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TRATADO DE DERECHO
ADMINISTRATIVO
Tomo IV
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE
LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO
ADVERTENCIA
,A ,EY . SOBRE 0ROPIEDAD )NTELECTUAL PROH¤BE EL USO NO EXCEPTUADO DE OBRAS PROTEGIDAS SIN LA AUTORIZACIN EXPRESA DE LOS TITULARES DE LOS DERECHOS
DE AUTOR %L FOTOCOPIADO O REPRODUCCIN POR CUALQUIER OTRO MEDIO O PROCEDIMIENTO DE LA PRESENTE PUBLICACIN QUEDA EXPRESAMENTE PROHIBIDO 5SOS
INFRACTORES PUEDEN CONSTITUIR DELITO
I
Cada uno de los tomos que integra este Tratado de Derecho Administrativo, en sí mismo,
constituye un completo estudio jurídico del tema de que se ocupa, y los ocho, en su conjunto,
modelan la más completa obra escrita en Chile sobre el Derecho que rige el ser y el actuar de la
Administración del Estado de Chile.
ROBERTO NAHUM ANUCH
Decano de la Facultad de Derecho
Universidad de Chile
s
Quiero hacer llegar mis más cordiales felicitaciones a los colegas Rolando Pantoja B., Manuel
Tobar L., Ramón Huidobro S., Gladys Camacho C., Sandra Álvarez T., José Luis López B.,
Claudio Moraga K. y Natalia Muñoz Chiú, por tan necesaria iniciativa, que será, sin duda, un
valioso aporte al perfeccionamiento de nuestra disciplina en Chile.
PATRICIO AYLWIN AZÓCAR
Profesor Emérito de la Universidad de Chile
Presidente de la República (1990-1994)
s
Mi saludo y felicitación al grupo de profesores encabezados por el eminente jurista Don Rolando
Pantoja Bauzá, que tan jurídica y brillantemente festejan el Bicentenario de la Independencia de
Chile, mediante la publicación de este monumental Tratado de Derecho Administrativo, cuyos ocho
tomos agotan, desde la perspectiva chilena, los aspectos torales de dicha disciplina, y evidencian,
además, en esa República, la existencia de una sólida Escuela Chilena de Derecho Administrativo,
que mucho ha aportado al desarrollo y perfeccionamiento de la ciencia jurídica.
Dr. JORGE FERNÁNDEZ RUIZ
Profesor Emérito de la Facultad de Derecho de la UNAM
Presidente de la Asociación Internacional de Derecho Administrativo
s
Este Tratado de Derecho Administrativo, obra magna que ve la luz gracias al patrocinio de la
Facultado de Derecho de la Universidad de Chile y de la Comisión Nacional del Bicentenario
2010, constituye una gran noticia para el mundo del Derecho Iberoamericano y acredita el buen
hacer, continuado en el tiempo, de la cátedra de Derecho Administrativo de esa Facultad, dirigida
por nuestro admirado colega Rolando Pantoja Bauzá, que ha sabido ganarse el respeto y prestigio
que otorgan 120 años de docencia y que hoy día nos ofrece una completa visión del Derecho
Administrativo de Chile.
Dr. JAIME RODRÌGUEZ-ARANA MUÑOZ
Profesor Dr. H.C. de la Universidad de La Coruña, España
Presidente del Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo
s
II
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO I
A Andrés
II GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO III
AGRADECIMIENTOS
Agosto de 2010.
IV GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO V
ÍNDICE Página
Página
PRÓLOGO .................................................................................................. 1
INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 35
PRIMERA PARTE
SOBRE LA ACTIVIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN
CAPÍTULO PRIMERO
EL INTERÉS GENERAL Y LOS PRINCIPIOS QUE SIRVEN PARA ENJUICIAR LA
LEGITIMIDAD DE LA ACTUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN
Página
CAPÍTULO SEGUNDO
LA COMPLEJIDAD DE LA ACTUACIÓN ADMINISTRATIVA Y SU CLASIFICACIÓN
7. INTRODUCCIÓN ................................................................................ 81
8. LA COMPLEJIDAD DE LA ACCIÓN ESTATAL Y LAS DIFICULTADES PARA
SU CLASIFICACIÓN ............................................................................. 82
9. LAS MODALIDADES DE ACTUACIÓN ADMINISTRATIVA .............................. 83
SEGUNDA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE POLICÍA O
DE LIMITACIÓN DE LA ACTIVIDAD DE LOS PARTICULARES
CAPÍTULO PRIMERO
LA ACTIVIDAD DE LIMITACIÓN:
LA POLICÍA COMO SU PREDECESORA, CONCEPTO, FUNDAMENTOS Y LÍMITES
Página
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS MEDIOS QUE EMPLEA LA ACTIVIDAD DE LIMITACIÓN
15. LAS FORMAS DE LIMITACIÓN ............................................................... 111
16. LAS TÉCNICAS DE INFORMACIÓN ......................................................... 111
A. Deberes de identificación ......................................................... 115
1º. Identidad de personas ........................................................ 115
2º. Identidad fiscal................................................................... 116
3º. Identificación de bienes ...................................................... 116
B. Deberes formales y documentales ............................................. 117
C. Deberes de comunicación ........................................................ 117
D. Técnicas de comprobación ....................................................... 118
17. LA TÉCNICA AUTORIZATORIA .............................................................. 120
A. Concepto ................................................................................. 120
B. Clases de autorizaciones ........................................................... 122
1. Autorizaciones regladas y discrecionales.............................. 122
2. Autorizaciones simples y complejas .................................... 122
3. Autorizaciones negativas o autorizaciones por funcio-
namiento o de efecto continuado ....................................... 123
C. Régimen jurídico ..................................................................... 124
1. Otorgamiento .................................................................... 124
2. Eficacia de la autorización .................................................. 125
3. Transmisibilidad................................................................. 125
D. La autorización y concesión: una diferenciación proble-
mática ...................................................................................... 126
18. LAS ÓRDENES .................................................................................... 127
IV ÍNDICE
Página
CAPÍTULO TERCERO
LAS SUPERINTENDENCIAS: COMPLEJO ORGÁNICO
PARA EL CONTROL DE LA ACTIVIDAD DE LOS PARTICULARES
Página
Página
TERCERA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE SERVICIO PÚBLICO
CAPÍTULO PRIMERO
LA ACTIVIDAD DE SERVICIO PÚBLICO EN GENERAL
40. CONCEPTO Y CARACTERES .................................................................. 269
41. TIPOLOGÍA ....................................................................................... 277
A. Atendiendo a los sujetos o administraciones territoriales
de los cuales dependen, los servicios públicos pueden ser
nacionales o centrales y municipales ......................................... 278
B. Atendiendo a su relación con el Presidente de la República,
los servicios públicos pueden ser centralizados o descen-
tralizados.................................................................................. 279
C. Atendiendo al ámbito territorial en los cuales desarrollan
su actividad, los servicios públicos dependientes del nivel
nacional o central pueden ser nacionales o regionales ............... 279
D. Atendiendo a los usuarios ......................................................... 280
ÍNDICE VII
Página
CAPÍTULO SEGUNDO
PRINCIPIOS Y REGLAS QUE DEFINEN EL RÉGIMEN DEL SERVICIO PÚBLICO
42. EL ESTABLECIMIENTO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS ................................ 281
43. LOS PRINCIPIOS DEL SERVICIO PÚBLICO ................................................ 286
A. Los principios de regularidad y continuidad ............................. 286
B. Los principios de igualdad y de universalidad ........................... 287
44. LA ORGANIZACIÓN DE LA GESTIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS .............. 288
1. La gestión directa ..................................................................... 288
2. La gestión indirecta .................................................................. 289
45. FORMAS DE PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS........................................... 289
A. Prestación directa ..................................................................... 289
B. Prestación indirecta .................................................................. 290
1. El convenio ........................................................................ 291
2. Los contratos ..................................................................... 291
3. La concesión de explotación de servicio público ................. 292
4. La concesión de actividades cuasi-despublificadas............... 293
CUARTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE REGULACIÓN
CAPÍTULO PRIMERO
SOBRE LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE REGULACIÓN
46. FUNDAMENTO Y CONCEPTO DE LA FUNCIÓN DE REGULACIÓN ................ 297
47. OBJETIVOS Y CONDICIONES DE LA ACTIVIDAD REGULADORA................... 303
CAPÍTULO SEGUNDO
LA ORGANIZACIÓN REGULATORIA DE LOS SERVICIOS DE UTILIDAD PÚBLICA
48. CARACTERÍSTICAS GENERALES ............................................................. 313
VIII ÍNDICE
Página
Página
QUINTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE FOMENTO
CAPÍTULO PRIMERO
SOBRE LA ACTIVIDAD DE FOMENTO
55. CONCEPTO Y FUNDAMENTO DE LA ACTIVIDAD DE FOMENTO.................. 363
56. EVOLUCIÓN DE LA ACTIVIDAD DE FOMENTO ........................................ 368
57. MODALIDADES DE LA ACTIVIDAD DE FOMENTO .................................... 377
A. Medidas honoríficas ................................................................. 377
B. Ventajas jurídicas ..................................................................... 378
C. Ventajas económicas................................................................. 378
58. PRINCIPIOS QUE ORIENTAN Y LIMITAN EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN
DE FOMENTO .................................................................................... 381
A. Principio de igualdad y el fomento económico ......................... 381
B. Principio de legalidad y necesidad de consignación pre-
supuestaria ............................................................................... 383
C. Principios de probidad, de eficacia y eficiencia en la asig-
nación de recursos .................................................................... 383
CAPÍTULO SEGUNDO
LA SUBVENCIÓN PÚBLICA
59. CONCEPTO Y NATURALEZA ................................................................. 385
60. EL ESTABLECIMIENTO DE SUBVENCIONES .............................................. 387
A. Por ley...................................................................................... 387
B. Por decreto supremo ................................................................ 388
61. ÓRGANOS COMPETENTES PARA OTORGAR SUBVENCIONES ....................... 389
62. LOS BENEFICIARIOS DE SUBVENCIONES ................................................. 390
63. LAS ENTIDADES COLABORADORAS ........................................................ 392
64. EL PROCEDIMIENTO DE OTORGAMIENTO DE LAS SUBVENCIONES ............. 392
65. LA RELACIÓN JURÍDICA SUBVENCIONAL ................................................ 393
66. LOS CONVENIOS................................................................................ 393
67. TÉRMINO Y CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA SUBVENCIÓN................... 396
X ÍNDICE
Página
SEXTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE GESTIÓN ECONÓMICA DIRECTA
CAPÍTULO ÚNICO
LA EMPRESA PÚBLICA
68. GENERALIDADES ............................................................................... 401
69. EXCURSUS SOBRE LA HISTORIA DE LA EMPRESA PÚBLICA EN CHILE .......... 402
A. Antecedentes de la empresa pública hasta el último tercio
del siglo XX ............................................................................. 402
B. La breve nacionalización y la privatización ............................... 407
70. CONCEPTO DE EMPRESA PÚBLICA O DEL ESTADO .................................. 411
71. EXCURSUS DE LA NOCIÓN DE EMPRESA PÚBLICA EN EL DERECHO
CHILENO .......................................................................................... 413
72. INEXISTENCIA DE FINES TÍPICOS EN LA EMPRESA PÚBLICA ....................... 422
73. RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS .................................... 425
A. Las empresas públicas forman parte de la Administración
Pública ..................................................................................... 425
B. Los principios constitucionales que informan la actividad
empresarial del Estado.............................................................. 426
1. La libertad económica y la nueva forma de interven-
ción económica del Estado ................................................. 426
2. La empresa pública no goza de privilegios, se regula
por el Derecho Privado ...................................................... 430
3. Las empresas públicas pre-constitucionales ......................... 432
4. Las empresas públicas por formar parte de la Admi-
nistración son fiscalizables por la Cámara de Dipu-
tados .................................................................................. 432
74. EL CONTROL DE LA GESTIÓN .............................................................. 433
A. El control directo por una Administración Pública................... 434
B. La gestión articulada: El Sistema de Empresas públicas
(SEP) ....................................................................................... 434
ÍNDICE XI
Página
Página
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 1
PRÓLOGO
I
Para quien, como yo, habiendo conocido a la Profesora Dra. Gladys Camacho
en la segunda mitad de los años ochenta del pasado siglo (dicho así parece haber
transcurrido más tiempo del real, por más que éste no sea corto), ha podido
–además de trabar con ella amistad– asistir a su formación como investigadora,
primero en el Instituto Nacional de Administración Pública (del que, a la sazón,
era yo Director y a uno de cuyos cursos superiores ella asistió) y luego en el Depar-
tamento de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid (en el
contexto inicialmente de la brillante finalización de su Doctorado y seguidamente
de las tareas docentes e investigadoras del Departamento), constituye una verda-
dera satisfacción poder atestiguar –a la luz de la obra que ahora ha culminado– el
éxito de la maduración de su trayectoria académica, desarrollada ya en el sistema
universitario chileno. Pues sólo quien ha hecho suyas previamente las claves de
la vasta y de suyo indomeñable materia de que ha de ocuparse trabajosamente
el Derecho Administrativo puede afrontar, pertrechado con el necesario bagaje
técnico para poder tener posibilidades de éxito, la exposición sistemática de la
compleja y proteica actividad de ese sujeto que denominamos abreviadamente
Administración Pública y que, en realidad, es una extensa constelación de orga-
nizaciones y entidades de muy variada configuración. Como de la lectura y, en su
caso, consulta de la obra (pues en ambos usos es sin duda útil) podrá comprobar
el lector, el empeño de la autora se ha visto coronado con el cumplimiento pleno
de los objetivos. Lo que desde luego podía esperarse con seguridad, dado el aval
que le presta, con su autoridad académica, el Prof. R. Pantoja, al dar acogida a la
obra en la colección que dirige.
No estando yo en condiciones –por desconocer con la mínima profundidad
que sería exigible el Derecho positivo o siquiera la dogmática iusadministrativa
2 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
II
El considerable volumen de la actividad administrativa y la multiplicidad y
heterogeneidad tanto de los fines perseguidos, como de las materias atendidas y
los mecanismos empleados en ella, siempre ha hecho necesaria su sistematización.
A este efecto la doctrina española no ha manejado ni maneja, sin embargo, un
único criterio, sino varios, que explican y ordenan la materia administrativa desde
distintas perspectivas, sin que ninguno de ellos alcance a justificar un orden que
dé cumplida y satisfactoria cuenta de la totalidad de la misma.
La clasificación canónica en España es la tripartita, cuya formulación primera se
debe a Jordana de Pozas y que distingue en la actividad administrativa: una acción
de policía o coacción (de imperium o coactiva); una acción de servicio público o de
prestación (de realización de prestaciones a los ciudadanos), y una acción de fomento
(de incentivación de la actividad de los particulares). A esta trilogía de categorías
se han añadido luego dos más: una cuarta, que agrupa las acciones administrativas
de producción directa de bienes y servicios de dación de los mismos al mercado, es
decir, de carácter y contenido económicos, desarrolladas en concurrencia con los
particulares (debida a J. L. Villar Palasí y G. Ariño Ortiz); y una quinta, la actividad
arbitral o de mediación entre derechos o pretensiones de particulares (teorizada
sobre todo por R. Parada Vázquez). Más recientemente, ha pasado a ser común
aludir a la actividad de planificación y programación como una forma autónoma
de actividad administrativa. Y en la actualidad, al hilo de las políticas de “desregu-
lación” y “privatización”, ha de sumarse a las anteriores una actividad de garantía
de la prestación de los servicios entregados a la lógica de la iniciativa privada en el
marco del mercado.
Este esfuerzo clasificatorio atiende, como es evidente, a la relación de la acción
administrativa con la de los particulares; es decir, a la incidencia de la misma en la
vida económico-social y las situaciones subjetivas de los ciudadanos. Por ello, no
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 3
puede agotar y no agota, ni con mucho, las posibilidades y los criterios de clasifi-
cación. De ahí la utilidad de una visión, siquiera sea muy general y esquemática,
de tales criterios, al menos de los básicos, de la que resultan las clases de actividad
administrativa que sintéticamente se exponen a continuación.
artístico, es decir, cultural; iii) la protección del medio ambiente, y iv) la protección
de la seguridad en la construcción o las actividades industriales.
D) La actividad administrativa de servicio público o prestacional
La intervención administrativa traduce la exigencia del interés público de sujetar la
materia o sector de que se trate a una determinada y más o menos intensa regulación
jurídico-administrativa, pero presupone la permanencia del objeto de esa regulación
en la disposición de los sujetos privados. En algunos supuestos, sin embargo, esta
solución puede ser insuficiente; la exigencia del interés público puede alcanzar –por
razón de los bienes implicados– la suficiente intensidad como para demandar, no sólo
la habilitación a la Administración para actuar en la materia o el sector sin desplaza-
miento necesario por ello de la iniciativa privada, sino incluso la transferencia de la
titularidad de la materia o sector, es decir su exclusión del ámbito de disposición y
acción de los sujetos privados, mediante su reserva a la Administración, atribuyendo
a la misma, por tanto, aquella titularidad. Se da, entonces, una verdadera publifi-
cación en grado y con alcance diversos de todo un ámbito o sector de la realidad,
que –habiendo llegado a ser una técnica central en el Derecho administrativo e,
incluso, su criterio de determinación– parece haber entrado hoy en crisis, así como
seriamente afectada por la incorporación en la actual Unión Europea. Amerita, por
ello, especial y separada atención, que le prestaremos ulteriormente.
E) La actividad económica
Conforme al artículo 128.2 de la Constitución española y el capítulo I del
título VII (arts. 105 a 113) del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea,
la actividad empresarial económica sólo es ejercitable, en principio y con inde-
pendencia del sujeto que asuma su iniciativa y la mantenga (es decir, aunque éste
sea público), en régimen de libre concurrencia, es decir con arreglo al Derecho
común. Por tanto, la actividad empresarial económica desarrollada por iniciativa
del Estado es actividad privada de éste, en modo alguno actividad pública admi-
nistrativa. Y entre una y otra actividad estatal el Derecho comunitario señala que
debe haber separación.
En la actividad empresarial económica así desplegada sólo la decisión inicial de
adoptar la iniciativa para su implantación y desarrollo, las sucesivas que modifiquen
sus términos y la gestión de las participaciones públicas en las correspondientes
entidades empresariales constituyen actividades administrativas (las dos primeras,
en tanto que manifestaciones de voluntad del poder público correspondiente, y
la última de ellas, a título de gestión del propio patrimonio).
Consecuentemente, el artículo 128.2 de la Constitución traza una frontera
entre lo público y lo privado en el mundo de las actividades económicas, cuyos
términos son los siguientes:
12 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
III
Procede retomar la actividad prestacional o de servicio público, conforme quedó
anunciado. Y hacerlo recuperando el hilo del discurso allí donde lo dejamos: en lo
que hace a las soluciones de que se sirve el Estado para cumplir su responsabilidad
indeclinable en las condiciones de la vida social: vivimos un período de transición
en el que la aparición de fórmulas nuevas, con sustitución de las tradicionales,
convive con el mantenimiento de éstas. Esto vale, especialmente, para la satisfac-
ción de necesidades colectivas en términos de dación de bienes y prestación de
servicios de interés económico en sectores expuestos a la internacionalización de
la economía y sensibles a la evolución científico-tecnológica. Y se manifiesta en la
tendencia al abandono, explícito o implícito (por empleo de la nueva expresión
“servicios de interés general”), de la calificación formal como servicio público
significativamente de los prestados en red (G. Fernández Farreres). Son ilustra-
tivas, en efecto, las nuevas regulaciones legales, establecidas en España desde la
segunda mitad de la década de los noventa del S. XX, de los sectores eléctrico,
hidrocarburos, telecomunicaciones, correos y ferroviario.
El servicio público es una noción –carente de definición legal y, por tanto,
esencialmente dogmática– que, de la mano de su misma expansión, dice todo y
nada. Lo advierte con claridad la jurisprudencia (Sentencias del Tribunal Supremo
español de 24 de octubre de 1989 y 23 de mayo de 1997): el concepto de servicio
público, calificado frecuentemente de polisémico, carece de concepto legal y no
es categoría dogmática unívoca.
Por de pronto, puede hablarse de servicio público bien en sentido más pro-
piamente político que jurídico, bien como técnica precisa de organización de
una actividad de dación de bienes o prestación de servicios. El primer sentido
es el presente en el artículo 106.2 de la Constitución para establecer el régimen
fundamental de la responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas
y confiere a la noción un muy amplio radio de acción: el equivalente práctica-
mente a giro o tráfico propio de las AAPP. El segundo, siendo más preciso, dista
de ser unívoco, pues la doctrina lo emplea con alcance distinto en función de las
dimensiones preferentemente tenidas a la vista.
En el sentido más estricto posible, se entiende por servicio público, desde los
años cincuenta del S. XX (García de Enterría, Meilán Gil, Villar Palasí), el conjunto
de actividades prestacionales asumidas por o reservadas al Estado para satisfacer
necesidades colectivas de interés general, entendiendo por reserva la publicatio de
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 15
den quedar sujetos, en virtud del interés general que en ellos se haga presente, a
regímenes más o menos exorbitantes respecto del propio de la libre competencia
en el mercado. Resulta así la diferenciación de las siguientes tres categorías de
actividades, enumeradas de menor a mayor proximidad al sector público:
s !CTIVIDADES ECONMICAS ORDINARIAS A LAS QUE SON DE APLICACIN PLENAMENTE
las reglas propias del mercado único interior (en particular, la libre competencia
en igualdad de condiciones) y que pueden ser desempeñadas, desde luego, por el
sector público mediante el ejercicio de la iniciativa económica.
s !CTIVIDADES DE INTER£S ECONMICO GENERAL QUE PRESENTAN YA UN R£GIMEN DIFEREN-
ciado de las anteriores por la presencia en ellas de una “misión de interés general”, sin
perjuicio de que la diferenciación no puede ir más allá de lo estrictamente exigido
por el cumplimiento de tal misión. Esta categoría coincide con la noción interna
o nacional de servicio público funcional u objetivo, toda vez que en ella el interés
general autoriza para la imposición a los servicios prestados por la iniciativa privada de
obligaciones denominadas justamente de servicio público (en el extremo: las llamadas
obligaciones de servicio universal), que, en su caso y para su compensación, legitiman
restricciones a la libre competencia en grado diverso (mediante la financiación pública
o el otorgamiento de derechos especiales, significativamente) e, incluso, la exclusión
completa de la misma (otorgamiento de derechos exclusivos, supuesto que equivale
al servicio público formal, orgánico, subjetivo o estricto interno).
s !CTIVIDADES DE INTER£S NO ECONMICO GENERAL A LAS QUE NO ES DE DIRECTA APLI-
cación el régimen de la libre competencia en el mercado y que llegan hasta las
funciones públicas en sentido estricto.
En consecuencia: en la categoría comunitaria genérica de “servicio de interés
general” tienen cabida las dos variantes fundamentales del servicio público, desde
luego la funcional o amplia (que es la que responde a la perspectiva que es propia
del Derecho europeo), pero dentro de ésta también la formal o estricta (por ser
admisible la reserva en régimen de monopolio a favor del sector público).
El problema que plantea el Derecho europeo, pues, no deriva tanto de él mismo,
cuanto de los términos de su interpretación y aplicación, en sede del proceso deno-
minado de “integración negativa” (F. Scharpf ) o producida por la jurisprudencia
del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que opera por el método tópico,
a partir de la perspectiva material o funcional que le es propia. Pues el aludido
proceso no ha sido hasta ahora lineal, ni puede darse por concluido, habiéndose
desarrollado con cierta independencia, incluso, de la paralela “integración positiva”
o sujeta a la lógica política intergubernamental.
El trasfondo de la jurisprudencia europea no es otro que la definición funcional
de empresa (concepto ligado al de actividad económica). En efecto:
18 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
IV
No pueden dejar de hacerse, finalmente, algunas observaciones sobre la forma
de actividad denominada “regulación”, que se da, sobre todo, precisamente en
sectores de actividad económica.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 25
calidad de la actuación estatal con impregnación jurídica (y, en tal sentido y con-
forme a la reciente línea científica de renovación del Derecho administrativo que
se viene afirmando y generalizando también en Alemania, de “dirección y control
sociales”). La consecuencia no es otra que la ampliación tanto de las formas de
control social y, por tanto, actividad y estrategias regulatorias (complementación
del Derecho imperativo por el Derecho habilitante o posibilitador y la autorre-
gulación), como de los criterios jurídicos (extensión de éstos a los conceptuados
como “blandos” o “grises”, tales como los de efectividad, eficiencia, aceptación
social o factibilidad).
c) El consecuente desplazamiento del centro de gravedad desde la norma ha-
cia enteras y complejas estructuras normativas. El modo de operar en el terreno
jurídico tiene que ver cada vez menos con normas aisladas y determinadas y, por
tanto, cada vez más con conjuntos normativos, integrados incluso por normas de
diferentes ramas del Derecho y rango jerárquico e imprescindibles para la com-
plementación recíproca de las reglas que los componen en caso de deficiencia o
insuficiencia de la primariamente aplicable.
d) La transformación –como repercusión– de la forma de verificación del con-
trol, que tiene lugar progresivamente, así como un continuum a todo lo largo de
todo el proceso funcional normación-ejecución. Lo que supone que se traduce,
en definitiva, en una gestión compleja plagada de interdependencias y guiada por
el Derecho, en la que –para la consecución de los efectos pretendidos– juegan es-
tructuras regulativas diversas (jurídicas y no jurídicas) en una dinámica transversal
a la diferenciación entre normación y aplicación.
Todo lo anterior se produce en un contexto en el que los procesos de decan-
tación de intereses en las sociedades actuales dan lugar no sólo a discretas y sepa-
radas situaciones individuales (con las que se corresponde el modelo de relación
jurídico-administrativa bipolar clásica), sino sobre todo bien a intereses a largo
plazo difícilmente articulables en términos tradicionales (y en todo caso imputa-
bles a sujetos determinados), bien a constelaciones complejas de intereses (que se
corresponden con relaciones jurídico-administrativas multipolares entre sujetos
de naturaleza diversa, públicos y privados). Lo que significa –como consecuencia,
cuya importancia no debe ser minusvalorada– que la cuestión decisiva hoy no
es tanto, aunque también (porque conserva su vigencia) la de la protección del
primer tipo de intereses, cuanto sobre todo la de cómo puede el Derecho objetivo
proteger, organizándolos y armonizándolos, los implicados en las apuntadas cons-
telaciones; cuestión que hace precisa la revalorización del papel de dicho Derecho,
cuya significación ha venido deteriorándose en beneficio de la de las situaciones
individualizadas y discretas.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 29
INTRODUCCIÓN
ESQUEMA DE LA OBRA
La Segunda Parte es la más extensa por la razón que aborda la actividad más
resistida de la Administración, cual es, la que tiene efectos limitadores sobre los
derechos de los particulares. Además, la importancia de esta forma de actuación
radica en el empleo frecuente de sus técnicas por otras formas de actuación, lo que
hace de gran importancia su examen con cierto detenimiento. En ilación con ello,
se ocupa especialmente de las superintendencias que constituyen entidades que
en nuestro Ordenamiento tienen un papel central dentro del sistema fiscalizador
y de control, que realiza la Administración en la esfera externa.
En la Tercera Parte, se refiere a la actividad de Servicio Público dando cuenta
de la transformación de la noción y su actual significado en directa relación con
la liberalización y privatización de actividades económicas esenciales para el fun-
cionamiento de la sociedad, por lo que en tal virtud, a fin de garantizar dichas
prestaciones, el legislador impone una intensa regulación que conlleva el estable-
cimiento de ciertas cargas de servicio público.
La Cuarta Parte se ocupa de analizar la actividad de Regulación. Se inicia esta
sección con la reflexión en torno al vocablo regulación como noción jurídica que
caracteriza al Estado constitucional contemporáneo cuyo sistema económico se
basa en el mercado. Seguidamente con la sistematización de las competencias de la
organización regulatoria de los servicios de utilidad pública referidos a: telecomu-
nicaciones, servicios sanitarios, electricidad y la defensa de la libre competencia.
La Quinta Parte se dedica a examinar la actividad de Fomento, materia que en
Chile ha tenido un escaso tratamiento, por lo que se ha procurado presentar una
visión ordenada de la dispersa regulación existente sobre este tema, acompañada
de sus respectivos comentarios al hilo.
Finalmente, la Sexta Parte trata sobre la Actividad Pública Empresarial o de
Gestión Económica Directa. Con el objeto de analizar su encuadramiento dentro
de la actividad del Estado, se hace una digresión sobre su concepto y los fines a
los cuales tiene que atender la empresa pública, seguidamente, se da cuenta de los
principales rasgos que componen su régimen jurídico.
Octubre 2010
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 39
PRIMERA PARTE
SOBRE LA ACTIVIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN
40 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 41
CAPÍTULO PRIMERO
EL INTERÉS GENERAL Y LOS PRINCIPIOS QUE SIRVEN PARA ENJUICIAR LA
LEGITIMIDAD DE LA ACTUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN
1 Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº 254, de 26 de abril de 1997, considerando 11º.
2 Este planteamiento lo adoptamos, por cuanto en el Tomo I ya se han desarrollado los principios clásicos,
3DE LA MORENA, L., “Derecho Administrativo e interés público”, Revista de Administración Pública
Nº 100-102, enero-diciembre, 1983, p. 852.
4 De acuerdo con Sainz la noción de interés general cumple una función determinante para la legalidad
administrativa, “se trata de una vía de control de la legalidad por la que desde hace poco, pero con decisión, ha
penetrado la jurisprudencia administrativa”. Vid. SAINZ MORENO, F., “Sobre el interés público y la legalidad
administrativa”, Revista de Administración Pública Nº 82, 1977, p. 441.
44 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Si bien se puede definir la noción de interés público como aquel interés que
no se queda en la órbita del interés privado sino que lo trasciende, no se puede
afirmar que necesariamente su contenido concreto sea siempre contrapuesto al
interés particular5. El interés es público por referencia a que su realización beneficia
a la comunidad a la que sirve el Estado, y su característica diferenciadora respecto
de otras categorías, como la pasión, es su sustancia racional.
Hay que recordar que la noción de interés ha tenido la virtud de ser moviliza-
dora de cambios políticos y económicos fundamentales, teniendo una capacidad
racionalizadora del ejercicio del poder y un potencial constructivo6, pero también
ha sido calificado como la “máscara amable que utiliza el Poder para cubrir hipó-
critamente sus decisiones”7.
No obstante el riesgo ideológico que conlleva la noción, se ha de avanzar
en delinear un perfil de la misma, para lo cual consideramos útil identificar los
componentes que van correlacionados con el concepto de interés general que la
Administración debe satisfacer. Así, siempre que estemos en presencia de un interés
general podremos reconocer:
a) El objeto: que en todo caso puede ser una carencia o insatisfacción inicial
o una apetencia de mejora.
b) La acción: necesaria o exigida a la Administración para asegurar la realización
del interés público.
c) El beneficio: constituido por la satisfacción de una necesidad colectiva.
5
En la postura contraria, se puede recordar a Adam Smith, quien establece una estrecha relación y de-
pendencia entre el interés individual y colectivo. El homo oeconomicus es egoísta, sus decisiones se guían por
su propio interés, sin embargo, cuando todos buscan y logran éste consigue promover un fin público que
aunque no estuvo en su intención beneficia a la colectividad. Es la “mano invisible” que dirige –aun sin que
el hombre lo quiera o advierta– por el mismo camino los intereses públicos y los privados.
6 Maquiavelo, como diestro en las artes de la política racional, advertía que el príncipe debía guiarse
por su interés mas no por la pasión, por considerar que esta última constituye una fuerza que obnubila la
razón. Estudios como el de HIRSCHMAN hacen evidente la función ideológica que cumplió la mutación del
concepto “pasión” en la categoría “interés personal”, paso que propició el triunfo del sistema capitalista y del
individualismo que lo caracteriza. Este autor toma las obras de grandes filósofos como Maquiavelo, Hobbes,
Vico y Montesquieu, para analizar los conceptos de pasión e interés personal de los seres humanos, observando
que la primera es de naturaleza destructiva y no regulable, mientras que la segunda tiene el rol de refrenarla.
En consecuencia, advierte –HIRSCHMAN– que estos conceptos fueron progresivamente avanzando desde una
posición extrema de condena y represión a una acepción cargada de elementos positivos en los que el interés
personal se transforma en el sustrato fundamental para el pleno desarrollo, no ya del individuo sino del
capitalismo moderno. Vid. HIRSCHMAN, Las pasiones y los intereses: argumentos políticos a favor del capitalismo
previos a su triunfo, traducción de Joan Solé, Editorial Península, Barcelona, 1999.
7 NIETO, A., La Administración sirve con objetividad los intereses generales en Estudios de Derecho y Ciencia
8 La Administración “lo mismo puede perseguir intereses de orden económico, perfectamente divisibles o
cuantificables entre los ciudadanos (por ejemplo, pavimentación de una calle), que valores de orden moral no
divisibles ni cuantificables entre ellos (verbigracia, mejora de la seguridad ciudadana)”. DE LA MORENA, L.,
Derecho Administrativo e interés público, op. cit., p. 870.
9 La declaración de una necesidad o aspiración de la comunidad como interés general no conlleva ne-
cesariamente que éstos deban ser realizados en exclusiva por los órganos administrativos del Estado. Hay
intereses generales que son de realización exclusiva de los particulares, otros que se cumplen con la actividad
concurrente o complementaria de éstos, así como también los hay cuya consecución es de cargo de otros
órganos del Estado, como la justicia por parte de los tribunales. Ahora bien, la creación de órganos adminis-
trativos va directamente ligada a la necesidad de contar con una herramienta más pronta y eficaz al servicio
de los concretos intereses generales a cuyo servicio se ha dispuesto el correspondiente órgano, por lo que
estos intereses se constituyen en la justificación última de la existencia de aquéllos.
10Esto es lo que hace la diferencia con los intereses particulares de uno, o algunos. Mientras no medie
una declaración de reconocimiento por la norma, estos asuntos se mantendrán dentro del ámbito privado.
11 Se puede afirmar con NIETO, “Si el Poder se legitima por los intereses generales, es claro que dicha legi-
timación únicamente opera cuando existen tales intereses y fuera de ellos la actuación se convierte en ilegítima”.
Vid. La Administración sirve con objetividad los intereses generales, op. cit., p. 198.
46 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
12 DE LA MORENA distingue entre intereses públicos originarios e intereses públicos derivados, aceptando
que existen intereses generales cuya realidad es independiente de la voluntad del legislador, pues éste sólo
cumple la labor de encontrarlos. Los intereses públicos originarios o naturales son aquellos que “nacen con la
existencia misma de la comunidad y tienden a asegurar su supervivencia, una vez constituida” y están conectados
con las siguientes materias: defensa, orden público, justicia y hacienda. Todos los demás intereses públicos
que no se refieran a estas cuatro materias las califica de derivados o no originarios y son producto del inter-
vencionismo del Estado. En Derecho Administrativo e interés público, op. cit., pp. 853-854.
13Las más importantes son las referidas a la presunción de legalidad, de imperio y de exigibilidad frente
a los destinatarios de sus decisiones formales (actos administrativos), que le permiten la acción de oficio o
autotutela ejecutiva (artículos 3º y 51 de la LBPA).
14Este es el caso de la defensa del consumidor a la que sirve el Servicio Nacional del Consumidor, que
tiene sólo funciones de educación, información y de una suerte de ombusdman de los consumidores.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 47
que goza la libertad de emprendimiento no significa que en todos los casos sea
la ley en sentido estricto la que deba establecer el marco dentro del cual debe ac-
tuar la libertad económica. Con arreglo al principio de juridicidad, debidamente
graduado por el Tribunal Constitucional, se acepta que las disposiciones legales
debidamente desarrolladas con la colaboración del reglamento tienen la facultad
de regular la actividad y el ejercicio de los derechos de las personas en materia
económica, por lo que la libertad protegida será la que en cada caso esté reconocida
por el Ordenamiento Jurídico.
4. EL PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
A. ACERCA DE LA NECESIDAD DE JUSTIFICAR LA ACCIÓN ADMINISTRATIVA
La Administración como poder público debe ser “razonable”; es decir, debe
adoptar decisiones razonables. Esta máxima se desprende de los valores básicos
como los de dignidad, igualdad y libertad, sobre los que se sustenta el Estado
Servicial, Democrático y de Derecho que consagra la Constitución Política, en
virtud de lo cual no es admisible que las decisiones de la autoridad pública, en
particular la administrativa, se sostengan sólo bajo la cobertura de la autoridad
de una disposición legal que la habilite. Así, la norma constitucional exige que las
razones vayan expresadas de forma que se aleje todo arbitrio, porque éste equivale
a la negación del Derecho. Las decisiones del poder público deben estar fundadas
en el Derecho y no en el capricho o en el antojo de quien ostenta el poder, pues
ello configura un acto abusivo que limita indebidamente el ámbito de libertad
reconocido por el Ordenamiento. De este modo, “cabe hacer presente –dictamina
la Contraloría General– que el municipio, al ejercer la atribución de poner término a
un permiso como el de la especie, en modo alguno puede llevar a cabo actos arbitrarios
o discriminatorios, atendido que éstos deben ser motivados, contener fundamentos que
den cuenta de las razones en virtud de las cuales se han adoptado y no obedecer al mero
capricho de la autoridad”15.
En efecto, la arbitrariedad, como el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española nos lo indica, es la “voluntad no gobernada por la razón, sino por
el apetito o capricho”, por lo que la Carta Fundamental ha cuidado de instituir la
acción cautelar llamada recurso de protección en los casos que por actos u omi-
siones arbitrarios o ilegales se produzca la privación, perturbación o amenaza en
el legítimo ejercicio de los derechos y garantías señalados en el artículo 20 de la
Constitución Política, por cuanto ello significa el quebrantamiento del Derecho.
15 Dictamen Nº 12.834 de 10 de marzo de 2010, que aplica los criterios ya establecidos en los dictámenes
16 En general, la motivación de las decisiones de la autoridad es una obligación y una práctica relativa-
mente moderna, se inicia en el ámbito judicial más tempranamente en los Derechos europeo continentales,
siendo su punto de partida en Francia mediante la Ley 16-24 de agosto de 1790, que instituyó la obligación
de motivar los juicios, generalizándose después de la II Guerra Mundial. No obstante, en Francia, aún en
la década de 1970, se podía encontrar críticas a que “el juez francés, sobre todo en la Corte de Casación, no
motiva en general su decisión más que de manera muy formal. El juez rechaza argumentar “(TOUFFAIT y TUNC).
En España, la historia fue aún más radical, por Real Cédula del Rey Carlos III, en 1778, se estableció la
prohibición de motivar las sentencias para evitar “los perjuicios” que resultaban con esa práctica, argumen-
tando que ellas daban “lugar a cavilaciones de los litigantes, consumiendo mucho tiempo en la extensión de las
sentencias”. Vid. ATIENZA, El Derecho como argumentación, Editorial Ariel, 2ª impresión, Barcelona, 2007,
pp. 62-63. En el ámbito administrativo, la situación aún es disímil, mientras que en España, a partir de la
consagración del principio de interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos, se considera que éste
prohíbe las actuaciones carentes de motivación y fundamento (T. R. FERNÁNDEZ); en Inglaterra, la legislación
no establece una obligación general de motivar, si bien ello no le exime de la necesidad de estar fundado
en razones justificativas. Vid. DESDENTADO, E., Discrecionalidad Administrativa y Planeamiento Urbanístico.
Construcción Teórica y Análisis Jurisprudencial, Aranzadi, Pamplona, 1999, pp. 156-159.
50 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
17 Vid ATIENZA, M., El Derecho como argumentación, op. cit., p. 62. Si bien Taruffo se ha referido a la
motivación de la decisión judicial, nos parece correcto emplear esta clasificación, por su capacidad descriptiva
de las concepciones a que responde la exigencia de justificación.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 51
18 El texto legal citado consigna: “Artículo 11. Principio de imparcialidad. La Administración debe actuar
con objetividad y respetar el principio de probidad consagrado en la legislación, tanto en la substanciación del
procedimiento como en las decisiones que adopte.
Los hechos y fundamentos de derecho deberán siempre expresarse en aquellos actos que afectaren los derechos
de los particulares, sea que los limiten, restrinjan, priven de ellos, perturben o amenacen su legítimo ejercicio, así
como aquéllos que resuelvan recursos administrativos”.
19 La citada disposición legal preceptúa: “Artículo 41. Contenido de la resolución final. La resolución que
ponga fin al procedimiento decidirá las cuestiones planteadas por los interesados. (…)
Las resoluciones contendrán la decisión, que será fundada. Expresarán, además, los recursos que contra la
misma procedan, órgano administrativo o judicial ante el que hubieran de presentarse y plazo para interponerlos,
sin perjuicio de que los interesados puedan ejercitar cualquier otro que estimen oportuno. (…)
La aceptación de informes o dictámenes servirá de motivación a la resolución cuando se incorporen al texto
de la misma”.
52 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
similar al resuelto por el dictamen Nº 30.307 de 2004, comentado en la nota anterior, pero con un resultado
totalmente opuesto. En esta ocasión, el Órgano Contralor sí califica de ilegal la supresión de una asignación
remunerativa de carácter variable, por cuanto el servicio no demostró tener una justificación razonable de la
medida, limitándose sólo a argumentar que se trataba del ejercicio de potestades discrecionales reconocidas a
la jefatura superior del servicio, vale decir, la Contraloría General encontró insuficiente sustentar la decisión
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 53
Continuación nota 22
de la autoridad basándose exclusivamente en la invocación de la norma que le atribuye la potestad. Consi-
guientemente, el dictamen objetó: “cumple hacer presente que examinada la documentación acompañada por
el señor Rector de la Universidad de Chile, no aparecen, de modo alguno, antecedentes justificativos de la decisión
que en esta oportunidad se impugna, limitándose éste a señalar que se trata de un beneficio cuyo ‘otorgamiento,
período de vigencia y monto es de exclusiva competencia del Rector de la Corporación’, la cual se encuentra delegada
en los decanos de Facultad en virtud de lo señalado en el decreto universitario Nº 1.937, de 1983”.
23Vid. GONZÁLEZ PÉREZ, J. y GONZÁLEZ NAVARRO F. , Régimen jurídico de las Administraciones Públicas y
procedimiento administrativo común (Ley 30/1992, de 26 de noviembre), Civitas, Madrid, 1993, p. 749.
24 Por su parte, ATIENZA advierte la diferencia entre las razones subjetivas (motivos) de la acción y las
razones objetivas, relacionadas con la justificación que nos permiten criticar la decisión adoptada y la validez
de las razones en que se funda. ATIENZA, El Derecho como argumentación, op. cit., pp. 64-65.
25 DESDENTADO, E., Discrecionalidad Administrativa y Planeamiento Urbanístico…, op. cit., p. 157.
54 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
consecuencia jurídica necesaria la ilegalidad o invalidez del acto. Esto sólo ocurre
cuando el servicio no acredita motivos razonables y suficientes para justificar su
decisión, de lo que se colige que lo realmente trascendente son los motivos y no
la motivación, pues son aquellos los que realmente permiten realizar una crítica
del proceso racional que llevó al servicio a adoptar la decisión y controlar la arbi-
trariedad. Con todo, el Órgano Contralor ha sido insistente al sostener la conve-
niencia de cumplir con la expresión de motivos en los actos administrativos. En
especial, en aquellos que son de naturaleza discrecional, por cuanto en éstos cobra
especial relevancia el dar cuenta de las específicas razones en virtud de las cuales
se han adoptado las decisiones y despejar las dudas de que ellas puedan obedecer
al mero capricho de la autoridad. En estos casos, no basta con invocar la norma
habilitadora, sino que se hace imprescindible una fundamentación adecuada que
exprese el raciocinio que la justifica26. En suma, sólo conociendo el razonamiento
que está detrás de las decisiones de la Administración es que se puede controlar la
adecuación al Ordenamiento Jurídico de las actuaciones administrativas.
27 De acuerdo con PERELMAN: “Le rationnel correspond à la raison mathématique, reflet pour certains de la
raison divine, qui saisit les liaisons nécessaires, qui connaît a priori certaines vérités évidentes et immuables, qui
est, à la fois, individuelle et universelle, car se manifestant dans un seul esprit, elle impose ses thèses à tous les êtres
de raison, car elle ne doit rien à l’expérience ni au dialogue, et ne dépend ni de l’éducation ni de la culture d’une
miliue ou d’une époque”.Vid. PERELMAN, Ch., Le rationnel et le raisonnable, disponible en: www.bibliojuridica.
org/libros/3/1056/51.pdf [consulta 5 de mayo de 2010], pp. 699-700.
28 Como señala ATIENZA, “Una decisión jurídica puede entenderse que está racionalmente justificada, si
y sólo si: 1) respeta las reglas de la lógica deductiva, en el sentido de que en su fundamentación no se contienen
errores lógicos; ejemplos de errores lógicos sería: utilizar premisas contradictorias; no haber establecido premisas que
son necesarias para la conclusión (y que tampoco puede entenderse que estuvieran implícitas); utilizar formas de
inferencia no válidas, etc.; 2) respeta los principios de la racionalidad práctica, entendida la noción básicamente
en el sentido de Alexy. Dicha noción ha sido recogida en lo esencial por otros autores como Peczenik (1984) y
Aarnio (1987), y coincide muy ampliamente con el concepto de racionalidad que cabe encontrar en MacCor-
mick. De manera muy sintética, puede decirse que la racionalidad práctica presupone la noción de racionalidad
lógica considerada en 1), pero va más allá, en cuanto que exige el respeto, en la fundamentación de la decisión, de
principios como los de consistencia, eficiencia, (relevancia), coherencia, generalización y sinceridad; 3) no elude
la utilización, como premisa, de alguna fuente del Derecho de carácter vinculante; 4) no utiliza, como elementos
decisivos de la fundamentación, criterios éticos, políticos, etc., no previstos específicamente (aunque pudieran estarlo
genéricamente) por el ordenamiento jurídico”. Vid. “Sobre lo Razonable en el Derecho”, Revista Española de
Derecho Constitucional Año 9, Nº 27, septiembre-diciembre, 1989, pp. 94-95.
29 Sobre la dificultad para considerar intercambiables los conceptos “racional” y “razonable” discurre
PERELMAN: “L’existence de deux adjectifs ‘rationnel’ et ‘raisonnable’, tous deux dérivés d’un même substantif et
désignant une conformité avec la raison de ce qu’ils qualifient, ne poserait aucun problème si ces deux termes
avaient été interchangeables. Mais, le plus souvent, il n’en est pas ainsi. On comprend l’expression déduction
rationnelle conforme aux régles de la logique, mais on ne peut pas parler de déduction raisonnable. Par contre,
on parlera d’un compromis raisonnable, non d’un compromis rationnel”. Vid. PERELMAN, CH., Le rationnel et
le raisonnable, op. cit., p. 699.
56 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
junto con ATIENZA, que “lo razonable también es racional (tomada esta expresión en
un sentido amplio), aunque lo racional pueda no ser razonable: todo lo razonable es
racional, pero no todo lo racional es razonable” 30. De lo que se sigue que la decisión
jurídica no es susceptible de ser justificada exclusivamente conforme a las reglas
del razonamiento analítico.
