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una editorial o autopublicada por los mismos autores en habla
hispana.

Esperamos disfruten de esta historia.

Atte. Midnight Dreams


Staff
Moderador de Traducción

Mariela

Traductores

America_12 Mary Haynes

Emmie NataliCQ

Majo Val3

Mariela Valen<3

Moderador de Corrección

Mariela
3
Correctores

Annabrch Lila

Mariela Pily

Candy20 Lucero Rangel

Pagan

Revisión

Candy20 y Mariela

Diseño

Mrs. Carmichael
Índice
Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7
4
Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Epílogo

Sobre la Autora
Sinopsis
Las cosas para Lance y Samantha ha sido la perfecta imagen desde que
se reunieron hace cuatro años. Ellos están felizmente casados con una
pequeña niña y otro bebé en camino. La carrera de Lance con los Forbidden
Gods es más fuerte que nunca. Samantha tiene algunos de los libros más
vendidos y su carrera como escritora está despegando.

En tan solo unos pocos meses, ese mundo perfecto empieza a romperse.
Lance tiene que ir a una gira sin Sam. Él tiene diferencias creativas con la
gerencia sobre la última producción de la banda que lo ha dejado frustrado.
Sufre perdida tras perdida, sin saber si él puede aguantar mucho más. Se
vuelve al alcohol para adormecer el dolor igual que lo hizo hace tantos años
cuando Sam lo dejó.

Sam intenta ser fuerte por su familia cuando la tragedia amenaza con
separarlos pero cuando Lance no está para ella cuando más lo necesita, ella se 5
cuestiona todo lo que ella creía sobre ellos y su amor.

Lance está perdido y colgando de un hilo. ¿Puede Sam salvarlo? ¿O es


demasiado tarde? ¿Será Lance capaz de encontrar su camino de vuelta a
casa?
Capítulo 1
Traducido por Mariela

Corregido por Pagan

—No quiero dejarlas mañana —suspiró Lance, dejándose caer en el sofá


junto a Samantha y envolviendo un brazo alrededor de sus hombros. Era un
tranquilo domingo por la tarde y su hija de dos años, Emma, estaba durmiendo
y ellos habían estado haciendo algunas cosas alrededor de la casa. Ellos
confiaron en estos tiempos de siesta para ponerse al día y disfrutar de un
tiempo a solas.

Él se inclinó para besarla en la sien. —¿Estás absolutamente segura de


que no puedes venir? —preguntó. Su banda Forbidden Gods se estaba yendo
para comenzar una gira tornado en soporte a su nuevo álbum saliendo en 6
pocas semanas. Su vuelo dejaba la pequeña ciudad en la que vivían muy
temprano a la mañana siguiente.

Después de que Samantha quedó embarazada, se instalaron en su


pequeña ciudad en Wisconsin poco antes del nacimiento de Emma. Preferían
estar lejos del bullicio de Los Ángeles y podían vivir una vida relativamente
normal a pesar de la fama de Lance. Las personas no estaban impactadas por
su estatus de “estrella de rock” y lo dejaron solo la mayor parte. Todavía tenían
una casa en Los Ángeles, pero trataron de pasar tanto tiempo como fuera
posible aquí. El pequeño pueblo rural era un grandioso lugar para criar una
familia y ellos querían que Emma experimentara la crianza que ellos tenían.

Lance también había comprado a su madre una casa cercana; él era un


niño de mamá. Afortunadamente, Sam se llevaba muy bien con su mamá. Era
un tipo con suerte de tener tales damas maravillosas en su vida. La adición de
su hija Emma solo había mejorado a su familia.

No quería dejar a sus chicas a la mañana siguiente. No estaba


acostumbrado a ir en el camino sin Samantha y Emma. Desde su fatídica
reunión, iba siempre en el camino con él. Hubo un par de veces que se había
ido para una cosa de fin de semana, pero después de diez años separados,
raramente pasaban más de una o dos noches lejos el uno del otro. Cuando
Emma nació hace dos años, el autobús de la gira tenía una guardería
construida en él y por lo general ella venía junto a ellos. La vida en la carretera
con un bebé había sido difícil a veces, pero Emma era una niña muy buena y
se había adaptado bastante bien.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó a ella, deslizando una mano a través de


su vientre hinchado. Samantha estaba embarazada de su segundo hijo. Estaba
cerca de tres meses y tenía una leve panza hasta el momento. Le resultaba
increíblemente sexy.

Samantha puso su mano sobre la de él. —Me siento bien. Finalmente, no


estoy tan cansada todo el tiempo, pero definitivamente es diferente esta vez ya
que tengo que perseguir a Emma. No puedo tomar una siesta cuando yo quiera
—dijo, frotando suavemente su mano—. Estoy disgustada con que no podemos
estar juntos esta vez. Tengo la gira del libro y las cosas van a ser una locura.
Afortunadamente, tu madre puede venir a ver a Emma mientras estoy en los
eventos. —Se sentó a horcajadas sobre él y envolvió sus brazos alrededor de
su cuello, inclinándose para besar sus labios suavemente—. Vamos a hablar
todo el tiempo y tienes una agenda tan repleta que no tendrás tiempo para
extrañarnos.

Lance pasó sus manos alrededor de su cintura, deslizándolas debajo de su 7


camiseta para tocar su piel suave. —Nena, voy a extrañarte como loco —
murmuró, inclinándose para besar su cuello—. Todo el tiempo —murmuró
contra su cuello mientras sus manos rozaron suavemente arriba y abajo de su
espalda—. No me gusta estar lejos de ti.

Ella corrió sus dedos a través de su cabello rubio deslavado y echó la


cabeza hacia atrás, permitiéndole un mejor acceso a su punto débil. Cuando él
besó ese punto sensible en su cuello, se derritió por él.

—Lance, Emma se despertará de su siesta pronto —murmuró, con los ojos


cerrados mientras se deleitaba con la sensación de sus labios sobre su
cuello—. No tenemos mucho tiempo.

Él la miró con una sonrisa. —Entonces mejor nos apresuramos, ¿eh? —le
preguntó antes de moverla de un tirón sobre su espalda en el sofá debajo de él.
Rápidamente, tiró de sus pantalones de yoga debajo de sus caderas,
provocando un grito de ella. Él gimió cuando vio que no tenía bragas debajo—.
Joder, Sam, ¿has estado caminando desnuda así todo el día? —Pasó la mano
por un muslo desnudo.

—No quiero líneas de las bragas debajo de mis pantalones de yoga, así
que duh, sí. Nunca llevo nada debajo de ellos —jadeó sin aliento mientras él
abrió las piernas y se acomodó entre ellas. A Lance le encantaba ir debajo de
ella y lo haría por horas.

—Te das cuenta de que cuando sea que te pongas los pantalones de yoga
a partir de ahora te voy a atacar, ¿no? —preguntó Lance antes de inclinarse
para correr su lengua sobre sus pliegues ya mojados. Ella siempre fue muy
sensible a su toque y lista para él.

—Lance, cariño, siempre me estás atacando —murmuró con una sonrisa,


enhebrando el cabello de él en sus manos cuando comenzaba su asalto con su
lengua en su carne hinchada.

Él se detuvo por un minuto para verla. —Eso es porque eres tan


jodidamente sexy, Sam —gruñó antes de bajar de nuevo la cabeza para
burlarse de su clítoris con esta lengua. Aplastó su lengua y la pasó por encima
de su protuberancia sensible, sus gemidos cada vez más fuerte.

—Shhh —susurró mientras se retiraba para insertar dos dedos dentro de


ella—. No despiertes a la bebé por el momento. No he terminado contigo. Si
voy a estar lejos de ti por un tiempo, voy a hacer que este cuente. —Ella jadeó
mientras sus paredes húmedas se apretaban alrededor de sus dedos como un
puño apretado. Se ajustaba a su alrededor como un guante, como si su cuerpo
estuviera hecho para él. Le gustaba pensar que ella lo era, en más de una
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forma.

Cerró sus labios alrededor de su clítoris y empezó a chupar suavemente.


Sus caderas se retorcían debajo de él. La sujetó con una mano mientras los
dedos de su otra mano se movían dentro y fuera de ella, lentamente al
principio, acelerando el ritmo mientras podía sentirla acercándose; conocía su
cuerpo mejor que ella. Su sexo pulsaba alrededor de sus dedos y ella tuvo que
morderse los labios para contener un grito. Sus muslos comenzaron a temblar
y él raspó su clítoris con sus dientes llevándola al borde. Tomó la cabeza de él
entre sus manos y lo sostuvo contra su coño mientras cabalgaba su orgasmo.

Cuando por fin dejó de temblar, él se deslizó por su cuerpo. Ella extendió
las manos y tomó su cara, tirando de él para darle un beso. Ella siempre lo
besaba después de que descendiera sobre ella. Por alguna razón, el sabor de
sí misma en él la volvía loca. Él no iba a quejarse; era increíblemente sexy.
Todo sobre Sam era increíblemente sexy, sin embargo. Podía encenderse
observándola cepillarse sus dientes.

Se apartó de ella y se puso de pie, tratando de alcanzar la hebilla de su


cinturón. No podía conseguir desabrochar sus pantalones lo suficientemente
rápido, casi como un niño de dieciséis años teniendo sexo por primera vez. Era
una tontería realmente, ellos acababan de hacer el amor por la mañana, pero
cuando ella llegó así para él, se puso tan nervioso. Su polla era dura como una
roca y no podía esperar para enterrarla en su interior.

Tan pronto como se deslizó sus pantalones pasando sus caderas él


escuchó el débil sonido del balbuceo de Emma viniendo del monitor de bebé.
—Mierda. Tal vez si nos damos prisa ella estará bien durante unos minutos —
murmuró él, su erección balanceándose contra su estómago.

Samantha rodó sus ojos y se sentó, tratando de alcanzar sus pantalones


de yoga. —Por favor. —Se rio—. No voy a permitir que te subas y bajes rápido.
Guárdalo para más tarde. —Se puso los pantalones y se levantó del sofá—.
Además, yo tuve el mío, así que estoy bien —Se rio y pasó por delante,
golpeando su culo desnudo.

—No es justo —murmuró mientras se agachaba para tirar de sus


pantalones hacia arriba—. Solo para que lo sepas, te voy a usar más tarde —le
gritó, abrochándose los pantalones.

—Estoy contando con eso —le contestó sobre su hombro mientras subía
las escaleras para levantar a Emma de su siesta.

Él no pudo contener su sonrisa mientras se sentaba de nuevo en el sofá


con un suspiro ajustándose su todavía dura polla. Amaba tener a Samantha
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así; todavía podía saborearla en su lengua. Estaba bien que los hubieran
interrumpido; tendrían más que compensar esta noche una vez que Emma
estuviera en cama.

Su cabeza cayó hacia atrás en el sofá y cerró sus ojos. ¿Cómo lo iba a
lograr estos siguientes pocos meses sin Sam? Estaba acostumbrado a estar
alrededor de ella todo el tiempo. Ellos por lo general tenían sexo al menos una
vez al día, tal vez más, así que supuso que tendría que reencontrarse con su
mano mientras estaba fuera.

Levantó su cabeza y abrió sus ojos cuando escuchó el sonido de su hija


corriendo bajando los escalones. —¡Pa-pá! —exclamó y saltó a sus brazos,
lanzando sus brazos alrededor de su cuello y apretando fuertemente. Él estalló
en una enorme sonrisa, inmediatamente olvidándose de todo menos de la
pequeña niña en su regazo. Además de Samantha, Emma era su mundo
entero.

—Oye niña —dijo, envolviéndola en sus brazos y abrazándola hasta que


ella se rio. Sus rizos rubios estaban desordenados de su siesta y había arrugas
en el lado de su cara de la almohada. Él la soltó y le dio un beso en la mejilla—.
¿Qué dices de ir tú, yo, y mamá a caminar hasta el parque? —Miró a
Samantha quien se había unido a él en el sofá. Ella asintió con aprobación.
—¡Yay! —Emma empezó a aplaudir, saltando del regazo de Lance y
corriendo para encontrar sus zapatos.

Lance gimió y se levantó. —Voy a jodidamente extrañarlas demasiado. —


Le tendió una mano a Samantha, ayudándola a levantarse del sofá y
atrayéndola hacia él. Se agachó para agarrar su culo, presionando sus caderas
contra ella para que pudiera sentir la erección que aún tenía. Besó sus labios
suavemente—. Más tarde es el tiempo de juego para ti y para mí.

Se estremeció y apretó su frente contra la de él. —No puedo esperar —


susurró.

—¡Mamá! —gritó Emma desde la otra habitación.

—Su majestad espera; será mejor que nos vayamos. —Rio Sam y tomó la
mano de él—. Ya vamos, cariño —llamó a Emma. Los dos caminaron a la
cocina para encontrar a su hija y se dirigieron hacia el parque.

El resto del día fue perfecto… casi perfecto. Sería cuando finalmente
consiguiera a Samantha desnuda en la cama y la jodiera tontamente. Planeaba
hacerla venir tantas veces antes de irse por la mañana, ella no sería capaz de
caminar todo el día.
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Era un día de otoño magnífico en Wisconsin, perfecto para una visita al
parque. No había nada mejor que escuchar el sonido de la risa de su hija
mientras bajaba por el tobogán una y otra vez. Mientras caminaba de regreso
del baño, se detuvo un minuto para ver a sus dos chicas. Su corazón realmente
dolía cuando pensaba en lo mucho que las amaba a las dos.

A veces tenía que pellizcarse para asegurarse de que no estaba soñando.


La vida no podría ser mejor en este momento y se preguntó qué había hecho
para merecer tal felicidad. Estar con Sam de nuevo después de todos los años
separados fue un regalo de Dios. Ella era su verdadera alma gemela y lo
completó en muchos sentidos.

Entonces ahí estaba su hija Emma. Antes de regresar junto con Sam, él se
imaginaba que nunca tendría niños. Sam lo había dejado después de un susto
de embarazo con su antigua novia Nicole cuando tenía dieciocho. Ahora se
había dado cuenta cuan mal podría ser tener un hijo con alguien a quien no
amas y no quería hacer eso. Tener un bebé con Sam había sido la cosa más
natural en el mundo. Emma era la luz de su vida y ella definitivamente lo tenía
envuelto alrededor de su dedo. Ahora estaban agrandando su familia y no
podía estar más emocionado.
Tenía la carrera que siempre había soñado. Ellos estaban dirigiéndose a
una enorme gira por primera vez y estaba tan emocionado. Estaba disgustado
con que Sam y Emma no estarían con él, pero la emoción de tocar para una
multitud consiguió su adrenalina como ninguna otra cosa podía.

Sam levantó la vista y lo atrapó observándolas. Ella sonrió y le guiñó un


ojo. Lance le devolvió el guiño y continuó su camino de regreso a sus chicas.

Sí, la vida era malditamente muy perfecta ahora. No podía pedir nada más.

11
Capítulo 2
Traducido por Val3

Corregido por Annabrch

Samantha se sentó en el banco del parqué, esperando a que sus dos


personas favoritas jugaran en el tobogán. Emma amaba el tobogán y podría
deslizarse repetidamente. La habían sacado gritando y pateando del parque
más de una vez porque no había “terminado’’ de jugar en el tobogán. El parque
que estaba cerca de su casa era un poco grande para una niña de dos años
así que Lance, el papá sobreprotector siempre tenía que ir con ella; no podía
decirle que no a su pequeña niña. Ella usualmente acababa con él, haciéndolo
ir una y otra vez hasta que estuviera demasiado cansado como para continuar.

Los gritos de diversión de la pequeña niña llenaban el aire y Samantha no


podía evitar reírse con ella. Emma iba a extrañar a su papá. Quizá podrían 12
tomarse unos fines de semana para visitarlo en la carretera. Hizo una nota
mental de checar su calendario y averiguar algo.

Su estómago se hundió ante el pensamiento de estar lejos de Lance por


tanto tiempo. Después de haber sido una parte de él por diez años, nunca
querría dejar su lado. Los pasados cuatro años habían sido un torbellino con su
reunión, casándose en Las Vegas, y teniendo a Emma. Nunca había estado
más feliz.

También había tomado un descanso de su carrera como escritora.


Acababa de publicar su tercer libro y rápidamente había escalado en el USA
Today y en las listas del New York Times best-seller… que es por qué no podía
ir con Lance de gira esta vez. Su agente quería que hiciera una gira del libro
para mantener el impulso.

Mentalmente se abstuvo de sobar su vientre. Había tenido que admitir que


este embarazo la tenía exhausta, mucho más exhausta que cuando estaba
embarazada de Emma. Una pequeña parte de ella estaba aliviada de que no
tendría que dormir en el autobús de la gira. Ya tenía suficientes problemas
durmiendo en su propia cama en casa mucho menos ahora dormir en un
autobús en movimiento. Era un reto estar de gira con Emma y escribir; añádele
el embarazo a la mezcla y se imaginó que sería increíblemente difícil. Tanto
como extrañaría a Lance, sabía que la decisión de no ir con él era la correcta.

Se levantó del banco y caminó hacia Lance y Emma. Los rizos rubios de su
hija fueron empujados hacia atrás por la cola de caballo y nunca cesaba de
sorprenderla cuanto se parecía a su padre. Su corazón dio un vuelco,
pensando en cuanto ella amaba a esas dos personas y casi les trajo lágrimas a
los ojos. Algunas veces no podía creer que esta fuera su vida; parecía
demasiado buena para ser verdad.

Tragó sus emociones. ¿Listos para irnos? preguntó con una sonrisa.

Bueno, Emma y yo decidimos que tenemos hambre y sé que siempre


tienes hambre bromeó con una sonrisa. Pensamos en ir por pizza. ¿Qué
piensas?

¿Por favor, mamá? preguntó Emma, mirando hacia Sam. ¿Quién


podría decirle que no a esa cara?

Mocoso le dijo a Lance, riendo, tomando su otra mano. Suena bien
para mí. Saben que no puedo decirle que no a la pizza.
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Él levantó a Emma y la apoyó en su cadera.

Pronto estaré comiendo comida chatarra durante meses en un autobús


de gira, así que una buena pizza con mis dos damas favoritas suena perfecto.
Puso un brazo alrededor de Sam y la acercó mientras caminaban hacia el
carro.

Más tarde esa noche, Samantha estaba en el baño preparándose para ir a


la cama mientras Lance estaba haciendo su ritual de revisar a Emma antes de
ir a la cama. Iba a extrañar estas pequeñas rutinas que tenía con su familia.

Se miró en el espejo. Se las había arreglado para deslizarse en el fino


y suave encaje que Lance le había comprado en Las Vegas cuando se
casaron. Él tenía una cosa por la ropa interior a pesar del hecho de que no
podía mantenerla en ella durante más de unos minutos. Esta noche
probablemente no sería una excepción.
Se dio la vuelta apagando la luz del baño y trepó en su cama king size a
esperar por él. Habían diseñado su cuarto para que fuera un santuario, un lugar
para relajarse después de largos meses en la carretera o en Los Ángeles
mientras él estaba grabando. Había una chimenea y una pequeña área para
sentarse y Lace tenía que tener una TV de pantalla grande. Había momentos
en que ellos llegaban a casa desde Los Ángeles y pasaban días en esta
habitación. A ella le encantaba, pero estaría vacía sin Lance.

Debí de haberle advertido hoy en el parque; está fuera de combate dijo


Lance mientras caminaba en la habitación. Cerró la puerta tras él y sus ojos se
ampliaron cuando la vio. Santa mierda, Sam. ¿Qué estás tratando de
hacerme?

Un temblor corrió por su columna; la tela tuvo el efecto deseado. Lujuria y


deseo estaban escritos por toda la cara de Lance.

Oh, nada, preparándome para ir a la cama dijo con indiferencia.

Lo-que-jodidamente-sea, mujer murmuró, sacándose la camisa sobre


su cabeza y lanzándola por la habitación. Se quitó su cinturón, vaqueros y
bóxer en un tiempo récord. Saltó a la cama hacia ella y la puso debajo de él. Su
erección estaba dura contra su muslo. No tomó mucho tiempo. 14
Sabes que amo esa cosa en ti gruñó en su oído. Y he estado
semiduro desde esta tarde. Y no voy a jugar contigo, Sam. Necesito estar
dentro de ti.

Sus palabras enviaron una chispa de deseo directo a su núcleo. Estiró sus
manos y ahuecó la cara de él, mirando profundamente en sus ojos azules.

Entonces tómame, Lance. Hazme el amor susurró. Tampoco


necesitaba juego previo; necesitaba sentirlo dentro de él. Necesitaba estar
cerca de él esta noche.

Él hizo un profundo sonido en su garganta y mantuvo sus ojos en los de


ella mientras entraba. Ella gimió suavemente y se arqueó debajo de él,
saboreando el sentimiento de él llenándola. Envolvió sus piernas a su alrededor
y corrió las uñas por su espalda.

Hicieron el amor el resto de la noche, dormitando entre sesiones. Se


tocaron y besaron mutuamente por todo el cuerpo, algunas veces tomándose
su tiempo, algunas veces en urgencia.

Ella yacía envuelta en los brazos de él mientras el sol estaba empezando a


levantarse lentamente. Iba a tener que irse pronto para tomar su vuelo. Ella lo
apretó más duro. Incluso en su cabeza sabía que se iba a ir, en su corazón,
había estado un poco en negación. Con suerte estos tres meses se irían
rápidamente.

Ella besó suavemente su pecho. No quiero estar lejos de ti, Lance.

