Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La mayoría de las regiones registrará una desaceleración este año con respecto a 2022 y las
señales de recuperación para el 2024 son pocas, según la conferencia de la ONU sobre comercio,
que pide reformar la arquitectura financiera mundial y un cambio de políticas de los principales
bancos centrales.
La economía mundial está en una encrucijada, donde las trayectorias de crecimiento divergentes,
el incremento de las desigualdades, la mayor concentración de los mercados y el aumento de la
carga de deuda nublan su futuro.
Frente a este sombrío panorama y para evitar una década perdida es necesario cambiar la
dirección de las políticas, incluso las de los principales bancos centrales, e implementar las
reformas institucionales prometidas durante la crisis derivada de la pandemia de COVID-19.
La UNCTAD explicó que la recuperación tras la pandemia es divergente, con algunas economías,
como Estados Unidos, Japón, China, Brasil, México, India y Rusia, mostrando resiliencia y otras
afrontando grandes desafíos.
Motores debilitados
Al referirse a los principales motores de la economía mundial, especificó que pese al aumento de
las tasas de interés en Estados Unidos, la desaceleración ha sido mesurada y apunta a un aterrizaje
suave gracias a la solidez del consumo interno, a la disminución de la inflación, al alejamiento de la
austeridad fiscal y a la intervención monetaria activa registrada a principios de año.
El bloque europeo, por su parte, está al borde de la recesión, lidiando con un rápido
endurecimiento de la política monetaria y embates económicos en contra, con las principales
economías desacelerándose y Alemania contrayéndose.
De cara a este escenario, la UNCTAD aboga por combinar políticas fiscales, monetarias y de oferta
más equilibradas y plantea que se requiera coordinación entre las autoridades nacionales y
supranacionales para gestionar las presiones inflacionarias y garantizar la estabilidad de precios,
fomentar un entorno propicio para el crecimiento impulsado por la inversión, implementar
medidas para reducir las disparidades de ingresos, mejorar los salarios reales y reforzar los
sistemas de protección social.
También argumenta que será clave asegurar la sostenibilidad financiera y económica a largo plazo
y que el papel de los bancos centrales debería ampliarse más allá de las metas de inflación
impulsar el desarrollo.
La UNCTAD concluye con una llamado a los responsables de elaborar políticas a centrarse en
medidas que permitan a avanzar hacia una economía resiliente, inclusiva y estable que funcione
para todos.