Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Función de Relación - Los Sentidos y El Aparato Locomotor
La Función de Relación - Los Sentidos y El Aparato Locomotor
La función de relación: los sentidos y el aparato locomotor Pepe Cárdenas Reina Reina
¿Jugamos?
Vídeo que introduce la situación de aprendizaje de la unidad La
función de relación: los sentidos y el aparato locomotor
Hoy en día los videojuegos tienen muchos seguidores, pero también detractores. ¿Es bueno
pasar tantas horas delante de una pantalla? ¿Es bueno un exceso de estímulos como el que
provocan algunos videojuegos? Existen estudios que aportan información sobre estas
cuestiones y arrojan luz sobre el tema.
Gamers
Actividad que presenta un contexto de aprendizaje relacionado con
los estímulos y los receptores sensoriales
El mundo que nos rodea está repleto de señales que llegan a nuestro cuerpo en forma de luz, olores,
sonidos, etc. Los órganos de los sentidos nos permiten captar estas señales y traducirlas en todo
tipo de sensaciones. Conocerlos nos ayudará a comprender por qué distinguimos los colores, cuál es
la razón de que sintamos frío o a qué se debe que el azúcar nos sepa dulce.
Las señales capaces de provocar una reacción en nuestro cuerpo se denominan estímulos. Estas
señales pueden provenir tanto del exterior del cuerpo (estímulos externos) como de su interior
(estímulos internos).
El dolor es una experiencia sensorial que puede llegar a ser desagradable y nos indica un
daño real o un posible daño futuro. Los nociceptores captan diferentes tipos de estímulos
(como presión o temperatura, por ejemplo).
2.2. En contexto
Repasa y valora lo que has aprendido.
Reflexiona y aplica
Actividad para aplicar los conocimientos sobre la función de relación en
otro contexto o situación
Usamos los sentidos constantemente, sin quererlo y sin pensarlo, hasta tal punto que pasan
desapercibidas algunas claves básicas de cómo funcionan. ¿Te animas a jugar con tus
sentidos y convertirlos en un objeto de investigación para conocer de primera mano cómo
funcionan?
3.1.1. La piel
La piel está formada por tres capas:
La epidermis es la capa externa y su función principal es proteger la piel. Esta capa de tejido
epitelial está formada por células que se van renovando y desprendiendo de manera continua.
Además de proteger la piel, la epidermis también evita la pérdida de humedad al ser
impermeable gracias a la queratina, una proteína presente en las células epidérmicas.
La dermis es la capa intermedia de la piel y está formada por tejido conjuntivo. En ella se
localizan la mayoría de los receptores sensoriales, así como las glándulas sudoríparas y los
folículos pilosos.
La hipodermis es la capa interna de la piel y está formada por tejido adiposo. En la hipodermis
también se sitúan algunos receptores sensoriales.
Los receptores sensoriales se encuentran en la dermis, capa de la piel donde también se hallan las
glándulas sudoríparas, así como los folículos pilosos, de los que sale el vello.
Los corpúsculos de Meissner y Pacini son mecanorreceptores que detectan la presión. Los
primeros detectan el contacto o presión suave; los segundos, la presión intensa.
Las terminaciones nerviosas libres son nociceptores, es decir, receptores del dolor: captan los
estímulos del dolor.
Los receptores del tacto están distribuidos por toda la piel, aunque en algunas zonas, como las
manos o la cara, su concentración es mayor. Estas zonas son más sensibles.
Además de los receptores del tacto, en la piel se encuentran otras estructuras como las
glándulas sebáceas (que producen sebo) o las glándulas sudoríparas (que producen sudor).
Otra recomendación esencial es tener especial cuidado con la exposición a la luz solar. Las
radiaciones solares son muy dañinas y pueden llegar a producir cáncer de piel. Por eso es importante
controlar el tiempo de exposición solar, el momento del día y usar cremas protectoras.
Algunas de las enfermedades más comunes que afectan a la piel son el acné, muy habitual en la
adolescencia; la urticaria, reacción alérgica que provoca escozor; y la psoriasis, una enfermedad
crónica que hace que aparezcan placas escamosas de color rojizo en la piel.
