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Título original: A Covenant Feast

Subtítulo original: Reflections on the Lord’s Table


Copyright © 2016 por J. Ryan Davidson. Todos los derechos
reservados.
Traducción al español por Luis J. Torrealba.
Revisión (inglés–español) por Jorge A. Rodríguez Vega y Alaín
J. Torres Hernández.
Lectura de prueba por Javier Martínez Pinto.
Diseño de portada por Jorge A. Rodríguez Vega.
Publicado por © Editorial Legado Bautista Confesional (Santo
Domingo – Ecuador, 2021).
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro
puede ser reproducida o copiada, ya sea de manera
electrónica o mecánica, incluyendo fotocopias, grabaciones,
digitalización o archivo de imágenes electrónicas, excepto
cuando sean autorizados por la editorial.
Traducción de Las Santas Escrituras: LA BIBLIA DE LAS
AMÉRICAS. Copyright © 1986, 1995, 1997. La Habra, CA:
Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación
Bíblica Lockman; a menos que se indique otra versión.

ISBN 978-9942-8860-9-5
Clasificación Decimal Dewey: 230
Cristianismo. Teología Cristiana.
Versión Digital.
ÍNDICE DE CONTENIDO

Nota para el lector ................................................................ 1


1. Una señal pactual ............................................................. 5
2. Comunión con Jesús ....................................................... 29
3. Cómo tomar la Cena del Señor ...................................... 59
Epílogo ................................................................................ 89
NOTA PARA EL LECTOR

ESTIMADO LECTOR:
Primero déjame compartir contigo la esperanza del evangelio
de Jesucristo. En segundo lugar, permíteme decirte que me
alegro de que hayas escogido leer este libro, por la razón que
haya sido, al menos en parte debido a un interés en la Cena
del Señor. En esto, me regocijo. Esta Cena se ha convertido
en algo muy preciado para mí en estos últimos años. Durante
muchos años en mi experiencia cristiana no creo haber
entendido completamente todo lo que esta Cena ofrece al
creyente. Por lo tanto, encontrarás en estas páginas una
promoción de esas realidades que el Señor, por gracia, me
hizo ver. En tercer lugar, este pequeño libro es una
compilación de tres sermones predicados en el verano de
2015 en Grace Baptist Chapel,1 una comunidad bautista
reformada en Hampton, Virginia {EE. UU.}.2 Aunque traté
de reelaborarlos lo mejor que pude, encontrarás que el estilo
de escritura es un poco diferente al de la mayoría de los libros
que has leído por causa del formato original de estos capítulos.

1 Nota de los traductores: Podría traducirse como Capilla Bautista de


la Gracia.
2 Nota de los traductores: Los textos y/o caracteres {entre llaves}
son traducciones o aclaraciones para preservar la fidelidad al
significado del texto original.
1
2 Nota para el lector

Como fueron tomados originalmente de sermones, el flujo de


pensamiento puede ser un poco lento a veces. Algunas partes
son intencionalmente conversacionales y repiten ciertas
verdades a menudo. Esta obra no pretende ser un tratado
académico, sino una guía para principiantes de lo que
significan determinados textos bíblicos sobre la Cena del
Señor. Sin embargo, humildemente te invito a leerlo. Los tres
capítulos están diseñados para ayudar al lector a entender la
institución de Jesús de la Cena en el Evangelio de Marcos, la
enseñanza de Pablo sobre la Cena en 1 Corintios y las
realidades prácticas relacionadas con el cómo se debería venir
a la Mesa.3 Los versículos de la Escritura utilizados son
tomados en su mayoría de La Biblia de las Américas (LBLA).
Estoy en deuda con la familia de la fe y los ancianos de la
iglesia Grace Baptist Chapel por su buena disposición de
avanzar conmigo en un entendimiento más profundo de los
medios de gracia. Estoy tan agradecido de que estos sermones
no fueron recibidos con frustración ni rechazo, sino con una
verdadera confianza en las Escrituras. Creo que hemos
crecido juntos para regocijarnos más en la Mesa del Señor.
También estoy en deuda con mi bella esposa, quien me ayudó
a leer el manuscrito, pues ella es una verdadera compañera
en el gusto por la teología. Estoy agradecido por las
maravillosas habilidades de transcripción de Liz Smith en
Reformed Transcriptions® {nombre no oficial:
Transcripciones Reformadas}, quien transcribió sermones

3 Nota de los traductores: Mesa ¾En todo el libro se usa «Mesa del

Señor» y «Cena del Señor» indistintamente.


Un festín pactual 3

originales que ayudaron mucho a esta obra, y a Amanda


Franks por el maravilloso diseño de la portada {original, en
inglés}. También estoy muy agradecido con mis verdaderos
amigos y hermanos, Joey Tomlinson por leer este manuscrito,
ofrecer estímulo y una crítica útil; y con Kenny D’Auria, por
escucharme a lo largo de los años mientras exponía mi
apreciación en desarrollo de los medios de gracia ordinarios;
y también estoy agradecido por haber crecido en un hogar
con padres con quienes podía hablar de teología.
Finalmente, estoy en deuda con los muchos hermanos
reformados, tanto los que están aquí en la Tierra, como los
que están con nuestro Cristo, quienes me guiaron en este
viaje. Como tal, hay muchos libros que son mejores que el que
tienes en tus manos. Reconozco mi juventud, mis débiles
intentos de predicar, así como la madurez de otros que están
más avanzados en el camino. Así que lee lo que los puritanos
escribieron sobre el tema o las confesiones reformadas
históricas; o lee la obra de Robert Bruce, The Mystery of the
Lord’s Supper {trad. no oficial: El misterio de la Cena del Señor},4
{que contiene} verdades de siglos pasados; consigue quizás el

4 Nota de los traductores: La etiqueta «{trad. no oficial}» indica que

la traducción que sigue a continuación pertenece a una fuente que aún


no está disponible en español; por tanto, puede aparecer oficialmente
con otro título o como parte de otras obras en el futuro. En cambio, si
el material citado ya ha sido publicado en español en el momento en
que se hace esta traducción, se usará el título oficial precedido de la
etiqueta «{título oficial}»; y «{nombre oficial}» o «{nombre no
oficial}», si se trata de una entidad. Por lo general, la traducción del
título de una fuente bibliográfica aparecerá solo la primera vez que el
autor la cite.
4 Nota para el lector

libro de Richard Barcellos, The Lord’s Supper as a Mean of Grace:


More that a Memory {trad. no oficial: La Cena del Señor como un
Medio de Gracia: Más que un Recordatorio}; o escucha a James
Renihan hablar de los medios de gracia ordinarios en algunas
de las conferencias en audio disponibles en línea. Estoy tan
agradecido con los muchos hermanos presbiterianos que me
ayudaron desde lejos en mis primeros años de comprensión,
no solo de la teología reformada, sino también a ver los
sacramentos como un medio de gracia. Y estoy tan, pero tan
agradecido por los muchos hermanos bautistas reformados de
los que humildemente formo parte, quienes me han ayudado
a ver que mis antepasados bautistas reformados ¾los
bautistas particulares ingleses¾ eran firmes partidarios de la
idea de que la Cena del Señor es un medio de gracia, y uno
de los dos sacramentos que el Señor usa en la santificación de
Su pueblo. En una época en la que las iglesias miran a todas
partes menos a los medios de gracia ordinarios (el ministerio
de la Palabra, los sacramentos, la oración y los momentos
ocasionales de acción de gracias y ayuno), necesitamos un
avivamiento en nuestra comprensión de los medios regulares
del Señor.
Ningún libro sustituye las Escrituras, pero les ofrezco este
pequeño libro mientras viajamos como cristianos por el
camino hacia la Ciudad Celestial. Recuerda, nos reunimos
junto a Su Mesa aquí en la Tierra hasta que nos reunamos
junto a Su Mesa allá {en la Tierra nueva}. Y en ambas, Cristo
está presente.
Soli Deo Gloria.
1
UNA SEÑAL PACTUAL

Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo


partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y
tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos,
y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre del
nuevo pacto, que es derramada por muchos. En verdad os
digo: Ya no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día
cuando lo beba nuevo en el reino de Dios. (Mar. 14:22-25)

E ste es un pasaje que sin duda has escuchado muchas


veces. Los Evangelios, en su diversidad, cuentan esta
historia de una forma u otra y, si estás en una iglesia que
regularmente se acerca a la Mesa del Señor, has oído algo
similar mientras se participa de esta. Cristo, estando con Sus
discípulos poco antes de ir a la cruz, instituye la ordenanza o
sacramento de la Cena del Señor. En el Evangelio de Marcos
se nos dan dieciséis capítulos del ministerio de Jesús aquí en
la Tierra: sanaciones, enseñanzas y predicaciones. Poco antes
de ir a la cruz se reunió con Sus discípulos durante el tiempo
de la Pascua, que era la cena pactual del pueblo hebreo.
Durante esta reunión, Él instituyó para ellos, y para los
cristianos de todos los tiempos, una Cena mediante la cual
pudieran pensar en las promesas pactuales.
Pero, ¿qué pasa en esta Cena y qué deberíamos hacer con
este texto? Aquí, en el Evangelio de Marcos, vemos una Cena
en la que un creyente apunta a, celebra y participa en el

5
6 Una señal pactual

evangelio. Intentemos responder la pregunta: ¿Qué es lo que


está sucediendo en este texto? ¿Qué es la Cena del Señor? Esa
es nuestra pregunta.
Para empezar, deberíamos comenzar con la idea de que la
Cena del Señor es un medio de gracia ordinario. El Señor usa
varios métodos o canales para nutrir a Sus hijos,
alimentándolos ¾por medio del Espíritu¾ de la obra
consumada por Cristo. La Cena del Señor es uno de esos
medios.1 Aunque algunos podrían estar en desacuerdo, creo
que la mayoría puede aceptar al menos que la Mesa del Señor
es un medio que el Señor usa de alguna manera. Pero, ¿qué
es? Creo que hay varias realidades útiles que podemos ver en
la Palabra de Dios en este texto.
La primera es esta: la Cena del Señor es la Palabra en
forma visible. Ahora, también podríamos decir eso sobre la
ordenanza del Bautismo. La Cena del Señor es un
sacramento y, como tal, es la Palabra de Dios hecha visible.
Así que materialicemos esta idea por unos pocos minutos.
En toda la Biblia el Señor ha dado señales sacramentales
que apuntan a realidades espirituales; formas visibles que
apuntan a Sus promesas. Son palabras «visibles» de Sus

1 Creo que la Escritura apunta a la predicación de la Palabra, los

dos sacramentos u ordenanzas y la oración como medios de gracia


regulares y ordinarios que el Señor usa para alimentar a Su pueblo
pactual. El ayuno y los tiempos de acción de gracias (CBFL 1677/89,
22.5) también pueden ser considerados junto con estos. No son las
únicas cosas que el Señor usa en la vida del creyente, pero son medios
ordinarios y regulares y, como tales, deben ser buscados regularmente.
Un festín pactual 7

arreglos {o acuerdos}. Podríamos recorrer las Escrituras


desde Génesis hasta nuestro texto en Marcos y verlos. El
Señor dio una señal física en el huerto con los árboles2 y dijo:
¾Esto es lo que debes hacer, esto es lo que no debes hacer. Los dos
árboles eran señales de esas palabras. El Señor también hizo
una promesa a Noé y le dio una señal: un arco iris, el arco de
Dios en los cielos. Y, por supuesto, recordamos que Dios hizo
una promesa a, o un pacto con, Abraham. ¿Qué señal le dio?
Una señal visible, una señal muy física: la señal de la
circuncisión. Luego, cuando Moisés estaba a punto de guiar
al pueblo a través del Mar Rojo, Dios dio al pueblo una cena
como señal. ¿Cuál era esa señal? La Pascua. Ahora llegamos
al Nuevo Testamento donde el Señor Cristo enseña y predica,
y antes de ascender a la diestra de la Majestad en las alturas
da a Su pueblo dos señales llamadas «ordenanzas» o
«sacramentos»: El Bautismo y la Cena del Señor. Cada una
de estas cosas físicas, ya sea comida u objeto, eran una señal
de las Palabras del Señor.
Ahora bien, no estamos haciendo de estas cosas algo mayor
de lo que la misma Palabra es; simplemente estamos mirando
el arreglo {o acuerdo} de Dios desde Génesis hasta
Apocalipsis, observando que el Señor hace promesas y,
cuando las hace, de una manera u otra, a menudo da a Su

2Estoy en deuda con el pastor Sam Renihan de la Trinity


Reformed Baptist Church en La Mirada, California {EE. UU.}, por
haber profundizado mis ideas sobre la «Palabra visible» en un sermón
sobre el libro de Génesis. Accesible en línea a través de SermonAudio,
2015.
8 Una señal pactual

pueblo una señal física de esa promesa. Les da una especie de


recordatorio, algo que les señala la Palabra o la promesa. La
Cena del Señor es la Palabra en forma visible. Consideremos
el siguiente texto y veamos esto allí:
Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo
partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
(Mar. 14:22)
«...y habiéndolo bendecido». La palabra griega que se
encuentra aquí se podría traducir como después de dar gracias.
Es de donde sacamos la palabra Eucaristía. Algunas iglesias
llaman a la Mesa del Señor la «Eucaristía». Viene de esa
palabra, que significa haber dado gracias, o dar gracias. El Señor
bendice el pan y luego dice a sus discípulos: «Tomad, esto es
mi cuerpo».
Estas últimas cinco palabras han dado lugar a una
variedad de opiniones. Algunos piensan que cuando nos
acercamos a la Mesa el cuerpo y la sangre reales y físicos de
Cristo están literalmente en los elementos. Los partidarios de
esta postura creen que, de alguna forma mística, cuando un
sacerdote consagra la hostia ¾como la llaman¾, el pan
¾que todavía sabe muy parecido al pan¾ y el vino3 ¾que

3 Algunos se preguntarán sobre el uso del jugo de uva versus el vino.


Es un fenómeno relativamente estadounidense (debido principalmente
a la época de la Prohibición). Hay bastante debate ¾que va más allá
del enfoque de este libro¾ sobre la historia del uso del jugo de uva en
lugar del vino y sus conexiones con el movimiento de la temperancia
{o abstinencia}. Mi propia iglesia ofrece tanto vino como jugo de uva
en la Mesa. En el sur {de los EE. UU.}, donde soy pastor, mucha gente
ha crecido solo con la tradición del jugo de uva. Valoro el vino, no
Un festín pactual 9

todavía sabe muy parecido al vino¾ se convierten en la carne


y la sangre de Jesús. Después de todo ¾argumentan¾ Jesús
dijo en Marcos 14: «Esto es mi cuerpo».
Los que se oponen a este punto de vista responden
diciendo: ¾No, Jesús «no» está sugiriendo que el pan y el vino son Su
carne y Su sangre literales, sino que estos apuntan a, o son símbolos de,
Su cuerpo y Su sangre. ¿Qué es lo que está diciendo Jesús?
Curiosamente, Jesús habría dicho estas palabras en arameo y
habría dicho algo como: «Esto, mi cuerpo».4 ¿Y quién puede
olvidar las palabras de Jesús en Juan 6, donde Él habla de
personas comiendo Su carne y bebiendo Su sangre,
refiriéndose de un modo más general a Su obra salvadora que
estaba por consumarse?
Hay algunas razones que apuntan a la realidad del
simbolismo. En primer lugar, en la cena de la Pascua ya se
empleaba un rico simbolismo que los oyentes de Jesús
conocían y celebraban. Así que en este mismo texto podemos
ver que los judíos ya celebraban una cena llena de
simbolismo. Además, el pueblo judío habría encontrado muy

porque crea que el sacramento se invalida si se usa jugo de uva, sino


porque todo parece indicar que es la misma sustancia que Cristo usó.
Cada iglesia tendrá que decidir qué ofrecer. Para nuestra iglesia,
ofrecer ambos funciona mejor. Sin embargo, debemos ser cuidadosos
al hacer declaraciones contra el alcohol demasiado audaces en todos
los aspectos, ya que nuestro Señor mismo usó alcohol cuando instituyó
la Cena.
4 James A. Brooks, The New American Commentary: Mark {trad. no

oficial: El nuevo comentario estadounidense: Marcos}, vol. 23. (Broadman &


Holman, 1991), 228-229.
10 Una señal pactual

inaceptable inferir que una persona bebiera sangre. Beber


sangre era altamente ofensivo para los judíos.5 Lo interesante
es que mientras Jesús sostiene el pan y el vino, Él está
físicamente presente. Por tanto, para que {esto fuera así y}
Jesús dijera: «Esto es mi cuerpo», tendría que significar que
de alguna manera parte de los elementos habrían absorbido
algo de Su ser físico en ese momento, o alguna otra
circunstancia extraña. Pero esta no es la idea, pues claramente
Jesús está dando un símbolo, una Palabra en forma visible que
proclama que Su cuerpo y Su sangre son el sacrificio pactual.
El apóstol Pablo escribiría más tarde: «todas las veces que
comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor
proclamáis hasta que El venga» (1 Cor. 11:26).
Amigos, cuando nos acercamos a la Mesa, el cuerpo físico
de Cristo ¾aunque muy real¾ está presente a la diestra del
Padre (véase Rom. 8:34; Efe. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3). Por lo
tanto, no debemos suponer que el Señor, en Su declaración a
los apóstoles, está tratando de decir que el pan se transforma
en Su carne de manera literal.
Así que Jesús dice: «Tomad, esto es mi cuerpo», y luego los
versículos 23-24 nos informan:
Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos,
y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre del
nuevo pacto, que es derramada por muchos.

