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Stormy Glenn - Cade Creek 5 - Comenzando Algo
Stormy Glenn - Cade Creek 5 - Comenzando Algo
Granjero en el Dell 2
La Llama de un Bombero 3
Jonny se Bueno 4
Comenzando Algo 5
1
Sinopsis
Hank Vaught tenía un pasado, uno que le hacía temer las relaciones.
Cuando el hombre en que está interesado traiciona su confianza, Hank se
niega a tener algo que ver con él. Pero el destino tiene su manera de hacer
que un hombre lamente las decisiones tomadas apresuradamente. Cuando
la vida de Sammy está en peligro, Hank es el primero en correr a su rescate.
Conseguir que Sammy acepte a hablar con él de nuevo podría ser más
difícil que encontrar al pirómano serial que está hostigando a Cade Creek.
Podría ser casi imposible.
Sammy Heldmon quería a Hank con una necesidad que nublaba cada
decisión que tomaba. Sin saber lo que hizo para que Hank le diese la
patada, Sammy intenta seguir adelante con su vida. Sin nada que perder,
cede ante la presión familiar y se marcha de Cade Creek. Pero incluso ese
consuelo le es negado cuando se encuentra comprometido a una mujer que
necesita ser rescatada más que él.
2
Prólogo
Hank no tenía ningún interés en tomar una taza de café, y dudaba que
Sammy lo tuviera, pero si el hombre necesitaba jugar el juego, Hank lo
seguiría. —Sólo un poco de azúcar—. Hank le guiñó el ojo. —Me gustan
las cosas dulces.
Sammy tragó tan duro, que Hank lo pudo escuchar. —Oh sí, funciona.
¡Infiernos!
Hank se arrodilló entre las piernas de Sammy, sus manos rondando la dura
y magnífica polla cuando se inclinó a lamer las gotas de pre semen de la
cabeza. Queriendo mejor acceso, Hank sacó los pies de Sammy de sus
pantalones y los tiró a un lado, extendiendo las piernas de Sammy hasta
que prácticamente se sentó a horcajadas sobre Hank.
Podía oír los profundos gemidos de Sammy, sentir sus manos agarrando
con fuerza su pelo cuando tomó la longitud entera en su boca. Despacio,
movió su lengua por la cabeza y a su alrededor, deslizándola hasta
envolver su longitud entera.
—Hank…voy a…
Sabía que iba a ser rápido. Necesitaba a Sammy demasiado. Abriendo los
ojos, comenzó un rápido ritmo de embestidas. Los gemidos de Sammy
comenzaron de nuevo y Hank supo que se estaba poniendo difícil de nuevo.
Era enorme, lo que era perfecto porque Hank no era un tipo pequeño.
Hank acostó a Sammy, tiró su ropa al suelo, y luego subió a la cama detrás
de él, acurrucándose hasta que su polla semidura quedó encajada entre las
mejillas del culo de Sammy.
Los ojos azul cielo de Sammy brillaban de felicidad cuando le miró sobre
su hombro. —Incluso mejor.
Hank con cuidado salió de la cama y recogió su ropa. Acababa de tener una
noche que dudaba olvidase jamás y quería sorprender a Sammy con un
desayuno en la cama. Bueno, café y pasteles de Kafari´s Koffee Korner, en
todo caso. Si él le preparaba el desayuno, era capaz de matarle. Hank no
podía cocinar una mierda.
Sammy merecía más que ser mimado. Merecía ser feliz, y si Hank tenía
algo que decir al respecto, él sería quien hiciese feliz a Sammy. Adoraba al
hombre, y fue así desde que comenzaron a hacerse amigos. ¿Quién iba a
imaginarse que el pequeño y lindo enfermero por el que había estado
bebiendo los vientos cada vez que iba al hospital sería el hombre que
robaría su corazón?
1
Un eufemismo es una palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a
8
otra palabra de mal gusto o tabú.
nuevo y después giró. Sólo los años de entrenamiento para permanecer
tranquilo en situaciones peligrosas le impidieron saltar a la vista hasta que
un hombre rubio pasó por la entrada.
—Pregunta…pregunta a Samuel.
Los ojos del hombre se alejaron más allá en la casa. — ¿Dónde está
Samuel?
Los mismos ojos que habían estado llenos de temor hace un momento se
estrecharon con furia cuando regresaron a Hank. — ¿Durmiendo?—, El
hombre gruñó. — ¿Cómo infiernos sabes eso?
— ¡No tengo que decirte una mierda!—, el hombre contestó. —Sal como
un infierno de mi casa antes de que llame a la policía. Y si alguna vez
vuelves a acercarte a Samuel, juro que…
— ¡Soy su familia!
Hank dejó caer sus manos y dio un paso atrás. Sus ojos se fueron a la
imagen enmarcada en la estantería, una agonía de combustión lenta
reemplazando la ira en su tripa. — ¿Es tu amante?
— ¿Su qué?
Hank sabía que Sammy había estado viéndose con alguien. Sabía que 10
Sammy tuvo una relación durante un tiempo, pero no sabía que llevaban
años juntos. Había tenido la impresión de que era el tipo que intentó
quemar su casa, y que no se estuvieron viendo tanto tiempo.
— ¿Y ese hombre con el que estaba Sammy hace unos meses?—, Hank
levantó la mirada justo a tiempo para ver al tipo hacer una mueca. —
¿Quién era?
La honestidad total en los ojos del hombre rompió algo dentro de Hank. Le
habían engañado antes y le rompieron su corazón, y por alguien con quien
estaba mucho más involucrado. Ni de coña iba a quedarse alrededor y
permitir que le ocurriese de nuevo.
Sin otra palabra, se dio la vuelta y salió, sin recordar que tenía la foto del
tipo en su mano hasta que estaba en su camioneta. Fue a romperla, pero
entonces paró. Hank no tenía ni idea de lo que le hizo meter la maldita cosa 11
en la guantera, pero lo hizo, rogando poder olvidar lo feliz que se veía
Sammy en los brazos de otro.
12
Capítulo 1
Sammy Heldmond observó como las puertas dobles que daban a la entrada
de ambulancias se abrieron de golpe y metieron apresuradamente una
camilla. Su garganta se obstruyó cuando vio que pasaron la camilla por
delante de él hasta un cubículo de cuidados críticos en la sección
restringida de la sala de urgencias. Un momento después, una segunda
ambulancia llegó y condujeron otra camilla.
Infiernos.
—Podría ayudar con algo—, Mitch dijo por detrás de Jonny. —He llamado
a los padres de Russ y deberían estar aquí pronto. Ellos pueden ayudar a
rellenar el resto.
—Empujó a Russ para sacarle del camino—, Neason añadió, sus pestañas
revoloteando mientras parpadeaba para alejar las lágrimas. —Hank
probablemente haya salvado la vida de Russ.
— ¿Jack?
Brody asintió.
—Date prisa, Jack. No hay nadie aquí para tomar una decisión médica por
Hank.
—De acuerdo.
—Gracias.
Y aún lo estaba. Era testimonio de lo fuerte que el hombre era, algo que
Sammy siempre había sabido. El aire había dejado su mundo la primera vez
que puso sus ojos en Hank Vaught, y desde entonces se quedaba sin aliento
cuando estaba cerca de él.
Había tenido una cita, una noche de éxtasis en brazos de Hank y luego el
hombre había salido corriendo. Sammy apenas podía conseguir que Hank
le mirase hoy en día. Las palabras entre ellos eran forzadas y cortas, Hank
dejaba su lado tan rápido como podía sin ser grosero.
Sammy no era estúpido. Sabía lo que eso significaba, y por mucho que
dañase su corazón, tenía que respetar los deseos de Hank. Hank no le
quería. Era tan simple como eso.
Sammy sabía en su interior que había hecho algo para ahuyentar a Hank,
pero como el hombre se negaba a hablarle más que unas pocas frases, no
sabía lo que era. Además de haberle dado la patada, el no saber lo que hizo
tan mal era lo que más le confundía.
Pero por mucho que Sammy no quisiera admitirlo, por mucho que Hank le
hubiese hecho, Sammy aún tenía sentimientos por el hombre. Dolía ver al
grande y fuerte bombero tumbado en una camilla sangrando. Sin importar
cuánto desease que fuese de otra forma, Sammy sabía que estaría devastado
si algo le ocurriese a Hank.
Cuando el doctor gritó y cogió las palas, Sammy presionó las palmas de sus
manos contra la pared de cristal que separaba el pasillo del cubículo
individual de emergencia. Su mundo se detuvo cuando vio al doctor
presionar las palas del desfibrilador en el pecho de Hank.
— ¡Listo!
Sammy esperó a que las puertas del ascensor se cerraran para ir al otro
cubículo ocupado. El otro doctor de guardia trabajaba en Russ, pero la
sensación de urgencia que rodeaba en el aire en torno a Hank no estaba.
Sammy a duras penas mantuvo los labios cerrados. Quería decir al doctor
que estaba seguro que Russ lamentaba haber sido disparado e interferir en
su juego de golf. Pero comenzar un drama en la sala de emergencias no era
bueno para nadie. Y esta no sería la primera vez que el doctor salía con el
pensamiento de que era mejor que todos los demás. Sammy dudaba que
fuese la última tampoco.
Una de las otras enfermeras le dio una mirada a Sammy que le hizo sonreír.
Sammy sonrió. —Sí—. Dios, Sammy oraba porque Russ fuese a estar bien.
El doctor imbécil no parecía estar terriblemente preocupado. —Como te he
dicho, la mayor parte del daño está en su clavícula—. Sammy puso el
sujetapapeles delante de él. —Necesito que firmes esto, dándonos permiso
para que el doctor opere a Russ.
Una vez que Jonny firmó la hoja de consentimiento, Sammy le dio una
palmadita en su mano y se levantó. Echó un vistazo alrededor de la sala de 21
espera, que estaba llena con más personas que cuando estuvo allí de pie.