Él suspiró y frotó su brazo. Lo sé, nena. Yo tampoco lo quiero. Cómo


dijiste, solo serán tres meses. Ambos estaremos tan ocupados que pasarán
rápidamente.

Eso espero dijo ella. Trata de mantenerte alejado de las seguidoras,


¿está bien? Ella nunca se había preocupado por Lance no siéndole fiel
antes, pero ahora que iban a estar separados por tanto tiempo, tenía que
admitir que el pensamiento se le había cruzado por la cabeza.

Sam susurró, levantando su barbilla con el dedo para que lo mirara.


No puedes estar hablando en serio, ¿O sí? Sabes que te amo y que nunca
haría algo como eso.

Ella asintió y mordió su labio. Estaba siendo boba. Debían de ser las
hormonas del embarazo. Lo siento. Supongo que ahora que estás a punto de
irte, soy un desastre caliente. 15
Él le dio esa sonrisa infantil que la llevaba a sus años como adolescentes y
la puso de espaldas. Pero tú eres mi desastre caliente bromeó antes de
besarla.

Ella se mantuvo cerca de él mientras se besaban, envolviendo su cuerpo


con el de él. Su erección probando su entrada antes de que se deslizara. Ella
ahuecó su cara en sus manos mientras sus gemidos fueran tragados por sus
besos. Él se movió por encima de ella, sus empujes lentos al principio, saliendo
casi completamente antes de embestir de vuelta profundamente. Ella movía
sus caderas para encontrarse con cada movimiento, como si no pudiera tenerlo
lo suficientemente profundo.

Él se estremeció mientras las uñas de ella se arrastraban por sus hombros


y por su espalda. Su cabeza cayó contra la almohada cuando sus besos
terminaron, los labios de él haciendo un camino por su cuello, chupando y
mordiendo por donde pasaba. Sí, nene, márcame, hazme tuya gimió bajo
él, seguido de pasión mientras él se movía más rápido.

Sam, tú eres mía, siempre susurró ásperamente antes de ahuecar su


trasero, sus uñas enterrándose en ella. La sostuvo estrechamente, sus
movimientos acelerándose. Llamas de deseo corrían por sus venas mientras el
hueso púbico de él molía su clítoris. Su orgasmo estaba construyéndose y
apretó las sábanas bajo ella.

Vente conmigo, Sam murmuró en su cuello. Rozó su punto sensible


con sus dientes. Quiero sentirte venir sobre mí.

Él corrió su lengua sobre un pezón, chupándolo en su boca. Chupó


gentilmente mientras continuaba follándola. Tomó la carne sensible entre sus
dientes. Lance, me voy a venir jadeó. ¡Ahora!

Su cuerpo se tensó y chilló su nombre. Él tragó sus llantos con su boca,


besándola mientras empujaba más profundo y se vació dentro de ella,
estremeciéndose con su orgasmo.

Ella estaba sin aliento cuando su beso se terminó. Vaya, Lance


susurró. Eso fue intenso. Él asintió, su cara enterrada en su cuello.
Movió su cabeza para mirarla, sus ojos llenos de lágrimas.

Ella se estiró para tocar su cara. ¿Por qué estás llorando? preguntó
con una mirada preocupada en su rostro.

Él se apoyó en sus codos. Te amo tanto… a ti y a Emma. Ustedes chicas 16


son todo mi mundo.

Oh, bebé. Corrió sus dedos por su cabello y lo acercó para un beso.
Yo también te amo.

El teléfono de Lance sonó y él gimió. Ese es Jason. Esa es mi señal para


irme pronto. Él dijo que me mandaría un mensaje para asegurarse de que
estuviera despierto.

Samantha rio. No confía en ti para estar a tiempo, ¿huh? Jason era el
mejor amigo de Lance y el baterista de Forbidden Gods. Estaba casado, tenía
cuatro niños y no vivían tan lejos de Lance y Sam.

Él rodó fuera de ella. No. Sabe que odio levantarme y que tengo un
momento incluso más duro dejándote. Se inclinó y besó su vientre. Te ves
tan jodidamente sexy preñada con mi bebé bromeó con una sonrisa cruel.

Ella rodó sus ojos. Está bien, que manera de ser elegante. Rio y tiró
una almohada hacia él. El rio, atrapando la almohada y lanzándola de vuelta a
la cama. Se levantó y no pudo evitar admirar su cuerpo mientras se deslizaba
en sus vaqueros. Sus pezones se endurecieron por el deseo. Estaba tentada a
arrastrar su sexy trasero de nuevo a la cama, pero tenía que irse.
Hablo en serio dijo, caminando para agarrar unas cuantas cosas
y meterlas en el bolso que había empacado la noche anterior. Debe ser una
cosa de hombres, pero saber que te he dejado embarazada es un increíble
incentivo para mí.

Cerró su bolso y caminó hacia el baño. Hizo una pausa en la puerta,


dándose la vuelta para mirarla. ¿Quieres unirte a mí en la ducha? preguntó
con una ceja alzada. Puedo lavarte la espalda.

Ella sacudió la cabeza. Es tentador, pero tengo el sentimiento de que vas
a hacer más que solo lavarme la espalda y luego llegarás tarde. Entonces
Jason estará enojado contigo. Rodó fuera de la cama y tomó su bata. Voy
a hacer algo de café.

Suena bien. Estaré abajo en un momento dijo, besándola en los labios


antes de entrar en la ducha. Cerró la puerta del baño y ella terminó de
amarrarse la bata mientras caminaba hacia la cocina. Puso a hacer el café y
tomó su iPad del cargador. Revisó su correo electrónico mientras esperaba a
que el café estuviera listo, pero no estaba leyendo realmente. Estaba
demasiado distraída en él yéndose dentro de un rato. Masticó su labio inferior.
Algo de repente se sintió fuera de lugar con él yéndose; que no era capaz de
quitarse de encima. 17
El café estaba listo y sacudió la cabeza. Estaría bien. Podrían hablar por
video chat y estarían juntos de nuevo antes de que se diera cuenta. Bajó el
iPad y le sirvió una taza de café a cada uno. Tomó un sorbo cuando escuchó
un suave golpe en la puerta. Jason ya estaba allí.

Bajó su café y fue a abrir la puerta. Lance caminó en la cocina vistiendo


sus vaqueros favoritos y una camisa gris, su cabello húmedo por la ducha. El
corazón de ella se hinchó en su pecho, lleno de su amor por él. Jason está
aquí murmuró suavemente.

Lo sé gruñó, llegando a ella. Envolvió sus brazos en la cintura de ella y


la empujó contra él. Mierda, Sam, voy a extrañarte.

Ella lo miró, a punto de decirle sobre el mal presentimiento que tenía


cuando hubo otro toque en la puerta. Esta vez un poco más fuerte. Mejor ve.
Jason se va a enojar.

Él suspiró sus manos bajando para agarrar su trasero y atrayéndola más


cerca. ¿A quién demonios le importa? Le voy a decir adiós a mi esposa.
Se inclinó y la besó suave y lentamente al principio. El beso se profundizó,
sus lenguas bailando. Los brazos de ella envueltos en su cuello, presionando
su cuerpo con el de él.

Hubo otro golpe en la puerta. Él la alejó con frustración. Mierda, Sam,


quiero llevarte arriba y follarte de nuevo. Quiero enterrarme dentro de ti todo el
día y nunca irme.

Ella rio y lo apartó, caminando hacia la puerta. Tanto como me gustaría


eso, no creo que incluso pudiéramos. ¿Qué haría Emma todo el día?

Ella abrió la puerta y se forzó a tragar una risa mientras veía a Jason
parado allí, sus cejas fruncidas y sus brazos cruzados. Hola, Jason. Ya está
listo para irse.

Su cara brilló un poco. Hola, Samantha. ¿Cómo estás? ¿Cómo te


sientes?

Estoy bien. Cansada, pero pasará. Suspiró mientras Lance venía


desde atrás trayendo su maleta.

Dios. Lisa dijo que la llamaras si necesitas cualquier cosa. La esposa
de Jason, Lisa, era una buena amiga de Samantha. Tenía el presentimiento de 18
que ambas estarían hablando un montón durante los siguientes meses
mientras sus hombres estuvieran juntos en la carretera.

Estoy listo para irme, hombre dijo Lance. Se agachó para darle otro
beso. ¿Te hablo después? preguntó.

Ella asintió. Sin lugar a duda. Viaja a salvo. Te amo, Lance.

Te amo, Sam murmuró antes de caminar por la puerta con Jason. Lo
miró poner su maleta en el maletero y entraron. Él le dio un adiós y le sopló un
beso antes de que se alejaran.

El carro estaba fuera de vista antes de que finalmente cerrara la puerta con
un pesado suspiro. Esperaba que estos tres meses pasaran rápido. Entre su
nuevo libro, su gira y Emma, tenía el sentimiento de que lo haría y eso era
bueno, porque pronto estarían juntos, lo mejor.
Capítulo 3
Traducido por Mariela

Corregido por Lila

—Lance, tenemos un problema —dijo Jason, sentándose frente a Lance en


su camerino. Estaban a punto de subir al escenario en unos veinte minutos.
Habían estado de gira durante unas cuatro semanas y las cosas habían salido
muy bien, solo extrañando a Samantha y Emma.

—¿Qué pasa? —preguntó, poniendo mi teléfono abajo. Estaba a punto de


llamar a Samantha. Siempre la llamaba antes de un espectáculo, después de
un espectáculo, antes de irse a dormir, y cuando despertaba… casi cada vez
que podía. Hablar con ella tan a menudo había ayudado, haciendo que el estar
separados fuera un poco más soportable.

Jason suspiró y corrió su mano a través de su cabello negro hasta sus


19
hombros. Mientras Lance normalmente vestía vaqueros o pantalones de piel y
una simple playera, Jason solía vestir algunos pantalones cortos de moda y
una loca camiseta con las mangas rasgadas. Era conocido por tocar sus
tambores, durante la presentación, sin su camisa en la mayor parte del tiempo.
A veces incluso le gustaba tocar de espaldas a la audiencia. Afirmó que ponía
un mejor espectáculo para los fanáticos.

—Nuestro mánager llamó. De repente, a los chicos de la discográfica no


les gustan algunas de las canciones del nuevo álbum. Quieren que
pospongamos el lanzamiento, y después de que la gira haya terminado,
vayamos a Los Ángeles para rehacerlos dijo rápidamente en una respiración,
preparándose para la reacción de Lance.

—¿Qué? —le preguntó Lance. Seguramente había oído mal. Habían


trabajado sus culos fuera en su último álbum y estaban emocionados al
respecto. Habían crecido como artistas y era como nada de lo que nunca
habían hecho antes.

—Los tipos del sello discográfico quieren volver a hacer un par de


canciones repitió, girando nerviosamente una baqueta entre los dedos.
—¿Estás jodidamente bromeando? —Lance se inclinó hacia delante en su
silla disgustado, apoyando los codos en las rodillas.

Jason negó con la cabeza. —Me gustaría estarlo.

—¿Qué dicen los otros chicos? —preguntó.

—Dicen que depende de nosotros. —Jason se encogió de hombros. Los


Forbidden Gods también tenía un cantante y un bajista, pero los líderes de la
banda eran realmente Lance y Jason. Habían empezado la banda hace mucho
tiempo, cuando eran niños, y los otros dos chicos dejaron muchas de las
decisiones de negocios depender de ellos.

—Mierda —exclamó Lance, levantándose de su silla. Comenzó a pasearse


por la habitación—. ¿Qué acerca de los fanáticos? ¿Y el dinero que
perderemos por no sacarlo durante la gira?

—Lo sé, hombre —dijo Jason—. Pero ellos dijeron que, si no lo hacemos,
tendrán que dejarnos ir. Nuestro mánager fuertemente sugiere que al menos
vayamos a hablar con ellos.

—¿Pensé que les había gustado todo? Era así cuando dejamos Los
Ángeles hace unos meses. —Dejó de pasear y restregó su cara con su mano.
20
—Les gustó. Alguien más arriba debe haber escuchado algo que no les
gustó. Ellos ni siquiera me dijeron qué necesita ser arreglado. Algo sobre no
siendo lo suficientemente “comerciales” o algo así —murmuró Jason.

Lance suspiró. —¿Qué sucede si no lo hacemos? —Él no estaba en este


negocio para hacer felices a los trajeados. Él estaba en esto para tocar la
música que ama. El dinero y la fama solamente habían sido un bono adicional.

Jason se puso de pie y se encogió de hombros. —No estoy seguro.


¿Perdemos nuestro sello? ¿Ellos no lanzan nuestro álbum? —Revisó el reloj—.
Es tiempo del espectáculo. Lo bueno es que hemos estado limitando la
cantidad de nuevos lanzamientos en la gira. —Se dirigió hacia la puerta—.
¿Vienes? —preguntó a Lance.

Él asintió con la cabeza. —En un minuto. Tengo que llamar a Sam —dijo,
volviendo a sentarse y agarrando su teléfono.

Jason rodó sus ojos y soltó un bufido. —Ustedes dos son terribles. No
tardes demasiado, es casi la hora de salir.
—No lo haré. Solo quiero decir hola muy rápido. Se ha convertido en una
especie de ritual antes del espectáculo —admitió tímidamente, golpeando el
botón para marcar Sam. Ella contestó a la primera llamada.

—Oye tú —murmuró despacio. Lance de repente se olvidó de las malas


noticias que Jason le acababa de llevar. Sam, Emma, y el bebé eran de todos
modos lo que realmente importaba.

—Hola, nena —sonrió él. Siempre era bueno escuchar su voz—. ¿Cómo
están mis chicas?

—Estamos bien. Emma está durmiendo. Estará triste porque no logró


hablar contigo.

—Qué fastidio. No puedo hablar mucho de cualquier forma. Tengo que


llegar al escenario. Solo quería decir hola —dijo. No iba a decirle acerca de la
posibilidad de tener de rehacer algo del álbum. Ella no era una gran fanática de
estar en Los Ángeles, especialmente desde el embarazo. Le gustaba su doctor
en Wisconsin y no quería molestarla, sin ninguna razón posible.

—Estoy contenta de que hayas llamado. Estoy escribiendo como una mujer
loca. Los fanáticos están insistiendo por mi próximo libro —hizo una pausa—, y
luego… mi editora quiere nuestra historia.
21
—¿Qué quieres decir? —preguntó.

—Ella quiere que escriba acerca de nosotros… acerca de nuestro pasado,


cómo nos reunimos nuevamente, todo eso —respondió rápidamente. Pudo
decir por el tono de voz, que estaba emocionada por la idea.

—¿Cómo ficción basada en nuestra vida?

—No, vida real, como memorias. Ella quiere que escriba acerca de tu
banda también. Podría ser buena publicidad también para ustedes, chicos.

—Suena genial. —Escuchó un golpe en la puerta—. Escucha, tengo que


irme. ¿Hablaré contigo más tarde? ¿Tal vez podamos incluso por Skype?
Necesito verte.

—Seguro, suena divertido —dijo ella—. Esperaré despierta.

La visualizó yaciendo desnuda en su habitación y su polla se movió.


Hombre, la extrañaba. —Está bien, no puedo esperar. Te amo, Sam.

—También te amo. Ten un buen espectáculo.


Colgó el teléfono y se puso de pie. Usualmente hablando con ella antes de
su presentación lo energizaba, pero esta noche su corazón estaba pesado de
extrañar a Sam y a Emma. Tal vez podía tomar un rápido vuelo directo a casa
por un día para verlas. Necesitaba a sus chicas.

A pesar de estar de mal humor, Lance se las arregló para tener una
excelente función. La música siempre había sido un escape para él, casi una
forma de terapia, y esta noche no era la excepción. Incluso con la posibilidad
de tener que re-grabar algo de su álbum y extrañar a su familia, se perdió en la
música y tuvo otro espectáculo estelar.

De vuelta en el autobús de la gira tomó una ducha y se metió a la cama


con la computadora portátil. No podía esperar para ver a Sam en la cámara.
Tal vez estuviera vistiendo sexy para él o ¿podría solo estar desnuda? A él no
le importaba; se estaba muriendo por verla. Ella había mencionado el otro día
que en la semana pasada su vientre se había resaltado más y no podía esperar
para verla.
22
Revisó su teléfono, pero no tenía mensajes de ella. Le mandó un rápido
mensaje de texto para dejarle saber que estaba disponible ahora. Esperó, pero
nunca recibió una respuesta. Abrió el Skype y notó que no estaba conectada.

Estaba lleno de decepción e incluso un poco aburrido. Debe haber caído


dormida. Sabía que era tarde. Con ella trabajando tan duro en sus libros,
cuidando de Emma sola, y el embarazo, estaba probablemente exhausta.

Cerró su computadora portátil con un suspiro frustrado. Amaba la música y


estaba agradecido de su éxito, pero por primera vez en su vida, no estaba
encantado con su elección de carrera.

No le había importado antes porque no tenía una familia. Ahora que la


tenía, se dio cuenta de que viajar sin ellos apestaba. Hizo una nota mental para
pedir disculpas a Jason después de empujarlo tanto a la gira cuando sus hijos
eran pequeños.

Era tarde, pero estaba tan alterado para dormir ahora. Estaba
decepcionado de no haber tenido la oportunidad de hablar con Sam. Salió de la
cama y se deslizó dentro de sus vaqueros antes de ir a agarrar una botella de
agua del refrigerador.
Abrió la puerta y escuchó algún murmullo procedente de la dirección del
sillón. Negó con la cabeza. Uno de los chicos debía tener una chica en el
autobús. No extrañaba esos días en absoluto.

—¡Lance! —lo llamó su bajista Rick—. Ven acá. Alguien quiere decir hola.
Dice que te conoce.

Lance rodó sus ojos. Había oído eso antes de otras chicas que querían
conseguir llegar tras bastidores a la banda. Él había tenido su parte justa de
sexo con seguidoras antes de que Samantha volviera a entrar en su vida, por lo
que sabía cómo eran; todas ellas afirmaron “conocer a alguien” con el fin de
llegar detrás del escenario.

—Oh, sí, lo dudo —dijo, caminando hacia Rick y la chica que estaban en el
sofá del autobús. Normalmente, no jugaría, pero estaba aburrido. Vamos a ver
a la seguidora loca que reclamó conocerlo.

—Hola, Lance. —La chica sonrió y su mandíbula cayó cuando se dio


cuenta quién estaba sentado allí en el autobús de la gira de su banda. ¡Era
Nicole! No la había visto desde que tenía dieciocho años. ¿Qué coño estaba
haciendo allí?

—Nicole. —Asintió, listo para darse la vuelta y dirigirse de vuelta a su litera.


23
—Entonces ¿realmente lo conoces? —preguntó Rick, con sorpresa. Él miró
hacia atrás y adelante desde la rubia platinada plantada en su regazo, y de
nuevo a Lance.

—Sí, te lo dije —señaló Nicole, pasando un brazo alrededor del cuello de


Rick y acercándolo más. Lance pensó que iba a vomitar.

—¿Qué estás haciendo aquí, Nicole? —preguntó Lance cuando abrió la


nevera y sacó una botella de agua de la repisa. Echó un vistazo a la cerveza
por un segundo. Hombre, eso sonaba bien, sobre todo después de ver a esa
perra. Le prometió a Sam que no bebería en el camino. Solía salir de fiesta
duro mientras estaba de gira y esos días se acabaron.

—Vine a ver tu presentación. Me las arreglé para llegar detrás del


escenario y luego conocí a Rick —dijo dulcemente—. Él fue lo suficientemente
agradable para invitarme de vuelta al autobús. —Lance no pudo detenerse de
rodar sus ojos. Era tan desagradable como lo había sido en la secundaria.

—Rick, no te ofendas amigo, pero asegúrate de que te enfundes doble


antes de tocarla, ¿bien? —advirtió y se giró para volver a la cama. Se detuvo
en la nevera y sacó una botella de cerveza. A la mierda, después de
encontrarse con esta explosión de su pasado, necesitaba algo más fuerte que
el agua. Una botella no lastimará.

—Idiota. —Oyó que Nicole murmuró mientras cerraba la puerta. Tenía un


mal presentimiento sobre su aparición en su espectáculo. Se las arregló para
conseguir entrar en el autobús y no podía ser bueno. ¿Qué tenía en la manga?
No la había visto en mucho tiempo, y si era como lo recordaba, tenía un motivo
ulterior para estar aquí.

Cogió su teléfono de nuevo, comprobando si se perdió un mensaje o


llamada de Samantha. Necesitaba oír su voz ahora aún más que antes. Nada.
Pensó en llamarla, pero que no quería despertarla.

Oyó un gemido y una risita proveniente de Rick y Nicole y casi chilló. Iba a
tener que hablar con Rick mañana por la mañana. Ningún hombre debe estar lo
suficientemente desesperado para tocar esa mujer. Rick tenía que alejarse lo
más lejos de ella como pudiera. Esperaba poder llegar a él antes de que ella se
las arreglará para meter sus garras demasiado profundas.

Abrió la cerveza y bebió un largo trago. Tenía un sabor tan bueno. No


había tenido una en años y se olvidó de lo mucho que amaba una cerveza fría.

Deslizó sus audífonos en sus oídos y encendió un poco de música. Los


24
sonidos de Skid Row “I Remember You” llenó sus oídos. Había sido su canción
y la de Samantha desde que eran adolescentes. Por lo general se quedaba
dormido con ella por la noche mientras había estado en la carretera.

