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SUPREMO CONSEJO DEL GRADO XXXIII PARA LA

REPÚBLICA DE CHILE.

Nombre del Cuerpo Escocés: “VERDAD Y LIBERTAD”

Grado del Cuerpo Escocés: XX X N°: 2 Ciudad: CONCEPCIÓN

Mujeres Pensadoras en la Filosofía Contemporánea.


Título del Tema:
Marta Nussbaum, Susan Haack, Adela Cortina, Victoria
Camps, Carla Cordua.

N° del Tema según el Plan General de Docencia:


B-18

Tipo de - Individual: Sólo si es Grupal, indique el Tipo de Trabajo:

Trabajo: Seminario ⎯Simposio


- Grupal: X
⎯Mesa Redonda ⎯Foro
⎯Panel ⎯Otro (indicar):
Fecha de
presentación 03-09-2022

Presentación:
Nombres de los Autores del Trabajo: Firmas de los Autores:
1 Luis Marcelo Sandoval Chandía ©

2 José Dámaso Navarrete Campos

3 Mario Moreno Castillo

4 Emilio Rauld Varela

Remitido al Sob Trib Gr XXXI el (dd-mm-aaaa):


Nombre del Presidente: JOHANN SCHWEITZER DELAUNOY 33

Título del Presidente: EMINENTE COMENDADOR

Firma del Presiente: ______________________________________________


INDICE
I. INTRODUCCIÓN 3

II. DESARROLLO 5

a) Martha Nussbaum Luis Marcelo Sandoval Chandia 5


Biografía 5
El Enfoque de las Capacidades 6
La vida buena centrada en la ética 9
Las Emociones 10
Educación y Humanidades 10

b) Susan Haack Dámaso Navarrete Campos 14


Biografía 14
Pensamiento 14
El sentido común crítico 19
La metáfora del crucigrama 21

c) Adela Cortina Mario Moreno Castillo 24


Pensamiento 25
Idea Filosófica 27

d) Victoria Camps Emilio Rauld Varela 29


Desarrollo 30
Ideas tomadas de tres de sus escritos. Manual de Civismo 32
El gobierno de las emociones 33
Breve historia de la ética (BHE) 35

1
e) Carla Cordua Emilio Rauld Varela 37
Desarrollo 38
Ideas tomadas de tres de sus escritos y homenaje 39
Luces oblicuas 39
El humanismo 40
El hombre humano y el estudio del hombre como ser natural 43
Ser capaz de transformar la propia animalidad 44
Voluntad de vencer y de vencerse 44
Homenaje a los premios nacionales de Humanidades 45
(extracto del discurso de Marcos García de la Huerta)

III. CONCLUSIONES 47

IV. BIBLIOGRAFIA -LINKOGRAFIA 49

2
UNIVERSI TERRARUM ORBIS ARCHITECTONIS AD GLORIAM INGENTIS
ORDO AB CHAO ( U:.T:.O:.A:.A:.G:.I:.)
“A la Gloria del Sumo Arquitecto de la Tierra y de todo el Universo”

E.·. C.·.
II.·. HH.·.

I. INTRODUCCIÓN

Platón, Descartes, Locke, Spinoza, Kant, Nietzsche, son nombres que


recordamos porque son importantes y famosos en la historia de la filosofía. Dentro de esta
lista de grandes filósofos no solo hay pensamientos y conceptos pioneros, también hay
una clara ausencia de nombres femeninos. La tradición filosófica occidental es
marcadamente masculina y patriarcal y esta selectividad refleja lo que ha sido la cultura
dominante en el pensamiento.

En el caso de la mujer, su invisibilización, negación o subordinación


frente al hombre se presenta en un proceso histórico que no fue dado de forma
espontánea y natural, sino como un fenómeno que se derivó de las relaciones de género,
de la predominancia de las religiones monoteístas, y por sobre todo de la preponderancia
del ideal masculino en la cultura, en la política, en la economía, etc.

De este modo, la mujer pasó de ser deidad, asociada a lo natural, a la


tierra y la agricultura, dadora de vida y muerte, a la idea de un ser débil y rezagada a lo
doméstico y al apoyo, al servicio del hombre.

En la Antigüedad, antes de las religiones solares, que darían lugar a la


aparición de nuevas formas sociopolíticas patriarcales, la mujer tenía una preponderancia

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social como diosa y sabia, en sociedades de religiones que rendían culto a las diosas
madres.

Desde la antigüedad, pasando por el medievo o la modernidad, la


filosofía construyó una supuesta esencia femenina asentada en la maternidad, la belleza,
la ingenuidad o superficialidad y los cuidados.

Esos dispositivos culturales de poder que otorgan a la mujer el que no


pueda estar en la vida pública, no pueda ser filósofa, no desarrolle la cultura, porque no
es propio de lo femenino, fueron discursos que por mucho tiempo calaron en el imaginario
social y cultural y que, en la contemporaneidad, se cuestionan, contradicen y transgreden
por la aparición de mujeres pensadoras de altísimo nivel.

Las reflexiones de las filósofas a lo largo de los siglos no son diferentes


de las aportadas por los varones, salvo en el concepto de igualdad de género que ellas
desarrollaron de manera inclusiva en sus demandas y debates desde sus orígenes.

El trabajo que nos convoca en esta ocasión tiene por objetivo conocer el
pensamiento filosófico de cinco mujeres contemporáneas y que nacieron a mediados del
siglo recién pasado. Entre ellas destaca una mujer chilena, algo a lo que tampoco estamos
acostumbrados y menos en el campo de la filosofía. Esperamos conocer por medio del
estudio de su carrera y del pensamiento plasmado en sus obras, el aporte al desarrollo
de la filosofía y como a través de ella han influido en el avance de la sociedad actual.

4
II. DESARROLLO

a) MARTHA NUSSBAUM Luis Marcelo Sandoval Chandia

BIOGRAFÍA
Nació en Nueva York el 6 de mayo de 1947, sus padres fueron, George Craven,
abogado, y Betty Warren, diseñadora de interiores. Estudió teatro y lenguas clásicas en
la Universidad de Nueva York y gradualmente se fue acercando a la filosofía, para
finalmente graduarse en la universidad de Harvard en 1972. Durante esta época se casó
con Alan Nussbaum (de quien se divorció en 1987), se convirtió al judaísmo, y nació su
hija Rachel.
Enseñó filosofía y letras clásicas en Harvard en los años setenta y a principios de los
ochenta, antes de trasladarse a la Universidad de Brown. Uno de sus libros más
influyentes, “La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega”, que
tiene como tema la ética antigua, fue particularmente influyente y la convirtió en una figura
reconocida en el ámbito de las ciencias sociales.
Durante la década de 1980 , Nussbaum comenzó a colaborar con el
economista Amartya Sen (Premio Nobel de Economía año 1998) en temas de desarrollo
económico y ética. Con Sen, promovió el concepto del "Enfoque de la Capacidad” como
parte constitutiva del desarrollo, y la pobreza como privación de estas capacidades. Las
ideas de Nussbaum son universalistas presentándose desde una perspectiva aristotélica ,
influenciada por la ética de la virtud.
En el año 2012 recibió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales,
por su ardua labor y su contribución a las humanidades, a la filosofía del derecho, la
política y su concepción ética del desarrollo económico. También se le han otorgado títulos
honoríficos en más de veinticinco instituciones del mundo, es una acérrima defensora de
los derechos de la mujer, de los niños, de la comunidad homosexual, de los animales, y
de los derechos del ser humano en general. Ha desarrollado sus propias ideas feministas
en numerosos artículos, así como en sus libros. En particular, se opuso al uso del burka
y a la mutilación genital femenina.
Desde 1995 , Nussbaum ha sido profesora de derecho y ética en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Chicago . Vivió durante un tiempo con Cass R.
5
Sunstein , profesor de derecho constitucional en la misma universidad, se volvió a casar
en 2008 y fue nombrada miembro de la OIRA (Oficina de Información y Asuntos
Regulatorios) por el presidente Obama.
Se preocupó por la tragedia griega, así como por buscar una relación más estrecha
entre filosofía y literatura. Sus primeros trabajos conceden una gran importancia a la
imaginación frente al valor tradicional de la razón, y buscan un determinado valor ético a
las emociones para corregir el intelectualismo racionalista. Su actividad se centra,
básicamente, en cuatro ámbitos: la recuperación de la ética antigua y su valor en nuestros
días; el estudio de las emociones; la teoría de la justicia y sus implicaciones en el mundo
de hoy, la teoría feminista y la superación de las desigualdades por cuestiones de sexo,
raza o procedencia social.
En el estudio de las humanidades, plantea que es necesario cultivar nuestra
capacidad de respeto mutuo, de comprensión y de compasión, considerando que ésta
debe ser la contribución de las humanidades a la educación. Las humanidades nos
proporcionan no solo conocimientos sobre nosotros mismos y sobre los demás, sino que
nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a
la justicia.
En relación con la educación, considera necesario el arte, la música y la literatura,
pues ayudan a fomentar nuestra humanidad básica, la creatividad, el pensamiento crítico
y la empatía hacia los demás.

Cuenta con innumerables artículos y con 25 libros publicados hasta la fecha, de los
cuales dieciocho están traducidos al castellano. Cabe destacar: “La fragilidad del bien:
fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega”; “Las mujeres y el desarrollo humano”;
“El cultivo de la humanidad”; La terapia del deseo”; “Las fronteras de la justicia” y “Paisajes
del pensamiento” entre otros.

EL ENFOQUE DE LAS CAPACIDADES


La aplicación a temas relacionados con el desarrollo humano ha ganado apoyos
progresivamente, y es rara el área de conocimiento en la que no se ha empleado este
enfoque, planteado junto a Amartya Sen desde los años ochenta del pasado siglo. El CA
(Capability Approach) se centra en aquello que la gente es capaz de hacer y ser en forma

6
efectiva, lo que supone una respuesta crítica a los enfoques basados en la economía del
bienestar, como también a aquellos que se centran únicamente en el ingreso y el gasto
basados en el principio del mayor bien para el mayor número de personas.
El , en cambio, está centrado en la persona como sujeto, y considera que todos y
cada uno de los individuos son un fin en sí mismos y nunca un medio para la consecución
de un bien para la mayoría. No pretende, sin embargo, constituirse como una teoría de la
justicia completa, su objetivo es ofrecer un marco normativo universal, que permita la
evaluación y la valoración de la calidad de vida de forma individual, con la participación y
consideración del sujeto mismo.
El enfoque no solo se ha asentado en aquellas áreas de conocimiento donde era
habitual, como la filosofía política, la ética o la economía del desarrollo humano, sino que
ha ampliado significativamente su alcance, al ser utilizado como fundamento filosófico
para la creación de indicadores sobre pobreza, calidad de vida en pacientes o usuarios
de servicios básicos de salud, al abordar la responsabilidad social de las empresas, la
educación superior, el concepto de la sostenibilidad, el cambio climático o el impacto de
la tecnología en la vida de las personas.
Amartya Sen y Martha Nussbaum están de acuerdo, en sus respectivos enfoques,
en que la injusticia, la irresponsabilidad o la inequidad son los factores que mueven a la
humanidad; plantean que no se pretende un estado de justicia ideal, porque es
inalcanzable, pero si uno en el que las injusticias que se puedan evitar, o al menos
denunciar, sean eliminadas o neutralizadas.
El enfoque de Martha Nussbaum se centra en que todas las personas de una
nación deberían de alcanzar un grupo de capacidades centrales. Estas representan un
nivel de justicia social básica que permite que las personas posean la libertad para elegir
y actuar, logrando que a todas las personas se les trate con igual respeto, donde cada
una sin importar sus condiciones, posea las mismas capacidades que la otra.
Nussbaum parte de la defensa de un “ser humano” con capacidades y necesidades
comunes a todos independientemente del género, la clase, la raza o la nacionalidad,
piensa que este punto de partida es fundamental para la igualdad y la dignidad de todos
y en particular de las mujeres.