Atendiendo a lo señalado, procuraremos valernos de los fundamentos y herra-
mientas aportados por la teoría de la argumentación del Derecho para facilitarnos
un modelo que nos permita enjuiciar el razonamiento de la Administración en
un caso concreto.
Una de las primeras observaciones que se ha de hacer en este punto es que la
decisión administrativa responde a un tipo de razonamiento fundamentalmente
dialéctico31 y no analítico32, cuyos resultados son dispares. La argumentación dia-
léctica culmina en una “decisión” que normalmente coexiste entre varias opciones,
mientras que el razonamiento analítico desemboca en una “única y necesaria con-
clusión”. El discurso jurídico tiene la característica de ser persuasivo, encaminado
a arribar desde un argumento a una decisión, muy distinto a la estructura de un
silogismo, por medio del cual a partir de unas premisas se llega a una y necesaria
conclusión. Esta es la particularidad que permite hablar con propiedad de la lógica
jurídica, descartando la aplicación exclusiva de la lógica formal al análisis de las
decisiones administrativas. No obstante, como se ha señalado anteriormente, tanto
el juicio razonable como el que responde a la calificación de racional comparten
el basarse en premisas no contradictorias y sistemáticas, pues lo contradictorio
niega absolutamente la razón y anula la coherencia del juicio.
La estrecha relación que existe entre el Estado constitucional y el principio
de razonabilidad es de toda obviedad, pues la existencia de ciertos contenidos,
en especial los derechos fundamentales, limitan o condicionan la producción, la
interpretación y la aplicación del Derecho que efectúan todos los órganos esta-
tales33. El Derecho ya no puede tener cualquier contenido como predicaban los
raciones y controversias. Tienen por objeto los medios de persuadir y de convencer por medio del discurso,
de criticar las tesis de los adversarios y de defender y justificar las propias con la ayuda de argumentos más o
menos sólidos. Vid. PERELMAN, Ch., La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, Civitas, Madrid, edición 1979,
reimpresión 1988, p. 12.
32 Los razonamientos analíticos parten de unas premisas necesariamente verdaderas (o por lo menos no se
discute su veracidad) y conducen, gracias a inferencias válidas, a conclusiones igualmente válidas. Transmiten
la veracidad de sus premisas a su conclusión. Ibíd.
33 Vid. ATIENZA, M., “Argumentación Jurídica y Estado Constitucional”, disponible en: http://www.juridicas.
34 Ibídem, p. 360.
35 A diferencia de lo que ocurre en el ámbito judicial, donde los jueces tienen que dar respuestas a pro-
blemas bivalentes (hay o no responsabilidad, el acusado es culpable o no, etc.), y dado que la Administración
puede incidir en la configuración del escenario de su actuación, en la materia administrativa, por lo general
siempre es posible la existencia de más de una respuesta correcta en cada caso, lo que hace ineludible la justi-
ficación. Junto con AARNIO, se rechaza la afirmación que ve en la justificación de la decisión de la autoridad
un espacio de apertura para la arbitrariedad; muy por el contrario, para que la elección adoptada no sea una
mera consecuencia del capricho de la autoridad ésta tiene que estar justificada. Lejos de fundar la certeza
jurídica sobre la existencia de una única respuesta correcta para todo problema jurídico, este principio así
formulado expresa un rasgo ideológico (JERZY WRÓBLEWSKI citado por AARNIO). Vid. AARNIO, A., Lo Racional
como Razonable. Un tratado sobre la justificación jurídica, Centro de Estudios Constitucionales, Colección El
Derecho y la Justicia, dirigida por Elías Díaz, Madrid, 1991, pp. 209 y ss.
36 Por lo que respecta a la teoría de la aceptabilidad racional, AARNIO aclara que “no se refiere en absoluto
a la dicotomía verdadero/falso. Por el contrario, las posiciones normativas no pertenecen al ámbito de la verdad.
Puede haber más de una posición normativa “verdadera” en la sociedad, según el punto de partida que se adopte.
Justamente en esta concepción reside el núcleo de la crítica con respecto a la teoría de una única respuesta correcta. El
rechazo de una única respuesta correcta es una consecuencia de la tesis del relativismo axiológico”. Ibíd., p. 286.
58 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Finalmente, desde una perspectiva ajena a la jurídica, pero que puede ser de gran
utilidad para la ordenación de las proposiciones sobre hechos, se ha desarrollado la
Teoría de la Decisión37 cuyo objetivo es colaborar en las labores directivas. Desde
esta disciplina, se proponen técnicas que permiten formalizar “el sentido común”
de quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones. La utilización de estas
técnicas no es ajena al ámbito de la Administración Pública, contribuyendo con
valiosas herramientas que ayudan al empleo de los recursos de forma eficiente
para el cumplimiento del objetivo organizacional. Desde este punto de vista,
atendiendo a la finalidad que debe cumplir la Administración Pública, resulta
de gran ayuda su utilización para guiar la adopción de decisiones públicas, espe-
cialmente complejas38. El uso de estas técnicas coadyuva a la claridad y un mejor
entendimiento de las decisiones, sobre todo, de gran complejidad. De este modo,
la aplicación de estas técnicas permite definir el problema, clarificar los objetivos,
identificar las restricciones o el marco en el que las decisiones deban adoptarse
y seleccionar las alternativas que el decidor tiene para ello, todo lo cual, desde la
perspectiva del análisis de la razonabilidad de la decisión, resulta ser información
por demás valiosa.
C. CRITERIOS DE RAZONABILIDAD
Los criterios de razonabilidad que aquí se proponen buscan contribuir con al-
gunas herramientas útiles para la solución de problemas prácticos, para lo cual nos
valdremos de los aportes que, en especial, la escuela de la argumentación jurídica
ha realizado tomando como referencia la labor de interpretación y aplicación del
Derecho por parte de los jueces. No debe sorprender que muchos de los asuntos
difíciles que constituyen los mayores desafíos para la judicatura proceden del
ámbito administrativo. Son estos casos los que suelen estar caracterizados por
desbordar la mera actividad de subsunción del hecho en el supuesto jurídico de
la norma, requiriendo tener ciertos marcos de referencia, conceptos y teorías que
nos faciliten la interpretación y resolución de los problemas desde la dimensión
de las buenas razones que permiten calificar de correctas las decisiones admi-
nistrativas. Para nuestro propósito analizaremos los principios de: universalidad
37 Vid. BARBA-ROMERO, S., Técnicas de apoyo a la toma de decisiones en la Administración Pública, Instituto
cualitativos (¿cómo se determina cuál es la alternativa de mayor belleza natural?); la multiplicidad de objetivos
(frecuentemente hay involucrados varios objetivos simultáneos); los múltiples decisores (en toda organización
hay una escala de órganos que intervienen en distintas etapas y cumpliendo diversidad de funciones); la
identificación de alternativas que puedan ser consideradas como de buenas, etc., ibíd., pp. 18-20.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 59
primera formulación del imperativo categórico. Vid. LARA CHAGOYÁN, R., El Principio de Universalidad en
el Razonamiento Jurídico, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
México, 221-245. Disponible en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/247/
art/art13.pdf [consulta: 29 de junio de 2010]
40 El Derecho ha estado dominado durante siglos por el ideal de justicia absoluta, que permitió definirlo
como el arte de determinar lo que es justo y equitativo. En esta perspectiva, el papel del jurista consistiría en
preparar, por medio de sus reflexiones y de sus análisis, la solución más justa de cada caso concreto, debiendo
guiarse, al resolver conflictos, por el principio de justicia formal que obliga a decidir de manera igual los casos
iguales. Vid. PERELMAN, Ch., La Lógica Jurídica y la Nueva Retórica, op. cit., pp. 177 y ss.
41 MACCORMICK, N., expresa: “Universals –rules and principles– may be constructed by way of inductive
generalization from particular reasons in particular cases”. En Rhetoric and the Rule of Law: A Theory of Legal
Reasoning, Oxford University Press, New York, 2005, p. 79.
42 ATIENZA, M., Tras la Justicia. Una introducción al Derecho y al razonamiento jurídico, 1993, Editorial
Continuación nota 43
be right in all situations in which materially the same feature or features are presented”, en Rhetoric and the Rule
of Law, op. cit., p. 91.
44LARA señala que el principio de universalización trasladado a la Teoría del Razonamiento Jurídico
exige que los jueces, y en nuestra opinión, criterio también aplicable a las autoridades administrativas:
“deben fundamentar sus decisiones con base en un principio general o una regla universal que han aceptado en
casos anteriores, o que estarían dispuestos a aplicar en casos semejantes en el futuro. No sería aceptable que fun-
damentaran sus decisiones en criterios ad hoc, caprichosos o coyunturales”, en El Principio de Universalidad en el
Razonamiento Jurídico, op. cit., p. 225.
45 De acuerdo con PERELMAN: “No basta que la decisión parezca equitativa, sino que es preciso además que
sea conforme con el derecho en vigor y aceptable como tal por los que la examinan“, en La Lógica jurídica y la
nueva retórica, op. cit., p. 214.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 61
46 LARA CHAGOYÁN, R., El Principio de Universalidad en el Razonamiento Jurídico, op. cit., p. 226.
47De acuerdo con PERELMAN, “une règle d’action caractérisée comme raisonnable, ou même comme évidente
à un moment et dans un milieu donnés, peut paraître arbitraire et même ridicule à un autre moment et dans un
autre milieu”, en “Le rationnel et le raisonnable”, op. cit., p. 701.
48 ATIENZA, M., Tras la Justicia. Una introducción al Derecho y al razonamiento jurídico, op. cit., 166.
49 MACCORMICK plantea que: “I interpret consistency as being satisfied by non-contradiction. A set of proposi-
tions is mutually consistent if each can without contradiction be asserted in conjunction with every other and with
their conjunction. By contrast, coherence, as I said, is the property of a set of propositions wich, taken together,
‘makes sense’ in its entirety”, en Rhetoric and the Rule of Law, op. cit., p. 190.
62 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
5. EL PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD
A. SOBRE LA NOCIÓN DE IMPARCIALIDAD
Cuando nos referimos a la imparcialidad intuitivamente la asociamos a dos
valores éticos de notable importancia en la cultura occidental: justicia e igualdad.
Desde antiguo, estos valores suelen ser identificados como correspondientes o
mutuamente dependientes52, idea que está expresada al inicio de nuestra Consti-
50Vid. http://www.latercera.com/contenido/680_273043_9.shtm [consulta: 3 julio de 2010]. Como
antecedente de este conflicto puede mencionarse el fallo que la Corte Suprema pronunció en causa Rol
Nº 19.824 de 19 de diciembre de 1985, acogiendo un recurso de protección contra el Director de Riego de
la I Región. En esa oportunidad la Corte determinó que se continúe con la suspensión de la extracción de
aguas del lago Chungará por las consecuencias ambientales (v. gr. la contaminación de las aguas del sistema
del que éste forma parte, alteración negativa del equilibrio ecológico necesario para la supervivencia de flora
y fauna, etc.) y atendiendo a las exigencias derivadas de los Convenios Internacionales suscritos y ratificados
por el Estado. La decisión que el tribunal adoptó fue, no obstante, los beneficios que la extracción podía
comportar para la actividad agrícola del Valle de Azapa y el aumento del potencial eléctrico de la Central
Chapiquiña. La suspensión de la extracción de las aguas del lago Chungará debe permanecer, a juicio del
Supremo Tribunal, mientras se mantenga a ese lago como parte del Parque Nacional del Lauca, lo que explica
la actual impulsión de la medida de modificar el área que comprende dicho parque nacional.
51 ATIENZA, M., Tras la Justicia. Una introducción al Derecho y al razonamiento jurídico, op. cit.,
pp. 167-168.
52 Desde Aristóteles se asocia el concepto de injusticia a la desigualdad, pero este gran filósofo ya advertía
que lo igual es justo siempre y cuando se trate entre iguales, del mismo modo que lo desigual es lo justo para
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 63
tución Política con la proclamación “las personas nacen libres e iguales en dignidad
y derechos” y en las garantías que la Norma Fundamental otorga, proscribiendo
toda discriminación arbitraria. Por lo que fácilmente puede apreciarse, al estar
conectado con los valores de lo justo y la igualdad, supone también exigencias de
razonabilidad y equidad.
Por imparcialidad, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
se refiere al aspecto subjetivo del deber que involucra, esto es, a la “falta de designio
anticipado o de prevención a favor o en contra de personas o cosas, que permite juzgar o
proceder con rectitud”. Por su parte, la Ley Nº 19.880, de Bases de los Procedimien-
tos Administrativos (LBPA), en su artículo 11, define el principio de imparcialidad
como el deber de “actuar con objetividad y respetar el principio de probidad”. La
objetividad es la cualidad de ser objetivo, por lo que es conveniente recordar que
el vocablo objetivo en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
queda definido como “perteneciente o relativo al objeto en sí y no a nuestro modo
de pensar o de sentir” y “desinteresado, desapasionado”. Imparcialidad y objetividad
quedan, pues, en nuestro ordenamiento, implicados en el mismo principio.
En una sociedad democrática, las decisiones de la Administración Pública no
sólo deben descansar en la mera autoridad formal, sino que deben apoyarse en
razones adoptadas con garantías de imparcialidad, tomadas dentro del marco del
Ordenamiento Jurídico53. En consecuencia, la imparcialidad busca prevenir la
ocurrencia de cualquier circunstancia que indebidamente afecte el correcto dis-
cernimiento en la adopción de decisiones. Así, lo ha calificado la jurisprudencia
administrativa al examinar si un servidor público ha de abstenerse o no de emitir
pronunciamiento, por cuanto “de conformidad con lo previsto en el artículo 62,
Nº 6, inciso segundo, de la Ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases
Generales de la Administración del Estado, contraviene especialmente el principio
de probidad administrativa, el servidor que participa en decisiones en que exista
cualquier circunstancia que le reste imparcialidad, agregando dicho precepto, en
su inciso final, que las autoridades y funcionarios deberán abstenerse de participar
Continuación nota 52
los desiguales. De acuerdo con el estagirita, la justicia se refiere sobre todo a los demás, no es puramente
individual, pues supone necesariamente cuatro términos: dos personas a las cuales se aplica lo justo y dos
cosas que se atribuyen a las personas y en las que se encuentra lo justo. De tal modo que si las personas no
son iguales, no deberán tampoco tener partes iguales, ya que se deberá tener en cuenta el mérito relativo de
las personas, aspecto en el que no todos coinciden. Si bien se piensa que lo justo es lo igual, ello es así, pero
no para todos, sino para los iguales, al mismo tiempo que lo justo es lo desigual, pero no para todos, sino
para los desiguales. Ver Ética a Nicómano, Libro V Teoría de la justicia. Disponible en http://www.filosofia.
org/cla/ari/azc01.htm#qui [consulta: 20 de mayo de 2010].
53
Es importante recalcar que las decisiones deben adoptarse teniendo como marco decisorio el Ordena-
miento Jurídico, porque de lo contrario serían sólo decisiones guiadas por la equidad.
64 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
54 De acuerdo con Gómez, el principio de igualdad constitucional tiene una innegable consagración
en la Constitución, y si bien no está definido, sí está enunciado en diversas oportunidades indicando los
supuestos en que éste sería exigible. Vid. GÓMEZ BERNALES, G., “El principio de igualdad constitucional”,
en NAVARRO BELTRÁN (compilador), 20 años de la Constitución Chilena. 1981-2001, Santiago, Editorial
ConoSur, 2001, pp. 165-187.
55 El principio de imparcialidad administrativa tuvo su primera declaración histórica explícita en el orde-
namiento jurídico inglés del siglo XIX, sirviendo para discernir actuaciones políticas de actuaciones técnico-
administrativas. En ese mismo siglo fue acogido, también, en el derecho norteamericano y, en 1947, tuvo una
confirmación expresa en el artículo 97 de la Constitución italiana. Como se ve, la afirmación del principio en
tales ordenamientos, tan disímiles en sus consideraciones jurídicas sobre la Administración, se explica por el
intento de contrarrestar el alto grado de politización de los funcionarios públicos, lo que afectaba la actuación
externa de la Administración. Vid. JIMÉNEZ LUNA, P. A., “La imparcialidad de la Administración Pública”, La
Ley: Revista Jurídica Española de Doctrina, Jurisprudencia y Bibliografía Nº 1, 1980, pp. 1026-1027.
56 El artículo 19 contiene dos incisos que permiten sustentar esta afirmación, por una parte, el inciso 2º
del Nº 2 preceptúa: “Ni la ley ni autoridad ninguna podrán establecer diferencias arbitrarias”; y en lo que se
refiere a la aplicación de esta orientación en el ámbito económico el Nº 22 garantiza a las personas: “la no
discriminación arbitraria en el trato que deban dar el Estado y sus organismos en materia económica”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 65
59 Citado por DESDENTADO, E., Discrecionalidad Administrativa y Planeamiento Urbanístico…, op. cit.,
p. 80.
60 Vid. BIASCO, E., El principio de imparcialidad y sus corolarios: la excusación y la recusación, Material
61 El artículo 53 LOCBGAE dispone: “El interés general exige el empleo de medios idóneos de diagnóstico,
decisión y control, para concretar, dentro del orden jurídico, una gestión eficiente y eficaz. Se expresa en el recto
y correcto ejercicio del poder público por parte de las autoridades administrativas; en lo razonable e imparcial
de sus decisiones; en la rectitud de ejecución de las normas, planes, programas y acciones; en la integridad ética y
profesional de la administración de los recursos públicos que se gestionan; en la expedición en el cumplimiento de
sus funciones legales, y en el acceso ciudadano a la información administrativa, en conformidad a la ley”.
68 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Dentro del esquema constitucional, se puede advertir que la opción por regular
el empleo público a través de una carrera administrativa fundada en principios
técnicos y profesionales (inciso 1º del artículo 38 CPR), establece la naturaleza
de la relación que debe tener la Administración con la política. El texto consti-
tucional garantiza una regularidad y estabilidad de la carrera administrativa y
un rechazo a la politización de la organización administrativa, la que debe estar
disponible para colaborar con el Presidente de la República en el cumplimiento
de sus funciones de gobierno y administración (art. 1º LOCBGAE) 62. Dicha co-
laboración, la debe realizar dotada de una racionalidad dirigida a la consecución
del interés general definido por los órganos representativos legitimados para ello
y, por lo mismo, demanda una relativa autonomía técnica con el objeto de poder
realizar una actuación regida sólo por criterios técnico-profesionales exenta de
las inmisiones caprichosas del poder político. Jurídicamente, la Administración
es una organización servicial al bien común, el cual es definido normativamente
por el poder político (Congreso-Presidente de la República) y actualizado por el
Gobierno como órgano gestor de la Administración, por lo que la Administración
carece de legitimidad autónoma para definir el interés general y decidir cómo
materializarlo.
La imparcialidad es el fundamento de un amplio conjunto de técnicas de
rango constitucional y legal, entre las que destaca la opción constitucional por
un sistema burocrático profesionalizado de corte clásico (artículo 38 inciso 1º
CPR), esto es el otorgamiento al núcleo central de los funcionarios públicos de
un régimen estatutario singular, porque se le concibe como una organización
técnica que debe gozar de estabilidad, orientado a resguardar que las decisiones
administrativas se adopten no sólo con la aptitud técnica adecuada, sino que,
además, previo un discernimiento objetivo. De este modo, en concordancia con
lo establecido por la Constitución Política, el Derecho positivo ha instaurado un
conjunto de garantías en torno a la exigencia de imparcialidad de los funcionarios
públicos, de las cuales el control judicial se constituye el último y más intenso de
estos medios. Por lo que aquí nos interesa, se reflexionará en torno a los instru-
mentos de garantías referidos a la propia organización. Esas garantías se establecen
62El principio de imparcialidad está también ligado a la relación que la Administración Pública debe
tener con la política, aunque no hay consenso en los alcances que los condicionamientos que ésta puede
legítimamente establecer a la organización administrativa. De un lado, se argumenta que la imparcialidad
se refiere a la necesaria separación entre política y Administración, lo que se identifica con el concepto de
neutralidad política, noción que ha servido para fundamentar las reivindicaciones burocráticas interpretadas
por las demandas de profesionalización y estabilidad funcionaria frente a los caprichosos designios de los
políticos. Vid. SANTAMARÍA PASTOR, J. A., Fundamentos de Derecho Administrativo I, Editorial Centro de
Estudios Ramón Areces, Madrid, 1991, pp. 248-251.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 69
64 THOMPSON, D., La ética política y el ejercicio de cargos públicos, Ed. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 14.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 73
mentos que les sirvan de sustento o complemento directo y esencial, y los procedimientos
que se utilicen para su dictación, son públicos, “así como también está calificada de
pública” toda información que obre en poder de los órganos de la Administración,
salvo las excepciones establecidas por ley de quórum calificado” (artículo 5º LT).
6. EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
A. SIGNIFICADO Y CRITERIOS QUE LO CONFORMAN
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el concepto
de proporcionalidad, palabra derivada del latín proporcionalitas, como “conformidad
o proporción de unas partes con el todo o de cosas relacionadas entre sí”, lo que nos
permite relacionar la noción con la idea de adecuación, concordancia, equilibrio
y justeza. Así, el principio de proporcionalidad alude a la adecuación cuantitativa
entre la satisfacción de la finalidad pública perseguida y el contenido y el alcance
de la decisión administrativa adoptada para tal efecto. La adecuación se logra a
través de una idónea ponderación de los medios a emplear, lo que permite que la
intervención administrativa se componga por sólo lo que sea necesario y suficiente
para la satisfacción del interés general que en cada caso la Administración debe
servir. De este modo, la proporcionalidad se complementa con el principio favor
libertatis que promueve la adopción, entre todas las medidas posibles, de aquella
que resulte ser menos restrictiva a la libertad de los particulares afectados.
Esta idea de necesario equilibrio en las decisiones de los poderes públicos, y
en especial del Gobierno, estuvo presente en la Comisión Ortúzar que redactó el
proyecto de Constitución de 1980, en cuyas sesiones se advirtió que aun en las
situaciones de excepción, las medidas restrictivas adoptadas debían ser aquellas ade-
cuadas y estrictamente necesarias para el restablecimiento del orden constitucional.
Así, en el Acta Constitucional Nº 4, de 11 de septiembre de 1976, los comisionados
advierten que tales suspensiones o restricciones deben “guardar proporción con la
gravedad de la emergencia de que se trata, para no imponerlas sino en la medida en que
resulten estrictamente necesarias para la supervivencia de la soberanía, la integridad
territorial, el ordenamiento institucional y la normalidad de la vida nacional”, pues
“el rango y jerarquía de los derechos que es preciso suspender o restringir exige rodearlos
de especiales garantías en resguardo de la seguridad jurídica, debiendo señalarse las
condiciones que hacen procedente en cada circunstancia su limitación”65.
Para esclarecer el alcance del término, resulta de gran utilidad apoyarnos en
los tres criterios que la dogmática y jurisprudencia alemanas identificaron como
exigencias que el principio exigía satisfacer. Estos criterios se refieren a: la utilidad,
65 Citado por Sentencia de la Corte Suprema, Rol Nº 18.261, de 2 de agosto de 1984, considerando 8.
76 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
66 Vid. BARNÉS VÁSQUEZ, J., “El Principio de Proporcionalidad: Estudio Preliminar”, Cuadernos de
69 Fallo de 29 de mayo de 1990 de la Corte de Apelaciones de Santiago, recaído en causa Rol (Protección)
Nº 430-89-P, confirmado por la Corte Suprema el 25.6.1990 (Rol Nº 15.699), reproducido en Revista de
Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVII (1990), Nº 2 (mayo-agosto), sección 5.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 79
mada por la Corte Suprema el 21.12.1989 (Rol Nº 14.917), en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo
LXXXVI (1989), Nº 3 (septiembre-diciembre), Sección 5.
80 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
1989, establecía textualmente en sus considerandos 5º y 6º, lo siguiente: “5º Que dando por sentado el que
al señor Gobernador le asiste la facultad legal de disponer la reapertura de un camino que antes ha sido utilizado
por particulares, lo cierto es que dicha facultad deberá ser ejercida con estricta sujeción a antecedentes de hechos
fidedignos y considerando además el perjuicio que ello puede irrogar a otras personas involucradas.
6º Que en este orden de ideas, más que una cuestión de ilegalidad, lo que se plantea en el presente recurso es
un problema de arbitrariedad, esto es un uso inconveniente, no razonable de facultades, excediéndolas más allá
del fin que fue previsto por el legislador”, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXVI (1989), Nº 3
(septiembre-diciembre), Sección 5.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 81
CAPÍTULO SEGUNDO
LA COMPLEJIDAD DE LA ACTUACIÓN ADMINISTRATIVA Y SU CLASIFICACIÓN
7. INTRODUCCIÓN
El conocimiento de qué es la Administración Pública, de forma intuitiva lo
obtenemos por la actividad que esta organización compleja desarrolla. La actuación
que ella ampliamente despliega nos permite explorar y estudiar lo que material-
mente es la organización administrativa y discernir la realidad institucional de la
Administración Pública.
Cabe, pues, referirse a la acción de administrar y dentro de ella examinar los
medios o recursos que utiliza el órgano que lleva a cabo esta función, con el objeto
de realizar unos fines públicos que el Ordenamiento le establece. En particular,
esta parte de la obra se referirá a las formas de actividad que despliega la Admi-
nistración para el cumplimiento del interés común.
La actividad administrativa consiste en una intervención que debe reportar
beneficio a la sociedad. Esta acción debe estar basada en el bien común, pero se
desarrolla en un contexto marcado por los desajustes de las estructuras y funciones
tradicionales que reflejan el choque entre la inercia estructural y funcional del
aparato administrativo y la velocidad del cambio social. El Estado contemporáneo
debe hacer frente a nuevas funciones que, en gran parte,se materializan a través
de la Administración y que tienen como exigencia buscar la colaboración social
en el marco de un Estado al que se reconoce como servicial. Así, la organización,
fomento, planificación, coordinación, moderación, arbitraje e intermediación en
las actividades públicas y privadas son redefinidos por el papel que el Estado debe
cumplir en la sociedad, particularmente en la economía.
Efectivamente, los cambios organizativos que ha involucrado el surgimiento
de estructuras nuevas con rasgos de “independencia”, “autonomía”, “fundados
en una autoridad técnica”, etc., han conllevado también cambios en la actividad
de la Administración. Así, el declive de la preponderancia de la actuación formal
y la creciente importancia del examen de la actividad sustancial o material, se
producen en el marco de un enriquecimiento de las posiciones jurídicas de los
particulares frente a la Administración, entidad definida por el Ordenamiento
como esencialmente servicial.
82 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
8. LA COMPLEJIDAD DE LA ACCIÓN
ESTATAL Y LAS DIFICULTADES PARA SU CLASIFICACIÓN
Las profundas transformaciones del Estado72, producto del triunfo del modelo
económico de mercado y su intento de conciliación con la debida atención y
garantías que los ciudadanos esperan a sus demandas sociales de bienestar, han
hecho redefinir no sólo las funciones que el Estado debe cumplir sino, muy espe-
cialmente, ha cambiado la significación de ciertas técnicas que no son nuevas ni
desconocidas en el ámbito administrativo, pero cuya mayor utilización ha multi-
plicado la incidencia que tiene la Administración sobre la esfera subjetiva de los
particulares. Esta mayor incidencia ocurre, en especial, en el ámbito de la libertad
económica donde los ciudadanos gozan de unos márgenes generosos de actuación
tras el repliegue del Estado como agente económico de producción, situación que
ha ido aparejada del reforzamiento de su condición de garante tanto del sistema
de mercado como de ciertas prestaciones o servicios de utilidad pública.
La materialización del bien común, finalidad a la que la Administración está
afecta, sólo la puede efectivizar mediante su actuación. Pero esta actuación sólo
será legítima si se produce con arreglo al principio de legalidad, pues el aspecto
formal es el que enlaza jurídicamente la acción administrativa con las potestades
o atribuciones que el Ordenamiento le habilita no sólo en sentido facultativo,
sino como un deber de actuación para la Administración, configurando lo que
se define como potestades-función. De este modo, la Administración sólo puede
actuar mediante potestades previamente atribuidas por el Ordenamiento Jurídico y
es sólo éste el justificativo válido de su actuación legítima. Pero, por otra parte, ésta
no puede dejar de actuar cuando se configuran los elementos del ejercicio de sus
potestades. En suma, la actuación administrativa se configura como una actividad de
gestión servicial a los intereses generales que se debe realizar de forma subordinada
al Ordenamiento, empleando los medios necesarios y adecuados para ello.
Cada vez –advierte el filósofo español Julián Marías– hay menos cosas para hacer
sin más, sin investigar primero su licitud, sin resolver una situación, sin pagar unos
72 Estas transformaciones no se han limitado sólo al ámbito económico, sino que también han logrado
su formalización en el ámbito jurídico, más aún, en el Texto Constitucional se han incorporado los principios
económicos del modelo de mercado a los cuales mayoritariamente la doctrina define como el Orden Público
Económico. Esta incorporación de los principios económicos del modelo de mercado fue un objetivo explicitado
por la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, la cual señaló que el Orden Público Económico está
constituido por las “normas fundamentales destinadas a regular la acción del Estado en la economía y a preservar la
iniciativa creadora del hombre para el desarrollo del país, de modo que ellas conduzcan al bien común”. Por su parte,
CEA EGAÑA habla de “Constitución Económica” haciendo gravitar este concepto en los principios que integran el
orden público económico. Vid. Tratado de la Constitución de 1980: características generales; garantías consti-
tucionales, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1988.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 83
73 SANTAMARÍA PASTOR, J. A., Principios de Derecho Administrativo, volumen II, Editorial Centro de
Estudios Ramón Areces, Madrid, 1999, p. 243.
84 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
74 BERMEJO VERA, J., Derecho Administrativo Especial, Editorial Civitas, Madrid, 1996, p. 41.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 85
75 El artículo 22 de la LOCBGAE preceptúa: “Los Ministerios son los órganos superiores de colaboración
del Presidente de la República en las funciones de gobierno y administración de sus respectivos sectores, los cuales
corresponden a los campos específicos de actividades en que deben ejercer dichas funciones”.
86 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
mientras que el de Justicia sólo uno. Ello movió a clasificar las actividades de la
Administración, en primer término, de acuerdo con los sectores o ámbitos en los
que se realiza la intervención administrativa. Con base en este criterio, durante
la formación de la República, en el siglo XIX, podían señalarse como principales
actividades las funciones clásicas de Interior, Justicia, Hacienda y Guerra76, a las que
en 1872 se suma Relaciones Exteriores, que se autonomiza mediante la creación
del quinto Ministerio. Desde entonces, el número de ámbitos en los que interviene
la Administración ha ido creciendo faraónicamente: Obras Públicas, Educación,
Salud, Trabajo, Vivienda, Agricultura, Mujer, Energía, Medio Ambiente, etc.
Siguiendo este esquema ordenador, se analiza la actividad administrativa
sectorial según la materia de intervención, vale decir, la que se produce en obras
públicas, salud, energía, trabajo, etc.77. Este criterio de clasificación por sectores de
actividades nos da una idea muy aproximada sobre el grado de intervencionismo
estatal en la vida de la sociedad, incidencia que incluso suele reflejarse en el nú-
mero de Departamentos ministeriales existentes y que, hoy por hoy, ascienden a
20 Ministerios (a los que hay que añadir dos servicios cuyas máximas autoridades
tienen rango de Ministro).
Sin embargo, este criterio sistematizador suscitó en la doctrina administrati-
vista un afán por discutir en torno a cuáles debían ser las funciones o campos de
intervención administrativa o más bien cuáles son los fines que la Administración
puede o debe asumir78. Sin desconocer la importancia de la discusión sobre estas
materias, es claro que ello escapaba al ámbito jurídico, constituyendo más bien
objeto de decisiones políticas, por lo que para efectos de dotar de un instrumental
conceptual ordenador de la actividad administrativa, este criterio clasificatorio no
resultó ser muy útil.
Por ello, al abandonar el criterio ordenador fundado en el sector de intervención
administrativo, la alternativa que surgió para clasificar dicha actividad fue la de crear
categorías conceptuales fundadas en el efecto que la actuación administrativa tiene
76 Cuyas atribuciones fueron fijadas en 1837 por la primera ley orgánica de Ministerios.
77 Este era el criterio propuesto por ilustres juristas como ZANOBINI, para quien: “el único criterio posible
de división es el completamente empírico, consistente en examinar las diversas actividades según los fines a que se
dirigen, prescindiendo de cualquier clasificación o agrupamiento. En atención a la distinción fundamental de los
fines, es oportuno dar la precedencia a aquellas actividades que se dirigen exclusivamente al fin de conservación,
esto es al orden público y a la seguridad general; a continuación, aquellas en las que el propio fin concurre con
fines de bienestar y progreso (sanidad y economía), y, por último, considerar la actividad de los servicios en los que
el cuidado del bienestar social aparece como fin único y del todo prevalente (como la beneficencia y la instrucción
pública)” (citado por PARADA, R., P., Derecho Administrativo: Parte General I, 8ª edición, Editorial Marcial
Pons, Madrid, 1996, p. 434.
78 Ibíd., op. cit., p. 435.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 87
sobre la esfera subjetiva y otras garantías de los particulares. Para este objetivo, resulta
útil retomar la clasificación tradicional de las tareas del Estado formuladas desde
JORDANA DE POZAS y enriquecidas por el aporte de VILLAR PALASÍ, quien en su obra
sobre la intervención administrativa en la industria79, complementa la clasificación
tripartita de JORDANA DE POZAS, distinguiendo entre actividad de policía, fomento y
servicio público, aunque añadiéndole las actividades industrial y de planificación.
Ahora bien, tomando esta clasificación como punto de partida y actualizándola
a la luz de las nuevas funciones del Estado con los datos que nos proporciona la
realidad de la actual actuación administrativa, se puede postular desde la pers-
pectiva señalada, que atiende a la incidencia que dicha actuación tiene sobre la
esfera subjetiva de los particulares, una nueva clasificación. Las categorías que se
proponen para examinar la actividad administrativa, consiguientemente, son de
limitación sobre las actividades de los particulares, de servicio público, de regula-
ción, fomento y de gestión económica.
Uno de los rasgos más característicos de estas formas de actuación administrativa
es que todas ellas pueden ser empleadas por la Administración, independientemente
del ámbito concreto en que tiene lugar esta intervención. En tal sentido, en el
sector minero, por ejemplo, pueden concurrir actuaciones de tipo limitativo, de
servicio público, de fomento o de gestión empresarial.
Una definición básica de las funciones administrativas que se desarrollarán en
los respectivos capítulos es la siguiente:
– Actividad administrativa de limitación, referida a toda actuación orientada
a restringir la libertad de acción de los particulares80 con el objetivo de asegurar
que ésta se ajuste al interés común;
– Actividad de servicio público, aquella orientada a asegurar la prestación de
determinados servicios que resultan esenciales para la vida en sociedad. En la
actualidad, este tipo de actividad es objeto de revisión e incluso de redefinición,
por cuanto algunas de sus características, especialmente la titularidad pública de
algunas actividades son cuestionadas e, incluso, han sido sustraídas del ámbito de
lo público a partir de las privatizaciones;
Madrid, 1964.
80 Autores como SANTAMARÍA PASTOR, A., prefieren llamarla actividad ordenadora por considerar que esta
denominación es más neutra y permite examinar las diferentes técnicas de intervención sobre la conducta
de los ciudadanos, sin la carga peyorativa del término policía. Vid. Principios de Derecho Administrativo,
Vol. II, op. cit., pp. 255 y ss. Por su parte, PARADA VÁSQUEZ, R., en Derecho Administrativo I, op. cit.,
pp. 445-446, opta por la denominación de “actividad administrativa de limitación”, y MARTÍN MATEO,
R., elige la nomenclatura de “actividad administrativa de garantía” en Manual de Derecho Administrativo,
Trivium, 1991, p. 438.
88 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
SEGUNDA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE POLICÍA O DE
LIMITACIÓN DE LA ACTIVIDAD DE LOS PARTICULARES
90 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 91
CAPÍTULO PRIMERO
LA ACTIVIDAD DE LIMITACIÓN:
LA POLICÍA COMO SU PREDECESORA, CONCEPTO, FUNDAMENTOS Y LÍMITES
SUMARIO: 10. Los antecedentes: La amplitud de la policía como rasgo caracterizador del Estado.
11. El orden público como fundamento de la actividad de policía. 12. Los elementos del orden
público. A. La seguridad y tranquilidad públicas. B. La salud pública. C. La moralidad pú-
blica. 13. Concepto y fundamento de la actividad limitadora de derechos de los particulares.
14. Los límites de la actividad de limitación.
81 En nuestro caso, el principio de división de poderes toma carta de naturaleza en la Constitución Po-
lítica de 1828, que lo consigna como una regla esencial. El título del Capítulo V expresa su reconocimiento
explícito denominándose “De la división de poderes”, regulando el contenido de esa fundamental separación,
del siguiente modo: “Artículo 22. El ejercicio de la soberanía, delegado por la Nación en las autoridades que
ella constituye, se divide en tres poderes, que son: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, los cuales se ejercerán
separadamente, no debiendo reunirse en ningún caso”.
82 Sobre este tema Vid. GARCÍA DE ENTERRÍA, E., Revolución Francesa y Administración Contemporánea,
de “Expedir los decretos, reglamentos e instrucciones que crea convenientes para la ejecución de las leyes”.
92 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
85 Sobre los antecedentes generales de la justiciabilidad de la Administración en Chile, vid. MUÑOZ CHIÚ,
N., La Justicia administrativa en Chile, en Derecho Administrativo Chileno (Coordinador: Rolando Pantoja
Bauzá), Libro Quinto, Editorial Porrúa-UNAM, México, 2007.
86 La Constitución de 1833, dispuso: “Artículo 104. Son atribuciones del Consejo de Estado: …7ª Resolver
las disputas que se suscitaren sobre contratos o negociaciones celebradas por el Gobierno Supremo i sus ajentes”.
87 La Carta Política que precedió, aunque de corta vigencia (1828-1833), en la misma línea había reco-
88 REBOLLO PUIG, M., “La policía administrativa y su singular adaptación al principio de legalidad”, en obra
colectiva El Derecho Administrativo en el Umbral del siglo XXI. Homenaje al Profesor Dr. D. Ramón Martín-
Mateo (Coordinador: Sosa Wagner, F.), T. II, Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia, 2000, p. 1372.
89 Vid. CAMACHO CÉPEDA, G., “La Actividad administrativa en la doctrina chilena, 1859-2009”, en
Derecho Administrativo: 150 años de doctrina (Coordinador: Rolando Pantoja Bauzá), Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 2009.
90 La Constitución de 1828 en el artículo 83 Nº 12 establecía como atribución del Presidente de la
República: “En casos de ataque exterior o conmoción interior, graves e imprevistos, (podrá) tomar medidas prontas
de seguridad”; por su parte, la Constitución de 1833 disponía la definición de la función del Presidente de
la República en el artículo 81, el cual disponía textualmente: “Artículo 81.- Al Presidente de la República
está confiada la administración y gobierno del Estado; y su autoridad se extiende a todo cuanto tiene por objeto la
conservación del orden público en el interior, y la seguridad exterior de la República, guardando y haciendo guardar
la Constitución y las leyes”. Este precepto se mantuvo idéntico en el artículo 71 de la Constitución de 1925 y
en términos muy semejantes fue recogido por el artículo 24, incisos 1º y 2º, de la Constitución de 1980.
94 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
91 De acuerdo con Jellinek, la policía es una excepción al principio que informa el status negativus libertatis
del ciudadano, según el cual la Administración no puede inmiscuirse en la esfera reservada al particular. En
Sistema dei Diritti pubblici subbietitvi, trad. italiana, citada por GARRIDO FALLA, F., “Transformaciones del
Concepto Jurídico de Policía Administrativa”, RAP Nº 11, 1953, pp. 11-12.
NIETO, A., “Algunas precisiones sobre el concepto de policía”, en Revista de Administración Pública
92
poner en marcha los objetivos de la sociedad política. Vid. Droit Administratif, vol. 2, 12ª edition, Presses
Universitaires de France, Paris, 1992, p. 678.
94 NIETO, A., “Algunas precisiones sobre el concepto de policía”, op. cit., p. 38.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 95
95 CARLYLE, T., Tratado de los héroes: de su culto y de lo heroico en la Historia, Editorial Luis Miracle,
Madrid, 1938. Este autor elabora su teoría del “culto a los héroes”. La historia de la sociedad, según Carlyle,
consiste en la biografía de las grandes personalidades.
96EDWARDS VIVES, A., La Fronda aristocrática en Chile, Imprenta Nacional, Santiago de Chile, 1928,
pp. 38 y siguientes.
97 BRAVO LIRA, B., El absolutismo ilustrado en Hispanoamérica: Chile (1760-1860) de Carlos III a Portales
102 PRADO, S., Principios Elementales de Derecho Administrativo Chileno, Imprenta Nacional, Santiago,
1859, p. 77.
98 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
103 Responder por qué Chile tiene desde muy temprano un Ejército permanente requiere remontarse a
la Guerra de Arauco. Las elevadas pérdidas humanas y materiales sufridas por los españoles en el transcurso
de la Guerra de Arauco hicieron necesaria la creación de un Ejército permanente. A sugerencia del ilustre
Gobernador don Alonso de Ribera, Capitán General de Infantería, quien se había distinguido en la guerra
de Flandes, nació, entonces, el Ejército del Reino de Chile, por Real Cédula de enero de 1603. Fue el primer
Ejército creado en América Hispana, lo que demostró la importancia que el Reino de Chile tenía para la Corona
Española, pues era quien le proporcionaba la defensa al Virreinato del Perú. Alonso de Ribera aumentó la
capacidad profesional y combativa de la tropa, estableció una digna escala de sueldos y llegó incluso a fundar
industrias básicas para abastecer al personal militar. Vid. De la policía local a la policía nacional (1830-1933)
en www.memoriachilena.cl (consultada el 25 de septiembre de 2005).
104 Vid. CAMACHO CÉPEDA, G., La Actividad Administrativa en la Doctrina Chilena, op. cit.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 99
salubridad) y las policías administrativas especiales (relativa a todos los objetos que el legislador le ordene
proteger y para lo cual la Administración requiere de habilitaciones singulares), Droit Administratif, op. cit.,
pp. 679 y ss.
100 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
106LÓPEZ PELLICER, José A., Lecciones de Derecho Administrativo, II (1). Actividades Administrativas:
Policía, Fomento, Servicios y Obras Públicas, Diego Marín Librero Editor, Murcia, 2004, p. 41.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 101
107 TOCQUEVILLE, A., La Democracia en América, Vol. II, Capítulo III. “Sobre cómo los sentimientos de
las naciones democráticas están de acuerdo con sus ideas para conducirlos a concentrar el poder político”,
Alianza Editorial, Madrid, 2002.
102 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
108 REBOLLO PUIG, M., “La Policía administrativa y su singular adaptación al principio de legalidad”,
en El Derecho Administrativo en el Umbral del Siglo XXI: homenaje al profesor Dr. D. Ramón Martín Mateo
(Coordinador: Francisco Sosa Wagner), Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, pp. 1365-1398.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 103
Madrid, p. 115.
104 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
lo que “viene a ser en ocasiones, como cobrarle la soga al ahorcado”. Para REBOLLO, el
criterio que suministra el deber de no perturbar o de no poner en peligro el Orden
Público, determina que las intervenciones administrativas cuya finalidad es exigir
el cumplimiento de ese deber no serán indemnizables, “porque en realidad la Admi-
nistración no estará añadiendo nada a lo que ya no se estuviera obligado antes, porque
sólo está concretando y exigiendo el cumplimiento de un deber general que ya existía
con anterioridad, aunque no estuviera consagrado en ninguna Ley. Por el contrario, las
limitaciones administrativas que vayan más allá de ese deber general e innato –aunque
sean generales, lícitas y persigan mantener el orden público– serán indemnizables si
concurren los demás requisitos de la responsabilidad administrativa”113.
B. LA SALUD PÚBLICA
En situaciones normales, la custodia de la salud pública queda excepcionada
de la noción de orden público y se deja en manos de la Administración sanitaria,
cuya finalidad es la protección de la salud humana, animal y vegetal, por lo cual
tiene atribuidas intensas competencias de supervigilancia que le permiten controlar,
fiscalizar y sancionar a las personas y entidades que pudieran afectar los citados
bienes públicos.
En casos excepcionales, sin embargo, la Administración sanitaria puede reque-
rir de auxilio policial. Esto ocurre en situaciones de “crisis sanitarias”, tales como
epidemias, pandemias, plagas, etc., que por la gravedad de las circunstancias urgen
la adopción de medidas inmediatas para atacar los riesgos sanitarios.
El marco normativo, entre otros, de la actuación administrativa en materia de
salud pública comprende el manejo de residuos peligrosos, materia reglamentada
por el Decreto Supremo Nº 148, del Ministerio del Interior, de 16 de junio de
2004, que aprueba el Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos Peligro-
sos. Este reglamento establece el campo jurídico y técnico para el tratamiento de
residuos peligrosos, inspirado en la protección del medio ambiente, la salud y
formulando las condiciones sanitarias y de seguridad en temas relacionados con
la generación, almacenamiento, transporte, tratamiento, reciclaje y eliminación de
sustancias contaminantes. Finalmente, establece un Mecanismo de Seguimiento
y de Declaración de las sustancias contaminantes.
Otra materia que está comprendida en la salud pública es la prohibición de
utilizar determinadas sustancias en los procesos productivos por razón de su
toxicidad, este es el caso del asbesto (prohibido por decreto supremo Nº 656,
del Ministerio de Salud, de 2000); el tolueno (prohibido por Decreto Supremo
C. LA MORALIDAD PÚBLICA
Si bien la moral pertenece a un orden de valores diferente del jurídico, no ha
dejado de estar presente en normas jurídicas que desde antaño establecen límites
a las libertades de los ciudadanos, basadas en razones de vulneración de la mora-
lidad pública. Así, el Código Civil consigna diversos límites a la autonomía de la
voluntad en materia asociativa por razones de moralidad, permitiendo: 1) denegar
la aprobación de las ordenanzas o los estatutos de las corporaciones (artículo 558
del CC); 2) calificar un objeto como imposible (inciso 3º del artículo 1461 del
CC); 3) calificar la causa de una obligación como causa ilícita (inciso 2º del ar-
tículo 1467 del CC), y 4) calificar las condiciones de una obligación como ilícitas
(inciso 2º del artículo 1475 del CC).
De otra parte, también por razones de interés general basadas en la moralidad
pública, se limita el ejercicio de determinadas libertades constitucionales. Así, la
Constitución acepta que la libertad de conciencia y de manifestación de todas las
creencias y la libertad de culto estén limitadas por las buenas costumbres (Nº 6
del artículo 19 de la CPR); también la libertad de enseñanza (inciso 2º del Nº 11
del artículo 19 de la CPR) y, en igual sentido, la libertad económica (Nº 21 del
artículo 19 de la CPR).