Rodó hacia el lado, abrazando una almohada contra su pecho. Era un


pobre sustituto de Samantha, pero iba a tener que funcionar hasta que
estuviera en casa.
Capítulo 4
Traducido por Mariela

Corregido por Lila

Sam se dirigió dentro del camino de su suegra y estacionó el coche. Con


Lance fuera del pueblo, le había prometido que visitaría a su mamá. A
Samantha no le molestaba, sin embargo; pensaba en la mamá de Lance,
Renee, como su mamá también. Siempre le había agradado, incluso cuando
ellos eran niños.

Tomó a Emma fuera del coche con un gemido. Se estaba poniendo más y
más difícil el cargar a Emma alrededor con su vientre creciendo. Extrañaba
tener la ayuda de Lance. Tan pronto como puso a Emma en el sendero, fue
corriendo a la puerta de enfrente. La abuela Renee la mimaba como loca y
Emma era la luz de su vida. 25
Renee abrió la puerta incluso antes de que Samantha tuviera la
oportunidad de tocar. —¡Hola, ahí! —las saludó, inclinándose para recoger a
Emma. Sam creyó ver su mueca de dolor, pero no estaba segura, por lo que no
dijo nada—. ¿Cómo está mi niña? —preguntó a Emma, dándole un beso en la
mejilla.

—Bien, abue. —Emma rio, abrazando apretadamente a Renee, estrellando


su cara contra la de ella.

—Bien. —Rio Renee y se volteó hacia Samantha—. ¿Cómo estás tú?


¿Sintiéndote bien? —preguntó, observando su vientre con una mirada de
preocupación.

Samantha sonrió y sobó su estómago. —Sí. Sintiéndome bien… cansada,


pero bien.

—Vamos, entremos —dijo Renee, sosteniendo la puerta abierta para que


Samantha pase dentro. Caminaron hacia la cocina y tomó algunas galletas
para Emma. Las abuelas siempre fueron buenas para los bocadillos. Se
sentaron en la mesa de la cocina mientras Emma comía.
—¿Cómo está Lance? —preguntó Renee, estirándose para peinar un
mechón de cabello de la cara de Emma.

—Lo está haciendo bien —contestó—. ¿No has hablado con él?

—Lo he hecho —respondió—, pero quería ver qué pensabas tú. Hablé con
él esta mañana y parecía diferente, molesto o algo. ¿Ustedes pelearon?

Samantha negó con su cabeza. —No, estamos bien. Tal vez estaba
cansado. Yo lo extraño como loca y se suponía que íbamos a hablar por Skype
la otra noche y me quedé dormida. Él entiende cuan cansada estoy y se está
volviendo difícil para mí mantenerme despierta hasta tarde, entre escribir,
Emma y este embarazo.

Renee asintió. —Estoy segura de que es difícil no tener a Lance alrededor.


Aunque en este momento estoy feliz de que no esté en casa. —Limpió algunas
migajas imaginarias de la mesa y el corazón de Sam se cayó cuando notó que
sus manos estaban temblando. Debía ser algo serio para que dijera eso.

—Tengo algo que decirte, Samantha, y no le puedes decir a Lance, no


todavía suplicó, viendo a Sam a los ojos.

Sam de repente se sintió muy inquieta. No mantenía secretos de Lance,


26
especialmente acerca de su madre. El hecho de que Renee le estuviera
diciendo a ella y no a Lance la tenía nerviosa.

—No lo sé, Renee, Lance y yo nos prometimos que no mantendríamos


secretos entre nosotros —reprendió, jugando con su argolla matrimonial
nerviosamente.

—Lo sé. No lo pediría si no fuera importante —dijo Renee, levantándose


para coger algo de leche para Emma antes incluso de que la niña pidiera. Su
instinto de abuela era bueno hasta ese punto. Vertió en una tasa entrenadora.
Mientras lo sostenía hacia ella, sus ojos se le llenaron con lágrimas—.
Samantha, fui con el doctor esta semana. No me estaba sintiendo muy bien y
había estado teniendo este terrible dolor en mi espalda —murmuró, su voz
quebrándose.

Sam se levantó y fue hacia Renee, poniendo su brazo alrededor de sus


hombros.

—¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo? ¿Lo sabe Lance? ¿Por qué
no dijiste nada antes?
—Realmente pensé que era nada, solamente la vejez. No quería
preocuparlos. Están tan ocupados. —La desestimó con un movimiento de su
mano.

—Renee, nunca estamos demasiado ocupados para ti —reprendió con


severidad, especialmente si no te estás sintiendo bien. —Apretó su
hombro—. ¿Qué dijo el doctor?

Renee se encogió de hombros. —No están seguros. Tuvieron que hacer


algunos exámenes. Tengo que ir esta semana para obtener los resultados. —
Levantó la vista hacia Sam—. ¿Vendrás conmigo, por favor? Ellos
mencionaron la palabra con “c” y no quiero estar sola si eso es lo que es —
confesó Renee, mirando de vuelta hacia abajo a sus manos en la mesa, su
labio inferior temblando.

—Por supuesto. ¡Lo haré! —exclamó Samantha—. Dime cuándo y


conseguiré a alguien que cuide de Emma. Estoy aquí si me necesitas.

Renee sorbió su nariz. —Gracias —dijo, sus hombros relajándose—.


Aunque recuerda, no puedes decirle a Lance.

—Sabes que estará furioso, ¿cierto? —preguntó, sentándose de vuelta a la


mesa—. Realmente no estoy emocionada por ocultarle esto.
27
—Lo sé, pero no puede hacer nada en la carretera de cualquier forma y no
lo quiero preocupar sin necesidad. ¿Qué si no es nada? —Renee se encogió
de hombros.

—Está bien, pero con una condición —convino Sam—. Tienes que decirle
acerca de esto tan pronto como averigües los resultados, especialmente si es
algo serio. Apuntó a Renee. No iba a dejarla salirse con la suya y no decirle a
su hijo acerca de algo tan importante.

Renee asintió. —Trato. —Agarró un pañuelo desechable y sonó su nariz—.


Ahora, ¿qué tal si me permites hacerles a ti y a mi hermosa nieta algo de cenar
y platicamos acerca de algo más feliz? Quiero escuchar todo acerca de tu libro
y tu gira.

Samantha rio. —Está bien, ¿Quién soy para dejar pasar una comida hecha
en casa? Hemos estado teniendo un montón de comida para llevar en nuestra
casa con Lance lejos y yo ocupada escribiendo. Suena perfecto para mí.

No mencionaron la próxima cita de Renee el resto de la noche. Hablaron


acerca de las ideas de Samantha para su próximo libro y todas las ciudades a
las que su agente quería que fuera para su gira del libro. Terminaron la noche
con Renee leyendo a Emma algunos libros y eventualmente se durmió en su
regazo.

Le dijo a Renee que iba a ir a revisar su correo electrónico y avanzar algo


de trabajo mientras Emma dormía. Sam tenía el sentimiento que no estaba lista
para dejar ir a su nieta pronto esta noche. Sus ojos se llenaron de lágrimas
mientras pensaba acerca de la posibilidad de Renee teniendo cáncer. Lance
podría derrumbarse. Dijo una rápida oración de que pudiera ser algo más y
estuviera preocupada por nada.

Su teléfono sonó con un mensaje de texto de Lance. Sonrió y cogió el


teléfono para leerlo.

A punto de ir al escenario. ¿Cómo está mamá?

Samantha suspiró. Odiaba mentirle a Lance. Tecleó una rápida respuesta.

Bien. Ella hizo la cena. E está dormida en su regazo ahora.

Él respondió de vuelta.

Bien. Te extraño. Te amo.


28
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Podría usar uno de sus abrazos justo
ahora. Ellos siempre hacían que todo se viera como si fuera a estar bien. En
lugar de volverse toda emocional justo ahora, envió una simple respuesta.

También te amo.

Miró de vuelta hacia Renee y Emma. Renee también se había dormido. Se


veían muy pacificas; Sam todavía no las quería levantar. Volvió a su
computadora portátil para obtener algo más de trabajo hecho. No había manera
en que fuera a interrumpir ese momento. ¿Quién sabía cuánto más de esos
iban a tener?

Sam había puesto a Emma a dormir y estaba a punto de volver a su novela


cuando revisó las noticias en línea. Miró alrededor de la página, viendo por
encima los titulares, cuando el nombre “Forbidden Gods” atrapó su mirada. Tal
vez era una noticia acerca de su gira o el álbum que estaba a punto de salir en
unas pocas semanas.
Presionó en el enlace y casi se cae de la silla cuando vio la fotografía de
Rick el bajista, con Nicole, la ex de Lance que los había arruinado hace varios
años. ¿Qué mierda estaba haciendo ella con él? Su sangre empezó a hervir,
pensando en ella cerca de Lance. ¿Por qué no le había dicho que la había
visto?

Agarró su celular para llamar a Lance. El teléfono sonó y sonó. Nunca


contestó, pero estaba demasiado enojada para dejar un mensaje. Tomó una
fotografía de la pantalla y se la mandó en un mensaje de texto. Su único
comentario fue “¿WTF?”1

Trató de volver su atención a su novela, peo estaba demasiado herida para


escribir. Se mantuvo revisando su teléfono por una respuesta de Lance.

Lágrimas inundaron sus ojos cuanto más pensaba acerca de ello. ¿Por qué
mierda estaba Nicole con Rick? Cerró de golpe su computadora portátil y se
fue al sofá. Se dejó caer y se estremeció cuando sintió una punzada de dolor
en su vientre. Respiró hondo y se frotó el estómago. Tenía que mantener la
calma. No era nada. Lance estaba casado con ella ahora y no tenía nada de
qué preocuparse.

Su teléfono sonó y lo cogió de la mesa de café. —Hola —contestó


lacónicamente.
29
—Nena, lo siento, sé que debería habértelo dicho —admitió Lance.

—¿Qué mierda Lance? —preguntó, sus ojos llenándose de lágrimas


nuevamente.

—No lo sé, nena. Una noche ella estaba en el autobús y ha estado unida a
la cadera de Rick desde entonces. —Él no parecía más feliz de lo que era con
todo el asunto.

—¿Ha estado en el autobús? —casi gritó en el teléfono. Respiró hondo,


tratando de calmarse—. Lance, no me gusta esto. No está bien.

—Sam, le advertí a Rick acerca de ella, pero está enamorado. Hasta ahora
ella apenas me habló.

—Pero ¿cómo los encontró? ¿Y Rick? No lo entiendo. Esto solo me parece


extraño —confesó, sentándose en el sofá—. ¿Y por qué no me lo dijiste?

1
Siglas en inglés que significan “¿Qué demonios?”
Ella escuchó su suspiro al otro lado del teléfono y se lo imaginó corriendo
sus manos a través de su cabello. —Lo iba a hacer. Apenas hemos tenido
oportunidad de hablar desde que la vi. Han sido cinco minutos aquí, cinco
minutos allá. No es algo que solamente quisiera decir, así como así.

Tomó un profundo respiro. Él estaba en lo correcto. Ambos se habían visto


muy ocupados y difícilmente tenían tiempo para hablar mucho. —Está bien,
tienes razón, pero aun así no me gusta.

—A mí tampoco, Sam —suspiró—. Se lo dije a Rick, pero no está


pensando claramente. Está pensando con su pene, no con su cabeza. No
puedo razonar con eso. Jason también le advirtió, pero no nos escucha a
ninguno de los dos.

No pudo evitar reírse. —Solamente ten cuidado alrededor de ella. —Cerró


su mano en un puño y golpeó el sofá con frustración— ¡Maldita sea! Odio no
estar contigo.

—Yo también, Sam, yo también. Duermo como la mierda sin ti al lado.


Extraño tu cálido cuerpo sexy. Extraño a Emma y sus mojados besos y la forma
en que me despierta en la mañana saltando sobre mí, gritando “¡Papi!”

Ella mordió su labio, tratando de no llorar. —Ha sido un largo día. Necesito
30
ir a la cama.

Lance suspiró. —Está bien. Lo siento sobre Nicole. Hablaré contigo


mañana. Te amo.

—Buenas noches, Lance. Te amo —susurró, colgando antes de perder la


compostura. Arrojó el teléfono en el sofá cerca de ella y comenzó a sollozar.
Toda esta cosa era mucho más difícil de lo que había anticipado. Tal vez solo
eran las hormonas del embarazo. Estaba cansada y herida, preocupada por
Renee, y ahora Nicole.

Se calmó y agarró la manta de detrás del sofá. Dormiría aquí esta noche.
La idea de la cama vacía que compartía con Lance era demasiado. Quién
sabe, tal vez dormiría aquí hasta que regresara.

Y eso no podía ser lo suficientemente pronto.


Capítulo 5
Traducido por Mariela

Corregido por Lila

Lance caminó fuera de la oficina de su mánager en Los Ángeles listo para


golpear algo. La banda se acababa de reunir con él y con los empresarios del
más alto nivel del sello discográfico, acerca de su nuevo álbum. Tenían que
cambiar unas pocas canciones o el sello los iba a desechar. A ellos no les
gustaba el rock and roll de la vieja escuela que habían incorporado en un par
de canciones.

—Esto es una mierda —exclamó Lance, deseando no haber dejado de


fumar cuando Samantha estaba embarazada. Seguramente podría usar un
cigarro justo ahora. Tal vez lo calmaría y él no querría estrangular a su
31
mánager. Corrió sus manos a través de su cabello. Si Sam estuviera aquí, ella
sabría que decir para calmar sus crispados nervios.

—Lo sé. Lo es. —Jason estuvo de acuerdo, mientras la banda caminó


fuera del edificio—. Nuestro lanzamiento es en dos semanas y ahora ellos
deciden cambiar la mierda. Esto jodidamente apesta.

—Vamos a detenernos en un club de desnudistas —repicó su vocalista


principal, Steve, mientras todos ellos entraban en el coche—. Me vendría bien
un trago y alguna vagina.

Lance cerró sus ojos. Hace un tiempo, habría estado de acuerdo con
impaciencia para ir de copas y un pedazo de culo, pero ese tiempo se fue hace
mucho. Ahora lo único que quería hacer era volver al hotel y llamar a
Samantha.

Jason miró hacia él. —¿Qué dices? ¿Quieres ir? —preguntó, encendiendo
el coche.

—No especialmente —murmuró Lance, apretando el puente de su nariz


con sus dedos.
—Vamos, hombre, ¡vayamos! —urgió Rick desde el asiento trasero—.
Vamos a tener algo de diversión. Creo que lo merecemos después de la
reunión.

Jason se encogió de hombros. —Él tiene un punto. Sé que puedes


necesitar un trago. Puedes tener una soda y mirar algunas chicas desnudas
bailar alrededor.

—Lo que sea —aceptó Lance de mala gana. ¿Quién era él para arruinarles
a los otros chicos un buen momento? Pensó en llamar a Samantha de camino,
pero realmente no quería que él resto de los chicos escucharan su
conversación, y estaba seguro como el infierno de no querer decirle que
estaban yendo a un club de desnudistas. Después del fiasco de Nicole, la
última cosa que ella necesitaba escuchar era que estaba en un bar con
mujeres desnudas.

Encontraron un club local de desnudistas e hicieron su camino al interior


sin que nadie los reconociera. Lance rápidamente encontró el bar y ordenó una
soda. Estaba muriendo por una cerveza, pero no quería entrar en el hábito de
beber mientras estaba afuera en público. Ya estaba rompiendo su promesa a
Sam de que no bebería, por tener una cerveza o dos después de su
presentación. 32
Se sentó en el bar, viendo un juego de pelota en la televisión enfrente de
él. Debería conseguir un vuelo a casa y ver a sus chicas, ya que su próximo
espectáculo era en dos días. Él estaría disponible para tener una noche con
ellas. Su polla se agitó mientras pensaba acerca de hacerle el amor a su
esposa embarazada. Mierda, la extrañaba.

—¡Amigo, no te puedes sentar acá todo solitario! —exclamó Jason


mientras se sentaba a su lado. Tienes que dejar de poner mala cara de
mierda. ¡Te quejas por extrañar a Samantha y a Emma; ahora estás de mal
humor sobre el álbum! Tienes que aligerar, hombre. ¡Estamos viviendo nuestro
sueño! —Sonrió y tomó un trago de su cerveza.

Lance no dijo nada, tomando un trago de su soda. Tal vez Jason tenía
razón. Seguro, extrañaba a su esposa e hija, pero en unos pocos meses
estaría de regreso en casa con ellas. Estaba irritado acerca de su álbum, pero
estaba agradecido de ser capaz de hacer lo que amaba.

—Estás en lo cierto, cómo es normal. —Suspiró con una sonrisa y meneó


su cabeza.
Jason sonrió y golpeó su hombro. —Malditamente tengo razón. —Se puso
de pie—. Ahora ven a unirte con nosotros cerca del escenario. No seas tan
jodidamente defectuoso.

Agarró su soda y se dirigió hacia el escenario, donde sus compañeros de


banda estaban sentados. Rick y Steve ya tenían chicas en sus regazos
moliéndose encima de ellos. Lance se rio y negó con su cabeza. Difícil de creer
que él habría estado ahí con ellos unos años atrás.

Se sentó junto a Jason, quien estaba sosteniendo un billete de veinte


dólares con una sonrisa, tentando a una pechugona rubia en el escenario para
que viniera a tomarlos. Jason era un hombre felizmente casado también, pero
eso no quería decir que no le gustara mirar un poco. Se había casado con Lisa
justo al salir de la preparatoria y Lance sabía a ciencia cierta que se mantuvo
fiel a ella todo este tiempo.

Una pequeña morena salió al escenario y la polla de Lance saltó en sus


vaqueros. Tenía el pecho tan grande como el de Samantha, los pezones
grandes y ya erectos. Un tatuaje de una flor cubría su costado y estaba
vistiendo zapatos de tacón alto plateados. Él era un fanático de los tacones
altos. Tomó un trago de su soda y la miró empezar a moverse sobre el
escenario. Ella atrapó sus ojos y le guiñó. Parecía estar actuando solo para él. 33
No pudo evitar mirarla. Era como un hombre sediento que acababa salir del
desierto. Después de tener sexo con Sam al menos una vez al día, todas esas
semanas de ser célibe lo estaban matando. Tal vez estaba tan malhumorado
porque no había podido echar un polvo. Se rio para sí mismo y la morena bailó
para él.

—¿Qué es tan gracioso, guapo? —preguntó, empujando sus senos hacia


su cara. Él sacó un billete de diez dólares y lo sostuvo entre sus dedos para
ella.

—Oh, nada —dijo, una pequeña sonrisa todavía en sus labios.

Ella tomó el dinero y lo deslizó dentro de la hebilla del cinturón de Lance.


Se hincó entre sus piernas, lentamente frotando su pecho contra él. Miró hacia
arriba desde su posición entre sus piernas y sonrió. Se inclinó y tomó el dinero
con sus dientes. Su polla se puso dura y estaba muy seguro de que ella podía
sentirlo contra sus mejillas mientras sacaba el dinero.

—Gracias —contestó, y se levantó. Se inclinó hacia él sus pechos


colgando en su cara—. Sé quién eres. Si quieres un baile privado en tu regazo,
estoy disponible en una hora.
Lance se estiró y gentilmente la empujó hacia atrás. —Gracias, nena, pero
no estoy interesado. —Sostuvo en alto su mano izquierda, moviendo el dedo
del anillo—. Soy un hombre casado; felizmente casado.

Ella movió la mano de él lejos, una sonrisa maliciosa en su cara. —Vi eso,
pero tú y yo, ambos sabemos que no significa ni mierda.

—Bueno, lo hace para mí —respondió. La chica negó con su cabeza


mientras caminaba lejos, moviéndose hacia otro cliente.

Eso era; se estaba yendo de vuelta hacia el hotel. Los clubes de


desnudistas ya no eran para él ahora que tenía a Sam de vuelta en casa.
Sonaba cliché, pero ella era toda la mujer que necesitaba. Buscó alrededor por
el resto de los chicos. Steve y Rick habían desaparecido a las salas VIP y la
cabeza de Jason estaba entre las tetas de una rubia.

Caminó de vuelta al bar y le pidió al cantinero que le pidiera un taxi.


Mientras esperaba, revisó su teléfono. Sin llamadas o mensajes de Samantha.
Las cosas se habían vuelto tan ocupadas para ella que parecía hablar menos y
menos cada día.

Caminó hacia afuera para esperar el taxi. Cuando llegase de vuelta al


hotel, iba a llamar a Sam y hablarle sucio. Quería escucharla venirse.
34
Extrañaba los suaves quejidos que haría mientras su orgasmo se construye y
la forma en que lloraría su nombre cuando se viniera fuerte. Él habría amado
tener su rostro enterrado entre sus piernas justo ahora. Extrañaba la forma que
sabía y la forma en que se sentía envuelta alrededor de él.

El taxi llegó y se metió dentro. Estuvo ansioso todo el camino de vuelta al


hotel. Necesitaba escuchar la voz de Sam. Regresó a su habitación, cayendo
en su cama mientras marcaba el número de Sam.

—Hola —contestó ella, finalmente, en el cuarto timbre.

—Oye, nena —dijo, desabrochándose sus vaqueros y sintiendo su polla


semi dura.

—¿Qué pasa? Es algo tarde, ¿no lo es? —preguntó, sonando cansada.


Mierda, ¿la había despertado?

—Lo siento, Sam. Son solo las 9 acá en Los Ángeles. No estaba pensando
en que ya estuvieras en la cama —admitió suavemente—. Solo necesitaba
escuchar tu voz…
—Está bien —bostezó ella—. Últimamente he estado realmente cansada.
He estado yendo a la cama después de poner a Emma a dormir, algunas
noches incluso no puedo mantener mis ojos abiertos por mucho tiempo.