Cade Creek siempre se unía cuando uno de los suyos lo necesitaba.
Sammy respiró cuando varias personas dieron un paso hacia adelante. Dios,
amaba vivir en este pueblo. —Una enfermera saldrá en un momento para
comenzar a extraer sangre a quien quiera donar—. Sammy tragó el bulto
formado en su garganta ante la disposición de ayudar de aquéllos que
estaban en la sala de espera. —Y gracias.
23
Capítulo 2
—Hank—. Hank movió los ojos cuando una cara apareció en frente de él.
No estaba preparado para mover su cabeza aún.
—Jefe.
— ¿No en casa?
— ¿Incendio?
— ¿Recuerdas algo?
—No.
—La bala fracturó su clavícula. El doctor tuvo que intervenir para fijarla
pero está bien—. Jack inspiró y sus ojos recorrieron el cuerpo de Hank. —
Tú, no tanto.
— ¿Cómo es de malo?
—Fue malo, Hank. La bala causó mucho daño. Entró por tu lado izquierdo
y perforó tu pulmón antes de salir por tu pecho y golpear a Russ—. Los
labios del jefe temblaron al encontrarse con la mirada de Hank de nuevo.
—Tu culo gordo es probablemente lo único que salvó al hombre. Si la bala 25
no te hubiese atravesado primero habría matado a Russ.
—El doctor consiguió reparar tu pulmón y el daño que hizo la bala pero vas
a tener que estar en cama unas semanas.
—Mierda.
Eso iba a apestar. Hank nunca lo hizo bien cuando le dejaban a su aire. Se
aburría fácilmente, y ahí era cuando normalmente terminaba haciendo algo
estúpido, como saltar en frente de una bala o saltar de un acantilado o algo
igual de peligroso.
—Una vez que salgas del hospital, tenemos una lista llena de gente que ha
firmado para venir a ayudarte a casa.
—Infiernos—. Ahí se iba cualquier idea que pudiese haber tenido de estar
un tiempo solo. Supongo que saltar de la montaña más cercana estaba
fuera.
26
—Quería advertirte que los equipos de televisión de la ciudad han invadido
cade Creek. El Sheriff Riley asignó un oficial para sentarse fuera de tu
cuarto para evitar que te molestasen, pero están acampados fuera de tu
casa.
— ¿Y?
—Y es algo grande.
—El Sheriff Riley está tratando de librarse de la prensa y toda esa mierda.
Hank gruñó.
—No van a estar aquí para siempre, Hank. Una vez que el alboroto se
calme, se irán a otra historia más jugosa.
O no. Hank inspiró despacio porque rápido dolía. —Hay algunas cosas que
probablemente deberías saber—. Por mucho que Hank quería mantener su
pasado para sí mismo, su jefe Jack tenía derecho a conocerlo. Y seguro que
saldría si la prensa seguía indagando. —Hubo un pequeño escándalo en
casa. Fue una de las razones por las que me mudé a un pueblo tan pequeño
como Cade Creek.
La ceja oscura de Jack se elevó. — ¿Tan embarazoso que sólo has sentido
la necesidad de contármelo después de trabajar juntos casi dos años?
—No era algo que quería divulgar—. Aún no quería, pero estaba
malditamente seguro de que la mierda iba a golpear en cualquier momento
y quería que su jefe estuviese preparado cuando ocurriese.
—De acuerdo.
Hank quería decir que no pero…—Mirando hacia atrás, las señales estaban
allí. Las llamadas de teléfono privadas que no quería que escuchase a las
altas horas de la noche, las veces que no podía encontrarlo, las citas
canceladas, el secretismo de todo. Debería haberlo sabido pero estaba tan
ciego por lo que sentía que no lo vi hasta que fui a una recaudación de
fondos para el departamento de bomberos y Doug y su marido aparecieron
juntos.
Las cejas de Jack se dispararon hacia arriba. — ¿No pensó que os podíais
encontrar en algún momento?
Jack estuvo callado durante un momento mientras que digería todo lo que
Hank le dijo. Finalmente, dijo, —Comprendo que podría haber sido
doloroso y todo eso, pero no comprendo dónde está el escándalo. Tuviste
una aventura con un hombre casado. ¿A quién jodidos le importa?
Hank asintió con la cabeza lentamente. —La prensa va a estar sobre esto en
cuanto alguien haga la conexión.
—Oh, infiernos.
Hank hizo una mueca por la sorpresa en la cara de Jack. —El escándalo fue
aplastado por el gobernador, pero no antes de que mi cara apareciese en
todas las noticias locales. Si un reportero aquí recuerda mi cara y pone mi
nombre junto a ese escándalo, toda la mierda va a regresar de nuevo, sólo
que esta vez, probablemente sea de índole nacional.
—Tengo que decirte, Hank, que creo que lo estás tratando erróneamente.
—Tuviste una aventura con un hombre casado. Y qué. Era el marido del
hijo del gobernador. De nuevo, ¿Y qué? Sólo es noticia porque permites
que sea noticia. Deja de estar avergonzado por lo que ocurrió, asume tus
errores, y sigue adelante.
Hank se quedó con la boca abierta. — ¿Qué? ¿Quieres que haga una
entrevista y que confiese abiertamente lo estúpido que fui?
—Si recuerdo bien el último cotilleo político—, Jack dijo, —el hijo del
gobernador sigue aún casado. No rompiste nada. Y dijiste que estaban
separados en ese momento.
—No, probablemente no, pero, Hank, este hombre tomó algo tuyo una vez.
Huyendo, estás permitiendo que te lo arrebate de nuevo. ¿Es eso lo que
quieres?
—No, pero…—. Hank selló sus labios cuando la puerta se abrió y entró
una enfermera.
—De acuerdo—. Darla alcanzó por encima y apretó unos cuantos botones
en el monitor junto al poste de la intravenosa. —Deberías sentirte mejor en
unos momentos—, Sonrió a Hank de nuevo. Dios, ¿Por qué estaban tan
felices las enfermeras? —El doctor vendrá a hablar contigo dentro de poco.
Hasta entonces, tu amigo va a tener que irse. Necesitas descansar.
—Hola, Sr. Vaught—, alguien dijo mientras una luz brillante iluminaba los
ojos de Hank. Se sacudió hacia atrás, levantando su mano para protegerse
de quien fuese. — ¿Cómo se siente hoy?
El hombre rió. Debía estar relacionado con las enfermeras. —Soy el Dr.
Berkley. Te cosí después de que intentaste parar la bala con tu pulmón.
31
—Gracias—. ¿Qué más podía decir al hombre que probablemente salvó su
vida? —Si tu casa se incendia, llámame.
Las oscuras cejas del hombre se elevaron. —Creo que escuché a alguien
mencionar que eras bombero. ¿Asumo que tenían razón?
—Sí—. Hank de repente tuvo un pensamiento que le heló hasta los huesos.
—Mi pulmón perforado no va a impedirme ser bombero, ¿verdad?—.
Como que necesitaba sus pulmones para respirar oxígeno y apagar
incendios.
—No creo, pero sólo el tiempo lo dirá. La parte dañada era pequeña y pude
coserla. Debería sanar relativamente bien. De lo que necesitamos ser
cuidadosos es de que no haya infección y de no hacer un esfuerzo excesivo
hasta que hayas sanado completamente.
—Sólo treinta minutos al día—, el doctor dijo con una expresión tan seria
que Hank casi le creyó. Cuando los labios del doctor temblaron, Hank rió,
sintiéndose como un bobo. Era bueno saber que el hombre tenía sentido del
humor.
33
Capítulo 3
Sammy sonrió. Aunque no fuese divertido sabía que podía ser un poco
obstinado cuando se trataba de hacer de enfermero. —Puedo ser más
obstinado que él.
Los ojos de Darla se desviaron a las otras dos enfermeras de servicio antes
de mirar a Sammy de nuevo. Hablaban en voz baja, los dos sabiendo que
no estaban permitidas las horas de visita. Sammy tendría que entrar a
hurtadillas. —Está en el cuarto tres veinticuatro.
—Gracias, Darla—. Sammy esperó a que las otras dos enfermeras mirasen
a otra parte y estuvieran ocupadas antes de apresurarse a bajar el pasillo
hasta el cuarto de Hank. Nunca había estado tan agradecido de que no
crujiesen sus zapatos de enfermero como cuando abrió la puerta y vio que
el hombre estaba profundamente dormido.
Aunque su cara estaba pálida, Hank parecía respirar bien. Sammy podía ver
la subida y bajada regular de su pecho. Podía ver el borde de la venda que
cubría el pecho de Hank en el escote de su bata de hospital. Líquidos claros
recorrían una línea por un tubo en lo alto de la mano de Hank hasta una
bolsa que colgaba sobre el poste de la intravenosa.
Estaba sanando.
Lentamente.
— ¿Sammy?
—Hola.
O no.
—Tranquilo.
—Tengo los papeles del alta del Sr. Vaught aquí—. Levantó el
portapapeles. —Necesito información tuya si aún planeas llevarle a casa 38
contigo.
Infiernos.
—El doctor va a querer hablar contigo sobre la medicación del Sr. Vaught,
y su rehabilitación—. Darla dio un golpecito con la cima del bolígrafo en el
portapapeles. Su sonrisa era un poco extraña, como si estuviese encantada 39
por dar esa información a Sammy.
—Gracias—, Sammy respondió y vio girar a la mujer y salir sin decir una
palabra. Esta podría haber sido la conversación más extraña que había
tenido. No conocía a Darla muy bien pero no creía que le preocupase de
una u otra forma que se llevara a Hank con él a casa. ¿Pero qué sabía él?
Estaba firmando el papeleo para llevar a casa a un hombre que no quería
tener que ver nada con él.
