a lo que sientes te habrás apropiado de ello» (Call it sleep).
He aquí, pues, una serie de ejercicios previos para irnos aclarando y poniendo un
poco de orden en este maremágnum emocional. Así pues, comenzamos haciendo
trabajos manuales, a saber, recortando un MONTÓN DE SENTIMIENTOS y
metiéndolos en cualquier caja-mente de cartón. Las buenas metáforas pueden extraerse
de materiales pobres; sólo requieren imaginación. Y ahora os propongo estos ejercicios
para ir iniciándonos en el taller.
EJERCICIO
DEFINIR NUESTRAS EMOCIONES
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Este ejercicio consistirá en construir esa caja ficticia de la que antes hemos hablado
metafóricamente —una caja cualquiera puede servir— y meter en ella la lista emocional
que aparece en la ZONA DE FORMACIÓN de esta sección, lo que denomino TRIBUS
EMOCIONALES. Luego, les pediremos a los participantes que vayan extrayendo de la
caja una emoción y que traten de definirla intuitivamente.
EJERCICIO
CLASIFICANDO NUESTRAS EMOCIONES
Esta actividad se puede hacer por grupos, dándole a cada uno de ellos la lista
desordenada de las emociones y pidiéndoles que las intenten clasificar partiendo de una
serie de emociones básicas, que se irán rellenando con todas las otras emociones de la
misma familia.
EJERCICIO
DICCIONARIO DE LOS SENTIMIENTOS
Siguiendo el modelo propuesto por José Antonio Marina, podemos pedirles a los
participantes que elaboren un pequeño DICCIONARIO EMOCIONAL, buscando en un
diccionario convencional los sentimientos que encontremos en cada una de las letras del
abecedario. Estamos en el buen camino para ir elaborando un alfabeto de los
sentimientos, arma básica para este objetivo que nos hemos propuesto: realizar un curso
de alfabetización emocional.
DINÁMICA DE GRUPO
EL JUEGO DE LOS MÍNIMOS EMOCIONALES
Hasta ahora hemos definido, hemos clasificado y… nos falta relacionar. Una emoción no
se define sola sino en relación a. Las emociones son relacionales. ¿La envidia, por
ejemplo, es algo natural o algo social? ¿La tristeza es lo mismo que la angustia? ¿Y el
deseo es parecido al amor? ¿Se puede querer a alguien sin amarlo o viceversa? Os
proponemos un juego y a la vez un desafío: definir emociones no sólo de una manera
intuitiva sino constructiva, partiendo de una serie de términos que es necesario
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relacionar. Un sentimiento puede ser débil o fuerte, puede ser activo o pasivo, venir de
fuera o nacer de dentro, ser más social o natural, etc.
Cada emoción será un círculo y todos los círculos estarán unidos en medio del
escenario.
Cada uno de estos criterios será un cuadrado que rodeará los círculos anteriores.
Los filósofos para esto siempre han tratado de ser muy rigurosos, al menos lo han
intentado. Así, se han creado bellas definiciones filosóficas de sentimientos como las de
Spinoza, que definía el ODIO como «una tristeza con la percepción de su causa» o como
un «enfado que ha echado raíces». Los medievales también jugaban mucho a definir
emociones. Santo Tomás define la IRA como «la actividad orgullosa del miedo». Y
Marina define la ENVIDIA como una mezcla entre querer lo del otro y orgullo por no
poder ser como él. También Marina define el CAPRICHO como un «deseo débil» y el
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ANSIA como un «deseo fuerte que causa ansiedad».
En realidad, cada individuo, partiendo de estas bases mínimas, puede ser muy
creativo a la hora de definir sentimientos.
DINÁMICA DE GRUPO
LA RULETA DE LAS EMOCIONES DE PLUTCHIK
Otra variante del juego anterior es la ruleta del psicólogo Robert Plutchik. Este juego es
mucho más sencillo. Propone ocho emociones básicas que, mezcladas entre sí,
originarían otras que a su vez, también mezcladas, seguirían dando otras.
EJEMPLO:
PLAN DE DISCUSIÓN
ANALÍTICA DEL AMOR
Rellena la siguiente lista poniendo una «X» si sientes algunas de las siguientes
características del enamorado.
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LISTA DE CRITERIOS PARA SABER SI AMAMOS A ALGUIEN DE
VERDAD:
— Deseo a.
— Tengo interés en.
— Siento algo muy intenso por.
— Echo de menos cuando no está a.
— Siento alegría cuando está presente.
— Da sentido a mi vida.
— Me siento feliz, es una sensación de plenitud.
— Me atrae.
— Estoy enamorado de.
— Me he encaprichado de.
— Me gusta.
— Lo quiero mucho.
— Siento amor.
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NARRACIÓN
Diario de Samu
Después de la operación hemos podido hacerle algunas preguntas. El tema del que
estuvimos reflexionando el día anterior fue el origen de la violencia y si era posible
situarla en algún lugar del cerebro. La sociedad actual es cada vez más violenta o al
menos hace de la violencia un espectáculo más deprimente. Si una peli no tiene
violencia no vende, si una noticia no implica violencia no aparece en los titulares, si vas
de pacífico con los colegas te llaman pringado… Nuestro propósito en clase era
plantearnos cuál es el origen de la violencia y la mejor manera que se nos ocurrió era
conocer la opinión de uno de los mayores expertos. En la clase hemos debatido largo y
tendido sobre el tema y luego en el grupo de amigos también.
La conversación comenzó a raíz del comentario de Iris sobre una noticia donde se
hablaba de la influencia de los medios de comunicación en la violencia infantil. El otro
día dijeron en televisión que gran parte de la violencia en los niños se debe a que ven
películas demasiado violentas y es verdad, mi primo después de ver esos dibujos
animados japoneses empieza a meterse con todo el mundo, nos dijo Iris.
Saray no lo vio tan claro y le contestó: y si no viese esos dibujos ya buscaría otra
excusa para meterse con otros niños; además, los niños siempre se están pegando y la
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culpa no creo que la tengan los dibujos animados. La cosa estaba empezando a
animarse.
Víctor estaba de acuerdo con la tesis de Saray: ese niño que tú dices será violento si
lo que le rodea lo es, si sus padres o sus maestros le hacen violento, no porque vea la
tele; si no ve la tele y ve violencia, gritos por aquí, riñas por allá, insultos, malas
formas, eso es lo que le hará como es; y todas esas cosas las está viendo constantemente
a su alrededor, más bien las ha mamado desde siempre; y aun admitiendo que sus
padres y maestros sean unas bellas personas, siempre observará a su alrededor gente
violenta; a mi entender, es precisamente la sociedad y sus formas la raíz de la violencia:
las injusticias sociales, el poder de unos sobre otros, las diferencias entre las personas,
la economía, la política, la misma información…, no sé, las estructuras sociales son las
causantes de todos los males; yo creo que el hombre es bueno por naturaleza y es la
sociedad quien lo corrompe, y si no es bueno, al menos es no violento, pacífico;
imagínate un hombre solo, imagínate a Robinson Crusoe viviendo en la isla desierta
rodeado de animales sin compañía de otros seres humanos, ¿te lo imaginas siendo
violento?
Esto ya no lo tengo tan claro, repuse yo, Robinson Crusoe sería violento aunque
estuviese solo; o podría serlo con los mismos animales; ya buscará la forma no sólo de
comerlos para sobrevivir, sino de hacerles daño para jugar; ¿no juega acaso el niño
con la mosca para hacerla sufrir sin que le haya hecho nada la mosca? Y el niño
todavía no está dentro de la sociedad, ni está sujeto a sus reglas estrictas, ni está
dominado por la política o el poder; es su instinto, Víctor, el instinto de muerte, el
instinto de violencia, como el hambre, la sed o las necesidades sexuales; sí, a mí me
parece que el ser humano es egoísta por naturaleza, tiende más a la maldad que a la
bondad y también es insociable, y si cumple las normas sociales es porque le ayudan a
convivir con los demás sin tener que estar inventando continuamente su futuro.
Cris, atenta al debate, no está conforme con mi postura. Eso es muy radical, yo creo
que el ser humano se ha hecho con el tiempo más individualista y egoísta pero en un
principio, en su estado más natural, debió ser sociable y debió vivir en sociedad, en
manadas, como los animales, dice. Piensa en los cazadores del paleolítico cuando
tenían que ayudarse para cazar. Ves, tú lo dices Cris, le rebato, ayudarse; siempre por
un interés; si cazaban y se apoyaban era por interés no por verdadero deseo de ayudar
al prójimo; ayudar al prójimo es una obligación que te impones, no algo que desees
realmente.
32
BREVE ENTREVISTA A UN NEURÓLOGO
Víctor, un gran lector de revistas de todo tipo, le comenzó preguntando:
TOBEÑA: Tú mismo puedes darte cuenta del juego, si consigues situar exactamente
dónde está, ¿podrías inventar un fármaco antiviolentos? La cosa no parece tan fácil,
¿por qué?
33
debidos a las mafias, a los traficantes, a la violencia doméstica, a las psicopatías, a las
luchas de bandas, etc.
***
34
2
FORMACIÓN
¿Dónde está lo que sientes? Viaje al fondo de tu
cerebro
Las siguientes teorías neurológicas son las investigaciones que se han realizado en los
últimos 10 años acerca de los lugares cerebrales donde habitan nuestras emociones.
Consideramos importantes estos trabajos porque en parte han sido la base para las teorías
de la inteligencia emocional. El libro de LEDOUX, El cerebro emocional, es
continuamente citado por los psicólogos emocionales y algunas de las investigaciones
del equipo de DAMASIO, en la Universidad de Iowa, han sido clave para interpretar
determinados casos de carencia de emociones. He considerado que una buena didáctica
de los sentimientos no podía prescindir de estos trabajos. Para ello, os he preparado unos
esquemas sencillos extraídos de la obra de Ledoux.
35
2. LOS DOS CEREBROS
36
3. LOS DOS MODELOS DE PROCESAMIENTO DE LA
INFORMACIÓN
4. LA REINA Y EL CONSEJERO
¿Qué ocurre con los pacientes que tienen lesiones en el lóbulo prefrontal?
Antonio Damasio, neurólogo de la Facultad Medicina de la Universidad de Iowa, estudió
cientos de casos de estos pacientes con lesiones cerebrales naturales o bien con aquellos
que se les había practicado una lobotomía llegando a las conclusiones siguientes:
37
Asimismo, existen experimentos en el sentido contrario: personas con lesiones
cerebrales en áreas de la memoria consciente no reconocen las caras de las personas,
pero sienten las emociones que les provocaban esas caras. O al revés, las lesiones en el
sistema límbico hacen que alguien pueda reconocer una cara, pero no sabe qué sentir por
esa persona. Otros experimentos también señalan que sentimos miedo ante un objeto sin
llegar a verlo, pero sí percibiéndolo subliminalmente. La misma eficacia de lo subliminal
es un buen ejemplo de cómo nuestro inconsciente percibe antes una situación que
nuestro consciente. Dice otro investigador, Ledoux: «Anatómicamente hablando, el
sistema emocional puede actuar independientemente del neocortex. Existen ciertas
reacciones y recuerdos emocionales que ocurren sin la menor participación cognitiva
consciente.» (El cerebro emocional).