Se sentó derecho en la cama. —¿Estás bien? —preguntó con


preocupación.

—Estoy bien. Solo cosas normales del embarazo. No te preocupes —le


reprendió, pero él pudo oír en su voz. Estaba fatigada.

—No exagero, Sam —advirtió, poniéndose de pie para abotonar sus


vaqueros. No iba a estar recibiendo nada esta noche. Tal vez tomara una larga
ducha después de colgar.

Suspiró en el otro extremo del teléfono. —Está bien, Lance, de verdad.


¿Cómo están las cosas allí? —Él se acercó a la nevera en su habitación.
Necesitaba una cerveza—. Bien. Tuvimos una reunión con el sello discográfico.
Quieren cambiar algunas cosas. No estoy muy emocionado, pero son los
chicos a cargo, por lo que ¿qué podemos hacer?

Ella bostezó de nuevo y se sitió terrible por levantarla y mantenerla


despierta. Escucha nena, vuelve a la cama y te llamaré mañana, ¿está bien?
Ve a dormir.
35
—Está bien. Puedo hablar —dijo despacito.

—No, duerme. Cuídate y a mi bebé —murmuró—. Te amo Sam.

—Te amo también. Buenas noches —susurró antes de colgar el teléfono.

Terminó incluso más frustrado que antes. Sam sonaba tan exhausta y él
odiaba no estar ahí para ayudarla. Iba a hablarle a Lisa y a su mamá mañana
para que la revisaran, y tal vez ayudarla si pudieran. Se sintió culpable por
estar en la carretera lejos de ella cuando más lo necesitaba.

Tomó un trago de cerveza que había abierto y negó con su cabeza. No era
suficiente. Necesitaba algo más, algo más fuerte. Revisó su mini-bar
nuevamente y encontró algo de whiskey. Lo abrió y se tomó la botella en unos
pocos tragos.

Encendió la televisión y pensó acerca de dirigirse de vuelta al conjunto de


desnudistas para unirse a los otros chicos, pero nada bueno podría salir de
eso. Podría tomar una ducha, masturbarse e ir a dormir.
Sabía que no debería beber, pero se sentía tan aislado en esta gira. Ya no
estaba en el estilo de vida de la estrella de rock y extrañaba a Sam. No podía
dormir por la mierda por la noche sin ella; el alcohol ayudó a calmar su mente y
a conseguir un poco de descanso en la noche. Una vez que estuviera de vuelta
a casa, estaría bien y sería capaz de parar. Esto fue solo temporal. Al menos
eso es lo que se decía a sí mismo.

36
Capítulo 6
Traducido por America_12

Corregido por Pagan

Sam miró su teléfono. Si Renee no llega pronto, nunca llegarían a la cita


con el médico. Ella se ofreció a recoger a Sam desde que había aceptado ir
con ella por los resultados de su prueba un par de semanas atrás.

Tenía que admitir que estaba nerviosa acerca de esta cita. ¿Qué si Renee
tenía cáncer? ¿Y qué si era demasiado avanzado para hacer algo? Se
estremeció ante la idea. Lance sería un desastre.

Escuchó un bocinazo y miró por la ventana. Era Renee, finalmente. Agarró


su bolso y se dirigió hacia la puerta. La esposa de Jason, Lisa estaba viendo a
Emma por unas horas mientras no estaba y la había dejado esa mañana
temprano.
37
Se metió en el coche y sus hombros se hundieron cuando vio a Renee. Era
un desastre; tenía los ojos rojos, con bolsas y ojeras bajo los ojos.

—Hola —saludó en silencio, acomodándose en el asiento del pasajero y


ajustando el cinturón de seguridad alrededor de su vientre hinchado.

—Hola, Sam —respondió Renee en voz baja mientras ponía el coche en


marcha y comenzó a manejar hacia el médico. No hablaron en todo el camino.
Sam no estaba segura de qué decir de todos modos. La charla no le parecía
bien y desde luego no quería especular sobre el resultado de esta cita. No
quería cualquiera de ellos para nada.

En la consulta, Renee cambió de idea y no dejaría que Sam entrara con


ella para saber los resultados. Había insistido, pero Renee era terca y no iba a
cambiar de opinión, por lo que ahora estaba sentada en la sala de espera,
impacientemente esperando a que Renee saliera. Su mente iba a millones de
kilómetros por minuto. Trató de pasar por algunas notas en su teléfono para el
libro que estaba escribiendo, pero no podía concentrarse.

Puso su mano sobre su vientre, sintiendo que el bebé pateaba. Una sonrisa
se dibujó en sus labios; este bebé seguro tenía piernas fuertes. Estaba
bastante segura de que era un niño, pero iba a salir de dudas en unas dos
semanas. Lance iba a tratar de llegar a casa para ir a la cita con ella y no podía
esperar para verlo.

Se abrió la puerta de la oficina del doctor y Renee vino corriendo hacia


fuera. Pasó junto a Sam, sin decir nada. Sam se puso de pie confundida, su
corazón latía con fuerza. Esto no puede ser bueno. Miró por encima de la
puerta del médico, pero no había nadie allí. Incluso si fuera a pedirle al médico
lo que ocurrió, probablemente no podía decirle de todos modos. Mejor se fue
tras de Renee.

Contoneándose después ella se fue tan rápido como pudo. Cuanto más
grande era, más difícil era moverse con cualquier velocidad. Hizo perseguir a
Emma interesante y eso era casi imposible a veces.

Cuando finalmente salió al estacionamiento, Renee estaba apoyada en su


coche, sollozando. Sam se acercó a ella y puso sus brazos a su alrededor. —
¿Qué pasa? pregunto, tratando de calmarla.

Renee negó con la cabeza y lloró contra su pecho. Sam se mordió el labio,
tratando de luchar con sus propias lágrimas. Si Renee estaba reaccionando de
esta manera, la noticia no podría haber sido buena. 38
Sostuvo a Renee durante unos minutos, dejándola llorar en sus brazos.
Finalmente, se apartó para conseguirle un pañuelo de su bolso. Se lo dio y
Renee se sonó la nariz y respiró hondo.

—Es cáncer… cáncer de hueso. Ellos no saben cuánto tiempo tengo.


Creen que está un poco avanzado, pero necesito unas cuantas pruebas más.
Si hago la quimioterapia, puede que tenga quizás un año más, si no, de tres a
seis meses. —Ahogó su voz quebrándose mientras trataba de no empezar a
sollozar otra vez.

—Oh, Renee —susurro Sam, pasando una mano por la cara—. Lo siento
tanto.

Renee asintió y abrió el coche. —Vámonos. Quiero ver a mi nieta.

Sam dio la vuelta y se metió en el coche, sin habla, con la noticia de


Renee. Sabía que podría haber sido una posibilidad, pero había estado en
negación, pensando que no podría suceder.

Condujeron hasta Lisa para recoger a Emma, ninguna de las dos dijo una
palabra. El sonido de “I Remember You” llenó el coche tranquilo y Sam entró
en pánico. Era Lance llamándole, pero no podía hablar con él ahora. Estaba
demasiado emocional. Miró a Renee.

—No puedo hablar con él ahora mismo, Renee —admitió, sacudiendo la


cabeza.

—Lo sé. Yo tampoco —respondió, mirando hacia abajo en el teléfono de


Sam.

—Hay que decirle pronto… esta noche o mañana. Él tiene que saber lo que
está pasando.

Renee negó con la cabeza. —No —dijo, golpeando el puño sobre el


volante—. No voy a interrumpirle mientras está de gira. Aparte de ti y Emma, la
música es su vida. No voy a estropearla para él.

—Renee —amonesto, frustrada—. Tú eres su madre. ¿Quieres decir que


para él es más importante la música? Él tiene que saber y si no se lo dices tú,
lo haré yo.

—No, no se lo dirás —instó Renee, yendo a la casa de Lisa—. Es mi hijo y


voy a decidirle cuando necesite saberlo. —Respiró hondo y puso su cabeza
entre sus manos. Sam se acercó y frotó su brazo. Ella estaba tratando de ser
39
un apoyo para Renee, pero realmente necesitaba a Lance ahora. Él siempre
era su roca.

Renee miró hacia arriba, con los ojos rojos por las lágrimas. —Lo siento,
Sam —se disculpó—. Le diré. Lo prometo. Ahora, iré por Emma y déjame
tenerla esta noche. Necesito algo de tiempo de abuela. Puedes dormir o
escribir o lo que sea.

—¿Estás segura? ¿Quieres que me quede también? —preguntó Sam, no


estaba segura si debería dejar a Renee sola.

Renee asintió con firmeza. —Sí, estoy segura. Creo que va a ser algo
bueno mantenerme ocupada con Emma esta noche. Se va a alejar mi mente
de todo por un rato.

Sam aceptó de mala gana. Tuvo que admitir que la idea de conseguir algo
escrito y dormir en la mañana siguiente sonaba bien. Tal vez podría tener algún
tiempo sexy en el teléfono o un vídeo chat con Lance también.

Ella se bajó del coche para llegar a Emma. Una noche más de pretender
que la vida era perfecta no estaría de más.
Sam se las arregló para hacer algunos avances en su novela con Emma
fuera por la noche. Tenía problemas para concentrarse en un principio dado la
noticia anterior, pero con el tiempo se perdió en sus personajes.

Lance la había llamado rápidamente antes de su espectáculo para


comprobarla y le había dejado saber que estaba sola en casa esta noche. Era
casi tan vertiginoso como un adolescente cuando acordaron que debía llamarla
después de su presentación para que pudieran tener algún tiempo de adultos
en el teléfono. Quería hacer un video chat, pero ella no se sentía lo
suficientemente atractiva por su vientre de embarazada.

Había traído su portátil a la cama, apoyada en las almohadas que


mantenían en su cama. Todavía estaba escribiendo lejos cuando Lance la
llamó.

—Hola, tú —sonrió ella. Fue bueno escuchar su voz. Cerró su computadora


portátil dejándola a un lado para darle toda su atención. 40
—Hola, nena —respondió—. Nos acaban de hacer… otro lleno total. Fue
impresionante.

Ella no pudo evitar sonreír ante la emoción en su voz. No tenía duda de


que Lance la amaba con todo su corazón, pero realizar algo por lo que no
podía hacer.

—Apuesto a que te ves caliente ahora —bromeó. Por lo general lo atacaba


después de una función. Su energía sexual era tan alta e iba a conseguir
calentarse y molestarse al verlo jugando con la guitarra; él tenía unas manos
increíbles.

—Sí, caliente y sudoroso tal vez. —Se rio.

—Yum. Justo lo que me gusta. —Sonrió, apretando los muslos juntos.

—¿En serio ahora? —preguntó él.

—Mmmm —murmuró, asintiendo con la cabeza—. ¿Estás solo?

—Sí —respondió, su voz se hizo más profunda—. Estoy en mi camerino y


cerré la puerta para que no me molesten.
—Bueno —respondió ella.

—¿Dónde estás? ¿Qué llevas puesto? —preguntó.

—Estoy en la cama. Podría mentirte y decirte que estoy desnuda, pero


estoy usando una de tus camisetas y unos pantalones de yoga.

Él gimió. —Ahora que sé que no estás usando ropa interior en esas cosas,
son las cosas más atractivas de la historia. Es mejor que estar desnuda. Te
imagino totalmente acostada allí.

Oyó algunos ruidos en el otro extremo y sonaba la hebilla de su cinturón. —


¿Estás desabrochando tus pantalones? —preguntó, sus pezones apretados
rozándose contra el algodón de su camiseta.

—Sí, la idea de que estés en pantalones de yoga hace que mi polla se


ponga dura. Por no hablar de que no te he follado en seis semanas. No hace
falta mucho.

—Pobre bebé. —Se rio en voz baja. Movió su mano entre sus piernas,
deslizándose dentro de la cintura de sus pantalones—. Si estuvieras aquí, ¿qué
me harías?
41
—Más bien lo que no te haría, Sam —gruñó—. En primer lugar, me
gustaría quitarte la ropa y luego atarte a la cama porque tengo la intención de
burlarme de ti durante mucho tiempo. No me gustaría que te fueras a ninguna
otra parte.

Sam se quedó sin aliento. Habían hecho un poco de bondage y fue


bastante intenso. Le encantaba estar indefensa y a su merced. Sus dedos
encontraron su clítoris hinchado entre sus piernas. ¡Oh, cómo echaba de
menos los dedos y la lengua de Lance allí!

—Entonces debería separarte las piernas y devorarte. Enterrar mi cara en


tu vagina, lamiendo y chupando hasta que llegues duro por toda mi cara.
Entonces me gustaría lamerte un poco más hasta que lo hagas de nuevo —
murmuró mientras tocaba su protuberancia sensible—. ¿Estás tocándote a ti
misma para mí, Sam? —preguntó con voz ronca.

Ella asintió con la cabeza, y luego recordó que no podía verla. —Sí —jadeó
sin aliento.

—Buena chica.

Se estremeció. Le encantaba cuando le decía eso.


—Desliza el dedo dentro de esa vagina mía —le ordenó. Ella gimió,
insertando un dedo en su sexo húmedo que goteaba—. Mmm —murmuró—.
Añade otro dedo.

Ella gimió, añadiendo otro dedo enterrado profundamente en su interior.


Sus caderas se movían en un ligero círculo en la cama, su orgasmo
construyéndose en el fondo de su vientre.

—Ahora jódete con tus dedos. Muévelos dentro y fuera lentamente. No


demasiado rápido. No quiero que te vengas todavía.

Ella hizo lo que le mandó, trabajando su vagina con sus dedos. Pronto
estaba jadeando por teléfono. —Lance —gimió.

—¿Qué pasa, Sam? ¿Necesitas venirte? —murmuró.

—Sí, Lance, por favor —rogó. Odiaba cuando se burlaba de ella así.

—Pon tu dedo en el clítoris para mí. Imagina que es mi dedo ahí, tocándote
gruñó.

—¿Estás tocando a ti mismo? —preguntó ella mientras se pasó el dedo por


encima de su clítoris, tocando de la manera que lo hizo.
42
—Joder sé —murmuró—. Estoy tan duro en este momento, pero quiero
que te vengas conmigo. —Se mordió el labio y gimió. Se imaginó a Lance
acariciándose a sí mismo y sus caderas se salieron de la cama ligeramente.
Estaba tan cerca de llegar.

—Dime cuándo vas a venirte, nena —instó, su voz llena de deseo.

Sus piernas comenzaron a temblar mientras ella se acercaba. —Yo voy a


venirme, Lance. ¡Ahora! —gritó cuando se vino con fuerza, gimiendo en el
teléfono. Ella casi lo dejó caer cuando su orgasmo la inundó en oleadas.

Él gimió suavemente cuando llegó, su respiración entrecortada con su


liberación. —Joder nena —murmuró.

—Sí —respondió ella, su respiración casi de vuelta a la normalidad.

—El sexo telefónico contigo es tan caliente. Por supuesto que prefiero que
sea sexo real, pero ¡me lo llevo!
Ella se echó a reír. Sí, sexo real con Lance era mucho mejor y cuando
llegara a casa en dos semanas para su cita con el doctor, tenía la sensación de
que apenas dejarían la cama.

—Tengo que ir a la cama ahora. Es tarde y estoy cansada.

—Y tengo un lío aquí. —Él se rio entre dientes—. Buenas noches, Sam. Te
amo.

—Te amo, Lance. —Colgó el teléfono y se acurrucó en la cama. Agarró su


almohada y lo abrazó contra su cuerpo. El sexo telefónico con él había sido
justo lo que necesitaba. Mañana iba a enfrentar la realidad de nuevo.

43
Capítulo 7
Traducido por Mary Haynes

Corregido por Pagan

Lance estaba cansado. Este loco horario que había parecido una buena
idea cuando estaban planeando la gira ahora lo tenía exhausto. Hicieron una
presentación casi todas las noches, subiéndose a un autobús o un avión justo
después para que los llevara a la siguiente ciudad. Se estaba haciendo
demasiado viejo para esta mierda.

Era la madrugada del domingo y estaban en el autobús de la gira


dirigiéndose a Dios-sabe-dónde. Lance ya ni siquiera podía hacer un
seguimiento de dónde se encontraban. Tal vez ni siquiera era domingo. Estaba
muy agotado como para preocuparse.

Salió de su litera y se puso unos pantalones para hacer ejercicio. Iba a


44
hacer un poco de café, escuchar música y tratar de escribir algo de material
para su próximo álbum. Por mucho que le gustaba actuar, escribir canciones
era lo que realmente lo llenaba.

En pocos días, vería a Sam y a Emma. Estaría volando a casa para la cita
de ultrasonido de Sam y no podía esperar. Necesitaba un par de días con sus
chicas para recargarse.

Se acomodó en la mesa del autobús con un bloc de papel, una cerveza y


sus auriculares. Era el único miembro de la banda que por lo general se
levantaba tan temprano, pero no le importaba. Le gustaba la soledad durante
unas horas cada mañana. Era un buen descanso del caos que por lo general
se producía el resto del día.

Levanto la mirada, al notar movimiento por el rabillo del ojo. Había sido
Nicole saliendo para ir al baño. Trató de no rodar los ojos y volvió su atención a
la hoja de papel que tenía delante.

No había sido capaz de convencer a Rick que Nicole no era buena. Ella lo
había envuelto alrededor de su dedo y apenas se alejaba del lado de Rick.
Lance logró evitarla en su mayor parte y afortunadamente se quedó lejos de él.
De vez en cuando la pillaba mirándolo, pero eso era todo. Le había murmurado
tal vez dos palabras desde la primera noche que la encontró en el autobús y no
planeaba decirle más.

Lance subió la mirada cuando una sombra se cruzó por su papel y allí
estaba ella, sentada frente a él. Llevaba una camisa de Rick y probablemente
nada más debajo. Él los había oído todavía en ello cuando se levantó. Su largo
cabello rubio estaba desordenado, colgado a la mitad de la espalda. Era lo
suficientemente bonita, pero Lance se preguntaba con frecuencia que había
visto en ella durante todos esos años. Se notaba que había tenido una vida
difícil por las arrugas de su rostro; el tiempo no había sido amable con ella.

Él continuó trabajando, haciendo caso omiso de su presencia. Tal vez si


parecía muy ocupado y no le hacía caso, se iría.

—¿Qué estás haciendo, Lance? —preguntó en esa voz demasiado dulce


que tenía. Solo escucharla lo hacía encogerse.

La miró. Ignorarla claramente no iba a funcionar. —Solo escribiendo. —Se


encogió de hombros y volvió al papel. Seguramente no estaba recibiendo la
pista de que él quería estar solo. Por otra parte, no había sido la más lista
cuando eran niños; dudaba mucho que hubiera cambiado.

—¿Algo bueno? —preguntó, inclinándose, tratando de leer lo que había


45
escrito.

Él tapó los garabatos de manera protectora con su brazo y la miró. —No


estoy seguro todavía. Solo garabatos.

Ella se sentó en la silla con un puchero. —¿Por qué sigues evitándome,


Lance? preguntó.

Suspiró y sacó sus audífonos. —¿Realmente, Nicole? ¿Realmente


necesitas preguntarlo? —le preguntó, tratando de bajar la voz para que no se
despertaran los demás miembros de la banda.

Ella cruzó los brazos sobre su amplio pecho. Él tenía la sensación de que
eso es lo que a Rick más le gustaba acerca de ella. —Eso fue hace mucho
tiempo —dijo ella.

Dejó la hoja de papel y lápiz a un lado. —Tu mentira casi arruinó mi vida.
Perdí a Sam. —Suspiró.

—Pero la encontraste de nuevo, así que todo está bien —respondió con un
bufido.
—Tuve suerte. Tuvimos suerte. Es un milagro que estemos juntos de
nuevo después de todos esos años separados.

—Lo que sea, Lance. Todavía eres un idiota. Ella puede tenerte —
murmuró, levantándose de la silla y se fue enojada hacia la parte trasera del
autobús con Rick, cerrando la puerta detrás de ella.

Lance no pudo evitar reírse un poco ante su reacción. Se levantó y sacó


una cerveza de la nevera. Era temprano, muy temprano, pero después de
hablar con esa mujer, necesitaba una. La abrió y tomó un trago antes de que
se colocara los auriculares de nuevo y le subió el volumen a la música.
Esperaba que esa fuera la última vez que tratará de hablarle.

Los siguientes días pasaron en un borrón. La banda pasó la mayor parte de


su tiempo en el autobús o en los conciertos. Estaban esperando un receso de

46
cuatro días y descansar un poco. Lance tenía muchas ganas de ver a
Samantha y a Emma.

Sam había sido capaz de conseguir una cita para su ultrasonido mientras él
estuviera en casa y no podía esperar para saber el sexo de su bebé. Ellos no
pudieron descubrir lo que iban a tener con Emma, pero esta vez querían saber
para que pudieran planificar. Sabía que Sam estaba esperando un niño para
que pudieran tener uno de cada uno, pero él en realidad quería otra niña.
Totalmente podía verse a sí mismo viviendo en una casa llena de mujeres y le
encantaba la idea.

Estaba lanzando un par de cosas en una bolsa cuando Rick se acercó y se


sentó junto a él. —Hola, hombre.

Lance lo miró. —¿Qué pasa? ¿Algún gran plan para el receso?

Rick sacudió la cabeza y se pasó la mano por la cara. —En realidad no.
Suspiró—. Escucha, la otra noche Nicole volvió a la cama enojada después
de hablar contigo. ¿Qué pasa con ustedes dos?

