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prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.
COMISIÓN ORGANIZADORA
XVIII JORNADAS NACIONALES DE DERECHO CIVIL
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Presentación................................................................................... 1
Conferencia inaugural
Primera Parte
Familia y persona
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Segunda Parte
Bienes
Una revisión del concepto de Posesión.......................................... 231
Rodrigo Barcia Lehmann
Art. 703 inciso segundo del Código Civil. La influencia de
Bentham en los títulosconstitutivos de dominio. Nueva publi-
cación de Bello............................................................................... 249
Patricio I. Carvajal Ramírez
Índice III
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Tercera Parte
Sucesiones
Los defectos en el domicilio de los testigos y la validez del
testamento...................................................................................... 347
Fabián Elorriaga De Bonis
El abandono de las personas de edad avanzada y la indignidad
por faltade socorro en estado de demencia................................... 367
Susana Espada Mallorquín
Cuarta Parte
Obligaciones
Notas sobre el artículo 1678 del Código Civil............................... 385
Jaime Alcalde Silva
IV Índice
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Quinta Parte
Contratos
La buena fe en la etapa postcontractual. Algunas reflexiones
sobre su función y consecuencias.................................................. 487
María Graciela Brantt Zumarán
La teoría de los riesgos y la frustración del contrato..................... 505
Sebastián Nicolás Campos Micin
¿Resulta útil la distinción entre inmuebles urbanos y rústicos
para los efectosdel contrato de arrendamiento?............................ 523
Juan Ignacio Contardo González
La conexión entre el momento inicial del contrato de arren-
damiento y su terminación, en torno a la carga de la prueba.
Apuntes sobre el artículo 1947 del Código Civil........................... 535
Andrés Erbetta Mattig
No deje el camino por coger la vereda: la pérdida de affectio
societatis como causa grave de disolución de la sociedad co-
lectiva de duración limitada........................................................... 555
Pablo Manterola Domínguez
Índice V
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Sexta Parte
Protección de los consumidores
¿La “garantía de automóviles” del artículo 12 C adscribe a la
fisonomía de las garantíasreguladas en la LPDC? Análisis de
sus deberes informativos................................................................ 633
Francisca María Barrientos Camus
Sanciones de derecho privado de cláusulas sorprendentes en
contratos por adhesión................................................................... 651
Gabriel Hernández Paulsen
Plazo de garantía y plazo de durabilidad de los productos, luego
de la entradaen vigencia de la Ley Nº 21.398............................... 667
Erika Isler Soto
El deber de profesionalidad y la responsabilidad por las de-
claraciones publicitarias: una aproximación desde el derecho
chileno............................................................................................ 683
Patricia Verónica López Díaz
La transacción en el Procedimiento Voluntario Colectivo. Aná-
lisis de sus efectos.......................................................................... 703
María Elisa Morales Ortiz
VI Índice
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Séptima Parte
Responsabilidad civil
Página
Página
Ángel Fontt, María Paz Sims y Javiera Cáceres, hicieron posible el éxito
de esta actividad académica de gran envergadura.
En cuanto a los trabajos de edición de las actas que ahora presento,
reconocer el trabajo de los profesores Isaac Ravetllat, Carolina Riveros,
Alexis Mondaca y Daniela Jarufe, así como también la tenaz labor realiza-
da, ahora por nuestras asistentes de edición, Pau Arratia y Dani González.
Finalmente, agradecemos a la Editorial Thomson Reuters por el apoyo
continuo que ha entregado a este proyecto, dándole un soporte material
a los ya miles de trabajos que han sido presentados en las Jornadas, ofre-
ciendo a la comunidad jurídica nacional, quizá la obra colectiva de mayor
importancia e influencia en el desarrollo del derecho nacional.
Esperamos que este nuevo volumen de Estudios de Derecho Civil, co-
rrespondiente a su XVI entrega, continúe sirviendo al desarrollo y progreso
de esta disciplina jurídica, en sus diversos estratos –profesional, judicial y
académico– tal y como lo ha venido haciendo desde su primera versión.
1. Introducción
*
Doctorando en Derecho, Universidad de Chile. Magíster en Derecho mención en Derecho
Privado, Universidad de Chile. Máster en Economía y Derecho del Consumo, Universidad de
Castilla-La Mancha. Instructor del Departamento de Derecho Privado, Universidad de Chile.