5 Ibíd., 228-229.
Un festín pactual 11

La copa del versículo 23 habría sido una de las copas usadas


durante la Pascua para simbolizar {o señalar} la promesa de
Dios de redimir con brazo extendido. ¿No les encanta la
forma en que el Nuevo Testamento nos ayuda a entender e
interpretar el Antiguo Testamento? El Señor había dado una
cena en el Antiguo Testamento y ahora Jesús toma lo que es
probablemente un punto crucial en esa cena de celebración,
y dice: ¾Se ha cumplido. Dios ciertamente redimirá con brazo
extendido; y Yo estoy aquí para hacerlo.
Amigos, cuando tenemos el pan y el vino en nuestras
manos, y los vemos con nuestros ojos; cuando los probamos;
son un mensaje muy visible. Vemos en estos señales de la
promesa de Dios. Y así, cuando nos acercamos a la Mesa, una
de las cosas de las que tenemos que darnos cuenta es que la
Cena del Señor es la promesa de Dios hecha visible.
Pero la Cena del Señor no es solo una Palabra en forma
visible, también es una cena de reafirmación pactual. Pablo
recuerda a sus lectores en 1 Corintios 11:26:
Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta
copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga.
Recuerden, Jesús dijo a Sus discípulos las palabras
registradas en el versículo 24 de Marcos 14: «Esto es mi
sangre del nuevo pacto».
Algunas personas luchan con la idea de pensar en los pactos
en general. Incluso si no estás persuadido por la idea de que
Dios obra a través de pactos, no importa el sistema
interpretativo bíblico que uses, no puedes escapar del hecho
de que Jesús realmente dice que esto es un acuerdo pactual. De
12 Una señal pactual

hecho, no puedes evitarlo a menos que «pacto» signifique


cualquier otra cosa menos pacto, ¿verdad? «Esto es mi sangre
del nuevo pacto...».6 Veamos esta idea de la Cena del Señor
como una cena de reafirmación pactual.
Tal vez un ejemplo nos pueda ayudar aquí. Mi esposa y yo
tenemos una tradición íntima. De vez en cuando, buscamos a
alguien que cuide de los niños y salimos a cenar. Nos encanta
la comida (¡probablemente podríamos ser descritos como
comilones!). Nos gusta probar diferentes tipos de comida y
compartirla entre los dos; y una de las tradiciones que
tenemos ¾no siempre¾ es que cuando nos sentamos en una
cena agradable, nos preguntamos el uno al otro: ¾¿Cómo «nos»
está yendo? No hacemos esta pregunta porque no nos vaya bien,
sino porque tenemos mucho de qué hablar. Estamos ahí,
solos, sin la miríada de otras distracciones que solemos
encontrar: no hay otras bocas que alimentar (ni fajitas de pollo
que tengamos que rebanar), así que hacemos algunas
preguntas reflexivas: ¾¿Cómo estamos?; ¿qué está yendo bien?; ¿qué
no va bien?; ¿dónde estamos? Y compartimos verdades útiles sobre

6 Creo, junto con muchos de los primeros bautistas particulares

ingleses, que el «Pacto de Gracia» y el «Nuevo Pacto» son exactamente


lo mismo. Específicamente, {yo creo} que el Nuevo Pacto no es solo
otra «administración» del Pacto de Gracia, sino que, en esencia
{lit. substancia}, es el Pacto de Gracia, y que todos los pactos bíblicos
anteriores simplemente señalaban o revelaban el Nuevo Pacto que fue
ratificado finalmente en la sangre de Cristo en la Cruz (Confesión de
Fe Bautista de Londres de 1677/89, Capítulo 7). Para encontrar más
información sobre esto, animo al lector a leer la maravillosa obra de
Pascal Denault, titulada The Distinctiveness of Baptist Covenant Theology
{título oficial: Un Mejor Pacto} (Solid Ground Christian Books, 2013).
Un festín pactual 13

la perseverancia de nuestro amor en medio de la respuesta a


esas interrogantes. Permítanme hacer esta pregunta: ¿Hay
algún momento, estando con mi esposa a esa mesa, durante
alguna de esas preguntas, en el que no estemos casados? La
respuesta obvia es: ¾¡no! No hay ni un solo momento desde
el viaje en automóvil hasta el restaurante (dondequiera que
sea), al sentarnos, pedir la comida, tener la conversación sobre
quiénes somos y cómo van las cosas, comer la cena y salir en
el que no seamos marido y mujer. Esa es una realidad fija
{i. e., invariable}. Pero la cena sirve como una especie de
recordatorio de quiénes somos; una reafirmación para hablar
de las continuas realidades de nuestro matrimonio y de
nuestro cuidado y fortalecimiento mutuos. Con esto no
pretendo rebajar la Mesa del Señor y equipararla meramente
a una cita de tarde–noche romántica con mi esposa; pero, la
Cena del Señor es similar a mi analogía en el sentido de que
es un tipo de reafirmación pactual, aunque mucho más
grandiosa.
Ahora bien, puedes escuchar eso y pensar: ¾¿Reafirmación
pactual? ¿Tenemos que reafirmar el pacto? ¿Significa eso que tenemos que
ser salvos de nuevo de alguna u otra manera? La respuesta a esto
último es un no enfático. Es muy parecido a mi cita de tarde–
noche con mi esposa. Nunca hay un momento en el que el
verdadero creyente no sea un verdadero creyente, sino que en
esta Mesa el Señor reafirma Sus promesas pactuales a Su
pueblo y Su pueblo reafirma de nuevo su descanso como
pecadores en un Dios que los salva conforme a Sus promesas.
Así que, cuando pensamos en las promesas de Dios hay
períodos de confesión y otros de gozo porque, recuerda, este
14 Una señal pactual

es el don {o dádiva, regalo} de Dios. Él nos da esta señal como


una imagen de Su promesa: ¾Mi cuerpo ¾dice Cristo¾ es
partido por ti, Mi sangre es derramada por muchos y fue derramada por
ti. Así que, cuando nos acercamos a la Mesa, hay una
reafirmación de la promesa de Dios.
Sin embargo, no solo vemos esta realidad en Marcos 14.
En toda la Biblia las comidas son a menudo una señal de
acuerdos. Tal vez esto me libre de aprietos, un poco al menos,
por haber dicho que disfruto la comida; pero, si das una
hojeada a la Biblia, las cenas se usan de manera sistemática
para hacer promesas, para hacer acuerdos. Por ejemplo,
piensa en Génesis 14 y en el partimiento del pan entre
Abraham y Melquisedec; o considera Génesis 18:1-13,
cuando el Señor viene, como dice la Escritura, y hay una cena
allí, la preparación de una comida. Luego, por supuesto, no
podemos olvidar Éxodo 12:24 y los versículos que rodean la
entrega de la Pascua por parte del Señor a Su pueblo.
Podríamos encontrar muchos otros ejemplos de cenas en las
Escrituras donde hay un acuerdo que ocurre en el contexto
de comer alrededor de una mesa, en torno a la comida.
Pero Jesús dice en Marcos 14, versículo 24: «Esto es mi
sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos». Otro
pasaje dirá: «Bebed todos de ella» {Mat. 26:27}. Esta Cena
no debe ser entendida como un sacrificio en el que Cristo está
siendo sacrificado otra vez. Esta no es una cena en la que
estamos comiendo carne humana en un sentido literal como
lo hacen los caníbales; antes bien, es una Palabra visible que
el Señor da a Su pueblo, donde Él continúa haciéndoles
Un festín pactual 15

recordar y teniendo comunión con ellos en Su promesa. Esta


es una Cena que tiene el propósito de que Su pueblo venga y
diga humildemente: ¾Una vez más traemos nuestro pecado a la
Mesa. Lo traemos confesándolo, descansando en Tus promesas, y nos
acercamos a la Mesa y decimos: Tu promesa de redención en el Pacto de
Gracia es todo lo que tenemos y es todo lo que necesitamos. Como
puedes observar, el pacto es reafirmado.
Así que la Cena del Señor es una Palabra en forma visible,
pero también es una cena de reafirmación pactual. Ahora,
miremos más detenidamente qué significa esta frase en el
versículo 24: «sangre del nuevo pacto...».7 Hay diferentes
maneras de interpretarla. Recorramos algunos textos y
analicemos varias formas en las que podríamos interpretar esa
frase en particular. Observa conmigo lo que dice Éxodo 24:8.
Aquí, en esta parte de Éxodo, el Antiguo Pacto está siendo
confirmado. Moisés está liderando por el camino y observa lo
que sucede en Éxodo 24. Comenzaremos desde el versículo 6:
Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la
otra mitad de la sangre la roció sobre el altar.8 Luego tomó
el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron:
Todo lo que el SEÑOR ha dicho haremos y obedeceremos.9

7 Nota de los traductores: La versión (ESV) usada por el autor dice:

«blood of the covenant» (sangre del pacto), mientras que las


traducciones hispanas (LBLA, RV60 y otras) dicen: «sangre del nuevo
pacto». El autor dará a entender en los próximos párrafos que el uso
de la frase «nuevo pacto» es la interpretación correcta.
8 Es decir, la sangre de los animales.
9 Al final no sucedió así.
16 Una señal pactual

Y ahora mira el versículo 8:


Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y
dijo: He aquí la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho
con vosotros, según todas estas palabras.
Hablaremos de esto más adelante, pero la Mesa del Señor
debe estar conectada con la Palabra de Dios. La Cena del
Señor es realmente una Palabra en forma visible y como tal
está conectada a la Palabra. Aquí Moisés toma la sangre y la
arroja sobre el pueblo. No puede haber nada más visible que
eso: gotas de sangre cayendo sobre sus rostros. Y Moisés dice:
«He aquí la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho con
vosotros, según todas estas palabras» (cursivas añadidas).
¿Es este el mismo pacto al que se hace referencia en
nuestro pasaje en la institución de la Cena del Señor o es uno
diferente? Sobre esto yace una pregunta interpretativa.
Consideremos el capítulo 9 de Hebreos. Lo que hemos visto
hasta ahora es que Moisés habla de la sangre del pacto y Jesús
habla de la sangre del {nuevo} pacto; pero en Hebreos 9
recibimos un poco {más} de ayuda con la interpretación. En
Hebreos 9, versículo 20, el escritor de Hebreos retoma la idea
de lo que hizo Moisés y habla sobre ello. Hebreos 9:19-22 dice
lo siguiente:
Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los
mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la
sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana
escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo,
diciendo:10 ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE

10 Tenemos un recordatorio de Éxodo 24.


Un festín pactual 17

DIOS OS ORDENO. Y de la misma manera roció con


sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del
ministerio. Y según la ley, casi todo es purificado con sangre,
y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
En el contexto de Hebreos, justo antes y después de este
pasaje, hay un análisis sobre cómo la sangre de los toros y los
machos cabríos en última instancia no limpia el pecado ni
tampoco puede hacerlo. Hay algunas personas que no saben
qué hacer con estos pasajes, y simplemente piensan: ¾Moisés
hizo algo, Jesús hizo algo, eso es fantástico, todo encaja; y Jesús es mi
Salvador. Pero no tan rápido, porque hay más. Hay un único
pacto, un solo Pacto de Gracia, anunciado y proclamado en
Génesis 3:15, que salva a todos; y es Cristo quien lo lleva a
cabo. Hay un solo Pacto de Gracia, y la sangre por ese pacto
no fue derramada en Génesis, ni en Éxodo, ni en Levítico, ni
en Números, ni en Deuteronomio, ni en los tiempos de Isaías
o David; sino que fue derramada en la cruz. Cristo dice: «Esto
es la sangre del nuevo pacto». Y así todos los demás pactos,
aunque {fueron} muy importantes, no eran el Pacto de
Gracia, sino más bien una continua proclamación de que el
Pacto de Gracia, por el cual todas las personas que habrán de
ser salvas son salvas, estaba llegando. Y cada uno de esos
pactos, todas las imágenes de la sangre de toros y machos
cabríos y todas aquellas cosas apuntaban a la muerte de Jesús
en la cruz.
Ahora bien, todos estamos de acuerdo ¾al menos como
creyentes¾ en que solo la sangre de Jesús salva. Si piensas
que la sangre derramada por alguno de los animales que
Moisés mató va a salvarte, estás terriblemente equivocado.
18 Una señal pactual

Todos estamos de acuerdo en que la sangre de Jesús es lo que


salva. No obstante, lo que Jesús está diciendo es que en el
Nuevo Pacto (es decir, el Pacto de Gracia) esa sangre es la
garantía pactual. Así que Moisés nos da una imagen, una
imagen preciosa que apunta a una realidad mayor {que
estaba} por venir. Cuando leo Éxodo 24, pienso en la
comunidad pactual de Dios, los creyentes del Antiguo
Testamento. Dios siempre ha tenido un único grupo de
personas salvas por medio del Hijo de Dios para siempre, y
fue tocante a este pueblo que el Dios trino hizo un acuerdo
pactual, por el cual el Hijo traería para Dios un pueblo de
toda nación, tribu y lengua. Así que los creyentes del Antiguo
y del Nuevo Testamento por igual son salvos por la sangre del
{nuevo} pacto, que por supuesto es la sangre de Jesús. Ahora
quizás podrías estar diciendo: ¾Estoy confundido con todo esto del
pacto. ¿Qué es lo que estás diciendo? Aquí está la conclusión: El
Nuevo Pacto o Pacto de Gracia fue llevado a cabo porque el
Cordero de Dios derramó Su sangre.11

11 Aunque los bautistas reformados y los presbiterianos reformados


han usado históricamente la frase «Pacto de Gracia», {entre ellos} hay
un desacuerdo sobre la sustancia de ese pacto. Comúnmente, los
presbiterianos han sostenido que cada uno de los pactos bíblicos (el
Abrahámico, el Mosaico, el Davídico, el Nuevo Pacto) eran, en cuanto
a sustancia, el Pacto de Gracia; sin embargo, muchos bautistas
particulares, a menudo llamados «bautistas reformados confesionales»
hoy en día, también sostendrían que hay un Pacto de Gracia, pero que
los pactos bíblicos no eran el Pacto de Gracia en cuanto a sustancia,
sino más bien, lo revelaban «mediante pasos adicionales» hasta que
este realmente llegó en/como el Nuevo Pacto. Por lo tanto, para ellos
(entre quienes me incluyo), el Pacto de Gracia es igual al Nuevo Pacto
y, en consecuencia, las señales del pacto no deben darse a personas que
Un festín pactual 19

Seguimos ahora con el capítulo 13 de Hebreos, una


bendición que a menudo usamos al final de los servicios {o
cultos} del Día del Señor. El escritor de Hebreos concluye su
carta de esta manera:
Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús
nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del
pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su
voluntad, obrando Él en nosotros lo que es agradable delante
de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos
de los siglos. Amén. (Heb. 13:20-21, cursivas añadidas)
Ahora bien, podrías decir: ¾Bueno, todo eso es buena
{argumentación} sistemática y puede que yo esté de acuerdo contigo, o
puede que no, aunque me hace sentir bien que Dios esté haciendo esas
cosas pactuales; sin embargo, ¿qué tiene eso que ver conmigo cuando me
acerco a la Mesa?
Amigo, cuando te acercas a la Mesa y oyes que se leen las
palabras de Jesús donde dijo: «Esto es mi sangre del nuevo
pacto», estamos recibiendo de nuevo una Palabra visible.
Cristo derramó Su sangre para salvarte, y vienes a la Mesa sin
nada que ofrecer, excepto la necesidad de ser salvo, entonces
dices: ¾Sí, Su sangre es lo que me salva.

vengan con base en el vínculo familiar (es decir, los hijos, como era en
el Pacto Abrahámico), sino solo a aquellos cuya inclusión en el pacto
¾cuya conexión con el {pacto}¾ es por la fe. Sin embargo, para
nuestros propósitos aquí, tanto los bautistas confesionales (CBFL 1689)
como los presbiterianos confesionales (CFW) estarían de acuerdo en
considerar la Cena del Señor como un medio de gracia.
20 Una señal pactual

No viniste sin ser salvo y luego fuiste salvo estando a la


Mesa, sino que esta Mesa es un recordatorio para que
hagamos memoria, una y otra vez hasta que estemos con
Cristo, de que Su sangre es lo que necesitamos. Por eso
cuando venimos {a la Cena} deberíamos hacerlo confesando,
pero no solo confesando. No deberíamos venir a la Mesa solo
confesando el pecado. Tenemos que examinarnos a nosotros
mismos mediante las promesas pactuales de Dios. No tenemos
derecho a beber el vino y comer el pan, que son señales
tangibles de la promesa de Dios, a menos que las promesas de
Dios sean verdaderas.
Debido a que lo son, esta es una cena de reafirmación
pactual. Dios, una vez más, está reafirmándonos ¾en
nuestras mentes y corazones¾ que el cuerpo de Cristo fue
partido en nuestro lugar, y que la sangre de Cristo, sin la cual
no hay remisión de pecado, fue derramada por aquellos que
vienen con fe.
Así que esta Cena es una Palabra en forma visible, pero
también es una cena de reafirmación pactual. Jesús dice:
«Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada…»
¿Quién puede olvidar las palabras de Isaías en Isaías 53, al
final de esa descripción del siervo sufriente, la frase que dice:
«…porque derramó su alma hasta la muerte» (v. 12)? Jesús
está diciendo: «Esto es mi sangre […] que es derramada por
muchos».
Un festín pactual 21