38
3
ACTIVIDADES
Para aprender a sentir
EJERCICIO
EL CEREBRO MUDO
a) El sistema límbico.
b) El cortex o corteza cerebral.
c) El lóbulo frontal y prefrontal.
d) La amígdala.
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EJERCICIO
FISIOLOGÍA DE LAS EMOCIONES
EJERCICIO
ERES UN NEURÓLOGO
Después de estudiar las últimas teorías del funcionamiento del cerebro, alguien te cuenta
que, tras una operación en la que se le ha extirpado un tumor cerebral en el lóbulo
frontal, ha cambiado de personalidad. ¿Cómo te lo explicas?
40
3
41
1
NARRACIÓN
Diario de Samu
A ver, Víctor, qué revista y qué noticia has encontrado hoy que te haya impresionado, le
he preguntado hoy a mi amigo Víctor, sabiendo que me sorprendería con algo. No te lo
vas a creer, me contesta emocionado, he encontrado un pueblo de la tierra donde no
existen ni han existido jamás las guerras, ¿quieres saber más de ellos? Si me escuchas
un rato te lo cuento: los ARAPESH son un pueblo donde no existe la violencia social.
Los individuos pueden ser más o menos agresivos, pero en su organización social no
hay guerras, ni delitos. ¿Cómo es posible esto? Esas mismas estructuras sociales son las
causantes de este fenómeno. Los arapesh carecen de organización política.
No es posible, le comento, ¿aún hay más? Sí, dice Víctor, también he encontrado su
opuesto; ¿quieres saber quienes son?: los MUNDUGUMOR, otro pueblo que vive en
otra isla a pocos kilómetros de la anterior y que se caracteriza por todo lo contrario.
Viven en una sociedad violenta y malhumorada. Su organización social fomenta el
estado de cabreo perpetuo entre los individuos. Los hombres se observan de lejos con
desconfianza. Los niños son educados en esa desconfianza, que les dice que los otros no
son de fiar.
42
La estructura básica del parentesco se llama «rope» y es una máquina perfecta de
intrigas y de odios: la madre y el padre encabezan familias distintas; ambas familias se
odian y no por casualidad, sino por los ritos de casamiento, ya que este pueblo cambia
una novia por una hermana, por lo que los propios hermanos se ven con desconfianza.
Asimismo, el padre tiene por costumbre cambiar a alguna de sus hijas por una esposa
joven para él, con lo que los mismos hijos están llenos de recelos contra sus propios
padres.
En cada choza de este pueblo hay una esposa enfadada y unos hijos agresivos. Una
mujer que concibe un hijo hiere a su marido en el punto más débil. En esta situación, la
educación de los hijos se puede decir que no existe o que es una preparación para un
mundo de odios. Llevan a los niños en canastos incómodos, los amamantan de mala
gana, el destete está lleno de insultos y gruñidos, los enfados son continuos con todos.
Los tratamientos sociales son difíciles y están llenos de prohibiciones. Con todos estos
hábitos emocionales no es de esperar que su sociedad esté llena de violencia y
agresividad.
Cuando acabó de leer las historias de aquellas tribus me quedé de piedra. Cómo
era posible, en las dos islas había personas, en las dos islas había algún tipo de
sociedad y en cada una de esas islas el resultado era muy diferente. Me acordé entonces
del símil que ponía algunas veces el profesor: las cartas en la baraja de la vida son las
mismas para todos; cuando éstas se reparten, unos las tienen mejores y otros peores
pero hasta que no se juegan nadie ha ganado ni ha perdido; las cartas hay que jugarlas.
Si creamos un sistema social donde el ser humano sea un lobo para los demás, la
culpa no es de la naturaleza sino de nuestra libertad. Hasta el doctor Tobeña nos lo
dijo: estamos continuamente aprendiendo y, aunque el cerebro tenga unas estructuras
de agresividad, esto no significa que la guerra sea algo natural.
43
2
FORMACIÓN
¿Y si hubieras nacido en otra cultura? Viaje a
otras culturas
En la misma cultura, ¿un mismo sentimiento puede cambiar? Sin lugar a dudas; al igual
que las costumbres, podemos decir que los sentimientos evolucionan.
Por ejemplo, la MELANCOLÍA. Para los griegos clásicos era la bilis negra, melas
khole, asociada a la locura. Para los románticos alemanes del siglo XIX, sin embargo,
estaba asociada con una pose de tristeza y de nostalgia que convertía al poeta en un
individuo diferente. Víctor Hugo hablaba de la «dicha de ser desdichado».
44
carácter de un individuo. Dicha teoría estaba esbozada ya desde Hipócrates, pero es
Galeno quien la refleja en su libro De la Constitución del Universo y del hombre. Ésta
consiste en relacionar el carácter de la persona con sus fluidos corporales.
El texto de GALENO dice así: «¿Por qué unas personas son sociales y ríen y
bromean, y otras son malhumoradas, hurañas e irritables, violentas e iracundas, mientras
que otras son indolentes, irresolutas y apocadas? La causa está en los cuatro humores.
Pues los que están gobernados por la sangre más pura son sociables, ríen y bromean, y
tienen el cuerpo sonrosado, de buen color; los gobernados por la bilis amarilla son
irritables, violentos, osados, y tienen el cuerpo rubio, amarillento; los gobernados por la
bilis negra son indolentes, apocados, enfermizos, y, con respecto al cuerpo, morenos de
tez y pelo. Pero los gobernados por la flema son tristes, olvidadizos, y, en lo que respecta
a su cuerpo, muy pálidos».
Dice Marina: «En los diccionarios antiguos cólera e ira no se podían confundir
porque aquélla era la causa fisiológica de ésta. Según Palencia: “Cólera es
desbordamiento de la hiel”. Todavía en 1784, Terreros escribe: “Colérico, que es bilioso,
fogoso y pronto contra lo que le desagrada”. Estas diferencias se han perdido en la
actualidad, y ambas palabras son sinónimas» (Diccionario de los sentimientos).
Los griegos sentían «eros» o «filia», deseo o amistad, pero no amor como nosotros
lo entendemos. El enamoramiento moderno tiene que ver más con el amor cortés
medieval que con el eros platónico.
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3. ¿LOS SENTIMIENTOS DEPENDEN DE LAS CULTURAS?
Un mismo sentimiento puede ser diferente según la cultura en la que se dé. Por ejemplo,
la ESPERANZA.
Para los americanos, existe esperanza si hay algo que esperar; por tanto, es un rasgo
transitorio de la personalidad.
Asimismo, para los orientales su concepción del «yo» que siente es diferente a la de
los occidentales. Expresar los sentimientos en público es una indecencia para el oriental,
siendo para el occidental una necesidad. El sujeto oriental es dependiente, pasivo,
obediente y, por naturaleza, no agresivo; el sujeto occidental es individualista,
competitivo y agresivo.
46
investiga esta idea en diferentes pueblos.
Para los ifaluk de Nueva Guinea, dice la antropóloga de las emociones Lutz, la
COBARDÍA es un sentimiento positivo y expresarla es querer decir «soy inofensivo, soy
una buena persona». Está relacionada con el miedo que es un buen sentimiento. Tener
miedo implica conocer los límites de lo que puede ser conocido.
La Psicología evolutiva nos dice que no es lo mismo sentirse tristes a los 5 años que a los
30 o a los 60.
Se puede decir que existen pueblos pacíficos (como los CAYAPAS, habitantes de las
tierras altas entre Colombia y Ecuador, o los LEPCHAS de Nepal) o violentos (como los
JÍVAROS o los YANOMAMIS del Amazonas) y el origen de estas características podría
ser el orden social, aunque los estudios sobre el asunto siguen abiertos y no son
concluyentes. Si «la educación entera es educación sentimental», dice Marina a
propósito de las culturas, el resultado final será una significativa disminución de la
violencia (Laberinto sentimental: 1998).
47
3
ACTIVIDADES
Para aprender a sentir
PLAN DE DISCUSIÓN
EL CARTERO ANTROPOLÓGICO
Hemos elaborado una serie de preguntas sencillas partiendo de una DINÁMICA que
convertirá el aula en un centro de discusión antropológico.
No existe demasiada bibliografía sobre este tema concreto de los sentimientos en las
diferentes culturas; nos hemos dejado guiar de nuevo de la mano maestra del filósofo
José Antonio Marina y de algunos otros antropólogos.
Un buen día llega al aula un profesor-cartero con una mochila llena de cartas. Son
cartas que deberán ser discutidas en clase antes de pasar a comentar algunas de las
respuestas que los antropólogos le han dado al asunto. El profesor-cartero les dirá a los
alumnos que han recibido carta, una carta diferente. En esas cartas que ellos escogerán,
se encuentran las siguientes preguntas: ¿EXISTEN EMOCIONES BÁSICAS?,
¿TIENEN HISTORIA LOS SENTIMIENTOS?, ¿LOS SENTIMIENTOS DEPENDEN
DE LAS CULTURAS?, ¿LA IDEA DE JUSTICIA ES UNIVERSAL?, ¿LOS
SENTIMIENTOS EVOLUCIONAN EN EL MISMO INDIVIDUO?, ¿SON
VIOLENTAS LAS CULTURAS DENOMINADAS «PRIMITIVAS»?
48
4
49
1
NARRACIÓN
Diario de Samu
El grupo de amigos solíamos quedar algunas veces para estudiar y esa tarde íbamos a
dar el último repaso a la asignatura de Psicología, en concreto al programa de
Educación Emocional que estábamos trabajando. Nos tocaba reflexionar ahora por
escrito sobre algunas teorías o explicarlas antes de dar nuestra opinión.
Las preguntas del examen podían ser cerradas o abiertas, pero del profe nos
esperábamos cualquier pregunta y estábamos preparados para aceptar el reto. Al
principio de curso en un examen nos pidió que diferenciáramos la tristeza de la
nostalgia y también que realizásemos una disertación sobre las diferentes teorías acerca
del origen de la violencia; además nos pidió que diferenciásemos la angustia del miedo.
En fin, temas de los que habíamos hablado en clase pero que no aparecían en ningún
libro de texto; él nos solía decir que el libro de texto lo íbamos a realizar nosotros al
final de curso con nuestros diarios y nuestras reflexiones.
Yo en cambio, dijo Iris, creo que es todo lo contrario, cualquier persona con un
poco de sentido común y una mínima inteligencia se pone en tu lugar aunque sea para
hacerte daño, hasta un delincuente debe saber cómo piensa su víctima para engañarla.
Pero, agregó Cris, no creo que Víctor se refiera a ese tipo de empatía sino a la
verdadera intención de padecer con el otro, de sentir lo mismo que el otro; por ejemplo,
50
si yo estoy triste por algo y tú dices que eso es una tontería, está claro que ni se te
ocurre tratar de entenderme.
