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Garay, Lucía Fernanda. TP1. Teoría de los estilos.

Articulo analizado: ¿Quién es Jean-Michel Basquiat, el más taquillero de los artistas


“contemporáneos”?. Puede verse en https://www.mdzol.com/cultura/2021/8/14/quien-es-
jean-michel-basquiat-el-mas-taquillero-de-los-artistas-contemporaneos-179255.html

Me parece fundamental, para el análisis de este caso, plantear dos ejes: por un lado, la
valoración del artista en cuanto ventas, por el otro, las cualidades estilísticas del artista según
la autora.

Para empezar, el artículo periodístico se presenta como una noticia. En ella se informa que las
ventas de obras de Basquiat superaron los 300 millones de dólares. Además, el mercado que
antes pertenecía casi exclusivamente a los Estados Unidos empezó a extenderse a otros países.

Me resulta muy interesante cómo se presenta desde el título al artista: es el más taquillero, sí,
pero ¿la gente sabe quién es? La nota comienza con lo que parecería ser más importante: “En
el contexto de recuperación del mercado del arte global que ya supera los niveles pre-
pandemia es pertinente hacer foco en el “niño malo” de la película: Jean-Michel Basquiat”. Es
decir, el artista tiene relevancia por lo que vende, dejando casi de lado cualquier otro tipo de
parámetro para analizar la obra. La autora lo aclara, las subastas construyen un criterio de
valoración. Si el artista se convierte en tendencia, es porque su obra, en el público, significa
algo. Pero este público no es el general, sino un grupo en particular: aquellos que entran en el
mercado del arte. No se trata de si el artista tiene más o menos representación en, por
ejemplo, determinado museo, sino más bien, a cuántas colecciones privadas pertenece y a qué
precio.

Este “boom” que también afecta a otros artistas pertenecientes a la categoría del arte
contemporáneo tiene, también, una explicación: este “corrimiento de gustos” se debe a que
“no son muchas las obras impresionistas o post-impresionista de importancia que hoy salen a
remate.” La tendencia no solo es determinada por la venta, sino también, por la disponibilidad.
Luego de este análisis del mercado, introduce al artista con una breve biografía, resaltando
cualidades que detallaré más adelante. Termina retomando nuevamente las condiciones de
venta de la obra de Basquiat.

Siguiendo con el segundo eje propuesto, se pueden ver varios puntos de reconocimiento
estilístico. Schlosser destacaba del estilo de Vasari que “Trata de representar la vida de los
artistas en su totalidad y de hacer concordar los acontecimientos externos con aquello que los
determina y que le interesa en primer lugar, o sea, la actividad productiva” (p 273). Similar a
Vasari, la autora menciona ciertos aspectos de su biografía que pudieron haber repercutido en
su estilo de obra. Primero, nos introduce sobre su origen. Destaca ser hijo de padres
inmigrantes, racializados y divorciados. De estos datos se presume el porqué de sus rastas y
peinados extravagantes. También, menciona que en su juventud se muestra como “joven
brillante y rebelde a la vez”.

Entre otras cosas, se destaca su inserción en las drogas y la marginalidad, remarcando sus
inicios en el arte, específicamente en el grafiti bajo el seudónimo SAMO. Menciona algunas
influencias POP (sus relaciones con Andy Warhol y Madonna) y su muerte, por sobredosis de
heroína.

El estilo de Basquiat es presentado de manera resumida (lo cual tiene sentido por la extensión
del texto). Se destaca, sobre todo, la rebeldía, llegando al punto de clasificarlo como “chico
Garay, Lucía Fernanda. TP1. Teoría de los estilos.

malo”. Se plantea la rebeldía o la “maldad” como la negación de lo bello, lo gustoso, por la


negación del bello arte: “Su arte desafía todos los cánones: la fealdad reemplaza a la belleza; el
desmaño al oficio.” Es el ir en contra de lo “perfecto” lo que genera ese rompimiento de
molde. Sigue con aquella lógica defendida por Victor Hugo, de no criticar a una obra por un
concepto prestablecido de belleza, sino por su originalidad: “Es tiempo de que todos los
buenos espíritus tomen el hilo que frecuentemente ata lo que, según nuestro capricho
particular, llamamos defecto a aquello que llamamos belleza. Los defectos, al menos lo que
llamamos así, son a menudo la condición originaria, necesaria, fatal, de las cualidades.” (p.
102-103).

El objetivo de la nota es, creo yo, plantear esta contradicción: alguien que, negándose
artísticamente a encajar en la norma del arte, termina no solo insertándose, sino también
liderando la cúspide de venta.

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