Si vas al relato del Evangelio de Mateo sobre este


acontecimiento, el apóstol añade cuatro palabras más.
Observa conmigo el relato de Mateo en Mateo 26:28. Él lo
registra de esta manera:
Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio,
diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es mi sangre del
nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de
los pecados. (vv. 27-28, cursivas añadidas)
Jesús no derramó Su sangre como un ejemplo de cómo ser
una víctima. Jesús no derramó Su sangre como una forma de
demostrar Su humildad simplemente, para darnos un
ejemplo. La sangre de Jesús fue derramada específicamente
para el perdón de los pecados.
Amigo, si piensas: ¾Bueno, sé que ustedes los cristianos hacen
esto del pan y el vino, pero… parece como una especie de asunto elegante,
pero… Entonces debes sabe que la Palabra de Dios dice que
cada uno de nosotros es pecador, que llamamos bueno a
aquello que el Señor llama pecado. Tomamos las cosas que el
Señor dice que son pecaminosas y decimos: ¾No son tan malas,
y las hacemos. Tomamos las cosas que el Señor dice: ¾Hazlo
para mi gloria, y decimos que son insignificantes. Desde esta
posición miramos al Creador de la vida, al Dios a cuya
imagen hemos sido hechos, y decimos: ¾Lo haré a mi manera.
Eso significa que estamos en enemistad ¾en guerra¾ con
Dios.
Pero Dios, el eterno Dios trino, que es fuerte para salvar,
decretó desde toda la eternidad enviar al Hijo, plenamente
Dios y plenamente hombre, quien ¾para la gloria de Dios¾
22 Una señal pactual

aceptó soportar la cruz. Cristo vivió una vida conforme al


acuerdo pactual original entre Dios y el hombre: obedece a
Dios y vive; desobedece a Dios y muere. Cristo fue el único
que realmente hizo lo que Adán, el primer hombre que fue
puesto como nuestro representante, se suponía que debía
hacer. Fue a la cruz y, al morir, el Padre juzgó el pecado sobre
Él por todos aquellos que confiarían en Él. Al hacer esto, Jesús
fue levantado como el segundo Adán, nuestro representante;
logrando lo que el primer Adán no logró.
Amigo, el evangelio es el mensaje de que Cristo, y solo
Cristo, salva, pero esto requiere sangre. Todos merecemos la
muerte. Eso es lo que Dios dijo al primer hombre, Adán:
¾Desobedece y morirás. Cristo obedeció y, aun así, recibió el
castigo por aquel arreglo original en nuestro lugar. De
manera que todos los que vienen a Cristo por medio de la fe
¾no por obras, sino por la fe¾ son salvos de este castigo
original y de sus propios pecados. Y así como el Señor salva a
Su pueblo, hasta que los trae a casa, también les da una señal
de Su promesa. Esto lo hace para que oigan con sus oídos la
predicación de la Palabra, y puedan ver con sus ojos la
predicación de la Palabra en esta Cena que dice: la sangre de
Cristo salva. Una de las señales que Él ha dado es una Cena
por la cual el pacto que Dios ha hecho, un pacto de gracia, un
nuevo pacto en Su sangre, es reafirmado en nuestros
corazones y mentes.
Así que, cuando nos acercamos a la Mesa, Dios nos está
recordando de nuevo Su promesa pactual, y nosotros la
estamos proclamando de nuevo, estamos concordando con
Un festín pactual 23

esta: «Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es


derramada». Esas palabras no deberían ser solo una frase que
oímos siendo pronunciada por un predicador poco antes de
beber unos sorbos de vino en un culto de adoración, porque
es una promesa pactual para todos los que la reciben por medio de
la fe.
Jesús prosigue en el versículo 25:
De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta
aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
Observa que en este texto es revelado un tercer aspecto
tocante a la Cena del Señor. La Cena del Señor es un
recordatorio para que hagamos memoria de las cosas que
están por venir. Jesús estaba mirando al futuro, al tiempo que
seguiría a Su resurrección; y nosotros, de la misma manera,
cuando nos acercamos a la Mesa, miramos a un tiempo que
todavía está por venir. El versículo 25 puede ser un
recordatorio para nosotros de las cosas por venir,
específicamente, de la comunión eterna venidera de los santos
con el Cordero. Los lectores de Marcos (los primeros
creyentes cristianos) probablemente celebraban la Cena del
Señor cada semana, y al hacerlo, recibían semanalmente
recordatorios de las cosas que habrían de venir. Ahora bien,
la Biblia no nos da instrucciones con respecto a la frecuencia
con la que debemos observarla. Solo tenemos las palabras de
Jesús por medio de Pablo cuando dice: «todas las veces que
comiereis este pan, y bebiereis esta copa…» (1 Cor. 11:26).
Pero, por todo lo que entendemos de las primeras décadas de
la Iglesia, es probable que los lectores de Marcos estuvieran
celebrando la Mesa del Señor como un acontecimiento
24 Una señal pactual

regular en el Cuerpo. A veces se argumenta que si lo hacemos


con demasiada frecuencia perderá su valor especial. Me
refiero a que, si lo hacemos cada semana, o en semanas
alternas, ¿no se vuelve un poco anticuado después de cierto
tiempo? Sin embargo, no decimos lo mismo sobre la
predicación de la Palabra, ¿verdad? Tampoco lo decimos
sobre la oración, ¿verdad?
Pablo venía y daba instrucciones a la Iglesia. Te los puedes
imaginar, escuchando las palabras de su Salvador, el relato de
aquel día cuando Cristo instituyó la Cena diciendo: ¾Esto es
mi cuerpo, esto es mi sangre, que es derramada por ustedes, sangre del
nuevo pacto, de cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta
aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. Cuando nos
sentamos a la Mesa, como un cuerpo, no deberíamos
simplemente mirar hacia atrás, ni quedarnos atascados en el
presente (pensando en todos los pecados que necesito
confesar, meditando en el evangelio, justo ahora); deberíamos
hacer esto: mirar hacia atrás y pensar en el presente, pero
también deberíamos mirar hacia adelante. Pablo lo dice en
1 Corintios 11:26:
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis
esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Parte de la promesa de esta Cena es que es temporal y
apunta a algo más profundo aún por venir, algo que es
permanente.
Leemos de esa esperanza futura en las últimas páginas de
las Santas Escrituras. En Apocalipsis 19:6-9 vemos estas
palabras proféticas:
Un festín pactual 25

Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de


muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía:
¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han
llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de
los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los
que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me
dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Hay una Cena aún por venir.
Así que, mientras consideramos juntos la forma en la que
debemos venir a la Mesa del Señor, hablaremos de lo que
Pablo dice en 1 Corintios 10 y lo que significa tener comunión
(/koinonía/) en la sangre y el cuerpo de Cristo. Y, después de
eso, procuraremos entender lo que Pablo quiso decir en
1 Corintios 11 cuando habló de cómo deberíamos acercarnos
a la Mesa, examinándonos a nosotros mismos y discerniendo
el cuerpo. Trataremos de responder a la pregunta: ¿Qué
significa discernir el cuerpo? Pero, antes de introducirnos en
1 Corintios, necesitamos escuchar la Palabra de Cristo, y creo
que habla con mucha precisión en este y otros textos similares
con respecto a la Mesa. En la Cena del Señor tenemos un
medio de gracia; una Palabra en forma visible. De manera
que, cuando comemos del pan y bebemos de la copa, la
Palabra (la promesa del evangelio) es proclamada.
Es una cena en la que se nos reafirma el pacto mientras
este se nos vuelve a recordar. ¿Por qué otra razón diría Jesús
en un lenguaje pactual: «Esto es mi sangre del nuevo pacto»?
Él no estaba realmente en la copa, pues ni siquiera había
26 Una señal pactual

muerto. ¿Hay alguna otra forma de entenderla a parte de:


¾Esta copa es, hasta que esté con ustedes otra vez, un recordatorio de
Mi Palabra de que Mi sangre es derramada como rescate por ustedes?
Y, por último, la Cena del Señor es también un
recordatorio para que hagamos memoria de las cosas que
están por venir. Cuando venimos a la Mesa, el Reino venidero
está a la vista. Uno de mis puritanos favoritos escribió estas
palabras sobre la Mesa:
El propósito de la Cena del Señor es recordarles que el
cuerpo y la sangre de Cristo son pan y bebida. Un alimento
totalmente suficiente para nutrir su alma para vida eterna.
Tomen, coman y beban de Él por fe. Esto les asegurará que
cuando creen de verdad en Él, Él está tan estrechamente
unido a ustedes por Su Espíritu como el alimento que comen
y beben está unido a su cuerpo.12
Mientras caminamos por entre los debates sobre los
medios de gracia y la Mesa del Señor, soy muy consciente de
los debates históricos que ha habido al respecto, los cuales han
ocurrido incluso mucho antes de que naciéramos. Y no
deberíamos tirar por la borda 2000 años de historia de la
Iglesia sin la guía de las afirmaciones confesionales de épocas
pasadas. Los primeros bautistas particulares, en unidad con
sus hermanos y hermanas reformados en la Iglesia
Presbiteriana, escribieron estas palabras:

12 Walter Marshall, The Gospel Mystery of Sanctification: Growing in


Holiness by Loving in Union with Christ {trad. no oficial: El misterio evangélico
de la santificación: Crecer en santidad amando en unión con Cristo}, trad. {al
inglés} por Bruce H. McRae (Eugene, OR: Wipf and Stock, 2005),
205.
Un festín pactual 27

La gracia de la fe, por medio de la cual los elegidos son


capacitados para creer para la salvación de sus almas, es la
obra del Espíritu de Cristo en sus corazones; y es obrada
ordinariamente a través del ministerio de la Palabra; por
medio de la cual también ¾y por la administración del
bautismo, y la Cena del Señor, la oración y otros medios
designados {o establecidos} por Dios¾ {esta fe} es
aumentada y fortalecida.13
Los primeros bautistas no veían esta Cena solo como un
recordatorio para hacer memoria, una especie de lápida
donde recordamos la muerte de Jesús; más bien la veían como
un medio que el Señor sigue usando, por el cual Él dice a Su
pueblo que cuando vengan, tendrán comunión en el cuerpo y
la sangre de Cristo (1 Cor. 10:16). Esta es una Cena en la que
el Señor les confirma de nuevo Sus promesas pactuales. Es
como si el Señor te predicara con palabras visibles. Y esta es
una Cena que no solo te hace mirar hacia atrás, a la cruz, sino
que también te hace esperar la comida que será presidida y
arreglada por, y centrada en el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Cuando venimos a esta Mesa, Dios es tan
misericordioso que nos da Palabras, no solo para oír, sino
también para ver.

* * *
DIOS TODOPODEROSO, escucha los corazones de Tu pueblo.
Llévanos a la Mesa juntos con la confesión de nuestros pecados y una
confianza renovada en el evangelio. Hay algunos que sin duda tendrán
pecados que confesar y por eso se sentirán indignos. Que oigan la

13 CFBL 1677/89 14.1.


28 Una señal pactual

reafirmación de las promesas pactuales de gracia. Habrá otros a los que


les encanta venir a la Mesa y las lágrimas de alegría correrán por sus
rostros mientras piensan en lo que vendrá cuando Cristo regrese. Pero esta
es una Cena que has dado al Cuerpo para que la observemos estando
juntos y, cada vez que la observamos, oramos para que vengamos
examinándonos a nosotros mismos, tanto con respecto a la necesidad de
arrepentimiento como para venir a la Mesa de la manera correcta, pero
también examinando de nuevo las promesas que nos has hecho y, por Tu
gracia, deseamos confiar de todo corazón en esas promesas. Oramos para
que hables verdad a nuestros corazones cada vez que nos reunimos a la
Mesa.
En el nombre de Jesús, Amén.
2
COMUNIÓN CON JESÚS1

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la


participación en la sangre de Cristo? El pan que partimos,
¿no es la participación en el cuerpo de Cristo? (1 Cor. 10:16)

H emos viajado juntos observando uno de los medios


ordinarios que el Señor usa para alimentar y alentar la
fe de Su pueblo: la Cena del Señor. Por «medios de gracia»
no nos referimos a cosas que hacemos que nos salvan, sino a
medios, métodos o mecanismos que la Palabra dice que el
Señor usa para alimentar espiritualmente a los que ya han
sido salvos. En otras palabras, nos ayudan a descansar y
experimentar los beneficios que Cristo logró.
Anteriormente miramos el capítulo 14 de Marcos, y vimos
que la Cena del Señor, o la comunión, es un medio que el
Señor usa para hacer que Su pueblo crezca en la gracia.

1 Estoy en deuda con la obra de Richard Barcellos, The Lord´s Supper

as a Means of Grace: More Than a Memory {trad. no oficial: La Cena del Señor
como un Medio de Gracia: Más que un Recordatorio} (Escocia, Reino Unido:
Mentor Imprint por Christian Focus Publications, 2013) por ayudarme
a aclarar mi pensamiento sobre este pasaje de las Escrituras en
particular. El segundo capítulo de esta obra es particularmente útil
para interpretar este texto, y me gustaría animar al lector a investigar
este libro de Barcellos para encontrar un estudio más profundo de este
pasaje y sus conexiones con la Cena del Señor. Aunque este capítulo
no fue tomado solo de su obra, gran parte de mi propio pensamiento
ha sido desarrollado a través de esta.
29
30 Comunión con Jesús

Establecimos varios puntos partiendo de Marcos 14: En


primer lugar, vimos que la Comunión {i. e., la Cena} es una
Palabra visible, en la que la promesa de Dios se hace visible a
nuestros sentidos. También dijimos que la Comunión no es
solo un acto, sino que en realidad es una reafirmación del
pacto, Dios nos recuerda Su promesa pactual y venimos a la
Mesa de nuevo declarando que es sobre la base del cuerpo
partido y la sangre derramada de Jesucristo que somos salvos.
Por lo tanto, las promesas pactuales nos son reafirmadas.
Finalmente vimos cómo la Mesa del Señor trata sobre la
eternidad. Es una Cena que nos prepara de una forma u otra
para esa Gran Cena que está por venir, cuando cara a cara
cenemos físicamente con Cristo.
Ahora, volvemos nuestra atención a la instrucción de
Pablo sobre el tema que se encuentra en su epístola a la iglesia
de Corinto. De manera específica, en el contexto del resto de
la Escritura, 1 Corintios 10:16 nos enseña esto: que la Cena
del Señor es una participación en el presente en los beneficios
logrados pertenecientes al cuerpo y la sangre de Cristo, quien
está presente con nosotros de una manera única cuando
participamos. Permítanme decirlo de nuevo. La Cena del Señor es
una participación en el presente en los beneficios logrados
pertenecientes al cuerpo y la sangre de Cristo, quien está
presente.
Ahora bien, esa frase, «beneficios logrados», es otra forma
de referirse a la gracia... gracia. Si piensas que lo que hacemos
como cristianos es simplemente tratar de ser mejores, o
aferrarnos legalistamente a reglas anticuadas, te estás
Un festín pactual 31

perdiendo lo que es el cristianismo en realidad; y tal vez somos


nosotros mismos quienes te hemos llevado por el camino
equivocado por la forma en que hemos actuado en el mundo
o en nuestros hogares. Pero, gracia significa un favor
inmerecido, no ganado. Merecemos y nos hemos ganado el
desprecio {lit. desfavor} de Dios. Sin embargo, la Escritura
dice:
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran
amor con que nos amó […] nos dio vida juntamente con
Cristo […] (por gracia habéis sido salvados)… (Efe. 2:4-8,
cursivas añadidas)
Gracia es aquello de lo que el cristianismo se trata.
Si mucho de lo que voy a decir realmente no tiene sentido
para ti, comprende este sencillo punto: la cruz es un mensaje
en el que Dios dice que concederá un favor inmerecido a
quien lo desee, pero debes venir a través del medio único,
excepcional y singular por el cual Él prodiga el favor a
pecadores, es decir, por medio de la vida perfecta y la muerte
inmerecida de Su Hijo. Ese es el mensaje del cristianismo.
Podríamos llenar bibliotecas enteras con libros sobre esta
gloriosa noticia y, aun así, nunca agotar completamente el
tema; siempre tendríamos más de lo que podríamos escribir.
Ahora bien, ¿a qué nos referimos al decir que, cuando los
cristianos vienen a la Mesa, participan en la gracia? ¿Estamos
diciendo que son más salvos o que son salvados mejor cuando
participan de esta? No, eso no es lo que estamos diciendo.
Más bien, que los salvos, aquellos a quienes les ha sido
prodigado el favor inmerecido de Dios, ahora se benefician,
son animados y alimentados espiritualmente en esa gracia ya
32 Comunión con Jesús

lograda {o hecha realidad} que Cristo ha obrado. Se dan un


festín espiritualmente de los beneficios logrados
pertenecientes al cuerpo y la sangre de Cristo. Así que tomo
como texto 1 Corintios 10:16, y ya hemos hablado de hacia
dónde vamos, a saber, que la Cena del Señor es el pueblo de
Dios dándose un festín de la gracia mientras Cristo está
presente. Esto puede «mover el piso» a algunos, pero creo que
es exactamente lo que el texto dice.
Primero veamos lo que está alrededor del texto. En
realidad, necesitamos volver a 1 Corintios 8 para entender
mejor el punto que el apóstol está estableciendo. Pablo está
escribiendo una carta a un grupo de personas quebrantadas.
Si piensas que todas las iglesias del primer siglo eran perfectas,
respetuosas de la ley, lugares que glorificaban a Dios, ¡debes
leer 1 Corintios! Según Pablo, en los primeros versículos,
tenían casi todo mal, pero no el evangelio; no obstante,
comienza la carta llamándolos «salvos». Sin embargo, eran
desordenados de muchas formas, incluyendo su observancia
de la Mesa del Señor, y también se enfrentaban a la tentación
de la idolatría (que era la tentación proveniente de su cultura
de decir que cualquier cosa que no era Cristo Jesús era Señor).
La idolatría juega un papel importante en esta carta de Pablo.
Así que en 1 Corintios 8, Pablo está abordando esta
cuestión: ¿Podemos comer alimentos que han sido ofrecidos
como sacrificio en templos paganos o donde adoran ídolos?
Pablo dice en 1 Corintios 8:4:
Por tanto, en cuanto a comer de lo sacrificado a los ídolos,
sabemos que un ídolo no es nada en el mundo…
Un festín pactual 33