Pero, dije yo, ¿y si de verdad es una tontería?; a veces hay que criticar a los demás
para que aprendan o no se atonten por cosas sin importancia. ¿Quién define lo que tiene
o no importancia?, refutó Saray. Yo también opino, prosiguió, que los sentimientos es
mejor no expresarlos porque a veces nadie te va a entender y justamente eso, va a decir
que son cosas sin importancia.
Quizá os valga mi experiencia, dijo Víctor, el otro día mi profesor de Física me dijo
que soy un buen muchacho, que me comporto bien en clase, que hago todos los deberes
y que no falto a clase nunca…; también me dijo que soy muy trabajador…; el profesor
quiso tener tacto y no lo ha tenido; o quizá sí, al menos fue sincero, me dijo la verdad:
todo lo anterior lo tenía preparado para soltar la segunda parte de su charla: cuando
acabó de decirme que era muy trabajador, continuó diciéndome que eso no me servía de
nada porque me faltaba capacidad para razonar y comprender ciertas cosas, y eso tenía
difícil solución; me dijo que antes de aprender Física tenía que aprender otras cosas
más elementales y eso no podía enseñármelo él; que me faltaba base; todo eso me dijo
con sus brillantes palabras, todo ese rollo que podía haber resumido en una palabra que
no dijo porque suena mal: torpe, que eres más torpe que un arado, no tienes arreglo;
una pena; unos nacen con estrella y otros, como yo, estrellados, o sea, unos nacen
inteligentes y otros, como yo, nacemos torpes, torpes por naturaleza; hay cosas que no
tienen remedio, es el destino de cada uno, por mucho que luches contra algo, si eres así
no podrás cambiarlo; por mucho que trabaje, si soy torpe nunca podré llegar a ser
inteligente.
¿Ya has terminado tu charla?, le dijo Cris, a la que todos los profes calificaban
como inteligente. Pareces el profesor, ahora me toca a mí: primero, aunque fuera
verdad lo que dice el de Física, esa es su opinión, es una asignatura; a mí no me gusta
nada la Historia, estoy más capacitada para las Ciencias y por eso no creo que sea una
negada para todo; no podemos ser buenos en todas las cosas; no nos pueden gustar
todas las asignaturas; y segundo, eso último que has dicho de nacer torpe es una
soberana tontería: nadie es torpe o inteligente por naturaleza.
51
Pues a mí me parece que el profesor tiene razón, volvió a insistir Víctor, lo que pasa
es que me duele que la tenga; a mí no me gustaría ser así; él me lo ha dicho en su
asignatura, pero los demás también lo piensan en las suyas aunque no lo digan; y lo que
es más grave: yo también lo sé aunque no quiero reconocerlo; yo me mato a estudiar y
apenas rindo, comprendo mal las cosas y si es algo de razonar me lío; Historia la
apruebo porque es de empollar y digo que me gusta porque tengo un poco de memoria y
eso me salva; tú, en cambio, apenas estudias y lo apruebas todo, ¿cómo explicas eso?
Saray intervino diciendo: es que eso es como decir, yo soy más alto y tú más bajo; yo
tengo el pelo largo y tú corto; cada uno es como es, cada uno somos diferentes a los
demás; incluso es posible que unos sean más inteligentes y otros menos; pero no como
tú dices, que uno nazca ya como es.
Víctor, sin embargo, seguía dándole vueltas a su argumentación: tú y yo, Cris, nos
conocemos desde pequeños, hemos estudiado en sitios parecidos; hemos tenido unos
padres que se han preocupado de nuestra educación, vamos, lo que se dice unos
privilegiados; pero en cambio uno es mucho más inteligente que otro; explícamelo de
una manera que lo entienda: ¿no es más sencillo y lógico pensar que yo he nacido torpe,
bueno, si no te gusta torpe que es más fuerte, como tú dices, menos inteligente?; esto es
como lo de los eufemismos estos de última moda de llamar tercera edad a los viejos o
invidentes a los ciegos para que suene mejor, pues lo mismo, lo que te decía: cómo me
explicas que seamos tan diferentes si hemos nacido iguales; lo que ocurre es que no
hemos nacido iguales sino diferentes; estoy seguro de que si a partir de ahora me
propusiera cambiar y ser más inteligente, no lo sería aunque sea todavía muy joven, mi
problema es no reconocerlo, creer que soy tan inteligente como Moya o como Salva; los
pongo a ellos de modelo y nunca llegaré a su altura; el profesor tenía razón; además,
me lo dijo de buenas maneras, con normalidad.
Mira, Víctor, comentó Iris, si te oyeras a ti mismo lo que estás diciendo quizá te
darías cuenta de las barbaridades que piensas; a ti te gusta la Historia, ¿no?; te pondré
un ejemplo histórico: hace siglos, nos han explicado, antes de la Revolución Francesa,
existían clases sociales; era muy difícil nacer esclavo y pensar que uno podía ser libre,
entonces, los pensadores de esta época te comían el tarro con ese sonsonete de que uno
era como había nacido, que pensar otra cosa era antinatural; si uno había nacido
esclavo, no le quedaba más remedio que conformarse con serlo, y al revés, el que nacía
noble, ya lo tenía todo conseguido; todo esto se ha visto con el tiempo que era falso:
todos nacemos iguales, nadie es más que nadie por razón de sexo, raza, religión; nadie
nace con más inteligencia que nadie, nadie nace destinado a ser torpe; si alguien te
cuenta ese cuento es porque quiere impedir que te desarrolles, que avances; es que tu
teoría es la más fácil: como soy así, nada haré por cambiar; como soy torpe, nada haré
por remediarlo; al final, te lo creerás y acabarás siéndolo por sugestión.
Yo también estaba de acuerdo con los demás menos con Víctor: la realidad es lo
52
que tú quieres que sea; él dice que uno nace torpe o inteligente. Yo digo que uno
aprende a ser torpe o aprende a ser inteligente. Me parece esto último más normal. Yo
no entiendo que un niño que tiene que aprender sea inteligente, un niño que tiene que
aprenderlo todo, a andar, a hablar…, no entiendo cómo un ser tan lento (los animales
en esto nos superan: al poco tiempo de nacer ya se buscan la vida mejor que nosotros) y
tan desprotegido puede ya nacer sabio.
Imagina por un momento dos niños, el uno inteligente y el otro torpe; el primero se
desarrolla en la calle, mendigando, malviviendo, y el otro se desarrolla en un ambiente
adecuado. ¿Quién será más o menos inteligente? El pobre seguirá siendo más
inteligente que el otro aunque debido a las circunstancias no lo haya podido demostrar.
Si ese niño pobre pudiera demostrarlo, aprendería antes que el que por naturaleza es
menos inteligente. ¿No hay mucha gente que no ha podido estudiar y sin embargo dices:
si esta mujer, si este hombre hubiesen estudiado, habrían llegado muy lejos? Qué injusta
es la vida. Como dice mi abuelo, Dios le da pan al que no tiene dientes.
Otra vez nos habíamos enzarzado en el debate y como siempre no era posible llegar
a ninguna conclusión definitiva, pero, como siempre también, habíamos de nuevo
tomado conciencia de algo: ese tema no era sólo una cuestión para hablar en un
examen, sino para reflexionar durante toda la vida.
53
2
FORMACIÓN
¿Qué es la inteligencia? Prejuicios y confusiones
La inteligencia, en singular, tiene poco más de un siglo de vigencia. Allá por el año
1900, un psicólogo llamado BINET aceptaba el reto de la sociedad de su época: ¿sería
usted capaz de diseñar algún tipo de medida para predecir qué alumnos tendrán éxito en
el sistema educativo y cuáles no? Binet ideó entonces el denominado coeficiente
intelectual, más conocido como CI. En unos sencillos tests de inteligencia trató de medir
con precisión el potencial de conocimientos de una persona.
54
Posteriormente, el invento se trasladó a Estados Unidos, donde tuvo un considerable
éxito tanto en la selección de personal en las empresas como en el sistema educativo.
Hasta en los periódicos venían anuncios como éstos: «¿Necesita un test individual que
proporcione rápidamente una estimación objetiva de la inteligencia, estable y fidedigna,
en cuatro o cinco minutos por formulario? Sólo por 16 dólares, completo». El psicólogo
que lo desarrolló en este país fue TERMAN, de la Universidad de Stamford. De ahí la
conocida escala de inteligencia Stanford-Binet concretada en el CI que relaciona la edad
mental y la edad cronológica para calcular la «variable g», o inteligencia general.
Actualmente todavía se utilizan las versiones actualizadas de este test junto con otros.
Gardner y sus colaboradores, en los años ochenta y noventa, están proponiendo una
nueva visión más allá de la inteligencia unidimensional. Una nueva visión multifactorial
de la inteligencia que también estaba apoyada en las recientes investigaciones acerca del
funcionamiento del cerebro. En la corteza cerebral no sólo estaban las zonas frontales del
pensamiento superior sino otras, como el área motora o la espacial o las áreas más
artísticas; y si nos internamos en el sistema límbico, nos encontramos con todo el
sistema emocional apenas descubierto.
¿Qué cualidades mentales tratan de medir los tests clásicos? Estos tests, dado su
carácter cognitivo, tratan de medir las denominadas facultades superiores de la mente, es
decir, las capacidades logicomatemáticas y las lingüísticas. Una persona inteligente
desde un punto de vista clásico es aquella que tiene buenas puntuaciones en
razonamiento lógico, en Matemáticas y en Lengua. Es el triunfo de la inteligencia
racional o abstracta. Sin embargo, Gardner propone una alternativa a este paradigma,
basada en una visión más pluralista de la mente.
55
Gardner y sus colaboradores no están de acuerdo con este estado de cosas: «Desde
mi punto de vista, el objetivo de la escuela debería ser el de desarrollar las inteligencias
y ayudar a la gente a alcanzar los fines vocacionales y aficiones que se adecuen a su
particular espectro de inteligencias» (op. cit.: 27). «Los psicólogos deberían emplear
menos tiempo puntuando a la gente y más tiempo intentando ayudarla» (op. cit.: 29).
TIPOS DE INTELIGENCIA
Hasta los años noventa el modelo de inteligencia con el que se había trabajado era el
modelo cognitivo-conductual de la inteligencia como solucionadora de problemas; una
56
inteligencia basada en el razonamiento abstracto, analítico, verbal y matemático; una
inteligencia que podía medirse, siendo los tests psicométricos y el CI una buena prueba
de su validez práctica.
Según Goleman, «existe una clara evidencia de que las personas emocionalmente
desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y
asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los
demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida» (op. cit.:
54).
4. ¿QUÉ ES LA PSICONEUROINMUNOLOGÍA?
Hoy en día, están definitivamente establecidas tanto la correlación que existe entre
el estrés —físico o emocional— y el funcionamiento del sistema inmunológico, como la
que vincula el estrés con el desarrollo, por ejemplo, del cáncer:
57
indefensión y desesperanza.
— Estas actitudes y emociones activan mecanismos bioquímicos, a nivel del
hipotálamo, hipófisis y glándulas suprarrenales, que conllevan a una supresión
de la respuesta inmune, haciendo entonces posible la aparición del cáncer y
otras enfermedades.