Dirección postal: Pío Nono 1, Providencia. Correo electrónico: scampos@derecho.uchile.cl.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3236-8630.
**
Agradezco los comentarios que hicieran a esta ponencia los profesores Hernán Corral,
Enrique Barros, Claudia Mejías y Rodrigo Momberg. Sus observaciones han sido consideradas
en este borrador final.
1
Campos (2020), pp. 51-62.
2
En el medio nacional, normalmente se consigna que las condiciones de aplicación de
la teoría de los riesgos son: a) existencia de un contrato bilateral; b) que el contrato esté en
curso, es decir, que existan obligaciones pendientes de cumplimiento, y c) la configuración de
una imposibilidad sobrevenida, definitiva, total y no imputable. López y Elorriaga (2017),
pp. 651-653.
3
Claro (2013b), p. 606; Campos (2020), p. 63. En contra, consignando las tres reglas
(res perit creditori, res perit debitori y res perit domino) como posibles soluciones para los
riesgos del contrato, López y Elorriaga (2017), pp. 654-657.
506 Sebastián Nicolás Campos Micin
ro (2013b), pp. 600-606; Elorriaga (2013), pp. 289-294; López y Elorriaga (2017),
pp. 657-660; y Henríquez (2012), pp. 564-567. La regla, por sus condiciones de aplicación,
solo operaría tratándose de compraventas o permutas no condicionales de especies o cuerpos
ciertos (Alessandri (1988), pp. 245, 246 y 249; y Ramos (2008), p. 271).
5
Al respecto, Campos (2020), pp. 67-76.
Según es sabido, en lo que atañe a las obligaciones de género, el artículo 1510 del Código
6
Civil dispone que “la pérdida de algunas cosas del género no extingue la obligación”, de modo
que, en principio, está excluida la imposibilidad sobrevenida. No obstante, la improcedencia
del modo de extinguir no es absoluta: en la medida que se produzca la pérdida de todos los
individuos del género, la obligación sí se extinguirá. Entre otros, Alessandri (1988), p. 468;
Brantt (2010), p. 201; y Barros (2007), p. 739. Asimismo, a propósito de las obligaciones
de género precisado o limitado: Claro (2013c), pp. 498 y 499; Meza (2007), pp. 225 y 226;
Abeliuk (2014a), p. 451; y Abeliuk (2014b), p. 1383.
La teoría de los riesgos y la frustración del contrato 507
7
Claro (2013b), p. 601.
8
Alessandri (1988), p. 248; Elorriaga (2013), p. 296; y López y Elorriaga (2017),
pp. 660 y 661.
9
Elorriaga (2013), pp. 296 y 297.
10
Véanse § 326 del BGB y artículos 1463 y 1464 del Codice Civile, 1218 inciso 2º del
Code, 9:303 (4) de los PECL y III.-3:104 (4) del DCFR. Una aproximación diversa puede
advertirse en los artículos 7.1.7 (4) de los PICC, 79 (5) de la CISG y 90 (1) de los PLDC, que
no disponen la resolución automática del contrato, sino que atribuyen un derecho de opción
al acreedor en el entendido de que la imposibilidad sobrevenida, pese a su efecto extintivo,
puede ser tratada como una hipótesis de incumplimiento. Al respecto, De la Maza y Vidal
(2020), pp. 103-107; Campos (2020), pp. 62-66.
11
Alessandri (1988), p. 249; Abeliuk (2014b), p. 1400; López y Elorriaga (2017),
pp. 661 y 662; De la Maza y Vidal (2018), p. 267; y Zúñiga (2020), p. 91.
12
López y Elorriaga (2017), p. 682.
13
Claro (2013b), p. 600.
508 Sebastián Nicolás Campos Micin
En esta línea, De la Maza y Vidal (2020), pp. 101-107. En contra, aunque por razo-
14
nes que no comparto (la necesidad de un incumplimiento imputable a culpa o dolo), López
y Elorriaga (2017), p. 682.
15
Cárdenas y Reveco (2018), p. 35.
Se trata, en esencia, de una tesis cuyos primeros antecedentes están en Claro. Claro
16
18
Banfi (2006), pp. 29-38; Lyon (2017), pp. 171 y 172; Peñailillo (2000), p. 224;
Dörr (1985), p. 266; Corral (2010), p. 241; Molinari (2019), pp. 447-461; y Tapia (2020),
pp. 226 y 227.