Pablo está aquí reconociendo a los ídolos por lo que


realmente son: nada. Específicamente, los adoradores paganos
sacrificaban a falsos dioses, que no eran reales ni estaban
vivos. Nuestro Dios, el Único Dios Verdadero, está vivo. Así
que Pablo esencialmente dice: ¾ellos no están realmente allí.
Luego, en los versículos 9 al 13, Pablo habla de cómo hay
libertad para comer o no comer en estos casos, pero que
debemos usar nuestra libertad de la manera correcta.
Básicamente, en 1 Corintios, Pablo va a decir que no es
necesariamente malo comer alimentos que puedan o no
haber sido sacrificados en un templo. Uno podía ir a un
mercado, lo cual era a menudo el caso, y muchos de los
alimentos, específicamente la carne que estaba allí a la venta
podría haber estado involucrada en un sacrificio. Así que le
preguntaban a Pablo: ¾si comemos eso, Pablo, ¿somos parte del
sacrificio? Y Pablo les dice: ¾sé libre, come, pero… Mira lo que
dice en 1 Corintios 8:
Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad de
alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para el
débil. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento,
sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada
su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los
ídolos? Y por tu conocimiento se perderá el que es débil, el
hermano por quien Cristo murió. Y así, al pecar contra los
hermanos y herir su conciencia cuando ésta es débil, pecáis
contra Cristo. Por consiguiente, si la comida hace que mi
hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer
tropezar a mi hermano. (vv. 9-13)
Podríamos aplicar este pasaje de varias maneras. A
menudo se aplica al tema del alcohol. ¿Está permitido que un
cristiano beba? Las Escrituras no condenan la bebida, pero
34 Comunión con Jesús

puede haber momentos en los que el alcohol sea una piedra


de tropiezo, así que, en ese caso, por el bien de nuestros
hermanos o hermanas, preferimos abstenernos en ese
momento. Decidimos voluntariamente renunciar a la libertad
en ese caso. Luego, en el capítulo 9, Pablo da un largo ejemplo
de su propia vida: ¾Miren, hay derechos que tengo, pero estoy
renunciando a estos en cierto sentido; hay libertades que tengo, pero estoy
renunciando a estas para no hacer que otros tropiecen.
Posteriormente, en 1 Corintios 10 Pablo anima a los
cristianos a no comer en los templos paganos. Así que hemos
pasado de comer carne que pudo haber sido sacrificada en los
templos paganos (lo cual era permisible) a la prohibición de
no comer en los templos paganos, porque eso es idolatría.
Miren el versículo 7 del capítulo 10: «No seáis, pues, idólatras
como lo fueron algunos de ellos…». Bueno, ¿quiénes son
esos? En 1 Corintios 10, Pablo les recuerda a sus lectores los
primeros seguidores de Dios del Antiguo Testamento.
Observa conmigo el texto:
Porque no quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros
padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el
mar; y en Moisés todos fueron bautizados en la nube y en el
mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos
bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una
roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. (vv. 1-4)
Continúa diciendo: ¾Mira, hubo gente, nuestros antepasados,
que fueron parte de las promesas pactuales de Dios. Versículo 5:
Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos,
pues quedaron tendidos en el desierto.
Un festín pactual 35

Poco después de que Dios diera la ley, Moisés bajó del


monte Sinaí y el pueblo de Dios estaba participando de
sacrificios y prácticas paganas. Versículo 6:
Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de
que no codiciemos lo malo, como ellos lo codiciaron.
Entonces, Pablo dice:
No seáis, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según
está escrito: EL PUEBLO SE SENTO A COMER Y A
BEBER, Y SE LEVANTO A JUGAR. Ni forniquemos,
como algunos de ellos fornicaron, y en un día cayeron
veintitrés mil. Ni provoquemos al Señor, como algunos de
ellos le provocaron, y fueron destruidos por las serpientes.
(vv. 7-9)
Así que Pablo se está refiriendo a una parte de la historia
de Israel para establecer el {siguiente} punto: ¾No te involucres
en sacrificios paganos, porque si lo haces, es idolatría. Luego, al final
del capítulo 10, desde el versículo 23 hasta el primer versículo
de 1 Corintios 11, dice: ¾Comer alimentos del mercado que pudieron
haber sido sacrificados como parte de rituales paganos no está mal, a
menos que esto obstaculice el evangelio. Pero no vayas a esos sacrificios
paganos. No seas parte de esos sacrificios.
Así que estos capítulos se basan en última instancia en
1 Corintios 10, versículo 14: «Por tanto, amados míos, huid
de la idolatría». Aunque estamos hablando de la Cena del
Señor, necesitamos saber que este texto es sobre la idolatría.
Aprendemos algunas cosas sobre la Cena del Señor de este
texto. Y todo este tema de los alimentos y la idolatría nos
ayuda a ver lo que la Mesa del Señor realmente es. Pero no
perdamos el punto: huir de la idolatría, huir de decir que
36 Comunión con Jesús

cualquier cosa que no sea Dios es Dios. La advertencia es la


misma para nosotros: «huid de la idolatría». Pero, observa el
texto que estamos considerando ahora, comenzando con el
versículo 14:
Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Os hablo como
a sabios; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición
que bendecimos, ¿no es la participación en la sangre de
Cristo? El pan que partimos, ¿no es la participación en el
cuerpo de Cristo? Puesto que el pan es uno, nosotros, que
somos muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de
aquel mismo pan. Considerad al pueblo de Israel: los que
comen los sacrificios, ¿no participan del altar? ¿Qué quiero
decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que
un ídolo es algo? No, sino que digo que lo que los gentiles
sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero
que seáis partícipes con los demonios. No podéis beber la
copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis
participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos, acaso, más
fuertes que El? (vv. 14-22)
Así que exploremos este pasaje con mayor detalle y luego
enfoquemos nuestra atención en un versículo en particular
(v. 16).
Comenzamos en el versículo 14 donde la orden es clara:
«huid de la idolatría». Huye de decir que cualquier cosa, ya
sea física o no física, es Dios, y de adorarla, ya sean estatuas,
dioses falsos, currículos, dinero, poder, sexo, o cualquier
forma en la que se encuentre. Huye de la idolatría. Luego, en
el versículo 16, la Cena del Señor es contrastada con los
sacrificios paganos, lo cual es muy, muy importante para
nuestro estudio. Pronto tendré que utilizar algunos términos
técnicos cuando veamos que la Cena del Señor es contrastada
Un festín pactual 37

con la idolatría pagana en este pasaje. Posteriormente, en el


versículo 17, Pablo analiza la unidad en el cuerpo de Cristo:
hay un solo pan, un solo cuerpo. En el versículo 18, los judíos
del Antiguo Testamento son usados como ejemplo, a saber:
comer del altar, el altar pagano, era participar del altar.
Luego, en los versículos 19 y 20, Pablo deja en claro que no
es la comida en sí misma el problema, sino realmente el dios
o los dioses que son adorados con los alimentos. Podemos
volver a 1 Corintios 8:4. No hay ningún dios real que exista
detrás de este altar. ¿Es la comida algo? No. Sin embargo, se
trata de lo que la comida representa. Y en
1 Corintios 10:21-22, por el hecho de que Dios es el Dios
verdadero y celoso, Pablo vuelve a decir a los corintios que
huyan de la idolatría. Por tanto, en 1 Corintios 10:14 dice:
«huid de la idolatría»; y en los versículos 20-22 repite la
exhortación. En los versículos intermedios, habla de dos
rituales: la Mesa del Señor y los sacrificios paganos.
Fíjate en 1 Corintios 10:16:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la
participación en la sangre de Cristo? El pan que partimos,
¿no es la participación en el cuerpo de Cristo?
Entonces, ¿qué deducimos de este versículo?
Lo primero que vemos es que el enfoque, el tema que se
está tratando, es la copa de bendición y el pan que partimos.
Ese es el tema. Así que veamos estas frases. La «copa de
bendición que bendecimos» es la copa que el Señor usó para
instituir la Cena. Por tanto, si se preguntan por qué los
cristianos hacen esto del «pan y el vino», es porque Jesús nos
38 Comunión con Jesús

lo dio. La frase «que bendecimos» también podría ser


traducida del griego de esta manera: una copa por la que damos
gracias. La Mesa del Señor es un tiempo de acción de gracias.
La palabra griega utilizada es de donde nuestros hermanos y
hermanas anglicanos obtienen la palabra Eucaristía. Es
simplemente convertir esa palabra griega en un término en
español: Eucaristía (dar gracias).
Entonces Pablo dice: «¿No es…?». Ahora bien, observa
que dice: ¾¿no es así?, como una pregunta retórica. Está
suponiendo que la respuesta es: ¾sí. Así que dice: ¾Lo que
estoy a punto de preguntarles es verdad. La copa de bendición que
bendecimos es una participación en la sangre de Cristo. El pan
que partimos es una participación en el cuerpo de Cristo. Y
entonces llegamos a la palabra «participación». ¿Qué
significa? Bueno, es la palabra griega koinonía. Por tanto,
podrías sustituir esa palabra de esta manera:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la koinonía en
la sangre de Cristo?
Es una palabra que se utiliza a menudo en todas las
Escrituras para referirse a «comunión» y, a veces,
«participación». Sostengo que la traducción de LBLA aquí
hace una elección apropiada: «…¿no es la participación
en...?», pero podría traducirse de manera similar como:
«…¿no es la comunión de…» (de ahí es de donde viene la
palabra comunión). Cualquiera de esas palabras podría usarse
correctamente en este pasaje. Entonces, ¿qué está diciendo
Pablo? Bueno, cada vez que Pablo usa esta palabra o
cualquiera de sus cognadas proceden todas de la misma raíz.
Un festín pactual 39

Usa esta palabra distintivamente con un enfoque en la


relación de la fe con Cristo.
Así que tenemos dos buenas traducciones al español de esa
palabra: comunión y participación. Pero, ¿en qué comulgamos?
Bueno, el apóstol nos dice: «en la sangre […] en el cuerpo de
Cristo». Entonces, noten que la koinonía no es principalmente
un compañerismo con otros creyentes. A menudo oímos esa
palabra (koinonía) y tendemos a pensar: ¾¡Oh!, lo que está
diciendo aquí es que, cada vez que hacemos esto, es como si estuviéramos
celebrando el compañerismo y la comunidad que tenemos entre nosotros.
Bueno, creo que se puede argumentar con razón que Pablo
expresa ese sentir en el 1 Corintios 10:17, pero no es lo que
dice en el versículo 16. Miren el versículo 17:
Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos,
somos un cuerpo; pues todos [juntos] participamos de aquel
mismo pan. (Corchetes añadidos)
Pero cuando Pablo dice en el versículo 16 que tenemos una
koinonía en la sangre y en el cuerpo, la participación allí es algo
que está más relacionado con una comunión vertical. La
koinonía no es principalmente una comunión con otros
creyentes, sino más bien una comunión o participación en la
sangre y en el cuerpo de Cristo. Hay, de alguna manera, una
comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo a la que se hace
referencia aquí, y no solo una comunión con otras personas.
Bueno, ¿cómo difiere esto del uso de la palabra por parte
de Pablo en otros lugares, incluso en este libro? En
1 Corintios, Pablo usa la palabra koinonía en los primeros
versículos. En 1 Corintios 1:9 Pablo da gracias porque dice:
40 Comunión con Jesús

¾Ustedes son cristianos, han confiado en Jesucristo como Salvador y


Señor, creen que son pecadores, creen que Cristo es el único camino al
Padre, que tendrían que enfrentarse a la condenación eterna fuera de la fe
en Jesucristo, y han dicho: No traigo nada más que pecado, pero Cristo
ha pagado mi deuda porque Dios es amor y Él es misericordioso. De esta
manera, Pablo está agradeciendo a Dios porque han sido
salvos. Observa además lo que dice en el versículo 9:
Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la koinonía
con Su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.
Así que, en un lugar, Pablo dice que los cristianos siempre
están en la koinonía con Jesús; pero, en otro lugar, dice que un
acto en particular es una koinonía en la sangre y el cuerpo.
Entonces, ¿cuál es la diferencia?
Pablo no es el único que usa esta palabra, Juan también lo
hace. En 1 Juan 1:2-3, dice:
(pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y
damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual
estaba con el Padre y se nos manifestó); lo que hemos visto y
oído, os proclamamos también a vosotros, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y en verdad nuestra
koinonía es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Así que, aun sin este pasaje, la Biblia ya es clara en cuanto
a que los creyentes, y solo los creyentes, tienen koinonía (tienen
comunión con Cristo). Entonces, ¿por qué Pablo diría que la
Mesa del Señor es la koinonía en el cuerpo y la sangre de
Cristo? ¿Acaso está diciendo: ¾Oh, estoy tratando de recordarles
que tienen comunión con Jesús? Eso no es lo que está haciendo con
su argumento. Recuerda que está contrastando el altar de los
paganos y la Mesa del Señor. Por lo tanto, si ya tenemos
Un festín pactual 41

comunión y compañerismo con Cristo, ¿cómo la observancia


de esta Cena es diferente? Pablo está diciendo que cuando
vamos a la Mesa experimentamos esta comunión con Jesús de
una manera particular. Pero, medita bien en esto, porque
¿cuántas veces nos acercamos a la Mesa y esperamos que
Jesús esté allí realmente?
La Gran Comisión (Mat. 28:18-20) dice que Jesús siempre
estará con Su Iglesia. Otro pasaje habla de la idea de que
donde dos o más estén reunidos, Él está en medio de ellos.
Esto es absolutamente cierto. Pero aquí, el apóstol Pablo,
escribiendo bajo la inspiración divina del Espíritu Santo, en
realidad señala una de esas ocasiones en las que está con
nosotros, lo cual indica, de alguna manera y hasta cierto
punto, una presencia divina, es decir, comunión con Jesús.
Entonces, continuemos. El versículo 17 parece indicar que
tenemos comunión entre nosotros, pero el versículo 16 habla
de comunión en la sangre y el cuerpo. Se está haciendo
referencia a algún tipo de comunión relacionada con Cristo.
Pero, ¿qué significa esto más específicamente? Veamos lo que
hay alrededor del texto. Tenemos que mirar el texto
circundante para ver lo que quiere decir con «participación
en». Por tanto, vayamos al versículo 18:
Mirad a Israel según la carne; los que comen de los
sacrificios, ¿no son partícipes [koinonoí]…? (RV1960)
¿Te suena familiar? La palabra «partícipes» traduce el
vocablo griego koinonoí. ¿A qué suena eso? Koinonía. Provienen
de la misma raíz. En esencia, Pablo dice: «Los que comen de
los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?».
42 Comunión con Jesús

Así que 1 Corintios 10:1-8 nos señala a estos judíos del


Antiguo Testamento, quienes fueron partícipes de los
sacrificios. Y como parte de estar en estos sacrificios, Pablo
está diciendo que aquellos en el Antiguo Testamento ¾así
como cualquiera en la edad del Nuevo Testamento¾ que
vaya a estos sacrificios, es partícipe del altar. Por tanto, el
versículo 18 dice que comer de los sacrificios te conecta con
el significado de los sacrificios. Miremos los versículos 19-20:
¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos
es algo, o que un ídolo es algo? No, sino que digo que lo que
los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a
Dios; no quiero que seáis partícipes con los demonios.
En consecuencia, hay un sentido real en el que, si estás
involucrado en la idolatría, eres un adorador de demonios.
Pablo infiere que cuando una persona está involucrada en la
fabricación de ídolos está participando con los demonios. Esto
es lo que Pablo está diciendo en el versículo 18: comer de los
sacrificios te conecta con el significado de los sacrificios. De la
misma manera, en el versículo 20 dice: comer de los sacrificios
te lleva a tener comunión con los demonios. Entonces, ¿qué
está haciendo Pablo aquí, y por qué estamos invirtiendo tanto
tiempo en este versículo? Pablo está usando la adoración falsa
y la idolatría para expresar la realidad de que el simple acto
de comer en los rituales paganos (algo que los creyentes de
Corinto habrían sido tentados a hacer) inevitablemente
traería como resultado la comunión con los demonios y una
asociación con el mensaje pagano inherente a esos rituales
impíos. Del mismo modo, comer en la Mesa del Señor te da
comunión con Cristo y te conecta con el mensaje de esa Cena.
Un festín pactual 43

En este punto necesito ser claro con respecto a algo


relacionado con la salvación personal. Pablo no está diciendo
que participar en la Cena del Señor pueda salvarte de la ira
divina. No estoy diciendo ¾ni tampoco Pablo dice¾ que
venir a la Mesa te salvará. Puedes beber todo el vino y comer
todo el pan que desees, pero los elementos no sirven para
salvarte del juicio. No se trata de eso; esta no es la razón por
la que Jesús instituyó la Cena. En cambio, tiene que ver con
lo que señala esa Cena. Así que Pablo ofrece a los creyentes
de Corinto una ilustración vívida de lo que significa participar
de una cena, y lo hace mediante una analogía. Participar en
la Mesa equivale a ser partícipe con Cristo, dice el apóstol, así
como participar en rituales paganos te hace necesariamente
un partícipe con los demonios.
Mira nuestro versículo: «participación», «comunión»;
¿qué significan estas frases en la práctica? Bueno, se han
postulado varias ideas. Podría parecer que lo que Pablo está
diciendo es que cuando bebemos de la copa y comemos el pan
estamos comiendo en realidad el cuerpo físico real de Jesús y
bebiendo Su sangre física real. Hay decenas de millones de
personas en todo el mundo que afirmarán esa creencia. Se
llama transubstanciación y sigue siendo fundamental para el
culto de adoración en la teología católica romana. Los
devotos del catolicismo romano creen que, durante la misa, el
pan y el vino se transforman en la sustancia del cuerpo y la
sangre de Jesús. De esta manera, el partícipe es visto como
alguien que come el cuerpo y la sangre literales de Jesús en
sustancia, aunque sigue teniendo el mismo sabor del pan y el
vino. Sin embargo, esto no puede ser el significado, porque
44 Comunión con Jesús

cuando Cristo pronunció las palabras: «esto es mi cuerpo», Él


estaba sentado allí mismo entre los discípulos. ¿Cómo podía
el pedazo de pan que sostenía en Sus manos en la institución
de la Cena ser Su carne en un sentido literal mientras seguía
siendo plenamente humano y permanecía plenamente en la
carne antes de ser crucificado? La respuesta, por supuesto, es
que ambas cosas no pueden ser Su carne.
Además, también sabemos que el cuerpo resucitado de
Cristo está presente con Dios. Así que no puede significar que
estamos comiendo Su carne y sangre literales. Tampoco
puede significar que lo hagamos sangrar y que rompamos Su
cuerpo una y otra vez. Sin embargo, eso es exactamente lo
que muchas personas creen. Creen que es imperativo que
vengamos a esta Mesa repetidamente para ser limpiados de
los pecados. Parte de esta creencia en la transformación de los
elementos en el cuerpo y la sangre físicos de Cristo es el
concepto de que participar en la Cena te limpia de los pecados
pasados, pero no de los futuros. Por eso, según esta postura
errónea, la gente debe acercarse constantemente a la Mesa,
para ser perdonados repetidamente, para ser limpiados una y
otra vez. Pero, ¿qué nos dice el libro de Hebreos? El sacrificio
de Jesús fue un «solo sacrificio por los pecados para siempre»
(Heb. 10:12). La propiciación por nuestros pecados (es decir,
apartar la ira de Dios por nuestros pecados pasados, presentes
y futuros) ya fue hecha por Cristo en y a través de ese único
sacrificio Suyo. Esta es precisamente la razón por la cual el
apóstol Pablo pudo escribir estas reconfortantes palabras:
Un festín pactual 45

Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para
con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Rom. 5:1,
cursivas añadidas)
En otras palabras, «tenemos paz para con Dios» porque el
único sacrificio para siempre hecho por Jesús en la cruz
satisfizo la ira de Dios. No hay necesidad de ofrecer el cuerpo
de Jesús una y otra vez para aplacar la ira divina. La deuda,
una deuda que nosotros mismos nunca podríamos haber
pagado en su totalidad, ya ha sido pagada en nuestro lugar.
Hay quienes tienen un punto de vista similar a la
transubstanciación llamado consubstanciación. Esta postura
afirma que junto al pan real y al vino real están el cuerpo y la
sangre reales de Jesús. Esta comprensión de la Cena, al igual
que la transubstanciación, no pasa la prueba del texto bíblico.
Invito al lector a considerar a los diferentes autores
reformados históricos que escribieron sobre todo lo
relacionado con la Cena del Señor.2/3

2 La obra de Robert Bruce de 1589 titulada, The Mystery of the Lord’s

Supper {trad. no oficial: El misterio de la Cena del Señor}, es un texto clásico


y útil.
3 El diccionario de términos teológicos de Muller es un gran recurso

para estudiar más a fondo estas definiciones. Richard A. Muller,


Dictionary of Latin and Greek Theological Terms: Drawn Principally from
Protestant Theology {trad. no oficial: Diccionario de términos teológicos en latín
y griego: Extraído principalmente de la teología protestante} (Grand Rapids, MI:
Baker Academic, 1985). «Consubstantiation {consubstanciación}»,
«praesentia spiritualis sive virtualis {presencia espiritual o virtual}»,
«transubstantiation {transubstanciación}».
46 Comunión con Jesús

Sin embargo, en último lugar, creo que este texto nos dice
que tampoco puede significar lo que muchos sostienen, que es
la idea de que esta Mesa es solamente un recordatorio para que
hagamos memoria. El punto de vista que afirma que la Cena
es un recordatorio para que hagamos memoria es la idea de
que la Cena del Señor es algo que hacemos simplemente para
pensar en Jesús. Un recordatorio para que hagamos memoria
es como una lápida en un cementerio; nos recuerda algo o a
alguien.
¿Hay otros puntos de vista posibles? Sí, muchos sostienen
lo que se llama «el punto de vista de la presencia espiritual»,
que es la postura que yo sostengo. Desde este punto de vista,
1 Corintios 10:16 significa que, cuando venimos a la Mesa
con fe, Cristo está espiritualmente presente de una manera
única, mucho más allá de Su presencia general prometida a
todos los creyentes (donde promete estar con nosotros en
todas las edades {o épocas} hasta Su regreso). ¿Pero cómo
puede ser, pues ya hemos descartado la idea que afirma que
Su verdadero cuerpo y sangre están presentes en la Cena?
1 Corintios 10:16 dice que la Cena del Señor es una
participación en el presente de los beneficios logrados
pertenecientes al cuerpo y la sangre de Cristo, quien está
presente en esta. Cuando venimos a la Mesa con fe, por medio
del Espíritu, estamos teniendo comunión con el Cristo
resucitado. Este punto de vista sostiene que Su cuerpo
glorificado está presente en el Cielo, pero los creyentes
conocemos de una manera única la presencia espiritual de
Cristo cuando venimos a la Mesa; esto, entonces, es la
participación en los beneficios del cuerpo y la sangre de
Un festín pactual 47

Cristo. Ese es exactamente el punto que Pablo está


estableciendo al hacer este contraste. En esencia, lo que dice
es: ¾Cuando vienes a la Mesa no puedes también ir a estas ceremonias
idólatras, porque ¿no sabes que cuando comes de esas ceremonias
idólatras, estás participando con los demonios? ¡Estás compartiendo con
los demonios! Así que no puedes acercarte también a la Mesa del Señor
porque esta es una participación en el sacrificio de Cristo, el cual fue hecho
una sola vez para siempre. Este sacrificio ya ha sido completado,
y no se vuelve a realizar, pero la Cena hace que el partícipe
tenga comunión con el Señor y con el significado de ese
sacrificio.
Puede que pienses: ¾Bueno, todo esto es muy interesante, Pablo
se ha estado esforzando mucho tiempo para llevarnos a este punto. Y yo
estoy esforzándome en esto porque, aunque tenemos
comunión permanente con Cristo según 1 Corintios 1:9,
tenemos comunión con Cristo de una manera particular ¾en
un sentido espiritual, no físico¾ cuando venimos a la Mesa
(1 Cor. 10:16). Y esta Mesa es un medio por el cual los
creyentes se benefician de lo que Cristo ya hizo. Podría
parecer bastante simplista decirlo, pero esta Cena es una cena
con Jesús. Juan Calvino escribió:
Podemos, pues, decir que en esta [la Cena] el Señor despliega
delante de nosotros todos los tesoros de Su gracia espiritual
en la medida en que Él nos asocia con todas las bendiciones
y riquezas en nuestro Señor Jesús; por tanto, recordemos que
la Cena se nos da como un espejo en el que podemos
contemplar a Jesús crucificado, para librarnos de la
condenación, y resucitado, para procurarnos la justicia y la
vida eterna. Es verdad que esta misma gracia nos es ofrecida
por el evangelio, sin embargo, en la Cena tenemos una
48 Comunión con Jesús

certeza más amplia y un disfrute más pleno de esta, por


buenas razones reconocemos este fruto como proveniente de
esta.4
Tal vez estás leyendo esto y pienses para ti: ¾Pensé que el
autor de este libro era bautista. No sabía que los bautistas pudieran decir
algo así. Escucha a uno de los primeros bautistas puritanos,
Hanserd Knollys, uno de los primeros en llamarse a sí mismo
«bautista»:
Cristo y Sus santos disfrutan de una comunión mutua y un
compañerismo espiritual entre ellos en la Cena del Señor
[…] La Cena de Cristo con Sus santos y la Cena de los santos
con Cristo…5
O considera al primer bautista inglés y escritor del
catecismo, Benjamin Keach, hablando de la Mesa del Señor:
Hay una impartición o comunicación mística de todos los
benditos méritos de Cristo a nuestras almas a través de la fe
de la que se habla aquí, y {estos méritos} son recibidos de

4Disponible en formato electrónico en:


˂http://www.the-highway.com/supper1_Calvin.html#10˃.
Consultado por última vez el 24 de marzo de 2021.
5 Se puede encontrar más información sobre Hanserd Knollys en el
siguiente artículo del que se ha tomado esta cita: G. Stephen
Weaver (hijo), «Christ Spiritually Present and Believers Spiritually
Nourished: The Lord’s Supper in Seventeenth-Century English
Particular Baptist Life» {trad. no oficial: «Cristo espiritualmente
presente y los creyentes espiritualmente alimentados: La Cena del
Señor en la vida bautista particular inglesa del siglo XVII»}, Journal of
Institute of Reformed Baptist Studies 2015 {trad. no oficial: Revista académica
del Instituto de Estudios Bautistas Reformados} 2015:109.
Un festín pactual 49

una manera gloriosa en la correcta participación de esta {la


Cena}.6
Pero él está hablando de la Cena. Ahora, no estoy aquí
para proclamarles lo que los bautistas han dicho. Lo hago
porque me doy cuenta de que muchos de nosotros estamos en
aguas en las que no nos sentimos muy cómodos. Los primeros
creyentes reformados estudiaron textos como
1 Corintios 10:16 y dijeron: ¾Pablo no solo está diciendo que
nosotros nos reunimos para comer juntos. Él está diciendo que de alguna
manera somos partícipes del cuerpo y la sangre de Cristo cuando tomamos
la copa. No puede significar que vamos a ser salvos de nuevo; no puede
significar que vamos a llegar al punto en el que tengamos que volver a
crucificar a Cristo; no puede significar que el cuerpo de Cristo, que está a
la diestra de la Majestad en las alturas, se haga bajar de alguna manera
hasta nosotros y sea conectado a estos elementos. ¿Qué significa entonces?
Bueno, ¿qué está haciendo Pablo? Está diciendo que
aquellos que participan de los sacrificios paganos comen del
alimento físico y real allí, pero {también} son partícipes de las
cosas espirituales. De la misma manera, aquellos que vienen
a la Mesa comen del alimento físico real, pero {también} son
partícipes espirituales de los beneficios logrados por
Jesucristo.
Entonces, ¿qué significa esto en la práctica? Hay mucho
que podríamos decir en respuesta a esta pregunta, pero
sostengo que hay al menos cuatro cosas. He aquí una de estas:
en la Mesa, somos señalados de una manera particular. Así

6 Ibíd., 112.
50 Comunión con Jesús

como Pablo podía decir que era inconsistente participar en la


idolatría y en la Mesa del Señor simultáneamente porque
ambas demostraban una conexión con algo, nosotros también
somos señalados como personas que comen a la Mesa de Jesús
en esta Cena. Venimos a la Mesa de Jesús. Así que esta Cena
nos señala como miembros de Su Iglesia. Esta es una Cena
para la Iglesia. Por lo tanto, creo que es importante que
sostengamos la realidad de que los sacramentos (u
ordenanzas) son dados a la Iglesia. No son dados a los grupos
de creyentes que están divorciados de la iglesia. La
administración correcta de la Cena del Señor es la iglesia
reunida. Seré el primero en decirlo: ha habido momentos en
mi vida en el pasado en que en un club universitario o algo
similar varios de nosotros pensamos: ¾Oye, hagamos la Cena del
Señor, eso sería genial. ¿Era eso lo mejor que podíamos hacer?
No lo creo. Porque creo que el Señor da Sus sacramentos, Sus
ordenanzas, a la iglesia local reunida.
Pero, aparte de eso, según Pablo, somos señalados como el
pueblo de la Mesa de Jesús, no de mesas y altares paganos.
Así que las aplicaciones abundan. ¿Cómo nos asemejamos en
nuestros días a los cristianos de Corinto en el primer siglo?
Ese versículo que se cita tan a menudo en 1 Corintios 10:13
(«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común
a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros
seáis tentados más allá de lo que podéis soportar») lo usamos
con frecuencia para decir que no importa lo que experimentes
en la tentación, hay una salida. Eso es cierto. Pero en este
contexto, Pablo está hablando de la idolatría. Ese es el pecado
en el que todos caemos regularmente. No sabemos cómo no
Un festín pactual 51

caer en la idolatría sino es por la gracia de Dios. Debemos


huir de la idolatría porque cuando venimos a la Mesa, somos
señalados. Somos marcados de una manera particular. Como
pueblo de Dios, esto significa que la Mesa debe tener el
vallado {o cerca} de la fe y el arrepentimiento a su alrededor.
He aquí un segundo «entonces qué» {o aplicación} de este
texto. En la Mesa experimentamos la comunión con nuestro
Salvador de una manera única. De hecho, 1 Corintios 1:9
dice que tenemos comunión con Cristo en virtud de ser
creyentes, lo cual no debe ser negado. Por medio de Su
Espíritu, Cristo está permanentemente presente con Sus
santos. Sí, Mateo 18:20 dice: «Porque donde están dos o
[más] reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Sin embargo, este texto nos muestra que, de una manera
única, en la Mesa experimentamos la comunión, la koinonía de
Cristo. Recuerden, si Pablo puede decir que el cuerpo y la
sangre de Jesús están realmente presentes (pero no de una
manera física o corporal), entonces es clara la implicación de
que tenemos koinonía con Cristo espiritualmente. No solo
recordamos y reflexionamos durante la Cena del Señor,
aunque esos aspectos son ciertos, sino que también estamos
espiritualmente presentes con Cristo en la Mesa. Ahora bien,
eso les puede sonar místico, pero Cristo ya nos ha dicho que
siempre estará con nosotros. Por medio de Pablo, nos dice que
hay un período de tiempo en el que experimentamos la
comunión con Cristo de una manera única. En la Mesa
experimentamos la comunión con nuestro Salvador de una
manera única.
52 Comunión con Jesús

He aquí un tercer «entonces qué» {o aplicación} de este


pasaje. Puede que esto nos sorprenda a algunos, pero en la
Mesa algo pasa a los que vienen con fe. Toda la premisa de
este análisis ha sido que la Cena del Señor es, sin duda, un
medio de gracia, lo cual significa que el Señor cambia a Su
pueblo en Su gracia. Dicho de otra manera, en la Mesa algo
sucede a aquellos que vienen en fe. Pensamos en Jesús, sí, pero
somos partícipes del cuerpo y la sangre de Cristo cuando
venimos a esta Cena, Cristo está espiritualmente presente y
está usando esta Cena para cambiar nuestras almas para Su
gloria.
Recuerda, la Cena del Señor es una participación en el
presente de los beneficios logrados pertenecientes al cuerpo y
la sangre de Cristo. La redención {ya} está hecha y Cristo ha
logrado la salvación y, aun así, en la Mesa, participamos de
los beneficios de lo que Él ha hecho. Es decir, nos
enriquecemos espiritualmente por medio de Su Espíritu con
los beneficios logrados de la redención. Elegí estas palabras
con cuidado porque lo que no podemos sostener es que
necesitamos seguir «salvándonos». Esa línea de pensamiento
no es bíblica. Lo que no podemos sostener es que de alguna
manera tenemos que crucificar a (ni siquiera volver a
presentar al crucificado) Jesús una y otra vez, y otra vez. Eso
no es bíblico. Lo que no podemos sostener es que de alguna
manera nos alimentamos de carne real y consumimos sangre
real como caníbales. Eso no es bíblico. Pero tampoco
podemos decir que Jesús nos acaba de dar un recordatorio
amistoso. Esa no es la conclusión final de lo que Pablo está
diciendo. Cuando venimos a la Mesa estamos participando en
Un festín pactual 53

aquello de lo que ya somos miembros, y nos beneficiamos de


ello.
Déjame darte un ejemplo. Hace ya algún tiempo recibí la
noticia de que yo y casi una docena de otros chicos íbamos a
formar parte de una hermandad. Una vez al año planeamos
reunirnos en un lugar acordado. Pero antes de nuestra
reunión, todos acordamos que nos prepararíamos de
antemano para nuestro encuentro leyendo muchas obras
teológicas. De esta manera, cuando nos reuníamos,
estábamos mejor preparados para debatir cómo esos aspectos
teológicos que estudiábamos se aplicaban a la iglesia. Se llama
«hermandad», porque cada uno de nosotros es un «hermano»
de esta hermandad organizada. Hubo algunos que no
pudieron asistir a nuestra primera reunión. Sin embargo, a
pesar de su ausencia, no eran menos «hermanos» que los que
asistieron. Todos y cada uno de esos hombres, ya sea que
estén físicamente presentes o no, son hermanos de la
hermandad. Pero aquellos de nosotros que sí nos reunimos y
compartimos comidas y palabras nos beneficiamos de ser
parte de la hermandad. ¿Ves esta distinción? Nadie perdió su
membresía en la hermandad simplemente porque no vino a
la reunión inicial. Todos conservaron su estatus {o condición}
de miembros, pero hubo una bendición especial para los
miembros que pudieron reunirse; todos {los que asistieron}
se enriquecieron de manera específica por la reunión. Esta
bendición en particular es similar a lo que decimos sobre la
Mesa del Señor. Cuando te reúnes, cuando participas en la
Cena, te beneficias de la comunión de la que ya eres
miembro.
54 Comunión con Jesús

Por último, un cuarto punto. En la Mesa, Cristo nos da


una Cena, no una lápida. Jesús nos ha dado una Cena para
ser alimentados, no una piedra de cementerio simplemente
para recordar que murió. Hay una diferencia que debe ser
entendida. He aquí una cita útil de la Confesión Bautista:
Los que reciben dignamente esta ordenanza, participando
externamente de los elementos visibles en esta, también
entonces ¾internamente, por la fe, de una manera real y
verdadera, aunque no carnal ni corporal, sino espiritual¾
reciben y se alimentan de Cristo crucificado ( l ) y de todos
los beneficios de Su muerte: el cuerpo y la sangre de Cristo
estando entonces ¾no corporal ni carnal, sino
espiritualmente¾ presentes en esa ordenanza, para la fe de
los creyentes, así como los elementos mismos lo están para
sus sentidos externos.7
Cuando los creyentes, quienes han confiado en Jesús,
vienen a esta Mesa, Jesús no está aquí físicamente con
nosotros, no podemos verlo con nuestros ojos, no podemos
tocarlo con nuestras manos, no estamos comiendo Su carne;
pero, cuando nos acercamos a esta Mesa, creyendo que Jesús
murió por nuestros pecados, podemos pasar tiempo con Jesús.
Aunque Su cuerpo físico está presente con Dios, podemos
saber, por medio del Espíritu, por la fe, que se proclama en
nuestro corazón una comunión con Jesús y la Palabra de
Cristo que debería animarnos.

