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Jesús habla sobre la importancia y virtudes de la obediencia. Explica que la obediencia mata los vicios y las pasiones, por lo que debe ser fuerte e incluso caprichosa. Afirma que solo mediante la obediencia se puede alcanzar la verdadera paz y vivir según la voluntad de Dios. Resalta que gracias a su obediencia pudo vencer a la muerte, liberar a la humanidad y abrir el cielo. Concluye que la obediencia diviniza la naturaleza humana y permite adquirir
Jesús habla sobre la importancia y virtudes de la obediencia. Explica que la obediencia mata los vicios y las pasiones, por lo que debe ser fuerte e incluso caprichosa. Afirma que solo mediante la obediencia se puede alcanzar la verdadera paz y vivir según la voluntad de Dios. Resalta que gracias a su obediencia pudo vencer a la muerte, liberar a la humanidad y abrir el cielo. Concluye que la obediencia diviniza la naturaleza humana y permite adquirir
Jesús habla sobre la importancia y virtudes de la obediencia. Explica que la obediencia mata los vicios y las pasiones, por lo que debe ser fuerte e incluso caprichosa. Afirma que solo mediante la obediencia se puede alcanzar la verdadera paz y vivir según la voluntad de Dios. Resalta que gracias a su obediencia pudo vencer a la muerte, liberar a la humanidad y abrir el cielo. Concluye que la obediencia diviniza la naturaleza humana y permite adquirir
Esta mañana habiendo recibido la Comunión, estaba diciéndole a mi amable Jesús: “¿Cómo es que esta virtud de la obediencia es tan impertinente y a veces tan fuerte, que llega a volverse caprichosa?” Y Él: “¿Sabes por qué esta noble señora obediencia es como tú dices? Porque da muerte a todos los vicios, y naturalmente alguien que debe hacer sufrir la muerte a otro debe ser fuerte, valeroso, y si no lo logra con esto se sirve de las impertinencias y de los caprichos. Si esto es necesario para matar el cuerpo que es tan frágil, mucho más para dar muerte a los vicios y a las propias pasiones, que es tan difícil que muchas veces mientras parecen muertas, comienzan a revivir de nuevo. He aquí el por qué esta diligente señora está siempre en movimiento y continuamente está vigilando, y si ve que el alma pone la más mínima dificultad a lo que le es mandado, entonces temiendo que algún vicio pueda comenzar a revivir en su corazón, le hace tanta guerra y no le da paz hasta que el alma se postra a sus pies y adora en mudo silencio lo que ella quiere; he aquí por qué es tan impertinente y casi caprichosa como tú dices. ¡Ah! sí, no hay verdadera paz sin obediencia, y si parece que se goza de paz, es paz falsa, y digo parece, porque va de acuerdo con las propias pasiones pero jamás con las virtudes y se termina con arruinarse, porque separándose de la obediencia se separan de Mí, que fui el Rey de esta noble virtud. Además, la obediencia mata la propia voluntad y a torrentes vierte la divina, tanto, que se puede decir que el alma obediente no vive de su voluntad, sino de la divina, ¿y se puede dar vida más bella, más santa, que el vivir de la Voluntad de Dios mismo? Por eso, con las otras virtudes, aun con las más sublimes, puede estar junto el amor propio, pero con la obediencia, jamás.” Libro de Cielo. Agosto 17, 1899 Vol. 2 “Hágase tu Voluntad En La Tierra Como En El Cielo”
“¿Y qué cosa no me concedió la obediencia? Por su
medio vencí a la muerte, derroté al infierno, desaté al hombre encadenado, abrí el Cielo y como Rey victorioso tomé posesión de mi reino, no sólo para Mí sino para todos mis hijos que se habrían aprovechado de mi Redención. ¡Ah! sí, es verdad que me costó la Vida, pero la palabra ‘obediencia’ me suena dulce al oído y por eso amo tanto a las almas que son obedientes.” Septiembre 1, 1899 Vol. 2
“Hija mía, no son las obras las que constituyen el
mérito del hombre, sino sólo la obediencia es la que constituye todos los méritos como parto de la Voluntad Divina, tanto, que todo lo que hice y sufrí en el curso de mi Vida, todo fue parto de la Voluntad del Padre, por eso mis méritos son innumerables, porque todos fueron constituidos por la obediencia divina.” Agosto 9, 1904 Vol. 6 “La obediencia tiene virtud de divinizar la naturaleza humana y de hacerle adquirir las propiedades divinas; y cuanto más el alma se deja manejar por esta expertísima mano, tanto más adquiere de divino y destruye el propio ser. Por eso es tan glorificada y honrada, tanto que Yo mismo me sometí a ella y por ella quedé honrado y glorificado, y restituí por medio suyo el honor y la gloria a todos mis hijos, que por la desobediencia habían perdido.” Noviembre 8, 1900 Vol. 4