— Las endorfinas, nuestras drogas naturales, estimulan la actividad de las células
NK (natural killer).
— Si el sistema nervioso central y la mente, que controlan nuestras emociones,
actitudes y creencias, pueden influir tan directamente sobre el sistema
inmunológico, debe ser posible entonces restablecer el funcionamiento óptimo
del sistema inmune, modificando nuestras creencias y emociones negativas.
58
Al menos así llaman a su método los doctores BERK y TAN, de la Facultad de
California, el «humor profiláctico», inspirándose en el doctor William FRY. Trabajaron
durante una temporada con payasos en los hospitales y observaron y midieron que los
niños que se reían más elevaban su sistema inmunológico, activando los linfocitos T y
las NK, las células asesinas que nuestro cuerpo produce y aniquilan a microorganismos
invasores.
El profesor Rudolf BILZ con su experimento de las ratas ahogadas comprobó que la
media de vida de una rata arrojada a un barreño liso es de 80 horas antes de morir. Sin
embargo, un grupo de ratas aguantaron hasta las 160 horas. ¿Por qué? Debido a que
habían sido «alimentadas» con esperanza. En los primeros cinco minutos tras haber sido
metidas en el agua, se les lanzó una «tabla de salvación» que luego le fue retirada. Esas
ratas vivieron más porque «esperaban» que la tabla volviese a ser lanzada.
Si eres una persona cuyo estado de ánimo permanente es el estar enfadado, debes saber
que estás en el grupo de riesgo para padecer cualquier tipo de enfermedad cardiaca.
59
la aparición de la enfermedad coronaria».
Y Goleman insiste: «La tendencia del enfado constituye un predictor mejor del
índice de mortalidad temprana que otros riesgos, tales como fumar, un nivel elevado de
tensión arterial o el índice de colesterol en la sangre» (Inteligencia emocional, 1995:
256).
El test del caramelo: imagínate que tienes 4 añitos y alguien te dice que te da un rico
caramelo que a ti te gusta mucho. Te lo deja encima de la mesa y acto seguido te dice
que, si no lo coges, cuando vuelva dentro de 20 minutos te dará dos. ¿Qué harías?
Dos tercios de los niños que cogieron el caramelo eran temerosos, testarudos,
indecisos, se valoraban poco y eran caprichosos.
a) tus padres,
b) tus amigos,
c) tus profesores?
Ulf DIMBERG, de la Universidad de Upsala, estudió la influencia de los gestos del
rostro en el otro, llegando a la conclusión de que se produce una transferencia emocional
que va directamente a la amígdala.
Siéntate con otra pareja y realiza gestos expresivos. Observa cómo el otro se contagia de
60
tus emociones siguiendo activamente tus movimientos con su mirada o con su rostro.
Supón que eres una madre o un padre y tu bebé está llorando. ¿Qué debes hacer?
¿Cogerlo o no?
LEWIN, uno de los psicólogos creadores de las dinámicas de grupo, realizó el siguiente
experimento: estudió la influencia de un consejo en la mente de los individuos.
Por otro lado, un grupo de personas se reunió y en grupo habló sobre ese tema,
participando todos en el debate, que se fue animando por momentos.
61
3
ACTIVIDADES
Para educar en hábitos emocionales
Los psicólogos suelen emplear más el término «habilidades» que el de hábitos; como mi
formación es filosófica, considero que la expresión hábitos tiene un componente más
ético y menos procedimental.
—¡Hola!, ¿cómo está! —le dijo, y durante el trayecto, el conductor siguió hablando
con los pasajeros haciendo comentarios sobre las tiendas o museos que había a su
derecha y a su izquierda.
Los HÁBITOS EMOCIONALES pretenderían educar una serie de hábitos que son
necesarios para desarrollar esas emociones perdidas o para, al contrario, saber canalizar
la irracionalidad de nuestras reacciones emocionales. Sería la búsqueda de lo que José
Antonio Marina llama la «inteligencia sentimental».
He aquí una serie de hábitos que trabajaremos en este apartado del programa de
alfabetización emocional:
62
3. Ampliar nuestros puntos de vista sobre las cosas trabajando con el pensamiento
lateral.
4. Trabajar la toma de decisiones y la planificación de objetivos.
5. Aprender a pensar antes de actuar.
6. Aprender a escuchar y a hablar.
7. Aprender a trabajar en grupo llegando a acuerdos por consenso.
8. Clarificar narrativamente nuestras emociones.
He aquí seguidamente una serie de ACTIVIDADES desarrolladas para trabajar en el
aula.
DINÁMICA DE GRUPO
TRABAJANDO CON LA EMPATÍA
Presento a continuación una serie de dinámicas de grupo sencillas para trabajar este
hábito.
63
capaces de comunicarnos a través de otros sentidos? Esta dinámica se realiza por parejas
o incluso por grupos para trabajar la comunicación empática sin utilizar el lenguaje.
Se le pide a los participantes que dibujen o construyan algo juntos, pero sin poder
hablar para decir lo que tienen que hacer.
Otra variedad interesante de esta dinámica es construir con arcilla algún objeto
juntos pero sin utilizar la vista ni la palabra: a través de gestos, uno debe comunicarle a
otro lo que quiere.
EJERCICIOS DE LATERALIDAD
NO SÓLO EXISTE UN PUNTO DE VISTA
Los juegos que a continuación presentamos no están hechos sólo para desarrollar el
ingenio sino para sacar conclusiones sobre la vida real y tratar de hacernos pensar sobre
situaciones reales donde no utilizamos la lateralidad sino la frontalidad, es decir,
resolvemos los problemas de una forma unidimensional cuando la realidad, como diría el
filósofo, es poliédrica e irregular.
1. Un juego sencillo
64
Pues así es la realidad.
2. Deshaciendo prejuicios
...
...
...
Se trata de unir esta serie de puntos con cuatro trazos y sin levantar la mano del
papel. ¿Qué requiere la solución de este problema?
Ni más ni menos que lateralidad, es decir, cambiar nuestro planteamiento del mismo
problema. En nuestra manera de plantear el problema está el origen de su falta de
solución. ¿Y si lo planteamos de otra manera?
65
3. ¿Qué es un cadáver? ¿Seguimos presuponiendo?
La solución es sencilla: los cadáveres son dos peces, el agua es de la pecera, como
los cristales, y las ventanas están abiertas porque ha entrado viento. ¿Cuál ha sido su
problema? Suponer demasiado, es decir, creer que los cadáveres eran de seres humanos.
Han vuelto a ser unívocos, unilaterales y unidimensionales. ¿Dónde está su visión
pluralista de los problemas?
4. Situaciones reales
Buscar situaciones reales donde un problema pueda ser interpretado desde diferentes
puntos de vista.
EJEMPLO:
Imagina que eres campeón de kárate y ves cómo una persona borracha quiere
pegarle a otra persona más débil: ¿qué harías?
Asimismo, una palabra puede ser definida desde diferentes puntos de vista. Tómese,
por ejemplo, la palabra PÁNICO. Nadie sabe el significado, pero yo como maestro
tampoco voy a decirlo, sino que voy a pedirles que construyan palabras inventadas con
esa otra desconocida y luego les contaré la historia de la palabra, basada en su
etimología, concretamente la del dios PAN, un dios terrible que asustaba a los viajeros
en las encrucijadas de los caminos. El Diccionario etimológico de Corominas es un buen
instrumento para, partiendo de palabras, inventar historias.
Expongo a continuación unas cuantas historias para que vayáis abriendo vuestra mente.
***
***
67
3. Cuatro hombres se encontraban todos los jueves, a la hora del almuerzo, en los
baños turcos. Joel, un músico, siempre traía consigo su reproductor de casetes
para poder escuchar música. Jack, un banquero, traía un termo con bebida. Jim
y John eran ambos abogados y traían revistas para leer. Un día, en la sala llena
de niebla encontraron a John muerto por una profunda herida en el corazón. Se
llamó inmediatamente a la policía. Interrogaron a los tres sospechosos, pero
ninguno declaró haber visto algo. Se realizó una minuciosa inspección, pero el
arma homicida no apareció. ¿Qué había sucedido?
***
***
***
6. Un hombre yace muerto en un campo. A su lado hay un paquete sin abrir. No hay
nadie más en el campo. ¿Como murió? (Ayuda: conforme se acercaba el
hombre al lugar donde se le encontró muerto, sabía que irremediablemente
moriría.)
***
7. —Este loro es capaz de repetir todo lo que oiga —le aseguró a una señora el
dueño de una pajarería. Pero una semana después, la señora que lo compró
estaba de vuelta en la tienda, protestando porque el loro no decía ni una sola
palabra. Y sin embargo, el vendedor no le había mentido. ¿Puedes explicarlo
tú?
***
8. Un hombre fue a una fiesta y bebió algo de ponche. Después se marchó pronto.
El resto de los invitados que bebieron el ponche murieron a continuación
envenenados. ¿Por que no murió el hombre?
***
68
9. Se organiza una expedición arqueológica al monte Ararat, donde se supone que
descansó el arca de Noé después del diluvio y excavando, el jefe de la
expedición descubre los cadáveres de un hombre y una mujer desnudos y bien
conservados, puesto que estaban en la nieve. En cuanto los ve grita a sus
compañeros: «mirad; son Adán y Eva».
EJERCICIO
¿QUÉ HAGO? APRENDIENDO A TOMAR DECISIONES
Una de las fobias más acuciantes de nuestra modernidad es el miedo a tomar decisiones,
o dicho de otra manera más pedante, la decidofobia. Un decidofóbico no sabe cómo
afrontar las situaciones ni los conflictos; un decidofóbico se ahoga en un vaso de agua y
está lleno de miedos ante lo desconocido, ante el futuro o ante los otros.
Los ejercicios sencillos que vienen a continuación están tomados del libro de Güel y
Muñoz Desconócete a ti mismo, y hago referencia a ellos porque en mi caso han servido
para que los alumnos tomen un poco de conciencia de esta situación. Se trata de sencillas
HOJAS DE TOMA DE DECISIONES.
HOJA 1. Escribe una situación real donde debes tomar una decisión. Rellena la
siguiente ficha:
69
70
HOJA 2. Escribe un objetivo a largo plazo, uno a medio plazo y otro a corto plazo.
Describe luego qué deberás hacer para conseguir cada uno de ellos.
71
FICHA 3. EL SEMÁFORO. CONTROLANDO LOS IMPULSOS
Esta dinámica de grupo —aplicada especialmente para los niños— consiste en tener
dentro de la clase un SEMÁFORO EMOCIONAL que nos ayude a trabajar nuestras
emociones. Por ejemplo, ante un problema determinado en la clase, el niño deberá pasar
el semáforo en verde sólo cuando haya pensado y expresado las consecuencias de sus
actos.
DINÁMICAS DE GRUPO
¿CÓMO SE HABLA, CÓMO SE ESCUCHA? (TRABAJANDO CON EL
DIÁLOGO)
Enseñar a dialogar es una de las tareas más difíciles del educador. Enseñar a dialogar
desde un punto de vista emocional requiere previamente trabajar un valor como la
escucha: el que no escucha no dialoga; habla, sí, pero no toda conversación es un
diálogo.
