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Los elementos turbios del espíritu serán (mañana) los mejores

Garay, Lucía Fernanda.


¿Para qué necesitamos las obras maestras? Ricardo Ibarlucía, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2022.
No es noticia que hay un sector de la extrema derecha difundiendo propuestas para
erradicar el financiamiento al arte y la cultura. Tampoco podemos desentendernos
del hecho de que cada día están sumando más votantes a sus filas. En un contexto
tan desesperanzador para aquellos que vemos en el campo artístico nuestro lugar de
trabajo debemos preguntarnos, ¿para qué necesitamos las obras maestras? Es este el
interrogante que se formula Ricardo Ibarlucía en su nuevo libro de ensayos.
Sirviéndose de la historia del arte y la filosofía, el autor piensa determinados hitos
artísticos, invitando al lector a reflexionar sobre la función que los fenómenos
artísticos tienen en nuestras vidas tanto individual como colectivamente, enfatizando
en la importancia de conocer las claves para interpretar y transformar el mundo
simbólico construido. Dicho esto, ¿en qué puede ayudarnos la filosofía y la historia
del arte, ejes que atraviesan todo el libro, para entender el mundo actual?

El primer ensayo llamado “¿Para qué necesitamos las obras maestras?”, que da título al
libro, plantea la acertada hipótesis de que las obras más influyentes de la cultura están
presentes en nuestra cotidianeidad, aunque no tomemos conciencia de ellas. Para llegar a
esta conclusión, Ibarlucía analiza cuáles fueron los distintos modos de recepción de las
obras y cómo ha sido la articulación que han tenido estas con el mundo. Gracias a este
estudio, se puede conjeturar cómo las formas simbólicas del arte instauran un sentido
dentro del cual interpretamos el mundo y determinan la forma en la que actuamos sobre él.
Finalmente, propone criterios para reconocer qué obras van camino a la canonización, bajo
la premisa de que los seres humanos hallamos consuelo ante este tipo de obras. En este
punto, el ensayo se presenta como un manifiesto en defensa de los fenómenos artísticos,
desde los consagrados hasta aquellos que aún no tienen reconocimiento masivo, pero
configuran el mundo.

Otra manera de pensar la configuración del mundo es la propuesta en el ensayo “Menorah:


Paul Celan y la poesía después de Auschwitz”. En este escrito se revela cómo el arte
testimonia momentos históricos rodeados de oscuridad. Celan reaviva la memoria de
Auschwitz a través de las herramientas poéticas que tiene a su disposición, usando la
creatividad y la sensibilidad como instrumento para transitar el duelo. Como contracara,
aparece la figura del tango como banda sonora de los campos de concentración. El autor
discute cómo este género, canónico de esa época, formó parte de la vida cotidiana de
víctimas y victimarios. El tango no solo era utilizado por los nazis, sino que muchas letras
fueron adaptadas al yidis y otras se crearon originalmente en eseidioma, pero no
trascendieron más allá de ese círculo.
Como sucedía en la Segunda Guerra Mundial con el tango, en la actualidad el canon
parecería no estar en peligro. En cambio son las muestras artísticas nacientes las que llevan
las de perder. En el contexto que estamos atravesando lo que está en riesgo en sí es el
acceso a la cultura por parte del pueblo argentino, ya que los que tienen acceso a las
grandes obras del mundo seguirán viajando al Louvre. En este sentido es interesante traer el
cierre del prefacio: “De cara a un presente sombrío, este libro no aspira sino a dar
testimonio de una esperanza irrenunciable en la creatividad humana”. Paul Celan pensaba
que, en contextos de oscuridad, el arte se presenta como herramienta para cerrar heridas,
antes de que la herida llegue es momento de pensar al arte como herramienta para dar
batalla.

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