Un problema que enfrenta la interpretación de este elemento del Orden Público
es que desde la perspectiva social, la moralidad pública es cambiante y depende
de los tiempos, por lo que su interpretación debe procurar ser ponderada para no
afectar en demasía las libertades y garantías ciudadanas. En este sentido, en algunos
campos específicos considerados de especial relevancia, su interpretación se deja
en manos de un órgano autónomo colegiado que permite la actualización de su
contenido a tono con la evolución social; un ejemplo de ello es lo que ocurre en
la materia audiovisual.
En el campo de lo audiovisual se produce una importante manifestación del
elemento moralidad que liga lo jurídico con lo ético. Por un lado, la Constitución
deja en manos del legislador la regulación de un sistema de calificación para la
exhibición de la producción cinematográfica, función que se lleva a cabo a través
de un Consejo de Calificación Cinematográfica constituido como organismo
centralizado dependiente del Ministerio de Educación, desconcentrado funcional-
mente y regulado por la Ley sobre Calificación de la Producción Cinematográfica
Nº 19.846. Dicho Consejo “realizará la calificación por edades considerando el
contenido de las producciones cinematográficas y propendiendo siempre a la protección
106 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
114 Para SANTAMARÍA PASTOR, A., la mayor parte de las actividades que realizan los particulares “son
actividades que poseen una potencialidad lesiva al interés general: por ello, la Administración las somete a
ordenación, planificación, organización, dirección, limitación, control u orientación: las condiciona, en una
palabra, con el fin de evitar que produzcan perjuicio al interés general”, Principios de Derecho Administrativo,
op. cit., p. 252.
115 Vid. ESTEVE PARDO, J., “De la Policía Administrativa a la Gestión de Riesgos”, Revista Española de
Derecho Administrativo Nº 119, julio-septiembre, 2003, pp. 323-346. Para ESTEVE los procesos de intervención
y actuación a gran escala sobre la naturaleza y sus recursos realizadas con apoyo intensivo de la tecnología
han hecho evolucionar la policía administrativa hacia un modelo de actuación administrativa, caracterizado
por la gestión de riesgos rechazados por el Ordenamiento Jurídico.
116 SANTAMARÍA PASTOR, A., Principios de Derecho Administrativo, op. cit., p. 259.
108 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
117
La materia ambiental, como siempre a la vanguardia, presenta los primeros ejemplos de técnicas que
se diferencian de las técnicas tradicionales de Policía, incorporando instrumentos de evaluación y verificación
de los impactos ambientales, la comunicación, los sistemas de gestión ambiental, las auditorías ambientales,
que son expresión de la nueva batería de instrumentos de los que se vale la actividad de limitación de la
Administración.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 109
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS MEDIOS QUE EMPLEA LA ACTIVIDAD DE LIMITACIÓN
SUMARIO: 15. Las formas de limitación. 16. Las técnicas de información. A. Deberes de iden-
tificación. 1. Identidad de personas. 2. Identidad fiscal. 3. Identidad de bienes. B. Deberes
formales y documentales. C. Deberes de comunicación. D. Técnicas de comprobación. 17. La
técnica autorizatoria. A. Concepto. B. Clases de autorizaciones. 1. Autorizaciones regladas y
discrecionales. 2. Autorizaciones simples y complejas. 3. Autorizaciones por funcionamiento
o de efecto continuado. C. Régimen jurídico. 1. Otorgamiento. 2. Eficacia de la autoriza-
ción. 3. Transmisibilidad. D. La autorización y concesión: una diferenciación problemática.
18. Las órdenes. 19. La técnica de inspección. A. Concepto y origen. B. Finalidades de la
función inspectora. 1. Finalidad preventiva o protectora. 2. Finalidad instructiva. 3. Finalidad
informativa. 4. Finalidad recaudatoria.
118 MORELL OCAÑA, L., Curso de Derecho Administrativo, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1996, V. II,
pp. 35 y ss.
112 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
FERREIRO, O. y PRADO, C., “Historia de la Estadística en Chile”, Estadística Española, Vol. 33,
119
intimidad de las personas. Esta tensión se agudiza aun más con la posibilidad
casi infinita que proporcionan los softwares informáticos para el tratamiento de
la información.
En materia de información hay tres momentos importantes: la obtención, la
utilización y la disposición de la misma.
Con respecto a la obtención de la información, es indudable que la eficacia de esta
actividad reposa en los poderes públicos con los que cuenta la Administración para
procurarse la información requerida. Es difícil imaginar al particular, resistiéndose
a las obligaciones y requerimientos de información de las entidades administrativas.
El problema en este aspecto no se presenta con la documentación, cuya obligación
de proporcionarla está claramente precisada en las normas jurídicas que rigen cada
sector, sino con aquella documentación que algunas entidades administrativas, en
general las denominadas fiscalizadoras, pueden solicitar fundamentándose en que
son necesarias para el cumplimiento de su rol fiscalizador120.
En relación a la utilización de la información tiene particular importancia el uso
de las nuevas tecnologías. El tratamiento de la información automatizada es una
actividad moderna que ha surgido con el desarrollo de las nuevas tecnologías de
comunicación e información (TICs), que permiten un procesamiento expedito de
la información, con lo que se consigue almacenar y gestionar los datos obtenidos en
un tiempo muy breve. Así, con estas nuevas tecnologías se puede clasificar, actualizar,
disociar, transmitir y recibir, etc., datos a una velocidad antes insospechada.
El uso de las TICs por parte de la Administración es un objetivo gubernamen-
tal prioritario, ya que contar con instituciones modernas es determinante para el
desarrollo del país. Ello incide directamente en el mejoramiento de la gestión del
Gobierno, pero, al mismo tiempo, las nuevas tecnologías han facilitado al Estado
una nueva técnica de control social que corre fácilmente el riesgo de excederse.
El uso de las TICs ha sido muy beneficioso en todas las áreas y especialmente
reconocido por su eficacia en materia tributaria, pues ha facilitado lograr acortar
los procedimientos y tiempos para las declaraciones de renta, así como los plazos
relativos a la devolución de los impuestos pagados en exceso por este concepto.
También es visiblemente útil en materia de salud: desde su establecimiento
estas técnicas han permitido proporcionar datos objetivos para seleccionar las
120 Tanto en el ámbito de las telecomunicaciones, los servicios sanitarios y servicios eléctricos, las leyes
Nº 18.168, Nº 19.802 y Nº 18.410, facultan a las respectivas superintendencias para requerir, a los pres-
tadores sometidos a su fiscalización y en algunos casos a las empresas relacionadas que les presten servicios,
la información que fuere necesaria para el ejercicio de sus funciones. El incumplimiento de esta obligación
por parte de las entidades requeridas será sancionada con multa. De modo semejante ocurre con las demás
superintendencias.
114 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
A. DEBERES DE IDENTIFICACIÓN
Estos deberes están asociados a la inscripción y actualización de Registros de
naturaleza pública. Los más relevantes se hayan relacionados con la identidad civil
y fiscal de las personas y de los bienes. En suma, los deberes de identificación se
manifiestan en los siguientes órdenes de especial importancia:
1º. Identidad de personas
Todos los nacimientos ocurridos en Chile deben inscribirse en la Oficina de
Registro Civil e Identificación que corresponda al lugar donde ocurrió el parto.
Este Servicio es el encargado de establecer la identidad de cada una de las personas
y otorgar los documentos que la acreditan. En el acto de inscripción, se asigna el
Rol Único Nacional (RUN). Este número es único para toda la vida y servirá para
identificar a la persona en múltiples actos jurídicos y administrativos. También hay
el deber de registrar una serie de hechos que afectan al estado civil y al patrimonio
de las personas, como son matrimonio, divorcio, etc.
Al lado de este deber general de identificación, que es común a todas las perso-
nas, existen en el Ordenamiento Jurídico otros que surgen o persiguen finalidades
específicas.
121 Lamentablemente, el Consejo para la Transparencia no ha logrado equilibrar esta materia. En los
casos en que se ha recurrido de amparo al acceso a la información por objetar el cobro que el organismo
público efectúa, el Consejo ha ordenado la entrega gratuita, lo que parece bien, pero no se ha percatado
que en algunos casos la información solicitada se refiere a datos personales que merecen reserva, v. gr. los
padrones de inscripción electoral del Servicio Electoral, donde están consignados además de los nombres, el
RUT, el domicilio del votante y la condición de discapacidad (ver Decisión de Amparo C407-09). Todos
estos datos fueron suministrados por las personas con el fin de estar habilitados para ejercer su derecho al
voto, pero no para que puedan ser entregados a todo aquel que lo solicite, en especial, aquellos datos sensibles
como la condición de discapacidad.
116 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
122 Los datos de identificación del contribuyente, empresa o institución, que es obligatorio registrar en
C. DEBERES DE COMUNICACIÓN
Referidos a la obligación de comunicar a la autoridad respectiva datos relativos
a la actividad o entidad a la que se impone informar sobre hechos o circunstancias
que la ley o el reglamento precisen. Por ejemplo, en el ámbito fiscal la resolución
exenta Nº 55, de 2003, del Servicio de Impuestos Internos, enumera 14 opera-
ciones que son necesarias comunicar obligatoriamente a la autoridad tributaria123.
123 La resolución exenta Nº 55 del Servicio de Impuestos Internos de 2003, obliga comunicar los si-
guientes cambios:
a. Modificación de razón social.
b. Cambio de domicilio.
c. Modificación de la actividad o giro declarado.
d. Apertura, cambio o cierre de sucursal.
e. Modificación del domicilio postal (casilla, o apartado postal u oficina de correos).
118 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Cabe señalar, además, que en algunos casos como los contemplados en el artículo
69 del Código Tributario se exige la obtención de la autorización de dicho Servicio
antes de realizar la operación, este es el caso de la disminución de capital.
D. TÉCNICAS DE COMPROBACIÓN
MORELL124 define a estas técnicas como las que permiten obtener un “título de
legitimación” para la realización de una actividad o facilitar el tráfico jurídico.
Esta actividad administrativa reglada tiene un carácter objetivo, porque los
requisitos que se van a acreditar por la Administración están establecidos en la
norma. Estas técnicas están orientadas a verificar el cumplimiento de determinados
requisitos o exigencias para habilitar el ejercicio lícito de una actividad. En estos
casos el examen que realiza la Administración se remite a evaluar, documental-
mente, la idoneidad o aptitud de una persona (v. gr. para ejercer una profesión)
o de una cosa (v. gr. para poder ser comercializada en el país). Por eso es válido
distinguir entre:
– La acreditación o certificación, que se refiere al cumplimiento de requisitos de
aptitud de una persona para realizar una determinada actividad. Por ejemplo, la
emisión de un título profesional, el certificado de alumno regular o de egresado.
La acreditación también opera para confirmar que determinados organismos
tienen la competencia para realizar determinadas actividades. En este último
caso la acreditación suele ser voluntaria, pero en ciertas ocasiones la autoridad
administrativa exige la acreditación en el Sistema Nacional de Acreditación del
Instituto Nacional de Normalización, esta es la situación en que se encuentran
entidades de certificación, organismos de inspección y laboratorios. También,
125 Para la determinación de las normas técnicas existen organizaciones nacionales, regionales y luego
internacionales, formando una jerarquía bien definida. Estas organizaciones determinan las características
concretas que deben poseer los equipos para que puedan ser utilizados en cualquier parte del mundo ase-
gurando su máximo desempeño. De este modo, una norma es por definición un “documento establecido por
consenso y aprobado por un organismo reconocido, que provee, para el uso común y repetitivo, reglas, directrices
o características para actividades o, sus resultados dirigidos a alcanzar el nivel óptimo de orden en un concepto
dado” [ISO/IEC Guía 2:1996]. Vid www.inn.cl (consulta: 31 de agosto de 2005).
126 Un ejemplo de esta actuación lo tenemos en el ámbito eléctrico, en el cual, por virtud del artículo 3º
Nº 14 de la ley Nº 18.410, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles es la facultada para otorgar
un certificado de aprobación de las máquinas, instrumentos, equipos y materiales eléctricos de gas y de
combustibles líquidos, a fin de certificar que cumplen con las especificaciones normales y no constituyen un
peligro para las personas o cosas.
120 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
127
El artículo 3º Nº 14 de la ley Nº 18.410, igualmente, faculta a la Superintendencia de Electricidad y
Combustibles para autorizar a laboratorios o entidades de control de seguridad y calidad para que realicen o
hagan realizar las pruebas y ensayos que la Superintendencia estime necesarios, con el objeto de otorgar un cer-
tificado de aprobación a las máquinas, instrumentos, equipos y materiales eléctricos, de gas y de combustibles
líquidos, que cumplan con las especificaciones normales y no constituyan peligro para las personas o cosas.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 121
128 Como lo formula MAYER “la ley y la ordenanza pueden, al establecer la orden de policía, permitir que
la disposición policial introduzca una excepción para el caso particular; a eso es lo que llamamos la prohibición
de policía con reserva de autorización (…). La prohibición de policía con reserva de autorización se dirige a las
manifestaciones de la vida individual que no son consideradas en absoluto como perturbadoras del buen orden de
la cosa pública, pero que pueden presentar una perturbación según la persona de la cual emanan, según la mane-
ra como la empresa está instalada, administrada y dirigida (…). La reserva de permiso puede revestir fórmulas
muy diferentes según la mayor o menor amplitud de acción asignada a la voluntad de la autoridad: ésta va desde
la apreciación completamente libre hasta la simple aplicación al caso individual de la regla que determina la
autorización”. Citado por PARADA, R., en Derecho Administrativo, Parte General, Ed. Marcial Pons, Madrid,
1996, p. 453.
122 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
B. CLASES DE AUTORIZACIONES
Las clasificaciones más importantes de los supuestos autorizatorios son los que
distinguen entre autorizaciones regladas y discrecionales y autorizaciones simples
y complejas.
3. Autorizaciones negativas o
autorizaciones por funcionamiento o de efecto continuado
En las autorizaciones negativas (GARCÍA TREVIJANO) la Administración se limita
a remover los obstáculos para el ejercicio del derecho, pero no se interesa en la
actuación de los autorizados en el tiempo, sólo se restringe a controlar la actividad
autorizada, “acotándola negativamente dentro de unos límites determinados”129.
Por su parte, las autorizaciones por funcionamiento recaen sobre una acti-
vidad que se realiza de modo continuo y con vocación de permanencia en el
tiempo (v. gr. una industria, un supermercado, un banco, etc.), de manera que
la autorización integra el régimen al que está sometida dicha actividad y tiene la
potencialidad de mantenerse vigente en tanto dicha actividad se desarrolle. En
este caso, la Administración tiene facultades de fiscalizar el cumplimiento de las
exigencias no sólo al inicio de la actividad, sino que ejerce un control sucesivo
sobre el ejercicio de la actividad que busca asegurar el cumplimiento sostenido
en el tiempo de las exigencias que permitieron el otorgamiento del permiso. La
consecuencia de esta facultad fiscalizadora es la posibilidad de la revocación de
la autorización en el caso de incumplimiento de las exigencias establecidas para
reconocer su conformidad con el interés público, deviniendo el ejercicio de dicha
actividad en ilegal por lesiva a dicho interés. A este respecto la LBPA no resuelve
el problema jurídico que se presenta en el caso de ilegalidad sobreviniente, por
cuanto la revisión de los actos administrativos por esta causal como sería el caso
129 LAGUNA DE PAZ, J., “La Autorización Administrativa: entre la Escila del Dogmatismo y el Caribdis
C. RÉGIMEN JURÍDICO
Por lo que respecta al régimen jurídico de las autorizaciones no se puede hablar
de la existencia de un régimen general, sino que más bien éste se encuentra definido
para cada caso en particular por las normas sectoriales que regulan el otorgamiento
de las respectivas autorizaciones, que alcanzan un número importante aparejados
de una creciente complejidad.
Con todo, se pueden trazar algunas líneas básicas que configuran el régimen
jurídico de las autorizaciones, en las etapas de:
1. Otorgamiento
– En cualquier caso, la autorización siempre será consecuencia del principio
rogatorio, otorgándose a instancia de parte. Por consiguiente, en el aspecto formal,
se materializa en un acto administrativo producido en el marco de un procedi-
miento administrativo. Ahora bien, este procedimiento puede variar según el tipo
de licencias o permisos.
– La aprobación o denegación del otorgamiento de la licencia siempre debe
ser motivada. El otorgamiento o rechazo de la licencia puede ser consecuencia
de una potestad autorizatoria reglada, lo que limita la facultad decisoria de la
Administración simplemente a comprobar determinadas circunstancias objetivas
reguladas en las leyes o reglamentos que la Administración debe limitarse a aplicar
al resolver, otorgando o denegando la licencia. Por otra parte, se configura una
potestad discrecional en los casos en que las leyes y los reglamentos faculten a la
Administración para evaluar la oportunidad y conveniencia del otorgamiento del
permiso e, incluso, establecer condicionamientos especiales para su ejercicio, en
130 Sin aceptar que la autorización genera un derecho nuevo como, por ejemplo, sí ocurre claramente en
la concesión, la autorización tiene un efecto positivo sobre la esfera subjetiva del particular al que le permite
ejercer un derecho, comportando para éste una situación jurídicamente protegida, por ello es discutible que
esta limitación a la revocación no se aplique también en este caso.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 125
cuyo caso se hace difícil aceptar que esta técnica opera sobre un derecho preexis-
tente, pero en caso alguno se puede interpretar que exista la posibilidad de eximir
a la Administración del deber de motivar.
– En caso de falta de pronunciamiento dentro del plazo legal para resolver por
parte de la Administración, a los procedimientos autorizatorios les serán aplicables
las normas del silencio administrativo positivo contenidas en el artículo 64 de la Ley
de Bases de los Procedimientos Administrativos Nº 19.880, debiendo procederse
a la respectiva denuncia del incumplimiento del plazo. No obstante, es necesario
tener en cuenta aquellas disposiciones como la contenida en el artículo 7º del
Código Sanitario, que exigen la autorización expresa, en cuyo caso constituyen
situaciones de excepción a las que no se les aplica la regla del silencio positivo.
– En el caso de que el número de permisos o autorizaciones se encuentren
limitados a priori, la aplicación del principio de igualdad –como observa SANTA-
MARÍA PASTOR–131 impone su otorgamiento a través de mecanismos concursables
que permitan a todos los interesados participar en igualdad de condiciones para
optar por dichas licencias.
2. Eficacia de la autorización
– Por lo que respecta a la eficacia de la autorización, ésta constituye un acto
que legitima o faculta al sujeto autorizado para realizar la actividad autorizada,
liberándola de la prohibición a la que estaba afecta.
– Asimismo, configura una presunción del cumplimiento de los requisitos y
exigencias de las disposiciones legales a los que se subordina la actividad, y una de-
claración de que dicha actividad no constituye un riesgo para el interés público.
– Una vez otorgada la autorización, estamos ante un acto administrativo favo-
rable que goza de estabilidad, por cuanto no está disponible, como regla general,
a la facultad revocatoria de la Administración (artículo 61 LBPA) fundada en
razones de mérito o de oportunidad.
– Sólo en el caso que la autorización se haya dictado con infracción a la ley,
podría la autoridad invalidarla (artículo 53 LBPA), siempre y cuando lo haga
confiriendo previa audiencia al interesado y dentro del plazo de dos años.
3. Transmisibilidad
Efectivamente, el otorgamiento de una autorización en muchos casos supone la
constitución de situaciones jurídicas activas que pueden valorarse económicamente
y los convierte en bienes susceptibles de transacción. Ahora bien –como sostiene
SANTAMARÍA PASTOR132– lo que es susceptible de transmisión no es la autorización
131 SANTAMARÍA PASTOR, A., op. cit., p. 271.
132 Ibíd.
126 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
administrativa sino los derechos que ella ha generado, operando en realidad una
subrogación en la persona del destinatario de la autorización. Por ello, es impor-
tante tener en cuenta la distinción entre:
– Las autorizaciones personales, referidas a las que son otorgadas atendiendo
a características o aptitudes especiales de su titular (v. gr. patente profesional, el
permiso de conducir, etc.), que por regla general son intransmisibles, y
– Las autorizaciones reales, otorgadas en atención a las características de los
bienes a los que se refieren (v. gr. la autorización sanitaria, permiso de venta de
alcoholes, permiso de edificación, o permiso de circulación de un vehículo) siendo
irrelevante las condiciones del titular, por lo que por norma general es que éstas
autorizaciones sean transmisibles.
134 PARADA VÁSQUEZ, R., Derecho Administrativo (I). Parte General, 8ª edición, Ed. Marcial Pons, Ma-
Vid. JIMÉNEZ LARRAÍN, F., “La noción de orden público en la Constitución Política”, en Revista de
136
BERMEJO VERA, J., “La Administración Inspectora”, en Revista de Administración Pública Nº 147,
137
138 GARCÍA DE ENTERRÍA, E. y FERNÁNDEZ, T. R., Curso de Derecho Administrativo, Vol. II, Editorial
Civitas, Madrid, 1992, p. 129.
132 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
141 Es evidente que existen riesgos en la sociedad actual cuyas dimensiones no están claramente avizoradas.
El avance de la técnica –otrora gran aliada para la solución de problemas– ha producido nuevos riesgos, cuyo
potencial de peligrosidad supera cualquier otro riesgo ya probado. Así, la energía nuclear, la biotecnología,
el cambio climático producto de las emisiones de gases invernadero fundamentalmente industriales, etc.,
todos ellos son fundamento para el reconocimiento y ampliación de los niveles de intervención fiscalizadores
y de control, de la Administración.
142 De acuerdo con ESTEVE: “El origen de buena parte de los actuales riesgos se sitúa en actividades in-
2. Finalidad instructiva
Con la inspección, no sólo se busca vigilar el cumplimiento de la legalidad
de una actividad, sino que cada vez más se tiende a constituirla como un meca-
nismo instructivo, que permita colaborar con los agentes fiscalizados a un mejor
cumplimiento de las disposiciones que están obligados a observar. Si los agentes
logran comprender mejor la normativa y la forma cómo la autoridad espera su
cumplimiento, será para ellos un valioso instrumento pedagógico.
La Administración, a través de la inspección, puede evaluar cuáles son las causas
del no cumplimiento, o en su caso del incumplimiento, de la normativa que debe
controlar, puede mejorar sus procedimientos y dar las instrucciones o pautas per-
tinentes, para que los agentes se ajusten a los cánones de cumplimiento exigidos.
Esta finalidad instructiva está en consonancia con la definición servicial del Estado,
pues, toda su actividad tiene que estar al servicio del ciudadano, por lo que debe
colaborar con aquellos que incumplen el ordenamiento no por una opción cons-
ciente de contravenirlo, sino por desconocimiento del mismo y de sus alcances.
Así, por ejemplo, se viene entendiendo la labor inspectiva en algunos servicios
como la Dirección del Trabajo, en cuya División Inspectiva cuenta con una Unidad
de Apoyo y Evaluación de la Fiscalización encargada de diseñar y proponer criterios
y contenidos de fiscalización en materias de higiene y seguridad. Asimismo, la
Unidad Inspectiva Programada de Oficio (UIPO) del mismo Departamento, se
propone un tratamiento integral de los problemas laborales que apunta tanto hacia
el logro del cumplimiento normativo como a la obtención de una situación de
trabajo decente. Para ello, la intervención de la UIPO se orienta a generar cambios
de actitud entre los sujetos de la relación laboral (trabajadores y empleadores), en
esas dos dimensiones.
3. Finalidad informativa
La Inspección, como se ha señalado, está inscrita dentro de las técnicas de infor-
mación, constituyendo un medio eficaz para recabar datos o medios informativos
que servirán a la Administración para volver sobre ellos y cumplir las funciones
que tiene encomendadas. Así, la información que la Administración recoja a través
de la inspección constituye un insumo necesario para realizar otras actuaciones
como la planificación, evaluación y diagnóstico, o desde otra perspectiva, sirve
de fundamento para ejercer potestades como la sancionadora o la adopción de
medidas cautelares, lo que descubre su carácter de actividad interlocutoria.
En el ámbito de la intervención económica, la recolección de la información
pertinente, oportuna y cabal es esencial. Recordemos que uno de los problemas
que afectan las decisiones de los agentes de mercado es la información asimétrica,
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 135
inconveniente del que tiene que hacerse cargo la Administración en sus decisiones
regulatorias. Son abundantes las referencias de las disposiciones legales en materia
económica, que atribuyen a la Administración potestades de vigilancia e inspección,
aunadas a facultades para recabar toda la información que estimen necesaria de los
agentes regulados (con posibilidades de apremio en casos de incumplimiento), lo
que está ligado a la tarea de realización de estudios, informes, estadísticas, bases
de datos que sirvan, a la Administración, para decidir las medidas regulatorias, así
como la aplicación de sanciones por las eventuales infracciones.
Siendo que a través de la inspección se realiza el examen de una cosa o lugar,
para hacer constar en un acta el resultado de las observaciones, el valor acreditativo
de estas actas usualmente es reforzado por el legislador por medio de preceptos
que confieren a los funcionarios inspectores la calidad de ministros de fe en la
verificación de los hechos constitutivos de infracciones de la normativa144. Se cons-
tituye así un principio general de que el resultado del ejercicio de las facultades de
vigilancia e inspección, está premunido de una presunción de veracidad y exactitud
de los datos que refuerza la posición jurídica de la Administración, ante cualquier
escenario donde se discuta la decisión que se fundamente en esta actividad.
4. Finalidad recaudatoria
No obstante que la finalidad recaudatoria, por sí sola, no es suficiente justifica-
tivo para la función inspectora, por cuanto ello puede pervertir los otros fines a los
que esta actividad debe responder –configurándose una situación de desviación de
poder–, ello no impide que el legislador autorice el cobro de tasas a los particulares
para cubrir el costo de la realización de la actividad. No obstante, por excepción,
hay algunos ámbitos en los que esta finalidad es la que justifica la actividad.
Claramente, en el ámbito tributario, se impone la finalidad recaudatoria sobre
la función inspectora. La lucha contra la evasión fiscal constituye uno de los ob-
jetivos permanente de la Administración tributaria y la actividad de vigilancia e
inspección constituyen instrumentos eficaces en este propósito. Aunque, es cierto,
no por ello deben descuidarse los otros fines instructivos de los contribuyentes
y de suministrador de insumos informativos para la adopción por parte de la
Administración de políticas y decisiones en materia fiscal.
144 En este sentido ver en esta Primera Parte de la obra el apartado concerniente a las competencias de
las superintendencias, pues el legislador ha sido unánime en conferirles este privilegio de ministros de fe a
los funcionarios fiscalizadores.
136 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 137
CAPÍTULO TERCERO
LAS SUPERINTENDENCIAS: COMPLEJO ORGÁNICO PARA EL
CONTROL DE LA ACTIVIDAD DE LOS PARTICULARES
SUMARIO: 20. Antecedentes. 21. Reglas básicas de organización. 22. Sobre los sujetos fiscalizados.
23. Sobre los sectores en los que están presentes. A. Las industrias fiscalizadas desarrollan activi-
dades de gran trascendencia nacional, caracterizadas por su dinamismo y complejidad técnica:
el ejemplo del sistema financiero. B. Los sectores se caracterizan por la presencia de agentes pú-
blicos y privados de gran poder económico: el ejemplo del mercado eléctrico. 24. Los problemas
dogmáticos y jurídicos de las superintendencias desde la perspectiva estructural. A. Descripción de
su configuración jurídica y ubicación sectorial. B. Su ubicación dentro del entramado orgánico
administrativo y sus consecuencias jurídicas. C. El alcance de la autonomía que se les atribuye.
25. Los problemas dogmáticos y jurídicos de las superintendencias desde la perspectiva funcional.
26. La facultad normativa de las superintendencias. A. Antecedentes generales. B. La nueva
configuración de la relación ley-reglamento en la Constitución Política como marco de referen-
cia para la función normativa de las superintendencias. C. Protagonismo del reglamento en la
dirección de la economía. D. La potestad normativa de las superintendencias. 27. La facultad
fiscalizadora. 28. La facultad sancionadora. A. Fundamento, origen y finalidad. B. Críticas a la
potestad sancionadora. C. Límites a la facultad sancionadora. D. El principio del debido proceso.
E. Las infracciones y las sanciones. 1. Sobre los conceptos de infracción y sanción. 2º. Otras medidas
de signo negativo semejantes a las sanciones. 3. Sobre la determinación de la infracción. 4. Tipos
de infracciones. 5. Tipos de sanciones. 6. Irretroactividad de las sanciones. 7. Extinción de las
infracciones y las sanciones. 8. Actualización de las multas impagas y procedencia de aplicación
de intereses moratorios. 9. Régimen de incentivos: exención y reducción de la multa. F. De la
prescripción de las infracciones, las sanciones y sobre la caducidad del procedimiento sanciona-
dor. 1. Sobre la prescripción de las infracciones y sanciones impuestas. 2. Sobre la caducidad del
procedimiento sancionador. G. Revisión judicial de las sanciones. Alcance del control judicial
sobre la potestad sancionadora. H. El principio Non Bis In Idem en materia sancionatoria.
1º. El reconocimiento del principio. 2. Sobre la identidad de fundamento jurídico. a) El concurso
de figuras delictivas e infracciones administrativas. b) El concurso de infracciones administrativas.
29. La facultad de dirimir conflictos. 30. Las Superintendencias como Organizaciones Fisca-
lizadoras. 31. La Superintendencia de Salud. A. Funciones de la Superintendencia de Salud.
32. La Superintendencia de Pensiones. A. Funciones de la Superintendencia de Pensiones.
33. La Superintendencia de Seguridad Social. A. Funciones de la Superintendencia de Seguridad
Social. 34. La Superintendencia de Seguros y Valores. A. Funciones de la Superintendencia de
Seguros y Valores. 35. La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. A. Funciones de
la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. 36. La Superintendencia de Casinos
de Juego. A. Funciones de la Superintendencia de Casinos de Juego. 36. La Superintendencia
de Quiebras. A. Funciones de la Superintendencia de Quiebras. 37. Superintendencia de Medio
Ambiente. A. Funciones de la Superintendencia de Medio Ambiente. 38. A manera de colofón.
20. ANTECEDENTES
Desde la década de los 80, el modelo de liberalización de sectores económicos,
cuya dirección y gestión directa estaban a cargo de organismos del Estado, ha ido
138 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
145 Junto con ARIÑO, G., entendemos por “Constitución Económica” el “conjunto de principios, criterios,
valores y reglas fundamentales que presiden la vida económico-social de un país, según un orden que se encuentra
reconocido en la Constitución”. Vid. Principios de Derecho Público Económico (Modelo de Estado, Gestión Pública,
Regulación Económica), 3ª Edición, Editorial Comares, Granada, 2004, p. 123.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 139
146 Es lo que la Escuela Institucionalista destaca ante la evidencia de que todos los contratos son in-
completos y siempre suponen costes de transacción, los que serán más altos mientras mayor sea el riesgo e
incertidumbre asociados. Oliver Williamson, profesor de la Universidad de Berkeley, formuló el concepto
de “mecanismos de gobierno” para referirse a los sistemas de control del riesgo asociado a cualquier transac-
ción, en los que estas estructuras son instituciones que indican las decisiones que deben ser adoptadas en las
diversas circunstancias que puedan aparecer en el futuro. Son asignaciones de derechos de propiedad que
establecen los incentivos y la seguridad necesaria para la actividad económica. Vid. Universidad de Málaga,
Enciclopedia y Biblioteca Virtual de las Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas, Grandes Economistas:
WILLIAMSON, Oliver E., disponible en http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Williamson.htm [con-
sulta: 20 de enero de 2005].
140 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
147 El artículo 2º del D.F.L. Nº 101, de Ministerio de Trabajo, de 1980, definió la Superintendencia de
Administradoras de Fondos de Pensiones (SAFP) como “la autoridad técnica de supervigilancia y control” de
las Administradoras de Fondos de Pensiones. La ley Nº 20.255 señala que la Superintendencia de Pensiones
es la continuadora legal de la SAFP y, además, en el artículo 47 le otorga nuevas funciones.
142 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Seguridad Social, entre otras, las de: “impartir las normas y orientaciones necesarias para el perfeccionamiento
técnico y administrativo de las Cajas de Previsión”; y “supervigilar y juzgar la gestión administrativa de las
instituciones de previsión social”.
149 El artículo 2º del D.F.L. Nº 3, del Ministerio de Hacienda, de 1997, establece que “corresponderá a
la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras la fiscalización, del Banco del Estado, de las empresas
bancarias, cualesquiera que sea su naturaleza y de las entidades financieras cuyo control no esté encomendado por
la ley a otra institución”.
150 El artículo 2º inciso 2º, de la ley Nº 19.937, dispone que: “Corresponderá a la Superintendencia, su-
pervigilar y controlar a las instituciones de salud previsional, en los términos que señale esta ley, la ley Nº 18.933 y
las demás disposiciones legales que sean aplicables, y velar por el cumplimiento de las obligaciones que les imponga
la ley como Régimen de Garantías en Salud, los contratos de salud, las leyes y los reglamentos que las rigen”.
151
El artículo 2º de la ley Nº 18.902, por su parte, establece: “corresponderá a la Superintendencia de
Servicios Sanitarios la fiscalización de los prestadores de servicios sanitarios y el control de los residuos líquidos
industriales”.
152 El artículo 2º de la ley Nº 18.410, que preceptúa “el objeto de la Superintendencia de Electricidad y
Combustibles será fiscalizar y supervigilar el cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias, y normas
técnicas sobre generación, producción, almacenamiento, transporte y distribución de combustibles líquidos, gas y
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 143
Es necesario anotar que en estos supuestos el ámbito de control que pueden ejercer
las superintendencias es menor, no pudiendo fiscalizar la entera actuación de los
agentes, sino lo que dice relación con la normativa especializada que es de cargo
de la entidad fiscalizadora. Lo afirmado tiene su fundamento en la configuración
de los objetivos y facultades que el legislador concede a estas entidades.
El sector bancario, nos servirá de ejemplo para mostrar los alcances de estas
características de los sectores supervisados por las superintendencias.
Después de la última crisis financiera mundial, desatada en el 2008, ha quedado
clara la importancia de mantener un sistema de supervisión más exigente de las
entidades que actúan en el sistema financiero, cuya actual internacionalización hizo
posible el contagio y la afectación de la economía global. Sólo el Departamento
de Tesoro de los Estados Unidos obtuvo la autorización para disponer de US$
700 mil millones para adquirir los “activos podridos” (rotten assets) en manos de las
instituciones financieras, apostando que la liquidez retornará con el retiro de estos
activos del mercado, en lo que se conoce como el mayor plan de rescate del sistema
financiero. El FMI ha calculado que las pérdidas acumuladas por la crisis cifran
más de US$ 945 mil millones, contados sólo hasta abril de 2008. Sobre todo, algo
nunca imaginado ni en las peores pesadillas, ha sido ver tambalearse instituciones
financieras del tamaño del Citibank, Lehman Brothers, Merryl Lynch, entre otras
muchas más, lo que llevó a movilizar importantes ayudas estatales para neutralizar
el colapso del sistema financiero internacional. Con todo, esta crisis aún no ha
terminado de hacer sentir sus efectos a nivel mundial, de los cuales no tenemos
capacidad de sustraernos, sino sólo de aminorarlos y de aprender las lecciones.
Las reformas profundas que van a surgir de esta crisis, ya han empezado a tener
153 Un interesante análisis sobre los factores involucrados en la crisis financiera de los ochenta y una
descripción del buen desempeño del sistema bancario que se obtuvo con las medidas adoptadas con el objeto
de enfrentar la crisis en HELD, GÜNTHER y JIMÉNEZ, L., “Liberación financiera, crisis y reforma del sistema
bancario chileno: 1974-1999”, Series CEPAL Nº 90, noviembre de 1999. También disponible en formato
electrónico en: http://www.cepal.cl/publicaciones/xml/5/4515/lcl1271e.pdf [consulta: 10 de julio de 2010].
También MORAND, L., “Sistema Bancario. Modificaciones Legales. Motivos y Descripción”, Revista del
Abogado Nº 11, noviembre de 1997, disponible en: http://www.sbif.cl/sbifweb/internet/archivos/ley_2814.
pdf [consulta: 10 de julio de 2010].
154 Las modificaciones a la Ley de Bancos introducidas por la ley Nº 19.528, de 4 de noviembre de 1997,
fueron sustantivas. Entre las medidas legales adoptadas destacan: ampliación del giro bancario y habilitación
para la internacionalización de la banca, mediante créditos e inversiones extranjeras efectuados directamente
desde Chile, establecimientos de filiales o sucursales en el extranjero y la inversión directa en acciones de
bancos y sociedades complementarias al giro establecidas en el exterior. Ibídem, Capítulo IV sobre Reformas
a la regulación y Supervisión prudencial de la banca, pp. 31-37.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 145
157 Vid. GALETOVIC, A., “Integración Vertical en el Sector Eléctrico”, en Estudios Públicos Nº 91 (invierno
159
De acuerdo al informe de Endesa al Tribunal de la Libre Competencia, en la Undécima Región, la
empresa tiene, aparte de los ríos Baker y Pascua, derechos de agua concedidos por 180 metros cúbicos por
segundo (m3/s) en el río Ibáñez (recientemente rematados en diciembre de 2009) y 20 m3/s en el río del
Salto, mientras que en trámite tiene otros 326 m3/s en el río Figueroa.
160 De acuerdo a perfil de empresa publicado en http://www.bnamericas.com/company-profile/energiae-
Rol NC Nº 136 de 2006, se pronuncia sobre la consulta de la Empresa Nacional de Electricidad y Colbún
S.A. sobre su acordada Alianza para el proyecto Hidroeléctrico de Aysén, que involucraría realizar a través
de una sociedad anónima cerrada todas las tareas vinculadas al financiamiento, construcción y operación de
cinco centrales. La comercialización de la energía producida por las centrales se haría independientemente
y libre por cada empresa, delimitando su asociación sólo a la producción de ésta.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 149
superintendencias, las que si bien nacen alejadas del modelo anglosajón basado
en autoridades administrativas independientes (agencias), la dinámica política
y económica a la que está sometido el Estado ha generado fuerzas tendentes a
aproximar estas superintendencias al modelo de agencias anglosajonas cuya virtud
de independencia es una aspiración cada vez más sentida en la sociedad162.
El sistema chileno de fiscalización material se ejerce a través de las denomina-
das Instituciones Fiscalizadoras, cuyos rasgos caracterizadores son los señalados
por el artículo 2º del decreto ley Nº 3.551, de 1980, el cual indica que son
“instituciones autónomas, con personalidad jurídica, de duración indefinida, y se
relacionarán con el Ejecutivo a través de los Ministerios de los cuales dependen y se
relacionan en la actividad”. Agrega este precepto que “el domicilio de ellas será la
ciudad de Santiago”.
Dentro de las entidades fiscalizadoras destacan las Superintendencias. Ahora
bien, existen otras organizaciones administrativas fiscalizadoras como son el Servi-
cio de Impuestos Internos, la Dirección del Trabajo y la Autoridad Sanitaria, con
regímenes jurídicos de gran singularidad, lo que no nos permite su tratamiento
general, por lo que aquí no nos referiremos a ellas, aunque muchas de las observa-
ciones que se expresen sobre las superintendencias también les sean aplicables.
A pesar de su diversidad, tanto por los sectores de intervención como por los
medios y poderes de los que disponen, las autoridades administrativas fiscalizadoras
presentan aspectos comunes que permiten definirlas como instituciones creadas
por la ley, con personalidad jurídica propia, lo que le da autonomía jurídica y
no las hace depender bajo relación de jerarquía de las estructuras administrativas
tradicionales, pero al mismo tiempo están sujetas a un vínculo de tutela o super-
vigilancia con el Presidente de la República a través del Ministerio con el que se
relacionan, aspecto que es donde radica la debilidad orgánica de estos servicios.
Estas autoridades desarrollan su actividad en función de un objetivo: la regulación
de la actividad económica, por lo que cumplen una misión de regulación dentro
de un área determinada.
Cabe recordar que desde la ciencia de la Administración se ha hecho patente
que un principio central de las organizaciones (al que no escapa la organización
administrativa) es la de la adaptación a las funciones que el órgano ha de desa-
rrollar. Esta adaptación busca el ajuste de la organización a la función para que
162 Es por todos conocidos el problema que se suscitó en relación con la compra de acciones de Lan, la
línea aérea más importante de nuestro mercado, que fue efectuada por el entonces candidato presidencial –hoy
en la máxima magistratura del Estado–, en el cual las decisiones sancionadoras adoptadas por la autoridad
administrativa a cargo de la entidad fiscalizadora del mercado de valores, suscitaron una fuerte controversia
por el posible móvil político que estas medidas conllevaban. Es claro que ello no hubiera sucedido si dicha
entidad reuniera las garantías de independencia del poder político.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 151
Nº 559, de 26 de diciembre de 1925 (aprobada a partir del proyecto propuesto por la Misión KEMMERER).
Este texto legal fue prontamente modificado por el D.L. Nº 782, de 21 de diciembre de 1925, el cual fue
sustituido por el D.F.L. Nº 252, de 1960. Este último cuerpo legal ha sido refundido en dos oportunidades,
la primera realizada por el D.L. Nº 1.097, de 1975 y la segunda, actualmente vigente, fue sancionada por
el D.F.L. Nº 3, de 26 de noviembre de 1997 (D.O. 19.12.1997), del Ministerio de Hacienda, que Fija el
Texto Refundido, Sistematizado y Concordado de la Ley General de Bancos y de otros Cuerpos Legales que
se indican. Este último texto legal contiene, en su Título I, el estatuto jurídico de la Superintendencia de
Bancos e Instituciones Financieras.
166
Fue creada por el decreto ley Nº 3.500, de 1980, e inició sus funciones a contar del 1º de mayo de
1981. Su objetivo es la supervigilancia y control de las Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones
(AFP) y de la Administradora de Fondos de Cesantía (AFC), entidad que recauda las cotizaciones, invierte
los recursos y paga los beneficios del seguro de cesantía.
167
Su antecedente orgánico más remoto fue la Inspección Técnica de Empresas y Servicios Eléctricos
creada en 1904. Desde entonces ha evolucionado teniendo como funciones fiscalizar el cumplimiento de las
disposiciones legales, reglamentarias y normativas, sobre generación, producción, almacenamiento, transporte
y distribución de combustibles líquidos, gas y electricidad.
168 El antecedente más remoto de esta Superintendencia es la Dirección General de Agua Potable y
Alcantarillado, creada en 1931 como entidad dependiente del Ministerio del Interior. Entidad que en 1953
se refundió con el Departamento de Hidráulica, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, surgiendo
la Dirección de Obras Sanitarias (DOS). No obstante, el objetivo unificador que tuvo la DOS, entre 1953 y
1977, se mantuvo la dispersión de los órganos administrativos que tenían competencia en materia sanitaria.
Así, coexistían diversos servicios de ámbito local (como la Empresa de Agua Potable de Santiago y la Empresa
Municipal de Desagües de Valparaíso y Viña del Mar); sectorial y rural (como la Oficina de Ingeniería Sanitaria
de la Corporación de la Reforma Agraria del Ministerio de Agricultura, la Sección de Higiene Ambiental y
la Oficina de Saneamiento Rural, ambas del Ministerio de Salud Pública. Posteriormente, en el año 1977 se
creó el Servicio Nacional de Obras Sanitarias –SENDOS–, que integró todas las entidades que operaban en
el sector y viene a constituir el antecesor directo de la SISS.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 153
169 Fue creada en 2005 a partir de la transformación de la Superintendencia de Isapres. Dicha entidad
nació en 1990 por mandato de la ley Nº 18.933. En aquel entonces, a la Superintendencia de Isapres se le
atribuyeron las funciones que venía ejerciendo el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), el cual fue la primera
entidad del Estado encargada de fiscalizar el sistema Isapres según lo disponía el D.F.L. Nº 3 de 1981. Las
atribuciones que tiene la Superintendencia de Salud están referidas a fiscalizar los Fondos y Seguros Pre-
visionales de Salud (encargada –entre otras funciones– de fiscalizar las Isapres, el Fonasa y el Régimen de
Garantías en Salud) como a todos los prestadores de salud, públicos y privados, en la entrega de prestaciones
a los beneficiarios de las leyes Nº 18.469 y Nº 18.933.
170 Esta entidad encuentra sus primeros antecedentes históricos en la Sindicatura General de Quiebras,
creada por la ley Nº 4.458 de 1929, organismo auxiliar de los Tribunales de Justicia, encargado de administrar
los bienes y pagar las deudas de las personas caídas en falencia comercial por cese de pago a sus acreedores.
Por decreto ley Nº 2.963 de 1979, fue reorganizada como Sindicatura Nacional de Quiebras, entidad
dependiente del Ministerio de Justicia y constituida por una Dirección Nacional y direcciones zonales de
quiebras. Esta institucionalidad se mantuvo hasta 1982, cuando por ley Nº 18.175 fue establecida como
Fiscalía Nacional de Quiebras, persona jurídica de carácter autónomo. En mayo de 2002 se dictó la ley
Nº 19.806, que adecuó diversas normas a la nueva legislación que impone la Reforma Procesal Penal. Entre
ellas, se otorgó a la institución la categoría de Superintendencia.
154 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
los Ministerios, las Intendencias, las Gobernaciones y los órganos y servicios públicos
creados para el cumplimiento de la función administrativa, incluidos la Contraloría
General de la República, el Banco Central, las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Or-
den y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, las Municipalidades y las empresas
públicas creadas por ley” (artículo 1º inciso segundo), entrando en la clasificación
“de servicios públicos creados para el cumplimiento de la función administrativa”.
Ello es concordante con la definición que realiza el artículo 2º del decreto ley
Nº 3.551, de 1980, el cual establece que las entidades fiscalizadoras son “institu-
ciones autónomas, con personalidad jurídica, de duración indefinida, y se relacionarán
con el Ejecutivo a través de los Ministerios de los cuales dependen y se relacionan en
la actividad”.
Las entidades fiscalizadoras, como órganos de la Administración del Estado
han sido todas creadas por ley, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 65
inciso 4 Nº 2 de la Constitución Política que preceptúa como iniciativa exclusiva
del Presidente la materia de ley referida a la creación de “nuevos servicios públicos
o empleos rentados, sean fiscales, semifiscales, autónomos o de las empresas del Estado;
suprimirlos y determinar sus funciones o atribuciones”. De modo que son sus res-
pectivos estatutos legales orgánicos los que les fijan sus facultades y sus ámbitos
de competencia, confiriéndole personalidad de Derecho Público que actúan sus
competencias con arreglo al Derecho Administrativo.
El hecho de que haya sido necesaria una ley para estatuir dicha organización
revela, en la terminología del profesor García de Enterría, su “núcleo duro” de
pertenencia al ámbito organizacional de lo público. Este dato es no menor, pues
sólo integrando los cuadros orgánicos de la Administración es posible que dichas
entidades estén facultadas con poderes públicos (como el reglamentario y el san-
cionador) que le facilitan llevar a cabo su función más eficazmente. Igualmente, la
designación por parte del Presidente de la República de su Jefe de Servicio (el Su-
perintendente) pone de manifiesto su condición de organismo administrativo.
