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Autismo.

El trastorno del espectro autista o TEA es una alteración o daño en el desarrollo del cerebro que
pueden afectar la adquisición y/o aplicación de habilidades específicas, como la memoria,
percepción, el lenguaje, etc. Se consideran tres áreas principales en las que aparecen estar
alteraciones: la interacción social, la comunicación, la aparición de comportamientos repetitivos. Se
divide en tres niveles de gravedad que van de menor gravedad a mayor llamados: grado 1, grado 2,
grado 3; en el grado 1 se llegan a tener algunas complicaciones para iniciar interacciones sociales
pero son capaces de mantener las conversaciones con las personas; en el grado 2 pueden iniciar
interacciones y relacionarse con otras personas pero presentan un poco reticencia a cambiar su
rutina diaria; en el grado 3 la comunicación y la interacción social es mínima, son mucho más
renuentes a cambiar su rutina y a la inserción de personas nuevas en su entorno.
Aún se desconocen las causas especificas que provocan el síndrome del TEA, pero se plantean
hipótesis que incluyen principalmente factores de herencia genética, dificultades durante el
embarazo y anomalías en los neurotransmisores.
No existe algún tipo de análisis neurológico o bioquímico para diagnosticar el TEA, éste sigue
siendo “clínico” con la ayuda de los especialistas. El trastorno se suele manifestar entre los 2 y 3
años, o en casos menos graves puede ser identificado hasta los 6 o 7 años.
La palabra “espectro” hace referencia a que no es un trastorno que se pueda medir
cuantitativamente en la cantidad que padece cada persona, más bien es diferente para cada
individuo al no afectar a cada uno en los mismos ámbitos ni de la misma manera.

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