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Aquí y ahora: Mi perspectiva

Betty Joseph
(Traducido por Francisco Cáceres. Texto original: Betty Joseph (2013) Here and now: My perspective, The International Journal of
Psychoanalysis, 94:1, 1-5, DOI: 10.1111/j.1745-8315.2012.00558.x)

En este artículo, la autora describe su perspectiva particular a la hora de realizar un


trabajo analítico. Hace hincapié en trabajar en el aquí y ahora. Por ejemplo, hacer
interpretaciones que surjan de lo que el paciente dice o hace en las sesiones, teniendo
en cuenta la historia del paciente, pero sin dejar que éste dirija las interpretaciones. El
análisis trata de entender por qué se dice algo ahora, de esta manera, y qué impacto
tiene o puede tener en la relación analítica. El término 'aquí' se refiere a lo que está
ocurriendo entre el paciente y el analista en la sala, sin dejar de lado la realidad
inmediata del paciente en el mundo exterior, su vida cotidiana. La palabra "ahora"
implica una conciencia del tiempo que no es sólo del pasado y del futuro, sino de la
situación del paciente en el momento del análisis, que cambia constantemente.
La autora cree que trabajando principalmente en el presente el paciente se sentirá más
anclado, tanto el paciente como el analista pueden observar lo que sucede, por ejemplo,
cómo surge o disminuye la ansiedad, cómo se movilizan o disminuyen las defensas.
Tanto el analista como el paciente experimentan el movimiento y el cambio en lugar de
basarse en explicaciones más teóricas.

Si miro hacia atrás en mi carrera como analista, me doy cuenta de que mi trabajo se ha
centrado cada vez más en lo que ocurre en la consulta entre el paciente y el analista, o quizás lo
que sucede a partir de ahí. Hoy quiero reflexionar brevemente sobre el porqué de esto. Lo que
está claro es que este enfoque permite que el paciente y el analista se sientan más anclados.
Al trabajar en el aquí y ahora me refiero a esto de manera amplia y global, pero también
de manera minuciosa, y está relacionado con mi comprensión de la realidad psíquica en el
paciente y el analista. Me gusta sobre todo hacer interpretaciones que surjan de lo que el
paciente está diciendo o haciendo en la sesión, con su trasfondo y nuestro trabajo anterior en
algún lugar de mi mente, y así evitar las explicaciones generales. El paciente puede decirme que
su madre era tan frágil que incluso cuando era muy joven sentía que tenía que ser muy protectora
con su madre. Puede parecer, por la experiencia anterior, que esto se refiere a mí, pero sospecho
que esto no es realmente útil para ella, ni conveniente para mí, a menos que se manifieste de
alguna manera en la sesión. Sin embargo, me alertaría para que examinara, por ejemplo, si estaba
hablando con un poco de cuidado, si mi tono era un poco delicado, etc., y si es así, como
consecuencia de ello, ella podría haber experimentado, conscientemente o no, que yo la
esquivaba en lugar de interpretar directamente. Esto puede darme un punto de vista más global:
puedo darme cuenta de que, durante una serie de sesiones, la paciente y yo nos hemos estado
hablando "cuidadosamente", como si cada una se sintiera más cómoda de esa manera, de modo
que la paciente sentía que las interpretaciones eran sólo "interpretaciones" y que no debían
tomarse demasiado en serio, y que yo estaba colaborando con ello.
Pero la afirmación de que la madre era tan frágil puede, por supuesto, ser declarada por
alguna otra razón, por ejemplo, para expresar la comprensión que había obtenido del trabajo