Esta dinámica consiste en dividir la clase en grupos de tres personas, pidiéndoles a esos
grupos que uno de ellos haga de árbitro. La tarea del árbitro consiste en elegir un tema y
dejar que las otras dos personas hablen sobre ese tema, expongan sus puntos de vista.
Una regla muy importante que hay que cumplir en esta dinámica es que cada una de las
personas que está hablando bajo la atenta mirada del árbitro debe, antes de iniciar la
conversación, repetir lo que ha dicho el otro. ¿Cuáles serán los resultados del
experimento?
72
2. Diálogo con observadores
Un ejemplo de dilema: Ante los brotes de racismo que van apareciendo en el país,
María, educadora de adolescentes de 14 años, piensa que sería bueno tratar el tema en
grupo. Para ello, prepara una actividad que contempla diversos aspectos: recogida de
información de la prensa, elaboración de murales, explicación conceptual por parte de
ella, visionado y comentarios de películas… En el debate de hoy, Javier, uno de los
chicos más inteligentes del grupo y a quien le gusta mucho discutir, defiende posturas
racistas. María tiene por norma actuar neutralmente en los debates, limitándose a
moderar y a mantener un clima dialógico y respetuoso. Sin embargo, hoy duda. Se da
cuenta de que Javier, con su habilidad dialéctica, convence a sus compañeros. ¿Qué
debe hacer María?
PLAN DE DISCUSIÓN
CLARIFICANDO MIS EMOCIONES A TRAVÉS DE LAS
NARRACIONES TERAPÉUTICAS
Crea una narración donde plantees una historia en la que alguien tiene algún conflicto.
Este ejercicio se puede hacer por grupos, siendo cada grupo una especie de gabinete
psicofilosófico.
DINÁMICA DE GRUPO
73
UN MURAL DEL AUTOCONOCIMIENTO
Realizar toda la clase un mural lleno de manos. En cada dedo de cada mano deberán ir
respondidas algunas preguntas que servirán para conocerse mejor unos a otros.
— Cómo soy.
— Cómo me gustaría ser.
— Creo que los demás me ven como…
— A quien admiro…
— Di algo que no te guste del mundo.
DINÁMICAS DE GRUPO
PRÁCTICAS DE EMPATÍA
74
5
75
1
NARRACIÓN
Diario de Samu
Otra de las entrevistas novedosas que hemos realizado durante el curso ha sido
puramente ficticia, pero también muy interesante. Hemos tenido que viajar hasta la
Atenas clásica para conocer a Aristóteles. Nos hemos desplazado hasta su lugar de
trabajo, el Liceo, y hemos pillado al filósofo paseando con sus discípulos alrededor del
edificio donde imparte sus lecciones; precisamente a éstos se los conoce como los
peripatéticos por esa costumbre de aprender paseando.
El maestro explica; los demás escuchan; a veces intervienen y siempre hay entre
ellos un diálogo muy fructífero. Se nota que el gran Aristóteles fue discípulo de Platón y
éste a su vez de Sócrates, que es, por cierto, el modelo educativo de nuestro profe de
Psicología, Chema.
76
Como las preguntas se nos agolpaban en la cabeza y en clase estamos
acostumbrados a hacer preguntas, le pedimos al profesor que nos diese algunas
respuestas y él, no contento con esas cuestiones, sacó de su cartera un montón de sobres
cerrados y nos dijo que cada uno de ellos tenía otra pregunta más sobre este mismo
tema. Nos entregó el sobre, abrimos cada uno el nuestro y nos encontramos un
interrogante que debíamos responder; anotamos todos en la pizarra y llegamos a contar
hasta 18 PREGUNTAS:
77
Marina o Cortina, también nos ayudaron a entender el mundo con sus teorías.
ENTREVISTA A ARISTÓTELES
Pero para esto lo mejor es entrevistar al propio Aristóteles. Estamos en el año 493 a. C.
y el filósofo acaba de publicar su obra Ética a Nicómaco, donde se expone su teoría
ética. Después de haber dialogado nosotros mismos sobre esas preguntas, qué opinará
él sobre ellas.
ARISTÓTELES: Esto parece una pregunta fácil pero no lo es. Cuántas veces has hecho
el bien porque debías y no porque querías. Si lo piensas, es posible que muchas veces.
Entonces… no es tan fácil la respuesta. ¿Hacemos lo que debemos porque queremos o
porque debemos?
78
tiene que ver con la función que uno cumple en la sociedad en la que vive. ¿Cómo es
feliz un pintor?, pintando; ¿y una persona que está enferma?, esperando que sane. Y
una persona que tiene todo eso, ¿cómo es más feliz, haciendo el mal o el bien? Mi teoría
es que para ser feliz hay que tener valores éticos porque entiendo que ese es el fin del
ser humano en sociedad. ¿Cuáles son tus metas en la sociedad en la que vives?
ARISTÓTELES: Aquí hay mucha tela que cortar. Una persona buena se define como
buena en relación a un grupo y no individualmente. De ahí que la bondad sea un
predicado. Deben decir de ti que eres bueno, no decirlo tú mismo de ti mismo.
Entiendes, ¿no? Las virtudes y valores son al final una cuestión política, entendiendo
política en su sentido griego, donde polis significa ciudad. Ser un mal ciudadano y una
buena persona no acaba de cuadrarme.
ARISTÓTELES: A veces, las preguntas nos pueden llevar a engaño. Si respondemos esta
pregunta con una de las dos partes de la disyunción estamos perdidos, ya que la
respuesta correcta es ¡las dos cosas! Los valores, las virtudes comienzan siendo afectos
y derivan siendo razones. Sentimos vergüenza o gratitud o generosidad. Yo hago una
diferencia esencial en mi sistema ético: las virtudes, digo, pueden ser DIANOÉTICAS y
ÉTICAS. «Las virtudes dianoéticas van acompañadas de logos, éstas pertenecen a la
parte racional. En cambio, las virtudes éticas pertenecen a la parte que no tiene logos,
que a pesar de ello, por su naturaleza, es capaz de seguir a la parte racional. No
describimos el ethos de alguien diciendo que es sabio o hábil sino que es bueno o
atrevido» (Ética a Eudemo). Y en Ética a Nicómaco lo vuelvo a decir de otra manera:
«Para las virtudes el conocimiento tiene poco o ningún peso […]. Realizando acciones
justas se hace uno justo y moderado, y sin hacerlas nadie podrá llegar a ser bueno. Pero
la mayoría no practica estas cosas, sino que, refugiándose en el logos, creen filosofar y
llegar así a ser hombres cabales». Creo que ha quedado suficientemente claro: las
virtudes se enlazan con esas partes emocionales del alma que, sin embargo, son capaces
de obedecer la razón. Lledó, un filósofo de tu época que me conoce bien, lo dice mejor
que yo: «Estos elementos pasionales (pahtos) del hombre hacen que seamos capaces de
vivir la realidad desde determinados niveles de afectividad […]. No podemos construir
un mero esquema teórico por el que regir nuestras acciones. Tenemos que contar
siempre con el entramado de pasiones y afecciones que condicionan la percepción de lo
real» Historia de la ética, Crítica: 167. E insiste: «El bien y el mal son los reflejos
colectivos de esas elementales afecciones que nos hablan primero desde los confines
inmediatos del cuerpo y la individualidad» (op. cit.: 159).
79
5. ¿Qué hago; qué elijo? ¿Me dejo llevar por el corazón o por la cabeza?
80
debe ser siempre tu guía para equilibrar la balanza: la PRUDENCIA, que es un hábito
de tu mente que consiste en deliberar acerca de lo que es lo mejor pero también lo más
adecuado.
Ten en cuenta que para él lo bueno está ya dado, es un fin (telos) en sí mismo, lo
bueno es substancial, es decir, es una propiedad de las cosas y del ser. Esta teoría nos
remite también a otra de mis obras capitales, Metafísica, donde hablo de mi teoría del
ser como sustancia. Sería muy complejo hablar de esto ahora pero para que lo
entiendas un poquito: Platón dijo que el ser de las cosas estaba en otro mundo, en el
«mundo de las ideas», cuya idea máxima era la idea de bien. Yo bajo las ideas a la
tierra y digo que las cosas son lo que son aquí, en este mundo. El mismo bien era parte
de la sustancia, que se dividía a su vez en esencia y existencia. De ahí que eso que
llamamos bueno o malo no sea un invento de la sociedad ni de la imaginación de cada
uno sino una propiedad natural de las cosas. Esta teoría es discutible y por eso en la
época moderna se matizó con otras teorías que hacían más hincapié en los
procedimientos para llegar al bien, que en el bien en sí mismo.
Así que los fines no los elegimos, ya están dados. «Nadie elige estar sano, sino
pasear para estar sano; nadie elige ser feliz, sino la forma para ser feliz» (Ética a
Eudemo). ¿Se puede elegir hacer algo malo? A mi juicio parece difícil, ya que sería una
contradicción en los términos. Pero el caso es que lo elegimos y elegimos también los
fines y no los medios. Esta teoría choca con el sentido de la libertad de elección
moderna en cuanto independencia del sujeto para elegir lo que quiera. No podemos
elegir lo que queramos y eso que elegimos no es deseable. De nuevo aparece la noción
de LÍMITE. No podemos desear lo que queramos si lo que deseamos no es deseable, si
lo que amamos no es amable, si lo que preferimos no es preferible, si lo que envidiamos
no es envidiable. En el juego de estos términos está la solución del juego de los
participios y de los sustantivos. ¿Todo lo que es discutido es discutible?
81
polémica. Si actuamos siguiendo criterios de amistad parece como que estamos siendo
poco neutrales. Si la neutralidad es un valor básico de la justicia, actuar por amistad no
parece muy ético que digamos. De nuevo, volvemos a utilizar sofismas en la
argumentación. Una cosa es la amistad y otra el amiguismo o el nepotismo: la philia es
lo que me une al otro, no lo que me separa. El afiliado es el amigo. Pero vosotros, tras
las teorías contractuales ilustradas, lo habéis derivado a su sentido más económico: el
afiliado es el socio. Los afiliados no son amigos, son colegas, son compañeros, son
funcionarios. La función social sustituye al sentimiento de unión con el otro. Los mismos
términos «comunidad» y «asociación» tienen este doble sentido.
Para mí la philia era un sentimiento político básico, ya que ésta es lo que está más
allá de la tribu, de la sangre, de la familia. La amistad es la solidaridad surgida de los
afectos. No se trata de que todos los ciudadanos sean amigos en nuestro sentido
moderno privado, sino de que sean personas unidas por algún tipo de valores que los
unan. «El amigo es otro yo» (Ética a Nicómaco) o «la justicia o la amistad son lo mismo
o casi lo mismo» (Ética a Eudemo) son dos sentencias que hablan con un lenguaje
lejano y misterioso pero que podemos volver a entender. Si el otro me afecta puedo
reconocerlo y me solidarizo con él. Soy, en sentido griego, su amigo, porque he elegido
tener com-pasión (pathos), es decir, afecto compartido. ¡Qué bellas etimologías las
griegas que nos devuelven al origen de los conceptos!
