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LABORATORIO 1

INTEGRANTES:
- Angel Yonathan Moza Cabanillas
- Benjamín Orlando Sandoval Andrade

Una aventura:

Recuerdo aquel caluroso verano cuando mi grupo de


amigos decidió hacer un campamento en el bosque.
Estábamos emocionados por pasar unos días rodeados
de naturaleza y disfrutar del aire libre. Todo iba
perfectamente hasta que un día, mientras exploraba el
sendero junto a mi amigo benjamín, nos encontramos
con un problema inesperado.
De repente, nos dimos cuenta de que nos habíamos perdido. El sol estaba
desapareciendo entre los árboles y la oscuridad comenzaba a cernirse
sobre nosotros. Ambos estábamos nerviosos y no teníamos idea de cómo
regresar al campamento.

Tomé mi teléfono para llamar al grupo, pero rápidamente descubrí que


no había señal en ese lugar apartado. Esto solo empeoró nuestra
situación, ya que no teníamos forma de comunicarnos.

Decidimos caminar en la dirección opuesta a la que habíamos venido,


esperando encontrar una salida. Pero cada paso que dábamos solo
parecía alejarnos más y más del campamento. Los nervios se apoderaban
de nosotros y pensé en lo aterrador que sería pasar la noche perdidos en
medio del bosque.

De repente, escuchamos un ruido a lo lejos. Era música lo que se


escuchaba.
Corrimos en esa dirección y, efectivamente,
encontramos un pequeño grupo de personas.
Aunque no sabíamos si nos ayudarían a salir del
bosque o a encontrar a nuestro grupo de amigos.

Avanzamos junto a ellos durante un buen tiempo


hasta que, para nuestra alegría, divisamos la fogata del campamento en
la distancia. Habíamos logrado encontrar el camino de vuelta.

Cuando llegamos, nuestros amigos nos preguntaron dónde nos habíamos


ido. Les contamos nuestra odisea y nos dijeron que no debíamos
alejarnos, y comunicar si nos separábamos, para evitar situaciones
peligrosas como esa.

Fue una lección que aprendimos de la manera más difícil, pero ahora
entendíamos la importancia de la comunicación y la seguridad cuando
estábamos en lugares desconocidos. Aquella noche, en el campamento,
compartimos risas y cuentos junto al fuego, agradecidos por haber
superado nuestro pequeño gran desafío.
Desde entonces, siempre recordamos esa anécdota como una historia de
superación y aprendizaje en nuestras aventuras en la naturaleza. Nos
enseñó a valorar la importancia de estar juntos y seguir adelante, incluso
en los momentos más difíciles.

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