19
Al respecto, Treitel (2003), pp. 866-925; Beale et al. (2019), pp. 1185-1207; Car-
twright (2019), pp. 356-366; García (2014), pp. 63-106; Castiñeira (2017), pp. 233-246;
y Leiva (2019), pp. 528-554.
20
Como señala Treitel, “(a)fter being established in Taylor v Caldwell, the doctrine of
frustration entered into a period of growth. It was extended to cases in which performance
became impossible otherwise than through the perishing of a specific thing; and even to cases
where performance did not become impossible at all but the commercial object, or purpose,
of the contract was frustrated. In Krell v Henry the defendant hired a flat in Pall Mall for
the days on which the processions planned for the coronation of King Edward VII were to
take place. His object was to see the processions, though this was not expressly stated in the
contract. The contract was frustrated when the processions were postponed because of the
illness of the King. Performance was not physically impossible: the defendant could have used
and paid for the flat on the days in question. But frustration was not restricted to physical
impossibility: it also applied “to cases where the event which renders the contract incapable
510 Sebastián Nicolás Campos Micin
como una de las tantas causales de frustration, Treitel (2003), pp. 866-869, 885-887. En el
mismo sentido, refiriendo los coronation cases –que son los casos emblemáticos de frustration
of purpose– como casos propios de la doctrine of frustration, McKendrick (2013a), p. 42;
Cartwright (2019), pp. 361 y 362; Burrows (2020), p. 172.
23
Cartwright (2019), p. 358.
24
Molinari (2019), p. 455, y Caramelo (2015b), p. 483. En efecto, un punto de capital
importancia en la frustration es el relativo a cuándo un fin se entiende incorporado y protegido
por el contrato. En el ámbito estadounidense, el § 265 del Restatement (Second) of Contracts
no aporta muchas luces. A la luz de la jurisprudencia inglesa, si bien no se exige que el fin
sea común, es necesario que haya sido conocido por ambas partes y que sea justamente ese
fin el que otorga sentido al contrato para la parte que lo pretende. De este modo, no cualquier
fin queda amparado por el contrato, sino solo aquel que sea causalizado y que se desempeñe
como la razón determinante para la celebración del acuerdo. De ahí el fuerte vínculo entre la
La teoría de los riesgos y la frustración del contrato 511
ticando este extremo, Castiñeira sostiene que la excusa para incumplir la obligación propia
en los supuestos de frustración no debiese consistir en que la obligación recíproca se haya
hecho imposible, sino en su inidoneidad sobrevenida. Con todo, el autor reconoce que una
concepción amplia de la frustration permite comprender en ella los supuestos de imposibilidad.
Castiñeira (2017), pp. 238-242.
33
Treitel (2003), p. 869.
La teoría de los riesgos y la frustración del contrato 513
34
Marín (2020), pp. 250 y 251.
35
Cartwright (2019), p. 364. Se discute si el propósito que subyace a la ley es preve-
nir un enriquecimiento injusto o establecer un mecanismo flexible para ajustar las pérdidas
derivadas de la frustration. En opinión de McKendrick, a diferencia de lo que ocurre en Co-
lumbia Británica y en Australia del Sur, la ley inglesa solo aspira a la restitución de aquellos
beneficios que configuran enriquecimientos injustificados (McKendrick (2013b), pp. 228 y
229). Como sea, es claro que la ley de 1943 tiene por objetivo fundamental regular los efectos
derivados de la frustration y que el contenido y causales de esta, al no estar específicamente
regulados en la ley, siguen encontrándose en el common law (McKendrick (2013b), p. 227).
36
Corral (2010), p. 252.
514 Sebastián Nicolás Campos Micin
37
Formulo la misma crítica que expondré aquí en Campos (2020), pp. 179 y 180.
Distinguiendo entre error en las calidades de la cosa y error en circunstancias esenciales
38
para el cumplimiento del fin del contrato, Castiñeira (2017), p. 64. Para una revisión más
profunda del error en las calidades de la cosa, Martínez (2003), pp. 132-136.
39
Castiñeira (2017), pp. 144 y 145.
40
García (2014), p. 285.
41
Castiñeira (2017), p. 146.