ARISTÓTELES: Para mí, la respuesta es tan obvia que no necesita apenas explicarse,
pero para vosotros, seres modernos y apolíticos, esto os parece un disparate. Debemos
volver al origen de las palabras: política para mí nada tiene que ver con vuestro sistema
de partidos, sino con una forma de ser ciudadano. Somos animales políticos por
naturaleza, esto no podemos elegirlo, ya está dicho.
De ahí que todo aquello que somos y deseamos tiene necesariamente consecuencias
sociales. Los afectos desembocan en hábitos y los hábitos son sociales y demostrables en
la práctica. La participación política es una obligación, no un derecho; es un deseo, no
una carga; es un querer, no un deber. «El que no puede vivir en sociedad o no necesita
nada por su propia suficiencia no es miembro de la ciudad sino una bestia o un dios»
(Política).
82
2
FORMACIÓN
Sobre la necesidad de las emociones en la ética
Una de las principales tareas del profesor que quiere educar en valores es tratar de
desarrollar en el alumno el juicio moral, el razonamiento moral. Cualquier persona
debería poder elaborar una buena argumentación moral diciendo por qué una acción es
buena o mala.
Este tipo de argumentación sería deseable en nuestros alumnos, pero qué ocurre en
algunos casos:
83
acusaron de «emotiva» precisamente porque jamás un sentimiento podría servir de base
a una razón.
Como mi propósito es sobre todo didáctico, trataré de hacer hincapié sobre los
aspectos emocionales, pero sin caer en ese dualismo que critico: no podemos pensar hoy
la educación moral sin tener en cuenta la Modernidad, desde Kant a Rawls, aunque en
nuestro trabajo me fijaré en esa dimensión perdida no tan trabajada en la didáctica de la
ética, pero sí analizada en los ensayos éticos de los últimos 30 años.
Las mismas etimologías de las palabras nos pueden ayudar. Emoción proviene del
latín e-movere, lo que me impulsa a moverme, lo que me motiva diríamos ahora en
lenguaje psicológico. Claro, pero lo que me motiva a veces nada tiene que ver con lo
bueno. Cierto. Sin embargo, de eso no se concluye que lo bueno no me motive nada y
que lo tenga que hacer por deber, ya que por querer jamás lo haría. Si en nuestra
educación nos han enseñado esos dualismos es normal que mi esquizofrenia moral esté
asentada ya en mi personalidad. Una compañera de trabajo me decía el otro día que la
84
«conciencia es una pesada y una aguafiestas», siempre viene fastidiando. Luego lo pensé
con tranquilidad y entendí que en esa simple frase había una gran parte de verdad.
Esta teoría tiene sus problemas como los tiene la deontología kantiana. Como lo que
a mí me interesa no es tanto el debate teórico entre escuelas éticas sino la paideia, la
educación ética, convengo en decir que tanto el desarrollo del razonamiento moral o del
juicio moral como la educación del carácter, de los sentimientos, de las virtudes y de los
valores son necesarios y complementarios desde la más tierna infancia. No pretendo —
ya lo critiqué antes— ser dualista ni maniqueo. En mis clases y en los cursos que
imparto utilizo las dos líneas de trabajo, pero, ya digo, ¡las dos! En este apartado de la
obra pretendo ayudaros a utilizar y a reflexionar sobre la ética desde su vertiente
emocional, desarrollando desde un punto de vista didáctico algunas de las teorías éticas
que pueden ser interpretadas desde esta perspectiva afectiva.
85
Kohlberg exige a la mente del pequeño una preparación lógica que no poseerá hasta los
7-8 años aproximadamente. Razonamiento moral e inteligencia, dicen los cognitivistas,
van de la mano. «Los cambios más marcados y claros en el desarrollo psicológico del
niño son cognitivos, en el sentido de la edad mental o del CI» «Las dimensiones
cognitivas del juicio moral definen el desarrollo evolutivo moral» (art. de Kohlberg:
«Stage and séquense: the cognitive-developoment approach to socialization» [Chicago,
1969]).
He aquí los niveles morales evolutivos de Piaget relacionados con sus niveles de
inteligencia:
Según Piaget, para un niño de menos de 7 años la mentira es mala porque se castiga;
a partir de los 7 años la mentira es mala en sí misma. La sanción más justa para un niño
menor de 7 años es la que impone mayor castigo; a partir de 7, la más recíproca; y a
partir de los 12, la más racional y equitativa en sí misma.
Son ejemplos que comenta Piaget en su clásico El criterio moral en el niño, obra
escrita en los años treinta del pasado siglo.
Basándose en estas teorías, Kolhberg, en los años sesenta elabora su conocida teoría
del razonamiento moral, cuyo destino principal es la educación del juicio moral siendo la
86
base de su sistema la utilización de dilemas morales donde la solución más ética es
aquella que aspira a una solución más razonada y más universalista.
Si la ética trata de que el niño aprenda una serie de hábitos éticos, que trabaje desde
pequeñito con virtudes y con valores ya dados de antemano como fines buenos en sí
mismos y que aprenda desde bien pequeñito a tener emociones y sentimientos éticos, ¿no
será capaz de razonar mucho mejor cuando evolutivamente pueda hacerlo? ¿Debe
esperar el educador a que se desarrolle la mente del niño para que esté capacidado para
decidir por sí mismo o por miedo a enseñarle valores equivocados que él no haya
descubierto y clarificado?
87
Teniendo en cuenta que la mayoría de los sentimientos que tenemos no son innatos
ni universales, aprender a sentir es un paso básico necesario antes de aprender las
virtudes, valores y razones. Enseñar a ser amable puede ser una regla de conducta
valorada socialmente y un sentimiento hecho hábito desde la más tierna infancia. Los
sentimientos también se ejercitan y es tarea de los padres y de los educadores
ejercitarlos. En caso contrario, ya se encargará la sociedad de moldearlos a su gusto.
En este caso, nos sentaremos en ese aspecto menos tratado de la educación moral
que es la educación de los «sentimientos morales».
Como todo lo que puede decirse es lógico y racional, lo no-dicho, a saber, la ética es
más propia de las emociones irracionales e inexpresables.
88
La racionalidad moderna vuelve a estar presente aquí, ya que identifica razón con
logos. La razón sentiente o la razón apasionada o la razón animada y encantada no tiene
sentido porque el mismo problema del sentido es un problema lógico. El dualismo
corazón-razón vuelve a su máximo apogeo.
Seguimos sin ponernos de acuerdo en qué sea eso que llamamos bueno. Stevenson
diferencia entre significados descriptivos y emotivos: «El significado emotivo de una
palabra que surge de la historia de su uso es una tendencia que produce reacciones
afectivas en las personas».
En la actualidad, McIntyre critica mucho estas ideas que parten todas de la falacia
naturalista. La ética no es y si no es no debe ser. La ética no es un hecho. Tal problema
no lo tenía Aristóteles para definir sus «virtudes», que tienen un carácter substancial,
racional y afectivo.
Nosotros creemos lo mismo. La ética es una dimensión sustantiva del ser humano,
no sólo un procedimiento para tomar buenas decisiones. Ser bueno no es sólo fruto de
una argumentación racional, sino de una racionalidad practica. La metafísica griega es
«filosofía primera», es preocupación primera; una preocupación tan importante como la
lógica o la estética.
TEORÍAS ÉTICAS
89
Si hay un concepto polémico en nuestros días es éste, ya que es la base tanto de las
más desaforadas críticas como de las más fanáticas defensas. Pero, ¿qué se entiende por
identidad? Cada pensador la ha interpretado de una forma y nos parece que la manera
como la entiende Taylor, a pesar de lo polémico de sus teorías, es un intento de conciliar
la ética y una serie de sentimientos que no son posibles definirlos a través sólo de la
razón. Por ejemplo, el sentimiento de la existencia del otro. ¿CÓMO SÉ QUE EXISTE
EL OTRO? ¿Quién es el otro? ¿El otro puede ser pensado por mí? ¿Puede ser reducido a
mi punto de vista? Para Taylor, el otro existe fuera de mí y sólo es posible llegar a él
RECONOCIENDO SU DIFERENCIA. El otro es diferente a mí y no puedo ni debo
apropiarme de su identidad. Esto nos lleva a otro asunto, el tema de las diferencias.
Taylor sigue contándonos su versión en uno de sus libros más polémicos del año
1993, El multiculturalismo y la política de reconocimiento (FCE, México).
Carlos Thiebaut, en la Introducción a este libro habla sobre esta polémica teoría de
Taylor: «El difícil equilibrio entre comunidad y derechos, entre la idea de “igualdad” y
90
la idea de “reconocimiento” que Taylor propone es exponente de los intentos
contemporáneos de articular la herencia política del liberalismo con toda su deducción y
atención a la idea de lo justo y de la imparcialidad, con las tradiciones culturales
particulares y con las ideas de bien que esas tradiciones encarnan.» (ídem: 32.)
Tradicionalmente estas dos esferas de la vida humana se han separado: por un lado
iba la inteligencia y por otro los sentimientos y nada tenían que ver una esfera con la
otra. Incluso, se entendía que las emociones podían ser una traba para la inteligencia.
Después de las últimas investigaciones neurológicas de los años noventa del pasado
siglo, estas ideas, por suerte, han ido cambiando poco a poco. La inteligencia emocional
ha pasado a ser considerada una parte esencial de la inteligencia hasta el punto de decir
que no se puede ser inteligente si no se tiene capacidad de sentir. Los estudios con
psicópatas demuestran la desconexión que existe entre los lóbulos frontales y el sistema
límbico, algunas de las zonas donde se «sitúan» las emociones. José Antonio Marina, en
su obra, ha unido también todos estos aspectos: la inteligencia, los sentimientos y la
ética. «La educación de la inteligencia afectiva desemboca en una educación ética» (op.
cit.: 279).
El filósofo habla de crear una nueva cultura sentimental que nada tiene que ver con
el trasnochado sentimentalismo: «Crear una nueva cultura sentimental. No sabemos aún
lo que podemos sentir. Intento adivinar cómo serán los sentimientos de la humanidad
dentro de cien años y no lo consigo. Podemos tener un futuro magnífico o terrible. Por
eso me parece indispensable emprender una poética de la acción que invente un mundo
más interesante y amable» (op. cit.: 247).
Durante todo el siglo XX, la voluntad ha sido un concepto con muy mala fama. Los
filósofos racionalistas no querían oír hablar de ella porque la relacionaban con las
oscuridades del alma. Los psicólogos, en su investigación sobre la mente, desecharon un
91
concepto tan poco científico y lo sustituyeron por el de motivación.
92
Al final, ¿qué pasaba con la «universali-za-bi-li-dad»?