Lance se encogió de hombros. —Nada —respondió, cerrando la cremallera


de su bolsa. Se sentó junto a Rick—. Me habló brevemente la otra noche, pero
esa fue básicamente la primera vez desde que ha estado de gira con nosotros.
No tengo ningún deseo de entrar en un conflicto con ella y mucho menos
realmente hablarle. Lo siento, hombre.

Rick suspiró. —Lo sé. Conozco su historia y lo que te hizo. Lo siento por
eso, pero creo que ahora es diferente. Realmente.

—Tal vez —dijo Lance—. Pero realmente no quiero hablar con ella y por
eso estaba enojada. Con quién estás no es asunto mío y no estoy encantado
de que esté aquí, pero a menos que se interponga en mi camino,
prácticamente voy a ignorarla.

Rick se puso de pie. —Muy bien —asintió. Señalando a la maleta de


Lance—. ¿Vas a casa a ver a las chicas?

La cara de Lance estalló en una enorme sonrisa. —Sí. Tenemos la


oportunidad de conocer el sexo del bebé y no puedo esperar. —Echó un
vistazo a su reloj—. Mi vuelo sale en unas pocas horas, así que mejor me
apuro.

—Increíble —dijo Rick—. Dile a Sam que digo hola.

—Lo haré —respondió Lance agarrando su bolso y lo arrojó sobre su


hombro. No podía salir del autobús lo suficientemente rápido.
47

El vuelo a casa fue bastante tranquilo. Trató de escribir, pero estaba


demasiado distraído por la idea de ver a su familia. Pensó en tomarse un
pequeño trago, pero Sam lo mataría si olía alcohol en él.

Trató de leer, pero no registraba las palabras en la página. Se colocó sus


audífonos y escuchó la lista de reproducción que Sam le había hecho antes de
irse. Estaba llena de canciones de cuando eran niños, especialmente su
canción “I Remember You”. La puso en repetición y cerró los ojos.

Se despertó con el sonido del piloto diciéndoles que se abrocharan el


cinturón de seguridad. Se había quedado dormido durante la mayor parte del
vuelo, pero no estaba realmente sorprendido teniendo en cuenta el duro
calendario en el que habían estado.

Empezó a ponerse ansioso esperando a que el avión aterrizara. Cuando


finalmente tuvo permiso para encender su teléfono, lo primero que hizo fue
mandarle un mensaje de que había aterrizado. Con la esperanza de que ella y
Emma lo esperaban.

Ella envió una respuesta rápidamente de que ya estaban en el aeropuerto.


Su cabeza cayó hacia atrás en el asiento. Por fin iba a sostener a su mujer en
sus brazos y no estaba seguro de que sería capaz de dejarla ir.

Mientras se bajaba del avión, Lance tuvo que abstenerse de empujar a la


gente fuera de su camino. Agarró su bolso en sus manos y respiró hondo. No
podía creerlo, pero estaba nervioso de ver a Sam.

Caminó por el aeropuerto, buscándolas por todos lados. Su rostro estalló


en una sonrisa cuando la encontró parada allí, Emma a su lado sosteniendo su
mano. Aceleró su paso cuando se dirigía a ellas; que no lo habían visto.

Tomó a Emma en sus brazos, sorprendiéndola. —¡Hola peanut! —exclamó,


plantándole un gran beso en la mejilla.

Ella gritó y le echó los brazos al cuello. —¡Papá!

Miró a Sam. Era aún más hermosa de lo que recordaba, más de lo que vio
en sus sueños. Su estómago realmente había crecido durante su ausencia; le
encantó. —Hola, tú —susurró en voz baja, atrayéndola hacia él con su brazo
48
libre.

—Hola —respondió ella, con los ojos llenos de lágrimas mientras enterraba
la cara en su pecho.

—Shhh —la reprendió, inclinándose para besar la parte superior de su


rubio cabello—. Está bien, estoy aquí ahora.

Ella asintió y sollozó. —Te he echado mucho de menos, Lance. —Lo miró.
Él no pudo dejar de notar los círculos oscuros bajo sus ojos. La culpa lo
apuñaló por dejarla sola mientras él salía y perseguía su sueño.

—Yo también te extrañé nena —admitió, abrazándola con fuerza. Después


de esta gira, eso era todo. Si ella no podía venir de gira, él no iba a hacerlo. No
iba a dejarla de nuevo por tanto tiempo.

Así se quedaron parados en medio del aeropuerto durante unos minutos.


Tenía su familia en sus brazos otra vez y no tenía ninguna prisa para dejarlas
ir.

Sam se apartó primero. —Vamos a llevarte a casa —dijo con una sonrisa.
Lance sonrió sorprendido hacia ella. —Sí, vamos a llevarme a casa. —
Estuvo de acuerdo. No podía esperar a llegar a casa.

Él las llevó a casa desde el aeropuerto, Emma charlando desde el asiento


trasero todo el tiempo. Sostuvo la mano de Sam mientras conducía, pero ella
parecía inusualmente tranquila. Su pulgar frota sobre sus nudillos mientras
escuchaba parlotear y reír a su hija. Debió de haber agregado al menos
veinticinco palabras más a su vocabulario mientras se había ido.

Apretó la mano de Sam. Ella se volvió a mirarlo con una leve sonrisa en su
rostro, pero no parecía iluminar sus ojos color avellana como estaba
acostumbrado. ¿Qué le pasaba? ¿El bebé estaba bien? ¿Estaban bien? Tal
vez estaba cansada. No podía esperar hasta que tuviera la oportunidad de
estar a solas y hablar.

—Tu mamá ha estado cocinando una tormenta en nuestra casa para ti.
Pensó que la última cosa que quisieras hacer es salir a comer y he estado muy 49
ocupada. —Se encogió de hombros cuando se acercaron a su casa.

El estómago de Lance gruñó ante la idea de una comida casera. De seguro


estaba harto de la comida para llevar o comida del microondas. —Genial —
dijo—. No puedo pensar en otra cosa que me gustaría comer —bromeó con un
guiño, sin estar seguro de la reacción que obtendría de ella.

Ella rodó los ojos y sonrió, una sonrisa de verdad esta vez, luciendo como
la Sam que conocía y amaba. —Imagínate —se rio—, ha pasado un tiempo.
Podría hacer eso.

Le soltó la mano y le frotó la rodilla, moviendo su mano más arriba de su


muslo. —Muy pronto, nena, muy pronto. —Se movió en su asiento, con la polla
dura ante el pensamiento de probar a Sam. Esta cena iba a ser la noche más
larga de todos los tiempos. Ya estaba listo para saltarse al postre y ni siquiera
había llegado a casa todavía.
Capítulo 8
Traducido por Valen<33

Corregido por Pagan

Sam mordió el interior de su mejilla nerviosamente mientras se acercaban.


Tan feliz como estaba por tener a Lance en casa, no estaba muy entusiasmada
por la cena de esta noche. Le había dicho a Renee que tenía que decirle a
Lance sobre el cáncer. Él necesitaba saberlo; no, él merecía saberlo

Ella no tenía idea de cómo iba a reaccionar Lance ante la noticia del cáncer
de su madre, pero tenía la sensación de que no iba a ser bueno. Estaba tan
unido a ella que la idea de perderla sería devastadora para él.

Aparcó el coche en el camino de entrada y sacó a Emma del asiento


mientras Sam conseguía salir del coche. Se estaba haciendo más y más difícil
para ella moverse y aún tenía unas veinte semanas antes de que naciera el
50
bebé. ¡Sería tan grande como una casa a este ritmo!

Caminó hacia la casa detrás de Lance. Emma corrió hacia el interior, pero
antes de que Sam pudiera seguirla, él cerró la puerta. Tomó su rostro entre sus
manos y empujó su cuerpo suavemente contra la pared.

—Te extrañé, Sam. Jodidamente mucho —susurró, presionando su frente


contra la de ella.

—Yo también te extrañé, Lance —murmuró, moviendo su mano para tocar


su anillo de matrimonio. A veces, todavía no podía creer que estuvieran
casados. Ella había pensado que lo había perdido hace muchos años.

Se inclinó para besarla, sus labios suaves al principio, deslizándose a


través de los de ella. Su beso rápidamente se hizo más insistente, su lengua
deslizándose entre sus dientes burlándose. Gimió suavemente en su boca,
tratando de presionar su cuerpo contra él, frustrada por su vientre que se
interponía en el camino para estar más cerca de él. Lágrimas calientes se
formaron detrás de sus ojos mientras pensaba en el tiempo que estuvieron
separados, la noticia que su madre le iba a dar y él dejándola de nuevo. Era
toda su vida, todo su mundo y estaría perdida sin él.
Su madre les interrumpió aclarándose la garganta. —Si ustedes dos siguen
así, voy a tener que conseguir la manguera —advirtió con ironía. Se separaron
y Lance le dio a su mamá la sonrisa tímida que siempre usaba cuando era
reprendido por ella.

—Discúlpame, mamá. No he visto a mi esposa en más de dos meses. Creo


que un pequeño beso está bien, ¿no te parece? —preguntó con una sonrisa,
agarrando la mano de Sam y llevándola al interior.

Ella se rio y lo golpeó con su paño de cocina. —No había nada de pequeño
sobre ese beso, Lance. —Miró a Sam—. Yo sé que ella te ha extrañado, así
que voy a dejarlo pasar, pero al menos espera hasta que Emma este en la
cama para atacar de nuevo.

—Está bien, mamá. Puedo hacer eso. Ahora, ¿cómo estás? —preguntó
mientras la tomaba para un gran abrazo. Sam se mordió el labio, luchando por
contener las lágrimas mientras Renee la miraba.

—Estoy bien —murmuró mientras se alejaba y se apresuraba a la cocina.


Sam notó las lágrimas en sus ojos también, pero Lance parecía habérselo
perdido—. Ahora ustedes dos vengan aquí y vamos a comer —los llamó desde
el comedor. 51
Sam sabía que ella estaba evitando contarle a Lance sobre el cáncer. Si
ella no decía algo pronto, iba a tener que empujarla a hacerlo. Lance tenía que
saberlo ahora y tenía que escucharlo de ella.

Se las arregló para empujar toda la negatividad de su mente mientras


comían la deliciosa lasaña que Renee había hecho para ellos. Se rieron y
escucharon historias de la banda en su gira y algunas de las cosas locas que
hicieron los fans. Sam le dijo un poco más sobre algunas de las firmas de libros
en las que había estado y Emma los mantuvo entretenidos a todos con su
parloteo sin parar.

Después de la cena, Lance llevó a Emma arriba para su baño mientras


Renee y Sam limpiaban los restos de la cena. De los deberes, el baño siempre
había sido el favorito de él antes de irse, y Emma lo había echado de menos
tanto como Lance lo hacía.

—Tienes que decirle —reprendió Sam en voz baja mientras cargaba el


lavaplatos.

Renee miró hacia el cuarto de baño donde los gritos de su nieta y la risa de
su hijo podían oírse ligeramente —Lo sé —respondió, secándose las manos en
un paño de cocina.
—Esta noche. —Se mantuvo firme Sam

Renee asintió. Ninguna de las dos habló de nuevo, mientras terminaban de


limpiar y volvían a la sala. Lance y Emma se unieron a ellas poco después.
Emma corrió por delante de Lance, saltando a los brazos de Sam y apoyando
su cabeza en su pecho. La emoción de que papá hubiese vuelto a casa la
había agotado temprano.

Lance se sentó al lado de ellas, poniendo su brazo alrededor de Sam y


acercándola. Se acomodó contra él, donde siempre parecía encajar
perfectamente. Estaba tan feliz de que estuviera en casa, incluso si era por un
par de noches.

Sam miró a Lance y notó que tenía una nueva camiseta. —¿Caíste dentro
y tuviste que cambiarla? —Sonrió, señalando su camiseta.

Miró su camisa y se rio. —Sí, las cosas se pusieron un poco locas allí. —Le
hizo cosquillas a Emma, provocando una risa en ella—. ¿Cierto, bebé?

Emma se rio y asintió, arrojándose sobre su regazo. Él la beso en la frente


y se acurrucó contra él. Sam pensó que iba a llorar. Le encantaba ver a Lance
interactuar con Emma y la hizo enamorarse aún más, si es que eso era posible.
52
Lance estiró su mano y acarició su vientre con aire ausente y se tuvo que
morder su labio para detener que las lágrimas fluyesen. Había extrañado esos
tiernos toques. Esperando, que las próximas semanas sin él pasaran volando.
A partir de entonces, no iba a dejarlo nunca fuera de su vista nuevamente.

Se sentaron alrededor haciendo una pequeña charla sobre algo, pero Sam
conseguía ponerse cada vez más ansiosa, preguntándose cuando Renee
finalmente iba a decir algo. Tal vez si los dejaba solos, finalmente, le diría.

—Vamos a ir a la cama, pequeña —le dijo a Emma, levantándose del sillón


lentamente.

—Yo puedo llevarla. Extraño ponerla en la cama —rebatió Lance,


mirándola.

Ella miró a Renee. No iba a darle otra oportunidad para evitar decirle a
Lance que estaba enferma. —No, tienes que ponerte al día con tu mamá. Yo lo
haré esta noche. Dile buenas noches a papi. —Emma besó a Lance antes de
que Sam la tomara en sus brazos. Ella se volvió sobre sí misma alrededor de
Sam a pesar de su vientre. Vuelvo en un minuto.
Llevó a Emma a su habitación y consiguió que estuviese lista para la cama.
Estaba distraída mientras le leía un cuento, pues estaba tratando de escuchar
la conversación en la sala de estar. Oyó voces que se levantaban un par de
veces y esperó que Lance no estuviese siendo demasiado duro con su mamá.

Terminó la historia y besó a Emma en la frente. Lance no sería el único que


extrañaría a Renee. Emma estaba muy apegada a su abuela. Respiró hondo y
apagó la luz antes de regresar a la sala, preguntándose lo que encontraría.

Lo que vio casi le rompió el corazón en dos. Ambos estaban sentados en el


sofá y Renee tenía sus brazos alrededor de Lance. Los dos estaban llorando y
Sam ya no pudo contener las lágrimas.

—Te lo contó —dijo ella, luchando por contener un sollozo.

Lance miró y asintió. —¿Tú lo sabias? —preguntó

Tragó saliva y asintió. —Sí.

Él la miró acusadoramente. —¿Por qué no me lo dijiste?

Antes de que Sam pudiese siquiera abrir la boca para responder, Renee
habló. No debes estar enojado con ella, Lance. Quería decirte, pero le dije
53
que no. Quería decírtelo cara a cara, no por teléfono. Esta es la primera
oportunidad que he tenido.

Se levantó del sofá. —Mañana voy a llamar a mis contactos en Los


Ángeles. Conseguiremos una segunda opinión. Vamos a superar esto, mamá.

Se levantó lentamente y se acercó a él. —Hablaremos de eso mañana. Me


voy a casa ahora. Ustedes dos necesitan tiempo a solas. —Lo abrazó antes de
agarrar su bolso.

Sam la acompañó hasta la puerta donde ella le dio un gran abrazo. —


Cuida de mi hijo —le susurró al oído.

Sam retuvo un sollozo cuando se retiró. —Lo haré.

Ella cerró la puerta detrás de Renee y volvió a la sala de estar, notando a


Lance sentándose en el sofá de nuevo, con la cabeza entre las manos. Ella
respiró de manera profunda e inestable antes de ir hacia él. Esto no iba a ser
fácil para ninguno de ellos, pero tenía la intención de permanecer a su lado y
ayudarlo a pasar a través de ello haciendo lo mejor que pudiese.
Capítulo 9
Traducido por NataliCQ

Corregido por Candy20

Lance no podía creer lo que su madre le había dicho. Él no lo haría; no


había forma de que su madre estuviera muriendo. Simplemente no era posible.

Cerró los ojos cuando oyó el clic de la puerta cuando Renee se fue.
Llamaría a su mánager y cancelaría el resto de la gira. Tenía que conseguir
para su madre los mejores médicos en Los Ángeles para obtener una segunda
opinión. No había manera de que simplemente aceptara lo que le había dicho.

—¿Bebé? —preguntó Sam, sentándose a su lado en el sofá y poniendo su


mano sobre su pierna—. Háblame —murmuró en voz baja, inclinándose hacia
él y apoyando la cabeza en su hombro. 54
Contuvo el aliento, tratando de organizar el revoltijo de pensamientos
acelerándose a través de su cerebro. —Tengo que llevarla a Los Ángeles,
Sam. Necesita una segunda opinión con médicos reales y no los falsos de por
aquí.

Sam se sentó derecha y entrecerró los ojos hacia él. —Sabes que eso no
es cierto dijo, frotando su vientre con su mano—. Tengo excelentes médicos
aquí y lo mismo ocurre con Emma.

Se recostó en el sofá con un suspiro. —Lo sé, pero tengo que hacer algo
por ella. No puedo solo aceptar que va a morir. —Sus ojos se llenaron de
lágrimas ante la idea de perder a su madre—. Durante mucho tiempo, éramos
solo nosotros dos. Éramos un equipo. Antes de ti y Emma, era todo lo que
tenía —murmuró, su voz temblorosa por la emoción. Él no iba a llorar.

—Vamos a la cama —dijo, levantándose y tendiéndole la mano. Él miró a


su cara mientras le tomó la mano. Era tan hermosa, sus ojos color avellana
brillando en la penumbra de la sala de estar. Su mirada viajó hasta sus
generosos pechos apretujados en su camiseta. Sus pechos crecieron una talla
de copa durante este embarazo y definitivamente disfrutaba del tamaño más
grande. A pesar de la sombría forma en que terminó la noche, sintió una
agitación entre sus piernas, recordando lo que había planeado hacerle a Sam
cuando estuvieran finalmente solos.

Él se puso de pie y cuando ella se volvió para caminar hacia su dormitorio,


le agarró su brazo, deteniéndola. Ella se dio la vuelta, sus cejas levantadas.
Antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, extendió la mano y agarró la
parte posterior de su cabeza. La atrajo hacia él para darle un beso, sus labios
moviéndose rudamente sobre los de ella. Pasó sus dedos en el cabello de ella
mientras su lengua invadió su boca, bailando con la de ella.

Se apartó de ella, terminando el beso. Ella gimió suavemente, sin aliento.


—Sam gruñó rudamente, con el cabello de ella todavía envuelto alrededor de
sus dedos. Te necesito. Voy a llevarte a la cama y follarte. Voy a hacer que
digas mi nombre una y otra vez, recordándote que eres mía ahora y para
siempre.

Antes de que pudiera responder, le soltó el cabello y le tomó la mano,


llevándola al dormitorio. Había esperado por esta noche por semanas; iba a
olvidarse de su madre y perderse en su esposa.

Cuando llegaron a la habitación, cerró la puerta detrás de ellos. —


Desnúdate y sube a la cama —dirigió, su voz cruda por la emoción y el deseo. 55
Rápidamente se deslizó la camiseta sobre la cabeza. Cuando se quitó el
sujetador, él tuvo que luchar para devolver un gemido, sus pezones ya en picos
estrechos de deseo. Ella deslizó sus pantalones y bragas abajo por sus
caderas, dando un paso fuera de ellos antes de subir en la cama.

Pasó su mano por la parte delantera de sus vaqueros, su polla dura como
una roca, mientras la miraba acostada delante de él. Tuvo que luchar contra la
tentación de enterrar su eje en su interior. Todavía no. Quería probarla primero.
Era como un hombre que había sido atrapado en el desierto durante días y solo
ella podía saciar su sed.

Él se quitó la camisa y gruñó profundamente en su garganta antes de


sumergirse entre sus piernas. Ella jadeó mientras él deslizaba sus brazos
alrededor de sus piernas y las extendía amplias frente a él. Tomó una profunda
respiración, disfrutando del aroma de mujer de ella. Hmmm... Cómo había
extrañado esto. Su sexo ya estaba hinchado, sus labios reluciendo con la
evidencia de su excitación.

Él levantó la vista hacia su rostro. Ella tenía los ojos cerrados con fuerza y
estaba ahuecando sus pechos en sus pequeñas manos, rodando sus pezones
entre el pulgar y el índice. Era el momento de hacerla gritar su nombre.
Él se inclinó y lamió a lo largo de su hendidura con solo la punta de su
lengua, corriéndola desde su culo hacia arriba. Un suave gemido escapó de
sus labios, estimulándolo. Había extrañado estos pequeños sonidos que le
provocaba y quería escuchar más.

Presionó dos dedos en su mojado coño, sintiéndola estirarse alrededor de


sus dedos. Su lengua se movió de nuevo hasta su sensible protuberancia. Por
lo general le gustaba provocarla un poco cuando descendía sobre ella, pero
esta noche quería hacerla venir tantas veces como fuera posible.

Su lengua presionó su clítoris mientras sus dedos se movían dentro y fuera


de su sexo húmedo. Joder, amaba la forma en que le respondía. Sus caderas
se levantaron ligeramente fuera de la cama, oprimiéndose ligeramente en él.

Envolvió sus labios alrededor de su clítoris y succionó suavemente. Su


espalda se arqueó de la cama y el manojo de nervios entre sus labios menores
se hincharon. Ella se agachó y agarró su cabeza; sus uñas clavándose en su
cuero cabelludo mientras lo sostenía contra ella.