Si todo salía como querían, Hank estaría de nuevo sobre sus pies en tres
semanas, y luego regresaría a trabajar un tiempo después.
— ¿Qué hace él aquí?—, Hank preguntó con una voz al borde del gruñido.
—Que te den, Hank—. Por la esquina de su ojo vio a Hank quedarse con la
boca abierta mientras se giraba al doctor. —Si tiene tantas ganas de ir a un
centro de rehabilitación en la ciudad, déjale. Yo he terminado aquí.
Sammy pensó que su salida fue bastante digna. Salió del cuarto y bajó por
el pasillo antes de que las lágrimas contenidas se liberasen y deslizasen por
su cara. Sammy fue directo a las escaleras, bajándolas lo bastante rápido
para que fuera peligroso.
Quería alejarse lo máximo posible de Hank Vaught. El otro lado del planeta
le parecía bastante bueno ahora mismo.
Cuando salió del coche y se dirigió a la casa, sus pasos vacilaron y casi 42
deseó no haber llegado a casa de una sola pieza. —Noah, ¿qué haces aquí?
El hermano que no había visto en casi tres años se levantó de donde había
estado sentado en el porche y caminó hacia él. —Es hora de regresar a
casa, Samuel. Tu familia te necesita.
Abrió la boca para decir que su familia estaba aquí, pero entonces, como si
una lamparita se hubiese encendido sobre su cabeza, Sammy comprendió
que no había nada que lo retuviese aquí. No tenía ningún motivo para
quedarse en Cade Creek. La vida que había esperado sólo estaba en su
imaginación.
43
Capítulo 4
Parecía que su recuperación hubiese durado una eternidad. Hank sabía que
parte de ello había sido su maldita culpa. Pasar cuatro semanas en un centro
de rehabilitación en la ciudad, lejos de sus amigos y atascado con extraños,
no había ayudado mucho. Si Jack y algunos de los otros que conocía en
Cade Creek no hubiesen ido a verle cada pocos días, probablemente se
habría vuelto loco.
Una vez que fue a su casa, su recuperación progresó mucho más rápido que
en el maldito sitio de la ciudad. La rehabilitación era rehabilitación sin
importar donde se hiciese, pero la recuperación iba mucho mejor cuando
estaba rodeado de gente que conocía y con la que se sentía cómodo. Ir a un
centro en la ciudad y estar rodeado de extraños había añadido una semana a
su rehabilitación.
—Sí—. Hank sonrió e hizo una pausa. —El doc me ha dado el visto bueno.
—No. Doc dijo que la cirugía volvió a juntar todo y que la rehabilitación ha
arreglado el resto. Estoy listo para seguir.
—Genial.
Golpeó sus nudillos en la puerta abierta cuando llegó. —Ey, Jack, ¿tienes
un minuto?
—Lo estoy—. Hank se sentó en la silla que le señaló Jack, descansando sus
manos informalmente en su regazo aunque no sintiese nada de ello 45
informal. Sentía su pecho como si tuviese un elefante sentado sobre él. —
El doctor me dio el alta la semana pasada.
—Jack…
Jack levantó la mano, parando a Hank. —Dale una semana, Hank, para ver
como te sientes. Regresas después de lo que podría haber sido una herida
mortal, y aunque el doctor diga que estás preparado para volver a trabajar,
dudo que comprenda enteramente la tensión que nuestro tipo de trabajo
pone en el cuerpo humano.
Jack rió. —No es dios, Hank. Se pone los pantalones en una pierna a la vez
igual que nosotros.
Hank sonrió, su estrés aliviándose. Ser bombero fue todo lo que siempre
quiso desde que era niño. Nunca había querido ser otra cosa. No sabría
como ser algo más.
—Hay uno o dos que aún siguen husmeando—, Jack respondió. —Pero les
hemos mantenido ocupados con otras cosas. Parece que la vida en un
pequeño pueblo es más interesante de lo que pensaba.
—Hubo un alboroto en el Rusty Nail que dio pie a chismorreos durante una
semana.
—Ya sabes que Harvey James compró el Rusty Nail hace unos pocos años.
—Parece ser que se presentó una banda de moteros e intentó apoderarse del
lugar, echando a patadas a los vecinos. Harvey les mostró que se
equivocaron en sus acciones…—. Una gran cantidad de diversión llenó la
voz de Jack cuando sonrió. —Sacó a uno de ellos por la ventana delantera.
—Infiernos.
— ¿A los moteros?
—Sí—. Jack asintió. —Solía salir con ellos. Es por lo que pensaron que 47
simplemente podían presentarse y apoderarse del lugar.
—Sí, bueno, estoy seguro de que Russ y Jonny estarían más que felices de
ponerte al día en todo. Recibiste una bala salvando la vida de Russ.
Hank asintió antes de hacer la pregunta para la que realmente quería una
respuesta y no la estaba consiguiendo. — ¿Cómo está Sammy? No lo he
visto por aquí desde que he regresado.
Hank no sabía mucho de los motivos por los que Sammy se alejó de su
familia, sólo que se habían producido problemas y no había hablado con
ellos en un largo tiempo. Le pareció extraño que al menos no lo hubiese
hablado con Jack. Eran primos.
—Nunca pensé que fuese a volver—, Jack admitió con una mueca. —Me
llamó después de irse y me pidió que empaquetara lo que quedara en la
casa y lo almacenase, dijo que regresaría a por ello más adelante.
—No, no todavía.
Las cejas de Jack se alzaron. — ¿No estás preparado para tratarlo conmigo
aún?
—No.
— ¿En Sammy?
Hank asintió. —Sobre lo que siento por él y lo que quiero hacer sobre lo
que siento por él.
Hank suspiró y miró fijamente a Jack. Había algunas cosas sobre las que no
estaba listo para hablar con Jack, y la única noche que pasó en la cama de
Sammy estaba en lo alto de esa lista. Podría no saber exactamente lo que
sentía por Sammy pero sabía que los detalles íntimos de lo que fuese su
relación, no eran para compartir.
—De acuerdo—. Con los ojos bien abiertos, Jack apoyó la espalda en su
silla. —Entonces, ¿quieres que diga a Sammy que te llame o qué?
Hank rió en silencio mientras se pasaba una mano por su pelo, frustrado,
nervioso. —O qué.
50
Hank gimió por el dolor que atravesó su espalda y brazos cuando se quitó
la pesada chaqueta de extinción de incendios. Algunas veces la maldita
cosa parecía pesar una tonelada, y aquéllas veces casi siempre venían
después de regresar de una llamada de emergencias.
Hank colgó su chaqueta, luego sacó los pies de sus botas y las dejó frente a
su taquilla. Se dio la vuelta y se sentó en el banco que había entre las dos
paredes de taquillas. Estaba de vuelta a un horario normal ahora, aunque
casi deseaba que no fuese así. Sabía que su cansancio venía del aumento
del número de llamadas que estaban atendiendo, pero a veces se preguntaba
si se estaba haciendo demasiado mayor para esta línea de trabajo.
Hank fue a cerrar su taquilla cuando se dio cuenta que había olvidado su
bolsa de aseo en la ducha. Ya que todavía no se había puesto los zapatos,
decidió apresurarse y cogerla. Supo que era un error antes de dar el primer
paso dentro de la ducha.
Hank se quedó allí un momento, mirando a los hombres en el otro lado del
cuarto. Aunque no se describiría como un voyeur, no podía evitar mirar a
los dos hombres desnudos mientras se besaban y restregaban. Eran una
vista bonita. La piel más oscura de Ari un profundo contraste con el tono
dorado de Vinnie. Donde Ari era más delgado y esbelto, Vinnie era
fornido, musculoso y con pelo. El contraste entre los dos hombres hizo que
observarles restregarse el uno al otro fuese incluso más atractivo.
Jack hablaba con alguien con su teléfono móvil, mientras paseaba dando
zancadas.
Jack le miró. Frunció el ceño y le hizo señas a Hank para que cerrase la
puerta. Hank entró en la oficina y cerró la puerta, apoyándose en el marco
mientras esperaba a que Jack terminase la conversación.
Las cejas de Hank fueron cerca del nacimiento de su pelo cuando Jack
lanzó el teléfono a su mesa. El tic en la apretada mandíbula del hombre no
estaba bien. Jack estaba cabreado, más furioso de lo que Hank recordaba
haberle visto.
— ¿Qué ocurre?—, Hank preguntó. La mirada que Jack le envió hizo que
su estómago se apretase. — ¿Se trata de Sammy? ¿Está bien?
—Tienen que casarse, Hank—. Jack hizo una mueca como si estuviese a
punto de decir a Hank que su mundo iba a explotar. —Está embarazada.
¡Boom!
54
Capítulo 5
Y sin embargo, nada de ello hizo que Sammy se sintiera mejor. Su corazón
latía con normalidad, pero había un dolor allí como si estuviese muriendo
lentamente. Sammy no se sorprendería si su corazón dejase de latir en
cualquier momento. Casi lo desearía. Entonces su infierno habría
terminado.
Sammy no era ni por asomo un mártir, por lo que aún tenía problemas para
comprender exactamente por qué permitió que le convenciesen para casarse
con la novia embarazada de su hermano.
Su hermano era un imbécil. Era tan simple como eso. Había sido infiel a su
mujer, embarazado a su novia, que era su cuñada, y ahora, en vez de
responsabilizarse de lo que había hecho, había presionado a Sammy para
que lo hiciese él.
La cuestión era, que le gustaba Phoebe. Era una joven dulce que había
caído en una situación de la que no sabía como escapar. Había llorado en
los brazos de Sammy mientras le contaba lo devastada que estaba cuando
descubrió que estaba embarazada. No sabía lo que iba a hacer,
especialmente cuando la familia comenzó a presionarla para que se casara
con Sammy.
—Estaré allí.
Gran sorpresa.