Si bien algunas de las leyes particulares de las superintendencias parecieran tratar
de desvincular estas entidades del Derecho Público general que rige la Administra-
ción del Estado, esto no es correcto. La LOCBGAE se estructura en tres Títulos:
Normas Generales (I), Normas Especiales (II) y de la Probidad Administrativa
(III). Lo que, por una parte, manifiesta que el Título de Normas Generales tiene
una vocación de aplicación general a todos los órganos que integran la Adminis-
tración del Estado, ya que su objetivo es establecer los principios de actuación
y de organización con arreglo a los cuales el complejo administrativo tiene que
erigirse. De este modo, la actuación de los órganos administrativos debe hacerse
con arreglo, entre otros, al principio de legalidad, responsabilidad, jerarquía, pu-
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 155
El contexto que ilustra estos preceptos permite sostener que cuando la ley habla
de la autonomía de estos entes no lo hace para reconocerles una independencia
rigurosa o estricta y menos aún absoluta, en especial, respecto del gobierno. El
dato de la personalidad jurídica no es suficiente para fundamentar la indepen-
dencia del organismo. En nuestro medio contamos con organismos que gozan
de una autonomía reforzada otorgada por la propia Constitución Política, como
es la Contraloría General, pero sin estar acompañada de una personificación ju-
rídica. En consecuencia, la valoración del verdadero peso de la autonomía que el
legislador reconoce a las superintendencias debe tener más en cuenta la relación
de tutela que el Presidente de la República pueda o no ejercer con relación a estas
entidades administrativas. A este respecto, es inobjetable que la autonomía reco-
nocida a las entidades fiscalizadoras es meramente de gestión, constituyendo una
técnica para agilizar y dar mayor eficiencia a la actividad de estas entidades, en el
marco de la superación de los vicios de la práctica administrativa centralizadora.
Si bien no están vinculadas a las estructuras ministeriales mediante relaciones de
jerarquía han de reconocer en el Ministro su calidad de jefe y conductor del sector
de conformidad con las políticas e instrucciones que el Presidente de la República
dicte (artículo 23 de la LOCBGAE). Esta autonomía, así reconocida, no enerva
el control que sobre estos organismos ejerce el Presidente de la República a través
del Ministerio correspondiente, lo que se expresa en la calidad que tienen sus
máximas autoridades como de exclusiva confianza del Presidente de la República,
cuya remoción por parte del Jefe de Estado es libre. Sólo en algunos casos, como el
de la Superintendencia de Salud, el nombramiento de estos funcionarios públicos
está afecto al sistema de Alta Dirección Pública que creó la ley Nº 19.882, que
si bien morigera la discrecionalidad presidencial para el nombramiento de estos
funcionarios, no debilita el control de tutela que sobre ellos ejerce el Presidente
de la República, una vez nombrados171. Para el caso que estamos analizando, un
171 Con la Ley Nº 19.882, reguladora de la Nueva Política de Personal de los Funcionarios Públicos, se
ha creado un Sistema de Alta Dirección Pública que establece un procedimiento a seguir para el reclutamiento
de las máximas autoridades –del primer y segundo nivel– de los servicios públicos que se adscriban a dicho
sistema. El sistema de enrolamiento de la Alta Dirección Pública, consiste básicamente en que mediante
concurso público se llama a la provisión de los directivos superiores de los servicios públicos, previo el diseño
de un perfil idóneo que objetivice las competencias para el cargo, producto de lo cual el Consejo de la Alta
Dirección Pública elabora la nómina propuesta para que, finalmente, el Presidente de la República seleccione
a la autoridad cuyo nombramiento va a efectuar. Si bien son muchos los servicios públicos que están en esta
situación, el sistema de Alta Dirección Pública nunca será universal para toda la Administración. Un aspecto,
no menos importante, del régimen de los directivos públicos que el legislador no modificó en la ley Nº 19.882,
fue el sistema de remoción que continúa hasta ahora imperante y que es de exclusivo resorte del Presidente
de la República, en virtud de lo cual, en cualquier momento, estas autoridades pueden ser removidas de su
cargo al perder la confianza del Jefe del Estado. Con todo, éste es un avance en la profesionalización de los
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 159
173
Ver Atributos y Perfil del Alto Directivo Público (ADP) en la web de la Dirección del Servicio Civil,
en http://www.serviciocivil.cl/atributos-y-perfil-del-adp [consulta: 10.07.2010].
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 161
supervisión que verifique que los agentes o las industrias y cada uno de los sectores
en su conjunto actúen dentro de la legislación establecida, cumpliendo la función
social, corrigiendo, en su caso, las desviaciones.
En concordancia con los estatutos aprobados por el legislador, las superin-
tendencias están llamadas a cumplir una función técnica en el sector que tienen
bajo su supervisión. La característica de esta función de control es que está guia-
da, dentro del marco de la legislación sectorial correspondiente, por reglas de la
ciencia –la lex artis– que permiten lograr que las industrias alcancen individual-
mente y como conjunto el estado deseado del sistema. Esta función de carácter
profesional hace imprescindible el libre discernimiento y adoptar las decisiones
de autoridad vinculado sólo por los saberes propios de la ciencia o técnica, en
razón a que ello es lo que más beneficia al interés general de la sociedad. De tal
manera que la independencia de las autoridades administrativas que dirigen las
superintendencias se hace indispensable para aplicar los criterios técnicos que el
correcto funcionamiento del sector precisa.
Con todo, sin embargo, la eventual transformación de las superintendencias
en administraciones independientes permite avizorar que la autonomía para
apreciar y aplicar los criterios técnicos en los sectores regulados, por parte de
estas entidades puede llegar a originar cuestionamientos sobre ellas, basados en
que su independencia pudiera afectar no sólo la tradicional relación directa entre
Estado-mercado, sino los derechos fundamentales, la organización y separación de
poderes y el sistema de controles diseñados por el Texto Constitucional, elementos
básicos sobre el que se apoya el funcionamiento del Estado democrático. En este
proceso, que apenas asoma, está implícito el conflicto y la posibilidad de salvarlo
sin atentar abiertamente contra la letra o espíritu de la Constitución que diseña
una Administración instrumental bajo el mando directo del Jefe del Estado.
En suma, las importantes funciones que cumplen las superintendencias en áreas
críticas de la economía y la sociedad, van impulsando al legislador a proveer de
ciertos mecanismos de aseguramiento funcionales e institucionales para que estas
entidades cumplan la función pública que tienen encomendada. Respecto del
panorama actual, que presentan los estatutos jurídicos de las superintendencias,
se puede apreciar que en las aludidas cláusulas de aseguramiento de la función
se ha avanzado muy poco. Así, de los cinco tipos de garantías: a) las de índole
personal; b) las institucionales; c) las funcionales; d) las de organización interna, y
e) las económico-financieras174, en relación a las cuales se suele medir el verdadero
174 Vid. sobre este tema BETANCOR RODRÍGUEZ, A., Las administraciones independientes: un reto para el
Estado social y democrático de derecho, Editorial Tecnos, Madrid, 1994.
162 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
175Este es el caso de la Ley de Bancos aprobada por el D.F.L. Nº 3, de 1997, del Ministerio de Ha-
cienda, que en su artículo 5º inciso 3º establece: “El superintendente gozará de la más amplia libertad para el
nombramiento y remoción del personal, con entera independencia de toda otra autoridad. Para estos efectos, y en
especial para los de terminación del contrato de trabajo, todo el personal de la Superintendencia es de la exclusiva
confianza del Superintendente”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 163
176 Vid. REYES, A., “Las facultades de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras y en especial
177 EVANS plantea con claridad los cuestionamientos a la facultad normativa de las superintendencias de
este modo: “Desde hace un tiempo venimos denunciando la técnica usualmente utilizada por el legislador
para dotar a las autoridades administrativas –en concreto, a las diversas superintendencias–, de la facultad
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 165
viejo debate en torno a si es el Congreso el único que puede normar las garantías
constitucionales –como la libertad para ejercer una actividad empresarial privada–,
subyace en el cuestionamiento de la potestad reglamentaria de las superintenden-
cias. Este reparo, entendemos, se basa en que es el Congreso, en la medida en
que ostenta la representación de la colectividad nacional, donde se puede dar esa
coincidencia entre el sujeto activo y pasivo del poder, que es el fundamento de
las concepciones democráticas. De este modo, al reglamento sólo le corresponde
en materia de garantías constitucionales una función limitada y secundaria, no
de desarrollo ni de complementación de la norma legal. Por todo lo señalado, es
conveniente enmarcar la problemática de la potestad normativa de las superin-
tendencias dentro de la relación ley-reglamento.
179
Artículo 32. Son atribuciones especiales del Presidente de la República:
…6º Ejercer la potestad reglamentaria en todas aquellas materias que no sean propias del dominio legal,
sin perjuicio de la facultad de dictar los demás reglamentos, decretos e instrucciones que crea convenientes
para la ejecución de las leyes.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 167
180 PANTOJA lo describe muy bien: “el nuevo concepto constitucional de ley del artículo 60, Nº 20, al trans-
formar la ley–, declaración de voluntad soberana en ley marco o de bases, o sea en un conjunto de normas generales
que establecen las bases esenciales de un ordenamiento jurídico, ha modificado el rol y el perfil del legislador y del
administrador, reduciendo el ámbito legislativo y ampliando el campo de la potestad reglamentaria de ejecución,
porque la posición del administrador es muy diferente cuando ha de reglamentar una ley extensa y detallada,
en que poco espacio quedaba al Presidente de la República por normar, a reglamentar una ley general, de bases
esenciales de un ordenamiento jurídico, que precisamente por estas características deja un amplio espacio en blanco
para ser llenado por la labor reguladora del administrador, no ejecutando, sino complementando las generalidades
esenciales que contiene la ley que se reglamenta”.
168 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
tiene conexión con los mecanismos de control a los que se le sujeta, aspecto que se
valorará más adelante, correspondiendo sólo adelantar que es en este punto donde
radica una falta de plena coherencia con el Ordenamiento Administrativo.
Desde la perspectiva del alcance de la potestad normativa que le atribuye el
legislador a las superintendencias, se puede observar que ésta no es general, sino
que está delimitada por el ordenamiento especial que conforma el ámbito en que
ésta puede actuar, es decir, su competencia.
Adicionalmente, en el ámbito de las relaciones de las potestades reglamentarias
que se comentan –la correspondiente al Presidente y la relativa a las superintenden-
cias–, no se debe obviar, para su ordenamiento dentro del sistema normativo, que
ambas son normas infra-constitucionales e infra-legales, por lo que deben guardar
una armonía y coherencia con estas disposiciones normativas. Pero no sólo eso,
sino que las relaciones entre ellas igualmente se ordenan por nexos de jerarquía a
consecuencia de la alta investidura presidencial que lo sitúa en el nivel superior
de toda la organización administrativa. De ello se deriva la necesidad de que las
disposiciones normativas de las superintendencias respeten también el contenido
de los decretos supremos.
Finalmente, el reconocimiento de potestad normativa a las superintenden-
cias, por la significación que ello tiene, nos permite valorar la importancia que el
legislador otorga al interés general que ellas tutelan, dentro del conjunto de los
intereses públicos.
181 Para CIRIANO VELA, C., las verdaderas razones que se esgrimen para afirmar la supuesta inadecuación
del Parlamento para adoptar decisiones de ordenación económica son por un lado que la “dinámica de la toma
de decisiones económicas hace que sean necesarias muchas veces respuestas rápidas ante circunstancias cambiantes
y coyunturales, aspecto éste en el que el Parlamento por su modo de funcionamiento no es el foro más adecuado.
Además, muchas de estas decisiones exigen un grado de sigilo y discreción (llegando incluso a veces al secreto) que es
difícil de conseguir en el ámbito parlamentario (la política monetaria es el ejemplo más significativo). Finalmente,
existe un argumento de carácter político, pero con grandes consecuencias en este ámbito muchas de las medidas
económicas son impopulares (subidas de precios, medidas fiscales...) y los Parlamentos prefieren delegar la adopción
de estas decisiones en manos del Ejecutivo y más todavía en períodos próximos a la convocatoria a elecciones”, en
Principio de legalidad e intervención económica, Editorial Atelier, Barcelona, 2000.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 169
184 La institución de los derechos adquiridos (jura quaesita) constituye una institución clave para regular
las relaciones entre los particulares y el poder soberano, constituyendo un campo vedado de intervención
para la Administración: Así, garantiza la integridad patrimonial incluso frente a las actividades de poli-
cía, reconociendo al legislador como el único que podía determinar la procedencia de la indemnización.
Vid. NIETO, A., “Evolución expansiva del concepto de expropiación forzosa”, Revista de Administración
Pública Nº 38 (1962), pp. 67-124.
185
La técnica de la reserva de ley tiene como antecedentes los principios “nullum vectigal sine lege” y
“nulla poena sine lege” que se remontan al período medieval.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 171
al revisar uno de los valores más preciados: la seguridad jurídica que concordaba
con el rechazo al estadio anterior, en el que el princeps era “legibus solutus”. De
esta forma, mediante la seguridad jurídica, lo que se buscaba era garantizar reglas
estables y permanentes que dieran garantía a los agentes económicos para que
desarrollen su actividad en un marco previsible. Desde la ciencia económica, se
advierte que la mayor o menor seguridad jurídica de un sistema incide en un fac-
tor muy importante como son los costos de transacción, cuyo descubrimiento y
formulación son atribuidos a COASE, quien alerta sobre su decisiva incidencia en
el intercambio de bienes y servicios que es lo que, en última instancia, constituye
la actividad económica186.
A la tantas veces reclamada seguridad jurídica se contrapone el fuerte dinamis-
mo económico que hoy en día exige una permanente adaptación y revisión de
las reglas. Surge, entonces, un nuevo Derecho concretizado que es denominado
Regulación, cuyo objetivo es adaptarse a las nuevas circunstancias que exigen
permanentemente la instauración de nuevas formas de intervención187. Pero todo
ello debe realizarse no vulnerando las bases del Estado de Derecho, que en el
contexto de un Estado democrático exigen una redefinición de la finalidad de
la institución de la reserva de ley, la cual en materia de Derecho Administrativo
Económico, supone equilibrar la necesaria discusión parlamentaria sobre temas
de relevancia social con los requerimientos de adopción de decisiones ágiles y
oportunas demandadas en materia económica.
Un problema que en esta materia se presenta es el suscitado por la interpreta-
ción del Tribunal Constitucional sobre las exigencias que comporta el respeto a
la garantía contenida en el artículo 19 Nº 21 de la Carta Política, el cual permite
186 FIGUERAS, A., “Ronald Coase a 40 años de un artículo”, Actualidad Económica Año XL, Nº 51,
mayo-diciembre 2001, pp. 1-7. Como observó Coase, los intercambios económicos se efectúan frecuente-
mente con desconocimiento total o parcial de algunas variables. De esta falta de certeza, característica del
entorno económico, se derivan los costos de transacción los que siempre son positivos por la incertidumbre
que caracteriza las transacciones en el mercado, por la posibilidad de comportamientos oportunistas y por
la dificultad de medir el real esfuerzo concretado por los individuos en los procesos productivos de equipo.
Ello se resolvería si estuvieran claros los derechos asignados y se permitiera intercambiarlos, a este aspecto es
que contribuyen las instituciones y en especial el Derecho.
187 La reforma regulatoria ha emergido como una política importante en todos los países. En particular,
los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE– han venido
impulsando cambios regulatorios importantes. La OCDE estima que para que estas reformas sean benefi-
ciosas, los regímenes regulatorios necesitan ser transparentes, coherentes y comprendedores, extendiendo el
establecimiento del apropiado esquema institucional hacia la liberalización de la red de industrias, avocándose
y reforzando la política de competencia y sujeción al Derecho y abriendo los mercados internos y externos al
comercio y la inversión. La OCDE, desde finales de la década de los 90, viene llevando a cabo un Programa
de Reforma Regulatoria que la ha llevado a evaluar las reformas llevadas a cabo por 16 países miembros,
entre los cuales se encuentran: Canadá, México, Corea, Reino Unido y USA.
172 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
188 De acuerdo con AARNIO, la justificación de las decisiones carece de sentido si sólo es posible una
única respuesta correcta, ya que si ésta verdaderamente existe la argumentación posibilitaría el asomo de la
arbitrariedad. El principio de la respuesta correcta tiene dos fundamentos, uno de tipo dogmático, derivado
del principio de división de poderes, en virtud del cual sólo al Poder Legislativo le corresponde dictar la
regla jurídica que permite solucionar los problemas jurídicos. En segundo lugar, tiene un rasgo ideológico
erigido a partir de la condición de certeza que debe procurar el Derecho. De acuerdo con la doctrina de la
respuesta correcta, ésta permite responder a la demanda que se dirige al Ordenamiento Jurídico para que
todo problema jurídico haya de decidirse sólo de una manera, porque de lo contrario la práctica Jurídica se
contaminaría con vaguedad y arbitrariedad. Vid. “El Principio de la Respuesta Correcta”, en Lo Racional
como Razonable. Un Tratado sobre la Justificación Jurídica, op. cit., pp. 209-296.
174 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
mínimo que ésta tiene en los distintos sectores, sea establecida por una norma de
rango legal. Al mismo tiempo, la norma legal deberá ser la que, a su vez, delimite
las habilitaciones que tendrá la Administración en el desarrollo de la regulación
legal, propiciando el diseño de un conjunto de autoridades competentes que
fomenten y garanticen la realización de este derecho fundamental.
El desafío en el ámbito de las relaciones entre la ley y el reglamento se encuentra
en lograr un equilibrio entre el respeto a la reserva de ley que impone la Consti-
tución y el reconocimiento del protagonismo que el reglamento está llamado a
cumplir a consecuencia de las propias opciones del constituyente y las exigencias de
la praxis social. En particular, los sectores en los que actúan las superintendencias
se caracterizan no sólo por su importancia económico-social, sino por su intenso
dinamismo y su importante vertiente técnica, que conduce a que el legislador
prefiera moderar la concreción de las leyes que dicta. Existe un riesgo alto de obso-
lescencia de la ordenación normativa sectorial en los campos en los que actúan las
superintendencias, ello se debe en gran parte a la alta dependencia de los avances
del conocimiento y la tecnología. Por consiguiente, la correcta aplicación de la
ordenación normativa y su adecuada concreción descansará en la colaboración
que le presten los organismos ejecutores de la misma, lo que, finalmente, será lo
que les permita afrontar las circunstancias cambiantes que caracterizan la actividad
económica contemporánea.
En este punto es menester diferenciar dos concepciones diferentes desarrolladas
en torno a la actividad de regulación, señalando que para nuestro medio es más
adecuada la noción acuñada en el ámbito europeo continental que la define como
una actividad que conlleva formas de intervención mucho más amplias que la mera
disciplina de un sector mediante la producción normativa, significado éste que es
propio del ámbito anglosajón y que está ligado a la aparición de las denominadas
“Independent Regulatory Agencies”. Así, el perfilamiento del concepto de regulación
en el ámbito europeo peninsular se liga al objetivo de buscar equilibrios dentro
de un sistema complejo. Lo caracteriza la utilización de una gran variedad de téc-
nicas de diversa índole e intensidad: que van desde las más flexibles y persuasivas
hasta las que son expresión de potestades imperativas como las sancionatorias y
de policía; todo ello, con el objeto de lograr el fin perseguido.
Entre las técnicas utilizadas por la regulación destacan aquéllas de naturaleza
no imperativa, predominando la dirección, recomendación y contractualización
como formas de actuación menos invasivas de la libertad económica. Ahora bien,
la intervención regulatoria mediante el instrumento normativo constituye una de
las principales formas de expresión del nuevo Estado regulador, pero lo que marca
una sustancial diferencia es que las normas regulatorias, lejos de tener una voca-
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 175
189 Esta es la situación de la Contraloría General de la República, los consejeros del Banco Central,
del Consejo para la Transparencia, del Consejo Nacional de Televisión y los Rectores de las Universidades
Públicas.
190 Con la Ley Nº 19.882, reguladora de la Nueva Política de Personal de los Funcionarios Públicos se
ha creado un Sistema de Alta Dirección Pública que establece un procedimiento a seguir para el caso del
reclutamiento de las máximas autoridades (del primer y segundo nivel) de los servicios públicos que se ads-
criban a dicho sistema. Si bien son muchos los servicios públicos que quedarán en esta situación, el sistema
nunca será universal para toda la Administración y, en segundo lugar, el sistema de remoción hasta ahora
imperante y que es de exclusivo resorte del Presidente de la República se mantiene, con lo cual, en cualquier
momento, estas autoridades pueden ser removidas de su cargo. Con todo, este es un avance en la profesio-
nalización de los altos cargos públicos, pues acota la discrecionalidad del Presidente para elegir un directivo
público, aunque deja incólume el determinante mecanismo (la remoción) que asegura en última instancia
la incondicionalidad de dichas autoridades respecto del Jefe de Estado. Para el caso que estamos analizando,
un dato que conviene resaltar es que los organismos administrativos denominados Superintendencias, salvo
las relativas a Valores y Seguros y de Bancos e Instituciones Financieras, son aptos para adscribirse al Sistema
de Alta Dirección Pública.
191 En nuestro caso, las entidades que más podrían asemejarse a esta nueva tipología de ente administrativo
192 Dos de ellos son cruciales: el poder de nombrar y remover en cualquier momento al Jefe de dichos
servicios, aprobarles el presupuesto a través de Hacienda y de los propios Ministerios sectoriales en los cua-
les se inscriben, con lo cual si bien se configuran como entidades de un perfil eminentemente técnico, no
tienen ninguna garantía para realizar su función sin injerencia del Gobierno y de los cálculos políticos que
en muchas ocasiones mueven a éste.
193En las diversas leyes de creación de las superintendencias ha sido el legislador el que ha atribuido la
facultad normativa a estos organismos. Así, la Ley Nº 18.902, que Crea la Superintendencia de Servicios
Sanitarios preceptúa en el “Artículo 4º.- Corresponderá al Superintendente: (…) c) Cumplir lo dispuesto en los
decretos con fuerza de ley Nºs. 70 y 382, de 1988, del Ministerio de Obras Públicas, y velar por el cumplimiento
por parte de los entes fiscalizados, de las disposiciones legales y reglamentarias, y normas técnicas, instrucciones,
órdenes y resoluciones que dicte relativas a la prestación de servicios sanitarios y descargas de residuos líquidos
industriales. Esta facultad comprende también la de interpretarlas”. En el mismo sentido, Ley Nº 16.395, que
fija el texto refundido de la Ley de Organización y Atribuciones de la Superintendencia de Seguridad Social
establece: “Artículo 2º.- Las funciones esenciales de la Superintendencia de Seguridad Social, son las siguientes:
a) Impartir las normas y orientaciones necesarias para el perfeccionamiento técnico y administrativo de las Cajas
de Previsión, para el mejor cumplimiento de las funciones que se les han encomendado”. Por su parte, la Ley
Nº 18.410, que crea la Superintendencia de Electricidad y Combustibles dispone en su “Artículo 3º.- Corres-
ponderá a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles: (…) 34.- Aplicar e interpretar administrativamente
las disposiciones legales y reglamentarias cuyo cumplimiento le corresponde vigilar, e impartir instrucciones de carácter
general a las empresas y entidades sujetas a su fiscalización”. Igualmente, la Superintendencia de Salud creada
por la ley Nº 19.937, como continuadora legal de la Superintendencia de Isapres, le corresponde realizar las
actividades fiscalizadoras que la ley Nº 18.933 señala, por lo que sobre la materia que se comenta, este último
texto legal a la letra dice: “Artículo 3º.- Corresponderán a la Superintendencia, en general, las siguientes funciones
y atribuciones: (…) 2.- Interpretar administrativamente en materias de su competencia, las leyes, reglamentos y
demás normas que rigen a las personas o entidades fiscalizadas; impartir instrucciones de general aplicación y dictar
órdenes para su aplicación y cumplimiento. Siguiendo la misma tónica el decreto ley Nº 3.538, Ministerio de
Hacienda, Crea la Superintendencia de Valores y Seguros (publicado en el D.O. 23.12.80), establece: “Artículo
4º.- Corresponde a la Superintendencia velar porque las personas o instituciones fiscalizadas, desde su iniciación
hasta el término de su liquidación, cumplan con las leyes, reglamentos, estatutos y otras disposiciones que las rijan,
y, sin perjuicio de las facultades que éstos le otorguen, está investida de las siguientes atribuciones generales: a)
Interpretar administrativamente, en materias de su competencia, las leyes, reglamentos y demás normas que rigen
a las personas o entidades fiscalizadas, y fijar normas, impartir instrucciones y dictar órdenes para su aplicación
y cumplimiento”; también, el D.F.L. Nº 101, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, que Establece el
Estatuto Orgánico de la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones (hoy transformada en
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 177
Vid. sobre este tema SANTAMARÍA PASTOR, J. A., Fundamentos de Derecho Administrativo, Ceura,
195
servicios. Todas las demás materias se perfeccionan con la exclusiva firma del Jefe
del servicio196.
Otro de los problemas que enfrenta la potestad normativa de las superin-
tendencias es la ausencia de un procedimiento establecido para el ejercicio de
esta potestad reglamentaria y de motivación suficiente que encauce el ejercicio
razonable y razonado de esta potestad. El procedimiento es una institución que
permite garantizar los intereses sociales (no sólo de las industrias reguladas), sino
también de los afectados (clientes y consumidores), también facilita otorgar la
oportunidad a éstos para ser escuchados y que sus opiniones sean valoradas y
tomadas en cuenta previamente a la adopción del reglamento definitivo, sobre
todo, teniendo en cuenta que, en determinados casos, estas normas pueden afectar
derechos fundamentales garantizados por la Constitución197.
En el caso particular de la potestad normativa de las superintendencias, también
destaca la importancia del empleo de instrumentos que no responden al tipo clá-
sico de normas que integran el ordenamiento jurídico. Estas son las instrucciones
y circulares que dichas entidades aprueban con amplia discrecionalidad. Estas
figuras constituyen la traducción al máximo de la flexibilización del principio
de legalidad en el ámbito de la regulación económica y que tienen una creciente
importancia aparejada a la consolidación del Estado regulador, que se caracteriza
por la creación de organismos administrativos técnicos que están a cargo de la
fiscalización de las áreas económicas estratégicas o de gran importancia social
(servicios públicos privatizados).
Las instrucciones dirigidas a las empresas reguladas presentan una diversidad
de problemas complejos. En primer lugar, presuponen el establecimiento de una
relación de especial intensidad entre la empresa de servicio de utilidad pública
y la Superintendencia. Consiguientemente, se produce una transformación del
196 Ello se desprende de lo preceptuado en las leyes orgánicas de estos organismos. Así, por ejemplo, la
Ley Nº 18.410, que crea la Superintendencia de Electricidad y Combustibles dispone en su “Artículo 24.- La
Superintendencia de Electricidad y Combustibles estará sometida a la fiscalización de la Contraloría General de la
República, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 16 de la ley Nº 10.336”. Por su parte, el D.F.L. Nº 101,
Ministerio del Trabajo y Previsión Social que contiene el Estatuto Orgánico de la actual Superintendencia
de Pensiones (D.O. 29.11.1980) dispone en el “Artículo 1º.-(…) La Superintendencia estará sometida a la
fiscalización de la Contraloría General de la República exclusivamente en lo que concierne al examen de las cuentas
de sus entradas y gastos”; y finalmente, el D.F.L. Nº 3, Ministerio de Hacienda, que fija Texto Refundido,
Sistematizado y Concordado de la Ley General de Bancos (publicado en el Diario Oficial de 19.12.97),
establece en el “Artículo 11.- La Superintendencia estará sometida a la fiscalización de la Contraloría General
de la República exclusivamente en lo que concierne al examen de las cuentas de sus gastos”.
197 Vid. PONCE SOLÉ, J., “La calidad en el desarrollo de la discrecionalidad reglamentaria: teorías sobre la
regulación y adopción de buenas decisiones normativas por los Gobiernos y las administraciones”, en Revista
de Administración Pública Nº 162, septiembre-diciembre, pp. 89-144.
180 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
198 En la doctrina del derecho administrativo las instrucciones, circulares y órdenes de servicio son ex-
presión de principio jerárquico sobre el que se erige el sistema de función pública. Los funcionarios afectos
a un régimen jerarquizado y disciplinado deben “cumplir sus obligaciones con el servicio y obedecer las órdenes
que les imparta el superior jerárquico” (artículo 7º LOCBGAE).
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 181
199 Vid. CARMONA SANTANDER, C., “Una aproximación general sobre las Superintendencias desde la pers-
pectiva del Derecho”, op. cit., pp. 15-16.
182 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
1997, ordena que la SBIF autorice, entre otros: el prospecto para la constitución
de las entidades bancarias, el establecimiento de sucursales en el país de bancos
constituidos en el extranjero, la adquisición de más del 10% del capital de un
banco por una persona, así como la adquisición por parte de una entidad bancaria
de acciones de otro banco con el objetivo de efectuar una fusión.
• Por lo que respecta al control sobre la actividad, por lo general, los Estatutos
orgánicos de estas entidades les facultan a examinar todo tipo de documentación
que les proporcione información sobre la actividad de los sujetos controlados. Así,
la antes citada Ley General de Bancos faculta a la SBIF examinar todos los negocios,
bienes, libros y otros documentos para su información acerca de la situación de
los recursos, de la forma en que se administran los negocios, de la actuación de
sus personeros, etc., de las instituciones sometidas a su control. En la misma línea
el D.F.L. Nº 101, del Ministerio del Trabajo, 1980, autoriza a la SPENSIONES
a disponer el examen de los libros, cuentas, archivos, documentos, contabilidad
y demás bienes físicos, pertenecientes a los entes fiscalizados, así como examinar,
calificar y aprobar los balances que ellos deben someterle.
• Es un control de legalidad en sentido amplio, incluyendo materias financie-
ras, contables y técnicas, teniendo en consideración que en el campo económico
en el que se desenvuelven las entidades fiscalizadoras, las normas administrativas
tienen determinadas peculiaridades. Vale decir, frecuentemente padecen de un
importante grado de indeterminación, lo que conlleva un dilatado margen de
discrecionalidad en el intérprete. Además, tienen poca densidad200, en el sentido
que utilizan muchos términos procedentes de otras disciplinas, especialmente de
las ciencias económicas. Lo que es manifestación de una característica propia del
lenguaje del derecho administrativo económico calificado como un multilenguaje,
pues emplea el léxico y las formas expresivas de otros lenguajes técnicos, per-
tenecientes a las diferentes áreas donde la Administración interviene, en donde
los destinatarios son, por lo general, sectores muy determinados de la sociedad
(entidades de crédito, administradoras de pensiones, prestadoras de servicios de
salud, suministradores de servicios eléctricos y de combustibles, etc.). Finalmente,
la característica que sí guardan en común estas normas con las demás de derecho
público, es su carácter eminentemente prescriptivo, de modo que los distintos
agentes fiscalizados están obligados a su cumplimiento, debiendo integrar el
bloque de la legalidad controlada por las entidades fiscalizadoras todas aquellas
disposiciones e instrucciones dictadas por las superintendencias respectivas. Así,
Vid. CIRIANO VELA, C., Administración Económica y Discrecionalidad (un análisis normativo y juris-
200
201 Vid. CARMONA SANTANDER, C., “Una aproximación general sobre las superintendencias desde la
perspectiva del Derecho”, Apunte de Clase, Curso 1999, Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
p. 16.
184 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
203 Vid. SOTO KLOSS., E., “El Derecho Administrativo Penal. Notas para el estudio de la potestad sancio-
1999, pp. 367 y ss; y NIETO, Alejandro, Derecho Administrativo Sancionador, op. cit.
205 Una importante voz de autoridad en este sentido constituyó el profesor español Eduardo GARCÍA DE
ENTERRÍA, quien en la primera edición, de 1977, de su obra más característica, Curso de Derecho Administra-
tivo, acogió la tesis del profesor Ramón PARADA. Así, en las conclusiones que formulaba –en el Capítulo XVI
del volumen II, p. 180–, abogaba por la judicialización de los poderes sancionatorios de la Administración,
cuando éstos se ejerzan fuera del ámbito de autoprotección, es decir, fuera del ámbito disciplinario interno. Es
importante destacar que este planteamiento fue formulado en un período preconstitucional, habiendo ambos
maestros modulado en gran forma su postura inicial de judicializar la potestad sancionadora. Esta afirmación
se puede corroborar en la edición de 1984 del libro Curso de Derecho Administrativo, Civitas, 1984, p. 184
donde ya no está presente dicha conclusión. Vid. PEMÁN GAVÍN, J., “La regulación de la potestad sancionadora
de la Administración en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre. Notas sobre su tramitación parlamentaria”, en
Revista de Administración Pública Nº 132, septiembre-diciembre, 1993, pp. 377-415.
206 NIETO, Alejandro, Derecho Administrativo Sancionador, op. cit.
186 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
sancionatorio, el cual como cualquier otro debe su origen a una decisión del le-
gislador, quien le dota de un régimen jurídico (administrativo) con prescindencia
de su sustantividad ontológica.
Son tres las características de la potestad sancionadora de las superintenden-
cias, que son fundamento de las críticas más incisivas que se le formulan y que
se extienden a la poderes sancionatorios generales de la Administración. De una
parte, se encuentra el dato que los poderes sancionatorios de las superintendencias
se ejercen fuera de su ámbito de autoprotección. Seguidamente, se representa que
la potestad sancionatoria se ejerza plenamente en sede administrativa, aunque ello
esté complementado con la competencia de los tribunales de la jurisdicción civil
para conocer de los recursos contra las sanciones administrativas. Un último rasgo
caracterizador problemático es que en la resolución de los recursos y acciones de
impugnación de las decisiones sancionadoras prima el principio de ejecución, que
no enerva la capacidad de la Administración para ejecutar su decisión.
Como se ha señalado, uno de los aspectos más resistidos de la potestad sancio-
natoria consiste en que ésta pueda ejercerse directamente sobre los particulares sin
intervención de los tribunales, en particular, los de la jurisdicción penal (de ahí
que algunos prefieran la denominación de Derecho Administrativo Penal). Tema
que pone en tela de juicio los privilegios de la Administración, justificados en la
necesidad de que ésta cuente con los medios jurídicos adecuados para su actuar
con eficacia. Estas prerrogativas dotan a la Administración de capacidad para
crear, modificar y extinguir unilateralmente situaciones, igualmente le reconocen
capacidad para ejecutar lo decidido por los propios medios de ejecución forzosa;
y le dotan de capacidad para crear e imponer sanciones directa y ejecutoriamente.
Los reparos formulados desde esta perspectiva, por demás legítimos y comprensi-
bles, obvia la imposibilidad de extender a todas las infracciones administrativas la
totalidad del sistema penal, sin correr el riesgo de afectar gravemente su eficacia y
el consiguiente bienestar colectivo al que esta potestad sirve. En nuestra opinión,
en lugar de negar el poder sancionatorio administrativo, el acento debe colocarse
en la discusión de las garantías que, en coherencia con la Constitución, deben
reconocerse al particular que se enfrente al ejercicio de esta potestad207.
207 No sería desacertado adoptar la sugerencia que desde la disciplina penal formula el catedrático español
Quintero, quien tiene la convicción de que: “sólo la promulgación de un Código de la Sanción Adminis-
trativa, que exprese los principios a los que ésta se debe someter, también según la clase de sanción, y las
relaciones con los delitos y penas, podrá dar adecuada y completa respuesta a la mayor parte de los problemas
que hoy se plantean [respecto de la potestad administrativa sancionadora]”. Vid. QUINTERO OLIVARES, G.,
“La Autotutela, los límites al poder sancionador de la Administración pública”, en Revista de Administración
Pública Nº 126, septiembre-diciembre, 1991, pp. 253-293.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 187
208 En el mismo sentido se expresa SOTO KLOSS: “Es un dato inamovible el que la CP 1925 (art. 11-12) y
aún antes la de 1833 (art. 33), ha establecido como principio fundamental –y que no admite excepción alguna–
el que nadie puede ser condenado si no es juzgado legalmente por el tribunal que le señale la ley (establecido con
anterioridad al hecho) y por una ley cuya promulgación sea anterior al hecho sobre que recae el juicio. (…) De
ello –que es el marco constitucional vigente– aparece que sólo los tribunales de justicia son los habilitados para
juzgar contiendas entre partes, y por lo tanto condenar a una de ellas a determinada prestación u omisión; son ellos
los únicos que constitucionalmente han sido provistos de potestades jurídicas sancionadoras, esto es para imponer
jurídicamente, de acuerdo a Derecho, una lesión, un detrimento, una sanción a un sujeto determinado, natural
o jurídico, público o privado. Si sancionar es juzgar, y si para juzgar se requiere estar habilitado jurídicamente
por la Constitución y el ordenamiento constitucional, y ello en Chile se ha entregado a los tribunales de justicia,
y más encima ello debe hacerse a través del debido procedimiento (racional y justo), no parece sino elemental el
preguntarse ¿cómo, entonces, el administrador –sea el Presidente de la República, un jefe de servicio, un inten-
dente, etc.– puede imponer sanciones administrativas sean multas, sean comiso, sean clausuras de locales, sean
retiros de actos autorizatorios, sean conductas determinadas, etc., si carece constitucionalmente de jurisdicción?...”.
Vid. “El Derecho Administrativo Penal”, Boletín de Investigaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile,
Nº 44/45, 1979-1980, pp. 94-95.
188 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
expresa: “No es ninguna novedad que ahora digamos –puesto que antes ya lo había
señalado Soto Kloss– que si la CP asegura que nadie puede ser condenado si no es
juzgado legalmente por el tribunal competente y por una ley cuya promulgación sea
anterior al hecho sobre que recae el juicio (art. 19 Nº 3, y como antes lo establecían los
arts. 11-12 CP 1925 y 133 CP 1983), y que si sólo al Poder Judicial le es permitido
ejercer funciones jurisdiccionales, no pudiendo dinamizarlas ni el Presidente de la
República (PR) ni ningún órgano administrativo (art. 73 y antes arts. 80 CP 1925
y 106 CP (1833) resulta que no cabe sino concluir que, si sancionar supone juzgar,
tal poder le está vedado a la Administración, pues le pertenece con exclusividad a los
jueces”209.
Consiguientemente, bajo esta tesis deslegitimadora y de negación absoluta de
la potestad administrativa sancionadora se hace hincapié que la actividad de juzgar
estaría reservada en exclusividad por la Constitución a los tribunales de justicia
y, en consecuencia, ningún otro poder del Estado (en especial, el Presidente de la
República ni el Congreso) puede, en caso alguno, ejercer funciones judiciales. Asi-
mismo, la garantía constitucional del debido proceso en materia de imposición de
una sanción se la traduce como una exigencia inevitable de la presencia de un juez
en un proceso judicial que se encuentre bajo la égida de la Corte Suprema. SOTO
KLOSS remata en esta línea argumentativa que: “de admitirse la constitucionalidad
de la potestad sancionadora de la Administración– podría decirse, entonces: Potestad
sancionadora del administrador, sí, pero sometida a un debido proceso, a un justo y
racional procedimiento, a una ejecución con declaración previa de constitucionalidad
y legalidad efectuada por un juez”.210 Esta argumentación sirve de fundamento para
negar radicalmente la potestad sancionadora de la Administración, cuya conclusión
es la deslegitimación total de dicha potestad.
Sin embargo, esta línea argumentativa pasa por alto que nunca estuvo en la
intención del constituyente de 1980 la idea de desconocer la existencia de la
potestad sancionadora de la Administración. La historia fidedigna de la Consti-
tución que se extrae de las discusiones de las sesiones 101 y 103 de la Comisión
de Estudios de la Nueva Constitución (CENC), reflejan la preocupación de los
comisionados por asegurar la extensión de las garantías del debido proceso (penal)
que se consagrarían en el Nº 3 del artículo 19 de la Carta Política, al ejercicio del
poder administrativo de la Administración211. Por consiguiente, el presupuesto del
209 ARÓSTICA MALDONADO, I., Algunos problemas del Derecho Administrativo penal, op. cit., p. 42.
210 Vid. SOTO KLOSS, El Derecho Administrativo Penal, op. cit., p.101.
211
Vid. La reproducción del debate de las sesiones de la CENC sobre el principio del debido proceso
en NAVARRO BELTRÁN, E., “Debido Proceso y Ejercicio de Facultades por parte de la Superintendencia de
Servicios Sanitarios”, en Revista de Derecho Público, volumen Nº 66, p. 105.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 189
212 ARÓSTICA, I., concluye que: “No cabe duda entonces, a la luz del régimen constitucional chileno, que
a la Administración le compete ‘conservar’ el orden público interno, vale decir, le está encomendado remover los
obstáculos o trabas puestas por particulares a ese orden, o impedir que se consumen sus efectos; mas la represión, el
castigo, la sanción por infracciones a sus propias disposiciones, de cualquier orden, está a cargo del juez imponerla
al culpable, ya de oficio, ya por denuncia o requerimiento de los agentes administrativos, y cumplido previamente
el racional y justo procedimiento que el Derecho Natural reclama y que hoy asegura la CP 1980 (art. 19 Nº 3
inc. 5º)”. En “Algunos problemas del Derecho Administrativo Penal”, op. cit., p. 43.
213 SOTO KLOSS, al respecto es enfático en decir: “Contra ello [la visión que identifica la imperatividad
del acto administrativo con la autotutela ejecutiva] es que vengo en reaccionar, y no sobre la base de autores
foráneos, sino de nuestro propio régimen jurídico vigente, y de nuestra propia tradición jurídica”, en El
Derecho Administrativo Penal, op. cit., p. 96
214 Como es el caso de los países anglosajones sujetos al sistema del “common law” y de los países de la
órbita románico continental, Francia e Italia. Vid. al respecto SOTO KLOSS, El Derecho Administrativo Penal,
op. cit., pp. 95-103, y PARADA VÁSQUEZ, J. R., “El poder sancionador de la administración y la crisis del
sistema judicial penal”, en RAP Nº 67, 1972, pp. 41-93.
215Como señala el profesor CURY, el dogma del monopolio de la función punitiva del Estado en manos
del Poder Legislativo y el Poder Judicial fue producto del triunfo de las ideas liberales, aunque duda mucho
que se haya cumplido de manera rigurosa ello era factible con un Estado limitado, pero cuando éste obliga-
do por las circunstancias asume actividades más vastas y complejas “la pretensión de exigir una intervención
formal de los tribunales para la sanción de toda infracción administrativa se volvió sencillamente utópica”. Vid.
190 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
razones que se esgrimen para explicar este dato de la realidad son diversas, desde
la insuficiencia de recursos materiales hasta la forma de selección de los jueces y
organización de los tribunales. En fin, las supuestas ventajas y garantías de este
sistema judicial distan mucho de su materialidad práctica. En este contexto, con
el objeto de descongestionar la labor de los tribunales y permitir que éstos se
avoquen a los casos de mayor gravedad, vientos despenalizadores han recorrido
diversos países propiciando reformas penales que han tenido en la conversión de
ilícitos penales en ilícitos administrativos un apoyo para agilizar la labor de los
tribunales ordinarios. El propio artículo 20 del Código Penal, al señalar que las
medidas en él contenidas “no se reputan penas”, ha sido visto como una muestra
del intento del legislador por conciliar los postulados de la separación de poderes
con las exigencias prácticas, a fin de evitar que los tribunales se vean agobiados con
un gran número de asuntos sin importancia que entorpecerían considerablemente
su actividad216. Como consecuencia de este proceso se formula el principio penal
moderno de intervención mínima, reservando la actuación del aparato punitivo
a aquellos casos cuya importancia o trascendencia admita como más adecuada la
sanción recurriendo a la pena, todo lo demás se deja a otros instrumentos (entre
ellos, el punitivo administrativo) para su solución o tratamiento.
El dogma de la correcta administración de justicia basada en su imparcialidad
y objetividad no logra librar de sospecha la aplicación del Derecho que realizan
los tribunales. Estudios sobre la discrecionalidad de los tribunales cuestionan la
calidad de la justicia y han puesto en evidencia que las sentencias deben más a
elementos subjetivos del juzgador que a los elementos objetivos (normas), cuya
interpretación por parte de los tribunales no es uniforme217. Todo lo cual configura
un panorama que dista mucho de ser una situación libre de cuestionamiento y, por
tanto, desmiente que la solución idílica sea reservar en exclusiva a los tribunales el
ejercicio del ius puniendi del Estado y que ello per se sea la solución correcta.
Más aun, el supuesto también implícito en esta tesis, cuya consecuencia es negar
absolutamente la constitucionalidad de la potestad administrativa sancionadora,
es la identidad ontológica entre el “ilícito administrativo” y el “delito penal”, con
de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2006 y RENTERÍA, A., “Discrecionalidad Judicial y Responsabilidad”,
Colección Doctrina Jurídica Contemporánea, Universidad Autónoma de Chihuahua, México, 2002.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 191
218 En esta línea CURY, op. cit., afirma que, en su opinión, “la diferencia entre el ilícito gubernativo (admi-
nistrativo) y el penal es exclusivamente cuantitativa. Entre ambos, efectivamente, sólo puede hacerse una distinción
de magnitudes. El administrativo no es sino un injusto de poca consideración ético social” (p. 89), que “la diferencia
consagrada por el art. 20 (CP) no tiene pretensión material alguna” (p. 90) y, por otro lado, refiriéndose a este
mismo precepto señala que “disposiciones de esa clase no pueden mudar la naturaleza de las cosas” (91). ARÓSTICA,
I., precisa “el Código (Penal) nunca ha dicho que las sanciones administrativas ‘no son’ penas, ya que el mismo
verbo empleado (“no se reputan” tales) subraya en forma expresa el carácter artificial de la distinción” (pp. 44-45),
“prueba de que no existe separación ni diferencia de fondo entre injusto criminal-injusto administrativo, y
que el legislado los clasifica previamente de mayor a menor gravedad según un criterio valorativo puramente
político…” (p. 45). Por su parte, RODRÍGUEZ COLLAO indica que: “Si nos situamos en una perspectiva intermedia,
no existe inconveniente para llamar tanto al castigo que aplican los tribunales a quien ha ejecutado un delito, como
a la sanción que impone un órgano de la Administración a quien ha cometido una infracción extra-delictual”
(p. 124) y que “entre las llamadas faltas delictuales y contravencionales sólo existe diferencia cuantitativa –no
cualitativa–, de modo que en nuestro Derecho todas las faltas constituyen ilícitos penales, y en este carácter les son
aplicables todas las normas de carácter general que consagra el Código Penal, para la generalidad de los delitos”
(p. 127) en “Bases para Distinguir entre Infracciones Criminales y Administrativas”, Revista de Derecho de
la Universidad Católica de Valparaíso, Año XL, 1987, pp. 117-163.
192 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
ontológica de los mismos o en las diferencias cuantitativas que hay entre ellas, ya
que ello no va asociado necesariamente a un régimen jurídico establecido219.
A resultas de todo lo señalado anteriormente, se debe concluir que lo que sí
vincula al legislador son las directrices constitucionales, principalmente aquellas
que se desprenden del régimen de garantías que la Carta Magna consigna, por
lo que es en ellas donde habrá que encontrar las claves para la regulación de la
potestad administrativa sancionadora.