Los rayos ultravioleta (UV) son la causa principal de melanoma. Los rayos UV pueden dañar el
ADN en las células de la piel. Algunas veces, este daño afecta a ciertos genes que controlan
la manera en que las células crecen y se dividen. Los rayos UV que proceden de fuentes
artificiales, como las camas bronceadoras, también son dañinos.
Los daños producidos en el ADN de las células pueden producir cáncer años después de la
exposición a los rayos UV. Por eso hay que protegerse siempre, sobre todo durante la infancia
y la adolescencia.
La vista permite captar los estímulos luminosos que provienen del exterior a través de unas células
fotorreceptoras situadas en los ojos, que son unos órganos ubicados en la parte frontal de la cabeza
constituidos por los globos oculares y por algunas estructuras anexas, como las glándulas lacrimales,
los párpados, las pestañas y las cejas.
La retina alberga dos tipos de células sensoriales fotorreceptoras, llamadas conos y bastones:
Bastones: son las células fotorreceptoras que detectan los rayos luminosos cuando hay poca luz.
Conos: son las células fotorreceptoras que detectan los tres colores básicos (rojo, verde y azul).
Cada cono percibe un color, por lo que hay tres tipos de conos. Gracias a la acción combinada de
estos tres conos, tenemos capacidad para ver todos los colores del espectro de la luz visible.
Profundiza: el daltonismo
El daltonismo es una afección genética causada por mutaciones en alguno de los genes
necesarios para el funcionamiento de los fotorreceptores de las retinas. En particular, está
causado por un funcionamiento defectuoso de los conos, y los síntomas varían en función de
qué tipo de cono esté afectado.
La imagen que llega al cerebro atraviesa varias estructuras del ojo para enfocarse en la retina
de forma invertida y con un tamaño mucho más reducido.
La visión humana es binocular y estereoscópica. Esto quiere decir que el cerebro humano es capaz
de integrar la imagen de los dos ojos produciendo una imagen única, lo que permite percibir la
profundidad y ver imágenes tridimensionales.
El ojo puede sufrir diferentes enfermedades y alteraciones de la visión. Algunas de ellas pueden ser
tratadas con lentes correctivas, es decir, con gafas o lentillas. Por ejemplo:
La miopía: es una deformación del globo ocular que provoca una dificultad para enfocar los
objetos lejanos. Así, la miopía hace que se vean borrosos los objetos lejanos. Se debe a que el
ojo es demasiado largo o a que la córnea está demasiado curvada. La imagen se forma delante
de la retina.
La hipermetropía: es una deformación del globo ocular que provoca una dificultad para enfocar
objetos cercanos. La hipermetropía hace que se vean borrosos los objetos cercanos. Se debe a
que el ojo es más corto de lo normal o a que la córnea está poco curvada. La imagen se forma
detrás de la retina.
El astigmatismo: es una deformación del globo ocular que provoca que los objetos se vean
distorsionados. Se debe a una curvatura irregular de la córnea.
Además de las enfermedades que pueden corregirse con lentes, los ojos también pueden desarrollar
otras patologías como el glaucoma, que es un aumento de la presión intraocular debido a un mal
drenaje del humor acuoso; las cataratas, que se deben a una pérdida de la transparencia del
cristalino; y la conjuntivitis, que consiste en una inflamación de la mucosa que recubre la córnea y el
interior de los párpados, y se debe, por lo general, a una infección.
Los ojos son unos órganos muy delicados. Por eso, necesitan unos cuidados especiales para
funcionar de manera correcta. Para mantener el ojo en perfectas condiciones y evitar daños
innecesarios, se recomiendan estos consejos:
Usar gafas de sol homologadas para evitar que los rayos ultravioleta solares dañen la retina.
Unas gafas de sol inadecuadas pueden hacer más daño que no llevar gafas.
Evitar tocar la córnea con los dedos o frotarse los ojos cuando piquen o exista alguna molestia.
Es más adecuado lavarlos con abundante agua.
No forzar la vista. Hay que leer siempre en condiciones de buena iluminación y dejar descansar
los ojos cuando se esté mucho tiempo delante de una pantalla.
Las moléculas que contienen los olores flotan en el aire. Cuando inspiramos el aire, estas moléculas
llegan a la nariz, donde se detectan los olores. El olfato es el sentido que se encarga de percibir estos
olores a través de la nariz.
La pituitaria roja, o zona inferior, que calienta y humedece el aire que entra por la nariz, pero no
interviene en el olfato.
