Esperanza es como madre pacificadora que pone paz en todo, porque con la Fe y la Caridad puede haber tribulaciones, pero la Esperanza, siendo vínculo de paz, convierte todo en paz.” Septiembre 19, 1899. Vol. 02
“Estate dentro de Mí, sólo aquí encontrarás la
verdadera paz y estable contento, porque dentro de Mí no penetra nada de lo que no pertenece a la paz y felicidad, y quien mora en Mí no hace otra cosa que nadar en el océano de todos los contentos; mientras que al salir fuera de Mí, aunque el alma no se tomara la molestia de nada, sólo con ver las ofensas que me hacen y el modo como me disgustan, ya viene a participar en la aflicciones y queda perturbada por ello; por eso tú de vez en cuando olvídate de todo, entra dentro de Mí y ven a gustar mi paz y felicidad, después sal fuera y hazme el oficio de reparadora mía.” Noviembre 2, 1900. Vol. 4
“Hija mía, qué guerra se encuba en el mundo
moral, da horror verlo, no obstante el primer alimento que se debería buscar en la sociedad, en las familias y por cada alma, debería ser la paz, todos los demás alimentos se vuelven insalubres sin ella, aunque sean las mismas virtudes, la caridad, el arrepentimiento, sin la paz no llevan ni salud ni verdadera santidad, sin embargo en el mundo de hoy se ha descartado este alimento de la paz tan necesario y saludable, y no se quiere mas que turbulencias y guerras. Hija mía, ruega, ruega.” Octubre 11, 1901. Vol. 4 “La paz pone en su lugar a todas las pasiones, pero lo que triunfa sobre todo, que establece todo el bien en el alma y que todo santifica, es el hacer todo por Dios, es decir, obrar con recta intención de agradar sólo a Dios. El recto obrar es lo que dirige, lo que domina, que rectifica las mismas virtudes, hasta la misma obediencia; en suma es como un maestro que dirige la música espiritual del alma.” Mayo 11, 1903. Vol. 5
“Hija mía, cuando un río está expuesto a los
rayos del sol, viendo dentro de él se ve el mismo sol que está en el cielo, pero esto sucede cuando el río está calmado, sin que ningún viento perturbe las aguas; pero si las aguas están turbadas, a pesar de que el río está todo expuesto al sol, nada se ve, todo es confusión. Así el alma cuando está expuesta a los rayos del Sol divino, si está calmada advierte el Sol divino en sí misma, siente el calor, ve la luz y comprende la verdad; pero si está turbada, a pesar de que lo tiene en sí misma, no siente otra cosa que confusión y turbación. Por eso considera a la paz como el más grande tesoro, si ansías estar unida conmigo.” Abril 12, 1904. Vol. 6