7
Nussbaum sostiene que este “Enfoque de las Capacidades” debe servir de base para
una teoría de los derechos básicos de los seres humanos que deben ser respetados y
aplicados por los gobiernos de todos los países, como requisito mínimo del respeto por la
dignidad humana y que las sociedades debieran garantizar a todos sus ciudadanos un
nivel superior al umbral mínimo de las siguientes capacidades humanas fundamentales:
1. Vida. La capacidad de vivir una vida humana de amplitud normal y que la vida no quede
tan disminuida que no merezca la pena vivirse. No morir prematuramente, o antes de que
la propia vida se vea tan reducida que ya no merezca vivirse.
2. Salud. La capacidad de tener una buena salud física, estar adecuadamente alimentado
y disponer de un lugar apropiado para vivir.
3. Placer- dolor: La capacidad de mantener la integridad física, protección ante ataques
violentos, incluidas las agresiones sexuales y la violencia doméstica, capacidad de
moverse libremente de unos lugares a otros, posibilidades de satisfacción sexual y de
elegir en lo que atañe a la reproducción.
4. Cognición. La capacidad de emplear los sentidos, de imaginar, de pensar y de razonar.
Implica la necesidad de una educación adecuada.
Poder usar la imaginación y el pensamiento para la experimentación y la producción de
obras y actos religiosos, literarios, musicales y culturales en general.
5. Emociones. La capacidad de sentir apegos hacia cosas y personas que están fuera
de uno mismo; amar a quienes nos aman y se preocupan de nosotros, sentir pena por su
ausencia; en general, amar, padecer, sentir anhelos, compasión y gratitud.
6. Razón práctica. La capacidad de formarse una concepción del bien e implicarse en
reflexiones críticas acerca de la propia vida. Esta capacidad tiene por esencia la
protección de la libertad de conciencia.
7. Sociabilidad. La capacidad de formar una comunidad con otras personas, reconocer y
mostrar preocupación por otros seres humanos, comprometerse en diversas formas de
interacción social, tener empatía con los demás, tratarse con respeto, tener libertad de
reunión y de expresión política. Esto supone introducir disposiciones que combatan la
discriminación por razón de raza, sexo, orientación sexual, etnia, casta, origen nacional,
religión o forma de pensar.
8. Otras especies y la naturaleza. La capacidad de vivir junto a ella, Poder vivir una
relación cercana y respetuosa con los animales, las plantas y el mundo natural.

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9. Humor y el juego. La capacidad de reír, jugar y disfrutar de actividades recreativas.
10. Individualidad. Se refiere a la capacidad de vivir la propia vida y ostentar cierto control
sobre el nuestro entorno, participar de forma efectiva en las decisiones políticas que
gobiernan la vida, poseer libertad de expresión y asociación, derecho a la propiedad
privada y derechos laborales.

La autora admite que, en algunos de estos ámbitos no queda claro en nivel de


cumplimiento, de hecho, en algunos casos, sólo se tratará de alcanzar el mínimo para
brindar la oportunidad a los individuos de que hagan uso de su propio poder de elección
y autodeterminación. Del mismo modo admite que otros aspectos políticos podrán ser
incorporados a una lista que se declara abierta a los cambios y que, de hecho, ha
experimentado modificaciones desde su origen como resultado de la crítica y opiniones
que enriquecen este enfoque.
La teoría de las capacidades de Nussbaum contempla las circunstancias históricas
y las diferencias culturales ya que la lista es muy general y perfectamente constitutiva de
cualquier vida humana que se desarrolla diversamente. En este sentido, la filósofa se
acerca a Kant y, al mismo tiempo, a Aristóteles puesto que sin ofrecer un concepto de
vida buena, indica con su lista un concepto grueso del bien que determina los fines para
una vida buena y límites y fronteras para un diálogo basado en la razón.
La teoría de las capacidades de Sen y Nussbaum es una propuesta original para
afrontar los temas de desigualdad social a partir del concepto de libertad. El énfasis en la
libertad dota de una visión distinta del individuo necesitado como individuo
potencialmente activo para elegir sus propios proyectos de vida.

LA VIDA BUENA CENTRADA EN LA ÉTICA

La teoría ética y política de Martha Nussbaum se sitúa en una línea de continuidad


con los planteamientos clásicos de Aristóteles. comparte la idea de que el discurso sobre
la más adecuada organización política se apoya en una definición de lo que se considera
el bien para el ser humano. En consecuencia, se elabora una teoría política conectada
con la ética que parte de una concepción de las capacidades humanas a las que se les
asigna especial relevancia para perfilar una noción de lo que significa vivir bien. Su teoría
se vincula a un ideal de bienestar adaptado a la Modernidad que actualiza la concepción
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aristotélica, recuperando la importancia del hábito, la práctica y la educación en el ámbito
de los afectos y experiencia humana para el desarrollo de una vida floreciente.
Nussbaum considera que para elaborar una teoría de la justicia es preciso contar
primero con una teoría de la vida buena que permita dar forma específica a los criterios
de distribución y a las principales instituciones políticas. Una teoría de la vida buena
permitirá evaluar hasta qué punto el ordenamiento político alcanza su objetivo de facilitar
una existencia en la que las personas puedan florecer. El punto de partida es que la tarea
fundamental del gobierno consiste en poner a la disposición de los miembros de la
comunidad política los recursos y condiciones necesarias para “hacer a la gente capaz de
vivir bien”

LAS EMOCIONES
El “Enfoque de las Capacidades” les asigna un papel fundamental a las
emociones del ser humano para desarrollar y afinar el sistema de razonamiento ético ya
que estas contienen la expresión de juicios verdaderos o falsos sobre cosas, personas y
acciones, que impulsan las elecciones morales. Además, se considera que son poderosas
motivadoras de la acción.
Le atribuye una función central a dos emociones esenciales que sirven para ligar
nuestra imaginación al bien de los otros y para convertirlos en objeto de nuestro interés
profundo, estas son la “Compasión” y el “Amor”. Ambas pueden constituir una poderosa
forma de acrecentar nuestra conciencia ética y de comprender el significado humano de
una política que considere las Capacidades. En este contexto, la compasión ayuda a las
personas a efectuar buenas deliberaciones sobre cuestiones morales y a realizar acciones
adecuadas y El amor puede combatir las emociones de la vergüenza o del asco (que
puede estar en el origen de ciertas actitudes de rechazo o exclusión) borrando las
fronteras entre las personas y abriéndolas a la influencia de los otros, de manera que
puede resultar eficaz para apoyar los objetivos de una sociedad liberal y democrática.

EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
Nussbaum piensa que las instituciones educativas de nuestras sociedades
democráticas modernas están formando simples trabajadores y no en proceso de
formación de ciudadanos morales, critica directamente a los gobiernos democráticos por

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inclinarse hacia el mercado laboral, ofreciendo una educación basada en leyes de
mercado, que permitirá que los estudiantes evolucionen en un mundo de competencia
económica globalizada. A cambio, Martha Nussbaum ofrece una formación en
pensamiento crítico que promueve el campo de las Humanidades (cultivando la
imaginación a través de la literatura y las artes), a la vez que presenta nuevas capacidades
educativas para el proceso de enseñanza tales como: "la capacidad de preocuparse por
la vida de los demás, de imaginar una variedad de problemas que afectan la historia de
una vida humana en su desarrollo y la capacidad de ver el propio país como una fracción
de un orden mundial complejo”.
En lugar de formar a un ciudadano que intenta escalar las jerarquías sociales, sería
mejor formar a un ciudadano democrático, es decir, un ciudadano capaz de debatir,
pensar y dotado de emociones morales. Para lograrlo, es necesario cambiar la pedagogía
paralizante o conservadora por una “pedagogía socrática”, una pedagogía que
proporciona las bases necesarias para la formación de ciudadanos democráticos.
Sostiene que las políticas en materia de educación superior apuntan cada vez más
a la senda de un modelo universitario centrado únicamente en generar profesionales con
habilidades orientadas a la obtención de dinero. Considera que la actividad y crecimiento
económico requieren de capacidades que van más allá de los conocimientos técnicos de
las ciencias particulares, pues la innovación y el desarrollo económico y tecnológico no
pueden prescindir de la creatividad, la imaginación y la integración de conocimientos que
se adquieren de manera preferente por medio de las Humanidades.
Para la filósofa, la principal aportación de la enseñanza de las Humanidades en el
ámbito escolar y universitario se dirige al núcleo de las necesidades de una sociedad
democrática que quiera seguir siéndolo, ósea, tener la destreza de pensar de forma crítica
y de “empatizar” con el otro.
la Filosofía juega un importante papel a la hora de prevenir a los ciudadanos
democráticos contra los discursos falaces y sesgados que puedan amenazar la diversidad
presente en la sociedad. A su vez, disciplinas como el teatro, las artes gráficas o la
literatura tienen una importancia capital para estimular la imaginación y para ser capaces
de ponernos “en los zapatos” de personas con vidas, valores y cosmovisiones distintos a
los propios.

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Según Nussbaum, el estudio de disciplinas humanísticas sería una de las claves
fundamentales para proporcionar a los universitarios herramientas intelectuales y
habilidades para romper el silencio y alzar una voz crítica allí donde sea preciso corregir
una injusticia. Los objetivos de una educación con estas características deberían ser:
Alimentar la capacidad de ver la realidad desde la perspectiva del otro, Romper el tabú
que castiga la debilidad y la interdependencia como aspectos indignos, Estimular el interés
por lo distinto y lo lejano, Romper la asociación cultural de las minorías con lo repugnante
o inferior, Acabar con los estereotipos acerca de las minorías proporcionando
conocimientos relativos a distintas minorías de diversa índole, Fortalecer la conciencia de
la responsabilidad individual sobre los propios actos, Alimentar el pensamiento crítico y el
valor necesario para expresarlo, aun siendo minoritario.
En resumen, la autora considera que existen claves para considerar una vida
humana plena y su ausencia o presencia indicará si una vida es o no adecuadamente
humana, para vivir una vida plena las personas deben tener capacidades y oportunidades
para florecer humanamente.
Nussbaum desarrolla sus ideas sobre el bien humano con un doble propósito.
Primero, identifica y describe un conjunto de funciones y capacidades esenciales en la
vida humana; segundo, propone utilizar ese hallazgo para indagar y evaluar qué hacen
las instituciones sociales y políticas de los diferentes estados para favorecerlas,
convirtiendo su doctrina del bien en pluralista y universalista.
Desarrolla un proyecto evaluativo y moral, abierto y parcial, basado en un riguroso
respeto al pluralismo, su versión del Enfoque de las Capacidades opera con una
concepción “moralmente cargada del bien”, basada en la dignidad del ser humano y de
una vida acorde con esa dignidad. Nussbaum adopta el principio de que cada persona es
un fin en sí mismo siendo el propósito general de su enfoque construir una teoría filosófica
normativa de alcance universal.
Piensa la filósofa que para acometer y resolver problemas tan apremiantes
como la pobreza, la justicia o el desarrollo de las naciones se requieren sólidas bases
filosóficas. La indagación contenida en el Enfoque de las Capacidades ofrece una
propuesta abierta y plural, que aporta una concepción rica de la vida buena y una visión
mínima de la justicia, ajustadas ambas a la complejidad, pluralidad y diversidad de las
sociedades contemporáneas.

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Su indagación abre una amplia perspectiva, universalista y plural, que acoge las
principales preocupaciones referidas a la justicia social de las sociedades actuales y
constituye una contribución crítica y enriquecedora de la filosofía política, pues se
propone aportar algunas respuestas a las preguntas sobre lo que habría de hacerse si
queremos sociedades e instituciones justas.
En general, el Enfoque de las Capacidades es un proyecto con orientación
normativa para abordar el bienestar humano, el desarrollo y la justicia. Este marco
conceptual atañe tanto a la evaluación del bienestar individual y de los acuerdos sociales,
cuanto al diseño de políticas y programas referidos al cambio en las sociedades . Al
reconocer el modo en que la pobreza y la desigualdad afectan la vida y el florecimiento
de cada persona, el enfoque favorece la superación de iniquidades y privaciones en
nuestras sociedades mediante la expansión de las libertades (entendidas como
capacidades humanas básicas y centrales) para ser y hacer aquellas cosas que las
personas tenemos razones para valorar.
La perspectiva de las capacidades ofrece un nuevo modelo para el desarrollo
humano y se empeña en describir cuáles características de una sociedad deben ser
consideradas en la búsqueda de justicia; se propone para orientar la dirección y el alcance
de las políticas públicas, y aporta bases sólidas para sustentar sociedades en las cuales
sea posible la convivencia respetuosa entre personas con diferentes intereses políticos,
valores morales y aspiraciones a la felicidad.