7 CBFL 30.7.
Un festín pactual 55

Nuestro tercer y cuarto puntos son similares, pero vale la


pena distinguirlos, pues somos cambiados y somos
alimentados.
Así que, en un tiempo en el que muchos quieren todo lo
demás excepto esta Mesa en su culto, observemos que cuando
vamos a la Cena somos señalados como personas que comen
con Jesús. Cuando nos acercamos a la Mesa, tenemos
comunión {lit. comulgamos} realmente con Jesús de una
manera particular, única y divinamente instituida. Cuando
nos acercamos a la Mesa, algo ocurre realmente en nuestras
almas por la fe. Y cuando nos acercamos a la Mesa es un
recordatorio para que hagamos memoria, pero no es solo eso,
pues Jesús alimenta a cristianos hambrientos.
Hace un tiempo mi esposa y yo nos dimos cuenta de que
teníamos muchos niños hambrientos en nuestra casa
(¡tenemos cuatro hijos!). Había una sensación de que los niños
no comían tanto a la hora de la comida. Entonces pensamos:
¾¿qué debemos hacer? Naturalmente, concluimos: ¾Eliminemos
los bocadillos. ¿Sabes lo que pasó? El consumo a la hora de la
comida aumentó mucho. Así sucede también con la iglesia,
¿por qué buscamos bocadillos cuando el Señor nos ha dado
una Cena?
Los dejo con el relato de dos hombres que viajaron por un
largo camino unos días después de la crucifixión de Jesús.
Estos hombres no estaban seguros de cómo comprender
exactamente la vida de Jesús y cómo entender Sus enseñanzas
a la luz de Su reciente ejecución. Estaban convencidos,
realmente convencidos, de que era el Mesías prometido. Pero
56 Comunión con Jesús

entonces, en medio de su confusión, en medio de sus


lamentos, sin que ellos lo supieran, algo especial sucedió:
Jesús, el Jesús resucitado, apareció ante ellos. Pero
extrañamente, ni siquiera se dieron cuenta. No reconocieron
que era su Maestro.
Esta historia es relatada en Lucas 24, donde dos discípulos
se encuentran con el desconocido en el camino de Emaús. Es
muy interesante la forma en que Él hace lo que hace. Ellos
dijeron: ¾Esperábamos que Él era el que iba a cumplir todas las
promesas. Y el texto dice, en el versículo 27 de Lucas 24:
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los
profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras.
En otras palabras, toda la Biblia es sobre Jesús. Ahora
escuche lo que pasa después:
Se acercaron a la aldea adonde iban, y El hizo como que iba
más lejos. Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con
nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado.
Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que al sentarse a la
mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio.
Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero
El desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al
otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras
nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Y
levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y
hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, que
decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha
aparecido a Simón. Y ellos contaban sus experiencias en el
camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.
(vv. 28-35)
Un festín pactual 57

Ahora, seamos claros. Aquí Jesús no está dándonos un


patrón de observancia de la Comunión {i. e., Cena del Señor}
privada. Sin embargo, recordaron {aquel momento} de una
semana antes: ¾Hay algo muy familiar en esto, este es Él, porque
estamos comiendo con Él, recordamos lo que pasó en el aposento alto.
Que nuestra experiencia sea como la de estos discípulos,
que cuando vayamos a la Mesa y Cristo nos dé pan espiritual
y bebida espiritual ¾como dice el texto¾ nuestros ojos sean
abiertos y lo reconozcamos en el partimiento del pan.
* * *
PADRE, oramos para que la Mesa de Cristo sea más valiosa para
nosotros, no para que adoremos la Mesa o los elementos, sino para que
entendamos que la Mesa es un medio que nos has dado para participar
de lo que Cristo ya ha logrado, un medio para ser alimentados en la gracia.
Ayúdanos a gloriarnos en nuestro Redentor cuando vayamos a la Mesa y
a recordar que, hasta que Cristo regrese físicamente, Él nos ha dado un
medio para comulgar con Él espiritualmente en la Mesa. Ayúdanos
¾oramos¾ en el nombre de Jesús. Amén.
3
CÓMO TOMAR LA CENA DEL SEÑOR

Pero al daros estas instrucciones, no os alabo, porque no os


congregáis para lo bueno, sino para lo malo. Pues, en primer
lugar, oigo que cuando os reunís como iglesia hay divisiones
entre vosotros; y en parte lo creo. Porque es necesario que
entre vosotros haya bandos, a fin de que se manifiesten entre
vosotros los que son aprobados. Por tanto, cuando os reunís,
esto ya no es comer la cena del Señor, porque al comer, cada
uno toma primero su propia cena; y uno pasa hambre y otro
se embriaga. ¿Qué? ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O
menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que nada
tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabaré.
Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que
el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y
después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que
es para vosotros; haced esto en memoria de mí. De la misma
manera tomó también la copa después de haber cenado,
diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced
esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí. Porque todas
las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte
del Señor proclamáis hasta que Él venga. De manera que el
que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será
culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto,
examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y
beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir
correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para
sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre
vosotros, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos a
nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero cuando somos
juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos
condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando
os reunáis para comer, esperaos unos a otros. Si alguno tiene
59
60 Cómo tomar la Cena del Señor

hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio.


Los demás asuntos los arreglaré cuando vaya. (1 Cor. 11:17-
34)

E staban sucediendo {lit. transpirando} cosas desafiantes.


Las cicatrices en las espaldas de los esclavos hebreos aún
eran fácilmente visibles. Los años de trabajo y esclavitud
habían dejado a la gente casi sin esperanza y sumida en la
desesperación. Pero entonces llegó un mensajero elegido y
dijo: ¾Este es el mensaje del SEÑOR: Tomarás un cordero sin defecto
y lo sacrificarás, tomarás de la sangre de ese cordero y la pondrás en los
dos postes y en el dintel de tu casa. Y todos los que estén detrás de la
sangre del cordero serán salvos de la ira venidera. Y después de esto...
durante esto... al mismo tiempo que esto... debes comer del cordero. Esto
será un testimonio por todas las edades, de que la salvación ha llegado a
los que están bajo la sangre.
Esta es la historia de los antiguos hebreos, de Moisés y su
pueblo. Este es el contexto de la misma práctica que Cristo,
poco antes de soportar la cruz y morir para expiar los pecados
de todos los que confiaran en Él, dio a Sus discípulos y a Su
Iglesia para que la practicaran por todas las edades. Este acto
ha llegado a ser conocido como «la Cena del Señor». Es en el
contexto de la fiesta del cordero y la participación en la sangre
del cordero que Jesús dice:
Esto es mi cuerpo que es para vosotros […] Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre […] todas las veces que comáis este
pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta
que El venga. (vv. 24-26)
Un festín pactual 61

Así que fue en medio de la celebración de la Pascua judía,


y todo lo que la rodeaba, que Jesús dio esta Cena a la Iglesia.
Entonces, Pablo llegó varias décadas después y recordó a los
creyentes de Corinto que cuando se acercaban a la Mesa ¾y
de la misma manera cuando nosotros participamos en esta
Cena¾ los creyentes tienen comunión (koinonía) o
participación en el cuerpo y la sangre de Cristo. Así como
aquellos hebreos del Antiguo Testamento fueron salvos
porque el ángel los pasaba de largo, porque estaban bajo la
sangre y celebraban una cena que apuntaba a esa sangre,
nosotros también, la verdadera Iglesia de Dios, somos
partícipes de una Cena que apunta a la sangre cuando vamos
a la Mesa.
Examinemos este pasaje inspirado, recordemos y
aprendamos de nuevo de qué se trata realmente esta Cena.
En 1 Corintios 11:17, Pablo dice: «No os alabo». Ahora bien,
en 1 Corintios 1, debes saber que Pablo se ha referido a estos
Corintios como creyentes; como santos. Pero, solo porque Pablo
se dirigió a ellos como cristianos elegidos no implica que ellos
no tuvieran sus faltas. De hecho, la iglesia de Corinto
colectivamente era espiritualmente disfuncional y
desordenada en muchas áreas. Por ejemplo, si recuerdan, los
corintios lucharon con una variedad de pecados, desde las
contiendas (1 Cor. 1:11), los celos, los pleitos (1 Cor. 3:3),
hasta la arrogancia y la inmoralidad sexual (1 Cor. 5), la
adoración desordenada (1 Cor. 14), por nombrar solo
algunos. Aun así, a pesar de algunos pecados atroces y
flagrantes, Pablo les escribió como hermanos y hermanas en
62 Cómo tomar la Cena del Señor

Cristo; como verdaderos creyentes. Pero aquí en esta sección,


así como en otras secciones sobre otros temas, dice: ¾no os
alabo, no tengo ningún elogio para ustedes (v. 17). Luego, en el
versículo 18 nos dice por qué: «Pues» ¾es decir, la razón por la
que no os alabo es esta¾ «…cuando os reunís como iglesia hay
divisiones entre vosotros». Así que Pablo está escribiendo a
una iglesia real, a un grupo real de creyentes diciéndoles:
¾Yo, el apóstol Pablo, no los estoy alabando, porque hay divisiones
{entre ustedes}.
Ahora, para que no pensemos que todo tipo de división
siempre es mala, Pablo aclara en el versículo 19:
Porque es necesario que entre vosotros haya bandos, a fin de
que se manifiesten entre vosotros los que son aprobados.
Esto puede parecernos extraño, pero creo que lo que Pablo
está diciendo es: ¾La división que tienen no es digna de elogio. No es
una buena división, derivada de razones loables. Habrá divisiones
verdaderas y necesarias que deben existir de vez en cuando
sobre temas centrales como la plena humanidad y deidad de
Cristo, la suficiencia de la gracia en la salvación, o incluso el
flagrante malentendido de la Cena del Señor. La lista sigue y
sigue. Desafortunadamente, hasta que Cristo regrese, habrá
momentos en que la gente se va a dividir para que, como dice
el texto: «…se manifiesten […] los que son aprobados».
Pero esta división en particular no era buena. Observe el
versículo 20: «…cuando os reunís, esto ya no es comer la cena
del Señor». Ahora, curiosamente en el versículo 20, en el
texto griego, tenemos otra palabra que muchas traducciones
inglesas omiten. Es la palabra traducida con la expresión «Por
Un festín pactual 63

tanto». Así que el versículo 20 está conectado en realidad a los


versículos que lo preceden. Pablo continúa con su
pensamiento y proporciona la razón más adelante: «Por tanto,
cuando os reunís, esto ya no es comer la cena del Señor»
(cursivas añadidas). En otras palabras: ¾pueden pensar que están
yendo a la Cena del Señor, pero no la observan realmente de la manera en
que debería ser observada, hasta el punto de que realmente no es una
Comunión. ¿Y cuál es la razón que dio Pablo? Estas divisiones
no sanas estaban profanando la Cena. Obtenemos más
información en el versículo 21. ¿Qué son exactamente estas
divisiones?:
Porque al comer, cada uno toma primero su propia cena; y
uno pasa hambre y otro se embriaga. ¿Qué? ¿No tenéis casas
para comer y beber? (vv. 21-22)
Es muy probable que la división de la que se habla aquí sea
la de las divisiones, facciones y/o distinciones de clase que
habían llevado a los corintios a no observar correctamente la
Cena. En aquel tiempo era común celebrar una cena juntos
en la que la gente traía comida para compartir. En algún
momento de la cena, la iglesia observaba la Cena del Señor.
Ahora, tenemos que ser cuidadosos, pues Pablo deja bien
claro que esta Mesa no se trata predominantemente de recibir
alimento físico. La Cena instituida por Cristo es una
observancia espiritual. Pero en los primeros años de la Iglesia,
los congregantes compartían una cena donde la gente traía
comida y era muy probable que (algo de esto se infiere por lo
que dice Pablo) los ricos y acomodados, de alguna manera, se
aprovechaban de los pobres al descuidar sus necesidades
físicas. Algunos se negaban a compartir con los menos
64 Cómo tomar la Cena del Señor

afortunados mientras que otros bebían en exceso. El


problema exasperaba lo suficiente y era lo suficientemente
palpable como para que Pablo se viera obligado a abordar las
cuestiones del egoísmo y la falta de un enfoque correcto en la
Cena. Así que, en el caso de la iglesia de Corinto, lo que había
sido la reafirmación del Nuevo Pacto del Señor se había
degradado a {una práctica en la que} ciertas clases de
personas no compartían su propia comida y no esperaban a
las otras clases de personas, profanando así la Cena, porque
el cuerpo de Cristo no estaba unificado.
Pablo dice: «porque al comer, cada uno toma primero su
propia cena» (v. 21). Esto probablemente se refiere a un grupo
o clase de personas haciendo las cosas «por su lado» y
mostrando un desprecio por otro grupo o clase de personas
dentro del cuerpo de Cristo: «uno pasa hambre y otro se
embriaga» (v. 21). En otras palabras, el vino de la comunión
había estado fluyendo más de lo debido. Entonces dice:
«¿Qué? ¿No tenéis casas para comer y beber?» (v. 22). Como
ven, Pablo se dirige al corazón {o la esencia} del asunto; no
trata de corregir la dieta de la iglesia, o el hecho de que la
iglesia necesita preparar mejor sus ágapes, o fiestas de amor.
En cambio, está tratando de decir: ¾Lo que están haciendo es
obstaculizar la comunión. Están divididos. Y no los alabo por esta clase
de división.
Sin embargo, observe que Pablo no aprovecha la
oportunidad para tratar las distinciones de clase en la
sociedad en general. Por lo tanto, está abordando este tema
de la división (la división de clases en la iglesia: los ricos y los
Un festín pactual 65

pobres no celebrando la comunión juntos). No conocemos


todos los detalles aquí, pero sabemos lo suficiente acerca de
esa cultura y lo que Pablo insinúa en este pasaje. Él dice: «uno
pasa hambre (presumiblemente un pobre o un esclavo sin
nada que comer o nada que traer), y otro se embriaga» (v. 21).
Otro se atiborra de comida:
¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O menospreciáis la
iglesia de Dios y avergonzáis a los que nada tienen? (v. 22a).
Vemos aquí entonces una referencia a algún tipo de
disparidad entre las clases sociales dentro de la iglesia, una
referencia a algunos que sufren de pobreza:
¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabaré. (v. 22b)
En Hechos 2:42-46 vemos a la Iglesia en sus primeros años
perseverando en la doctrina apostólica, la Palabra de Dios
predicada, y reuniéndose alrededor de la Mesa del Señor
regularmente. En Hechos 20:7 leemos sobre un encuentro de
intercambio entre Pablo y los ancianos de Éfeso:
El primer día de la semana, reunidos los discípulos para
partir el pan…
Ahora bien, la Escritura no nos dice explícitamente con
qué frecuencia debemos observar esta Cena, pero creo que
está bastante claro que la Cena del Señor era un
acontecimiento regular ¾si no semanal¾ de la iglesia. Los
cristianos no están obligados específicamente a observar la
Cena una vez a la semana, una vez al mes, o incluso una vez
cada trimestre; pero independientemente de la frecuencia en
la que tengamos la Cena, el partimiento del pan y el Día del
66 Cómo tomar la Cena del Señor

Señor estaban unidos, y la Cena era un acontecimiento


regular.
Sin embargo, 1 Corintios 11:22 implica que la Cena del
Señor es predominantemente sobre el alimento espiritual. Es
bueno cuando la iglesia come junta; es bueno cuando
compartimos las comidas unos con otros; es un patrón bíblico
que debemos esforzarnos por emular; pero la instrucción de
Pablo aquí es predominantemente acerca de que no se da el
alimento espiritual en la Cena del Señor debido a facciones
{o bandos} de personas que no se esperan entre sí. Eso es lo
que dice: «¿No tenéis casas para comer y beber?» (v. 22). Mira
el versículo 34: «Si alguno tiene hambre, coma en su casa».
Así que la cuestión aquí no es que necesitaban rectificar cómo
tener comidas de comunión en las reuniones de la iglesia, sino
más bien, que la Cena del Señor no estaba siendo observada
por lo que estaban haciendo. En otras palabras, el significado
de la Cena del Señor se perdía y faltaba el beneficio de
observarla adecuadamente, debido a la manera frívola en que
la gente se acercaba a la Mesa.
Pablo entonces los lleva de vuelta a la institución del Señor.
Mira el versículo 23: «Porque» ¾vas a ver muchos «porque»
o «por lo tanto» en esta sección¾ «yo recibí del Señor lo
mismo que os he enseñado». En otras palabras, esta no es una
nueva instrucción que Pablo está dando. Está transmitiendo
lo que Cristo ha instituido:
…que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó
pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi
cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.
De la misma manera tomó también la copa después de haber
Un festín pactual 67

cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;


haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.
(vv. 23-25)
Recuerda que esto aparece un capítulo después de
1 Corintios 10:16. Así que la idea de ser ya partícipes del
cuerpo y la sangre de Cristo está fresca en sus mentes, pues
esta carta fue leída en voz alta o predicada a los destinatarios
originales. Entonces, Pablo les recuerda la institución original.
En esta coyuntura puede ser útil revisar algunos pasajes de
las Escrituras que hablan de la Cena del Señor en general
para proporcionar un telón de fondo para este pasaje. Por
ejemplo, Marcos 14 enseña que la Cena del Señor es la
Palabra en forma visible. Esto es lo que queremos decir: la
Palabra es predicada de la misma manera que el pan es
percibido por los sentidos, como se ve y se come. Es la Palabra
hecha visible. Eso es lo que son los sacramentos. De manera
similar, cuando sumergimos a alguien en agua durante el
sacramento del bautismo, la promesa pactual de Dios es
proclamada de nuevo, pero lo experimentamos con nuestros
ojos. La Cena del Señor es la Palabra en forma visible cuando
vemos los elementos con nuestros ojos y los probamos con
nuestra lengua.
El pasaje de Marcos también habla de la Cena del Señor
como una cena de reafirmación pactual. Es el Señor
proclamando Su Pacto de Gracia, una y otra y otra vez a Su
pueblo. No está volviendo a hacer el Pacto de Gracia; sino
que lo está proclamando.
68 Cómo tomar la Cena del Señor

Finalmente, Marcos enseña que la Cena del Señor es sobre


la eternidad. ¿Qué dice Jesús, y qué dice Pablo?: «…la muerte
del Señor proclamáis hasta que El venga» (v. 26). Cuando
vamos a la Mesa, no solo pensamos en el aquí y ahora, sino
que también miramos a la orilla del Cielo. Eso es Marcos 14.
Otro texto es 1 Corintios 10:16; varias realidades son
evidentes en ese pasaje: En la Mesa, somos señalados de una
manera particular. No se nos señala por la idolatría, si
recuerdan, somos señalados por la participación en el cuerpo
y la sangre de Cristo. En segundo lugar, en la Mesa
experimentamos la comunión con nuestro Salvador de una
manera única. Recordar lo que hizo Jesús no es lo único que
sucede cuando venimos a la Mesa. Hay una presencia
espiritual de Cristo mediada por el Espíritu Santo (v. 3). ¿Qué
significa eso?
Cuando Pablo habla de bendiciones espirituales, a
menudo se refiere al Espíritu Santo trayendo bendición en la
vida del creyente. Cuando alguien se convierte, el Señor usa
medios para bendecirlo con la obra consumada de Cristo, y
uno de esos medios es la Palabra predicada. Creo que
estaríamos de acuerdo en que, si eres un creyente y has estado
{lit. has andado} en la iglesia durante mucho tiempo, dirías:
¾Sí, cuando se predica la Palabra, el Espíritu está activo. Es lo mismo
con la Cena. Cuando venimos a la Mesa, el Espíritu mismo
obra en nuestro corazón.
Un festín pactual 69

Hay hombres que han podido decir estas cosas mucho


mejor que yo, así que permíteme darte una muestra. El
teólogo holandés Herman Bavinck dijo lo siguiente a finales
del siglo XIX:
Lo más importante en la Cena del Señor es lo que Dios hace,
no lo que nosotros hacemos.1
Eso es interesante cuando pensamos en venir preparados a
la Mesa:
La Cena del Señor es, sobre todo, un regalo de Dios, un
beneficio de Cristo, un medio para comunicar Su gracia.2
El erudito bautista contemporáneo Richard Barcellos, en
su libro {trad. no oficial} Más que un Recordatorio, escribe:
La gracia de Cristo en el Cielo es comunicada a los creyentes
en la Tierra por el Espíritu Santo a través de la Cena del
Señor. El Espíritu Santo toma las cosas del Cristo exaltado y
las revela a los creyentes [...] Trae bendiciones adquiridas y
las entrega especialmente a las almas de parte del Señor
Cristo […] Cuando tomamos la Cena, es el Espíritu de Cristo
quien trae los beneficios de Cristo al pueblo de Cristo.3
Ahora, Sinclair Ferguson, en su libro sobre el Espíritu
Santo, nos ayuda a hacernos una idea de cómo es esto en
realidad, cuando los comulgantes fieles experimentan la
presencia espiritual de Cristo en la Cena:

1 Herman Bavink, Reformed Dogmatics {trad. no oficial: Dogmática


reformada} vol. IV, ed. John Bolt (Baker Academic, 2008), 567.
2 Ibíd.
3 Richard Barcellos, The Lord’s Supper as a Means of Grace: More Than

a Memory (Dublín: Mentor, 2014), Capítulo 3 (Edición Kindle).