Los receptores olfativos de la pituitaria amarilla captan los olores, y en el bulbo olfatorio los
estímulos se transforman en señales nerviosas.
Cuando llega el olor en forma de molécula volátil a la pituitaria, los quimiorreceptores de la pituitaria
amarilla envían la señal hacia el bulbo olfatorio. En el bulbo olfatorio, las señales químicas se
transforman en señales nerviosas que viajan a través del nervio olfativo hacia la zona del encéfalo
que interpreta los olores.
Hacer ejercicio fomenta tener un mejor sentido del olfato, al igual que no consumir tabaco ni alcohol.
El tabaco, además de dañar la salud del corazón y los pulmones, y de aumentar la posibilidad de
contraer cáncer, también afecta a los sentidos del olfato y el gusto. Los humos del tabaco dañan las
células sensoriales de la pituitaria y de la lengua, de modo que estas van perdiendo poco a poco su
funcionalidad. Esto provoca que, a la larga, los fumadores pierdan parte de la capacidad para percibir
olores y sabores.
Tener en casa un ambiente húmedo permite que las vías respiratorias, y en especial, las fosas
nasales tengan la humedad adecuada.
Los trastornos más comunes del sentido del olfato son la anosmia (pérdida del olfato) y la hiposmia
(sensibilidad olfativa reducida).
3.4.1. La lengua
El sentido del gusto se encuentra sobre todo en la lengua, un órgano musculoso que hay en la boca,
pero también en la faringe y el paladar. La lengua está cubierta por unos receptores denominados
células gustativas, que captan los sabores de las sustancias disueltas en la saliva. Estas células se
agrupan en los botones gustativos, que, a su vez, se reúnen formando las papilas gustativas, que
permiten diferenciar los sabores. Según su forma, se reconocen tres tipos de papilas: caliciformes,
fungiformes y foliadas. Estas últimas están presentes durante la infancia, y son rudimentarias en la
etapa adulta. Por tanto, los botones gustativos se suelen disponer en las papilas fungiformes y
caliciformes.
Existe un cuarto tipo de papilas, las papilas filiformes, que por lo general no contienen botones
gustativos.
La lengua es el órgano principal del gusto y percibe los sabores a través de las papilas
gustativas.
Las papilas gustativas pueden detectar cinco tipos de sabores básicos: amargo, ácido o agrio, dulce,
salado y umami.
Cuando un alimento o sustancia contacta con la lengua, las moléculas disueltas que contienen los
sabores interactúan con los quimiorreceptores de las papilas gustativas. Los quimiorreceptores
transforman la señal química de las moléculas en señales eléctricas, que se transmiten a través de
diferentes nervios dependiendo de la zona de la lengua:
El nervio facial, para la parte anterior.
Estas señales se dirigen hacia la parte de la corteza cerebral encargada de interpretar los sabores.
Otras medidas serían extremar el cuidado a la hora de ingerir comidas muy frías, muy calientes o
condimentadas en exceso.
El consumo de alcohol y tabaco también contribuye a una pérdida del sentido del gusto.
Algunas enfermedades relacionadas con el sentido del gusto son:
Ageusia, que es la incapacidad para percibir el sabor.
El oído interno contiene el caracol o cóclea, el utrículo y el sáculo, los canales semicirculares. Se
comunica con el nervio auditivo.
En el oído, además de la audición, reside el control del equilibrio. El equilibrio es un sentido que nos
Por ejemplo, es aconsejable evitar los lugares ruidosos; tampoco debe escucharse música a un
volumen muy alto. Estas situaciones provocan una rápida pérdida de audición.
También es importante mantener una buena limpieza del oído para que no se acumule mucha cera,
formando lo que se conoce como tapón en el conducto auditivo externo, ya que este podría dificultar
la audición. Para limpiar los oídos hay que evitar usar objetos puntiagudos que puedan dañar las
paredes del conducto auditivo y el tímpano.
Mediante unos buenos cuidados, se podrán evitar las infecciones de oído conocidas como otitis, que
producen una inflamación de la zona y un dolor intenso.
La pérdida total del sentido de la audición es la sordera. Otras patologías que afectan a este sentido
y los órganos relacionados son la otitis, inflamación del oído, los vértigos relacionados con el sentido
del equilibrio…
3.6. En contexto
Repasa y valora lo que has aprendido.