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b) Susan Haack Dámaso Navarrete Campos

Biografía.

Susan Haack nació en Buckinghamshire, en el sur de Inglaterra en


1945, y asistió a una escuela pública. Ningún miembro de su familia había ido a la
universidad, pero un maestro de historia de la Grammar school, a la que asistió de los
once a los dieciocho años, la alentó a dar los exámenes de admisión a Oxford. Fue
admitida en el Saint Hilda’s College, donde estudió filosofía, política y economía;
termino graduándose como primera de su clase, según ella gracias a la política de
evaluación ciega de Oxford; en todo caso, después de que los resultados fueron
anunciados, los examinadores devolvieron sus exámenes al Registro con la petición
de que revisaran su caso, porque no podían ser realidad, siendo ella una mujer.
Después completó sus estudios en Oxford, estudiando a Platón
con Gilbert Ryle, lógica con Michael Dummett y ética con Philippa Foot; y después
escribió una disertación sobre la ambigüedad, bajo la supervisión de David Pears.
Aunque en aquel tiempo en Inglaterra el grado Bachiller en Filosofía era el estándar
para aspirar a tener una plaza enseñando filosofía, encontrarla no era fácil,
especialmente para una mujer. Sin embargo, finalmente obtuvo una plaza de tres años
en un college para mujeres en Cambridge, donde enseñaba en el grado al mismo
tiempo que terminaba la tesis doctoral que más tarde fue su primer libro, Lógica
desviada (1974).
Durante los siguientes veinte años enseñó filosofía en la entonces
recién creada Universidad de Warwick; y en 1990, después de que el departamento
de Warwick se hiciera casi totalmente postmodernista, se cambió a la Universidad de
Miami, donde ha enseñado desde entonces, primero en filosofía y, desde 1997,
también en derecho.

Su pensamiento
Sus estudios en Oxford y Cambridge, reflejan un interés por la
filosofía del lenguaje, la lógica, por la filosofía del derecho y la economía.

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Dicha capacidad interdisciplinar se manifiesta en su extensa obra,
en la que aborda temas como los límites de la justificación epistémica, la relación entre
la investigación científica y los tribunales de justicia o la influencia del relativismo en
la epistemología actual. Su investigación la desarrolla tanto al esclarecimiento de la
distinción entre un conocimiento justificado (sólido, riguroso, recto y conforme a la
Razón crítica) frente a un saber injustificado (laxo, incierto, débil, propio de la sinrazón
relativista), como también a una revisión del significado de la verdad en la ciencia.
Sus aportes los ha efectuado en diversos ámbitos filosóficos,
como la lógica, la epistemología, la ética, los estudios pragmatistas, la filosofía del
derecho y la filosofía de la ciencia. Ha escrito en contra de la fragmentación de la
filosofía, en contra de los excesos de la especialización.
Los variados aportes realizados por Susan Haack a diversos
campos de la filosofía están estrechamente interconectados. Susan Haack usa con
frecuencia la metáfora del crucigrama, en la cual sostiene que todo proceso de
investigación, incluidos los de carácter científico, se parecen mucho al proceso de
resolución de un crucigrama.
Su carrera académica comenzó en el campo de la lógica, con una
influyente obra sobre lógica divergente. Esta formación inicial no conduce a Haack
hacia una filosofía de la ciencia formalista, sino, precisamente, hacia un conocimiento
profundo de los límites de los formalismos. En la década de los 90, Haack tenía claro
que no se puede hacer una filosofía de la ciencia sensata solo con herramientas
formales. Ello porque la ciencia es más que la sintaxis de los enunciados científicos.
El propio mundo real y la posición del sujeto en él, son factores que modelan la
investigación científica y que están más allá de los límites de alcance de los
formalismos, sean estos de corte deductivista, inductivista, probabilista o bayesiano.
Esto no quiere decir que las herramientas formales sean inútiles en filosofía de la
ciencia, pero sí indica que no son suficientes para la construcción de esta disciplina.
El siguiente escalón de la actividad académica de Haack
estuvo dominada por su atención a la epistemología. Se distancia de la epistemología
fundacionalista, que fracasa una y otra vez en su intento de buscar un fundamento
último y único del conocimiento, tanto en su versión racionalista, como en su versión

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empirista. Tampoco es satisfactorio para ella resolver el concepto de verdad en el de
coherencia y reducir el conocimiento humano a una especie de andamiaje conceptual
centrado en sí mismo, sin ventanas al mundo real. Más allá de estas críticas a las
epistemologías fundacionalistas y coherentistas, Haack realiza una propuesta en
términos positivos bajo el rótulo de fundherentismo, mediante el cual pretende, no sólo
disolver la dicotomía clásica, sino también rescatar a la epistemología del estado en
que se encontraba. El fundherentismo de Haack reconoce, al igual que el
fundacionismo, pero a diferencia del coherentismo, el papel de las pruebas empíricas.
Reconoce, al igual que el coherentismo, pero a diferencia del fundacionismo, el papel
de las relaciones y apoyo mutuo entre creencias. Es en este contexto es en el que
nace la imagen del crucigrama. La que indica que existen diversos elementos
entrecruzados, los cuales determinan conjuntamente la calidad de las pruebas
epistémicas. Así es necesario valorar en qué medida las pruebas que dan apoyo a
una cierta teoría, y en qué medida dicha teoría resulta coherente con el resto del
conocimiento y con las pruebas que lo sustentan; de la misma forma que cuando se
propone una palabra como solución para una entrada de un crucigrama, nos fijamos
en la información que aporta dicha entrada, así como en la conexión de la palabra en
cuestión con las que se cruzan con ella. Por ello interesa tanto el fundamento que la
palabra recibe de la entrada en cuestión, como la coherencia de dicha palabra con
las que se cruzan con ella, que, a su vez, reciben una mayor o menor fundamentación
de las respectivas entradas. Pues bien, toda la filosofía de la ciencia de Haack
depende de esta epistemología fundherentista y de la imagen del crucigrama.
A principio de los años 90, Haack se trasladó de la Universidad
de Warwick, en Reino Unido, a la de Miami, lugar donde se ampliaron, sus intereses
intelectuales, incluyendo la filosofía del derecho. En este campo es esencial el
concepto de prueba, que Haack ya había manejado en epistemología y que le
resultará de primera importancia a la hora de abordar las cuestiones de filosofía de la
ciencia. En definitiva, las pruebas científicas no están tan alejadas, en cuanto a su
naturaleza y grado de seguridad, de las pruebas que se manejan en los tribunales,
como tampoco la investigación científica es algo radicalmente distinto de la
investigación en términos generales. Todo proceso serio de investigación, como el

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que puede desarrollar un detective, un juez o un fiscal, un periodista o un historiador,
se parecen en lo esencial a los procesos de investigación científica. Estas ideas, que
acercan la investigación científica a otras formas de investigación surgen en gran
medida de la atención que Haack ha prestado a la filosofía del derecho. La
importancia de la epistemología para cuestiones jurídicas es que la resolución de
casos depende en parte de la determinación de los hechos, lo cual requiere que el
juzgador de los hechos resuelva qué conclusión está avalada por las pruebas, si es
que alguna lo está, y en qué grado. Para entenderlo de otra forma; dado que la verdad
sobre los hechos es necesaria para la justicia sustantiva, la valoración adecuada de
las pruebas es jurídicamente crucial.
El avance de la carrera de Haack coincide con una ampliación de
sus intereses filosóficos, que a llevan al territorio de la ética, especialmente el de la
ética académica. Ella identifica diversas virtudes sin las cuales la vida académica se
vuelve inhóspita. Entre ellas están la paciencia, la laboriosidad, la persistencia, la
integridad u honradez, el buen juicio o sensatez, el realismo o sentido de lo posible,
la capacidad de concentrarse en lo importante, la independencia, la imparcialidad, la
consideración hacia los demás y la valentía. Ella realiza una aguda crítica del pobre
estado actual de la universidad respecto de estas virtudes necesarias. Se refiere
especialmente a la actividad docente de los profesores de filosofía, pero podría
extenderse a sus tareas investigadoras, y, más allá, a cualquier tipo de actividad
investigadora.
La filosofía de la ciencia de Haack no se puede entender sin la
inspiración que le aporta la tradición pragmatista y, en particular, de la obra de Charles
S. Peirce. Lamenta el abuso acaparador que de esta tradición han hecho otros
pensadores. Se refiere en especial a Richard Rorty, quien ha derivado de la tradición
pragmatista un irracionalismo relativista con el que ella discrepa. El uso que ella hace
de esta tradición pragmatista, conjuga, con posiciones realistas y racionalistas
moderadas. Podría decirse que la racionalidad y el realismo se mantienen en la obra
de Haack gracias, a la influencia que ejercen sobre ella un par de ideas de Peirce. La
idea de sentido común crítico, permite a Haack defender la ciencia como una empresa
racional. Se trata de hacer una defensa de la ciencia dentro de lo razonable, dentro

17
de lo sensato. Gracias a la idea de sentido común crítico, la racionalidad de la ciencia
puede ser defendida tanto del cinismo, que la niega, como del cientificismo, que la
deforma y exagera. Por otro lado, Hacck adopta una posición propia, que ella
denomina realismo inocente, apoyándose en la conocida máxima peirceana según
la cual no debemos dudar en filosofía de lo que no dudamos en nuestro corazón.
La filosofía de la ciencia de Haack puede tratar de ser la respuesta
a un determinado problema. En términos muy simples, se puede decir que, cuando
Haack comenzó a interesarse por la filosofía de la ciencia, a fines del siglo pasado,
esta disciplina se hallaba en un estado muy insatisfactorio. El antiguo programa
positivista, bajo el cual nació como disciplina académica, estaba ya obsoleto y
fracasado en la mayor parte de sus objetivos. Pero la alternativa tampoco le parecía
a Haack muy adecuada. Dicha alternativa venía marcada por el historicismo y del
sociologismo. El giro historicista, inspirado por Thomas Kuhn, y el programa para la
sociología de la ciencia, estaban impulsando una filosofía de la ciencia que, disolvía
las pretensiones de racionalidad de la propia ciencia.
El antiguo programa positivista consideraba la ciencia la
encarnación misma de la racionalidad. El nuevo programa, aceptó la misma idea de
racionalidad, para negar que la ciencia cumpliese con las exigencias de la
racionalidad. Así una misma idea de racionalidad era compartida por ambos
programas, algo letal para ambos y, para la filosofía de la ciencia. En vista de lo
anterior Haack propone construir un concepto de racionalidad diferente del que la
filosofía de la ciencia había heredado del positivismo. Un concepto de racionalidad,
que permita reconocer que la ciencia es, en muchos aspectos, una empresa racional.
Según Haack, la filosofía de la ciencia se encontraba atrapada
entre el cientificismo y el cinismo. El nuevo cinismo, que viene a ser una especie de
escepticismo respecto de la ciencia, nace de la constatación de que en la
investigación científica intervienen de modo decisivo los prejuicios teóricos, así como
los factores de carácter imaginativo, retórico y social.
El cinismo en filosofía de la ciencia encuentra sus raíces en el
pensamiento de autores como Hanson, Kuhn o Feyerabend. Kuhn ha sido visto, según
Haack, como el padre del nuevo cinismo, y Feyerabend como el paradigma del viejo

18
cínismo. El cinismo se reedita cuando comienzan a interesarse por la ciencia no solo
los filósofos de la ciencia tradicionales, sino también otros estudiosos, que venían de
otras áreas de la filosofía, de la sociología radical, del feminismo, del multiculturalismo,
de la teoría literaria, de la retórica y de la semiología. Para Haack, la constatación de
que en la investigación científica intervienen factores externos es correcta. Pero de
ahí a concluir que la ciencia en su conjunto es una empresa irracional, guiada por
intereses externos, que no aporta conocimiento sobre el mundo, resulta una sobre
reacción, que se debe, a que los nuevos cínicos han aceptado la vieja idea de
racionalidad servida por los viejos deferencialistas., y cuando han encontrado que la
ciencia real no encarna esta idea de racionalidad han negado a la ciencia su
condición de conocimiento racional.
Según Haack, el viejo deferencialismo se divide en dos tipos, el
primero es de corte inductivista, probabilista, mientras que el segundo es de corte
deductivista. Para el primero, con autores como Carnap o Reichenbach, el método
científico es una especie de máquina inductiva aplicada al contexto de justificación.
Para el segundo, cuyo máximo representante sería Popper, la racionalidad científica
se sustancia a través de un juego de conjeturas y refutaciones. Las teorías no son
verificables, pero si refutables por la experiencia tras la deducción de sus
consecuencias empíricas. El caso es que la ciencia real, tal y como ha sido practicada
históricamente, no hace honor a ninguna de estas dos versiones tan rigurosas de la
racionalidad. Por lo cual existe un movimiento pendular, desde el más riguroso
cientificismo hasta el más desenfadado de los cinismos.

