Está en la página 1de 1

Me encontraba junto a mis compañeros pensando en qué hacer, ya que estábamos en una isla

desierta sin ningún tipo de recurso después de la catástrofe que habíamos vivido.
Mi compañera ,que se encontraba a mi lado izquierdo, tuvo la idea de principalmente elaborar un
refugio donde poder estar lo más a gusto posible aún en la circunstancias en las que estábamos.
En grupo empezamos a recoger distintas ramas que estaban debajo de un montón de árboles.
Después de recogerlas, con unas cuerdas que tenían mis compañeros en una pequeña mochila,
atamos las ramas entre sí y con un poco de esfuerzo conseguimos hacer un refugio con soporte de
ramas en forma de “a”.
En ese momento fue una salvación para nosotros el hecho de saber que teníamos un pequeño lugar
en donde alojarnos y escondernos de futuros peligros.
Como las ramas de árboles nos habían servido de mucha ayuda, mis compañeros y yo tuvimos la
idea de pensar en otras maneras para aprovecharlas. Primero se nos ocurrió utilizarlas para pescar y
obtener alimento para sobrevivir, sin duda fue de las mejores decisiones que pudimos pensar ya que
si no, probablemente estaríamos muertos. Durante nuestra instancia en la isla pescamos distintas
especies de pescados, cada mañana nos levantábamos a las siete para conseguir las mejores horas de
marea.
Con las mismas ramas construimos distintos utensilios, el más útil fue un cuchillo que nos servía
para cazar y a su vez cortar diferentes trozos de madera.
Todo iba relativamente bien, hasta que un día mientras dormíamos una gran bestia de la cual no
pude reconocer su especie, se acerco a nuestro refugio con la intención de agredirnos. En ese
momento todos nosotros estábamos aterrorizados, por nuestras cabezas pasaban pensamientos los
cuales eran muy negativos, como por ejemplo, el miedo de que nos atacase y finalmente nos matase
uno a uno.
En este momento de incertidumbre e inseguridad todos nosotros cogimos diferentes ramas que
teníamos guardadas en nuestro refugio y procedimos a atacarle, conseguimos matarlo pero,
seguimos sin reconocer su especie. No lo pudimos utilizar como alimento pero, sin embargo,
aprovechamos su pelaje y creamos diferentes prendas de ropa.
Cuando ya estábamos hartos de toparnos alejados de nuestros familiares y gente cercana, mi amigo
Luis tuvo la idea de recolectar cocos de palmeras y en la arena escribir con ellos la palabra: SOS,
con la intención de que algún helicóptero o avioneta que pasase por allí nos viera y nos socorriera.
Felizmente a la mañana siguiente unos jóvenes de entre 25 y 30 años que se encontraban haciendo
diferentes trucos con sus avionetas nos vieron y rápidamente vinieron a aydarnos, un acto muy
solidario por su parte.

También podría gustarte