Reflexiona y aplica
Actividad para aplicar los conocimientos sobre los sentidos en otro
contexto o situación
Los juegos físicos nos proporcionan multitud de beneficios para el cuerpo, ya que ejercitan
nuestro sistema locomotor, mejoran nuestra coordinación, provocan bienestar y ayudan a
prevenir enfermedades. ¿Quién no ha disfrutado jugando al pillapilla? ¿Acaso no sigues
jugando cuando practicas un deporte?
Un chute a portería
Actividad que presenta un contexto de aprendizaje relacionado con
el aparato locomotor
El aparato locomotor, compuesto por los sistemas óseo y muscular, nos permite movernos y
realizar acciones como correr, saltar o bailar.
Al recibir un estímulo interno o externo, el sistema nervioso emite una respuesta. Si dicha respuesta
implica un movimiento, para sonreír, para hablar o para apartarse, por ejemplo, el cerebro envía una
señal al aparato locomotor para que lo realice.
Además de ejecutar las respuestas motoras del sistema nervioso para permitir el movimiento del
cuerpo, el aparato locomotor sirve de soporte al organismo, es decir, mantiene todos sus elementos
en correcta posición mediante los huesos y la musculatura. El aparato locomotor es la integración de
dos sistemas que funcionan en sintonía, el sistema óseo y el sistema muscular.
El sistema óseo cuenta con 206 huesos y puede clasificarse en dos partes:
El esqueleto axial, compuesto por la cabeza, la columna vertebral, el esternón y las costillas.
También se puede estudiar el sistema óseo diferenciando tres zonas: la cabeza, el tronco y las
extremidades.
El esqueleto humano tiene 206 huesos repartidos entre la cabeza, el tronco y las
extremidades.
El sistema óseo, o esqueleto, desarrolla distintas funciones de vital importancia para el cuerpo
humano:
Sostiene el cuerpo. Sin el esqueleto, el cuerpo humano sería una masa sin forma ni estructura.
Constituye la estructura interna sobre la que se anclan los músculos, lo que permite el
movimiento.
Protege los órganos internos del exterior. Por ejemplo, la caja torácica salvaguarda órganos tan
importantes como los pulmones o el corazón, y el cráneo hace lo propio con el cerebro.
Sirve como almacén de calcio. Los huesos almacenan este elemento, necesario para que en el
organismo se den ciertas reacciones metabólicas.
Fabrica células sanguíneas como los eritrocitos (o glóbulos rojos), los leucocitos (o glóbulos
blancos) y las plaquetas. Estas células se originan en la médula ósea del interior de los huesos a
partir de células madre.
Cuando no se obtiene suficiente calcio a través de la dieta, el cuerpo extrae de los huesos el
calcio almacenado necesario para estas reacciones metabólicas. El calcio extraído de los
huesos no se vuelve a recuperar, por lo que es importante aportar calcio con la dieta para que
el organismo no tenga que recurrir al calcio almacenado en los huesos.
El movimiento del cuerpo se basa en la interacción de los músculos y los huesos a través de las
órdenes que reciben del sistema nervioso. Para conseguir los distintos tipos de movimiento, los
músculos actúan sobre el esqueleto por medio de los tres tipos de palancas:
Las palancas de primer género son aquellas en las que el punto de apoyo se encuentra entre la
resistencia que se quiere mover y la fuerza de empuje. Por ejemplo, el músculo que mueve la
cabeza arriba y abajo (esplenio) realiza las funciones de una palanca de primer género, con
punto de apoyo en la columna vertebral.
Las palancas de segundo género son aquellas en las que el punto de apoyo se sitúa en un
extremo; la resistencia se encuentra en el centro de la palanca y la fuerza de empuje se ejerce
en el otro extremo. Por ejemplo, la acción que ejerce el gemelo para levantar el pie, el cual sirve
de punto de apoyo en esta palanca.
Las palancas de tercer género son aquellas en las que el punto de apoyo está desplazado a un
extremo; la resistencia se encuentra en el otro extremo; y la fuerza de empuje se aplica en un
lugar intermedio de la palanca. Por ejemplo, para realizar el movimiento de doblar el brazo, el
bíceps ejerce la acción de vencer la resistencia (antebrazo) y el peso que sujeta la mano, usando
como punto de apoyo el codo.