El sentido común crítico.

El hallazgo más importante de Haack al respecto, el que le otorga


la clave para su filosofía de la ciencia, consiste en la identificación de un concepto de
racionalidad común al viejo cientificismo y al nuevo cinismo. Así la solución del
problema requerirá un nuevo concepto de racionalidad, siendo este es el objetivo
central de la filosofía de la ciencia de Haack.

19
La filosofía de la ciencia desarrollada por Haack constituye una
defensa de la ciencia como una empresa racional, basada en pruebas empíricas y
tendiente a la objetividad. Para ella, por muy complejo y difuso que sea el asunto, lo
cierto es que las pruebas empíricas constituyen restricciones efectivas a las
decisiones científicas. Así el grado de confianza en las teorías científicas esta dado
también por el momento histórico, a la perspectiva personal y al contexto social. Pero,
para Haack, la calidad de las pruebas que apoyan cada teoría no es una cuestión
subjetiva o relativa a cada comunidad social, sino que debe ser objetiva.
Haack para defender la racionalidad de la ciencia, se propuso
revisar la propia noción de racionalidad. Acepta que múltiples factores externos a lo
puramente epistémico inciden sobre la marcha de la investigación científica, pero
convierte estos factores en las bases sobre las cuales construir un concepto de
racionalidad aceptable.
Acepta que el plano empírico y el teórico están en interacción mutua,
pero, a diferencia de los nuevos cínicos, ella no obtiene de ahí consecuencias
escépticas, sino que la confirmación de que ambos planos se apoyan mutuamente
para mejorar la calidad de las pruebas y de las teorías, a fin de poder razonablemente
confiar en ellas. Acepta que los nuevos medios de observación y las situaciones de
laboratorio se apoyan muchas veces en teorías muy complejas que implican una
manipulación humana de lo natural, pero ello no los devalúa como medios para la
obtención de pruebas, por el contrario, han de ser valorados como auténticas
ampliaciones de las capacidades sensoriales humanas, pues nos dan acceso a
ciertos ámbitos de la realidad que de otra forma se nos escaparían. De esta forma
aumenta la objetividad de la ciencia y se amplía su base empírica. Es cierto que la
ciencia está condicionada también por factores contextuales, de carácter histórico,
social o personal, pero es precisamente a través de la comunicación social, y de la
crítica que los investigadores se hacen entre sí, que en definitiva prospera la calidad
de las pruebas y la objetividad de la ciencia. Para Haack las metáforas, modelos y
analogías fomentan la creatividad científica, pero no por ello convierten la ciencia en
una actividad ficcional, sino que deben someterse al filtro de las pruebas empíricas y
de la coherencia lógica. Se transforman así en herramientas de construcción de la

20
objetividad científica. También debemos de aceptar la presencia de recursos retóricos
en los textos científicos; pero en lugar de sacar de ello consecuencias escépticas,
debemos entender que dichos recursos sirven a la comunicación científica que, lo que
favorece las interacciones sociales que fomentan la crítica y la objetividad.
Lo anterior lleva a que la noción de racionalidad ha de ser
modificada. En primer lugar, hay que aceptar, que las decisiones científicas no son el
resultado de un método mecánico, ni de un simple algoritmo, sino que son el fruto de
la ponderación del sentido común crítico. Pero, por otro lado, no se puede pedir
infalibilidad a la ciencia, la que, como cualquier otra empresa humana, es falible. El
modelo de racionalidad de Haack se aleja del logicismo propio de la tradición
neopositivista, rescatando de la tradición pragmatista, las ideas clave de sentido
común crítico y de falibilismo.
Así la ciencia está en continuidad con el sentido común, que
debemos aplicar a cualquier clase de investigación sensata o razonable, desde las
averiguaciones más cotidianas, como las que hacemos para resolver un crucigrama,
hasta las investigaciones de carácter histórico, periodístico o policial.
Para Haack no existe un método científico especial y privativo de la
ciencia, presente en toda investigación científica y solo en este tipo de
investigaciones. Lo que existe son muchos métodos diferentes dentro la ciencia. Y si
buscamos un método común a toda ciencia, lo que encontramos, es el sentido común
crítico, que está presente en otros muchos tipos de investigación. Pero en la ciencia
estos procedimientos de sentido común son refinados y aplicados con más
meticulosidad y cuidado que en otras formas de investigación más cotidianas. En la
ciencia los procedimientos propios del sentido común son sometidos a revisión, de
modo que podemos hablar de un sentido común crítico.

La metáfora del crucigrama

La filosofía de la ciencia de Haack está guiada por una analogía


maestra, la del crucigrama. Según ella, la estructura de las pruebas científicas sería
análoga a la de un crucigrama. Esta imagen está en continuidad con su epistemología

21
fundherentista. A través de ella Haack nos hace ver que la justificación de cualquier
hipótesis científica es multidimensional, tiene aspectos empíricos y también lógicos,
que se apoyan tanto en datos sensoriales, como en la coherencia de cada nueva
propuesta con el conocimiento ya establecido.
Si vemos la imagen del crucigrama, nos podemos dar cuenta de
que la pista que ofrece cada entrada suele ser compatible con más de una solución.
De la misma forma, los datos empíricos que recaban los científicos suelen ser
compatibles con más de una hipótesis explicativa. Pero para resolver un crucigrama,
no todas las soluciones que se nos ocurran para una entrada tendrán el número de
letras que se precisa, ni se cruzaran adecuadamente con las soluciones ya escritas
sobre el crucigrama. Así deberemos atender a la coherencia de la hipótesis propuesta
con el conocimiento ya asentado. Será preferible elegir como solución la propuesta
que, respondiendo a la pista en cuestión, encaje mejor en el entramado del
crucigrama. De la misma forma, en la ciencia, será preferible la hipótesis que reciba
más apoyo de los datos empíricos y que este más conforme con el conocimiento ya
asentado.
El problema es más complicado cuando surgen los conflictos.
Sabemos que, tanto en ciencia, como en los crucigramas, acaban llegando tarde o
temprano. Podemos llegar a una solución que responde de modo idóneo a la pista en
cuestión, pero que no encaja con otras entradas previamente anotadas sobre el
crucigrama, o bien, a la inversa, que se cruza perfectamente con estas pero que no
acaba de conformarse a lo que la pista pide. En la ciencia hay hipótesis que dan
cuenta de los datos empíricos pero que no encajan bien con el conocimiento ya
establecido, o bien, a la inversa, que son coherentes con este pero imprecisas en lo
empírico.
Por ello no dejaremos fácilmente una teoría científica muy
asentada, muy básica, muy probada ya o con implicaciones en varios dominios,
aunque los nuevos datos nos lleven a hacerlo. En este caso, debiéramos revisar antes
las observaciones que hemos hecho. Al contrario, si una teoría es reciente, todavía
muy hipotética o muy local, será más fácil prescindir de ella si así lo sugieren las
nuevas observaciones.

22
La analogía del crucigrama resulta muy fructífera, pero al final nos
señala que no existe un método algorítmico para tomar decisiones en la investigación
científica, sino que debemos hacerlo en función de un razonable, pero falible, sentido
común crítico. Esta conclusión pudiera ser decepcionante para quien desea tener una
noción más fuerte y rígida de racionalidad científica, para los partidarios de la certeza
epistémica. Pudiera resultar demasiado estricta para los partidarios del
pensamiento débil y del “todo vale”. Pero Haack se ve a sí misma como una
pensadora moderada. Su fin no es garantizar los resultados de la ciencia, ni
desacreditar la legitimidad de la misma, sino que defender en lo posible la
razonabilidad de la ciencia.
Para Haack, la profesión filosófica se encuentra actualmente en un
lamentable estado, no obstante, ello sigue más convencida que nunca del permanente
interés e importancia de la filosofía misma. Sostiene que, a pesar de que puedan ser
repugnantes sus modos, sus dudas y desafíos, sus nimiedades y dialéctica, ninguno
de nosotros podría avanzar sin los intermitentes haces de luz, que la filosofía envía
sobre las perspectivas del mundo.

23
c) Adela Cortina. (Mario Moreno Castillo)

“Para Cortina, la ética no puede reducirse al cumplimiento del deber, sino que debe permitir
dar respuesta a los problemas diarios de la ciudadanía. En la actualidad, inmersos en plena
crisis sanitaria, podemos comprobar que no es suficiente con reclamar derechos, sino que es
necesario asumir responsabilidades (…) Para ello, Cortina erige su propuesta sobre la
capacidad del ser humano de darse normas a sí mismo a través de la razón, el diálogo y la
cordura, estableciendo una ética de mínimos a partir de valores compartidos, la cordialidad
que complementa su fundamentación ética inicial y la participación de la ciudadanía en las
normas que les afectan”.

La descripción a la que se ha ceñido la autora es el reflejo de los cambios que


he vivido la sociedad del oeste de la Europa desde fines de la segunda mitad del siglo
xx finisecular, que ve la luz del trabajo señero de Simone de Beauvoir, por nombrar a
la autora más renombrada. Su patria de origen, España, la ve nacer en Valencia, en
1947 en plena época de la dictadura de Francisco Franco, quién, literalmente, rompe
el desarrollo del saber, de la physis1, sumergiendo a la península en el mundo del
dogma. Se niega la posibilidad de la verdad, la realidad, que existe en la naturaleza-,
que avizoró la filosofía clásica-, que atribuye la existencia de los distintos elementos
naturales como el agua, el fuego, el aire; así también, de lo indeterminado, que
establece existencia de la arje, (todas las entidades empíricas, así como el ser
humano, siguen siendo proyecciones del reino imperecedo de las “ideas “ 2).
En la Universidad de Valencia, cursa filosofía y letras, para ingresar en 1968 al
departamento de Metafísica, defendiendo su tesis doctoral en 1976, versada en Dios
en la filosofía trascendental kantiana, en la que ha de tomarse en cuenta el nuevo
curso toma la sociedad española, que permanece aislada del resto de la comunidad
europea tras la derrota del Eje, del que toma parte la España del período franquista.
En el período ’60 / ’70 producto del cese del aislamiento durante la Guerra Fría, dada
su posición geográfica de vital utilidad para los Estados Unidos y sus aliados de la
OTAN, permite una mejora en la economía nacional, que aún permanece en un nivel
inferior a aquellos de la Europa del weste, que había sufrido daños iguales o peores
a los de España en la Guerra Civil. Esta mejora en la economía tuvo su contra parte.

1
Palabra griega que significa, crecer, botar. (N.del A.)
2
Kahler, Erich; ¿Qué es la Historia?
México, 1966, pág., 33
24
Por una parte, la clase media tuvo un desarrollo importante, estamento social por
entonces casi inexistente y por otra, se dan inicio a las manifestaciones populares de
trabajadores y estudiantes, pidiendo mayores libertades personales y políticas.
Nuestra autora, por una beca de investigación en Alemania, le permite frecuentar la
Universidad de München, donde toma contacto con el pensamiento racionalista
crítico, la ética marxista y, especialmente, con la filosofía de Jürgen Habernas y Karl-
Otto Apel.