219 Vid. NIETO GARCÍA, A. La potestad administrativa sancionadora, Editorial Civitas, 2002, 3ª edición
ampliada, Madrid, quien en el capítulo referido a la sustantividad de esta potestad proporciona una profunda
argumentación sobre lo inoficioso de esta discusión.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 193
no es banal, por cuanto lo que está en juego son los derechos fundamentales de
las personas reconocidos por la Constitución220.
Dadas las amplias facultades sancionadoras que conserva la Administración –las
de las superintendencias son un buen ejemplo de ello–, se hace imperativo distinguir
la frontera entre la actividad sancionadora y la actividad punitiva del Estado, pues
ello determinará la vigencia irrestricta de las garantías constitucionales señaladas y
cuándo éstas deberán aplicarse morigeradamente, a fin de no afectar la eficacia de
la buena administración en la protección del interés general. No hay que dejar de
observar que incluso en el ámbito penal, en aras a la eficiencia de la justicia, se ha
transitado hacia formas de terminación de los procesos más simplificadas sin que
ello constituya la renuncia a las debidas garantías de los imputados. En esta línea
van la suspensión condicional del procedimiento, los acuerdos reparatorios y el
juicio abreviado. Una vez aceptado que en el Derecho Administrativo Sancionador
es admisible el moderamiento de las garantías del ámbito penal, ciertamente, la
dificultad está en determinar el quantum de esta matización. De no mediar esta
adecuación significaría de plano la anexión del Derecho Administrativo Sancionador
al Derecho Penal, tornándolo en impracticable y neutralizando su eficacia, con la
consiguiente afectación de los intereses generales que éste protege.
La consolidación del Estado constitucional ha cristalizado una serie de límites
para la potestad sancionadora, el primero es su sometimiento pleno al principio
de legalidad. Esto es muy importante recalcarlo, por cuanto si bien la potestad
sancionadora es una expresión de la autotutela, que hoy tiene indudable respaldo
legal en la LBPA, ello no significa que las competencias derivadas de este poder
se ejerzan sin los debidos cuidados respecto de los ciudadanos.
En lo que concierne al ejercicio de la potestad sancionadora fuera del ámbito
disciplinario o de autoprotección de la Administración, el principio de legalidad
exige una serie de garantías relativas a: i) la atribución de la potestad, ii) el proce-
dimiento sancionador, iii) la tipicidad de la infracción y de la sanción.
i) La atribución de la potestad
Por lo que respecta a la atribución de la potestad sancionadora, ésta no se puede
presumir correspondiendo sólo a la ley reconocerla expresamente a un órgano de
220 La compleja situación que se genera cuando no están claros los ámbitos en los que actúa cada una de
estas potestades estatales, se expone en relación con las infracciones a los derechos del consumidor, por BOFILL
GENZSCH, J., “Sanciones Contravencionales y Responsabilidad en el Sistema de Protección al Consumidor”,
en “Derecho del Consumo y Protección al Consumidor. Estudios sobre la ley Nº 19.496 y las principales
tendencias extranjeras”, Hernán Corral Talciani (editor), Cuadernos de Extensión, Facultad de Derecho de
la Universidad de los Andes, 1999, pp. 301-309.
194 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
221 JAKOBS, G., Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y Teoría de la Imputación. 2ª edición corregida,
aplicables los preceptos que son materia de reserva legal223. Como contrapartida,
a la luz de lo señalado por el Tribunal Constitucional la norma reglamentaria au-
tónoma carece de legitimidad para establecer infracciones y sus correspondientes
sanciones, pues ello sólo es posible en desarrollo de la norma legal por la reserva
de ley que pesa sobre estas materias224.
Como consecuencia, de lo anteriormente señalado el criterio de culpabilidad,
o mejor el principio de inocencia se cumple con la exigencia de comprobación
que la infracción respectiva resulte atribuible al imputado. Sin que sea exigible la
valoración o comprobación del dolo o culpa en la actuación del infractor. Dadas
las numerosas disposiciones legales y administrativas que contienen innumerables
obligaciones y prohibiciones jurídicas, todas las cuales podrían llegar a constituirse
en infracciones sancionables por la autoridad administrativa, las exigencias de la
tipicidad son difíciles de ser salvadas. Resulta materialmente imposible establecer
un número cerrado de infracciones administrativas, pues ellas dependerán muchas
veces de las condiciones socio-económicas, culturales y el avance de la técnica, todas
ellas caracterizadas por su gran dinamismo. Es por esta razón que para acotar la
ma, de los considerandos anteriores debe seguirse que la colaboración reglamentaria está, a todo evento,
restringida por la Constitución en los casos, como lo es el derecho administrativo sancionador, en que rige
el principio de legalidad. Si en el estatuto jurídico de la actividad sancionatoria de la administración está
legitimada la potestad reglamentaria de ejecución, no lo está la autónoma, en el sentido que sin suficiente
cobertura legal, un decreto, reglamento o instrucción no puede constitucionalmente establecer deberes
administrativos que limiten el ejercicio del derecho a llevar a cabo una actividad económica lícita y a cuyo
incumplimiento se vinculen sanciones. El estatuto de las garantías constitucionales establece claros límites
a la manera en que la ley debe describir conductas infractoras de deberes administrativos y no entrega a la
discrecionalidad administrativa la creación autónoma de tales deberes o la fijación de sus sanciones”. En
Sentencia Rol Nº 479-2006, de 27 de julio de 2006.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 197
225 Otro ejemplo, más reciente en esta misma línea, lo constituye la Ley Nº 20.417, que crea la Superin-
tendencia de Medio Ambiente. En el artículo 39, hace una clasificación de las infracciones en leves, graves y
gravísimas, pero sin precisar las consecuencias que están asociadas a cada una de ellas, el objeto que persigue
es establecer los rangos de la multa que pueden imponerse según la gravedad de la falta.
198 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
226NAVARRO BELTRÁN, E., “Debido Proceso y Ejercicio de Facultades por parte de la Superintenden-
cia de Servicios Sanitarios”, op. cit., p. 105. En respaldo de esta aseveración, NAVARRO extrae del debate
esclarecedoras declaraciones sobre el sentido de la norma constitucional. Así, el Presidente de la Comisión
Ortúzar manifiesta su preocupación para que las garantías del debido proceso se extiendan y “comprendan los
juzgamientos de tipo administrativo, sumarios o de otra clase, ya que la función jurisdiccional no sólo la ejercen
los Tribunales de Justicia (…) otorgando esta garantía –que está muy bien concebida– a cualquier tipo de proce-
sos”, y la acotación del comisionado Diez en el sentido que “le interesa establecer y asegurar (…) la garantía
ante la Administración, dado que ella está ejerciendo muchas veces una acción judicial, pues está creando
derechos o condenando o aplicando sanciones que en algunos casos son tan duras como las impuestas por
una sentencia judicial”.
227
Sentencia citada en el considerando noveno del fallo del Tribunal Constitucional recaído en la causa
de inaplicabilidad Rol Nº 480, de 8 de agosto de 2006.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 199
228 Otras sentencias del Poder Judicial que recogen el principio de debido proceso e identifican cuáles son
las garantías que lo integran se reseñan en NAVARRO BELTRÁN, E., “Debido Proceso y Ejercicio de Facultades
por Parte de la Superintendencia de Servicios Sanitarios”, op. cit., pp. 107-109.
229 En el mismo sentido se ha pronunciado el Órgano Contralor en los dictámenes Nºs. 14.571 de 22 de
marzo de 2005, 34.407 de 2008 de 24 julio de 2008, 49.968 de 23 de octubre de 2008 y más recientemente
en el Nº 23.977 de 26 de mayo de 2010.
200 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Al respecto es conveniente reparar en la aguda observación de QUINTERO: “Por consiguiente, las penas
230
no son estrictamente ni ‘otra cosa’, ni algo ‘más grave’ que las sanciones administrativas. De aquí podría extraerse
precipitadamente la conclusión de que unas y otras se tienen que someter a las mismas garantías. Pero llegar a
defender eso equivaldría a despreciar las diferencias que de funciones y fines tienen la Administración y el orden
jurisdiccional penal. Quizá la mayor simplificación que se ha introducido en este tema sea precisamente la de
establecer comparaciones en función exclusivamente de la sanción y de la pena, y no del sistema del que traen causa
una y otra. Y si se plantea así la cuestión parece posible admitir que siendo común, como es lógico, el sometimiento al
principio de legalidad, las garantías que del mismo se derivan han de estar presentes en ambos procesos sancionadores
(administrativo y penal), mas no por eso deben operar del mismo modo y en los mismos momentos”. QUINTERO
OLIVARES, G., La autotutela, los límites al poder sancionador de la Administración Pública, op. cit., p. 258.
231
La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), preceptúa:
Artículo 8. Garantías Judiciales:
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por
un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 201
de 2006, condena al Estado de Chile por violación al debido proceso. En este caso, la Corte entiende que se
violó el artículo 8.2 de la CADH y establece que la denegación de la información pública debe ser mediante
resolución fundada y debe existir una instancia de revisión judicial suficiente y adecuada. Sobre este tema
ver el comentario de la sentencia de BORDALÍ SALAMANCA, A., en la Revista de Derecho, Vol. XX, Nº 1, julio
de 2007, pp. 289-328.
234 La Corte Interamericana ha estimado que para la vigencia de esta garantía de la Convención, no basta
con el reconocimiento formal del derecho de apelación, sino que además se deben eliminar todos aquellos
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 203
– prohibición de ser doblemente sancionado por los mismos hechos, “non bis
in idem” (artículo 8.4 de la CADH).
Finalmente, respecto al procedimiento sancionador que se debe aplicar por las
superintendencias se ha de reparar en que carecemos de unidad en esta materia.
Esta situación es consecuencia de la problemática definición que hace la propia
Ley de Bases de los Procedimientos Administrativos (LBPA) que se califica como
supletoria (inciso 1º del artículo 1º de la LBPA), abandonando la oportunidad
de constituirse en un elemento normalizador de los procedimientos administra-
tivos, como el mandato del Nº 18 del artículo 63 de la Constitución Política lo
imponía. Este renunciamiento a la función de constituirse en una verdadera ley
de bases lleva al legislador a otorgar primacía a las normas legales que establecen
los procedimientos especiales.
Para el propósito que aquí nos ocupa, se puede examinar la forma cómo opera
combinadamente la LBPA con las normas especiales procedimentales en cada
sector, a partir del procedimiento sancionador eléctrico establecido en el Título
IV de las Sanciones de la Ley Nº 18.410, reglamentado por el decreto supremo
Nº 119 de 1989, de Ministerio de Economía, que aprueba Reglamento de San-
ciones en Materia de Electricidad y Combustibles.
Por la naturaleza del procedimiento sancionador eléctrico, las etapas del pro-
cedimiento –iniciación, instrucción y finalización–, tienen algunas exigencias
especiales, que se detallan sucintamente a continuación:
La iniciación del sumario. Es decisión del Superintendente o de los directores
regionales que se adopta de oficio o por denuncia235, por lo general, se traduce
en una comunicación al presunto infractor mediante un oficio ordinario que
contiene la formulación de cargos. Un requerimiento importante sobre la for-
mulación de cargos es que ésta debe contener la individualización completa de
de 2009, que resuelve la presentación formulada por denegación de recurso jerárquico en un procedimiento
sancionador eléctrico, discurriendo que: “el examen de tales antecedentes y de las disposiciones aplicables, y en
atención a que la resolución [sancionatoria] fue dictada en ejecución de una delegación de firma –por lo que, a
la luz de lo dispuesto en el artículo 41 de la ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado, debe entenderse emanada del delegante–, no cabe sino concluir que a su respecto, y de
acuerdo con lo que prevé el artículo 59, inciso cuarto, de la ley Nº 19.880, no procede el recurso jerárquico, por
corresponder a este delegante la calidad de Jefe Superior de un servicio descentralizado”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 207
que confieren este margen de discrecionalidad. Ello ocasiona que toda obligación,
prohibición o determinación normativa sobre cómo debe realizarse una actividad,
se pueda calificar de infracción. Los estatutos jurídicos de las superintendencias
así lo han operativizado y suelen tipificar indirectamente las infracciones con
gran amplitud. Ello se complementa y toma forma cuando la legislación sectorial
determina la habilitación para sancionar. De este modo, se comprenden en el
concepto de infracción a todas las conculcaciones: “de leyes, reglamentos y demás
normas relacionadas con la actividad económica que la respectiva superintendencia
deba fiscalizar, comprendiendo los incumplimientos de las instrucciones y órdenes
que ésta les imparta”239. En suma no contamos con una identificación clara de las
infracciones, a lo más en algunos casos se las ha graduado según la gravedad de
las mismas, de acuerdo a la mayor o menor afectación de los intereses generales,
calificándolas de muy graves, graves y leves.
Por lo que respecta al término “sanción”, el Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española nos propone la siguiente definición: “pena que una ley o un
reglamento establece para sus infractores”. De esta proposición se desprenden tres
propiedades: 1) la sanción tiene un contenido de castigo a los infractores de la ley;
2) el cumplimiento del principio de legalidad es fundamental para la existencia
de la sanción, por cuanto ésta debe estar establecida por la ley, y 3) la sanción es
un mecanismo asegurador del cumplimiento de la legalidad. Ergo la sanción va
asociada a la existencia de una infracción y, a su vez, no puede inventarse, sino
que debe estar prevista en la norma, las infracciones sólo pueden ser sancionadas
con las medidas establecidas en el Ordenamiento240.
239En este sentido, entre otros abundantes ejemplos, lo establece el decreto ley Nº 3.538, de 1980 del
Ministerio de Hacienda, para la Superintendencia de Valores y Seguros, de la siguiente forma: “Artículo
27.- Las sociedades anónimas sujetas a la fiscalización de la Superintendencia que incurrieren en infracciones a
las leyes, reglamentos, estatutos y demás normas que las rijan, o en incumplimiento de las instrucciones y órdenes
que les imparta la Superintendencia, podrán ser objeto de la aplicación por ésta, sin perjuicio de las establecidas
específicamente en otros cuerpos legales o reglamentarios, de una o más de las siguientes sanciones…”; para la
Superintendencia de Electricidad y Combustibles, la ley Nº 18.410, dispone: “Artículo 15.- Las empresas,
entidades o personas naturales, sujetas a la fiscalización o supervisión de la Superintendencia, que incurrieren en
infracciones de las leyes, reglamentos y demás normas relacionadas con electricidad, gas y combustibles líquidos,
o en incumplimiento de las instrucciones y órdenes que les imparta la Superintendencia, podrán ser objeto de la
aplicación por ésta de las sanciones que se señalan en este Título…”; y para la Superintendencia de Pensiones,
se establece: “Artículo 17º.- Las Administradoras de Fondos de Pensiones que incurrieran en infracciones a las
leyes, reglamentos, estatutos y demás normas que las rijan, o en incumplimiento de las instrucciones y órdenes que
les imparta la Superintendencia, en ejercicio de sus facultades legales, podrán ser objeto de la aplicación por ésta, sin
perjuicio de las establecidas en otros cuerpos legales o reglamentarios, de una o más de las siguientes sanciones:…”
(D.F.L. Nº 101 de 1980, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social).
BERMÚDEZ SOTO, E., discurre sobre la noción de sanción empleando como referencia la Ley espa-
240
ñola de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 209
241 Nº LegalPublishing: 29973. Sentencia de la Corte Suprema de 6/04/2004 dio por desistido al re-
clamante. Sentencia de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas de 02/07/2003, Rol Nº 10.442, en autos
Gasco Magallanes S.A. con Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 211
242 Entre los múltiples ejemplos de estas sanciones se encuentra la facultad de la SBIF para resolver la
244 LOZANO, B., “La Responsabilidad de la Persona Jurídica en Ámbito Sancionador Administrativo (A
Nº 20.417, preceptúa que “las sanciones administrativas aplicadas prescribirán a los tres años desde la fecha en
que la respectiva resolución sancionatoria haya quedado a firme”.
214 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
248 En el sentido que se sostiene, la Corte de Apelaciones se ha pronunciado: “6º. Que, del claro tenor de
la resolución recién transcrita se aprecia que la conducta tipificada consiste en comercializar productos eléctricos
sin contar con el certificado de aprobación pertinente, situación que no se da en la especie por cuanto, consta de
los documentos de fojas 14 y 15, que la reclamante a la fecha de la fiscalización contaba con los competentes
certificados, de manera tal, que no tener en exhibición tales documentos al momento de la revisión no constituye
una infracción y por ende la sanción impuesta como lo sostiene la reclamante carece de sustento legal”. Nº Legal-
Publishing: 35700. Sentencia de la Corte Suprema de 29/11/2006, Rol Nº 5.775-2006, causa Alto Store Co
S.A. con Superintendencia de Electricidad y Combustibles, confirma la Sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago, de 14 septiembre de 2006, Rol Nº 3.313 de 2006.
216 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
249 El novedoso artículo citado dispone: “Artículo 41.- La Superintendencia deberá eximir del monto de
la multa al infractor que concurra a sus oficinas, por primera vez, y denuncie estar cometiendo, por sí, cualquier
infracción de aquellas establecidas en los artículos precedentes, siempre y cuando ejecute íntegramente el programa
de cumplimiento previsto en el artículo 42.
En caso que un infractor ya hubiese concurrido a autodenunciarse, la utilización por segunda y tercera vez de
dicho mecanismo rebajará hasta en un 75% y 50%, respectivamente, la multa impuesta por la Superintendencia
en el proceso sancionatorio respectivo, siempre y cuando ejecute íntegramente el programa de cumplimiento previsto
en el artículo 42.
Esta exención o rebaja sólo procederá cuando el infractor suministre información precisa, verídica y compro-
bable respecto de los hechos que constituyen infracción y ponga fin, de inmediato, a los mismos, adoptando todas
las medidas necesarias para reducir o eliminar los efectos negativos.
Sin perjuicio de lo anterior, en caso que la Superintendencia hubiese iniciado la etapa de investigación respecto
de los mismos hechos, la denuncia establecida en el inciso primero de este artículo no producirá ningún efecto
respecto del infractor”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 217
gravísima del ilícito administrativo, graduándolas en seis meses, dos y tres años,
respectivamente250. Además, las ocasiones en que el legislador ha establecido un
plazo de prescripción (como ocurre en la legislación de la SVS, SISS, SEC, SMA),
el plazo de prescripción para la potestad sancionadora ha sido establecido entre
tres y cuatro años, por lo que plazos inferiores han sido considerados insuficientes.
Como se observa, en los ejemplos mencionados, los plazos fijados resultan más
razonables para conciliar la debida garantía del imputado con la protección del
interés general afectado con la infracción.
Desde el campo del Derecho Administrativo, se puede traer a colación lo
dispuesto por el Estatuto Administrativo en relación con la prescripción de la
infracción disciplinaria. En materia funcionarial, el Estatuto Administrativo
aprobado por la ley Nº 18.834, establece en el artículo 158 un plazo general de
4 años para la prescripción de la acción disciplinaria251. Es de destacarse que este
plazo fue ampliado en virtud de las modificaciones que introdujo la Ley de Probi-
dad Administrativa Nº 19.653, por lo que refleja la importancia que el legislador
otorga a la acción disciplinar como técnica para cautelar el buen funcionamiento
de la Administración.
Asimismo, el Estatuto Administrativo, en el artículo 159, regula la interrup-
ción de la prescripción de la acción disciplinaria, señalando dos circunstancias
en que ésta ocurre: a) cuando el funcionario hubiere incurrido nuevamente en
falta administrativa; y b) cuando se hubieren formulado los cargos en el proceso
disciplinario. Por otro lado, también contempla dos circunstancias en que el plazo
de la prescripción continúa, esto es: a) si el proceso sumario se paraliza por más
de dos años; o b) si transcurren dos calificaciones funcionarias sin que se haya
sancionado.
La referencia anterior la consideramos necesaria por cuanto, en nuestra opinión,
existiendo un vacío normativo resulta pertinente aplicar por analogía, disposiciones
de la misma disciplina que regulan materias sustancialmente semejantes, antes
de importar normas de otros ordenamientos sectoriales que pueden tener efectos
distorsionadores en la aplicación de los instrumentos que el legislador ha diseñado
para la protección de los intereses generales. De este modo, consideramos razonable
250 Ver para el caso español, el artículo 132 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico
Coordinado y Sistematizado de la Ley Nº 18.834 que aprueba el Estatuto Administrativo, preceptúa: “Artículo
158.- La acción disciplinaria de la Administración contra el funcionario, prescribirá en cuatro años contados desde
el día en que éste hubiere incurrido en la acción u omisión que le da origen.
No obstante, si hubieren hechos constitutivos de delito la acción disciplinaria prescribirá conjuntamente con
la acción penal”.
218 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
252
En el Derecho Comparado, la regulación española del procedimiento administrativo sancionador
establece un plazo de prescripción para las infracciones y sanciones según la gravedad. Así, las infracciones
prescribirán a los tres años las muy graves, a los dos años las graves y las leves a los seis meses. Por su parte,
las sanciones impuestas prescribirán en un plazo de tres años las impuestas por faltas muy graves, dos años
para las graves y, finalmente, en un año para las impuestas por faltas leves (artículo 132 de la Ley 30/1992,
de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Adminis-
trativo Común).
253 Coincidimos con NIETO en que este recurso de tender a englobar la potestad sancionadora y la punitiva
bajo un mismo régimen, si bien tiene elementos beneficiosos (como la posibilidad de utilizar en beneficio del
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 219
S.A. contra la Superintendencia de Electricidad y Combustibles. Cabe anotar que este fallo tiene un voto
en contra del Ministro Pierry, quien se pronuncia en contra de la aplicación del plazo de prescripción de las
faltas del Código Penal, poniendo en cambio acudir a la norma del Código Civil contenida en el artículo
2497 que regula la prescripción de la acción de la acción ordinaria.
255 Los considerandos quinto y sexto de la Corte señalan: [5º] “a nuestro juicio, dentro de los precedentes
legislativos vigentes, en cuanto aplican sanciones por infracciones o faltas –expresiones que según el Diccio-
nario de la Real Academia de la Lengua son sinónimas, al definir las últimas como: Infracción voluntaria o
culposa de una norma, que puede ser castigada bien penal o administrativamente, bien por el empresario
en las relaciones laborales–, se encuentran el artículo 54 inciso 2º de la Ley Nº 15.231 sobre Organización
y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local y el artículo 94 del Código Penal. [6º] …la primera norma
citada, artículo 54 inciso 2º de la ley Nº 15.231, dispone que: Prescribirán en el plazo de seis meses contados
desde la fecha de la infracción, las acciones persecutorias de la responsabilidad por contravenciones y, a su vez,
220 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
de 6 de julio de 2010.
257 Dictamen Nº 28.226 de 2007.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 221
259 En este mismo sentido ver, entre otros, los dictámenes Nºs. 18.869 de 1993; 28.874 de 2004; 16.145
Nº 1.825 de 2003, causa Empresa Eléctrica de la Frontera S.A. FRONTEL con Superintendencia de Elec-
tricidad y Combustibles.
261 Sentencia de la Corte Suprema de 14 de abril de 2008.
224 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
se expresan en los rangos señalados para las multas según la clasificación de las
multas en leves, graves o gravísimas, entendiendo que la determinación dentro
del rango señalado por el legislador no puede ser objeto de reproche a la Admi-
nistración. En tal sentido, expresó la Corte Suprema: “para apreciar en concreto la
proporcionalidad del castigo administrativo impuesto, es menester tener presente que
las infracciones leves, cual es la categoría a que pertenece la de que se trata, pueden
ser objeto de medidas que van desde la amonestación hasta una multa de un máxi-
mo de 500 Unidades Tributarias Anuales, como lo precisa el artículo 16º de la ley
Nº 19.613 (…) en mérito de lo relacionado, y ponderando especialmente las circuns-
tancias descritas, así como la amplitud del rango en que es autorizado a moverse la
autoridad fiscalizadora en la punición del comportamiento infraccional en que incurrió
la reclamante, la multa aplicada resulta razonable y proporcionada, en función del
hecho y sus circunstancias, lo que conducirá a su confirmación” (considerandos 6º y
7º)262. Seguidamente, como se desprende de los criterios de la sentencia transcrita
para acoger la reducción de la sanción impuesta, el tribunal estima que ello debe
justificarse en el comportamiento del infractor así como en “los hechos y circuns-
tancias”, esto es, esta decisión debe atender a la conducta previa y posterior del
infractor, y a la naturaleza y entidad de las infracciones cometidas.
– En materia de non bis in ídem. Las Cortes han admitido la posibilidad que una
misma actuación pueda ser fiscalizada (y eventualmente sancionada) en atención
con los distintos bienes jurídicos que puedan ser afectados cuya protección pueda
corresponder a distintos servicios públicos. En tal sentido han reconocido que “es
evidente que la SEC tiene competencia para fiscalizar y sancionar por los hechos de
que se trata, toda vez que su actividad dice relación con un bien jurídico distinto de
aquél cuya protección ha sido encomendada a los servicios de salud, y porque para el
Derecho no es extraño que de un mismo hecho deriven distintas formas de responsabi-
lidad” (Considerando 4º, Corte de Apelaciones de Santiago)263.
– En relación al valor probatorio de los informes o actas de fiscalización. Las
Cortes han reconocido la presunción de validez de los informes de los fiscalizadores
porque la ley les ha conferido el carácter de Ministro de Fe a estos funcionarios,
correspondiendo al reclamante la carga de desvirtuar en el proceso la presunción
de veracidad que tiene lo constatado por estos funcionarios. En esta línea, la Corte
262
Nº LegalPublishing: 32141. Sentencia de la Corte Suprema, 24/05/2005, Rol Nº 2.248 de 2005,
causa Shell Chile Sociedad Anónima Comercial e Industrial con Director Zonal de la Superintendencia de
Electricidad y Combustibles de la III Zona VII y VIII Regiones.
263 Nº LegalPublishing: 29239. Corte Suprema, sentencia de 23/12/2002, Rol Nº 4.929 de 2002;
Corte de Apelaciones, sentencia de 30/09/2002 confirma la apelada, Rol Nº 2.851 de 2002, causa Sociedad
Nacional de Oleoductos con Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 225
264 Nº LegalPublishing: 29973. Corte Suprema, sentencia de 06/04/2004 dio por desistida la apelación,
Rol Nº 2.959 de 2003; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, sentencia de 02/07/2003, Rol Nº 10.442,
causa Gasco Magallanes S.A. con Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
265 Nº LegalPublishing: 29650. Corte Suprema, sentencia de 21/01/2004, Rol Nº 5.173 de 2003, causa
Larraín Prieto Riso Patrón Sociedad Anónima con Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
226 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
266 El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos fue adherido por Chile mediante instrumento
de 10 de febrero de 1972, promulgado por D.S. Nº 778, de 29 de abril de 1989, del Ministerio de Relaciones
Exteriores, publicado en el Diario Oficial el 29 de abril de 1989.
267
El Pacto de San José de Costa Rica fue adherido por Chile mediante instrumento de 14 de agosto
de 1990, promulgado por D.S. Nº 873, de 23 de agosto de 1990, del Ministerio de Relaciones Exteriores,
publicado en el Diario Oficial el 5 de enero de 1991.
268 Así lo ha expresado el Comité especializado de la ONU, sobre el artículo 14 del Convenio: “El derecho
a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia y a un juicio imparcial es un elemento fundamental de la
protección de los derechos humanos y sirve de medio procesal para salvaguardar el imperio de la ley. El artículo 14
del Pacto tiene por objeto velar por la adecuada administración de la justicia y, a tal efecto, garantiza una serie
de derechos específicos”. Vid. Comité de Derechos Humanos (ONU), Observación General Nº 32 (sobre el
artículo 14 del Convenio), 90º período de sesiones, Ginebra, 9 a 27 de julio de 2007.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 227
269 Vid. Comité de Derechos Humanos (ONU), Observación General Nº 32 (sobre el artículo 14 del
271 Corte Suprema, sentencia de 24 de marzo de 2009, Rol Nº 196 de 2009, reproduce el considerando
citado.
272
Sentencias del Tribunal Constitucional español 154/1990, de 15 de octubre, (FJ) 3; y 177/1999, de
11 de octubre, (FJ) 3.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 229
artículo 210 del Código Penal” (inciso 3º del artículo 26), esto es, presidio menor
en su grado mínimo a medio y multa de seis a diez UTM.
Por lo tanto, la falta “de entrega de información veraz, suficiente y oportuna”
puede ser castigada mediante una pena, compuesta por privación de libertad y sanción
económica, así como mediante una pena administrativa consistente en multa.
Ello es posible por expresa disposición del legislador que, en la ley Nº 18.045,
reconoce que en los casos de existir hechos constitutivos de delitos, la Superinten-
dencia tendrá obligación de denunciarlos en la vía penal sólo 24 horas después,
que “haya efectuado la investigación correspondiente que le permita confirmar la
existencia de tales hechos y de sus circunstancias, todo sin perjuicio de las sanciones
administrativas que pudiere aplicar por esas mismas situaciones” (incisos 1º y 3º del
artículo 58)273.
Claramente, como se puede apreciar nos podemos encontrar frente a situacio-
nes donde el cúmulo de responsabilidades (civiles, administrativas y penales), se
produzcan y den lugar a diversas consecuencias jurídicas, en particular, en el doble
castigo que puede aplicarse en el ámbito administrativo y en el Derecho Penal,
surgiendo la problemática de la aplicación del principio “non bis in idem”. Nótese
que este principio no garantiza un castigo único, pues no atenta contra éste la
imposición de privación de libertad acompañada de una sanción pecuniaria, sino
que garantiza que unos mismos hechos no sean fundamento de medidas represi-
vas en lo penal o de diferente orden (penal y administrativa). Siendo esta última
circunstancia la que nos genera la problemática que seguidamente comentaremos,
por cuanto en nuestro Ordenamiento ello se permite y en nuestro concepto, ello
no es congruente con el dogma de la unidad del ius puniendi estatal que se ha
aceptado unánimente por la jurisprudencia judicial y administrativa.
Por lo que podemos notar, las disposiciones legales que hemos consignado, no
son congruentes con el dogma de la unidad del ius puniendi estatal y expresamente
permiten imponer sanciones administrativas en concurrencia con la imposición
de penas, contraviniendo las exigencias del principio “non bis in idem”. Consi-
guientemente, el legislador no es concordante con la igualdad de sustancia entre
la “pena” y la “sanción”.
Sin entrar en la discusión sobre la naturaleza o igualdad ontológica de la pena y
sanción274, existen otras buenas razones que nos permiten afirmar que el principio
273
Abunda a lo señalado la disposición que reconoce la obligación de indemnizar por daños y perjui-
cios, disponiendo que “lo anterior no obsta a las sanciones administrativas o penales que asimismo pudieren
corresponderle” (artículo 55 in fine).
Sobre este tema ya nos hemos ocupado en otra oportunidad, vid. CAMACHO, G., “La Legitimidad de
274
la Potestad Administrativa Sancionadora”, Revista de Derecho Público Nº 69, 2007, pp. 9-23.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 231
“ne bis in idem” tiene aplicación en los casos citados, neutralizando la imposición
de doble castigo a una misma persona fundado en los mismos hechos y los mismos
intereses o bienes jurídicos protegidos.
Nótese que se rechaza el doble castigo, no porque se acepte que exista la misma
identidad ontológica entre la pena y sanción o que entre ellas sólo media diferencia
cuantitativa, sino fundamentalmente, por cuanto estas medidas represivas intentan
cautelar el mismo interés público protegido275. En esta circunstancia, la primacía
constitucional que tiene el Poder Judicial en nuestro sistema de garantías, imponen
que sea éste el que se imponga en el juzgamiento de situaciones que pueden limitar
los derechos ciudadanos. Ello también es consecuencia de que son los tribunales
los que, en definitiva, pueden revisar y controlar la corrección de las decisiones
sancionadoras de la Administración.
La consecuencia de este planteamiento es que en los casos como el ejemplifi-
cado lo que procede es la subsunción de los valores tutelados por las infracciones
administrativas en los bienes jurídicos protegidos por ilícitos penales, dando lugar
a un solo procedimiento de juzgamiento del ilícito. De este modo, se es respetuoso
con la siguiente afirmación que consideramos también tiene sustento en nuestra
Constitución Política: “la frontera natural de la actividad sancionadora viene dada
por las competencias jurisdiccionales del Poder Judicial, que es el genuinamente dotado
por la Constitución de la capacidad de limitar los derechos de los ciudadanos”276.
Consiguientemente, lo que corresponde a luz del principio “ne bis in idem”
es que ante situaciones que puedan revestir características de delito, se suspenda
el procedimiento administrativo sancionador y se realice la respectiva denuncia
al Ministerio Público, desencadenando el proceso penal correspondiente. Ello
no obsta a que la actividad fiscalizadora que es de cargo de la Superintendencia
respectiva continúe, por cuanto es una función que legalmente deben cumplir.
Eso sí, a lo que no estaría autorizada la Superintendencia es a adoptar medidas
sancionadoras –aun cuando la ley así lo autorice–, por cuanto ello vulneraría las
garantías constitucionales del debido proceso reconocidas.
275 En el derecho comparado, particularmente en el caso español, en el ámbito disciplinario, los diferentes
intereses protegidos (v. gr. delito contra el patrimonio del fisco y buen funcionamiento de la Administración)
han permitido admitir la doble sanción a un mismo sujeto por unos mismos hechos. Ver Sentencias del
Tribunal Constitucional de ese país Nº 234/1991, Fundamento Jurídico 2º.
276 QUINTERO OLIVARES, G., La Autotutela, los límites al poder sancionador de la Administración…, op.
cit., p. 255.
232 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
277 Por lo que respecta al mercado de valores, la ley Nº 18.045 dispone: “Cualquier persona que en razón
de su cargo, posición, actividad o relación con el respectivo emisor de valores o con las personas señaladas en el
artículo siguiente, posea información privilegiada, deberá guardar reserva y no podrá utilizarla en beneficio propio
o ajeno, ni adquirir o enajenar, para sí o para terceros, directamente o a través de otras personas los valores sobre
los cuales posea información privilegiada. Asimismo, se les prohíbe valerse de la información privilegiada para
obtener beneficios o evitar pérdidas, mediante cualquier tipo de operación con los valores a que ella se refiera o con
instrumentos cuya rentabilidad esté determinada por esos valores. Igualmente, se abstendrán de comunicar dicha
información a terceros o de recomendar la adquisición o enajenación de los valores citados, velando para que esto
tampoco ocurra a través de subordinados o terceros de su confianza” (incisos 1º y 2º del artículo 165). Por su
parte, relacionado con la administración de los fondos de pensiones el D.L. Nº 3.500, de 1980, dispone: “Se
prohíbe a las Administradoras adquirir acciones y cuotas de fondos de inversión que puedan ser adquiridas con
recursos del Fondo. Asimismo, se prohíbe a las Administradoras, a las personas que participan en las decisiones y
operaciones de adquisición y enajenación de activos para alguno de los Fondos, y a las personas que, en razón de
su cargo o posición, están informadas respecto de las transacciones de los Fondos, adquirir activos de baja liquidez,
a los que se refiere el artículo 162 de la ley 18.045” (artículo 152).
278 Parafraseo de las misiones institucionales señaladas en las páginas web de las respectivas superintenden-
cias, disponibles en www.svs.cl y www.spensiones.cl [consulta 8 de julio de 2010].
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 233
279 Nº LegalPublishing: 16944. Corte Suprema, sentencia de 22/06/2000, Rol Nº 1.586 de 2000, con-
firma la sentencia apelada de la Corte de Apelaciones de La Serena de 28 de abril de 2000, Rol Nº 24.028, en
autos seguido por Empresa Eléctrica Transnet S.A. con Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
234 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
gimen de Garantías en Salud, los contratos de salud y las leyes y los reglamentos
que las rigen.
Asimismo, la Superintendencia de Salud supervigilará y controlará al FONA-
SA en todas aquellas materias que digan estricta relación con los derechos que
tienen los beneficiarios de la ley Nº 18.469, que regula el ejercicio del derecho
constitucional a la protección de la salud y crea un régimen de prestaciones de
salud, en las modalidades de atención institucional, de libre elección, y lo que la
ley establezca como Régimen de Garantías en Salud.
Igualmente, concernirá a la Superintendencia de Salud la fiscalización de to-
dos los prestadores de salud públicos y privados, sean éstos personas naturales o
jurídicas, respecto de su acreditación y certificación, así como del mantenimiento
del cumplimiento de los estándares establecidos en la acreditación.
En concordancia con las funciones expresadas, la organización básica que el
legislador diseña se traduce en la existencia de dos Intendencias: Intendencia de
Fondos y Seguros Previsionales de Salud e Intendencia de Prestadores.
afiliados a las AFP y el sistema solidario financiado por recursos del Estado. La
fiscalización de estos dos sistemas, por mandato legal, se ha concentrado en un
solo organismo a partir de 2008.
De este modo, la ley Nº 20.555 define a la SPENSIONES como un organismo
público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio que estará
bajo la supervigilancia del Presidente de la República, a través del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social.
La SPENSIONES es una institución afecta al Sistema de Alta Dirección Pública
y sólo estará sometida a la fiscalización de la Contraloría General de la República
en lo que concierne al examen de sus cuentas.
Un dato importante es que la SPENSIONES es la sucesora y continuadora legal
de la ex Superintendencia de AFP (SAFP), entendiéndose con ello que no sólo
todos los derechos y obligaciones de ésta se le han transferido sino, especialmente,
todas las funciones y atribuciones que la SAFP tenía atribuidas.
A este respecto el estatuto jurídico de la SPENSIONES tiene 3 fuentes legales
básicas:
s ,EY Nº 20.255, crea el sistema de pensiones solidarias y, entre otros, define
la institucionalidad responsable del sistema de previsión social (particularmente
son aplicables a la SPENSIONES los artículos 46-52);
s $, . DE DE -INISTERIO DE 4RABAJO Y 0REVISIN 3OCIAL ESTABLECE
nuevo sistema de pensiones y, entre otros, crea la SAFP como órgano fiscalizador
y le asigna funciones (artículos 93-98), y
s %L DEcreto con fuerza de ley Nº 101 de 1980, del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social, establece el Estatuto Orgánico de la SAFP.
La SPENSIONES, como organismo fiscalizador integral tiene como misión
la supervigilancia y el control de: 1) las Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones (AFP); 2) del Instituto de Previsión Social que administra el sistema
de pensiones solidarias, y 3) de la Administradora de Fondos de Cesantía (AFC),
entidad que recauda las cotizaciones, invierte los recursos y paga los beneficios
del seguro de cesantía.
(que crea la SVS), pero limitado del monto superior de la multa al equivalente
de 1.000 UF;
b) Aplicar sanciones a las instituciones sometidas a su fiscalización que incurrie-
ren en infracciones a las leyes, reglamentos, estatutos y demás normas que las rijan
o a sus instrucciones o dictámenes emitidos en uso de sus atribuciones legales;
c) Aplicar sanciones a los directores, jefes de servicio, gerentes generales y
ejecutivos relacionados con la administración superior de las entidades fiscaliza-
das, que incurrieren en infracciones a las leyes, reglamentos, estatutos y demás
normas que las rijan o a sus instrucciones o dictámenes emitidos en uso de sus
atribuciones legales;
das con alguna medida expresa las empresas fiscalizadas podrán ser amonestadas,
censuradas o penadas con multa hasta por una cantidad equivalente a cinco mil
unidades de fomento, y
b) Imponer a las empresas fiscalizadas, total o parcialmente y por el plazo
máximo de seis meses, renovable por una vez por el mismo período, una o más
de las siguientes prohibiciones: 1) otorgar nuevos créditos a cualquiera persona
natural o jurídica vinculada a la propiedad de la entidad; 2) renovar por más de
ciento ochenta días cualquier crédito; 3) alzar o limitar las garantías de los créditos
vigentes; 4) adquirir o enajenar bienes corporales o incorporales que correspondan
a su activo fijo o a sus inversiones financieras; etc.
4. En materia de difusión, información y registro, le corresponde:
a) Proporcionar informaciones sobre las entidades fiscalizadas al Ministro de
Hacienda y al Banco Central de Chile;
b) Dar a conocer al público, a lo menos tres veces al año, información sobre
las colocaciones, inversiones y demás activos de las instituciones fiscalizadas y su
clasificación y evaluación conforme a su grado de recuperabilidad, debiendo la
información comprender la de todas las entidades referidas, y
c) Podrá, también, mediante instrucciones de carácter general, imponer a di-
chas empresas la obligación de entregar al público informaciones permanentes u
ocasionales sobre las colocaciones, inversiones y demás activos, su clasificación y
evaluación conforme a su grado de recuperabilidad.
interés personal del emprendedor, sino que son múltiples los intereses y derechos
que pueden sufrir menoscabo, entre ellos los de los acreedores y los trabajadores.
Por esta razón se busca establecer un marco adecuado para facilitar la salida del
mercado de quienes incurran en cesación de pagos de sus obligaciones comerciales,
laborales, previsionales o financieras.
La protección de la transparencia y confianza en el mercado, así como de los
derechos de los trabajadores afectados por el cierre de sus empresas, ha exigido
establecer una organización administrativa que vele por estos intereses públicos.
La organización pública asociada a las quiebras ha transitado desde la admi-
nistración de un modelo público de tramitación de quiebras (que operaba con
síndicos públicos) a gestionar la supervisión de un sistema de sindicatura privada
basado en síndicos que no están vinculados al Estado, cuyos honorarios son asu-
midos por los fallidos.
Asociados al modelo de tramitación pública de las quiebras, se creó –por la
Ley sobre Quiebras Nº 4.558, de 4 de febrero de 1929–, la Sindicatura General
de Quiebras, como organismo auxiliar de los Tribunales de Justicia encargado de
administrar los bienes y pagar las deudas de personas caídas en falencia comercial
por cesación de pagos a sus acreedores.
En 1979, la institución se reorganiza para depender directamente del Ministerio
de Justicia y pasa a llamarse Sindicatura Nacional de Quiebras. Su estructura queda
integrada por una Contraloría Interna, Fiscalía y los Departamentos Administra-
tivo, de Estudios Económicos y de Quiebra. Este servicio público especializado
contaba, además, con una Sindicatura Zonal en cada ciudad asiento de Corte281.
En 1982, junto con el cambio del modelo de tramitación de quiebras, la Ley
Nº 18.175 establece la Fiscalía Nacional de Quiebras, persona jurídica de carácter
autónomo, duración indefinida y relacionada con el Ejecutivo a través del Ministe-
rio de Justicia. La jefatura superior del servicio correspondería a un Fiscal Nacional
de Quiebras, cuya denominación actual es Superintendente de Quiebras.
En sustitución de la tramitación pública de quiebras, la ley establece un sis-
tema basado en síndicos privados, cuyo fiscalización deberá ser llevada por la
Superintendencia de Quiebras. Así, el objeto de este organismo es supervigilar
y controlar las actuaciones de los síndicos en las quiebras, convenios o cesiones
de bienes, en todos los aspectos de su administración, sean técnicos, jurídicos o
financieros (inciso 1º del artículo 7º y Nº 1 del artículo 8º, ley Nº 18.175). De
igual modo, debe supervisar a los administradores de la continuación de giro
(Nº 3 del artículo 8º, ley Nº 18.175).
282 Esta facultad, que corresponde a la otorgada por el artículo 37 del Código de Procedimientos Civiles
al fiscal judicial o a los defensores públicos, ha sido extendida a la SQUIEBRAS por el inciso 3º del artículo
8º de la ley Nº 18.175.
258 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
283 A este respecto, se conformaron la Comisión JADRESIC (1998), la Comisión Castillo (2000) y se
materializó una Asistencia Técnica de la Oficina Regional del Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) en 2000.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 259
284 Este Consejo estará integrado por los Ministros de Medio Ambiente; Hacienda; Salud; Agricultura;
pero no alcanza a reconocerle a ésta la facultad de dirimir, en los casos que haya
discrepancia, si se trata o no de una materia ambiental. Consiguientemente, cuan-
do haya desacuerdo a este respecto se deberá acudir al mecanismo de solución de
contiendas de competencia del artículo 39 de la LOCBGAE.
Según el diseño de su estatuto jurídico, el rol fiscalizador de la Superintendencia
lo deberá cumplir de forma programada, estableciendo planes anuales de control
de las resoluciones de calificación ambiental (RCA) de los proyectos, de las normas
de calidad y emisión y también de los planes de prevención y descontaminación en
las diferentes zonas del país. A este respecto, deberá coordinar con los organismos
con competencia en fiscalización ambiental a efectos de fijar, mediante resolución
del Superintendente de Medio Ambiente, los programas y subprogramas anuales
de fiscalización respectivos, evitando duplicidad de funciones (artículo 17, ley
Nº 20.417).
Asimismo, fiscalizará en atención a las denuncias de hechos que pueden cons-
tituir infracción a la legislación ambiental, de las que tome conocimiento bien sea
a instancia de los particulares o por informes de otro organismo sectorial.
Finalmente, el legislador introdujo una previsión legal innovadora habilitando
a la Superintendencia para realizar su labor fiscalizadora no sólo directamente, sino
también recurriendo a la colaboración de entidades técnicas privadas acreditadas,
las que podrán llevar a cabo inspecciones, mediciones y análisis. Además, estas
entidades técnicas estarán facultadas para otorgar certificados de acreditación del
cumplimiento de la normativa específica que auditen y de los hechos vinculados
al examen realizado (artículos 24-27, ley Nº 20.047)285.
Vid. SAAVEDRA CRUZ, J. I., “Auditorías Ambientales Independientes; a la luz de la ley que rediseña la
285
se haya iniciado la ejecución del proyecto o actividad autorizada y en los demás casos
en que, atendida la magnitud, gravedad, reiteración o efectos de las infracciones
comprobadas durante su ejecución o funcionamiento, resulte procedente;
j) Requerir a los titulares de fuentes sujetas a un Plan de Manejo, Prevención
y/o Descontaminación, así como a Normas de Emisión, bajo apercibimiento de
sanción, la información necesaria para acreditar el cumplimiento de las medidas
de los respectivos planes y las obligaciones contenidas en las respectivas normas;
k) Fiscalizar el cumplimiento de las leyes, reglamentos y demás normas rela-
cionadas con las descargas de residuos líquidos industriales.
l) Gozar del reconocimiento a sus funcionarios de la calidad de ministros de
fe en los hechos que constaten;
m) Aprobar programas de cumplimiento de la normativa ambiental de con-
formidad a lo establecido en el artículo 42 de la ley Nº 20.047.
n) Fiscalizar el cumplimiento de las demás normas e instrumentos de carác-
ter ambiental, que no estén bajo el control y fiscalización de otros órganos del
Estado;
o) Proporcionar asistencia a sus regulados para la presentación de planes de
cumplimiento o de reparación, así como para orientarlos en la comprensión de
las obligaciones que emanan de los instrumentos de carácter ambiental;
p) Establecer, anualmente, los programas de fiscalización de Resoluciones de
Calificación Ambiental para cada región, incluida la Metropolitana;
q) Establecer, anualmente, los subprogramas sectoriales de fiscalización de
Resoluciones de Calificación Ambiental, donde se identificarán las actividades de
fiscalización para cada servicio u organismo sectorial competente;
r) Establecer, anualmente, los programas de fiscalización de los Planes de Preven-
ción y/o de Descontaminación para las diversas regiones en que ellos operen;
s) Establecer, anualmente, los subprogramas de fiscalización de Planes de
Prevención y/o de Descontaminación, donde se identificarán las actividades de
fiscalización para cada servicio u organismo sectorial competente;
t) Establecer, anualmente, los programas de fiscalización de las Normas de
Calidad y Normas de Emisión para cada región, incluida la Metropolitana;
u) Establecer, anualmente, los subprogramas sectoriales de fiscalización de las
Normas de Emisión, en los que se identificarán las actividades de fiscalización
para cada servicio u organismo sectorial competente;
v) Establecer, anualmente, otros programas y subprogramas que, de confor-
midad a las instrucciones impartidas por la Superintendencia o lo dispuesto en
la ley Nº 19.300 u otros cuerpos legales, den origen a actividades de fiscalización
en materia medioambiental, de competencia de la Superintendencia;
264 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
TERCERA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE SERVICIO PÚBLICO
268 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 269
CAPÍTULO PRIMERO
LA ACTIVIDAD DE SERVICIO PÚBLICO EN GENERAL
SUMARIO: 40. Concepto y caracteres. 41. Tipología. A. Atendiendo a los sujetos o administracio-
nes territoriales de los cuales dependen, los servicios públicos pueden ser nacionales o centrales y
municipales. B. Atendiendo a su relación con el Presidente de la República, los servicios públicos
pueden ser centralizados o descentralizados. C. Atendiendo al ámbito territorial en los cuales
desarrollan su actividad, los servicios públicos dependientes del nivel nacional o central pueden
ser nacionales o regionales. D. Atendiendo a los usuarios. E. Atendiendo al tipo de gestión que
se les aplica, los servicios públicos pueden ser administrados en régimen público o privado.