Dörr (1985), p. 266; Lyon (2017), p. 175, y Molinari (2019), pp. 454 y 455. Reco-
42
regulan la frustración del contrato. Véanse, en particular, artículos 85 de los PLDC y 1091
del Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación.
La teoría de los riesgos y la frustración del contrato 515
44
En derecho comparado, la doctrina neocausalista encuentra consagración en el ar-
tículo 1013 del Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, que dispone: “Artículo 1013.
Necesidad. La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y
subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, ade-
cuación o extinción del contrato”. Una disposición como esta confiere un mejor acomodo
sistemático a instituciones como la teoría de la imprevisión y la teoría de la frustración del
contrato. Relacionando el referido artículo 1013 con el 1090 (que consagra la frustración del
contrato), Caramelo (2015a), p. 411, y Caramelo (2015b), p. 483.
45
Tapia (2020), pp. 231-233.
46
Molinari (2019), pp. 456-458.
516 Sebastián Nicolás Campos Micin
construction theory, la total failure of consideration theory y la just and reasonable solution
theory). Al respecto, García (2014), pp. 75-86.
48
García (2014), pp. 76-79.
49
Cartwright (2019), pp. 357-359; De Castro (1985), p. 324.
Suele afirmarse que en “Taylor v. Caldwell” (1863), el juez Blackburn intentó fundar
50
resolutoria implícita es, ante todo, una regla de justicia que integra un vacío
en la regulación del contrato.51 Se trata, en otras palabras, de una regla
que opera ante el silencio de las partes y del derecho dispositivo. La regla
puede encontrar su asiento en la buena fe contractual (ex artículo 1546 del
CC) y su función suplementaria.52
A la luz de lo expuesto, aunque la ley no lo diga, todo contrato bilateral
estaría sujeto a una condición resolutoria implícita referida al caso de que
una o más circunstancias, que han servido de base para la celebración del
contrato, resulten alteradas de manera sobrevenida por causas imprevisi-
bles, frustrándose el propósito que ha determinado su celebración. Solo
así encontraría explicación que la desaparición sobrevenida de la causa dé
lugar a la resolución, pudiendo darse un alcance renovado al artículo 1467
inciso 1º del Código Civil.
En la hipótesis específica de que la frustración se produzca por la im-
posibilidad sobrevenida de una de las obligaciones, la resolución, tal como
sugiriera en su momento Claro, operaría de pleno derecho.53 En este
extremo, a diferencia de lo que ocurriría en otras hipótesis de frustración,
no sería necesario una sentencia judicial.54
En suma, la tesis propuesta, sin llegar al extremo de adherir a una
visión del incumplimiento ajena a nuestro sistema, evita la aplicación de
considera que la frustración ha de ser imprevisible para ambas partes (Cartwright (2019),
pp. 358 y 359). En este sentido, “Hirji Mulji v. Cheong Yue Steamship Co. Ltd.” (1926), que
enfatiza que el efecto de la frustración no depende de la intención de las partes, implica una
evolución en el perfilamiento de la teoría.
51
Véase “Davis Contractors Ltd v. Fareham UDC” (1956), especialmente la opinión de
Lord Radcliffe.
52
Respecto a esta función, Campos (2021), pp. 105-159.
53
Según Claro, la resolución por desaparición sobrevenida de la causa operaría de pleno
derecho. Claro (2013a), pp. 167 y 168.
54
Salvo el caso en que se sustente en una imposibilidad sobrevenida no imputable, es
usual que se afirme que la resolución derivada de la frustración del contrato debe ser declarada
judicialmente. Ello es consecuencia de que la frustración sirve como excusa para el incumpli-
miento, de modo que, pudiendo ser renunciada, debe ser alegada por quien desea beneficiarse
de ella (García (2014), p. 100). Entre nosotros, Molinari (2019), p. 456. No obstante, en
Argentina, según Caramelo, la resolución por frustración del contrato siempre operaría sin
necesidad de declaración judicial (Caramelo (2015b), p. 484). En el derecho inglés, de don-
de proviene la institución, también se estima que la resolución opera automáticamente, sin
necesidad de declaración judicial (Cartwright (2019), p. 365; McKendrick (2011a), p. 38).
518 Sebastián Nicolás Campos Micin
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La teoría de los riesgos y la frustración del contrato 521
Abreviaturas