Su Pensamiento
La filosofía de Adela Cortina, se nos presenta de forma subliminar, una crítica
abierta a lo que en su momento fue el franquismo y el devenir de la sociedad española
que busca un norte con el devenir de la democracia, en lo que la autora llama
“procedimentalimo” y la “ética discursiva” que tienen su marco teórico en el
pensamiento de Kant, Hegel Habermas y Apel.
Sostiene en su argumento la racionalidad del pensamiento práctico y el carácter
necesariamente universalista de la ética, y de la diferenciación entre lo justo y lo bueno
junto con la existencia de un procedimiento legitimador de las normas y la
fundamentación de la universalización correcta de las normas mediante el diálogo.
En su argumentación en la ética discursiva, plantea el peligro que ésta
presenta, en el caso se intentara disolver el fenómeno moral, si esta no fuera
acompañada de una teoría de los derechos humanos, junto a una ética de virtudes y
actitudes3. Desde un punto de vista del a derecho, a igual participación, no puede
atribuirse la existencia de racionalidad, como ejemplo el caso de estallido social en
Chile, tanto así, que en la ética discursiva puede descubrir la conciencia moral de una
época determinada, expresada en la conciencia o en la palabra. Siguiendo con

3
Al parecer, según publica Google, una de las consecuencias del estallido social, fue la inexistencia de líderes y de
incorporación de actores de diversos grupos sociales, desde la clase baja a la media alta. Aunque la causa inmediata
puede atribuirse al alza tarifaria del transporte público, las concentraciones populares pronto expusieron sus causas
mediatas: el alto costo de la vida, bajas pensiones, precios elevados de fármacos y tratamientos de salud, y un rechazo
generalizado a toda la clase política y al descrédito institucional acumulado durante los últimos años.

Ver en
https://es.wikipedia.org/wiki/Estallido_social#:~:text=El%20factor%20detonante%20de%20estos,en%20el%20Metr
o%20de%20Santiago.
25
nuestro ejemplo, no se está disminuyendo en importancia al factor de la ética
discursiva, sino que se debe de tener en cuenta la circunstancia histórica y cultural.
Como toda explicación a un fenómeno social, el procedimentalismo, no escapa a la
crítica, no se puede aislar al fenómeno al entregarle una cierta simpatía, por lo que
enmarca dentro del interés ético, que hace de la norma correcta, dejando de esta
forma a ética como una fachada.
Otro aspecto para considerar es la posibilidad se acerque al idealismo, en el
sentido de considerar sólo el sentido racional del hombre, sin tener en cuenta los
móviles del mismo, es decir, la “areté”, es decir, la excelencia, la perfección, que lo
mueven a actuar de acuerdo a ella. La no existencia de un actuar axiológico, de un
valor, no existe motivo para que un individuo fuera a seguirlo.
Si la ética discursiva, crea algo parecido a la areté, ello ha sido un producto de
la formación democrática de una voluntad, de la disposición al diálogo, actitud
intelectual que no guarda relación con las posibles virtudes éticas, con las virtudes del
carácter.
Para la autora, su visión de los derechos humanos se explica en base a la ética
discursiva, que ve como necesaria para fundamentar la existencia de tales derechos
que atienda tanto al ámbito ético de estos derechos así, como de su promulgación
como norma jurídica y en los códigos.
En el problema de la redacción de tales derechos, se ha de buscar una ética
procedimental, esto es, aunar un criterio compatible con la amplia variedad de credos
en materia de filosofía trascendentales que existan y que una comunidad prefiera.
Debemos de entender que los derechos humanos, son aquellos atribuidos a una
persona, es decir, a un individuo de la especie humana, es decir, una persona física,
integrante de una comunidad con derechos y obligaciones determinadas por el
ordenamiento jurídico. La autora va más allá, al establecer que debe poseer
competencia comunicacional4, que ve como principio fundamental en la normativa de
los derechos humanos aplicando el principio de la ética discursiva, de esta forma los
derechos humanos son de una exigencia cuya obligación legal debe ser obligatoria y

4
Este aspecto de su pensar es conflictivo, toda vez que estamos haciendo frente a un concepto que pertenece a la
teoría económica, “competencia comunicacional”. La pregunta que es ¿Qué sucede por la población que vive en
regiones aisladas del planeta y, siendo ágrafos, acaso no se consideraran como personas? (N.del A.)
26
protegida por los organismos pertinentes, sólo si esta obligación se cumple, es posible
que hombre y mujeres sean capaces que habar con sentido.
De aquí la necesidad de buscar una Ética para todos, es el angustiante llamado de la
autora.

su idea filosófica.
¿Para qué sirve realmente la ética?, el título de este libro es la excusa que
tienen sus más ácidos críticos, que forman parte de su mismo círculo, que pretenden
estar siempre al servicio de la verdad; percepción que la autora no comparte, por estar
muchos de ellos muy ajenos al concepto mismo de la ética, lo que la filosofía clásica
denomina ethos5 . Cuántos de ellos nos están hablando de buscar la felicidad, bondad
y, si ellos mismos ocultan incontables quebrantos,si las primeras premisas son
inciertas, lo segundo son una verdad, no estamos ante una situación de quién dice la
verdad, sino de quienes están nos están diciendo de las formas de llegar a la
verdadera felicidad y bondad, nos mienten al encontrarse ajenos de ellas. Nos
mienten, pues no demuestran sus experiencias para conseguirlas y, como verdaderos
usureros, se empeñan en vender un discurso que lo pretende; sus autores encubren
sus incontables deterioros y yerros.
Somos de la opinión que la crítica a autores de libros de filosofía, debe de tener
en claro el discurso que propone el autor y si éste tiene un discurso legítimo. Al
parecer, Cortina no tiene a favor a los críticos, por carecer su ¿Para qué sirve
realmente la ética? de una respuesta concluyente a los argumentos propuestos. Si
se trata de argumentar en filosofía, se entiende que el discurso debe ser legítimo y
plausible así, también, su crítica, al ser el texto validado como el tiempo invertido en
si comprensión.
En la producción literario de los autores, siguiendo la línea de la autora, la
crítica siempre se encontrará presente, mas todo depende del argumento que tome el
crítico, sí acaso la crítica discursiva que busca, como hemos vista más arriba, al
interpretar la circunstancia histórica en que fue escrito o teniendo en cuenta la ética
imperante, como demuestra palabras de la autora en su Por una ética del consumo:

5
Es la disposición para hacer el bien (N.del A)
27
El consumo es una forma de comunicarme a mí misma y a los demás que he
triunfado en la vida y por eso llevo un Mercedes o compro la ropa en Valentino, que
no he fracasado como otros. Es una forma de demostrar a los presuntuosos vecinos,
colegas, conocidos, que soy por lo menos igual que ellos, porque yo también me voy
de viaje al Caribe.
Algunas obras de la autora.

Ética de la Empresa: claves para una nueva cultura empresarial.


Razón comunicativa y responsabilidad solidaria.
Un mundo de valores.
Análisis sobre la responsabilidad profesional.
Educar para la justicia.
10 palabras claves en filosofía política.
Los ciudadanos como protagonistas.
Educar para la ciudadanía.
Ética civil y religión.

28
d) Victoria Camps (Emilio Rauld Varela)

“La filosofía es la disciplina más reflexiva, la que enseña a pensar”


Victoria Camps
"El patriotismo es la buena educación cívica"
Salvador Giner

Victoria Camps se doctoró en filosofía por la Universidad de Barcelona en 1975,


bajo el magisterio de, entre otros filósofos y pensadores, José Luis López Aranguren
y José Ferrater Mora, y con posterioridad ejerció la docencia, de manera
ininterrumpida, en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), desde 1972 como
profesora y desde 1986 como catedrática de ética y de filosofía del derecho moral y
político. Entre 1990 y 1993 fue vicerrectora de dicha universidad. Es autora de una
serie de ensayos filosóficos que reflejan sus principales preocupaciones y actuación,
en el campo de la ética, que abarcan el planteamiento de la democracia y del estado
del bienestar desde concepciones cercanas a la socialdemocracia, el papel de los
medios de comunicación en la sociedad desde un punto de vista ético, el diseño y
gestión de la enseñanza y, más recientemente, los asuntos relacionados con la
bioética.
Por su conocimiento de las cuestiones éticas que envuelven la gestión de los
medios de comunicación de masas formó parte del Comité del Audiovisual de
Cataluña, para el seguimiento y reforma de la televisión pública. Políticamente
vinculada al partido socialista, fue senadora independiente del PSC-PSOE por la
provincia de Barcelona (1993-1996), durante la que presidió la Comisión de
Contenidos Televisivos del senado.
Victoria Camps desarrolló asimismo una fecunda labor en otros ámbitos, tales
como la producción editorial y el desempeño de cargos de dirección y consejo en
diversos organismos y fundaciones relacionados con la ética y la medicina. Entre
ellos, se destacan el comité ético del Hospital del Mar (1993-1996) y del Hospital de
la Vall d'Hebron, ambos en Barcelona, y el Comité Consultivo de Bioética de Cataluña,
que presidió desde 2006.

29
Entre los títulos que conforman su extensa obra filosófica y ensayística se
destacan:
Última década: Breve historia de la ética(2013), Tiempos de cuidados (2021),
La búsqueda de la Felicidad, 2019, Elogio de la duda (2016), El gobierno de las
emociones (2011).
Los teólogos de la muerte de Dios (1968), Pragmática del lenguaje y filosofía
analítica (1976), La imaginación ética (1983), Ética, retórica, política (1988), L'interés
comú (1990, libro en catalán, junto con el sociólogo Salvador Giner), Virtudes públicas
(1990, Premio Espasa de Ensayo), Paradojas del individualismo (1993), Los valores
de la educación (1994), El malestar de la vida pública (1996), Ética y sociedad (1997,
junto con los filósofos Fernando Savater y Carlos Valverde), El siglo de las mujeres
(1998), Manual de civisme (1998, junto con Salvador Giner), Qué hay que enseñar a
los hijos (2000), Una vida de calidad: reflexiones sobre bioética (2001), Introducción a
la filosofía política (2001), una Historia de la Ética en tres volúmenes (2002-2003), La
voluntad de vivir (2005), Hablemos de Dios (2007, junto con la filósofa Amelia
Valcárcel).

Desarrollo
Victoria Camps es una de las pensadoras más destacadas de España.
Catedrática emérita de Filosofía moral y política de la Universitat Autònoma de
Barcelona y ex presidenta del Comité de Bioética de España, cuenta con un número
importantes de obras publicadas. Algunos de sus títulos más conocidos son Creer en
la Educación (año 2008), El gobierno de las emociones (2011), por el que recibió el
Premio Nacional de Ensayo, y Breve Historia de la Ética (2013). En sus artículos y
publicaciones defiende la importancia de la filosofía, la ética y la educación en valores
a la hora de formar futuros ciudadanos y profesionales.
Con motivo de la Ley Orgánica de Mejoramiento de la Calidad de la Educación
(LOMCE) de 2013, que indica que la Filosofía ya no es una de las asignaturas
obligatorias. La revista aulaPlaneta, la entrevista acerca de estos temas, así como de
la desaparición de la asignatura de Filosofía como obligatoria en el currículo básico,

30
le plantea una serie de preguntas que al contestarla da luces sobre su pensamiento y
que a la vez son universales.
¿A qué cree que se debe este cambio?
Supongo que se debe a la presión por introducir otras materias –por ejemplo,
tecnología–, que tienen que desplazar a las antiguas. Si desplazan a la filosofía
es porque piensan que es la más prescindible, la más inútil y menos necesaria.
¿Qué consecuencias puede tener en la educación de los alumnos?
Mi opinión es que es bueno que los alumnos se familiaricen con los grandes
filósofos. La mayoría de los estudiantes no volverán a oír hablar de los filósofos
nunca porque no harán carreras humanísticas ni de ciencias sociales. Una idea,
aunque superficial, de qué es eso llamado “filosofía”, cómo nació y se
desarrolló, qué preguntas se plantea, debería formar parte de la cultura general
de cualquier ciudadano.
¿Por qué es importante la Filosofía en la educación?
La filosofía es la disciplina más reflexiva, la que enseña a pensar. Pensar es
uno de los hábitos más imprescindibles y menos practicados en nuestro tiempo.
¿Qué cree que ha fallado en la educación de las pasadas décadas para que hayamos
llegado a una crisis de los valores ?
No ha sido tanto culpa de la educación, sino del ethos economicista y
consumista que socializa a niños y jóvenes. La educación no sabe cómo
inculcar valores que realmente se apliquen en un mundo tan egoísta y
pragmático como el nuestro, donde parece que el que más triunfa es el que
pasa de los valores éticos.