Sabiendo que no tenía otra elección, Sammy salió por la misma puerta que
su madre y bajó las escaleras a saludar al sastre. No comprendía por qué no
podía simplemente ir a la tienda de alquiler y sólo alquilar un esmoquin.
¿Por qué tenían que hacerle uno a medida? No es que fuese a llevar la
maldita cosa de nuevo.
Los eventos sociales eran como una plaga…había que evitarlas a toda costa
bajo pena de muerte, especialmente los eventos sociales organizados por
sus padres.
Cualquiera que fuese el motivo, Sammy estaría allí para ayudarla, porque
su familia estaba seguro que no. Estaba bastante seguro de que una vez que
la ceremonia de boda hubiese terminado y el certificado de matrimonio
estuviese registrado, y `la vergüenza´ eliminada del nombre de la familia,
lo más probable era que Phoebe no supiese nada de ellos de nuevo.
Sammy aún intentaba decidir si regresar con ella a Cade Creek o quedarse
en la casa que el padre de Phoebe les había comprado. No quería quedarse
en Boston. Echaba de menos Cade Creek. Pero Hank estaba en Cade Creek
y no estaba preparado para ver al hombre. Puede que dentro de un tiempo,
pero no aún.
Sammy rodó los ojos. El sastre apenas había salido por la puerta y su madre
ya le estaba presionando sobre otro detalle. Él no era quien quería la gran
boda lujosa, y sabía que Phoebe tampoco. Ellos se fugarían si pudieran.
Era deprimente.
Su vida apestaba.
— ¡Samuel!
Sammy se quedó con la boca abierta. —Soy enfermero—. Nunca quiso ser
algo más. Amaba ayudar a la gente cuando más lo necesitaba, como en la
sala de emergencias. Era bueno en lo que hacía.
Delilah elevó su perfectamente depilada ceja, pero sólo una de ellas, la que
decía a Sammy que mantuviese la boca cerrada. —Nunca más—. Sus ojos
se estrecharon como si pensase que Sammy discutiría con ella. —Desmon 59
Carson no quiere que su yerno trabaje con la escoria de la sociedad.
Samuel apretó los dientes. Si tenía que escuchar una palabra más sobre
cómo había arruinado su vida, iba a chillar. Era su vida, infiernos. Podía
arruinarla si quería.
—Mira, Madre…
Sammy había accedido porque estaba demasiado afligido para decir que no
al hombre cuando Noah se le acercó. No fue hasta que estaba junto a
Phoebe en su fiesta de compromiso que la realidad de la situación le
golpeó, y para entonces, no sabía como salir de ello.
—Si quieres ser gay, sé gay. He oído que está de moda en algunos círculos
sociales hoy en día—. Delilah rodó los ojos. Comenzó a mover la mano
también, como si necesitase moverse para poder hablar.
Bien, eso explicaba por qué sus padres no parpadearon cuando salió. No les
importaba. Su elección de carrera por otro lado, eso no estaba permitido.
Estaba por debajo del apellido Helmond.
Sammy se quedó mirando atónito a su madre. — ¿Qué tiene eso que ver
con que Noah haya dejado embarazada a Phoebe?
—Tu hermano está bajo mucho estrés. Tiene necesidades que Jenna no
puede satisfacer a todas horas. Sus acciones son comprensibles bajo las
circunstancias.
— ¿Es porque soy gay?—. Sammy preguntó. — ¿Es eso por lo que está
bien que padre y Noah anden jodiendo por ahí pero yo tengo que pagar por
61
ello?
62
Capítulo 6
La boda de Sammy.
Sólo que iban por diferentes razones. Jack y Chester iban a Boston para
asistir a la boda. Hank iba para pararla, o al menos intentarlo. No le
importaba que Sammy estuviese involucrado con algún otro tipo. Hank al
menos quería poder defenderse e intentar balancear los sentimientos de
Sammy en su dirección.
—Ey, Chester.
Hank asintió. —He ido unas cuantas veces, pero soy un tipo más del
noreste.
— ¿Maine?
—Te preguntaría qué estás haciendo en Cade Creek, pero nos hallamos
entre bastantes reporteros para imaginarlo.
—Lo lamento.
Hank se giró para mirar por la ventana calle abajo. Llovía, sólo una
pequeña llovizna, pero a Hank siempre le había gustado la lluvia.
Normalmente significaba el fin del invierno y el comienzo de la primavera.
— ¿No te habló Jack del problema que tuve en mi antigua casa?—, Hank
preguntó dándose la vuelta.
Hank negó con la cabeza, sorprendiendo a Hank. Había pensado que Jack
al menos se lo habría contado a Chester. Eran pareja.
—Digamos que caí por el tipo equivocado y no lo descubrí hasta que fue
demasiado tarde.
—Infiernos.
— ¿Tu superior?
Hank asintió.
— ¿Y no viste la conexión?
—Odio decir esto, Hank, pero a mí me parece que este tipo salía a
propósito con uno de los subordinados del marido para vengarse de él. Tú
fuiste el desafortunado que eligió.
Hank abrió la boca para discutir, para decir a Chester lo equivocado que
estaba, y entonces recordó cómo se sentía por Sammy y comprendió que lo
que había sentido por Doug no era nada comparado a eso. Los dos
sentimientos no estaban en el mismo hemisferio.
—Tienes razón—. Hank pasó la mano por su pelo y dejó caer su cabeza
atrás, mirando fijamente al techo. —Tienes razón. Me la jugó.
—Lo siento.
Mientras Chester seguía hablando sobre las clases de cocina que había
planificado, Hank miraba a su alrededor, de nuevo sorprendido con el
apartamento de dos plantas. Las escaleras de caracol que iban a lo largo de
una pared, le fascinaban. Conducían a un dormitorio tipo loft en lo que una
vez fue un apartamento en la tercera planta. Chester lo abrió creando un
apartamento loft diseñado con un concepto de espacio abierto.
— ¿Hizo qué?
Hank miró a la base de las escaleras donde Jack había parado para dejar las
maletas. —Sammy y yo en cierta medida comenzamos a salir hace un
tiempo. Una cosa llevó a la otra y pasé la noche con Sammy. Cuando me
desperté al día siguiente, quise ir a por café y pasteles para nosotros.
Sí bueno…
—Ese tipo—, Hank señaló la foto por tercera vez, —Entraba a la casa. En
realidad pensé que estaba entrando por la fuerza hasta que me mostró una
foto, esa foto, y me dijo que era el amante de Sammy y que habían tenido
una pelea, y que Sammy se había ido a buscar a alguien con quien joder
para vengarse de él.
—Por Dios—. Hank tragó duro cuando de repente todo tuvo sentido para
él. —Quería matar a ese tipo.
—Noah creció siendo el niño de oro, el que tenía potencial para hacerse un
nombre dentro de la medicina. Debido a ello, le dieron prácticamente
cualquier cosa que quiso mientras creció. Ahora está casado y es uno de los
doctores más importantes en Boston. Hizo a sus padres sentirse orgullosos
y dudo que eso haya cambiado.
Jack resopló con ira. —En el mismo sitio que cuando crecíamos, limpiando
los líos de Noah.
Hank de repente no podía tragar. — ¿Crees que esa chica con la que se va a
casar está embarazada del niño de Noah?
Hank se pasó la mano por la cara cuando lágrimas brotaron de sus ojos.
No le parecía justo. 69
Sammy había traído felicidad y paz a muchas personas a lo largo de los
años. Su tiempo como enfermero en la sala de urgencias sacó todo lo bueno
y dulce que había en el hombre, y eso fue con gente que apenas conocía o
simplemente extraños que necesitaban un toque suave. Para aquéllos a los
que realmente conocía, no había nada que parase al hombre.
Lo daba todo.
Hank quería hacer algo por él una vez. Quería ser quien trajese una sonrisa
a la cara de Sammy, hacer que el hombre se sintiese especial. Quería ser
quien sostenía a Sammy en sus brazos mientras que sonreían a la cámara.
Hank miró fijamente a Jack cuando el teléfono del hombre sonó. Jack sacó
el teléfono de su bolsillo, frunció el ceño cuando miró la pantalla, y
contestó. — ¿Hola?
—No, desde luego que no. Te habría dicho si hubiese tenido noticias de él,
Tía Delilah. Pero no es así. De hecho, estaba a punto de ir al aeropuerto
para poder asistir a la boda.
70
Las cejas de Hank se elevaron cuando Jack apretó el puño.
—No, escucha tú—, Jack la cortó secamente. —Si Sammy se fue, estoy
seguro de que tenía una buena razón para irse. Si a mí me obligasen a
casarme con la novia preñada de mi hermano, me marcharía también.
Hank casi se muere de risa cuando vio la reacción del hombre. No estaba
seguro de quien era la Tía Delilah porque Jack podía tener más de una tía,
pero estaba comenzando a tener la fuerte sospecha de que era la madre de
Sammy.
—Sí, probablemente—, Jack asintió. —Pero vale la pena. Dios, esa mujer
puede con mis nervios.
Jack asintió y marcó otro número en su teléfono. —La mujer podría hacer
que un santo pensase en cometer asesinato—. Sostuvo el teléfono en su
oído, soltando un suspiro un momento después. —Sammy, llámame
cuando lo recibas. Tu madre está montando un alboroto y quiero saber
como puedo ayudar.
—No estoy seguro—, Jack respondió. —Si Sammy está perdido, dudo que
la boda vaya a tener lugar pero podría haberse ido para tener un poco de
tiempo a solas. Si estuviese a punto de casarme con la novia embarazada de
mi hermano, necesitaría mucho tiempo para estar a solas. Puede ser…—,
Jack metió la mano en su bolsillo cuando el teléfono sonó, alertándole de
que tenía un mensaje de texto.
—Es un número privado, por lo que no sé de quien es, pero dice que
Sammy llega a nuestro aeropuerto a las nueve.
— ¿Esta noche?