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anterior, para controlar a la analista y evitar que sea directa y clara. Las posibilidades son
innumerables y nuestro intento de comprender lo que sucede en el aquí y ahora significa tratar
de entender no sólo lo que se dice realmente, sino por qué se dice ahora y de esta manera, qué
impacto tiene y/o puede tener.
Cuando utilizamos la expresión aquí y ahora, "aquí" se refiere principalmente a lo que
ocurre entre los dos participantes en la consulta, pero además transmite la realidad inmediata, a
menudo concreta, de la experimentación del individuo, que puede, por ejemplo, estar centrada
en su cuerpo, en la consulta (espacio físico) o cuerpo del analista. Este aspecto es
particularmente vívido en pacientes con fuertes ansiedades psicóticas. Por poner un ejemplo, un
paciente infantil, en un momento determinado de su análisis, era casi incapaz de entrar en la sala
de juegos donde los restos sombríos de los garabatos de otro niño permanecían indeleblemente
crayonados en la pared. Para él, la forma de los garabatos se convertía en volcanes, "aquí", mi
habitación se convertía en un objeto de terror, y cuando conseguía entrar se ponía
extremadamente ansioso y se colocaba de pie contra la pared opuesta, lo más lejos posible.
La noción de "aquí" también implica que hay un mundo exterior, y me gusta mantener esta
conexión en algún lugar de mi mente para que se produzcan vínculos, o haya que hacerlos, entre
lo que se está entendiendo en la consulta y sus implicaciones en la vida cotidiana del paciente.
Algunos pacientes se resistirán firmemente a esta vinculación e intentarán, probablemente de
forma inconsciente, retener la mente del analista fijándola en una especie de pas de deux {paso
de a dos [ballet]} emocional. Esto en sí mismo necesitará comprensión e interpretación.
El ahora, cuando hablamos de aquí y ahora, implica un sentido del tiempo, no sólo pasado
y futuro, sino una conciencia de la situación del paciente en el momento, que es dinámica, nunca
estática, y que cambia de un momento a otro. El analista está en condiciones de presenciar el
movimiento y, por lo tanto, de calibrar las fuerzas que operan en el paciente, fuerzas que, sin
embargo, encontrarán respuestas en el analista, lo que debería ayudar a su comprensión. Visto
desde este ángulo, el interés del analista radicará en tratar de comprender la dinámica del
cambio, sin utilizar las nociones de progreso o regresión, sino observando que esta es la forma
en que este paciente opera en este momento, una especie de respeto por sus defensas y su
necesidad de ellas.
Me preocupa mucho intentar seguir el movimiento en la sesión, en las asociaciones del
paciente y en su respuesta a las interpretaciones, reconociendo la brevedad del "ahora". A
medida que el analista interpreta, la situación cambia, el paciente responde, o no responde, la
ansiedad aumenta y nuevas defensas se movilizan rápidamente, o hay un momento de alivio, la
tensión disminuye y se puede percibir que el paciente siente calidez hacia el analista. La
naturaleza de la respuesta puede ayudarnos a ver algo de la ansiedad, por ejemplo, qué hay
detrás de ella. El tipo de movimiento que se produce en la sesión significa un cambio constante,
un cambio en la naturaleza de las defensas o la necesidad de ellas, un cambio en la percepción
del objeto y un cambio en los sentimientos hacia el objeto. De esta manera tenemos la
oportunidad de ver en forma de miniatura las cosas que pueden llevar a un verdadero cambio
psíquico estable. Otra ventaja de intentar seguir en detalle y en el presente el movimiento del
paciente y su material en la sesión es que nos permite contactar y empezar a comprender
pequeñas cantidades de ansiedad o excitación a medida que surgen y cambian, en lugar de que

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se acumulen o se evadan y el paciente se enfrente después a estados de ansiedad o pánico más
masivos.
Estoy subrayando aquí la importancia que tiene para mí el tratar de seguir los cambios
momento a momento en la sesión; por supuesto, siempre existe el riesgo de que esto lleve a que
el paciente se sienta demasiado presionado o incluso acosado y atrapado. Ciertamente, el
analista tiene que intentar ser consciente de esta posibilidad y ser sensible al estado mental del
paciente y a su necesidad de espacio para elaborar y expandirse mentalmente.
Trabajar en el aquí y ahora, como he indicado, implica, por supuesto, una conciencia no
sólo de lo que ocurre inmediatamente en el paciente, sino que depende necesariamente de la
sensibilidad del analista, en la medida de lo posible, a lo que se evoca en sí mismo. He dado un
ejemplo de ello en el que el analista llegó a reconocer que estaba eludiendo al paciente. Para mí,
esto significa que, independientemente de nuestros conocimientos técnicos y teóricos, nuestra
herramienta básica es la capacidad de intentar reconocer lo que realmente sentimos,
experimentamos o sospechamos que está ocurriendo en nosotros mismos: nuestra realidad
psíquica. En ausencia de esta capacidad, creo que faltará algo fundamental en relación con
nuestros pacientes y nuestra comprensión de ellos.
Freud veía la transferencia como aspectos de la historia temprana del paciente que se
repetían, se transferían en su relación con el analista. Melanie Klein llevó esto más lejos
mostrando cómo aspectos de la relación temprana del niño con sus padres fueron internalizados
y construyeron su mundo interno de objetos, y qué aspectos de estos objetos internos fueron
proyectados en la relación con el analista formando la transferencia. Estoy sugiriendo que, al
seguir los cambios momento a momento en la sesión, podemos empezar a hacernos una idea de
cómo se construyó su pasado, porque podemos ver cómo se reconstruyen elementos del mismo
en la sesión. Para dar un ejemplo muy simplificado: el analista da lo que le parece una
interpretación directa, el paciente responde con ansiedad y enojo sugiriendo que sintió que el
analista lo estaba reprendiendo y burlándose, pero su respuesta de enojo evoca en el analista
una sensación no sólo de ser malentendido sino de querer presionar o intimidar al paciente para
que entienda. Si este tipo de situación parece repetirse de diversas maneras a medida que
avanza el análisis y el analista es consciente de la atracción que ejerce este tipo de
representación, puede darnos una idea del tipo de presiones que el paciente muy posiblemente
experimentó en su pasado con, por ejemplo, un padre que realmente intimidó o presionó al niño.
Y vemos cómo el niño probablemente respondió con miedo, rabia u hostilidad. Esto haría que el
padre se sintiera más molesto y hostil y los dos quedarían atrapados en un círculo vicioso. Un
ciclo que se repite en la transferencia pero que ahí podemos empezar a desenredar. (De esto
hablaré más adelante). Así, fragmentos de la historia cobran vida bajo nuestros ojos.
Por lo tanto, me gusta intentar comprender lo que está viviendo el paciente y el papel que
se me pide que desempeñe. Si lo que he aprendido sobre su pasado me viene a la mente y me
parece relevante en ese momento, entonces me gusta conectarlo en mis interpretaciones. Esto
significa que la historia del paciente, en la medida en que se conoce, o se supone que se conoce,
está en el fondo de mi mente en lugar de dirigir mis expectativas. La vinculación prematura con
la historia puede ser fácilmente un movimiento defensivo tanto para el paciente como para el
analista. Pero a largo plazo considero que la comprensión de lo que ha sucedido en el pasado, su