¿Son malos tiempos para el pensamiento? ¿Dedican los sistemas educativos actuales
suficiente espacio a la educación en valores sociales, éticos y cívicos?
Hacen esfuerzos, más que hace unos años, porque se dan cuenta de que sin
ellos no es posible enseñar nada. Un mínimo de autodominio, algunos límites,
son imprescindibles para mantener el aula en orden. También se ha visto la
necesidad de enseñar algo de ética, pero en este campo, las diferencias
ideológicas son fuertes y no se consigue un consenso. Sea como sea, la ética

31
se enseña más practicándola que con asignaturas. El sistema educativo
debería reflexionar sobre la mejor forma de fomentar esa práctica.
¿Qué consejos les daría para potenciar el pensamiento crítico de sus hijos?
Habituar a reflexionar sobre lo que viene dado y está establecido como válido.
No aceptar cualquier cosa por principio. Poner en duda el pensamiento único.
Eso no se transmite con teorías, sino practicándolo. Lo que funciona es el
ejemplo. También la práctica crítica.

Ideas tomadas de tres de sus escritos


Manual del civismo

En la viñeta del libro está la clave del sentido del civismo. Se manifiesta en una
“actitud” esencial para una buena convivencia entre las personas, la vida social y la
vida pública en general. Ve que es posible a través de una conducta cívica una
sociedad amable, participativa, solidaria, capaz de enfrentarse unida a los intensos
cambios de la social de nuestra época y las incertidumbres que nos acechan. Los
autores, Camps-Giren, parten de un análisis del análisis del comportamiento de las
personas en su entorno su vida privada y en el trabajo, y sus repercusiones que debe
tener en la calidad de la vida pública.
La reflexión sobre el civismo descansa en la noción de ciudadanía, el compromiso de
cada uno de nosotros con la vida de los demás, lo que se concreta mediante las
relaciones con los otros, el prójimo. Demuestran como las Virtudes, como austeridad,
la templanza y los buenos modales, virtudes cívicas, y de su práctica generalizada
dependen una vida personal y colectiva civilizada, tolerante y creativa. Incluso, lo
releva por sobre algunas libertades y una constitución que garantice los derechos de
todos los ciudadanos.
Como invitación al leer el texto, de suyo importante en la biblioteca masónica, del
capitulo VII “la vida contemplativa”, página 97, transcribo.
…, el pensamiento comienza por una combinación de dos disposiciones, la de
contemplar y la de admirarse, seguida de su consecuencia, interrogarse. Quien no
admira, y por lo tanto no contempla, no se interroga. Y quien no se pregunta,
vegeta. Quien contempla y piensa presta atención al mundo. Curiosa
32
consecuencia de ello es que pronto lo trata con el cuidado que merece: a él y a
sus moradores. La solicitud hacia nuestro prójimo -una manifestación de una virtud
crucial, la caridad- es pues una consecuencia de la contemplación sosegada de
las cosas humanas, sin indiferencia…

El gobierno de las emociones

En este trabajo Victoria Camps defiende que la ética no puede prescindir de la


parte emotiva del ser humano porque su tarea principal es, precisamente, poner orden
y dotar de sentido a lo que nos afecta, con la finalidad de vivir y convivir mejor, para
conseguir una sociedad con seres autónomos desde el punto de vista moral.
Busca resaltar el papel de la motivación en el comportamiento moral, motivación que
hace uso de razones instrumentales para potenciar las emociones adecuadas y llegar
así a la formación del carácter moral, a la autoestima moral.
“Pico della Mirándola en su Oratorio sobre la dignidad del hombre sentenció
que, al elegir, o nos enaltecemos o nos degradamos”.
Escoger es parte de la libertad humana. Revela sí la importancia que tiene en
el gobierno de las emociones saber que las pasiones tristes no nos convienen pero
que es posible luchar contra ellas y superarlas. Los sentimientos son educables, pero
tenemos que buscar el clima propicio para ello, y no abandonar la tarea de la ética. Si
bien es cierto que se puede vehicular al aprender a vivir, no es menos cierta la
afirmación de que es una tarea de cada uno consigo mismo, de conocerse asimismo
y de la voluntad de querer llevar a cabo un proyecto de vida digno y virtuoso.
La autora parte de la hipótesis de que no hay razón práctica sin sentimientos.
Si en la Ilustración se daba total primacía a la razón y se rechazaban los sentimientos
como algo perjudicial para la moral —Kant, que se nutre del estoicismo y del pietismo,
es en este sentido el autor de referencia, aunque no está de más recordar que en la
misma época conviven otros autores más hedonistas, conocidos como los ultras de
las luces, que subrayarían lo que Victoria Camps mantiene en su ensayo, citamos a
Maphertuis, Helvetius, La Mettrie, D´Holbach, Hume entre otros, hoy en día la
primacía absoluta la acapara el sentimiento.

33
Todas las ciencias sociales parten del supuesto, a veces exagerado, de que somos
seres emotivos y no racionales.
Se ha pasado del reduccionismo racionalista al reduccionismo emocional.
La consigna –nos dice Victoria Camps- viene a ser: “puesto que las emociones son
tan importantes, no las toquemos, dejemos que se expandan y que se manifiesten en
su pureza. ¡Vivan las emociones!”. La publicidad comercial vende “experiencias”,
“sensaciones fuertes”, o directamente “emociones”. La psicología ha contribuido
mucho a potenciar el papel de las emociones, pero ese énfasis puede llevar a
equívocos: en primer lugar, puede llevarnos a pensar que todas las emociones son
buenas y que por ello hay que dejarlas expresarse y desarrollarse tal cual son. En
segundo lugar, otro equívoco sería el culto al yo, pensar que lo espontáneo del
individuo es lo bueno. Este segundo equívoco es nefasto, por ejemplo, en el terreno
educativo.
Lo que la autora se propone es analizar cuál es el lugar de las emociones en la
ética. Nos indica que las emociones son los móviles de la acción, pero también pueden
paralizarla. Por lo tanto, el gobierno de las emociones sería el cometido de la ética.
Analiza la vinculación estrecha que debe darse entre razón y emoción. Por lo tanto, la
ética no puede prescindir de la parte afectiva o emotiva del ser humano porque una
de sus tareas es, precisamente, poner orden, organizar y dotar de sentido a los afectos
o las emociones. La ética no ignora la sensibilidad ni se empeña en reprimirla, lo que
pretende es encauzarla en la dirección adecuada para aprender a vivir de la mejor
manera posible. Realmente, nos dice la autora, volvemos a la ética aristotélica.
Pero no solo la acción individual precisa el componente emocional que la motiva,
también éste es imprescindible para la acción política. Si bien unos siguen mirando
con recelo el papel de los sentimientos en la política, otros los utilizan descaradamente
de manera populista y manipuladora.
Precisamente, lo que hay que evitar —nos dice Victoria Camps— son los
antagonismos, no se debe apostar por las emociones sin más ni tampoco por la
racionalidad pura. Es posible gobernar y moderar o incentivar las emociones, no solo
porque la razón está para eso, sino porque las emociones no son algo supuestamente
natural y espontáneo que el individuo posee debido mayormente a su dotación

34
genética. Existe el peligro de naturalizarlo todo y decidir que lo que se supone natural
no es modificable. El entorno económico, social, cultural, ideológico, jurídico en el que
se desarrolla la conducta de las personas determina en gran parte los sentimientos.
La autora nos propone que sigamos las enseñanzas de Aristóteles en la Retórica para
aprender a tener los sentimientos justos.
Plantea que hemos heredado una ética kantiana, de principios, basada en
normas, obligaciones, derechos incluso, una ética muy racionalista; pero también
heredamos una ética de las consecuencias, utilitarista, que elabora sus cálculos
acerca de la felicidad y acerca de aquello que es lo más útil para la mayoría, de una
forma sobre todo racional. Dice que se ha olvidado un poco, aunque parece
corregirse, la ética de las virtudes. Para la autora, la ética de las virtudes es
fundamental como complemento a las otras éticas.
Otro aspecto importante, es la defensa por parte de la autora de una teoría
cognoscitiva de las emociones. Esta teoría defiende que por detrás de las emociones
hay un conocimiento, una creencia, hay, por lo tanto, una “imagen del mundo”. Esas
creencias son fundamentales, pues son las que producen los afectos que
desarrollamos y de los cuales derivan nuestros deseos. Si las creencias proveen a la
persona de una “imagen del mundo que habita”, los deseos le proporcionan “objetivos
o cosas a las que aspirar”. El puente que vincula las creencias al deseo es el estado
emotivo.
Es decir, las creencias crean un mapa del mundo y los deseos apuntan a
recorrerlo, o, por el contrario, a evitarlo. Pone atención, que esas creencias pueden
ser prejuicios, lo que es un problema que habrá que solucionar, o también pueden ser
creencias informadas, o poco contrastadas, o mal aprendidas, etc. La emociones se
sustentan en la siguiente relación: unas creencias que producen efectos y que nos
llevan desear algo, a desear hacer o no hacer algo, provocando de este modo
disposiciones a actuar, es decir, actitudes.

Breve historia de la ética (BHE)

Para Victoria Camps el enfoque histórico es el más adecuado para introducir a


alguien al mundo de la filosofía, tiene suficiente autoridad para decirlo, fue parte de la

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clásica Historia de la ética en tres volúmenes: de los griegos al renacimiento; la ética
moderna; la ética contemporánea, la que cronológicamente recorre veinticinco siglos
de pensamiento filosófico.
La BHE comienza con la exposición de los sofistas que son los primeros en
situar el tema de la “virtud” en el centro del pensamiento reflexivo, y presenta la teoría
moral de Sócrates. Se ocupa también de mostrar el pensamiento ético-político de
Paltón y Aristóteles, los dos grandes pensadores de la filosofía occidental. Dentro de
acápite de la ética helenística, describe las propuestas de los cirenaicos, los cínicos,
los epicúreos y los estoicos. En la ética medieval expone el contenido de la moral
cristiana y presenta autores cristianos como Agustín de Hipona, Pedro Abelardo,
Tomás de Aquino, Jonh Duns Scoto y Guillermo de Ockham.
Del del Renacimiento presenta la moral humanista, la moral protestante y el
realismo político de Maquiavelo.
Continúa exponiendo sobre el pensamiento de Hobbes, Spinoza, Locke,
Rousseau, Kant, Hegel y Mark, Bentham y Mill, Schopenhauer, Kierkegaard,
Nietzsche. Sobre la ética analítica, vinculada al círculo de Viena, que pone al lenguaje
como punto de partida y como objetivo de reflexión filosófica, con Moore, Wittgenstein,
Schilck, A.J. Ayer, Stevenson, Hare.
Dentro de la filosofía del siglo XX dedica capítulos a Rawls, sobre su teoría de la
Justicia, y a autores como Apel, Habernas con su ética del discurso, analiza el
pragmatismo de Richard McKay Rorty, el comunitarismo de MacIntyre y el
republicanismo con Quentin Meillassoux, Skinner, Greville, Philip Pocock, Pettit, que
abogaban por ampliar los márgenes de la libertad y recuperar las virtudes como sostén
de la República.
Termina con una exposición sobre la ética aplicada, que intenta orientar la
conducta y la toma de decisiones en las diferentes disciplinas o actividades; desde la
medicina, la empresa, la banca, los medios de comunicación.