Jack asintió.
72
Capítulo 7
El bebé.
Estaba de mucho más tiempo del que pensó que estaría cuando su hermano
vino a él y le dijo que era tiempo de regresar a Boston. Posiblemente iba a
parir en el siguiente par de meses. Parecía que podía explotar en cualquier
momento. Estaba enorme, no es que fuese a decirle eso. Phoebe tenía
bastante en su mente.
Había llamado a Ruben y a Elijah James y les pidió que les recogiesen.
Esperaba que Elijah pudiese ayudarle con el papeleo legal necesario para
mantener a Phoebe a salvo de su familia y que Ruben pudiese ayudar a
73
Phoebe con el bebé. Sammy sabía que era demasiado para él y que
necesitaba ayuda.
Cómo terminó tan ingenua después de crecer rodeada por gente como la
madre de Sammy era un misterio que dudaba resolviese algún día. Debería
estar tan cansada como él.
Sammy llevó a Phoebe a una mesa con cuatro sillas y la ayudó a sentarse y
luego se puso a esperar en una fila para conseguir su ginger-ale. Aunque
dijo que no quería algo más, Sammy le cogió unas galletas…y chocolate.
¿Qué mujer embarazada en la faz de la Tierra rechazaría chocolate?
No era estúpido.
Sammy sonrió cuando paró y se giró. —Elijah, Ruben, muchas gracias por
venir—. Tiró de Phoebe para presentarles, envolviendo su brazo en la
cintura. —Esta es Phoebe Carson, mi prometida.
—Gracias.
Sammy pensó que era una idea fabulosa. Sacó los tickets y se los dio,
viendo como Elijah se marchaba a por el equipaje antes de girarse a Ruben.
— ¿Dónde está Alani?—. Había esperado que los hombres trajesen a su
hija con ellos.
—Oh—, Ruben respondió, —la dejé con Ma. No sabía cuánto espacio
necesitaríamos en el coche.
—No mucho—, Sammy dijo. —La mayoría de mis cosas aún están
almacenadas esperando a ser transportadas a Boston, y Phoebe no tenía
mucho.
Sammy rió. —Ma dijo que podíamos quedarnos en el rancho hasta que
sacase mis cosas del almacén.
Ruben de repente era todo sonrisas cuando Elijah llegó con dos maletas. —
De acuerdo entonces. Vamos.
Sammy sonrió cuando Phoebe le miró. —Ruben y Elijah tienen una niña
pequeña.
—Lo estoy—. Ruben sonrió. —Pero aún soy un Blaecleah. Estoy seguro de
que cuando Ma te conozca y sepa por lo que has pasado, va a tratar de
adoptarte también.
Tuvo ganas de comerse sus palabras unos minutos más tarde cuando una
camioneta aparcó en la terminal detrás de Elijah y Hank salió. Jack y
Chester salieron del vehículo que paró detrás de la camioneta de Hank.
Sammy apretó los labios e inspiró por la nariz. Esto no podría estar
ocurriendo en un momento peor. Necesitaba acomodar a Phoebe antes de
pensar en lo que había hecho y desmoronarse. No importaba si vivía en
Cade Creek o Boston, su vida estaba a punto de ponerse muy interesante.
—Jack, Chester—. Sammy saludó a los dos hombres antes de que sus ojos
se moviesen a quien realmente quería mirar. Tragó duro. —Hank.
Sammy inhaló bruscamente cuando Hank fue directo a él, ahuecó su cara
entre sus grandes manos, y se inclinó para capturar sus labios. Sammy se
estremeció, una ola de lujuria atravesando su cuerpo, golpeando cada célula
de su cuerpo hasta que se preguntó si ardería en llamas.
¿Huh?
Hank se apartó, pero sólo lo necesario para no dejar atónito a Sammy. Aún
se presionaban por un lado. El hombre sonrió y ofreció su mano. —Hola,
soy Hank Vaught.
Sammy se quedó allí de pie con la boca abierta cuando Hank tomó la mano
de Phoebe y con delicadeza la atrajo a él antes de comenzar a acompañarla
al coche de Ruben. Sabía que tenía que estar aturdido. Tal vez había sufrido
alguna lesión de algún tipo en la cabeza. Era la única explicación que se le 78
ocurría. Hank Vaught le había besado.
Sammy negó con la cabeza. —Su casa va a ser el primer lugar en que la
busquen. Está más segura en el rancho Blaecleah. Pa tiene un arma.
—De acuerdo—. Chester rió y chocó los hombros con Jack cuando se
sonrojó. —Os seguiremos.
— ¿En serio?—, ¿Quién más sabía que habían tomado un vuelo a Cade
Creek? Sammy miró a su alrededor, de repente temiendo que les hubiesen
seguido. Hasta que pudiese tener todo el papeleo en orden, Phoebe estaba
en peligro de ser arrastrada a Boston a una vida que no se merecía.
Sammy se quedó con la boca abierta cuando vio el coche de Ruben y Elijah
alejarse con Phoebe dentro.
— ¡No!—. No iban a poner a Sammy en una posición donde tenía que estar
al lado de Hank. Podría haber estado demasiado sorprendido para parar al
hombre cuando le besó al llegar, pero eso fue entonces y esto era ahora y…
Sammy apretó los dientes cuando vio alejarse el coche de Jack y Chester,
dejándole con Hank y su único medio de transporte. —Bien, vamos, pero
no toques.
Sammy tuvo que inhalar profundamente varias veces hasta que sintió que
podía respirar de nuevo.
Sammy apretó los labios para evitar que se escapase la bilis que subía por
su garganta. Inspiró lentamente por la nariz y después expiró. Después de 81
apretar los puños, extendió los dedos en sus muslos.
—Estaba enfadado.
Hank soltó una risita, pero fue un sonido amargo. —Dios, Sammy—.
Empujó los dedos por su pelo castaño, antes de frotarse la boca. —Estaba
enfadado contigo. Estar en la misma habitación era casi más de lo que
podía soportar.
Sammy se giró para mirar por la ventana cuando sus ojos se llenaron. No
sabía cuánto más de la honestidad de Hank podría manejar. Su estómago se
apretó como si le estuviesen rasgando desde el interior.
—Fue la noche más increíble de mi vida—, Hank dijo con voz temblorosa.
—Me desperté temprano en la mañana y me levanté. Quería ir a por café y
pasteles, y sorprenderte con el desayuno en la cama.
Sammy respiró hondo. La angustia que sentía no era sólo por él, sino por
Hank también. —Estábamos destinados a fallar antes incluso de empezar,
¿cierto?
—Sí.
—Esa es la foto que sacó el hombre que irrumpió en tu casa ese día—.
Hank clavó el dedo en la fotografía. —Era el mismo hombre de la
fotografía. Es quien me dijo que erais amantes.
—Desde luego—. Hank dio un guiño a Sammy. —No podía permitir que
alguien más que yo se casase contigo.
—Sí—, Sammy suspiró cuando levantó la cabeza y miró al hombre con que
había soñado durante meses. — ¿Pero una oportunidad en qué?
Hank sonrió como si tuviese todas las respuestas del mundo. —De
comenzar algo.
85
Capítulo 8
—Déjame ayudar.
— No lo planeaba.
—Tardé un tiempo en recomponer todas las piezas. Tuve que hacer algo de
investigación, pero reuní pistas con Phoebe, y junto a un montón de
espionaje a mis padres, lo que descubrí me pone enfermo.
Sammy asintió. —Su mujer Jenna fue a él con algún plan estúpido para que
Noah dejase embarazada a Phoebe porque Jenna no puede tener niños.
Pensaba que si Phoebe daba a su padre un nieto, pararía el pleito y
compartiría la riqueza, por así decirlo.
—Sí. 87
— ¿Y qué esperas que ocurra?—. Esa podría ser la pregunta más
importante.
—Aquí está mi pregunta—, Hank dijo. — ¿Por qué importa eso? ¿Y qué si
el bebé combina las dos líneas de sangre? ¿A quién mierda le importa?
—No habla mucho de lo que ocurrió entre ella y Noah, pero tengo la
impresión de que tuvo un enamoramiento con él durante bastantes años.
Cuando comenzó a mostrar interés en ella, y a Jenna no pareció importarle,
Phoebe pensó que Noah iba a divorciarse de Jenna y fugarse con ella. No
fue hasta después de que se quedase embarazada que Phoebe descubrió que
Noah estaba haciendo esto para complacer a su mujer.
88
Hank se sentó allí alucinando mientras escuchaba a todo el mundo discutir
la situación concerniente a Phoebe y Sammy y lo que pensaban que debían
hacer. Se oían voces sobre otras voces, dando todos su opinión.
Hank dio un paso hacia atrás cuando la mujer mayor se puso de pie. La
siguió a la cocina, se cruzó de brazos y se apoyó en el mostrador mientras
la observaba calentar una cazuela con agua.
Hank se tomó un momento para pensar con cuidado sus palabras. Sabía por
experiencia que mentir a Ma estaba fuera de cuestión. La mujer sabía de
alguna forma cuando alguien no estaba diciendo la verdad. Pero tampoco 89
sabía si le convenía contarla toda la verdad.
—Necesita ayuda.
—Cierto—, Ma asintió.
—Cierto—. Ma asintió.
Ma alcanzó una toalla para las manos y se las secó. —Y, ¿cómo podemos
ayudar a que tu Sammy se asegure de que Phoebe esté segura?
Maldita sea.
—Srta. Phoebe, ¿le gustaría unirse a mí en la otra sala para tomar té?
—Sí, gracias.
—Lo era—. Y Hank no podía estar más contento por eso. Significaba que
Sammy estaba pensando en él cuando se separaron. —Sammy y yo
tuvimos una breve relación antes de que se marchase a Boston—. Hank
inspiró calmadamente. —Y espero que volvamos a tener una relación de
nuevo ahora que está en casa.