Tipo de
Forma Función Estructura
hueso
Protección de órganos e inserción Están formados por dos capas de tejido óseo y una fina capa intermedia de
Plano Aplanada
muscular. tejido esponjoso.
Están formados por tejido óseo en su parte central, rodeada por una fina capa de
Corto Redondeada Transmisión de fuerza.
hueso compacto.
Cilíndrica y Están formados por tejidos compactos y esponjosos en los extremos y tejido
Largo Sustentación y movimiento.
alargada compacto en el centro.
El hueso tiene un aspecto compacto, pero es un órgano vivo que está formado por tejido óseo. Este
tejido se compone de lo siguiente:
Las células, entre las que aparecen los osteoblastos, que participan en la formación del hueso;
los osteocitos, con funciones de mantenimiento de la matriz ósea; y los osteoclastos,
encargados de la destrucción del hueso.
La matriz extracelular, responsable de agrupar las células del hueso. Está formada por sales
minerales, como el calcio y el fósforo, y por fibras de colágeno.
La anatomía de un hueso
En los huesos largos se diferencian distintas partes, como la diáfisis, en el centro, y las
epífisis, en los extremos.
Las articulaciones semimóviles o anfiartrosis: son aquellas que tienen un movimiento muy
limitado. Están unidas mediante un cartílago articular y unos ligamentos formados por tejido
conectivo que evitan que los huesos se separen. Este tipo de articulación es el que une las
vértebras.
Las articulaciones móviles o diartrosis: son aquellas que se mueven de manera libre y permiten
gran variedad de movimientos. Estas articulaciones constan de un recubrimiento cartilaginoso
que protege la zona articular de los huesos, unos ligamentos que refuerzan la unión entre los
huesos y una membrana que secreta líquido sinovial, sustancia lubricante que facilita el
movimiento de la articulación. El codo, por ejemplo, es una articulación móvil.
En el cuerpo existen diferentes tipos de articulaciones: las sinartrosis, las anfiartrosis y las
diartrosis.
El sistema muscular tiene como función principal dotar de movimiento al cuerpo humano a través de
la contracción y la distensión de los músculos. La contracción puede variar en función del tipo de
tejido muscular:
Voluntaria, si el tejido del músculo es estriado.
Por otro lado, la contracción y distensión de los músculos, además de producir movimientos, permite
que cumplan su función órganos tan importantes como el corazón, el tubo digestivo o los pulmones.
El cuerpo humano tiene unos 650 músculos estriados. Si añadimos a esta lista los músculos
lisos, podemos llegar a contar unos 840 músculos diferentes.
El tejido muscular está formado por fibras musculares o miocitos, que son unas células en forma de
huso agrupadas en unidades llamadas sarcómeros. Los sarcómeros pueden contraerse gracias a la
capacidad de los miocitos para alargarse o acortarse en función de las señales nerviosas que
reciben.
Las fibras musculares, a su vez, están compuestas de miofibrillas, unas estructuras formadas por
unas fibras proteicas llamadas miofilamentos. Las dos proteínas que constituyen los miofilamentos
son la actina y la miosina, que son capaces de deslizarse entre sí, de modo que pueden acortar o
alargar la miofibrilla.
El músculo estriado cardíaco: es el músculo que forma las paredes del corazón y se denomina
miocardio. Es un músculo estriado, por lo que en su tejido se observan al microscopio las bandas
claras y oscuras de los sarcómeros. Su función es la contracción del corazón, por lo que tiene una
contracción rápida e involuntaria, que se encuentra coordinada de forma autónoma y no necesita
de la atención consciente.
El músculo liso: es el músculo que se encuentra en los órganos internos. Se encarga de los
movimientos involuntarios del cuerpo, excepto de los del corazón. Se considera un músculo liso
porque las fibras no presentan estrías bajo el microscopio.
4.4. En contexto
Repasa y valora lo que has aprendido.
Reflexiona y aplica
Actividad para aplicar los conocimientos sobre el aparato locomotor en
otro contexto o situación
Todo juego o deporte que implica actividad física conlleva un riesgo. Cuantos más
movimientos realicemos, mayor será el esfuerzo que músculos, huesos, articulaciones o
tendones tendrán que hacer para no perder el equilibrio o lesionarnos. Estar en forma
disminuye el riesgo de lesiones, pero un exceso de esfuerzo puede también provocarlas. ¿Hay
alguna forma de prevenir las lesiones?