F. Atendiendo a la forma de la gestión del servicio público, éstos se clasifican en servicios
públicos de gestión directa o indirecta.
didas por el Estado. Bajo este prisma es que se inician los primeros esfuerzos por
precisar los elementos que integran la noción de servicio público.
Los criterios para identificar un servicio público fueron precursoramente
enunciados por la Corte Suprema, la que desde las primeras décadas del siglo
XX hacía radicar la calidad de organismo público en el hecho de que la entidad
se financiara con fondos fiscales286. Hacia 1950, la Corte precisó, en sentencia de
21 de agosto, que los atributos que hacían que una persona de derecho público
fuera tal eran los siguientes:
“a) Que la persona jurídica esté dotada de potestades públicas (atributo que jurídicamente
se llama imperio);
b) Que esté destinada a realizar fines de interés colectivo (fin público);
c) Que para dicha realización disponga de recursos materiales que deben ser proporcionados
por la colectividad cuyos intereses va a servir (por los componentes de la nación);
d) Que esté sujeta a un régimen jurídico especial en su organización, administración y
funcionamiento, y
e) Que tenga representante legal que intervenga en su nombre, judicial y extrajudicial-
mente”287.
En 1959, la Corte vuelve a abundar en los datos que hacen a un organismo
calificar como servicio público y, por ende, reconocerle la condición de persona
de derecho público, señalando a propósito de una institución semifiscal que:
“Tal servicio público reúne los cuatro elementos constitutivos que el derecho administrativo
señala para que tenga la condición de público:
a) Que haya una necesidad pública que se trata de satisfacer en forma regular y conti-
nua;
b) Que se instituya para realizar esa función el número necesario de agentes jerarqui-
zados;
c) Que disponga de bienes o recursos económicos destinados a cumplir su cometido, y
d) Que se rija por un sistema jurídico especial”.288
Así, la noción de servicio público en la etapa del Estado social, se afirma en los
elementos orgánicos señalados por la Corte Suprema, con clara influencia de la Es-
cuela del Servicio Público fundada por DUGUIT, el prestigioso Decano de Burdeos.
286 En sentencia de 12 de junio de 1911, la Corte Suprema había expresado que un establecimiento
público tenía el carácter de tal por la sola circunstancia de que “se costeara con fondos del erario… Dicho
establecimiento no necesita cumplir con los requisitos que el artículo 546 (del Código Civil) señala para
obtener la personalidad jurídica”, citado en PANTOJA BAUZÁ, R., La Organización Administrativa, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1998, p. 99.
287 Ibíd., p. 100.
288 Ibídem, p. 101.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 271
tal virtud, agregó el dictamen, le son aplicables al servicio público concedido “los
principios generales aceptados por la doctrina y la jurisprudencia administrativas”.
En la década de 1970, bajo el influjo de las nuevas ideas que predominarán
en la década, se busca desplazar la “tesis-imagen” de los servicios públicos que los
relacionaba con lo social por su vinculación con la satisfacción de necesidades
públicas, exacerbando la importancia de la personalidad jurídica como criterio
clasificador de los servicios públicos. Se produce cierto retorno a las visiones civi-
listas, insistiéndose en la idea de que todos los organismos de la Administración
Pública eran reconducibles a las figuras jurídicas de la corporación o de la funda-
ción. El profesor SOTO KLOSS expresa esta tendencia diciendo “la Administración
del Estado, más que un conjunto de servicios públicos centralizados y descentralizados,
noción por lo demás difícil de asir jurídicamente y de escasa utilidad operativa en lo
organizacional, es un conjunto de personas jurídicas estatales, públicas, administra-
tivas, noción ésta de persona jurídica no sólo técnicamente adecuada en derecho sino
sobre todo perfectamente delimitada en lo conceptual y suficientemente precisa en sus
efectos operativos”293.
En este marco es que se debe interpretar el dictamen Nº 64.792, de 1970, de
la Contraloría General de la República, el cual clasificó los servicios públicos en
servicios fiscales y servicios descentralizados o autónomos, estos últimos subcla-
sificados en instituciones, fiscales y semifiscales y empresas públicas del Estado,
según la personalidad jurídica que se les haya atribuido y los fines que persiguen
cumplir. La categorización general que engloba a los organismos administrativos,
es la de servicios públicos que pueden no estar personificados (este es el caso de
los servicios fiscales) u ostentar personalidad jurídica propia, en cuyo caso son
denominados servicios descentralizados o autónomos. El legislador orgánico recoge
esta clasificación en el:
“Artículo 29.- Los servicios públicos serán centralizados o descentralizados.
Los servicios centralizados actuarán bajo la personalidad jurídica y con los bienes y recursos
del Fisco y estarán sometidos a la dependencia del Presidente de la República, a través del
Ministerio correspondiente.
Los servicios descentralizados actuarán con la personalidad jurídica y el patrimonio propios
que la ley les asigne y estarán sometidos a la supervigilancia del Presidente de la República
a través del Ministerio respectivo. La descentralización podrá ser funcional o territorial”.
En la década de 1980 se inicia un proceso de liberalización de actividades
que antes estaban monopolizadas por el Estado y que se devuelven al ámbito de
libertad de los particulares, ampliándose la esfera de actuación económica en la
Por lo que respecta a los servicios sanitarios, la Ley General de Servicios Sani-
tarios (LGSS), D.F.L. Nº 382, de 1989, en su artículo 5º, califica como servicios
públicos las actividades de producción, distribución del agua potable, la recolección
y disposición de las aguas servidas, por lo que todas ellas se pueden únicamente
ejercer previa obtención de la preceptiva concesión. El artículo 33 obliga a la em-
presa operadora del servicio público sanitario “a prestar servicio a quien lo solicite,
sujeto a las condiciones establecidas en la ley y su reglamento”.
Por lo que se refiere a los servicios eléctricos, la Ley General de Servicios Eléc-
tricos (LGSE), D.F.L. Nº 1, de 1982, en su artículo 7º, dispone que “es servicio
público eléctrico el suministro que efectúe una empresa concesionaria de distribución
a usuarios finales” y “el transporte de electricidad por sistemas de transmisión troncal
y de subtransmisión”. Como consecuencia de esta declaración la ley impone a las
empresas distribuidoras de servicio público (artículo 74) la obligación de “dar
servicio a quien lo solicite”.
En todos estos casos, la calificación de servicio público explica que la regulación
de la actividad imponga obligaciones de servicio público a las empresas privadas
que atienden estas necesidades, con el objeto de garantizar que la actividad sea
prestada bajo unos estándares mínimos de calidad, precio e igualdad de acceso a
los usuarios. Ello deberá cumplirse aun cuando no sea económicamente rentable,
si bien, en algunos casos (telefonía y distribución eléctrica), el legislador faculta a
la empresa operadora para que solicite a los usuarios interesados a contribuir con
aportes reembolsables orientados a financiar las obras de conexión.
Concordante con esta nueva visión de los servicios públicos, también se produce
el decantamiento de las empresas del Estado, las que ya no calzan en el concepto
de servicio público como en un momento la jurisprudencia administrativa sostuvo.
La clasificación de los servicios públicos efectuada por la Contraloría General de la
República, en el dictamen Nº 64.792, suponía englobar a las empresas del Estado
como servicios públicos descentralizados o autónomos, esto siempre y cuando
fueran identificadas como empresas públicas. No obstante, si bien es necesario
afirmar que las empresas del Estado son parte de la Administración Pública aun
cuando, como las distingue el Órgano Contralor, éstas sean públicas o privadas,
atendiendo al régimen al que están sujetas. Al mismo tiempo, es necesario admitir
que el campo administrativo de las empresas del Estado ha experimentado una
profunda evolución y hoy en día se articulan para fines, por lo general, distintos
a la atención de necesidades públicas, organizadas mediante estructuras formales
disímiles, sujetas a variados regímenes jurídicos, todo lo cual justifica su confi-
guración separada del circuito organizativo que calificamos de servicio público.
Las entidades empresariales del Estado carecen de la calidad de servicios públicos
276 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
41. TIPOLOGÍA
Uno de los desafíos que la jurisprudencia administrativa ha abordado desde
la década del 60, ha sido sistematizar y proponer una clasificación de los orga-
nismos que integran la Administración Pública. Dos han sido los criterios que la
jurisprudencia administrativa ha interrelacionado para este propósito: la noción
de servicio público y la noción de persona jurídica.
En virtud de esta interrelación, el dictamen Nº 64.792, de 1970, sostuvo que
“los servicios públicos se encuadran dentro del sector fiscal o de administración central,
y el sector autónomo o de administración centralizada, según la personalidad jurídica
que los habilite para actuar y atendiendo a la naturaleza de sus recursos”. Por con-
siguiente –dirá PANTOJA– la jurisprudencia administrativa clasificó los servicios
públicos atendiendo a la personalidad jurídica, determinando “que aquellos que
carecían de personalidad constituían servicios fiscales, dependientes o de administración
central, y que los personificados o autónomos podían asumir la forma de instituciones,
sea fiscales o semifiscales, o de empresas del Estado, atendiendo a los fines que el Estado
278 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
estaba llamado a cumplir por medio de ellos, sociales en el primer caso, económicos
en el segundo”295.
El sistema organizativo así definido se modeló a partir del núcleo Estado-persona
jurídica y a los elementos formales relativos al origen del ente, y a su relación
con el centro administrativo representado por el Presidente de la República.
Esta idea está recogida en el artículo 29 de la LOCBGAE, el cual distingue entre
servicios públicos centralizados o descentralizados y califica, respectivamente, de
dependencia o supervigilancia la relación que se establece entre unos y otros con
el Presidente de la República.
Pero esta determinación del legislador orgánico no da cuenta de los nuevos
servicios públicos que se han creado con arreglo a criterios diferentes a los enun-
ciados, por ejemplo el de autonomía respecto de la autoridad presidencial. Por
la forma de su constitución también hay diferencias, pues algunos de estos ser-
vicios se institucionalizan en la Constitución, como los Gobiernos Regionales,
Municipalidades y el Consejo Nacional de Televisión, y otros se formalizan por
el legislador, como, por ejemplo, la Comisión Nacional del Medio Ambiente y
los Servicios de Salud.
Atendiendo a estos cambios producidos en el panorama administrativo, una clasi-
ficación de los tipos de servicios públicos puede efectuarse atendiendo a los criterios
subjetivo, relacional, territorial y de los usuarios o destinatarios del servicio.
En el ámbito municipal, los servicios públicos que ellas detentan son de especial
relevancia para la comunidad local, lo que se ha incrementado en gran medida a
partir del traspaso de los servicios de salud primaria y de educación básica.
CAPÍTULO SEGUNDO
PRINCIPIOS Y REGLAS QUE DEFINEN EL RÉGIMEN DEL SERVICIO PÚBLICO
SUMARIO: 42. El establecimiento de los servicios públicos. 43. Los principios del servicio
público. A. Los principios de regularidad y continuidad. B. Los principios de igualdad y de
universalidad. 44. La organización de la gestión de los servicios públicos. 45. Formas de
prestación de los servicios. A. Prestación directa. B. Prestación indirecta. 1. El convenio. 2. Los
contratos. 3. La concesión de explotación de servicio público. 4. La concesión de actividades
cuasi-despublificadas.
296 Citado por PANTOJA BAUZÁ, R., La Organización Administrativa, op. cit., p. 30.
282 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
En la segunda década del siglo XX, producto de la influencia de las ideas socia-
les, se impulsa una racionalización administrativa basada en la descentralización
con el objeto de radicar en los jefes de servicios mayores facultades. La Reforma
Constitucional, que culminará en la Carta de 1925, es el marco propicio para
postular mayores atribuciones políticas para el Jefe de Estado. Ello constituyó
los inicios de la descentralización en Chile, en una época en que se desconocía la
descentralización funcional o por servicios. Lo que se tenía claro era que había
que romper con el centralismo, que impedía atender los asuntos propios en los
ámbitos territoriales respectivos, así los intereses públicos o generales estarían re-
servados a la Administración central y los intereses locales serían atendidos por las
Administraciones locales. No obstante, estas aspiraciones quedaron en la práctica
sólo consignadas en el Texto constitucional.
Fue recién hacia 1959, que Patricio AYLWIN empezó a hablar de descentralización
funcional o por servicios, definiéndola como una forma organizacional de prestar
servicios públicos “indirectamente por el Estado por medio de personas jurídicas de
derecho público que el Estado crea con cargo al patrimonio público, distinto del fiscal;
de personas que obran con mayor o menor autonomía, es decir, con poderes propios de
decisión, sin subordinación jerárquica por tanto al poder central”297.
Impulsado por las necesidades sociales que el Estado debía atender, el legisla-
dor de la etapa social (1920-1937) adoptará la descentralización funcional como
sistema organizacional básico creando un gran número de servicios públicos, los
que llegan a clasificarse en servicios fiscales y servicios descentralizados o autó-
nomos.
Este proceso desembocó en la creación de múltiples organizaciones adminis-
trativas personificadas que configuraron un cuadro organizacional complejo, que
planteó el debate en torno a su pertenencia o no a la Administración Pública. Este
fue el caso de las denominadas instituciones fiscales (como el Servicio Nacional de
Salud), que cumplían cometidos que la Constitución encomendaba al Estado y que
se financiaban mediante recursos que el Fisco destinaba a través del presupuesto
público. También, fue el caso de las instituciones semifiscales (como las Cajas de
Ahorro Previsional), que tenían un financiamiento compartido.
Finalmente, el debate sobre la pertenencia o no a la Administración también
se propició en torno a las empresas del Estado, las cuales fueron definidas en el
dictamen Nº 41.919, de 1959298, como “aquellos servicios que el Estado atiende
comercialmente, haciendo empresa, y a los cuales les otorga autonomía legal para su
que establecía el Código Civil para las personas jurídicas de derecho público que no
eran el Estado o las municipalidades, reconociendo así, implícitamente, su originali-
dad jurídica organizacional”301. Como consecuencia de esta convicción societaria
el proceso de creación de nuevos servicios públicos se produjo sin limitación de
su ámbito; es decir, los servicios públicos se establecían en los campos en que se
tenía por conveniente, no existiendo sectores o actividades que se consideraran
excluidos a priori de su establecimiento.
La contrapartida de esta situación fue la no factibilidad de exigir su constitu-
ción, ésta era una decisión libre del poder público, que se expresaba a través de
una ley formal.
Los cambios sufridos a partir de la década de 1970, en especial por obra del
Gobierno Militar, se plasman en el diseño constitucional contenido en la Carta
de 1980. En el Texto Constitucional se configura un Estado y, por consiguiente,
también su Administración como entidades serviciales dentro de una concep-
ción de Estado máximo. Atenidos a esta definición, es claro que los servicios
públicos constituyen instrumentos claves para promover el bien común y “la
integración armónica de todos los sectores de la nación y asegurar el derecho de las
personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional”. Pero, a
la par, la Carta Política en este caso rompe la línea seguida por sus antecesoras y
sí constituye límites para la creación de servicios públicos al reservar la actividad
económica a la iniciativa privada (artículo 19 Nº 21). La Constitución delinea,
asimismo, un Estado subsidiario, en virtud de lo cual las organizaciones estatales
sólo podrán desarrollar actividades empresariales si cuentan con la previa apro-
bación de una ley de quórum calificado. Así, el límite para constituir servicios
públicos es el que éstos tengan por finalidad desarrollar actividades empresariales,
las que, según el modelo económico de mercado, deberán estar a cargo de los
privados. La Carta, por consiguiente, muy por el contrario no sólo no reconoce
la iniciativa pública en la actividad económica, sino que le establece una valla
para desincentivar este tipo de actuación y para garantizar que en los casos que
ella se produzca, haya sido por un consenso social calificado, expresado a través
de nuestros representantes.
En virtud de la Constitución, sólo existe una única reserva de actividad
económica a favor del Estado: la exploración y explotación de hidrocarburos
líquidos y gaseosos (artículo 19 Nº 24, inciso 8º CPR). Las otras reservas que
excepcionalmente contiene el Texto Constitucional, se refieren a determinados y
específicos bienes, como aquellos que la naturaleza ha hecho que deban pertenecer
302 Citado por PANTOJA BAUZÁ, R., La Organización Administrativa, op. cit., p. 153.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 287
A. PRESTACIÓN DIRECTA
En los casos de servicios públicos cuya titularidad (exclusiva o no) pertenece
a la Administración, el servicio puede llevarse a cabo directamente por la propia
Administración. Frente al usuario, es la Administración la que aparece como do-
minus. La prestación del servicio la realiza la organización administrativa con sus
propios medios, no requiriendo la colaboración de los particulares.
La prestación directa puede, al mismo tiempo, cumplirse:
1º. Por un órgano integrante de la Administración titular del servicio, al cual
se le otorga la competencia del servicio, sin otorgarle personalidad jurídica, ni
diferenciarlo de las otras funciones públicas. Constituyen unidades ejecutivas de
la entidad cuya denominación puede ser Divisiones, Direcciones Generales, entre
otras. Éste ha sido el caso de la organización inicial de muchos servicios públicos,
pero que luego en la medida que éstos cobraban mayor complejidad han ido ten-
diendo a su organización sino empresarial, por lo menos de tipo institucional;
2º. Por un órgano no diferenciado de la Administración, pero con competencias
exclusivas, aplicando la técnica de la desconcentración funcional. La LOCBGAE, en
su artículo 34, los denomina servicios centralizados. Su característica es que carecen
de personalidad jurídica, pero en virtud de la decisión del legislador de radicar en él
competencias exclusivas, su jefe superior de servicio no está sujeto a control jerár-
290 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
B. PRESTACIÓN INDIRECTA
En este caso, la prestación se realiza por interpósita persona y la Administración
asume, por lo general, la posición de garante del servicio frente a los particulares.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 291
1. El convenio
Se trata de una forma de gestión prevista en la legislación municipal para hacer
frente a las funciones encomendadas. En el ámbito municipal, el artículo 8º de
la LOCM habilita a los ayuntamientos a “celebrar convenios con otros órganos de la
Administración del Estado en las condiciones que señale la ley respectiva, sin alterar las
atribuciones y funciones que corresponden a los municipios”. Este precepto permite
distinguir las modalidades de concierto que se celebran entre los municipios y otras
administraciones públicas de otras formas contractuales, que se celebran entre las
administraciones locales con particulares. En el primer caso, la conformidad para
esta colaboración en la gestión se expresa a través de un convenio o acuerdo; en
el segundo caso, se expresa a través de un contrato.
En el ámbito regional, el artículo 80 LOCGAR, que desarrolla el artículo 104
de la Constitución, también utiliza el término convenio para los acuerdos formales
de programación que se celebren “entre uno o más gobiernos regionales y uno o más
ministerios, que definen las acciones relacionadas con los proyectos de inversión que
ellos concuerdan en realizar dentro de un plazo determinado”.
En el ámbito estatal también se puede afirmar que está prevista esta fórmula,
pero la legislación utiliza indiferentemente los términos de convenio y contratos.
2. Los contratos
Los contratos son una modalidad de gestión prevista tanto en la legislación
estatal como en la municipal para hacer frente a las funciones encomendadas.
En el ámbito estatal así lo dispone el artículo 37 LOCBGAE, al facultar que
“los servicios públicos podrán encomendar la ejecución de acciones y entregar la ad-
ministración de establecimientos o bienes de su propiedad o a entidades de derecho
privado, previa autorización otorgada por ley y mediante la celebración de contratos,
en los cuales deberá asegurarse el cumplimiento de los objetivos del servicio y el debido
resguardo del patrimonio del Estado”. Esto está en concordancia con lo que esta-
blece el artículo 6º LOCBGAE, de cuya interpretación podemos deducir que las
entidades privadas, aun aquellas que sean estatales pero que no formen parte de
su Administración, no pueden ejercer potestades públicas.
292 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
304 VILLAR EZCURRA, J. L., Derecho Administrativo Especial. Administración Pública y Actividad de los
Particulares, Ed. Civitas, Madrid, 1999, p. 243.
294 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
CUARTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE REGULACIÓN
296 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 297
CAPÍTULO PRIMERO
SOBRE LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE REGULACIÓN
305 CEA EGAÑA, J. L., define el Orden Público Económico como el “conjunto de principios y normas jurídicas
que organizan la economía de un país y facultan a la autoridad para regularla en armonía con los valores de la
sociedad nacional formulados en la Constitución”, en Tratado de la Constitución de 1980, op. cit., p. 158.
306 NAVARRO BELTRÁN, E., “Orden público económico y libre competencia”, en Revista de Derecho de la
Universidad Finis Terrae, 2003, volumen 7, Nº 7. Para este autor el “concepto moderno de orden público eco-
nómico no sólo se limita a analizar la potestad regulatoria o normativa del Estado, sino que enfatiza el conjunto
de derechos que la Carta Fundamental reconoce a los particulares y que constituyen un freno para la actuación de
otros particulares o del propio Estado”.
298 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
307 CHEVALLIER, J., “La Régulation juridique en question”, Droit et Societé Nº 49, 2001, p. 829.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 299
inspiraron en la definición que en ella había adquirido para designar “la acción
de ordenar o de organizar” y de “mantener un equilibrio”308. Sin embargo, más
allá de este primer consenso se producían las discrepancias sobre las modalidades
de cómo lograr el mentado equilibrio, soluciones que iban desde esperar que éste
se produzca espontáneamente o en el otro extremo mediante una intervención
del Estado. De donde surgen dos formas opuestas de concebir la regulación bien
como resultado de la competencia a través de la autorregulación, del mercado o
bien la regulación pública o monopolística fruto de diversas formas de intervención
pública como la planificación.
Por otra parte, según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
regular significa “determinar las reglas o normas a que debe ajustarse alguien o algo”,
esto es que, básicamente, implica disciplinar un sector o industria a través de la
producción normativa. Esta orientación ha seguido el Tribunal Constitucional al
definir el vocablo afirmando que “regular una actividad es someterla al imperio de
una reglamentación que indique cómo puede realizarse”309.
Sin embargo, el uso de este concepto viene asociado a las reformas económicas
impulsadas desde los años 80, que supusieron la opción por un sistema de merca-
do en consonancia con lo cual se produjeron amplios procesos de privatización y
de liberalización de sectores económicos que antes estaban en manos del Estado.
Dada la relevancia de estas actividades económicas para el desarrollo del país, el
Estado no puede desafectarse del buen funcionamiento de las mismas, lo que ha
dado origen a una nueva función reguladora que se caracteriza por su flexibilidad
y matizaciones, todo en aras de obtener el resultado esperado. Así, para definir la
función reguladora nos son útiles, en cambio, las otras definiciones del término
regulación que nos proporciona el Diccionario de la Real Academia, tales como
“ajustar, reglar o poner en orden algo”, “ajustar el funcionamiento de un sistema a
determinados fines”, “medir, ajustar o computar algo por comparación o deducción”,
“reajustar, aumentar o disminuir coyunturalmente”. Todas estas expresiones aluden
a construir un orden mediante ajustes coyunturales y sugieren que la regulación
es una actividad más compleja que rebasa la sola normación o determinación de
reglas para disciplinar algo.
En consonancia con el rescate de estas otras acepciones del término, cuando
hablamos de la función reguladora de la Administración nos estamos refiriendo
a una nueva forma de actuación, cuya característica exclusiva no es el ejercicio
308 CALANDRI, L., Recherche sur la notion de Régulation en Droit Administratif Français, Présentation
310 “La régulation implique ainsi l’avènement d’un nouveau style d’action publique 3: un État ne se
posant pas en acteur mais en arbitre du jeu social; un État renonçant à imposer ses vues mais négociant en
permanence avec les partenaires sociaux pour construire les compromis nécessaires; un État enfin ne cher-
chant plus à concevoir et à impulser le changement mais intervenant avant tout pour amortir les tensions,
régler les conflits, assurer le maintien d’un équilibre d’ensemble”, CHEVALLIER, J., La régulation juridique en
question, op. cit., p. 829.
311 En “Reflexions sur l’institution des autorités administratives indépendants”, La Semaine Juridique,
citado por TORNOS MAS, J., “La Actividad de Regulación”, en la obra colectiva (SOSA WAGNER, F.-Coordinador),
El Derecho Administrativo en el umbral del siglo XXI. Homenaje al Profesor Ramón Martín-Mateo, Editorial
Tirant Lo Blanch, Valencia, 2000, p. 1336.
312 En “Du Juge administratif aux autorités administratives indépendants un autre mode de régulation”,
citado por TORNOS MAS, J., “La Actividad de Regulación”, op. cit.
En “L’autorité de regulation des telecommunicationas”, citado por TORNOS MAS, J., “La Actividad
313
para un estudio del fenómeno”, en obra colectiva (Coordinador: PÉREZ MORENO, A.) Libro Homenaje Clavero
Arévalo. La Administración instrumental, Vol. I, Editorial Civitas, Madrid, 1994, pp. 636 y ss.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 301
Con todo ello, lo que resalta es que la función reguladora contemporánea como
modo básico de intervención del Estado en la economía, alude a un conjunto de
poderes de actuación con características propias que no se limitan a la producción
de normas o de medidas coercitivas (pero que, por cierto, las incluyen), y que más
bien conlleva el ejercicio de facultades que se orientan a defender el equilibrio y
el funcionamiento de un sistema complejo aplicando, sagaz y oportunamente,
mecanismos correctores, pero sobre todo, usando técnicas preponderantemente
no imperativas –más blandas–, más concertadas, adaptadas y, especialmente,
diversificadas.
La regulación económica en este contexto tiene un nuevo talante, expresa una
forma diferente de plantear la relación entre Estado y mercado, tradicionalmente
proyectada como de conflicto y de exclusión, transformándose en una relación
de complementariedad. La regulación del Estado facilita que las instituciones (las
normas, los derechos, los mecanismos de solución de conflictos, etc.) contribuyan
a diseñar un marco más propicio para el desarrollo de la actividad económica.
Desde la ciencia económica, de la mano del neo institucionalismo (COASE)
se reconoce el papel central de las normas implícitas o explícitas que regulan la
adopción de decisiones por los individuos y que limitan, voluntaria o involun-
tariamente, nuestra capacidad de elegir. Con ello se ha procedido a revalorar las
instituciones que rigen el comportamiento y las relaciones entre individuos en su
actividad cotidiana, en el interior de las empresas y en el seno del aparato del Es-
tado315. Al objetivo de influir sobre estas normas de comportamiento, que inciden
en la capacidad de elección, es lo que apunta la regulación.
De acuerdo a la teoría económica, al mercado se le reconoce la virtud de ser el
mejor mecanismo para lograr la eficiencia productiva y asignativa de los recursos
escasos. No obstante, bajo el presupuesto aceptado que el mercado es el mecanismo
central del sistema económico, no se puede desconocer que su funcionamiento no
es perfecto y que corresponde al Estado, en las actividades importantes para la co-
munidad, garantizar su accionar buscando el desarrollo de mercados competitivos;
de este modo, resguarda el interés público. Es esta acción correctora de las fallas
del mercado que realiza el Estado la que justifica la actividad de regulación, con
315 Las instituciones son económicamente eficientes porque informan sobre las previsibles decisiones y
acciones que tomarán los demás y reducen así la incertidumbre del futuro. A la vez, reducen las posibilidades
de elección del individuo o sugieren una vía de actuación, reduciendo así el coste de obtener información y
adoptar decisiones. El conjunto de instituciones actúan como los reglamentos de los juegos de equipo o de
mesa, pero a diferencia de éstos, las instituciones han surgido casi siempre “espontáneamente” como resultado
de la actividad de muchos individuos y no como un acuerdo formal adoptado por un grupo determinado.
Vid. MARTÍNEZ COLL, Juan Carlos, “Instituciones económicas”, en La Economía de Mercado, virtudes e in-
convenientes, 2001. En: http://www.eumed.net/cursecon/1/inst.htm [consulta: 5 de septiembre de 2005].
302 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Citado por MUÑOZ MACHADO, S., Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General,
316
tende regir, que utilice una diversidad de formas de intervención en función del
problema que debe resolver, que busca su eficacia a través de mecanismos diferentes.
Ello es necesario, porque para lograr una regulación idónea es necesario tener las
respuestas al cómo, cuándo y por qué regular. Respuestas que en cada caso serán
disímiles, por cuanto todas las industrias son distintas, difieren en sus estructuras
de mercado (número de agentes, organización, etc.), proceso productivo, grado
de diferenciación del producto, y forma y periodicidad de la interacción317.
Así, la regulación puede llevarse a cabo mediante reglamentación, informes,
propuestas, acuerdos, autorizaciones, fiscalización, supervisión, sanciones, me-
diación o arbitrajes, etc. En fin, regular implica un conjunto de posibilidades de
actuación en razón del tipo de norma habilitante y del problema.
Por lo general, en el Derecho comparado se relaciona la actividad de regulación
con la génesis de las entidades independientes que son las encargadas de ejercerla318.
Es más, en algunos casos sólo se admite que las entidades reguladoras tengan ese
cúmulo de atribuciones y poderes intensos en la medida que están desvinculadas
del poder político, en especial del Gobierno319, pero como veremos esta prédica
no ha calado lo suficiente en nuestro medio, por lo que no constituye un rasgo
caracterizador de la actividad de regulación en Chile. En nuestro ámbito nacional,
las autoridades superiores de las entidades reguladoras, salvo excepción, son órganos
unipersonales, nombrados por el Presidente de la República y son funcionarios
de su exclusiva confianza.
porque, al constituirlas, el legislador le reconoce una serie de garantías que se instituyen a favor del ejercicio
autónomo de sus competencias frente al poder político. Los resguardos de los que se las dota son de muy
diversa especie y mientras más de ese conjunto los tengan atribuidos su “independencia” será más reforzada.
Las garantías que se les reconocen son de los siguientes órdenes: a) garantías personales o subjetivas; b) institu-
cionales; c) funcionales; d) de organización interna, y e) económicas y financieras. Al respecto vid. BETANCOR
RODRIGUEZ, A., Administraciones Independientes: un reto para el Estado social y democrático de derecho, Editorial
Tecnos, Madrid, 1994; MAGIDE HERRERO, M., Límites constitucionales de las administraciones independientes,
Instituto Nacional de Administración Pública, Madrid, 2000; y RALLO LOBARTE, A., La constitucionalidad
de las Administraciones independientes, Editorial Tecnos, Madrid, 2002.
319 Vid. para el caso norteamericano MORENO MOLINA, A., La administración por agencias en los Estados
Unidos de Norteamérica, en especial, las Independent Regulatory Commissions, Editorial Universidad Carlos
III de Madrid, 1995.
304 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
laissez-faire que predominó en los albores del Estado Liberal que, además, nunca fue
del todo abstencionista320 pero, eso sí, su objetivo era intervenir mínimamente en la
economía ya que el mercado, solo, lo debía resolver todo acorde con aquella “mano
invisible” de Adam Smith. Con el desarrollo industrial, los servicios públicos surgen
como elementos caracterizadores de la organización socioeconómica cobrando “una
importancia similar a la de los sistemas monetario, crediticio y educativo”321. Asimismo,
la evolución de su regulación ha transitado por procesos tanto de control privado
y descentralizado como público y monopolizado. Con el auge de los monopolios
estatales, situación que prescinde del mercado o donde éste simplemente no fun-
ciona, el monopolio puede constituirse en una forma de regulación económica
donde no hay tensión entre intereses públicos y privados, porque sencillamente
los otros competidores están excluidos de realizar esa actividad. Sin embargo,
con la transferencia de actividades al sector privado, especialmente a partir de la
década de 1980, acompañada de la revolución tecnológica que ha proporcionado
la base para separar segmentos, lo que permite introducir competencia en ciertas
actividades tradicionalmente explotadas en régimen de monopolio, la actividad
regulatoria cobra un perfil más definido con características complejas, que busca
promover la competencia donde sea posible.
La regulación en este contexto es distinta a las otras formas de intervención
en los mercados del laissez-faire y del monopolio público322, pues, constituye una
alternativa a la estatalización de los servicios públicos cuya relevancia social no
320 Es necesario recordar que “aun en los mecanismos de derecho privado existe una serie de normas y
procedimientos compulsivos que aseguran la vigencia del sistema y su aplicación. Entre otros cabe mencionar
fundamentalmente las normas de protección de la propiedad privada, las de jurisdicción y obligaciones proce-
sales, y las de cumplimiento de obligaciones procesales, y las de cumplimiento forzado de obligaciones en virtud
de la acción coercitiva que ejerce el Estado al garantizar, mediante el monopolio de la implementación forza-
da de obligaciones, la vigencia de los mercados y del sistema de derecho privado voluntario en que se basan”.
Vid. SOLANES, M., Servicios Públicos y Regulación. Consecuencias legales de las fallas del mercado, CEPAL,
Santiago de Chile, 1999, pp. 6-7.
321 Ibíd., p. 11.
322En su acepción más generalizada de regulación como forma de reglamentación, se puede decir con
SOLANES, op. cit., pp. 8-9, que “distintas formas de regulación han existido desde el derecho bíblico y romano,
surgidas de las necesidades de la vida cotidiana en relación con la salubridad y la seguridad, y ciertas actividades
(entierros, protección de fuentes, seguridad de construcciones, barqueros, etc.). Éstas se hicieron luego presentes en la
performance de algunas profesiones (posaderos, panaderos y otras). Posteriormente, se generalizaron como resultado
de la urbanización, la industrialización, las complejidades tecnológicas que dificultan el juicio de los consumidores,
la aparición de grupos interesados en los derechos de sectores singulares, y la incapacidad percibida (percepción que
puede haber sido correcta o incorrecta), por parte de una población que vota en forma universal, de los sistemas
de laissez-faire, no respondiendo prontamente a problemas masivos. Los ejemplos regulatorios típicos fueron las
normas de protección de la salud pública, las condiciones de trabajo, la prevención del fraude a través de sistemas
obligatorios de pesos y medidas de aplicación general, y los controles para impedir la adulteración de productos”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 305
323 NIETO, A., Derecho Administrativo Sancionador, Editorial Tecnos, 2ª edición, Madrid, 1994, p. 30.
324 Otros lo definen como Estado preventivo o de seguridad: DENNINGER, “Der Prävention Staat” en Der
gebändigte Leviatán, 1990 y HIRSCH, Der Sicherheitsstaat, 1980, citados por RIVERO ORTEGA, R., El Estado
Vigilante, Editorial Tecnos, 2000, p. 79.
325 Como señala TORNO MÁS, J., “La Actividad de Regulación”, op. cit., pp. 1338-1339, “regular supone
el ejercicio de una pluralidad de técnicas de intervención dentro de un marco ya reglamentado. Regular es ordenar
conductas una vez las reglas de juego han sido establecidas. Ordenación de conductas que no se logra sólo con
medidas policiales”. Más aun continúa diciendo “el proceso de liberalización reclama en un primer momento
la fijación de nuevas reglas en defensa del nuevo campo de juego, reglas que fijará el Parlamento o el Gobierno.
306 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
tervienen diversos poderes públicos, en especial el Congreso para dictar las reglas
iniciales de juego; por ello, por las características del estudio que aquí se presenta,
se ha decidido enfocar el presente capítulo dedicado a la actividad reguladora, a la
presentación de la organización reguladora de los servicios de utilidad pública y la
sistematización de sus competencias reconocidas por las leyes que disciplinan estos
servicios. Así, para el cumplimiento de su quehacer regulador la Administración,
en virtud de estas atribuciones de diversa factura, está habilitada para utilizar una
diversidad de técnicas administrativas no desconocidas, pero que poseen una
característica especial: el peso gravitante, en este caso, va a recaer en el objetivo
ordenador, de búsqueda del equilibrio antes que el mero cumplimiento coercitivo
del interés general expresado en la norma previa.
Por otra parte, el objetivo ordenador de la regulación se ve afectado por el
contexto extremadamente dinámico en que debe realizarse, propiciado por la
modernización acelerada que conllevan los avances tecnológicos, especialmente
los relativos a las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones, en cuyo
marco se favorece la generación de lo que se viene llamando una “aldea global”
competitiva326. En este contexto, la efectividad de la actividad reguladora del Esta-
do, y en particular de su Administración, no puede sustraerse a la fuerte demanda
por la reducción de las cargas y barreras burocráticas que la actividad adminis-
trativa impone. En la actualidad, hay una clara conciencia de que la actividad de
las Administraciones públicas tiene una incidencia inmediata en las actividades
privadas y, por tanto, en el crecimiento económico y en la generación de empleo,
siendo, además, esa incidencia evaluable en términos económicos.
En un contexto de globalización y concurrencia de mercados son evidentes las
consecuencias negativas que la existencia de cargas y barreras burocráticas puede
tener sobre la productividad y la competitividad de la economía de cualquier país.
El marco regulatorio puede llegar a paralizar la industria, por ello la eliminación
de las barreras burocráticas se ha convertido en el correlato indispensable de las
medidas de liberalización económica y fomento de la iniciativa privada y la libre
competencia. En esta línea, un objetivo claro de la actividad regulatoria es la
simplificación y racionalización de la misma, sin menoscabo del control del cum-
plimiento de la regulación por parte de la iniciativa privada. La simplificación y la
327 REVEZ, R., “Hacia un Paradigma basado en el Mercado para la Política Regulatoria y el Derecho
práctica o aplicada acompaña al hombre desde la cuna hasta el sepulcro, y todavía antes y después de estos linderos
del mundo tiene deberes que cumplir, porque espera a las generaciones en las puertas de la vida y vela por su reposo
en la mansión de la muerte”, citado por Rolando PANTOJA en Concepto de Derecho Administrativo, Facultad
de Derecho-Universidad de Chile, Santiago.
308 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
329 Es así como se define al Estado en la Constitución: “El Estado está al servicio de la persona humana…”
(artículo 1º inciso 4º) y la manera como también la Ley Orgánica de Bases Generales de la Administración
del Estado define a la Administración: “La Administración del Estado está al servicio de la persona humana”
(artículo 3º inciso 1º del decreto con fuerza de ley Nº 1/19.653 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia de 2000).
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 309
caracterice como un “fijador de precios” y, además, que éste sea el que determine
la producción del bien330. Esta posición de privilegio permite que el monopolio
eleve los precios y produzca menos cantidad de lo que se produciría en un mercado
competitivo, lo que genera un costo social derivado de la ineficiencia económica
del monopolio331. Por ello, desde muy temprano, el monopolio ha suscitado es-
fuerzos por combatirlo a él y a sus figuras emparentadas como el oligopolio. Esta
necesidad se vuelve más apremiante cuando se trata de controlar el monopolio
en el caso de los servicios públicos económicos o de utilidad pública, como el
agua, electricidad, telefonía, por cuanto éstos constituyen monopolios naturales,
donde existen economías de escala derivadas de que sus costos de producción son
inversiones fijas de largo plazo. En estas actividades se constituyen monopolios,
ya que una sola empresa abastece el mercado porque ello es económicamente lo
más eficiente, dada la dependencia de las redes de conducción de gas, agua, elec-
tricidad o telefonía fija332.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, el objetivo de la regulación del
monopolio es: a) buscar simular la competencia, su meta es aproximarse a un
resultado semejante al que se produciría si existiera competencia, de modo que
la diferencia con el óptimo social o el equilibrio del mercado se aminore333;
b) estimular la eficiencia interna y evitar los abusos monopólicos, teniendo como
herramienta básica la fijación de precios o tarificación, y c) garantizar la continui-
dad, el acceso universal y la calidad del servicio, para ello se establecen estándares de
calidad, cargas de servicio público, pero también ciertas ventajas como utilización
de bienes públicos y servidumbres legales.
2º. La protección de los consumidores, los que deben beneficiarse con el cobro
de un precio razonable, minimizando la extracción del “excedente del consumidor”
configurando una demanda eficiente. En función de este objetivo, la regulación
debe tender a corregir la deficiente información que llega a los consumidores en
330 A diferencia de los mercados competitivos donde los productores son “tomador de precios”, el mono-
polio al fijar precios fija también la producción del bien, no tiene curva de Oferta, lo producido es lo que
el monopolio determina. Vid. STIGLER, G., “A Theory of Oligopoly”, en Journal of Political Economy Nº 7,
1964, pp. 44-61.
331 SERRA, P. y ARELLANO, S., “Regulación Económica y Política de Competencia en Infraestructura”,
apuntes del Diplomado de Derecho Administrativo. El Estado Regulador: Derecho, Economía y Libre Compe-
tencia, Facultad de Derecho-Universidad de Chile, 2005, pp. 22 y ss.
332 La telefonía celular y la telefonía IP han propiciado que estos segmentos del servicio telefónico escapen
torno a las condiciones de mercado y los bienes transados, que evita que tomen
decisiones adecuadas de consumo334.
3º. Cuidar los incentivos a la inversión para renovar y expandir el stock exis-
tente. Esto se logra si se garantiza una tasa de retorno normal y seguridad jurídica
que avale las decisiones de los inversores, de este modo se impulsa la eficiencia
productiva de las empresas reguladas335.
4º. Cumplir con un objetivo social redistributivo que permita no excluir a
aquellos sectores menos favorecidos del acceso a determinados servicios336.
5º. Evitar las transferencias injustas de recursos a grupos privilegiados, con-
trolando los beneficios inesperados a consecuencia de los cambios súbitos de
precios que favorecen desmesuradamente a quienes tienen grandes reservas de un
producto, v. gr. el petróleo.
6º. Eliminar las malas prácticas de la competencia tendiendo a su ordenamiento
dentro de los cánones de la libre competencia, evitando la competencia desleal,
precios predatorios, etc.337.
Siguiendo a ARIÑO338 se pueden identificar algunas condiciones necesarias para
el cumplimiento de los objetivos de la actividad reguladora como:
1º. Debe tender a la ruptura de los grandes monopolios de servicio público;
2º. Debe impulsar la introducción de la competencia con un esquema claro
inicial que se irá adaptando en el camino, pero sin injerencias de móviles políticos
populistas;
3º. La regulación debe tener carácter temporal, es decir actuar exclusivamente
en los “cuellos de botella” y en los demás fallos del mercado, mientras no haya
condiciones para la libre competencia, al tiempo que reparte equitativamente entre
los operadores la carga de los objetivos públicos como el acceso universal;
4º. Dicha regulación debe gozar de credibilidad, lo que supone un firme com-
promiso de las autoridades con las reglas establecidas, lo que ganará el respeto
334 Vid. JOURAVLEV, A., Acceso a la información: una tarea pendiente para la regulación latinoamericana,
of the Chilean and Colombian water subsidy schemes”, The World Bank Economic Review Volume 17 Nº 3,
2003, pp. 391-407; y SERRA, P., “Subsidios a la Infraestructura en Chile”, mimeo, 2000.
337 Vid. SERRA, Pablo., “La política de competencia en Chile”. Análisis Económico 10 (2). 1995,
pp. 63-88.
338 ARIÑO, G., Principios de Derecho Público Económico, op. cit., pp. 557-614.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 311
CAPÍTULO SEGUNDO
LA ORGANIZACIÓN REGULATORIA DE LOS SERVICIOS DE UTILIDAD PÚBLICA
SUMARIO: 48. Características generales. 49. Organización Reguladora de los Servicios Eléc-
tricos. A. Antecedentes. B. Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. 1. Antecedentes.
2. Facultades del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. C. Ministerio de Energía.
D. La Comisión Nacional de Energía. E. Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
F. El Panel de Expertos. 50. Organización Reguladora de los Servicios Sanitarios. A. Ministerio
de Obras Públicas. B. Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. C. La Superintendencia
de Servicios Sanitarios. 51. Organización Reguladora en Telecomunicaciones. 52. La Organi-
zación Reguladora de las Telecomunicaciones No Televisivas. A. Antecedentes. B. Ministerio de
Transportes y Telecomunicaciones. C. Subsecretaría de Telecomunicaciones. D. Las Secretarías
Regionales Ministeriales de Transportes y Telecomunicaciones. E. Ministerio de Economía,
Fomento y Turismo. 53. La Organización Reguladora de las Telecomunicaciones Televisivas.
A. El Consejo Nacional de Televisión. B. La Subsecretaría de Telecomunicaciones del Ministerio
de Transportes y Telecomunicaciones. 54. El Sistema de Protección de la Competencia. A. la
Fiscalía Nacional Económica. B. El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia.
agosto de 2005].
340
Por ejemplo, se producen: un reclamo del Palacio de la Moneda, en 1902, contra la Compañía
de Gas de Santiago por sobrefacturación; igualmente, se desencadena un escándalo, en 1903, debido a la
morosidad en la cuenta de electricidad por parte de la Municipalidad de Santiago, y una orden de la misma
municipalidad para poder elaborar un plano de los faroles del alumbrado público, porque no se tenía control
sobre ellos. Ibíd.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 315
trativa y los cambios sufridos en tan corto tiempo respondieron no sólo al crecimiento y las modificaciones de la
propia industria energética, sino también a los cambios políticos de la época. Cabe recordar que en septiembre de
1924, cuando recién se estaba bajo la dependencia de la Sección de Ferrocarriles particulares, hubo una asonada
militar que terminó en el exilio del Presidente Arturo Alessandri Palma. Más tarde, Alessandri vuelve al país justo
en enero de 1925, cuando se había dictado la norma que creaba la Sección de Servicios Eléctricos y, tras retomar
el poder, la modifica de inmediato creando la Dirección de Servicios Eléctricos. El hecho de que esta Dirección
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 317
C. MINISTERIO DE ENERGÍA
Ha sido creado por la ley Nº 20.402 (D.O. 3.12.2009) como órgano superior
de colaboración del Presidente de la República en las funciones de gobierno y
administración del sector de energía, sustrayendo importantes competencias de
la Comisión Nacional de Energía de la cual será continuadora legal en todo lo
que la ley señala.