Phoebe no dijo nada. Sólo continuó mirando fijamente a Hank, sus ojos
ilegibles.
92
—Por lo que necesito saber cómo asegurarme de que estés segura y
cuidada para que Sammy sea libre y pueda estar conmigo—. Hank rogó no
sonar como un completo idiota, pero quería que todo saliese a la luz. —
¿Cómo podemos hacerlo?
— ¿No me odias?—, Phoebe susurró, y Hank supo que estaba tratando con
alguien mucho más inocente de lo que había pensado en un principio.
— ¿Chester?
—Sí. Jack es el tipo alto con pelo castaño rizado y Chester es el chico
delgado pegado a su lado.
Phoebe rió, con una sonrisa en sus labios cuando se giró. —Es un modo de 93
describirlos.
— ¿Me dejas que te pregunte algo, Phoebe?—, Hank dijo. —Si pudieses
imaginarte el mejor desarrollo de la situación, ¿cómo sería?
Phoebe suspiró profundamente como si tuviese el peso del mundo sobre sus
hombros. Sus ojos cayeron a la taza de té que sostenía entre sus manos
delgadas. —Quiero criar a mi hijo sin toda la presión que mi familia puso
en mí. No quiero enviarle a un internado ni a un colegio privado ni hacerlo
ir a un baile de debutantes. Quiero que juegue en el parque, y que se
ensucie y tener que castigarle porque haya empapelado la casa de alguien.
—Sí.
—Y, ¿Cómo hacemos que ocurra eso, Phoebe?—, Hank preguntó. Lo que
la mujer quería para su niño le sonaba malditamente bien a Hank. Era
simple en realidad. Amaba a su bebé y quería sólo lo mejor para él. Sólo
necesitaban averiguar cómo conseguirlo. — ¿Cómo hacemos que tu hijo
sea sólo un niño?
—Para empezar no dejes que mi padre pueda llegar a él—. Phoebe suspiró
y se inclinó hacia atrás en su silla. —Me enviaron a escuelas buenas, y me
hicieron socializar con la gente adecuada. Cada momento del día estaba
programado, decidiendo quienes eran mis amigos y con quién podía salir.
Mis deseos nunca se tomaban en cuenta, no es que alguna vez se me 94
ocurriese expresarlos. El disentimiento no estaba permitido en las filas—.
Su cara tomó una mirada severa. —Era una Carson, maldición, y era
malditamente mejor que me comportase como tal.
Con los ojos bien abiertos, Phoebe agarró otro trozo y se lo metió en la
boca. Lo que quedaba del pastel desapareció a una velocidad alarmante.
Cuando terminó, Phoebe tomó un sorbo de té y luego se recostó en su silla,
acariciándose el estómago.
Infiernos.
Hank de repente quería llamar a sus padres y darles las gracias por ser de
clase media. Hubo vacaciones en familia todos los años, ropa nueva antes
de comenzar la escuela, y comida en la mesa cada noche. El dinero suelto
venía de trabajos de verano y de una asignación por hacer tareas. No tenían
que ahorrar cada penique, pero tampoco entraba a raudales. Mirando hacia
atrás, comprendió que había sido una educación bastante buena.
—Sabes muy bien que Sammy nunca te dejaría tirada en la calle. Así que, o
bien te quedarás con él, aquí en el rancho, o conmigo. De una forma u otra,
vas a estar bien—. Hank sonrió. — ¿Próximo problema?
Phoebe rió. Parecía tan inocente cuando se apartó los rizos de su cara. Hizo
que Hank se preguntase en qué estaba pensando el hermano de Sammy
para siquiera intentar ir tras ella. Tenía más de veintiuno, pero parecía casi
una niña.
Hank suspiró. —No voy a mentirte, Phoebe. Quiero que Sammy sea feliz y 96
al asegurarme de que estás bien, le hará feliz—. Dios, sonaba como un
capullo. —Eso no significa que no me importe lo que te ocurra, pero mi
principal motivación es hacer feliz a Samy.
—Gracias.
Sí, era un capullo. —No puedo decir que no esté exactamente en esa
categoría, Phoebe.
97
Capítulo 9
—Hank, ¿Qué…
Apartando sus labios de los de Sammy, Hank le miró a los ojos. —Haré
todo lo que sea necesario para hacerte mío, Sammy. No importa si ello
conlleva traer a Phoebe a nuestras vidas, o tratar con tu familia, o escapar
contigo y Phoebe hasta que encontremos un lugar seguro. Cualquier cosa
que necesites que haga, lo haré.
—Hank, yo…—, Sammy rodó los ojos cuando Hank presionó un dedo en
sus labios.
—Pero necesito asegurarme de que Phoebe esté cuidada antes de hacer algo
más.
—Lo comprendo—. Hank se inclinó hacia adelante hasta que sus frentes
estaban pegadas, su expresión seria, pero un poco salvaje, desesperada. — 99
Sólo quiero que me dejes estar contigo mientras lo haces.
Sammy comenzó a reírse hasta que vio la mirada en los ojos marrones de
Hank y comprendió que el hombre hablaba completamente en serio. —
Hank, te lo he dicho. No quiero casarme.
— ¿Oh, sí?—, Los ojos marrones de Hank centellearon como dos estrellas
acariciadas por el paso del sol. — ¿Qué puedo hacer para inclinar la
balanza en mi dirección?
100
Oh hombre, esa era una pregunta cargada de implicaciones, y Sammy tenía
cerca de tres millones de respuestas diferentes, todas involucraban una
superficie plana…o una pared, el suelo, un fardo de heno, el capó de la
camioneta de Hank. Sammy no era muy exigente. Cualquier cosa serviría.
Infiernos, ni siquiera tenía que ser una superficie plana. Sólo quería la
experiencia del éxtasis de estar en los brazos de Hank de nuevo.
—Quizás podríamos…
Rodando los ojos y con la risa renovada de Hank sonando en sus oídos,
Sammy salió del salón. Sintió el suave roce del cuerpo de Hank cuando el
hombre paró justo detrás de él, lo bastante cerca para que sus cuerpos se
tocasen.
— ¿Me llamabas?
Phoebe asintió.
—Mi padre nunca me dará ese dinero, Sammy, y lo sabes. Lo usa para
tenerme bajo su pulgar.
—Que es por lo que tienes el derecho de solicitar a las cortes otro albacea
de tu confianza para tus fondos—, Elijah dijo cuando se puso de pie y
comenzó a pasear. —Necesitaré que firmes una declaración jurada que
acredite el hecho de que no sientes que tu padre maneje adecuadamente tu
fondo fiduciario. ¿Puedes hacer eso?
—Sí—, respondió.
—No es decisión suya—, Elijah dijo. —Una vez que Phoebe me dé poder
notarial en este caso, puedo solicitar los papeles a la corte. Depende de lo 103
que digan, no tendrá con qué rebatirme.
—No, comprendo eso—, Elijah respondió. —Pero si los papeles del fondo
fiduciario declaran que Phoebe tiene que recibir una asignación para vivir
hasta que se la entregue, lo habremos logrado. Si simplemente declara que
Phoebe debe recibir el fondo fiduciario cuando cumpla los veinticinco, sin
pagas hasta entonces, podríamos tener un problema.
Sammy no sabía lo que significaba cuando Elijah estrechó los ojos, pero no
podía ser bueno.
—No expresamente—, dijo Phoebe. —Mi padre sólo me dijo que lo estaba
usando para mis gastos de manutención, que era por lo que mi madre había
establecido un fondo fiduciario en primer lugar, para asegurarse de que
estuviese atendida.
Elijah miraba de una a otro, al igual que todos los demás. —No estoy
seguro de entender—, Elijah dijo finalmente.
—Es muy simple, Elijah—, Sammy dijo. —Si gastó cada penique en
Phoebe o no, Desmond Carson no permitirá que nadie lo cuestione,
especialmente un abogado novato de un pueblucho en medio de la nada. Se
opondrá aunque se vea en una celda.
Esto era nuevo para Sammy. Sabía que Desmond era un idiota. Nunca se
imaginó que el hombre fuese un idiota violento. — ¿Te golpeó?
—Sé que es una pregunta extraña a estas alturas—, Hank dijo, — ¿Pero
cómo te viste involucrada con Noah si no estuviste cerca de la familia de
Sammy durante años?
—Dije que no he estado con la familia de Sammy en años, pero veo a Noah
varias veces al año. Está casado con mi hermana.
Sammy no creía que fuese posible llegados a este punto, pero la cara de
Phoebe se volvió aún más pálida. Estaba tan blanca como el papel cuando
susurró, —Creo que fue Jenna quien organizó todo.
Sammy metió las manos en los bolsillos del suéter que Pa Blaecleah le
había prestado. El tiempo se volvía cada vez más y más caliente, pero las
noches aún refrescaban, lo suficiente para que fuese necesario ponerse algo
extra cuando estabas afuera.
Estaba en el limbo.
Sammy sentía que no sabía nada. Su cabeza le dolía de tratar de dar sentido
a todo. De ahí la razón de que estuviese parado ahí afuera en el porche de
Ma y Pa Blaecleah tratando de resolver su vida en vez de en el interior
donde estaba cálido y acogedor.
Era un idiota.
—Ey.
Sammy no necesitaba girarse para saber que Hank estaba detrás de él.
Había escuchado abrirse la puerta y luego cerrarse. Fue sorprendido por los
musculosos brazos que le abrazaron, atrayéndole contra el amplio pecho
que le calentaba desde la espalda al estómago. Se sentía bien estar abrigado
en los brazos de Hank, especialmente después de todo por lo que habían
pasado, y de lo que Sammy temía aún tenían que enfrentar.
—No lo llevo—. Sammy rió. —Estoy muy seguro de que en este momento
estoy delirando.