Es en este contexto de trabajo cuando aparece Gilligam y levanta otra voz, para
decir:
De nuevo la pregunta del millón, ahora respondida por un olvidado filósofo español
que más que de ética se ocupó de metafísica, pero teniendo en cuenta, como buen
aristotélico, que la una y la otra iban de la mano. De él es una de las expresiones que más
éxito ha tenido en los últimos años: RAZÓN SENTIENTE. En su obra póstuma de 1986,
Sobre el hombre, quiso sin embargo ocuparse de la ética, criticando las posturas
racionales que imponían el deber frente a la felicidad: «Una moral ajena a toda
complacencia y a todo bienestar es una moral quimérica».
Asimismo, Zubiri entiende la ética a la vieja usanza, como ethos, como personalidad
moral, recuperando la idea de «hombre entero» del realismo griego, que entendía que la
ética no era parte del mundo inteligible sino parte del mundo natural: «Al hombre se le
puede predicar el bien moral porque además de sus propiedades naturales tiene que tener
este orbe de propiedades adquiridas por vía de APROPIACIÓN. La apropiación es
constitutivamente la forma más radical y elemental de la moral. La moral es el carácter
de las propiedades apropiadas por el hombre».
93
E) La ética del miedo de Jonas
¿Qué relación tienen el miedo y la ética?
¿Actuar por miedo puede tener alguna consecuencia ética o, al contrario, no es más
bien el miedo uno de los sentimientos que más debe rechazar la ética? En algunos casos,
¿tener miedo puede desembocar en un acto moral? y si así fuese, ¿deberíamos calificar
ese acto como ético?
En ese libro se habla de la «heurística del miedo»: éste, entendido como fundamento
de la responsabilidad, es necesario para el mantenimiento de nuestro mundo.
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F) La «abundancia del corazón» de Adela Cortina
Los sentimientos, ¿pueden ser una obligación ética?
Adela Cortina, en uno de sus últimos libros, Alianza y contrato, esboza una teoría
ética basada tanto en las «exigencias de justicia» como en las «obligaciones de la
compasión». ¿Qué es más importante la justicia o la compasión? La pregunta ya plantea
una disyunción errónea. Tanto una como otra son importantes. Centrados en la primera,
muchas veces nos hemos olvidado de la segunda. Centrados en la reivindicación de los
derechos, nos hemos olvidado del lenguaje de las responsabilidades, de las obligaciones
y de los sentimientos.
El sentimiento de la compasión, por ejemplo, nos acerca no sólo a los otros como
sujetos individuales, sino que nos hace ver que el otro es un ser de carne y hueso que
sufre. Es necesario hablar de «necesidades que jamás podrán exigirse en justicia porque
sólo pueden satisfacerse desde la ABUNDANCIA DEL CORAZÓN» (Alianza y
contrato: 170). El lenguaje de los derechos y del contrato social debe ser completado
con el lenguaje de los sentimientos y de la alianza. «Es indispensable la revolución de las
relaciones entre los seres humanos, pero sin conversión profunda del corazón, personal e
intransferible, no hay tampoco transformación del mundo que sea durable» (op. cit.:
179).
95
3
ACTIVIDADES
Para aprender a sentir
EJERCICIO. Señala con una X los ASUNTOS que consideras fruto del deber, del
querer o de ambos.
96
EJERCICIO
TÉRMINO MEDIO ARISTOTÉLICO
He aquí un sencillo ejercicio de lo que podemos denominar ética emocional o ética del
carácter. Consiste en tomar una serie de cualidades, emociones, sentimientos o
cuestiones de temperamento o carácter y pedirles a los participantes que las coloquen en
la balanza ética, utilizando el criterio antes apuntado del «término medio». A
continuación, exponemos cómo Aristóteles, en su balanza ética, soluciona este ejercicio.
97
Se trata de poner en la balanza ética estas cualidades de personalidad y de carácter
hasta dejarla equilibrada. En un platillo de la balanza estará el EXCESO y en el otro el
DEFECTO. Encontrar el equilibrio será nuestro reto. En ese equilibrio está la virtud y,
por tanto, la felicidad. Esa búsqueda será también el encuentro con un referente de
equilibrio tanto emocional como ético. Por ejemplo, si en un platillo está el
DERROCHADOR (EXCESO) y en otro el MEZQUINO (DEFECTO), en el término
medio estará el GENEROSO.
EJERCICIO
98
LA ESCALERA DE LA ÉTICA EMOCIONAL
(Una interpretación afectiva de los tres niveles de Kolhberg)
Analiza las siguientes acciones desde el punto de vista de esta escalera ético-
emocional:
99
Apéndices
100
1
Textos para una ética emocional
101
2
La caja de los pensamientos filosóficos
emocionales
He aquí una «gran caja» llena de algunos de los pensamientos, escritos por filósofos y
pedagogos más famosos acerca de las emociones.
102
ser y no amar son idénticos» (FEUERBACH).
— «Al pensar le precede el padecer. Antes de pensar la cualidad, se siente la
cualidad» (FEUERBACH).
— «Siento, luego existo» (ROUSSEAU).
— «Siento mi alma, la conozco por el sentimiento y por el pensamiento y sé que
existe, sin saber cuál es su esencia» (ROUSSEAU).
— «Existir para nosotros es sentir; nuestra sensibilidad es irrefutablemente
anterior a nuestra inteligencia y hemos tenido sentimientos antes que ideas»
(ROUSSEAU).
— «Nada grande ha ocurrido en la historia del hombre sin pasión» (HEGEL).
— «¡No al sentimiento!, nos decían, la ciencia es impasible e impersonal.
Estudiadla y seréis hombres. Sí, hombres que han ido a matarse entre sí como
animales en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial y que están en espera
de nuevos Hiroshimas» (FREINET).
— «Si veo a los educadores que practican el método de hacer, recobraré la vida y
el entusiasmo, no tengo que ir más allá en mis informaciones; este es el
método bueno» (FREINET).
— «Un educador que no siente gusto por su trabajo es un esclavo de su medio de
sustento y un esclavo no podrá preparar hombres libres y audaces. No podéis
preparar a vuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus
sueños si vosotros ya no creéis en estos sueños» (FREINET).
103
3
Criterios de evaluación emocional
He aquí una serie de criterios para evaluar el aprendizaje que los alumnos han realizado
partiendo del programa anterior:
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protagonistas de la narración, los alumnos reales, responden a las preguntas:
Víctor Martínez
Ya históricamente los llamados hombres de las cavernas hacían uso de la violencia para
llevarse a la boca el pedazo de carne más grande, conseguir el mejor sitio junto al fuego
o quedarse con la chica más atractiva (dentro de lo posible, ya se sabe). Esto ha
continuado a lo largo de la historia y aumentando de dimensiones, sobre todo tras la
invención del dinero, y alcanza hasta nuestros tiempos, donde los nuevos inventos y
tecnologías son a menudo fuente de discusión.
Lo dicho hasta ahora explica que lo material incita a los seres humanos a ser
violentos, pero no es el único motivo: la venganza, los celos o la envidia, por poner
algún ejemplo, también son grandes culpables de muchas escenas violentas.
Así pues, bajo mi punto de vista, lo material y la mente del individuo es el origen de
la violencia, claro que como diría mi madre, cada persona es un mundo.
Ya estamos otra vez… Yo soy de las personas que niega y siempre negará que ni la
cultura ni la sociedad puedan influirme en nada.
105
Comprendo que inconscientemente, lo quiera o no, en algo me influirá, pero ese
algo lo desconozco.
No obstante, pienso y creo saber con certeza, que la mayor parte de la población se
deja influir fácilmente por cualquier cosa y eso me parece lamentable. Me abstengo a dar
explicaciones porque en este tema tengo mucho que decir y me podría extender
excesivamente…
Eso sí, moralmente desde luego que no, y ojalá no me suceda nunca.
Pero claro, uno no elije sus sentimientos, llegan sin más y punto. Si se diese el caso,
ese sentimiento podría reprimirse hasta que con el tiempo desapareciese.
4. ¿Sabes ponerle nombre a todo lo que sientes? ¿Es fácil o difícil ponerle nombre
a los sentimientos?
—Me siento raro (sí, más aún). Ponerle nombre a los sentimientos puede ser fácil o
difícil, depende de qué sentimiento se trate.
106
Para mi la empatía es un vínculo muy especial que se tiene con otra persona.
Se caracteriza por una total comprensión de esta otra persona e incluso sin mediar
palabra con ella, puedes saber lo que piensa.
Para mí este vínculo es el más importante que pueda existir, ya que he tenido la
suerte de experimentarlo y es… simplemente fantástico.
También pienso y aconsejo que alguien que esté decidido a casarse, se lo piense
muy bien antes de hacerlo, e intente alcanzar la empatía con esa persona. La manera de
alcanzarla es hablando mucho entre ambos y esforzándose por conocer y entender bien al
otro. Nadie dice que sea fácil, pero merece la pena, vaya que sí.
6. ¿Qué relación crees que tiene la ética de una persona y sus sentimientos?
La ética interviene en esto como si fuese un filtro. Analiza los sentimientos y si los
considera «éticos», los deja pasar.
Esto evita muchos desastres afortunadamente, pero hay personas que tienen el filtro
con los poros demasiado grandes o directamente no tienen filtro, y se dejan llevar por sus
sentimientos.
A mí me gusta tratar con personas inteligentes, de las que pueda sacar provecho o
gozar de una buena conversación. Aunque parezca un poco cruel, para mí las personas
que no tienen cierta inteligencia no merecen la pena, prefiero evitarlas.
Una de las cosas que no soporto son las personas muy bastas o vulgares; si no hay
más remedio trato con ellas claro, pero si se puede evitar mucho mejor. Me compadezco
de ellas.
No estoy diciendo que todos deban ser inteligentes, eso no por favor, prefiero que
107
todo quede como está a que todas las personas sean inteligentes, sería muy aburrido.
Bueno… la verdad es que habría preferido otro tipo de preguntas en las que poder
lucirme como es debido. Aun así, algunas me han gustado, como la segunda, la cuarta o
la quinta.
Eso sí, lo que más me ha gustado de esta experiencia ha sido que al leer las
preguntas he recapacidado un buen tiempo pensando todo tipo de cosas relacionadas con
ellas, y eso es algo que me gusta.
Lo que peor he llevado ha sido el registro utilizado. Me gusta escribir más o menos
a nivel culto, pero no tanto… prefiero las típicas conversaciones por Messenger donde
puedes poner risas o iconos (qué friki, ¿no?)
Samuel Sánchez
Según los expertos, la agresividad es, como ya dijo Freud en su época, innata en el ser
humano, es decir, nos viene de serie… ¡qué triste! Y, ¿no se puede evitar?
Evidentemente sí, porque de pequeños (a unos más que a otros) se nos ha enseñado a
controlar nuestros impulsos. ¡Menuda hecatombe si actuáramos por impulsos!
108
ánimo de ofender), el método fácil de tapar sus miedos, pero nunca de resolverlos. Yo,
como joven de esta sociedad, he sufrido esta penuria en varias ocasiones. Siempre hay
que intentar dialogar, pero muchas veces, el dicho de «dos no se pelean si uno no
quiere», se convierte en «vas a ir a casa con la cara bonita».
Me gustaría engañarme a mí mismo y poder decir que no, pero lo cierto es que la cultura
influye en todo, menos… ¡menos en la forma de mear, que es y ha sido siempre igual en
todas partes! (seguro que por bocazas se pone ahora de moda mear de lado en España).