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significado para el paciente y su participación en él, no sólo es de gran interés para mí como su
analista. También es importante para el paciente que pueda sentir que su analista tiene un
sentido de continuidad y tiene su historia en su mente. Creo que esto le da al paciente la
sensación de que puede haber cierta flexibilidad en la comprensión e interpretación de su
historia, y un mayor sentido de integración de sí mismo.
Creo que esto tiene una relación importante, como he indicado antes, con la cuestión del
cambio psíquico. En mi opinión, el verdadero cambio psíquico no se produce a través del
reconocimiento por parte del paciente de la forma en que repite viejos patrones de
comportamiento y relación, por muy importante que sea esa toma de conciencia. El cambio
psíquico creo que debe depender de la capacidad del paciente de sentir cómo y por qué
experimentó o quedó atrapado en ciertas maniobras, ansiedades, defensas, y esto sólo se
producirá a medida que no sólo repita su pasado, sino que lo reconstruya momento a momento
en la transferencia. El proceso de reconstrucción tendrá un impacto en el analista, ya que se ve
arrastrado a los diversos roles que debe representar, o más bien, como es el analista, necesita
tomar conciencia de ello, verbalizar lo que sucede en lugar de representarlo. Intenté ilustrar esto
con el ejemplo del niño con el padre acosador. A medida que el paciente experimenta un objeto,
el analista, que no se ve arrastrado a la intimidación puede empezar a sentirse menos enojado,
más confiado, y así el analista será experimentado como más benigno e internalizado como un
objeto más benigno que evoca menos ansiedad y menos rabia en el paciente. De este modo, el
círculo vicioso puede empezar a modificarse. Creo que este es un aspecto importante para
lograr el cambio psíquico, por medio de cambios minúsculos pero comprobables que tienen lugar
dentro de la transferencia y, por lo tanto, en el mundo interno del paciente.
Quiero volver a la cuestión de las explicaciones analíticas. Éstas, al igual que la historia
contada por el paciente, tienen un lugar en el fondo de mi mente. No me gusta tratar de explicar
a un paciente en general, por ejemplo, por qué utiliza una defensa particular, a menos que pueda
ver lo que está sucediendo en la transferencia. Por ejemplo, cómo se ha callado o se ha vuelto
retraído y qué parece haber resultado de esto, qué se ha logrado con ello. Mi objetivo es ayudar
a observar y comprender el movimiento, en lugar de dar a mi paciente lo que es esencialmente
una explicación más teórica, por muy correcta que sea. Si damos a nuestros pacientes
explicaciones generales o les mostramos simplemente la forma en que están repitiendo su
pasado, sospecho que nos convertimos, en sus mentes, en alguien que quiere que cambien, en
una figura necesitada o superego, en lugar de un analista que realmente intentará entrar en su
estado mental en ese momento. No creo, como dije anteriormente, que nuestras
interpretaciones sólo se ocupen de lo que ocurre en la sala; me gusta partir de ahí y poder
entonces, o tal vez mucho más tarde, comprender y ayudar al paciente a que pueda entender la
relevancia que eso tiene en su vida exterior, en sus dificultades y esperanzas generales.
En esta breve contribución he subrayado la importancia del movimiento; aquí añado la
importancia de que la mente del analista sea capaz de pasar de lo que ocurre en la habitación al
mundo exterior y al pasado, pero la comprensión, sugiero, tiene que partir de lo que ocurre aquí
y ahora.

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Referencias

- Aguayo J (2011). The role of the patient’s remembered history and unconscious past in the
evolution of Betty Joseph’s ‘here and now’ clinical technique (1959–1989). Int J Psychoanal,
92:1117–1136.
- Blass RB (2011). On the immediacy of unconscious truth: Understanding Betty Joseph’s ‘here and
now’ through comparison with alternative views of it outside of and within Kleinian thinking. Int J
Psychoanal, 92:1137–1157.
- Busch F (2011). The workable here and now and the why of there and then. Int J Psychoanal,
92:1159 – 1181.

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