—Me gustaría poder decirte que todo va a ser sencillo, pero no es así. No
voy a irme, Sammy, así que vas a tener que encontrar un modo de tratar
conmigo.
—Sí—. Una palabra, tan simple, y sin embargo sostenía un significado tan
amplio que sacudió el corazón de Sammy. Sammy de repente necesitaba
sentir a Hank contra él, dentro de él, alrededor de él. Necesitaba sentirse
vivo y que lo que quería y necesitaba fuesen importantes.
Sus palabras podrían haber mostrado duda, pero sus ojos miraban para
todas partes como si buscase un sitio donde estar a solas. —Vamos.
— ¿Qué necesito?
Hank sonreía de oreja a oreja mientras le miraba por encima de su hombro 108
y tiraba de él hacia el granero. —A mí.
109
Capítulo 10
Sammy no dijo una palabra y se montó sobre los muslos del hombre como
un experto jinete de rodeo. Por el deseo que podía ver ardiendo en los
profundos ojos marrones de Hank, no eran necesarias palabras. Hank sabía
exactamente lo que Sammy necesitaba.
Cuando Hank usó la mano que agarraba el pelo de Sammy para empujarlo
abajo entre sus muslos, no pudo evitar sonreír. Sabía lo que Hank quería.
Sammy rápidamente bajó la cremallera del hombre, atrapó su polla y la
sacó. Pudo sentir como se detuvo su corazón hasta que su mano liberó
completamente la polla de sus pantalones. Había olvidado lo grande que
Hank era. El hombre colgaba como un maldito caballo. Su polla era tan
gruesa que la mano de Sammy no podía cerrarse a su alrededor.
La mano que agarraba su pelo apretó con más fuerza. Cuando Sammy
levantó la mirada, las oscuras cejas de Hank estaban arqueadas, como si
estuviese retando a Sammy. Mirando fijamente a Hank, bajó despacio su
boca y tragó sólo la punta de la polla del hombre. Sus labios quemaban
cuando se estiraron alrededor del amplio contorno.
Condimentado.
Irresistible.
Sammy podía volverse seriamente adicto a chupar a este hombre en una 111
base regular. Podría incluso rogar por ello.
Una vez que la boca de Sammy se había ajustado al tamaño de Hank, lamió
un largo camino desde la punta de la polla hasta la base y después bajó un
poco más. Sintió la mano de Hank apretar el agarre en su pelo cuando
chupó una de sus bolas dentro de su boca.
Quería más.
Sammy aún podía sentir las gotas del delicioso pre semen esparcidas por su 112
lengua cada vez que tragaba, y dios, era malditamente fantástico.
Sammy sabía que Hank estaba muy cerca y quería que recordase esta
mamada como la mejor que había recibido jamás. Cuando su polla
comenzó a hincharse, abrió ampliamente los ojos y se silenció. Hank sonrió
y sostuvo la cabeza de Sammy en su sitio con una mano en la parte
posterior de su cabeza.
Cuando el Sr. Sexo listo para consumir estaba totalmente limpio, Sammy
cuidadosamente la puso de nuevo dentro de sus pantalones, pero no los
abrochó. Sammy realmente esperaba que su tiempo juntos no hubiese
terminado. Su necesidad había crecido mientras chupaba a Hank, y si no
conseguía una polla en su culo pronto, iba a gritar.
Tuvo un repentino brote de temor cuando recordó lo grande que era el 113
hombre.
Iba a doler.
No.
Se encontró haciendo lo único que nunca había hecho. Rogar. —Por favor.
—Uh-huh.
Hank comenzó a empujar sus dedos en el apretado culo una y otra vez,
hasta que Sammy sintió estirarse el pequeño anillo de músculos y pulsar
contra los dedos de Hank.
Cuando sus caderas fueron agarradas y fue arrastrado hasta el borde del
fardo de heno y le alzó sobre sus rodillas, todo lo que Sammy podía hacer
era gemir. Su culo estaba siendo apaleado mientras que el hombre
aporreaba en él a un ritmo que era, francamente, asombroso. Sammy
apenas podía registrar el hecho de que Hank había salido antes de que le
invadiese de nuevo.
De repente fue levantado sobre los brazos del hombre. Entonces, Hank se 115
sentó, arrastrando a Sammy con él. Cuando su cuerpo se asentó sobre el de
Hank, la polla en su culo se deslizó aún más lejos, lo que sorprendió como
el infierno a Sammy. No creía que Hank pudiese hundirse más dentro de él.
Las piernas fueron extendidas hasta que envolvieron los muslos de Hank y
su espalda fue presionada contra el sudoroso pecho.
A Sammy no le importaba.
De verdad.
Sólo necesitaba que esa magnífica polla no dejara de llenarle. Estaba tan
cerca que prácticamente podía saborearlo. Lo necesitaba tan enormemente.
Cada centímetro de su piel hormigueaba. Estaba sonrojado por el calor y
cada vez hacía más calor. Empezó a parecer que su interior estaba
hirviendo.
De nuevo.
117
Capítulo 11
Hank sonrió cuando Sammy hizo una mueca al subirse los pantalones. No
se alegraba de que sintiese dolor, pero seguro que estaba malditamente
orgulloso de cómo ocurrió. Aunque nunca lo admitiese, había algo
posesivo en follar a un hombre tan fuerte que lo recordaría al día siguiente.
Hank reía cuando se acercó y atrajo a Sammy contra él. —No puedes
reemplazarme, Sammy, cariño. Nadie puede follarte como yo.
Hank deslizó su mano hacia abajo y alrededor de Sammy para agarrar una
de las mejillas del culo del hombre, dándole un firme apretón. —Nadie
puede hacerte sentir como yo.
Alardeaba, sí, pero era cierto, y los dos lo sabían. Sí, Hank podía follar
como una estrella del porno, pero más que eso, se preocupaba de Sammy, y
eso hacía la gran diferencia en el mundo.
—Lo fui—. Hank sonrió. —Pero incluso los Boy Scouts tienen que
reabastecer los suministros en cierto momento.
— ¿Hank?
Si estaba viendo lo que creía, y estaba bastante seguro de que era así,
entonces, estaban en serios problemas.
—Corre a la casa, Sammy—, Hank gritó empujándole para que bajase más
rápido las escaleras. Tenía que sacar a Sammy del granero incendiado. —
Diles que llamen a Jack y que traiga el camión de bomberos número uno
aquí. Si el granero se incendia, va a llevarse consigo los edificios
circundantes.
Hank echó un vistazo al desván. No podía ver ninguna llama desde donde
estaba en ese momento, pero podía ver el humo. —No puedo, bebé—, dijo
cuando volvió a mirar a Sammy. —Tengo que ver si puedo apagar el fuego.
Hank localizó un grifo y un cubo. Sabía que era para dar de beber a los
animales, pero ahora mismo, podría ayudarle a extinguir el fuego, o al
menos minimizar el daño. Agarró el cubo de metal y empezó a llenarlo de
agua. Mientras que el cubo se llenaba, corrió por un lado de los cubículos y
regresó por el otro lado, asegurándose de que no había animales en el
granero.
La madera podía ser reemplazada, el ganado también, pero Hank sabía que
algunos de los chicos Blaecleah estaban muy unidos a sus caballos.
Una vez que el cubo estaba lleno, Hank lo agarró y subió corriendo las
escaleras. El fuego no estaba ardiendo tan rápido como pensó que haría a
estas alturas, pero aún avanzaba a un ritmo constante. Hank arrojó el cubo
de agua al heno ardiendo. Apagó algunas llamas, pero no todas.
Hank localizó unas grandes puertas dobles al fondo del desván. Miró
nuevamente a los fardos de heno ardiendo, y después a las puertas de
nuevo. Una idea comenzaba a formarse en su mente. Sabiendo que
posiblemente sería una mala idea, pero sin otra que se le ocurriese, Hank
fue corriendo a abrir las puertas. Volvió corriendo y cogió la horca de la
pared. Usando una fuerza que no sabía que tenía hasta ese momento, Hank
comenzó a empujar los fardos de heno ardiendo hacia la apertura.
Con todas sus fuerzas, Hank tiró de sus últimas reservas y sacó los fardos
de heno por la apertura. No se le ocurrió mirar si había alguien abajo hasta 121
que escuchó gritos. Hank corrió al borde de la entrada y miró hacia abajo.
Lachlan Blaecleah tenía una manguera en la mano y estaba mojando a su
marido Asa, quien estaba sacudiendo heno humeante de su pelo.
Oops.
— ¡Sube esa manguera aquí!—, gritó. Mientras que había conseguido sacar
la mayor parte del heno ardiendo, no había podido deshacerse de todo. Un
poco de heno seco aún estaba ardiendo o humeando, y había una enorme
marca ennegrecida que subía por la pared donde las llamas habían ardido
en la madera.
Para cuando Lachlan llegó a lo alto de las escaleras con la manguera, Hank
estaba en cuclillas junto a la pared ennegrecida observando los patrones de
las quemaduras. Podía ser sólo un bombero, pero había aprendido una o
dos cosas sobre cómo se originaban los incendios a lo largo de los años.
—Los pusimos la vez anterior que ardió el granero—, Lachlan dijo 122
mientras bajaba la cabeza para mirar a Hank. —Deberían haberse
accionado.
—Llévame a ella.
123
Sammy estaba al lado de Chester mientras esperaban que sus hombres
salieran del granero. Chester posiblemente había pasado por algo semejante
antes. Sammy no. Saber que el hombre que estaba comenzando a
preocuparle más que su próxima respiración podría estar en peligro, le dejó
sin aliento.
—No.
—Allí están.
Algo obstruyó la garganta de Sammy cuando vio a Hank, Jack, y Lachlan 124
salir del granero. No le importaba quién le viese. Cruzó el patio y se lanzó a
los brazos de Hank. —Casi me matas del susto—. Sammy suspiró cuando
los brazos de Hank se cerraron a su alrededor, sus labios presionando en la
parte superior de su cabeza.