Continuó chupando y follándola con sus dedos hasta que su cuerpo se


tensó y gritó su nombre. Su orgasmo sacudió todo su cuerpo, empapando sus
dedos. Sus cálidas y húmedas paredes pulsaron alrededor de sus dedos
cuando las olas de placer se acumularon a través de ella. Ella gritó su nombre
56
una y otra vez mientras otro orgasmo se apoderó de ella duro y rápido.

Cuando ella dejó de sacudirse a su alrededor, se trasladó a su lado para


darle un beso. Una fina capa de sudor cubría su embarazado cuerpo, sus
piernas todavía temblando. Tenía la intención de mantenerle temblando casi
toda la noche.

Su mano se movió hacia abajo y sobre su vientre mientras miraba


profundamente en sus ojos color avellana. —¿Tengo que ser suave o puedo
follarte duro como siempre lo hago? —preguntó, burlándose de ella.

Ella gimió y se estremeció. —Estás bien. No seas suave —suplicó,


alcanzando el botón de sus pantalones vaqueros—. Por Favor. Lance, te
necesito dentro de mí.

No había manera de que pudiera resistirse a esa solicitud. Se levantó de la


cama y rápidamente se quitó los vaqueros y calzones. Se arrodilló entre sus
piernas, probando su entrada con la punta de su erección. Extendió la mano y
le tocó la cara. —Te amo, Sam —susurró antes de empujar profundamente
dentro de ella.
Ella gimió mientras la llenaba, yendo tan profundamente como puede. Él
gimió suavemente y hundió el rostro en su cuello, respirando el aroma limpio de
su champú. —Joder, Sam, te extrañé —murmuró.

Ella pasó las manos sobre sus hombros, envolviendo sus piernas alrededor
de su cintura, llevándolo aún más profundo. —Yo también te extrañé —susurró
ella, moviendo sus caderas debajo de él.

—No voy a durar mucho tiempo y moviéndote así no ayuda —jadeó,


apoyándose en los antebrazos encima de ella. Sintió su vientre presionado
contra el suyo. No sería demasiado tiempo y ella tendría que estar arriba o
tendría que tomarla por detrás. No es que se estuviera quejando.

—Fóllame —rogó con firmeza, con los ojos en los suyos.

Él hizo un sonido profundo en su garganta y se deslizó casi todo el camino


para salir de ella antes de entrar de golpe de nuevo. Continuó, sus movimientos
cada vez más rápidos. Ella encontró cada embestida con un jadeo, sus uñas
arrastrándose abajo por su espalda. Inclinó sus caderas para que su clítoris
estuviera moliéndose en su hueso púbico y por sus jadeos sabía que se estaba
acercando.

Se inclinó para besarla, explorando su boca con la lengua. La besó como si


57
su vida dependiera de eso, todavía golpeando dentro y fuera de ella. Deslizó
sus manos por debajo de su culo y lo ahueca, agarrándola con fuerza. Quería
llegar tan profundo como pudiera en su interior.

Los quejidos de ella se volvieron gemidos cuando su orgasmo se acercó.


Su propio clímax estaba construyéndose profundamente en la base de sus
bolas. Arrancó su boca lejos de la de ella. —Vente conmigo, nena —susurró sin
aliento.

Sam asintió con la cabeza debajo de él cuando le tomó la mano,


entrelazando sus dedos con los de ella y fijándolos por encima de su cabeza.
—Ahora —gritó ella, arqueando su cuerpo debajo de él. Ella empezó a latir y
retorcerse alrededor de él y él gritó su nombre mientras liberaba la tensión que
había estado construyéndose desde el día en se fue para esta gira.

Ella le ordeñó con sus húmedas y cálidas paredes durante lo que pareció
una eternidad, consiguiendo hasta la última gota de su semen. Guau. No se
había venido así desde que él y Sam habían tenido sexo por primera vez.

No quería derrumbarse sobre ella por miedo a herirla o al bebé, por lo que
salió de ella con un gemido y la arrastró con él. Envolvió su brazo alrededor de
su hombro y la besó en la sien. —Santa Mierda, nena —susurró.
Ella respiró hondo. —Sí.

—Tal vez debería irme más a menudo —bromeó, deslizando una mano por
el muslo de ella.

Ella lo miró a los ojos. —No, no de nuevo. No estás dejándome como esta
vez nunca más. Lo decidí esta noche.

Se ríe suavemente. —Lo hiciste, ¿eh? Bueno, en realidad decidí lo mismo.


Extrañé mucho a mis chicas y pertenezco contigo, Emma y el bebé. —Él tocó
su vientre—. Después de estar lejos de ti todos estos años, estando alejado de
ti ahora es una auténtica tortura.

Sam se acurrucó contra su costado, besando su pecho suavemente. —Me


alegro de que estés de acuerdo.

—Sí. Después de este viaje, no más giras y si ellos insisten, ustedes están
viniendo conmigo. No sí, y, o peros al respecto —dijo con firmeza. Él
pertenecía aquí a casa con su familia y si el resto de la banda o su mánager no
estaban de acuerdo, eso sería una lástima. Se estaba haciendo demasiado
viejo para la mierda de las giras de todos modos.

Miró a Sam notando que sus ojos se estaban poniendo pesados; estaba
58
agotada. Entre Emma, su escritura, su embarazo, y el estrés de su madre
estando enferma, probablemente tenía más de lo que podía manejar. Se sentía
terrible por dejarla con todo eso.

—Ve a dormir, Sam —susurró contra ella. En realidad, no planeaba dormir


esta noche. Su madre estaba en su mente y quería ver a Sam dormir. No había
nada como irse por un tiempo para darse cuenta lo que tiene en casa y no iba a
perder ni un minuto de eso.

Él se sentó en la cama, su cuerpo cubierto de sudor. Miró alrededor de la


habitación, pero le tomó un minuto para darse cuenta de que estaba en casa
en su propia cama y no en el autobús de la gira. Se pasó las manos por el pelo.
Solo había tenido una pesadilla. Soñó que había estado vagando por algunas
calles de la ciudad, buscando a Sam y Emma. Se estremeció. Gracias a Dios,
que era solo un sueño.

Alargó la mano hacia Sam y su corazón comenzó a golpear cuando se dio


cuenta de que no estaba allí. Miró el reloj junto a la cama. Eran alrededor de
las dos de la mañana. ¿Dónde estaba? Sacó las piernas por el borde de la
cama y agarró sus pantalones. Se los puso y salió de la habitación, en busca
de Sam.

Su primera parada fue en la habitación de Emma. Alivio inundó su pecho


cuando la vio sentada en la silla, meciendo a Emma. Ella levantó la vista y
sonrió cuando se fijó en él. Le devolvió la sonrisa, sintiéndose tonto sobre su
ataque de pánico.

—Voy a estar ahí, está casi dormida —susurró sobre la espalda de Emma
mientras la frotaba suavemente.

Asintió y volvió a su habitación. No estaba seguro de que provocó su


pesadilla. Tal vez era el miedo que tenía ahora por perder a su madre. Negó
con la cabeza. Era un absurdo sueño; todos estaban aquí sanos y salvos bajo
un mismo techo.

Cuando volvió a la habitación, se deslizó fuera de sus pantalones y volvió a


la cama. Dado que ambos estaban despiertos, quizás podría ir sobre Sam otra
vez. Sonrió; tenía un montón de tiempo para compensar y no regresaría de
nuevo durante seis semanas. Tenía que obtener tanto como pudiera en estos
próximos días.

Cogió su teléfono y comprobó sus mensajes mientras esperaba a Sam.


59
Tenía un par de llamadas perdidas de Jason y de su mánager. Habían dejado
cada uno, un par de mensajes de voz también. Dejó el teléfono abajo sin
escucharlos. Era demasiado tarde para devolver las llamadas ahora mismo de
todos modos.

Sam regresó a su dormitorio con una tímida sonrisa en su rostro. Estaba


usando la bata de seda que le había conseguido en Las Vegas y lo único en lo
que podía pensar era en atarla con la cinta.

—Lo siento, creo que Emma tuvo una pesadilla. Ella se despertó gritando.

—Yo lo siento, no la escuché. Debo haber estado muy cansado. Sabes que
no duermo bien en esos autobuses, sobre todo sin ti a mí lado —dijo llegando a
ella cuando se deslizó fuera de la bata y se metió de nuevo en la cama.

—Está bien. No duermo tan bien sin ti en nuestra cama. También estoy
empezando a estar realmente incómoda y tengo veinte semanas —gimió.

—Lo siento, nena —dijo, tirándola entre sus brazos.

—Lo sé, tal es la vida de una mujer embarazada, supongo. —Suspiró—. Ya


que estamos despiertos, por qué no hablamos más acerca de su madre.
Lance negó con la cabeza. —No quiero, Sam. No esta noche. Esta noche
se trata de ti y de mí.

—¿Estás seguro? —preguntó.

Asintió con la cabeza. No quería pensar siquiera en su mamá esta noche.


Se enfrentaría a todo mañana. —En este momento somos solo nosotros.
Mañana podemos enfrentar todos esos otros problemas.

Ella se sentó a horcajadas sobre su regazo y su semidura polla se agitó. Le


encantaba verla encima de él cuando tenían sexo. Ella pasó sus manos sobre
su pecho, arañándolo ligeramente con las uñas y deteniéndose para burlarse
de sus pezones un poco. Él se mordió el labio y luchó con un gemido.

—Está bien, esta noche somos solo nosotros —dijo suavemente, rodando
sus caderas sobre él para que pudiera sentir la humedad entre sus piernas—.
Pero mañana, tenemos que hablar de ello. ¿Trato?

—Trato —respondió con un movimiento de cabeza, distraído por su cuerpo


desnudo sobre él. No iba a ser difícil de olvidarse sobre algo más que su sexy
esposa montándolo. Toda la demás mierda podía esperar hasta mañana.
60
Capítulo 10
Traducido por Majo

Corregido por Lucero Rangel

Sam se despertó temprano, como de costumbre. Durmió como la mierda


mientras estaba embarazada. Se estiró y sonrió cuando sintió dolor en todos
los lugares correctos. Su cuerpo lo había extrañado tanto como su mente y
corazón lo habían hecho.

Lance seguía durmiendo. No quería molestarlo; estaba agotado de viajar,


por lo que se las arregló para deslizarse fuera de la cama sin despertarlo. Se
dio una ducha rápida y se puso unos pantalones de yoga y una camiseta antes
de ir abajo para una temprana escritura y café.

Mientras escribía en la paz y tranquilidad de la casa, estaba contenta,


sintiéndose más tranquila de lo que había estado en un rato. Claro, que tenían
61
que tratar con la mala noticia del cáncer de la mamá de Lance, pero por
primera vez en semanas, estaban todos juntos de nuevo.

Se las arregló para escribir un capítulo completo antes de que le oyera


entrar en la cocina. Llevaba unos vaqueros y estaba descalzo. Yum, era sexy.
Podía ver sus tatuajes, incluyendo en el que tenía sus iníciales que obtuvo
después de casarse en Las Vegas. En el otro brazo estaba el nombre y fecha
de nacimiento de Emma.

Él sonrió cuando la vio sentada en la isla de la cocina con su portátil. Se


acercó detrás de ella y besó el lugar en el cuello que hacía que sus rodillas
flanquearan.

—Buenos días, cariño —le susurró al oído.

—Buenos días. —Sonrió. Sí que había extrañado el despertar con él todos


los días.

Se acercó a la máquina de café y se sirvió una taza. —¿Qué estás


escribiendo? preguntó, mirándola por encima del borde de su tasa antes de
tomar un trago.
Miró a su portátil, la cadena de pensamientos sucios que pasaban por su
mente interrumpidos por su pregunta. —Oh, nada. Solo otra novela en mi serie
de romance. —Se encogió de hombros.

—Genial. No puedo esperar para leerlo —respondió con un guiño. Llegó a


su lado en la isla y se sentó en el taburete a su lado.

—¿Cómo has dormido? —preguntó.

—Tan jodidamente mejor que en ese maldito autobús, eso es seguro —


respondió él.

Ella se echó a reír. —Lo puedo asegurar. Me encantaba viajar con ustedes,
pero dormir en ese autobús apestaba casi todo el tiempo.

—Lo sé, pero si no recuerdo mal, no siempre solíamos dormir. —Se


burlaba de ella con un guiño, tirando de su teléfono de su bolsillo—. Hablando
de la banda, tengo mil millones de mensajes de Jason y nuestro mánager. Será
mejor que los escuche.

Ella asintió con la cabeza y se levantó. Golpeó su culo con una sonrisa,
provocando un grito antes de que ella agarrara su taza de café y se dirigiera al
fregadero. Era tan bueno en hacerla sentir sexy y deseada todo el tiempo con
62
solo el gesto más simple.

—¡Mierda! —exclamó él—. ¡Hijo de Puta!

Uh oh. Eso no sonaba bien. Se dio la vuelta y la cara de Lance estaba roja;
conocía esa mirada. Nunca la había visto dirigida a ella y no tan a menudo, era
una mirada de rabia. ¿Qué habrían querido Jason y su mánager que lo hicieron
enojarse de tal manera? Ella sabía de la discográfica queriendo rehacer
algunas canciones, pero no había oído hablar de ello en las últimas semanas,
por lo que pensó que se había solucionado. Tal vez no.

—¿Qué pasa? —preguntó, acercándose a él y poniendo una mano en su


espalda.

—Los malditos quieren que vuele a Los Ángeles hoy para que podamos
rehacer esas pocas canciones. De hecho, casi insisten. Si no lo hago, me voy
—farfulló.

Sam sintió que su corazón caía. Ni siquiera había estado en casa un total
de veinticuatro horas. Tenían que hablar de su madre y mañana tenían
agendada la visita al ultrasonido para saber el sexo del bebé. No podía irse ya.
Tragó saliva y contuvo las lágrimas. —¿Estás seguro? Tal vez deberías
llamar a Jason primero antes de saltar a conclusiones —dijo, tratando de
mantener la calma.

—Oh, voy a hacerlo —murmuró, levantándose del taburete—. No va a ser


bonito.

—Lance dijo, deteniéndose cuando oyó el sonido de Emma


despertándose y llamándola por el monitor de bebé. Ella suspiró—. Tengo que
ir a buscar a Emma. Sé amable y escucha antes de decir algo de lo que te
arrepentirás.

Él sostuvo el teléfono a la oreja y puso los ojos mientras ella lo besaba en


la mejilla. Las llamadas de Emma se hicieron más fuertes, por lo que aceleró el
paso a su dormitorio. Se mordió el labio, tratando de tragar sus emociones
antes de llegar a su hija. Ella no quería molestarla. Esperando a que Lance
haya malinterpretado sus mensajes y todo estaría bien con el mundo cuando
volviera a la cocina.

Ella consiguió ver a Emma y vestirla antes de volver a Lance. Oyó algunos
gritos y algunas malas palabras y casi tenía miedo de lo que pudiera decirle
cuando hablará con él. Simplemente no podía tener que salir ya. 63
Cuando se acercó a la cocina con Emma en sus brazos, se dio cuenta de
que él estaba inclinado contra el mostrador, con los brazos cruzados sobre su
pecho desnudo. Podía decir por las tensas esquinas de su boca que no tenía
buenas noticias.

Tomó a Emma de ella tan pronto como entró. Le dio a su hija un beso en la
mejilla y miró a Sam. —Nena —susurró. Tuvo que luchar contra un sollozo. El
tono de su voz lo decía todo.

—Tienes que ir, ¿no? —preguntó, tratando de mantener la compostura


frente a Emma. Él le acarició la mejilla de Emma y la besó de nuevo antes de
asentir—. Sí murmuró.

Se sentó en un taburete de la barra, las rodillas de repente con sensación


de debilidad. Ella no había contado con tener que decir adiós a su marido ya y
ahora él no estaría allí para ver con ella el ultrasonido. Quería tirar algo y gritar,
pero respiró hondo.

—Bien, bueno, es solo un par de semanas después, hasta que estés en


casa, ¿verdad? —preguntó, tratando de concentrarse en lo positivo.
Se sentó junto a ella. —Puede Ser. Puede ser que deseen ampliar nuestra
gira.

—¿Qué? —preguntó, levantándose de su taburete—. ¿Hablas en serio?

Él asintió con la cabeza. —Ojalá no lo hiciera. Todavía estoy luchando con


eso, pero no se ve bien. —Puso a Emma abajo, dejándola correr hasta la
esquina donde tenía algunos juguetes—. Lo siento, cariño.

Una lágrima se escapó, rodando por su mejilla. Él gimió y envolvió sus


brazos alrededor de ella, abrazándola. Ninguno de los dos dijo nada; no tenían
que hacerlo. Ambos estaban molestos más allá de las palabras porque tenía
que salir tan pronto y que, posiblemente, podría irse incluso más tiempo de lo
previsto.

—Esto es una mierda —murmuró, sus palabras amortiguadas por la


camisa—. Gran momento —respondió, besando la parte superior de su
cabeza.

—¿Cuándo tienes que irte? —preguntó, en realidad sin querer escuchar su


respuesta.

—Tienen un vuelo para mí en unos noventa minutos. Tengo que irme de


64
inmediato —dijo, apretándola con más fuerza contra él.

Se dejó caer en sus brazos. No esperaba que se tuviera que irse tan
pronto. Un sollozo brotó de su garganta. no podía sostenerlo más. Estaba tan
devastada porque tuviera que abandonarla tan pronto y ya no se preocupaba
por ocultarlo. Estaba cansada de ser fuerte.

Él la abrazó mientras lloraba. Cuando finalmente se detuvo, lo miró y se dio


cuenta de que las lágrimas rodaban por sus mejillas. Esto no era tan fácil ni
para él, así como tampoco para ella.

—Bebé, me tengo que ir —murmuró, su voz rota por la emoción.

Ella lo abrazó por última vez, incapaz de decir nada más. Lo soltó y volvió
su atención a Emma, consiguiéndole un popote para sorber la leche para
distraerse mientras Lance subía a buscar sus maletas.

Se sentó en una silla cerca de su hija mientras jugaba, pensando en las


últimas veinticuatro horas. No podía recordar la última vez que había estado en
una montaña rusa emocional. No era divertido y quería estar fuera de ella.
Lance pronto regresó a la cocina. —Llamé a un taxi por lo que no tendrás
que llevarme al aeropuerto. Me imaginé que decir adiós aquí es lo
suficientemente difícil dijo, tirando de una silla a su lado.

—Gracias —respondió en voz baja. No estaba segura de qué más decirle.


No se había preparado para despedirse tan pronto.

Él tomó su mano entre las suyas. —Lamento perderme la cita de mañana.


Llámame después y hazme saber, ¿está bien? —preguntó, sus dedos jugando
con los de ella.

Ella asintió con la cabeza, tragando el nudo en su garganta. No iba a llorar


de nuevo, no con Emma aquí. —Te amo, Sam —susurró, tirando de ella en su
regazo. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello.

Se sentaron en silencio así hasta que se oyó el claxon del taxi en el camino
de entrada. Se puso de pie y caminó hacia la puerta mientras Lance le dijo
adiós a Emma. No podía ver eso o podría perder la compostura de nuevo.
Lance pronto la siguió.

—Llama a tu mamá —le recordó, alcanzando hasta tocar su cara—.


Ustedes dos tienen que resolver la cosa del médico. Déjame saber lo que
tengo que hacer, ¿de acuerdo?
65
Él asintió con la cabeza. —De acuerdo.

—Trata de no ser demasiado duro con Jason. Sin su sensatez, quién sabe
dónde estarías —dijo, acariciando el pelo de la frente.

—Te amo. Por mucho que es una mierda que te vas, tenemos toda una
vida juntos, Lance. Esto es solo una gota en el océano —dijo en voz baja
tratando de sonreír. No estaba segura de si ella estaba tratando de convencerle
o a sí misma de que el tiempo iría rápidamente.

Él le dio esa sonrisa sexy de medio lado que la hizo enamorarse de él hace
todos esos años. —¿Qué haría yo sin ti, Sam? —preguntó.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, se puso de puntillas para


besarlo suavemente. —Bueno, gracias a Dios, que no tendrás que averiguarlo.

Se agachó y le apretó el culo. —Joder, ojalá hubiera tenido más tiempo con
ese cuerpo sexy tuyo —dijo, besándole el cuello.

Ella suspiró y se inclinó la cabeza hacia un lado. —Yo también.


El claxon sonó de nuevo. —Será mejor que te vayas antes de que el taxi lo
haga.

Él asintió con la cabeza y la dejó ir. —Lo haré —dijo, inclinándose para
agarrar su bolsa—. Te llamaré esta noche. —Se inclinó y la besó de nuevo.

—Adiós, Lance —susurró en voz baja.

—Adiós, Sam —respondió antes de abrir la puerta y salir al taxi esperando.

Cerró la puerta y se apoyó en ella, luchando contra el sollozo que amenaza


con escapar. Hundió la cara entre las manos. Las próximas semanas iban a ser
duras, pero habían hecho su camino hasta aquí; así que confiaba en que un
poco más de tiempo separado no la rompería.

66
Capítulo 11
Traducido por Emmie

Corregido por Lucero Rangel

Lance llegó a Los Ángeles y tomó un taxi hasta el hotel donde el resto de la
banda se hospedaba. Trató de no ser amargo sobre el hecho de que había
tenido que dejar a su familia temprano para volver a grabar canciones que
habían considerado hacer. No le haría ningún bien actuar de esa manera y
acabaría por hacer toda la experiencia miserable.

Se encontró con los otros chicos y su mánager en un restaurante cerca del


hotel después de registrarse y dejar su equipaje. Hicieron un plan de juego
para conseguir las canciones hechas el cual la compañía discográfica quería
en una cantidad mínima de tiempo. Ellos no iban a terminar a tiempo para que
él se fuera a casa, pero al menos podrían volver de gira y no alargarlo más de 67
lo previsto originalmente.