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e) Carla Cordua (Emilio Rauld Varela)

“Al conocer el veredicto que concedió el Premio Nacional de Humanidades


por partida doble a Carla Cordua y a su marido Roberto Torretti, me pareció
que se hacía doblemente justicia y se conseguía lo imposible: fallar acertar”
Marcos García de la Huerta

Carla Cordua, nace en la ciudad de Los Ángeles, ingresó en 1948 a la Universidad


de Chile, como estudiante de pedagogía en filosofía en el Instituto Pedagógico de la
Facultad de Filosofía y Ciencias de esta casa de estudios, donde fue discípula de Bogumil
Jasinowski, Oscar Marín, Jorge Millas y Luis Oyarzún, entre otros destacados
académicos, recibiendo el título de profesora de filosofía en 1954. En 1952 a 1954,
becada por la Universidad de Chile, realizando estudios conducentes al doctorado en
filosofía, primero en la Universidad de Colonia y luego en la Universidad de Freiburg,
donde fue discípula de los filósofos Wilhelm Szilasi y Karl Ulmer, del teólogo Bernard
Welte y del historiador del arte Kurt Bauch. En 1958, se desempeñó como docente del
departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, hasta 1961. Ese mismo
año el Rector de la Universidad de Concepción, don David Stitchkin, la invitó a
incorporarse al departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Educación de la
universidad. Algunos años después, en 1964, se trasladó a Santiago, donde formó junto
a su marido, el también filósofo Roberto Torretti, José Echeverría y José Ricardo Morales,
el nuevo Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y
Matemáticas de la Universidad de Chile, por el cual pasaron destacados intelectuales y
creadores, como Patricio Marchant, Enrique Lihn y Nicanor Parra. En la actualidad es
profesora titular de la Universidad de Chile y profesora emérita de la Universidad de
Puerto Rico, además de ser miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua y
directora de la Revista de Filosofía, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad de Chile.
Desarrollo
Sus estudios filosóficos suelen estar orientados hacia el pensamiento europeo
de los siglos XIX y XX, y están centrados fundamentalmente en la obra de tres

37
filósofos de lengua alemana: Immanuel Kant, G.W.F. Hegel y Ludwig Wittgenstein, los
que han sido un tema permanente tanto en su docencia e investigación como en las
obras que ha publicado a lo largo de su vida. Sin embargo, sus intereses también
abarcan la obra y el pensamiento de filósofos como Jean Paul Sartre, Wilhelm Dilthey,
Edmund Husserl y Martin Heidegger.
Con una ductilidad en lo más mínimo carente de profundidad y talento, Carla
Cordua recorre los territorios de la literatura casi con igual soltura que los de la
filosofía, como muestran sus textos sobre temas literarios, recopilados en buena parte
en su libro Luces oblicuas (1997).
Ha recibido numerosos premios entre los que se destacan el Premio del Consejo
Nacional del Libro y la Lectura 2002 por Ideas y concurrencias, el Premio Altazor de
Ensayo 2007 por Partes sin todo, y el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias
Sociales el 2011.
Carla Cordua Sommer, es autora de una veintena de libros y miembro de la
Academia Chilena de la Lengua. Obtuvo el Premio Nacional de Humanidades y
Ciencias Sociales en 2011.
En 1970 ambos filósofos abandonan Chile nuevamente. Al respecto, Cordua
comenta: "Nos fuimos de Chile porque estábamos muy aburridos con la llamada
reforma universitaria y las peleas que había el año 70, antes de la elección de Allende.
Nos convidaron a pasar un semestre a la Universidad de Puerto Rico. Y nos
quedamos 28 años. No vivimos ni la Unidad Popular ni la dictadura militar".
En 1976 obtuvo el grado de doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de
Madrid bajo la dirección de José María Sánchez de Muniaín Gil. Al regresar a Chile
definitivamente, hace clases primero en el Instituto de Filosofía de la Universidad
Católica y después de cinco años se pasa a su alma máter.
Cofundó en 1964 el Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de
Ciencias Matemáticas de la Universidad de Chile —con José Echeverría, José
Ricardo Morales y su marido, que se convertiría en su primer director— y fue
presidenta de la Sociedad Chilena de Filosofía.
Es miembro del Consejo Editorial de Revista Observaciones Filosóficas, ISSN 0718-
3712.

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Miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua (2001), donde ocupa
el sillón Nº28, ha sido directora de la Revista de Filosofía de la Facultad de Filosofía
de la Universidad de Chile (2001-2011), de la que es profesora titular. * Premio
Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, 2011.
Memoria Chilena destaca que "el nombre de Carla Cordua está, sin lugar a duda,
ligado de manera indisoluble a la mejor tradición del pensamiento crítico y filosófico
de nuestro país, figurando además dentro del selecto grupo de mujeres, que han
logrado abrirse paso en el tantas veces excluyente mundo de la intelectualidad
chilena".
Ideas tomadas de tres de sus escritos y homenaje
Luces oblicuas,

Con claridad, firmeza y precisión, obedece a esa voluntad de divulgar abriendo


siempre nuevos horizontes, elaborando nuevas propuestas y distintos caminos
interpretativos. Sorprende por la desenvoltura con que aúna las impresiones personales
con la seriedad y el método de su formación académica para abordar a Kafka, D.H.
Lawrence, Pérez de Ayala, Gabriel Miró, Borges, Walcott, Naipaul, Gombrowicz y
Cervantes, autores que se volvieron indispensables, amores verdaderos y formuladores
en sus obras artísticas.

Planteando que la idea griega del destino reaparece en la obra de Kafka combinada
con la de ignorancia humana, lo que se refleja porque nunca aparece alguien que
disponga de un saber sólido sobre el orden de las cosas o porque los personajes cometen
errores de juicio o son engañados por sus ilusiones; analizando a Lawrence como un
artista rescatable por las situaciones humanas que inventó, que exhiben el carácter
conflictivo de las relaciones entre personas, en especial las amorosas, verdaderos
hervideros de incomprensión; analizando Belarmino y Apolonio, de Pérez de Ayala, y
describiendo a Belarmino como el personaje que reencarna la sabiduría griega contenida
en la palabra Logos; valorando a Gabriel Miró como un gran novelista desde el análisis
del espacio del mundo y la existencia en él; analizando en qué consiste el uso literario de
la metafísica por Borges, debido a que el lector encuentra en su literatura de lo que había
sido ya objeto de reflexión, análisis y argumentación. Y presentando a tres escritores
bastante desconocidos para el ámbito literario chileno: Walcott, el “afrosajón, creador de
39
una obra poética de gran luminosidad, sustentada por una visión histórica, resultado de
un compromiso cultural”; Naipaul, “un novelista crítico que se niega a adoptar un partido
y que no parece tener confianza alguna en la fecundidad práctica de su actividad crítica”,
y Gombrowicz, que interesa por los asuntos e ideas universales de que tratan sus libros
y por habernos mirado como hispanoamericanos desde una perspectiva desconocida y
audaz.

Quien se asome a las páginas de Luces oblicuas encontrará reflexiones sobre la


contemporaneidad del hombre y su entorno, juicios -sin esa insana tendencia a la
pontificación y al dictamen prematuro- a propósito de hechos singulares, sorprendentes
e inauditos. La lectura atenta de sus ensayos ofrece las claves de un ejercicio personal
que presenta las propias convicciones en compañía de otras voces.

El Humanismo
Las humanidades son una creación del humanismo. Pero "humanismos" hubo
varios, antes del que nos interesa aquí, algunos ya en la Edad Media y otros después de
ella; entre los anteriores tuvo lugar un humanismo famoso en la corte de Carlomagno,
pero no produjo efectos duraderos fuera de esta corte. Para asociarlo a la situación
presente se refiere al humanismo del Renacimiento italiano, el que genera en los siglos
XV y XVI los llamados studia humanitatis, origen de nuestras "humanidades". De manera
que el humanismo y las humanidades en cuestión son de la misma época y están
estrechamente relacionados entre sí. La palabra que genera los nombres de estos dos
fenómenos históricos pertenece a la lengua italiana: "umanista", fue usado primero para
designar a los profesores de retórica de algunas universidades italianas, y es vertida del
vernáculo al latín. Y "humanismo", la expresión abstracta para el conjunto de ideas y
preferencias del Renacimiento italiano es una creación muy posterior de eruditos
alemanes de principios del siglo XIX dedicados a estudiar los comienzos de la edad
moderna.

La época a la que nos referimos se siente nueva y capaz de las hazañas más difíciles y
riesgosas. En su conciencia de sí, ella es un redescubrimiento del hombre, o un
renacimiento, como más tarde se decidió llamarla. La más exaltada versión de las
posibilidades del hombre, de la extensión de su libertad para pensar y hacer, la

40
encontramos en la llamada Oración sobre la dignidad del hombre de Pico Della Mirandola,
de fines del siglo XV. Comienza por una alabanza del hombre que en parte se basa sobre
discursos antiguos acerca del mismo asunto. El hombre como inventor de las artes y las
técnicas, como poseedor de la razón y del lenguaje, como semejante de Dios, etc. son
temas que se vuelven a recoger en la Oración de Pico. Pero éste destaca sobre todo la
libertad humana: el hombre carece, sostiene, de una naturaleza fija. Ello hace posible
que su vida dependa solo de su libre arbitrio.

La idea del individuo como un microcosmos que se hace a sí mismo entraña las
nociones de la autosuficiencia y la universalidad de cada cual. La voluntad libre se puede
dar estas condiciones por propia iniciativa. Si el hombre está dotado en principio para
valerse de todas las posibilidades de ser y si elige cultivarlas realizará la plenitud de su
vocación universal y la autonomía de quien se basta a sí mismo.

Cito un pasaje en el que Pico dice, recomendando estudiar todas las filosofías:

"Es parte de una mente angosta confinarse solo al Pórtico o a la Academia. Nadie
puede elegir adecuadamente lo que le conviene de todas las filosofías si no se ha
familiarizado antes con todas ellas. Además, considérese que en cada escuela hay
algo distintivo de ella que no tiene en común con las demás".

Encontramos todavía esta ambición humanística del individuo como microcosmos


entre los ideales de Goethe, tres siglos después, y, aún más sorprendente, cincuenta
años más tarde, hay otra versión de la misma en la obra de Carlos Marx, que anuncia
que en la sociedad comunista que seguirá a la dictadura del proletariado, los trabajadores
podrán, después de aportar su trabajo a la sociedad, cultivar todas sus más diversas
potencialidades: se harán músicos, jardineros, poetas, médicos y exploradores en su
tiempo libre. El humanismo representativo de esta idea del hombre pronto será objeto de
crítica desde varios frentes diversos. Tratarán de refutarlo sobre todo y en primer lugar
los pensadores cristianos que condenarán la soberbia y las excesivas pretensiones que
lo caracterizan. La obra de Pascal, por ejemplo, constituye un poderoso recordatorio de
lo que el pensador llama "la miseria del hombre", que no pasa de ser una criatura de un
día que, ocultándose la muerte, consigue aturdirse provisoriamente y vivir aquí a su

41
antojo, como si no supiera que la insignificancia del individuo será sometida a un juicio
final severo después de la muerte.

Varios aspectos de la manera renacentista de pensar son objetos de crítica en


nombre de posibilidades de la modernidad, que hará sentir su influencia contrapuesta a
lo largo del siglo XVII. La conquista de la naturaleza por la ciencia de nuevo cuño
introduce el proyecto ingente de cambiar la suerte del hombre mediante la conducción
sabia de las energías naturales puestas al servicio de fines humanos. Lo que Bacon y
Descartes llamaron "el reino del hombre en la tierra" es un proyecto colectivo destinado
a cambiarle la vida a la humanidad toda. No a reservar sus beneficios para un grupo
selecto. La importancia suprema del individuo plenamente desarrollado comienza a ser
desplazada por grandes vuelcos históricos. Esperando grandes beneficios de las ciencias
del mundo físico y de las técnicas derivadas de ellas, lo que importa no es el refinamiento
sino la confiabilidad del conocimiento, su seguridad. La razón humana, de la que depende
la investigación de la naturaleza, será puesta a prueba ahora. Descartes investiga y
diseña un tratamiento metódico para ella, capaz de garantizar los resultados que produce.

Por otra parte, la empresa cartesiana de devolver la razón al punto cero para
hacerla capaz de controlar todas sus operaciones, inaugura una larga época de vigencia
del ideal de la tabla rasa en varias áreas de la cultura. La racionalidad moderna queda
ligada, por su radicalismo, al mito del retorno al punto cero cartesiano en el que un hombre
carente de herencia, de predecesores, es capaz, sin embargo, de actuar fecundamente,
garantizado por el vacío inicial y por el método preestablecido para avanzar al futuro
deseable.

El humanismo renacentista y su subproducto, las humanidades, las que forman


parte todavía de nuestros sistemas educativos, se conservan mezcladas con elementos
incongruentes que las tornan confusas y las debilitan. En todo caso, las humanidades
que tenemos no repiten en este lado del mundo a sus modelos originales. Tal vez los
elementos predominantes de la relativa continuidad de Europa en la América Hispánica
sean la lengua castellana y el cristianismo.