—Sé que no puedes prometer eso, Hank—. Sammy se inclinó hacia atrás
viendo cómo los hombros de Hank se hundían. —Sé que lo que haces es
peligroso. Sólo que nunca lo vi tan de cerca antes—. Sammy tragó con
fuerza. —Asusta un poco.
—Puede ser, pero tienes que saber que estoy muy bien entrenado para esto,
Sammy. Y entrenamos constantemente. Siempre está la posibilidad de que
algo salga mal, pero nos esforzarnos malditamente para asegurarnos de que
cada uno de nosotros regrese a casa al terminar nuestro turno—. Una
pequeña sonrisa curvó los labios de Hank. Acarició la mejilla de Sammy.
—Y tengo una razón muy buena para asegurarme de llegar a casa sano y
salvo.
125
Capítulo 12
Sammy reía mientras negaba con la cabeza. Hank había estado dentro de
su casa exactamente una vez antes de que Sammy empacase todo y lo
almacenase. Dudaba seriamente que el hombre recordara donde estaba el
baño.
Sólo habían pasado unos pocos días desde que alguien trató de quemar el
granero con ellos dentro, y excepto para ir a trabajar, Hank no se había
apartado de su lado. Por todas las cosas que le habían ocurrido los meses
anteriores, se quedó pegado a Sammy. No importaba si estaban preparando
la cena, o lavando los platos, Hank estaba allí con él.
Sammy no sabía cuando se había decidido que Hank se quedaría con él, o
viviría con él, según el caso. Poco a poco, más cosas de Hank se veían por
la casa. Pero Sammy no era capaz de decir a Hank que se marchase. Era
muy feliz teniéndole allí. La verdad sea dicha, si Hank quisiera mudarse y
renunciar a su apartamento, Sammy no diría que no. Lo único que ocurría
es que no estaba preparado para admitir eso a Hank.
— ¿Ey, Sammy?
Hank le hacía eso, desde su pelo rizado castaño hasta sus hermosos pies.
Quitaba el aliento.
Hank meneó sus cejas sugestivamente. —Se me ocurren unas cuantas cosas
que tenemos en común.
127
Rodando los ojos, Sammy dejó los libros que sostenía en su mano en la
estantería. —Ve, Romeo, aliméntame.
Lógicamente, Sammy sabía que el caos no había terminado. Aún había que
pensar en un plan a largo plazo para Phoebe y el bebé, tratar con sus
padres, y descubrir quién estaba detrás de los incendios en Cade Creek.
Pero después de pasar las últimas noches en los brazos de Hank, Sammy
estaba comenzando a pensar que podían conseguirlo. Entre el apoyo
inflexible de Hank y los deseos de ayudar de sus amigos, tenían una
oportunidad.
—Levanta.
128
— ¿Qué?
— ¿Por qué estás aquí, Darla?—, Sammy preguntó y deslizó el cúter bajo
la caja y lo empujó dentro de su calcetín antes de ponerse de pie. Quizás si
la mantenía ocupada el tiempo suficiente, Hank regresaría.
Bueno, mierda.
—Timothy.
—Sí.
— ¡Mentiroso!—, Darla mostró los primeros signos de ira. —Te dijo que
nos íbamos a casar.
—Me dijo que iba a casarse con una mujer—, Sammy respondió. —Ahí
fue cuando rompí con él y se volvió loco. Me dejó inconsciente y me
esposó a mi cama. Después, prendió fuego a mi casa. Nunca te mencionó
por tu nombre.
—No te creo.
—No me importa.
—Lo sé, pero se suponía que tenías que morir en ese incendio. Nunca
deberíamos haber llegado a esto. Una bala es mucho más complicado de
explicar que un incendio—. Darla se encogió de hombros. —Además,
esperé a que todos los animales estuviesen fuera del establo antes de
incendiarlo.
Sammy se pasó una mano por su cara. De repente estaba muy cansado de
toda esta mierda. — ¿Por qué estás tan determinada a casarte con Tim si
sabes que no te puede ser fiel?
131
—Vale millones. Su padre es uno de los cardiólogos más prestigiosos en
Boston.
— ¿Qué?
—Parece ser muy bueno en eso—. Sammy sin duda alguna había pensado
que el hombre se preocupaba por él, hasta que Tim le traicionó y luego
trató de matarlo. Su capacidad para confiar en Hank después de lo que Tim
le había hecho, le sorprendía cada segundo del día, pero Sammy sabía en lo
profundo de su alma que podía hacerlo.
También sabía que necesitaba alejar el arma de Darla o no saldría con vida
de esta. Lo sentía en sus entrañas. Sólo porque la mujer de repente hubiese
comprendido que fue tan traicionada como él, no quería decir que no
estuviese loca.
—Sí, puedes.
Sammy tragó cuando agitó el arma por el aire. Cada músculo en tensión en
caso de que necesitase caer al suelo.
—No, pero tener problemas por prender fuego a unos graneros vacíos es
mucho mejor que ir a prisión por asesinato.
—Sí, probablemente—. Esperaba que fuese así. Una mujer que podía tan
fácilmente prender edificios y apuntar con un arma a alguien, era la última
persona que debería tratar a personas en los peores momentos de sus vidas.
—Por lo que recuerdo, eras muy buena—. Infiernos, ¿Qué sabía él? No
trabajaban en los mismos departamentos en el hospital. Darla era enfermera
de planta. Sammy era enfermero en urgencias. Sus caminos raramente se
cruzaban. Podría haber sido una asesina psicópata y no habría sabido la
diferencia.
Oh espera…lo era.
—No me importa que la gente sepa que he perdido la cabeza, Sammy. Deja
que me encierren por intento de asesinato—. Una risa amarga salió de los
labios de Darla. —No quiero que sepan que fui engañada tan fácilmente
por Timothy.
Sammy se ocultó tras el sillón cuando Darla le apuntó con el arma y apretó
el gatillo. La explosión fue tan fuerte que le resonaban los oídos. Cuando la
maníaca risa de Darla se movió en su dirección, Sammy cogió un montón
de libros de la estantería y se los arrojó a la mujer. Cogía cualquier cosa
que tenía a mano.
Las balas salieron con potencia, colisionando en las paredes mientras Darla
apretaba el gatillo repetidamente. Sammy no tenía ni idea de cuántas balas
había en su arma. Ni siquiera sabía qué tipo de arma era. Era ruidosa. Eso
era lo que sabía.
¡Mierda!
Sammy lanzó el arma a través del suelo, empujándola lejos de los dos. No
la quería en ningún sitio en que Darla pudiese poder sus manos encima, y él
no quería hacer nada con ella. Agarró los bordes de su camisa y arrancó un 134
trozo de tela antes de atarlo alrededor de la herida abierta.
Sammy agarró otro trozo de tela y después ató juntas las manos de Darla,
asegurándose de evitar la herida en su muñeca. Extrañamente, Darla no
forcejeó. Simplemente se sentó allí y observó como caminaba a la mesita
de café y cogía su teléfono, marcando el número de la comisaría.
— ¿Problemas, Sammy?
135
Capítulo 13
— ¡Sammy!
—Hank.
Hank echó un vistazo por delante de Sammy a la otra sala. Otro oficial
estaba de pie en el salón junto a un paramédico. Jamie Kent, si no se
confundía. Jamie trabajaba sobre una mujer que extrañamente se parecía a
su enfermera en el hospital.
— ¿No es…
Hank se quedó con la boca abierta mirando a Sammy. — ¿El mismo ex que
trató de matarte esposándote a la cama y quemando la casa?
—Sí.
Los brazos de Hank se tensaron. —Juro por dios, que voy a atarte con cinta
adhesiva a mi lado. El único momento en que pareces no meterte en
problemas es cuando estás conmigo.
Los labios de Sammy temblaron, sus ojos brillaban con diversión. —Sería
un poco difícil apagar incendios cuando me tienes pegado a tu lado.
Sammy rió.
137
Hank estaba bastante seguro de que había muerto e ido al cielo. En las
últimas semanas, ni una cosa había ido mal en su vida. De hecho, todo
parecía ir perfecto. Oficialmente había dejado su apartamento y se había
mudado con Sammy. No estaban hablando de matrimonio ni nada en este
momento, pero esa conversación no estaba muy lejana en el futuro. Hank lo
sabía al igual que Sammy.
Hank esperaba con impaciencia las tardes que pasaban en casa. Le gustaba
aprender todo lo que había que saber de Sammy, desde cómo fue su día a
cuál era su color favorito. Sammy simplemente le fascinaba, y fue así desde
el momento en que se conocieron.
Hank sonrió cuando aparcó en la entrada y se dio cuenta que había llegado
antes que Sammy a casa. Esperaba poder tener todo desempaquetado y
entrar en la ducha antes de que Sammy llegase a casa. No le importaba
compartir la ducha con Sammy, pero sabía que dos cuerpos desnudos
llevaban a cosas más interesantes y quería asegurarse de que Sammy estaba
bien alimentado antes de eso.
Hank rió y se inclinó para darle un beso. —Me alegra haberte ayudado—.
Cogió el abrigo de Sammy y lo colgó en el armario. Se giró y agarró los
hombros de Sammy, dirigiéndole hacia la habitación.
—Toma una ducha y ponte algo más cómodo, o nada en absoluto. No soy
exigente—. Hank sonrió mientras sus ojos hambrientos se comían a
Sammy. Incluso nada más salir del trabajo, el hombre era guapísimo. —
Casi he terminado de trocear las verduras. Para cuando salgas, debería estar 139
metiendo las enchiladas en el horno. Tendremos veinte minutos enteros
para divertirnos antes de que la cena esté lista.
Fin
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Nuestro agradecimiento al Staff de
Créditos
Nimaria
Aniki
Clau
Morgana
Pervy
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