El sector energía comprende todas las actividades de estudio, exploración,
explotación, generación, transmisión, transporte, almacenamiento, distribución,
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 321
b) Licitar y adjudicar a empresas que cumplan las exigencias para operar siste-
mas de transmisión troncal, en caso que las empresas hayan perdido el derecho a
ejecutar y explotar las obras e instalaciones que se les hubieran asignado.
c) Abrir –tres meses antes de la publicación de las bases preliminares de los
estudios vinculados a la fijación tarifaria de los sectores de transmisión troncal y
subtransmisión y de los sistemas medianos– un proceso de registro de instituciones
y usuarios distintos de los participantes, los que tendrán acceso a los antecedentes
y resultados del estudio.
d) Enviar, a los participantes y usuarios e instituciones interesadas, las bases
administrativas y las bases técnicas preliminares para la realización del estudio
del respectivo sistema troncal, a más tardar quince meses antes del término del
período de vigencia de las tarifas de transmisión troncal.
e) Comunicar a los participantes y usuarios e instituciones interesadas las bases
técnicas y administrativas definitivas, aceptando o rechazando fundadamente las
observaciones planteadas.
f ) Formalizar las bases técnicas y administrativas definitivas, transcurrido el pla-
zo para formular controversias o una vez resueltas éstas, a través de una resolución
que se publicará en un medio de amplio acceso y se comunicará a los participantes
y usuarios e instituciones interesadas.
g) Participar en el comité que licitará, adjudicará y supervisará el estudio de
transmisión troncal de acuerdo a las bases técnicas y administrativas aprobadas.
h) Publicar en medios nacionales e internacionales un llamado a precalificación
de empresas consultoras, a más tardar el 15 de septiembre del año anterior a la
fijación de los valores de transmisión.
i) Formar un registro de empresas consultoras preseleccionadas, considerando
antecedentes fidedignos sobre calidad y experiencia en la planificación y valoriza-
ción de sistemas de transmisión.
j) Convocar a una audiencia pública a los participantes y a los usuarios e insti-
tuciones interesadas, audiencia en que el consultor deberá exponer los resultados
del estudio de transmisión troncal y que deberá realizarse en un plazo máximo de
veinte días contado desde la recepción conforme del estudio.
k) Elaborar, una vez concluido el trámite de audiencia pública, un informe
técnico basado en los resultados del estudio de transmisión troncal y considerando
todas las observaciones realizadas.
l) Remitir al Ministerio de Energía, dentro de los siguientes quince días, el infor-
me técnico y sus antecedentes, y, en su caso, el dictamen del panel de expertos.
m) Elaborar las bases para que las empresas operadoras o propietarias de siste-
mas de subtransmisión elaboren los estudios técnicos que ayuden a determinar el
valor anual de los sistemas de subtransmisión.
328 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
integrado por “los funcionarios de la exclusiva confianza de la autoridad competente que desempeñan cargos de
jefaturas en la dirección de órganos o servicios públicos o en unidades organizativas de éstos y cuyas funciones sean
predominantemente de ejecución de políticas públicas y de provisión de servicios a la comunidad”. Este Sistema
se aplicará en servicios públicos regidos por el Título II de la ley Nº 18.575, que no estén entre los excluidos
por el artículo trigésimo sexto de la ley Nº 19.882.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 329
c) Resuelve sobre controversias entre los consumidores y las empresas en caso que
ésta solicite una compensación por los cambios en sus sistemas de suministros;
d) En general, resuelve sobre cualquier reclamo que se formule por, entre o en
contra de particulares, consumidores y propietarios de instalaciones eléctricas, de
gas y de combustibles líquidos, que se refieren a cualquier cuestión derivada de los
cuerpos legales o reglamentarios cuyo cumplimiento le corresponde fiscalizar;
e) Tasar el valor de la canalización subterránea de las líneas de distribución de
energía eléctrica, de gas y de combustibles líquidos, dispuesta por los alcaldes,
cuando las municipalidades reclamen de los valores determinados por los conce-
sionarios;
f ) Declara a solicitud de la empresa generadora respectiva, si el déficit del
sistema se ha debido a caso fortuito o fuerza mayor;
g) Resuelve en calidad de árbitro arbitrador los conflictos que sometan las
partes y que se susciten entre las empresas distribuidoras de gas licuado y entre
éstas y los usuarios, y
h) Resuelve los reclamos que se formulen en contra de los instaladores eléctricos
autorizados y de las entidades y laboratorios.
F. EL PANEL DE EXPERTOS
Es un órgano sin personalidad jurídica, creado por la ley Nº 19.940 sancionada
en 2004347, cuya función principal es resolver, en el sector eléctrico, discrepancias
que se produzcan en materia tarifaria mediante dictámenes.
Al crear este organismo, el legislador no se aventura a definirlo optando, por
consiguiente, sólo a describir su composición, prescribir las materias sobre las que el
Panel obligatoriamente dirimirá las controversias, establecer las incompatibilidades
y causales de inhabilitación de los expertos y algunas normas de procedimiento.
Finalmente, la ley consagra el principio de irrecurribilidad de sus dictámenes y
establece la forma de financiación de la entidad.
Señalar la naturaleza de esta nueva entidad no es un tema pacífico en nuestro
medio, pues al respecto hay claramente dos posturas contrapuestas: una que, si
bien acepta que su función es de naturaleza híbrida “administrativo-jurisdiccional”
(ZÚÑIGA348), sostiene que es un órgano situado en la Administración del Estado y,
por tanto, no constituye un tribunal especial.
347 Esta norma introdujo importantes modificaciones a la Ley General de Servicios Eléctricos D.F.L.
Nº 1 de 1982.
348 Vid. ZÚÑIGA URBINA, F., “El Panel de Expertos no constituye un tribunal” (entrevista), en La Semana
349 Vid. VERGARA BLANCO, A., “El Contencioso Administrativo en materia eléctrica”, en FERRADA BÓR-
QUEZ, J. C. (Coordinador), La Justicia Administrativa, LexisNexis, 2005, pp. 241-270.
350 El artículo 74 inciso 2º de la Constitución Política y el 16 de la Ley Orgánica Constitucional del
Congreso, disponen que la Corte Suprema debe ser oída en todo proyecto de ley que afecte la organización
y atribuciones de los tribunales. En tal virtud, el pronunciamiento de la Corte Suprema en esta materia
recalca que conforme a los artículos citados de la Constitución y de la Ley del Congreso “sólo (le) compete
informar en torno a aquellos proyectos que se refieren a la organización y atribuciones de los tribunales” y que “en
concepto de esta Corte Suprema el denominado Panel de Expertos no es un órgano jurisdiccional, en los términos
de los artículos 73 y 74 de la Constitución Política de la República y 5º del Código Orgánico de Tribunales. Al
ser así, se estima que no corresponde emitir informe sobre la materia consultada”. Vid. oficio Nº 2.565 de la
Corte Suprema dirigido a la Cámara de Diputados, reproducido en el Anexo 2 del trabajo “El Contencioso
Administrativo en materia eléctrica”, op. cit., pp. 268-270.
336 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
351 Guardando las diferencias, en el ámbito de las relaciones internacionales tenemos a los cónsules (no
diplomáticos) quienes no constituyen funcionarios públicos pero que sí ejercen función pública, y cuando
su nombramiento no es ad honorem suelen percibir los honorarios correspondientes.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 337
352 Vid. Misión del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, en www.economia.cl (consulta
de 31 de agosto de 2005).
340 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
353 La ley Nº 1.665, de fecha 4 de agosto de 1904, se refería a la canalización subterránea de las líneas
eléctricas de teléfonos. Por otro lado, el decreto ley Nº 252 de fecha 18 de febrero de 1925, crea la Dirección
de Servicios Eléctricos atribuyéndole, además, competencia sobre “las concesiones para el establecimiento de
líneas telefónicas y telegráficas” (artículo 1º, letra c), así como sobre “las concesiones para el establecimiento de
estaciones de radiocomunicaciones” (artículo 1º, letra d).
354 Así, el decreto con fuerza de ley Nº 244, de fecha 15 de mayo de 1931, que aprueba la Ley General
de Servicios Eléctricos, comprende en sus disposiciones la regulación, entre otras, de “Las concesiones para
el establecimiento de centrales y líneas telegráficas” (artículo 1º letra h), “Las concesiones para el establecimiento
de oficinas y líneas telegráficas y cablegráficas” (artículo 1º letra i) y “Las concesiones para el establecimiento de
estaciones de radiocomunicaciones” (artículo 1º letra j), derogando expresamente el decreto ley Nº 252, de
344 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
No es sino hasta el año 1977 que, mediante el decreto ley Nº 1.762, se crea la
Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL) en el Ministerio de Transportes,
al cual se le cambia la denominación agregándole el vocablo Telecomunicacio-
nes355. Esta Subsecretaría constituye el órgano a través del cual el citado Ministerio
ejerce todas las atribuciones en materia de telecomunicaciones. A pesar, de ser
un órgano directamente vinculado al Ministro, “es el colaborador inmediato del
Ministro” (artículo 24, LOCBGAE), el legislador lo instituyó como el organis-
mo del Estado de carácter técnico encargado de facilitar el desarrollo del sector
telecomunicaciones.
Desde entonces, la Subsecretaría de Telecomunicaciones es el organismo supe-
rior encargado de dirigir, orientar, controlar, fomentar y desarrollar las telecomu-
nicaciones en Chile, como lo expresaban los considerandos del D.L. Nº 1.762 de
1977, texto que se fundamenta en “la importancia de las Telecomunicaciones como
factor para el desarrollo socio-económico del país”.
La SUBTEL constituye un órgano de Alta Dirección de la estructura Minis-
terial, el segundo en jerarquía después del Ministro y su jefe superior es el Sub-
secretario. Si bien de acuerdo a lo interpretado por la Contraloría General de la
República el cargo de Subsecretario es el primero del escalafón funcionario, éste
constituye un órgano político de exclusiva confianza del Presidente de la República,
lo que conlleva no sólo la libertad en su designación sino también para su remo-
ción, ya que su labor es estratégica para el buen funcionamiento del Ministerio
y los órganos dependientes de él, correspondiéndole al Subsecretario un rol vital
de coordinador sectorial, según la LOCBGAE él es el encargado de “coordinar la
acción de los órganos y servicios públicos del sector”.
En la práctica, la SUBTEL ha intentado construir su perfil como un órgano
técnico, pero que no deja de suscitar cuestionamientos porque no tiene garantizada
Nº 6-4817, de 1942, artículo 22, inciso 1º, declaró que pasase a denominarse Ministerio de Obras Públicas
y Vías de Comunicación. El D.F.L. Nº 150, de 1953, aprobó la Ley Orgánica de dicho Ministerio. Por el
decreto ley Nº 1.762, en reconocimiento a la importancia que habían adquirido las telecomunicaciones, se
le confiere su denominación definitiva que permanece hasta el día de hoy como “Ministerio de Transportes
y Telecomunicaciones”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 345
de Economía, por cuanto este Ministerio es el llamado a dirigir y coordinar, dentro del Estado, la función
reguladora.
346 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
C. SUBSECRETARÍA DE TELECOMUNICACIONES.
La Subsecretaría de Telecomunicaciones constituye un órgano nuclear en la
dirección, fomento y control de los servicios de telecomunicaciones. La gran im-
portancia de la SUBTEL deriva en que, por voluntad legislativa, la mayor parte
de las atribuciones que han sido conferidas al Ministerio en esta materia, deben
ser ejercidas a través de este órgano de dirección superior.
Así, la Subsecretaría de Telecomunicaciones tiene reconocidas intensas y vigo-
rosas facultades, en la LGT y el decreto ley Nº 1.762 que crea dicha Subsecretaría,
tales como:
1. En materia de dirección del sector, le corresponde:
a) Proponer las políticas de telecomunicaciones, participar en la planificación
nacional y regional del desarrollo de las telecomunicaciones y elaborar y mantener
actualizados los planes fundamentales de telecomunicaciones;
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 347
357 Esta atribución se realiza teniendo en cuenta algunas disposiciones orientadoras de la labor interpre-
tativa que ha adoptado el legislador, como son que el significado de los términos empleados no definidos en
la ley será el que le asignen los convenios internacionales sobre telecomunicaciones vigentes en el país, sin
perjuicio de las reglas de interpretación establecidas en el Código Civil (artículo 5º LGT, en concordancia
con el artículo 9 del Reglamento General de Telecomunicaciones, D.S. Nº 119, MOP, de 1984).
348 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
358En esta materia, el Consejo ha dictado las Normas Generales sobre Contenidos de las Emisiones
de Televisión, adoptadas en sesión de 5 de agosto de 1993 y publicadas en el Diario Oficial del día 20 del
mismo mes y año. En este reglamento, fueron definidos conceptos importantes para determinar el correcto
funcionamiento de los servicios televisivos y que pueden comportar la imposición de una sanción, tales como:
violencia excesiva, truculencia, pornografía y participación de menores en actos reñidos con la moral o las
buenas costumbres. El Consejo también ha dictado Normas Especiales, publicadas en la misma fecha, cuyo
objetivo central es la protección de la niñez y la juventud. Entre ellas puede mencionarse: la disposición de
que las películas calificadas para mayores de 18 años por el Consejo de Calificación Cinematográfica sólo
pueden exhibirse entre las 22:00 y las 06:00 horas; la transmisión de publicidad de alcoholes y tabacos puede
realizarse únicamente después de las 22:00 y hasta las 06:00 horas; se prohíbe toda publicidad del uso y
consumo de drogas; los servicios de televisión están obligados a indicar diariamente y de manera destacada
la hora en que pueden comenzar a emitir películas calificadas para mayores de 18 años.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 353
359 Desde esa perspectiva se realizan periódicamente Informes de Supervisión de Televisión Abierta y de
Televisión por Cable que dan cuenta de emisiones específicas que en sus contenidos presentan algún nivel
de conflicto con la normativa legal. Además, se realizan análisis de pantalla y de tendencias que dan cuenta
de diversos aspectos y enfoques del fenómeno audiovisual. Algunos de ellos son los Informes Estadísticos
de Televisión Abierta, los Barómetros de Violencia y de Calidad, Informes de Género, etc. La labor de
supervigilancia, en virtud del artículo 14 de la Ley del Consejo, se extiende muy especialmente al ámbito
político, en donde el Consejo tiene el deber de “adoptar medidas y procedimientos a fin de asegurar que en
los programas de opinión y de debate político que se limitan por cualquier canal de televisión, se respete
debidamente el principio del pluralismo”.
354 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
B. LA SUBSECRETARÍA DE TELECOMUNICACIONES
DEL MINISTERIO DE TRANSPORTES Y TELECOMUNICACIONES
QUINTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA DE FOMENTO
362 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 363
CAPÍTULO PRIMERO
SOBRE LA ACTIVIDAD DE FOMENTO
360 PARADA VÁSQUEZ, R. define “por actividad de fomento se entiende aquella modalidad de intervención admi-
nistrativa que consiste en dirigir la acción de los particulares hacia fines de interés general mediante el otorgamiento
de incentivos diversos” en Derecho Administrativo, Vol. I Parte General, 8ª edición, Editorial Marcial Pons,
Madrid, 1996, p. 464. Por su parte MARTÍN-RETORTILLO, S., afirma que “el fomento es una acción persuasoria,
estimulante, ejercida desde el poder: determinación, primero, e impulsión, después, de actividades privadas que
es de interés promover (…). Significa también excitar, promover, materia con que se ceba una cosa”. Y Gaspar
ARIÑO lo define como “una actividad de estímulo por la que el Estado no impone sino que ofrece a los particulares
una ayuda para que éstos realicen actividades de interés público”, en Principios de Derecho Público y Económico,
Granada 1999, p. 287. GARRIDO FALLA, F., configura el fomento como “aquella actividad administrativa que
se dirige a satisfacer indirectamente ciertas necesidades consideradas de carácter público protegiendo o promoviendo,
sin emplear la coacción las actividades de los particulares o de otros entes públicos que directamente la satisfacen”,
en Tratado de Derecho Administrativo, Editorial Tecnos, Madrid, 1994, p. 306.
364 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Actividad de Fomento
Característica básica: Se expresa en:
Es una actividad administrativa, una Un título de intervención.
forma de actuación.
Elemento negativo. No utiliza coacción.
Ni crea servicios públicos a los que atribuye la
titularidad de la actividad.
Elemento positivo. Ofrecimiento de ventajas que amplían la esfera
subjetiva del particular.
Carácter teleológico. Busca convencer a los particulares para que rea-
licen una determinada actuación y así satisfacer
los intereses generales.
Acción cuya eficacia es dependiente. Requiere de la colaboración del particular para
llevarse a cabo.
361 Vid. Principios de Derecho Público Económico, Modelo de Estado, Gestión Pública, Regulación Económica,
2ª edición, Editorial COMARES y Fundación de Estudios de Regulación, Granada, 2001, pp. 299-300.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 365
recta por parte de empresas públicas, que exige el nuevo modelo de Estado. Sin
embargo, el “proceso de liberalización y desregulación no exige, de ninguna manera
–como nos señala GIMENO–, la disminución del papel de la Administración en la
economía, sino que, simplemente, ésta debe adaptarse a las nuevas circunstancias uti-
lizando para ello no las técnicas tradicionales de intervención directa, sino acudiendo
a instrumentos de intervención indirecta que le permiten el desarrollo y dirección de
una política económica concreta. Así, hoy prevalecen los instrumentos de incentivación
del desarrollo económico frente a las técnicas de carácter autoritario”362.
La garantía al libre emprendimiento reclama que se garantice a las organiza-
ciones sociales o “grupos intermedios en los que se organiza la sociedad”, un espacio
relativo de libertad para la consecución de sus fines específicos. Correspondiendo
al Estado un rol de facilitador respecto de las actividades de estos grupos, pro-
moviendo que ellos se desenvuelvan en el marco de sus fines específicos y en lo
posible contribuyan al bien común, por lo que este objetivo le impone un deber
de colaborar con las sociedades intermedias para que éstas gocen de un entorno
favorable a la realización de sus actividades, pues ellas, al realizarlas en concordancia
con el interés general, al mismo tiempo viabilizan aspectos parciales del mismo.
Por impulso del protagonismo del sector privado como agente económico de
la producción, éste también cobra un protagonismo crucial en sectores tradicio-
nalmente responsabilizados al sector público, esto es en materia de: educación,
cultura, seguridad social, salud, servicios de utilidad pública, como luz, agua y
telecomunicaciones, transporte aéreo, etc. Lo que no quiere decir que estos ámbitos
estén exentos de toda intervención estatal, pues continúan siendo portadores del
interés público y, por ello, se hace presente a través de la regulación y fiscalización
de estas actividades.
La intervención administrativa que se ejerce sobre estos sectores públicos ya no
es de gestión directa, sino que ahora ésta se produce de manera distinta mediante
el uso de una amplia gama de técnicas administrativas. Al lado de la regulación,
fiscalización y sanción, entre otras, la actividad de fomento constituye una técnica
favorecedora del actuar privado en la satisfacción de estas necesidades públicas.
El fomento se constituye así en una “fórmula de colaboración de la actividad
privada en la consecución de esos intereses”363.
362 GIMENO FELIÚ, “Legalidad, Transparencia, control y discrecionalidad en las medidas de Fomento del
Así, en el ámbito del fomento social y cultural las coordenadas establecidas por
la Constitución Política son:
– La familia, como núcleo fundamental de la sociedad, justifica que el consti-
tuyente estatuya como deber del Estado el inclinar su actividad al fortalecimiento
de ésta (artículo 1º incisos 2º y 4º);
– Igualmente, la garantía a los grupos intermedios a través de los cuales se
organiza la sociedad y el objetivo de lograr un desarrollo territorial armónico y
equitativo, fundamentan el deber del Estado de “promover la integración armónica
de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con
igualdad de oportunidades en la vida nacional” (artículo 1º, incisos 3º y 4º);
– Por lo que respecta al derecho a la educación, al Estado le corresponde otorgar
especial protección a este derecho, encomendándosele “promover la educación par-
vularia” (artículo 19, Nº 10, inciso 5º), y más genéricamente se le hace responsable
de “fomentar el desarrollo de la educación en todos sus niveles; estimular la investigación
científica y tecnológica, la creación artística y la protección e incremento del patrimonio
cultural de la Nación” (artículo 19, Nº 10, inciso 6º).
En el ámbito del fomento económico las coordenadas constitucionales están
trazadas del siguiente modo:
– El principio de igualdad, traducido a la materia tributaria, obliga al Estado
a distribuir equitativamente y de forma proporcionada la carga tributaria, con el
necesario correlato de que los tributos que se recauden no pueden ingresar afectos
a ningún fin determinado. Esta regla sólo admite excepción cuando el legislador
autorice a dedicarlos a fines de la defensa nacional o para el financiamiento de
obras de desarrollo, siempre y cuando en este último caso se traten de tributos que
gravan actividades o bienes que tienen una clara identificación regional o local
(artículo 19, Nº 20, inciso 2º).
– El respeto al principio de igualdad proscribe la discriminación arbitraria del
Estado y de sus organismos en materia económica (artículo 19, Nº 22, inciso
1º), por ello, para no generar distorsiones que conlleven discriminación injusti-
ficada, sólo el legislador puede autorizar la concesión de beneficios o franquicias
a favor de algún sector, actividad o zona geográfica. Esto es lo que determina el
inciso 2º del artículo 19, a la letra: “Sólo en virtud de una ley, y siempre que no
signifique tal discriminación, se podrán autorizar determinados beneficios directos
o indirectos en favor de algún sector, actividad o zona geográfica, o establecer gravá-
menes especiales que afecten a uno u otras. En el caso de las franquicias o beneficios
indirectos, la estimación del costo de éstos deberá incluirse anualmente en la Ley de
Presupuestos”.
368 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
364 VILLALOBOS R., S., SILVA G., O. et al., Historia de Chile, Editorial Universitaria, Santiago, 2004,
pp. 87-88.
365 Ibíd. p. 529.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 369
366 Ibídem.
367 Ibídem, pp. 621-623.
370 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
368
El D.F.L. Nº 6-4817, de 1942, art. 22, inciso 1º, declaró que el Ministerio de Fomento pasará a
denominarse Ministerio de Obras Públicas y Vías de Comunicación. El D.F.L. Nº 150 de 1953, aprobó
la Ley Orgánica del Ministerio de Obras Públicas, nombre con que se denominará el Ministerio de Obras
Públicas y Vías de Comunicación. Finalmente, la ley Nº 15.840 aprobó el texto de la Ley de Organización
y Atribuciones del Ministerio de Obras Públicas y Servicios dependientes.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 371
369
El órgano de dirección es el Consejo de la Corporación que inicialmente estuvo conformado por
los Ministros de Hacienda, de Fomento y de Agricultura, dos diputados, el presidente del Banco Central,
los presidentes de las Cajas de Crédito existentes en la época más consejeros que representaban a distintos
estamentos de la actividad económica como la Sociedad Nacional de Agricultura, Sociedad Nacional de
Minería, Sociedad de Fomento Fabril. Finalmente, una nueva integración del Consejo fue fijada por ley
Nº 19.530, de 1997, integrándolo por el Ministro de Economía, Fomento y Turismo, quien lo preside
y lo acompañan como consejeros el Ministro de Hacienda; el Ministro de Agricultura; el Vicepresidente
Ejecutivo de la Corporación quien en caso de ausencia del titular, lo presidirá; el Ministro de Planificación,
el Ministro de Relaciones Exteriores y dos consejeros designados por el Presidente de la República. Esta es
la conformación actual.
370
Es expresivo de la caótica situación previa a la creación de CORFO lo expresado en el informe de
minoría de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, con motivo de la tramitación del proyecto
de la ley Nº 6.434: “Hemos vivido permanentemente solucionando los problemas del momento mediante
fórmulas circunstanciales, muchas de ellas ignoradas, en todos sus alcances por la opinión pública. Reemplazar
esa política que no obedecía a plan alguno, por otra perfectamente organizada dentro de un programa ela-
borado con sentido práctico y de acuerdo con las conclusiones que la ciencia y la experiencia de los partidos
políticos que lo apoyan”, en Boletín de Sesiones Extraordinarias, 1938-1939, Cámara de Diputados, citado
en CORFO. Historia [en línea]. Disponible en www.corfo.cl [consulta: 7 de julio de 2005].
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 373
371 ENDESA Chile se crea, el 1 de diciembre de 1943, como una sociedad anónima, filial de la Corpo-
ración de Fomento de la Producción (CORFO), con el objetivo de desarrollar el Plan de Electrificación del
País, incluyendo la generación, el transporte, la producción y distribución de energía eléctrica. La compañía
perteneció por 42 años al Estado chileno, alcanzando un papel preponderante en el sector eléctrico y llegan-
do a ser una de las empresas más importantes del país y la base de desarrollo hidroeléctrico en el territorio
nacional. Las inversiones fueron cuantiosas, llevándose a cabo relevantes obras de ingeniería, electrificación
y regadío. Vid. www.endesa.cl (en línea).
372 ENAP fue creada durante el Gobierno de Gabriel González Videla por la ley Nº 9.618, de 19
de junio de 1950, bajo la dependencia de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), con
personalidad jurídica independiente del Estado. Desde su creación ha mantenido el liderazgo en el campo
energético nacional, habiéndose transformado en un importante motor del desarrollo económico y social
de Chile, abastece más del 85% de la demanda de combustibles del país y realiza anualmente importantes
aportes directos e indirectos al Estado.
373 La Compañía de Aceros del Pacífico S.A. es ejemplo de la política estatal de asociación con el capital
privado. Se creó en 1946, bajo la presidencia de Juan Antonio Ríos, con el 53% del capital suscrito por el
sector privado, el 33% sucrito por la CORFO y el 14% por la Caja de Amortización de la Deuda Pública.
374 En 1953, CORFO creó la Industria Azucarera Nacional S.A. y puso en marcha en Los Ángeles la
“Considerando el valor libro del patrimonio de CORFO en las empresas privatizadas, CORFO y por ende el Estado
habría experimentado una pérdida patrimonial, según lo expresan diversos informes de auditoría preparados por el
área de Hacienda y Economía, División de Auditoría Administrativa de la Contraloría General de la República…
Tales pérdidas patrimoniales, considerando valor libro, habrán alcanzado a más de 800 millones de dólares”, en
Privatizaciones de Empresas CORFO a partir de 1982, documento de trabajo, citado en Historia de CORFO
[en línea]. Disponible en www.corfo.cl [consulta: el 7 de julio de 2005].
377 Informe Final sobre Aspectos de la Privatización de Empresas Públicas, preparado en diciembre de
1989 por el Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile a solicitud de CORFO, citado en
Historia de CORFO [en línea]. Disponible en www.corfo.cl [consulta: el 7 de julio de 2005].
378 Ibíd. El Informe Final sobre Aspectos de la Privatización de Empresas Públicas, además, afirma que
“las decisiones y modalidades de privatización se enmarcaron dentro de la categoría de actos administrativos
discrecionales aun cuando adecuados al Derecho objetivo, causando con ello eventuales pérdidas patrimoniales,
precios de subsidio discriminatorios y falta de adecuación entre los motivos declarados por el Consejo de CORFO
como antecedentes de la decisión de privatizar, y resultados ulteriores del proceso de privatización”.
379 Artículo 2º letra e) del decreto ley Nº 1.349, de 1976, que crea la Comisión Chilena del Cobre. El
Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado fue fijado por el D.F.L. Nº 1 del Ministerio de Minería, de
1987.
376 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
380 Ibídem.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 377
A. MEDIDAS HONORÍFICAS
Constituyen estímulos psicológicos que apelan, como diría el profesor JORDANA
DE POZAS382, al honor o vanidad que mueven la actuación humana. Ejemplos de
estas medidas son:
– Las condecoraciones civiles o militares. Por disposición del artículo 60 Nº 5º
de la Constitución Política son materia exclusiva de ley: “las que regulen honores
públicos a los grandes servidores”. En, particular, en el ámbito educativo destaca la
Orden al Mérito Docente y Cultural “Gabriela Mistral” instituida en honor a la
nobel poeta;
– La concesión de la nacionalidad chilena. Gracia que se otorga por ley por lo
general en reconocimiento a la labor social de un ciudadano extranjero, en virtud
de lo que dispone el artículo 10 Nº 5 de la Constitución Política, y
– El otorgamiento de títulos académicos, premios literarios, científicos o de
reconocimiento empresarial. Estos últimos se han puesto muy en uso en los últimos
tiempos dada la relevancia del sector privado en el éxito de la actividad económi-
ca. En el ámbito sectorial, por ejemplo, CORFO ha instaurado el otorgamiento
de premios a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) por utilización de
tecnologías de la información y el Premio Nacional a la Calidad. Este último en
el 2005 fue obtenido por el Servicio de Impuestos Internos y la empresa Minera
Los Pelambres.
Vid. PARADA VÁSQUEZ, R., Derecho Administrativo, T. I, Marcial Pons, Madrid, 1996, pp. 467 y ss.;
381
MARTÍN-RETORTILLO BAQUER, S. Derecho Administrativo Económico, op. cit., pp. 437 y ss.; y ARIÑO ORTIZ,
G., Principios de Derecho Público Económico, op. cit., pp. 297 y ss.
382 JORDANA DE POZAS, “Ensayo de una teoría de fomento en el Derecho Administrativo”, en Revista de
Estudios Políticos Nº 48, 1949, p. 46.
378 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
B. VENTAJAS JURÍDICAS
Involucran el otorgamiento de situaciones de privilegio que derogan el principio
general de igualdad ante la ley, por lo que deben estar debidamente autorizadas
por una norma de rango legal (principio de legalidad) y su fundamento tiene
que estar en la justificación de su no arbitrariedad como lo exige la interdicción
de todo tipo de discriminación. Estas situaciones de auténtica prerrogativa se
manifiestan a través de:
– La concesión en exclusiva de la prestación de un servicio o de la fabricación o
comercialización de un determinado producto, como es el caso de la reserva a las
naves chilenas del cabotaje de pasajeros y de carga que se efectúa en el mar territo-
rial o en la zona económica exclusiva, privilegio otorgado por el artículo 3º de la
Ley de Fomento a la Marina Mercante, aprobada por Decreto Ley Nº 3.059, del
Ministerio de Transportes, de 1979;
– El establecimiento de un régimen especial para la modificación, suspensión
o extinción de las relaciones laborales, este es el caso de las normas de protección
de la maternidad contenidas en el Código del Trabajo (artículos 194 y siguien-
tes) que impide condicionar la contratación de trabajadoras, su permanencia o
renovación de contrato, o la promoción o movilidad en su empleo, a la ausencia
o existencia de embarazo, obliga a conservarles sus empleos o puestos de trabajo
durante los períodos de descanso maternal e impide su despido durante el período
de embarazo y hasta un año después de expirado el descanso de maternidad, salvo
autorización del juez, y
– En la dispensa del cumplimiento de leyes o reglamentos de carácter prohibitivo
para obtener una utilidad general, como por ejemplo, el que se otorga por la ley
Nº 19.749 orientada a facilitar el funcionamiento de las microempresas familiares.
En rigor, dicha ley interpreta el artículo 26 del Decreto Ley Nº 3.063 de 1979,
Ley de Rentas Municipales, concluyendo que las microempresas familiares, para
obtener una patente municipal, no necesitan permiso de construcción ni recepción
definitiva de la casa familiar en donde se hace el trabajo.
C. VENTAJAS ECONÓMICAS
Su gran diversidad permite, como señala ARIÑO ORTIz383, subdividirlas en
aquellas que otorgan prestaciones reales, como el permiso para utilización de bie-
nes nacionales de uso público que poseen las concesionarias de servicio público
de distribución eléctrica para tender líneas aéreas y subterráneas destinadas a la
384 De acuerdo al Diccionario de Términos Tributarios y Contables del Servicio de Impuestos Internos
al Impuesto Territorial a los inmuebles anexos a las iglesias o templos de algún culto religioso ocupados por
los funcionarios del culto.
386 En el Cuadro Anexo Nº 1 de la ley Nº 17.235, Párrafo I, letra B, Nº 9, se establece la exención del
100% del Impuesto Territorial para los inmuebles de los sindicatos con Personalidad Jurídica, siempre que
no les produzcan rentas y estén destinados al servicio de sus miembros.
387 Por el artículo 162 del decreto supremo Nº 458, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, de 13 de
abril de 1976, las viviendas económicas gozan del régimen de beneficios, franquicias y exenciones del D.F.L.
Nº 2 de 1959, cuando tienen una superficie edificada no superior a 140 m2 por unidad de vivienda y reúnen
los requisitos, características y condiciones que se señalan en los decretos recién citados y en el Reglamento
Especial de Viviendas Económicas.
380 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
388
Teatrales, musicales, poéticos, de danza y canto, que por su calidad artística y cultural cuenten con
el auspicio del Ministerio de Educación Pública.
389 Presentados por compañías o conjuntos integrados exclusivamente por artistas nacionales.
390
Entre las entidades sociales que expresamente señala la ley se encuentran el Comité Nacional de
Jardines Infantiles y Navidad, la Fundación Graciela Letelier de Ibáñez y “CEMA CHILE”.
391 Éstas deberán estar debidamente calificadas por el respectivo Director Regional del SII.
392 El Fondo de Cooperación Suecia-Chile financia este tipo de actividades que están orientadas a generar
393 SORIANO GARCÍa, J. E., y SÁNCHEZ GUTIÉRREZ, M. M., “Control de las Ayudas Públicas en España:
un contexto a cambiar”, Revista de Administración Pública Nº 166, enero-abril, 2005, p. 230.
382 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
394En el caso de la Unión Europea se admite que los Estados miembros otorguen ayudas públicas
cuando ello permite enfrentar mejor la competencia en mercados internacionales, el límite a estas ayudas
está referido a que éstas no pueden falsear el mercado común afectando los intercambios comerciales de los
Estados de la unión. Vid. M. WAELBROECKY A. FRIGNANI, “Derecho Europeo de la Competencia”, citado por
SORIANO GARCÍA, J. E., y SÁNCHEZ GUTIÉRREZ, M. M., Control de las Ayudas Públicas en España: un contexto
a cambiar, op. cit., p. 234. También SAMANIEGO BORDIU, G., “Fundamentos económicos de los efectos de
las ayudas en la competencia”, Gaceta Jurídica de la Unión Europea y de la Competencia Nº 233, septiembre-
octubre, 2004, pp. 49-76.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 383
CAPÍTULO SEGUNDO
LA SUBVENCIÓN PÚBLICA
Artículo 3º.- (inciso 2º) “Asimismo, se entenderá como transferencia a la donación que
da origen al crédito fiscal regulado en el artículo 8º de la ley Nº 18.985, en el artículo 69
de la ley Nº 18.681, en el artículo 3º de la ley Nº 19.247, y en el Párrafo 5º del Título
IV de la ley Nº 19.712”.
De esta definición se pueden identificar las siguientes notas características de
las subvenciones:
a) La subvención pública consiste en la transferencia de fondos públicos sin
prestación de bienes o servicios, es decir, a fondo perdido, pues no contempla su
retribución sino lo que se espera es que el beneficiario actúe en determinada forma
que resulta relevante para la consecución de los fines de interés general;
b) Se incluyen dentro de este concepto las prestaciones avaluables en dinero
de tipo tributario o que se realizan mediante un régimen impositivo favorable
(denominadas también “subvenciones de dispensa”);
c) Cuando se trata de subvenciones a personas jurídicas principalmente consti-
tuyen ayudas materiales para financiar actividades específicas o programas especiales
y gastos asociados a la realización de éstos;
d) Son recursos que se pueden asignar a través de fondos concursables o en
virtud de leyes permanentes o subvenciones en áreas especiales o contraprestaciones
establecidas en estatutos especiales, y
e) Se otorgan por un órgano de la Administración Pública incluido en la Ley
de Presupuestos y también por los municipios, como sujetos activos otorgantes
de la ayuda material a favor de un particular.
Esta definición amplia está en consonancia con la que realiza la Organización
Mundial del Comercio (OMC), de la cual Chile forma parte. Así, en el Acuerdo
de Subvenciones y Medidas Compensatorias, la OMC en su artículo 1395 establece
que hay un subsidio:
395 El texto del precepto citado a la letra dice: Artículo 1.- Definición de subvención.
1.1 A los efectos del presente Acuerdo, se considerará que existe subvención:
a) 1) cuando haya una contribución financiera de un gobierno o de cualquier organismo público en el
territorio de un Miembro (denominados en el presente Acuerdo “gobierno”), es decir:
i) cuando la práctica de un gobierno implique una transferencia directa de fondos (por ejemplo, dona-
ciones, préstamos y aportaciones de capital) o posibles transferencias directas de fondos o de pasivos (por
ejemplo, garantías de préstamos);
ii) cuando se condonen o no se recauden ingresos públicos que en otro caso se percibirían (por ejemplo,
incentivos tales como bonificaciones fiscales);
iii) cuando un gobierno proporcione bienes o servicios –que no sean de infraestructura general– o
compre bienes;
iv) cuando un gobierno realice pagos a un mecanismo de financiación, o encomiende a una entidad
privada una o varias de las funciones descritas en los incisos i) a iii) supra que normalmente incumbirían al
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 387
A. POR LEY
La subvención puede establecerse, ya sea por ley parlamentaria o por decreto
con fuerza de ley dictado por el Gobierno.
396
Por este texto se fija el texto refundido, coordinado y sistematizado del Decreto con Fuerza de Ley
Nº 2 de Educación, de 1996.
397 Por esta norma de rango legal se Crea el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico y se
399 Este subsidio fue creado en virtud de la habilitación general contenida en el decreto ley Nº 539 del
Ministerio de Vivienda y Urbanismo de 1974, cuyo artículo 17 disponía que el o los reglamentos de dicho
decreto ley podrían contener, entre otras disposiciones, “normas relativas a subvenciones, consolidaciones y
condonaciones”, así como que podrían fijar normas sobre “amortizaciones, extinción de las deudas, aumento o
disminución de plazos o intereses”.
400En el caso de CORFO, esta entidad ha creado Comités con finalidades específicas donde se reúnen
representantes del mundo público y privado para abordar tareas estratégicas, entre las cuales en algunos casos
390 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
de 18 años, no ser propietario de una vivienda, el postulante o su cónyuge, no haber sido antes beneficiado,
el postulante o su cónyuge con un Subsidio Habitacional y estar inscrito en el Registro Único de Inscritos.
402 En el ámbito educativo otros ejemplos constituyen: las subvenciones a establecimientos educativos
condiciones que sus pares cuya titularidad es privada. Esto quiere decir que lo
que está proscrito por el ordenamiento jurídico es que la empresa del Estado se
beneficie con incentivos por la única razón de ser una empresa pública.
Una de las principales obligaciones de las entidades otorgantes de subvenciones
es llevar un Registro de las Personas Jurídicas receptoras de fondos públicos. Por
la ley Nº 19.862 se estableció la obligación de los órganos y servicios públicos
que efectúen transferencia de fondos públicos o que autoricen donaciones o
franquicias tributarias de llevar un Registro de las personas jurídicas beneficiarias
de estos incentivos.
La contrapartida de esta obligación de crear registros es la necesidad imperiosa
que tienen los sujetos beneficiarios de inscribirse en estos registros para ser sus-
ceptibles de recibir transferencias públicas.
Por lo que respecta a personas naturales, la forma de determinación de las
mismas es de diverso orden. Una de las más importantes es el Sistema Nacional de
Estratificación, CAS, el cual está constituido por el conjunto de coordinaciones,
procedimientos e instrumentos destinados a identificar a la población potencial-
mente beneficiaria de políticas y programas sociales. La actual Ficha CAS (que
será reemplazada por la Ficha de Familia), es un instrumento destinado priorita-
riamente a ordenar según prelación a las y los postulantes a subsidios sociales y
no a medir la pobreza de los mismos403. Su aplicación comenzó en las comunas
del país a partir de 1987.
Toda persona que solicita un subsidio monetario estatal en la Municipalidad
–como el Subsidio Único Familiar (SUF)404, Pensión Asistencial de Invalidez para
Deficientes (PASIS)405, u otros– debe ser encuestada con este instrumento. La
Ficha CAS es un instrumento destinado a estratificar socialmente a las familias
que postulan a beneficios sociales, permitiendo con ello priorizar y seleccionar
beneficiarios para los distintos programas sociales, principalmente los subsidios
estatales.
403 Vid. Ficha CAS/Ficha de Familia (en línea), en www.mideplan.cl [consulta: 16 de noviembre de
2005]. La Ficha CAS-2 es de aplicación descentralizada. Esta tarea es realizada por los municipios pues son
ellos quienes definen los equipos comunales para el desarrollo de las tareas involucradas en la toma de in-
formación, registro y procesamiento computacional de los datos, bajo el control y supervisión del gobierno
provincial, regional y el nivel nacional de la Administración del Estado.
404 El Subsidio Único Familiar (SUF) consiste en una ayuda económica por parte del Estado a las madres,
padres o tutores carentes de recursos y que tengan a su cargo a menores de hasta 18 años de edad, sin estar
cubiertos por ningún régimen normal de previsión social.
405 Este es un subsidio dirigido a personas de cualquier edad, inválidos, pertenecientes a familias de
escasos recursos.
392 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
lo que estas bases deben contener, por lo que en ellas la autoridad administrativa
tiene un amplio margen de discrecionalidad.
Una vez seleccionados los proyectos, las entidades convocantes celebrarán un
convenio con los respectivos beneficiarios o colaboradores, según corresponda.
406 El artículo 49 del D.F.L. Nº 2 de 1998, Ley de Subvención a la Educación Básica establece que en
aras “de cautelar el interés fiscal y el funcionamiento del establecimiento educacional durante todo el año escolar,
el Ministerio de Educación podrá exigir a los sostenedores de los establecimientos subvencionados un documento
de crédito u otro tipo de garantía independiente por cada establecimiento, que podrá hacerse efectiva en caso de
incumplimiento de dicha obligación”. Por su parte, CORFO, en las Bases Administrativas para el Financia-
miento de Capital Semilla FDI para 2004, contenía la cláusula 8. que respecto de la Garantía por Anticipos
disponía que: “El patrocinador deberá otorgar garantías mediante póliza de seguros de ejecución inmediata,
depósitos a plazo o boleta bancaria, para caucionar la entrega del anticipo comprometido por contrato. La garantía
constituida tendrá por objeto caucionar el correcto uso del subsidio y, en especial, el fiel cumplimiento del contrato”.
Vid. www.corfo.cl [consulta: el 26 de julio de 2005].
407
El D.F.L. Nº 2 de 1998, de Subvenciones en materia de educación básica tipifica las sanciones que
se aplicarán a las infracciones de las obligaciones de los subvencionados en su artículo 45. Éstas consistirán
en: a) multas; b) suspensión del pago de la subvención; c) privación de la subvención (total o parcial o
definitiva o temporal); d) revocación del reconocimiento oficial, y e) inhabilidad temporal o perpetua del o
de los sostenedores para mantener o participar de cualquier forma en la administración de establecimientos
educacionales subvencionados.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 395
regula con mayor precisión materias como el contenido de los Convenios que
darán cobertura a la subvención otorgada por el SENAME.
Así, estos Convenios deberán expresar los siguientes extremos:
1) La línea de acción subvencionada;
2) Los objetivos específicos y los resultados esperados, así como los meca-
nismos que el SENAME y el colaborador acreditado emplearán para evaluar su
cumplimiento;
3) La subvención que corresponda pagar;
4) El número de plazas con derecho a la subvención, cuando corresponda, las
formas de pago acordadas y las cláusulas de revisión del número de plazas;
5) El plazo de duración del convenio, y
6) El proyecto presentado por el colaborador, que formará parte integrante
del convenio.
Por el interés público que representan los convenios de subvención, deberán
ser siempre públicos. La transparencia en esta materia ha quedado reforzada con
la creación, por parte de la ley Nº 19.862, de los registros de entidades receptoras
de fondos públicos, que garantiza que la información relevante de los mismos esté
disponible al público. En estos registros, conforme lo disponen los artículos 3º y
4º de la citada ley, se clasificará, acreditará y proporcionará información pública
sobre la existencia, antecedentes de constitución y funcionamiento de las entidades
favorecidas, conforme al reglamento u ordenanza respectiva; información relativa
a la individualización de estas entidades, su área de especialización, su naturaleza
jurídica, y sus antecedentes financieros, las actividades, trabajos o comisiones que
se hayan encargado por parte de las entidades públicas y municipios; los recursos
públicos recibidos y el resultado de los controles efectuados por la Contraloría
General de la República y otros órganos fiscalizadores, cuando corresponda.
En general, por razones presupuestarias derivadas de las normas de adminis-
tración financiera del Estado contenidas en el decreto ley Nº 1.263, el financia-
miento o asignación de recursos a los proyectos subvencionados se efectúa sólo
por períodos anuales. Cuando se trata de proyectos cuya duración excede de un
año el presupuesto de los restantes años de ejecución constituye una proposición
a realizar y los recursos a emplear no obligan a la entidad a seguir financiando. En
consecuencia, la asignación de recursos queda supeditada a la aprobación de los
informes parciales (técnico, de avance) y a la rendición de cuentas, como asimismo
a la disponibilidad presupuestaria del servicio408.
408 La ley Nº 20.032 en el artículo 27, si bien exceptúa algunos convenios del límite máximo de duración
anual, dispone que “los proyectos con un plazo de duración superior a un año, serán evaluados anualmente por
el Servicio Nacional de Menores”.
396 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
409
El artículo 37 de la ley Nº 20.032 establece que “el SENAME estará facultado para poner término
anticipado o modificar los convenios, cuando los objetivos no sean cumplidos, o los resultados no sean alcanzados en
el grado acordado como mínimamente satisfactorio o cuando los derechos de los niños, niñas o adolescentes no estén
siendo debidamente respetados”. Por otro lado, las Bases del Concurso Nacional de Proyectos FONDECYT,
que se convoca regularmente todos los años, establecen que los Consejos Superiores de Ciencia y de Desa-
rrollo Tecnológico “están facultados para exigir la restitución parcial o total de los recursos asignados en caso de
incumplimiento de las obligaciones adquiridas por el Investigador Responsable o la Institución Patrocinante”.
410 El texto refundido de esta ley fue aprobado por decreto Nº 2.421, del Ministerio de Hacienda, de
1964.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 397
SEXTA PARTE
LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA
DE GESTIÓN ECONÓMICA DIRECTA
400 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 401
CAPÍTULO ÚNICO
LA EMPRESA PÚBLICA
SUMARIO: 68. Generalidades. 69. Excursus sobre la historia de la empresa pública en Chi-
le. A. Antecedentes de la empresa pública hasta el último tercio del siglo XX. B. La breve
nacionalización y la privatización. 70. Concepto de empresa pública o del Estado. 71.
Excursus de la noción de empresa pública en el Derecho chileno. 72. Inexistencia de fines
típicos en la empresa pública. 73. Régimen jurídico de las empresas públicas. A. Las empresas
públicas forman parte de la Administración Pública. B. Los principios constitucionales que
informan la actividad empresarial del Estado. 1. La libertad económica y la subsidiariedad
del Estado. 2. La empresa pública no goza de privilegios, se regula por el Derecho Privado.