42
El hombre humano y el estudio del hombre como ser natural

El hombre humano al que están destinadas las humanidades, es el hombre de que


tratan la antropología contemporánea y otras disciplinas con arrestos doctrinarios muy
poco científicos. El estudio del hombre como ser natural, esto es, como parte de una
naturaleza que comparte como animal con otras especies que la suya, es un estudio
perfectamente legítimo mientras se mantiene dentro de los límites de su punto de vista
bastante parcial.

Cuando se extralimita y pretende cubrir aquellos sectores de la vida y la actividad


humanas que no caen dentro del campo de su competencia, la ciencia ha dejado de ser
lo que pretende, para dar lugar a la charlatanería y la propaganda ideológica. Ni la
antropología, ni la biología, ni la psicología naturalista, ni muchas otras disciplinas que
comparten el punto de vista antropológico que se ocupa del hombre como objeto o cosa,
pueden referirse buenamente a las dimensiones histórico-culturales que están en juego
allí donde lo que importa es el pensamiento, la educación, la moralidad, la convivencia
política, el lenguaje, las artes, en suma, el patrimonio espiritual de una humanidad que
tiene futuro debido a que no ha perdido el contacto con la tradición específica que lo
separa de la naturaleza y los animales.

Mientras los estudios humanísticos sean capaces de mantener viva la noción del
lugar preciso y bastante honroso que le corresponde a la humanidad en el mundo,
conservarán un nexo potente con su origen en la Europa renacentista. Este nexo servirá
para sanar las heridas que la conquista y colonización europea de las Américas han
dejado entre nosotros. Podremos decir, parafraseando a Neruda: se llevaron el oro, pero
nos dejaron una idea de humanidad que nos defiende de las confusiones que derivan de
unas ciencias que, olvidando su compromiso con la verdad, no saben respetar sus
propios límites.

Ser capaz de transformar la propia animalidad

El hombre se expone continuamente más allá de lo que ha sido. Este exceso es


peligroso, resulta de una actividad no ejercitada antes y no tiene garantías de salir bien.
Exponerse en el sentido literal de ponerse fuera de lo heredado y conocido, en el sentido
de exceder límites, es propio de lo humano. Tanteando lo posible, lo que puede llegar a
43
ser el futuro es lo que nos obliga con el pasado. No en el sentido de que es aquello que
queremos repetir, sino en otro distinto. El pasado exhibe otros tanteos, otras
extralimitaciones, que nos ayudan a leer nuestras propias posibilidades de ser que
todavía no están disponibles para valerse de ellas. En el espíritu de este tipo de educación
humanística es que nos resulta hueca la famosa frase: "Nada humano me es ajeno".
Resulta obvio que quien la enuncia no sabe lo que lo espera.

Voluntad de vencer y de vencerse


Este ensayo enfoca a don Quijote desde el punto de vista del variado e intenso
ejercicio de la voluntad que lo caracteriza; el protagonista de Cervantes decide por sí
mismo cambiar de vida y darse una existencia nueva elegida libremente. Procede, sin
vacilar, a preparar su salida al mundo como otro del que solía ser. Y, en efecto, su
determinación voluntaria es tan poderosa que nada ni nadie lo separa de su
determinación primera. El sentido de su brusca conversión es luchar contra diversos
males y contra los agentes que lo practican impunemente. Decidido a vencer a los
enemigos según el modelo caballeresco, busca también lograr la fama imperecedera del
tipo que conquistan los andantes de sus novelas favoritas. La elección del modelo de
existencia lo obliga a adoptar todas las reglas de vida y la moral caballeresca,
sometiéndose así a su propia voluntad. Cabalgando a la ventura ha de velar sobre sí para
no apartarse un ápice de los ideales que se ha autoimpuesto.

Don Quijote al final cambia, su situación es otra, pero jamás depone su voluntad
sino solo ante la muerte próxima. Su decisión final, es su conversión a la sensatez que le
pedían todos, precedida, como no puede menos de ser, por el reconocimiento de su
locura previa, que lo sustraía de la humanidad común. Con la misma radicalidad con la
que, al comienzo de la novela, decide salirse de su casa y cambiar de vida, ahora
despierta gritando: “¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho!... Yo
tengo juicio ya, libre y claro…Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla
de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase
renombre de loco; que, puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi
muerte”. Lo vemos, pues, aunque muriéndose, tan vivaz, decidido y voluntarioso como
antes, pretendiendo darle forma adecuada y propósito expresivo a la muerte inevitable:
“querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala”.
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Querer hacer algo con la muerte en vez de simplemente aceptarla o padecerla cuando
llega, es tan “quijotesco”, en el sentido popular del término, como proponerse expulsar el
mal del mundo.

Pero don Quijote moribundo todavía descubre un estrecho espacio en el que


preparar, mediante las medidas adecuadas, la opinión póstuma que dejará entre los
vivos. La preocupación por la opinión póstuma lo había sacado de su aldea natal. Con
esta vuelta al origen del protagonista y de su empresa toda, don Quijote se convierte al
sentido común y se hace cargo de la organización de su propia muerte, la que, por su
voluntad, será la muerte de un hombre razonable.

Homenaje a los Premios Nacionales de Humanidades (extracto del discurso


de Marcos García de la Huerta.
El mejor homenaje que se puede hacer a un autor es leerlo, claro, pero no estamos
aquí para eso. Podemos sí, sugerir algunas ideas a modo de introducción a su lectura y
preguntar cómo abordar esta obra múltiple y compleja, diáfana, sin embargo, gracias a
una escritura desenvuelta y natural. Se inicia con tres excelentes libros sobre Hegel: la
filosofía del derecho y del arte; continúa con el análisis y discusión del pensamiento de
los principales filósofos del siglo XX, todo eso cruzado con ensayos lúcidos y profundos
sobre poetas y narradores, de preferencia también contemporáneos. La relación entre
estos dos aspectos -el filosófico y el literario-, constituye todo un envite, que bien podría
llevarnos tiempo completo. Me limitaré pues, a proponer algunas líneas de exploración
de este vastísimo universo, siguiendo algunas pistas que la misma autora ha sugerido.

Los filósofos interpelados, aparte de Hegel, son: Sartre, Wittgenstein, Heidegger y


Sloterdijk, en ese mismo orden; los escritores hacen legión: Kafka, Dostoievski, Naipaul,
Coetzee, José Luis Martínez, entre muchos otros. "El estudio de la obra de Hegel, al que
dediqué unos seis años, señala Carla, responde a 'un empeño de autoeducación', "nunca
pretendí plegarme a la manera de pensar de Hegel".

"Para decidir acerca de qué pensar me reservaba a los filósofos del siglo XX. Luego
me pasé a los Sartre, Wittgenstein, Heidegger y Sloterdijk del siglo pasado y ahí, en
relación con ellos, se formó mi manera de pensar". Lo que uno mismo piensa es la
instancia decisiva, aunque no definitiva ni concluyente; el sujeto que piensa es un yo, un

45
yo situado, no aislado. El pensamiento es algo que tiene lugar: se da en un sitio, a partir
de una experiencia del mundo y acontece en una suerte de diálogo interminable consigo
mismo y con otros: a través de ellos y de mi experiencia del mundo encuentro las
palabras, el estilo y las formas que expresan "mi manera de pensar". No se trata, pues,
de historia de las ideas, sino de que pienso entre otros "yo", desde y a través de ellos,
con ellos, quizás a veces contra ellos, toda la gama de las preposiciones cabe aquí, salvo
alguna que indique subordinación; la autoridad no es criterio. Leer es un acto que dilata
mi mundo y libera mi subjetividad, no la anula ni la neutraliza.

46
III. CONCLUSIONES

En el estudio llevado a cabo para la entrega de este trabajo, hemos


podido darnos cuenta de que el pensamiento de estas mujeres, pensadoras de nuestro
tiempo, no sólo lo limitaron al campo de la filosofía, y han influido o sido un aporte al
desarrollo de la sociedad en que vivimos. Se han dedicado al estudio de las
humanidades, de la filosofía del derecho, la política, la ética en el desarrollo económico.
Han defendido los derechos de la mujer, de los niños, de la comunidad homosexual, de
los animales, de los derechos del ser humano en general; y desarrollado sus propias
ideas feministas.

Martha Nussbaum en el estudio de las humanidades, plantea la


necesidad de cultivar nuestra capacidad de respeto mutuo, de comprensión y de
compasión, considerando que ésta debe ser la contribución de las humanidades a la
educación, ya que ellas nos proporcionan no solo conocimientos sobre nosotros mismos
y sobre los demás, sino que nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la
aspiración de todo individuo a la justicia.

Sus pensamientos filosóficos no se han enfocado en aquellas áreas


de conocimiento donde era habitual, como la filosofía política, la ética o la economía del
desarrollo humano, sino que ha ampliado influencia, al ser utilizado como fundamento
filosófico para la creación de indicadores sobre pobreza, calidad de vida en pacientes o
usuarios de servicios básicos de salud, al abordar la responsabilidad social de las
empresas, la educación superior, el concepto de la sostenibilidad, el cambio climático o
el impacto de la tecnología en la vida de las personas.

Los aportes efectuados por Susan Haack han sido en diversos ámbitos
filosóficos, como la lógica, la epistemología, la ética, los estudios pragmatistas, la filosofía
del derecho y la filosofía de la ciencia. Sostiene que, a pesar del estado en que pueda
encontrase actualmente la filosofía nosotros no podríamos avanzar sin los intermitentes
haces de luz, que la filosofía entrega cada día al mundo.

Para Adela Cortina, la ética no puede reducirse al cumplimiento del


deber, sino que debe permitir dar respuesta a los problemas diarios de la ciudadanía. En
la actualidad, no es suficiente con reclamar derechos, sino que es necesario asumir
47
responsabilidades. Para ello ser humano debe tener la capacidad de darse normas a sí
mismo a través de la razón, el diálogo y la cordura, estableciendo una ética de mínimos
a partir de valores compartidos, la cordialidad que complementa su fundamentación ética
inicial y la participación de la ciudadanía en las normas que les afectan.

Victoria Camps sostiene que la ética no puede prescindir de la parte


emotiva del ser humano porque su tarea principal es, precisamente, poner orden y dotar
de sentido a lo que nos afecta, con la finalidad de vivir y convivir mejor, para conseguir
una sociedad con seres autónomos desde el punto de vista moral.

Carla Cordua sostiene que cuando la ciencia se extralimita y pretende


cubrir aquellos sectores de la vida y la actividad humanas que no caen dentro del campo
de su competencia, ha dejado de ser lo que pretende, para dar lugar a la charlatanería y
la propaganda ideológica. Ni la antropología, ni la biología, ni la psicología naturalista, ni
muchas otras disciplinas que comparten el punto de vista antropológico que se ocupa del
hombre como objeto o cosa, pueden referirse buenamente a las dimensiones histórico-
culturales que están en juego allí donde lo que importa es el pensamiento, la educación,
la moralidad, la convivencia política, el lenguaje, las artes, en suma, el patrimonio
espiritual de una humanidad que tiene futuro debido a que no ha perdido el contacto con
la tradición específica que lo separa de la naturaleza y los animales.

Sin lugar a duda, estas filósofas se han dedicado al estudio de la filosofía


aplicada al hombre y a la sociedad donde este se desarrolla, con el objetivo de dar
solución a las numerosas problemáticas que se presentan en los distintos ámbitos del
diario vivir. Con sus estudios han contribuido a la realización de cambios trascendentales
en la sociedad. Por ello esperamos que este trabajo sea una contribución real para todos
quienes hemos tenido la oportunidad de conocer sus ideas, un aporte a nuestra cultura y
un llamado a tomar lo que ellas nos dicen en sus obras, para así realmente y con nuevos
conocimientos, despertar en nuestra conciencia la luz de la libertad que nos lleve a
combatir contra los enemigos que abaten del hombre, como lo son la ignorancia, la
superstición, la avaricia, la injusticia, el privilegio, la tiranía y la opresión, males aún
presentes y que no hemos podido erradicar de la sociedad.

S.E.P.
48
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