El resto de la banda salió después de la cena a un club de desnudistas. Él


no estaba de ánimo y se dirigió de vuelta al hotel. Quería llamar a Sam, ya que
solo había tenido la oportunidad de llamarla rápido cuando aterrizó. Ni siquiera
había respondido a su llamada y estaba ansioso por hablar con ella.

Volvió al hotel y comprobó el mini bar. No había tomado un trago desde su


última noche en el autobús. Solo había estado en casa durante un día, pero ni
una sola vez tuvo la necesidad de beber. Él totalmente se las apañaba en esto.
Además, después del último día, se merecía un maldito trago.

Encontró un par de botellas de whisky y encendió el televisor. Intentó


llamar a Sam otra vez, pero no respondió. Era después de la medianoche y
probablemente estaba dormida. Se dio cuenta de lo cansada que estaba
después de ver los círculos oscuros bajo sus ojos ayer.

Lanzó su teléfono en la frustración y se frotó la cara con las manos. Estaba


agotado. Tratando de no perder la cabeza durante las reuniones de la banda
tuvo su efecto en él. Él debe estar en casa y en la cama con Sam ahora mismo,
no solo en una habitación de hotel.
Abrió el whisky y bebió la botella pequeña en unos pocos tragos. Se limpió
la boca con el dorso de la mano. En el fondo sabía que no debía perder el
tiempo con alcohol dado su pasado, pero solamente había sido un niño
entonces. Él podría detenerse cuando quería; no había manera de salir de
control.

Rápidamente se bebió la segunda botella y comprobó el mini bar de nuevo.


Mierda —murmuró mientras revisaba las diferentes botellas. No queda nada
más que agua, soda, y algunas otras cosas que nunca tocaría. Tendría que
llamar a servicio de habitación.

Fue al teléfono del hotel y ordenó poco más de whisky, esta vez una botella
más grande. Esas pequeñas cosas eran para los gatitos. Encontró su teléfono
en el suelo debajo de la mesa y se echó en la cama. Él escribió texto rápido a
Sam.

Te extraño.

Claro que solamente la había dejado esa mañana, pero volver a verla solo
hizo que le doliera el corazón aún más ahora que estaba lejos de él. No podía
alejar a su madre fuera de su cabeza tampoco. Estaba tan cabreado que aún
no tuvo la oportunidad de llamar a cualquier médico en Los Ángeles todavía. 68
Tenía que salir aquí lo antes posible y que la revisen. Se negó a aceptar que no
había nada que se pudiera hacer por ella.

Hubo un golpe en la puerta. —Finalmente —murmuró, arrastrándose de la


cama y caminando lentamente para abrir la puerta. Se sentía un poco lento. No
hay manera de que ya estuviera borracho con solo esas dos pequeñas
botellas.

Abrió la puerta para encontrar a Jason parado allí. —¿Qué tal? —preguntó
Jason, comprobando a Lance de pies a cabeza—. ¿Estás bien?

Rodó los ojos y fue a sentarse en la cama. —Estoy bien. ¿Por qué? —
¿Dónde estaba el whisky?

Jason entró en la habitación y se sentó en una silla en la mesa pequeña de


la habitación. —Bueno, te ves como una mierda. ¿Estás enfermo? —preguntó,
mirando alrededor de la habitación, sus ojos deteniéndose en las dos botellas
de whisky vacías en la cama—. No estás bebiendo whisky de nuevo, ¿verdad?

Lance hace un gesto con la mano. —No te preocupes por esa mierda.
Puedo manejarlo. Solo tengo un par de copas por la noche antes de
acostarme. Voy a parar tan pronto como llegue a casa —dijo.
Jason levantó una ceja. —Entonces, ¿por qué has estado escondiéndolo
de mí? Si es “no es gran cosa”, no debes beber en secreto —regañó,
levantándose para sentarse en la cama por Lance—. Escucha, sé que estos
últimos meses han sido difíciles. Extrañas a tu familia...

—Mi mamá tiene cáncer —estalla Lance, interrumpiendo a su amigo.

Jason pasó la mano por su cabello. —Joder hombre, lo siento —


murmuró—. ¿Qué tan malo? —Lance negó con la cabeza, luchando contra las
emociones que amenazaban con hacerle llorar.

—Supuestamente malo. La cuarta etapa con unos pocos meses de vida.


No puedo jodidamente creerlo, sin embargo. Quiero que venga aquí y vea
algunos otros médicos, tener una segunda opinión.

Jason asintió. —No es una mala idea. Hombre, mierda, lo siento.

—Gracias —dijo. Ahora, ¿dónde estaba su bebida?

—¿Crees que la bebida es la manera de manejar las cosas? —preguntó


Jason en voz baja.

Suspiró con frustración. No necesitaba esto, sobre todo de su mejor amigo. 69


—Por favor, quédate fuera de ello, Jason. Creo que debes irte.

Jason se puso de pie. —Bien, pero Lance, por favor ten cuidado. A pesar
de estos obstáculos en el camino de los últimos meses, las cosas entre tú y
Sam van bien. No lo arruines por hacer algo estúpido.

Todo lo que pudo hacer fue asentir. Tenía miedo que si decía algo iba a
romperse a llorar. Él no iba a hacer eso, sobre todo delante de Jason.

Su amigo se volvió hacia él cuando llegó a la puerta. —No jodas las cosas.
Lo digo en serio. Tu familia te necesita, sobre todo ahora. La banda también te
necesita. No podemos hacer esto sin ti. —Abrió la puerta—. Eso es todo lo que
voy a decir al respecto. Eres un muchacho grande, sabes las consecuencias de
tus acciones.

Jason caminó por el pasillo, chocando con el tipo de servicio de habitación


entregando el whisky de Lance. Él no estaba tan seguro de que quería más. Oh
bueno, lo ordenó. Tomó la botella, dándole al chico una buena propina. Cerró la
puerta y la dejó sobre la cómoda por la TV, apagando todas las luces.
Se acostó en la cama, tratando de ver la película en el cuarto oscuro,
mirando por encima de la botella de vez en cuando. A la mierda. Se acercó y
arrebató la botella. No necesitaba un vaso.

Tendría alguna esta noche y eso es todo. Entonces él estaría hecho.


Necesitaba calmar los pensamientos en su cabeza. Se detendría mañana.

Se despertó a la mañana siguiente con el sonido de su teléfono sonando y


un fuerte dolor de cabeza. ¿Qué carajo, pasó anoche? Rodó y se dio cuenta de
la media botella vacía de whisky en la mesa junto a la cama. Bueno, eso
explicaría el dolor de cabeza.

Su teléfono empezó a zumbar de nuevo. Miró y lo tomó, entrecerrando los


ojos mientras trataba de leerlo. Su cabeza era demasiado difusa para lograr
salir. Mejor solo responderla.

—Hola —murmuró con voz ronca por el teléfono. 70


—¿Dónde mierda estás? —preguntó Jason en voz baja.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué hora es? —preguntó, mirando alrededor de la


habitación por un reloj, su corazón se hunde cuando vio que ya eran las diez de
la mañana.

—Estás una hora atrasado y los jefes están furiosos. Nunca terminaremos
si no traes tu culo aquí —silbó Jason en el teléfono—. Y mejor que no huelas a
alcohol cuando llegues aquí.

—Ok, voy a ducharme e iré —dijo, tratando de no fastidiarse. Que Jason


actúe como un padre estaba empezando a ponerse un poco viejo.

Colgó el teléfono y llamó a la recepción, pidiendo un taxi en unos veinte


minutos. Hizo una mueca cuando se puso de pie, esperando mientras la
habitación giraba un poco. Se arrastró hasta el baño para ducharse. Él estaría
bien; nada de lo que algunos ibuprofenos, café y una ducha no podían curar.

Se las arregló para afeitarse y ducharse en un tiempo récord a pesar del


tambor en su cabeza. Sabía que, si no terminan este par de canciones
rápidamente, pueden tener que extender su gira y debía volver con su familia
tan pronto como sea posible.
La recepción tenía un taxi esperando cuando llegó abajo. Se instaló en el
paseo al estudio y revisó su teléfono. Esperaba que no le haya enviado a Sam
cualquier texto torpe cuando estaba bebiendo la noche anterior. Si se enteró de
que estaba bebiendo, le patearía el culo.

Yo también te extraño.

Esa fue su única respuesta a su texto de anoche. No pudo evitar sonreír.


Le encantaba la forma en que se decían tanto el uno al otro con tan pocas
palabras.

Observó las concurridas calles de Los Ángeles más allá de su ventana,


deseando estar de vuelta en casa con Sam. Había estado tan emocionado de
saber el sexo de su bebé hoy. En cambio, iba a pasar el día atrapado en un
estudio de grabación.

Su cabeza cayó hacia atrás en el asiento y cerró los ojos, dispuesto a parar
los golpes. El taxi llegó al estudio y miró el reloj en su teléfono. Ya eran las
once. Los chicos iban a estar enojados. Había esperado por sus culos en más
de una ocasión; no los mataría esperarlo a él por una vez.

Pagó al taxista y agarró su guitarra. Con su café agarrado firmemente con


la otra mano, se dirigió hacia el interior. Es hora de terminar con esto.
71

Lance empacó la guitarra después de un largo día en el estudio. A pesar


de un comienzo difícil, el día terminó bien. Tienen una de las nuevas canciones
hechas y trabajaron a través de la mayor parte de la siguiente. Deben terminar
con esto mañana e incluso tener unos días de descanso antes de tener que
volver a salir de gira.

Cerró la caja de la guitarra de golpe y sacó su teléfono de su bolsillo de los


vaqueros. Todos ellos habían acordado apagar sus teléfonos durante la
grabación para que nadie tuviera ninguna distracción. Lo encendió, viendo que
tenía un par de textos y mensajes de voz de Sam. Mierda, probablemente
estaba tratando de llamar y decirle acerca de su cita. Ya era tarde de vuelta a
casa, pero no le importaba. Quería escuchar todo sobre su bebé.

Marcó su número mientras caminaba fuera del estudio. —Hola —respondió


ella a la primera llamada. Él sonrió ante el sonido de su voz—. Hola, Sam, lo
siento me perdí tu llamada. Todos tuvimos que apagar nuestros teléfonos para
evitar distracciones.

—Pensé en eso como mucho —dijo—. No pude evitarlo, sin embargo.


Estaba emocionada y seguí intentando la posibilidad de que lo tenías
encendido.

Se echó a reír. —¿Supongo que el bebé se veía bien? —preguntó. Sí,


quería saber el sexo, pero lo más importante era un bebé sano.

—Oh, sí, perfecto. Todo se ve bien —dijo—. ¿Quieres saber el sexo?

—¿Te enteraste? —preguntó, haciéndole señas a un taxi al salir del


estudio.

—Por supuesto que sí. Sabías que iba a ir —se burló de él—. Digamos que
vas a estar viviendo en una casa llena de estrógeno.

Una enorme sonrisa estalló en su rostro. Había estado esperando a otra


chica. Recordó cómo había sido cuando era un niño y no tenía ni idea de cómo
manejar eso.

—Eso está muy bien, Sam. Otra chica, ¿eh? 72


—Sí —respondió ella, y casi podía oír la sonrisa en su rostro.

—Oh, bebé, estoy muy contento. —Sonrió mientras entraba en el taxi.

—Yo también —dijo ella, ahogando un bostezo—. Escucha, estoy agotada


con todo lo que sucede en los últimos días. ¿Podemos hablar más mañana?

—Claro —dijo—. Duerme un poco, hablaremos después.

—Bueno. Quiero escuchar todo acerca de tu tiempo en el estudio —


murmuró. A ella le encantaba escucharle hablar de su música, la escritura de la
canción, el tiempo de estudio, giras, todo. Ella lo apoyaba por completo.

—Te voy a contar todo, pero tienes que ir a la cama y cuidar de mi niña —
dijo en voz baja.

—Lo haré —respondió—. Lance, te amo.

—Yo también te amo, Sam.

—Buenas noches y dulces sueños.


—Buenas noches —dijo, antes de colgar el teléfono con una sonrisa.

Él le dio las instrucciones al conductor del taxi a su bar favorito en Los


Ángeles. No había estado allí en años. Era pequeño y aislado donde podía
beber en paz. Por lo general no lo reconocen o acosan por sus seguidoras allí.
Solo tenía que asegurarse de no llegar tarde al estudio mañana o Jason lo
mataría. Activó unas pocas alarmas en su teléfono en el camino a la barra para
asegurarse de que se despertara a tiempo.

¡Otra chica! Esto es sin duda motivo de celebración. No había manera de


que iba a volver a estar deprimido en el hotel esta noche.

73
Capítulo 12
Traducido por Emmie

Corregido por Pily

Sam dejó a Emma en la cama y se sentó en el sofá para terminar un poco


de edición. Estaba atrasada con su último libro con toda la locura de los últimos
días.

Su teléfono sonó, rompiendo su trance con las palabras en la pantalla.


Esperaba que fuera Lance. No había hablado con él hoy y extrañaba su voz.
Tomó el teléfono, sorprendida al ver el nombre de Jason en la pantalla. Tal vez
Lance había olvidado su teléfono. La había llamado desde el teléfono de su
amigo de vez en cuando a veces no lo tenía.

—Hola. 74
—Hola, Sam, soy Jason —dijo la voz en el otro extremo. Estaba
decepcionada de que no fuera Lance. ¿Por qué la llamaba Jason?

—Hola, Jason, ¿cómo estás? —preguntó.

—Estoy bien —dijo. Hubo una larga pausa en el otro extremo—. ¿Has
hablado con Lance últimamente?

—Un poco aquí y allá, ¿por qué? —preguntó—. ¿Está todo bien?

Oyó a Jason tomar una respiración profunda.

—Bueno, en realidad no. —Su corazón empezó a latir con fuerza y sus
palmas sudaron.

—¿Qué está pasando Jason? —preguntó—. Solo dime.

—Lance está bebiendo otra vez —exclamó rápidamente.

De repente sintió náuseas. No podía estar hablando en serio. Lance había


dejado de beber hacía mucho tiempo y había prometido que no iba a empezar
de nuevo, porque su familia era demasiado importante para él.
—¿Estás seguro? —preguntó. Tal vez estaba sacando conclusiones.

—Por desgracia, estoy seguro. Lo encontré bebiendo whisky en su


habitación de hotel la otra noche y me confesó que había estado bebiendo un
poco en la noche algunas semanas en la gira. Llegó tarde al estudio la otra
mañana porque se desmayó por beber demasiado.

Se llevó la mano a la boca sorprendida.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó.

Jason suspiró.

—No sé, Sam. Voy a vigilarlo por el resto de la gira, pero después de eso,
creo que necesita rehabilitación. Nunca fue allí y creo que le haría bien —
admitió—. Sé que las cosas han sido difíciles con él estando lejos de ti y con
los problemas con el ensayo. También me habló de Renee. Creo que solo
quería escapar de sus pensamientos en la noche.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sabía que Lance había estado molesto
por lo de su madre, pero no tenía ni idea de que estaba haciéndole tanto daño.
¿Por qué no le contó a ella?
75
—Por favor, cuídalo por mí, Jason —murmuró, su voz casi un susurro.

—Lo haré, lo prometo. Tenemos unos días de descanso porque llegamos


temprano al estudio, pero voy a tratar de mantenerlo cerca.

¿Ellos terminaron antes de tiempo? Nunca lo mencionó. ¿Por qué no


quería volver a casa con ella y Emma?

—Llámame si pasa algo. Mientras voy a investigar los lugares de


rehabilitación.

—Buena idea, pero cuídate también, Sam. Tienes que pensar en Emma y
el bebé. Me dijo que era otra chica. Está en la luna ante la idea de estar en una
casa llena de mujeres.

No podía dejar de reír a través de sus lágrimas.

—Sí, estaba preocupado por tener un niño. Me alegro de que esté feliz.

—Lo está. Vamos a salir de esto; no te preocupes. Él las ama.

Ella tenía que cortar antes de echarse a llorar en el teléfono.


—Nosotras lo amamos. Mejor me voy. Mantente en contacto —respondió
rápidamente, colgando antes de que pudiera responder.

Dejó el teléfono y puso su cabeza entre las manos. Un sollozo escapó de


su garganta. ¿Por qué estaba yendo al alcohol en lugar de a ella? Se suponía
que iban a ser compañeros. Tal vez estar casado con una estrella de rock no
era tan fácil como pensaba.

A la mañana siguiente Sam estaba distraída. No había dormido en toda la


noche, pensando en la llamada de Jason. Al principio, había estado
preocupada por Lance bebiendo de nuevo, pero ahora estaba enojada al
respecto. ¿Por qué habría de poner en peligro a su familia por hacer algo tan
estúpido?

Llevó a Emma al centro comercial para pasear y almorzar. Dejó que jugara

76
en el área de los niños mientras se hizo cargo de algunos correos electrónicos.
Fue una buena distracción y ayudó a salir de casa.

Dejaron el centro comercial alrededor de las dos de la tarde. El tráfico no


era demasiado malo y Sam estaba ansiosa por llegar a casa para tomar una
siesta con Emma.

Oyó un gran estruendo y el sonido del crujir de metal antes de que se


moviera hacia delante con una fuerza que chocó su estómago con fuerza en el
volante. Sintió un dolor agudo al instante y gritó. Emma también estaba
gritando en el asiento trasero.

Sam respiró hondo para tratar de controlar el dolor y se dio la vuelta para
ver cómo estaba Emma. Tenía un gran corte en la frente en el cristal de la
ventana trasera de su coche y la sangre brotaba. Desabrochó el cinturón de
seguridad y salió del coche, cayendo de rodillas al instante por el dolor en el
estómago. ¡El bebé! El bebé tenía que estar bien. Sin embargo, tenía que llegar
a Emma.

Un desconocido corrió hacia ella y trató de ayudarla a ponerse en pie.

—¿Estás bien? —preguntó.


Sam negó con la cabeza, el dolor en el estómago casi insoportable. Su
mente iba a un millón de millas por minuto, preocupada por Emma y el bebé.
No estaba segura de qué hacer a continuación.

—Mi bebé. —Frotó su vientre, luego señaló el asiento trasero—. Y mi hija


está allá atrás. Ella tiene un corte. —Gimió cuando otro dolor la atravesó.

—Una ambulancia está en camino, señora. Simplemente siéntese —dijo la


señora, ayudándola a sentarse en el lado del conductor del coche—. Voy a ver
cómo está su hija.

Sam asintió. Jadeaba ahora, el dolor casi insoportable. Si cerraba los ojos
por un minuto el dolor se aliviaría. Apoyó la cabeza en el reposacabezas. Podía
oír a la extraña mujer hablar con Emma, diciéndole de poner algo en su corte
para ayudar a la hemorragia, pero tuvieron que esperar a la ambulancia antes
de que pudieran sacarla del coche.

Lo último que oyó Sam fueron los gritos de Emma mientras se quedaba en
el olvido.

77

Sam abrió los ojos, sin saber dónde estaba. Todo su cuerpo herido y sus
ojos estaban borrosos. Estaba unida a un montón máquinas diferentes. Fue
entonces cuando se acordó de que se había accidentado. Una sensación de
temor se extendió a través de ella. ¿Dónde estaba Emma? ¿Cómo estaba el
bebé?

Miró a su alrededor y vio a Renee medio dormida en la silla al lado de ella.


Se movió cuando oyó despertar a Sam. Se sentó rápidamente.

—Eh, tú —dijo en voz baja, tomando su mano.

—¿Emma? —preguntó, con la voz ronca.

—Está bien. Tenía un corte en la frente, pero los médicos la cosieron y está
bien. Está con Lisa —le aseguró rápidamente Renee.

Asintió con la cabeza, casi con miedo de preguntarle sobre el bebé. Echó
un vistazo a su estómago. Renee debió haberlo notado.

—El bebé está bien —le aseguró en voz baja.


—¿Estás segura? —preguntó Sam, tomando su estómago
protectoramente.

Renee respiró hondo y le apretó la mano.

—El médico te dirá con seguridad, pero te hicieron tacto. Estabas en labor
de parto cuando te trajeron, y has tenido un poco de sangrado. Piensan que lo
consiguieron parar, pero te mantienen en estrecha vigilancia y será por unos
días, o más si es necesario.

Sus ojos se llenaron de lágrimas ante la idea de perder el bebé.

—¿Has llamado a Lance? —preguntó. Realmente lo necesitaba ahora.

Renee bajó su mirada.

—Sí, pero no podemos encontrarlo. Llamé a Jason y él lo llamó, pero no


contesta sus llamadas tampoco. Incluso fue a su habitación, llamó a la puerta,
pero nada.

Una lágrima resbaló por su mejilla. ¿Qué podría estar haciendo? ¿O estaba
desmayado allí después de ir de juerga?
78
—Está bebiendo de nuevo, Renee —susurró, cerrando los ojos.

—Lo sé. Jason me dijo. Voy a patearle el culo —murmuró Renee—.


Nosotros lo encontraremos. Jason dijo sobre cancelar algunas fechas para que
pudiera venir contigo.

—Renee, si él está bebiendo, no estoy segura de que lo quiera aquí —


admitió. Siempre estaba allí para él cuando la necesitaba, incluso si no le hacía
saber que estaba lastimado; él debía estar allí para ella. Si no podía, entonces
esto nunca iba a funcionar. Tenían que ser capaces de pasar por los tiempos
difíciles.

