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A pesar de que el COVID-19 pertenece a la familia de coronavirus, los cuales están

relacionados con enfermedades como el resfriado común, es un nuevo virus que no se


ha identificado en el pasado en humanos. El COVID-19 fue originalmente identificado
en Wuhan, China a mediados de octubre del 2019. Inicialmente fue descrito como un
brote localizado pero en cuestión de 2 a 3 meses pasó a ser una epidemia y luego una
pandemia, es decir una enfermedad propagada a nivel mundial.

El COVID se ha diferenciado de los coronavirus comunes ya que su propagación y


proceso infeccioso han presentado varios retos para entenderlos y mientras transcurre
el tiempo, se sigue aumentando el entendimiento de la enfermedad y sus
consecuencias. Una de las dificultades más grandes del COVID-19 es el hecho de que
un gran número de infectados no presenta síntoma alguno. En este grupo se
encuentra una mayoría de personas jóvenes, incluyendo niños. Aquellos que han sido
infectados y presentado casos de mayor severidad se concentraban en personas
mayores de 60 años, personas con condiciones médicas pre-existentes (tales como
hipertensión y diabetes) y personas con sistemas inmunes suprimidos (por ejemplo:
cáncer, artritis reumatoide).

Tanto aquellos que presentan síntomas como no tienen la capacidad de ser altamente
contagiosos. El COVID-19 se ha propagado de forma mucho más agresiva que otras
enfermedades respiratorias y la pandemia ha causado un efecto destrozador a nivel
mundial ya que ha causado una pausa de producción a todo nivel a nivel mundial. Las
consecuencias directas de salud han afectado de forma negativa a otros sectores
como el laboral, educacional, la equidad social y otros sectores cruciales y se ha
vuelto un evento que ha afectado drástica y negativamente la dirección de países ricos
y pobres y ha desenmascarado completamente áreas de inequidad a nivel global.
A pesar de que el COVID-19 pertenece a la familia de coronavirus, los cuales están relacionados con
enfermedades como el resfriado común, es un nuevo virus que no se ha identificado en el pasado en
humanos. El COVID-19 fue originalmente identificado en Wuhan, China a mediados de octubre del 2019.
Inicialmente fue descrito como un brote localizado, pero en cuestión de 2 a 3 meses pasó a ser una
epidemia y luego una pandemia, es decir una enfermedad propagada a nivel mundial.

Una de las dificultades más grandes del COVID-19 es el hecho de que un gran número de infectados no
presenta síntoma alguno. En este grupo se encuentra una mayoría de personas jóvenes, incluyendo niños.
Aquellos que han sido infectados y presentado casos de mayor severidad se concentraban en personas
mayores de 60 años, personas con condiciones médicas pre-existentes (tales como hipertensión y
diabetes).
Lo aprendido en este importante curso es que debemos tomar medidas de prevención como:

-Lavarse las manos con frecuencia.

-Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.

-mantener una distancia física con respecto a otras personas, pero no distancia social.

-cubrirse la nariz y la boca con mascarilla de protección.

-Mantener estricto cuidado en la limpieza del hogar usando guantes, desinfectantes y en especial, agua,
cloro jabón y alcohol o gel desinfectante.

Referente a la salud mental, debemos especialmente ayudarnos entre todos quienes conformamos la
familia.

-Compartir con nuestros hijos realizando actividades en interiores como ejercicios de estiramiento o
bailar.

-mantener la familia conectada a través de los medios digitales y a los niños con sus amigos al igual que a
los adolescentes.

Estar atentos a cambios de comportamientos, como preocupación, tristeza, etc. Brindar apoyo
respondiendo preguntas de manera comprensible para los niños, adolescentes y adultos mayores.

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