70 Cómo tomar la Cena del Señor

No es por la administración de la iglesia ni simplemente por


la actividad de nuestra memoria, sino por medio del Espíritu
que disfrutamos de comunión con Cristo, crucificado,
resucitado y ahora exaltado. Porque Cristo no está localizado
en el pan y el vino (el punto de vista católico {romano}), ni
está ausente de la Cena como si nuestra actividad más
elevada fuera {solo} recordarlo (el punto de vista
memorialista). Más bien, Él es conocido a través de los
elementos, por el Espíritu. Hay una genuina comunión con
Cristo en la Cena. Al igual que en la predicación de la
Palabra, Él no está presente en la Biblia (localmente), o por
creer, sino por el ministerio del Espíritu...4
Por eso, como ministro, puedo ponerme en pie y predicar
semana tras semana proclamando el evangelio y una persona
puede venir a Cristo y otra puede alejarse diciendo: ¾No
necesito nada de lo que Jesús dice que ofrece. No soy yo quien hace
nada; es la obra activa del Espíritu a medida que la Palabra
avanza. Esa es exactamente la clase de dinámica que tenemos
en la Mesa del Señor con la obra del Espíritu.
Ferguson prosigue diciendo:
...así que Él también está presente en la Cena, no en el pan y
el vino, sino por el poder del Espíritu. El cuerpo y la sangre
de Cristo no están encerrados en los elementos, ya que Él está
a la diestra del Padre (Hch. 3:21); sino que por el poder del
Espíritu somos llevados a Su presencia y Él está entre
nosotros.5
Hay que reconocer que es un concepto profundo para
nuestra comprensión, especialmente si has pasado mucho

4 Sinclair B. Ferguson, The Holy Spirit {trad. no oficial: El Espíritu

Santo} (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1996), 201.


5 Ibíd., 201.
Un festín pactual 71

tiempo reflexionando, como yo lo hice, que lo que hacemos


para prepararnos para la Cena es pensar mucho en la cruz.
Ahora bien, deberíamos hacer eso. Jesús dijo: «Haced esto en
memoria de mí» (1 Cor. 11:24). Así que debemos recordar.
Pero lo que a menudo pasamos por alto es la conexión
principal entre ser partícipes de la Mesa y la realidad pactual
de esa Cena en la que comemos en comunión, que es un poco
como la sangre que estaba en la puerta en la Pascua. Jesús usa
eso para decir: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre»
(v. 25). Pablo llega y dice que somos partícipes, como los
israelitas también lo fueron en el Antiguo Testamento. Para
ellos, la institución era: ¾Sacrifica el cordero, ponte bajo la sangre y
come a la Mesa; hazlo con el calzado puesto, porque vas a ser rescatado.
Esos somos nosotros también. Cuando venimos a la Mesa sí
recordamos; pero, por medio del Espíritu, {también}
tenemos comunión con Cristo y somos fortalecidos en Sus
beneficios asegurados para nosotros por Su obra redentora.
Dijimos en 1 Corintios 10:16 que algo pasa a los que
vienen en fe. Pero, ¿qué es lo que pasa exactamente? El
Espíritu obra; y, cuando nos sentamos a la Mesa del Señor,
Cristo nos da una comida, no solo un recordatorio para que
hagamos memoria. Es una Cena para darse un festín con la
gracia de Cristo (las bendiciones que nos ha dado y que Cristo
logró). No es solo un recordatorio para que hagamos
memoria, como si fuera un viaje al cementerio donde vamos
a visitar una especie de lápida y reflexionamos sobre lo que
Jesús hizo en Su muerte. Debemos reflexionar de esa manera,
pero cuando venimos en fe, el Espíritu está activo y utiliza la
72 Cómo tomar la Cena del Señor

Cena como una Palabra visible predicada a Su pueblo


semana tras semana hasta que estemos con Él cara a cara.
Entonces, volvamos a Pablo en el versículo 26 de
1 Corintios 11:
Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta
copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga.
Cuando tomas el pan y lo pones en tu boca, creyendo en
Cristo y solo en Cristo para salvación, y tomas la copa y bebes
de esta, estás proclamando la muerte del Señor. No estás
volviendo a dar muerte al Señor, estás diciendo: ¾¡Creo!
¡Vengo tan débil como soy, en fe, y proclamo que Cristo murió por mí;
estoy proclamando a esta comunidad, aquí, que la muerte de Cristo era
necesaria para mí! Proclamamos Su muerte hasta que Él venga.

Pablo entonces da algunas instrucciones: ¾¿Cómo lo


interpretamos entonces, Pablo? Nos has dicho lo que estamos haciendo
mal. Nos has recordado lo que Jesús ha dicho. Entonces, ¿qué debemos
hacer? Versículo 27:
De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor
indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del
Señor.
Un festín pactual 73

Tengo que ser honesto contigo. Este versículo y los que


siguen pueden ser muy, pero muy desafiantes. Tal vez leas
esto y pienses: ¾Podría ser mejor que no tome la Cena porque el
versículo 27 dice que estoy profanando {o soy culpable de} el cuerpo y la
sangre si lo hago de manera indigna. Si no me examino a mí mismo
(v. 28), entonces estoy bebiendo juicio para mí mismo. Luego Pablo
dice que, de hecho, había gente en Corinto que estaba
enferma y muriendo porque estaba profanando la Cena. Por
eso muchos son tentados a pensar que quizás es mejor evitar
la Cena regularmente porque sabemos lo pecaminosos que
somos en realidad.
¿Y qué pasa si profanamos la Cena? Veamos lo que Pablo
enseña aquí, en el versículo 27:
De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor
indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del
Señor.
Así dice Pablo: ¾De manera que ¾es decir, debido a esta
institución dada por Cristo que acaban de oírme repetir¾, el
que lo haga de manera indigna será culpable de profanar el cuerpo y la
sangre del Señor.
Entonces, si eres como yo, quieres saber lo que es una
manera indigna. Creo que Pablo nos lo dice en el versículo 28:
Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma
del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin
discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe
juicio para sí. (vv. 28-29)
Sígueme de cerca aquí por un momento. ¿Ves que en el
versículo 27 dice «indignamente»? Y mediante una conexión
74 Cómo tomar la Cena del Señor

de «por tanto» {v. 28} y «porque» en el versículo 29, Pablo


nos muestra que una manera indigna es no discernir el
cuerpo. ¿Lo ves?
…el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente,
será culpable […] examínese cada uno a sí mismo.
(vv. 27-28)
Versículo 29:
Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el
cuerpo...
Así que él nos está dando una señal reveladora de lo que
es indigno en cuanto a la forma de acercarnos a la Mesa.
Bueno, entonces eso nos deja con la pregunta: ¿Qué
significa discernir el cuerpo? Versículo 27:
«…indignamente…». El versículo 28 comienza con: «Por
tanto, examínese cada uno...». Versículo 29: «Porque el que
come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo».
Examinarse a uno mismo correctamente equivale a discernir
el cuerpo. Sin embargo, si no se hace este «autoexamen», el
versículo 27 dice que eres culpable de profanar el cuerpo y la
sangre. El versículo 29 dice además que estás bebiendo juicio
para ti mismo. Y en el versículo 30, en su autoridad
apostólica, Pablo explica la severa consecuencia de descuidar
este aspecto central de la Cena: «Por esta razón hay muchos
débiles y enfermos entre vosotros».
Entonces, ¿qué significa discernir el cuerpo? Surge la
pregunta, ya que la palabra cuerpo podría significar una de dos
cosas. ¿Significa sin discernir el cuerpo de la iglesia? Después de
todo, Pablo habla de las divisiones en el cuerpo en los
Un festín pactual 75

versículos 17 al 22. Aunque debemos asegurarnos de no tener


divisiones entre nosotros, no estoy tan seguro de que esto se
refiera al cuerpo de la iglesia, a la congregación como un todo.
La otra opción es el cuerpo de Cristo. Entonces, ¿significa
discernir el cuerpo y la sangre de Jesús? A menudo los
escritores de las Escrituras usan algo llamado sinécdoque,
cuando usan una cosa para representar el todo. Lo usamos en
nuestros días, ¿no es así? «¡Manos a la obra!» ¿Qué significa
ese modismo en particular? ¿Solo las manos? No, sino que
significa todos; «manos» se usa en lugar de todos. Creo que eso
es lo que Pablo está haciendo. Estoy convencido de que el
contexto inmediato aquí es Cristo. Miren el versículo 27:
será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor […]
examínese cada uno…
Y el versículo 28:
…y entonces coma del pan y beba de la copa. Porque el que
come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor,
come y bebe juicio para sí.
Siempre habrá académicos que se inclinen por uno u otro
lado del asunto. Pero pienso en lo que dijo Pablo en
1 Corintios 10 y me acuerdo del recordatorio de la institución
de Cristo (vv. 23-26); ambas cosas son aquí el contexto
principal. No estoy convencido de que Pablo esté diciendo a
sus lectores: ¾Oye, «indignamente» significa que olvidaste que estás
con otros cristianos. No, no creo que eso sea lo que Pablo está
diciendo. En cambio, creo que, en el contexto inmediato, lo
que Pablo está diciendo es esto: ¾Cuando vienes a la Mesa y
participas sin discernir la conexión entre la señal y el objeto señalado, es
76 Cómo tomar la Cena del Señor

decir, el cuerpo de Cristo, entonces estás tomando la Cena del Señor de


una manera indigna.
Ahora bien, eso es lenguaje teológico: la señal y el objeto
señalado {o también: el signo y el objeto significado}. ¿Qué
significa eso? Bueno, si conduces a cualquier sitio, pasarás por
señales que te dicen ciertas cosas. Están en todas partes. Las
señales dicen esencialmente: ¾Sigue por aquí para que llegues
aquí; sigue por acá para que llegues allá. La señal representa a
dónde vas e incluso apunta allí, pero no es el lugar. En otras
palabras, si estuvieras conduciendo por la Interestatal 64 y
notaras una señal que indique «Virginia Beach», esa señal no
es Virginia Beach en sí misma, sino que apunta a Virginia
Beach. El lugar en sí es el lugar; la señal no es el lugar. El lugar
es aquello que es señalado por la señal.
Así que, en la Cena, el pan no es Jesús, sino que es una
señal de Jesús. Más específicamente, lo que Jesús ha hecho:
Su cuerpo partido en nuestro lugar. Entonces, ya que
empezamos a entender lo que significa discernir el cuerpo, lo
que Pablo está diciendo aquí es que nuestra preparación
principal cuando venimos a la Mesa es ir al sacrificio consumado
de Cristo. Profanar el cuerpo de Cristo sería decir: ¾Por mi
palabra o por mi acción, este sacrificio no es realmente lo que Cristo dice
que es.
Esa es la razón principal por la que, si no eres creyente, no
deberías participar de la Cena. Es importante que la iglesia
cerque la Mesa con el evangelio. Sin duda muchos se
molestan por esto, pero salvaguardar la Cena de Jesús es
necesario. Algunos podrían objetar: ¾No deberías impedir que la
Un festín pactual 77

gente venga a la Mesa. Pero ¿cómo puedes cumplir el versículo 26


(«…la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga»), si
no crees que Él viene y que murió por ti?

Por tanto, creo que lo que Pablo está diciendo ¾y esto


puede sonar demasiado simplista¾ es que comer de manera
indigna es no tener en cuenta la Mesa en la que te sientas, que
esta es la Mesa de Cristo, que Su cuerpo fue partido por ti, Su
sangre fue derramada por ti. Y para prepararnos, deberíamos
confesar el pecado, pero lo que es más importante,
confesamos una y otra vez y otra vez: ¾Necesito el cuerpo partido
de Cristo en mi lugar. Necesito Su sangre derramada como mi cordero
pascual. 1 Corintios 5 dice que Él es nuestro cordero pascual.
La sangre de Jesús está en el dintel de nuestro corazón y ahora
participamos de los beneficios logrados pertenecientes a la
redención que Él ha hecho al morir por nosotros y que pronto
ha de venir.
Muchos se sentarán en un culto del Día del Señor y
pensarán cosas como: ¾Bueno, todo el mundo lo está haciendo,
simplemente iré a hacerlo; o ¾Bueno, tengo que quedar bien delante de
otras personas, así que tomaré el pan y beberé el vino, aunque ahora mismo
estoy viviendo de todo tipo de maneras que niegan el evangelio que
proclamo. Participar por estas razones no solo es una tontería,
sino que es pecaminoso, como concluyó el apóstol {en su
carta} a la iglesia de Corinto.
Pero que no se malinterprete. Discernir el cuerpo es
entender que esta Cena es una Palabra visible del evangelio
de Cristo proclamado. Así que cuando disciernes el cuerpo,
vas a Su sacrificio, lo cual tiene grandes ramificaciones.
78 Cómo tomar la Cena del Señor

¿Cuántos de nosotros nos hemos sentado y hemos pensado:


¾Tengo que pensar en cada uno de mis pecados antes de venir a la Cena?
Por supuesto, amigo, el Espíritu está activo, y si el Espíritu
trae a la mente el pecado que está ahí, confiésalo. Si es viernes
por la noche y has ofendido a un hermano, agarra el teléfono
antes del domingo. Pero esta Mesa, por su naturaleza pactual,
y porque se trata de señalar lo que Cristo ha hecho, no es un
lugar en el que debamos mirar a nuestro interior y solo
pensar: ¾Oh, ay de mí, qué horrible soy. Se trata de discernir que
el cuerpo de Cristo está en mi lugar. Así que cuando los
pecados vienen a la mente y piensas: ¾Soy indigno porque hice
tal y tal cosa el lunes pasado, recuérdate a ti mismo que Jesús, tu
cordero pascual, murió hace 2000 años debido a que
cometiste ese pecado en particular en rebelión contra Dios. Y
fue por tus pecados, como este, por los que murió. Así que
cuando te acercas, confiesas ese pecado y te diriges hacia la
comida de la Mesa, hacia el beneficio de la muerte de Jesús
por ti.
Entonces, debido a que la iglesia de Corinto en sus
primeros años no estaba realmente discerniendo la naturaleza
de la Cena ¾que las cosas señaladas (el cuerpo y la sangre de
Jesús) y la señal (el pan y el vino) estaban tan estrechamente
relacionados¾, no observaban la Cena como fue diseñada.
No entendían que el mensaje de la Cena es: ¾Mira, esto es pan,
pero está tan relacionado con lo que Cristo ha hecho, que lo estás
profanando si te acercas sin discernir el cuerpo. Pablo dice que ya no
era la Mesa del Señor lo que la iglesia de Corinto observaba,
Un festín pactual 79

porque no estaban discerniendo verdaderamente el cuerpo y


la sangre de Cristo.
Al igual que en la predicación de la Palabra, cuando el
pueblo de Dios viene a la Mesa, el Espíritu Santo está
obrando. Y nuestra preparación, para evitar venir de manera
indigna, es ir al evangelio. Esta es una Cena evangélica.
Discernir significa darse cuenta de que el pan representa el
cuerpo de mi Salvador. La copa representa el acuerdo pactual
que Dios ha hecho en la sangre de Jesús. Él declaró a todo Su
pueblo que todo el que beba de Su sangre ¾no literalmente,
sino espiritualmente¾, será salvo. Así que voy una y otra vez
y otra vez a la Mesa y me doy un festín de los méritos de
Cristo. No son míos. Piénsalo de esta manera: ¿Qué es lo que
traigo a la Mesa? No es una cena en la que cada uno trae un
plato. No tengo nada que traer, a menos que quieras contar
mi currículum de pecados. Cristo mismo es el pan; Cristo es
el vino. Venimos y hacemos un festín mientras el Señor pone
ante Su pueblo una Mesa que, semana tras semana, nos
recuerda que somos indignos, pero que en Cristo, seremos
llevados a casa.
Entonces, ¿cómo tomamos la Cena del Señor?
En primer lugar, venimos con una anticipación reverente.
Uso esas dos palabras específicamente: anticipación y reverente.
Reverencia en el sentido de que nos damos cuenta de que la
Cena no es solo un ritual en nuestra agenda, sino una
verdadera anticipación de nuestra reunión y una
participación real en la sangre de Jesús derramada por
nosotros (1 Cor. 10:16). Así que venimos con reverencia.
80 Cómo tomar la Cena del Señor

Ahora bien, la reverencia no siempre significa tristeza.