Renee asintió.

—Lo siento, Sam.

Sam se mordió el labio, luchando por contener las lágrimas. Estaba


preocupada por Lance. ¿Estaba muerto en algún lado? ¿Por qué había vuelto
al alcohol en lugar de ella? Estas eran preguntas para la cuales no podía
esperar para encontrar las respuestas.
Capítulo 13
Traducido por Valen<33 y Mariela

Corregido por Candy20

—Lance, abre la maldita puerta

Se despertó por el sonido de los golpes en su puerta y los gritos de Jason.


¿Qué mierda estaba tan caliente a su alrededor?

Su boca estaba seca, como si solo hubiera comido una bolsa entera de
algodón. Su cabeza se sentía como si una banda marchase en el centro de
ella. Solía beber mucho más antes de sentirse así. Solo había tomado un par
de copas en el club anoche antes de que tomar un taxi de vuelta al hotel.

—Lance, sé que estás ahí. ¡Abre! —gritó de nuevo Jason.


79
Sacudió la cabeza, tenía casi decidido llamar a seguridad para sacar su
culo fuera del hotel. No había ninguna razón para que gritara y golpeara la
puerta de esa forma.

Se levantó de la cama. Todavía llevaba sus pantalones vaqueros y la


camiseta de anoche —Ya voy, imbécil. Deja de gritar.

Caminó descalzo hasta la puerta y la abrió. Jason negó cuando lo vio —


¿Qué demonios, hombre? —preguntó él—. Te ves como la mierda.

Lance resopló —Lo que sea. Ahora ¿qué es tan importante como para
estuvieras listo para derribar mi puerta? —preguntó.

—Es Sam —dijo Jason—. Ha habido un accidente.

—¿Qué? —preguntó. Sus manos se pusieron frías y la sangre se drenó de


su rostro. ¿Qué quieres decir?

—Sam y Emma tuvieron un accidente de coche ayer. He estado tratando


de llamarte, tu madre ha estado llamándote.
Lance comenzó a sudar —¿Están bien? ¿Y el bebé? —preguntó. Tenía
que volver a casa con ellas. Miró alrededor de la habitación en busca de su
maleta. A la mierda, solo necesitaba irse.

—Están bien, por lo que sé. Emma tenía un corte y le pusieron algunos
puntos. Ella esta adolorida y asustada, pero está bien. Está en nuestra casa y
Renee está en el hospital con Sam. Ella está adolorida por el impacto y se puso
en trabajo de parto. Supongo que había estado sangrando también.

Agarró la camisa de Jason —Por favor, dime que ellas están bien —
suplicó.

Jason lo empujó. —Amigo, apestas a alcohol. Espero que no hayas hecho


nada tonto cuando estabas borracho —dijo con una mirada de disgusto en su
rostro—. De todos modos, ellas están bien. Detuvieron el trabajo de parto, pero
tendrá que quedarse en el hospital para que puedan mantener un ojo en ella.
Estará allí hasta que ellos piensen que está lista para irse a casa y aun así ella
estará en reposo en cama durante unas semanas, si es que no es hasta el final
de su embarazo.

Lance se sentó en el borde de la cama. —Gracias a Dios, que están bien


—dijo—. Iré con ellas. 80
Jason asintió. —Eso creíamos. Cancelamos todas las presentaciones de la
próxima semana. Iré contigo y veré a mi familia también. Ahora que te he
encontrado, voy a reservar algunos vuelos.

Lance miró a su alrededor por su teléfono —Mejor la llamaré. ¿En qué


hospital esta?

—Lance —dijo Jason, su tono detuvo a Lance.

—¿Qué?

—Ella sabe que estabas bebiendo y sabe que probablemente esa razón no
pudimos encontrarte —le confesó Jason a su amigo.

El corazón de Lance saltó dentro de su pecho —¿Quién le dijo? —le


preguntó.

—Yo lo hice.

—Imbécil —dijo él—. Este no es asunto tuyo.


Jason lanzó las manos al aire. —Cómo un infierno si no es asunto mío.
Eres mi mejor amigo y te quiero como a un hermano y a Sam como una
hermana. Me importa lo que te pasa.

Lance no supo qué decir. Jason tenía razón. Ellos eran más que amigos.
Ellos eran familia.

—Tus acciones nos afectan a mí y al resto de los chicos de la banda.


Todos tenemos que estar en la cima de nuestro juego o no tendremos éxito. Tú
sabes eso, Lance.

Lance puso su cabeza entre las manos. Jason tenía razón. Debería haber
sabido que no podría manejar la bebida.

Jason se sentó a su lado en la cama —Quiero ayudarte. Vamos, a casa así


podrás ver a Sam. Lo resolveremos a partir de allí.

Lance asintió —De acuerdo —aceptó, repentinamente demasiado cansado.

Jason se puso de pie. —Volveré por ti. Dúchate y ponte presentable. No


más bebidas —lo reprendió severamente.

—No lo haré —dijo mientras Jason cruzaba la puerta. Sus ojos se llenaron 81
con lágrimas. ¿Qué haría si Sam no quería verlo?

Lance y Jason volaron a casa sin hablar mucho con el otro. Lance había
llamado a su madre para decirle que estaba en camino y consiguió un buen
regaño de ella. Estaba asustado de verla y aterrorizado de ver a Sam.
Esperaba que ella no le diera la espalda.

Cuando llegaron al aeropuerto, Jason tomó un taxi a casa, pero Lance fue
directo al hospital. Tenía que ver a Sam tan pronto como fuese posible. El
camino al hospital le pareció una eternidad y estaba hecho una bola de nervios
en el momento en que llegó allí. Trató de no correr a la habitación de Sam,
pero estaba ansioso por verla.

Encontró su habitación en el cuarto piso y se quedó fuera un momento para


poder tranquilizarse antes de entrar. Podía oír a Sam y su madre hablando
adentro. Él llamó a la puerta.
—Adelante —llamó suavemente Sam.

Abrió la puerta y entró en la habitación. El rostro de Sam cayó cuando lo


vio y sintió como si un cuchillo hubiese sido atrapado en su corazón. Ella no
parecía feliz de verlo.

—Hola, Lance —dijo Renee, levantándose de su silla para darle a su hijo


un abrazo—. Es bueno verte.

—Hola, mamá —la saludo, caminando con ella cuando volvió a sentarse al
lado de Sam—. ¿Te importa si me siento? —le preguntó a Sam, señalando la
silla al lado de su madre.

Ella se encogió de hombros, sin decir una palabra. Esto no iba a ser fácil.
Está bien; se lo merecía. No había estado allí cuando lo necesitó.

Los tres se sentaron en silencio, la tensión era tan espesa que casi se
podía cortar con un cuchillo. Renee finalmente habló—: Voy a salir. Ustedes
dos necesitan hablar. Volveré en un rato —dijo. Ella miró a Lance—. No lo
arruines o tendrás que vértelas conmigo. Ya planeo darte una patada en el
culo, así que no lo empeores.

Lance asintió. Incluso a su edad, estaba aterrorizado de su madre cuando


82
lo amenazaba. Pero de todos modos ella estaba en lo cierto, no podía
estropear esto.

Observó a su mamá agarrar sus cosas e irse de la habitación antes de


voltearse hacia Sam. Ella se veía tan vulnerable en la cama del hospital,
enganchada a un montón de máquinas. Quería tomarla en sus brazos y decirle
que estaría bien, pero de la manera en que ella estaba viéndolo, estaba
bastante seguro de que no quería que la tocara para nada.

—Sam, siento no haber estado aquí —dijo, viendo hacia abajo a sus pies.

—¿Por qué estás bebiendo nuevamente? —preguntó. Se echó hacia atrás


en su silla, aturdido. Habla acerca de cómo ir directamente al punto.

—No me mientas tampoco. ¿Por qué estás bebiendo otra vez? —pregunto
de nuevo, cruzando los brazos sobre su pecho.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. —Porque soy débil —admitió él. No había
en realidad una buena razón—. Te extrañaba y las cosas con la banda me
estaban estresando. Nicole estaba alrededor y solo caí en los malos hábitos.
Luego me enteré de que mamá estaba enferma y no pude hacerle frente. Era
más fácil con unos pocos tragos.
Una lágrima bajo de la mejilla de Sam. —¿No soy suficiente para ti? —
preguntó en voz baja.

Él se estiró por su mano, pero ella la quitó. —Mierda, Sam, lo eres todo
para mí. No te merezco. No tiene nada que ver contigo. Era yo. Estoy jodido.

—Pero Lance, se supone que somos un equipo, entonces tiene todo que
ver conmigo. Estabas lastimado y no viniste a mí. Eso me duele más de lo que
sabes. Se suponía que eres capaz de venir a mí con cualquier cosa. —El dolor
en su rostro era evidente mientras ella intentaba luchar por mantener las
lágrimas.

Lance suspiró. —Lo sé, pero tú estabas ocupada con la escritura y Emma.
Sabía que estabas tan cansada mientras estaba fuera y no quería agobiarte.

—Nunca estoy ocupada para ti, especialmente si me necesitas.

—Lo sé —admitió. Su corazón se rompía ante la idea de estar lastimando a


Sam.

—Te amo, y has estado bien sobre no beber durante mucho tiempo. Jason
me dijo que no habías ido a rehabilitación la primera vez y que lo habías
tratado por tu cuenta.
83
Él asintió, sintiendo un rayo de esperanza en sus palabras. Tal vez ella le
iba a dar una oportunidad.

—Estoy furiosa contigo justo ahora, Lance, pero tomé votos y estaré aquí
para ti. Te ayudaré en lo que pueda, pero me tienes que dejar entrar. No puedo
hacer nada si no me lo dices —reprendió ella.

Él no podía hablar con las lágrimas que corrían por su rostro. Sam era su
ángel y con ella a su lado, podría hacer esto.

—Lance —susurró, sosteniendo afuera sus brazos. Se acercó a ella de


inmediato, subiendo a su lado en la cama y sosteniéndola apretadamente
contra su pecho. No quería dejarla ir nunca. Iría a rehabilitación como lo pidió,
infiernos, haría cualquier cosa que le pidiera si eso significa que se quedará a
su lado.

Le acarició el cabello mientras yacía en sus brazos. —Te amo, Sam —


murmuró, besándola en el costado de su cabeza.

—También te amo, Lance —le contestó.


Sí, haría lo que fuera por ella. Al oírla decir esas palabras hicieron que todo
valiera la pena.

84
Capítulo 14
Traducido por Val3

Corregido por Mariela

Dos meses y medio después.

Sam miró por encima de la cama y sonrió. Lance dormía profundamente a


su lado, con la boca abierta. Fue bueno tenerlo de nuevo en casa. La
rehabilitación había sido considerada un éxito y él había sido capaz de salir
hace unos días. Estaba asustada de que las cosas pudieran ser extrañas ya
que había estado fuera de casa tanto en los últimos meses, pero se
acomodaron de vuelta en su rutina normal, como si nunca se hubiera ido.

Mientras él había estado en rehabilitación, discutieron sobre su carrera


cómo músico. Él ya no iba a estar de gira nunca más. Si la banda estaba
complaciente, se quedaría con ellos, haciendo música y grabando álbumes,
85
pero ya no estarían en la carretera.

Afortunadamente, el resto de la banda habían ido junto con eso. Jason


estaba aliviándose a sí mismo mientras estaba cansado de estar lejos de su
familia muy a menudo; había extrañado demasiado a sus niños, queriendo
verlos crecer y estar ahí para ellos mientras se hacían mayores.

Rick y Steve habían protestado al principio, pero eventualmente volvieron.


Steve conoció a una chica con la que posiblemente estaba interesado en
sentar cabeza y la idea de tener más tiempo con ella era atractiva. Rick prefería
estar de gira, pero amaba la banda demasiado como para dejarlos.

Rick seguía viendo a Nicole para el disgusto de todos. Él no la había


traído alrededor del grupo muy a menudo, especialmente si Sam y Lance
estaban ahí. Mientras que ellos no la vieran, él podía hacer lo que quisiera.

Renee estaba tratando un nuevo, tratamiento experimental para su cáncer


y todos tenían altas esperanzas. Pasó por muchas rondas de quimio y había
estado realmente enferma, pero ellos no habían podido deshacerse del cáncer.
Este era el único espacio oscuro en sus vidas.
Sam se empujó fuera de la cama. Iba al baño cada pocas horas, parecía.
Agarró su bata y se contoneó al baño. Estaba lista para que la bebé naciera.

Cuando terminó, se las ingenió para ir a la cocina sin despertar a Lance o a


Emma. La vida estaba a punto de volverse loca cuando la bebé naciera, así
que ella tomaría la ventaja de estos momentos de silencio cuando pudiera.

Los Forbidden Gods planearon un espectáculo de bienvenida para Lance


esta noche en un club cercano. Ella no se sintió con muchos ánimos de salir.
¿Qué viste una mujer de casi nueve meses de embarazo para el concierto de
rock de su esposo? Iba a tener que ir de compras hoy.

Emma se despertó antes que Lance. Se mantuvo preguntando por su papi,


pero Sam decidió dejarlo dormir. Él estaba nervioso por la función de esta
noche y pasó mucho tiempo moviéndose y dando vueltas antes de que se
durmiera la noche anterior.

Alrededor de las diez de la mañana, él finalmente entró en la cocina, yendo


directo por el café. Buenos días. ¿Cómo están mis chicas? preguntó antes
de tomar un sorbo.

Sam estaba sentada en la mesa coloreando con Emma. Emma


inmediatamente se lanzó fuera de la silla y corrió hacia Lance por un abrazo. Él
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dejó su taza y la levantó en sus brazos. Sam tuvo que luchar contra las
lágrimas. Todavía se atragantaba cuando los veía juntos, especialmente desde
que él había llegado a casa.

¡Bien, papi! exclamó Emma, plantando un beso en la mejilla de su


papá.

Buenos días. Sam se levantó y besó a Lance en la mejilla. ¿Te


importaría cuidarla mientras voy de compras rápido? Necesito algo para vestir
esta noche. No estoy segura de que pueda ir con una carpa.

Lance rio. Te verás maravillosa en lo que sea que vistas. Él besó su
cuello. Seguro, yo la cuidaré. Tengo que estar allá temprano, pero Lisa dijo
que te llevaría a ti y a mamá más tarde.

Suena bien. Asintió. Voy a tomar una ducha rápida y correr hacia el
centro comercial.

Se estiró y tocó su brazo. ¿Puedes esperar un minuto? Tengo una


sorpresa para ti. Él sonrió, bajando a Emma y alcanzando su guitarra en la
esquina.
Seguro respondió, intrigada. ¿Qué sorpresa podría tener que
involucrará su guitarra?

Pasó la correa de la guitarra en su hombro y condujo a Sam a una silla de


la cocina para que se sentara. Emma se sentó en su regazo que ella había
dejado mientras que él se sentó en la silla enseguida de ella.

Escribí esta canción para ti mientras estuve en rehabilitación. Iba a


tocarla esta noche y dejar que Jason la cantara ya que mi voz es horrible, pero
creo que es demasiado emocional cómo para compartirla por primera vez
enfrente de una multitud.

Los ojos de Sam se llenaron de lágrimas. Recordó cuando tocó una


canción para ella frente a todos hace tres años. Habían vuelto a estar juntos
después de diez años separados y fue la canción que había escrito mientras
estuvieron separados. Había sido un éxito instantáneo para los seguidores,
tocó el corazón de Sam dejándole nada.

Hemos pasado por mucho, especialmente en los pasados cuatro meses.


Casi te pierdo de nuevo a causa de mis estupideces. No puedo prometerte que
no haré nada estúpido, Sam, pero puedo prometer que siempre te voy a amar.
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Las cosas habían sido duras y a pesar de que Renee seguía enferma,
sintió como si las cosas estuvieran cambiando para ellos. Lance murmuró,
estirándose para tocar su cara.

Él sonrió y levantó una mano para tocar la de ella. Solo escucha, Sam
dijo. Se llama “Everything’’.

Empezó a tocar una melodía en su guitarra la cual era lenta, pero alegre.
Ella empezó a golpear el suelo con su pie al ritmo de la canción, observando a
su sexy marido tocando la guitarra, descalzo, vestido solamente con unos
vaqueros y una playera en su cocina.

Comenzó a cantar la más hermosa canción que ella jamás había


escuchado.

You are the smile upon my face

(Tú eres la sonrisa en mi cara)

The ground beneath my feet

(El suelo bajo mis pies)


My shelter from the rain

(Mi refugio de la lluvia)

You are the pillow

(Tú eres la almohada en la cual)

I rest my head on

(Descanso mi cabeza)

The blanket that keeps me warm

(La sábana que me mantiene cálido)

My home wherever I might be

(Mi hogar a donde sea que esté)

You are the uncertainty in my heart

(Eres la incertidumbre en mi corazón) 88


The tremble in my voice

(El temblor en mi voz)

The weakness in my knees

(La debilidad en mis rodillas)

You are the poison in my veins

(El veneno en mis venas)

The agony I endure

(La agonía que soporto)

The scars everyone sees

(Las cicatrices que todos ven)

You are my world


(Tú eres mi mundo)

You are my beginning

(Tú eres mi inicio)

You are my end

(Tú eres mi fin)

You are my everything

(Tú eres mi todo)

Terminó de tocar y deslizó la correa de la guitarra fuera de su hombro. Las


lágrimas estaban corriendo por el rostro de Sam y estaba sin palabras.

¿Te gustó? Le preguntó, su cara llena de esperanza.

Ella deslizó a Emma de su regazo y se lanzó a sus brazos. La amo,


Lance murmuró en su cuello, su cuerpo sacudiendo por los sollozos. La idea
de que Lance trabajara en esa canción mientras estuvo en rehabilitación la hizo
aún más especial. 89
Él la abrazó fuertemente contra él. Estoy contento de que te gustara.
Sonaría probablemente mejor si Jason la cantara, pero quería compartirla
contigo a solas, aquí en nuestro hogar.

Ella asintió y tocó la cara de él con sus manos. Gracias. Gracias por
escribirla y gracias por compartirla conmigo. Te amo.

No, Sam, gracias a ti por creer en mí y tenerme paciencia cuando la


necesité. Estoy bendecido de tenerte a ti y a Emma en mi vida y a esta
pequeña que llegará pronto. Sonrió, sobando su vientre.

Qué mal que Emma está despierta bromeó. Te diría que me llevaras
de nuevo a la cama. ¿O estoy demasiado embarazada para ti?

Lance gruñó. Nunca estás demasiado embarazada para mí. De hecho,


creo que te vez condenadamente sexy embarazada.

Ella rodó los ojos y se levantó. Lo que sea, ahora simplemente te lo
aguantas. Rio.
Él se estiró y golpeó su trasero mientras salía. Ella chilló y rio, tratando de
correr lo mejor que pudo con su embarazado cuerpo. Lace la atrapó y la
encerró en sus brazos para un beso.

No sé si ya lo había dicho, pero bienvenido a casa, Lance susurró.


Te extrañamos.

90
Epílogo
Traducido por Mariela

Corregido por Candy20

Un año después.

Lance se sienta en su estudio con Emma en su regazo. Construyó un


estudio en el sótano de su casa y estaba ayudando a bandas jóvenes a grabar
sus álbumes. Todavía era capaz de trabajar en la industria de la música y sin
tener que preocuparse acerca de irse lejos de Sam y las niñas.

Estaba terminando la sesión del día y Emma había bajado a ver. Ella
amaba estar con él en su estudio. A pesar de que tenía solo cuatro años, ella
tenía un gran oído para la música e incluso le había preguntado su opinión
sobre cómo sonaban las cosas cuando estaba atorado. 91
La banda se fue y estaba terminando algunas cosas cuando Sam vino
abajo sosteniendo a su hija Madeline, a quien ellos llamaban Maddy. Ella había
nacido unos días después del concierto de bienvenida a casa de Lance.

Maddy gritó y aplaudió cuando vio a su papá. Ella se abalanzó sobre los
brazos de Lance y la atrapó mientras volaba por el aire. Sus dos hijas eran
definitivamente las niñas de papá.

Sam besó a Lance en la mejilla. —¿Todo listo aquí? —Asintió—. Sí, eso
creo.

—Bien. —contesta ella—. Tenemos que encontrarnos con tu mamá para la


cena.

El tratamiento experimental contra el cáncer que intentaron funcionó


excelente en Renee y ella había estado libre de cáncer por casi un año ahora.
Ella quería salir y celebrar y estaba tratando que toda la familia saliera a cenar.

—Sí, solo deja apago las cosas aquí y estaré justo arriba —dijo,
extendiéndole a Maddy de vuelta a Sam.
—Suena bien. Vamos niñas. —Ella las apuró. Tomando la mano de Emma
y subiendo las escaleras.

Lance apagó el equipo, pensando acerca de lo agradecido que estaba


cada día de que tenía a su familia. Después de algunos momentos inestables,
ellos estaban de vuelta en el camino y más felices que nunca. Estaba de vuelta
donde pertenecía, hogar dulce hogar.

92
Sobre la
Autora
Scarlett vive en el medio oeste de los Estados Unidos con su esposo y sus
dos niñas. Ella incursionó en la escritura inmediatamente después de la
universidad, pero no fue hasta que tomó los blogs que comenzó a escribir en
serio. Escribió algunas aburridas piezas por encargo para algunas
publicaciones en línea, después se volvió a su verdadera pasión, ficción.

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Traducido,
Corregido y
Diseñado en:
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Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.


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