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LA GRACIA.

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Libro de Cielo. Luisa Piccarreta

“Hija mía, ¿sabes tú qué cosa hace mi Gracia?


Mi Gracia hace feliz el alma de los
bienaventurados comprensores, y vuelve feliz
el alma de los viadores, con esta sola
diferencia, que los comprensores gozándose y
deleitándose, y los viadores trabajando y
poniéndola en comercio. Así que quien posee la
Gracia tiene en sí misma el paraíso, porque la
Gracia no es otra cosa que poseerme a Mí
mismo, y siendo Yo sólo el objeto encantador
que encanta a todo el paraíso y que formo todos
los contentos de los bienaventurados, el alma,
poseyendo la Gracia, dondequiera que se
encuentre posee su paraíso.”
Noviembre 27, 1899. Vol. 3

“Sí, sí, lo que te recomiendo es la


correspondencia a mi Gracia, y para ser fiel
debes ser como aquel eco que resuena dentro de
un vacío, que no apenas comienza a emitirse la
voz, inmediatamente, sin el mínimo retardo se
escucha resonar el eco. Así tú, no apenas
empieces a recibir mi Gracia, sin ni siquiera
esperar a que la termine de dar,
inmediatamente comienza el eco de tu
correspondencia.”
Enero 22, 1900. Vol. 03

“La Gracia es la vida del alma. Así como al


cuerpo le da vida el alma, así la Gracia da vida
al alma. Pero al cuerpo no le basta para tener
vida el tener sólo al alma, sino que necesita
también de un alimento para nutrirse y crecer
a debida estatura; así al alma no le basta tener
la Gracia para tener vida, sino que necesita un
alimento para nutrirla y conducirla a debida
estatura, ¿y cuál es este alimento? Es la
correspondencia. Así que la Gracia y la
correspondencia forman esa cadena que la
conduce al Cielo, y a medida que el alma
corresponde a la Gracia, son formados los
eslabones de esta cadena.”
Después ha agregado: “¿Cuál es el pasaporte
para entrar en el reino de la Gracia? Es la
humildad. El alma, mirando siempre su nada y
descubriendo que no es otra cosa que polvo,
que viento, toda su confianza la pondrá en la
Gracia, tanto que la hará dueña, y la Gracia
tomando el dominio sobre toda el alma, la
conduce por el sendero de todas las virtudes y
la hace llegar a la cima de la perfección.”
Enero 31, 1900. Vol. 3

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