109
la educación sentimental. Aunque, lo realmente bonito sería que pudiéramos ser un
acopio de todas esas maneras de sentir y elegir en libertad la forma de sentir (y de mear).
¿Te imaginas una novia asesina? ¡Olas y mareas! Casi seguro que tenía sus ventajas…
aunque ni se te ocurra discutir con ella (o igual es comprensible, no quiero ofender a las
novias asesinas lectoras).
La vida en sí, carece muchas veces de lógica aparente. A ver, preguntémonos, cómo
un homosexual puede ser de derechas o cómo un cura defender el uso del preservativo
(gay y cura, ambos ejemplos son existentes). Un familiar ya me dijo que la respuesta está
en que por un solo hecho no cambian todos los esquemas de una persona, sino que le
hace discrepar en ese aspecto.
4. ¿Sabes ponerle nombre a todo lo que sientes? ¿Es fácil o difícil ponerle nombre
a los sentimientos?
¡Ojalá!
Primero empezamos a decir palabras inconexas, como por ejemplo tpz bmfsp fñ fm
frvjqp ef cbtlfu (que en el idioma de los bebés, como todos sabemos, es tengo calor
tráeme el ventilador). Luego, vamos poniendo nombres a las cosas, empezando con
palabras fáciles, como casa, tete… (dicen que la primera palabra que yo dije fue bocata.
110
No es muy fácil, pero es que tenía un hambre…). Al final de esta escala, está lo más
difícil: nombrar lo que sientes. ¿Por qué? Porque nombrar lo que te ocurre significa
entenderse, conocerse mejor y crecer como persona. Los sentimientos son parte de ti, y
por eso conocerlos es síntoma de todo lo anterior. Es muy difícil nombrar lo que sientes
correctamente, pues como todo, necesitas practicar con los sentimientos, necesitas
equivocarte para saber cuándo el sentimiento es verdadero. Es por esto que, por ejemplo,
la pregunta «¿qué es un amigo» suele variar tanto a lo largo de la vida, y conforme te vas
haciendo mayor, más te cuesta calificar a alguien como tal. Sin embargo, cuanto más
pequeños somos, más fácilmente atribuimos este concepto a la gente, que se toma, a mi
parecer, excesivamente a la ligera. (Mi opinión no tiene que ver con que tenga pocos
amigos… vale, un poco.)
6. ¿Qué relación crees que tiene la ética de una persona y sus sentimientos?
111
Es posible que la relación con los sentimientos consista en el valor que damos a
éstos dentro de nuestras creencias y nuestra educación.
Una persona puede darle más importancia a un sentimiento que a otro y, aunque mi
escala no sea igual que la suya, ser ambas completamente válidas debido a la
subjetividad de los sentimientos; es como preguntarse qué color es más bonito: a uno le
puede gustar el negro, a otro el azul y otro puede haberse incluso inventado un color
nuevo: el ocnalbleatsugemima. Los sentimientos, igual.
No obstante, tal y como he dicho al principio, hay ciertos factores que influyen a
nivel global sobre la escala de sentimientos de una persona (creencias y educación),
razón por la que la escala de sentimientos, al igual que la cultura, son diferentes en las
distintas regiones del mundo y etapas.
Mentir y decir que no, sería volver a Primaria, donde consiguen hacerte creer que todos
somos iguales y partimos en igualdad de condiciones (que no está mal mentir un poco,
pues al fin y al cabo, las condiciones varían escasamente).
La peor frase del mundo es, a mi parecer, «si yo hubiera…». Deja a un lado lo que
Dios no te haya dado, deja aparte con lo que no cuentes y céntrate en lo que tienes,
alégrate con tus virtudes y nunca te des por vencido. Hace siempre más el que quiere que
el que puede. Siempre.
112
Las preguntas no están mal, aunque siempre hemos merodeado alrededor del mismo
tema: los sentimientos. Es cierto que me habría gustado hablar de otros aspectos en los
que pudiera ser un poco más creativo e innovador, como por ejemplo el origen y la
ausencia de lógica, y también sobre temas más peculiares de la actualidad, como por
ejemplo la situación del hombre y la mujer en la sociedad o la crisis absurda y sus
medidas de solución absurdas. De todas formas, a mí me gusta escribir mucho, sea lo
que sea (preferiblemente novelas), pero como lo importante no soy yo, sino el lector, he
querido incluir un último punto a este trabajo. A la gente que le gusten los enigmas y
mensajes secretos, como a mí, les será grata la siguiente noticia: he escondido en seis de
las siete preguntas algún mensaje cifrado sobre pequeñeces acerca de mis gustos y
aficiones. Dos de ellos son de mayor complicación.
113
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
Uno de los libros que son base y referencia del movimiento se denomina Filosofía
en el aula, siendo su autor Mathew LIPMAN.
Los docentes españoles que participaron en la experiencia junto con otros europeos
tras el paso por el proyecto Comenius basado en la educación emocional, crearon la
asociación SICE, a la que antes hemos hecho referencia.
<www.inteligenciaemocional.net>.
He utilizado de una manera muy especial los libros de José Antonio MARINA:
Laberinto sentimental, Diccionario de los sentimientos y La selva del lenguaje. Los tres
están editados en Anagrama a finales de los años noventa.
Los más eruditos e interesados en el léxico de las emociones no pueden dejar de leer
el libro de Andrew ORTONI y Gerald CLORE, La estructura cognitiva de las
emociones (Editorial Siglo XXI, 1996).
En cuanto a los aspectos más científicos de los materiales, no puedes dejar de leer al
114
clásico de la neurología de las emociones, Joseph LEDOUX, que hace apenas diez años
publicó El cerebro emocional (Ariel, 1999), referencia inexcusable para todos los
interesados en el tema del cerebro emocional.
Otros libros sobre el tema de la violencia pueden ser los de TOBEÑA y ROJAS
MARCOS. Adolfo TOBEÑA es un catedrático de Psicología y Psiquiatría Médica en la
Universidad Autónoma de Barcelona. Dirige grupos de investigación que trabajan el
tema de la emotividad. Últimamente ha publicado un polémico libro en el que habla del
«cerebro violento». Me refiero a Anatomía de la agresividad humana (Galaxia
Gutemberg, 2001).
Para los que les gusten los temas del cerebro e independientemente del estudio de
las emociones, no pueden perderse los libros de Oliver SACKS, el neurólogo metido a
escritor que tiene best-sellers tan sabrosos como El hombre que confundió a su mujer
con un sombrero (Anagrama, 2004) o Un antropólogo en Marte (Anagrama, 2006).
Asimismo, para los que estén interesados en los temas relacionados con los
miembros fantasmas y el funcionamiento en sí del cerebro, les aconsejo vivamente el
libro del neurólogo hindú RAMACHANDRAN, Fantasmas en el cerebro (Debate,
115
1999).
116
pensamiento lateral (Paidós, 1974). Y en España: MUÑOZ REDON, El pensamiento
creativo (Octaedro, 1994). Y a nivel de juegos, en la Colección De Mente hay un libro
muy práctico titulado Pensamiento lateral (Goleman, D., Kaufman, P. y Ray, M., 2000),
así como Espíritu creativo. La revolución de la creatividad y cómo aplicarla a todas las
actividades humanas (Vergara).
De los comunitaristas hay que leer a TAYLOR, uno de los teóricos del
multiculturalismo, y su Ética de la autenticidad (1994), y a MACINTYRE y su Tras la
Virtud (1981), libro con el que reinventa el aristotelismo. Por otro lado, Williman
BENNET extrae consecuencias educativas de estas teoría en El libro de las virtudes
(Javier Vergara, 1995) y otro teórico de la educación moral del carácter que se debe
destacar es TH. LICKONA y su libro, no traducido al castellano, Educating for carácter
(1991).
Para tener una visión general de las dos posiciones, se puede leer a Carlos
THIEBAUT, que compendia el tema en su libro Los límites de la comunidad.
117
apuestas por unir movimientos y posiciones encontradas.
Sin embargo, los libros que más me han servido para desarrollar esta ética de los
sentimientos han sido: Ética a Nicómaco de ARISTÓTELES; los libros de Carol
GILLIGAM, En una diversa voz, El nacimiento del placer: una nueva geografía del
amor; el libro de ZUBIRI, Sobre el hombre; el libro de MARINA, El laberinto
sentimental; el libro de JONAS, El principio de responsabilidad.
Para finalizar, recordar algunos clásicos filosóficos que han abordado de una u otra
manera el tema: EPICURO, Carta a Meneceo; DESCARTES, Las pasiones del alma;
UNAMUNO, El sentimiento trágico de la vida; A. SMITH, Teoría de los sentimientos
morales; A. SÉLLER, Teoría de los sentimientos; SARTRE, Bosquejo de una teoría de
las emociones; Ludwig FEUERBACH, Tesis provisionales para le reforma de la
filosofía; V. FRANKL, El hombre en busca del sentido; ROUSSEAU, Profesión de fe de
un vicario saboyano.
118
PROGRAMAS DE EDUCACIÓN EMOCIONAL
119
Índice
Portada 4
Página de derechos de autor 5
Dedicatoria 6
Índice 7
Prólogo 9
Presentación 11
Introducción 14
Diario de Samu 16
CAPÍTULO 1 ¿SABEMOS PONERLE NOMBRE A LO QUE
20
SENTIMOS? Lenguaje y emociones
1. Narración: Diario de Samu 21
2. Formación: ¿Cómo sé lo que siento? Un viaje por los nombres de las
22
emociones
3. Actividades: Para aprender a sentir 25
CAPÍTULO 2 ¿DÓNDE ESTÁN LOS SENTIMIENTOS?
30
Neurología y emociones
1. Narración: Diario de Samu 31
2. Formación: ¿Dónde está lo que sientes? Viaje al fondo de tu cerebro 35
3. Actividades: Para aprender a sentir 39
CAPÍTULO 3 ¿TODAS LAS CULTURAS SIENTEN IGUAL?
41
Antropología y emociones
1. Narración: Diario de Samu 42
2. Formación: ¿Y si hubieras nacido en otra cultura? Viaje a otras culturas 44
3. Actividades: Para aprender a sentir 48
CAPÍTULO 4 ¿CUÁLES SON TUS HÁBITOS EMOCIONALES?
49
Psicología y emociones
1. Narración: Diario de Samu 50
2. Formación: ¿Qué es la inteligencia? Prejuicios y confusiones 54
3. Actividades: Para educar en hábitos emocionales 62
CAPÍTULO 5 ¿PUEDE LA ÉTICA TENER UNA
75
JUSTIFICACIÓN EMOCIONAL? Ética y emociones
120
1. Narración: Diario de Samu 76
2. Formación: Sobre la necesidad de la emociones en la ética 83
3. Actividades: Para aprender a sentir 96
Apéndices 100
1. Textos para una ética emocional 101
2. La caja de los pensamientos filosóficos emocionales 102
3. Criterios de evaluación emocional 104
Bibliografía comentada 114
121