Mi Gracia hace feliz el alma de los bienaventurados comprensores, y vuelve feliz el alma de los viadores, con esta sola diferencia, que los comprensores gozándose y deleitándose, y los viadores trabajando y poniéndola en comercio. Así que quien posee la Gracia tiene en sí misma el paraíso, porque la Gracia no es otra cosa que poseerme a Mí mismo, y siendo Yo sólo el objeto encantador que encanta a todo el paraíso y que formo todos los contentos de los bienaventurados, el alma, poseyendo la Gracia, dondequiera que se encuentre posee su paraíso.” Noviembre 27, 1899. Vol. 3
“Sí, sí, lo que te recomiendo es la
correspondencia a mi Gracia, y para ser fiel debes ser como aquel eco que resuena dentro de un vacío, que no apenas comienza a emitirse la voz, inmediatamente, sin el mínimo retardo se escucha resonar el eco. Así tú, no apenas empieces a recibir mi Gracia, sin ni siquiera esperar a que la termine de dar, inmediatamente comienza el eco de tu correspondencia.” Enero 22, 1900. Vol. 03
“La Gracia es la vida del alma. Así como al
cuerpo le da vida el alma, así la Gracia da vida al alma. Pero al cuerpo no le basta para tener vida el tener sólo al alma, sino que necesita también de un alimento para nutrirse y crecer a debida estatura; así al alma no le basta tener la Gracia para tener vida, sino que necesita un alimento para nutrirla y conducirla a debida estatura, ¿y cuál es este alimento? Es la correspondencia. Así que la Gracia y la correspondencia forman esa cadena que la conduce al Cielo, y a medida que el alma corresponde a la Gracia, son formados los eslabones de esta cadena.” Después ha agregado: “¿Cuál es el pasaporte para entrar en el reino de la Gracia? Es la humildad. El alma, mirando siempre su nada y descubriendo que no es otra cosa que polvo, que viento, toda su confianza la pondrá en la Gracia, tanto que la hará dueña, y la Gracia tomando el dominio sobre toda el alma, la conduce por el sendero de todas las virtudes y la hace llegar a la cima de la perfección.” Enero 31, 1900. Vol. 3