Las lesiones más comunes que suelen afectar al aparato locomotor son las debidas a golpes o
caídas, que pueden dañar tanto el sistema óseo como el sistema muscular. Estas lesiones no suelen
ser muy graves y, por lo general, quien las sufre puede recuperar la movilidad al completo.
Las fracturas son una lesión muy común que consiste en la rotura de un hueso. En la imagen
se ve una radiografía en la que se muestra la fractura del cúbito.
Las dislocaciones o luxaciones: son daños que se producen cuando un hueso de una articulación
se desplaza de su sitio. En estos casos también se debe inmovilizar la zona afectada una vez
que el hueso se ha vuelto a colocar en su lugar.
Además de las lesiones, el sistema óseo puede padecer enfermedades que provocan su
degeneración. Las más comunes son:
La artritis: es una enfermedad degenerativa de las articulaciones.
La artrosis: es una enfermedad causada por el desgaste del cartílago que protege los huesos en
las articulaciones.
La osteoporosis: es una enfermedad que produce el desgaste del tejido óseo y hace que los
huesos se vuelvan mucho más frágiles.
Los tirones o distensiones: se producen cuando se da una rotura del músculo o tendón debido a
un estiramiento o sobreesfuerzo.
Entre las enfermedades que pueden afectar de manera directa a los músculos, las más comunes
son:
Las atrofias musculares: consisten en la disminución de volumen y de fuerza de un músculo
debido a su inactividad. Pueden revertirse mediante la ejercitación del músculo afectado.
Las distrofias musculares: son enfermedades hereditarias que producen una debilidad en los
músculos estriados. En algunos casos también pueden afectar a los músculos estriados
cardíacos. Estas enfermedades causan alteraciones en el movimiento y pérdida de fuerza en los
músculos de las personas afectadas.
Aunque muchas de las lesiones que afectan a los huesos y músculos se deben a golpes y caídas,
existen determinados factores de riesgo que pueden condicionar la salud del aparato locomotor.
Algunos de estos factores de riesgo son inherentes a las personas:
Factores genéticos: predisponen a padecer una determinada enfermedad.
Sexo: algunas enfermedades como la artrosis o la osteoporosis, por ejemplo, son más comunes
en las mujeres.
Tabaquismo: fumar puede provocar cáncer y acelera otras enfermedades, como la osteoporosis.
Tipo de actividad laboral: los trabajadores que llevan a cabo acciones repetitivas o adoptan
malas posturas continuadas en el trabajo, fuerzan el cuerpo y tienen un mayor riesgo de padecer
lesiones.
Exceso de ejercicio físico: el ejercicio físico intenso y forzado puede causar lesiones en el
aparato locomotor.
Aunque los traumatismos causados por golpes accidentales son difíciles de prevenir, es posible
evitar algunas lesiones y enfermedades del aparato locomotor mediante determinadas prácticas:
Practicar ejercicio físico sirve para ejercitar los músculos. Los músculos fuertes y ejercitados
suelen sufrir menos lesiones debidas a sobreesfuerzos, protegen mejor el cuerpo y previenen así
posibles fracturas o lesiones del sistema óseo.
Llevar una alimentación saludable, que aporte los nutrientes necesarios tanto a los huesos como
a los músculos, ayuda a que ambos órganos funcionen de manera correcta.
5.2. En contexto
Repasa y valora lo que has aprendido.
Reflexiona y aplica
Actividad para aplicar los conocimientos sobre la salud del aparato
locomotor en otro contexto o situación
6. En acción
A lo largo de la unidad has aprendido cómo nos relacionamos con el entorno gracias a los
sentidos y al aparato locomotor. Como has visto, el juego tiene un papel importante en el
desarrollo de la función de relación. Por eso, debes ser tú ahora quien tome la iniciativa y
diseñe un juego sobre lo que has aprendido. ¿Ya sabes a qué quieres jugar?
7. Un paso más
Profundiza y consolida tu aprendizaje.
8. Fin de ruta
Recapitula y evalúa el progreso de tu aprendizaje.
Reflexiona y aplica
Actividad para reflexionar sobre los conocimientos adquiridos en la unidad
y sus posibles usos