3. Las empresas públicas pre-constitucionales. 4. Las empresas públicas por formar parte de
la Administración son fiscalizables por la Cámara de Diputados. 74. El control de la gestión.
A. El control directo por una Administración Pública. B. La gestión articulada: El Sistema
de Empresas Públicas. 1. Antecedentes del Sistema SEP. 2. Creación y modelación del SEP.
3. Empresas públicas y sociedades con control de gestión por parte del SEP. C. Control mediante
otras empresas públicas. D. La administración financiera y la fiscalización de las empresas
públicas. 75. Clasificación de las empresas públicas. A. Atendiendo a su forma jurídica.
B. Atendiendo al tipo de actividad económica que realizan. C. Atendiendo a la autonomía
de las empresas públicas. D. Atendiendo a la forma de control. E. Atendiendo a la Adminis-
tración Pública a la que pertenecen.
68. GENERALIDADES
La actividad empresarial del Estado es una forma de satisfacción de las necesi-
dades públicas, cuya particularidad es que ésta se realiza de un modo directo por
la Administración, sin limitar la iniciativa privada y, por el contrario, se desarrolla
en forma concurrente con los particulares. Constituyendo la personificación una
de las técnicas aliadas a la actividad empresarial del Estado.
Si bien ambas, actividad empresarial y servicio público, son formas de presta-
ción de servicios, es válido examinarlas por separado para lograr un mejor perfil
de cada una de ellas. Ello es posible, en virtud de que la noción de servicio público
ha evolucionado hacia el énfasis en la garantía de la prestación por parte de la Ad-
ministración, no conllevando por ello su necesaria gestión directa, supuesto que,
por el contrario, siempre se cumple en el caso de la empresa pública.
La intervención de la Administración en forma empresarial se produce en acti-
vidades de tipo económico que pueden estar asociadas a la prestación de servicios
variados a los particulares, como por ejemplo la gestión de un servicio público
tradicional como puede ser el transporte urbano, abastos, agua potable, o también
apoyo a la actividad productiva mediante servicios como de refinería, fundición,
o bien puede encontrarse asociada a la explotación industrial de un bien y sus
402 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
de una Casa de Moneda en Santiago sin costo para la Real Hacienda411. Desde
septiembre de 1749, cuando se acuña la primera moneda hecha en la ciudad de
Santiago, empieza a funcionar la Casa de Moneda de Chile, que ha cumplido más
de un cuarto de siglo y hoy día ha ganado prestigio en la producción de impresos
y metales, teniendo entre sus clientes a otras naciones extranjeras.
Mucho después, se creó la Caja de Crédito Hipotecario, por una ley de 29 de
agosto de 1855. Esta Caja fue la primera institución de crédito del Estado, finan-
ciadora y capitalizadora principalmente de negocios y operaciones relacionados
con la agricultura, a la sazón la actividad más importante del país. A través del
mercado de bonos, la Caja movilizaba los recursos de ahorro de la comunidad
nacional, poniéndolos a disposición de los particulares que estuvieren en situación
de entregar garantía hipotecaria en respaldo de los préstamos que solicitaban412.
Sin embargo, los antecedentes más relevantes de las empresas públicas tienen
lugar ya avanzada la etapa republicana, sobre todo, después de consolidar el Estado
independiente y superados los problemas relativos al bandidaje y la inseguridad
de los caminos que asolaron a lo largo del siglo XIX. El triunfo de la Guerra del
Pacífico, en 1880, propició una nueva fuente de ingresos de tipo rentista, asocia-
da al salitre, que permitió al Estado mantener una actitud abstencionista en lo
económico y el país entero giró en torno a este recurso.
La economía chilena de principios de siglo XX seguía dependiente de las
exportaciones del salitre. Sin embargo, ya a mediados de la década de 1920 se
advertía cómo bajaba dramáticamente la participación del salitre chileno en la
producción mundial de abonos nitrogenados. Fue con la crisis de 1930 cuando
este gran ciclo de expansión basado en la exportación de salitre llegó a su término.
Se dio paso a una nueva etapa donde la economía se volcó hacia adentro, en el
marco de una política global de sustitución de importaciones. Es, entonces, que
el sector productivo requiere contar con recursos financieros y asistencia técnica,
necesidades que se constituyen en demandas al Estado. La respuesta del Estado
se dará a través la creación de organismos administrativos.
Fue bajo la primera presidencia de Carlos Ibáñez cuando se tomaron una serie
de medidas tendentes a otorgar un tinte modernizador a su labor económica. La
reorganización de la Administración Pública en 1927 es consecuencia de ello.
También lo es el surgimiento de una serie de organismos crediticios y técnicos
que apoyaban a diversos sectores de la producción nacional. Así nació el Servi-
411 Vid. CASA DE MONEDA, Nosotros (en línea) en www.cmoneda.cl [consulta: 30 de septiembre de
2005].
412 Vid. BANCO ESTADO, Antecedentes Históricos (en línea) en www.bancoestado.cl [consulta: 30 de
septiembre de 2005].
404 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
cio de Minas del Estado (1925), la Caja de Crédito Agrario (1926), la Caja de
Crédito Minero (1927), la Caja de Crédito Carbonífero y el Instituto de Crédito
Industrial (1928). En resumen, bajo el Gobierno de Ibáñez comienza a operar
toda una modificación del Estado, el que tendrá un rol más activo en el proceso
de desarrollo económico nacional413.
En 1929 se modifica la ley orgánica de la Caja de Crédito Minero facultándosele
para construir plantas de beneficio mineral, lo que dará lugar a la construcción de
la primera fundición estatal en Paipote, creándose la Sociedad Fundición Nacional
Paipote Ltda. Todo ello se realiza con el objeto de apoyar a la pequeña y mediana
minería local, permitiéndole exportar su producción a precios más competitivos y
sobrevivir a la competencia de la gran minería del cobre, que en esos años estaba
exclusivamente en manos de empresas extranjeras.
No obstante, lo que verdaderamente marcó la economía de este período fue la
gran depresión mundial 1929-1931. El colapso de los mercados internacionales
impactó gravemente a Chile, dañándolo, según lo señalado por la Liga de Nacio-
nes, en mayor grado que cualquier otro país del mundo414.
Sin duda, puede señalarse que la primera mitad del siglo XX fue testigo de un
proceso importante de cambios que alcanzaron a la sociedad chilena en todos sus
ámbitos.
En lo político, la promulgación de la Constitución de 1925 significó el término
del sistema parlamentario de gobierno y la implantación de un régimen presiden-
cial. Al mismo tiempo se avanzó en el proceso de democratización del Estado,
surgiendo nuevos grupos sociales que ingresan a la lucha política, desplazando del
poder a los grupos ligados a los Partidos Conservador y Liberal.
En lo social se apreció el surgimiento de una clase media numerosa y un cam-
bio de paradigma, pues se dejó de lado el modelo europeo y el modelo a imitar
comienza a provenir de Estados Unidos. Había, asimismo, un proletariado urbano,
aumentado a costa de la migración desde el campo a la ciudad, que si bien debió
sufrir las vicisitudes de la profunda crisis económica de la década del treinta, tuvo
un nuevo proceso de expansión gracias al crecimiento del sector industrial.
Este proceso de transición entre sistemas políticos tan diferentes estuvo marcado
por acentuadas inestabilidades que permitieron el surgimiento de dos conocidos
caudillos: uno civil –Arturo ALESSANDRI PALMA– y otro militar –Carlos IBÁÑEZ
DEL CAMPO–, quienes marcarán de alguna manera la vida política de las décadas
del veinte y treinta.
413 Vid. CORFO, Historia de CORFO (en línea), en www.corfo.cl [consulta: 25 de septiembre de
2005].
414 Ibíd.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 405
MAMALAKIS, M., “Analysis of the Financial and Investment Activities of the Chileans Development
416
Dentro de los planes económicos del Gobierno, CORFO resultaba vital. Ella
debía ser la encargada de controlar las empresas que integrarían el área de propie-
dad social y, por tanto, se convertiría en “el gran organismo de dirección industrial
del país”418.
Bajo estos postulados, a lo largo de 1971 pasaron a manos de CORFO 14
empresas textiles, además de empresas carboníferas, productoras de cervezas y
alimentos, pesqueras y avícolas.
Siguió el sector metalmecánico, con la adquisición de CAP, ARMCO, INDAC,
INDESA, PRODINSA, SOCOMETAL, INCHALAM, COMPAC, MADECO,
NIBSA, S.G.M., EQUITEM Y AZA.
El resultado final fue que de 46 empresas en las cuales CORFO tenía partici-
pación, se pasó a 507 empresas controladas por la Corporación hacia 1973.
La ruptura de 1973 dejó inconclusa la tarea, al tiempo que dio un golpe de
timón dentro del desenvolvimiento de la CORFO que habría de derivar final-
mente en una dirección política totalmente opuesta al intento encabezado por
Salvador Allende.
En septiembre de 1973 asume, a través de un golpe de Estado, la Presidencia
de la Junta de Gobierno, primero, de la República, después, don Augusto PINO-
CHET UGARTE. Desde esa fecha hasta marzo de 1990, el país fue conducido por
el Comandante en Jefe del Ejército. Esto produjo cambios drásticos en la vida
nacional, que involucraron los ámbitos político, social y económico.
Durante los primeros años del Gobierno Militar se vivió una grave crisis eco-
nómica, lo que provocó un problema financiero de grandes proporciones.
La solución se buscó de acuerdo a la nueva concepción política impuesta,
en “instaurar un sistema de convivencia social libre, que permitiera tomar medidas
tendientes al establecimiento de un régimen de economía de mercado, basado en la
propiedad privada de los medios de producción y en el principio de subsidiaridad”419. Lo
que conllevó, por supuesto, a que la entidad que era el eje del proyecto económico
del régimen derrocado tuviera que sufrir ajustes importantes para reorientar su
actuación conforme a los nuevos postulados que el régimen militar imponía. En
definitiva, este cambio de concepción política desembocaría en procesos amplios
de privatización de las empresas cuyo control había recaído en la entidad.
En concordancia con estos planteamientos, las medidas económicas adoptadas
“estuvieron encaminadas a establecer la libertad de precios, el ajuste cambiario y a
iniciar un proceso de desgravación arancelaria como medio indispensable para colo-
418 Ibíd.
419 Ibídem.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 409
420 Ibídem.
410 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
El citado documento continúa agregando, que “en el Informe Final sobre As-
pectos de la Privatización de Empresas Públicas, preparado en diciembre de 1989 por
el Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile a solicitud de CORFO,
se afirma que en el caso de diez empresas consideradas… la venta de acciones de las
empresas privatizadas se efectuó con un subsidio en el precio respecto de lo que se con-
421 Ibídem.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 411
Mining and Metals Co. Ltd., creada para desarrollar actividades de investigación
y desarrollo en biominería. Otros casos son los de Geotérmica del Norte S.A.,
sociedad constituida entre CODELCO (50,01%) y ENAP (49,09%) orientada a
la exploración y explotación de yacimientos geotermales; y Minera Pecobre S.A. de
C.V. es una sociedad anónima de capital variable formada por la Empresa Mexica-
na Industrial Peñoles S.A. de C.V. y CODELCO con participaciones accionarias
de 51% y 49%, respectivamente. En estos casos la frontera se torna difusa para
determinar con claridad la naturaleza de la empresa en cuestión.
Un criterio adecuado para determinar el carácter público de la empresa parece
ser el referente de la participación del Estado en la respectiva sociedad. Los casos en
los que la participación del Estado no es mayoritaria ni suponga un control sobre la
entidad, ésta no califica para ser catalogada como integrante de la Administración
Pública, sino que la participación estatal constituye una mera pertenencia o bien del
Estado que no modifica la naturaleza privada de la sociedad. La participación en estos
casos tiene exclusivamente el objeto de generar ingresos o rentas al Estado. En los
casos en que su participación sea mayoritaria y ello le comporte el control y dirección
de la empresa, estamos en presencia de una empresa pública que forma parte de los
cuadros orgánicos de la Administración Pública. De otra, si la participación estatal
no es mayoritaria y la Administración no ocupa una posición dominante la sociedad
no puede ser considerada como empresa pública, teniendo la calificación de empresa
privada con participación estatal. Este criterio se propone a partir de las puntualiza-
ciones contenidas en distintas disposiciones constitucionales y legales vigentes.
El criterio de que “las empresas en que el Estado tenga representación o aportes
de capital mayoritario” está contenido en diversos textos normativos y ha sido
empleado para diversos fines que denotan que dichas entidades son consideradas
organismos administrativos del Estado:
Se contiene esta pauta en los siguientes cuerpos normativos:
a) En la Constitución Política, para: 1) establecer inhabilidades con el cargo de
diputados y senadores (artículo 58, incisos 1º y 2º); 2) reservar a la ley el estable-
cimiento de las normas con arreglo a las cuales estas entidades pueden contratar
empréstitos (artículo 63, Nº 9); y finalmente, reservar a la iniciativa presidencial la
creación y supresión de, entre otros, las empresas del Estado, así como determinar
sus funciones o atribuciones (artículo 65, inciso 4º, Nº 2);
b) La LOC del Congreso Nº 18.918, para imponer que remitan al Congreso
Nacional sus “memorias, boletines y otras publicaciones que contengan hechos relevantes
concernientes a sus actividades” (artículo 8º inciso 1º);
c) La ley Nº 18.196 sobre disposiciones complementarias en materia de ad-
ministración financiera, personal y presupuestaria, para imponer la obligación de
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 413
422 VARAS CONTRERAS, G., Derecho Administrativo, Editorial Nascimento, 1948, citado por PANTOJA
BAUZÁ, R., Organización administrativa, op. cit., pp. 56-57.
414 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
425 Ibíd.
426 Ibídem.
427 En PANTOJA BAUZÁ, R., Organización Administrativa, op. cit., pp. 39-40.
428 URZÚA VALENZUELA, G., y GARCÍA BARZELATTO, A. M., Diagnóstico de la burocracia chilena (1818-
1969), op. cit., pp. 206-208.
416 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
Estado, Empresa de los Ferrocarriles del Estado, Línea Aérea Nacional, Polla Chilena de
Beneficencia, Empresa Nacional de Petróleo, Empresa Nacional de Minería, Corporación
de Obras Urbanas, originadas en la política intervencionista del Estado”.
Igualmente, afirman que junto a estas empresas hay que mencionar a las
sociedades de economía mixta, surgidas en aquellos años, siendo su rasgo carac-
terístico el hecho de que en ellas “son accionistas por una parte el Estado, y por la
otra particulares”. “La sociedad de economía mixta es una figura intermedia entre
la gestión pública y la gestión privada y su característica principal es la asociación de
capitales públicos y privados”, en que se constata que “el Estado se ha introducido
en las sociedades anónimas no ya como entidad superior encargada de velar por el
correcto ejercicio de todas las actividades nacionales, sino que directamente como un
accionista más, aportando también su capital y uniendo sus propios recursos a los de
los particulares asociados en la empresa”.
“Ellas no han nacido del resultado de una evolución puramente jurídica o doctrinaria;
por el contrario, ha sido un fenómeno de índole económica el que las ha originado, de
allí lo variado de su establecimiento. En ocasiones, el Estado ha decidido instituir un
servicio bajo la forma de sociedad de economía mixta, es decir, con un patrimonio que
se forme con el concurso de particulares y del mismo Estado, mediante la emisión de
acciones. En otras, el Estado, sin establecer o constituir una entidad nueva, se ha asociado
a una entidad ya existente como accionista. Sobre su naturaleza jurídica no hay una
sola opinión. Se discute por los autores si por la intervención del Estado y atendido el
carácter público del interés involucrado en ellas, son servicios públicos, o si, por la forma
de su organización como sociedades anónimas, pertenecen al derecho privado”429.
De acuerdo a URZÚA y GARCÍA, “el Estado aborda, las más de las veces, por sí
mismo la satisfacción de una necesidad pública, sirviéndose para ello de los agentes
públicos que forman parte de la jerarquía administrativa y que actúan en nombre de la
Administración Pública, y otras veces atiende la necesidad y presta el servicio por medio
de concesionarios, o sea por medio de una persona particular, natural o jurídica, no
incorporada a la jerarquía administrativa y que realiza el servicio público por cuenta
propia, sujeto sólo a una indirecta tutela del Estado”. “En la sociedad o empresa de
economía mixta no se presenta ni una ni otra situación. No hay un servicio de pres-
tación directa, ni un servicio concedido, sino que una sociedad de capitales en que los
intereses generales quedan entregados a un sistema de gestión menos administrativo y
más comercial e industrial”430.
429 Ibíd.
430 Ibídem.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 417
En esos años, fines de la década del 60, los autores citados calculan alrededor
de 60 sociedades de economía mixta con participación mayoritaria o minoritaria
creadas como filiales de la CORFO, a las que había que sumar otras antiguas socie-
dades mixtas como la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales,
el Banco Central y la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios.
Lo que resulta claro es que desde 1938, en virtud de la política del Gobierno de
intervenir en la economía nacional a través de la producción de bienes y servicios, las
empresas del Estado se incorporaron a los cuadros administrativos de la República,
con las características de entes personificados creados por el legislador para actuar
en los ámbitos comercial e industrial y aceptados como servicios públicos, mientras
que las sociedades de economía mixta, organizadas como personas jurídicas de de-
recho privado, algunas como sociedades anónimas, no reunían los elementos para
ser calificados como servicios públicos, no obstante constituir una forma en la que
se manifestaba la actuación del Estado en las esferas social y económica. Sobre estas
ideas básicas es que surge la diferencia entre las empresas del Estado, según se hubieren
constituido como personas de derecho público o bajo formas privadas, diferencia que
la Contraloría General de la República intentará perfilar con mayor precisión.
La jurisprudencia administrativa, en relación con las empresas del Estado, tiene
una primera etapa que arranca de la modificación de la Carta Política de 1925
practicada en virtud de la ley Nº 7.727, en 1943. Ese año, el texto del artículo 45
inciso 3º de la Constitución Política incorpora al cuadro de la Administración del
Estado a los organismos descentralizados funcionales o autónomos, entre los cuales
se mencionan expresamente las empresas fiscales y las instituciones semifiscales,
surgidas a raíz de la incidencia en el sector público de las ideas sociales que llevó
a la concurrencia plural del Estado en las esferas económica y social, bajo formas
tanto públicas como privadas.
A partir del texto del nuevo artículo 45 inciso 3º431, la Contraloría General,
mediante dictamen Nº 55.741432, en 1957, construyó un criterio sobre el que se
cimienta la clasificación de los organismos constitutivos de la Administración del
Estado. En tal sentido, dictaminó que todos los organismos administrativos del
Estado debían reconducirse a alguna de las tres nomenclaturas que la Constitu-
ción aceptaba: a) Administración Pública, b) empresas fiscales, o c) instituciones
semifiscales.
entre empresas públicas y empresas privadas del Estado. Las primeras son personas
jurídicas de derecho público y constituyen servicios públicos descentralizados. Las
segundas son personas jurídicas de derecho privado; sociedades en las que el Estado
o sus organismos participan en el capital, pero no por ello integran los cuadros
orgánicos de la Administración del Estado, encontrándose sometidas por entero
al derecho común y forman parte del sector privado, aunque el Estado directa o
indirectamente sea el propietario del 100% del capital.
Esta distinción se contiene en el dictamen Nº 10.492, de 1979, mediante el cual
se expone “las empresas del Estado o empresas públicas o estatales son entidades creadas
por la ley que tienen personalidad jurídica de derecho público distinta y separada del Fisco;
cuentan con un patrimonio propio que originalmente está constituido por fondos públicos
y han sido dotadas de autonomía para gestionar el mismo. Son, además, organismos
funcionalmente descentralizados que, con tal naturaleza, integran los cuadros orgánicos
de la Administración. Cabe agregar que, no obstante contar con la citada autonomía, se
encuentran bajo la supervigilancia del poder central, la que se ejerce de diversas formas,
como son, a modo de ejemplo, la designación del Vicepresidente Ejecutivo, el que es de la
exclusiva confianza del Presidente de la República, o el nombramiento de ciertos repre-
sentantes en los directorios o consejos, el control jurídico de los actos más importantes, la
aprobación previa de planes de inversión o de la planta de sus empleados”.
Por su parte, las empresas privadas del Estado –dice el dictamen– “comprenden
las empresas, sociedades o entidades privadas en que el Estado o sus empresas, sociedades
o instituciones centralizadas o descentralizadas tengan aportes de capital mayoritario
o en igual proporción o, en las mismas condiciones, representación o participación”. Es
más, “aun cuando el Estado o los entes públicos participen en dichas empresas privadas,
tal hecho no tiene el alcance de modificar su naturaleza jurídica, que es esencialmente
de derecho privado, sin que por ello, entonces, puedan considerarse formando parte de
los cuadros orgánicos de la Administración como empresas del Estado”.
Sobre esta distinción podrá luego el Organismo Contralor, en dictamen
Nº 14, de 1973, definir los conceptos de sector público y privado. De tal modo,
que concluye que sólo las empresas públicas del Estado integran el sector público
mientras que las empresas privadas del Estado pertenecen al mundo privado.
Esta caracterización de las empresas del Estado se irá afirmando hasta que se
arriba al punto en que las formas organizacionales adoptadas por las sociedades
estatales serán las determinantes para decidir su pertenencia o no a los cuadros
de la Administración del Estado. Así, sólo las configuradas bajo formas públicas
pertenecen al sector público y se rigen por el Derecho Administrativo, mientras
que aquellas configuradas bajo formas de derecho privado pertenecen al sector
privado y se rigen por el Derecho común. El dictamen Nº 40.236, de 1966,
420 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
433 Citado por PANTOJA BAUZÁ, R., Organización Administrativa, op. cit. pp. 178-180.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 421
434 Ibíd.
422 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
de 2005].
Vid. MINISTERIO DE HACIENDA, Los últimos supuestos macroeconómicos entregados por el Ministerio de
436
Hacienda (en línea) en www.hacienda.gov.cl [consulta: 7 de noviembre de 2009]. Los últimos supuestos
macroeconómicos fueron entregados con motivo de la Ley de Presupuestos 2010. El incremento de la tasa
de crecimiento proyectada para 2010 –desde -2,0% a -1,5% al momento de elaborarse el proyecto de pre-
supuesto del 4,5% al 5,5% actual– se apoya en las mejores condiciones que hoy se observan y se proyectan
para la economía global y doméstica. Lo primero se refleja, entre otros factores, en una proyección para el
precio promedio del cobre en 2010 de US$ 2,66 la libra, la que supera en casi 39 centavos de dólar la libra
la proyección realizada en octubre de 2009 en tanto que las mejores condiciones internas se reflejan en el
mayor dinamismo de la demanda interna y las importaciones. Es así como se ha elevado la estimación de
crecimiento de la demanda interna desde -5,5% a 6,9%, mientras que la proyección del crecimiento de las
importaciones se ha elevado desde el -13,8% anual que se proyectó para 2009 en octubre pasado a un 9,0%
anual para el 2010.
437 La citada ley contiene textualmente la siguiente autorización: “Artículo 2º.- La autorización a que se
nes con terceros que han incluido acuerdos para actividades de exploración y
posteriormente etapas de explotación e impulsa asociaciones estratégicas a través
de las cuales puede asumir proyectos que no podría financiar en forma indivi-
dual. En una situación semejante se encuentra la Empresa Nacional del Petróleo
(ENAP), cuyo giro principal es la explotación de la reserva exclusiva a favor del
Estado que recae sobre la propiedad de todos los hidrocarburos depositados en
el subsuelo (artículo 19, Nº 24, inciso 7º, CPR). Adicionalmente, realiza todas
las actividades conexas a la producción; esto es las de exploración, refinación,
almacenamiento y comercialización de hidrocarburos, tendiendo hacia la inter-
nacionalización. ENAP abastece el 85% de la demanda de combustibles a nivel
nacional, constituyéndose en un importante motor del desarrollo económico
del país, pues asegura el abastecimiento del mercado interno de gran parte de
los combustibles, elementos esenciales para cualquier actividad. Es una empresa
que ha conseguido revalorizarse y sus aportes al Fisco de los últimos cinco años
han superado los 600 millones de dólares, logrando incrementarse producto del
mejoramiento de su eficiencia y de la mano de los altos precios alcanzados por
el petróleo438;
b) Gestionar una actividad de servicio público. Esto lo puede realizar ya sea en
concurrencia con empresas privadas o en régimen de monopolio. En el primer caso,
el servicio público se ofrece como una alternativa que asegura el acceso a toda la
comunidad. En esta situación se encuentra Televisión Nacional (TVN), Correos
de Chile y BancoEstado de Chile. También se clasifica en este rubro a aquellas
empresas en las que la titularidad de la actividad del servicio no excluye la gestión
bien sea por empresas privadas o públicas. Esta es la situación de las empresas
portuarias que han consolidado el modelo “Landlord” o de Estado propietario,
en que el Estado se reserva el derecho y la propiedad, lo que le permite planificar
a largo plazo el uso del borde costero de aptitud portuaria, dejando en manos
noviembre de 2005].
424 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
439 Vid. COMITÉ SEP, Las Empresas Portuarias (en línea) en www.comitesep.cl [consulta: 7 de noviembre
de 2005].
440 Vid. ENAMI, La Empresa (en línea) en www.enami.cl [consulta: 7 de noviembre de 2005].
441 Vid. COMITÉ SEP, COTRISA (en línea) en www.comitesep.cl [consulta: 7 de noviembre de 2005].
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 425
442Esta es una crítica que también la formula el profesor SOTO KLOSS, E., en “La organización de la
Administración del Estado: un complejo de personas jurídicas”, Gaceta Jurídica Nº 73, 1986, pp. 16 y ss.
426 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
quórum calificado, según corresponda”. Así las cosas no puede sostenerse que las
“empresas públicas creadas por ley” están reguladas por la LOCBGAE y en razón de
tal circunstancia están afectas a un régimen de derecho público a diferencia de las
“empresas privadas del Estado” a las que se les aplican las disposiciones de Dere-
cho Privado. Es más, el reenvío constitucional que afecta a las “empresas públicas
creadas por ley” impone tener presente que la Constitución en su artículo 19
Nº 21 dispone que las actividades empresariales del Estado (sean públicas o privadas
en los términos utilizados por la jurisprudencia administrativa), deben sujetarse a
las disposiciones del Derecho común.
Por lo tanto, la distinción formulada por la Contraloría General a través de
una jurisprudencia estabilizada que diferencia entre empresas públicas de derecho
público y empresas privadas de derecho privado, en la actualidad no posee fun-
damento constitucional ni legislativo. En ambos casos, en virtud del artículo 19
Nº 21 CPR, deberán regularse por el Derecho común, en igualdad de condiciones
que los otros agentes privados, sin gozar de privilegios. Ahora bien, esta situación
es compatible con los controles financieros que por su naturaleza pública les son
inherentes.
443 ZÚÑIGA URBINA, F., “Constitución económica y Estado empresario”, Revista de Derecho Público, Vol.
63, 2001, p. 355, según este autor refiriéndose a la norma contenida en el artículo 19, Nº 21, CPR: “La
norma constitucional no prohíbe al Estado desarrollar actividades económico-empresariales o participar en ellas,
sino que lo somete a una habilitación o autorización legal. Tal autorización, en virtud de una ley de quórum
calificado, importa entregar la determinación de la actividad empresarial del Estado y sus organismos al Congreso
Nacional y Presidente de la República, a partir de un consenso de fuerzas políticas, en atención al elevado quórum
de aprobación de este tipo de leyes”.
444 NAVARRO BELTRÁN, E., “El Estado empresario a la luz de la Constitución de 1980”, en Revista de
Derecho Público, volumen, 62, 2000, p. 35, respecto de la discusión del artículo 19 Nº 21 de la Constitución
en el anteproyecto de Constitución, este autor reconstituye así la historia: “La norma en cuestión comienza su
discusión con motivo de la intervención del entonces Fiscal del Banco Central, Roberto Guerrero, quien consignó como
uno de los principios fundamentales que debía contemplar el nuevo texto constitucional “la acción subsidiaria del
Estado, establecida en la Declaración de Principios de la Junta de Gobierno y en las Pautas dadas por el Presidente
de la República”. Así, se precisó la necesidad de que “el Estado deba desarrollar un papel subsidiario en el campo
428 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
446 Sobre la misma materia advirtió el señor Bertelsen, que debía considerarse la situación de las sociedades
mixtas. La comisionado Romo le explicó que esta eventualidad estaba contemplada en la frase “en forma
directa o indirecta a través de empresas en las que tenga participación o sea dueño”, en NAVARRO BELTRÁN,
El Estado empresario a la luz de la Constitución de 1980, op. cit., p. 35.
447En este sentido Vid. FERMANDOIS VÖHRINGER, A., Derecho Constitucional Económico, Ediciones Uni-
versidad Católica, Santiago de Chile, 2000; y COVARRUBIAS CUEVAS, I., “Subsidiariedad y Estado Empresario”,
en Revista de Derecho Público, Vol. 66, 2004, pp. 251-272.
448El citado artículo a la letra dispone: “Artículo 3º.- El objeto principal de la Corporación Nacional del
Cobre de Chile será ejercer los derechos que adquirió el Estado en las Empresas de la Gran Minería del Cobre y en
430 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
superior y la supervigilancia de la marcha de la Empresa, correspondiéndole las siguientes atribuciones: …k) Cons-
tituir, participar o tomar interés en corporaciones y sociedades, cualquiera que sea su naturaleza, dentro o fuera
del país, para el mejor logro de las metas de la Empresa, sin perjuicio de lo dispuesto en el decreto ley Nº 1.167,
de 1975, y modificarlas, disolverlas y liquidarlas”.
450 Vid.
sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 575-93, de 28 de abril de 1993 y sentencia
de la Corte Suprema, Rol Nº 29.728, de 25 de mayo de 1995.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 431
de ley de quórum calificado las empresas públicas podrán escapar del régimen
común, pero en modo alguno ello tiene que identificarse con el otorgamiento de
privilegios arbitrarios, porque sino se contravendría lo dispuesto por el numeral
22 del artículo 19 de la Constitución Política que a la letra preceptúa:
“Artículo 19. La Constitución asegura a todas las personas:
22. La no discriminación arbitraria en el trato que deben dar el Estado y sus organismos
en materia económica.
Sólo en virtud de una ley, y siempre que no signifique tal discriminación, se podrán au-
torizar determinados beneficios directos o indirectos a favor de algún sector, actividad o
zona geográfica, o establecer gravámenes especiales que afectan a uno u otras. En el caso
de las franquicias o beneficios indirectos, la estimación del costo de éstos deberá incluirse
anualmente en la Ley de Presupuestos”.
Ahora bien, que la empresa pública no goce de privilegios tampoco compor-
ta que esté sujeta a más gravámenes o cargas que sus competidoras del mundo
privado. Ello supone que cuando el Estado realiza actividades empresariales las
realiza en libre concurrencia con las empresas privadas, lo cual conlleva compe-
tencia entre esas distintas iniciativas. Una vez admitida la actividad empresarial
estatal no hay el predominio ni subordinación de una a otra. Este criterio ha sido
expresado por el legislador a propósito de transformaciones de empresas públicas
en sociedades mercantiles. Así, en la tramitación del proyecto relativo a la Em-
presa de Ferrocarriles del Estado, de modificación del D.F.L. Nº 94, de 1960,
el senador Miguel OTERO expresó: “En el fondo –a la Empresa de Ferrocarriles del
Estado– se la está equiparando para que pueda competir en igualdad de condiciones,
sin beneficios adicionales, pero tampoco con otros gravámenes, en el sector privado”.
Observación que fue complementada por el senador Andrés ZALDÍVAR en la misma
oportunidad: “Sin duda un ente como la Contraloría no podría efectuar auditorías
a una empresa privada que desarrolla una actividad productiva, pues ello sería abso-
lutamente paralizante”451.
Finalmente, que las empresas públicas se regulen en sus relaciones con los par-
ticulares por el Derecho privado no significa que no tengan una regulación propia
y unificada en algunos aspectos y que no diferencia entre empresa creada por ley
y empresa privada del Estado. Así, estas empresas están obligadas a proporcionar
sus informes y publicaciones al Congreso Nacional, de igual modo, si bien están
excluidas de las normas generales de Administración Financiera aplicables a los
organismos administrativos dispuestas por el decreto Nº 1.263, de 1975, el artículo
11 de la ley Nº 18.196, de 1982, ha establecido normas sobre administración
financiera y publicación de balances generales y estados financieros, aplicables
451 Diario de Sesiones del Senado, sesión 61ª, celebrada en miércoles 20 de mayo de 1992.
432 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
a las “empresas del Estado y aquellas en que el Estado, sus instituciones o empresas
tengan aporte de capital igual o superior al 50 por ciento”. Igualmente, en ambos
casos el control externo queda a cargo de la Contraloría General de la República,
artículo 16, inciso 2º de la LOC de la Contraloría Nº 10.336, por lo que respecta
“al cumplimiento de sus fines, la regularidad de sus operaciones y hacer efectiva la
responsabilidad de sus directivos o empleados y obtener la información o antecedentes
necesarios para formular un Balance Nacional”.
control de su gestión. Entre las fórmulas que se practican para llevar a cabo este
control se encuentran: el control directo, el control articulado mediante un ente
de gestión y el control mediante otras empresas públicas.
B. LA GESTIÓN ARTICULADA:
EL SISTEMA DE EMPRESAS PÚBLICAS (SEP)
Este tipo de gestión tiene por objeto armonizar la actividad empresarial realizada
por un gran número de entes empresariales públicos de distinta factura, que actúan
en el circuito económico en igualdad de condiciones con los agentes privados. Esta
modalidad de gestión busca que la actuación de las empresas públicas no entorpezca
la dinámica económica de mercado y también tiene el propósito de que la gestión
del sector empresarial público se realice con arreglo a cierta racionalidad común,
se facilite el control por parte del Gobierno de estos entes y todo ello coadyuve a
la eficiencia empresarial pública.
meros esfuerzos por tener una gestión articulada de las empresas dependientes de
este organismo.
En un contexto en el que el sector privado se ha fortalecido y es capaz de llevar
a cabo las inversiones que plantea el progreso del país, CORFO debió, entonces,
redefinir su misión reorientando su rol de fomento productivo hacia el desarrollo
de las capacidades competitivas de las empresas chilenas, especialmente las de
menor tamaño. Todo ello ha conllevado a que la institución necesariamente separe
la actividad de fomento de la actividad productiva de la gestión empresarial que
le corresponde como propietario de empresas del Estado.
En una primera instancia, esta labor dentro de la institución estuvo a cargo
de una Gerencia para luego aprovechar la práctica propia de la entidad de crear
Comités. Los Comités son entidades desconcentradas que tienen una actividad
administrativa autónoma y son creados con finalidades específicas. En estos Co-
mités se reúnen representantes del mundo privado y público para abordar tareas
estratégicas para el país. Así, tienen el Comité Pro Industria, Fondo de Compen-
saciones Industriales, Chile-Calidad, Centro Nacional de la Productividad, al igual
que el Comité Sistema de Empresas Públicas.
De este modo, el Sistema de Empresas Públicas (SEP)452, como ente especial
de gestión, es un Comité autónomo que nace bajo el alero y en torno a las em-
presas “CORFO”. Este Comité es consecuencia de la política modernizadora del
Estado, que tuvo que responder directamente a las exigencias de separar la labor
de fomento de la actividad de producción de la administración de empresas. La
primera constituye una actividad característica de la entidad, mientras que la
segunda, esto es la labor de administrar empresas o filiales de la Corporación, fue
una consecuencia del incremento de las entidades empresariales que la entidad
tuvo que ir haciéndose cargo por razones históricas. Más aun, “la gestión de estas
empresas tiene en la actualidad objetivos y medios muy diferentes a los del fomento
productivo, requiere de un perfil técnico, organizacional, presupuestario y de un ma-
nejo de relaciones institucionales también distinto, por lo que debe ser desempeñada
en forma independiente”453.
Los antecedentes del Sistema de Empresas Públicas datan de 1997, en que el
Consejo de CORFO, por acuerdo Nº 1.879, puesto en ejecución por resolución
(A) Nº 18 de su Vicepresidente Ejecutivo, aprobó la creación del Comité Sistema
Administrador de Empresas (SAE), el cual reemplazó a la tradicional Gerencia de
Empresas CORFO. Dentro de las funciones del SAE se encontraban las de ejercer
todos los derechos que como socio, accionista o propietario le correspondían a
CORFO en las distintas sociedades, designando a los directores de las empresas
y controlando su desempeño. Además, este Comité se encargó de coordinar los
procesos de privatización de las empresas sanitarias y algunas eléctricas.
Durante los 3 primeros años de su funcionamiento (1997-2000), el SAE se
abocó principalmente a llevar adelante procesos de incorporación de capital privado
en las empresas sanitarias que se resumen a continuación:
1) Contrato de gestión con inversión Planta Desaladora de Antofagasta, II
Región (1998).
2) Venta de paquete accionario y aumento de capital de ESVAL, V Región.
(1998).
3) Venta de paquete accionario y aumento de capital de EMOS (hoy Aguas
Andinas S.A.), Región Metropolitana (1999).
4) Venta de paquete accionario de ESSAL, X Región (1999).
5) Venta de paquete accionario y aumento de capital de ESSEL, VI Región,
(1999).
Durante 1998 y 1999 se privatizaron, mediante la venta del 100% de las acciones,
la empresa eléctrica EDELAYSEN S.A., con operaciones en la XI Región y la em-
presa de transporte marítimo TRANSMARCHILAY, que operaba en las Regiones
X y XI. Finalmente, durante el año 2000, se culminó el proceso de incorporación
de capital privado en ESSBIO S.A., empresa sanitaria de la VIII Región.
En el año 2000, se otorga al SAE la facultad de servir al Estado de organismo
técnico asesor en los términos del artículo 6º, letra a) del D.F.L. Nº 211, de 1960,
(Ley Orgánica de CORFO) con relación al control de gestión de las empresas del
sector estatal que se relacionen con el Gobierno a través de los distintos Ministerios
y siempre que sea expresamente requerido para ello. Además, se aumentó de cinco
a seis el número de miembros del Consejo Directivo. Esta nueva función resultó
ser la antesala para cambiar los estatutos del Comité SAE, transformándolo en
un organismo con competencias importantes de carácter general que traspasaron
las estrictas fronteras de las empresas “CORFO”.
3. Empresas públicas y sociedades con control de gestión por parte del SEP
Sistematizando las Empresas Públicas y Sociedades con control de Gestión por
parte del Sistema de Empresas Públicas, se pueden formar tres grupos de empresas
de acuerdo a la titularidad de la propiedad que se ostenta sobre las mismas:
1er GRUPO: Empresas CORFO
Está constituido por aquellas empresas en las que la entidad es propietaria de capital
o acciones. Dentro del grupo de empresas CORFO, se encuentran dos subgrupos:
a) El subgrupo de empresas del sector sanitario
A contar del año 1990, este sector tuvo una fuerte reestructuración que signi-
ficó la transformación de los Servicios Sanitarios dependientes del Ministerio de
Obras Públicas (MOP) a sociedades anónimas donde el accionista mayoritario era
CORFO, creándose paralelamente un ente regulador y fiscalizador que es la Super-
intendencia de Servicios Sanitarios, como organismo descentralizado del MOP. En
este contexto y acorde con la política de Gobierno, se inició durante el año 1998
un proceso de incorporación de capital privado que finalizó el año 2004, con la
adjudicación de los derechos de explotación a 30 años de: la Empresa de Servicios
Sanitarios de Tarapacá S.A. (ESSAT S.A.), la Empresa de Servicios Sanitarios de la
Araucanía S.A. (ESSAR S.A.) y de la Empresa de Servicios Sanitarios de Magallanes
S.A. (ESMAG S.A.), lo que significó para el Estado ingresos por 6.538.853 Unidades
de Fomento. Con esta licitación, las 13 Empresas Sanitarias de CORFO cuentan
con gestión e inversión privada. Durante el año 2004 se procedió a la fusión de las
8 empresas sanitarias cuyo derecho de explotación fue traspasado a privados, siendo
7 de ellas absorbidas por la Empresa de Servicios Sanitarios de Antofagasta S.A.,
ESSAN S.A.
Actualmente, CORFO es accionista mayoritario en dos empresas sanitarias,
las cuales son: ESSAN S.A. y Lago Peñuelas S.A.
Adicionalmente, CORFO mantiene importantes porcentajes de participación
(aunque no mayoritarios) en las empresas sanitarias que fueron privatizadas me-
diante la venta de paquetes accionarios controladores. Éstas son:
EMPRESA PORCENTAJE ACCIONARIO DE CORFO
AGUAS ANDINAS S.A. 34,98%
ESSBIO S.A. 43,44%
ESVAL S.A. 29,43%
ESSAL S.A. 45,46%
454 Vid. CODELCO, Asociaciones de negocio (en línea) en www.codelco.cl (consulta el 3 de octubre de
2005).
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 441
sobre formulación y clasificación presupuestaria a las que deberán ajustarse las em-
presas indicadas en el presente artículo para la elaboración de sus presupuestos, como
asimismo los plazos que deberán observarse para dicha formulación, serán dictados
mediante decreto exento conjunto de los Ministerios de Hacienda y de Economía,
Fomento y Reconstrucción. El mismo decreto señalará la forma y oportunidad de
las informaciones sobre ejecución presupuestaria, física y financiera, que deberán
proporcionar”;
4) Están sujetas a las mismas normas financieras, contables y tributarias que
rigen para las sociedades anónimas abiertas y sus balances y estados financieros
requieren ser auditados por firmas externas455;
5) Se sujetan como sociedades anónimas abiertas a la supervisión de la Super-
intendencia de Valores y Seguros, con independencia del control que le compete
a la Contraloría General de la República456. La tendencia del legislador, como
se ha venido exponiendo, ha sido dejarlas de investir como servicios públicos
descentralizados y, en cambio, ha tendido a articularlas como sociedades anóni-
mas y a hacerles extensible el régimen jurídico y el control aplicable a este tipo
de compañías. Expresamente, la ley Nº 18.177 de 1989 así lo consignó para las
sociedades anónimas que surgirían de la transformación de las empresas públicas
sanitarias. Así la citada ley estableció que esas sociedades “se regirán por las normas
de las sociedades anónimas abiertas”, “quedando sometidas a la fiscalización de la
Superintendencia de Valores y Seguros”.
455
La Ley Orgánica de la Empresa de Ferrocarriles, aprobada por D.F.L. Nº 1, de 1993, dispone: “Ar-
tículo 30: La Empresa en sus actividades estará sujeta a las mismas normas financieras, contables y tributarias que
rigen para las sociedades anónimas abiertas y sus balances y estados de situación deberán ser sometidos a auditorías
por firmas auditoras externas de reconocido prestigio”. En el mismo sentido la ley Nº 19.542, para las empresas
portuarias, dispone: “Artículo 41.- Las empresas estarán sujetas a las mismas normas financieras, contables y
tributarias que rigen para las sociedades anónima abiertas. Sus balances y estados de situación deberán ser someti-
dos a auditorías de firmas auditoras externas”. Para TVN, la ley Nº 19.132, ordena: “Artículo 24.- Televisión
Nacional de Chile, en sus actividades financieras, estará sujeta a las mismas normas financieras y tributarias que
rigen para las sociedades anónimas abiertas y sus balances y estados de situación deberán ser auditadas por firmas
auditoras externas de primera categoría. No se aplicarán a la Corporación las normas de régimen y administración
económica que rigen a las empresas del Estado”.
456 El decreto ley Nº 3.538, de 1980, del Ministerio de Hacienda, que Crea la Superintendencia de Valores
y Seguros, atribuye, en su artículo 3º letra e), a esta entidad la fiscalización de las sociedades anónimas. Por
su parte, la La Ley Orgánica de la Empresa de Ferrocarriles, aprobada por D.F.L. Nº 1, de 1993, dispone:
“Artículo 38: La Empresa quedará sujeta a la tuición y fiscalización de la Superintendencia de Valores y Seguros
en los mismos términos que las sociedades anónimas abiertas”; y el “Artículo 39: Todo informe de los auditores
externos deberá ser enviado de inmediato a la Superintendencia de Valores y Seguros para su revisión y análisis”.
En la misma senda, la ley Nº 19.542, para las empresas portuarias, dispone: “Artículo 44.- Las empresas
quedarán sujetas a la fiscalización de la Superintendencia de Valores y Seguros”.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 443
6) Las empresas públicas, tanto de derecho público como las de derecho pri-
vado, están sometidas salvo excepción expresa de la ley457 a la fiscalización de la
Contraloría General, conforme a lo prescrito por los artículos 98 y 99 de la Cons-
titución Política que le atribuye el control externo sobre la Administración. En tal
sentido, el término Administración se entiende como el conjunto de órganos que
colaboran con el Presidente en su función de gobierno y administración como lo
señala el artículo 1º de la LOCBGAE. En términos generales, conforme lo prevé
el artículo 16 de la ley Nº 10.336 (LOCCGR), el que en sus incisos 1º y 2º alude,
respectivamente, a las “Empresas del Estado” y a las “empresas, sociedades o entidades
públicas o privadas en que el Estado o sus empresas, sociedades o instituciones centrali-
zadas o descentralizadas tengan aportes de capital mayoritario o en igual proporción,
o, en las mismas condiciones, representación o participación”. En el primer caso, su
fiscalización se realizará sin perjuicio del control que ejerce la Superintendencia de
Bancos sobre el Banco Central y el Banco del Estado de Chile, del que cumple la
Superintendencia de Valores y Seguros sobre el Instituto de Seguros del Estado y la
Caja Reaseguradora de Chile y del que desarrolla la Superintendencia de Seguridad
Social sobre las instituciones y entidades sometidas actualmente a su fiscalización.
En el caso de las sociedades en las que el Estado tiene participación de capital
mayoritario la fiscalización que realice la Contraloría tendrá por objeto “cautelar
el cumplimiento de los fines de estas empresas, sociedades o entidades, la regularidad
de sus operaciones, hacer efectivas las responsabilidades de sus directivos o empleados, y
obtener la información o antecedentes necesarios para formular un Balance Nacional”.
La Contraloría, conforme lo prevé el artículo 34 de su Ley Orgánica Constitucional,
es la encargada de realizar las funciones de examen de las cuentas de las operaciones
de las empresas del Estado y, en general, de todos los organismos cuyos presupuestos
no estén contemplados dentro del Presupuesto General de la Nación.
457 En esta situación se encuentra EFE, por cuanto el legislador moduló su forma de fiscalización de
forma particular dejando esta tarea en manos de la Superintendencia de Valores y Seguros.
444 GLADYS CAMACHO CÉPEDA
por ello básicamente las empresas públicas son órganos empresariales del nivel
estatal y, muy excepcionalmente, lo son de las municipalidades. En este último
caso, son muy escasas las empresas locales por las restricciones que se derivan de
la necesidad de contar con una ley de quórum calificado para ser autorizada para
ejercer actividades empresariales y, además, porque es el Presidente de la República
el que tiene la iniciativa legislativa exclusiva en esta materia.
LA ACTIVIDAD SUSTANCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO 447
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