Imagina por un momento que ocupas tu tiempo ministrando
en tu ciudad y te encuentras con una persona que está
pecando por vender su cuerpo sexualmente a cambio de
dinero.
Tú o alguien de tu iglesia proclama el evangelio a esa
persona y la/lo invita a la iglesia o a una reunión de un grupo
pequeño. El Señor entonces comienza a obrar en el corazón
de esa persona y él o ella viene a Cristo por la fe y es
bautizado(a). Llega el momento en que, como nuevo
creyente, esa persona se acerca a la Mesa. ¿Sabes qué clase de
alegría habría en los corazones de aquellos que conocen la
historia de esa persona? Pero, ¿por qué se necesita la historia
de una prostituta para conmovernos? ¿Por qué no tu historia?
Verás, tú eres esa persona, yo soy esa persona. ¡Es realmente
un momento de gran gozo!
Así que venimos con reverencia, pero también con
anticipación. Debería haber una preparación anticipada del
pueblo de Dios cuando sabe que vendrán a la Mesa. Mi iglesia
procura recordar a la gente la semana anterior a la que
planeamos tomar la Cena para que podamos pedir en oración
que Dios prepare adecuada y suficientemente nuestro
corazón para la comunión con el Cristo resucitado.
Por tanto, hay una anticipación de venir a la Mesa.
Deberíamos anhelar venir a la Palabra predicada, pero
también deberíamos anhelar venir a los sacramentos, ya que
los sacramentos (u ordenanzas) son medios que el Señor usa.
Los corintios no tenían ninguno de los dos debido a su
Un festín pactual 81

comportamiento. Se ignoraban unos a otros, así que no había


reverencia. Y tampoco había una anticipación adecuada,
porque en sus festines el evangelio estaba siendo olvidado.
En segundo lugar, nosotros «escuchamos» mientras Dios
reafirma los términos del Pacto. Acabo de usar
específicamente la palabra escuchamos. Pensé en esa palabra
antes de usarla porque normalmente pensamos: ¾Vale, los
sermones son para escuchar, pero la Cena es para comer. Pero
recuerden, la Cena es una proclamación de la Palabra
también. El Espíritu está activo cuando Su pueblo viene y la
Palabra es proclamada a sus sentidos. Pablo dice lo mismo en
1 Corintios 11:26:
Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa
[…] proclamáis…
El evangelio es proclamado a nuestros corazones.
Entonces, nosotros escuchamos mientras Dios reafirma el
Pacto.
Por tanto, en la preparación para la Cena del Señor,
muchas iglesias tienen frecuentemente un tiempo de
reflexión, a menudo para confesar el pecado. Deberíamos
confesar el pecado, pero nunca sin recordar la proclamación
pactual del evangelio por parte de Dios. Cada vez que un
pecado te venga a la mente, ve directo a la confesión y al
arrepentimiento:
¾Señor, estoy tan arrepentido por haberme impacientado con mis
hijos.
¾Señor, estoy tan arrepentido de que esta semana la batalla contra
la lujuria verdaderamente no haya ido bien.
82 Cómo tomar la Cena del Señor

Pero no te quedes ahí. Lo confiesas y consideras que esta


Mesa es una Cena, no un resacrificio que expiará entonces los
pecados de la semana anterior. De nuevo, el castigo por esos
pecados ya ha sido pagado. ¿Ves?, eso es lo que muchos de
nosotros hemos estado haciendo en nuestra experiencia
cristiana con la Cena. Hemos estado diciendo que los
católicos romanos están equivocados en su comprensión de la
Misa, pero hemos tenido una especie de teología católica
romana en la práctica: ¾Tengo que sacarlo todo, y si el Señor no me
lo recuerda, tengo que ayudarlo. ¿No es así? No, recuerda el pecado
del que el Señor te está convenciendo, pero entonces ve al
evangelio, y escucha mientras el Señor dice: «Esto es mi
cuerpo que es para vosotros» (v. 24).

Sin embargo, tal vez digas: ¾Pero, Señor, tú no sabes…


Escúchalo proclamar: ¾Esto es Mi cuerpo que es para ti…

Tal vez tiendes a decir: ¾Pero, Señor, nunca podrías perdonarme


por…
Escúchalo proclamar: ¾¡Esto es Mi cuerpo, partido por ti! Y
créele cuando Él dice exactamente eso.
Esta es nuestra Cena pascual. El pueblo del Antiguo
Testamento no era el único que tenía una cena que apuntaba
a la libertad.
En tercer lugar, nos examinamos a nosotros mismos. Nos
examinamos a nosotros mismos descansando en el sacrificio
de Cristo por nuestros pecados. ¿Qué significa examinarse a
uno mismo?
Un festín pactual 83

Te llevas a ti mismo y tu pecado al sacrificio de Cristo.


Recuerda que el examen correcto incluye el discernimiento
del cuerpo. Venimos a la Mesa más enfocados en el sacrificio
consumado de Cristo que en nuestra santificación no
consumada (el proceso continuo de toda la vida de llegar a ser
cada vez más como Jesús). Permítanme decirlo de nuevo,
incluso a mí mismo: Venimos a la Mesa más centrados en el
sacrificio terminado y consumado de Cristo, que en nuestra
santificación no consumada. No niego que necesitamos
buscar la santidad, porque estamos llamados a ello; pero
debemos centrarnos más en Su obra consumada que en
aquello que aún queda por hacer en nuestros corazones.

A menudo surgen miedos como: ¾Pero hoy no tengo suficiente


fe, u ¾Hoy no he confesado todos los pecados.
No digo que no debamos confesar el pecado. Todo lo
contrario. De hecho, la Cena del Señor es un momento muy
oportuno para recordar que Jesús murió por los pecados de
Su pueblo, por pecados específicos. Jesús murió por los
pecados de nuestro pasado que nos causan dolor. Murió por
esos pecados que a menudo nos avergüenzan. No deberíamos
olvidar eso. Él no solo murió por el «pecado» en general, sino
por cada pensamiento malo y cada acto pernicioso que cada
creyente haya cometido o vaya a cometer alguna vez. La
Cena del Señor es una oportunidad para encontrar refrigerio
en la realidad de que nuestro pecado ha sido pagado
específicamente. Así que, si el pecado está ahí mientras
84 Cómo tomar la Cena del Señor

reflexionas, confiésalo y haz reparación.6 Por ejemplo, tal vez


el viernes por la noche eres convencido de pecado y piensas:
¾Hoy fui cruel con mi cónyuge. Tenemos tantos pecados que
cometemos cada día que ni siquiera nos damos cuenta, y al
acercarnos a la Mesa del Señor tenemos una oportunidad de
decir: ¾Señor, todo lo que tengo en mi mente ahora mismo que he hecho
mal y todo lo que no puedo ni siquiera imaginar que he hecho mal, porque
todo lo que hacemos está contaminado por el pecado, te lo traigo todo a Ti
y vengo a la Mesa. Por Tu invitación me siento, humilde pero
confiadamente, a Tu Mesa, porque me has dicho que venga. Verás, si no
fuera por Tu invitación, Señor, nunca sería capaz de acercarme a Tu
Mesa. Pero Tú eres el que dio la invitación. Entonces, ¿quién soy yo para
decir: No, Señor? Confieso mi pecado y me siento, y espero escuchar Tus
Palabras de proclamación del evangelio por medio de esta Cena.
Juan Calvino lo dijo de esta manera:
Pero ahora se pregunta qué clase de examen debe ser al que
Pablo nos exhorta. Los papistas hacen que consista en la
confesión auricular. Ordenan a todos los que van a recibir la
Cena que examinen su vida con cuidado y ansiedad, para
que puedan descargar todos sus pecados en el oído del
sacerdote. ¡Esa es su preparación! Sin embargo, sostengo que
este santo examen del que habla Pablo es muy diferente de
la tortura. Esas personas, después de torturarse a sí mismas
con la reflexión durante unas horas, y hacer que el sacerdote
¾siendo como es¾ tenga conocimiento de la vileza de ellos,

6 El lector puede encontrar útil el capítulo 7 sobre el «Self–


Examination {Autoexamen}» en la siguiente obra de Thomas Watson
(publicada por primera vez como The Holy Eucharist {trad. no oficial: La
Santa Eucaristía} en 1665): Thomas Watson, The Lord’s Supper {trad. no
oficial: La Cena del Señor} (Puritan Paperbacks). (Edimburgo, Reino
Unido: Banner of Truth Trust, 2009).
Un festín pactual 85

imaginan que han cumplido con su deber. Es un examen de


otro tipo el que Pablo requiere aquí, uno de esos que pueden
ser conforme al uso legítimo de la sagrada Cena.
Aquí se ve un método que es muy fácil de entender. Si
desea utilizar correctamente el beneficio ofrecido por Cristo,
traiga fe y arrepentimiento. Por lo tanto, en cuanto a estas
dos cosas debe juzgarse si se viene debidamente preparado.
En el arrepentimiento incluyo el amor; porque el hombre
que ha aprendido a renunciar a sí mismo para entregarse
totalmente a Cristo y Su servicio, también, sin duda,
preservará cuidadosamente esa unidad que Cristo ha
ordenado. Al mismo tiempo, no se requiere una fe o un
arrepentimiento perfectos, ya que algunos, al instar más allá
de los límites debidos, una perfección que no se encuentra en
ninguna parte, excluirían para siempre de la Cena a todos los
individuos de la humanidad.7
¿Escuchaste lo que dijo allí? Si se requiriera la perfección
para venir a esta Mesa, ninguno de nosotros podría comer:
Sin embargo, si aspiras a la justicia de Dios con el ferviente
deseo de tu mente y, temblando bajo la vista de tu miseria, te
apoyas totalmente en la gracia de Cristo y descansas en esta,
sabes que eres un huésped digno de acercarse a la Mesa. Con
digno quiero decir que el Señor no te excluye, aunque desde
otro punto de vista hay algo en ti que no es como debe ser.
Porque la fe, desde su mismo comienzo, hace dignos a los que
no lo eran.8

7 Disponible en formato electrónico en:

˂https://biblehub.com/library/calvin/commentary_on_corinthians_
volume_1/1_corinthians_11_23-29.htm˃. Consultado por última vez
el 26 de marzo de 2021.
8 Ibíd.
86 Cómo tomar la Cena del Señor

Ya ves, no nos hacemos dignos de venir a la Mesa, sino que


descansamos en la promesa pactual de Dios. No discutas con
Dios sobre lo que vales, porque nuestra valía no es la cuestión.
Es la valía de Cristo por medio de la cual venimos. Así que
deberíamos confesar el pecado y preparar nuestros corazones
por medio del Espíritu, pero en última instancia, lo que nos
lleva a la Mesa es la obra consumada de Cristo. E incluso
cuando sientas que tu fe es débil, o vengan dudas a tu mente,
recuerda que nuestra fe está en Cristo, no en nuestra fe, ni en
su nivel, ni en su fuerza. Nos acercamos descansando en Su
promesa, no en nuestra fuerza. Y el Señor usará la Cena para
fortalecer y aumentar nuestra fe. La Confesión Bautista
explica esto muy bien:
La gracia de la fe, por medio de la cual los elegidos son
capacitados para creer para la salvación de sus almas, es la
obra del Espíritu de Cristo en sus corazones; y es obrada
ordinariamente a través del ministerio de la Palabra; por
medio de la cual también ¾y por la administración del
bautismo, y la Cena del Señor, la oración y otros medios
designados {o establecidos} por Dios¾ {esta fe} es
aumentada y fortalecida.9
En cuarto lugar, esperamos comer con otras personas en
la Mesa. Pablo concluye su argumento diciendo: «cuando os
reunáis para comer [a la Mesa], esperaos unos a otros» (v. 33,
corchetes añadidos). Este versículo me recuerda esas cenas al
estilo Amish en Lancaster, Pennsylvania {EE. UU.}, donde
las familias que no siempre conocen a otras familias aún se
sientan juntas y disfrutan de la comida y la compañía de los

9 CFBL 14.1.
Un festín pactual 87

demás. Verás, la Mesa del Señor no es una cena individual.


Creo que el discernimiento del cuerpo es ante todo el
discernimiento del cuerpo de Cristo. Pero la Escritura, por
medio de Pablo aquí, e incluso en 1 Corintios 10:17, dice que
somos un solo cuerpo. Por lo tanto, comemos de Su cuerpo
siendo Su cuerpo.
Entonces, cuando sepas que vendrás a la Cena del Señor,
deberías preguntarte: ¾¿Qué preparativos podría tener que hacer con
mis hermanos y hermanas, si es que hay algo que deba hacer, antes de
acercarnos a la Mesa juntos?
Para concluir, pensemos en lo que significa la Cena. Piensa
en todas estas cosas que hemos considerado. Recuérdate a ti
mismo que (1) es el recordatorio que Dios nos hace de Su
Pacto de Gracia; (2) que Cristo está alimentando por medio
del Espíritu Santo a los pecadores a la Mesa con los beneficios
logrados por Su sacrificio, el cual fue ofrecido una sola vez
para siempre; (3) confesamos el pecado, pero lo hacemos con
una gozosa confianza en Su gracia; y (4) proclamamos juntos
alegremente que la iglesia, no solo el individuo, está en
comunión con Cristo. Esta es Su Cena. No estamos comiendo
en Su ausencia. Piensa en ejemplos como Filemón y Onésimo,
teniendo comunión juntos (véase la Epístola a Filemón).
Piensa en la iglesia de Corinto. Pablo dice en 1 Corintios 6
que, antes de Cristo, ellos tuvieron una vida de
homosexualidad, fornicación, adulterio, de ser mentirosos,
pero ahora, Pablo dice que todos ellos fueron lavados: «y esto
erais algunos de vosotros» (1 Cor. 6:11, cursivas añadidas).
88 Cómo tomar la Cena del Señor

Piensa en ellos sentados juntos a la Mesa, unánimemente,


todo debido a la obra consumada de Cristo.
¿Cómo nos prepararemos entonces para la Cena?
Discerniendo el cuerpo. ¿Qué significa discernir el cuerpo?
Saber de qué se tratan las señales: La sangre de Jesús y el
cuerpo de Jesús, el evangelio. Ve {o acude} al evangelio.
Confiesa el pecado y demuéstralo con una vida de
arrepentimiento, confesión verdadera, y luego profesa a tu
Salvador. Cristo es, en efecto, nuestro alimento espiritual:
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré
por la vida del mundo es mi carne. (Jua. 6:51)
En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo
del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El
que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo
lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida. (Jua. 6:53-55)
* * *
PADRE, miramos a la orilla del Cielo y te agradecemos por esta
Cena. Por tanto, tu iglesia está reunida alrededor de Tu Mesa, cenando
con su Señor, alimentada por Su propio cuerpo y nutrida por Su sangre.
Y mientras esta se reúne, mira a la orilla del Cielo, esperando esa gran
mañana, {y} está presente con su Señor. Oramos en el nombre de Jesús.
Amén.
EPÍLOGO

P ARA CONCLUIR, consideren la importancia de la Cena del


Señor. Para los creyentes, Cristo ha dado una Cena en la
que Él es el anfitrión. Su invitación es una invitación del
evangelio. Él, el Anfitrión de la Cena, aparta un asiento y nos
invita a entrar. Nuestro asiento en la Mesa no depende de
nuestras obras, sino de Su Persona y Su obra. La Cena es un
arrobamiento {o éxtasis} continuo de nuestras almas en las
promesas pactuales que Él hace realidad. ¿Por qué desechar
esta Cena por los muchos reemplazos que se ven tan a
menudo en nuestros días en la adoración corporativa? Si este
pequeño libro es bíblico y está en lo correcto, y creo que lo
es/está, entonces Cristo nos concede una Cena donde
«escuchamos» Su Palabra de gracia proclamada de nuevo, y
en la que cenamos con Cristo espiritualmente.
Tal vez estás buscando una iglesia, considera el valor que
ese cuerpo le da a la administración de la Mesa del Señor. O
quizá estás felizmente involucrado en una iglesia que
proclama el evangelio, pero realmente no presta tanta
atención a la Cena. Considera el valor que este don {o dádiva,
regalo} de Cristo tiene para Su pueblo. Corramos a la Mesa
y busquemos refugio allí como creyentes hasta el glorioso día
en que estemos finalmente y para siempre con Él cara a cara...
* * *

89
90 Epílogo

Reflexiona en esta declaración del Catecismo de


Heidelberg (1563), {en respuesta a la} Pregunta 75:
…Porque Cristo me ha mandado, y también a todos los
fieles, comer de este pan partido y beber de esta copa en
memoria Suya, añadiendo esta promesa: Primero, que Su
cuerpo ha sido ofrecido y sacrificado por mí en la cruz, y Su
sangre derramada por mis pecados, tan cierto como que veo
con mis ojos que el pan del Señor es partido para mí y que
me es ofrecida la copa. Y segundo, que Él tan cierto alimenta
mi alma para la vida eterna con Su cuerpo crucificado y con
Su sangre derramada, como yo recibo con la boca corporal
de la mano del ministro el pan y el vino, símbolos del cuerpo
y de la sangre del Señor.
Esta Cena es literalmente comida del evangelio, comida
que nos alimenta mientras peregrinamos hacia el Cielo. La
Cena es ofrecida por Cristo, quien se concede a Sí mismo a
Su pueblo como sustento. Amigos, reunámonos alrededor de
Su Mesa. Oh, creyente, mira, porque incluso ahora, Él ha
apartado una silla para ti… y es una silla desocupada, basada
en Su obra y Su promesa… Hasta que estemos con Él en el
Cielo nuevo y la Tierra nueva, reunámonos alegremente {o
gozosamente}… y festejemos.

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